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ANA MARÍA MUÑOZ SEGURA

Magistrada ponente

SL3693-2019
Radicación n.° 61506
Acta 29

Medellín, veintiocho (28) de agosto de dos mil


diecinueve (2019).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


LEIDY YOHANNA USMA RESTREPO contra la sentencia
proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Antioquia el 27 de febrero de 2013, en el
proceso instaurado por ella en contra de CARBONES SAN
FERNANDO S.A.

I. ANTECEDENTES

Leidy Yohanna Usma Restrepo demandó a Carbones


San Fernando S.A., para que se declarara a la sociedad
«culpable patronal» por la muerte de su padre, quien falleció
el 16 de junio de 2010 con ocasión de un accidente de
trabajo. En consecuencia, solicitó que se condenara a la
demandada a efectuar el pago de la «indemnización y (sic)

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plena ordinaria de perjuicios» comprendida por el «[…] pago de


los perjuicios morales ocasionados por al (sic) muerte de su
padre EUGENIO ANTONIO USMA HOLGUÍN en suma igual a
doscientos salarios mínimos legales mensuales vigentes», y a
lo que ultra y extra petita quedare demostrado en el proceso.

Fundamentó sus peticiones en que su padre se vinculó


a la sociedad Carbones San Fernando S.A. a través de un
contrato de trabajo para realizar las labores de «machinero» y
falleció el 16 de junio de 2010 en un accidente de trabajo
ocurrido en una mina, propiedad de la demandada. Señaló
que en dicha fecha hubo una explosión al interior de aquella,
ocasionándole la muerte a él y a 72 trabajadores más,
además que, de conformidad con el informe rendido por las
comisiones de investigación del Ministerio de Minas y
Energía, el accidente ocurrió por la grave negligencia del
empleador.

Relató que,

Para el día del accidente se encontró el tajo se encontró (sic) una


falla geológica y se encontraron altos índices de gas metano, debe
tenerse en cuenta que el machinero, según el informe, espero (sic)
que bajaran los índices de gas metano, sin embargo, el frente de
trabajo mide 3.50 metros y no podía medir la presencia de gas a
más allá de la altura de la mano, pues carbones san Fernando no
tenía protocolos para medir gas metano más allá de la altura con
la mano.

De esta situación de (sic) logra establecer que la mina no contaba


con un buen sistema de ventilación, que uno de los ventiladores
estaba malo, que las mediciones de gas no se hacían de manera
que garantizaban la seguridad de los mineros, que no habían (sic)
medición de polvo de carbón y polvo de roca, todas estas omisiones
fueron las causantes que se generara una explosión tal grave.

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Concluyó que,

Sin duda alguna la explosión que se presentó el 16 de junio de


2010, se presentó por culpa del empleador pues fueron muchas
las omisiones que generaran que el accidente fuera de semejante
proporciones, pues no tomo medidas para garantizar la seguridad
de los mineros y del ambiente de trabajo si las hubiera tomado y
siguiendo los protocolos de seguridad no se hubiera presentado
semejante accidente.

Al dar respuesta a la demanda, la sociedad Carbones


San Fernando S.A. se opuso a las pretensiones. Aceptó la
existencia de la relación laboral y la calidad de la
demandante. Señaló que la mina cumplía con las
condiciones de seguridad con base en la normatividad
vigente. Dijo que las fallas geológicas son normales en
cualquier exploración minera y que por ello la existencia de
una no era una condición anormal.

Agregó que, en cuanto al control de la existencia de gas


metano en la mina, este era adecuado, por lo que concluyó:

Los metanómetros miden la concentración de metano en todo un


sector determinado, sin dejar espacios sin medir, pues su (sic)
características los permiten (sic).

Ahora respecto a las altas concentraciones de metano en el día, el


demandante no precisa a cuáles se refiere. Si se refiere a las
supuestas concentraciones de hasta 8% que señala el informe,
primero hay que decir que no se sabe cuál es la fuente de la
comisión para esa afirmación, pues no la referencia. Luego es
dudoso su real acontecimiento.

Asumiendo que es cierto, no es anormal. Es normal que se


presentan altas concentraciones cuando se perfora un barreno, por
ello no afecta la atmosfera (sic) minera, y es diluido
inmediatamente. Tanto es así, que existe constancia de que
después de la supuesta concentración, se hizo una voladura sin
problemas.

Finalmente adujo que:

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El (sic) demandante omite cosas, y no advierte que se trata de


una relación de situaciones que se excluyen entre sí, que no se
suman, y que son meras referencias.

Por ejemplo, la presencia de metano en la cuenca carbonífera, es


algo obvio, inevitable, connatural al yacimiento de carbón, que
obviamente no es atribuible a la empresa. Lo mismo pasa con la
presencia de polvo de carbón.

En su defensa propuso las excepciones que denominó


ausencia de responsabilidad en los hechos por inexistencia
del nexo causal, fuerza mayor, prescripción y cosa juzgada.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Promiscuo del Circuito de Amagá


(Antioquia), mediante fallo del 19 de noviembre de 2012
declaró que, «[…] NO SE PROBARON LOS PRESUPUESTOS
AXIOLOGICOS (sic) DE LA PRETENSION (sic)
INDEMNIZATORIA PROPUESTA CON FUNDAMENTO EN EL
ARTICULO (sic) 216 del C.S. del T.» y en consecuencia
encontró probada la excepción de «[…] AUSENCIA DE
RESPONSABILIDAD DE LA PARTE PATRONAL POR
INEXISTENCIA DE NEXO CAUSAL». En razón a ello decidió
absolver a Carbones San Fernando S.A. de todas las
pretensiones formuladas en su contra.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Antioquia, al resolver el recurso de apelación
interpuesto por la parte demandante, mediante sentencia del

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27 de febrero de 2013, confirmó la decisión proferida por el


a quo.

El Tribunal planteó como problema jurídico determinar


si a través de la «comisión investigadora de Ingeominas», se
encontraba demostrada la culpa del empleador en la muerte
del trabajador Eugenio Antonio Usma Holguín. Estableció
como «tesis de la sala», que la decisión del a quo era acertada
dado que «[…] si bien el informe rendido por la comisión
investigador (sic), ofrece un estudio serio y merece
credibilidad, no es menos cierto, que, al concluir sobre las
causas del siniestro, se torna hipotético». Afirmó que en el
mismo escrito, «[…] al referirse a la causa del accidente, la
señala como probable; sumado al hecho que la investigación,
lo dice el informe se realizó sobre el 40% de las áreas de la
mina, puesto que las condiciones de seguridad no permitieron
mayor acceso».

Manifestó que para tomar su decisión tuvo en cuenta


los artículos 177 del Código de Procedimiento Civil, aplicable
en el ámbito laboral por remisión del 145 del Código Procesal
del Trabajo y de la Seguridad Social; 174 de aquel Código y
los artículos 24 y 216 del Código Sustantivo del Trabajo.

Para resolver el problema planteado realizó el siguiente


análisis:

Toda vez que en el asunto que nos convoca se trata de establecer


la posible culpa patronal en los accidentes de trabajo sufridos por
el demandante, la norma que apoya dicha solicitud es el artículo
216 del C.S.T.:

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[…]

Tenemos entonces que para que se den los efectos del artículo
transcrito, el actor, o en este caso, los herederos del causante
deben probar:

• Que sufrió accidente de trabajo o enfermedad profesional. […].


• La culpa del empleador en la ocurrencia del accidente de trabajo
o la enfermedad profesional. Para establecer si existió o no culpa
patronal, es necesario establecer si el empleador ha dado
cumplimento a los reglamentos de prevención de riesgos de
accidente de trabajo y de enfermedades profesionales.
[…]
• Los perjuicios sufridos. Este aspecto debe ser probado
enteramente por el trabajador a excepción de los perjuicios
morales subjetivados, que coma su nombre lo indica, serán
tasados subjetivamente por el juzgador.

[…]

Hechas estas precisiones de orden normativo y jurisprudencial,


pasamos a examinar el acervo probatorio para determinar si
existió el nexo causal y la culpa patronal en los términos del
precitado artículo 216 del Código Sustantivo del Trabajo, toda vez
que al estudiar este tema, es indispensable determinar la causa
misma del percance, pues surge de ahí la responsabilidad del
empleador en la ocurrencia del siniestro, al no proporcionar los
medios idóneos para prevenir dichos accidentes o no hacer cumplir
las medidas de seguridad tendientes al mismo fin.

Posición que comparte también esta Corporación, teniendo en


cuenta los siguientes aspectos.

Con relación al generador del culpa -negligencia del empleador-,


aspecto que subraya la recurrente en su escrito, en cuanto a la
obligación de seguridad señalada en la Resolución 1407 de 2007,
observamos que la comisión investigadora de minas, no precisó los
factores determinantes de la ignición al interior de la Mina San
Joaquín, y por ende se desconoce la causa de la misma, dicho de
otro modo, no está demostrado el nexo causal entre la omisión de
la empresa para implementar las medidas de seguridad que se le
indicaron en el informe del año 2008 y el siniestro producido el día
16 de junio fecha de ocurrencia del accidente, como quiera que, en
el informe realizado por la Comisión Investigadora del Ministerio
de Minas y Energía (F. 1 - 39) fue consignado que la explosión que
se dio en la mina San Joaquín eventualmente se causó por “la
combustión de metano, combinada con polvo de carbón” que
propagó las llamas. En el aludido informe se analizaron las
circunstancias que pudieron darse para originar la explosión:
niveles de concentración de metano entre el 5-14%, acumulación
mayor de 1 mm de espesor de polvo de carbón en las paredes, y

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la fuente de ignición, que pudo darse por chispa eléctrica, llama


abierta, fricción de metales o explosivos que no son de seguridad.

Posibles fuentes de emanación de metano e ignición


Se evaluaron 9 posibilidades de fuentes de emanación de metano
y se seleccionaron las 3 más probables:
-Frente del tambor 13.
-Comunicación entre el tambor 15 con la cabecera del tajo.
-Frente de sobreguía del tajo.
Se evaluaron 10 fuentes de ignición y posibles sitios donde se
produjo la explosión inicial, y se seleccionaron los más probables:
-voladura frente tambor 13,
-ventilador sobreguía tajo, con motor convencional (sin seguridad
intrínseca),
-ventilador cruce tambor 15 nivel intermedio bandas, con motor
convencional (sin seguridad intrínseca),
-acto inseguro al prender una llama (folio 33).

Con base en este análisis de posibilidades se plantean tres


principales hipótesis de la forma como pudo haber ocurrido el
accidente, sin que esto excluya que puedan plantearse otras
hipótesis en la medida que hubiese más información o un mayor
número de evidencias.

Ocurrencia del incidente -hipótesis 1


La explosión pudo haberse iniciado en el frente del tambor 13,
basado en la evidencia de que allí estaba programada una
voladura, la cual es probable que se haya realizado y que ella
diera inicio a la explosión, ocasionada por el explosivo o por la
llama de alguna de las mechas. La explosión inicial de metano
causó que el polvo de carbón de las paredes y el piso de la mina
quedara suspendido en el aire, favoreciendo así explosiones de
polvo de carbón en algunos sectores de la mina, desprendiendo
gases asfixiantes y tóxicos. Cabe anotar que en el turno de 7:00
a.m. a 3:00 p.m. se presentaron en este frente algunas señales,
indicativas de una proximidad de una zona de falla, que pudiera
haber dado origen a una fuerte emanación de metano.

Ocurrencia del incidente - hipótesis 2


La energía de la posible voladura del tambor aumentara la
emanación de metano en la falla que se había cortado en la
sobreguía, y este metano podo (sic) hacer contacto con una chispa
o llama generada en el cruce con el tambor 12 dio origen a la
explosión Inicial. Esta explosión inicial de metano causó que el
polvo de carbón de las paredes y el piso de la mina quedara
suspendido en el aire, favoreciendo así explosiones de polvo de
carbón en algunos sectores de la mina, desprendiendo gases
asfixiantes y tóxicos.

Ocurrencia del incidente - hipótesis 3


Las emanaciones de metano descritas en las hipótesis 1 y 2, al
integrarse a la corriente principal ventilación y al pasar por el

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ventilador del tambor 15 produjeron la explosión de metano, que


se propagó en tres direcciones: una, hacia el tambor 13, que ya
tenía metano, dos por el nivel intermedio y tres, por la diagonal.
La explosión inicial de metano causó que el polvo de carbón de las
paredes del piso de la mina quedara suspendido en el aire,
favoreciendo así explosión de polvo de carbón en algunos sectores
de la mina, desprendiendo gases asfixiantes y tóxicos, (folio 34).

Análisis de Causalidad
-Factores organizacionales o latentes:
-Algunas de las regulaciones existentes no se están cumpliendo en
forma estricta,
-los mecanismos internos y externos para monitorear cumplimiento
de regulaciones requieren ser más efectivos.
-Presencia de metano en la cuenca carbonífera.

-Condiciones ambientales:
Emanación de metano que ocasionó una concentración entre 5-
14%, Aunque no pudo determinarse con certeza, se presume que
la emanación debió haber sido significativa porque horas después
se registraron altos niveles de metano.
-presencia de polvo de carbón

-Posibles acciones individuales:


-Posible encendido de llama,
-posible apagado de un ventilador,
-posible producción de chispa eléctrica de motor convencional,
posible inicio de voladura sin monitoreo previo de metano.

- Defensas fallidas o ausentes:


-No uso de explosivos de seguridad,
-motores de algunos equipos no son a prueba de explosiones,
- no existen monitores continuos de gas (no requeridos por ley)

Sin embargo, es preciso señalar que estos eventos además de


hipotéticos; tampoco se adecuan al concepto de caso fortuito como
lo plantea el juez de primera instancia, pues si bien en el artículo
64 del Código Civil este se ha asimilado a la fuerza mayor, a través
de la jurisprudencia se ha precisado que esta reúne el requisito de
imprevisibilidad e irresistibilidad, así como que sea externo al
demandante, es decir que es un hecho exterior “no se encuentre
ligado al agente, a su persona ni a su industria de modo tal que
ocurra al margen de una y otra con fuerza inevitable” mientras que
el caso fortuito lo constituyen hechos de la naturaleza que no se
pueden evitar; lo que conlleva que para predicar a una y otro, se
requiere conocer de manera inequívoca la causa, porque sólo así
se podrá determinar si el agente estuvo frente a una condición
imprevisible e irresistible.

Igualmente, en el historial de revisión de equipos de monitoreo,


sobre los manómetros CSE 102, se observa que fueron realizadas

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las acciones de cambio de sensor CH4, limpieza y configuración.


Para los periodos de junio y julio de 2010; según se desprende de
los documentos suscritos para la solicitud de este servicio a folios
187-189.

De otro lado, pese a que el recurrente, acude a aspectos concretos


en la recopilación que se hiciera en el Informe de Investigación de
Ingeominas, relacionados con la ventilación y el exceso de gas
metano, con el propósito de demostrar la existencia de conexión
entre el obrar del empleador y el insuceso ocurrido al señor
EUGENIO ANTONIO USMA HOLGUÍN, lo cierto es que pese a
verificarse estos faltantes al interior de la empresa, las causas del
accidente no pudieron establecerse, ya que, no solo el factor
anteriormente descrito fue descartado a través de la prueba
reseñada, sino que además el testimonio del Ingeniero Mario
Alonso Alzate Ferrer integrante de la comisión investigadora, al
rendir su declaración expuso: “no se estableció con claridad la
causa del accidente. Solo se enunciaron tres hipótesis” (F. 274)

[…]

Tal como lo señaló el Ingeniero Alzate Ferrer, aun para el grupo


que conformó la comisión no era posible establecer una razón
concreta de la ocurrencia del desastre en la Mina San Joaquín el
16 de junio de 2010 […]
Por lo que es preciso llamar la atención que aunque en los años
2008 y 2009 se le impartió a la entidad accionada una serie de
recomendaciones en materia de seguridad, para el 9 de junio de
2010, apenas estaba próxima a cumplir, pues se informa de la
iniciación de construcción de otro túnel de salida, se tiene que ésta
contaba con un instructivo para perforar, cargar y realizar la
voladura de los frentes de trabajo y el plan de seguridad y control
de riesgos (F.80-81), y que en vista que se realizó por parte del
INGENIERO DE MINAS DE INGEOMINAS Tomás Charris Ruiz, se
observó que las condiciones de seguridad no hacían necesario el
cierre temporal de algún frente de la mina y mucho menos de la
mina (F. 396-398) […]

Lo cual nos trae a determinar, que si bien el ya mencionado


informe presentado por la comisión investigadora sí tiene pleno
valor probatorio de cara a lo preceptuado en el Art. 252 del Código
de Procedimiento civil, y que efectivamente se reputa auténtico,
como quiera que fue realizado por una comisión investigadora del
Ministerio de Minas y Energía como delegados de dicha entidad,
lo cual le otorga la característica de documento publico (sic) a la
luz del artículo 251 del segundo inciso del C.P.C, es el análisis allí
consignado, el que no da convencimiento al juez de primera
instancia ni a esta Sala de la existencia de culpa suficientemente
comprobada frente a CARBONES SAN FERNANDO S.A., respecto
del accidente ocurrido el 16 de junio de 2010, de la cual se derive
la indemnización pretendida.

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IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la parte demandante, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende la recurrente que la Corte case la sentencia


impugnada para que, en sede de instancia, «[…] revoque
integralmente el fallo de primer grado y en su lugar se condene
a la demandada al reconocimiento y pago de la indemnización
total y ordinaria por los perjuicios materiales y morales
ocasionados con el fallecimiento del señor EUGENIO ANTONIO
USMA HOLGUÍN padre de la demandante».

Con tal propósito formuló un cargo, el cual, tras haber


sido replicado, pasa a ser estudiado por la Corte.

VI. CARGO ÚNICO

Acusó la sentencia de ser violatoria de la ley sustancial


por la vía indirecta, en la modalidad de aplicación indebida
de los artículos «[…] 56 y 216 del Código Sustantivo del
Trabajo como consecuencia de la falta de aplicación del
artículo 26 del decreto 2127 de 1945; artículos 84, 112, 121
de la ley 9 de 1979; artículos 3, 6, 22, 23, 32, 40, 53, 121 del
decreto 1335 de 1987».

Como errores de hecho señaló:

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1. NO DAR POR DEMOSTRADO, ESTANDOLO (sic), LA CULPA


PATRONAL DEL EMPLEDOR EN EL ACCIDENTE DE TRABAJO
DONDE FALLECIO (sic) EL SEÑOR EUGENIO ANTONIO USMA
HOLGUIN (sic) AL NO TENER MEDIDAS DE SEGURIDAD EN
CUANTO A LA MEDICION (sic) DE GAS METANO, SISTEMA DE
VENTILACION (sic) Y CONTROL DEL MATERIAL
PARTICULADO POLVO DE CARBON (sic).

2. NO DAR POR DEMOSTRADO, ESTANDOLO (sic), QUE EL DÍA


DEL ACCIDENTE EN LA QUE FALLECIO (sic) EL SEÑOR
EUGENIO ANTONIO USMA OLGUIN (sic), LA EMPRESA
CARBONES SAN FERNANDO S.A. NO HABIA (sic) EVACUADO
EL GAS METANO AL INTERIOR DE LA MINA DONDE SE
ENCONTRABA EL SEÑOR USMA HOLGUIN (sic), SEGÚN LAS
NORMAS DE SEGURIDAD.

3. NO DAR POR DEMOSTRADO, ESTANDOLO (sic), QUE LA


COMBUSTION (sic) AL INTERIOR DE LA MINA FUE POR LA
PRESENCIA DE GAS METANO SUPERIOR AL PERMITIDO AL
INTERIOR DE LA MINA, EL NO CONTROL INDICADO FRENTE
AL MANEJO DEL POLVO DE CARBON (sic) PARA QUE NO
FUERA COMBUSTIBLE.

Enumeró como pruebas no apreciadas «Las confesiones


hechas en el interrogatorio de parte realizado al señor JUAN
RICARDO MONTALVO FORERO, interrogatorio de parte
introducido como prueba trasladada» y la «Declaración
testimonial, introducido como prueba trasladada, del señor
MARIO ALZATE FERRER, declarante llamado por la parte
demandada, ingeniero de la misma, y firmante preliminar de
la investigación, (sic)».

Como pruebas erróneamente apreciadas indicó el


«Informe preliminar de la investigación del accidente fatal de
73 trabajadores sucedido el miércoles 16 de junio de 2010 en
la Mina San Joaquín».

Inició la demostración del cargo recordando que el


artículo 216 del Código Sustantivo del Trabajo estableció que

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el empleador se encontraba obligado a pagarle al trabajador,


o a sus beneficiarios, una indemnización por concepto de
muerte «[…] siempre y cuando en la ejecución del contrato de
trabajo exista culpa comprobada del patrono que genere
lesiones en la integridad física o su muerte». Agregó que ante
tal figura, para establecer la culpa patronal se requería que
se hubiese configurado «un daño, una culpa y un nexo causal
entre las dos», entendiendo la culpa como la falta de
diligencia y cuidado.

Citó apartados de la CSJ SL, 30 de junio de 2005,


radicado 22656, para aclarar el concepto de culpa. Luego,
agregó que en trabajos de extracción de carbón en minas,
debía tenerse como medida de protección la evacuación de
gas metano al interior del sitio de trabajo, de manera que era
indispensable el uso de ventiladores con el fin de diluirlo, y
que esa misma precaución debía tenerse con el polvo de
carbón.

Consideró que el Tribunal no valoró adecuadamente el


informe preliminar, en donde quedaba evidenciada, la falta
de diligencia y cuidado de la demandada, en cuanto a las
medidas de seguridad que debía tener en su labor de
extracción de carbón. Seguidamente insistió en que, ante la
presencia de sustancias altamente explosivas, la demandada
no contaba con las mediciones necesarias, tal como lo
estableció la comisión investigadora (f.°16) cuando en su
informe se refirió a la forma en que la sociedad realizaba la
medición de gases.

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Manifestó que la misma comisión se pronunció sobre el


polvo de roca (f.°17), y al respecto reiteró las deficiencias en
el tema de mediciones. Ante tal situación la comisión realizó
observaciones acerca del descuido y negligencia de la
demandada en los controles para evitar una posible
explosión. Recordó que en ese mismo documento (f.°20), el
ingeniero de Ingeominas dejó constancia de varias
recomendaciones en cuanto a la ventilación de la mina, «[…]
puesto que indica, que trabajar (sic) en forma urgente en que
la mina tuviera otra bocamina para mejorar la ventilación e
indicar (sic) que todos los ventiladores instalados debían tener
(sic) trabajando».

Posteriormente mencionó que a folios n.° 30 y 37 se


dejaron constancia de otras irregularidades en cuanto a las
mediciones. Aseguró que las situaciones extraídas del
mencionado informe «[…] son concretas, fueron corroborados
por los profesionales que hicieron la investigación, inclusive el
ingeniero de la empresa demandada MARIO ÁLZATE (sic)
FERRER hizo parte de la comisión que encontró las
irregularidades en que se encontraba la mina».

Expresó que:

No puede entenderse de otra manera sino como la falta de


diligencia y cuidado de la empresa Carbones de San Fernando en
cuanto a las medidas de seguridad, pues es una amalgama de
situaciones como se describen en el informe citado lo que ocasiono
(sic) el accidente donde falleció el señor EUGENIO ANTONIO
USMA HOLGUIN, que con la plena seguridad que si se hubieran
cumplido no habría ocurrido el accidente.

[…]

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No se explica entonces si un ventilador cumple una función tan


importante como la de diluir el gas metano con el oxígeno al interior
de la mina, y ante la recomendación que diera el ingeniero de
ingeominas TOMAS CHARRIS, seis días antes del accidente, de
“Mantener trabajando normalmente todos los ventiladores
instalados en la mina, paralelo a los controles de gases bajo tierra,
especialmente el metano.” Folio 20 del informe. Se constate por la
comisión investigadora uno de los ventiladores presentaba una
falla y no estaba sirviendo.

Finalmente agregó que el Tribunal tampoco apreció en


debida forma la confesión del representante legal de la
empresa demandada, Juan Ricardo Montalvo Forero, ya que
de haberlo hecho hubiese concluido que las omisiones de la
empleadora tuvieron como resultado la muerte del señor
Usma Holguín.

VII. RÉPLICA

Inició el ataque con un acápite denominado «razones de


orden técnico», en el cual señaló algunos de los argumentos
por los cuales consideraba que no debía prosperar el cargo.
En primer lugar, precisó que al construir la proposición
jurídica, la recurrente incluyó que el ad quem había incurrido
«[…] en la infracción directa de disposiciones laborales
aplicables al sector público», pero que como la demandada era
una entidad privada, no indicó en el desarrollo del cargo el
motivo por el cual se consideraba que esas disposiciones
debían ser utilizadas para proferir el fallo impugnado, razón
por la cual ese ataque era infundado.

Explicó que algo similar ocurría con las demás


disposiciones que la recurrente consideró violadas por la
decisión de segundo grado, pues «[…] leyendo el desarrollo de

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la acusación solamente se pueden encontrar algunas


explicaciones relacionadas con el artículo 216 del C.S.T., lo
que lleva a concluir que únicamente se pueden analizar la
acusación en lo tocante con esta disposición», de manera que
no se hacía posible el estudio de las demás normas acusadas.

Indicó que,

Ninguno de los supuestos errores de hecho que se afirman en el


ataque guarda relación directa con lo que dijo el Tribunal en
relación con las pruebas que estudio y con los hechos que concluyó
de ellas. Es decir, el Tribunal dijo una cosa y el cargo ataca otra,
lo que conduce a concluir que aun si el cargo tuviera razón en lo
que dice, que no la tiene, de todos modos seguirían incólumes las
conclusiones fácticas sobre las cuales se construyó la conclusión
final.

Consideró que el ataque se limitaba a hacer


afirmaciones sobre la supuesta deficiencia probatoria del
Tribunal, pero esta no se demostraba. Además, estimó que a
pesar de que el cargo se formuló por la vía indirecta, los
argumentos utilizados por la recurrente en gran medida eran
jurídicos, por lo que a su parecer había «[…] sin duda, una
simbiosis de expresiones jurídicas y fácticas sin la debida
coherencia que impiden la constatación probatoria que en
concreto es el objeto de una acusación fáctica».

Afirmó que en la acusación se incluyó como prueba no


apreciada el testimonio de Mario Alzate Ferrer, sobre el cual
«[…] el recurrente no hace ninguna distinción sobre esta
prueba en razón de su condición de no calificada para
casación laboral, lo cual ya la margina del estudio que
solicita». Manifestó que la recurrente olvidó que se requería
demostrar el error de hecho denunciado para que el cargo

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prosperara y ello no se hizo en el presente recurso.


Seguidamente realizó un acápite denominado «razones de
fondo o de orden conceptual», en el cual mencionó algunos
errores en los que a su parecer había incurrido la recurrente.

Expresó que,

Lo que sostiene el Tribunal es que en el informe sobre el accidente


se presentan varias hipótesis como causas del mismo, pero no se
identifica una en concreto, lo cual es absolutamente cierto y ello
significa que no se pudo identificar la causa real de la explosión lo
que supone que en el expediente no hay ninguna huella sobre la
culpa de la demandada y mucho menos se puede hablar de que
esa culpa se encuentre “suficientemente comprobada” como lo
exige el artículo 216 del C.S.T.

Encontró que la censura se centró en comentar acerca


de la presencia de gas metano en la mina, pero no incluyó
entre las pruebas mal apreciadas los folios 396 a 398 ni el
79, los cuales fueron tenidos en cuenta por el Tribunal a la
hora de tomar su decisión. Adicionó que el cargo consistía en
una alegación extensa pero distanciada de la realidad, y
particularmente del verdadero contenido de la decisión del
ad quem, ya que no incluyó las conclusiones fácticas a las
que este arribó.

Sostuvo que el recurrente olvidó que en el recurso de


casación, «[…] la declaración de una parte solamente es
prueba idónea en la medida en que contenga confesión. Como
claramente se ve en las propias explicaciones de la censura,
en ninguna de las respuestas que se reproducen en el cargo

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hay alguna expresión que pueda ser tenida como confesión».

Finalmente mencionó que,

Si no hay causa establecida de algún hecho, resulta imposible


identificar su autor. El cargo no logra poner de presente la causa
real del accidente, sencillamente porque no hay un solo elemento
que apunte hacia el establecimiento de ella y en esas condiciones
resulta imposible decir que el demandado en este proceso fue el
autor de esa causa.

Lo expresado conduce a concluir que, en el caso de asumirse el


estudio de fondo del cargo, tampoco hay posibilidad de éxito para
el mismo.

VIII. CONSIDERACIONES

Comienza la Sala por señalar que no le asiste razón al


opositor cuando indica que existieron varios documentos que
aparentemente no fueron identificados como pruebas mal
apreciadas por el Tribunal, habiendo sido fundantes de la
decisión de aquel. Ello, comoquiera que el ad quem
claramente estructuró el fallo atacado con base en las
conclusiones de la investigación técnica que adelantó el
Ministerio del Trabajo de forma institucional en el marco de
sus competencias legales y en este quedó resumido lo que de
aquellos documentos coligió el Tribunal, de modo que la
acusación resulta suficiente para su estudio de fondo.

Tampoco, cuando acusó a la censura de proveer una


acusación con falencias en la proposición jurídica, en la
medida en que ya se ha dicho con antelación que basta con
la cita puntual de al menos una de las normas jurídicas que
gobiernan el asunto y que resultaron violentadas con la

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Radicación n.° 61506

decisión del ad quem para cumplir con el requisito exigido


(CSJ SL15585-2016 y CSJ SL17794-2016).

Claro lo anterior, para la Sala no cabe duda que no


resultaron controvertidas las conclusiones del Tribunal
sobre: (i) la existencia de la relación laboral entre Eugenio
Antonio Usma Holguín y la sociedad Carbones San Fernando
S.A.; (ii) la ocurrencia del accidente en el que el trabajador
perdió la vida, el 16 de junio de 2010 cuando se encontraba
cumpliendo labores en la Mina San Joaquín, ubicada en el
municipio de Amagá, es decir, que se trató de un accidente
de trabajo; y, (iii) que la demandante actuó en el juicio en
calidad de hija del causante.

En este sentido, la Corte encuentra que el problema


jurídico planteado por la censura se contrae a establecer si
se equivocó el Tribunal al señalar que el fallecimiento del
señor Usma Holguín el 16 de junio de 2010, a pesar de
ocurrir en el marco de un accidente de trabajo, no comportó
culpa comprobada del empleador.

Pues bien, el Tribunal concluyó que a pesar de que el


día 16 de junio de 2010 se produjo una explosión por
emanación de gas metano y combustión del polvo de carbón
en la mina San Joaquín en el municipio de Amagá, donde
fallecieron varios de los trabajadores que allí prestaban sus
servicios, entre ellos Eugenio Antonio Usma Holguín, no
encontró probado la causa cierta del accidente, por lo que no
pudo determinar el nexo de causalidad entre este y la
responsabilidad del empleador.

SCLAJPT-10 V.00
18
Radicación n.° 61506

Para resolver los cuestionamientos propuestos por la


censura, es del caso, en primer lugar, recordar el concepto
de culpa patronal que ha elaborado la Sala partiendo del
contenido del artículo 216 del Código Sustantivo del Trabajo,
norma, que señala: «Cuando exista culpa suficiente
comprobada del empleador en la ocurrencia del accidente de
trabajo o de la enfermedad profesional, está obligado a la
indemnización total y ordinaria por perjuicios, pero del monto
de ella debe descontarse el valor de las prestaciones en dinero
pagadas en razón de las normas consagradas en este
Capítulo».

La disposición es categórica al tener como supuesto


indispensable de la indemnización plena, no solo la prueba
de la existencia del accidente laboral y de la culpa del
empleador, sino que, además esta se encuentra
suficientemente comprobada, lo que excluye que el punto sea
materia de presunción, o que la carga de probar lo contrario
corresponda al empleador, teniendo en cuenta que en este
escenario se está ante una culpa subjetiva. Sobre el tema,
esta Sala, en sentencia CSJ SL9355-2017 reiterada en la
SL2248-2018, expuso:

[…] la condena a la indemnización ordinaria y plena de perjuicios


consagrada en el artículo 216 Código Sustantivo del Trabajo, debe
estar precedida de la culpa suficiente del empleador en la
ocurrencia del accidente de trabajo o la enfermedad profesional,
de modo que su establecimiento amerita además de la
demostración del daño originado en una actividad relacionada con
el trabajo, la prueba de que la afectación a la integridad o salud
fue consecuencia de su negligencia en el acatamiento de los
deberes de velar por la seguridad y protección de sus trabajadores
(art. 56 C.S.T.).

SCLAJPT-10 V.00
19
Radicación n.° 61506

[…]

En esa misma línea el artículo 84 de la Ley 9 de 1979 estableció


que, entre otras obligaciones, los empleadores están impelidos a
proporcionar y mantener un ambiente de trabajo en adecuadas
condiciones de higiene y seguridad; establecer métodos de trabajo
con el mínimo de riesgos para la salud dentro de los procesos de
producción; cumplir y hacer cumplir las disposiciones relativas a
salud ocupacional; responsabilizarse de un programa permanente
de medicina, higiene y seguridad en el trabajo destinado a
proteger y mantener la salud de los trabajadores; adoptar
medidas efectivas para proteger y promover la salud de los
trabajadores mediante la instalación, operación y mantenimiento,
en forma eficiente, de los sistemas y equipos de control necesarios
para prevenir enfermedades y accidentes en los lugares de trabajo
y realizar programas educativos sobre los riesgos para la salud a
que estén expuestos los trabajadores y acerca de los métodos de
su prevención y control.

Ya en el marco del Sistema General de Riesgos Profesionales, hoy


Sistema General de Riesgos Laborales, se reiteró la obligación a
los empleadores de «procurar el cuidado integral de la salud de los
trabajadores y de los ambientes de trabajo» (art. 21 del D.
1295/1994).

Así mismo, ha reiterado y ratificado la Sala en


sentencias CSJ SL17026-2016 y CSJ SL10262-2017, entre
otras, que cuando se habla de la indemnización total de
perjuicios, se está en el ámbito de la culpa probada, de
manera que,

[…] exige la demostración de la culpa patronal, que se


establece cuando los hechos muestran que faltó «aquella
diligencia y cuidado que los hombres emplean
ordinariamente en sus negocios propios», según la definición
de culpa leve que corresponde a los contratos celebrados en
beneficio de ambas partes, de modo que cuando se reclama
esta indemnización ordinaria, debe el trabajador demostrar
la culpa al menos leve del empleador, y a este que tuvo la
diligencia y cuidados requeridos, para que quede exento de
responsabilidad.

Así las cosas, no le basta al trabajador con plantear el


incumplimiento de las obligaciones de cuidado y protección
a cargo del empleador, para desligarse de la carga
probatoria que le corresponde, porque, como lo ha precisado

SCLAJPT-10 V.00
20
Radicación n.° 61506

pacíficamente esta Sala, la indemnización plena de


perjuicios reglada por el artículo 216 del CST, no es una
especie de responsabilidad objetiva como la del sistema de
riesgos laborales, para que opere la inversión de la carga
de la prueba que se reclama, ello como quiera que en primer
término deben estar acreditadas las circunstancias en las
que ocurrió el accidente y «…que la causa eficiente del
infortunio fue la falta de previsión por parte de la persona
encargada de prevenir cualquier accidente…»

Ahora bien, el Código Sustantivo del Trabajo, de manera


general en los artículos 55 y 56 y específicamente en los 57
y 58, contiene las obligaciones mínimas que deben cumplir
las partes en el desarrollo de sus contratos de trabajo y las
previsiones que tienen que acatar los empleadores para
procurar la protección y seguridad para sus trabajadores. Así
mismo, el artículo 348 ibídem, preceptúa que toda empresa
está obligada a «[…] suministrar y acondicionar locales y
equipos de trabajo que garanticen la seguridad y salud de los
trabajadores» y a adoptar las medidas de seguridad
indispensables, para la protección de la vida y la salud de los
trabajadores.

En ese sentido, es del caso resaltar que el empleador


para evitar la producción de daños en contra del trabajador,
debe llevar a cabo una política de seguridad y salud en el
trabajo regulada, para el momento del fatal accidente, en la
Ley 9 de 1979, la Resolución 2400 del mismo año del
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social; el Decreto 614 de
1984, la Resolución 1016 de 1989 de los Ministerios del
Trabajo y Seguridad Social y de Salud y el Decreto 1295 de
1994.

SCLAJPT-10 V.00
21
Radicación n.° 61506

Lo anterior conlleva a que cuando ocurra un accidente


de trabajo o se estructure una enfermedad profesional, el
empleador tiene que demostrar que de manera oportuna y
razonable identificó los riesgos ocupacionales y tomó todas
las medidas de prevención pertinentes, sólo así podrá
demostrar el cumplimiento de esta obligación y probar la
ausencia de culpa suya. Ahora, en casos como el que se
examina, en los que se atribuye una actitud omisiva del
empleador, como causante del accidente de trabajo, ha dicho
la Sala que corresponde a este «[…] demostrar que no incurrió
en la negligencia que se le endilga, mediante la aportación de
pruebas que acrediten que sí adoptó las medidas pertinentes
en dirección a proteger la salud y la integridad física de sus
trabajadores» (CSJ SL7181-2015, CSJ SL 17026-2016, CSJ
SL16986-2017 y CSJ SL2617-2018).

Las disposiciones sustantivas laborales de salud y


seguridad en el trabajo y de riesgos laborales, han sido
unívocas en comprometer al empleador a cuidar y procurar
la seguridad y la salud de sus trabajadores, así como a
adoptar todas las medidas a su alcance en orden a prevenir
los accidentes y las enfermedades profesionales, en razón a
que, como lo dice el artículo 81 de la Ley 9 de 1979: «[…] la
salud de los trabajadores es una condición indispensable para
el desarrollo socio-económico del país, su preservación y
conservación son actividades de interés social y sanitario»

Ahora bien, el presente asunto ya fue objeto de examen


por esta Corporación, en sentencias que analizaron la muerte
de algunos de los 73 trabajadores ocurrida el 16 de junio de

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 61506

2010 en la explosión dentro de la Mina San Joaquín en


Amagá, en sentencias CSJ SL2102-2018 reiterada en la
SL2617-2018 y en la CSJ SL287-2019, de la siguiente
manera:

Pues bien, se endilga la equívoca apreciación de los controles de


seguridad sobre nivel de medición de gases obrante a folio 157 del
cuaderno principal, en cuanto a que el Juez de apelaciones
entendió que el día de los hechos -16 de junio de 2010- a las 6:00
pm, la medición de gases arrojó 0% de concentración de gas
metano, lo que respalda la teoría de la empresa de que el
incremento en la medición de gases fue súbito e irresistible. Sin
embargo, de dicha documental se observa que la hora de la
medición fue las 6:00 am, esto es 12 horas antes de lo indicado
por el Tribunal y más de 16 horas antes de la ocurrencia de
siniestro, hay reporte de otras tres mediciones, no se tiene
constancia de la hora de registro. Ahora, si bien esto podría
calificarse de nimio, no lo es en este caso, pues es precisamente la
concentración alta de gas metano, sumada a la presencia de polvo
de carbón, la que da lugar a los resultados fatales de la
conflagración.

Tal situación ya fue objeto de examen por esta Corporación, en


sentencia CSJ SL2102-2017 (sic), correspondiente a los mismos
hechos que ocupan la presente litis, así:

Esta omisión, en apariencia irrelevante, resulta verdaderamente


trascendente de cara al análisis de la ocurrencia del siniestro sub
examine comoquiera que las actividades laborales en la mina «San
Joaquín» suponían de forma inherente a aquellas la utilización de
explosivos que debían ser manipulados en condiciones de
rigurosidad y severidad, desterrando cualquier escenario de error
dada su extrema peligrosidad. Luego, la vaguedad de la
información registrada en el «formato para medición de gases»
para el día del accidente permite colegir la relajación de los
protocolos de seguridad que debía cumplir estrictamente la
empresa y respecto de los cuales debía exigir su cumplimiento.
Todo lo cual terminó, además, consignado en el informe
investigativo del accidente, como se anotó con anterioridad. Luego,
no fue un asunto menor.

La hora de realización de cada medición devino en determinante


comoquiera que entre cada uno de los turnos de trabajo y durante
éstos, debía medirse científicamente el efecto de las explosiones
propias de la actividad y debían asegurarse logísticamente las
condiciones de seguridad que permitirían proceder con las
siguientes explosiones controladas.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 61506

A éste efecto, merece la pena traer a colación que el mismo «Informe


preliminar de la investigación del accidente fatal de 73
trabajadores sucedido el miércoles 16 de junio de 2010 en la Mina
San Joaquín (…)» en la descripción de la hipótesis n.° 1 de
ocurrencia del incidente, aseguró: «[…] Cabe anotar que en el turno
de las 7:00 am a 3:00 pm, se presentaron en este frente [frente del
tambor 13] algunas señales, indicativas de una proximidad a una
zona de falla, que pudiera haber dado lugar a una fuerte
emanación de metano».

Ello refleja, pese ser una mención hecha en una de las tres
hipótesis posibles de la ocurrencia del accidente, que en el turno
inmediatamente anterior a aquel en el que tuvo ocurrencia el
siniestro, sí existieron situaciones de alerta que debieron haber
sido observadas por el empleador, dado que aun si no estuviera
comprobado que la cercanía de las actividades en aquel frente a
una «zona de falla» pudieran dar lugar invariablemente a una
emanación fuerte de metano que pudiera, a su vez, producir una
explosión, ello constituía por sí misma una suposición previsible
que excluye la posibilidad de considerar que el acto dañoso
correspondió propiamente a un evento de fuerza mayor o caso
fortuito como lo ha insistido en las instancias y en la sede
extraordinaria, el censor.

Ante la identidad de circunstancias, también es idéntica la


conclusión, esto es, que la demandada es responsable por omitir
medidas de seguridad que dieron lugar, si no a la explosión, a
hacer que ella fuera de mayores dimensiones y los resultados
catastróficos de la muerte de 73 trabajadores, entre ellos los
parientes de los demandantes dentro del presente proceso.

Culpa de la cual no es posible desligarse, como señala el ad quem,


por falla de un trabajador al no efectuar el monitoreo de gas
metano antes de una voladura, porque es responsabilidad del
empleador velar porque se cumplan los protocolos de seguridad, ni
porque la causa de la ignición fuera el encendido de la llama por
culpa de un tercero, pues tendría que demostrarse que hubiera
personal ajeno a la empresa al interior de la mina.

A la postre, resultó que los controles realizados los días previos al


accidente no fueron suficientes para evitarlo, pues en los mismos
también se señala la necesidad de mejorar las vías de ventilación,
métodos para minimizar la presencia de polvo de carbón y el hecho
de que no se ordenara el cierre temporal o parcial de la mina, no
es suficiente para considerarla segura y apta, cuando la sentencia
cuestionada resalta las múltiples falencias que en ella se
encontraron, pero no las considera suficientes para demostrar la
culpa del empleador, siendo que, como ya se dijo, es la suma de
esas omisiones, la que dio como resultado el siniestro.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 61506

No solo los argumentos expuestos por la Corte en el


caso ya mencionado son aplicables en el presente asunto,
sino que, también surge claro el error evidente del Tribunal
en su decisión cuando despacha las pretensiones
demandadas por la recurrente con el argumento de que no
hay certeza sobre cuál de las tres hipótesis fue la que ocurrió
en el evento que causó la muerte al señor Usma Holguín y a
otros trabajadores.

Es claro que exclusivamente en aquellas tres hipótesis


está contenida la razón probable del accidente que generó la
muerte del trabajador, al tiempo que de todas aquellas puede
advertirse la responsabilidad del empleador por su
negligencia para tomar acciones determinantes conducentes
a evitar la explosión que sí ocurrió. En este sentido, el
raciocinio del Tribunal se muestra equivocado en la medida
en que consta la certeza de que una de esas tres hipótesis
fue la causa eficiente del hecho y que, en todo caso,
cualquiera de ellas obedeció a la negligencia del empleador.

Luego, existió una apreciación equivocada por parte del


Tribunal de las conclusiones a las que arribó la comisión
especializada conformada a instancias del Ministerio del
Trabajo para el esclarecimiento de los hechos en los que
fallecieron más de 70 trabajadores de la sociedad
demandada, en evento que, como se dijo, ya fue analizado
por esta misma Corporación. Así las cosas, resulta por
demás, inane, la valoración del interrogatorio de parte del
representante legal de la sociedad demandada, prueba que
resultó intrascendente para el ad quem y que vista la

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Radicación n.° 61506

contundencia de las conclusiones a las que sí llegó el


Ministerio del Trabajo, configuran los errores descritos por la
censura.

Por las razones expuestas, el cargo prospera.

Sin costas en la sede extraordinaria comoquiera que


salió avante la acusación.

IX. SENTENCIA DE INSTANCIA

Las mismas consideraciones que sirvieron de base para


casar la sentencia impugnada en la forma como quedó dicho,
son procedentes para revocar la sentencia de primera
instancia, en el sentido de tener por demostrada la culpa del
empleador en la ocurrencia del siniestro que condujo a la
muerte del trabajador Usma Holguín y, en consecuencia, a la
procedencia de una indemnización plena de perjuicios.

De acuerdo con lo señalado ampliamente en


precedencia se tiene, entonces, que son cuatro los elementos
o presupuestos que deben concurrir para que haya lugar al
reconocimiento de la indemnización total y ordinaria prevista
por el artículo 216 del Código Sustantivo del Trabajo, a saber:
(i) el hecho material (accidente de trabajo), (ii) el daño
(lesiones en la integridad física o síquica del trabajador), (iii)
la culpa del empleador en su ocurrencia, y (iv) el nexo causal.

Los dos primeros requisitos quedaron establecidos y no


presentan discusión, pues fueron aceptados por las partes y

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 61506

declaradas en las instancias, esto es, la ocurrencia del


accidente de trabajo y la muerte de Eugenio Antonio Usma
Holguín el 16 de junio de 2010 cuando se encontraba
cumpliendo labores en la Mina San Joaquín, ubicada en el
municipio de Amagá.

En cuanto a la culpa patronal y al nexo causal, puntos


centrales de la demanda de casación, con lo dicho al resolver
los cargos es suficiente, pues se reitera que al concluirse que
la actuación fue omisiva por parte del empleador en
cualquiera de las tres hipótesis señaladas como causa
probable del accidente, se hizo responsable del siniestro en
el que ocurrió la muerte del trabajador cuya indemnización
se reclama y con ello se completan los requisitos para que
proceda el análisis de la indemnización plena de perjuicios
indicada en el artículo 216 del Código Sustantivo del Trabajo,
en lo que corresponde a los perjuicios materiales -daño
emergente y lucro cesante consolidado y futuro- y los morales
o inmateriales -daño moral y en la vida en relación-. Resulta
relevante aclarar que el Régimen de Riesgos Laborales cubre
los riesgos que por su propia naturaleza genera el trabajo,
mientras que los daños ocasionados al trabajador por
conducta culposa o dolosa del empleador, le corresponde
resarcirlos a él en forma total y plena, atendiendo el régimen
general de las obligaciones.

En cuanto a la legitimación de la reclamante, se tiene


acreditado que esta actuó en calidad de hija del causante y
aportó en debida forma su registro civil de nacimiento (f.° 50).

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 61506

1. Perjuicios materiales

Desde el punto de vista estrictamente jurídico, la Corte


ha considerado que conforme a la jurisprudencia, tanto de
su Sala de Casación Civil como de la Sala Laboral, en materia
de daños, se ha entendido que en lo tocante a los perjuicios
materiales ocasionados a terceros por la muerte accidental
de una persona, están legitimados para demandar el
resarcimiento correspondiente quienes, por tener una
relación jurídica con la víctima, sufran una lesión en el
derecho que nació de ese vínculo.

De acuerdo con lo dispuesto por el artículo 1613 del


Código Civil, el detrimento patrimonial se halla integrado por
el daño emergente y el lucro cesante, correspondiendo el
primero, según el precepto 1614 ibídem, a la pérdida o
disminución económica realmente sufrida por la víctima o
por quienes tienen legitimación para reclamarla como
secuela del hecho dañoso, y el segundo, al provecho esperado
por ellos y que se habría obtenido de no ser por el
surgimiento del suceso lesivo.

Este, a su vez, se bifurca en pasado y futuro. El inicial


corresponde al perjuicio ya consolidado al momento de
definir el litigio. El otro, equivale a aquel aún no producido
pero que es esperado, con fundamento en un alto grado de
probabilidad objetiva, todo lo cual ha sido adoptado entre
otras, en sentencias CSJ SL, 22 junio 2005, radicación
23643 y CSL SL5619-2016.

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Radicación n.° 61506

1.1. Lucro cesante

Respecto del denominado lucro cesante, se recuerda


que es la ganancia o provecho que deja de reportarse, en este
caso como consecuencia de haberse producido la muerte del
trabajador, en las circunstancias no discutidas. Sin
embargo, tiene dicho esta Corporación que la procedencia de
este concepto no está sujeto necesariamente a la acreditación
de una total dependencia económica del beneficiario con el
causante, como se reiteró en la sentencia CSJ SL1988-2018,
pero sí una mínima acreditación de la conexión económica
así fuera parcial, de aquel con este.

En efecto, sobre la dependencia económica respecto del


causante, total o parcial, de quien reclama una
indemnización plena de perjuicios en el marco de una culpa
comprobada del empleador en un accidente de trabajo, la
Corte ha tenido la oportunidad de señalar que su existencia,
efectivamente, es un requisito de procedencia para alcanzar
la indemnización que corresponde al perjuicio material en la
modalidad de lucro cesante, y la carga de la prueba está en
cabeza de quien pretende el resarcimiento del perjuicio.

Así lo dejó claro la Sala en las providencias CSJ SL 887-


2013, CSJ SL, 30 octubre 2012, radicación 39631, CSJ SL,
6 marzo 2012, radicación 31948; y CSJ SL, 15 octubre 2008,
radicación 29970; la primera de las cuales, trayendo a
colación la última, precisó,

[…] que en materia de daños o perjuicios materiales ocasionados


a terceros por la muerte accidental de una persona, están

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Radicación n.° 61506

legitimados para demandar el resarcimiento correspondiente,


quienes por tener una relación jurídica con la víctima, sufren una
lesión en el derecho que nació de ese vínculo, lo cual quiere decir
que para reclamar en dicho caso la respectiva indemnización se
requiere probar la lesión del derecho surgido de la relación de
interés con la víctima, vale decir, es menester demostrar la
dependencia efectiva de su subsistencia, total o parcial, con
respecto del causante, excepto que se trate de obligaciones que
emanan de la propia ley, como por ejemplo las alimentarias de los
padres para con sus hijos menores, caso en el cual no se requiere
de prueba.

También se indicó en la memorada providencia que el


resarcimiento no es solamente para quien dependiera
absolutamente del causante, sino además, para quien tuviera una
ayuda, sin cuyo concurso se vea perjudicada; la afectación puede
ser total, si el causante proporcionaba un valor que cubría
íntegramente los gastos de los beneficiarios, pero también puede
ser parcial, si el auxilio o contribución se destinaba a algunos
gastos, con una suma fija, o para unas determinadas
necesidades, sin dejar de advertirse que en el caso de algunos
perjuicios materiales no es necesario ningún tipo de dependencia
económica entre el reclamante y la víctima, como cuando se
reclama el llamado daño emergente; pero si se trata de lucro
cesante, es apenas natural que debe existir algún vínculo
económico entre dichas partes, que implique que el reclamante se
vea afectado en la forma dicha.

De esta forma, importa decir por la Sala que existe una


absoluta ausencia de prueba sobre el aporte económico
parcial o total que pudiera recibir la demandante del
causante para fundar su pretensión de lucro cesante, lo cual
no fue ni siquiera planteado en los hechos de la demanda,
motivo por el cual habrá de absolver a la demandada por
dicho concepto. De hecho, encuentra la Corte que tampoco
sería posible presumir algún tipo de ayuda económica en
favor de la demandante en razón de su edad, dado que quedó
demostrado que la actora al momento del fallecimiento del
trabajador el 16 de junio de 2010 tenía 21 años en tanto
acreditó como fecha de su nacimiento el día 30 de marzo de

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Radicación n.° 61506

1989, pero no demostró que para aquel momento se


encontrara cursando estudio alguno.

1.2. Daño emergente

No prospera el pedimento dirigido a que se resarciera el


daño emergente. Es acertado rememorar que según se
desprende del artículo 1614 del Código Civil, aplicable en
virtud de lo dispuesto por el artículo 19 del Código Sustantivo
del Trabajo, consiste en «[…] el perjuicio o la pérdida que
proviene de no haberse cumplido la obligación o de haberse
cumplido imperfectamente, o de haberse retardado su
cumplimiento», concepto que abarca la pérdida de elementos
patrimoniales, así como los gastos en que se debió incurrir,
o que deban generarse en el futuro, y el arribo del pasivo a
causa de los hechos sobre los cuales quiere deducirse
responsabilidad.

Al examinar todo el acervo probatorio, se encuentra que


no están acreditados los perjuicios de esta naturaleza por
parte de la demandante, toda vez que no allegó elemento
demostrativo que acreditara que incurrió en algún tipo de
gasto por el fallecimiento de su padre.

2. Perjuicios morales

Esta Sala en providencia del CSJ SL, 6 julio 2011,


radicado 39867, precisó que en los perjuicios morales se
involucran aquellos denominados subjetivados, equivalentes

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31
Radicación n.° 61506

al precio del dolor físico y de las afecciones psicológicas


padecidas por la actora. Así los explicó:

[…] la Corte sostuvo que los perjuicios morales se dividen en


objetivados y subjetivados. Los primeros, son aquellos daños
resultantes de las repercusiones económicas de las angustias o
trastornos síquicos que se sufren a consecuencia de un hecho
dañoso; y, los segundos, los que exclusivamente lesionan aspectos
sentimentales, afectivos, y emocionales que originan angustias,
dolores internos, síquicos, que lógicamente no son fáciles de
describir o de definir.

A su turno, conforme a la providencia CSJ SL, 22 enero


2008, radicación 30621; los daños en la vida en relación se
generan por,

[…] el menoscabo en la vida de relación social, que no se equipara


a la aflicción íntima, que se padece en el interior del alma,
calificada como daño moral subjetivo, ni tampoco con la pérdida
de la capacidad laboral, que es estimable en dinero a partir del
grado de invalidez establecido por las Juntas Calificadoras; es el
daño que afecta la aptitud y disposición a disfrutar de la
dimensión de la vida en cualquiera de sus escenarios sociales; es
una afectación fisiológica, que aunque se exterioriza, es como la
moral, inestimable objetivamente, y por tanto inevitablemente
sujeta al arbitrio judicial.

Ahora bien, como quiera que el daño moral está sujeto


al arbitrio judicial en la medida que no es posible tarifar el
dolor, la desesperanza, el abatimiento, la zozobra y demás
componentes propios del fuero interno del individuo, su
cuantía dependerá de la situación fáctica, la cual el artículo
61 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social,
permite al juez la libertad de determinarlos.

Sobre la tasación del monto de la condena por perjuicios


morales, esta Corte tiene asentado, entre otras, en las
sentencias CSJ SL17473-2017, CSJ SL17649-2015, CSJ

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Radicación n.° 61506

SL13074-2014 y CSJ SL, 15 octubre 2008, radicación 32720,


que,

De tiempo atrás tiene adoctrinado la jurisprudencia de esta Sala


que en materia de perjuicios morales derivados de un accidente
de trabajo en el que se produce la muerte del operario, en principio
no hay necesidad de probarlos, pues incuestionablemente la
pérdida de un ser querido ocasiona naturalmente en sus deudos
un dolor y una aflicción que están dentro de sus esferas íntimas,
de ahí que igualmente se ha sostenido invariablemente que su
tasación queda al prudente arbitrio del juzgador, ya que se trata
de un daño que no puede ser evaluado monetariamente, por ser
imposible determinar cuál es el precio del dolor, lo que no obsta,
sin embargo, para que el juez pueda valorarlos pecuniariamente
según su criterio, partiendo precisamente de la existencia del
dolor.

Además, en la sentencia CSJ SL13074-2014, se precisó


que,

Aunque la ley le otorga a los juzgadores la facultad de cuantificar


los perjuicios morales, ello no se traduce en que sea caprichosa;
puesto que el director del proceso debe observar para su
determinación la sana crítica y las reglas de la experiencia, y entre
otros factores, el vínculo afectivo. Dicho en breve: entre mayor,
fuerte y estrecho sea el lazo afectivo y de familiaridad con la
víctima, mayor debe ser el precio del perjuicio.

Así mismo, en sentencia CSJ SL13074-2014, reiterada


en la CSJ SL4913-2018, esta Corporación dijo:

d) Presunción de hombre (presunción hominis) o presunción


judicial

La jurisprudencia de esta Corte la ha entendido como aquella en


donde la prueba «dimana del razonamiento o inferencia que el juez
lleva a cabo. Las bases de ese razonamiento o inferencia no son
desconocidas, ocultas o arbitrarias. Por el contrario, se trata de
una deducción cuya fuerza demostrativa entronca con clarísimas
reglas o máximas de la experiencia de carácter antropológico y
sociológico, reglas que permiten dar por sentado el afecto que los
seres humanos, cualquiera sea su raza y condición social,
experimentan por su padres, hijos, hermanos o cónyuge»
(sentencia CSJ SC del 5 de may./1999, rad. 4978).

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Lo anterior significa que se presume el dolor, la aflicción, la congoja


de quien invoca y, desde luego, prueba la relación familiar con la
víctima directa; condición no solamente anclada, como lo ha dicho
esta Sala, en lazos de amor y cariño y forjada en la solidaridad,
la colaboración y el apoyo mutuos, sino también a través de un
vínculo consanguíneo, afín, por adopción o de crianza.

Ahora bien, como presunción que es, resulta insoslayable la


circunstancia de que puede ser derruida por el llamado a reparar
los perjuicios, laborío que cumple en cuanto acredite que pese a
que la persona reclamante forma parte del núcleo familiar, las
condiciones, por ejemplo, de fraternidad y cercanía mencionadas
no existieron.

En consecuencia, dado que están acreditados los lazos


familiares de la demandante con el fallecido y la empresa
demandada no desplegó actividad probatoria alguna para
demostrar que la reclamante no hacía parte de este núcleo
íntimo, es procedente la condena por los perjuicios morales
subjetivados que, con apoyo en el arbitrio juris, se estiman en
$50.000.000, tal como lo ha hecho con antelación esta Sala
en situaciones similares derivadas del mismo hecho
catastrófico; valor que deberá ser indexados al momento de
su pago.

En lo que hace referencia a los perjuicios por el daño en


la vida de relación, vale decir que no corren la misma suerte
que los anteriores y se absolverá de estos, pues a pesar de
que para la Sala no existe duda que el fallecimiento del padre
de la demandante generó una gran aflicción e impacto
emocional (de ahí la condena a resarcir los perjuicios morales
subjetivos), no es circunstancia suficiente para entender que
se generó con este hecho también una imposibilidad de poder
realizar actividades placenteras en el futuro, o lo que es lo
mismo, no lleva inexorablemente a pensar que el infortunio

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fue de tal magnitud, que le es imposible desarrollar sus


proyectos de vida. En consecuencia, no prospera la
pretensión encaminada a que se resarciera el daño en la vida
de relación, dada la ausencia de actividad probatoria por
parte de la demandante para acreditarlo.

Finalmente, las excepciones meritorias propuestas por


Carbones San Fernando S.A. no están llamadas a prosperar,
en razón a que quedó demostrada la responsabilidad de la
demandada en el siniestro, sin que se comprobara que un
hecho extraño y ajeno incidiera en forma irresistible en la
ocurrencia del accidente el 16 de junio de 2010.

En cuanto a la excepción de prescripción, no alcanzaron


a transcurrir los 3 años indicados en el artículo 151 del
Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, pues la
demanda fue presentada el 11 de diciembre de 2012, es
decir, que se encontraba dentro del término judicial.

Las costas en ambas instancias a cargo de la parte


vencida.

X. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República de Colombia y por autoridad de la ley, CASA
la sentencia dictada el veintisiete (27) de febrero de dos mil
trece (2013) por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Antioquia, dentro del proceso ordinario

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laboral adelantado por LEIDY YOHANNA USMA RESTREPO


en contra de la sociedad CARBONES SAN FERNANDO S.A.

En sede de instancia, resuelve:

PRIMERO: REVOCAR la sentencia proferida el 19 de


noviembre de 2012 por el Juzgado Promiscuo del Circuito de
Amagá (Antioquia), para en su lugar DECLARAR que
CARBONES SAN FERNANDO S.A. incurrió en culpa
patronal en el accidente ocurrido el 16 de junio de 2010, en
el cual perdió la vida el trabajador Eugenio Antonio Usma
Holguín.

SEGUNDO: CONDENAR a CARBONES SAN


FERNANDO S.A. a reconocer y pagar a favor de LEIDY
YOHANNA USMA RESTREPO por concepto de perjuicios
morales subjetivados, la suma de $50.000.000, que
deberán ser indexados al momento de su pago.

TERCERO: DECLARAR no probada las excepciones


propuestas por la parte demandada.

CUARTO: ABSOLVER a CARBONES SAN FERNANDO


S.A. de las demás pretensiones elevadas en su contra.

Costas como se indicó en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al Tribunal de origen.

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ANA MARÍA MUÑOZ SEGURA

OMAR DE JESÚS RESTREPO OCHOA

GIOVANNI FRANCISCO RODRÍGUEZ JIMÉNEZ

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