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PROYECTO DE COMUNICACIÓN

La Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe vería con agrado que el


Poder Ejecutivo Provincial, por intermedio del organismo que corresponda,
solicite al Poder Ejecutivo Nacional que, en el marco del Decreto PEN N°
103/2017 que creó la “Comisión para la Reforma del Código Penal de la
Nación”, el anteproyecto de ley de reforma del Código Penal de la Nación
que eventualmente remita al Congreso de la Nación contemple la
despenalización del cultivo - personal, colectivo y solidario -, la tenencia y
demás conductas relacionadas a la planta de Cannabis para uso
exclusivamente medicinal, realizadas por pacientes y sus familiares y
cultivadores/as solidarios/as para uso de los/as primeros/as; con la
finalidad de garantizar el derecho a la salud y a una vida digna de los/as
pacientes usuarios/as de derivados del Cannabis.

Permisos correspondientes para que la Provincia de Santa Fe, mediante el


organismo que corresponda, pueda cultivar legalmente Cannabis con fines
medicinales

convenio con el INTA destinado a realizar estudios, en el marco de la Ley


Nacional
cultivos experimentales para extraer aceites

Autoridades del Gobierno de la Provincia de Santa Fe,


están gestionando (buscan obtener) la autorización, y están esperando los
permisos necesarios para importar las semillas que posibiliten dicho cultivo.
Se firmó un convenio con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria
(INTA)
en este sentido, la Provincia se apresta a firmar un convenio con el INTA,
que colaboraría en el control de la producción.
espera la autorización para cultivar la planta de Cannabis con fines
medicinales, el primer paso para las investigaciones científicas que
sustentarán la producción pública de medicamentos a base de dicha planta
y sus derivados

La Provincia de Santa Fe inició una serie de gestiones y trámites para lograr


las autorizaciones correspondientes, pero son complejas .
En el proyecto de siembra debe estar involucrado el Ministerio de Seguridad
de la Nación, por lo cuál éste debe monitorear el proceso y vigilar el predio
donde se realice la siembra

Santa Fe tiene ventajas estratégicas que la posicionan muy bien para la


investigación y producción de cannabis medicinal. Primero, tenemos la Ley
provincial Nº 13.602 que le da un marco legal a todas las acciones en
este terreno; después, tenemos producción propia de medicamentos a
través Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF); y en tercer lugar,
contamos con un sistema científico consolidado de varios equipos que
desde hace cinco años vienen trabajando en el tema”.

la decisión de avanzar en la investigación y producción de medicamentos


cannábicos se funda “en una cuestión de salud pública”: “En Santa Fe
no estamos pensando en vender ni comercializar aceite de cannabis, sino
proveer a las familias a través de la producción propia y de los efectores
públicos”, afirmó.

Por último, la funcionaria también aclaró que “los únicos organismos que
están autorizados por la Ley N° 27.350 para cultivar cannabis son el Inta y el
Conicet, ya que se hace con fines científicos, no solamente sanitarios”.
https://www.airedesantafe.com.ar/noticias-regionales-santa-fe/la-
provincia-espera-los-permisos-para-cultivar-cannabis-destinado-a-fines-
medicinales/

https://www.clarin.com/sociedad/plantea-reforma-codigo-penal-
despenalizacion-tenencia-drogas_0_srAiFjopW.html?fbclid=IwAR0s-
OHwhtde1aVNCB1hNOY1o3vY4dticzGMyBHCuMI6yUPZ5MIEXesoePU

FUNDAMENTOS

Señor presidente:
El presente proyecto tiene por objeto abordar una
problemática que en los últimos años ha tomado transcendencia pública en
la Argentina: la situación de las personas que sufren alguna patología y que
recurren a un tratamiento con derivados de la planta de Cannabis a los
cuales acceden por vías hoy ilegales en nuestro país.

Ley Nacional y reglamentaciones.

Ley provincial y reglamentaciones.

Autorizaciones ya otorgadas, entonces discriminación.


Mediante Decreto N° 103/2017, el Poder Ejecutivo
Nacional (en adelante PEN) creó la “Comisión para la Reforma del Código
Penal de la Nación”, que tiene a su cargo la elevación al PEN de un
anteproyecto de ley de reforma y actualización integral del Código Penal de
la Nación (Art. 1°), y remarcó que “… resulta imprescindible que la
normativa punitiva nacional sea adecuada a los compromisos asumidos en
el plano internacional, en particular en lo atinente a la vigencia de la
protección de los derechos humanos y la persecución del terrorismo, del
narcotráfico y la corrupción.” (Considerandos); norma que pone de
manifiesto la explícita intención del PEN de modificar la normativa penal
nacional.
Al respecto, cabe resaltar que toda legislación en materia
penal sustancial (es decir, no procesal) es competencia del Estado Federal,
a través del Congreso de la Nación (Constitución Nacional, Art. 75, apartado
12).
En la actualidad, en base a estudios científicos realizados
a nivel global, recomendaciones de médicos y testimonios de usuarios/as,
son mundialmente conocidos los beneficios terapéuticos de la planta de
Cannabis en la salud de las personas y que las afecciones susceptibles de
ser tratadas con sus derivados son múltiples, resultando en una mejora de
la calidad de vida de quien los utiliza.
En dicho contexto, en la Argentina muchas personas
utilizan derivados del Cannabis para hacer frente a las enfermedades que
afectan su salud, y se presenta hoy una realidad que ya no puede ser
soslayada: el acceso al Cannabis para fines medicinales por parte de
pacientes, sus familiares y allegados - para ayuda de los primeros - por vías
ilegales según el ordenamiento jurídico penal argentino (siembra, cultivo,
entre otras conductas). En los últimos años, por ejemplo, se han hecho
públicos casos de personas que cultivan Cannabis con fines medicinales
para uso propio o de un familiar o allegado, luego de comprobar los efectos
benéficos de esa medicina en su salud.
En el marco de esa realidad social, se registran
innumerables casos en que dichas personas sufrieron allanamientos,
detenciones, decomisos de las plantas y demás derivados medicinales del
Cannabis (como aceites, etc.), y procesos penales en su contra, incluso con
privación de la libertad preventiva. De todos esas situaciones -
absolutamente irracionales en tanto reacciones del Estado ante conductas
que tienen por único fin mejorar la salud de personas que sufren alguna
patología -, los decomisos mencionados resultan inhumanos, ya que, al
despojar a los usuarios de derivados del Cannabis de su medicina, la
interrupción del tratamiento genera el empeoramiento de su salud, que se
logró mejorar y estabilizar luego de mucho tiempo.
En relación al régimen jurídico argentino vigente en
la materia, resulta necesario destacar lo siguiente.
En primer lugar, la Ley Nacional N° 27.350 de
“Investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis
y sus derivados” y sus normas complementarias 1, resultado de una
exigencia de la sociedad civil que planteó a los poderes públicos nacionales
la necesidad de una regulación específica e integral sobre el acceso al
Cannabis con fines terapéuticos, desatendió las principales demandas de las
personas y organizaciones impulsoras, entre ellas la necesidad del acceso al
Cannabis en su estado vegetal mediante el autocultivo personal, el cultivo
colectivo y el cultivo solidario, con fines exclusivamente medicinales.
Dicho régimen normativo, estrictamente en cuanto a su
contribución en lo inmediato a las demandas en materia de salud de la
población - y dejando de lado diversos aspectos problemáticos y deficitarios
en relación al funcionamiento del sistema regulado por aquel -, restringe la
importación de productos derivados del Cannabis únicamente para casos de
epilepsia refractaria, y bajo determinadas condiciones2.

1 El Decreto reglamentario 738/2017 del PEN, la Resolución 1537-E/2017 del Ministerio de


Salud de la Nación y la Resolución 258/2018 del Ministerio de Seguridad de la Nación.
2 Véase Ley Nacional N° 27.350, Art. 7°; y Resolución 1537-E/2017 del Ministerio de Salud
de la Nación, Anexo I, apartado 1.
En este marco, además, multiplicidad de testimonios (de
pacientes, médicos y otros especialista en la materia) han dado cuenta de la
existencia de casos de usuarios - incluso pacientes con epilepsia refractaria
- que no obtienen resultados satisfactorios en su salud mediante el uso de
derivados del Cannabis industriales, estandarizados. En estos casos se
registran beneficios en la salud a través de diferentes variantes, a su vez
diversas en cada caso particular: estos pacientes necesitan utilizar la
sustancia en estado vegetal o natural, de una o mezclas de la gran cantidad
de variedades de la planta de Cannabis existentes; requieren la rotación de
las cepas, la utilización de variaciones en la técnica de administración
(aceite, crema, tintura, vapor, etc.); etc. Es decir, el tratamiento con
derivados del Cannabis constituye para muchos/as pacientes un proceso de
ajuste u optimización específico para obtener beneficios en su salud,
resultante de la experimentación, según las necesidades terapéuticas
individuales de cada uno/a. En ese sentido, los derivados del Cannabis
importados actualmente por el Estado Nacional no pueden abarcar las
diversas demandas de los distintos pacientes, por no ser útiles para todas
las patologías tratables con Cannabis.
En este contexto, las personas que no encuentran
beneficios en su salud con los derivados de Cannabis de origen farmacéutico
y aquellas que padecen patologías diferentes a la epilepsia refractaria y
buscan mejorar su salud y calidad de vida mediante derivados del Cannabis,
tienen como única alternativa en la actualidad su siembra y cultivo (entre
otras conductas). Sin embargo, aún luego del debate a nivel nacional y
aprobación de la Ley 27.350, dichas conductas son consideradas ilegales
por las leyes penales argentinas vigentes.
En este sentido, y en segundo lugar, la Ley Nacional N°
23.737 y sus normas complementarias, que establecen el régimen penal en
relación a los estupefacientes, establece penas absolutamente
desproporcionadas e inhumanas sobre diversas conductas relacionadas al
Cannabis, sólo por el hecho de necesitar o elegir acceder a dicha planta en
su estado natural o a sus derivados con fines terapéuticos. Ésto puede
observarse analizando las penas a las cuales están expuestas las personas
que llevan adelante dichas conductas.
Supongamos el caso de una madre que siembre y/o
cultive Cannabis para el tratamiento de su hijo (ejemplo del cual han
trascendido públicamente muchos casos en todo el país). Sobre dicha
conducta cabe la aplicación de una pena de cuatro a quince años de prisión 3
- máximo legal establecido para el delito de violación, por ejemplo -, o de
un mes a dos años de prisión si es que el juez interviniente interpreta que
dicha conducta tiene como fin obtener Cannabis para consumo personal 4. La
mismas escalas penales corresponden por el sólo hecho de guardar semillas
de Cannabis.
Siguiendo con el mismo ejemplo, en el caso de que esa
madre deba trasladar dicha sustancia al lugar donde su hijo la precise, la
pena por tenencia simple va de uno a seis años de prisión 5, o de un mes a
dos años de prisión en el caso de que se pueda comprobar que dicha
tenencia es para uso personal6. Las mismas escalas penales caben para
quien tiene en su poder un pequeño frasco con aceite de Cannabis.
A su vez, si dicha madre decide juntarse con otras dos o
más personas - madres, usuarios, etc. - para el desarrollo de un cultivo
colectivo, a fin de abaratar costos, compartir conocimientos sobre el cultivo,
repartir responsabilidades en el desarrollo del mismo, o cualquier otra razón
para desarrollar esta tarea de forma comunitaria, si el destinatario del
Cannabis es su hijo le correspondería la pena de seis a veinte años de
prisión7. Y a la persona titular del inmueble en donde se lleven adelante
dicha conductas, le correspondería una pena de tres a doce años de
prisión8.

3 Véase Ley 23.737, Art. 5°, inc. a).


4 Véase Ley 23.737, Art. 5°, anteúltimo párrafo.
5 Véase Ley 23.737, Art. 14, primer párrafo.
6 Véase Ley 23.737, Art. 14, segundo párrafo.
7 Véase Ley 23.737, Art. 11, inc. c).
8 Véase Ley 23.737, Art. 10.
En el caso del cultivo solidario de Cannabis, realizado por
personas que cultivan y destinan parte o la totalidad de su cosecha a otras
personas, o para elaborar derivados de dicha planta (por ej. aceites) que
también destinan a otras personas, aunque ello sea con fines medicinales y
a título gratuito, a quienes realizan dichas conductas les correspondería la
pena de tres a doce años de prisión9 .
En el caso de que se realicen talleres de extracción de
aceites, por ejemplo, actividad habitual brindada al público por
agrupaciones que promueven el uso medicinal del Cannabis, que enseñan a
pacientes o sus familiares a cultivar y extraer sus propias sustancias
derivadas de dicha planta, a quienes realicen tal conducta les
10
correspondería la pena de dos a seis años de prisión , y/o la pena de dos a
ocho años de prisión11.
Si se decide tener acompañamiento médico y el/la
profesional prescribiera la utilización de Cannabis, el/la mismo/a podría ser
reprimido/a con una pena de dos a seis años de prisión si no pudiera
demostrar que dicha prescripción se encuentra dentro de los casos que
indica la terapéutica12. Si bien este ejemplo no está relacionado
directamente a las conductas de siembra, cultivo, etc. de Cannabis,
demuestra la irracionalidad de la legislación en la materia desde una
perspectiva de los derechos humanos, más precisamente el derecho a la
salud.
Todas los ejemplos mencionados están relacionados a
conductas que son cotidianas en pacientes, familiares, cultivadores/ras y
médicos/as vinculados al uso del Cannabis con fines terapéuticos.
Reseñado el marco social y jurídico de la problemática,
cabe señalar que el elemento novedoso que se presenta actualmente en el
caso del Cannabis en tanto estupefaciente es su uso medicinal. Por lo cual

9 Véase Ley 23.737, Art. 5°, inc. e), segunda parte.


10 Véase Ley 23.737, Art. 12.
11 Véase Ley 23.737, Art. 28.
12 Véase Ley 23.737, Art. 9.
debe entrar en consideración necesariamente el derecho a la salud de las
personas.
El régimen penal de estupefacientes vigente en la
Argentina, por lo antes mencionado, lesiona este derecho humano
fundamental, reconocido por nuestra Constitución Nacional y por numerosos
Tratados de DDHH con jerarquía constitucional en nuestro sistema jurídico
nacional.
El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales (PIDESC) contiene la normativa más exhaustiva del derecho
internacional de los derechos humanos sobre el derecho a la salud. En él los
Estados Partes reconocen “el derecho de toda persona al disfrute del más
alto nivel posible de salud física y mental” (Art. 12, apartado 1).
Complementariamente, el Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, órgano de la ONU que supervisa la
aplicación del PIDESC por sus Estados Parte, reconocido por nuestra Corte
Suprema de Justicia de la Nación (en adelante CSJN) como “… el intérprete
autorizado del Pacto […]”, por lo cual su “… interpretación debe ser tenida
en cuenta ya que comprende las “condiciones de vigencia” de este
instrumento […] en los términos del art. 75, inc. 22, de la Constitución
Nacional …”13, en su Observación General N° 14, apartado 33, expresó que
“(a)l igual que todos los derechos humanos, el derecho a la salud impone
tres tipos o niveles de obligaciones a los Estados Partes: la obligación de
respetar, proteger y cumplir. A su vez, la obligación de cumplir comprende
la obligación de facilitar, proporcionar y promover […]” y “[…] requiere que
los Estados adopten medidas apropiadas de carácter legislativo,
administrativo, presupuestario, judicial o de otra índole para dar plena
efectividad al derecho a la salud.”. Normativa que establece con claridad las
obligaciones del Estado Argentino en materia de derecho a la salud.
Adicionalmente, el derecho del paciente de elegir el
tratamiento para sus afecciones, si bien surge de la más elemental lógica
en un sentido humanitario, no es de hecho garantizado por el Estado. Cabe

13 En “Q. C., S. Y. c/ Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires s/ amparo”.


como ejemplo recordar los limitados alcances en relación a las patologías
incluidas para tener acceso al derecho al tratamiento con Cannabis
medicinal establecido por la Ley Nacional N° 27.350 y sus normas
complementarias.
En términos jurídicos, este derecho encuentra claro
reconocimiento en diversas normativas de nuestro ordenamiento jurídico
nacional. Cabe mencionar, a modo ejemplificativo - pero más que
suficientes -, la normativa mencionada que reconoce el derecho humano a
la salud, el Artículo 19 de la Constitución Nacional que reconoce el derecho
a la autodeterminación individual mientras no se provoquen daños a
terceros, y la Ley Nacional N° 26.529, Art. 2°, inc. e).
En el mismo sentido, la CSJN sucesivamente ha
reconocido el derecho de toda persona a elegir su tratamiento o no tratarse,
vinculándolo con los derechos a la vida, la libertad, la privacidad y la
autodeterminación individual (fallo “Albarracini” del año 2012, por ejemplo).
Desde el año 2015 - y con mayor potencia desde la
sanción de la Ley 27.350 - se han sucedido diversos casos judiciales en
los cuales se plantearon y plantean como pretensiones la
autorización para cultivar Cannabis al usuario o sus familiares con
fines exclusivamente medicinales. En las resoluciones de los mismos se
remarca el elemento novedoso antes mencionado, la finalidad medicinal de
un estupefaciente en el tratamiento de patologías, en estos casos el
Cannabis.
El primer antecedente lo constituye el caso “Cibotti”, en el
cual el juez de la causa afirmó que la conducta consistente en el autocultivo
de Cannabis se encuentra dentro del “… ámbito de la privacidad de las
personas y de la posibilidad de decidir respecto del propio plan de vida, con
la condición de que no se encuentren afectados derechos de terceros …”, y
“… dentro de aquellas que la Constitución ha querido dotar de las máximas
protecciones y garantías.”14

14 “CIBOTTI, A.R. c/ G.C.B.A. s/AMPARO (ART. 14 CCABA)”. (Expediente N° 44899/0 –


JUZGADO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO Y TRIBUTARIO N° 13 DE C.A.B.A. –
13/08/2015).
Otros casos de relevancia y con resolución favorable a
dicha pretensión, lo constituyen “B. B. c/ ESTADO NACIONAL s/ AMPARO
LEY 16.986” (Expediente N° 21814/2017 – JUZGADO FEDERAL DE SALTA
N° 1 – 02/03/2018); “NAVARRO, JULIA MACARENA Y OTRO c/ESTADO
NACIONAL s/AMPARO LEY 16.986” (Expediente N° 16005/2018 – FISCALIA
FEDERAL DE VIEDMA – 10/05/2018); y “PRIETO, CARINA SOLEDAD Y
OTROS c/ ESTADO NACIONAL s/AMPARO LEY 16.986” (Expediente N°
54057/2018 – JUZGADO FEDERAL DE ROSARIO N° 2 – 20/09/2018).
Estrecha relación a la materia del presente proyecto tiene
la problemática de la tenencia de estupefacientes (en general, no sólo
el Cannabis) para consumo personal (no sólo medicinal), delito
tipificado actualmente por el segundo párrafo del Art. 14 de la Ley Nacional
N° 23.73715, que la CSJN ha declarado inconstitucional, primero en el caso
“Bazterrica” (1986) y luego en “Arriola” (2009), que representa la opinión
actual de la Corte. El argumento central de dichos pronunciamientos es que
nuestra Constitución Nacional, en virtud de lo dispuesto por la primera parte
de su Art. 1916, prohíbe la represión de esa conducta, ya que este hecho
constituiría una vulneración del ámbito de privacidad, libertad y
autodeterminación de las personas, en tanto se trate de conductas que no
afecten a terceros. En “Arriola” la Corte sostuvo, entre otras
consideraciones, que el Art. 19 de la CN constituye “… una frontera que
protege la libertad personal frente a cualquier intervención ajena, incluida la
estatal […]”.
Las argumentaciones de la Corte en el fallo “Arriola”,
referidas al Art. 14 de la Ley 23.737, son trasladables a la penalización de la
siembra y cultivo - entre otras conductas - de estupefacientes para uso
personal, contenida en el Art. 5°, anteúltimo párrafo de dicha ley, por la
similitud que tienen ambas tipificaciones relacionadas al consumo personal.

15 “… La pena será de un mes a dos años de prisión cuando, por su escasa cantidad y
demás circunstancias, surgiere inequívocamente que la tenencia es para uso personal.”.
16 “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la
moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la
autoridad de los magistrados …”.
En este sentido, es cuantiosa la jurisprudencia de los tribunales inferiores
respecto a considerar que la penalización de otros delitos asociados al
consumo, como la siembra y el autocultivo, también son inconstitucionales
considerando dicho precedente jurisprudencial.
Por otra parte, recientemente un grupo de médicos
psiquiatras nucleados en la Asociación de Psiquiatras Argentinos
(APSA)17, desarrolló un informe afirmando que “ […] Es de destacar que, si
bien la despenalización de la investigación con fines medicinales es
absolutamente necesaria, no es suficiente. El padecimiento de los niños y el
impacto en la dinámica del grupo familiar de los síntomas, sumado a la
frustración frente a la impotencia de tan graves patologías y el agotamiento
psicológico de los cuidadores, hace indispensable la regulación del cultivo
con fines medicinales; de postergarse dicho debate, se estarían vulnerando
los derechos de estos niños, sus familias y de cualquier paciente que frente
a un diagnóstico que pueda verse favorecido con el uso de cannabis,
asesorado por un médico, elija probar una terapia natural y complementaria
que puede mejorar su calidad de vida.”.
A su vez, diversos organismos internacionales
también han recomendado la no criminalización directa o indirecta de
personas usuarias de sustancias prohibidas, como el Comité Científico de la
Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH),
la Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización Mundial de la
Salud (OMS), el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el
VIH/Sida (ONU-SIDA), ONU-Mujeres, la Universidad de las Naciones Unidas
(UNU-UNESCO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR)18.

17 Médicos Psiquiatras integrantes del Grupo de Investigación en Adicciones del Capítulo de


Psiquiatras en Formación de APSA.
18 Véase FUSERO, Mariano (2017), “Declaraciones de organismos internacionales respecto
de la no criminalización de las personas que usan drogas”. Disponible en
http://www.pensamientopenal.com.ar/doctrina/45353-declaraciones-organismos-
internacionales-respecto-no-criminalizacion-personas-usan.
A nivel local, en materia legislativa, desde el año 2009
al 2016 se han presentado una 15 proyectos de ley en el Congreso de la
Nación que despenalizan la figura de cultivo para consumo personal,
provenientes de las más diversos espacios partidarios19.
Por su parte, más de 270 jueces, fiscales y defensores
oficiales de todo el país, se han manifestado recientemente a favor de no
criminalizar la conducta de autocultivo para uso personal, en la
“Declaración de Magistrados Argentinos por una Política de Drogas
respetuosa de los Derechos Humanos”20.
También a nivel local, diversos organismos de
derechos humanos se han manifestado a favor de la regulación del
autocultivo, en oportunidad de una declaración conjunta ante la demora de
la reglamentación de la Ley 27.350 21, en la cual manifestaron que dicha
norma “[…] mantiene vigente la desprotección, clandestinidad y riesgo de
criminalización de las personas usuarias que necesitan o eligen acceder a la
sustancia en su estado natural, mediante la técnica de autocultivo personal,
solidario o colectivo […]”, expresión con absoluta vigencia hoy.
Asimismo, cabe destacar que diversos fallos judiciales de
los tribunales supremos de los estados nacionales de nuestra región,
como por ejemplo los casos de Chile22 y Colombia23, ante casos semejantes
a los planteados en los tribunales argentinos (relacionados al cultivo para

19 Véase FUSERO, Mariano (2016), “Comparativo de proyectos de ley sobre despenalización


de delitos de consumo de drogas en Argentina (2009/2016)”. Disponible en
http://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2016/10/doctrina44229.pdf.
20 Disponible en http://www.pensamientopenal.org.ar/bazterrica/.
21 Documento titulado “Organizaciones de derechos humanos reclaman al Poder Ejecutivo
Nacional la urgente reglamentación de la Ley 27.350 sobre Uso Medicinal del Cannabis”.
Disponible en http://www.pensamientopenal.org/organizaciones-derechos-humanos-
reclaman-al-poder-ejecutivo-nacional-la-urgente-reglamentacion-la-ley-27-350-uso-
medicinal-del-cannabis/.
22 Corda, A. y Fusero, M. “De la Punición a la Regulación: Políticas de cannabis en América
Latina y el Caribe”. Página 16. Disponible en https://www.tni.org/files/publication-
downloads/informe_sobre_politicas_de_drogas_48.pdf.
23 Corda, A. y Fusero, M. “De la Punición a la Regulación: Políticas de cannabis en América
Latina y el Caribe”. Páginas 17 y 18. Disponible en https://www.tni.org/files/publication-
downloads/informe_sobre_politicas_de_drogas_48.pdf.
consumo personal) han consecuentemente reafirmado el ejercicio de los
derechos humanos más elementales, habilitando el acceso a la sustancia
por medio del autocultivo.
Recientemente se publicó un informe del “Grupo
Parlamentario de todos los partidos del Reino Unido para la
Reforma de las Políticas de Drogas”24, que basado en los resultados de
siete meses de investigación pide al gobierno de Gran Bretaña que legalice
el Cannabis medicinal, incluyendo el autocultivo. En el mismo se menciona
que “Los testimonios de los usuarios de cannabis medicinal en las
audiencias, estudios de casos y la encuesta de usuarios de cannabis
medicinal, sugieren que al menos algunos de ellos prueban diferentes
variedades de cannabis hasta que encuentran aquellas que funcionan mejor
en ellos. La despenalización del cultivo hogareño de cannabis medicinal,
permitiría una mayor flexibilidad en la determinación del tipo de cannabis
que utilizan. Un sistema de producción bajo licencia controlada por el
Estado puede garantizar la calidad, asegurar que el producto está libre de
pesticidas y otras impurezas, y asegurar los niveles específicos de los
principales cannabinoides en las cepas particulares seleccionadas. Sin
embargo, el costo más bajo, evitando el mercado ilícito, y la flexibilidad
para los usuarios en la experimentación de la cepa y la dosis que mejor
funciona para ellos, se consiguen más fácilmente en un sistema de
despenalización del “autocultivo”. Un recurso del Estado podría ponerse a
disposición de los cultivadores, asesorando sobre los métodos de cultivo y
control de calidad”.
Por otra parte, la penalización del cultivo, tenencia y
otras conductas relacionadas al Cannabis con fines medicinales obliga a los
usuarios/as y/o sus familiares a adquirir la sustancia terapéutica
requerida en circuitos de tráfico ilegal. Coloca a las personas
mencionadas ante la inhumana disyuntiva de correr el riesgo de ser

24 Access to medicinal cannabis: meeting patient needs. All-Party Parliamentary Group for
Drug Policy Reform. Inquiry Report. Disponible en
http://idpc.net/es/publications/2016/09/acceso-a-cannabis-medicinal-satisfaccion-de-
las-necesidades-de-los-pacientes.
criminalizadas o que las personas enfermas dejen de padecer las
consecuencias de las patologías que los afectan. Y no quedan dudas que, al
menos ante situaciones extremas de salud, no hay nada más que importe al
paciente y sus familiares que la mejoría de la salud del primero. “Hay chicos
que llegan a tener 600 convulsiones por día, mirá si a nosotras nos va a
importar que nos lleven presas por buscar una cura para nuestros hijos”,
manifestó una madre con un hijo usuario de Cannabis con fines
25
medicinales .
A su vez, dicha penalización y la intención de obtener
estas sustancias, generalmente por parte de personas sufrientes y sus
familiares o círculo social acompañante, desesperados en obtener algún
paliativo a los padecimientos del enfermo, favorece la existencia y
crecimiento de un mercado ilegal y oportunista, que además en muchos
casos implican sustancias de dudosa calidad, con el consecuente peligro
para y estafa hacia los usuarios.
En ese sentido y adicionalmente, el cultivo personal o
realizado por personas de confianza conducen a que la medicina resultante
dé seguridad al usuario y sus familiares. Las madres y padres que saben lo
que le dan a sus hijos/as usuarios, por ejemplo, están más tranquilos, con
un problema menos.
A su vez, considerando el contexto señalado, el cultivo es
la única forma de garantizar el abastecimiento de la medicina,
posiblitando la continuidad del tratamiento.
Asimismo, vale mencionar que el vigente régimen penal
argentino y la política criminal del Estado Nacional en relación a los
estupefacientes genera un dispendio irracional y exorbitante de
recursos económicos públicos, utilizados en los costos operativos para la
persecución penal (investigaciones, causas penales, etc.) a cultivadores/as,
tenedores/as, etc. de sustancias prohibidas para consumo personal, cuyos
procesos judiciales iniciados en su contra quedan en la nada por la

25 Véase http://www.eltucumano.com/noticia/actualidad/248442/ni-delincuentes-ni-
drogadictos-tucumanos-reclaman-marihuana-legal.
protección constitucional antes señalada, conforme lo ha señalado la
jurisprudencia, y que no constituyen ninguna persecución al narcotráfico.
Tales recursos deberían estar enfocados, al menos, a la persecución penal
de los verdaderos narcotraficantes. Y también, por ejemplo, a políticas de
acompañamiento institucional a los usuarios de Cannabis con fines
medicinales y sus familiares que cultivan esta medicina, otorgándoles de
esa manera apoyo y asesoramiento de los organismos públicos pertinentes
respecto de sus cultivos domésticos y brindarles asistencia en relación a las
diversas temáticas que éstos y los usos de sus derivados implican.
Ante la situación social descripta, la contradicción del
sistema jurídico nacional vigente - debido a la existencia de una ley que
legitima el Cannabis medicinal y demás normas nacionales que garantizan
el derecho a la salud, y por otro lado una ley que penaliza conductas
relacionadas al Cannabis para uso terapéutico -, y la imposibilidad actual de
conseguir derivados del Cannabis en farmacias o efectores públicos más allá
de la vigencia de normas jurídicas (ley nacional y leyes provinciales) que
aprobaron el uso de medicamentos a base de Cannabis; el Estado Nacional
debería, en tanto asunto de salud pública, acompañar a los pacientes y sus
familias en la búsqueda del bienestar, garantizando de manera universal el
derecho a utilizar el Cannabis con fines terapéuticos. Cómo? En primer
lugar, dejando de perseguir penalmente a los pacientes, su círculo familiar o
social íntimo y a los/as cultivadores/as solidarios/as que cultivan, poseen y
realizan otras conductas relacionadas al Cannabis con fines exclusivamente
medicinales, reconociendo de esta manera el hecho de que esa realidad
descripta ya existe. Y en segundo lugar, implementando políticas públicas
en relación al Cannabis en la salud pública.
Por ello se presenta como necesaria y urgente una
reforma legislativa en materia penal consecuente con la realidad social
descripta y en la dirección expuesta, fundamentalmente teniendo en cuenta
la situación de las personas padecientes. De esta manera se alcanzaría una
regulación jurídica nacional consistente sobre el uso del Cannabis con fines
medicinales, armonizando la política criminal nacional en relación a los
estupefacientes con el respeto de los derechos humanos, esencialmente la
salud.
Por las razones expuestas, solicito a mis pares la
aprobación del presente proyecto.

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