Anda di halaman 1dari 1

Escuela generadora de cambios

Desde mi rol como docente, puedo vivenciar día a día como, en ocasiones, mis pares y
estudiantes invisibilizan la problemática de identidad de género, el rol de la mujer en la
sociedad, inequidad, desigualdad, violencia de género, entre otros tantos temas que nos
deberíamos cuestionar y ser agentes de cambios activos. Quisiera ver mujeres empoderadas
con conocimiento académico, que sean capaces de reflexionar sobre sus prácticas, para
entregar a los educandos mensajes claros sobre el rol que cada ser juega en la sociedad y la
importancia del respeto y valoración de la identidad del otro como iguales en derechos y
deberes, generando instancias de diálogos y debates para formar ciudadanos reflexivos,
criteriosos y capaces de generar cambios personales y sociales.
La escuela como espacio favorable para transformar la sociedad patriarcal, tiene el
deber de difundir nuevas perspectivas entre hombres y mujeres. Es, a su vez, una importante
institución transformadora de procesos, donde se realiza la construcción de la identidad de
individuos y se manifiestan las conductas sociales, con las que los sujetos se enfrentan a una
sociedad compleja, dominada por prejuicios que buscan mantener a la mujer en un plano
inferior. Existe en las escuelas una masculinización de los sujetos y del quehacer educativo,
reflejado en textos y materiales educativos, donde se invisibiliza a la mujer, lo que se ve
acrecentado por docentes que tienden a configurar la identidad de los estudiantes en relación a
sus propias concepciones, adoptadas a través de los años y de los aprendizajes de la sociedad
machista.
La lucha que han debido enfrentar las mujeres para liberarse de la subordinación
machista, ha impulsado nuevas iniciativas sociales y educativas, estableciendo cimientos para
una sociedad equitativa e igualitaria en cuanto a los derechos y reconocimiento individual. Las
escuelas, a través de sus docentes, tienen la facultad de modificar las percepciones que se
tienen respecto a las dimensiones de género y en especial al rol que la sociedad les ha
impuesto a las mujeres. La formación de los y las docentes debe tener matices de equidad e
igualdad, con capacidad crítica y reflexiva que permita ser profesionales capaces de evaluar
individual y colectivamente las necesidades e innovaciones necesarias para atender la
diversidad, como principales propulsores de cambio, dejando a un lado el inconscientemente de
las escuelas que valoran los estereotipos masculinos, por sobre los femeninos, debido a la
jerarquización establecida por la sociedad, donde impera el patriarcado. Es importante
mencionar que no existe una sociedad democrática sin la participación activa con derecho y
deberes para todos y todas quienes la integramos.
JENIBETH BRAVO LÓPEZ

Anda mungkin juga menyukai