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Conceptos de ética:

Miguel Guisti -> la concepción valorativa de la vida

Carlos Thiebout -> rechazo al daño

Adela Cortina -> conjugar justicia con felicidad.

Fernando Savater -> Arte del buen vivir.

1. DEMOCRACIA Y CIUDADANIA.

Eduardo Dargent Bocanegra

“(…) En las democracias consolidadas, una masa crítica de ciudadanos y élites ya respetan las reglas básicas de la democracia.
Estas personas podrán ser de izquierda o de derecha, conservadoras o liberales, libertarias o promotoras de un Estado social, pero
tendrán en común aceptar este compromiso democrático como la base de la competencia política. Demócratas precarios serán,
por el contrario, aquellas élites que subordinan las reglas y valores de la democracia a sus intereses de corto y mediano plazo. (…)
Sin embargo, la gran diferencia con las élites de las democracias consolidadas es que los demócratas precarios están a la espera
de quebrar estas reglas cuando las condiciones los favorezcan. Una prueba fundamental de ello es que, cuando un gobernante
abusa de las reglas democráticas básicas, los beneficiados por sus medidas lo apoyarán y justificarán sus acciones. O que cuando
las élites amenazadas cuenten con el poder para defenderse con medios autoritarios, todavía lo harán”.

Ser ciudadano o ciudadana significa para Elizabeth Jelin: una, poseer un sentimiento de pertenencia a una comunidad política;
otra, obtener un reconocimiento de esa comunidad política a la que se pertenece. La pertenencia y el reconocimiento a una
comunidad tiene deberes y tiene derechos. Las denuncias sobre las situaciones y políticas sociales desfavorables para las
comunidades, las peticiones de nuevos derechos, el cuidado de los logros sociales que parecen los más justos, las exigencias del
cumplimiento de los contratos sociales y la participación en la esfera pública son acciones, entre otras tantas, que adoptan los
ciudadanos o ciudadanas en la vida cotidiana. Ser ciudadano y ciudadana significa, más allá de las prácticas concretas, tener, por
un lado, el derecho de reclamar y por lo tanto salir del plano subordinado. Por el otro, ejercer una “práctica conflictiva vinculada
al poder, que refleja las luchas acerca de quiénes podrían decir qué en el proceso de definir cuáles son los problemas sociales
comunes y cómo serán abordados.” (Van Gunsteren, en: Jelin, Igualdad y diferencia, p. 194).

En el Perú , la diferencia, la desigualdad y la violencia en las relaciones ciudadanas es una realidad que nos acompaña desde
nuestra fundación como república. Históricamente en el Perú la pobreza se concentra en las zonas andinas y amazónicas rurales,
con mayor énfasis en las comunidades. todas estas cuestiones no invitan a que cuestionemos que se entienda la ciudadanía en
nuestro país.

2. ETICA DE MINIMOS O ETICA DE JUSTICIA.

La justicia tiene que ir ligada a la prudencia, la justicia tiene que regirse con prudencia. La gran virtud de nuestro tiempo debería
ser la cordura, la cordura en como un injerto de la prudencia en el corazón de la justicia. El que es cuerdo es porque tiene corazón
e intenta ser justo y a la vez prudente.

Adela cortina “Exigencias de justicia e invitación a la felicidad”.

La felicidad... A la felicidad todos los hombres aspiran, pero no la entienden de igual modo
ni el vulgo ni los sabios, ni los jóvenes ni los adultos, ni las distintas sociedades entre sí. Tal vez
porque sea un concepto vacío. Tal vez porque no sea la filosofía quien haya de ocuparse de ella.
Las éticas de la justicia o éticas de mínimos se ocupan únicamente de la dimensión universalizable del fenómeno moral, es decir,
de aquellos deberes de justicia que son exigibles a cualquier ser racional y que, en definitiva, sólo componen unas exigencias
mínimas. Entonces como concepto por Adela Cortina la ética de mínimos nos habla sobre el respeto a los derechos humanos:
civiles, políticos, económicos, sociales, culturales, y relativos a vivir en paz. Los valores de libertad, igualdad y solidaridad. También
de la existencia de una actitud dialógica. Por eso, creemos que unos mínimos éticos así concebidos constituyen la piedra angular
de una cultura cívica compartida por los peruanos y peruanas. Se trata de una cultura cívica marcada por la pluralidad y la apertura
hacia el otro, y que, al ser un proyecto en construcción, no dejara de ser nunca un ideal por alcanzar. Esta cultura cívica nos permite
sentirnos parte de proyectos comunes, y se manifiestan en actitudes de respeto hacia las normas de convivencia social, de
aceptación de los otros y de rechazo a la discriminación. Desde ella, podemos aprecia el calor del dialogo como la mejor forma de
solucionar conflictos interpersonales y sociales. En suma, una cultura cívica que valora la diferencia, el trato justo y la solidaridad
entre quienes se saben ciudadanos.
Respeto a los DDHH -------------------- pescado. Valores ---------------------------- limón. Actitud dialógica --------------------
sal.
3. LIMITESB ETICOS ( Miguel Guisti)

No siempre se ha trazado el límite en el mismo Lugar ni la conciencia se ha mantenido invariante en la historia. Se ha ido
produciendo una evolución de nuestra conciencia moral a lo largo del tiempo, y que la caracterización de esta conciencia no está
exenta de controversial. La convivencia humana requiere de una conciencia y una internalización de ciertos límites, que habrán
de expresarse en un código regulador de la conducta

La ética se refiere a esta experiencia de la mesura en la convivencia humana, y a la conciencia de los límites que no debieran
sobrepasarse para poder hacerla posible. Naturalmente, no siempre se ha trazado el límite en el mismo lugar ni la conciencia se
ha mantenido invariante en la historia. Veremos, más bien, en los diferentes trabajos que componen este libro, que se ha ido
produciendo una evolución de nuestra conciencia moral a lo largo del tiempo, y que la caracterización de esta conciencia no está
exenta de controversias. Pero lo que sí parece constante, y constitutivo de la ética, es la convicción de que la convivencia humana
requiere de una conciencia y una internalización de ciertos límites, que habrán de expresarse en un código regulador de la
conducta. Hemos ilustrado esta experiencia recordando el ejemplo del episodio de la Ilíada, pero podríamos, y deberíamos,
rememorarla también pensando en otro caso que nos es más cercano y más vital: el de la dolorosa experiencia del conflicto
armado que vivió el Perú, en el que se produjo una flagrante transgresión de los límites de la convivencia social y del respeto a la
vida humana. Las imágenes desgarradoras que nos ha transmitido el Informe Final de la Comisión de la Verdad y
Reconciliación1pueden asociarse a las que hemos mencionado hace un momento sobre el ensañamiento de Aquiles y su
desmesura, y puede igualmente decirse que ellas nos señalan los límites de la convivencia que nunca debiéramos haber permitido
sobrepasar. Ellas nos muestran, pues, cuál es el origen de la experiencia humana a la que nos referimos con la palabra ética. A
esta situación se refiere el filósofo español Carlos Thiebaut, en su ensayo sobre la tolerancia2, cuando define la cuestión central
de la ética como el «rechazo del daño», es decir, como la reacción de indignación y de protesta ante el maltrato del otro producido
por obra humana. Asocia por eso dicha cuestión con el trabajo de las comisiones de la verdad de las últimas décadas, y ve
sintetizada su hipótesis en el famoso título de la comisión argentina: «Nunca más». Nunca más debiéramos aceptar semejante
nivel de inhumanidad y de violencia, nunca más debiéramos permitir el daño al otro, nunca más deberíamos eludir la
responsabilidad que nos corresponde para lograr vivir en paz. Es de eso que nos habla la ética.

4. FALSO RECONOCIMIENTO.

El autor Axel Honneth, planteó las tres esferas del reconocimiento como son amor, ley y logro por el cual la otra cara de la moneda
seria reconocida también por el siguiente autor.

El autor Charles Taylor, plantea estos tres tipos de desprecio como falso reconocimiento: Maltrato, Es el modo más elemental de
humillación personal, donde la persona es despojada de la libre disposición de su cuerpo, que también afecta a nivel psicológico
y moral. Desposesión de derechos, influye negativamente en el afianzamiento de la autoestima y la autocomprensión normativa
de una persona. Al experimentar una sensación de desprecio, referida a la privación de derecho, los sujetos pueden sufrir una
profunda marginalización que conlleve su muerte social. Degradación, tiene que ver con la desaprobación social a una forma de
autorrealización que la persona tuvo que encontrar fatigosamente con ayuda tan sólo del estímulo creado por la solidaridad del
grupo designamos con los conceptos de ultraje o deshonra al desprecio relativo a un reconocimiento solidario insuficiente.

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