CONCEPTO
Las obligaciones de no hacer son obligaciones negativas en las que el deudor debe omitir o
abstenerse de realizar alguna actividad. Puede tratarse de una simple inactividad o en la tolerancia
de una conducta ajena.
La doctrina distingue según la omisión del deudor consista en una simple inactividad o en un dejar
hacer o tolerar la conducta o actividad ajena. En esta segunda modalidad, aunque el deudor
también se abstiene (como es común a todas las obligaciones negativas), resulta obligado a algo
más: debe permitir o tolerar una actividad del acreedor a la que en caso de no mediar dicha
obligación podría oponerse.
Pese a la dicción literal del derogado artículo 925 de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881, ni
tan siquiera al amparo de esa antigua norma estaba el deudor facultado para elegir entre el
cumplimiento específico (no hacer) y la indemnización, puesto que del artículo 1099 del Código
Civil, que se remite al 1098, se desprende lo contrario: si el deudor se negare a cumplir su deber
de abstención, actuando en contra de la prohibición impuesta, podrá ejecutarse tal prestación
omisiva a su costa, sin perjuicio de deshacer lo que haya sido hecho en contra del deber de
abstención.
Por ello, como indica Lete del Río "la indemnización de daños y perjuicios sólo procederá en el
caso de que después de dictada sentencia el deudor deje de observar el deber de omisióny no sea
posible que lo mal hecho se deshaga a su costa". La indemnización también aquí es subsidiaria
del cumplimiento específico. Esta línea favorable al cumplimiento específico es la que ha seguido
la vigente Ley de Enjuiciamiento Civil. El artículo 710 prescribe que "si el condenado a no hacer
alguna cosa quebrantare la sentencia, se le requerirá, a instancia del ejecutante, para que deshaga
lo mal hecho si fuere posible, indemnice los daños y perjuicios causados, y, en su caso, se abstenga
de reiterar el quebrantamiento, con apercibimiento de incurrir en el delito de desobediencia a la
autoridad judicial", añadiendo a continuación que "si, atendida la naturaleza de la condena de no
hacer, su incumplimiento no fuera susceptible de reiteración y tampoco fuera posible deshacer lo
mal hecho, la ejecución procederá para resarcir al ejecutante por los daños y perjuicios que se le
hayan causado".
El pacto únicamente extiende su eficacia entre las partes, sin que pueda ser opuesto a terceros. En
consecuencia, el negocio concluido por el deudor con un tercero quebrantando la exclusividad es
plenamente válido y eficaz, sin perjuicio de las acciones que por el incumplimiento competan al
acreedor frente a aquel. En concreto, el acreedor tiene una acción de indemnización de daños y
perjuicios tanto contra el deudor como contra el tercero que coopera a la violación del pacto: "la
primera de naturaleza contractual y la segunda basada en la culpa extracontractual" (Sentencia de
23 de marzo de 1921").
La exclusividad debe acreditarse, sin que la simple asignación al distribuidor de una zona
demuestre "per se" la exclusividad, pues ésta, como condición especial del contrato debe
presentarse, realmente otorgada, bien definida y suficientemente acreditada (Sentencia de 18 de
diciembre de 1995). En la misma línea restrictiva, la Sentencia de 2 de junio de 1997 no equipara
distribuidor único con exclusivo considerando que tan importante restricción a la libertad
comercial de las empresas debe documentarse por escrito. No obstante, se admite la posibilidad
de contratos de distribución verbales (por todas Sentencia de 15 de octubre de 1992) siendo válida
también en ellos el pacto de exclusiva, que será tenido por cierto cuando aparezca acreditado bien
por presunciones, caso de la Sentencia de 4 de julio de 1994, bien indagando la voluntad de las
partes mediante la interpretación del contrato a la vista de los actos coetáneos y posteriores.
Recuerde que…
• Las obligaciones de no hacer son obligaciones negativas en las que el deudor debe omitir o
abstenerse de realizar alguna actividad.