Con respecto a la prelación de créditos, el código civil colombiano establece que hay 5
clases de créditos, de los cuales los 4 primeros gozan del sistema de preferencia y el
último no, constituyéndose este por los créditos comunes cuyo pago depende de qué
remanente quede de bienes después de cubrir los créditos de las clases anteriores, esta
clasificación la estable el C.C en los artículos 2494, 2495 y siguientes, pero hay que tener
en cuenta estos han ido sufriendo algunas modificaciones con base a la Sentencia
C-092/02 y otras que se irán mencionando a lo largo del texto.
Es general, de manera que afecta a todos los bienes del deudor incluidos los afectados
a créditos de segunda y tercera clase como los garantizados con prenda e hipoteca,
afecta también todos los bienes del heredero que ha aceptado la herencia sin beneficio
de inventario, y personal, pues no se transfiere a terceros poseedores.
Estos créditos tienen preferencia sobre todos los demás, contra los bienes de primera
clase no puede alegarse preferencia alguna otorgada a los créditos de las otras clases,
sin embargo, no se extenderán a fincas hipotecadas, solo en el caso de no poderse cubrir
en su totalidad con los otros bienes del deudor.
Anteriormente las acreencias se pagaban en el mismo orden de numeración en que
aparecen incluidas en el artículo 2495 del Código Civil, no obstante, se han introducido
algunas modificaciones legales y jurisprudenciales como las introducidas con la
Sentencia C 092/02, dicho esto, se respeta el orden establecido cualquiera que sea la
fecha del crédito y, si existen varios créditos dentro de una misma categoría, se cancelan
a prorrata si los bienes del deudor no son suficientes para pagarlos íntegramente, hacen
parte de los créditos de primera clase los siguientes:
1. Los créditos por alimentos a favor de menores.
Anteriormente, esta causa de prelación en los créditos se encontraba en el #5, por debajo
de los salarios y prestaciones provenientes del contrato de trabajo, las costas judiciales
que se causen en interés general de los acreedores, las expensas funerales del deudor
difunto, los gastos de la enfermedad de que haya fallecido el deudor, los artículos
necesarios de subsistencia suministrados al deudor y su familia durante los últimos tres
meses, pero la Corte al ponderar los derechos de los niños frente a los derechos de los
demás acreedores, consideró que debe darse preferencia a los primeros, en
concordancia con el Art 44 constitucional que consagra la primacía de los derechos de
los menores teniendo en cuenta que en ellos se encuentra el futuro del Estado y que son
personas vulnerables e indefensas cuya vida apenas comienza, motivo por el cual debe
propenderse por la búsqueda de su bienestar, por tanto, cualquier norma que desconozca
esta prevalencia va en contravía del espíritu de la Carta y, por tanto, debe ser declarada
inconstitucional.
En este sentido, […] “dicho concepto incluye todo lo indispensable para el sustento,
habitación, vestido, asistencia médica, recreación, formación integral y educación o
instrucción del menor y, también, la obligación de proporcionar a la madre los gastos de
embarazo y parto, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 133 del Decreto Ley
2737 de 1989 (Código del Menor).”2
2. Los créditos causados o exigibles de los trabajadores por concepto de salarios,
cesantías, y demás prestaciones sociales e indemnizaciones laborales.
Consagrada en el Art 2497, está conformada por los créditos que pueden hacerse
efectivos sobre determinados bienes muebles del deudor.
El crédito privilegiado del acreedor prendario es un derecho con garantía real, porque lo
autoriza para perseguir la cosa empeñada sin importar en manos de quién se encuentre.
En tal virtud, gozan de un privilegio especial, ya que, si son insuficientes para cubrir la
totalidad de la deuda, el déficit insoluto pasa a la categoría de los créditos no
privilegiados, pagándose a prorrata de su monto. Estos créditos se cancelan con
preferencia respecto de los demás créditos, a excepción de los de la primera clase.
No tienen orden de prelación debido a que cada crédito tiene su garantía propia;
rematando el bien que lo garantiza se agota la preferencia, con excepción de la prenda
sin tenencia que sigue estando en esta clase aun sin poder ejercer la retención.
Los créditos de segunda clase tienen preferencia para ser satisfechos con los bienes
afectos a ellos, no obstante, para que esto se pueda cumplir, es necesario que los demás
bienes del deudor, es decir, los que no respondas a los de segunda clase, alcancen para
satisfacer totalmente los créditos de primera clase, de lo contrario, estos tienen
preferencia en cuanto al déficit o faltante para cubrirlos junto con los de tercera clase de
los que se hablará más adelante.
En el caso de que haya déficit en los bienes de primera clase y el deudor solo tiene bienes
que responden a los créditos de segunda y tercera clase, este déficit afecta
proporcionalmente a las dos clases antes dichas, a falta de otros bienes del deudor.
Los créditos de segunda clase son los siguientes:
1. Los créditos que se encuentran en cabeza del posadero.
Son aquellos causados en virtud de la posada, es decir, recae sobre los objetos que el
deudor ha introducido en la posada mientras están en ella, y hasta concurrencia del
alojamiento, expensas y daños.
Para tener dicha preferencia es indispensable que el posadero u hotelero ejerza el
derecho de retención sobre las cosas introducidas por el deudor en el hospedaje, es decir,
la preferencia recae sobre los bienes retenidos.
Conforme al ordinal 1° del Art 2497, para el privilegio y derecho de retención, se deben
cumplir los siguientes presupuestos:
a. El crédito privilegiado del posadero comprende lo que corresponda al
alojamiento, expensas y daños, esto es, la habitación, manutención y
suministros similares al deudor, sus familiares, dependientes, acompañantes,
animales y vehículos como también los daños que por razón del hospedaje se
causen a la posada, todo ello sin tener en cuenta la cuantía del crédito. Por el
contrario, carecen de privilegio los otros créditos que el posadero pueda
adquirir contra su huésped.
b. La preferencia solo recae sobre los efectos que el deudor introduzca en las
maletas y baúles con su contenido. Fuera de esto, el privilegio solamente dura
mientras los efectos permanezcan en la posada.
c. El texto legal limita el privilegio respecto de los bienes de propiedad del
huésped, la que allí se presume.
Esta tercera clase comprende los créditos hipotecarios, exactamente las hipotecas
convencionales, las cuales deben constituirse por escritura pública con indicación de su
monto y debidamente inscritas en el registro de instrumentos públicos, estas solo existen
en cuanto esté vigente su inscripción registral y por el preciso monto estipulado,
generando así certeza jurídica.
Se encuentran consagrados en el artículo 2499 del Código Civil, gozan de una
preferencia especial, como los de la segunda, porque la obligación garantizada con
hipoteca sólo puede hacerse valer sobre el bien hipotecado y si dicho valor no alcanza
para satisfacer el crédito, el saldo soluto ya no tendrá preferencia convirtiéndose así en
un crédito común. La fecha de inscripción da la prioridad dentro de este tipo de créditos.
Al igual que los créditos de segunda clase, los créditos hipotecarios deben ceder ante los
de primera clase según lo dispuesto en el Art. 2500 C.C. En consecuencia, en el caso de
déficit en el pago de los de primera clase, los acreedores hipotecarios deben concurrir a
pagarlos, y así, para que dichos acreedores puedan ejercer sus acciones sobre el bien
hipotecado, tienen que consignar una suma prudencial para satisfacer el déficit generado
por los créditos de primera clase, en la parte que sobre el bien hipotecado recaiga.
Entre los bienes de segunda y tercera clase no existe prelación, ello conlleva a que los
dos gozan de preferencia especial, haciendo que ambos deban cubrir proporcionalmente
el déficit de los créditos de primera clase.
Cuando existen dos o más hipotecas sobre el mismo bien, se debe establecer prelaciones
en ella con respecto de la antigüedad de las hipotecas, es decir, como la hipoteca como
ya se mencionó anteriormente, solo que constituida al registrarse la respectiva escritura
y no al otorgarse esta, la prelación entre dos o más hipotecas se establece según la fecha
de su inscripción, así, una hipoteca constituida por escritura posterior puede preferir a
otra constituida por escritura anterior, si aquella se registra primero.
Según el Art 2502 C.C se trata de una preferencia que cubre todos los bienes del deudor,
pero que cede ante los créditos de primera, segunda y tercera clase.
Estos créditos son de carácter general, pues se extienden sobre todos los bienes del
deudor, excepto sobre los inembargables. Al igual que los de la primera clase son
personales, es decir que no pueden hacerse efectivos contra terceros poseedores. Se
pagan una vez se hayan cancelado los créditos de las tres clases anteriores y se prefieren
según la fecha de su causa. Los distintos créditos de esta cuarta clase se prefieren unos
a otros según la fecha de su causación, y si son de igual fecha, se prorratean.
Esta clase, ha sufrido algunas modificaciones legales, por tanto, actualmente comprende
los siguientes créditos:
1. Los créditos del fisco contra los recaudadores, administradores y rematadores de
rentas y bienes fiscales.
No incluye los impuestos personales con el Estado, por ser estos de primera clase. Los
créditos a los que se refiere esta cuarta clase son los que se originan por la recaudación
o administración por parte del deudor de rentas y bienes fiscales, y su privilegio opera
solo después de satisfechos los de las tres anteriores clases. Este privilegio comprende
los créditos contra administradores de los institutos o establecimientos descentralizados
y las empresas industriales oficiales del Estado, de los departamentos o municipios.
2. Los de los establecimientos de caridad o de educación costeados por fondos
públicos y los del común de los corregimientos contra los recaudadores,
administradores y rematadores de sus bienes y rentas.
Debe tratarse de establecimientos financiados con fondos públicos, que dependan del
Estado.
3. Los de los hijos de familia por los bienes de su propiedad que administra el padre
sobre los bienes de éste.
Por tal hijo, debe entenderse aquel sobre el cual aún se ejerce patria potestad, así las
cosas, este privilegio recae sobre los bienes de los padres, en razón de los bienes de
aquel, que estos administren en ejercicio de la patria potestad.
4. Los de las personas que están bajo tutela y curaduría, contra sus respectivos
tutores o curadores.
El privilegio se origina por las obligaciones nacidas en razón de la administración de los
bienes, este privilegio en mención no afecta la caución prestada por el curador que puede
consistir en fianza o hipoteca, así el pupilo puede demandar al fiador del guardador o
ejercer su acción hipotecaria que tiene preferencia de tercera clase, y si hay déficit puede
usar de su privilegio de cuarta clase.
En nuestro ordenamiento, este privilegio se aplica también a las curadurías de bienes, ya
que se trata de proteger a las personas que sobre tales bienes tienen derecho, ello por
cuanto no se trata de bienes de nadie, sino de bienes vinculados a personas que no han
ejercido sus derechos sobre aquellos o no los han podido ejercer, como es el caso de las
curadurías de la herencia yacente, del ausente, del que está por nacer.
El privilegio sobre los bienes del guardador se confiere al beneficiado con razón de la
administración de los bienes que al administrador de confía la ley, no por su cuidado
personal.
5. Los de los proveedores de materias primas o insumos necesarios para la
producción o transformación de bienes o para la prestación de servicios.
Esta preferencia la otorgó el Art 124 de la Ley 1116 del 2006, no obstante, debe aplicarse
incluso a procesos que no impliquen la aplicación de la ley en insolvencia empresarial.
Según los artículos 2508 y 2509 son aquellos que no gozan de ninguna preferencia, son
los créditos denominados “comunes, batistas o quirografarios” y solamente se hacen
efectivos a prorrata y sobre el remanente de los bienes del deudor, sin consideración a
su fecha, después de pagados los créditos de primera clase, satisfechos los de segunda
y tercera, hasta concurrencia de los bienes afectos a ellos, y pagados los de la cuarta
clase.
PRELACIÓN DE CRÉDITOS
CUARTO A DERECHO
DOCENTE
OBLIGACIONES
CUARTO A – DERECHO
POPAYÁN – CAUCA
2019