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El documento discute el problema de la castellanización de los indígenas en Bolivia y las resistencias a enseñar en las lenguas nativas. Argumenta que las autoridades educativas rechazaron enseñar en las lenguas maternas de los estudiantes indígenas con el pretexto de que no tenían literatura y sería una pérdida de tiempo, pero que la posición política iba más allá de lo lingüístico pues buscaba asimilar a los indígenas a la vida nacional a través de la lengua española. Tamb
El documento discute el problema de la castellanización de los indígenas en Bolivia y las resistencias a enseñar en las lenguas nativas. Argumenta que las autoridades educativas rechazaron enseñar en las lenguas maternas de los estudiantes indígenas con el pretexto de que no tenían literatura y sería una pérdida de tiempo, pero que la posición política iba más allá de lo lingüístico pues buscaba asimilar a los indígenas a la vida nacional a través de la lengua española. Tamb
El documento discute el problema de la castellanización de los indígenas en Bolivia y las resistencias a enseñar en las lenguas nativas. Argumenta que las autoridades educativas rechazaron enseñar en las lenguas maternas de los estudiantes indígenas con el pretexto de que no tenían literatura y sería una pérdida de tiempo, pero que la posición política iba más allá de lo lingüístico pues buscaba asimilar a los indígenas a la vida nacional a través de la lengua española. Tamb
La Educación Indigenal en Bolivia. Un siglo de ensayos educativos y resistencias patronales
Roberto Choque La castellanización del indígena, como postura política de civilización, tuvo sus defensores, pero también hubo quienes percibieron la importancia de los idiomas nativos en la enseñanza. Según Georges Rouma, el primer trabajo de la formación precisaba una educación intensiva que pudiera llegar a ser perfecta con algunas modifi- caciones de detalle, idéntica a la que se daba a los niños en la ciudad. La enseñanza del castellano debía ser por el método directo, proveyendo a los jóvenes una serie de ejercicios destinados a desarrollar el poder de atención, la memoria, la inteligencia, así como proporcionarles actividades de motivación. Lamentablemente este procedimiento ocasionaba una mecánica repetición de vocabularios sin que los alumnos indígenas pudieran entender su significado. Esta situación producía además el ausentismo de los alumnos. Los procedimientos empleados eran los usados en las escuelas Froebelianas para desarrollar la inteligencia de los niños adaptados a un medio como es el altiplano. Para Claudio Sanjinés la castellanización del indígena constituía una necesidad importante para la unificación de la República. La historia había demostrado cómo los grandes conquistadores impusieron su idioma a los pueblos sometidos. Así, la expresión del dominio Inka conllevaba la imposición del idioma qhichwa a los aymaras pese a haberse resistido… la extensión del castellano en el mundo indígena no significaba ‘la conquista avasalladora de un pueblo sobre otro pueblo’, sino el ensanche de la civilización moderna. En las comunidades indígenas del altiplano boliviano, las lenguas más usuales eran el qhichwa y el aymara, lo cual generaba “el dilema siguiente: o se debe hacer la clase en la lengua materna del niño o es necesario enseñarle a hablar en español antes de comenzar los estudios primarios propiamente dichos”. Claro está que debía usarse previamente la lengua materna para formar los vocabularios. Como no existía ninguna consulta a las propias autoridades indígenas ni a los padres de familia sobre este aspecto, las autoridades de educación decidieron rechazar la opción de enseñar en la lengua materna, justificando su decisión de este modo: a) Las lenguas indígenas que presentan un gran interés desde el punto de vista de la lingüística comparada, y de cultura actual de las razas indígenas, tiene un valor muy reducido. Esas lenguas no poseen literatura, y el hecho de enseñar a leer en ellas, constituye una pérdida de tiempo, pues la lectura no tiene utilidad superior que la de ser un instrumento de trabajo que sirve para adquirir conocimientos por medio del libro y del periódico. b) La comunidad de aspiraciones nacionales, la formación de ciudadanos buenos y conscientes de sus derechos y de sus deberes no puede hacerse sino por medio de la castellanización previa del indígena, en vista de que la [única] lengua oficial es el español. Si no queremos formar estados indígenas dentro del Estado, si queremos asimilar al indio a la vida nacional, la cual no es realizable sino por medio de la lengua nacional. (Ministerio de Instrucción 1916,5) La decisión de no enseñar a partir de las lenguas nativas las justificaban por no tener una literatura que sirviese como un instrumento de trabajo para adquirir conocimiento y su enseñanza; por tanto, significaría “una pérdida de tiempo”. Sin embargo, la posición política va más allá de la cuestión lingüística puesto que con la castellanización se incorporaba o asimilaba al indio a la vida nacional de una minoría de cultura occidental con el pretexto de modernización. Era una política nacionalista que implicaba “la formación de ciudadanos buenos y conscientes de sus derechos y deberes”. El problema no sólo era el idioma, sino también el contexto cultural del indígena aymara-qhichwa y waraní, principalmente. Por consiguiente, no sólo bastaba atacar a la cultura de incorporar al indígena “dentro de la vida del organismo nacional”. ¿Qué significaba educar a los indios en su propio idioma? Significa dividir más a criollo-mestizos e indios, sin permitirles conocer lo bueno y lo malo que tenían, sin incorporarlos a la vida nacional. El tiempo ha demostrado que no lograron hacer desaparecer el idioma originario con la castellanización; tampoco se pudo unificar a los indígenas y a los criollos-mestizos.