149-192
Fecha de recepción 15/07/08, fecha de aceptación 08/11/08
Historia de un fracaso:
intermediarios, organizaciones y
la institucionalización de Weber en México
(1937-1957)
Álvaro Morcillo1
RESUMEN
Mientras que en México las traducciones de Max Weber fueron poco discutidas y aún menos
usadas, en Estados Unidos sus ideas revolucionaron la disciplina, fundamentalmente a través
de la obra de Talcott Parsons. Este artículo muestra que la escasa recepción de Weber en
México no se debió tanto al predominio del positivismo en México y de temas como el mesti-
zaje, sino a la falta de una organización académica que incluyese a Weber en el plan de estu-
dios y a la de un intermediario capaz de convencer acerca de la utilidad de su obra para la
sociología mexicana.
PALABRAS CLAVE: Historia de la sociología; historia intelectual; sociología de las organizacio-
nes; sociología del conocimiento; Max Weber; José Medina Echavarría; Centro de Estudios So-
ciales, El Colegio de México; Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales, unam.
ABSTRACT
While in Mexico the translations of Max Weber were little discussed and even less utilized, in
the United States, his ideas revolutionized the discipline, fundamentally through the work of
Talcott Parsons. This article shows that the scant attention paid to Weber in Mexico was not due
as much to the domination of positivism in Mexico and of topics like mestizaje (racial mixing),
but rather to the lack of an academic organization able to include Weber in its study plans and of
an intermediary capable of convincing people of his work’s usefulness for Mexican sociology.
Key words: history of sociology, intellectual history, sociology of organizations, sociology
of knowledge, Max Weber, José Medina Echavarría, Centro de Estudios Sociales (Center for
Social Studies), El Colegio de México (The Mexican College), unam School of Political and
Social Sciences.
1
Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, fcpys, unam, y académico del Social
Science Research Center, Berlin (wzb); correo electrónico: amorcillo@wzb.eu Agradezco sus
comentarios y ayuda a Juan Linz, Mauricio Tenorio, Fernando Escalante, Gerardo Maldonado,
Cristóbal Rovira, Jan-Henrik Meyer, Sebastián Conrad, Claus Offe, Christian Henkes, Pepe
Hernández, Gina Zabludovsky y Alejandro Blanco. La ayuda con el estilo provino de David Egea,
Luis Martos y Mónica Morcillo. Parte de esta investigación se llevó a cabo gracias a una beca de
la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.
150 Álvaro Morcillo
Introducción
2
La prueba más importante de ello estaría en la Revista Mexicana de Sociología, cuyos artículos
muestran que hasta los años setenta casi todos los autores que citan a Weber o bien lo
parafrasean (Arguedas y Loyo, 1979: 9), o bien lo usan en discusiones más filosóficas que
sociológicas (Garza Toledo, 1989: 110), lo hacen en modos que a mí me recuerdan a cómo,
todavía hoy, los juristas analizan la “doctrina”. En un artículo ya clásico, después de un
examen exhaustivo de las primeras cuatro décadas de la Revista Mexicana de Sociología, Sara
Sefchovich pone las cosas en su contexto: “Sin embargo, la influencia del pensamiento
Historia de un fracaso 151
weberiano, aunque muchas veces nombrado e invocado, no fue tan importante como la de
Durkheim en la sociología mexicana” (Girola, 1995; Sefchovich, 1989: 12). De hecho, desde
mediados del siglo pasado la manera dominante de interpretar la sociedad es la del positivismo
(Tenorio Trillo, 1999: 1164; Zea, 1968: 151-191), y la del pensamiento francés en general,
hasta el punto de que Ricardo Pozas (1994; 1995) intentó un análisis de la sociología mexicana
exclusivamente desde esa perspectiva.
3
Una década más tarde, en los cincuenta, conviven en el escenario sociológico el neopositivismo,
algunas dosis de estructural-funcionalismo y el marxismo, el cual se transforma en crítico en
la década siguiente de la mano de Pablo González Casanova (Castañeda Sabido, 2004: 169;
Reyna, 1979: 53). Para aquel entonces hacía ya muchos años que había desaparecido la
corriente llamada humanística (Sefchovich, 1989), hermenéutica (Garza Toledo, 1989: 111-
112) o culturalista (Hernández Prado, 1994), en la que se incluía a españoles emigrados como
Medina Echavarría, Recaséns Siches o Roura Parella, interesados en Weber, el historicismo y
el existencialismo (Girola y Olvera, 1995: 70-71).
152 Álvaro Morcillo
4
Una visión personal, pero valiosa y amena, de la universidad estadounidense en aquellos años
puede leerse en Geertz, 1999.
5
La biografía sobre Medina Echavarría alcanza ya cierta extensión, aunque las repeticiones e
imprecisiones no son infrecuentes porque a menudo, y me incluyo a mí mismo, si se usan las
mismas fuentes sólo resulta posible cubrir ciertos periodos y temas (Faletto, 1982; González
Navarro, 2003; Gurrieri, 1980; Lira, 1986, 1987, 1989; Moya López, 2007; Ribes Leiva,
2003; Rodríguez Caamaño, 2004; Urquidi, 1986; Zabludovsky, 2002, 2005). Lo más nuevo
sobre la vida de Medina Echavarría, que comento más abajo, es Moya López y Morales Martín,
2008.
Historia de un fracaso 157
6
Solicitud de pensión del 11 de diciembre de 1931. Expediente Medina Echavarría, Archivo de
la Junta de Ampliación de Estudios, Residencia de Estudiantes, Madrid, en adelante, ajae. Este
organismo (1907-1937) se dedicaba a apoyar a los mejores investigadores españoles mediante,
entre otras estrategias, la concesión de becas para estudiar en el extranjero (Formentín Ibáñez
y Villegas Sanz, 1991; Laporta San Miguel, Ruiz Miguel, Zapatero et al., 1987; Sánchez Ron,
1988).
7
ajae , Solicitud del 20 de febrero de 1932.
8
ajae , Solicitud del 20 de febrero de 1932. Muy probablemente, Medina Echavarría nunca llegó
a beneficiarse de esas dos concesiones de becas, al igual que le pasaría con otra de 1936; la
literatura sobre él no ayuda porque a menudo asume que, puesto que las becas están
enumeradas en los currícula depositados en el Archivo Histórico de El Colegio de México
(ahcm), Medina Echavarría hizo uso de ellas. Sin embargo, sabemos con seguridad que no se
benefició de la de 1936, que a menudo también aparece; sobre sus actividades en Madrid en
1933 véase Moya López y Morales Martín (2008: 25-29). Véanse las notificaciones del
secretario a Medina Echavarría del 12 de julio de 1932 y del 3 de enero de 1933, ajae.
158 Álvaro Morcillo
9
Más información sobre Posada y otros datos valiosos sobre la etapa española de Medina
Echavarría pueden encontrarse en la novísima contribución de Moya López y Morales Martín
(2008). Su mérito reside tanto en su carácter comprensivo, ya que abarca tanto la vida de
Medina Echavarría como su entorno intelectual en España y México, como en el uso, por vez
primera, de su expediente de oposición a cátedra, conservados en el Archivo General de la
Administración en Alcalá de Henares. Por haber sido publicada después de que este artículo
fuera aceptado para su publicación en Sociológica no puedo prestarle la debida atención
aquí.
10
Puede leerse también la entrevista que Pablo de Marinis le hizo a Wolfgang Schluchter,
publicada en El Clarín el 11 de noviembre de 2006, con el título de “El guardián de la obra de
Max Weber”.
Historia de un fracaso 159
11
Ajae, solicitud de pensión con fecha de 5 de febrero de 1935 y misma fecha de 1936.
12
Ajae, solicitud de pensión con fecha de 5 de febrero de 1936.
13
Como ha quedado claro, el interés de Medina Echavarría por la Escuela de Sociología de Chicago
se remonta a sus años madrileños. Ello, aunado al énfasis en Weber y al hecho de que los
borradores del plan de estudios conservados en el ahcm fueran escritos de su puño y letra, me
hacen pensar que el mérito de los mismos le corresponde a él, a pesar de lo que han escrito
Urquidi (1986: 5), Alarcón Olguín (1991: 66) o Moya López (2007: 781). Téngase en cuenta, sin
embargo, que Cosío Villegas, quien nunca estudió en Chicago, y es hoy justamente recordado
160 Álvaro Morcillo
como historiador, publicó tres opúsculos sobre sociología en México, resultado de su cátedra
sobre la materia en la Escuela Nacional de Sociología (Cosío Villegas, 1924; 1925a; 1925b);
todavía en 1946, Cosío se presenta como economista y sociólogo de México (Lida, Matesanz y
Zoraida Vázquez, 2000: 63). Junto a su carrera académica y en el Fondo de Cultura Económica,
Cosío Villegas tuvo también una trayectoria como servidor público, ya fuera en los años treinta
en el Banco de México o en los cincuenta y sesenta como diplomático representando a México
en el Consejo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas. Véanse sus
Memorias (1977), así como Krauze (1980) y Moya López y Olvera Serrano (2006).
14
El propósito del curso Métodos y formas de investigación social, diseñado por Medina
Echavarría, consistía en la “formación de un grupo de investigación social, que adopte y
Historia de un fracaso 161
desarrolle la actitud científica ante los fenómenos sociales, conociendo el campo y las limitaciones
de esa actitud. Se interesa más especialmente por el estímulo del tipo de investigación cooperativa
y de grupo”. Las asignaturas finalmente recibieron los nombres de Estadística y Laboratorio de
Estadística y fueron impartidas de acuerdo con los programas de la Escuela de Economía de la
unam. En el ahcm, véanse el memorándum presentado por Miguel Gleason Álvarez y Manuel
Bravo Jiménez en febrero de 1943 y conservado en el expediente del Centro de Estudios Sociales
con fecha 27 de febrero de 1943, y el expediente de Medina Echavarría del 3 de enero de 1944.
La cita es de uno de los documentos preparatorios del programa contenido en su expediente.
15
Carta del 9 de agosto de 1945 de Medina Echavarría a Cosío Villegas. Moya (2007: 782) ha
señalado los problemas para establecer exactamente qué hizo el director del Centro y cuáles
fueron los títulos definitivos de las asignaturas. Sin embargo, el rendimiento de cuentas del
director parece la fuente más segura.
162 Álvaro Morcillo
La escuela nacional de
ciencias políticas y sociales
16
En las palabras de Mendieta y Núñez: “Salvo uno que otro sociólogo ‘purista’, los autores
modernos están de acuerdo en que la sociología tiene, indudablemente, un fin práctico […]”
(1955: 233. Véase también 1941b: 130).
17
Esta suposición de Alarcón Olguín recibió la confirmación de Óscar Uribe Villegas, estrecho
colaborador de Mendieta y Núñez ya en aquellos años (Alarcón Olguín, 1991: 67). Esa
rivalidad académica explicaría, tal vez, el interés un tanto repentino de este último en las
burocracias (Mendieta y Núñez, 1941a: 82), así como que se hiciera traducir por Óscar T.
Richter las páginas relevantes de Wirtschaft & Gesellschaft en un momento en que Medina
Echavarría y sus traductores en el Fondo ya tenían borradores de dicha obra (Morcillo Laiz,
2008).
164 Álvaro Morcillo
18
En el proyecto presentado en el Primer Congreso de Sociología Mendieta y Núñez (1950: 48)
proponía: “Que en los programas de sociología se consideren como temas fundamentales: a)
La historia de la sociología; b) Sus relaciones con otras disciplinas; c) El estudio de las doctrinas
sociológicas; d) Los métodos de la sociología; e) El estudio de la sociedad y de los grupos
sociales; f) La influencia de los factores externos e internos sobre la sociedad; g) El cambio
social; h) El control social; i) La patología social”.
Historia de un fracaso 165
21
Véase al respecto la revista Ciencias Políticas y Sociales, vol. 13, núm. 47, 1967, p. 82.
Historia de un fracaso 169
El cierre del
Centro de Estudios Sociales
24
“Estamos próximos a posibilidades que en este momento desconozco y que en cierta manera
temo, pues lo que ofrece el horizonte inmediato que aquí tengo no es nada alentador”, en
“Carta de Medina Echavarría a Ayala, del 5 de julio de 1944”, ahcm, expediente Ayala.
25
“Carta de Alfonso Reyes a Medina Echavarría del 23 de mayo de 1947”, ahcm, expediente
Medina Echavarría.
26
“Since the College funds have been cut in 1942 and will be entirely eliminated beginning with
January, 1943, there is a possibility that all the work accomplished until now may be terminated
upon that date”, en “Solicitud de fondos del Centro de Estudios Históricos a la Rockefeller
Foundation”, ca. 1942, p. 3. Por algún motivo el documento está contenido en la sección ces del
ahcm, Caja 2, exp. 49.
27
“Carta de Medina Echavarría a Ayala, del 5 de julio de 1944”, ahcm, expediente Ayala.
Historia de un fracaso 171
28
En el expediente de Cosío Villegas en el Archivo Histórico del Fondo de Cultura Económica
(ahfce), en la correspondencia con Arnaldo Orfila Reynal, así como en la conservada en el
Archivo Histórico de El Colegio de México (ahcm), sección “Rockefeller Foundation”, puede
apreciarse cómo el primero llevaba preparando el salto algún tiempo.
29
Véase en el ahcm, sección “Centro de Estudios Sociales”, el balance sobre las actividades del
Centro. También han quedado testimonios de un intento de conseguir fondos para financiar
algún trabajo de investigación de Medina Echavarría. Véase una carta de Cosío Villegas a
William Berrien, del 31 de enero de 1946, en ahcm, sección “Rockefeller Foundation”.
172 Álvaro Morcillo
30
La polémica, iniciada a raíz de una recensión que Medina Echavarría hizo cuando apareció
Ideología y utopía de Mannheim publicada por el Fondo de Cultura Económica, continuó en
una carta abierta de Gaos cuestionando Sociología. teoría y técnica de su compatriota y en una
réplica de Medina Echavarría, ambas publicadas en Cuadernos americanos (Gaos y Medina
Echavarría, 1942). Tanto la contribución de Gaos (1990 [1941]) como la de Medina Echavarría
(1943) fueron publicadas luego separadamente.
Historia de un fracaso 173
parecer con criterios poco claros y maneras aún más escasas, como
sucedió en el caso de Roura Parella.31 Por cierto, que se trataba de uno
de los traductores de Economía y sociedad, por lo que con su cese
Cosío Villegas complicó aún más el establecimiento de una red de
académicos interesados en Weber. El colofón a la salida de Medina
Echavarría de El Colegio de México fue su distanciamiento del Fondo
de Cultura Económica, que Cosío Villegas controló férreamente hasta
1947 (Díaz Arciniega, 1994: 110). Del perjuicio que Cosío Villegas
infringió a la editorial y a su colección de sociología dan testimonio
las cartas de éste y de Arnaldo Orfila Reyna, su sucesor, algunas tan
tardías como del verano de 1959, pidiéndole consejo a Medina
Echavarría sobre qué libros podría publicar la editorial.32
Fundadas en el mismo lugar, con pocos años de diferencia, difícil-
mente podrían diferir más dos organizaciones académicas y sus tra-
yectorias. Un balance del Centro de Estudios Sociales debería subra-
yar, aparte de la calidad de sus “Jornadas”, el énfasis en la concepción
weberiana de la sociología, la novedosa combinación de diversas
31
Así se aprecia en una carta de Roura Parella a Cosío Villegas del 20 enero de 1946, desde
Wallingford, Pennsylvania, conservada en su expediente del ahcm: “El lunes pasado, temprano
en la mañana, recibí una carta de García Bacca en la que me da traslado de un párrafo de una
comunicación de Vd. a Don Alfonso Reyes, anunciando mi cese como miembro de El Colegio
de México. [...] El día de diciembre último no vine a Pánuco 63 sólo para decirle que nos
íbamos a pasar las vacaciones a este país [Estados Unidos], sino principalmente a pulsar las
situación. Nada pude apreciar que denunciara la gravedad del momento. [...] Por otra parte
me complace recordarle que mi lealtad a El Colegio de México y a Vd. ha sido perfecta en todo
momento. Jamás me uní al coro casi unánime de voces contra la institución y particularmente
contra su secretario. Y no faltó motivo para ello. Pero siempre entendí que la primera víctima
de sus destemplanzas es Vd. mismo. Es más: siempre colaboré en su obra del Fondo de Cultura
Económica. Sin mi intervención no hubiese Vd. publicado ni el Paideia ni el ‘Dilthey’, obras
que honran a cualquier editorial. Hace unos días Werner Jäeger me reiteraba su agradecimiento.
En cambio Vd. jamás me dio las gracias. Por lo demás hace cinco años que pude haber venido
a este país en excelentes condiciones y rehusé a ello; hace dos años pude haber ido al Brasil y
rehusé a ello; todavía el año pasado pude haber negociado mi ida a Chile. […] Mi línea de
conducta fue ésta: no dejar El Colegio de México hasta que él me dejara. Y me ha dejado de la
noche a la mañana, como quien dice, tal como me lo habían advertido los amigos con
frecuencia. [...] No creo que pueda Vd. tener idea de los perjuicios que me acarrea la forma de
esta decisión de El Colegio de México [...]. Sólo le diré que si me hubiera Vd. expresado una
sombra de duda cuando vine a despedirme de Vd. las cosas hubieran ido de muy distinta
manera. Pero precisamente en la capacidad de ver las consecuencias de nuestras acciones y
omisiones radica el nervio de la vida moral”. Imaz (1900-1951) se marcharía un tiempo a
Venezuela, pero volvería a México donde se convirtió en la mano derecha de Orfila Reyna.
32
La insistencia y cariño con que Orfila escribe habla tanto a favor del director argentino del
Fondo como de la dificultad de encontrar conocimiento experto sobre la materia en el México
de aquellos años. Las últimas cartas conservadas en el expediente de Medina Echavarría en el
ahfce versan sobre la conveniencia de publicar The Sociological Imagination de C. Wright
Mills y Sociological Theory de Nicolas S. Timasheff, como se le está requiriendo a Orfila desde
174 Álvaro Morcillo
la encpys: “Perdone Vd. la insistencia en molestarle, pero otra vez me acosan de la Escuela
Nacional de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad planteándome la urgencia de publicar
algún texto para estudios de sus alumnos”, en “Carta de Orfila del 11 de agosto de 1959”, exp.
Medina Echavarría, ahfce.
Historia de un fracaso 175
Conclusión
33
Las cursivas son mías. Se trata de una carta de Medina Echavarría a Julián Calvo, del 14 de
mayo de 1951, en ahfce. Citada in extenso en Moya López (2007: 788). Nótese que el órgano
supervisor del Fondo de Cultura Económica era llamado Junta, mientras que el de El Colegio
de México sí se titulaba Patronato.
178 Álvaro Morcillo
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