La confirmación ratifica la gracia bautismal y nos une más a Cristo, afianza la relación con la iglesia, concediéndonos una
fuerza especial del Espíritu Santo para defender la fe y confesar el nombre de Cristo.
Es obra de Dios preocupado de que nuestras vidas sean plasmadas a imagen de su Hijo, haciéndonos capaces de amar
como Él infundiéndonos su Espíritu, actuando con toda su fuerza en nosotros.
En el bautismo celebramos una mayor unión con Cristo y en la confirmación una mayor unión con el Espíritu Santo.
SIGNOS
Las manos simbolizan poner bajo la protección del espíritu santo. Transmisión de poderes (dones), bendición y perdón.
El óleo (crisma) unir a Cristo. La fuerza que el mismo Dios comunica a las personas que empiezan una misión para él.
“Ser crismado es lo mismo que ser crista, ser mesías, ser ungido. Y ser mesías y se crista es lo misma misión que el
señor: dar testimonio de la verdad y ser, por el buen olor de la buenas obras, fermento de santidad en el mundo”
Esta madurez se plasma según Santo tomas: el confirmado recibe el poder de confesar la fe de cristo públicamente.
La interiorización es uno de los aspectos de la confirmación que nos aparta de lo externo, del pensamiento en el éxito.
Tenemos una intimidad, hacer que la persona interior se fortalezca.
San Ambrosio (S III-IV) dijo a unos confirmandos: recuerden que han recibido el espíritu de sabiduría e inteligencia, el de
consejo y fortaleza, el conocimiento y piedad, el de temor santo y guarda lo que has recibido. Dios padre te ha marcado
con su signo, Cristo señor te ha confirmado y ha puesto en tu corazón la prenda del Espíritu.