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A�n no me hab�a dado cuenta de que ya me estaba reservada la respuesta a la

pregunta con la que yo manten�a una lucha apasionada, respuesta que muy pronto me
ser�a revelada.
Sucedi� cuando tuve que abandonar mis ropas y hered� a cambio los harapos de
un prisionero que hab�an enviado a la c�mara de gas nada m�s poner los pies en la
estaci�n de Auschwitz. En vez de las muchas p�ginas de mi manuscrito encontr� en
un bolsillo de la chaqueta que acababan de entregarme una sola p�gina arrancada de
un libro de oraciones en hebreo, que conten�a la m�s importante oraci�n jud�a, el
Shema Yisrael. �C�mo interpretar esa "coincidencia" sino como el desaf�o para vivir
mis pensamientos en vez de limitarme a ponerlos en el papel? Un poco m�s tarde,
seg�n recuerdo, me pareci� que no tardar�a en morir. En esta situaci�n cr�tica, sin
embargo, mi inter�s era distinto del de mis camaradas. Su pregunta era:
"�Sobreviviremos a este campo? Pues si no, este sufrimiento no tiene sentido." La
pregunta que yo me planteaba era algo distinta: "�Tienen todo este sufrimiento,
estas
muertes en torno m�o, alg�n sentido? Porque si no, definitivamente, la
supervivencia
no tiene sentido, pues la vida cuyo significado depende de una casualidad -ya se
sobreviva o se escape a ella- en �ltimo t�rmino no merece ser vivida."
Problemas metacl�nicos
Cada d�a que pasa, el m�dico se ve confrontado m�s y m�s con las preguntas:
�Qu� es la vida? �Qu� es el sufrimiento, despu�s de todo? Cierto que incesante y
continuamente al psiquiatra le abordan hoy pacientes que le plantean problemas
humanos m�s que s�ntomas neur�ticos. Algunas de las personas que en la actualidad
visitan al psiquiatra hubieran acudido en tiempos pasados a un pastor, un sacerdote
o
un rabino, pero hoy, por lo general, se resisten a ponerse en manos de un
eclesi�stico,
de forma que el m�dico tiene que hacer frente a cuestiones filos�ficas m�s que a

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