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Este documento discute la importancia de que las constituciones prevean mecanismos para tiempos de crisis, además de tiempos de normalidad. Explica que aunque se construye un régimen constitucional para establecer el estado de derecho, una situación de crisis puede comprometerlo o hacerlo colapsar. La historia muestra que es difícil mantener el equilibrio institucional durante las crisis. Por lo tanto, el constituyente debe diseñar instituciones no solo para la normalidad, sino también para defender el régimen constitucional en tiempos de zozobra social o inestabil
Deskripsi Asli:
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Este documento discute la importancia de que las constituciones prevean mecanismos para tiempos de crisis, además de tiempos de normalidad. Explica que aunque se construye un régimen constitucional para establecer el estado de derecho, una situación de crisis puede comprometerlo o hacerlo colapsar. La historia muestra que es difícil mantener el equilibrio institucional durante las crisis. Por lo tanto, el constituyente debe diseñar instituciones no solo para la normalidad, sino también para defender el régimen constitucional en tiempos de zozobra social o inestabil
Este documento discute la importancia de que las constituciones prevean mecanismos para tiempos de crisis, además de tiempos de normalidad. Explica que aunque se construye un régimen constitucional para establecer el estado de derecho, una situación de crisis puede comprometerlo o hacerlo colapsar. La historia muestra que es difícil mantener el equilibrio institucional durante las crisis. Por lo tanto, el constituyente debe diseñar instituciones no solo para la normalidad, sino también para defender el régimen constitucional en tiempos de zozobra social o inestabil
La minuciosa y compleja labor de construcción del régimen constitucional, que supone colocar a la
Constitución en la cúspide del ordenamiento jurídico-político de un Estado, garantizando su
supremacía sobre las demás normas, y su acatamiento por parte de gobernantes y gobernados, tiene como meta fundamental la de implantar en la sociedad civilizada el Estado de derecho, en el cual reinen el equilibrio y la armonía en las relaciones políticas y jurídicas de los asociados. Pero esa construcción tan dispendiosamente lograda, a través de un proceso generalmente largo de maduración, de concientización y, también, de concertación, en el que directa o indirectamente se ha llegado a un compromiso por parte del pueblo y de sus transitorios gobernantes, puede verse de repente seriamente comprometida y llegar a derrumbarse en un momento de crisis, amenazando inclusive arrastrar consigo a la estructura misma del Estado. La historia — particularmente la de la época moderna y contemporánea— , nos demuestra con múltiples ejemplos lo difícil que ha sido conservar ese equilibrio institucional que busca mantener el Estado de derecho, y cómo su proceso de afianzamiento se ha visto a menudo interrumpido y muchas veces frustrado, en todas las latitudes, en situaciones de crisis. De ahí que en un Estado de derecho sea deber del constituyente no solo diseñar instituciones para tiempos de normalidad, sino también hacerlo para tiempos de crisis, como mecanismos de defensa del régimen constitucional. Como dice el profesor R e st r e po P ie d r a h ít a , “una Constitución Política supone, por lo general, la existencia de una situación de orden, de normalidad, o cuando menos postula la creación de ese orden, de esa normalidad. Hacia ellos va dirigida la fuerza coactiva de sus disposiciones. Las normas de una Constitución son estatuidas para regular la actividad y conducta de órganos estatales, gobernantes'y gobernados en condiciones o circunstancias de paz pública o para asegurar tales condiciones o circunstancias”. “Pero — agrega— la experiencia histórica enseña que no hay orden ni normalidad perdurables en el mundo político-social. Que el acontecer social está constituido por períodos y procesos más o menos prolongados de conflictividad activa y épocas de relativo equilibrio o de reducción apreciable de las tensiones. Un auténtico régimen constitucional no es imaginable sino en estas últimas. En tiempos de zozobra social, de graves desproporciones en la ecuación político-social, de inestabilidad del orden establecido por falta de consensus suficiente que lo leLA CRISIS CONSTITUCIONAL 4.20 TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN gitime, no puede haber normalidad constitucional1. Esos conflictos, esa zozobra, esa inestabilidad que amenaza la normalidad constitucional, es lo que genéricamente se llama circunstancias de crisis. 1. L as c ir c u n s t a n c ia s d e cr isis No es sencillo dar una definición precisa de lo que se entiende por circunstancias de crisis — o circunstancias excepcionales, como también se les llama— , ya que se trata de una cuestión muy subjetiva: lo que en un país o en una sociedad determinados puede considerarse como situación de crisis, puede no serlo en otra parte. Ello depende en alto grado de la solidez o debilidad de la estructura socioeconómica, política o cultural de cada conglomerado. Sin embargo, en términos generales, puede decirse que circunstancias de crisis son aquellas situaciones anormales o exorbitantes que, por su gravedad, ponen en grave peligro la estabilidad de las instituciones, impiden el normal funcionamiento de estas y exigen, por consiguiente, la adopción de medidas excepcionales, que pueden ir hasta la suspensión de las garantías constitucionales. 1.1 Diversas clases de crisis institucionales Las circunstancias de crisis pueden revestir formas muy diversas, aunque en última instancia sus consecuencias sean las mismas: la inestabilidad o el derrumbe de las instituciones. Ellas pueden ser de origen externo o de origen interno. A) Crisis de origen externo.— La principal causa de crisis de origen externo es la guerra, ya sea esta de carácter internacional o mundial, ya sea una guerra entre naciones vecinas. En a