⎯ MONICIÓN DE ENTRADA
Queridos hermanos, con alegría les damos la bienvenida a esta celebración
eucarística en el Vigésimo Octavo domingo del Tiempo Ordinario. La Palabra de Dios
nos anima, a veces nos corrige. Hoy nos da una gran lección de agradecimiento a
Dios por todo lo que hace por nosotros. La liturgia de hoy, tanto como en la
celebración de la palabra, como en el sacrificio mismo, nos habla del agradecimiento.
Nosotros molestamos mucho, insistimos para que se nos preste un servicio. Sin
embargo, no somos muy generosos en el agradecimiento. Como cristianos nos
podemos llamar los "eternos limosneros" porque nuestras oraciones son, en su
mayoría de petición. La liturgia de hoy nos presenta el agradecimiento de dos
hombres por el don recibido que revela la calidad de su corazón. Aprendamos la
lección, celebrando con entusiasmo la Eucaristía de hoy. Puestos de pie, entonemos
con alegría y entusiasmo el canto de entrada.
⎯ LECTURA DEL LIBRO DEL SEGUNDO LIBRO DE LOS REYES (5, 14-17)
Naamán, el sirio, es curado en las aguas del Jordán y recibe también el regalo de la
fe. Naamán siente la necesidad de agradecer de algún modo lo que Dios ha hecho
con él, pero el don de Dios es pura gratuidad y Naamán sólo puede convertirse en fiel
testigo del amor entrañable y sanador de Dios. Escuchemos este relato.
Seamos generosos y caritativos con los hermanos de la comunidad, que más nos
necesitan. Asimismo, apoyemos al sostenimiento de nuestra Parroquia. Aportemos
con desprendimiento en la colecta.
⎯ MONICIÓN DE DESPEDIDA
Fortalecidos y animados por la celebración que finalizamos, vayamos ahora a vivir
nuestra vida siendo agradecidos con Dios, sabiendo que él siempre está de nuestro
lado y nos acompaña.