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GÉRARD IMBERT

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REPRESENTACIONES DE LA VIOLENCIA
I! IMAGINARIOS DE MUERT~
EN LA QULTURA DE ~~..P-QSMODÉltNIDAD
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(UNA PERSPECTIVA COMUNICATIVA)


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Ilustración de cubierta:
JV, Diseño gráfico, S. L.

BIB!.t TECA · FUcso . E( ÍNDICE

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PRESENTACIÓN Pág. 9

..... _ '/-._...... . . INTRODUCCIÓN: DE LA CRISIS DEL VALOR AL VALOR DE LA CRISIS .... 11


['r'" ,. el)¡" .d(d~
I ~~ ~.-~-~--:..:.ÜY..>_- . _ 1. EL JUEGO CON LOS LiMITES .. 13
t,-,
..... -.. _--- ..__..._- ... - .. - ... 2. DE LA CRISIS DEL SENTIDO A LA PÉRDIDA DEL VALOR 18
ftl' '~"" •• 3. ESCENIFICACIÓN DEL RIESGO Y VIOLENCIA INFORME . 21
1/\.1 ~.L: t;j ..
... _.-..- .
. ••.• --.-'! •••••••

1. ENTRE EL DESORDEN Y LA GRATUIDAD: LA TENTACIÓN DE VIO­


LENCIA 25

l. EL JUEGO (EL AZAR) Y EL DESAFiO (LA MUERTE): DE LA NECESIDAD (LA REGLA)

~.. A40-r
A LA GRATUIDAD (LA PÉRDIDA) . 28
2. HACIA UNA LÓGICA DEL CONTRASENTIDO .. 32
e UT.
L '1"::::
~) ~~<,..6
'('.. !

3. LA CULTURA DE LO EXTREMO: TOMA DE RIESGO Y CONDUCTAS EXTREMAS


A) Del estrés al «pánico voluptuoso-
39
40

tr! i:lt. JltTJ:CA • Ft. "eso


B)
C)
Cuerpo-placer, cuerpo-máquina
Toma de riesgo, juego con la muerte
.
..
45
47
!- ' . _ -... ~.... ...J
D) Del juego con las reglas a la ausencia de reglas .. 49

Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido n. VIOLENCIA GRATUITA, VIOLENCIA LÚDICA EN LAS CULTURAS
por la Ley, que establece penas de prisión y/o multas, además de las corres­ URBANAS: DE FIESTAS, ANTIFIESTAS y AGUAFIESTAS 57
pondientes indemnizaciones por daños y perjuicios para quienes reproduje­
ren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en par­ l. LA CULTURA DE LA OCIOSIDAD .. 57
te, una obra literaria, artistica o científica, o su transformación, interpretación 2. LA FIESTA PERPETUA: LA «RUTA DEL BAKALAO» O CÓMO MATAR EL TIEMPO SIN
o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través MORIR EN EL INTENTO . 66
de cualquier medio, sin la preceptiva autorización.
3. LA ANTIFIESTA: CONDUCTORES-KAMIKAZE. A CONTRASENTIDO O LOS SENDEROS
APARTADOS DE LA VIOLENCIA .. 75
4. «CABEZAS RAPADAS» O CÓMO AGUAR LA FIESTA: DE LA ESTÉTICA DE LA VIO­
LENCIA A LA ESTRATEGIA DEL ODIO . 82

© GERARD IMBERT, 2004


III. DE LA REPRESENTACIÓN DE LA VIOLENCIA A LA VIOLENCIA DE
© EDITORIAL TECNOS (GRUPO ANAYA, S. A.), 2004
LA REPRESENTACIÓN: LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN FRENTE
Juan Ignacio Luca de Tena, 15 - 28027 Madrid
AL DESORDEN 89
ISBN: 84-309-4109-6

Depósito Legal: M. 27.757-2004


1. DE LA TRIVIALIZACIÓN A LA RITUALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA . 90

Prinled in Spain. Impreso en España por Femández Ciudad, S. L.


[7]
88 LA TENTACIÓN DE SUICIDIO

cosa, toman como objetivo lo que no tiene objeto sino el de negar


toda perspectiva.
¿Violencia inmediata, compulsiva, no reflexiva, como respuesta
a las agresiones mediáticas, al proteccionismo social, a la disuasión
política? Violencia hacia el «prójimo» que refleja sin duda un hacer IlI. DE LA REPRESENTACIÓN

sacrificatorio: aplicado a los objetos en el vandalismo, pero también


volcado hacia las personas, rebajadas a la categoría de objetos, de DE LA VIOLENCIA A LA VIOLENCIA

no-sujetos ... Violencia endógena, en ocasiones, autodestructiva,


reencarnación del enemigo interior, en la que la sociedad toda es DE LA REPRE-SENTACIÓN:

aquí lo otro. LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

En nuestra sociedad moderna, el estado de guerra es, pues, per­


manente, aunque sea virtual: se ha vuelto un elemento estructurante FRENTE AL DESORDEN

del «orden social»; pero el peligro no procede tanto de fuera como


intentan hacérnoslo creer algunos; está dentro: los integrismos de
hoy son la otra cara del racismo de ayer, de la xenofobia de siempre. Quisiera situar ahora el discurso sobre la violencia dentro de un
De la estética de la violencia a la estrategia del odio, sólo hay un tre­ marco más amplio que sería el del desorden: la violencia entendida
cho. Procuremos que sea una distancia insalvable y no caigamos en como fenómeno social difuso que abarca desde manifestaciones
la espiral de la violencia... simbólicas --que expresan un desafio de cara a la ley, unjuego con
los límites: manifestaciones, pues, que reflejan una ruptura con el
orden simbólico que rige toda sociedad- hasta manifestaciones
e de violencia fisica.
'IC Queda claro que es en tomo a una tensión entre orden y desor­
tito,
.-:. den como se estructura la vida social, y que la ruptura de ese equi­
'"ló librio puede conducir a manifestaciones de tipo anómico y dar lugar
'. a fenómenos extremos.
Trataré en este capítulo de la actitud de los medios frente a estas
manifestaciones de desorden, situándome más en los aspectos forma­
les que en los contenidos; es decir, en la escenificación de una realidad
producida parlen el discurso, de acuerdo con una perspectiva común a
la sociología del conocimiento y a la sociosemiótica, que considera que
existe una realidad discursiva construida en la práctica social.
En una serie de estudios aplicados al análisis del discurso de los
medios puse de manifiesto la existencia, en la prensa española de la
última década, de un discurso difuso en tomo a la violencia: glo­
balmente este discurso revela una espectacularización de la violen­
cia y contribuye a instaurar lo que he llamado «escenarios de la vio­
lencia»! Esta tendencia no aparece sólo en la prensa sensacionalista,

1 Gérard Imbert, Los escenarios de la violencia, op. cit., en particular el capi­


tulo 111, «La información de la violencia o la violencia del medio».
[89]
90 LA TENTACIÓN DE SUICIDIO
DE LA REPRESENTACIÓN DE LA VIOLENCIA A LA VIOLENCIA... 91
sino también en la prensa seria, en la que se puede entrever una clara imagen de marca- y cuyos agentes principales son los medios de
fascinación por las manifestaciones de desorden.
comunicación.
La actitud de los medios refleja, pues, un discurso fundamen­ Hoy la violencia como fenómeno trivial -hacer y aparecer
talmente ambivalente que vacila entre una actitud de principio, que (look)- se ha extendido a los géneros de ficción (las series televi­
obedece a la necesidad de un consenso (es la voz de la razón), y una sivas son claro ejemplo de ello) y también al discurso social (v.g.,
inclinación hacia una representación dramatizada de la violencia en la publicidad: véanse las campañas de Benetton) y a los códigos
(es la voz de la pasión) tendente a narrativizar lo social. Entraña va­ sociales (como, por ejemplo, la moda de una cierta «agresividad» en
rios discursos:
el mundo de los negocios), sin hablar de la imposición de unas
«panoplias» de violencia en algunos géneros de la cultura de masas
- Un discurso de orden que, de acuerdo con un hacer neguen­ (rap, tags, videoclips o videojuegos) que consagran unas formas
trópico, intenta introducir orden (aquí, discurso) en el desorden del violentas. .
mundo (en los hechos, los accidentes de la actualidad), evitando así La prensa no escapa de este proceso de puesta en imagen, aun­
una desorganización del mundo; es un discurso que lucha contra la que en menor grado que los medios audiovisuales. Son patentes, en
pérdida de energía, en una lucha sin fin contra la incertidumbre de la efecto, en los medios escritos, unas verdaderas estrategias visuales,
historia, la imprevisibilidad de los hechos; este discurso obedece a que abarcan tanto el texto escrito como icónico, que sobrepasan a
un hacer ordenador.
veces las intenciones de los productores de la información y pueden
- Pero hay otro discurso frente al desorden que puede caer en
incluso contradecir el discurso escrito. Éste ha sido, en la década de
una representación mimética de la realidad y alejarse así de la refe­
los ochenta, el caso del diario El País, donde coexisten un discurso
renciación objetiva de los hechos, contribuyendo a instaurar un dis­
escrito -discurso editorial de la racionalidad, discurso canónico del
curso subjetivo, modal izado, más o menos dramatizado: un discurso
periódico-- y un discurso icónico, propenso al exceso, fascinado
e de la violencia en el que se manifiesta una violencia de la represen­
por el secreto, llevado por la tentación de lo invisible (lo íntimo, lo
,.c:: tación en la representación misma de la violencia.
.".... inconfesable), discurso periférico que puede caer en un discurso
""'"
'11" anómico, de tipo mimético, tentado por la reproducción de la vio­
'"
,,4 lencia social.
l. DE LA TRIVIALIZACIÓN A LA RITUALIZACIÓN La paradoja informativa sería la siguiente: la violencia ha desa­
DE LA VIOLENCIA
parecido en cuanto categoría informativa (véase la supresión de
secciones dedicadas a los sucesos en los periódicos de referencia) y,
La hipótesis desarrollada aquí es que la violencia funciona como sin embargo, vuelve a aparecer de manera difusa en casi todos los
metacategoría, que contamina otros temas y, como expresión de hechos de actualidad. Emerge como una especie de metacategoría
una cultura de lo excesivo, tiende a imponerse como código. Des­ social con su peculiar código, que puede caer en el sensacionalismo:
pierta reacciones de miedo, e incluso de pánico, ellas también difu­ el sensacionalismo entendido como visibilización excesiva de la
sas. El papel de los medios de comunicación sería el de identificar realidad y dramatización del relato, es decir, exacerbación a la vez
estas manifestaciones, de hacerlas visibles, de ponerlas en imagen e descriptiva y narrativa. De ahí la confusión y amalgama que se
inscribirlas en un proceso narrativo.
puede producir a posteriori en la lectura semiológica de la realidad
Al imaginario del miedo contesta la que podíamos llamar un entre diferentes tipos de violencia que aparecen bajo el signo del de­
imaginario de la violencia que, de alguna manera, «domestica» la sorden (de la ruptura del orden): accidentes (violencia menor) o
violencia, dándole forma, pero que puede a su vez cultivar, o des­ catástrofe (violencia mayor), ya sea ésta de índole natural (cata­
pertar, ese imaginario creando una imaginería: imágenes estereoti­ clismo), política (crisis, golpes, guerras) o social (manifestaciones,
padas y recurrentes en tomo al tema. Esta imaginería participa de un huelgas, protestas).
proceso general que calificaré como iconizacion de la cultura, ba­ Tras todo ello estaría el miedo difuso al contagio, a la contami­
sado en la imagen -imagen gráfica, literal, pero también simbólica, nación por la violencia: a la epidemia (epidémos es, etimológica­
92 LA TENTACIÓN DE SUICIDIO DE LA REPRESENTACIÓN DE LA VIOLENCIA A LA VIOLENCIA ... 93

mente, el peligro que circula, que acecha al pueblo), miedo a la


desestructuración, a la pérdida de la cohesión social. La prensa, en ¡ J. CAVEltTA/liY, N ...... Yark
Un jo't'en d8nudo cae desde lo
Mejor cuanto pierta.Do~
priIMr inleráinf~=='
.kII.'''..·'.'

un ..........,
"

cuanto discurso, actuaria como elemento unificador a nivel pura­


mente formal: mediante descontextualizaciónlrecontextualización
r
l
alto de un eclilfJtio en llamas. JOI­
peMdoIe como UD muAecoiner­
III QOnlraLas protubn'anóu de 1011
r.cMda y chocando fmalmcnte
más fuerte cidn_ de dtcuIId6n o
_ .. otro po. ca¡>ltalo ..
ludmarude lIOJlIridad ea ....

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das y Irandel 111m. . . . . q'DI

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'Obre el ... falto. Un perro rott­ captan at..-ooa, droltal y dlwr..

impone el mismo tratamiento formal a fenómenos que no tienen weñer lritun el brazo de una
mujer q.. UOI'II dnespend.m.· _!--os desastres merereol6gicos y los 5O&«lrren~.U'e ~
na! '1 dtpcndjc!atcs.
nada que ver entre sí, sino precisamente su dosis de violencia, su ca­ te pidiendo &yuda en nno .1 in­
diWluo qur CSÜI gnblll..so la C!I­ accidentes reales a1canzaD SU máxima El aUléatico poder de eItClI

riz accidental. En este sentido sería el último gran discurso ideo­ cena. MUloPCl!l de e:1llpec:lAdcres
audiencia en la televisión de EE UU
ducQ60 • ""te
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...... -_. -........_.


de EE UU disfrutan" vez -"'Ioo_~

lógico (aunque articulado en las formas más que en los contenidos), mU ron imtI.~ de \'ioleac:&a
,..¡ """",1M dooori\.u'
...... íljoilo teoI.y oIcq• •I!)iO­
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Il""""'do ... porf...,;oo el .....nudaw..IaFoJlipl'OSl'&lftÓ ruyoria de . . . . . . . lII6Il


un último metarrelato para retomar la expresión de Lyotard-, que eaptadu cn-"y~ dolDQilico
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........... AlejondroA_ loe. ClpccWa. lit"lados CMIUo
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ItQIU~TuU."'~ iJlilCt. . Io.r.....,·ya..abpl­ ~

colmaría la decadencia de los grandes discursos explicativos. r8de EE VV, qUll"delcu.bricron.


q.. _ _
oióodo bnlto/~ 11.......,'
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hace. . . llIl mina dt oro de 101 c:adoo.por" _ .... _ Hay
....... _,

d;.u"w U de ....
.. 11

Al mismo tiempo, los medios contribuyen a trivializar la vio­


,ftllUy ,¡:Ilow, )1 101 acciclePla ""'"" ........ pomosraRo.
=~":.t •. t~ 1"

lIlIIlOO._"'IM__
1

co¡Ddoo... _ - , ... ... _ _ _ bu-

lencia. De tanto representarla, escenificarla, acaban produciendo

lin apollando ahora mú que


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... ¡~ ... _IlOl. ....
COIDO eatNtmimJeoto doceDU
vio­
lUdo UIIB. DOta de go­

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Iuf..-.l/ul polIIloo,

1,1

...... oufIoldRuo y m_o ... _Loo_III -.


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'IJI~I
una saturación que convierte el acontecimiento en suceso y la his­

toria en actualidad, a la par que rehabilita el suceso y lo reinyecta

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EJ ..,.co de mU hito en la
oill_"'EEUU
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...._.E1 ......... q.. 1o

_ IlillUOI'OI6"_ JOD tMnbiaIl


muy popuWoa, y OD EE UU _ _por 1M""'"
(propuau qUll"le diltribU)'ft •
como código en la información, estableciendo un verdadero ritual de
da101 de cmilaru 1oori.1a) •

la violencia. _1o
UQO __ .S...- ...
flqr;ro títraIIIdo b8I TV, '110

UdII coIecc:ióD dtWleoaCXJD"


Esta proliferación de imágenes también se refleja en los com­ - .... .;...p¡o.......... q. . .

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...,...-o ... _
tiradelde1lb1n'i6o)lUOM_
.tn .. ,IIIIII!
portamientos sociales con la multiplicación de actuaciones descon­ de J~
__ 1INl TY ece
deCllCtUOlU.
por 1
1
troladas. Durkheim desarrolló el concepto de anomia para describir loa e-JI 1DÚ recon::idoI e tu.... (
estos comportamientos al margen de la ley, que aparecen en perío­ clitot,
UftOlOIC
uo e¡MocIio'" q..
1IILpoIttI ..... I
~.
dos de ruptura histórica, de crisis de los valores sociales, de tamba­ QOylle1ottroc:utaOOlll
dcspolomliodote IJ nito . . . "
II1II altun de 20 .-tJ'OI;.
leo de la identidad colectiva, períodos en los que el sujeto rechaza el _ ... ~,..¡ ..
dad CI . . aciume q.. cuaJo
modelo heredado, ya no está conforme con el entorno (social, ideo­ qwer dIamI eDI&)'lMio. yaWlqUlt
_riel como U trillan di
1OIpicu'" 01_ _,
lógico) sin poder tampoco manifestar su disconformidad en términos poaiIDdoIe _ de l. c:oóIi­
ca &(:Ci6n. DO bay Dadl como
racionales, sin poder llegar a construir un discurso alternativo. De ~ IlituM:1ona tnu:nYiti­
eudewadM.
ahí manifestaciones fuera de la ley, que pueden incurrir en actua­ U.. _ _ " ' I o ~ -
cia q. ha cobndo CIIUI I:ipode
ciones violentas, aparentemente gratuitas. --",," .. El! UU lo dlo .. ca­

Hoy, los fenómenos de violencia anómica se multiplican (el _.. _IM._ . .

dena FOI. el puado . . de.no­


YiembR. durut.c.lu.IIIIDIUIiII;:I.
tele'Yisl6n para UtermiDlt loa
vandalismo o gamberrismo es el ejemplo más visible) y nos pode­ pno:;.. ..... publicido4. Ea_
mos preguntar si lo anómico no predomina sobre lo canónico, lo
que no deja de reflejarse en la información. Se produce, pues, en el Documento 12. La fascinación por el accidente
régimen del ver mediátieo, una institucionalización de la violencia (El País, página interior, 7 de enero de 1997).
como referente que produce una ritualización de los hechos vio­
lentos.
do. A diferencia de éstas, el rito, en la sociedad moderna, no pro­
¿Tiene algo que ver esta ritualización con las prácticas cere­ cede mediante identificación primaria (reacciones de adhesión, de
moniales de las sociedades primitivas? Mucho, seguramente, en fe), sino que se manifiesta a través de identificaciones secundarias:
sus manifestaciones externas, pero poco en su significado profun­ son identificaciones con las imágenes (las representaciones), con el
aparecer (lo «impactante») más que con el hacer (los hechos), de
acuerdo con una lógica de lo espectacular que produce «efectos de
2 Jean-Fran~ois Lyotard, La condition post-moderne, Minuit, París, 1979 (edi­ realidad» y puede llegar incluso a insensibilizar ante la violencia
ción española: La condición postmoderna, Cátedra, Madrid, 1989). real.
DE LA REPRESENTACION DE LA VIOLENCIA A LA VIOLENCIA ... 'J)
94 LA TENTACIÓN DE SUICIDIO

El espectáculo de la realidad (la actualidad transformada en se­ lencia se vuelve aquí sujeto sintáctico y actancial; cual Saturno
rial), el carnaval de las imágenes (televisivas, en vídeo, publicita­ aparece como devorando a sus hijos, ilustrando claramente esta
rias), las imágenes trivializadas de la historia (ya sea ésta colectiva: idea de tributo simbólico que paga la sociedad al orden (Docu­
docudramas, o individual: reality shows) sólo nos ofrecen episodios mento n." 13).
puntuales, relatos fragmentados y repetitivos. Ya no hay relato uni­ tJ
ficador, grandes mitos colectivos, metarre1atos capaces de dar cuenta g¡.. La violencia se cobra dos nuevas víctimas
if
de la violencia, de conciliar las pulsiones contrarias en el imaginario .AIIIlW'lte de un tr."aJ.dorde RrlllO:'Ill lINn-
MICDftId. ctll! I n , " " rKi ...." ni enl'nI..
PSOE ekYlln" IonIUI .r....6Un d"rrio
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.. ro4Inido
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GnÑOMl H . . ' .......
~ por" proce­

colectivo. mlt1ltOll ro ... G_rdle el,"))' l. a.ro tn·


bljldor en PortUlIIf'tt 'ni,1m .Ienl.do COI!
'loInda" ma....-sd'..erut, ....... ti renI-
I.do 111)'.Ahloni eere C'HO '1U1-.nIfe
se de rK'ObTttHM!
FtIi. PdI, '"
trfal Ea el cno ..
ridl•• lit .. 1. . . .
La violencia ha perdido su sentido, la muerte su valor reveren­ bolrlll:ll In(udl.rlu un',. an lonl 4el .... GGftZ.IoRm .. IlWO .. "'rtl rand.poMIkllqM' rlPútlV.. ee.

cial, y, con ello, hemos perdido el sentido -aunque sea pagano-­ FaUece otro

de 10 sagrado. He ahí la dificultad para controlar el flujo de los he­ herido en el

chos y de los discursos. A la economía de la violencia de las socie­ atentado de

dades premodernas que todo 10 codificaban, que sabían contener la Portugalete

violencia, pero también darle cauce, que generaban una violencia rl!li~ Pena, de ~'; RlIQ!,miem­
bro de l. Unión General de
«parsimoniosa» (selectiva, de fuerte carga simbólica y función ca­ Trabajadores (UGT). ralleció
a la,' tres de la larde de ayer a
consecuencia de lu huidas
tártica), ha sucedido hoy una proliferación de violencia, un desbor­ ~urrida~ en el atentado del J'ta·
vado día 25 contra la Can. del
damiento del régimen de producción y reproducción de la violencia, Puehln de Portugalete, donde
fueron lanudos vanos cti<-'...·
caracterizado por su visibilidad: una violencia viral, serializada, I~J m(lÚ)t~~·
En el momento del atente­
desimbolizada. do, Félíll Pe"a, sonere, lraba­
jador de A~lillenu F.~panole'
en Sesteo. tomaba unos VinOS
Trivializándose, transformada en espectáculo, es como la vio­ en el bar de la Casa del Pue.
blo cuando un cOCt~1 mnlv,or
lencia se desacraliza. Ya no queda entonces sino 10 que René Girard' e~lalló 8 BUS pies y l~s llamas
prendieron en sus ropas.
llama 10 sagrado impuro: una violencia exclusivamente negativa, f'e"~ surrllt. grnu quema­

duras en el ~O~.~ de su cuerpo

destructiva, anómica, que los mass media asumen como una especie }' .eri... IC!liDnc. ¡nlern".

corno conseecencra de la 111'

halaciÓTl de humo provocado

de tributo que hay que pagar a la modernidad: al «progreso» de la por el incendin, por In que se

le h.bla ,..r,chcado una Ua·

economía, al «avance» de la historia. queotomfa que no :surtió efec­

tos sausfectcrioe. Poco anles


Un V1!IIgOn de Rente _ció .,.. IIObre un p-.o • nMIII en AeInoU,
¿Qué hay tras ese escenario de la violencia? ¿La vuelta de una ló­ de ~u muerte fue inlervenido

inrrllCluQumenle en el hospi.

gica del sacrificio: el sacrificio como inmolación y puesta en espec­ tal de Cruces (Vizcaya) para

efectuarle injertos de piel.

Cinco Jóvencs del denomi­


Los sindicatos convocan paro general
táculo de esta inmolación a través de una ceremonia? ¿Es ésta una
manera de inmolar a la Modernidad sus miles de víctimas: anónimas
nado grupo Mendekl) recono­
creron el p:lladO lunes ante el
jnez , que ordenó su ingre!Klen
pri~ión, ser los eutore s del
en Reinosa por la muerte de 1Dl obrero
p: dondeel trt.bajador se refuPó.
unas (en las noticias de suceso), ilustres otras (en las noticias de pri­ atentado. A consecuencia de
evte hecho murió el dia 28
La inhalación de humo tÓJlico
fue, según el parte médieo, la
hiciera eetc de presencia. ror l.
maftana fue que.mado un v IBón aunque en IIlJUIIOI de eJOs: boles
"'hría Tcru~ Torrano y otras caUla de la muerte de Gonz.alo de Renre en Un paso a nivd, cnr­ ti,ur. l. inscripción ·Ulilinr
mera)? ¿Una manera de compensar 10 que algunos han llamado la trcs penona. permanecen in­ Ruiz Geeela, lrabajador de Rei­ lanoo l. carretera, y se cnLZUQn sóloen espaooalibrn. abiert0l1
llrcsadas. nnu que hilhla resunedo herido IraYieSU !!obu las vln. l.05 sin­ bien airead03l-. Tres vecea rue
muerte de 10 social, el fin de la historia? ¿No decía Hegel que el pe­ Ilerri naluuna e.presó
.•yer \U umb \mccr/t condo­
en los incnlcntca del Jueves San­
(o ce 00 y I1(',T h:m convoca­
dic;l.to~ han redido la di:ni5ióll
del lIlini~tro del Interior, del di­
dado de alta anles de quedar in­

8re~ado definitivamente en el

riódico es como nuestra oración diaria? Sólo el rito es capaz, en efec­ lenoa" por la muerte de l'cI~.
)' el deseo de una proma recu­
do para hoy UII minuto de silen­
cio en toda E1p3fta )' huelia se­
rectoe de la Guardia Civil y del
delegado del Gobierno.
h(ltpital MarqDél de Valdeeilla.

Los cuatro lIIentel que mlerv;·

to, de domesticar -aunque sea para e1iminarla- esta ambivalencia peratión de los. heridos. ·Cl)n
fa csperanu de que hechos
Ileral en la comarca de Reinan
l.a localidad clntabra Vivió
Gonulo Ruiz. resullÓ fuerte­
mente arectado por ta inhalación
nieron en el incidente que aJCctó

al trabajador rallecido han .Mlo

condcnablu de esta naturale· ayer una jornada de tenlión, de eloruro de zinc coolenid(l en inleNOIaciol. pero no laOOmla·

frente al desorden, esta atracción/repulsión hacia la violencia... 1.11 no vuelvan a rcpc:llne jR­ pricliclImente ai~lada con barri­ 101 C\!alTO botes que I.nh~ la d01l. P''''I!

fl1aS~. P'tl. UI cadall. ~in 4ue la Guardia Ovil Guardia Cil/il al interior delgar•. Editorial '"11 la ,qt.- l'

«La violencia se cobra dos nuevas víctimas más», reza el titu­


lar de un diario. Mediante una personalización del objeto, la vio­ Documento 13. Representación de la violencia/violencia
de la representación (El País, portada, 7 de mayo de 1987).

3 René Girard, La violence et le sacré, Grasset, París, 1992 (edición española: La


violencia y lo sagrado, 3." ed., Anagrama, Barcelona, 1998).
96 LA TENTACIÓN DE SUICIDIO ;~ DE LA REPRESENTACIÓN DE LA VIOLENCIA A LA VIOLENCIA... lJ7

2. LA «PARTE MALDITA» DE LA INFORMACIÓN: alimenta de los accidentes históricos (la Historia con mayúscula y
EL VOYEURISMO INFORMATIVO las «historietas»: los sucesos).
La violencia, tal y como viene representada, construida en los
El discurso periodístico, a la par que produce orden ---como or­ medios, sería una exacerbacíón del accídente (de lo accidental):
denador de estructuras informativas-, no deja de reproducir de­ algo así como una consecuencia directamente derivada de la lógica
sorden. El desorden vuelve siempre, como vuelve en cualquier dis­ informativa, su parte maldita, para retomar el término de Georges
curso lo reprimido, de manera adyacente, a través de la imagen, por Bataille", algo que genera en exceso hasta producir saturación; algo
ejemplo, produciendo más de un bandazo hasta en la prensa de re­ que «sobra», algo ineludible (inevitable, incuestionable), pero con lo
ferencia (Documento n." 14). que no se sabe qué hacer, que cuesta asumir como valor (objeto de
intercambio).
Protestu ea BrIIslL las. autoridades brasileñas han dado
Así como hay una parte excesiva pero irreducible en el hacer so­
marcha atrás en IU intención de aumentar los precio, del trans­
porte: público deSpuél de la violenta jornada de protesta de la.
cial (violencia gratuita, conductas anómicas, muerte, suicidio, sexo
que fue escenario Rio de Janeiro durante el martes pasado. Mi·
llares de persones ocuparon el centro de la ciudad. quemaron
duro), hay una parte sobrante en el discurso periodístico, un «fuera
ButobUJCI y se enfrentaron a la policía. Hubo al menos 60 heri­
dos y se praclinron unu 90 detencíonCI. Diecinueve autobu­
de campo», la parte invisible de la actualidad, su otra cara de alguna
ses fueron mceedladoe y otro medio centenar quedaron prácn­
l;amcntc deatroaedoe por las pedradas. Ayer. después d..: que manera, su parte indecible, el reverso privado del discurso público.
un juez. anulara la orden de subida del trensporte.Ia calma vot­
vió a la ciudad. La fotograflll muestra el momento en el que la Como todo discurso social, el discurso periodístico está condi­
poIida detiene B una persona. ....... ,
cionado por lo indecible (lo qde escapa de la visibilidad social), por
todo cuanto aparece como moral y socialmente inconfesable, lo se­
creto, lo prohibido, lo inefable. Hay cosas que no se pueden decir ni
hacer públicamente y que, sin embargo, fascinan y vuelven siempre
en el discurso social, aunque sea de manera implícita, latente o su­
bliminal. ¿En qué medida los medios de comunicación se hacen
cargo de esta parte maldita hasta llevarla a su extremo, instaurando
un régimen del ver -basado en un ver excesivo-- que conduce a
una pornografia generalizada de la cultura?
El sensacionalismo sería la exploración de esos espácios, la es­
cenificación de esa parte maldita, de esa otra vertiente del discurso
público, al margen de la visibilidad social, que traduce una fascina­
ción por lo íntimo, una ventilación del secreto, una complacencia en
el ver que incurre en el exceso, un ver demasiado, que es la defini­
ción misma de la obscenidad. El discurso sobre la violencia coincide
Documento J4. Representación
así, pues, con el discurso sobre el sexo. Los dos se juntan en la
de la violencia I violencia de
prensa sensacionalista en tomo a las tres «S» (sexo, sangre, sensa­
la representación (El País,
cionalismo), siendo la muerte el colmo de lo inefable, la tentación
portada, 2 de julio de 1987).
suprema de lo indecible.
Hasta la prensa más seria, la que normalmente se atiene a lo de­
El desorden, en realidad, aparece en el origen del discurso in­ cible (a lo que está regido por el inter-dictum social), cae asimismo
formativo, bajo la forma del accidente: el accidente como algo que
interrumpe, perturba y, al mismo tiempo, alimenta la cadena sin­
tagmática. Hay aquí una necesidad de tipo cibernético inherente al 4 Georges Bataille, La part maudite, précédée de La notion de dépense, Minuit.
sistema informativo: el discurso de la actualidad se nutre y se retro- París, 1967 (edición española: La parte maldita, Icaria, Barcelona, 1987).
98 LA TENTACIÓN DE SUICIDIO
DE LA REPRESENTACIÓN DE LA VIOLENCIA A LA VIOLENCIA ... 99
en la tentación de lo indecible, en las figuras del secreto en sus di­ riódico a proceder mediante metonimia, desplazando el objeto del
versas manifestaciones: ya sea lo íntimo (véase, en los ochenta, la ver, remitiendo simbólicamente al «ojo» del periódico --en térmi­
cristalización de la prensa española en los aspectos privados de los nos semióticos, a su competencia modal, a su poder-ver- (Docu­
personajes públicos: banqueros, políticos); ya sea el conflicto en su mento n." 16).
vertiente familiar, conyugal (patente en la prensa rosa); o la muerte
como imaginario, que se ve abolida como valor, remitida a una
iconografía morbosa (Documento n." 15). Esta visibilización de lo
indecible revela por parte de los medios una clara incitación a la
contemplación morbosa.
Llamaré «voyeurismo informativo» a esa tentación en la que cae
la mirada mediática: un ver por ver que puede degenerar en mirada
perversa, mirada que acaba anulando el referente, que traduce una
pérdida de contenido, una fascinación intrínseca (por el acto de ver
más que por el objeto de la mirada). Mirada «desviada», que puede
incurrir en una representación de lo invisible, y lleva a veces el pe-
i • Un funcionario
acusado de soborno
se suicida enEEUU
ante las cámaras
,..GENCIAS, HUTlsHra
El secretario del Tesoro del Esta­
do de Pensilvania, Budd Dwyer.
" se suicidó ayer en Han-isburg
ante las cámara s de relevision.
durame una conferencia de pren­
sa que había convocado para
anunciar su dimisión )' defender­
se de cargos de soborno por los
que fue juzgado.
Uno de 108'-manoo de l. ""'..... MI le _ten. del domicilio donde permanece .._
DELMI ALYAAEZ
con IU lomID•.

Después de proclamar su 100­


cencía en una larga declaración
que leyó ante los periodistas,
Dwyer sacó un revólver, puso el
cañón en su boca y dijo a los pe.
La nunca vista
nodistas que se hallaban en la
primera fila: "Quédense lejos. Una mujer deforme y con larga barba ha sido rescatada
Esta 00'3 puede herir a alguno",
Inmediatamente después dispa­
tras estar encerrada 26 años en su domicilio de Cangas
ró el revólver.
Dwyer, de 47 años. fue decía­
rada culpable. junto con Roben
Documento 16. Representación de la violencia / violencia de
Asher, de conspirar para aceptar
sobornos de una empresa cabfcr­
la representación (El País, página interior, 15 de abril de 1989).
niana en un concurso para la
compra de ordenadores por va­
lar de 4,6 millones de dólares
(59S millones de pesetas), Dwyer
también estaba acusado de frau­
de postal y perjurio Este voyeurismo o exacerbación del ver se hace patente en la
Un momento ames de sacar el
revólver, Dwver llamó al secreta­ publicidad, traduce una especie de redundancia enunciativa en la
rio del Tesoro en juncionea a su
lado y le erur egó unos sobres que el mensaje acaba escenificándose a sí mismo; como decía grá­
que, según dijo. ccnreman In s­
rruccrones par a que fueran leídas ficamente Jesús Ibáñez de la publicidad: «el producto se anuncia a sí
"más tarde",
Hoy debía dictarse sentencia mismov'.
en el juicio de Dwyer, quien po­
dia haber sido condenado a más
de '5 años de cárcel

Documento 15. Representación de la violencia / violencia de

5 Jesús Ibáñez, «Una publicidad que se anuncia a sí misma», Telos, n." 8,


la representación (El País, página interior, 23 de enero de 1987).
Fundesco, Madrid, 1985.
DE LA REPRESENTACIÓN DE LA VIOLENCIA A LA VIOLENCIA 101
LA TENTACIÓN DE SUICIDIO
100
El voyeurismo aparece claramente en la visibilización de 10 ín­
timo y puede traducirse en términos enunciativos en esas fotos en
El distinto destino de dos 'kamikazes'
Un presunto 'piloto homicida' permanece en prisi6n mientras que otro acusado
las que el ojo de la cámara persigue el objeto, a pesar de los obstá­ de un hecho idéntico ha quedado en libertad bajo fianza
culos, más allá de las pantallas que se interponen (simbólica o fisi­
lESOS CUYA, MaüW de Getafe decidió el encarcelamiento de José
camente). Ejemplos de ello son esas fotos tomadas con teleobjetivo, Un juez de instruccilm de Madrid decreté que Agustln Parra Barrios, encausado por UD hecho
a través de una ventana, con un efecto de zoom, en picado (Docu­ José Antonio Garda Castro, de 50 años, presunto
pUolohorrUddt1 causante de la muerte de UD auto­
similar. Eata situación dispar obedece tal vez a
los distintos criterios de uno y otro juez a la hora
mentos n.OS 17 y 18): visiones fugaces, poco referenciales, como ro­ movilista. quedara en libertad bajo fianza de de aplicar la legislación, en la que los juristas esti­
500.000 pesetas. El juez de Instrucción número 2 man que hay Iagruuu en relación con estos casos.
badas a la realidad, ofrecidas casi confidencialmente alojo del es­
José Antonio Garda Castro, el
pectador a través del recuadro de la ventana semiocultada por presunto conductor suicida que
visillos en la que el objeto es visto como a través del ojo de una ce­ en diciembre pasado causó la
muerte de otro automovilista en
las proximidades de La Florida,
rradura. se encuentra en libertad, tras pa­
gar una fianza de medio millón
ED scdlIo ctlIIlnrio- B juez de ónsuua:i/Jft - 10 do de pesetas, según su abogado,
Madrid. Carlu. Oran.dos. dicló .yer aUlo ele prilliOa c:astn José Luis Suárez Benito.
Joté AInOfttoGlI'da CPtro, .-a.-lo de:M1' el e........ deI aa­ El 4 de diciembre del aJlo pa­
cidente ~ el ~ vIcmeI costó l. \1'1" • A,,- V8IIDCía
SID Andrés ea l. alrtc:rria M-.drid· CondlL o.da CaItrO sado, José Antonio GarcIa Cas­
....- que _aba • """ dad. en _ - - . . tro, que pilotaba un Volkawagco
eullndo le eslrdtó. en d lriLtJmm'O t2.400. CIXIb"8 ... ~ Golf, se estrelló contra UD turis­
~ por la vtctJma. Loa méebCOl no autoriaD" ~ mo Wartburg y produjo la muer­
det supunto'P'IatOwK.'lda. ~ sufrió hen<laI....... A..,.a»­
a_
,........ en UIUI habiladón dell1osl>dal de Madrid.­ te a su conductor, AgustlDValen­
aparece en la (C7fOII'aIIL ..... D cia San Andrés, de 37 aIIos. El
supuesto causante del accidente
circulaba hacia Madrid por los
carriles del sentido comrarío.
Garcia Castro, disellador de
joyas. sufrió traumatismo era ..
neoencefálico y fractura de UD
antebrazo, por lo que fue hospi­
talizado en el ClInico de San
Carlos. donde estuvo recibiendo
asistencia hasta poco antes de la
pasada Semana Santa.

Imprudeoda temenria
El juez encargado del sumarie
decretó inicialmente la prisión
preventiva del supuesto conduc­
lar suicida. que permaneció en
esta situación durante el tiempo
ca que ¡,;.¡tUIWO hospitalizado.
Pero a finales del pasado marzo
ordenó la libertad de García
Castro bajo fianza de 500.000 pe­
setas, pese a que el abogado del LUlll""
fallecido Agustín Valencia recu­ José An'onlo a.-e1a eUlro. lologrolledo.. el hoopnal el 8 de dlc_b....
rrió tal decisión.

Documento 18. Representación de la violencia I violencia de la repre­


Documento 17. Representación
sentación (El País, página interior, 20 de mayo de 1988).
de la violencia I violencia de

la representación (El País, portada,

7 de diciembre de 1987).

DE LA REPRESENTACIÓN DE LA VIOLENCIA A LA VIOLENCIA... 103


102 LA TENTACiÓN DE SUICIDIO

Aquí la intensidad del ver se acentúa precisamente por los obs­


táculos que se interponen y, al mismo tiempo, como en la visión vo­
yeurista, intensifican la relación entre el sujeto y el objeto del ver. El
cristal desempeña a la vez un papel de transparencia y opacidad que
se traduce en términos fotográficos por la borrosidad (el flou de la
foto), como algo que se proyecta en una pantalla en su doble función
deframe: encuadre (que localiza) y recorte (que excluye), es decir,
proyección de un espacio simbólico (de representación) que va más
- """,..,,,..,"',:.;,"""'-- _ t ....".,.l
L·· ..

allá de lo visible y decible.


En otras «escenas», la mirada se vuelca en la realidad y, de tanto
representarla en su crudeza, la anula como referente social: imágenes
de cuerpos mutilados, desnudos, que establecen una relación morbosa
con el objeto, como fue patente, en España, con ocasión de la muerte
del torero Paquirri, cuya foto de agonizante medio desnudo con las
vísceras al aire, dio la vuelta al país y «alimentó» la información de
todos los medios informativos durante meses. No insistiré aquí sobre
las connotaciones erótico-simbólicas del mito del torero".
Hay en esta representación de la violencia (sea política o no) una
violencia formal (ligada a la construcción de la realidad), una violen­
cia simbólica cuyos modos de imposición son invisibles, violencia del
medio que culmina en la representación de la muerte: la muerte como
forma extrema del desorden, la muerte como figuración perfecta de la
violencia. Esta violencia se puede analizar, en términos de compe­
tencia, como un poder-ver excesivo, como un abuso de competencia
que puede ir contra el querer no ser visto del sujeto representado
(Documento n." 19). Figura el choque entre, por una parte, un derecho
formal--derecho público: derecho a la información- y, por otra, un
derecho de índole privada: el derecho a la intimidad.

3. SUCESO Y TENTACIÓN DE DESORDEN.

LA FASCINACIÓN POR LO ANÓMIC0 7


El hombre que rompió el récord de la 'Iott'
1...VIERo ...R d.... Madrid do que ronda los setenta aflos, del acertante. Tras una compli­
La anomia moderna conduce a una fascinación por el desorden El ganador del mayor premio ja-
más conseguido en la historia de
decidió seguir manteniendo el
anonimato y sólo una persecu-
cada huida de los periodistas, el
notario se reunió en una cafete­
en todas sus expresiones (el riesgo, el accidente, la catástrofe), cul­ la loteria en España cobró ayer ción por las calles de Madrid ría con el jubilado, y ambos se
los más de 524 millones de pese- echó abajo sus previsiones. En Irasladaron a una oficina banca­
las que le correspondieron por el acto organizado por la lotería ría donde ingresaron el cheque.
el único buleto acertado en el primitiva fue el notario Víctor A la salida, y pese a sus precau­
sorteo de la loto del 11 de sep- Manuel Garrido quien recogió el ciones, fue localizado por redac­
6 Véase, sobre este tema, el estudio de Amparo Tuñón, en G. Imbert y 1. Vidal­ tiembre, El acertante, un jubira- cheque y leyó un comunicado tores de EL PAíS. f'Iú'" t5
Beneyto (eds.), El País o la referencia dominante, Mitre. Barcelona, 1989.
7 Reproduzco aquí parte de mi artículo «Suceso y tentación de desorden», publicado Documento 19. Representación de la violencia / violencia de

en la Revista Catalana de Seguretat, n." 4, Generalitat de Catalunya, Escola de Policia de la representación (El País, página interior, 1 de octubre de 198~).

Catalunya, Barcelona, diciembre de 1999. Hay edición en castellano y en catalán.


104 LA TENTACIÓN DE SUICIDIO
DE LA REPRESENTACiÓN DE LA VIOLENCIA A LA VIOLENCIA... 105
tivado yen gran parte fomentado por los medios de comunicación.
Llamaré tentación de desorden a esta tendencia a explorar los lími­ Dos fenómenos comunicativos contribuyen a alimentar el ima­
tes, a cultivar imágenes de ruptura, a complacerse en el espectáculo ginario de la violencia: primero, la omnipresencia de noticias rela­
de la violencia. Así se explica en los medios audiovisuales el éxito cionadas con hechos de violencia, la fascinación que ejercen y su
de nuevos géneros cinematográficos y formatos televisivos (véanse, proyección en el centro mismo del discurso informativo, tanto es­
en particular, los vídeos domésticos), la multiplicación de imágenes crito como audiovisual, que marca una vuelta del suceso como mo­
de violencia y, más generalmente, de todo cuanto indica desorden. dalidad difusa; el segundo fenómeno es la consagración y multipli­
Esta tendencia se manifiesta en los medios de comunicación, espe­ cación de un nuevo formato de programas televisivos: los llamados
cialmente en el discurso informativo, y hasta en los diarios más se­ reality shows o espectacularización de la realidad (en sus distintas
rios, en la prensa de referencia, traduciendo lo que he llamado la versiones: anecdóticas, criminales, sentimentales, etc.).
vuelta del suceso. Ambos fenómenos tienen un fuerte componente narrativo, con
Se constituyen así, en el discurso social, verdaderos escenarios una clara tendencia a la dramatización, es decir, encierran una doble
de la violencia, omnipresentes en el cine, las series de televisión, el violencia: de contenidos y simbólica, esto es, formal, ligada al modo
cómic, la canción, la publicidad últimamente y, por supuesto, los de representación de la realidad, a su forma narrativa. En cierta .,.
medios de comunicación, que hacen de la violencia no sólo un tema medida el segundo fenómeno incluye el primero: los reality shows
ineludible en los contenidos, sino también una forma, que determi­ parten de sucesos, la mayoría de las veces delítos de sangre, con­
na un modelo narrativo y fomenta usos perversos, tanto lúdicos ductas aberrantes, violaciones de tabúes, o desapariciones misterio­
(v.g., en los videojuegos) como estéticos (en el manga japonés, por sas, hechos todos de índole accidental, que introducen ruptura, de­
'. sorden, y generan angustia ... Ambos reflejan mutaciones en el
ejemplo).
La «tentación de suicidio» no puede desvincularse, pues, de un sentir colectivo, a las que contribuyen los medios: una demanda,
hecho más amplio, de índole cultural y civilizacional: la presencia más o menos consciente, más o menos legítima, de emoción (¿vuel­
omnímoda de la violencia en el discurso social y su lugar central en ta de un sentir primitivo?), una tendencia, frente a esta demanda (¿o

la economía narrativa de la modernidad. Es patente, en los relatos inclinación?), a visibilizarlo todo, a saturar el espacio comunicativo,

hasta alcanzar una especie de obscenidad (de ver excesivo, sobre­

..
mediáticos, el recurso a la violencia como medio para conseguir sus
fines, dentro de una caracterización dramática de hechos y perso­ carga sígnica, sobrepuja narrativa).

najes; medio violento si se tiene en cuenta el hecho de que en estos Para evitar caer tanto en posturas «apocalípticas» (el condenar
relatos la mayoría de los hechos violentos está relacionada con ar­ taxativamente estos desbordamientos en nombre del buen gusto o de
mas de fuego. Según el estudio estadounidense Mediascope sobre la moral: dentro de una posición elitista) como en posturas «inte­
televisión (1995), en el 73 por 100 de las escenas violentas los actos gradas» (el defender indiscriminadamente esta visibilización en
violentos no son objeto de ninguna sanción, el 58 por 100 de las in­ nombre de la liberalización -¿democratización?- del discurso), es
teracciones violentas no muestra sufrimiento, en el 44 por 100 apa­ necesario plantear esta evolución como un fenómeno fundamen­
recen justificadas, y en el39 por 100 están realizadas con humor. talmente ambivalente, reflejo de la ambivalencia misma de los mo­
Al margen de la trivialización de la violencia, se pueden produ­ dernos medios de comunicación: la hipervisibilidad de la violencia
cir dos derivas peligrosas: l .", una banalización del tema con la mediante inflación de las formas (el predominio de la forma-es­
subsiguiente funcionalización de la violencia -el admitir la vio­ pectáculo) conduce a lo que Baudrillard llama una «transparencia
lencia como hecho normal, como un medio legítimo para conseguir del mal», una visibilización excesiva del mal que anula el sentido,
sus fines (dentro de una cierta fatalidad)-; 2.a , una confusión re­ elimina toda alteridad.
presentación-realidad que puede tener como consecuencia una in­ Frente a las ideologías de la seguridad, al control total, a la pre­
sensibilización ante la violencia real: la hipervisibilización de la visibilidad permanente, a la simulación del futuro, a la imposición
violencia representada como espectáculo trae consigo la invisibili­ de un orden, emerge un imaginario de la inseguridad, una cultura del
zación de la violencia como hecho real, sensible. desastre (el fin de la historia, de lo social), que cultiva el potencial
atractivo del peligro, del riesgo (como en los deportes de riesgo), de
~II
DE LA REPRESENTACIÓN DE LA VIOLENCIA A LA VIOLENCIA... 1(17
106 LA TENTACIÓN DE SUICIDIO 1,

a los medios escritos-, 10 mayúsculo se diluye, los grandes relatos


la violencia, de la muerte, que expresa de manera más o menos ya no son tan creíbles y se afianza, en cambio, el interés por 10 mi­
consciente y perversa una tentación de desorden, una atracción ba­ I núsculo, 10 cotidiano.
i
nal hacia el mal. i
Si el suceso -tachado durante estos últimos años de forma tri­
De ahí la responsabilidad de los medios en la construcción de II
vial, degradada, de información- desapareció como sección de la
estos escenarios de la violencia; de ahí también la dificultad en en­ mayoría de los diarios de referencia, hoy reaparece, ya no como tal
contrar un tono justo, a la hora de elaborar discursos sobre la segu­ -unidad redaccional o sección-, sino como categoría difusa, que
ridad (véanse, por ejemplo, los bandazos en las campañas de pre­ invade el espacio comunicativo (escrito y audiovisual) y emerge en
vención de accidentes automovilísticos): discursos que no sean ni portada en forma de foto-noticia. Véase, por ejemplo, en un perió­
desmesuradamente apocalípticos ni excesivamente integrados. dico «serio» como El País, la presencia en primera plana de noticias
El discurso de la información está atravesando una doble crisis anecdóticas, de pura actualidad, sin trascendencia política, de tipo
que afecta tanto a sus contenidos como a sus formas, la manera mundano, futbolístico, o en relación con la vida cotidiana, que se
como refleja y al mismo tiempo construye la realidad. La primera se alejan en todo caso de la información política. ~
plasma en una crisis de credibilidad que no hace sino reproducir la Frente a la recurrencia y desgaste de 10 político ---que es siem­
crisis de realidad que padece la política en el mundo de hoy. En un pre lo mismo, serializado ad infinitum, en el cual ya nadie cree mu­
sondeo publicado por El País el 14 de julio de 1998, aparecía que cho en el fondo- el suceso polariza la atención y ocupa a veces un
«las informaciones de deporte y sucesos son más creíbles que las de lugar central. El suceso ---el sucedió-- sustituye a menudo al hecho
política», y nada menos que un 62 por 100 de los encuestados con­ periodístico. El acontecer interesa más a veces que el aconteci­
sidera poco o nada creíbles las informaciones políticas. miento. La información de actualidad puede redundar en colección
Así es como se manifiesta el grado de credibilidad de los dife­ de aconteceres, sin vínculo entre sí, efimeros, sin relevancia (por
rentes temas de actualidad, de menor a mayor credibilidad: política ejemplo, en espacios como Sucedió en Madrid, de Telemadrid).
nacional: 30,8 por 100; economía: 37,8 por 100; política interna­ Esta omnipresencia del suceso tiene que ver con una fascinación por
cional: 41 por 100; información general: 55,5 por 100; deportes: el accidente, dentro de la tendencia al desorden mencionada antes; y,
76,7 por 100; sucesos: 78,6 por 1008. De todo ello se puede deducir si remite a menudo a un imaginario de la catástrofe, también refleja
que cuanto más decrece la credibilidad por la información política y un interés por 10 microsocial, hechos humanos intranscendentes,
el propio medio informativo, más se desarrollan nuevas formas que pero reveladores del sentir colectivo.
traducen el interés por otras informaciones (más triviales, más lúdi­ Más profundamente el suceso, considerado como extracto de
cas o que mezclan información y ficción), que se alejan en todo caso realidad -una realidad bruta, sin afinar, no pasada por el filtro de la
de la información política. categorización periodística-, remite a una demanda de autenticidad
Con la multiplicación de fuentes de información, el ensancha­ frente al simulacro, a la representación. Al amparo del reportaje en
miento de los centros de interés y de los campos de saber, las cate­ vivo, de la reconstrucción de hechos al modo del reality show, de la
gorías informativas se van ampliando, diluyéndose al mismo tiempo exclusiva informativa, de las imágenes impactantes, del directo, se
la frontera entre información seria e información trivial, perdiendo la reinyecta realidad en un discurso informativo por otra parte cada día
primera gran parte de su credibilidad, adquiriendo la segunda un más estereotipado, menos creíble, cuyos contenidos se están ago­
mayor grado de aceptabilidad. tando. Llamaré «efecto de directo» a ese subterfugio temporal con­
De ahí que esta crisis sea también una crisis formal de orden sistente en crear una ilusión de realidad.
simbólico: relativa al modo de representación de la realidad. Los ¿Cómo explicar esta vuelta de una categoría durante tanto tiempo
grandes hechos se desgastan -por su desmultiplicación espacial, menospreciada en el discurso? Sin duda, como una vuelta de la
por la competencia de los medios audiovisuales que ganan en tiempo subjetividad en el discurso social: después de la era de las ideologías
(se da la palabra al sujeto colectivo), después de la del psicoanálisis
(habla el sujeto inconsciente), ¡por fin! estamos ante un sujeto que
H Fuente: Ecoconsu1ting, junio de 1998.
108 LA TENTACIÓN DE SUICIDIO DE LA REPRESENTACIÓN DE LA VIOLENCIA A LA VIOLENCIA... 100
habla sin complejos, largo y tendido ... , un sujeto algo ingenuo, cierto, por otra, que se producen aquí fenómenos complejos de
que expresa así su fascinación por objetos que, ellos en cambio, sí identificación/proyección.
son complejos: la violencia, el incesto, el amor, la muerte. La fascinación ejercida por el suceso es en efecto doble; es del
Desde el punto de vista narrativo, el suceso es, por otra parte, in­ orden de lo sintagmático en cuanto forma de relato, pero es también
teresante. Constituye un relato de estructura cerrada, que Roland paradigmática: el suceso fascina porque es portador de sentido más
Barthes, en sus Ensayos críticos, comparaba al cuento corto, en allá del contexto de producción del acontecimiento. Tiene una di­
contraste con la novela. Es un microrrelato, de forma elíptica, que mensión trascendente, que remite a una cierta alteridad, contenida en
encierra su propia lógica narrativa, con un fuerte componente figu­ el relato trivial de lo cotidiano. A partir de la anécdota, de la viven­
rativo; esto le da unas cualidades propiamente literarias (expresivas) cia, de lo microsocial reenvía a valores atemporales, objetos funda­
y una subjetividad de las que carece la información. Por eso es por mentales a partir de los cuales se construyen los grandes paradigmas
lo que fascina tanto. del hombre contemporáneo: el amor, el sexo, la muerte, el azar, el
El suceso es como un arrét-sur-image, una pausa narrativa en el tiempo, la finalidad ...
discurso periodístico, una manera de dar cuerpo ------casi podríamos Podríamos incluso, como lo hace Baudril1ard, considerar el su­

---
decir «cuerpo y alma»- a la actualidad. En el suceso -ya sea ~ ceso (le JaU divers) como nueva categoría, no sólo informativa,
textual o visual- los actores son identificados, remitidos a su his­ ~ sino también cognoscitiva: «Toda la información, histórica, política,
torialhistorial, objetivo y subjetivo, a un entorno (fisico, familiar, so­ cultural, es recibida bajo la misma forma, a la vez anodina y mila­
cial); los hechos están encamados, la actualidad personalizada, ya no =G .....
grosa, del suceso, toda la información es actualizada, es decir, dra­

mediante identificación a famosos, sino a través del anonimato, ~v


- v matizada al modo espectacular. El suceso no es pues una categoría
mediante micropersonalizaciones a unos sujetos que lo mismo po­ ¡¡¡¡¡¡ entre otras sino la categoría cardinal de nuestro pensamiento mági­
drían ser usted o yo; no por nada, los reality shows recurren cons­ co, de nuestra mitología.»
tantemente al suceso como estructura narrativa, por su fuerte com­ La moda actual de los reality shows es, sin duda, la culminación
ponente figurativo, su poder de visibilización.
En este sentido el suceso tiene afinidades con algunos géneros O~ comunicación: la constante dramatización de la información dentro
de una tendencia en ciernes en la evolución reciente de los medios de
populares y formas culturales como los relatos de crímenes en la li­ (1)0 de un proceso general de espectacularización de la realidad. Queda
teratura de cordel, los folletines, los melodramas en el siglo XIX, que (JO patente, en contextos socioculturales muy diferentes (Estados Unidos
hoy vuelven en forma de docuseries, telenovelas. Como escribe Ce y Rusia, por ejemplo), pero marcados por la violencia y manifesta­
Francesc Barata": «Muchas crónicas de sucesos pueden englobarse
...J~ ciones de anomia, la proliferación de programas de reportajes en
iL~
dentro del género melodramático en el que se da esa porosidad entre vivo, donde los periodistas acompañan en directo a la policía y que
ficción y realidad que tan bien ha analizado Bajtín en la fiesta car­ dan lugar a espeluznantes crónicas con un predominio de las ya
navalesca. Un melodrama que, como apunta Román Gubem en sus
análisis sobre el cine, interpela muy directamente a las regiones
más oscuras de nuestro psiquismo con el lenguaje de la emociona­
g mencionadas tres «S» (sexo, sangre, sensacionalismo): agonías en di­
recto, ajustes de cuenta, serial killers, violaciones, etc.
En estos programas se produce una casi simultaneidad entre el
lidad.» hecho y su referenciación, que elude toda distancia narrativa e im­
Para muchos (apocalípticos entre otros), esta subjetivización de pone un tiempo de la realización inmediata, donde el presente no es
la información resulta negativa, empobrece los contenidos, trivializa sino el de la pantalla, donde todo descansa sobre una credibilidad
la comunicación. Si es cierto, por una parte, que hay abusos forma­ primaria. El medio aquí despierta reacciones emotivas, cultiva una
les, con las subsiguientes manipulaciones emotivas, no es menos fascinación morbosa por las diversas figuras sociales del mal y fo­
menta un imaginario de la inseguridad. La cámara se vuelve agente
narrativo, acentuando formalmente la crudeza de las imágenes, in­
9 Francesc Barata, «El drama del delito en los medios de comunicación», De­ citando al voyeurismo, esto es, al consumo de la realidad como
lito y Sociedad, Buenos Aires, 1998. pura imagen, como fantasma (proyección en un escenario).
110 LA TENTACION DE SUICIDIO
DE LA REPRESENTACIÓN DE LA VIOLENCIA A LA VIOLENCIA... 111
Pero es en el docudrama ---cuya expresión exacerbada son los
reality shows de primera generación- donde mejor se traduce la Es ésta una televisión guiada por un hacer «pesquisidor» (en ex­
dramatización de la realidad. Aquí prima el simulacro -la recons­ presión de Dominique Mehl "), que sabe jugar con el miedo a la
trucción de la realidad- aunque los actores sean «reales». Es más, ruptura, al accidente -y, al mismo tiempo, cultivar la fascinación
el utilizar los protagonistas de los hechos cruentos le da más credi­ que ejercen-, en un juego con los límites del hacer (el tabú) y del
bilidad a la simulación filmada. En forma casi policial, y a menudo decir (el secreto). Bajo la aparente trivialidad del suceso, más allá de
formalmente excesivo, cargado de una violencia simbólica, el reality las posibilidades del directo, de la rehabilitación del sentimiento, se
show reconstituye los hechos, los hace vivir una segunda vez, al instala un habla evanescente que, más que expresarlo, manipula el
modo onanista, apelando al voyeurismo del espectador; hace de la imaginario social y espectaculariza el mal.
intimidad un espectáculo y del mal un show. El reality show, simbólicamente hablando, podría ser una res­
No deja de haber una cierta obscenidad en ese mostrar excesivo, puesta conciliadora a la ambivalencia mediática, que se desarrolla
en esa visibilización de lo no-dicho (el secreto), del se dice (el ru­ en un doble registro: por una parte, un discurso disforica (retomo
mor, la suposición). La escenificación de lo no-dicho es así tan im­ categorías semióticas) en cuanto a los objetos tratados (desapari­
portante -e, incluso, a veces más- como la del decir, estable­ ciones, asesinatos, violaciones, etc.) y, por otra parte, un discurso
ciendo de esta manera una relación dudosa, morbosa, con la eufórico en la resolución del conflicto (reconciliaciones especta­
realidad; y lo hace en aras de una presunta verdad o autenticidad pe­ culares, reencuentros inesperados)". ¿En qué medida permite la su­
riodística, que los nombres de algunos programas indican clara­ peración del conflicto o cultiva imágenes de desorden para negarlo
mente 10. mágicamente?
Pero el simulacro no reside únicamente en los contenidos ven­ Gran parte de la espectacularización actual de la violencia es­
tilados, está también en los modos de enunciación, en la manipula­ triba sin duda en una visibilización del miedo: miedo a la inseguri­
ción del sentimiento y del dolor, en la apropiación de discursos dad en todas sus formas, materiales y simbólicas. De ahí estas «es­
ajenos. La mirada televisual opera un verdadero robo de realidad, se cenificaciones de la catástrofe», este tocar el límite, rozar la muerte
impone como discurso de lo auténtico, de la toma en directo, de lo -aunque sea metafórica: véase el salto con elástico como literali­
pretendidamente no mediatizado. zación del salto al gran vacío--, juego consistente en darse miedo,
La televisión aparece con esto en todo el resplandor del ver en un jugar con el juego que revela profundamente un deseo de
todo/enseñar todo: verdadero panopticon, ojo todopoderoso, om­ catástrofe (Henry-Pierre Jeudy!') que, mediante su visibilización,
nisciente, al que nada escapa, cuyo poder-ver puede incluso riva­ exorciza el miedo -miedo al accidente, miedo al fin- y reintro­
lizar con el de los poderes públicos; la televisión deviene policía duce una dimensión fatal, expresión del sino, en un universo que se
del alma, juez de las conductas, mirada extra-ordinaria, extra-tem­ ha vuelto demasiado banal. Conforme a una lógica sacrificial, de
poral, garante de la verdad, que sustituye a la figura del intelectual tipo homeopático, el aceptar el mal en pequeñas dosis previene
---constructor de sistemas- y se torna en instancia deshacedora contra un daño mayor (el miedo a que esto acabe); en este nuevo
de entuertos, que deja de lado las grandes causas para interesarse por milenio y, más que nunca, después del 11 de Septiembre, se man­
las pequeñas polémicas de todos los días. Una instancia que cultiva, tienen vivos los imaginarios del fin...
en fin, una cierta mala conciencia ligada a las grandes prohibiciones Como escribe Baudrillard en Las estrategias fatales 14, la crisis
del orden de lo no dicho (violaciones, incestos, monstruosidades, ha dejado paso a la catástrofe (a la anticipación del fin); la anomia
amores contra natura, perversiones, etc.). El título de uno de los
grandes reality shows franceses -Mea culpa- traducía bien esta
II Dominique Mehl, La télévision de I'intimité, Seuil, París, 1996.
inclinación. 12 Estepunto ha sido desarrollado en mi libro El zoo visual. De la televisión es­
pectacular a la televisión especular, Gedisa, Barcelona, 2003.
IJ Henri-Pierre Jeudy, Le désir de catastrophe, Aubier, París, 1990.

10 Véase Témoin n. o 1 (Testigo n. o 1), en Francia. 14 lean Baudrillard, Les stratégies fatales, Grasset, París, 1983 (edición espa­
ñola: Las estrategias fatales, Anagrama, Barcelona, 1984).
112 LA TENTACIÓN DE SUICIDIO DE LA REPRESENTACIÓN DE LA VIOLENCIA A LA VIOLENCIA... 113

como expresión social (cabría decir asocial, al margen de lo político) 4. LA MUERTE COMO FORMA EXTREMA DEL DESORDEN
ha cedido a la anomalía permanente (expresión de lo monstruoso, de
lo aleatorio). La muerte está por doquier, pero a lo mejor tanto -¿o La representación de la muerte en el espacio del periódico tiene
más?- en los imaginarios como en las realidades sociales. mucho que ver con el mecanicismo de la proyección en el espacio
fantasmático: al igual que el fantasma, para el psicoanálisis, es la re­
creación de un «escenario» que, paradigmáticamente, remite a otro es­
pacio, el del inconsciente, tal y como se manifiesta, por ejemplo, en el
sueño. Esta representación procede mediante un «destape», es decir,
una manera de levantar la prohibición que pesa sobre la escena prohi­
bida (la representación de la muerte como tabú, como hecho indeci­
ble). Y remite, como tal, a una estructura voyeurista que consiste en
ver el objeto prohibido (el objeto preservado de la mirada pública) a
través de otro (otro objeto-pantalla, otro sujeto mediador).
El destape puede aparecer, literalmente, como en esa foto (Do­
cumento n." 20) en la que un sujeto anónimo descubre un cadáver,
en un gesto que tiene que ver con el destape pornográfico a través de
la presencia de la instancia mediadora: fisica o simbólica, humana o
material, que facilita una visión fragmentaria del cuerpo y, fiel a una
estructura triangular (de corte voyeurista), acentúa la percepción

El cuerpo de uno de 108_ _ Introducido en un lIlaúd.

Ocho jól'enes que ibao en la misma embarcaci6n fueron rescatados coo vida

Mueren ahogados nueve marroquíes que


intentaban cruzar ilegalmente el Estrecho
ENRIQUE CHUECA. AJaedru
N_penoaas proceMIItes deM~ .........Jeo- ........
freDte. la costa de AJ&edru (Odlz) cuando tratüu de lDúodudr­
se en Eapailll .. ror.. 1IepI. Los fdecidoII f........ pute .. _

lIJUlIO cuyo ..mero de llltearutes 110 se .. podido tletendur COIl


euctttwl J riajabu • bonIo.. _ ,....... emIMn:ad6D, del lIpo
".,.. . . zozoIIró al cboclIr COIltra 1m undfe por C1111SU qIIe se
descoDocen. Tru et -maJo faeI'OII ~ COIl ..w. Ido _
rroqtIÍe8, ............ d1....... U:MI.,;.IkúoI ....................
cIlInId6a _te la G......u. OTil.
L" CWI'JlOII* k» _ ~adons,.. «t el ct.pOs~ de cHli".... de H~, en el Eat8domeJicano dll' HicI.IiIvo.

Documento 20. El destape: la pomografia de la violencia Documento 21. Entre lo obsceno y lo escatológico
(El País, página interior, ll de marzo de 1989). (El País, página interior, 28 de marzo de 1988).
DE LA REPRESENTACIÓN DE LA VIOLENCIA A LA VIOLENCIA... 115
114 LA TENTACIÓN DE SUICIDIO

morbosa. Mirada que se intromete en el espacio privado del sujeto


mediante una doble efracción: la del ojo del periódico y la del ojo
voyeurista de la instancia mediadora, sobre los que rebota el ojo del
lector-espectador.
Como en el fantasma, la escena funciona como pantalla con un
doble estatuto: permite ver, es escenario, pero es también velo, inter­
fiere, vuelve opaca la realidad, forma un filtro. En todo caso, detiene
la mirada, la polariza y, de alguna manera, la aparta de la «realidad»
(del contexto, del referente social). Delimita al mismo tiempo un
campo de visibilidad, saturado por la fuerza del mensaje literal: la
muerte en toda su crudeza como hecho puramente fisiológico, y un
fuera de campo: lo invisible, el morbo que despierta la contemplación
del objeto. Este fuera de campo remite a lo que no se puede decir pero
que, de alguna manera, «está allí» (Roland Barthes ha analizado muy
bien esta fascinación que ejerce la fotografia y su parentesco con la MM. vi ......". Pedro Neira (a la derecha), pensé QWl nadie le ."varía. "Me vi morir",
QMQIIIIl PMNCflII ~ 11. MAATf RlIII'
pvecidol." El Gobíerno oomanic6 ayer a l.
muerte; Hervé Guibert", más tarde, también) (Documento n." 21). capitán del Borcr:lOM. objeto de un ataque
¡raqui en el golfo Pénico el pasado sábado,
declaró. A la izquierda, do&de la! marinero.
del petrolero se abrazan a su Ucpda aya- a
marina men::anlc que babía aceptado la pro­
teeción para IUI b..-ws en el GoU'ooftctida
Hemos visto esta representación mediatizada en las fotos de relató ayer cómo, mientra, huia, nadando, de
Ias llamas en agu.llIl iufestada.tl de tiburones,
Madrid. En el aolfo Pérsico quedaron cuatro
de:llU5 compalleros, lUlOahogado y tres deN·
por EE UU.pero q_ no cubre a k» que car­
gucn CDpuertOl. de Irtn O trat. . . . . 1 ' )
conductores-kamikaze; la encontramos también en otros ejemplos:
Documento 22. El «trance» de muerte (El País, página interior,
en la visibilización de lo imposible, de lo que podríamos llamar el 18 de mayo de 1988).
«trance» de muerte, ese momento teórico entre la vida y la muerte,
ese punto de unión entre lo decible y lo indecible (ver Documento
n." 22: «Me vi morir. .. »), En estos y otros casos se trata siempre de
una escenificación de lo prohibido, de lo invisible, de lo innombra­ Estamos en plena «transparencia del mal», para retomar la ex­
ble que recurre a lo que llamaré lafigura de la inminencia, recurso presión de lean Baudrillard". Y la obscenidad deriva de este exceso
que utiliza de sobra la prensa sensacionalista, y que descansa más en de visibilidad, de este desvelamiento de lo secreto, de esta evacua­
el poder-ver (el imaginario del ver) que en el Ver propiamente dicho. ción del sujeto.
Esta mirada cae en la obscenidad ---el abuso de mirada- cuando De tanto dar a ver el objeto (el suicidio, la caída) en su dramati­
el periódico llega a transgredir la inter-dicción, cuando precisa­ zación, la figura de la muerte (el acto y lo que encierra) deja paso a
mente «dice» la muerte: cuando no sólo la da a contemplar, sino que una muerte sin rostro. Sin contar con los desplazamientos que se
la narrativiza, la articula en secuencias, la sintagmatiza (Documen­ producen en detrimento del referente (las motivaciones económicas
tos n.OS 23 y 24). La utilización del recurso cinematográfico es obvia que están trás el acto): la polarización en el suceso (sensacional)
aquí y contribuye a espectacularizar el hecho mediante un «efecto de conlleva una ocultación del hecho (económico y social).
directo». Mediante esta «puesta en relato» contemplamos una muerte La representación de la muerte, como fenómeno extremo, acaba
en directo. Han saltado todas las mediaciones, menos las del relato expulsando la muerte misma del sujeto, la singularidad de su muerte
(la estructura secuencial) que remite a una instancia narradora, la del (sus motivos para ser o no ser). La imagen fascina: cual Medusa, fa­
propio periódico. gocita el sentido. La muerte desaparece como valor; lejos de cons­
truirla como sentido, el discurso la escenifica como imagen, la visi­

15 Roland Barthes, La chambre e/aire, Gallimard, Seuil, París, 1980 (edición es­
16 Jean Baudrillard, La transparence du mal, Galilée, París, 1990 (edición es­
pañola: La cámara lúcida, Gustavo Gili, Barcelona, 1982); Hervé Guibert, L 'image pañola: La transparencia del mal, Anagrama, Barcelona, 2001).
fantóme, Minuit, París, 1981.
- - - -~ .... ·I.'.JL...LJ'I'-'lA... 111
LA TENTACIÓN DE SUICIDIO
116
Un hombre se
suicida en Bilbao
ante 600 personas
y 50 fotógrafos
U"PAls.B .....
Mario Nivea Ibc:u. c1e ~) afto.
de edad, soltero y mecáníco de
profesión, se .uieidó sobre 1..
12.15 de ayer en Bilbao laDl.áo­
,..'
'~:·"'Ci
"
dose desde UD sexto piso ante
m3s de 600 personas y UUAS 50
cámaras fotográficas y alsuoas
da televisión. pero ,in looa algu­

'.'" .
na que lDloni¡ualC la caída, El
;.:'~ -
SUlctda. se cDcara.mó • la azOlea
de su vivienda. en la ealle de Er­
cilla, soere de las once de la ma­

'~
nana, y permaneció sujeto al ex­

/
.••....•.
. ....•,
,It
.•..•
. terior del balcón
hora.
D1'5 de uaa

Fuente. del cuerpo de bombe­


ros de Bilbao juslificaroo la au­
sencia de una Jona COD el argu­
'j,,"\\':' ',',' mento de que las. que se emplean
';',..., , habitualmeute pars salvameoto,
s! ser de reducidas dimeosiones,
•'. t.'
~ \;;~ no sirven cuando la persona
afectada no quiere saltar sobre
. . f' eUas,
~¡:' .~. Sobre las 11.30, una psicélo­

'.f.o.
; \
sa, as istente social del Ayunta·
..' \
.... miento de Bilbao, y un amigo de
Mario Nivel fueron elevados

'1 t.
con una grúa de los bomberos y
coeversaron con el suicida duo
, ranre mas de media hora para
tr arar de eouvencer!e. Pos te­
\ \ rior mente, cuando estas dos
'. \ personas trataban de alcanzar
la. azolea. Mario Nivca se dio
l. vuelta, dejándose caer al va­
\\, clo.
\ ~---- «
LuIS ALBERTO QA~ 1 EfE.
El amigo de Mario Nive. se­

naló que no había derecho a que

Suicidio ante 600 personas. Mario Nívea Ibeas, soltero. de 55 EFE no hubiera sido instalada ni si­

anos, se 'Suicidó sobre las do«; la mañana de ayer en Bilbao lanzándose Mario Ntvea. vestido con un parttaJóll de pqama, 18 lanza al vado. quietB una red.
desde un sexto piso ante más de 600 personas 'i unas SOcálnaras roto­
n
gráficas "J algunas de televisión. Fuentes de los bomberos justíflcaro la
ausencia de una lona con ell.Ugumento de que las que se emplean habi·
tualmente pan. salvamento. al ser de reducidas dimensiones. no sirven Documento 24. La muerte comoespectáculo (El País, página interior,
cuando la persona afectada no quiere sallar !j4)br'eeUaa. En las fotogra· 19 de enero de 1998),
fias. secuencia de la caída de Mario Nivea. ....... J7

Documento 23. La muerte como secuencia espectacular


(El País, portada, 19 de enero de 1998),
fuerza de la representación, a la saturación producida por la imagen,
a la obscenidad del ver excesivo.
biliza como icono, casi emblema, y la deconstruye como gesto hu­ Esto nos lleva a interrogarnos sobre la fascinación ejercida por
mano para recomponerla como secuencia espectacular. la muerte en la cultura mediática, su omnipresencia en el universo
La muerte se ha vuelto un espectáculo más de la cultura visual. de referencias y la atracción que podría ejercer dentro de un sistema
Hay, pues, en esta representación de la violencia una violencia de la de representaciones que la ha incorporado totalmente al relato de
representación que está ligada al poder de los mass media, a la
118 LA TENTACiÓN DE SUICIDIO

ficción. ¿Cuáles son las consecuencias de esta visibilización exce­


siva?
Al margen de casos de mimetismo (de reproducción literal de la
violencia vista), poco frecuentes, y ligados siempre a una situación
de inestabilidad emocional, de inseguridad socioeconómica en el su­
jeto, la muerte no deja de ejercer una cierta atracción. Cabría hablar IV. LA TENTACIÓN DE MUERTE:
aquí incluso de una fascinación morbosa por una cierta violencia, a EL GRADO «PLUS» DE VIOLENCIA
veces convertida en afición (clubes sadomasoquistas), más o menos
sublimada (piercingi, en ocasiones directa y cruelmente expresada
(el snuffcinema). Pero muy a menudo se convierte en estética. Sin Desde el punto de vista del imaginario social, no se puede des­
embargo, se manifiesta aquí una pulsión de muerte que cobra un ca­ vincular la representación de la muerte de la de la violencia. Las
riz negativo, a veces autodestructivo. Se expresa mediante lo que he imágenes de violencia que invaden el escenario mediático contri­
llamado la tentación de muerte y que desarrollaré en el siguiente ca­ buyen a ritualizar ésta, hasta crear una verdadera imaginería: una
pítulo. colección de imágenes recurrentes, con sus topoi (el enfrentamiento,
la eliminación física). sus lugares consagrados (series, videojue­ i
gos, etc.) y sus estereotipos l . Esta presencia, que de obsesiva, turbia, 1;1
l'
se puede convertir en tópica, estandarizada, podría representar un in­ 'i
l

tento de domesticar la muerte, siendo ésta el grado máximo de vio­ I


lencia, su culminación, de alguna manera, su límite también.
Porque la muerte no es sólo muerte física -hecho puramente
biológico-, sino que es asimismo muerte simbólica: fin, decaden­
cia (en el sentido etimológico de «caer», derrumbarse), ocaso. No
aparece, pues, como un hecho aislado, sino que funciona como
amenaza virtual, como algo que puede surgir repentinamente, como
una forma paroxística de violencia, fruto de un descontrol del indi­ 1

viduo, liberado del superyó social; como tal, tiene raíces sociales y 1

se inscribe dentro de una dialéctica entre pulsiones contradictorias. I


Más ampliamente, podría representar también la amenaza que '11

pesa sobre todo el edificio social, el miedo a que se derrumbe y el [11


1

peligro que encama el desorden individual frente al orden colecti­


vo, la fuerza de lo anómico frente al imperio de la Ley o, en térmi­
'11
nos simbólicos, la tentación del desorden frente a la necesidad del
orden. Es dificil, en efecto, hablar de violencia sin remitir el objeto
a una tensión entre orden y desorden porque esta tensión es consti­
tutiva de toda vida social, resultando la cohesión social de un equi­
librio entre fuerzas antagónicas, lo que implica que existan estas
oposiciones.

1 Gérard lrnbert, Los escenarios de la violencia, op. cit., en particular el capí­


tulo III, «La información de la violencia o la violencia del medio».
[119]

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