Para abordar el tema que nos convoca es importante tener en cuenta que el
fenómeno social, cultural y psicológico que rodea a las adicciones tanto a las
sustancias psicoactivas (SPA) como a las comportamentales, no es nuevo, por el
contrario, es un asunto que ha ocupado la agenda de los gobiernos desde
aproximadamente 50 años y se han establecido diferentes rutas para su intervención,
tratamiento y atención, las cuales no han sido ni eficientes ni eficaces, puesto que se
han manejado de manera aislada, tanto desde el ámbito de la salud como desde el
psicosocial.
En la actualidad los diversos estudios, investigaciones y trabajos académicos, han
dado origen a múltiples teorías que permiten tener una mirada más amplia y
contextualizada de las adicciones, dado que se han conformado comunidades
interdisciplinarias que permiten que la prevención, atención y mitigación del riesgo se
aborde con un enfoque que involucra a todas las ciencias y disciplinas cuyo sujeto y
objeto de estudio es el ser humano en todas sus dimensiones, es así como la medicina,
la psicología, la sociología, la antropología, el derecho, entre otros, aportan a la
construcción y puesta en marcha de estrategias que redunden en el mejoramiento de la
calidad de vida de los adictos y no adictos.
En línea con lo anterior, es importante, urgente y necesario que los gobiernos de
turno establezcan “verdaderas” políticas públicas que abarquen todos los escenarios
que se tejen alrededor del consumo-abuso de las SPA, para emprender acciones y
actividades acordes para la búsqueda de las soluciones, reales, verificables y
contextualizadas, en aras de favorecer la promoción y prevención en salud, las causas
y factores psicosociales del consumo, consecuencias legales, responsabilidad penal
del adolescente, el fortalecimiento del vínculo escuela-familia (corresponsabilidad).
La familia es el primer eslabón en la formación del ser humano, en este ambiente se
sientan las bases para el desarrollo de todas las etapas del crecimiento, las cuales se
fortalecen en la escuela, pero la familia no es ajena dinámicas sociales y culturales que
se gestan en su entorno, de ahí que la responsabilidad y compromiso de los miembros
de esta en el cuidado de los niños, jóvenes y adolescentes nos e puede limitar a la
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satisfacción de las necesidades básicas, sino que recae también en brindar los
elementos necesarios de habilidades sociales, fortaleciendo el respeto por sí mismo, el
autocuidado y la autonomía como pilares para la prevención en el consumo-abuso de
sustancias psicoactivas y de otros riesgos a los que se ven expuestos.
La escuela como espacio natural de socialización de los seres humanos, se
convierte en el escenario idóneo para formarlos integralmente, cuyo fin último es
educar ciudadanos comprometidos con la transformación de sus entornos familiar,
social, laboral y cultural, aportando desde su ser y hacer.
En la educación existe un en elemento que permite que los procesos de enseñanza
y formación integral de los niños, jóvenes y adolescentes, se vea transversalizado con
los académicos y cognitivos y es el de procurar ambientes escolares protectores, en los
cuales se propician espacios de interacción, participación y reflexión, para fortalecer los
valores, habilidades y destrezas que los éstos requieren para su desenvolvimiento en
los contextos a los que pertenece.
La comunidad educativa debe activar todas las herramientas que sean necesarias
para alcanzar este propósito, es así que se abren espacios de reflexión, formación y
capacitación tanto para los docentes, directivos docentes y estudiantes en los que se
afianzan las bases de la comunicación, respeto por el otro, tolerancia, solidaridad,
colaboración, cooperación, entre otros valores que conllevan a un relacionamiento
armónico y constructivo.
Por lo mencionado anteriormente, la problemática de las adicciones en Colombia, no
sólo atañe al establecimiento institucional, sino que permea todos y cada uno de los
escenarios en los cuales interactúa el individuo, de ahí entonces que, para el Gobierno,
el consumo de drogas o sustancias psicoactivas se ha convertido en gran
preocupación, puesto que este fenómeno ha implicado cambios estructurales en la vida
política, económica, cultural y social de la nació, cada una de estas esferas o ámbitos
se ha visto afectada de una u otra manera, pero lo que sí es cierto es que las políticas
públicas enfocadas en la prevención, atención y mitigación del riesgo, son insuficientes
pues cada día son más consumidores (adictos) que requieren intervención y los
recursos escasos.
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