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3.

DE LA ORACIÓN Y SUS ELEMENTOS EN GENERAL

3.1.1. Contenido de la Sintaxis. — La Morfología abstrae las palabras de su contexto


para clasificarías en diferentes grupos según las funciones de que son capaces, estudia las
diferentes formas que pueden adquirir para representar las categorías gramaticales y establece
los medios que el idioma emplea para enriquecer su léxico formando nuevas palabras a base de
las ya existentes. A la Sintaxis corresponde estudiar el contexto como tal, es decir, las
agrupaciones de palabras conexas o relacionadas entre sí, con los medios para significar sus
relaciones mutuas, y señala y clasifica las unidades o agrupaciones que la intención del hablante
establece en el conjunto de la elocución.
Es fácil comprender que la separación entre Morfología y Sintaxis es arbitraria y solo
fundada en la conveniencia metódica de examinar el lenguaje desde diferentes puntos de vista.
Cuando, p. ej., la Morfología clasifica las palabras como partes de la oración, se vale a menudo
de conceptos funcionales o sintácticos. Cuando la Sintaxis establece las reglas de la
concordancia, no hace más que ajustar, repitiéndolo, el sistema de las desinencias estudiado en
la Morfología. Por esto en los capítulos que siguen, dedicados a la Sintaxis española, encontrará
el lector numerosas repeticiones sobre el uso, significado y función de las formas nominales y
verbales, que ya quedaron dichos en la Morfología, y esta, a su vez, tuvo que explicar tales
conceptos por su función oracional. Esta penetración recíproca de las partes en que suele
dividirse la Gramática explica que la investigación lingüística se valga a veces de
denominaciones mixtas como morfofonología, fonosintáctico, morfosintáctico, etc.; tales
distinciones, aunque útiles, quedan fuera de los fines de este libro.

3.1.2. La oración. — La intención del hablante divide la elocución en unidades de sentido


completo en sí mismas llamadas oraciones. Tener sentido completo en sí mismas quiere decir
que contienen una enunciación (afirmativa o negativa), una pregunta, un deseo o un mandato.
Para aclarar y completar esta definición necesitamos referirnos a otras unidades del
lenguaje explicadas ya en los capítulos anteriores. La unidad fonética mínima del habla real es
la sílaba. El concepto de fonema se obtiene por abstracción de los elementos fónicos que la
componen. Pronunciamos sílabas, no fonemas sueltos, y aun en los casos en que la sílaba no
contenga más que un solo fonema (como en a-mor), se profiere como entidad silábica, es decir,
como unidad de impulso espiratorio y articulatorio que define fisiológicamente la sílaba. Las
palabras no son unidades fonéticas, puesto que en la cadena del habla se enlazan unas con otras
en sucesión silábica, dentro del grupo fónico en que se hallan (pron-to-lle-ga-re-mo-sa-ca-sa).
Las palabras son unidades de significado, aunque su significado puede ser complejo, como en
cantábamos, que engloba la significación del verbo cantar, de imperfecto de indicativo, de
primera persona y de plural.
Al indagar las unidades sintácticas que el hablante establece en su elocución, hallamos
como unidad intencional de primer plano la oración, que ya puede ser definida del modo
siguiente: la oración es la unidad más pequeña de sentido completo en si misma en que se
divide el habla real. Las oraciones se van sucediendo en el discurso; pero cada una de ellas es
autosuficiente para decir que enunciamos, preguntamos, deseamos o mandamos algo. La unidad
de intención con que se produce cada oración tiene además signos exteriores que la aseguran
para el hablante y para el oyente. Tales son: las inflexiones de la entonación (v. cap. 1.7); la
trabazón que la concordancia indica entre las palabras que la componen; el enlace que señalan
las partículas; el orden fijo o libre con que se suceden las palabras y las frases. Fuera de los
límites de cada oración no funcionan ya estos recursos expresivos de su unidad interna: la curva
melódica es otra; desaparece la concordancia (salvo en referencias anafóricas), y no actúan ya ni
el régimen de las preposiciones ni el enlace conjuntivo, excepto en algunas conjunciones
continuativas. Estos factores indican en todos los casos los límites de una oración. Al definirla
como la menor unidad sintáctica del habla no debe pensarse en su extensión: hay oraciones
cortas que contienen una sola palabra y otras, largas, que comprenden muchas palabras y frases.
Lo que importa es que cada una de ellas tenga sentido completo en sí misma y exprese una
enunciación, una pregunta, un deseo o un mandato.
3.1.3. Sujeto y predicado. — Con mucha frecuencia la oración establece una relación
lógica entre dos términos o miembros: sujeto y predicado. El sujeto es la persona o cosa de la
cual decimos algo; por predicado entendemos todo lo que decimos (predicamos) del sujeto.
Ejemplo: EL CLIMA DE AQUELLA COMARCA es frío y seco; Por asuntos comerciales
viajaba mucho MI HERMANO MAYOR entre España y América; ¿Está en casa TU PAPÁ?
Van en versalitas las palabras que constituyen el sujeto, y en cursiva las que componen el
predicado de cada uno de estos ejemplos. Las oraciones que se formulan gramaticalmente
estableciendo una relación entre sujeto y predicado se llaman bimembres. Son las que
principalmente han servido y sirven de base para el análisis sintáctico.

3.1.4. Oraciones unimembres. —No es indispensable que las oraciones adopten la forma dual de
relación entre sujeto y predicado. Cuando decimos llueve, nevaba, tronó mucho, u otras
expresiones con verbos unipersonales, no pensamos en sujeto alguno. Al saludar a una persona
con la palabra ¡adiós!, no se nos ocurre hoy que empleamos una forma reducida de los saludos
antiguos ¡Quedad a Dios! o ¡A Dios te encomiendo! En ¡Qué bonito!, ¡Qué pena!, ¡Cuánta
miseria!, no tenemos de ordinario en la mente más palabras que las que decimos. Sin embargo,
nada falta a tales expresiones para ser unidades sintácticas completas en sí mismas. Son, pues,
oraciones unimembres, que abundan especialmente en el habla coloquial y también en ciertas
obras literarias modernas que se esfuerzan por dar una impresión primaria de las cosas sin las
trabas que impone una construcción más o menos lógica; p. ej.: La Secretaría del Casino.
Anaqueles y legajos, incómoda y aparatosa sillería de brocatel, gran mesa oficinesca provista
de plumas, lacre, cuadradillos, raspadores, obleas, campanilla de plata. — Cabildo de
fortunones antillanos (Valle-Inclán, Viva mi dueño, libro 2.°, XII); ¡Nada de ruiseñores
enamorados, nada de jardín versallesco, nada de panoramas sentimentales! Aquí, los responsos
de sapos hidrópicos, las malezas de cerros misántropos, los rebalses de caños podridos. [...]
Aquí, de noche, voces desconocidas, luces fantasmagóricas, silencios fúnebres (J. Eustasio
Rivera, La vorágine, 3.a parte).

3.1.5. La frase. —-En sentido gramatical llamamos frase a cualquier grupo de palabras
conexo y dotado de sentido. Según esta definición, las oraciones son frases, pero no viceversa.
Expresiones como las recias murallas de la ciudad; en aquella playa solitaria y lejana; con
habilidad sorprendente, etc., son frases y no oraciones, porque su sentido no es completo en sí
mismo. Las locuciones son también frases hechas que se repiten como fórmulas fijas con valor
adverbial, prepositivo, conjuntivo, verbal, etc.: de vez en cuando, cada lunes y cada martes, a
cada paso, a fin de que, por entre, en contra de. Las frases que no son oraciones son a menudo
elementos constitutivos de oración (1).

(1) En Lingüística la frase se denomina sintagma, y su definición es la misma que damos en el


texto. También entre lingüistas se llama sintagma, en sentido estricto, la fórmula o esquema de estructura
que se repite en el idioma con independencia de las palabras que contenga. Por ejemplo, las oraciones
condicionales con la prótasis en imperfecto de subjuntivo se amoldan, en español moderno, al sintagma
«si -ra o -se, -ría» (Si pudiera o pudiese, iría; Si sembraras o sembrases a tiempo, cosecharías más). El
sintagma «ser + participio» da significación pasiva a cualquier verbo: La noticia fue pronto conocida en
la ciudad; Era hombre estimado por todos.

3.1.6. Oraciones simples y compuestas. — Al final del § 3.1.3 decíamos que las oraciones
bimembres son las que principalmente han servido y sirven de patrón para el análisis sintáctico,
en cuanto establecen una relación formal entre los dos términos del juicio lógico: sujeto y
predicado. Cada uno de ellos puede llevar complementos propios que lo determinan y
desarrollan, y que se articulan en torno al sujeto o en torno al predicado, como núcleos
esenciales de la oración gramatical. Con este criterio podemos definir la oración como forma
sintáctica que expresa la relación entre sujeto y predicado. Esta definición estricta no
contradice la definición más amplia que hemos dado hasta aquí, sino que facilita un instrumento
de análisis tan convencional como se quiera, pero que ha sido utilizado con eficacia por la
Gramática de todos los tiempos.
No olvidemos que definíamos la oración como unidad del habla real con sentido completo
en sí misma. Cada una de estas unidades puede contener un solo juicio (oración simple) o más
de uno (oración
compuesta). Considerando que el verbo es la palabra más característica de la oración —puesto
que muchas veces contiene en sí al sujeto y es siempre el nexo entre los dos términos del juicio
—, podemos concretar nuestro pensamiento diciendo que, para la práctica del análisis sintáctico,
donde hay un verbo hay una oración simple; donde haya dos o más verbos trabados entre sí,
tenemos una oración compuesta.
Naturalmente, ciertas perífrasis con un verbo auxiliar cuentan como un solo verbo: he visto, está
dicho, estoy diciendo, tengo que estudiar, iba diciendo, etc.
Ejemplos de oraciones simples: Mi casa está cerca de aquí; Todavía no han llegado los
excursionistas. Ejemplos de oraciones compuestas: Quisiera complacerte, pero no puedo;
Todavía no han llegado los excursionistas que esperamos, porque sin duda habrán salido muy
tarde; Aunque el tiempo sea malo, iremos de caza en cuanto amanezca. En los cinco últimos
capítulos de este libro trataremos de los diferentes tipos de oraciones compuestas.

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