RECTOR
Antonio París
VICERRECTOR ACADÉMICO
Eleazar Narváez
VICERRECTORA ADMINISTRATIVA
Elizabeth Marval
SECRETARIA
Cecilia García-Arocha
DECANO
Vincenzo Piero Lo Monaco
COORDINADOR ACADÉMICO
Alberto Navas
COORDINADOR ADMINISTRATIVO
Eduardo Santoro
COORDINADORA DE EXTENSIÓN
Aura Marina Boadas
COORDINADORA DE POSTGRADO
Luz Marina Rivas
COORDINADORA DE INVESTIGACIÓN
Mariángeles Payer
Colección Estudios
Educación
© Fondo Editorial de Humanidades y Educación, 2008.
Departamento de Publicaciones. Universidad Central de Venezuela
Ciudad Universitaria. Caracas-Venezuela. Teléfonos: 605.2938. Fax: 605.2937
1ª edición: 2008
Tiraje: 500 ejemplares
ISBN: 978-980-00-2458-4
Depósito legal: lf 175200837029
Portada:
Carlos Pérez Cárdenas
Diagramación y montaje:
Dora Paulina Nicholls de García
Carlos Pérez Cárdenas
Impreso en Venezuela
Printed in Venezuela
Isabel Zerpa
La Ludoteca Comunitaria
Una alternativa para
la promoción de la paz
Querida Lluvia
Amado Sol
Entre el cielo y la tierra
a pesar de los pesares
y junto con las alegrías,
seguimos jugando
a formar el arco iris
Agradecimiento
10
Fe de Vida
11
Desde los sueños pendientes
y los fracasos cumplidos,
la memoria y el olvido
dan fe de vida.
En las luces y en las sombras,
con su miel y su vinagre,
a mi espejo miserable
viene a mirarse la vida.
12
Introducción
13
y se centraron en el estudio particular del Proyecto «Una Ludoteca
Para Ti», desarrollado en algunos países de América Latina, auspiciado
por la Organización Mundial de Educación Preescolar y el Consorcio
Internacional del Desarrollo de la Educación.
En el camino recorrido fue significativa la relación rutinaria y
cotidiana entre la práctica y la teoría. En esta relación, descubrí progre-
sivamente en la investigación documental, por una parte, un rico e
interesante universo en torno a las experiencias de las Ludotecas, su
diversidad y sus funciones, y por otra parte, un no menos interesante
y variado abanico de posibilidades en torno al estudio de la Cultura y
la Educación para la Paz. Estos dos universos son poco conocidos en
el ámbito educativo venezolano y darlos a conocer se convierte en ob-
jetivos de este trabajo, pues se consideran de vital importancia para
humanizar el tiempo y el espacio de la sociedad venezolana.
También ha sido relevante considerar las propuestas sobre la promo-
ción de la cultura de La Paz, evidente en las resoluciones y programas
de organismos internacionales como UNESCO, la Naciones Unidas,
la Organización Mundial de Educación Preescolar (OMEP), la Conven-
ción Internacional de los Derechos del Niño, entre otros. Estas considera-
ciones también conducen a un conjunto de reflexiones, en torno a la teoría
y la práctica, cuando nos referimos a la educación para la paz y la creación
de alternativas para su desarrollo, generando espacios para la participa-
ción, para la honestidad, la solidaridad, la equidad, la convivencia.
Todo ello, también me ha llevado a pensar en una acción con-
gruente, es decir, una relación verdadera entre el decir y el hacer. En
consecuencia, todo lo descrito anteriormente, ha formado parte de
los caminos y «descaminos» recorridos en la metodología creada y de-
sarrollada en la realización de este trabajo, inscrito en una experiencia
de Investigación-Acción, partiendo, entre otras premisas, de los plan-
teamientos de Gloria Pérez Serrano:
14
Tal como lo planteaba anteriormente, en este trabajo se recorrió
un largo camino, donde además de estudiar la realidad sobre el tema
en cuestión, a partir de variadas fuentes documentales y en diversos ámbi-
tos educativos y socioculturales, también desarrollé diferentes experien-
cias prácticas, a partir del diseño de proyectos y la implantación de
algunos de ellos para la creación de ludotecas en distintas escuelas e
instituciones de atención a niños y niñas en situación de riesgo, como
se verá en el desarrollo de diferentes capítulos del siguiente trabajo.
Todo ello me permitió un contacto directo con experiencias que me
llevaron conocer la poca importancia que se le da a la actividad lúdica
en el entorno educativo, así como el gran desconocimiento existente
sobre las ludotecas, sus características y sus funciones.
Las actividades desarrolladas, el contacto con maestros y maestras,
los encuentros realizados en talleres y entrevistas, integrados a la inves-
tigación documental que realicé durante todo el trabajo, constituyeron
elementos para la reflexión crítica y para la creación de una propuesta
final que incide a la realidad estudiada.
Cada uno de los pasos desarrollados en esta investigación, cada
uno de los caminos y «descaminos» recorridos y «desandados» se reflejan
en los siguientes capítulos:
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un conjunto de funciones, más allá de las escuelas y de la educación
formal en general.
También se describen las características generales de la estructura
y funcionamiento de las Ludotecas, así como las funciones de las mis-
mas. Por otra parte, se esbozan las funciones del Ludotecario de los
animadores de este espacio interactivo y lleno de magia.
CAPÍTULO III: América Latina: Crítica. Lúdica y Animosa.
En éste se describe la experiencia de las Ludotecas comunitarias en
América Latina, tomando como base el Informe Global de la expe-
riencia del Proyecto «Una Ludoteca para ti», presentado por la OMEP
y el CIDE, en el año 1996 y que sirve como referencia a otras expe-
riencias latinoamericanas.
En este Capítulo se dedica atención especial a las experiencias
de las Ludotecas comunitarias de Colombia y Brasil, descritas en el
Proyecto «Una Ludoteca para ti». Se describe y se desarrolla un análisis
crítico reflexivo, centrado en estas experiencias comunitarias, carac-
terizadas por la promoción y animación sociocultural orientadas en
el contexto de la experiencia lúdica y la educación para la paz.
Todo lo realizado en este capítulo se constituye en una de las
bases fundamentales que nutre los lineamientos de la propuesta que
se presenta en el Capítulo V.
CAPÍTULO IV: Juguemos y Construyamos la Paz. Después
del estudio de las experiencias lúdicas y comunitarias del Proyecto
«Una Ludoteca para ti» y antes de presentar los lineamientos de una
Propuesta para la Promoción de la Paz, era imperiosa la necesidad
de estudiar y establecer las relaciones entre la experiencia lúdica y la
experiencia de la paz, por ello en este capítulo me dediqué especialmente
a hurgar sobre conceptos, inquietudes referentes a la paz, particular-
mente sobre las concepciones existentes en torno a: «Paz Negativa y
Paz Positiva» y en consecuencia, me detuve en la Cultura y la Educación
para la Paz. Conjuntamente revisé diversas dimensiones de la experien-
cia lúdica, partiendo de algunas teorías del juego, considerando la
experiencia lúdica como un espacio para la convivencia, para la pro-
16
moción de la paz y la defensa de los derechos humanos, particularmente
de los derechos de los niños y niñas.
CAPÍTULO V: La Ludoteca Comunitaria, Una Alternativa para
la Promoción de la Paz (Lineamientos de una Propuesta). Se explica
por si mismo. En este capítulo, además de presentar los argumentos
que sustentan la propuesta y proponer algunas líneas para la estructu-
ración y funcionamiento de la Ludoteca, se presenta un inventario
de Actividades para llevar a cabo en el entorno de la Ludoteca comu-
nitaria. En este capítulo se trata de integrar lo que se podría denominar
el conjunto de aprendizajes y descubrimientos del proceso teórico y
práctico de este trabajo; centrado en ejes fundamentales como son:
el estudio de las Ludotecas; el análisis de las experiencias comunitarias
del proyecto latinoamericano Una Ludoteca Para Ti; la reflexión en
torno al concepto y la experiencia de la promoción de la paz y su
vinculación con la experiencia lúdica, como factor esencial para el desa-
rrollo del ser humano y el mejoramiento de su calidad de vida.
Finalmente, se presentan las Conclusiones y las Recomendaciones,
que bajo la perspectiva de la Investigación Acción-Reflexión nos llevan
a un nuevo punto de partida, considerando los descubrimientos, los
aprendizajes, los logros y las limitaciones de esta investigación, que
en todo caso, nos conecta con una visión esperanzadora; en medio
del caos de intolerancia que vivimos, experiencias como las Ludotecas
comunitarias, así como otras similares, pueden abrir espacios para la
convivencia sana y la promoción de la paz.
17
18
Capítulo I
Ausencias y presencias,
¿en nuestro Lúdico Universo?
He aquí el problema
19
Sin embargo, esta presencia vital que ha sido objeto de muchos
estudios teóricos, en la actualidad, en nuestro país, es abordada en
los diferentes contextos socioeducativos y culturales, como un recurso
instruccional, como una herramienta didáctica en los procesos de ense-
ñanza-aprendizaje, produciendo así, algunos aportes para el desarrollo
del currículo en el contexto de la educación formal, pero perdiendo
el sentido real de una verdadera experiencia lúdica, la cual debe desa-
rrollarse en un ámbito de libertad y de disfrute placentero.
Por otra parte, en el contexto de lo que conocemos como educa-
ción informal, nos encontramos también con un conjunto de situacio-
nes que bien pueden ser expresión de otras ausencias en «nuestro lúdico
universo». He aquí una de las dimensiones más significativas del proble-
ma: una grave crisis socioeconómica, política y cultural, enmarcada
en una crisis más profunda y determinante: una crisis de valores, donde
la intolerancia, el irrespeto, la violencia, la inseguridad, día a día nos
acortan los espacios para una convivencia más humana, más solidaria,
que no nos permite vivir en paz.
La reducción del espacio en el hogar y en la calle, el alto costo
de la vida, las escasas opciones existentes para un adecuado uso del
tiempo libre, forman parte de una problemática que incide de forma
negativa en el desarrollo de una recreación sana y en la realización
de una actividad lúdica armoniosa, necesarias para el desarrollo integral
del ser humano. La inexistencia de opciones efectivas en este sentido,
nos hunde en una especie de ocio sedentario, situación que afecta funda-
mentalmente a la población infantil y juvenil y esta realidad está presen-
te en la ciudad y en la provincia, en contextos de educación informal:
en el hogar, en el ambiente familiar, en los diferentes espacios «compar-
tidos» en parques, plazas, asociaciones de vecinos, entre otros.
Niños y jóvenes y también los adultos, hemos dejado de jugar,
de asombrarnos, de vivir intensa y plácidamente estas experiencias.
Nuestras vidas agitadas, inmersas en la complejidad de los apuros, de
los compromisos; nuestro quehacer cotidiano inmerso en un mundo
creciente de inseguridad social, nos sumergen en una gran soledad,
que nos impide comunicarnos espontáneamente, que no sólo nos dis-
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tancia y nos convierte en una sociedad cada vez más individualista
sino que tampoco nos permite profundizar en el sentido lúdico de
la vida. Progresivamente le hemos ido restando espacios a la frescura
y a la alegría verdaderas, a la vez que hemos acortado los momentos
para los sueños, las fantasías, los juegos, la creatividad y la solidaridad.
Todo esto incide en el desarrollo del individuo y de la comunidad
y en consecuencia, nos lleva necesariamente a pensar en opciones para
vivir más humanamente, para construir un país y un mundo diferentes,
para enriquecer nuestra calidad de vida.
Frente a estas situaciones, es necesario crear propuestas para la
promoción de una Cultura para la Paz. En el contexto de dichas rea-
lidades y siguiendo la línea de investigación que me he planteado desde
hace varios años (Zerpa A.: 1995), en la cual he abordado el sentido
y el significado de la experiencia lúdica en el desarrollo del ser humano
en diferentes contextos y donde he hecho hincapié en la actitud y en
el quehacer de los docentes, me di a la tarea de continuar mi búsqueda
y me he detenido específicamente en los aportes que han tenido las
Ludotecas en diferentes países del mundo, particularmente en el con-
texto de América Latina con la experiencia desarrollada a partir de
las Ludotecas Comunitarias. Esta búsqueda iniciada, hace algunos años,
me ha puesto en contacto con varias realidades: en primera instancia,
me conecté con una larga historia en torno a la creación y al estudio
de las Ludotecas, las cuales han sido creadas desde los años 30. Algunas
fuentes sitúan las primeras Ludotecas en los países escandinavos; la
mayoría de las fuentes afirman que la primera Ludoteca fue fundada
en Los Ángeles, California, en 1934. Según J. Garón (1996), algunos
autores mencionan la existencia de centros de préstamo de juguetes
que funcionaron con éxito en la ciudad de Indianápolis entre 1939-
1942, en plena Guerra Mundial, creados con el propósito claramente
definido de ayudar a los niños de los sectores desfavorecidos durante
este difícil período de la historia. En 1960, la UNESCO propone la
idea a nivel internacional. Hoy en día, encontramos Ludotecas en distin-
tos países del mundo. Esta experiencia se ha convertido en una alternativa
para la animación sociocultural. Las Ludotecas poco a poco han dejado
21
de ser sólo centros de préstamo de juguetes, para convertirse en apoyo
para la resolución de problemas sociales y educativos.
Por otra parte, me he acercado a la existencia de las Ludotecas
Comunitarias en diferentes países de América Latina, cuyos principales
beneficiarios son los niños y las familias:
22
cumple con las características fundamentales de una Ludoteca, en prin-
cipio, como espacio para la participación de niñas y niños, adolescentes
y adultos a través del uso y préstamo de juguetes. Por otra parte, tenemos
referencia de algunas «Ludotecas» existentes en colegios privados, que
funcionan en los espacios internos de los mismos y que en todo caso,
se asemejan en cuanto a estructura y funcionamiento, a las bibliotecas
escolares, en torno al sistema de préstamo, pero más allá de este objetivo,
no se persiguen otros de interacción social y cultural.
En cuanto al universo de la experiencia lúdica y al mundo del
juguete, es bien conocida por la mayoría de los venezolanos, por lo
menos de los caraqueños, la experiencia del Museo de los Niños, pero
no es una Ludoteca propiamente dicha. También hemos tenido referencia
de las iniciativas individuales de personas como Sobeida Jiménez (1999),
quien en Puerto Píritu, a partir de su mágico mundo de muñecas de
trapo, intenta abrir un espacio para la creación y el juego, con la parti-
cipación de los niños y las madres de su región. Quizá sea ésta la propuesta
que más se acerque a una Ludoteca Comunitaria.
Es obligante mencionar algunas experiencias (propuestas para la
creación de Ludotecas) donde me he involucrado: Una Ludoteca para
los Niños del INAM, la cual fue diseñada con una perspectiva de inte-
racción participativa y de integración de todas las modalidades y pro-
gramas de esa institución y se planteó como una propuesta de animación
sociocultural. Al hacer un seguimiento posterior y de manera informal,
pude constatar que la Ludoteca se redujo a un espacio donde se alma-
cenaban juguetes, donde los niños podían ir de vez en cuando; esto
sin vincular este espacio con ninguno de los objetivos planteados en
torno al desarrollo integral del ser humano, y a la participación interac-
tiva de la comunidad y en consecuencia, sin desarrollar ninguna de
las actividades propuestas para su implantación y desarrollo.
Presenté otras propuestas a diferentes instituciones: Una Ludoteca
para el Museo Jacobo Borges (1996), una propuesta que pretendía incor-
porar a las escuelas y a esta institución en una experiencia de animación
sociocultural, para fortalecer la participación y las relaciones entre la
escuela y la comunidad. Así mismo ofrecí otra propuesta al Ministerio
23
de Educación, enmarcada en el entorno de la filosofía Proyecto Peda-
gógico Plantel (1998). En ninguno de estos casos, obtuve respuestas
satisfactorias, independientemente de la existencia o no de los recursos
económicos, no se entendió el espíritu del proyecto.
Posteriormente, en el año 2000, participé, conjuntamente con
el antropólogo Rolando Zapata, en el Proyecto «Una Ludoteca para
la Escuela Bolivariana Florencio Jiménez: una Alternativa de Animación
Sociocultural». Esta propuesta comenzó a desarrollarse con el esfuerzo
integrado de los creadores de la misma y parte del personal de la escuela.
Se logró inaugurar la Ludoteca en el mes de junio del año 2000. Se
realizaron algunas actividades de animación sociocultural a partir del
desarrollo de la narración oral, la realización de algunos talleres (títeres,
teatro, sensibilización en torno al juego, entre otros). Se pusieron en
marcha algunas actividades, con la incorporación de maestros y alumnos,
pero hasta los momentos no se ha logrado la incorporación del resto
de la comunidad educativa y local de la escuela. En la actualidad este
proyecto está paralizado por falta de recursos económicos y por la in-
comprensión del verdadero sentido del mismo, como opción para la
animación sociocultural, donde la participación de la comunidad es
altamente significativa.
En los actuales momentos, los espacios para el sentir lúdico y
para la expresión de la alegría van acortándose cada día más. En el
contexto de nuestras instituciones educativas y culturales, este universo
lúdico es precario, opaco, cuando no brilla por su ausencia, salvo en
experiencias, producto de iniciativas individuales muy aisladas. En la
actualidad, el juego que predomina en los diferentes sectores de nuestra
sociedad es el de la pugnacidad política, el del enfrentamiento, la into-
lerancia, el de la falta de objetividad de los medios; todo ello dominado
por un lenguaje agresivo, descalificador y en consecuencia, altamente
irrespetuoso, tanto en el sector gubernamental como en los sectores
que lo adversan. Esta situación es realmente preocupante y más que
preocupante angustiosa, pues si desde hace algunos años, venimos su-
friendo las consecuencias de una grave crisis económica, signada por
la inseguridad, el incremento de la delincuencia y la prostitución infantil
24
y juvenil, la deserción escolar, ahora esta crisis es abrazada por el incre-
mento de la violencia en los más variados sentidos. Según cifras de
los organismos de seguridad, Venezuela mantiene un alto nivel de cri-
minalidad que lo lleva a colocarse entre los países con mayores índices
de delincuencia a nivel mundial:
25
vincular las Ludotecas con la promoción de la paz en el entorno de
las actuales circunstancias, no sólo de nuestro país, sino de toda la región
latinoamericana? Pues bien, a través de este trabajo trataré de dar algunas
respuestas a las interrogantes que he planteado. Soy optimista y por
supuesto que creo en la existencia de alternativas para transformar esta
realidad, algunas de ellas las he conocido en el mismo proceso de esta
investigación y haré hincapié en el estudio de las experiencias desarro-
lladas, a partir de la ejecución del Proyecto «Una Ludoteca para ti»,
realizado en varios países de América Latina, desde el año 1994, donde
todas estas experiencias se caracterizan por la participación de la comu-
nidad, estrategias de animación sociocultural y la promoción de los
derechos humanos. Estas experiencias se constituyen en un modelo
a seguir, al considerar los lineamientos para una propuesta de creación
de Ludotecas en nuestro país, como alternativa para la promoción de
la Paz.
26
ción y la reflexión, para rescatar la tolerancia, el respeto por los derechos
humanos de niños y niñas, de hombres y mujeres; necesitamos recu-
perar la sonrisa, rescatar la alegría; necesitamos vivir en paz.
Esta investigación se justifica en un mundo paradójico: por una
parte, vivimos todos estos terribles e inhumanos acontecimientos y,
por otra parte, en el año 1998, la Organización de Naciones Unidas
decretó el período 2001-2010 como el Decenio Internacional de una
Cultura de Paz y no Violencia para los Niños del Mundo. (Resolución
53/25 del 10 de noviembre de 1998). Justifico este trabajo en el marco
paradójico de estas situaciones, a la luz de los signos socioculturales
de estos nuevos y difíciles tiempos.
En el Programa de Acción sobre una Cultura de Paz, propuesto
por la Organización de Naciones Unidas y aprobado el 13 de septiembre
de 1999, se hace hincapié, entre numerosos aspectos, en los siguientes:
27
aprobada por la Asamblea General de la ONU 53/243
Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de
Paz, 6 de octubre de 1999).
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OBJETIVOS
Objetivo general
Objetivos específicos
• Dar a conocer los aportes de las Ludotecas en diferentes con-
textos del mundo, como experiencia que promueven el desarro-
llo sociocultural y el respeto por los derechos humanos.
• Identificar las características y funciones de las Ludotecas en
diversos espacios y comunidades.
• Estudiar algunas experiencias sobre la creación de Ludotecas
Comunitarias, a partir del Proyecto Latinoamericano «Una Lu-
doteca para ti» desarrollado en América Latina.
• Determinar la importancia de la relación existente entre la expe-
riencia lúdica y la promoción de la cultura de la paz.
• Construir las líneas y bases fundamentales para la creación de
Ludotecas Comunitarias en el contexto de la realidad venezolana.
ANTECEDENTES
29
de Ludotecas (1979), tesis doctoral realizada en la Universidad de
Barcelona. Constituye el primer aporte en castellano al estudio de las
Ludotecas. María de Borja Solé es la responsable directa de la creación
de las primeras Ludotecas en España, a partir del año 1980. Al trabajo
mencionado, siguen otros de la misma autora, pero sólo me detendré
en El Juego Infantil, Organización de Ludotecas (1980), trabajo donde
la autora dedica espacio importante al estudio del juego en el desarrollo
del niño, caracterización, organización y funcionamiento de las Ludo-
tecas y en El modelo Ibérico de Ludotecas, Algunos fundamentos
pedagógicos (1991), donde María de Borja Solé realiza un estudio
sobre la experiencia desarrollada en España y profundiza en el aspecto
pedagógico en diferentes contextos.
Otra experiencia española que me parece importante destacar es
la realizada por María López Matallana y Jesús Villegas: Organización
y Animación de Ludotecas (1999). En este trabajo los autores realizan
un estudio de la experiencia de quince años en la creación de Ludotecas
en España. Se proponen «facilitar la evolución del movimiento ludo-
tecario, mediante una visión globalizadora de este pequeño y sugerente
mundo» (pág. 12). Por otra parte, presentan una interesante propuesta
de alternativas de animación para las Ludotecas.
Josué Llull Peñalba, en su obra Teoría y Práctica de la Educación
en el Tiempo Libre (2001). En este trabajo se abordan, entre otros
aspectos: la descripción de algunos modelos de educación en el tiempo
libre, donde las Ludotecas se constituyen en un eje fundamental, con-
juntamente con la animación de centros escolares, las asociaciones juve-
niles y la intervención en el ocio adulto.
En el ámbito de América Latina, se encontró un conjunto signifi-
cativo de experiencias, que pasan por la descripción de la creación
y ejecución de proyectos de Ludotecas, así como por el estudio y análisis
de las mismas. Mencionaré algunas de estas experiencias, las cuales
he considerado de mayor relevancia para esta investigación y algunas
de ellas me han servido de referencia específica para la creación de
los lineamientos de la Propuesta que presentaré en este trabajo.
Karen Dorion Coupal en el Informe General del CIDE y la
OMEP sobre el Proyecto «Una Ludoteca para ti» (1996), donde se
30
describe detalladamente el proceso de creación e implantación de las
Ludotecas en Brasil, Colombia, México, Honduras y Panamá, a partir
de los aportes de cada una de sus ejecutoras.
Rosa Helena Bautista realiza un estudio sobre las características
generales de las experiencias desarrolladas a partir de las Ludotecas
Comunitarias en América Latina, en su trabajo titulado: Ludoteca.
Un espacio comunitario de recreación (1996). La autora hace hincapié
en la experiencia desarrollada a través de las Ludotecas Comunitarias,
particularmente en países como Brasil y Colombia.
Otro aporte en torno al estudio de las Ludotecas lo constituye
el realizado por M. Sonia Trujillo Pavez: Ludoteca. Una alternativa
para rescatar el derecho de nuestros niños y niñas a jugar (2002),
trabajo presentado en el II Encuentro Latinoamericano de Recreación
y Tiempo Libre, centrado en un estudio sobre los aportes de las Ludo-
tecas en pro de la defensa de los derechos del niño.
Antonio Vicent realiza una interesante propuesta a partir de la crea-
ción del trabajo titulado Juegos para la Cooperación y la Paz (2000),
considerando la realidad latinoamericana, el desarrollo y la promoción
de los derechos humanos y la participación de niños y niñas.
Algunos Aportes desde la Recreación Dirigida para la Construc-
ción de la Convivencia y la Paz (2002). Uno de los aportes más recien-
tes en el estudio de la importancia de la experiencia lúdica, la recreación
y el sentido de la paz en los procesos de convivencia y cooperación
en procesos socioculturales en América Latina, presentado en Bogotá en
el II Congreso Latinoamericano de Recreación y Tiempo Libre, por
la Organización Colombiana FUNLIBRE.
A continuación presentaré algunos antecedentes que se consti-
tuyen en aportes para este trabajo, desde la experiencia desarrollada
en Venezuela:
31
La profesora Yolanda Puentes de Puello realizó el trabajo titulado:
Ludoteca, Espacio de Recreación y Aprendizaje (1995), cuya investi-
gación tiene como objetivo fundamental presentar un estudio acerca
del juego infantil y su importancia en el desarrollo integral del niño
y, de la Ludoteca como centro de recreación y de aprendizaje.
También considero como antecedentes de esta investigación espe-
cífica las propuestas en las cuales he participado previamente: Una
Ludoteca para los Niños del INAM (Zerpa, I: 1995), donde se hizo
un diagnóstico de necesidades, y se toma en cuenta las modalidades
de atención de esta institución: Niños en situación de Abandono; Niños
y Adolescentes en situación de peligro y Centros de Atención Comu-
nitaria. Se planteó una propuesta pedagógica con un enfoque basado
en la Animación Sociocultural, considerando las características de cada
modalidad, las necesidades de los niños y la sensibilización y capaci-
tación del personal que atiende a la población de niños y adolescentes
de este organismo.
Otra propuesta fue presentada en el Ministerio de Educación:
La Ludoteca. Una Alternativa de Animación Sociocultural en el Pro-
yecto Pedagógico de Plantel (Zapata, R. y Zerpa, I.: 1998). A través
de esta propuesta se pretende estudiar la experiencia lúdica en el ámbito
escolar; fortalecer las relaciones entre la escuela y la comunidad, entre
otros objetivos.
Otro trabajo, antecedente de esta investigación, es el presentado
en el II Congreso Venezolano de Extensión Universitaria: La Creación
de Ludotecas para la Promoción de la Paz: Una Alternativa de Exten-
sión Universitaria. Hablemos de una Propuesta (Zerpa A., Isabel:
2001), Caracas, Universidad Central de Venezuela.
Finalmente, se considera como antecedente en esta investigación:
Una Ludoteca para la Escuela Bolivariana «Florencio Jiménez» (Za-
pata, R. y Zerpa I.: 2000). Esta propuesta logró desarrollarse en una
etapa inicial, a partir de la realización de varios talleres de narración
oral, títeres, teatro, artes plásticas, construcción de juguetes tradiciona-
les, Un estudio inicial de investigación sobre las experiencias lúdicas
del recreo, la implantación de la Ludoteca y del servicio ludotecario.
32
Capítulo II
Entre historias y juegos: Las ludotecas
33
diferentes especialistas, investigadores y los ejecutores de proyectos don-
de este término aparece.
Progresivamente veremos cómo el término Ludoteca se ha ido
vinculando no sólo con un espacio físico que contiene juguetes que
pueden ser facilitados en calidad de préstamo, sino también con un
espacio asociado con la solidaridad, con la integración, con la animación
y la promoción social y cultural. En consecuencia, el término Ludoteca
está unido a diferentes concepciones del juego y a diferentes experiencias
educativas y recreativas, en el contexto del aula y de la escuela; así
como fuera de ellas, y en América Latina está unido fundamentalmente
a procesos comunitarios.
Antes de dar a conocer más ampliamente lo que son las Ludotecas,
antes de contar la historia de las mismas, quisiera hacer hincapié en
la denominación en sí misma como un espacio al que se le da vida.
Si nos vamos a la composición del término: ludos, palabra latina que
significa juego y teka palabra griega que alude a armario, caja donde
se guardan reliquias, tesoros muy preciados; nos ubicamos entonces
frente a la presencia de un término de profundo significado; significado
que va más allá de un espacio que contiene juguetes que pueden ser
facilitados en calidad de préstamo. La Ludoteca es un espacio para
vivencias que trascienden el tiempo y el espacio físico. En ella, estos
últimos se redimensionan, pues de la misma manera que el niño se
asombra y descubre cosas nuevas en un mundo de juguetes, el adulto
también se encuentra con el universo de sus ensueños, con el mundo
de su infancia en el espacio de la Ludoteca.
Así como en la biblioteca, el tesoro más preciado es el libro; en
la filmoteca, la cinta cinematográfica; en la hemeroteca, la revista; en la
Ludoteca el tesoro más preciado es el juguete. El juguete es un objeto
que se convierte en un bien; en la medida que es algo que se posee
y en la medida que nos proporciona bienestar, placer y alegría, en
un contexto determinado.
No obstante, considero que a ese preciado tesoro que es el juguete,
deberíamos sumar a los participantes, que en el caso de los niños y
niñas, se vinculan con el presente, con el sentido de este juguete que
34
le llama la atención, con el cual se divierte, con el que descubre y recrea
el mundo en su inmediatez y con el transcurrir del tiempo, cuando
es adulto, lo vincula con sus ensoñaciones, con su mundo de la infancia.
Ese espacio «sagrado» que puede ser la Ludoteca, permite una redimen-
sión del tiempo y del espacio, en tanto que se fusionan el pasado y
el presente en el universo de las personas que se vinculan con la misma,
según el sentido que se le da a la experiencia lúdica, al mundo del
juguete y a los procesos comunicacionales que se establecen.
Es gratificante comprobar cómo mi búsqueda se encuentra con
otras búsquedas. En este proceso de escudriñar sobre el concepto y
las experiencias de las Ludotecas, me he encontrado con algunas, que
además de aportarme información para esta investigación, me enterne-
cen y me llenan de alegría, pues al final de cuentas, compruebo que
no camino en solitario. Además, esta búsqueda, esta inquietud, es de
larga data y en muchos momentos logra sus objetivos de forma exitosa;
tal es el caso de la aparición de un personaje llamado «Ludoteco»,
en una experiencia en la ciudad de Nonantola en Italia, citada por
Dario Ghelfi (1979). Dicho personaje aparece en un cuento del libro:
«¿Me prestas aquel Trencito? La ludoteca: el Juguete como servicio
social». Ludoteco era un personaje mítico que establecía luchas impor-
tantes para que el juego y el juguete tuvieran un lugar en la escuela.
Era además, el pregonero de todas las iniciativas y de los logros pedagó-
gicos. Los autores de los cuentos de este libro son Luigi Guerra, dise-
ñador gráfico y profesor universitario; William Garagnani, profesor
de secundaria, especialista en tiempo libre y servicios sociales, y Franco
Fabbroni, profesor de pedagogía en la Universidad de Bolonia.
En este caso, «Ludoteco» está asociado con la animación, con la
promoción de actividades, con la interacción en la escuela. Así como
en ese momento; hoy en día, Ludoteco puede estar representado en
el maestro, en el alumno, en el profesor de cualquier asignatura que
promueva y anime con entusiasmo la creación de la Ludoteca en la
escuela o en espacios de la comunidad local.
Otra experiencia con la que me he encontrado en esta aventura
es la que nos relata Isabel de Gonzalo, a través de su artículo COSOTECA:
35
Un Espacio de Autoservicio en el Aula (1996). En este artículo, la autora
relata su experiencia en el entorno de la creatividad y lo cotidiano en
el aula de clases, donde la cosoteca juega un papel muy importante:
36
¿Conoces lo qué es una Ludoteca?, (a maestras y maestros de Educación
Básica; a estudiantes de educación, a profesionales de diferentes áreas
vinculadas con la educación) y la respuesta, la mayoría de las veces,
ha sido negativa. En algunas ocasiones me responden con otra pregunta:
¿Qué es eso? En otras, muy pocas, la respuesta es asociada con el juego:
«Me imagino que tiene algo que ver con algo sobre el juego, por lo
de ludo teca».
Esta pregunta la he realizado en el ámbito cotidiano de mis clases,
en asignaturas vinculadas con la comunicación, con la literatura y la
experiencia lúdica; en talleres de sensibilización en torno a la impor-
tancia de la experiencia lúdica, donde el tema del juego, su significado,
siempre han estado presentes. Esta situación, así como otras vinculadas
con la experiencia lúdica, me ha permitido pulsar en alguna medida,
el escaso conocimiento y valoración existente en torno a estos temas,
en grupos vinculados con la educación y con experiencias culturales.
En esta investigación me he encontrado con algunas definiciones
y reflexiones en torno a las Ludotecas, planteadas por diferentes espe-
cialistas e investigadores y por diferentes ejecutores de diversos proyectos
en EEUU, en varios países de Europa y de América Latina.
Este concepto, en principio se ha vinculado, como lo decía previa-
mente, con un espacio donde se reúnen y clasifican juguetes y se facilitan
en calidad de préstamo a niños y adolescentes, con ayuda de alguien
especializado. Veamos algunas definiciones: «Lugar en que el niño pue-
de obtener juegos y juguetes en régimen de préstamo y en donde puede
jugar por mediación directa del juguete, con la posibilidad de ayuda
de un ludotecario o animador infantil» (Danme, J. y Gruiti, 1960,
citado por Borja S., 1980).
Para algunos especialistas, las Ludotecas están dirigidas fundamen-
talmente a los niños y al desarrollo de su personalidad y no necesaria-
mente, deben estar ubicadas en el espacio escolar:
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juego infantil, ofreciendo a los niños, tanto los elementos materiales nece-
sarios –juguetes–, material lúdico y espacios de juegos cerrados y abiertos;
así como, las orientaciones, ayuda y compañía que requieran para el juego
[…] Las Ludotecas pueden ser instituciones independientes, estar en
centros de animación, escuelas, bibliotecas, casas de cultura, u otras insti-
tuciones socioculturales […] (Borja Solé, 1980:47)
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se, aprender y construir la base de su vida futura; con la participación
activa de sus padres, maestros y miembros de la comunidad.
Me ha parecido necesario, comenzar a esbozar desde este momen-
to, lo que es para mí, una Ludoteca; la que concibo como un espacio
para la vida, para el crecimiento personal y social. Entiendo la Ludo-
teca como un espacio para la participación e integración de la sociedad
civil y de las comunidades educativas, en la realización de actividades
recreativas y diferentes experiencias lúdicas, en el contexto de la realidad
cotidiana de las escuelas y de las instituciones culturales y de las comu-
nidades locales. En este orden de ideas, me parece importante profun-
dizar en el desarrollo de la sensibilidad, la afectividad y la imaginación
de niños y jóvenes. Por ello es relevante considerar la realización de
esta experiencia personal y comunitaria; la aplicación del juego y el
uso del juguete, como recursos para enriquecer los procesos educativos
formales y no formales, con miras al fortalecimiento de la conciencia
ciudadana y de las relaciones entre la escuela, las instituciones culturales
y la comunidad. En fin, concibo la Ludoteca como un espacio para
la felicidad de niños, niñas, familias y comunidad.
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Los investigadores de la Organización Mundial de Educación
Preescolar (OMEP) y del Consorcio Internacional de Desarrollo en
Educación (1996), afirman que existen dificultades para ubicar el origen
de las Ludotecas. Hacen referencia a la existencia de centros de préstamo
de juguetes en la ciudad de Indianápolis entre 1939 y 1942, en plena
guerra mundial, con el propósito claramente definido de ayudar a los
niños de los sectores más desfavorecidos.
En sus investigaciones la OMEP y el CIDE consideran varios
momentos: a partir de 1959, los países escandinavos abrieron estable-
cimientos especializados llamados lekotek para brindar a los padres de
niños discapacitados, juegos y juguetes, mejor adaptados a las necesi-
dades específicas de estos niños. Estos centros están distribuidos en
todos los países escandinavos. Australia y Nueva Zelanda poseen así
mismo numerosos servicios de Ludotecas que apoyan a las familias,
dándoles consejos y ayuda para actuar adecuadamente con niños que
tienen necesidades especiales. En Holanda, Alemania, Suiza y Bélgica,
las Ludotecas adoptan casi los mismos enfoques e implementan pro-
gramas que integran a la vez, a los niños con discapacidades y a los
niños sin problemas especiales de adaptación, reuniendo así, ambos
grupos sin discriminación.
En 1967, Gran Bretaña, por iniciativa de la madre de un niño
discapacitado, se abrió una Ludoteca para responder a este tipo de
necesidades específicas; desde entonces, han surgido más de mil
Ludotecas en este país, de las cuales, alrededor del 60 por ciento
están reservadas a niños con dificultades físicas y cognoscitivas. Una
gran parte de las Ludotecas inglesas funcionan desde su fundación
bajo este mismo principio.
A comienzos de la década de los sesenta, la UNESCO difundió
un gran movimiento en este sentido. Existen Ludotecas en Francia,
España, Bélgica, Suiza, Holanda, Inglaterra, Australia y Nueva Zelanda.
En 1975, una asociación de padres de niños con retardo mental de
Hamilton, abrió una ludoteca especializada. En este mismo año, se
fundó una asociación canadiense de servicios de préstamo de juguetes:
la Asociación Canadiense de Bibliotecas de Juguetes, en Toronto.
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DIFERENTES, LÚDICAS Y CREATIVAS
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el de Mallorca y algunas entidades financieras. Las Ludotecas en España
desarrollan sus experiencias, tanto en el campo educativo como en
los contextos amplios para la recreación, como los parques y plazas
públicas. A la labor que se realiza en ellas, se incorporan educadores,
padres, animadores culturales y los ludotecarios, que son los especialistas
en el entorno de estas actividades. En los últimos años, según Llull
Peñalba (2001), esta experiencia se ha enriquecido con mayor inten-
sidad en algunas poblaciones de España, con el apoyo de los diferentes
ayuntamientos y considera a María de Borja Solé, como la pionera
de todo un movimiento que ha impulsado la creación de Ludotecas
en la tierra española.
Portugal incorpora elementos interesantes a la creación de las lu-
dotecas, pues no sólo considera la presencia y el uso de juegos y juguetes
en su contexto, se apoya de forma prioritaria en sus tradiciones, para
transmitir por medio de la Ludoteca, un pasado lúdico todavía muy
cercano: las tradiciones musicales, y las artes populares se integran armó-
nicamente a las actividades que se desarrollan en la Ludoteca. Sin embar-
go, según Coupal (1996) la emergencia de nuevos problemas obliga
a la sociedad portuguesa a enfrentar necesidades actuales: la pobreza de
varios barrios de las grandes ciudades, la delincuencia, la negligencia
de algunos padres poco conscientes de la importancia del juego para
sus hijos y un racismo creciente provocado por la llegada de numerosas
familias africanas procedentes de las antiguas colonias portuguesas.
En Francia, la primera Ludoteca surgió en la ciudad de Dijon
a mediados de los años sesenta. Actualmente hay más de ochocientas
Ludotecas en este país que cubren diferentes necesidades. Las preocu-
paciones culturales y educativas son objetivos prioritarios de los ludo-
tecarios franceses, lo que no impide que se abran Ludotecas en barrios
marginales a causa de problemas económicos, el desempleo crónico
y las dificultades de integración.
Italia ha desarrollado una rica experiencia en la creación de Ludo-
tecas en las principales ciudades del país. Darío Ghelfi (1979) en su
trabajo titulado Ludoteca y Escuela: una experiencia en Nonantola,
nos presenta una significativa reflexión en torno al inicio de las Ludo-
tecas en Italia:
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[…] la Ludoteca nació fuera de la escuela, con la indiferencia de la escuela,
gracias al entusiasmo de unas pocas personas, entre las cuales estaban un
profesor universitario, un maestro municipal a tiempo completo y algunos
padres […] hay una brecha entre la escuela y comunidad que es preciso
llenar en el convencimiento de que toda programación educativa seria, no
puede dejar de incluir, en su conjunto, a la escuela y a los organismos
educativos no-escolares, los servicios de la comunidad y los abastos esco-
lares, con el fin de construir un continuum pedagógico y educativo para
abarcar todo el tiempo de niño (Ghelfi, 1979:3-4)
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de la Ludoteca los ayuda a olvidar la guerra construyendo puentes, edificios
o casas, y pensando más bien en las formas y estructuras que desean realizar.
Según el equipo de animación de esta Ludoteca, los niños han adquirido
una cierta autonomía y una mayor sociabilidad; han aprendido a gritar
menos y a escuchar más, desarrollando sus capacidades de concentración;
pero lo más importante, es que han descubierto el deseo y el placer de
jugar. (CIDE, 1996: 11,12).
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Hasta el momento he presentado una panorámica general de las
Ludotecas y sus aportes en diferentes países del mundo, panorámica
que he ubicado en diversos documentos y en diferentes autores que
se han acercado al tema, como investigadores, o como participantes y
ejecutores de proyectos en los campos educativo, cultural y recreacional.
A continuación voy a detenerme en los diferentes tipos de Ludotecas,
sus funciones, y en algunos aspectos importantes que las caracterizan.
TIPOS DE LUDOTECAS
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Ludoteca Escolar: Generalmente son implantadas dentro de las
instituciones educativas. Sirven como apoyo al trabajo que desarrollan
los educadores y los psicólogos, tanto en el proceso de enseñanza-apren-
dizaje como en el proceso de orientación. En algunas oportunidades
estas Ludotecas constituyen una extensión de la Biblioteca Escolar.
Ludoteca Itinerante: Esta clase de Ludotecas tiene los mismos
objetivos que otras Ludotecas. Puede ser transportada en diferentes
vehículos autobús, pequeños camiones, casas rodantes. Este tipo de
Ludotecas es común en Europa, Australia, Canadá. También ha logrado
implantarse en algunos países de América Latina, como Brasil y Argen-
tina. Es una buena alternativa para atender a comunidades muy distan-
tes de las grandes ciudades y de escasos recursos económicos.
Ludoteca Terapéutica: Son aquellas Ludotecas donde se aprove-
chan los aportes de la actividad lúdica para ayudar a los niños a superar,
a través del juego, ciertas dificultades físicas (deficiencia visual, mental,
auditiva, entre otras). Existen diversos tipos de proyectos de este tipo,
los más conocidos son los centros llamados LEKOTEK, desarrollados
en Suecia. Este sistema enriquece las relaciones de la familia con los
niños portadores de deficiencias. Dadas sus características, estas Ludo-
tecas requieren de personal especializado.
Ludoteca de Investigación: Estas Ludotecas son implantadas en
universidades y centros especializados, con el objetivo principal de reali-
zar investigaciones y formación de recursos humanos. Este tipo de Ludo-
tecas se ha desarrollado en Brasil, principalmente en la Universidad de
San Pablo y en la Universidad Federal de Santa María en Río de Janeiro.
Ludoteca Comunitaria: Como su nombre lo indica, en este tipo
de Ludoteca, es altamente significativa la participación de la comunidad.
Ofrece un espacio para la socialización y la resolución de problemas.
En las actividades propuestas se responde a la problemática socioeco-
nómica y sociocultural existente. Se desarrolla un proceso de intercam-
bio cultural, tomando en cuenta los aspectos de la cultura de tradición
oral, costumbres y creencias, entre otros aspectos relevantes. Han co-
brado un auge muy importante en España y diversos países de América
Latina, especialmente en Colombia y en Brasil.
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UN QUEHACER CON SENTIDO: LAS FUNCIONES DE LA LUDOTECA
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Función Lúdica: En la Ludoteca se valoriza el juego en la vida
del niño, también se considera la importancia de dar a conocer a los
adultos y a los educadores el significado de la actividad lúdica en el
desarrollo infantil. «¡Jugar por el placer de jugar! ¡Jugar con o sin jugue-
tes pero poder jugar... Jugar primero para vivir la infancia como debe-
rían hacerlo todos los niños de este planeta. Aunque el juego no haga
milagros, puede ayudar de manera sorprendente a echar raíces en la
vida...» (1996: 16).
Por otra parte, la Ludoteca es el espacio por excelencia, para que
el niño pueda encontrar juegos y juguetes. Estos juguetes pueden ser
industriales o artesanales. La Ludoteca también se convierte en un ám-
bito para la construcción e invención de juguetes al igual, que se cons-
tituye en un espacio para el juego libre y la interacción. Desde este punto
de vista, la Ludoteca brinda al niño un espacio motivante, centrado
en la actividad lúdica, «un oasis donde puede escaparse momentá-
neamente de las angustias y de las dificultades de los adultos que lo
rodean, un lugar de verdad adaptado a sus necesidades...» (pág. 17).
Función Educativa: A través de la transmisión de los valores al
compartir, del respeto al otro y de la cooperación, y con la variedad
y la complejidad del material lúdico puesto a disposición de los niños,
la Ludoteca asume una función educativa. A pesar de que la Ludoteca
no es la escuela, crea un clima de placer propicio al aprendizaje aunque
el niño que juega no sepa que se está desarrollando a nivel afectivo,
cognoscitivo y social. El niño adquiere ciertos conocimientos a través
de la elección del juego que le interesa, de la energía que pone y de los
intereses que se descubre; se construye hábitos de curiosidad, de aper-
tura, y se estructura progresivamente actitudes positivas de aprendizaje.
Con la escuela, pero mejor que la escuela, la Ludoteca permite inventar
espacios de vida donde jugar y aprender se confunden.
La función educativa de la Ludoteca no se inscribe dentro de
una preocupación limitada a favorecer, a través del juego, aprendizajes
determinados; es importante no confundir función educativa y didác-
tica. La función educativa muy general de la Ludoteca se preocupa
sobre todo por defender y proteger el verdadero placer lúdico que per-
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mite realizar una actividad por el placer y la satisfacción que ella nos
proporciona personalmente y por el interés de compartir este placer
con los demás.
Función Cultural: Según, el CIDE y la OMEP, ésta es una de
las funciones a través de la cual se logra una interesante integración
de los diferentes miembros de la comunidad, pues a través de la Ludo-
teca se pueden desarrollar valores como el respeto, la solidaridad, la
tolerancia y la creatividad.
Los valores culturales aparecen en los juegos al igual que las reglas
sociales y todo lo que permite identificar una cultura determinada.
El juego puede ser considerado como elemento de formación ya que
desarrolla aptitudes, competencias y habilidades particulares; para el
niño, es un medio privilegiado para comprender el mundo que lo rodea
y adaptarse a él. «Si definimos a la cultura como el modo de pensar y
de actuar de una sociedad, llegamos a la conclusión de que el juego
es un medio propio para la transmisión de los valores culturales de
dicha sociedad». (Dorion C., 1996:21).
En el juego hay espíritu de fiesta. En consecuencia, encontramos
que en la Ludoteca se abren espacios para la celebración de las fiestas
y tradiciones populares. En el contexto de las Ludotecas comunitarias
de España y de América Latina, la noción de juego está vinculada
a las fiestas del barrio.
Los niños comparten alegrías y placeres con los demás miembros
del mismo grupo social y la fiesta representa para ellos una ocasión de
observar y de aprender, a través de las manifestaciones de los adultos,
las características y los valores de los suyos. Jugar es también aprender
imitando para preservar una cierta forma de identidad particular.
Función Social: El juego apoya las interacciones sociales. Los inves-
tigadores de la OMEP (1996), al estudiar las experiencias de las Ludo-
tecas comunitarias en América Latina, hacen hincapié en la dimensión
social del juego, que se manifiesta, entre otros aspectos, en la relación
del niño con su entorno y con su prójimo. Estos investigadores destacan
el tipo de relaciones que se establecen en las Ludotecas comunitarias.
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A través de la Ludoteca se establecen nuevas relaciones de confian-
za. Gracias al juego de sus hijos, algunos padres tienen la oportunidad
de salir de su aislamiento. En la Ludoteca, los niños descubren una
nueva faceta de los adultos, padres, abuelos y educadores que actúan
de manera diferente, que juegan y parecen tener más tiempo para dedi-
carles. Este descubrimiento es generalmente positivo, pues presenta
de otra manera el mundo de los adultos. En el ámbito de la Ludoteca,
los adultos se dejan atrapar por el placer de jugar; pueden perder en
el juego y reír, y distenderse a pesar de sus problemas. Tales experiencias
positivas trazan nuevas fronteras entre el universo de los adultos y el
de los niños en beneficio de todos. En la Ludoteca, una de las principales
preocupaciones es combatir las desigualdades sociales en materia de
juegos y de juguetes; se favorece el espíritu asociativo al fomentar los
encuentros y los intercambios de los niños, entre ellos y con sus familias
y también entre las generaciones. (1996: 28).
A estas nuevas relaciones se agregan aquéllas que hacen compren-
der la solidaridad, el compartir, la democratización del juguete y la
responsabilidad personal vinculadas al uso del objeto colectivo. Se ad-
mite que las interacciones sociales tienen un impacto importante en
el desarrollo del niño. También se reconoce que las interacciones sociales
requieren un contexto para existir y manifestarse. La actividad lúdica,
a causa de su espontaneidad y de su gratuidad, se convierte para los
niños, aun los muy pequeños, en un apoyo muy interesante; el juego
garantiza el compartir, la discusión, la cooperación entre pares, entre
niños más pequeños y niños más grandes, y entre niños y adultos.
Matallana y Villegas (1999), además de las funciones ya descritas
previamente y partiendo de su propia experiencia en la creación de
Ludotecas en España, nos hablan de otras funciones específicas:
Función Socioeconómica: En esta función, los autores abordan
aspectos como la economización y ecologización del hecho de jugar,
lo que se logra fundamentalmente a través de la reparación de juguetes
y talleres de animación para el desarrollo de actividades por parte de
los conductores y facilitadores de estos procesos: «...aunque la Ludoteca
no puede hacer oídos sordos de la condición comercial del mundo
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del juguete, en ningún momento ha de embarcarse en la frenética
carrera del consumo. La gestión de una institución de este tipo ha
de girar en torno a dos principios: economizar el juego y ecolizar el
juego... En un momento en el que estamos asistiendo al agotamiento
paulatino de los recursos de nuestra tierra, el respeto y la austeridad
ante los objetos materiales y, en concreto, ante el propio juguete, garan-
tizan una primera sensibilización ecológica ejemplar sobre las limita-
ciones de nuestro mundo». (1999: 127).
Otros aspectos significativos de esta función socioeconómica, vista
a la luz de estos autores son: la garantía del cumplimiento del derecho
del niño y de la niña al juego, generadora de una acción social desde
la Ludoteca; la creación de un espacio físico, social y moral positivo
en el imaginario del niño y de la niña, lo que conduce a una gran variedad
de actividades de animación en la Ludoteca; y por último: la denuncia
de los aspectos puramente mercantiles del mundo del juguete.
Función de Investigación: «...Esta función a menudo pasa
desapercibida, pero la responsabilidad de la institución lúdica como
avanzadilla teórica y técnica en el mundo del juguete ha de hacerse
notar» (pág. 58).
En esta función, los autores destacan la importancia de la Ludoteca
como ámbito para el estudio y como institución defensora de los de-
rechos y deberes de las personas para un juego saludable. En este sentido
consideran experiencias como la realización de actividades y talleres
para la prevención del consumismo lúdico el desarrollo de campañas
de información, entre las cuales destacan: campañas sobre la ecología
y el juego, campañas sobre el seximo, la violencia, la competitividad
en el juego, campañas sobre la televisión, ocio audiovisual, campañas
sobre el juego en la calle, entre otras.
Esta función de investigación conduce a la preparación de personal
cualificado y sensible al mundo del juego y el juguete, así como también,
a la comprobación de la calidad eficacia de juegos y juguetes, a partir
de la creación del laboratorio del juego.
Función Comunitaria: Constituye una de las funciones más impor-
tantes, sobre todo si consideramos, por una parte, el auge de las Ludotecas
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comunitarias en España y en América Latina, y por otra parte, si con-
sideramos que alrededor de esta función giran las otras funciones de
la Ludoteca, si partimos de la importancia de la participación y del
beneficio común que se desarrolla en el entorno de la experiencia lúdica,
que llama a la fiesta, a la alegría compartida, a la captación de nuevos
destinatarios, a la animación infantil y juvenil. «...Las fiestas del juego
aprovechan algún motivo especial para aglutinar entorno a la Ludoteca
y el juego, un número importante de niños y niñas. Su estructura
puede ser variada, aunque adquiere su sentido si el juego se encuentra
en el centro de la dinámica de la fiesta, como auténtico anfitrión»
(pág. 143).
En esta función es muy importante la participación en la realidad
cotidiana. A través del juego podemos comprender mejor la realidad
del mundo que nos rodea y podemos integrar en un mismo sentir, a
niños y niñas, a jóvenes, adultos y a los abuelos y abuelas de la comunidad.
En el ámbito de la función comunitaria cabe considerar la anima-
ción del juego en la escuela y las relaciones que se establecen entre
la Ludoteca y la escuela «...dos palabras diferentes para hablar de lo
mismo, de niños y niñas, de educación, de cultura. Una tiene el prestigio
y la sanción histórica y la otra aspira a encontrar un hueco, hoy impres-
cindible en nuestras modernas sociedades. Jugar y aprender, aprender
a jugar, aprender jugando...» (pág. 149).
Es significativa la relación que se establece entre estas dos instan-
cias, pues en ellas participan creativamente, niños y niñas, adultos,
docentes y diferentes integrantes de la comunidad. «...Por otro lado,
la necesidad de coherencia en las propuestas educativas obliga a que la
Ludoteca sintonice o conozca, al menos, el contexto vital de sus desti-
natarios y los asimile, en la medida de lo posible en su proyecto
educativo...» (pág. 149).
Por otra parte, para el desarrollo de esta función comunitaria,
se hace necesaria la implicación de los padres adultos en la actividad
lúdica, lo que representa la realización de proyectos intergeneracionales,
que fomenten la convivencia familiar, la mediación del padre o la madre
en la actividad lúdica, el intercambio con las personas adultas. La Lu-
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doteca, más que un espacio infantil, debe convertirse en un espacio
familiar, un espacio donde se produzca el encuentro de varias gene-
raciones, a partir de la experiencia lúdica.
Finalmente, cabe destacar la dinamización cultural de las zonas
donde se crean las Ludotecas. En el entorno de la función comunitaria
donde la interacción, el intercambio entre sus participantes es funda-
mental, privan las «actuaciones lúdico culturales en el barrio». La Ludo-
teca a menudo cumple funciones de centro de revitalización de una
determinada zona. Esto beneficia tanto al sector donde está la Ludo-
teca, como a ella misma. Esto permite su promoción y sirve de moti-
vación para otros destinatarios potenciales.
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en tanto se persigue el desarrollo integral de los seres humanos que
conviven en esta experiencia.
Los espacios, concebidos no sólo como lugares, ámbitos geográfi-
cos, espacios físicos, sino como espacios a los que se le da vida, con
la participación de ese grupo de duendes creativos, entusiastas, anima-
dores de este proceso; de esta experiencia de vida, como son: los par-
ticipantes y líderes comunitarios, los docentes, los jóvenes, todos ellos
que muchas veces fungen como ludotecarios; incorporándose en el
proceso de organización de la Ludoteca, en la creación y ejecución
de actividades lúdicas y culturales para dar sentido al tiempo escolar,
al tiempo libre y a la vida de otros duendes y ánimas festivas, como
los niños y niñas, jóvenes y adultos que asisten y se benefician de las
bondades de la Ludoteca.
Como hemos podido apreciar, las Ludotecas han estado vinculadas
desde sus orígenes con la experiencia lúdica en diversos ámbitos: en el
recreativo, en el escolar, en espacios comunitarios, en el área de salud,
entre otros. También hemos observado que han sido creadas para respon-
der a necesidades específicas en relación con la atención de niños y niñas
especiales y en esta medida, se han creado espacios en escuelas, hospi-
tales, jardines de infancia, parques, centros comunitarios, y obviamente,
cada experiencia va generando un sistema de funciones para animar
los procesos de la Ludoteca, como lo hemos visto anteriormente.
Ahora bien, la mayoría de los autores coinciden en los aspectos
necesarios para la organización y funcionamiento de las Ludotecas.
Para desarrollar este punto me centraré en los aportes de López Mata-
llana y Villegas (1999), tomando en cuenta, la experiencia desarrollada
por ellos en distintos lugares de España y los aportes que proporcionaron
a diferentes experiencias en la creación de Ludotecas comunitarias en
América Latina.
Entre, los aspectos fundamentales, necesarios para la creación de
las Ludotecas, estos autores consideran los siguientes: El Espacio de la
Ludoteca; los Juguetes y otros materiales de Juego; los participantes
y/o jugadores; los ludotecarios o animadores de la Ludoteca.
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• Es muy importante considerar el Espacio de Juego. Es un ele-
mento básico para el desarrollo de la actividad lúdica, un espacio
que debe ser apto, suficiente y motivador.
Según Matallana y Villegas y recordando nuevamente que cada
Ludoteca cumple un conjunto de funciones, se considera el
espacio desde dos perspectivas: el espacio en sí (continente)
y la disposición de los elementos que lo integran. En este sentido
es importante considerar: el espacio interior; los espacios exter-
nos de juego y los espacios itinerantes.
• En cuanto al espacio interior del Juego es importante considerar
ciertas condiciones referidas a su tamaño, ubicación, instala-
ciones técnicas, decoración y mobiliario.
El espacio de la Ludoteca puede ubicarse en distintos locales,
según lo refiere Matallana (1999), tomando en cuenta el núme-
ro de participantes, el tipo de Ludotecas que son creadas y las
actividades que se realizan en las mismas, considerando especial-
mente que éstas se inscriben en el ámbito del tiempo libre y
que pueden ser muy diferentes. He aquí algunas de las múltiples
posibilidades consideradas por Matallana (2000), Librecht
(1988) y Borja (1980).
55
se orientaría el juego favoreciendo el desarrollo de los mismos y enri-
queciendo su experiencia de ocio en grupo. Sin embargo, la situación
ideal sería, sin duda, que las personas con deficiencias de cualquier
tipo se integrasen y desarrollaran su juego en Ludotecas, espacios para
el juego, asociaciones o clubes de tiempo libre comunitarios.
Hospital infantil o unidad pediátrica: La experiencia del niño
hospitalizado presenta algunos aspectos problemáticos (miedo, sepa-
ración, dolor…) que se ven suavizados por el acceso al juego compartido
y adecuado a sus posibilidades (tipo de enfermedad), apoyando su
terapia y recuperación, así como su bienestar inmediato, integrando
a los familiares, especialmente los padres, en su funcionamiento diario.
Internado, centro de acogida de menores: La necesidad de juego,
encuentro con el adulto y espacios adecuados se ve acentuada en niños
privados de un ambiente familiar normalizado. Estos centros deberían
contar con salas de juego y/o Ludotecas que permitan el desarrollo
y recreación infantil. Independientemente de la existencia necesaria
de este espacio de juego, creemos que los niños en esta situación de-
berían acudir con normalidad a las Ludotecas de barrio, así como tam-
bién a asociaciones de tiempo libre de la zona.
Centro penitenciario de mujeres: Las condiciones de estos centros,
donde los niños viven con sus madres durante los primeros años de
vida, justifica la creación de espacios de juego apropiados, dotados
de material adecuado a su edad y atendidos por personal especializado.
Últimamente se ha creado alguna Ludoteca infantil en centros peniten-
ciarios masculinos para su uso durante los encuentros «bis a bis» de
los padres.
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La decoración y el mobiliario deberán adaptarse a la edad de los
usuarios destinatarios y a las necesidades propias del tipo de juguetes
y materiales con que se cuenta, sin embargo, podemos señalar ciertas
características generales a tener en cuenta colores y mobiliario básicos.
Creación de Ambientes Diferentes: La diferenciación de espacios
no implica una división física y menos aún, permanente, sino más
bien una distribución adecuada del mobiliario, cambio de colores y
materiales de suelo, que identifiquen las distintas zonas destinadas a
actividades específicas.
En este sentido es muy importante la creación de ambientes, con
el objeto de mantener un clima de respeto y convivencia en el juego,
lo que supone: la organización del espacio, la organización de materiales
y la organización para objetivos especiales, entre otros.
Selección de los Espacios Lúdicos: La selección de los espacios
es múltiple y variada, pues estará vinculada con los intereses lúdicos
de los usuarios, con las edades de los mismos. Borja (1980) FUNLIBRE
(2001), Matallana (2000), coinciden en que esta selección de espacios
puede agruparse según estos intereses, e incluso, considerando distintos
tipos de Ludotecas: Ludoteca de Primera Infancia (0-6) años; Ludotecas
Infantiles (6-12) años; Ludotecas Juveniles; además también consideran
entre estos espacios lúdicos las bibliotecas recreativas, con libros, jugue-
tes, comics, cuyos objetivos se centran en la iniciación de la lectura,
la oferta de nuevos temas para los juegos o, simplemente, la posibilidad
de un momento de reposo al leer u observar las ilustraciones.
Sería ideal que toda Ludoteca contara con un espacio para el juego
en movimiento, para la realización de juegos al aire libre, contacto
con la naturaleza, actividades deportivas. Son muchas las actividades
que pueden realizarse en el espacio exterior o al aire libre, pero el apro-
vechamiento de éstas, depende en gran medida de la imaginación,
la participación y el entusiasmo de los animadores; educadores, promo-
tores culturales, integrantes de la escuela y la comunidad.
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Ludoteca de Primera Infancia (0-6 años)
A estas Ludotecas los niños acuden en compañía de un adulto. Se reco-
miendan los siguientes espacios.
Los juegos de imitación En este caso, los objetos deben centrarse en el mun-
a la vida o simbólicos do más cercano: la casa, el mercado, la escuela, el
médico, los medios de transporte... contando con
muñecos/as y disfraces (mejor si son ropas viejas,
zapatos sombreros que hayan pertenecido a adultos).
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Juegos simbólicos Este espacio, esencial para los niños menores de 8
y dramáticos años aprox., cuyo interés lúdico predominante son
los juegos simbólicos o de ficción, se convierte en
un espacio para los juegos de expresión dramática
de los mayores. En el primer caso, habrá de contar
con los materiales y/o la ambientación propia de
todas o varias de las siguientes propuestas, a seleccio-
nar en virtud de las características de los usuarios:
una casita, algún tipo de tienda, una farmacia y/
o un hospital, una escuela (todos ellos para la re-
presentación de la vida diaria), una sastrería y/o un
teatro, así como una peluquería-esthéticienne (dis-
fraces, maquillajes).
Ludotecas Juveniles
Implican la ampliación del concepto y la inclusión de otros aspectos y espacios
correspondientes a los intereses de los usuarios.
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• De contenido no alienante (evitando racismo, sexismo, descriminación o
exclusión)
• Dando posibilidad al intercambio y participación entre los jugadores.
Espacios para el teatro y otras expresiones dramáticas como la narración oral,
monólogos, expresiones musicales populares, tradicionales y modernas, y otras.
Los juguetes son algunos de los duendes que dan vida y animación
a la Ludoteca. Juguete es un término popular que utilizamos en innu-
merables ocasiones, casi siempre para referirnos al objeto con el cual
el niño desarrolla su actividad que la mayoría de las veces encontramos
en las jugueterías, por tanto comercializado. Sin embargo, olvidamos
aquéllos que el mismo jugador construye, o tantos otros que, sencilla-
mente utiliza para jugar sin ser éste su fin principal (cajas, cacerolas,
ramas… etc.). Éstos son también juguetes en cuanto objetos de juego;
desde esta perspectiva, sólo es posible entender el juguete rompiendo
su significado comercial y abordándolo desde las significaciones que el
propio jugador le dota, como un medio. Así, el juego va a ser siempre
el motor para el uso del juguete y no al contrario. Es decir, se considera
que los juguetes son materiales auxiliares, valiosísimos pero no impres-
cindibles, que potencian el juego y a veces lo determinan, pero nunca
lo sustituyen. Los juguetes son útiles en la medida en que apoyan el
desarrollo infantil y responden a las necesidades e intereses de los jugadores
como objeto del juego, y no por sí mismos.
Desde esta perspectiva, Villegas (1999) considera los siguientes
elementos como materiales de juego:
60
Los ejemplos que ofrecen Ver la vida, ver jugar, mirar o leer cuentos,
temas de juego ver la televisión, experiencias infantiles, entre
otros.
Las construcciones Imitaciones de juguetes específicos,
y creaciones infantiles edificaciones, inventos, disfraces,
usadas para jugar ambientaciones…
61
Esta propuesta para la adquisición de material se basa en un criterio
socializador que parece el más adecuado cuando nos situamos en una
institución de tiempo libre cuya función educativa está centrada en
el grupo.
CRITERIOS DE INCLUSIÓN
62
a los jugadores, que dé lugar a transformaciones, sea polivalente (con
posibilidad de muchos usos y diferentes significaciones) y favorecedor
de la creatividad. Son especialmente interesantes aquellos juguetes que
necesitan de varios jugadores (sobre los de uso individual), aquéllos
que implican cooperación y los que, desde una perspectiva de educación
para la igualdad, no potencien diferencias (entendiendo que este aspecto
tiene que ver principalmente con la forma de usar los juguetes, así
como con el enfoque que de dicho uso hacen los educadores).
CRITERIO RECREATIVO
CRITERIO DE SOLIDEZ
CRITERIO PRÁCTICO
63
CRITERIOS DE EXCLUSIÓN
EL SENTIDO COMÚN
LA ÉTICA
64
CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN DE JUGUETES
65
Permite que los niños, al representar la vida de los adultos,
descubran las relaciones que se dan en la Dispone de disfraces,
teatrino y títeres, por medio de los cuales se pueden dinamizar
actividades de juego de roles, invención de historias, represen-
taciones de simulaciones de aspectos de la vida cotidiana de
los usuarios.
A: Juegos de armar que refuerzan las habilidades para la creati-
vidad, la construcción de conceptos de tamaño, volumen, for-
ma, colores. Estimular el descubrimiento que el todo está
compuesto por partes y la noción de seriación y clasificación.
Incorpora juegos de cubos, rompecabezas, legos, loterías.
R: Juegos de reglas simples y complejas, promueven la interioriza-
ción y el valor de las normas y se forjan como un espacio rico
para el trabajo sobre valores como la tolerancia, el respeto y
formas alternativas de comunicación e interacción no violentas.
66
Características psico-evolutivas: sus edades y, por tanto, los inte-
reses lúdicos predominantes.
Características socio-culturales: el barrio del que proceden, la histo-
ria familiar predominante, sus necesidades carencias lúdicas, entre otras.
Características grupales: desde la perspectiva de la dinámica de
grupos, es importante tener en cuenta:
Las diferentes fases por las que atraviesa el grupo o grupos con
los que se trabaja en la Ludoteca (iniciación, conflicto, cohesión, …).
La homogeneidad o heterogeneidad de los grupos que confluyen
en una misma sesión de juego.
Si se trata de grupos estables o de agrupaciones circunstanciales.
67
FUNCIONES DEL LUDOTECARIO
68
FUNCIONES DE ORGANIZACIÓN
FUNCIONES EDUCATIVAS
FUNCIONES DE ANIMACIÓN
FUNCIONES DE INFORMACIÓN
69
Con la caracterización de las funciones de los ludotecarios, de
esas ánimas festivas que ayudan a dar vida a las experiencias de las Ludo-
tecas, cierro este segundo capítulo, para continuar ahora en el próximo
capítulo, con el estudio de algunas experiencias de Ludotecas comuni-
tarias, realizadas en América Latina, pero voy a detenerme especialmente
en la descripción y el análisis de las experiencias colombianas y brasi-
leñas, expuestas en el Informe «UNA LUDOTECA PARA TI», pre-
sentadas por la Organización Mundial de Educación Preescolar
(OMEP) y el Consorcio Internacional de Educación (CIDE), presenta-
das en una primera versión en el año 1996 y difundidas a través de
diferentes medios y promotores, en los años siguientes (1997-2002).
70
Capítulo III
América Latina:
Crítica, lúdica y animosa
71
A través de los informes presentados por la OMEP, se conocen
varias experiencias de Ludotecas en diferentes países de América Latina,
tales como las desarrolladas en México, a partir del apoyo del Instituto
de la Infancia; en Costa Rica, en los Centros Recreativos «Arco Iris»;
en Cuba, a partir de los Círculos Infantiles y las Bibliotecas; en Colom-
bia, las juegotecas, organizadas en los parques infantiles y en los centros
de bienestar familiar; en Uruguay y Argentina, se crean Ludotecas, a
través de diversos grupos de recreación para los centros comunitarios,
parques y plazas; en Perú poco a poco se han implementado Ludotecas
en los parques públicos.
Las Ludotecas NAVES son un espacio público al que pueden acceder niños
de todas las edades, tanto escolarizados como no escolarizados, desplazados
o en condiciones sociales especiales. Nuestras siglas naves significan: niños
aprendiendo, viviendo y socializando…
Las Ludotecas Naves deben llegar a ser centros de encuentro de los niños,
de sus familias y vecinos, para descubrir la alegría de vivir, de expresarse,
y de sentirse con ánimos para emprender tareas solidariamente: desde in-
ventar juegos, hacer juguetes, hasta proyectar mejoras en las condiciones
de vida personal y colectiva… (Osorio Correa, 2001:52).
72
En las Ludotecas NAVES el componente técnico comprende la
fundamentación conceptual que orienta el trabajo a realizar, en rela-
ción con el juego, la recreación, el arte y el ejercicio de los derechos
y deberes de niños y niñas, así como el análisis de diferentes componen-
tes de desarrollo comunitario y las estrategias para generar mecanismos
de organización y participación de la comunidad en el proyecto.
73
Otra de las características de esta realidad latinoamericana y que
las autoras definen como un modelo de exclusión es el abandono
de las zonas rurales; característica presente en todos los países de
América Latina «Si en 1990, el 72% de la población latinoamericana
estaba concentrada en las áreas urbanas, se debe a que desde hace unos
cincuenta años, grupos cada vez más grandes, abandonan sus regiones
natales, huyendo de las dificultades económicas, la represión política
o la guerra…» (p. 15).
Este fenómeno, obviamente, agrava el problema habitacional,
incrementa los índices de violencia, agrava la situación de los barrios
populares, carentes de servicios básicos; todo esto dificulta el desarrollo
psicosocial de los niños y la participación de las familias en experiencias
y programas culturales y recreativos. La realidad descrita necesariamente
conlleva a su intervención, en beneficio de los niños; para mejorar
la calidad de vida en los sectores menos favorecidos de las grandes
ciudades y en las comunidades rurales.
Un factor característico en este modo de exclusión lo constituye
la existencia de madres obligadas a trabajar sin alternativas de atención
para sus hijos. Esta situación tiene alto costo social, pues influye consi-
derablemente en la calidad de la atención brindada a los niños en las
comunidades que no tienen acceso a servicios de educación preescolar,
ni a jardines de infancia, ni otras alternativas para el cuidado diario y
formación de niños y adolescentes.
En la situación de pobreza crítica que se vive en América Latina
no se puede obviar el desmoronamiento de la unidad familiar. A todo
lo reseñado anteriormente se debe agregar que durante las últimas
décadas, la crisis socioeconómica y los movimientos migratorios que
la acompañan, se produjeron en la región, cambios importantes en la
estructura de la unidad familiar: el aumento del número de hogares
dirigidos por mujeres solas; el gran número de nacimientos no recono-
cidos por el padre, el fenómeno de las madres adolescentes y, de manera
general, el deterioro de los vínculos de solidaridad; todo ello tiene un
impacto negativo en el crecimiento normal y el desarrollo de la niñez
y la adolescencia.
74
En este contexto de crisis, otra de las características significativas la
encontramos en el incremento de la población de niños en y de la calle.
Con la expresión «niños en la calle» se alude a niños menores
que trabajan en el sector formal e informal, o que realizan actividades
o incurren en infracciones como robos, comercio de drogas a pequeña
escala, mendicidad; estos niños mantienen algunos lazos con su familia
y conservan algún sentimiento de pertenencia a una comunidad,
aunque muchos de ellos abandonan la escuela.
«Los niños de la calle» ya no tienen prácticamente lazos con su
familia, la calle se convierte en su hábitat permanente y deben valerse
de la astucia para sobrevivir en ese ambiente.
Si bien es cierto que la realidad expuesta anteriormente, nos habla
de la situación descrita hasta el año de 1996, año cuando comienzan
a publicarse las experiencias realizadas en diferentes países de América
Latina, a través del Proyecto «Una Ludoteca para ti» también es cierto
que esta realidad no se transformó en los últimos años del Siglo XX;
todo lo contrario, la situación de crisis se incrementó:
A mediados de los noventa expertos del BM afirmaban que para avanzar
en la reducción de la pobreza en América Latina, sus economías debían
crecer por encima del 3,5% anual durante muchos años, por lo mismo,
para que se consoliden las reformas se debía duplicar el crecimiento prome-
dio de las economías latinoamericanas para realmente avanzar en la lucha
contra la pobreza, es decir crecer al menos al 6% anual. Esto no ha ocu-
rrido, observándose un crecimiento promedio errático, muy por debajo de
esta condición: 1996, al 3,4%; 1997, al 5,1%; 1998, el 2,0%; 1999, el –
0,8%; 2000, el 2,5% … (Jijón, V. 2001:30)
75
LAS LUDOTECAS COMUNITARIAS:
UN PROYECTO PARA AMÉRICA LATINA
76
juego libre, vinculado al concepto de flexibilidad y de espontaneidad,
lo que debe llevar a cierta autonomía del niño en relación con la
elección de los juguetes y desarrollo de los juegos.
Esta filosofía de libertad en el juego, debe respetar el ritmo lúdico
del niño, el mundo de sus ensueños, así como también es importante
la participación de los adultos en el acompañamiento de estas expe-
riencias, sus intervenciones oportunas, orientadoras y placenteras.
Para la caracterización de las experiencias del Proyecto «Una Ludote-
ca para ti», «voy a detenerme» especialmente, en las experiencias colom-
bianas y brasileñas; por contar con mayor información por considerarlos
especialmente significativas en el entre de nuestras realidades mas
77
que se integren a un proyecto común, proporcionando ambientes alegres y
recreativos. Para solucionar esta problemática social, se ha planteado la
creación de un programa recreativo llamado «Ludoteca» o «juegoteca», el
cual por sus características se convierte en un espacio de encuentro
comunitario, donde la recreación a través del juego, la danza, la expresión
corporal y el canto se convierten en un recurso educativo u de socialización
por excelencia (Rodríguez, A. 1996:45).
78
lidad para cada una, a saber: Arte dramático, Artes plásticas, Construcción
de juegos y de juegos tradicionales, Recreación y juegos libres, Lectura,
Música y bailes tradicionales (1994: 15).
79
al personal de las escuelas, a los padres y representantes, a promotores
y trabajadores comunitarios y en este contexto se constituyó el Grupo
de Amigos de la Ludoteca, el que además de participar en las reuniones,
poco a poco se comprometió de forma directa; comenzó también a
hacer donaciones para el funcionamiento de la Ludoteca y llevó a cabo
un conjunto de variadas actividades:
Los juguetes
80
nibles de la comunidad y en los mensajes que se quieren transmitir a
través del acto de jugar. La Ludoteca cuenta con juguetes industriales,
juguetes confeccionados por los niños y por los padres de los mismos,
juguetes tradicionales.
Los Amigos de la Ludoteca donan materiales diversos para la fabri-
cación de juguetes, e igualmente, aportan distintos tipos de juego y
juguete para los talleres que se realizan en la Ludoteca. Estos juguetes
son variados y obedecen a criterios educativos, de seguridad, criterios
de socialización y criterios psicológicos.
La selección y colecta de juegos y juguetes tradicionales se hace
durante los encuentros entre padres e hijos, en ocasión de las fiestas
que se organizan a partir de la Ludoteca.
Talleres de lectura
Mañanas de esparcimiento
81
Testimonios:
Testimonios de adultos:
Testimonios de niños:
82
ción, nutrición, vivienda. Esto se logra a través de la organización y
asociación de los grupos de familias en diferentes actividades que les
permiten obtener recursos para satisfacer sus necesidades más inmedia-
tas. Dentro de este contexto, la Ludoteca confirma a la familia como
elemento formador de la personalidad humana:
Cuando nos referimos a la familia, vamos más allá del padre y de la madre,
procuramos que las interacciones sociales garanticen los elementos
necesarios para el desarrollo humano y que los miembros de las familias y
de la comunidad lo promuevan: los hermanos y hermanas mayores, los
primos y primas, los abuelos, los tíos y tías, al igual que los vecinos y demás
agentes de inserción de los niños dentro del ámbito social.
... Los hemos hecho reflexionar no solamente sobre la NECESIDAD DE
JUGAR sino también sobre algunos cuidados básicos tales como la lactan-
cia, la rehidratación oral, la vacunación, el control de las infecciones
respiratorias, el acceso a alimentos alternativos y a plantas medicinales,
ofreciendo a las madres un acompañamiento durante el embarazo, dándo-
les informaciones y consejos sobre los métodos naturales de planificación
familiar, en una palabra, suscitando una serie de acciones importantes para
estimular el crecimiento del desarrollo del niño y mejorar su calidad de
vida (Moura,1996: 70).
83
Con las actividades realizadas en la Ludoteca y con el trabajo
progresivo con las familias, pero sobre todo, a partir del enfoque que
se le da a los mismos, se contribuye a la construcción de una sociedad
más sana, más equilibrada y en consecuencia, la Ludoteca se convierte
en un espacio para transformar la vida cotidiana, para fortalecer la
autoestima de los niños y de las familias. Veamos en las palabras de
la coordinadora del proyecto, lo que ha representado «Una Ludoteca
para ti» en el contexto de la vida de los niños y de la familia de estas
comunidades brasileras:
84
el potencial liberador y garantizan la continuidad de los esfuerzos
centrados en pos de una nueva sociedad justa y fraterna.
Entre los resultados concretos de este proyecto, mencionaremos: la reduc-
ción de la violencia y de la marginalidad, la vuelta de las familias a valores
éticos que rescaten lo mejor de la vida en comunidad, o sea la correspon-
sabilidad social, la ayuda mutua y la amistad entre las familias...
La Ludoteca desarrolla prácticas que buscan construir una cultura centrada
en el respeto y la valorización de la vida, por medio de una nueva ética
social. (1996: 78)
85
Algunos objetivos del proyecto:
Actividades Desarrolladas
86
Ampliación de la Ludoteca: construcción de un muñequero. Fiesta
del Niño. Fiesta de Navidad. Encuentro Nacional e Inauguración de
la Ludoteca La Igualdad.
Principios fundamentales:
87
Experiencia Brasileña
88
• Acciones para hacer solicitudes • Desarrollo de juegos coo-
a fondos públicos con el propó- perativos y encuentros entre
sito de obtener juguetes para la padres e hijos.
Ludoteca. • Atención de los niños en
• Se firmaron acuerdos con Es- las diferentes áreas y clasifi-
cuelas Normales que forman a cación de juegos y juguetes.
maestros de Preescolar, para que • Talleres de lectura.
realicen sus prácticas profesio-
• Talleres para las familias:
nales en la Ludoteca bajo la su-
El juego como necesidad del
pervisión de sus profesores.
niño, como factor de desa-
rrollo integral.
• Fabricación de juegos y ju-
guetes.
Experiencia Colombiana
Características básicas Ludoteca Eva Bare Ludoteca del barrio
Barrio Bosque Calderón La Igualdad
Tejada Santa Fe de Bogotá
Aspectos en común Ambas experiencias son auspi-
ciadas por la OMEP y el CIDE,
financiadas por el gobierno de
Canadá.
Rasgos distintivos Constituye el modelo o punto Constituyen un modelo pe-
de partida de la creación del pro- dagógico con la participación
yecto «Una Ludoteca para ti». de la escuela y la comunidad.
Concepción Un espacio para el rescate del Una alternativa educativa y
de La Ludoteca niño y el reencuentro con la cul- social de atención para los
tura y las tradiciones de la comu- niños, su familia y su comu-
nidad, centrada en el juego. nidad, a través del juego.
Participación • En el proceso de concienti- • A través de la junta comu-
de la comunidad zación sobre la importancia del nal, madres comunitarias del
proyecto. barrio, líderes comunitarios,
• Incorporación de los líderes la comunidad educativa en
comunitarios. la construcción e instalación
• Actividades para generar un de la Ludoteca.
cambio de actitud en la pobla- • Participación de madres y
ción de adultos. padres de familia en la elabo-
• Ambientación de la Ludo- ración de juguetes.
teca. • Participación de las perso-
• Consecución de juguetes. nas de la tercera edad en las
reuniones de la Ludoteca.
• Participación del Dpto. de
Bienestar Social.
89
Experiencia Colombiana (continuación)
Características básicas Ludoteca Eva Bare Ludoteca del barrio
Barrio Bosque Calderón La Igualdad
Tejada Santa Fe de Bogotá
Actividades • Talleres de trabajos manuales, • Programación, actividades
que predominan organizados por equipos de la preparatorias y de implemen-
escuela y la comunidad. tación de la Ludoteca.
• Construcción de todo el mo- • Seminario-taller para la se-
biliario de la Ludoteca. lección de juguetes sobre el
• Talleres de artes plásticas sistema ESAR.
• Talleres de teatro. • Juego de dramatización
• Talleres para la elaboración • Organización, decoración
de disfraces. y equipamiento de la Ludo-
teca.
• Competencias de juegos po-
pulares. • Artes plásticas
• Encuentros comunitarios pa- • Encuentros comunitarios.
ra la celebración del Día del • Actividades para articular
Niño, de la familia, de la Lu- los programas de higiene, sa-
doteca. lud, nutrición con programas
• Actividades y juegos de exte- de prevención del maltrato
rior. infantil y de promoción de
los derechos del niño.
• Desarrollo de juegos coo-
perativos.
• Juegos de exterior.
90
integración, igualmente participativa de la sociedad civil en general,
en la transformación de su vida cotidiana y en el mejoramiento de
su calidad de vida como lo apreciamos en la descripción de las diversas
experiencias de implantación de las Ludotecas en Colombia y Brasil,
donde la Animación Sociocultural cobra importancia, convirtiéndose
en el marco fundamental para el desarrollo de las actividades en las
diferentes Ludotecas del proyecto; en el más grande manantial, donde
beben todos los integrantes y dan vida a la experiencia realizada a
partir de las Ludotecas comunitarias del Proyecto Latinoamericano
«Una Ludoteca para ti».
91
para ti», una rica y diversa gama de actividades lúdicas, que van desde
el juego libre e individual en los diferentes espacios de las Ludotecas
y fuera de ella; al igual que gran variedad de juegos cooperativos,
lectura libre de diferentes géneros literarios, talleres de juegos y juguetes
tradicionales, hasta la realización de video foros, festivales culturales
y fiestas comunitarias.
No olvidemos que las Ludotecas se crean fundamentalmente para
jugar y que ésta constituye una de sus funciones principales. En conse-
cuencia, las Ludotecas comunitarias brindan a sus usuarios una especie
de oasis, donde pueden escaparse de las angustias cotidianas que afectan
por igual a adultos, niños, niñas y adolescentes y el juego se constituye
en un apoyo para las interacciones sociales, en un vehículo integracional.
Hemos visto también, a partir de las descripciones anteriores, variadas
actividades donde se integran y participan de manera interactiva niños
y adultos, donde los abuelos constituyen un aporte importante, a partir
de la incorporación en la narración de cuentos y leyendas de su propia
infancia, participando en juegos tradicionales y dando testimonios de sus
tradiciones, contribuyendo de esta manera a mantener viva la cultura de
las regiones.
Y por otra parte, y parafraseando a Ortega y Gasset (1978),
recordemos que el adulto mejor, no es el más responsable, ni el más
eficiente, el adulto mejor es aquél que al cumplir cuarenta años, guarda
dentro de sí el más preciado tesoro de su infancia. Buena parte de ese
tesoro lo encontramos en el mundo de los juegos y de los juguetes y,
muy especialmente, en el universo de los juegos y juguetes tradicionales;
en ellos podemos eternizar el encuentro con la infancia y la permanencia,
en cualquier país del mundo, así como lo observamos en las experiencias
llevadas a cabo en el proyecto «Una Ludoteca para ti», no sólo en las
detalladas aquí, en Colombia y Brasil, también las realizadas en México,
Panamá, Honduras, entre otros países de la región.
En el mundo maravilloso del juguete y los juegos tradicionales
cabe un conjunto de factores que le da vida propia, permanencia y
actualidad. Es importante recordar que la existencia de estos objetos
destinados al juego, es tan antigua como el juego mismo. El ser humano
92
a través de la historia ha creado alternativas destinadas a la recreación,
y en cada espacio sociocultural se han transmitido valores, modos de
vida, actitudes creativas y estéticas, a partir de la experiencia lúdica
y sus diversas expresiones. El ser humano ha elaborado los juguetes
con los recursos que le proporciona el medio ambiente y a través de
su elaboración se ha vinculado con la naturaleza, la ha humanizado,
la ha recreado, la ha integrado estética y placenteramente al desarrollo
de su ser y de su existencia. Es así como niños y adultos se integran
en la experiencia lúdica del juego tradicional, pues los primeros se
inician en el camino del asombro y del descubrimiento; los segundos,
obviamente, se reencuentran con su infancia, con sus primeros juegos,
con sus raíces y esto, querramos o no, es significativo en todo ser
humano, pues forma parte de su desarrollo integral y la trasciende.
93
Esta participación comunitaria ha sido altamente significativa,
tanto en la experiencia de San Luis de Maranhao y en Recife, en Brasil,
donde los objetivos centrales están orientados hacia el desarrollo de la
familia, y se atienden las áreas de salud, y desarrollo social, así como
en la experiencia colombiana de Santa Fe de Bogotá, donde las Ludotecas
surgen en contextos de ámbitos escolares y desarrollan un modelo
pedagógico con la participación de las familias y de diferentes integrantes
e instancias de la comunidad. Dicho modelo pedagógico está fundamen-
tado en principios que defienden los derechos humanos de niños y
niñas y de la ciudadanía en general. La movilización de la comunidad,
indispensable para el funcionamiento de la Ludoteca, se manifestó por
medio de una participación activa con y para los niños.
La comunidad se mostró interesada por la difusión de cuentos,
rondas y juegos tradicionales de las diversas culturas representadas en
diferentes barrios y la posibilidad de rescatarlos para las actividades
de la Ludoteca. Los beneficios del proyecto lúdico fueron divulgados
a futuros educadores de preescolar que se comprometieron a llevar a
cabo las actividades propuestas por la Ludoteca.
94
a todas las demás, es la Animación Sociocultural, pues aglutina en
un solo sentir y en un mismo quehacer, a todos sus actores.
Si partimos de la idea sobre la Animación Sociocultural, difundida
por distintos especialistas y promovida por Ezequiel Ander Egg (2000),
a través de la cual la Animación Sociocultural se define como un
conjunto de acciones, dirigidas a generar procesos de participación
de la gente, tendentes a la dinamización del cuerpo social; podemos
afirmar entonces que el Proyecto «Una Ludoteca para ti», se inscribe
perfectamente en estas acciones, donde se promueve la participación
de la gente para la resolución de problemas de la comunidad, tal como
lo apreciamos en San Luis de Maranhao y en Recife, en Brasil, a partir
de la creación de las Ludotecas, con propósitos orientados hacia el
mejoramiento de la calidad de vida de los niños, las niñas y sus familias,
y donde se proponen también diferentes metodologías de intervención
social, centradas en el juego, para atender áreas como la salud, la
educación, la violencia familiar y la resolución de conflictos.
Por otra parte, a través de la Animación Sociocultural se proponen
y desarrollan alternativas para el uso del tiempo libre y para superar
el desarraigo que producen las grandes ciudades, sobre todo en las
clases sociales de menores recursos económicos, como lo vemos en
el barrio La Igualdad de Santa Fe de Bogotá, a partir de un modelo
pedagógico que bien puede entenderse como una experiencia en el
entorno de una de las tendencias fundamentales de la Animación
Sociocultural, o las acciones desarrolladas como propuesta de una
«pedagogía participativa», tomando en cuenta en ésta, los aportes de
la educación formal y de la educación informal. «Lo distintivo de la
animación sociocultural no es qué se hace, sino cómo lo hace, y su tarea
es situarse en el centro mismo de la realidad y movilizar las energías
de la comunidad, de forma que de espectador pasivo se convierta en
protagonista. De ahí que las palabras claves de la animación sean:
animar, mover y suscitar» (Crespo, 2000:83).
Si bien es cierto que la Animación Sociocultural ha sufrido cam-
bios sustanciales a partir de los años noventa, sigue siendo un importante
medio para incidir en situaciones y relaciones sociales. En el caso que
95
nos ocupa, observamos su presencia, específicamente como una meto-
dología de intervención social, donde la Ludoteca es el centro de acción
donde se atienden diversos grupos de niños y niñas y sus familias; los
proyectos son elaborados con y para las familias, en espacios sociocul-
turales, donde en su mayoría, no se brindan opciones para el esparci-
miento. A partir de la animación sociocultural se realiza un conjunto
de actividades desarrolladas en el ámbito del tiempo libre y en el
contexto de la educación informal.
96
Ludoteca en San Luis de Maranhao, así como los talleres de lectura,
de narración oral de construcción de juguetes desarrollados en Brasil
y en el barrio La Igualdad, en Santa Fe de Bogotá.
La Educación de Adultos: Incluida a su vez en el ámbito de la
Educación permanente y donde se desarrollan algunas competencias
técnicas, individuales y grupales que inciden, por una parte, en la
transformación de algunas actitudes y comportamientos y, por otra
parte, propician el desarrollo cultural y socioeconómico.
Esto lo podemos apreciar a través de la incorporación de las
madres y padres a los programas de formación para el conocimiento
de la psicología infantil y para la atención de las necesidades de niños,
niñas y adolescentes, para el uso adecuado del tiempo libre, todo ello,
presente, tanto en la experiencia brasileña como en la colombiana,
al igual que en otras experiencias que no han sido descritas aquí, como
las desarrolladas en México, por ejemplo, ver figuras págs. siguientes.
Además de estos conceptos afines con la Animación Sociocultural
es importante hacer la precisión sobre la presencia de la educación
formal en todas las experiencias, pues en la mayoría de los casos los
proyectos para la creación de las Ludotecas nacen y son apoyados por
instituciones educativas aunque no se desarrollen totalmente en estos
ámbitos; pero incluso, se han creado modelos pedagógicos como en
el caso de las Ludotecas colombianas «Eva Balke» y la Ludoteca del
barrio La Igualdad, en Bogotá, donde, se construye un modelo pedagó-
gico en el cual es fundamental la participación de la familia.
En este sentido es importante recordar lo que veíamos en princi-
pio en torno al origen y la caracterización de las Ludotecas; éstas
surgen en ámbitos muy diversos y uno de ellos es el correspondiente
a la atención de niños con algunas discapacidades, por lo tanto, es
significativa su vinculación con la educación especial; pero también
es cierto y como lo plantea Darío Ghelfia (1979) la Ludoteca no tiene
por qué surgir ni estar relacionada directamente con la escuela y final-
mente, también es necesario recordar que las Ludotecas en América
Latina no surgen sólo en el ámbito escolar, ni para resolver problemas
de aprendizaje, surgen en torno la resolución de graves problemas
97
UNA LUDOTECA PARA TI
Conceptos Afines
Animación Sociocultural
Abarca Abarca
Dimensiones Actividades
semánticas
Fuera de
Más allá de
Talleres Actividades
Escolaridad de formación artísticas
Teatro Fabricación de
Creación de Ludoteca
y títeres juegos y material
Participación de Creación de
didáctico
Narración Fiestas
de cuentos comunitarias Lectura Recolección
y narración de material
en la reciclable
Para
Búsqueda
de soluciones a Construcción Construcción
la vida cotidiana de juguetes de juegos y juguetes
Resolución
tradicionales
conflictos
Área
económica
Área
Área social
salud
98
UNA LUDOTECA PARA TI
Conceptos Afines
Animación Sociocultural
la inmersa en
incluye
amigos de la ludotecas
encuentros
actividades comunitarios
para la promoción de
de la paz
juegos incorporación
cooperativos de las familias
de
juegos para
promoción de derechos diferentes grupos del
humanos barrio y de las escuelas
juegos
de actividades para
resolución el disfrute
de de la naturaleza
conflictos
99
socioeconómicos y socioculturales, y en estos contextos, las Ludotecas
están inmersas, la mayoría de las veces en procesos paralelos de educa-
ción formal e informal.
100
Un espacio para la integración y la convivencia: En comunidades
marginalizadas, las Ludotecas comunitarias favorecen el acceso de niños
y niñas, a los juguetes y otros recursos lúdicos, recursos colectivos, que
en muchos casos fortalecen el desarrollo psicosocial y en otros, logran
suplir el déficit existente en este sentido; las Ludotecas comunitarias
van creando espacios no sólo para la atención de niños con algún tipo
de discapacidad; también, propician la incorporación de los niños con
problemas de adaptación social; contribuyen por otra parte, a fomentar
una cultura de la no violencia y para la resolución de conflictos.
101
la Convención Internacional, considerando el respeto y la satisfacción
de sus necesidades básicas, la que incluye la posibilidad de jugar, lo
que lleva al niño a ser autónomo y progresivamente le permite la com-
prensión de la realidad.
Las Ludotecas comunitarias también contribuyen a la promoción
de los Derechos Humanos, a partir del desarrollo de la sensibilidad de
las posibilidades creativas y recreativas de sus integrantes, evidentes
en el proceso de realización de gran variedad de actividades.
Un Espacio para Fortalecer la Cultura de la Comunidad: A través
de las actividades que se realizan en las Ludotecas comunitarias se desa-
rrollan el sentimiento de arraigo y el sentido de pertenencia, verificando
la cultura de la comunidad, a través de la valorización de los juegos
y los juguetes tradicionales, promoviendo la fabricación de los mismos;
estimulando la celebración de las fiestas, la práctica de la música, el
baile, el teatro, promoviendo el encuentro con los abuelos y las abuelas,
para escuchar historias, cuentos y leyendas; recolectando canciones
de cuna, canciones de ronda y otras expresiones populares. En este
espacio se fusionan otros aportes, a partir de la integración comunitaria,
propiciando un aprendizaje activo y un aprendizaje familiar.
102
EL FIN ES EL PRINCIPIO
103
la temática de este momento: la situación de violencia que caracteriza
a estos dos países; por una parte, todos conocemos el proceso colombiano
de largos años de conflicto armado interno que implica, entre otras terri-
bles presencias, la de grupos guerrilleros; según datos del catedrático
colombiano Alfredo Rangel, citado por Coupal (1996), éstos han in-
vadido alrededor de cuatrocientos municipios; sumémosle a éstos la
acción de los grupos paramilitares y la acción incrementada de los car-
teles de la droga con todos sus efectos perversos, donde podemos destacar
la incorporación de muchos niños y jóvenes de la población colombiana.
Sin embargo y a pesar del incremento progresivo de la violencia
y de las inmensas dificultades para reiniciar «el diálogo de paz» y de
la existencia de ese lugar común donde se afirma que «la violencia obs-
taculiza el desarrollo social», no obstante y quizás por todo ello, en
Colombia existe un gran movimiento productivo en el campo socio-
cultural, basta con revisar su producción artística, literaria y cinemato-
gráfica, su producción musical, sus innovaciones en el campo de la
educación no formal, sus creaciones teatrales populares.
104
En este momento, sólo me hago algunas preguntas ¿Qué tanto
hay de cierto en eso de que la violencia, o el conflicto armado obstacu-
liza totalmente el desarrollo social? ¿Cuán creativos, productivos y so-
lidarios podemos ser en los procesos de crisis? ¿No son las experiencias
culturales y recreativas espacios para la convivencia? ¿Son las Ludo-
tecas comunitarias, espacios para superar los estragos del conflicto
armado y los efectos terribles de la droga en Colombia? ¿Cómo serían
las Ludotecas colombianas si no surgieran en medio de estas terribles
dificultades?…
Son éstas sólo algunas preguntas que planteo para la reflexión.
No pretendo responderlas todas; algunas respuestas están inmersas en
el desarrollo de este trabajo, pero digamos más bien, que forman parte
de mis angustias y de mis inquietudes como educadora latinoamericana
y, particularmente, como ciudadana venezolana que no escapa de
algunas de estas realidades.
Ahora bien, por otra parte, también, me detuve en la descripción de
algunas experiencias realizadas en Brasil, que como todos los países
de la región, sufre una grave crisis socioeconómica. Según los datos
ofrecidos por el Consorcio Internacional de Educación (2001), más
del 75% de la población brasileña vive en zonas urbanas y 42 millones
de personas viven en situación de pobreza crítica, de los cuales 6,3 mi-
llones de brasileños pobres son niños menores de sus años y de ellos
2,4 millones viven en condiciones de indigencia. Estos niños y niñas
son víctimas no precisamente de conflictos armados; sin embargo son
sometidos a otros tipos de violencia, son víctimas del desmoronamiento
familiar, del abuso sexual; son víctimas de una represión cruenta y
desmedida en las calles de las grandes ciudades. No olvidemos la terrible
situación de grupos de exterminio, o de escuadrones de la muerte,
que aniquilaban a los niños de Brasil que se inició en los años ochenta
y que se convirtiera en un escándalo mundial. Sin extenderme, ¿para
qué profundizar más en detalles? Es suficiente con saber que aunque
los grupos de exterminio no siguen existiendo con este nombre, conti-
núa la violencia contra los niños y niñas. Es suficiente con conocer
que existe cerca de un millón de niños y niñas que se dedican o son
105
inducidos a la prostitución y que existe un altísimo porcentaje que
hacen de la calle su hábitat natural.
Pero justamente, es en esta triste realidad donde existe una intere-
sante red de Ludotecas o de brinquedotecas; o en todo caso, éstas surgen
para paliar y para enfrentar estas duras circunstancias. Hemos visto en
las páginas anteriores, la importancia que se le da a la familia en la creación,
desarrollo de las diferentes actividades y programas de las Ludotecas
brasileñas. Hemos visto cómo progresivamente se van logrando
objetivos que aportan beneficios para mejorar la calidad de vida de
niños y niñas y de las familias brasileras de escasos recursos económicos.
Me siento en la necesidad de hacer otras preguntas: ¿Podrán las
Ludotecas comunitarias de Brasil contrarrestar el incremento de pros-
titución infantil y juvenil? ¿Habrán creado espacios y alternativas para
la incorporación real de los «niños callejeros»? ¿Las Ludotecas comuni-
tarias de Brasil recibirán un aporte significativo de las instituciones
gubernamentales? ¿Las familias brasileras habrán transformado sus vidas
cotidianas a partir de la creación de las Ludotecas?
Reafirmo lo que decía en torno a las preguntas sobre la experiencia
colombiana; es difícil tener todas las respuestas, pero es importante
tomar en cuenta que un proyecto como «Una Ludoteca para ti», no
puede pasar sin pena ni gloria en la vida de sus usuarios y/o beneficiarios.
La revisión bibliográfica realizada sobre estas experiencias, refleja la im-
portancia que las mismas han tenido en los países de América Latina,
donde han sido desarrolladas. Considero que el Proyecto «Una Ludo-
teca para ti», contribuye enormemente a la humanización del tiempo
y el espacio no sólo de niños y niñas, sino también de las familias
que se incorporan a las experiencias de las Ludotecas, abre espacios
para la convivencia, el respeto, la solidaridad, la cooperación, la cons-
trucción de significados, el fortalecimiento de la comunidad, el desa-
rrollo de la equidad, la valoración de la creatividad, del juego, de la
alegría. ¿No son todos éstos, aportes para la construcción de una cultura
de la paz? ¿No son todos éstos, experiencias que permiten el acerca-
miento, y el reconocimiento del otro; para el ejercicio de la democracia
y el respeto por los derechos humanos?...
106
Como lo han dicho otros autores e investigadores, no podemos
esperar que la experiencia lúdica y que las Ludotecas comunitarias ha-
gan milagros y que por arte de magia, transformen totalmente y de forma
positiva la realidad latinoamericana; como diría el cantautor venezolano
Alí Primera en su canción: «Hacen falta muchas cosas para construir
la paz»; por algo muy importante se empieza y este proyecto tiene la
virtud de haberse convertido en un espacio para la vida, para la construc-
ción de alternativas de dignificación del ser humano, es el paso inicial
para cualquier experiencia donde pretendamos hablar de una cultura
de paz, en cuanto a Ludotecas se refiere, sin perder nunca de vista, que
esta dignificación del ser humano, esta cultura para la paz, debe estar
enmarcada en un contexto de justicia social y en el entendido de que
no hay paz si no hay justicia social.
Bueno, ahora cuando he terminado la descripción y el análisis en
el entorno del Proyecto «Una Ludoteca para ti», quiero decir que cuando
hablo de «Un modelo a seguir», lo hago sabiendo que no existen modelos
químicamente puros; en todo caso, el conjunto de Ludotecas comuni-
tarias inmersas en el Proyecto «Una Ludoteca para ti», desarrollado en
América Latina, se constituye en una referencia significativa y de logros
importantes, que pueden ser valorados y tomados en cuenta por otros
países, como el nuestro, donde no se han desarrollado experiencias si-
milares. Ya he descrito sus aportes previamente. Es cuestión de iniciar,
de intentarlo. ¿Cómo hacerlo? Pues ¡Animando. Animando. Animando!
He llegado al final de este punto y digo nuevamente «el fin es
el principio». Ésta no es una afirmación que me pertenezca. Ella se suma
a otras expresiones que acompañan mi ser y mi universo, que al mismo
tiempo se mezcla en una búsqueda de sentido frente a tanta adversidad;
entonces aparecen las frases, los poetas, los filósofos, los místicos, pero
también aparece la acción, la animación. Todo ello se fusiona en un
mismo significado y me dice que todo lo que he visto, todo lo que he
comentado y reflexionado sobre esta experiencia lúdica latinoamericana,
no me lleva en estos momentos a concluir, a finalizar, me lleva a un
camino que comienza, en torno a las reflexiones sobre la importancia
del juego y la promoción de la paz; un camino que se puede delinear
107
para la creación de propuestas de Ludotecas comunitarias en nuestro
país, como lo plantearé en las páginas siguientes. Por eso digo: el fin
es el principio...
108
gubernamental o en contra de la oposición, pertenecientes a diferentes
estratos socioeconómicos.
El conflicto político no sólo entró al hogar, a la oficina, a la escuela,
al liceo, a la universidad, tristemente, llega a todos estos espacios porque
también entró en el corazón, en el sentir y en el actuar no sólo de
los adultos, también de los niños, niñas y adolescentes venezolanos.
A estos descubrimientos debemos agregar las situaciones ya cono-
cidas en el ámbito socioeconómico donde se evidencia un incremento
de la pobreza y un deterioro de las condiciones generales de vida de
la población. Según datos extraídos del Informe SOMOS NOTICIA,
correspondiente al período 2001-2002, la distribución en relación con
los conceptos de pobreza extrema y pobreza crítica es de 6 millones
687 mil personas en pobreza no extrema y 4 millones en pobreza extre-
ma, lo que constituye el 45,5% de la población total del país.
En lo que se refiere al porcentaje de niños y niñas afectados por
este fenómeno, se señala que «Discriminado por sectores, el estudio
indica que el 34,6% son niños de hasta 14 años y el 14,9% son ado-
lescentes». En términos netos, significaría que 3 millones 736 mil 800
niños y niñas son pobres y 1 millón 609 mil 200 adolescentes también1.
Esta información que no es una novedad, nos corrobora una crítica
realidad donde no podemos obviar la existencia de un alto porcentaje
de niños, niñas y adolescentes de la calle y en la calle, muchos dedicados
a la economía informal, otros, e inclusive éstos, se exponen a todo tipo
de atropellos y maltratos, tanto por los cuerpos de seguridad, como por
la misma ciudadanía.
Tampoco podemos obviar la deserción escolar y la carencia de
alternativas para la atención integral de estos niños y niñas, que para
ser justa, no podemos decir que no existen, claro que existen, pero
no son ni suficientes, ni todo lo efectivas que deberían ser, tanto las
instituciones gubernamentales como las no gubernamentales, para aten-
der una problemática tan compleja.
1 Estos datos son referidos por CECODAP (2002), fueron extraídos de una investi-
gación denominada «Caracterización de los Hogares Pobres» BBC Mundo 10-07-02.
109
¿Y qué tenemos en materias de experiencias
sociorrecreativas y de Ludotecas? Adivina adivinador...
110
que pueden ser creados en la experiencia lúdica y que en este caso, el
diario El Nacional titulara y reseñara de la siguiente manera:
111
en el mismo equipo y ese equipo se llama Venezuela. Necesitamos lograr
la reconciliación, ella es vital, para superar las heridas individuales, sociales
y culturales que nos están haciendo los enfrentamientos políticos.
Ahora bien, en este mismo orden de ideas, pero haciendo hincapié
en los aspectos que destacaba en la primera parte de este trabajo: si
bien es cierto que la situación de crisis política que vive el país ha agu-
dizado algunos problemas ya existentes en el orden económico y socio-
cultural, no es nuevo el hecho que contamos con pocos espacios para
la recreación y el uso del tiempo libre; tampoco es nueva la realidad
de inseguridad y de violencia que se vive en Caracas y en muchas
ciudades del país.
Paralelamente a esta situación se han desarrollado y se desarrollan
algunos programas a través de los cuales se atiende a la población de
niños, niñas y adolescentes. En el Informe SOMOS NOTICIA (2002)
se recogen algunos datos suministrados por la página Web del Minis-
terio de Planificación y Desarrollo para febrero de 2002.
Los programas sociales llevados a cabo por el gobierno se agrupan
en cuatro grandes rubros: Seguridad Alimentaria, Atención Integral,
Infraestructura Social y Plan Bolívar 2002.
Según algunos investigadores sociales, el nivel de ejecución de estos
programas resulta difícil de monitorear, porque no existe información
actualizada sobre los mismos, y las referencias oficiales son hacia lo
que se encuentra planificado, mas no ejecutado (Barrios y Bertone,
2002: 31).
Por otra parte, tampoco se puede confiar en la información que
ofrecen los medios de comunicación social sobre el desempeño del
sector gubernamental en estas áreas, pues no logran desconectarse de
la postura oposicionista que la mayoría de los medios han adoptado
y, por lo tanto, la información pierde considerablemente los niveles
de objetividad.
Sin embargo, no hacen falta datos y estadísticas actualizadas para
darnos cuenta de que en los actuales momentos, como en administra-
ciones pasadas, la inversión en el sector cultural y en el área recreativa,
112
siempre ha sido mínima; esto sin dejar de reconocer igualmente, que
siempre hemos contado con situaciones excepcionales como los pro-
gramas de recreación dirigida y de animación sociocultural del Instituto
Nacional del Menor, en sus mejores momentos; así como otros nume-
rosos programas surgidos en diferentes entidades regionales del país.
Igualmente hay que reconocer que en los actuales momentos se
le dedica especial atención a algunas experiencias vinculadas con la
promoción de la cultura popular y de tradición oral y con la participa-
ción comunitaria. Además, en la radicalización del entorno político,
en la ciudad de Caracas, ha surgido el programa Taima por la Paz,
como una iniciativa del Museo de Ciencias conjuntamente con otras
instituciones para promover el diálogo entre los diferentes sectores
sociales. En este programa se desarrollan un conjunto de actividades
culturales recreativas para promover la valoración de la vida y la promo-
ción de la cultura de la paz. Sin embargo, considero que esta iniciativa
debería perder su carácter eventual y convertirse en un programa perma-
nente no sólo en la ciudad de Caracas, también debería incorporarse
a todas las regiones del país.
113
Mérida. Esta misma autora nos refiere la experiencia del Museo de
los Niños, como la que más se aproxima a la experiencia de una Ludo-
teca; aunque personalmente considero que el Museo de los Niños es
una experiencia interesante y de variados aportes no sólo para niños
y niñas, también para los adultos, pero es eso: un museo; no cumple
las funciones de una Ludoteca, independientemente de su variedad
de servicios.
Tal y como lo afirmo en los antecedentes de este trabajo, perso-
nalmente he participado en la elaboración de algunas propuestas para
la creación de Ludotecas y sólo dos de ellas han logrado concretarse
y desarrollarse en su etapa inicial: «Una Ludoteca para los niños del
INAM (1995) y Una Ludoteca para la Escuela Bolivariana Florencio
Jiménez», (2000) en Caracas, en la Parroquia Sucre.
Por distintas razones, estas experiencias se han quedado a la mi-
tad del camino. En el caso específico del Instituto Nacional del Menor,
se inauguró el espacio de la Ludoteca, se logró una variada adquisición
de juguetes; pero la Ludoteca se convirtió en eso: en un depósito de
juguetes. No se desarrolló ninguna de las actividades propuestas en
el plan estratégico, tampoco fueron considerados los principios y la
filosofía del proyecto; ni sus fines como proyecto, educativo y de in-
teracción comunitaria.
En cuanto a la experiencia de la Escuela Bolivariana Florencio
Jiménez, se realizó una experiencia interesante en su primera etapa:
se desarrollaron varios talleres de títeres, teatro, narración oral; música,
artes plásticas. Se realizó un taller de sensibilización para los maestros
y maestras de la escuela. Se llevó a una exposición de juguetes; se inau-
guró la Ludoteca y se creó el servicio ludotecario, con la participación
de los niños y las niñas de la segunda etapa de educación básica de
la escuela. Sin embargo, pocos y fallidos fueron los esfuerzos para la
incorporación de la comunidad local.
En este sentido es importante tomar en cuenta que esta experiencia
no nació como una necesidad sentida y planteada por la comunidad
local; se inicia desde la comunidad escolar, por distintas razones (econó-
micas, falta de comprensión del sentido del proyecto, problemas insti-
114
tucionales, entre otros) tampoco logra prosperar; a pesar de la moti-
vación y los logros iniciales en el proceso de creación de la Ludoteca.
He conocido sobre otras iniciativas que se enuncian como Ludote-
cas, como las desarrolladas por el Grupo Guataco, pero son experiencias
centradas solamente en la construcción y comercialización de juguetes
tradicionales y el desarrollo de algunas actividades competitivas.
Otras experiencias que cabe mencionar es la propuesta de Zobeida
Jiménez y su casa de las muñecas, en Píritu, Edo. Portuguesa, quien
propone un encuentro con los niños y niñas y las familias de su comu-
nidad para el desarrollo de actividades artísticas y recreativas en su
«Casa de las Muñecas». Es un espacio ideal para comenzar una expe-
riencia de Ludoteca Comunitaria.
Es importante destacar que se ha ubicado información sobre un
proyecto de Ludotecas Escolares que adelanta el Ministerio de Educa-
ción y Deportes, a través de la Dirección de Educación Preescolar
y que da sus primeros pasos en el Estado Vargas, con la participación
de los maestros y maestras, padres y representantes.
Sin embargo, no se ha ubicado información sobre experiencias
de Ludotecas Comunitarias en nuestro país. Por ello y tomando en
cuenta las características de la situación crítica de nuestro país, en tér-
minos tanto políticos como socioculturales y tomando como referencia
el proyecto «Una Ludoteca para ti», desarrollado en América Latina,
he elaborado los lineamientos de una Propuesta para la creación de Lu-
dotecas Comunitarias para la Promoción de la Paz; pero antes de pre-
sentar estos lineamientos, voy a detenerme sobre en algunas reflexiones
sobre la importancia de la experiencia lúdica y su relación con la pro-
moción de una cultura para la paz.
115
116
Capítulo IV
Juguemos y construyamos la paz
117
contando niños y niñas, mujeres y hombres ancianos? ¿Cuánto podemos
agregar a la desolación de tantos niños y niñas mutilados en Sarajevo
y en Irak?… ¿Qué sentido tienen la experiencia lúdica y la palabra
paz cuando vemos las imágenes de los niños de la guerra?
Y en nuestra región, en América Latina ¡Cuánta tristeza invade
el ambiente cuando nos encontramos con una alta población de niños
de la calle, cuando en Colombia, día a día crece la cantidad de niños
y adolescentes que son adoctrinados para ser incorporados a los mo-
vimientos de la guerra!
Bueno, ¿Y qué decir de nuestro país? ¿Es que acaso nosotros esca-
pamos a estas realidades?… Lamentablemente no podemos decir que
no; pues bien es cierto que no vivimos los terribles embates de la guerra,
vivimos otras realidades como la inseguridad, el incremento de la vio-
lencia y de la crisis política que se acentuó desde el 11 de Abril del
año 2002 y en los días siguientes, con una cadena de acontecimientos,
que además de un terrible saldo de fallecidos y heridos, contamos con
un alto número de víctimas invisibles que son los niños y las niñas
que deben vivir en medio de la polarización política y social presente
en el país, influenciados por discursos y estilos divisionistas, tanto por
representantes gubernamentales como por participantes de grupos que
adversan al sector oficial; asediados por unos medios de información
masiva, donde la violencia y una programación inadecuada para niños
y niñas, sigue siendo el pan de cada día, sin contar la terrible agresión
que vivió toda la población venezolana, a partir de los medios de comu-
nicación, durante los meses del paro de diciembre de 2002 y enero
de 2003, donde las niñas y los niños fueron las principales víctimas
en medio de un mar de contradicciones que ha fomentado y ha alimen-
tado progresivamente un ambiente de intolerancia que día a día nos
hace más difícil una convivencia sana, con una interacción justa y en
un ambiente de paz.
Qué difícil es hablar de experiencia lúdica y de promoción de
la paz en estos tiempos. Sin embargo, persevero en mi intento y espero
no morir en él. Cuando me hago la pregunta: «¿En el otoño de un
sueño?», me la hago porque como humana no puedo escapar al pesi-
118
mismo que nos invade a todos y a todas en estas circunstancias; me
pregunto y a veces me afirmo, porque en muchas ocasiones he dudado
en realizar el sueño de la creación de una Ludoteca comunitaria para
rendirle honor a la alegría de vivir, en medio de momentos tan nega-
tivos; entonces siento que el sueño se desvanece y en medio de las
inquietudes, tiende a desaparecer.
Todo lo dicho anteriormente es verdad, pero también es cierto
que el otoño es hermoso, que es bellísimo el canto de sus hojas secas, que
la luz que invade los espacios llena de una vida especial todo lo que toca.
Es verdad que el otoño es amarillo tostado, es de tonalidades ocre, que
dan paso a nuevas entradas de luz, a otros tiempos, a otras estaciones.
Después del otoño vienen el invierno y luego la primavera y con ellas
el reverdecer y el florecer, nuevas vidas, nuevos colores, nuevos proyec-
tos, nuevas semillas. Es justamente, en el caudal de posibilidades de
este otoño, donde concentro mis inquietudes y donde centraré mis
reflexiones sobre la experiencia lúdica y a la promoción de la paz.
Otoño por el canto de las hojas secas, por la intensidad de la luz,
porque la crisis nos zarandea y da paso al movimiento, a la animación;
para cerrar procesos que culminan y dan sombra a los recorridos que
comienzan. El otoño no es el final, es el momento de la madurez, de
la reflexión; es el momento para desandar los pasos del camino recorrido
y abrir espacios para un nuevo comienzo. Es éste el tiempo de otoño,
el momento para la realización de un sueño.
Por todo ello, ahora hablaré pues, de lo que considero el sentido
de las relaciones existentes entre la experiencia lúdica y la promoción de
la paz.
Bien, una relación como la que pretendo establecer, implica rea-
lizar algunas precisiones en el estudio de las teorías del juego, así como
algunas reflexiones sobre la experiencia lúdica e implica también, tomar
en cuenta algunas concepciones sobre lo que se entiende por educación
para la paz.
En mi trabajo anterior (1995) me centré en el estudio del juego,
abordándolo como un factor fundamental para el desarrollo integral
del ser humano y en consecuencia, como un factor de trascendencia
119
en el desarrollo espiritual y moral de niños, niñas y jóvenes. En esa
oportunidad hice hincapié en la descripción de algunas teorías en torno
al juego; retomaré algunas de ellas para dar inicio a la reflexión de
este momento.
Tuvo su origen a finales del siglo XIX. Fue elaborada por Groos,
pero encuentra una primera formulación en Fröbel. Para este último,
así como el hombre trabaja y Dios crea, el niño juega; el juego es el
medio idóneo para la educación infantil al no ser un mero pasatiempo,
sino una actividad necesaria por la que se forman en aquel las disposiciones
para llegar a ser hombre.
120
Para Groos, el juego no es una simple descarga de energía, sino
una auténtica preparación para la vida, que tiene su base en los instintos.
Tomando como base la concepción aristotélica del juego y aportando
numerosos ejemplos de diferentes culturas, sostuvo que es un pre-ejer-
cicio, un entrenamiento vital y, por ello, altamente educador en tanto
que desarrolla física y mentalmente al individuo.
LA TEORÍA DE LA RECAPITULACIÓN
121
no es sino una repetición de costumbres ancestrales que representa
etapas anteriores sucesivas del hombre. Gracias al juego, el niño puede
prepararse para la acción y acercarse gradualmente al acto consciente
del adulto contemporáneo.
Para otros autores, esta teoría es denominada Teoría del Atavismo
y considera que los juegos del niño, cada día, están más influenciados
por la sociedad en la que el niño se desenvuelve:
Sin duda, podemos volver a encontrar en los juegos de los niños ciertas
formas ancestrales, donde se descubren los mismos instintos-caza-lucha y
los mismos ritos-fórmulas mágicas de las cancioncillas, poder de ciertos
gestos, pero también hay que señalar que los juegos cada vez se ven más
influenciados por la sociedad en la que el niño vive. (Sarazanas, 1972: 33).
LA TEORÍA DE LA AUTOEXPRESIÓN
LA TEORÍA ANTROPOLÓGICA-CULTURALISTA
122
Frente a las teorías individualistas y psicológicas, los antropólogos
han destacado la relevancia de la dimensión socio-cultural del juego.
Según como lo señala Maunne (1981), Frazer ya había interpretado
los juegos, sobre todo los tradicionales, como una degradación de las
ceremonias de los adultos: tanto en su forma como en su contenido;
consideraba que habían sido sugeridos o impuestos a la sociedad infantil
por la sociedad adulta, lo que señalaba el predominio de ésta sobre aquélla.
Y Malinowski, en sus observaciones etnológicas, subrayo que los juegos
arrancan al hombre de la rutina, mitigando la disciplina de la vida diaria
y restaurando en él, la plena capacidad por el trabajo rutinario.
Huizinga (1987), se ubica en una tendencia más culturalista que
antropológica. Expone su teoría de manera muy elaborada en su obra
Homo Ludens. Para él, el juego es el creador de la cultura; en él mani-
fiestan los pueblos su interpretación de la vida y del mundo.
Ya en sus formas más simples está dotado de significación y en
las superiores tiende a la figuración, a representar simbólicamente la
realidad. Su carácter diferencial está en el hecho de ser una actividad
libre, voluntaria, y por tanto renunciable, es decir, superflua y por esto,
tanto más deseable; sólo cuando cumple una función cultural social-
mente admitida –un rito, una ceremonia– se relaciona con la obligación
y el deber. Es independiente de las demás actividades humanas: responde
a un orden propio, limitado tempoespacialmente y sometido a unas
reglas así mismo propias.
Culturalmente, aparece como un sustrato constante de la historia
sobre el que se elevan el lenguaje, la competición, el derecho, la guerra,
el saber, la poesía, la filosofía y el arte.
El juego
123
Teoría Teológica del Ejercicio
preparatorio Siglo XIX
Frobel,
Máximo representante
Desarrollo
Físico Mental
Del individuo
124
Teoría del exceso de energía
enunciada por
125
Teoría de la relajación
126
Teoría de la recapitulación
127
La Teoría de la Autoexpresión
El juego es
de la de
en la
formación de creadas
que le es propia
conciencia moral
además del
desarrollo
del
concepto
del símbolo
128
SOBRE EL JUEGO Y SUS POSIBILIDADES EDUCATIVAS
129
Se relaciona socialmente con los otros y en grupo,
Adquiere responsabilidades y capacidad de juicio,
Va comprendiendo el valor de las normas morales,
Conoce rasgos de su cultura.
130
el juego, pero en el marco de esta investigación, se me hace muy difícil,
concentrarme sólo en el universo de las teorías del juego y sus posibilidades
educativas; a la luz de la crisis social y política que vivimos, son otros
los aspectos que me preocupan: el juego como fenómeno sociocultural,
el juego como un espacio para el desarrollo espiritual y para la conviven-
cia, el juego y la promoción de la paz; el juego como espacio y experien-
cia comunitaria, en fin, el juego como experiencia solitaria y en relación
con los otros; es decir el juego como expresión y experiencia de convi-
vencia, como espacio y tiempo para la interacción, para el disfrute en
libertad, para la promoción de la justicia social, el respeto por los derechos
humanos. De estos aspectos me ocuparé a continuación.
La seriedad me da risa.
La risa me llena de seriedad
Que serios somos cuando nos reímos
Cuántos estallidos de risa pueblan los caminos
cuando nos ponemos ¡serios!
IZA, 1990
131
y los niños no se detienen a analizar esta experiencia, sencillamente
juegan porque la experiencia lúdica forma parte de su vida, porque,
como lo afirma el niño del Corazón de Jesús Rosas Marcano en su can-
ción para promover el derecho que tienen todos los niños y las niñas
al jugar y a recrearse: «jugar para mí es la vida / yo juego en cualquier
lugar» / un niño que juega siempre/ un niño que juega siempre / no
se cansa de jugar [...] (1997).
Somos nosotros los adultos «responsables, serios y muy comprome-
tidos» quienes necesitamos racionalizar las virtudes del juego y estudiarlo
como un fenómeno sociocultural; lo que no está mal y es por demás,
justo y necesario; sin embargo, es más necesario que los adultos valo-
remos la experiencia lúdica, no sólo por la vía del estudio y la racionali-
zación, deberíamos hacerlo más bien, por la vía de la comunicación,
del sentimiento, de la creatividad, del entusiasmo, y muy especialmente,
por la vía de la humildad. ¡Es que nos cuesta tanto aceptar ese niño
que forma parte de nuestro mundo interior! Entonces convertimos día
a día, a ese niño «nuestro», en un niño indigente, minusválido, abando-
nado. Esta es una realidad que forma parte de ese pan de cada día, de
esa convivencia cotidiana Si estamos hambrientos, débiles y cansados,
¿cómo vamos a alimentar a los otros? Si no tenemos fuerzas para remar,
¿cómo podemos salvar nuestra embarcación? Si no alimentamos nuestro
niño interior, si no creemos en el poder transformador de la experiencia
lúdica, ¿cómo podemos impulsar procesos enriquecedores de verdadero
crecimiento para niños, niñas y adolescentes, inclusive de adultos? Es
necesario que nos tomemos en serio la risa, las travesuras, los juegos.
Todo ello forma parte de la valoración de la experiencia lúdica; que
no es un invento de última hora, que al contrario, forma parte de nuestra
vida cotidiana, y en el día a día, nos pone en contacto con un nuevo
asombro, con un nuevo descubrimiento.
Son éstas, algunas de las «cosas importantes» del juego, necesarias
de mencionar, porque al fin de cuentas y como lo he afirmado en otros
momentos (1998), nuestra actitud, nuestra manera de ser, nuestra visión
del mundo están muy relacionadas con nuestra experiencia lúdica,
con nuestras formas de jugar. Por ello, en otras oportunidades al escri-
132
bir la experiencia «Cuéntame qué jugabas y te diré quién eres» (1998)
he considerado importante relacionar los juegos de la infancia, los juegos
en solitario y los juegos con los otros, los juegos competitivos y los
juegos cooperativos, porque si a ver vamos, querramos o no, éstos
forman parte de nuestra vida cotidiana, aunque no lo reconozcamos
a simple vista, y aunque hoy en día, nuestras sociedades globalizadas,
incorporadas al prodigio de las nuevas tecnologías, no lo acepten, ni
lo valoren abiertamente, el juego sigue siendo un impulso vital que
nos mueve a la creatividad, al placer, al encuentro con nosotros mismos
y nos lleva también a relacionarnos con los otros.
La experiencia lúdica es una de las formas más sanas de socializa-
ción. Para Steffens (1999) a través del juego, logramos modificar com-
portamientos agresivos, fomentar la cooperación, reforzar las conductas
positivas. Según este autor, aprender a jugar es una solución saludable.
«…Los enormes beneficios que reportan la diversión sana y el humor
están abiertos para todos. Es importante que como individuos y como
sociedad retomemos lo que el juego tiene de real, de ideal y de práctica
para la vida» (pág. 19). Hablar del juego y de la vida cotidiana nos
lleva necesariamente a hablar de la convivencia. No hace falta la realiza-
ción de nuevos estudios para llegar a la conclusión de que el juego
es producto y expresión de la cultura, que el juego y los juguetes forman
parte de los patrones de comunicación y de la crianza de los niños
y las niñas y que perviven en el mundo de los jóvenes y adultos.
La dimensión social del juego se manifiesta en la relación que
niños y niñas establecen con su entorno. Entendamos este entorno
en un amplio sentido en la vida familiar, entre padres e hijos, entre
hermanos y hermanas, abuelos, abuelas y nietos; en la escuela, entre
maestros, maestras, alumnos y alumnas; en el aula de clases, en la hora
de recreo, en las actividades realizadas fuera de la escuela; en los espacios
comunitarios, en el barrio; en la urbanización, en las plazas, en los
parques, en los centros culturales y recreacionales.
Existe un amplio universo para la dimensión social de la experien-
cia lúdica, para la convivencia cotidiana, no obstante, en este mundo
prefabricado, no podemos cerrar los ojos a una realidad donde este
133
universo lúdico se «amplía en solitario» frente a los juegos de video,
frente a la computadora y otras maravillas tecnológicas, que si bien
es cierto, que hoy por hoy, hacen mucho por nosotros, también pueden
afectarnos; tal como nos lo dice Llul Peñalba (2001), existe una gran
necesidad de socialización del juego, que actualmente «se produce la
más de las veces en casa, en soledad, delante de la televisión o los
videojuegos...» (pág. 223).
Es ésta, la situación que forma parte de nuestro pan de cada día
y que está integrada por diversos ingredientes: la presencia de un sentir y
un quehacer lúdico que forma parte de todos los seres humanos; el
crecimiento avasallante de las nuevas tecnologías de información y co-
municación, como parte de los signos culturales de nuestro tiempo,
y una sociedad que lamentablemente se torna cada vez, más violenta y
más individualista
Es éste el universo paradójico donde queremos jugar, pero no nos
atrevemos, valoramos la experiencia lúdica, pero «la comunicación, la
participación y la convivencia, motores de lo lúdico, se sitúan en un
segundo plano en una sociedad que sacraliza el individualismo y la
competitividad» (Villegas, 1999: 98). En esta realidad llena de contrastes
nos hace falta retomar el sentido lúdico de la vida, en la experiencia
cotidiana, en la trascendencia de las cosas más sencillas y en la sencillez
de lo que puede ser trascendente. Somos los adultos quienes debemos
iniciar esta tarea y ella forma parte del juego, de un juego que debemos
asumir de forma creativa, placentera, pero también muy seriamente.
En el segundo capítulo de este trabajo me detuve en las funciones
que cumplen las Ludotecas y en algunos aspectos específicos en torno
a los aportes del juego a los procesos de desarrollo sociocultural y comu-
nitario; he tratado de profundizar en el discernimiento de las virtudes
de la experiencia lúdica, como recurso para contrarrestar la violencia
y para el desarrollo de la autoestima de los seres humanos, como lo
pudimos apreciar, en el proyecto latinoamericano «Una Ludoteca para
ti», cuyos objetivos fundamentales se orientan hacia el fortalecimiento
de la familia, el bienestar de niños, niñas y adolescentes, el desarrollo
socioeconómico, la sana convivencia y la promoción de la equidad,
134
la solidaridad, la participación y otros derechos humanos, aportes que
en síntesis constituyen caminos para la construcción de la paz.
A continuación haré hincapié en lo que dicen algunos autores,
sobre la promoción de la cultura y educación para la paz, bien sea
por sus trabajos de investigación y su producción escrita, o bien, por
su visión del mundo y estilos de vida, también por su participación
en el desarrollo de propuestas y actividades para la promoción de la
paz y la defensa de los derechos humanos y finalmente, cerraré este
capítulo «tratando» de establecer las relaciones existentes entre la valo-
ración de la experiencia lúdica y la promoción de la paz.
135
y en consecuencia, nos conduce a valorar y respetar a cada uno de
estos actores y a valorar nuestra propia esencia.
Sin embargo, este estado armónico no surge de nada; la paz no
está allí, esperándonos para que nosotros la conozcamos. La paz se
construye, y se construye en primer lugar en nuestro interior, en nuestro
propio ser y progresivamente, en nuestros respectivos entornos: fami-
liares, comunitarios, educativos, sociales. De otra forma es difícil hablar
de verdadera paz.
La paz, como lo plantea, Lucini (1999), al igual que otras palabras
relacionadas con el mundo de la ética y de los valores, es sólo una
palabra que no dice nada, pero al mismo tiempo, la paz siempre ha
sido un deseo y una aspiración, «sin los que la vida resulta vacía, des-
piadada e inútil… Y es que detrás de esa palabra hay todo un proyecto
de vida, de felicidad posible y de existencia que no podemos dejar
de descubrir y de amar…» (1999: 74).
La paz ha sido y sigue siendo una de las grandes preocupaciones
del ser humano.
…La paz, bueno es señalarlo, nunca ha estado ausente como idea y fuerza
motriz de la existencia humana. Por la paz y su conquista lucharon, a su
modo, los romanos. (Pax Romana), los actores del mundo medieval al
auspiciar la doctrina de la Guerra Justa y la sujeción jerárquica del orden
feudal a la diarquía Papa-Emperador (Pax Ecclesiae) y en la modernidad,
los mismos teóricos de la Paz Perpetua, como el Abad de Saint Pierre y
Emmanuel Kant, entre otros, o los hacedores de la Paz de los Equilibrios,
nacida esta última luego de fenecimiento de la República Cristiana y en
permanente fragua desde la Paz de Wesfalia (1648) hasta el período de la
Sociedad de las naciones… (Aguiar 2001: 63).
136
Y LA PAZ NAVEGA EN MEDIO DE DOS AGUAS
EN UN BARCO DE PAPEL
Paz negativa
137
Presupone que es necesaria la defensa, que la misión del ejército es
la paz y que ésta sólo puede lograrse mediante pactos entre estados
(excluyendo a los individuos) … La paz sería un estado de cosas, un
intervalo entre períodos de guerras…» (1998: 23).
En el entorno de esta concepción, está permitida la «guerra pací-
fica», según lo refieren Grasa (1998) y Lucini (1999), considerando
por ejemplo, las sanciones económicas a algunos países, especialmente,
los de América Latina. La Paz Negativa no presupone la justicia, no
critica la violencia.
Paz Positiva
138
La profundidad de su filosofía educativa profética implica una conver-
gencia de los medios no violentos con los fines de una «paz en positivo»
capaz de revelar las injusticias estructurales (Jares, 1991; Lederach, 1986).
Fernando Lucini (1999), afirma que la paz entendida de esta ma-
nera, presupone un cierto nivel reducido de violencia y un alto nivel
de justicia. Se persigue la armonía social, la justicia, la igualdad y por
tanto, el cambio de las situaciones de violencia estructural que contri-
buyen a la violencia directa.
…La paz empieza por las personas, sigue por las relaciones interpersonales,
los grupos; se define como un proceso, como algo dinámico hacia lo que se
tiende. Lo prioritario es la justicia, la autorrealización. El conflicto, por
consiguiente, no se rechaza de plano, se intenta reducir el conflicto destruc-
tivo, pero se fomenta el creativo, abogando por su resolución no violenta.
(Lucini, 1999: 75).
139
dominio, la desigualdad y la no reciprocidad, aunque no haya
conflicto abierto».
6. La paz no es sólo ausencia de condiciones y circunstancias no
deseadas, sino también presente de condiciones y circunstancias
deseadas.
140
como una parte natural de la vida y procura su pacífica solución: «En
este sentido la paz es un proceso que va penetrando en los conflictos
para regularlos de forma cooperativa y no violenta». (Iglesias 1999: 34).
En fin... la paz
141
y conflicto han estado íntimamente entrelazados, «…Y es que se requiere
una visión de la paz plena, presente y en positivo (que considere que
la paz significa algo más que ausencia de guerra), más aún, se requiere
un modelo holístico de la paz, una paz democratizada…» (Pascual,
2001: 8).
Es necesario, como lo afirma Xesús Jares (1991), vivir la paz como
un concepto, una meta y un proceso activo, dinámico, creativo, con
repercusiones directas en nuestra vida cotidiana.
142
Desde hace algunos años, se ha creado un nuevo lenguaje en este
desafío reflexivo sobre la definición y cultura de la paz, donde se reflejan
nuevas maneras de abordar viejos problemas y en consecuencia, nuevos
medios para resolverlos.
Autores especialistas como Boff (1996), Undurraga (1986) Urrutia
(1997) y UNESCO (1995), citados por Pascual Morán (2002), afirman
que existe una visión de la cultura de la paz, donde subyace un movimien-
to mundial que aspira transitar de una cultura bélica de muerte y violencia
a una que promueva valores, actitudes, comportamientos y modos de
vida, basados en la no violencia y el respeto a los derechos y libertades
de cada ser humano. «Esta interpretación contemporánea y concreta de
una cultura de paz, es contingente a los aportes de la educación, la cultura,
la ciencia, la tecnología y la comunicación» (P. Morán, 2002).
En este orden de ideas debo agregar que hablar también de una
cultura de paz, es hablar de un proceso de construcción en el día a
día, en el quehacer de todo ser humano y de toda sociedad, un proceso
constructivo, basado en la justicia social, en el diálogo y la participación,
en la solidaridad y la negociación.
…Edificar una cultura de paz significa modificar las actitudes, las creencias
y los comportamientos, –desde las situaciones de la vida cotidiana hasta las
negociaciones de alto nivel entre países– de modo que nuestra respuesta
natural a los conflictos sea no violenta y que nuestras reacciones instintivas
se orienten hacia la negociación y el razonamiento, y no hacia la agresión.
(UNESCO, 1996).
143
hora, ni una moda pedagógica, ni la respuesta puntual a un problema
determinado, por importante que éste sea…» (Jares, 1991: 7).
Según Jares la Educación para la Paz nace a principios del siglo
XX, en una «Primera Ola», junto a su nodriza la Nueva Escuela –movi-
miento de renovación pedagógica de gran influencia histórica–. A fina-
les de 1945, y a partir de la Segunda Guerra Mundial, en una «Segunda
Ola» se crean la UNESCO y otras entidades y normas de naturaleza
internacional. Esta «ola» cuenta con la experiencia previa y contribución
de las asociaciones y sindicatos de la enseñanza. La «Tercera Ola» recoge
la amplia contribución de los movimientos pacifistas y de la no violen-
cia. La «Cuarta Ola» gira en torno a la Investigación para la Paz. Surgen
en este período nuevos y más radicales presupuestos educativos para
la Educación para la Paz. Estas cuatro grandes inspiraciones o discur-
sos, convergen en los 80’s, en una «Quinta Ola», caracterizada por
la diversificación y auge de la Educación para la Paz. Esta Quinta Ola
se manifiesta en numerosas experiencias educativas renovadoras que se
inscriben en un «inequívoco signo pacificador» (Jares, 1991, 11).
Pascual Morán (2002) coincide con Jares en este recorrido, pero
además considera otras «huellas» que merecen especial atención: a)
la vida y obra de grandes creadores que han iluminado nuestros senderos
educativos; b) la historia de coloniaje que ha violentado a nuestros
pueblos, y c) nuestra heredad común de violencias, que presentan los
actuales riesgos y desafíos globales.
Ahora bien, independientemente de la historia o los momentos
significativos de la Educación para la Paz, quisiera detenerme en lo
que algunos autores, abordan en cuanto a su definición y su práctica.
Para Fernando Llicini, educador español, especialista en Educación
en valores, la Educación para la Paz es:
144
Por otra parte, para este autor, la Educación para la Paz debe ser
concebida como un proceso de desarrollo, continuo y permanente, ins-
pirado en una forma positiva de aprender a vivir consigo mismo y con
los demás, en la no violencia y en la creación de ámbitos de justicia,
respeto y armonía. En consecuencia, ésta es una educación que presupone
una ética personal y social de la convivencia, basada en una cultura de
la paz.
La Educación para la Paz ha de ser una educación transformadora
y enriquecedora de valores y de actitudes profundas.
En este sentido no se pueden obviar las reflexiones de Paulo Freire
(1986) referentes a sus teorías sobre la «educación liberadora». Respecto
a la Educación para la Paz afirma:
145
en forma creativa esta realidad y como plantea Gómez Palacios (1992)
«quien pretende educar para la paz sabe que su forma de actuar es el
principal mensaje y los contenidos más significativos» (pág. 15). Por
todo ello, se hace necesaria la revisión de nuestra participación, en
principio, como ciudadanos y ciudadanas y por supuesto, es inevitable
la revisión de nuestro quehacer como docentes, en el rol de animadores
y mediadores culturales en el proceso educativo.
En este sentido, al pensar en la Educación y Promoción de Cultura
de la Paz en el contexto escolar, no puedo evitar el hecho de pensar
en experiencias de formación, de verdaderas transformaciones para el
ser humano: de las niñas, los niños, jóvenes, docentes, comunidades
educativas y comunidades locales inmersas en los procesos educativos
en su más amplia extensión.
Ciertamente, en los últimos tiempos, hablar de la paz nos lleva,
irremediablemente, a pensar en sus opuestos: la violencia, el conflicto,
la desigualdad, la injusticia, la insatisfacción, entre otros. Y en conse-
cuencia, pensamos en alternativas para solucionar problemas, situacio-
nes y conflictos que nos permitan construir un mundo mejor, que
nos conduzcan a habitar la tierra en un contexto de paz. Considero
que además de actuar sobre situaciones conflictivas y violentas, la pro-
moción de la Cultura de la Paz implica un gran Programa de Preven-
ción, donde se puedan atender estos aspectos, pero también, se propicie
el contacto con el mundo, con la realidad circundante, de una manera
creativa, crítica y verdaderamente participativa. Esto implica no obviar
la violencia estructural que forma parte de nuestras vidas; no ignorar
y evitar los conflictos; significa, asumirlos y enfrentarlos responsable e
imaginativamente, sustentados en la pedagogía participativa, en una
educación constructiva y significativa para niñas, niños y jóvenes, para
maestras y maestros, para directivos y comunidad en general. Esto
implica también, trabajar en función de nuestro quehacer como docen-
tes, en profundizar en el contexto sociocultural donde nos corresponde
trabajar; significa conocer y valorar la diversidad y las diferencias que
encontramos, paso a paso, en nuestra vida cotidiana y en nuestro acon-
tecer educativo.
146
Sé muy bien que la violencia, la delincuencia infantil y juvenil,
los altos índices de niños y jóvenes afectados por el consumo y tráfico
de drogas, forman parte de nuestra realidad y no podemos ocultar
el sol con un dedo; pero también estoy clara en que no sólo debemos
atender esta problemática en el sentido de buscar soluciones, sino que
además debemos crear alternativas y estrategias para prevenir. Al consi-
derar la violencia como una expresión propia de la humanidad a través
de los tiempos y al considerar las características terribles de la misma,
no puedo evitar pensar en el hecho de que en el contexto educativo,
antes de preocuparnos por las manifestaciones más terribles y donde,
muy probablemente, no podamos incidir, o hacer muy poco, como
son: las guerras, la delincuencia los carteles de la droga, con su trágico
contexto de tráfico y consumo y la peor de todas las consecuencias:
la muerte; deberíamos ocuparnos por atender las situaciones «más sen-
cillas», las que tenemos en nuestro entorno más inmediato, en el hogar,
en la familia, en la escuela, en la comunidad, donde comienzan a culti-
varse los gérmenes que conducen posteriormente a las situaciones de
violencia extrema como las que he mencionado. Deberíamos ir consi-
derando entonces, la posibilidad de crear alternativas para una con-
vivencia más adecuada, para elevar la calidad de vida de nuestros niños,
niñas y jóvenes; sobre todo si consideramos su crecimiento integral,
donde lo físico, lo económico, lo intelectual, lo espiritual y lo sociocul-
tural actúen de manera equilibrada, en función del desarrollo individual
y comunitario. Deberíamos pensar en una experiencia educativa donde
los valores como la igualdad, el respeto, la diversidad y la comprensión
de la misma, la solidaridad, el amor, la honestidad, la convivencia,
la tolerancia nos lleven a constituir una sociedad, más sana, más justa
y ¿por qué no?, más feliz…
Ahora bien, mucho se ha escrito sobre Educación para la Paz,
documentos que han sido orientados hacia la educación formal y tam-
bién hacia la educación no formal a partir del «desarrollo de una meto-
dología activo participativa donde el énfasis en lo vivencial, involucra
los aspectos físico, emocional, intelectual, social y espiritual». (Tchimino
N., 2001: 36); sin embargo nuestras sociedades están inmersas en una
multiplicidad de situaciones, caracterizadas por agrupaciones civiles
147
divididas y desestructuradas, incremento de la violencia, pérdida de
representatividad social de los partidos políticos, una apertura al mundo
a través de la globalización, entre otras características de la región.
No obstante, y como lo refiere M. Tchimino (2001), es necesario que
las propuestas de educación para la paz y los derechos humanos no
se realicen de manera desarticulada de un contexto complejo e interde-
pendiente; por el contrario, deben articularse holísticamente de manera
de hacerlas sustentables y que por tanto, puedan provocar impactos de
largo alcance:
148
y mujeres. En consecuencia, la Educación para la Paz ha de ser transfor-
madora de nuestra calidad de vida, «…La calidad de vida tiene relación
con el bien ser, ya que incorpora otros aspectos (además del uso y
beneficio de servicios y bienes) de la vida humana que son más invi-
sibles como son la emocionalidad, la sociabilidad, lo cultural, la política,
etc.» (Tchimino 2001: 39).
La Educación para la Paz debe contribuir a la promoción de una
calidad de vida entendida como un estado armonioso y propicio en
donde el ser humano pueda desarrollar sus habilidades, sus creencias,
su espiritualidad, su identidad, su sentido de pertenencia sociocultural
e histórica. Todo ello puede conducir al mejoramiento significativo
de la vida propia de la comunidad.
149
son personas, sujetos de derecho. No son objetos de caridad, atención
y afecto. Ellos y ellas son sujetos de desarrollo que tienen ideas propias,
necesidades específicas y pueden expresar sus puntos de vista sobre
la realidad y generar sus propias formas de organización» (Barnen,
2000: 8).
La Educación para la Paz debe tener presente que las instituciones
educativas tienen que contribuir a formar mejores seres humanos, que
puedan conocer sus derechos, pero también ejercer sus deberes.
En el entorno de la promoción de la Cultura y la Educación para
la Paz, considero importante fortalecer Una Escuela que Sirva a los
Niños, brindándole experiencias educativas relevantes; una Escuela
donde el conocimiento y la experiencia práctica estén al servicio de
la realidad de las necesidades específicas de los educandos, de su familia
y de su comunidad. Para ello se requiere de una educación activa,
donde los procesos comunicativos e interactivos cobren importancia
en torno al bienestar común. Es necesario propiciar actividades y estra-
tegias tanto en el contexto del aula de clases, como fuera de ella, vincu-
ladas con la enseñanza y el aprendizaje, pero vinculadas también con
lo placentero, con lo recreativo, con la interrelación de la educación
formal e informal. Se debe considerar la realización de actividades no
impuestas, más bien planteadas a través del consenso de los involucrados
en el proceso: alumnos, docentes, comunidad.
Debemos pensar en el uso de métodos más dinámicos, sin restarle
importancia al método expositivo, incorporar actividades que favorez-
can el diálogo, la interacción, la promoción y la animación sociocultural.
Podríamos llenar la escuela de poesía, de canciones, de narradores orales,
de grupos de teatro de títeres, de lecturas amenas y placenteras, para
abordar el mundo de los contenidos, profundizando en el estudio, en
el conocimiento, planteando una mayor cercanía, una mayor afectividad.
Sería interesante pensar en el desarrollo de actividades que permi-
tan la valoración de las creencias, las costumbres, el mundo de vivencias
inmersas en la vida cotidiana; considerar actividades y estrategias que
permitan el rescate de las expresiones populares y tradicionales; así como
la realización de actividades que permitan profundizar en la experiencia
150
de la comprensión de los signos culturales de los nuevos tiempos, consi-
derando particularmente, el uso de las nuevas tecnologías, la sempiterna
influencia de los medios de información masiva, y fenómenos culturales
que inciden directamente en el mundo de los adolescentes, como la
música y sus diferentes expresiones en la actualidad, por ejemplo.
Es necesario también, pensar en experiencias que vinculen a los
niños, a los adolescentes y a la comunidad en general, con opciones
específicas para transformar la sociedad, convirtiéndola en una sociedad
más justa, más tolerante, lo que lograríamos, no sólo con actividades
innovadoras sino con la actitud y los valores que se desarrollen a través
de las mismas. En consecuencia, contribuiríamos con la promoción
de la paz, que buena falta nos hace.
Es pertinente rescatar la importancia de la experiencia lúdica como
parte de nuestra esencia como seres humanos y ésta debe estar presente
más allá de un plan de actividades, en una visión del mundo, en un
estilo de vida, en nuestra concepción del mundo y de la sociedad.
Esto permitirá generar procesos educativos pertinentes y relevantes
para esa Escuela que deseamos crear. Una Escuela que sirva a los niños,
donde el rescate de la Alegría, el placer y la promoción de la cultura
de la paz sean rasgos distintivos y transformadores.
La Educación para la Paz, presente en esa Escuela que sirva a los
niños, debe permitir que ellos: los niños y las niñas, puedan hacerse
críticos, responsables creativos y participativos, debe promover espacios
para el diálogo; para profundizar en la comprensión de la sociedad
y la búsqueda de solución de sus problemas. Debemos tomar en cuenta
la presencia de una actitud crítica y reflexiva frente a estos problemas,
actitud que debemos comenzar por modelar los mismos docentes; pues
al final de cuentas, la experiencia educativa es una puesta en escena y
en ella los docentes y los educandos somos actores y actrices que repre-
sentamos distintos papeles y personajes y en esta obra cotidiana de todos
los días es mucho lo que tenemos que decir, que hacer que aprender,
que transformar y esto sólo lo conseguiremos a través de una visión
crítica de los acontecimientos, con una profunda dosis de humildad,
la del verdadero maestro, la del verdadero sabio. La crítica es un principio
151
fundamental, pero se logrará en la medida en que el docente asuma
una actitud de humildad y sencillez que le permita al niño y la niña,
sentirse en igualdad de condiciones, con seguridad para expresarse.
152
minados (Art. 2). Si bien es cierto que existen instituciones del Estado
que deben encargarse en buena parte de atender estas necesidades y
de hacer cumplir estos derechos, también es verdad, que los ciuda-
danos y la comunidad en general pueden aportar sus granitos de arena
para atender estos aspectos. Sería interesante plantear alternativas para
que la comunidad conozca y haga valer sus derechos en este sentido.
Y, por otra parte, también sería interesante, pensar que la continuidad
escolar no sólo tiene que ver con el hecho de mantener un cupo en
una escuela, aprobando con la mínima calificación; la continuidad escolar
tiene que ver con un conjunto de factores, que inclusive muchas veces
se escapan del contexto escolar, se vinculan la mayoría de las veces con
el ámbito familiar, con problemas socioeconómicos, con situaciones
críticas de desnutrición, incremento de la población de niños de la calle
y en la calle, etc. Así mismo, la continuidad escolar tiene que ver con
todo lo que ofrece y ejecuta la Escuela.
Por todo lo dicho anteriormente y tomando en cuenta los procesos
de modernización, de globalización de la economía y el progreso de
la ciencia y la tecnología, donde la educación se sitúa en el centro
de los nuevos modelos de desarrollo; es necesario hacer énfasis en que
la calidad de la educación no sólo tiene que ver con la adquisición
de conocimientos más modernos, sino también con la calidad de las
relaciones interpersonales, con la calidad del ambiente, del clima emo-
cional del niño y la niña. «De esta manera, la incorporación de los
derechos humanos a la educación, se ve tensionada por una doble
lectura: ya sea como instrumento de los modelos de modernización,
ya sea situada en una racionalidad más humanista, cuyo énfasis radica
en las redes de acción comunicativa...» (Tchimino, 2001: 37).
Es necesario asumir la modernidad en el entorno de la promoción
de la Paz y de la Educación en Derechos Humanos (EDH), de una
manera crítica; es necesario redimensionar y valorar los procesos comu-
nicativos y de interiorización, que nos permiten pensar y dar sentido
a nuestro quehacer, que nos permiten analizar la realidad, interactuar
con el otro, reconocer las diferencias, establecer una relación respetuosa
y solidaria con los otros; es decir, una relación de reciprocidad.
153
Una Educación para la esperanza
154
desesperanza. Educar para la paz requiere el reconocimiento de la vio-
lencia y del conflicto como factores de la vida cotidiana de los seres
humanos, y a partir de este reconocimiento se requiere el inicio de
trabajos progresivos, personales y comunitarios para la mediación y
la negociación, para fomentar una convivencia sana y armoniosa.
Educar para la paz significa fundamentalmente educar para la feli-
cidad, implica recorrer caminos para aprender a vivir. Por ello se hace
imprescindible rescatar el sentido de la esperanza, como experiencia de
vida; de la que nos ha hablado prolijamente Paulo Freire en toda su
obra y en su labor pedagógica y que Fernando Lucini rescata en su
libro Sueño, Luego Existo (2000), donde plantea que la educación en
valores debe estar centrada en la Pedagogía de la Esperanza. En este
sentido y considerando que la Educación para la Paz debe ser una Edu-
cación en valores, quiero destacar especialmente los cuatro principios,
que según Lucini, deben ser las bases de la Pedagogía de la Esperanza:
155
en los logros. «La esperanza es siempre una virtud que se rejuvenece,
se fortalece y se redimensiona en el abrazo solidario» (pág. 75).
La Pedagogía de la Esperanza ha de favorecer el trabajo cooperativo
y la participación comunitaria, los encuentros interpersonales; ha de
propiciar momentos para el encuentro y la identificación en los
proyectos de alumnos y alumnas, así como de otros participantes de
las comunidades educativas y locales, y también propiciará encuentros
para reconocerse y apoyarse en medio de las diferencias; lo que abrirá
caminos para el respeto, la solidaridad, la convivencia.
Por último, el cuarto rasgo que debe asumir la Pedagogía de la
Esperanza ha de ser su total e inequívoca opción en defensa de la confian-
za, «es decir, su apuesta radical por el desarrollo, en lo más profundo de
la identidad humana, de la razón utópica-sueño, luego existo» (pág. 76).
Es en este último principio, donde me sumo plenamente a los plan-
teamientos de Lucini, pues finalmente, éste recoge los tres principios
anteriores basados en la confianza y, por otra parte, defiende con pasión
el mundo de los sueños, el universo poético, para impulsar la utopía,
esa utopía que: «…hoy tan frecuente e interesadamente ridiculizada
y secuestrada, tiene que ser, desde mi punto de vista, el fundamento
esencial de nuestra pedagogía contemporánea… si no soñamos con
volar, si hemos perdido la confianza y hemos desistido de hacerlo,
o al menos de intentarlo, verdaderamente, ¡aquí no hay quien vuele!»
(F. Lucini, 2000: 77).
Después de la revisión y la lectura de algunos autores y a partir
de mi experiencia como ser humano y como educadora, estoy conven-
cida de que éste debe ser el camino para la promoción de la Cultura
y la Educación para la Paz; camino inmerso en esta razón utópica,
que no supone evasión de la realidad; por el contrario, requiere enfren-
tarla en un inmenso mar de posibilidades, posibilidades que sólo desa-
rrollaremos los seres humanos: niños, niñas, adolescentes y adultos,
construyendo la esperanza, a partir de la defensa de la alegría y de
la creación apasionada e imaginativa del futuro, con el objetivo de poten-
ciar lo positivo, reducir lo negativo: la injusticia, la pobreza, el sufrimiento.
La Educación para la Paz no es un camino fácil, requiere de una actitud
156
crítica y participativa; requiere del trabajo y del compromiso personal,
social y político, para despejar horizontes nuevos de vida para los seres
humanos. Nuevamente me sumo a los planteamientos de Lucini y re-
tomo uno de los poetas citados por él: Y como diría Don Miguel de
Unamuno: «Hasta las más elevadas hipótesis y razonamientos intelec-
tuales, hay que hacerlas poesía… porque el poeta, si lo es de verdad,
no da conceptos, ni formas, se da a sí mismo». La Educación para
la Paz es poesía y requiere de entrega plena.
157
de los acertijos, del placer y la convivencia. Porque… ¿qué es la expe-
riencia lúdica, además de la suma y de la integración de todas estas
cosas? Me atrevo a decir que la experiencia lúdica, además de ser un
impulso vital, es la sal de la vida:
158
Al presentar a grandes rasgos las teorías clásicas sobre el estudio
del juego, vimos cómo en cada una de ellas se asume la experiencia
lúdica bajo perspectivas específicas donde el niño es el centro, y bien
puede jugar para reproducir costumbres ancestrales, o bien, puede jugar
por el placer que en sí mismo produce este quehacer, al representar
diferentes roles sociales, o simplemente, contemplar el mundo, crear
y producir, incorporarse a los rituales y a las ceremonias de la vida. En
fin, el juego está vinculado con todo el quehacer humano. En consecuen-
cia, no se puede circunscribir la experiencia lúdica sólo al sentir y quehacer
de los niños, los adultos también jugamos; pero nos cuesta mucho acep-
tarlo. «…Y en nuestro interior tenemos un niño inquieto y travieso que
le encanta recochar, reírse duro, ser espontáneo, hablar por el disfrute
de hacerlo, pero muchas veces está reprimido porque los mayores de-
bemos ser serios, sabernos comportar…» (Zúñiga, 2000: 22).
Este último es uno de los aspectos que forma parte de este ardid,
de este juego del juego y que en estos momentos, en la reflexión que
nos ocupa cobra importancia significativa: la participación del adulto
en la experiencia lúdica y viceversa, la experiencia lúdica en la vida
del adulto.
Pienso que debemos tomar en cuenta que hablar del juego y
de su significado es hablar del ser humano en su más amplia dimen-
sión, es hablar de niños, niñas y adolescentes, es hablar de hombres
y mujeres; es hablar también y, muy especialmente de los abuelos y
de las abuelas.
159
La experiencia lúdica, también es una experiencia para dar gracias,
pues ella nos pone en contacto con la alegría, con la bondad, con el
descubrimiento, con el asombro, con ese asombro, donde niños y niñas
inventan travesuras y construyen la realidad y con el asombro donde
los adultos recreamos nuestra propia infancia y jugamos nuevamente,
dejando renacer el niño que guardamos en lo más profundo de nuestro
ser y que nos permitimos asomar en nuestras acciones más nobles.
Al ver el juego como una forma de aprender a vivir, estamos ha-
blando de un saber que se acumula y al que se le da sentido progresiva-
mente, donde se establecen vínculos entre distintas generaciones, donde
se fortalece la convivencia y se promueven experiencias para el creci-
miento personal espiritual, lo que nos permite, entre «otras cosas»,
el desarrollo de mejores seres humanos.
Por otra parte, estos procesos individuales, no se pueden ver de
forma aislada, pues la suma y la interacción de los mismos contribuyen
al desarrollo de experiencias comunitarias de mucho valor. El niño, al
jugar con los demás, adquiere y comparte nuevos conocimientos, desa-
rrolla relaciones portadoras de sentido, confronta sus opiniones, aprende
a aceptar otro punto de vista. En el juego con el prójimo, se divierte
y ríe espontáneamente, manifiesta su alegría y puede ser generoso en
su comportamiento. Este clima de confianza inherente a la actividad
lúdica ayuda al niño a construir interacciones sanas, buenas para su vida
de niño y positivas para su vida de adulto del mañana cuando asuma
a su vez, responsabilidades dentro de la comunidad.
Es en el entorno de este clima de confianza, de interacción, de
respeto, donde la actividad lúdica contribuye a mejorar la calidad de
vida de los seres humanos y se convierte en un vehículo para la promo-
ción de la paz. Como he afirmado en otras ocasiones, «no podemos
convencer, si no estamos convencidos». Tampoco podemos dar lo que
no tenemos, y trabajar para la construcción de la paz, implica, entre
otras cosas, valorar el sentido lúdico de la vida, inmerso en una totalidad
y en medio de los matices de las realidades sociales y culturales.
Xesús Jares (1991) al describir las características de la Educación
para la Paz, reconociendo el aporte de diferentes autores y a partir
160
de su propia práctica, caracteriza la Educación para la Paz como una
educación asentada en el juego y la risa, en lugar de la conquista, y
la seriedad (Van Riller, 1977: 206). Este énfasis en el juego se realiza
no sólo por su vertiente lúdica, lo que constituye en sí mismo un objeti-
vo y una forma de entender la educación, «lejos de la seriedad y abu-
rrimiento de la escuela tradicional» (Moncada, 1985: Snyders, 1987),
sino que también resalta su valor por ser un instrumento insustituible
en el aprendizaje de determinados valores. Es importante potenciar
un tipo de juego que fomente los valores relativos a la paz, como la
cooperación, la participación, la autoafirmación, la comunicación,
empatía, entre otras.
Por otra parte, bueno es destacarlo, la mayoría de los autores,
participantes en el Seminario de la Educación en Derechos Humanos:
Por una Cultura de Paz en América Latina, desarrollado en Caracas,
en el mes de octubre del año 2001, coinciden en la consideración de
un Eje Recreativo para el desarrollo de la educación en torno a los
Derechos Humanos, para darle sustentabilidad en los diferentes con-
textos socioculturales. Este eje se orienta a la necesidad de abrir espacios
diversos para el desarrollo de actividades comunitarias, especialmente
en lo lúdico y el aprovechamiento del tiempo libre. Es importante,
para el desarrollo de estas actividades, implementar procesos de iden-
tificación y promoción de animadores socioculturales con capacidades
y habilidades sociales para motivar a las comunidades. La manifestación
de variadas expresiones recreativas deberían constituirse como un ele-
mento significativo del espacio local y de la vida misma en los colec-
tivos socioculturales.
El sentido lúdico forma parte de la vida y no podemos desconec-
tarlo del quehacer cotidiano, de los procesos festivos, de las experiencias
artísticas, de los procesos creativos individuales y colectivos. Como
se ha dicho en otros momentos del trabajo, la experiencia lúdica es
una fiesta, una celebración, un espacio para el encuentro, y este encuen-
tro puede comenzar por un primer nivel de comunicación, el intraper-
sonal, el del encuentro con nosotros mismos, que nos conecta con
el asombro, con el descubrimiento, que nos permite el desarrollo de
161
la imaginación, de la fantasía. Y este encuentro se multiplica, se irradia
en cada momento que un grupo de individualidades se reúne en pro-
cesos socioculturales, no sólo en experiencias de juego y recreativas
en sí mismas; la experiencia lúdica, invita al encuentro en experiencias
artísticas, en procesos creativos que constituyen la expresión no sólo
de las individualidades sino de procesos comunitarios que dan lugar
a un conjunto de manifestaciones, donde se expresan creencias, costum-
bres, tradiciones, pero también se incorporan nuevos aspectos que
constituyen aportes de los signos culturales de cada momento histórico
y cultural, en un proceso dinámico de continua transformación.
Por ello es importante la promoción de estos encuentros lúdicos
y artísticos. Si partimos de la convicción y de la certeza de que la Cul-
tura y la Educación para la Paz se integran en un enfoque positivo
para dar sentido a la vida, estamos hablando entonces de caminos
hacia la convivencia, hacia la interacción pacífica y respetuosa, hacia
la comprensión del otro; estamos hablando de la diversidad cultural;
estamos hablando de tolerancia y equidad. Todos estos valores pueden
ser profundizados a través de la experiencia lúdica tanto en la vida
de niños, niñas y adolescentes como en la vida de los adultos, en pro-
cesos personales y comunitarios.
En este sentido, quiero destacar nuevamente la experiencia lati-
noamericana descrita en el Capítulo III, el Proyecto «Una Ludoteca
para ti» y que constituye un aspecto medular en este trabajo, por la
importancia de las Ludotecas comunitarias y por sus aportes a la pro-
moción de la cultura de la paz y en donde la animación que se brinda,
valoriza el juego como tal, sin distinción de edad.
La dimensión cultural del juego se integra y forma un todo con
su dimensión lúdica y social.
Por otra parte, el juego y la fiesta son a menudo los únicos
instrumentos para asegurar la transmisión oral de los valores culturales
de las comunidades carenciadas. Estas manifestaciones como lo hemos
visto en el Capítulo III, atraen hacia la Ludoteca a adultos que, de
otra manera, no la frecuentarían. Atraen a todo el vecindario, e incluso
162
los que aparentemente son más indiferentes o más reticentes, se dejan
atrapar, al menos como espectadores, por la música y el baile.
Las consignas que el niño debe respetar para lograr un buen funciona-
miento de su Ludoteca de barrio son factores que ayudan a aprender reglas
de vida. Como por ejemplo, los juguetes de la Ludoteca son considerados
como bienes colectivos y cada uno debe velar por conservar este bien en
buen estado. Saber elegir un juego, saber usarlo, ponerlo de nuevo en su
lugar, saber esperar su turno; reconocer el espacio reservado para cada tipo
de actividad, conservar en orden los espacios de juego, son acciones y acti-
tudes que desarrollan un medio propicio al aprendizaje de las reglas de
vida en grupo (1996: 29).
163
en la realidad y en el mundo de la fantasía. Hemos corroborado que
el juego en su más amplia dimensión constituye una necesidad y un
derecho de todos los seres humanos, y por supuesto, muy especialmente,
de todos los niños y las niñas del mundo. La Asociación Internacional
por el Derecho del Niño a Jugar (IPA), en su Declaración por el Dere-
cho del Niño a Jugar (1977), expresa que los niños son las bases del
futuro del mundo:
…Los niños han jugado a través de todos los tiempos y en todas las
culturas. El juego junto con los requerimientos básicos de nutrición, salud,
vivienda y educación, es vital para el desarrollo del potencial de todos los
niños.
El juego es instintivo, voluntario y espontáneo. El juego ayuda al desarrollo
físico, mental, social y emocional del niño.
El juego es una manera de vivir, no un mero pasatiempo (IPA, 1996: 13).
164
Izquierdo (1999), esta hora es de exigencias. Y los adultos podemos
esperar para seguir siendo adultos, pero los niños no pueden esperar
para seguir siendo niños y los adultos, en los actuales momentos, tene-
mos la urgente necesidad de recuperar los tesoros de nuestra infancia;
nos urge recuperar la alegría, el ingenio, la risa, el ensueño, el acertijo,
la poesía.
165
populares y tradicionales de la región. Y de pronto, en el avión en
medio de mi propia alienación, y de un enorme cansancio, tomé con-
ciencia de un hermoso obsequio de los estudiantes al culminar la ase-
soría. Un personaje risueño y galopante se apoderó de mi ser:
166
en alternativas para la promoción de la cultura de la paz en nuestro
país; lineamientos donde podamos crear espacios para mirarnos nueva-
mente a los ojos, donde podamos recuperar la sonrisa, promover la
justicia social, recuperar la alegría, «disfrutarnos» en una sana conviven-
cia. Por eso digo… Querida Paz, te regalo una Ludoteca...
167
168
Capítulo V
La Ludoteca Comunitaria
Una alternativa para la promoción de la paz
169
comenzamos a recorrer el camino de nuestra verdadera realización. Es
como si en ese mismo instante, cuando empieza a acompañarnos esta
sonrisa, nos subiéramos en un tren, con destino a lo que algunos pueden
denominar realización personal y otros llaman plenitud del ser; otros,
sencillamente, lo identifican como éxito. Esta realización, esta plenitud
del ser, este camino hacia el éxito, están muy vinculados con una ade-
cuada relación entre el mundo de la realidad y el mundo del ensueño,
y de la fantasía. El primero nos proporciona hechos concretos, tangibles.
Es producto de la participación del ser humano en un contexto espe-
cífico, respondiendo a necesidades determinadas; el segundo, es el mun-
do que nos permite ponernos en contacto con otros aspectos vinculados
con nuestra esencia, con el despertar y el desarrollo de nuestra creativi-
dad. Es allí, donde nos encontramos con la plácida experiencia de
la imaginación, con el entorno reflexivo y con la fantasía. Nos acercamos
entonces al mundo creativo, al mundo de las artes, de las palabras,
de la música, de la literatura, de los juegos y de los juguetes. Es aquí
donde entramos en el universo de las cosmogonías, del origen de las
cosas. Es entonces cuando fusionamos en un solo bloque de signifi-
cación la fantasía y la realidad, fusión donde nos reencontramos con
nuestro propio ser y donde nos vinculamos, especialmente, con la expe-
riencia lúdica, donde logramos ser quienes somos realmente, en esencia
y a plenitud, tal como en su momento, afirmara Schiller: «Queda bien
entendido que el hombre sólo juega en cuanto es plenamente tal, y
sólo es hombre completo cuando juega» (Schiller, 1970:325).
Ahora bien, detenernos en la experiencia lúdica bajo una perspec-
tiva basada en el desarrollo del ser, tomar en cuenta la vivencia del juego,
como un factor significativo para el crecimiento personal me lleva a
otras consideraciones importantes, a la luz de la presentación de unos
lineamientos para la creación de una Ludoteca comunitaria como alter-
nativa para la promoción de Paz, y pensar en una propuesta como ésta,
me conduce a tomar en cuenta una experiencia para la integración
comunitaria, para el desarrollo no sólo personal sino para la animación
sociocultural y el desarrollo de valores como la solidaridad, la justicia,
la equidad, la comunicación e integración, la convivencia, la alegría,
entre otros.
170
Valorar y promover la Paz, no significa solamente crear programas
y proyectos para contrarrestar la violencia y la guerra; significa funda-
mentalmente creer que la construcción de la Paz se inicia en procesos
de evolución interior, en el desarrollo espiritual y emocional de cada
ser humano; pero este proceso, aunque en principio sea individual, no
se da de manera aislada; es necesario un proceso paralelo en el desarrollo
de una sociedad justa, libre y solidaria, haciendo hincapié en los derechos
humanos, respetando las diferencias, apoyando la promoción y defensa
de los derechos de niñas y niños, así como los derechos de la mujer
y de los adultos mayores.
Consciente de la estrecha relación existente entre vida, experiencia
lúdica y el desarrollo integral del ser humano. Con la certeza y con
la claridad de la importancia del mundo lúdico en la vida de todo
hombre y de toda mujer, como expresión de su legítima esencia, como
evidencia de una de las expresiones más significativas donde nos encon-
tramos con nosotros mismos. Convencida de la importancia del juego,
del mundo de la fantasía, de la ensoñación, como aspectos que tras-
cienden nuestro ser, que nos dan una ubicación en el mundo, propor-
cionándonos una experiencia «única» en el transcurrir de nuestros días
y con la claridad absoluta, sobre el significado de la experiencia lúdica,
como parte de una verdadera opción por la paz, quisiera presentar
estos lineamientos generales para una propuesta que considero de vital
importancia en el contexto educativo y cultural actual, donde observo
que en la mayoría de las ocasiones, se profundiza en los procesos y
en el desarrollo de la personalidad del ser humano, pero realmente,
pocos son los esfuerzos que realizamos por profundizar en la esencia
del mismo; esencia que encontramos en la infancia, en el niño, en su
capacidad de asombro, en su pureza, en su espontaneidad, y que subya-
cen en la vida del ser humano adulto.
Por último y recordando las palabras iniciales de esta reflexión,
sólo las personas que han jugado, que han disfrutado de la esencia
de la experiencia lúdica, son capaces de sonreír plenamente; sólo ellas
alcanzan y conocen el verdadero sentido del éxito en la vida, y en con-
secuencia, contribuyen a la promoción de una cultura de paz, aunque
171
en esta última vayan implícitos otros aspectos, como la justicia social,
la libertad y la solidaridad, entre otros.
172
de enfrentar la realidad, para un oficio intelectual, para una labor cientí-
fica o tecnológica, y el docente, como el artista debe trabajar para rea-
lizar una labor profundamente hermosa, cultivando seres humanos
sensibles, creativos y participativos.
Considerando este orden de ideas y tomando en cuenta, la nece-
sidad de crear y desarrollar proyectos que respondan a las necesidades
actuales de nuestro país, caracterizado, entre otras cosas, por: una
terrible polarización política y social; el incremento de los niveles de
violencia de nuestra población infantil y juvenil, menos favorecida
social y económicamente; el crecimiento progresivo de la intolerancia,
las escasas opciones recreativas y culturales que permitan el desarrollo
sano e integral de la comunidad, concibo la Ludoteca comunitaria
como un instrumento que permita en la práctica la conformación de
un espacio para la interacción entre la escuela y la comunidad, y que
a su vez promueva el desarrollo de actividades en el proceso de ense-
ñanza-aprendizaje, y la realización de actividades y encuentros entre
la comunidad local y la escuela. Todo ello, entendiendo que la Ludoteca
abrirá espacio para la convivencia, la recreación y la promoción de
la cultura de la paz.
…La inmensidad es, podría decirse, una categoría filosófica del ensueño.
Sin duda, el ensueño se nutre de diversos espectáculos, pero por una especie
de inclinación innata contempla la grandeza, la contemplación de la gran-
deza determina una actitud tan especial, un estado de alma tan particular,
que el ensueño pone al soñador fuera del mundo próximo, ante un mundo
que lleva el signo de un infinito… (1987:55)
173
En esta inmensidad íntima nos encontramos como personas;
nos valoramos como seres humanos; redimensionamos nuestro ser,
nuestra visión del mundo; redimensionamos nuestra concepción del
tiempo y del espacio en el quehacer cotidiano. Esta inmensidad íntima
que nos centra en nuestra experiencia interior y nos permite valorar-
nos, nos pone en contacto con el otro, nos lleva a valorar las semejan-
zas y a comprender las diferencias.
Esto es lo que deseo propiciar con la creación de la Ludoteca, la
que concibo como una experiencia para la vida. Esto implica que en
ella jugarán papeles importantes, diferentes factores; partiendo de la im-
portancia de la sonrisa como expresión lúdica; pasando por la fantasía,
el mundo de la imaginación y del ensueño, como aspectos significativos
en el desarrollo de hombres y mujeres, en la esencia del ser humano
y profundamente vinculados al juego y al mundo del juguete, del juguete
que creamos deteniéndonos en la importancia del juego en la experiencia
educativa, y sociocultural; haciendo hincapié en la necesidad del desarrollo
de procesos interactivos que nos lleven a combinar y a sumar individua-
lidades que pueden integrarse en acciones para una verdadera transfor-
mación de la realidad, llevándonos a una experiencia de animación y
de integración sociocultural.
En cualquier contexto donde actuemos, donde pretendamos
realizar una labor de transformación, no podremos convencer a nadie
si no estamos convencidos, y estoy convencida de la importancia de
la experiencia lúdica, de su trascendencia en la vida del ser humano.
174
Esencia y transcendencia
del ser humano
Desarrollo integral
Ser
Crecimiento espiritual
en el Desarrollo espiritual
asignaturas
Contenidos en
Conocer de las áreas
en el Experiencias
La Ludoteca
comunitaria
promoción
de la paz
desarrollo
del currículo
en el estrategias
Hacer pedagógicas
actitudes
del docente
en la
Convivencia
proyecto pedagógico plantel
en el
175
individuos involucrados en ella: niños y niñas, maestros y maestras,
grupos y trabajadores culturales, distintos actores y participantes de
la comunidad, crezcan como personas; desarrollen su sensibilidad, su
creatividad, su gusto estético, su amor por la naturaleza, por el juego
interactivo, por la solidaridad, por las cosas más sencillas, por las dife-
rentes expresiones de la cultura. Todo ello se logra a través del juego;
pero del juego como una experiencia vivencial, no como un recurso
para el aprendizaje, o como una técnica instruccional solamente. Me
preocupa sensibilizar, propiciar experiencias afectivas, comunicativas,
creativas, de evolución del ser, del mundo interior. No obstante, quiero
dejar claro que no sólo me interesa el proceso de enseñanza-aprendizaje
en el contexto de la educación formal y de manera más concreta, el
proceso de enseñanza-aprendizaje en el aula; ciertamente, hay que apro-
vechar el tiempo de paso por las aulas para crecer por dentro; pero
me motiva de manera especial el proceso de crecimiento en la vida
y esto me lleva a combinar las alternativas que nos ofrecen tanto los
contextos de la educación formal, así como los de la educación informal,
donde la animación sociocultural tiene un papel significativo.
Considero la creación de la Ludoteca como una alternativa para
desarrollar actividades y experiencias vivenciales que nos permitan pro-
fundizar las relaciones entre la comunidad y la escuela, a través de la
presencia del juego en la vida cotidiana y en todo el quehacer de niños
y niñas, adolescentes, hombres y mujeres.
Al considerar la experiencia de la Ludoteca como una experiencia
de animación sociocultural, estoy partiendo, del sentido original;
Animación:
176
como un actuar desde y en la realidad, poniendo en relación a las
personas con su entorno, con sus posibilidades, con su quehacer.
En este sentido, las Ludotecas y muy especialmente las Ludotecas
comunitarias responden a ese actuar «desde y en la realidad; tal como
lo reflejan las experiencias desarrolladas en algunos países de Europa
y de América Latina, como las que se describen en el Proyecto «Una
Ludoteca para ti» (1996).
En la Ludoteca, el espacio y el tiempo adquieren otra dimensión,
pues de la misma manera que el niño se asombra y descubre nuevas
cosas en su mundo de juguetes; el adulto también puede encontrarse
con el mundo de sus ensueños, de sus juegos y de su propia infancia,
al mismo tiempo que puede convertirse en un animador en la realiza-
ción de diversas actividades lúdicas. En la Ludoteca, el más preciado
tesoro lo constituye no solamente el juguete, a él se suman los niños
y las niñas, los adolescentes y adultos quienes se integran en procesos
de participación interactiva para jugar en libertad, para dar sentido
a la vida y fortalecer las relaciones entre las instituciones educativas,
culturales y la comunidad.
Autores como Trilla (1993), Badesa (1995), Ander Egg (1983;
2000), A. Martín (1988), sintetizan la experiencia y la caracterización
de la animación sociocultural en tres tendencias fundamentales: 1) Co-
mo un recurso técnico para la concientización y para entrar en comu-
nicación y resolver problemas; 2) Como un método de integración
y participación, cuya función principal se orienta hacia la adaptación
a las nuevas formas de la vida social; 3) Como una práctica social
basada en una pedagogía participativa. En resumen, la animación socio-
cultural es una de las metodologías de intervención social y en ella
caben perfectamente el quehacer y las funciones que se desarrollan
en las Ludotecas, particularmente, en las Ludotecas comunitarias.
177
La Ludoteca Comunitaria en el ámbito de la animación sociocultural
1 2 3
178
La Ludoteca será, finalmente, una propuesta alternativa para invo-
lucrar de manera directa e interactiva a los docentes, a los alumnos y
a la comunidad educativa y del entorno de la Escuela. La Ludoteca se
convertirá en un espacio para el desarrollo de personas exitosas, que
se acepten a sí mismas y que lo logren a través de sus propios encuentros
en experiencias lúdicas, a partir de una vivencia distinta del juego; del
juego no para aprender solamente, sino del juego para crecer interna-
mente. Propongo una Ludoteca, no plena de juguetes educativos, sino
llena de imaginación, de fantasía, de «juguetes-instrumentos» que nos
permitan crear y construir una nueva sociedad, a partir de una experiencia
distinta, concibiendo la escuela como centro comunitario, y concibiendo,
la Ludoteca como una experiencia y como un espacio itinerante en los
distintos procesos a desarrollarse tanto en la vida escolar como en su
entorno, donde a través de la animación cultural, se puedan generar
procesos para una verdadera promoción de la paz, a partir de actividades
que propicien la alegría, la equidad, la solidaridad, la participación ar-
mónica y entusiasta de niños, jóvenes y adultos.
Propongo la creación de Ludotecas comunitarias para promover
la Paz Positiva: no para contrarrestar la guerra, sino más bien para
construir y humanizar el espacio y el tiempo de los venezolanos y vene-
zolanas, tanto en las ciudades como en las pequeñas poblaciones de
las provincias; una Ludoteca para promover la defensa de los derechos
humanos y construir una sociedad más justa, más sana y ¿por qué
no?, más feliz… Es hora de asumir la felicidad como objetivo, no sólo
como objetivo personal, sino también como un objetivo social. Por
ello y para ello, he considerado la elaboración de estos lineamientos
generales para la creación de Ludotecas comunitarias como alternativa
para la promoción de la paz.
179
Quiero presentar una propuesta donde la Ludoteca puede ser algo
más que un espacio dotado de juegos y juguetes para el uso libre de
niños y jóvenes. Partiré de una definición más amplia de la Ludoteca,
la cual concibo como un espacio para:
180
• Incremento de la autoestima de los usuarios, a partir de los
procesos comunicacionales establecidos y los logros alcanzados
en la realización de las actividades lúdicas.
• Transferencia de contenidos educativos hacia los usuarios es-
colarizados y no escolarizados.
• Transferencia de contenidos y experiencias comunitarias hacia
las actividades docentes.
• Creación, fortalecimiento y desarrollo de los Proyectos Pedagó-
gicos de Aula de Plantel.
181
cultural, recreativo, o en cualquier otro espacio comunitario, la Ludo-
teca puede y debe ser un espacio itinerante, aun, teniendo ese espacio
físico adecuado, pues la Ludoteca debe ser un espacio para la creatividad,
para la experiencia lúdica y la interacción social. Podemos profundizar
en la convivencia en la medida en que ampliemos nuestra participación.
Ésta es una opción interesante, que nos permitiría ir creando espacios
para la experiencia lúdica y para la «Ludoteca itinerante», que no tiene
que estar necesariamente plena de juguetes. Esta Ludoteca itinerante,
en principio debe estar constituida por personas que crean y valoren
la experiencia lúdica. Una Ludoteca itinerante puede ser una sesión
de narración oral y una colección de cuentos, una selección de poemas,
un grupo de cuentacuentos.
Esta Ludoteca itinerante puede ser una actitud festiva, una visión
del mundo, centrada en la creatividad, la alegría y la participación, puede
estar presente de igual forma en los espacios comunitarios, como en
el salón de clases, como a la hora del recreo, o en las casas de cultura,
en los museos y en los parques, en las plazas o en el centro comunitario,
con juguetes o sin juguetes.
Concibo la Ludoteca itinerante como una actitud ante la vida,
como una experiencia lúdica que trasciende el tiempo y el espacio,
más que un espacio de/con juguetes que pueda trasladarse de un lugar
a otro. Considero que la experiencia de la Ludoteca itinerante debe
ser el punto de partida para la creación de las Ludotecas comunitarias
que nos lleven progresivamente a crear espacios para la convivencia
y la promoción de la paz.
182
• A través de la organización de la comunidad para hacer de ésta
un espacio propio, contando con la participación de los adultos
mayores para el rescate de expresiones y juegos populares y
tradicionales.
• Realización de actividades vinculadas con el desarrollo cultural
socio recreativo, con la participación de niñas, niños, adoles-
centes y adultos.
• Con la participación de niños y niñas, en la acción contralora
de la actividad ludotecaria; se afianzará el sentido de pertenen-
cia, el respeto por los bienes compartidos, la responsabilidad
e integración comunitaria.
• Talleres de sensibilización sobre la experiencia lúdica.
• Experiencias y talleres vinculados con diferentes tipos de juegos
y juguetes.
• Organización de grupos de cuentacuentos.
• Creación de juegos e intercambios para la promoción de la Cul-
tura de la Paz, propiciando la participación de las comunidades.
• Formación de los ludotecarios en los diferentes ámbitos de la
comunidad, con la inclusión del ámbito escolar, las instituciones
culturales y recreativas.
• Desarrollo de encuentros y fiestas comunitarias con la parti-
cipación de la escuela y la comunidad.
• Realización de festivales de teatro, títeres, marionetas.
183
o bien, porque sea promovida por educadores o líderes e integrantes
de la comunidad. Sea cual sea el camino a seguir, siempre ha de ser
una alternativa para fortalecer las relaciones entre la escuela y la comu-
nidad, partiendo de la función integradora de la experiencia lúdica,
de la función social del juego y de su presencia en el entorno pedagógico.
La Ludoteca puede reunir a un conjunto de actores de la realidad
educativa y sociocultural: docentes; alumnos y alumnas; líderes comu-
nitarios, grupos culturales y deportivos organizados, niños, niñas, ado-
lescentes, adultos y personas de la tercera edad y en consecuencia, la
Ludoteca puede responder a un conjunto de inquietudes y necesida-
des sociales que a su vez pueden convertirse en necesidades de investi-
gación a ser desarrolladas, para profundizar, de esta forma, en diferentes
temas y variados aspectos de la realidad educativa, de la vida cotidiana
y del amplio universo sociocultural de las comunidades, abordando
aspectos como:
184
PARA UN ACERCAMIENTO AL MUNDO LÚDICO
DESDE LA EXPERIENCIA PERSONAL Y COMUNITARIA
En la Educación Formal:
– En el contexto institucional: En la educación preescolar. En
la escuela básica, en la Primera y Segunda Etapa de la Educación Básica.
– En los procesos de enseñanza-aprendizaje en el aula: En el
desarrollo de las diferentes estrategias metodológicas; en las actividades
y con los recursos instruccionales utilizados. En los Proyectos Peda-
gógicos de Aula.
– En la participación de los docentes: Incorporación de la experien-
cia lúdica en los procesos de trabajo en el aula y fuera de ella. Rela-
ciones de comunicación de interacción establecida en estos procesos.
– Con la participación de los alumnos: En las diferentes maneras
de incorporarse a las actividades tanto académicas como lúdicas;
185
procesos de comunicación que establece, recursos que utiliza: partici-
pación creativa.
– En el tiempo y el espacio de recreo: Participación de niñas y
niños en la experiencia lúdica; tipos de juegos que desarrollan niños
y niñas; tipos de juguete que utilizan; áreas físicas de preferencia para
realizar los juegos; uso y sentido del tiempo y del espacio lúdico; jue-
gos en solitario y juegos en grupo; juegos cooperativos; juegos y juguetes
tradicionales.
– Participación de los docentes en las actividades del recreo:
Integración a las actividades realizadas por niños y niñas: observación
de las mismas, o creación de alternativas lúdicas para la participación
en el tiempo de recreo.
186
Declaración y Programa de sección social una cultura de paz, 6 de
octubre de 1999).
– El considerar la creación de las Ludotecas comunitarias como
una alternativa para la promoción de la paz, ya nos ubica en el marco
de estas medidas y de esta Resolución. No obstante, es a partir de la
concepción de la Ludoteca y de las actividades a desarrollarse en ella,
que trabajaremos realmente en función de la promoción de la cultura
de la paz y voy un poco más lejos, no es sólo a partir del desarrollo de
las actividades, es necesario una actitud ante la vida, una disposición,
una convicción en torno a la trascendencia de la experiencia lúdica, en
torno a la importancia del juego como espacio para la convivencia.
Por ello, dentro de las etapas a desarrollar para la creación de la Ludoteca
comunitaria, se considera altamente significativa la etapa de sensibi-
lización y motivación, donde se desarrollarán talleres y otras actividades
con maestras y maestros, con promotores, integrantes y líderes de la
comunidad, para profundizar en la filosofía de esta Propuesta.
– No podemos obviar que el mundo entero, que América Latina,
que Venezuela en particular, sufre grandes heridas, que el concepto y
la palabra «paz» nos suenan vacíos, frente a tanta agresión, intolerancia
y deshumanización. Sin embargo, nuestra misión como educadores y
educadoras y como animadores culturales, es darle sentido a la Propuesta
escrita de las Naciones Unidas; debemos trabajar por darle un verdadero
sentido creativo a la promoción de la cultura de la paz.
– Otro aspecto importante a ser considerado en la creación de
las Ludotecas, en el marco del Decenio Internacional de una Cultura
de Paz y No Violencia para los Niños del Mundo, es precisamente,
la promoción y divulgación de los Derechos de las Niñas y los Niños,
«La Convención de los Derechos del Niño fue ratificada por Venezuela
en agosto de 1990, por ello se hace necesario que en cada casa, escuela,
barrio, ciudad de nuestro país, toda la gente se sume a este gran movi-
miento destinado a mejorar la vida de los niños, niñas y jóvenes»
(Montero, 2000: 7).
Partiendo de la base que sustenta toda consideración sobre la
valoración de niñas y niños, como personas, como sujetos de derecho.
187
«No son objeto de caridad, atención y afecto. Ellos y ellas son sujetos
en desarrollo, que tienen ideas propias, necesidades específicas y pueden
expresar sus puntos de vista sobre la realidad y generar sus propias
formas de organización» (ob. cit, pág. 9); tomando en cuenta ese sublime
Derecho a la Participación de niños y niñas, la Ludoteca ha de conver-
tirse en un espacio para jugar, conocer y promover sus derechos, con
el apoyo de los adultos educadores, promotores culturales e integrantes
de la comunidad.
La Ludoteca comunitaria ha de ser un espacio para la promoción
de los derechos humanos de los niños y niñas, de jóvenes, de mujeres
y hombres, un espacio para la creatividad, la alegría, la interacción social,
para la justicia y la solidaridad, en fin, para una convivencia sana y
en paz.
188
un centro recreativo, una institución universitaria, entre otras, no perde-
rá de vista que la comunidad debe formar parte de este proceso crea-
tivo de la Ludoteca.
En este sentido se ha considerado importante hacer hincapié en
dos premisas significativas, en primer lugar: esta selección deberá aten-
der a las necesidades de los sectores de menores recursos socioeconó-
micos y con menores posibilidades de acceso a alternativas culturales
y sociorrecreativas y, en segundo lugar: esta selección debe hacerse a
partir de un conjunto de actividades de sensibilización que motiven e
incorporen progresivamente a la comunidad beneficiaria de la Ludoteca.
3. En la Ludoteca que contará con el apoyo de una institución
coordinadora y/o asesora, podrán intervenir, a corto plazo, empresas
privadas que serán invitadas a participar como amigos financistas de
esta propuesta, donde la comunidad cumpla un rol protagónico.
189
y sus tradiciones; tomando de ellos, insumos para la realización de acti-
vidades en la Ludoteca y en la escuela.
Con la Escuela: Vinculada directamente con el personal docente
y con los alumnos y alumnas, intercambiando información, proyec-
tando actividades relacionadas con los requerimientos del aula y fuera
de ella, las cuales pueden ser aplicadas en la Ludoteca, como aporte
para sus usuarios.
Con el Consejo Comunal: Es un órgano de consulta hacia los
sectores que intervienen en la Ludoteca. Esto permitirá observar y aten-
der necesidades y problemas de los participantes, relacionados con la
Ludoteca y a la vez será una instancia que permitirá la interacción
entre los representantes de los diferentes sectores de la comunidad
que intervienen en la Ludoteca. Estará constituido por representantes
de la escuela, asociación de vecinos comerciantes, amas de casa, jóvenes
y líderes de la comunidad y todos aquellos voluntarios que manifiesten
interés y participación.
ETAPAS DE DESARROLLO
190
– Reuniones explicativas
– Conformación de equipos de trabajo
– Selección y ubicación del local
– Exposición de juguetes
– Talleres sobre juguetes
– Demarcación de juegos en espacios de la escuela y/o centro
cultural
– Talleres de sensibilización dirigidos a los docentes y/o anima-
dores culturales y a los participantes de la comunidad local.
– Actividades de narración oral
– Trabajos de organización del Servicio Ludotecario
– Solicitud de donaciones
191
– Desarrollo de experiencias lúdicas en espacios de la escuela y/
o institución cultural
192
solamente a ella. La Evaluación se realizará de manera progre-
siva, desde el inicio de la experiencia en la Ludoteca.
– Los criterios de la Evaluación serán creados, tomando en cuenta
las características, exigencias, productos y metas planteadas y
con la participación de todos los involucrados en el proceso.
193
espaciales, vinculadas con el entorno donde es creada la Ludoteca
y particularmente con las características y necesidades de sus
usuarios.
– Pero sí es bueno contar con un espacio propicio para la Ludo-
teca, donde puedan desarrollarse variados tipos de actividades.
Es importante saber aprovechar todos los recursos espaciales que
se tienen a disposición; crear una especie de escenografía que permita,
propicie y sirva de ambiente a las actividades lúdicas.
También habrán de tomarse en cuenta la instalación técnica,
la iluminación, el mobiliario, la ventilación, el suelo, las propias
barreras físicas y la rapidez de limpieza y ordenación de cada
sector.
Aunque lo más importante será, sin duda, lograr una buena
separación de las áreas de juego, que distribuya sin interferencias
los espacios, los juguetes, las actividades y los usuarios mismos
durante la sesión. Esta distribución habrá de ser flexible y rever-
sible, con el fin de que los niños puedan transformar su espa-
cio de juego siempre que lo deseen. Según un estudio realizado
por Smith Connolly en 1985, existen dos grandes tipos de
espacios: los amplios y diáfanos que sugieren un tipo de acti-
vidad más horizontal dinámica –carreras–, y los espacios re-
ducidos, cuya actividad predominante es vertical y sedentaria
–estar sentado, deslizarse–
– Para algunos autores (Peñalba, 2000) el espacio de la Ludoteca
debería contar por lo menos con unos 150 m2, para la distribu-
ción de diferentes áreas:
194
• Mesas y sillas para juegos estáticos, construcciones y talleres
de manualidades; aconsejable que se encuentren cerca de
lavamanos fuentes de agua.
Esto sería ideal, pero no olvidemos que el espacio físico no
es lo más importante en la creación de las Ludotecas comuni-
tarias. Recordemos también lo que planteábamos al principio,
sobre la concepción de la Ludoteca como espacio itinerante
en el ámbito comunitario y considero firmemente, que es a
partir de allí y con esta experiencia, donde se debe iniciar el
proceso para la creación de las Ludotecas comunitarias.
195
su proceso de integración social; desarrollan su creatividad, res-
ponden a sus necesidades.
En este sentido, se pueden considerar juguetes y materiales lú-
dicos los siguientes:
3. Acompañamiento de Especialistas
En una Ludoteca comunitaria, como la que se pretende crear, es
importante no sólo la participación y el apoyo del personal ludote-
cario que sería, en todo caso, el especializado en materia de funciones
de animación de la Ludoteca, especialización que puede adquirirse
196
progresivamente, sobre la materia, en el proceso de creación, implan-
tación y desarrollo de las actividades en la Ludoteca; esto, indepen-
dientemente de que el ludotecario en algunos países, como Francia,
por ejemplo, el ludotecario es un profesional, formado para tal
fin. Sin embargo, además del o los ludotecarios, es importante
la incorporación de educadores, psicopedagogos, animadores cul-
turales, sociólogos que puedan acompañar y enriquecer los proce-
sos que se desarrollan en la comunidad, en los contextos educativos
formales y no formales.
Esta incorporación y acompañamiento requieren de un compro-
miso y una actitud crítica y reflexiva sobre a la experiencia.
197
• La experiencia educativa y la animación del tiempo libre.
• La planificación de actividades y su desarrollo en la Ludoteca.
• La función administrativa en torno al préstamo de juguetes
y creación de espacios lúdicos.
• Procesos de mantenimiento de las instalaciones y los recursos.
• Experiencias de investigación sobre diferentes aspectos de la
experiencia lúdica; participación de niños y niñas en eventos
lúdicos; tipos de juegos y juguetes; tecnologías de información
y comunicación, entre otros.
• Promoción y divulgación de los procesos y experiencias desa-
rrolladas en la Ludoteca.
198
sos necesarios para su implantación debe ser considerado por
la institución y/o comunidad que asuma el Proyecto, sin perder
de vista las características de la propuesta, como experiencia
comunitaria, donde deben generarse procesos de autogestión;
pero al mismo tiempo, sin dejar de considerar que son nece-
sarios unos recursos financieros básicos para llevar a cabo la
Propuesta que debe contar con un presupuesto para atender
necesidades como: pago de personal; equipos, materiales y su-
ministros necesarios para el funcionamiento de la Ludoteca,
juegos y juguetes, etc.
– Se propone trabajar en función de la búsqueda de financistas
del proyecto o Amigos de la Ludoteca.
– Se propone la creación de actividades (cursos, talleres, otras)
que nazcan y se promuevan de iniciativas de la comunidad, para
la autogestión del proyecto. Esto no sólo generará ingresos para
el funcionamiento sino que constituirá un aporte significativo
en la creación y producción de insumos, para el funcionamiento
de la Ludoteca.
199
INVENTARIO DE ACTIVIDADES
200
desarrollo de experiencias realizadas tanto en el ámbito de la educación
formal como en experiencias recreativas y de animación sociocultural
en la educación informal.
Estas actividades se han organizado por áreas. Muchas de ellas son
sencillamente enunciadas y justificadas, partiendo de la base de unos
lineamientos generales que, a la hora de implantar la Ludoteca podrán
seleccionarse y/o ampliarse para la ejecución de cada uno de sus pasos
en los diversos ámbitos donde funcione la Ludoteca, sin olvidar que
la Ludoteca puede ser un espacio itinerante.
Otras actividades son descritas más ampliamente, pensando en
la posibilidad de aplicarlas en diferentes ámbitos socioculturales, recrea-
tivos y educativos, y para presentar algunas experiencias que puedan
servir como ejemplos a desarrollar en la Ludoteca, que permitan a su
vez, construir las bases para crear y recrear nuevas actividades.
201
LAS FUENTES UTILIZADAS FUERON LAS SIGUIENTES
202
Un decálogo para la Ludoteca
203
7. La Ludoteca debe propiciar verdaderos aprendizajes significativos,
donde la fantasía, la creatividad y la libertad sean las bases fun-
damentales.
8. La cooperación y la solidaridad deben ser las fuentes primordiales
para interrelacionar el trabajo a realizarse entre la escuela y la
comunidad.
9. Las actividades en la Ludoteca deben formar parte de la rutina coti-
diana de la escuela y de la vida comunitaria; no deben ser conside-
radas sólo como actividades especiales en situaciones eventuales.
10. La Ludoteca, la imaginación, el conocimiento y la creatividad
interactiva deben conducir a realizar una verdadera experiencia
de animación socio-cultural en el contexto de la escuela y de la
comunidad, un contexto que debemos llenar de vida verdadera,
creando de esta forma, experiencia para una cultura de sana con-
vivencia y de promoción de la Paz.
204
¡Juguetes del Mundo, llegó la hora de unirse! Salgamos
de los límites de las estanterías. Quitemos los cristales de
las jugueterías y vayamos más allá, donde no llegan los
ecos de los videos y de los CD de las computadoras; Lle-
nemos los cielos de Sarajevo, de Irak, con cometas de colores
que sonrojen y pudran de envidia a las bombas de vuelo
rutinario…
¡Juguetes de Venezuela! Corramos tras la cola del papagayo
de los sueños. Bailemos al son de la zaranda y del gurrufío.
¡Vamos! Rescatemos la alegría y la paz para las niñas y
los niños venezolanos. Llenemos el cielo de Venezuela, de
globos y burbujas de colores. Galopemos por sus caminos
en caballitos de San Juan y no permitamos que nos roben
la sonrisa! Vamos. Es Hora de Jugar!
205
Jugando juntos construimos la paz
206
Mi cuerpo y yo
207
Mi cuerpo es capaz de…
208
Siluetas de aprecio
Consiste en: Dibujar la propia silueta para luego ser valorada positi-
vamente.
Edad: A partir de 6 años.
Materiales: Papelógrafo, ,lápices para dibujar.
Desarrollo: Los/as participantes forman parejas.
Uno/a de los/as niños/as se acuesta sobre el papelógrafo,
del tamaño de su cuerpo, y el/la otro/a dibuja la silueta
de su compañero/a sobre el papel.
Una vez terminadas, se recortan y se pintan, colocándose
en la pared para que sean rellenadas con frases positivas
por las demás personas del grupo.
Evaluación: Tomamos conciencia de nuestro cuerpo y de las habili-
dades que los demás ven en nosotros/as. Preguntamos
si coincide lo que los demás nos dicen con lo que noso-
tros/as pensamos acerca nuestro.
209
Saludo con mi cuerpo
210
Fábrica de juguetes
211
Mi árbol
212
Juegos de resolución de conflictos
213
El pasillo
Consiste en: Cruzar un pasillo al mismo tiempo sin que nadie se caiga
o salga del borde.
Edad: A partir de los 8 años.
Materiales: Tiza o cualquier material para delimitar el pasillo.
Desarrollo: En el centro de la sala se dibuja con tiza o se señala un
pasillo imaginario de 25 cm. de ancho y 3 mts. de largo
aproximadamente.
El grupo de participantes se divide en igual número y
se ubican a cada lado del pasillo mirando de frente.
En un momento dado, los dos grupos tienen que cruzar
el pasillo hasta el lado contrario al mismo tiempo sin que
nadie se caiga o se salga del borde.
La actividad se evalúa y se repite hasta que se hayan en-
contrado distintas posibles soluciones a la misma.
Evaluación: Conversamos sobre las distintas alternativas de solución
que surgieron a lo largo del juego, valorando el aporte
de cada uno/a.
214
Títeres
215
Solución imaginaria
216
Telaraña
217
Las abejitas
218
El tornado
219
Actividades en el área de comunicación
Fuente: Zerpa I, 1995-1999
ACTIVIDADES
220
JUSTIFICACIÓN
221
Actividades lúdicas y de esparcimiento
Fuente: Zerpa I. 1995-1999
ACTIVIDADES
– Juegos de ingenio
– Juegos populares
– Juegos de mesa
– Juegos dramáticos
– Juegos ecológicos
– Excursiones
– Visitas a Parques Nacionales
– Competencias en juegos populares
– Visitas a museos e intercambio sobre las experiencias vividas
– Representaciones artísticas por parte de los niños, niñas y
jóvenes
– Dramatizaciones Espontáneas.
– Juegos Dramáticos
– Fiestas: celebración de cumpleaños, aniversarios, celebraciones
especiales, entre otras.
– Juegos cooperativos
– Entrevistas o encuentros con personajes del mundo juvenil, des-
tacados en el campo de la cultura, la recreación, el deporte, etc.
– Encuentro con ese personaje importante a partir de la lectura
del periódico, revistas, cuentos u otros textos literarios, a partir
de los cuales se pueda establecer un intercambio comuni-
cacional.
– Sesiones de «Adivine el personaje»
– Sesiones de Narración de Cuentos
– Diversiones al aire libre
– Sesiones de Teatro
222
JUSTIFICACIÓN
223
Actividades en el área de folklore
Fuente: Zerpa I. 1993-1995
ACTIVIDADES
224
– Danzas de San Benito, el Sebucán, comparsas Orientales, etc.
– Actividades orientadas hacia el conocimiento y valoración de
diferentes expresiones populares tradicionales.
– Actividades para la Ejecución de Instrumentos Populares.
– Talleres de cuatro.
– Talleres para el conocimiento y ejecución de instrumentos po-
pulares, propios de cada localidad.
– Talleres para el conocimiento y ejecución de instrumentos de
comunidades indígenas.
JUSTIFICACIÓN
225
Algunas actividades de acercamiento al mundo
de la Comunicación Audiovisual
Fuente: Zerpa I., 1994
ACTIVIDADES
• Organización de Cine-Clubes
– Investigación sobre películas, alusivas a temáticas sobre vincu-
ladas con la promoción de la cultura de la paz.
– Resolución de conflictos
226
JUSTIFICACIÓN
227
Actividades en la Ludoteca-biblioteca
Fuente: Zerpa I. 1995-2000
ACTIVIDADES
228
JUSTIFICACIÓN
229
Actividades en el área de la literatura
de la creación literaria
Zerpa, I. 1995, 2000)
ACTIVIDADES
230
JUSTIFICACIÓN
231
Algunas actividades de creación
en las Artes Plásticas
ACTIVIDADES
JUSTIFICACIÓN
232
Actividades de Promoción y Difusión
ACTIVIDADES
233
JUSTIFICACIÓN
234
Estrategias y actividades para el ámbito escolar
235
– Conozcamos nuestras expresiones culturales y tradicionales.
Valoremos las diferencias de la diversidad sociocultural.
– La comunicación «sostiene y anima la vida». Cómo nos comu-
nicamos en nuestro contexto, en el día a día. ¿Sabemos escuchar
al otro?. ¿Hacemos el esfuerzo por entenderlo? ¿Nos damos
a entender? Importancia de la comunicación interactiva.
– El conflicto y la mediación en la vida cotidiana
– La mediación en la vida escolar.
– La creatividad y la experiencia lúdica, caminos para construir
la paz.
– La comunicación y la educación popular.
– Violencia, autoestima, desarrollo y resolución de conflictos.
– Qué es el tiempo libre y cómo convertirlo en un Tiempo y
en un espacio para construir la paz.
– La conservación del ambiente; la contemplación y valoración
de la naturaleza, como caminos para lograr la armonía interior.
– Otros temas vinculados con el desarrollo del ser humano y
la experiencia de formación.
236
cipación de los alumnos y alumnas, su creatividad y sus intereses. Estas
actividades en principio se realizan individualmente y progresivamente
se intercambian los textos, se comentan, se comparten inquietudes,
se corrigen en forma conjunta. Se desarrollan trabajos en grupo para
exponer y dramatizar situaciones sobre las temáticas escogidas y los
textos producidos.
237
artística, la Cultura de la Paz, la defensa de los derechos humanos,
la alegría de vivir, la equidad y la justicia social.
238
vinculadas con el tiempo de recreo y el uso del «tiempo libre
en la escuela». Éstas facilitan y enriquecen el trabajo en grupos,
promueven el desarrollo de valores relacionados con la
participación, la animación de procesos socioculturales, con
la solidaridad, con la diversión amena y productiva, la
realización personal, la amistad, la disminución de tensiones,
la contemplación y el disfrute de la naturaleza, el descanso.
239
Talleres dirigidos a los docentes
Isabel Zerpa A. (1995)
240
la autenticidad, la honestidad, entre otros valores; expresar
auténticamente sus sentimientos, a través de la narración y
dramatización de cuentos; superar el temor escénico en
experiencias como exposiciones orales, dirección de reuniones,
clases magistrales, entre otras. Leer cuentos en voz alta y narrarlos
con miras a abordar contenidos específicos en diferentes áreas
temáticas de la experiencia curricular. En consecuencia, este taller
podría fortalecer la experiencia de enseñanza-aprendizaje y
favorecería otras estrategias para la promoción de la Cultura de
la Paz.
241
de la recreación, la fantasía y el juguete en sí mismo. También
se persigue proporcionar a los docentes las estrategias necesarias
para generar procesos de participación comunitaria de autogestión
para la creación de la Ludoteca, con la participación de niños,
niñas y adultos.
242
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243
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Una Alternativa de Extensión Universitaria en la UCV. Hablemos de una
Propuesta. Ponencia presentada en el II Congreso Venezolano de Extensión
Universitaria. Caracas. UCV. Coordinación Central de Extensión.
244
Conclusiones
245
para la participación, para la Animación Sociocultural. Están
presentes tanto en el campo educativo como en diversos con-
textos sociorrecreativos institucionales y comunitarios.
2. En cuanto a los orígenes e historia de las Ludotecas, el mundo
del asombro y la experiencia del descubrimiento han poblado
esta investigación, pues se ha descubierto un rico e interesante
universo de Ludotecas en diferentes latitudes del mundo, acom-
pañado por una diversidad significativa en donde podemos con-
tar, además de las Ludotecas escolares; también con las
hospitalarias, Ludotecas de investigación, Ludotecas terapéuti-
cas y por supuesto, con las Ludotecas comunitarias, entre otras.
Ha resultado interesante ubicar no sólo los orígenes de las Ludo-
tecas en términos generales, más interesante quizás ha resultado
el conocer los inicios de esta experiencia, como ocurrió en No-
nantola, una pequeña población de Italia, donde, así, como
en otros contextos, la Ludoteca nace de espaldas a la escuela
y con la participación de los artistas, de los animadores socio-
culturales y de algunos maestros y maestras, pero fuera del con-
texto escolar. Esto llamó mi atención de forma particular y
me mueve en estas consideraciones finales, más que a concluir,
a hacerme algunas preguntas: ¿Será que en la educación formal,
la experiencia lúdica siempre ha estado relegada?, ¿será que en
los viejos y en los nuevos tiempos, los educadores y educadoras
hemos sido personas muy serias y muy comprometidas, tan
comprometidas que nos olvidamos de atender nuestro propio
ser y en nuestro propio ser, no hemos profundizado en la
experiencia lúdica…
Sin embargo y en medio de esta paradoja, resulta maravilloso
el mundo descubierto en torno a las Ludotecas y las diferentes
funciones que ellas cumplen; pero también resulta preocupante
el poco conocimiento que en nuestro país se tiene sobre ellas,
aunque en la actualidad se inicie el desarrollo de un programa
de Ludotecas escolares, promovido por el Ministerio de Edu-
cación y Deportes.
246
3. En cuanto a las experiencias de las Ludotecas comunitarias, de-
sarrolladas a través del Proyecto «UNA LUDOTECA PARA
TI», que constituye un eje fundamental en este trabajo, se ha
podido determinar la importancia de la participación de la co-
munidad en los procesos de creación y desarrollo de las Ludote-
cas en las diferentes localidades donde se llevó a cabo el proyecto;
incluyendo en esta participación no sólo a niños, niñas, adoles-
centes y adultos que promueven y diseñan actividades, sino tam-
bién, y esto resulta relevante la incorporación de abuelos y abuelas
en actividades que fortalecen la cultura de la comunidad.
Por otra parte, se pudo evidenciar en estas experiencias que
las Ludotecas se convierten en una innovación pedagógica que
propicia la formación de los educadores y personas de la
comunidad, profesionales o no, en materia sociorrecreativa.
Y lo que es más relevante en el entorno de «UNA LUDOTECA
PARA TI», es su contribución a la promoción de la paz, a partir
de los procesos de integración de los participantes y de su bús-
queda en la construcción de una cultura centrada en el respeto
y la valoración de la vida.
4. En cuanto al estudio de la Paz y su conceptualización «Paz
Negativa» y «Paz Positiva», se considera interesante este estudio
y se valoran los descubrimientos y los conocimientos encontra-
dos en torno a ella; pero se concluye en que la «Paz es la Paz»
y no podemos hablar de ella, si no hay justicia social, sin equi-
dad, sin libertad, sin respeto, sin tolerancia. La Paz se construye
día a día en los contextos inmediatos y desde una participación
respetuosa y solidaria de los ciudadanos y ciudadanas de cada
país, a partir de una pedagogía esperanzadora y positiva, con
miras a la búsqueda de mejorar la calidad de vida de las perso-
nas, en fin, con el objetivo de contribuir a la felicidad de los
seres humanos. Y todo esto aunque parezca utópico y poético,
puede lograrse; pero requiere además de poesía, de un trabajo
continuo y sostenido, sobre todo en el ámbito educativo y en
todos los niveles.
247
5. En cuanto a la relación existente entre la experiencia lúdica y
la promoción de la paz ¿cómo podemos imaginar siquiera la cons-
trucción de una cultura de la paz, sin la presencia de la experiencia
lúdica?… Pero de una experiencia lúdica que convoque más
que a la competencia a la cooperación, a la solidaridad, a la
alegría, a la risa, a la convivencia. En este sentido y con el objeti-
vo de mejorar la calidad de vida, la Educación para la Paz debe
promover los derechos humanos y, particularmente, el derecho
de todos los niños y niñas a jugar y a recrearse.
6. El último objetivo de esta investigación estuvo centrado en
la creación de unos lineamientos para una Ludoteca comunitaria
para la promoción de la paz, y en este sentido es importante
destacar varias consideraciones:
248
he insistido también a lo largo de esta experiencia en la promo-
ción de una cultura de la paz, basada en una pedagogía de la
esperanza, poco podemos hacer en nuestros países latinoame-
ricanos, muy poco podemos hacer en Venezuela si no nos plan-
teamos seria y serenamente alternativas para reconstruir la
convivencia, para el respeto y la tolerancia. Por ello pienso que
sea cual sea la propuesta que se pretenda desarrollar para la
Promoción de una Cultura de la Paz, debe partir de un proceso
de interiorización y de verdadera reconciliación de los seres
humanos inmersos en cada proceso, en cada experiencia y como
lo afirma el decir popular «el papel lo aguanta todo»; pero son
las acciones las que inciden en el desarrollo humano y en este
orden de ideas, todavía es mucho el trabajo sostenido que tene-
mos que realizar en nuestro país para construir esa cultura de
la paz en positivo, donde tenemos que asumir, en principio
una posición crítica y de análisis de nuestra realidad y en medio
de ello, buscar alternativas para rescatar la alegría, para curar
las heridas que nos hemos hecho todos los venezolanos, sin
distinción política y social; todos queriendo, o sin querer, hemos
puesto nuestro granito de arena en este proceso de intolerancia
que nos envuelve.
– Tomando en cuenta las consideraciones previas, estos lineamien-
tos de la Ludoteca Comunitaria, como alternativa para la promo-
ción de la paz, pueden y deben ser ajustados en cada contexto,
atendiendo a sus necesidades específicas; tomando en cuenta
las relaciones entre la escuela y la comunidad, las necesidades
sociorrecreativas, la presencia y/o ausencia de las nuevas tecno-
logías de información y comunicación, la disponibilidad de
recursos económicos, o la carencia de los mismos y los procesos
a ser desarrollados para la consecución de los mismos, entre
otros factores.
– Por otra parte y finalmente, quiero recalcar el significado y la
importancia de la Ludoteca itinerante, que puede ser el punto
de partida para las Ludotecas comunitarias.
249
250
Recomendaciones
251
la importancia de la experiencia sociorrecreativa en el desarrollo
integral de las personas.
3. Desarrollar Seminarios y Talleres vinculados con la promoción
de la Paz y con el estudio y diferenciación de Paz Negativa y
Paz Positiva, para construir alternativas y programas en base
a un proceso de reflexión crítica en torno a la teoría y la práctica,
vinculadas con la cultura de la Paz.
4. Crear una materia electiva en el Plan de Estudios de la Escuela
de Educación para el estudio de las Ludotecas, cuyo producto
final sea la creación de Ludotecas en espacios educativos y cul-
turales vinculados o no directamente con la universidad, para
desarrollar programas de extensión y de promoción social.
5. Y finalmente, más que una recomendación, me siento obligada
a hacer un llamado a mantenernos «vivos», en un proceso de
reflexión crítica, en una actitud respetuosa y tolerante. En esta
situación de tensiones políticas y de desencuentros que vivimos
en el país, es urgente abrir espacios para la convivencia, sobre
todo porque el tiempo pasa y es difícil curar las heridas; pero
por encima de todas las cosas y parafraseando al maestro y poeta
Carlos Izquierdo, los adultos seguimos viviendo muchas cosas
y podemos esperar; pero los niños no pueden esperar para seguir
siendo niños. La hora es de extremadas urgencias. Por ello de-
bemos tratar de recuperar la alegría, dejar volar la imaginación,
debemos soñar, pero también debemos trabajar, educar respon-
sablemente y en este mundo de contradicciones, de asombros
y descubrimientos, debemos ¡Jugar!, ¡Juguemos y Construya-
mos la Paz!
252
Bibliografía
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258
Índice general
Agradecimiento ................................................................................................... 9
Fe de Vida ......................................................................................................... 11
Introducción ..................................................................................................... 13
CAPÍTULO I
AUSENCIAS Y PRESENCIAS ¿EN NUESTRO LÚDICO UNIVERSO?
HE AQUÍ EL PROBLEMA
CAPÍTULO II
ENTRE HISTORIAS Y JUEGOS: LAS LUDOTECAS
Génesis de una aventura o los orígenes de un término: ...................................... 33
Deshojando la margarita: ¿Qué es una Ludoteca? .............................................. 38
¿La conocemos o no la conocemos? ¿Mucho, poquito o nada? ........................... 36
Una Ludoteca para el mundo: Las Ludotecas en diversas latitudes geográficas ... 39
Diferentes, Lúdicas y Creativas ......................................................................... 41
Tipos de Ludotecas ........................................................................................... 45
Un quehacer con Sentido: Las funciones de la Ludoteca ................................... 47
Las Funciones desde el punto de vista de la organización de las Ludotecas ........ 53
Espacios, duendes y otras ánimas festivas que dan vida a la Ludoteca ................ 53
Condiciones o Requerimientos a ser considerados en el espacio de las ludotecas ... 56
Espacios Exteriores de Juego ............................................................................. 57
259
Entre Duendes: Los juguetes y otros objetos lúdicos ......................................... 60
Criterios para la Selección de Juguetes ............................................................... 61
Criterios de inclusión ........................................................................................ 62
Criterio creativo o pedagógico ........................................................................... 62
Criterio recreativo ............................................................................................. 63
Criterio de solidez ............................................................................................. 63
Criterio práctico ............................................................................................... 63
Criterios de Exclusión ....................................................................................... 64
El sentido común .............................................................................................. 64
La ética ............................................................................................................. 64
Criterios de Clasificación de juguetes ................................................................ 65
Los usuarios y/o jugadores: Duendes en búsqueda de un quehacer .................... 66
Los Ludotecarios: Ánimas festivas que dan vida a las Ludotecas ........................ 67
Funciones del Ludotecario ................................................................................ 68
Niveles de profesionalización del Ludotecario ................................................... 68
Funciones de organización ................................................................................ 69
Funciones educativas ......................................................................................... 69
Funciones de animación .................................................................................... 69
Funciones de información ................................................................................. 69
CAPÍTULO III
AMÉRICA LATINA: CRÍTICA, LÚDICA Y ANIMOSA
Las Ludotecas NAVES ...................................................................................... 72
Una Ludoteca para ti: Un modelo a seguir ........................................................ 73
Las Ludotecas comunitarias: Un proyecto para América Latina ......................... 76
La ludoteca comunitaria Eva Balke: el punto de partida de «Una Ludoteca
para ti» ........................................................................................................ 77
Uma brinquedoteca para vocé ........................................................................... 78
El fin es el principio ........................................................................................ 103
Y en Venezuela… ¿qué tenemos? ..................................................................... 108
Venezuela y un Mundo de Ludotecas por venir ............................................... 113
CAPÍTULO IV
JUGUEMOS Y CONSTRUYAMOS LA PAZ
Algunas inquietudes en ¿El Otoño de un Sueño? ............................................. 117
He aquí, el Juego del Juego ............................................................................. 120
La Teoría Teleológica o del Ejercicio Preparatorio ............................................ 120
260
La Teoría Fisiológica o del Exceso de Energía .................................................. 121
La Teoría Psicológica o de la Relajación ........................................................... 121
La Teoría de la Recapitulación ......................................................................... 121
La Teoría de la Autoexpresión ......................................................................... 122
La Teoría Antropológica-Culturalista .............................................................. 122
Sobre el juego y sus posibilidades educativas ................................................... 129
Y la paz navega en medio de dos aguas en un barco de papel ........................... 137
CAPÍTULO V
LA LUDOTECA COMUNITARIA
Una alternativa para la promoción de la paz .................................................... 169
Argumentos que sustentan la propuesta .......................................................... 169
La Ludoteca Comunitaria en el ámbito de la animación sociocultural ............. 178
Cómo se concibe la Ludoteca .......................................................................... 179
Una propuesta para fortalecer las relaciones entre la escuela y la comunidad .... 183
Para un acercamiento al mundo lúdico desde la experiencia personal
y comunitaria ............................................................................................ 185
Algunos aspectos de organización .................................................................... 188
Etapas de desarrollo ........................................................................................ 190
Aspectos Básicos para el funcionamiento de la Ludoteca Comunitaria ............ 193
Sobre los recursos ............................................................................................ 198
Inventario de actividades ................................................................................. 200
Algunas actividades de acercamiento al mundo de la Comunicación
Audiovisual ............................................................................................... 226
Actividades en el área de la literatura de la creación literaria ............................ 230
Algunas actividades de creación en las Artes Plásticas ...................................... 232
Actividades de Promoción y Difusión ............................................................. 233
Estrategias y actividades para el ámbito escolar ................................................ 235
Estrategias sugeridas en el contexto de la promoción de la cultura
de la paz en el entorno escolar ................................................................... 235
Estrategias para la realización del ser: Para profundizar en el conocer
y en el hacer, con miras a una convivencia sana, justa y armoniosa ............ 235
Actividades para el desarrollo de la comunicación interactiva, el disfrute
de diferentes expresiones artísticas y la valoración de la creatividad
individual y grupal en los procesos de enseñanza aprendizaje en el aula. .... 236
Otras Actividades para la Experiencia Lúdica y la Promoción de la Paz
en el Ámbito Escolar ................................................................................. 238
Talleres dirigidos a los docentes ....................................................................... 240
261
Bibliografía recomendada ................................................................................ 243
262
ESTE LIBRO SE IMPRIMIÓ DURANTE
EL MES DE MARZO DEL AÑO DOS MIL
OCHO, EN LOS TALLERES TIPOGRÁFICOS
DE MIGUEL ÁNGEL GARCÍA E HIJO EN LA
CIUDAD DE CARACAS, PARA LA FACULTAD
DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN
DE LA UNIVERSIDAD CENTRAL
DE VENEZUELA
263