Dios quiere que conquistemos, pero para eso necesitamos tomar una serie de decisiones
en nuestra vida, pues ya Dios dispuso todo para nuestra conquista, ya nos dio la palabra
para conquistar, ahora depende de nosotros.
Debemos servirle a Dios con integridad, es decir de una sola pieza, que seamos los mism
os en la casa y fuera de ella, en público y en privado
¿Nuestro corazón no puede estar dividido para conquistar; por eso debemos
preguntarnos quien es realmente nuestro señor?
1Reyes 18:21 “Elías se acercó a todo el pueblo y dijo: ¿Hasta cuándo vacilaréis entre dos
opiniones? Si el SEÑOR es Dios, seguidle; y si Baal, seguidle a él. Pero el pueblo no le
respondió ni una palabra.”
Mateo 12:30 “El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo,
desparrama.”
¿A quién estamos siguiendo? ¿A quién estamos imitando?, son las preguntas que nos
debemos hacer, porque la respuesta que demos, determina quién es nuestro señor.
Debemos tener claro que nosotros nunca vamos a saber manejar nuestra vida, porque no
la creamos.
Apocalipsis 3:20 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la
puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo.”
Mientras el diablo tenga derecho legal sobre una persona, siempre estarás en derrota.
Dios no confía en los que llevan una doble vida, en los que no lo tienen a él como su
señor.
Mateo 7:16-21
Se sabe que una persona tiene a Jesús como señor, cuando da buenos frutos.
Dios sólo conoce a los que le obedecen, a los que lo tienen como su único Señor y Dios.
Teme a Dios, es decir ama lo que Dios ama y aborrece lo que Dios aborrece
Obedece a Dios
Ama la palabra de Dios
Ama servir a Dios, sin esperar nada a cambio, tiene pasión por su obra
Las personas pueden fingir todo lo que quieran, pero el fruto de Dios no se puede fingir.