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CICLO C

⎯ MONICIÓN DE ENTRADA
Queridos hermanos, con alegría les damos la bienvenida a esta celebración
eucarística en el Vigésimo Octavo domingo del Tiempo Ordinario. La Palabra de Dios
nos anima, a veces nos corrige. Hoy nos da una gran lección de agradecimiento a
Dios por todo lo que hace por nosotros. La liturgia de hoy, tanto como en la
celebración de la palabra, como en el sacrificio mismo, nos habla del agradecimiento.
Nosotros molestamos mucho, insistimos para que se nos preste un servicio. Sin
embargo, no somos muy generosos en el agradecimiento. Como cristianos nos
podemos llamar los "eternos limosneros" porque nuestras oraciones son, en su
mayoría de petición. La liturgia de hoy nos presenta el agradecimiento de dos
hombres por el don recibido que revela la calidad de su corazón. Aprendamos la
lección, celebrando con entusiasmo la Eucaristía de hoy. Puestos de pie, entonemos
con alegría y entusiasmo el canto de entrada.

⎯ LECTURA DEL LIBRO DEL SEGUNDO LIBRO DE LOS REYES (5, 14-17)
Naamán, el sirio, es curado en las aguas del Jordán y recibe también el regalo de la
fe. Naamán siente la necesidad de agradecer de algún modo lo que Dios ha hecho
con él, pero el don de Dios es pura gratuidad y Naamán sólo puede convertirse en fiel
testigo del amor entrañable y sanador de Dios. Escuchemos este relato.

⎯ SALMO 97 “EL SEÑOR REVELA A LAS NACIONES SU SALVACIÓN”


Con el salmo 97 mostramos a Dios nuestra alegría y gratitud porque la salvación de
Dios llega a todos. Aclamamos la grandeza y el amor de Dios que tiene por todos y
cada uno de nosotros. Nos unimos al salmista cantando: "El Señor revela a las
naciones su salvación".

⎯ LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A TIMOTEO (2, 8-13)


San Pablo se encuentra prisionero y encadenado, pero desde la prisión manifiesta,
que la palabra de Dios jamás estará encadenada. Si perseveramos en la fe y en la
práctica de las virtudes y de las buenas obras, viviremos y reinaremos con el Señor.
Escuchemos con atención.

⎯ † LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SAN LUCAS (17, 11-19)


El evangelio según san Lucas nos presenta el relato de la curación de los diez leprosos
en las cercanías de Samaría. Los curados fueron diez. De éstos, sólo el samaritano, el
extranjero, regresó para manifestar a Jesús su agradecimiento por la curación. Sabe
que la fuerza salvadora de Jesús solo puede tener su origen en Dios. Preparémonos
para recibir este mensaje, de pie, para entonar el Aleluya.
⎯ MONICIÓN PARA LA PRESENTACIÓN DE OFRENDAS
Agradecidos con Dios por estos dones de pan y vino que acercamos al altar, también
ponemos en sus manos los bienes que de Él hemos recibido.

Seamos generosos y caritativos con los hermanos de la comunidad, que más nos
necesitan. Asimismo, apoyemos al sostenimiento de nuestra Parroquia. Aportemos
con desprendimiento en la colecta.

⎯ MONICIÓN PARA LA COMUNIÓN


Con gratitud a nuestro Dios misericordioso que dio su vida para salvarnos, nos
acercamos alegremente a recibirlo en la Sagrada Eucaristía.

Y para aquellos hermanos y hermanas que no puedan recibir a nuestro Señor


Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar, recemos y meditemos esta oración
en el silencio de nuestro corazón:

Creo Señor mío, que estás real y verdaderamente en el Cielo y en el Santísimo


Sacramento del Altar, te amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte
dentro de mi alma, pero ya que no puedo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al
menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me
uno todo a Ti. Tú no te ausentes de mí. Te suplico, Señor mío, que la ardiente y dulce
fuerza de tu amor, embargue toda mi alma, a fin de que muera de amor por Ti, así
como Tú te dignaste a morir de amor por mí. Amén.

⎯ MONICIÓN DE DESPEDIDA
Fortalecidos y animados por la celebración que finalizamos, vayamos ahora a vivir
nuestra vida siendo agradecidos con Dios, sabiendo que él siempre está de nuestro
lado y nos acompaña.

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