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CAPITULO V
Seguridad Ciudadana y Neoliberalismo
PROCESO METODOLÓGICO

Se vive una serie de profundas contradicciones y paradojas, en contramano con una profunda crisis, de
la cual la dimensión económica constituye la faceta de la mayor fuerza y con una decisiva influencia en
las conductas sociales e individuales, y donde sale a la vista una notable contradicción entre los objetivos
que persigue la política neoliberal entroncada a la globalización con las finalidades propuestas
planteadas en la denominada Seguridad Ciudadana.

Es en este sentido que nos proponemos analizar la "Seguridad Ciudadana", entendida como las
condiciones básicas que requieren las personas para ejercer sus libertades individuales y colectivas, sus
derechos ciudadanos, así también el respeto a las leyes, y a las normas en vigencia, para lograr de esta
manera la paz, la convivencia y la justicia, aplicada con eficiencia a la dignidad humana, llegando de esta
manera al bienestar común.

La Seguridad Ciudadana debe ser entendida como una idea superior a la de proporcionar resguardo
físico o simplemente seguridad material en favor del ciudadano, por medio de la acción del Estado para
proporcionar a los estantes y habitantes niveles económicos satisfactorios, confianza en la justicia,
libertad, instituciones con bases solidaridad y democracia, de tal manera que los ciudadanos vivan en
una sociedad que les otorgue garantías de seguridad y bienestar social, familiar y comunitario.

Sin embargo, la Seguridad Ciudadana entendida así, tiene en sí misma factores de inseguridad que
nacen del mismo Estado, en este caso concreto la Política Económica imperante: el neoliberalismo.

Las características de ésta constituyen el primer obstáculo para los principios y fines de la Seguridad
Ciudadana, la elevación constante del costo de vida, la pobreza, el desempleo, la migración campo
ciudad, los conflictos sociales, la delincuencia juvenil, la falta de recursos destinados a la educación, la
salud, etc., son muestras de esta situación.

1.2 Problematización
Las preguntas e interrogantes que más nos acercan a la investigación son las siguientes:

¿Cuáles son los verdaderos alcances de la Seguridad Ciudadana?


¿La Seguridad Ciudadana implica simplemente proporcionar resguardo físico? O, por el contrario,
¿implicará la Seguridad Ciudadana una conceptualización mucho más amplia que se manifiesta como la
capacidad del Estado de proporcionar a los estantes y habitantes de un territorio niveles económicos,
políticos y sociales satisfactorios basados en las libertades democráticas y los derechos ciudadanos?

1. Concebida así la Seguridad Ciudadana, ¿podrá implementarse en función de sus Principios y


Fines dentro de un marco de una Política Económica Neoliberal como la nuestra?

2. ¿No será que la inseguridad ciudadana nace precisamente del propio Estado al implementar este
tipo de políticas?

3. ¿De qué manera la Política Neoliberal se constituye en el principal factor atentatorio a la


Seguridad Ciudadana?

4. ¿De qué manera la Política Neoliberal se constituye en un factor determinante atentatorio a la


Seguridad Ciudadana generando conductas sociales e individuales contrarias al Orden Jurídico
establecido?

5. ¿De qué manera las reformas imperantes en el campo del derecho realizadas por el Estado
Boliviano podrán ser efectivas y acordes con la Seguridad Ciudadana, mientras exista una
Política Neoliberal?

6. ¿No será necesaria la búsqueda de una mayor Justicia Social y Bienestar Común de parte del
Estado como una forma de garantizar la implementación de la Seguridad Ciudadana?
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Seguridad Ciudadana y Neoliberalismo, dos criterios muy manejados en la actualidad, pero también a
la vez se constituyen en criterios contradictorios en cuanto se refieren a sus principios y sus fines
aplicados a una realidad concreta.

En este sentido, que Neoliberalismo y Seguridad Ciudadana, están expresando la complejidad de la


problemática social sólo en el campo económico o aspectos políticos, sino en forma decisiva en aspectos
sociales, familiares y valorativos, etc.

Existen varias perspectivas que se puede optar para abordar este tema desde el punto de vista ético,
político, social, económico, histórico, jurídico; sin embargo, la perspectiva de análisis del presente
problema en el trabajo que realiza nos tiene una óptica totalizadora que nos permite comparar y de esta
manera demostrar las grandes contradicciones existentes, tanto teóricas como prácticas en su aplicación.

Seguridad Ciudadana
Muchos podríamos confundir el concepto de la Seguridad Ciudadana con la idea de proporcionar
resguardo físico o simplemente seguridad material en favor de un ciudadano. No estamos alejados de la
verdad si consideramos esta aparente acepción.

Debe entenderse por seguridad ciudadana, la capacidad de Estado de proporcionar a estantes y


habitantes de un territorio, niveles económicos satisfactorios, confianza en la justicia, instituciones con
sólidas bases democráticas, libertad de conciencia y religión, de tal manera que los ciudadanos vivan en
su sociedad y un sistema que les otorgue, garantías y seguridad. Y no de una subsistencia precaria como
sucede en mayor parte de los países no industrializados, sino de una gama de oportunidades como las
mencionadas; muchas de ellas son substanciales con una existencia digna, de plena confianza en
justicia, en la libertad de derecho a la vida, a la salud y a un desarrollo humano edificante.

Neoliberalismo
La esencia del neoliberalismo se traduce en asegurar la más absoluta libertad para que las fuerzas del
mercado establezcan las relaciones fundamentales de la economía y la sociedad.

Toda intervención del estado debe ser suprimida o contrarrestada. El mejor estado es el que reduce su
actividad las funciones generales de administración, justicia, defensa, policía y relaciones exteriores.

El modelo neoliberal se estructura a partir de ciertas piezas claves. Entre ellas destacan la libertad de
precios y salarios, libertad cambiaria, apertura total al exterior, libre contratación y traslado de las
actividades económicas rentables a la empresa privada.

Democracia
Siendo las definiciones de Democracia diversas y hasta contradictorias daremos la que más se ajusta a
la materia de investigación.

Democracia es aquel régimen político que institucionaliza la participación de todo el pueblo, en la


organización y ejercicio del poder político mediante la intercomunicación entre gobernantes y gobernados
y el respeto de los Derechos y Libertades fundamentales dentro de una justa estructura socio económica.

El presente concepto de democracia es una descripción ideal de todos lo que quisiéramos, que sea la
democracia, empero lamentablemente en la práctica política, por lo menos en nuestro país esta situación
no existe.

SEGURIDAD CIUDADANA Y SISTEMAS SOCIALES AUTORREFERENTES EN EL CONTEXTO DE LA


SOCIEDAD COMPLEJA
La inseguridad ciudadana surge y se define en la actualidad como problema social en sociedades que
poseen un diverso nivel de desarrollo económico, múltiples rasgos culturales y regímenes políticos de
distinto signo, no pudiéndose establecer, por tanto, distinciones simplistas para caracterizar factores
asociados a su incremento y formas de expresión.

En ese sentido, no existe una taxonomía general que permita identificar rasgos uniformes vinculados a
las características que asume la inseguridad o distinguir tipos de sociedades que presenten el problema
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en forma exclusiva, siendo en definitiva una condición que comparten cada vez más un gran número de
países en todo el mundo.

La selectividad temática de la inseguridad como una de las principales preocupaciones en las sociedades
contemporáneas, ha ocurrido en distintos momentos y circunstancias del acontecer nacional; sin
embargo ésta constituye una situación que viene presentándose desde los últimos veinte años cada vez
con mayor frecuencia, observándose una tendencia a diferenciar el tratamiento clásico de la delincuencia
y su compleja etiología con respecto a la dinámica que permite estructurar sistemas de seguridad
ciudadana.

En ese sentido se abre una nueva dimensión frente al tema de la delincuencia, que incluyen procesos
sociales distintos a los que determinan la actividad delictiva, lo cual implica revertir la noción de una
sociedad vista como víctima pasiva del "azote" criminal y pasar a observar los procesos y capacidades de
la sociedad civil para efectuar acciones.

Por otra parte, las sociedades contemporáneas que han tematizado las condiciones sociales de
incremento de las tasas de criminalidad y la elevación de la tasa de temor, en términos de "inseguridad"
colectiva y han planteado la necesidad de enfrentarla, son todas sociedades complejas y urbanas, lo cual
obliga a adoptar puntos de observación suficientemente amplios y relacionales que permitan incorporar
una diversidad de variables y considerar simultáneamente la multiplicidad de interacciones entre las
diferentes estructuras de la sociedad actual. Como consecuencia de lo anterior, ya no es posible encarar
los problemas que afectan a la sociedad compleja desde una sola estructura de toma de decisiones, o de
intercambio económico en el mercado, o exclusivamente desde un punto de vista educativo o religioso.

Paralelamente la sociedad sigue incrementando su nivel interno de complejidad, mediante el desarrollo


de la autonomía funcional de los diversos sistemas parciales que la constituyen, al mismo tiempo que se
multiplican y diversifican las demandas sociales, haciendo necesario superar las tradicionales formas de
coordinación social, pues no existiría ya ninguna estructura o dispositivo, que en forma centralizada,
pueda elaborar respuestas con sentido único y generalizables en todo el sistema social, y menos aún
proveer soluciones integrales concebidas, planificadas, implementadas y controladas por un sólo agente,
institución o grupo social.

Todo parece indicar que la sociedad contemporánea ha alcanzado un estado donde más que nunca la
construcción social de la realidad y la acción colectiva poseen una creciente multiplicidad de puntos de
emergencia y estructuración.

La Tematización de Problemas Públicos.


En una sociedad compleja caracterizada por un aumento permanente de experiencias y acciones y por la
presencia de una variedad de grupos de interés y sistemas parciales, que disponen de su propia
codificación y programación frente al ambiente, resulta imposible alcanzar formas de consenso mediante
la opinión pública, considerada ésta como fruto de la libre discusión de los temas públicos.

En consecuencia, ante la imposibilidad de establecer intereses generales uniformemente considerados y


asumidos, se impone el abordaje de los problemas mediante decisiones estratégicas de carácter parcial,
es decir, de manera autorreferente en el interior de cada sistema especializado de la sociedad.

En esos términos, desde el punto de vista de la generalización de los temas de interés general, resulta
central considerar que, la diferenciación funcional ha ido tan lejos en la sociedad contemporánea que
resulta improbable la integración social de la opinión pública sin vinculación alguna a los sistemas
parciales.

Este hecho ha obligado a redefinir el concepto de opinión pública y adscribirlo a algún sistema que
permita el manejo de intereses funcionalmente definidos. Desde la perspectiva de los sistemas
autorreferenciales la opinión pública ya no comprende a todo el sistema social, sino fundamentalmente al
sistema político como sistema parcial, mediante comunicaciones públicas derivadas de una selección
contingente de temas.

Todo ello es posible porque existe un conjunto de reglas previas a la tematización de un determinado
contenido, de tal manera que las personas sólo pueden optar entre las selecciones temáticas
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previamente establecidas por los medios de comunicación de masas. Entre las reglas de atención
propias del sistema político se encuentran la prioridad de determinados valores con sentido cultural, las
crisis o síntomas de crisis, el estatus del emisor, los síntomas del éxito político, la novedad de los
acontecimientos y los denominados "dolores de la civilización".

La Tematización de la Inseguridad.
La deriva comunicativa que ha seguido la tematización de la inseguridad, en los medios de comunicación
de masas en muchos países del mundo, ha significado ser entendida como un problema social de
primera importancia en la agenda de la sociedad.

Ello implica, en términos de opinión pública, que tarde o temprano la inseguridad ciudadana se
transforme en un tema eminentemente político, respecto del cual al Estado y sus organismos les cabe un
protagonismo ineludible para establecer prioridades, generar políticas, planes y programas destinados a
su superación, al mismo tiempo que se le demanda articular y definir los límites de la acción legítima de
los demás componentes de la sociedad.

Es interesante observar que en los casos donde el tema de la inseguridad ha adquirido relevancia pública
ella se ha tematizado invariablemente como un problema vinculado a la órbita política. En efecto, una vez
que el incremento de las tasas de criminalidad alcanza un reconocimiento público y se generaliza la
sensación de peligro, muchas veces por un tratamiento sensacionalista por parte de los medios masivos
inevitablemente la opinión pública demanda una respuesta eficaz de la autoridad.

Estudios efectuados en América Latina ratifican el hecho que en la construcción de los significados
colectivos respecto a la temática de la inseguridad ciudadana, juegan un papel fundamental los medios
de comunicación, particularmente la prensa escrita, por su centralidad en la construcción de la
denominada agenda setting.

En ese sentido, se observa en las definiciones de la comunicación social que la necesidad de protección
frente a robos asaltos y agresiones supera la capacidad de respuesta individual. En la actualidad todas
las sociedades que enfrentan esta situación lo hacen mediante diversas formas de gestión pública, a
través de planes que comprometen en distintos grados al aparato del Estado en el ámbito nacional,
regional o comunal.

Ello por supuesto no descarta, por ejemplo, la intervención activa que individuos particulares y familias
hacen por reducir la sensación de inseguridad mediante la adquisición de armas para la defensa personal
o la contratación de servicios de seguridad.

Sin embargo, ellas se encuentran también reguladas públicamente y se asumen como insuficientes para
terminar con la delincuencia, a la vez que son crecientemente cuestionadas por el peligro que conllevan
al fomentar la autodefensa y la violencia generalizada como mecanismo de solución.

En sociedad compleja una vez que un determinado tema ha pasado a ser público, como sucede con la
inseguridad - y por tanto potencialmente disponible para la comunicación general y se reconoce que
afecta a la sociedad en su conjunto- su observación y tratamiento posterior sólo puede ser asumido en
forma auto referencial por cada sistema parcial.

Esto conduce necesariamente a considerar las operaciones básicas que los sistemas desarrollan al
interior de sus propios límites, lo cual evidentemente torna más complejo el análisis del problema.

Lo anterior permite reconocer la ineficiencia y obsolescencia que tienen las medidas verticalistas
adoptadas por el Estado así como cualquiera otra respuesta unidimensional y simplista que se elabore en
forma sectorial, las cuales precisamente al estar concebidas sobre una base auto referencial, no pueden
prever las observaciones y la variedad de selecciones también clausuradas que realizan los demás
sistemas sociales parciales.

Riesgo, Prevención y Seguridad.


Antes de abordar el tratamiento que los sistemas parciales pueden efectuar respecto de la inseguridad,
es necesario profundizar en algunas herramientas conceptuales que permitan interpretar el sentido con el
cual se procesa el fenómeno en la comunicación social por parte de diversos sistemas.
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En el contexto de la teoría de Luhmann, resulta posible abordar la inseguridad desde la perspectiva del
riesgo, pues más allá del particular contenido atribuido u operaciones que cada sistema pueda efectuar al
respecto en términos de equivalencia funcional, todos los sistemas se ven impelidos a adoptar alguna
estrategia de prevención y, al hacerlo o no, asumen el riesgo que ello implica..

En la obra "Sociología del Riesgo", Luhmann asume que éste sería no sólo un problema psíquico,
vinculado con la tradicional perspectiva del rational choice, sino que sobre todo es un problema social
comunicacionalmente construido e históricamente diferenciado (Luhmann, 1992). El riesgo implica un
fenómeno de contingencia múltiple que como tal ofrece diferentes perspectivas a distintos observadores.

Para un sistema observador cualquiera, el riesgo siempre implica que el futuro se presenta como incierto,
pero se asume que lo que en el futuro pueda suceder depende de la decisión que se tome en el presente,
"pues hablamos de riesgo únicamente cuando ha de tomarse una decisión, sin la cual podría ocurrir un
daño".

En todo caso lo importante, más allá del tipo de daño que pueda producirse o del momento en que este
ocurra, es que éste sea evitable. El concepto de riesgo, no debe oponerse al concepto de seguridad, toda
vez que la seguridad no puede ser nunca completa. Siempre existe algo imprevisto que puede ocurrir y
por ello la seguridad, dada la imposibilidad real de ser alcanzada, sería una ficción social, que surge
como una verdadera válvula de escape en el cálculo de riesgos.

En consecuencia, si se trata de situaciones conceptualizadas por el sistema como peligrosas, resulta


típico ejecutar acciones simultáneas de seguridad, tales como adquirir armas de defensa o ahorrar
dinero, por ejemplo. En cambio si se trata de una situación riesgosa las condiciones cambian, dado que
en este caso la prevención influye en la disposición al riesgo pasando a constituir una condición para que
el daño pueda producirse; es decir, se puede asumir más riesgos cuando más protegido se está.

Los sistemas autorreferentes enfrentan otra paradoja, pues al intentar disminuir el riesgo inevitablemente
ponen en juego alguna variable que lo aumenta, lo cual se vincula con el conjunto de alternativas puestas
en marcha para el control de daños.

Por consiguiente, si todo objeto, situación o factor deriva de una construcción efectuada por un sistema
observador sobre la base de su propio juego de distinciones en cualquier nivel de emergencia que se
encuentre, pierde sentido plantear una diferencia entre una seguridad objetiva respecto de otra de
carácter subjetivo. De allí que la seguridad siempre emerja como una categoría que asume un sistema
ante la evaluación de peligros y riesgos realizada también de manera autorreferente.

Así algunas personas considerarán que se encuentran seguras en función de su propia valorización
respecto de las condiciones presentes en el entorno, en tanto otras enfrentadas a las mismas
condiciones experimentan el sentimiento contrario. De igual modo, cuando un gobierno asegura ante la
opinión pública que la "seguridad se encuentra garantizada", lo hace sólo y exclusivamente con
referencia a las distinciones, siempre limitadas, que es capaz de efectuar como sistema.

De allí que la seguridad sea un estado-sensación que experimentan los sistemas para manejar el riesgo y
el peligro dentro de los límites que pueden dar sentido a la acción del sistema, particularmente aquellas
vinculadas a las prevenciones y resguardos que adoptan.

Respecto de la seguridad ciudadana sin embargo no siempre existe claridad. Este concepto remite a la
tradición de la noción de ciudadanía y, por lo tanto, a la capacidad de los ciudadanos como agentes
activos, y no como una masa relativamente pasiva, que exige o demanda seguridad de una instancia
superior. Por otra parte, la mayor parte de las definiciones de seguridad ciudadana la vinculan con la
seguridad pública.

En esos términos la seguridad ciudadana comparte los principios bajo los cuales los Estados
democráticos deben ejercer la seguridad interior, pero su diferencia específica deriva de los agentes
involucrados, particularmente en este caso, las personas que ejercen derechos y tienen deberes
ciudadanos. De allí que se entienda que para la consecución de la seguridad ciudadana se requiera de
responsabilidad tanto del Estado y de sus diversos organismos como de la ciudadanía en general.
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La seguridad ciudadana puede ejercerse entonces en diversos niveles: metropolitano, local,


vecinal, etc., puesto que no dice relación con una diferenciación o escala territorial ni con límites
espaciales determinados, sino fundamentalmente con las formas de incorporación de las personas, las
organizaciones o comunidades de manera activa en diversas modalidades de participación ciudadana
para la prevención frente a los peligros que los afecten.

Más allá de la diversidad de definiciones, lo concreto es que los sistemas sociales han diferenciado la
temática acotándola a dos aspectos fundamentales:

a) las amenazas a las personas y los bienes derivadas de la actividad delictiva, particularmente los robos
con violencia, hurtos y las diversas formas de agresión;
b) los peligros relacionados con la ocurrencia de catástrofes y desastres naturales como consecuencia de
terremotos, inundaciones, aluviones, crisis ecológicas, etc.

Es evidente que, de las dos dimensiones indicadas, la referida al delito ha sido la hegemónica, pues se
ha constituido en un eje en torno al cual ha girado la discusión de la seguridad ciudadana.

Esto parece derivar de la permanente contingencia que deben afrontar los sistemas frente al crimen,
además del aumento progresivo de las tasas de delitos experimentado en todo el mundo durante los
últimos años.

En cambio la dimensión referida a las fuentes de amenaza del medioambiente natural es esporádica o
cíclica, obedeciendo frecuentemente a las particularidades climáticas o a la topografía de un determinado
territorio.

Complejidad y riesgo.
Ahora bien, la observación de los mecanismos para el logro de la Seguridad Ciudadana conlleva
invariablemente ambas distinciones, sea cual sea el esquema de diferenciaciones asumidas por el
sistema. Así ya sea el Estado a través de cualquiera de sus organismos (Ministerios, o Municipios); las
organizaciones privadas; la comunidad organizada o las personas mismas, al reaccionar frente a las
amenazas que representan los robos, asaltos, agresiones o cualquier delito, los denotan como
peligrosos, pues son atribuidas a fuentes que provienen del entorno.

Cuando un sistema decide emprender acciones de prevención destinadas a reforzar la sensación de


seguridad, a través de medidas percibidas como eficaces para controlar posibles daños futuros, ingresan
necesariamente en su operatoria distinciones que involucran riesgo. Incluso si estas decisiones no se
adoptan, los daños pueden aumentar y con ello incrementar el peligro al cual está expuesto el sistema.

En definitiva lo que hacen los sistemas sociales es efectuar prevenciones para lo cual asumen con su
operar inevitablemente algún nivel de riesgo con el propósito disminuir los peligros evitando posibles
daños futuros, - robos, agresiones, asaltos, catástrofes, etc., - lo cual les permite reforzar la sensación de
seguridad.

Las equivalencias en las distinciones son evidentemente generales y operan en el nivel de la lógica
básica de todo sistema social autorreferido. Esto implica que en la práctica diversos sistemas adoptan
disímiles combinatorias para reducir y hacer manejable la complejidad que entraña la sensación de
inseguridad, pues la identificación y evaluación de los peligros y su jerarquización, en términos de la
importancia atribuida o la posibilidad de control, así como las estrategias y acciones de prevención que
se decidan emprender, dependen de la configuración autorreferencial de los sistemas.

Como se mencionó anteriormente, este proceso es cada vez más complejo de analizar en virtud del
elevado nivel de diferenciación sistémica que exhiben las sociedades contemporáneas.

Por lo tanto, la comprensión del tema de la Seguridad Ciudadana implica considerar la singularidad con
que cada sistema efectúa operaciones de prevención, debiéndose distinguir el particular esquema de
distinciones que utiliza cada uno de ellos. Dicha consideración remite a la atribución de sentido que
efectúan los sistemas sociales para procesar la complejidad de sus entornos particulares hacia los cuales
dirigen sus operaciones.
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DIFERENCIAS Y SIMILITUDES ENTRE EL ORDEN INTERNO, ORDEN PÚBLICO Y SEGURIDAD


CIUDADANA

El orden interno es el conjunto de acciones que desarrolla la Policía Nacional para garantizar la
seguridad del Estado, del sistema de gobierno y de sus instituciones. El orden público y la seguridad
ciudadana están orientados a otorgar seguridad a la sociedad.

El orden interno es responsabilidad del Estado, a cargo de la Policía Nacional en tiempos de normalidad
y de las Fuerzas Armadas en el estado de emergencia, sólo cuando lo disponga el Presidente de la
República. El orden público es el conjunto de medidas y previsiones que adopta el Estado a través de la
Policía Nacional para evitar alteraciones y garantizar la tranquilidad de las personas en las calles y
recintos públicos.

El orden público es responsabilidad de la Policía Nacional. La seguridad ciudadana es de


responsabilidad multisectorial. El orden interno y el orden público tienen ámbito nacional. La seguridad
ciudadana debe combatirse desde el ámbito local para evitar el desarrollo de la delincuencia organizada.

El orden público tiene que ver con alteraciones en las calles y recintos públicos. Cuando las acciones
contra el orden público se tornan difíciles y afectan al Estado, estas ingresan al campo de
responsabilidad del orden interno. La seguridad ciudadana está orientada a la lucha contra la criminalidad
y la violencia con apoyo de la comunidad y de las autoridades locales. Los tres conceptos tienden a
eliminar riesgos y amenazas. Están reguladas por el Derecho, la Constitución y las leyes; y son
responsabilidad del Estado.

Los tres conceptos deben actuar bajo el irrestricto respeto a los derechos humanos.
Los tres conceptos velan por la tranquilidad, la paz social, y buscan mantener el equilibrio social. El
objetivo principal de la seguridad ciudadana es luchar contra la violencia delictiva, sobre todo a nivel local
para reducir el crimen mayor. Mientras que las acciones de orden público se orientan a garantizar la
tranquilidad, la seguridad, la moralidad y la salubridad de una colectividad a nivel nacional.

Las alteraciones del orden interno son eventuales y su resquebrajamiento afecta a la integridad del
Estado. Las alteraciones del orden público y de la seguridad ciudadana son permanentes y se producen
diariamente y en forma continua en cada demarcación territorial y afectan a la comunidad en general.

El orden interno es la finalidad fundamental de la Policía. El orden público y la seguridad ciudadana son
sus objetivos principales.

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