desenvolupament
Data: 14 Juliol
Sessió: primera sessió plenària del diàleg
“El imperativo de la
sostenibilidad en el turismo del
siglo XXI”
Intervención de Eugenio Yunis Ahués, Jefe de
Desarrollo Sostenible, Organización Mundial del
Turismo
Después de casi medio siglo de crecimiento sostenido, desde sus tímidos comienzos,
pocos años después de la 2ª Guerra mundial, la industria del turismo se enfrenta en este
nuevo siglo al gran desafío de alcanzar un desarrollo más sostenible.
Estos impactos económicos, que no han cesado de crecer en los últimos 50 años, han
llevado a prácticamente todos los gobiernos -nacionales y locales- a centrar sus
esfuerzos en aumentar las llegadas de turistas con el convencimiento, muchas veces
erróneo, de que un incremento en las llegadas lleva implícito un incremento en los
ingresos de divisas, en el empleo y otras variables económicas. Pocos Estados se han
propuesto como meta el aumento del ingreso promedio por turista o el crecimiento del
ingreso o del empleo global en el sector. Peor aún, prácticamente ningún Estado se ha
planteado optimizar la distribución del ingreso generado por el turismo entre la
población; o maximizar otras variables ligadas a la actividad turística, como puede ser la
contribución del sector a la conservación de la naturaleza o del patrimonio histórico-
cultural, recursos que constituyen la materia prima esencial del sector; o a aumentar los
niveles educativos o sanitarios de los residentes en destinos turísticos, entre otros
posibles objetivos de desarrollo.
Ahora bien, es precisamente este tipo de variables e indicadores los que, de resultar
positivos, determinan el nivel de sostenibilidad del turismo, entendido en su triple
dimensión: social, medioambiental y económica.
El turismo y la sostenibilidad
La paradoja del turismo es que, probablemente más que ningún otro sector de actividad
económica, él debiera permitir alcanzar ese ansiado equilibrio entre los objetivos
económicos, sociales y medioambientales que se sintetizan en el concepto de desarrollo
sostenible.
En estos tres ámbitos, el turismo puede hacer una contribución bastante significativa.
Pero ella será posible siempre y cuando los gobiernos, el sector privado y las
comunidades locales, en tanto que principales actores, y el sistema internacional de
organismos de ayuda al desarrollo le presten una mayor atención a este sector. Por
ahora, son contados los casos en que coinciden políticas de gobierno claras, decididas
sin ambigüedad y aplicadas con continuidad, con sectores empresariales conscientes de
sus responsabilidades corporativas respecto del medio ambiente y de las comunidades
anfitrionas, y con agencias de ayuda al desarrollo que vean al turismo como un
elemento central de la estrategia de desarrollo sostenible que, por ello mismo, requiere
de soporte externo, tanto técnico como financiero. Y esta cruda realidad a pesar de que
todos estos imperativos sociales, económicos y medioambientales están incorporados en
el Código Mundial de Ética del Turismo, que recibió el apoyo de las Naciones Unidas
en su última Asamblea General, después de ser aprobado por consenso por todos los
Estados Miembros de la OMT, y lo están también en el Plan de Acción aprobado en
Johannesburgo con ocasión de la Cumbre Mundial del Desarrollo Sostenible.
La sostenibilidad del turismo tampoco debe de ser vista como un concepto estático,
referida únicamente a las etapas de planificación y desarrollo. Para asegurar un turismo
sostenible se requiere un proceso continuo de gestión y monitoreo “adaptativo”,
aplicado en todas las etapas del proceso turístico, incluyendo sobre todo la gestión, la
comercialización, la evaluación de resultados, etc.; esto es necesario pues, a medida que
- en primer lugar, formular una política de turismo a los niveles nacional, regional
y local; el turismo no puede seguir creciendo en forma desordenada o anárquica,
con acciones espontáneas por parte de actores que operan en un marco
totalmente desregulado y descoordinado;
- la política de turismo debe ser el resultado de un proceso participativo, en el cual
todas las partes interesadas y especialmente la comunidad local son consultadas;
- se requiere adoptar un enfoque integrador, en el cual el turismo es parte de un
desarrollo global de la localidad o el país, y en el cual las infraestructuras
propiamente turísticas son planificadas en concierto con los requerimientos de
infraestructuras generales, de formación de recursos humanos, de transportes,
etc. así como también con el adecuado marco institucional;
- las técnicas de evaluación de impacto ambiental deben de ser aplicadas desde el
comienzo a todos los proyectos turísticos y desde su etapa inicial, antes de
implementarlos. Debe de asegurarse que los costos de evitar ciertos efectos
potenciales negativos son tomados en cuenta en los análisis de pre-inversión;
- la gestión de los destinos y de las empresas turísticas que allí operan debe de
tener al medio ambiente natural, a la cultura local y a los residentes locales en el
centro de sus preocupaciones; ninguna de las acciones que realicen las empresas
turísticas para satisfacer a los turistas debe ser en detrimento de la localidad;
- los límites al crecimiento del turismo -expresados por ejemplo en términos de
capacidad de carga turística u otro indicador- deben de ser respetados de igual
manera por autoridades públicas, empresarios privados y turistas.
Hay que señalar también de que existe el riesgo de que las actuaciones internacionales o
al interior de los países se dispersen si no existe un liderazgo institucional claro, y de
que los escasos recursos públicos nacionales e internacionales disponibles para reforzar
la sostenibilidad del turismo se malgasten con escasa eficacia.
Por lo tanto, resulta urgente la necesidad de una acción más concertada de todo el sector
público nacional al interior de los Estados, del sistema de organismos internacionales y
de las agencias de ayuda bilateral, así como de las asociaciones empresariales y las
empresas individuales del sector. Se ha mencionado ya que el turismo afecta a otros
muchos sectores de actividad; su sostenibilidad, por tanto, posee componentes
económicos, ambientales y socioculturales que atañen a redes complejas de proveedores
de bienes y servicios públicos y privados. La actuación independiente de un organismo
o de una empresa en uno solo de esos aspectos difícilmente dará resultados
significativos en términos de lograr que el sector turístico en su conjunto sea más
sostenible. Tan sólo la acción coordinada puede garantizar que se aborden de forma
coherente todos los aspectos que influyen en la sostenibilidad del turismo.
Estos son temas en los que conviene reflexionar, sobre todo teniendo en cuenta algunos
elementos que caracterizan al sector turismo. Primero, que se está en un mundo cada
vez más competitivo, con más y más destinos que salen al mercado con una variedad
enorme de productos y servicios no homogéneos. Segundo, que la competencia se ejerce
primero entre destinos y luego entre empresas dentro de cada destino. Tercero, que el
En vista de lo anterior, podemos sugerir que el principal reto que enfrenta el sector
turismo en todo el mundo para alcanzar un nivel más alto de sostenibilidad es
incrementar la aplicación de los conocimientos existentes en la planificación real y en el
desarrollo de los destinos turísticos por parte de las administraciones públicas y en el
funcionamiento cotidiano de las empresas turísticas. Para abordar este reto, pueden
proponerse varias medidas.
En primer lugar, hay que realizar un mayor esfuerzo para adaptar los conocimientos
metodológicos y tecnológicos existentes a las situaciones específicas de cada región,
país o provincia e incluso a cada localidad o centro de atracción turística. Cada destino
turístico tiene sus propias características, sus atractivos, sus problemas y sus áreas de
riesgo; cada uno puede y debe definir su propia estrategia turística. Las soluciones que
han funcionado en un sitio no necesariamente han de funcionar en otro. Se necesita un
proceso de adaptación de las técnicas existentes de planificación, gestión y seguimiento
en materia de turismo, y para llevarlo a cabo ha de cumplirse una condición previa:
entender las necesidades y los deseos de la población residente, y no solamente las de
los turistas.
En segundo lugar, se debe dotar a las autoridades públicas, especialmente a las del
ámbito local, de mecanismos más sólidos para supervisar el cumplimiento de la
legislación vigente que afecte a la sostenibilidad del turismo. Puesto que la legislación
puede abordar numerosos aspectos del desarrollo y de la gestión del turismo, que son
cada uno de competencia de diversos organismos públicos, es importante que la
administración de turismo tenga suficiente autoridad y capacidad técnica. Reforzar la
administración pública de turismo, ya sea nacional o local, es un elemento clave del
proceso tendiente a mejorar la sostenibilidad del sector turístico y lograr su plena
integración en las políticas nacionales de desarrollo sostenible.
En tercer lugar, si no existe una legislación exhaustiva o detallada de este tipo, o si las
políticas económicas vigentes siguen promoviendo la desregulación de la actividad
económica incluido el turismo, las administraciones públicas deberían al menos contar
con instrumentos adecuados para supervisar el cumplimiento de las normas existentes, y
de las iniciativas voluntarias adoptadas y publicitadas por las empresas, muchas veces
solamente con fines promocionales.
En quinto lugar, es necesaria una mayor coordinación por parte de todos los actores
involucrados en la actividad turística. La coordinación y eventual integración de
políticas sectoriales en un mismo territorio, la coordinación de la asistencia técnica y
financiera, el diálogo y la concertación entre el Estado y los empresarios, y entre estos y
las instituciones de formación, son factores fundamentales para garantizar unos
resultados coherentes y un desarrollo sostenible del turismo. Las actuaciones aisladas en
favor de la sostenibilidad no duran por lo general mucho tiempo y, aun cuando
sobreviven, no tienen una incidencia significativa en el nivel global de sostenibilidad
del destino.
En conclusión, se puede señalar dos elementos esenciales para alcanzar mayores niveles
de sostenibilidad en turismo. Primero, que las autoridades y administraciones públicas
nacionales, regionales y locales asuman plenamente su responsabilidad en la definición
de políticas concertadas para el sector, en el establecimiento del marco legal, regulatorio
e institucional correspondiente, y en la supervisión del cumplimiento de normas y
Muchas gracias