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GUÍA DE CONTENIDO Y ACTIVIDADES

ELECCIÓN DE PAREJA
Nombre: Curso: 3° MEDIO Fecha:

Objetivo de aprendizaje:  Identificar distintas motivaciones y expectativas que influyen en la elección de


pareja.
 Reconocer los aspectos que influyen en la elección de pareja adecuada y
aquellos que dificultan la mantención de ella.
 Reconocer los valores presentes en la relación de pareja.

¿Por qué se elige? Motivaciones para la elección de pareja

Las motivaciones para la elección del cónyuge son muchas veces difíciles de definir y explicar. En
grandes líneas se podría decir que dos personas eligen desde, “porque están enamoradas”, hasta,
“porque les conviene”.

El estar enamorado es en gran parte ajeno a la actividad racional, generalmente está más
relacionado con la dimensión afectiva o emocional. En la atracción que se produce entre dos
personas hay un “algo” oculto que actúa como radar y que solamente lo perciben las personas
afectadas. Esta fuerza poderosa produce un “click” emocional que llamamos “química”, una atracción
profunda que tiende a ser un proceso inconsciente, en el que juegan un papel fundamental las
propias inseguridades básicas, producto de las deficiencias, carencias y traumas de la historia vital
de las personas, que las llevan a ubicarse en una determinada posición y, desde ésta, valorar otras
(similares u opuestas).

La atracción amorosa, por otro lado, también está regulada por procesos menos profundos producto
de la historia de socialización de las personas. Este sentirse emocionado puede estar basado en
cualidades más superficiales, que corresponden a algo que la sociedad ha enseñado a valorar y que
son cualidades más externas, aparentes, evidentes (por ejemplo, los estereotipos de belleza, o de
atractivo personal, la situación económica, etc.). Estos factores provenientes del proceso de
socialización también pueden tener un componente inconsciente en mayor o menor grado, ya que
algunos de ellos pueden corresponder a valores que se han incorporado en la persona cuando ella
aun no tenía la capacidad de
procesarlos por sí misma.

Aun cuando los procesos inconscientes


pueden designar a quién se ama, se requiere
de la actividad racional para poder juzgar
acertadamente con quién se podrá vivir en
armonía. En este sentido, a pesar de que el
proceso de elección se basa principalmente en
procesos inconscientes, el juicio consciente
interviene después, apreciando de manera
lógica las posibilidades de éxito o fracaso de
la elección. Lo que evalúa este proceso
“racional consciente” puede ser el grado de
acuerdo en costumbres, valores, metas e
ideales, forma de enfrentar los problemas,
concordancia en la apreciación del mundo,
religión, familia…, de modo que existan bases
para una convivencia en armonía. Es
especialmente en esta etapa cuando cobra
importancia la presión de las familias de
origen, las que con sus actitudes pueden empañar o fortalecer la atracción inicial.

En relación a lo expuesto anteriormente podemos concluir que la elección de pareja puede realizarse
en función de:

a) la dimensión puramente emocional o afectiva


b) la emocional complementada con la racional
c) aquella puramente racional.

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Procesos implicados en la elección de pareja ¿Cómo se elige?

Hemos analizado dos criterios, que pueden complementarse dando lugar a un tercero, por los cuales
las personas eligen pareja. Nos queda detallar la forma en que dichos criterios influyen
concretamente en la elección, a continuación, señalaremos y explicaremos algunos de ellos.

Como ya hemos mencionado la atracción amorosa depende, entre otras cosas, de procesos
inconscientes. Estos sentimientos dolorosos y deseos insatisfechos relacionados con la añoranza de
otro ser, tienden a influir en las relaciones humanas de la vida real y en forma muy especial, en las
relaciones que impliquen un vínculo emocional fuerte. Uno de estos procesos es el que se denomina
proyección, al proyectarse en el otro, las personas atribuyen a él sentimientos, deseos y añoranzas
que les son propios. Este mecanismo puede ser la base de la elección original de pareja, al escoger
una persona que está disponible y que actúe naturalmente o acepte actuar, al menos parcialmente,
aquello que el otro desea proyectar.

Otro proceso implicado en la proyección son las impresiones (proceso relacionado con la percepción
social), que podemos ejemplificar en apreciaciones tales como “él parece tan seguro de sí mismo”,
“es una persona de principios”, “ella siempre consigue lo que quiere de los demás”, podrían ser
claves de deseos y añoranzas secretas, de partes de sí mismo no desarrolladas, que pueden influir
de manera decisiva en el desarrollo de una relación estable. Elegir una pareja, en este sentido, es
encontrar a otro que pueda suplir lo que a la persona le falta, es encontrar por lo tanto un
complemento, este proceso se llama complementariedad y siempre conlleva una condición de
opuestos (a diferencia de la afinidad, que también se relaciona con nuestra formación de impresiones
y la tendencia a valorar positivamente a las personas que se nos parecen).

A pesar que se ha dicho que actualmente la elección recae “solamente” en las decisiones de pareja,
se podría decir que esta afirmación es cuestionable por diversas limitaciones que restringen la
elección o influyen en ella, que se caracterizan por ser propias del contexto sociocultural y que
podemos atribuir al proceso de socialización.

El fuerte peso de la socialización, influye de diversas formas en la elección de las personas. Algunos
se ven influidos a escoger un determinado tipo de hombre o mujer, señalados como atractivos por el
grupo. Otros, tienden a elegir a partir de los patrones transmitidos por los padres acerca de lo que
“debe y no debe” gustarle en una pareja. En otros casos los estereotipos y prejuicios presentes en
diferentes espacios de socialización (escuela, amigos, medios de comunicación, trabajo, etc.) en
relación al género, definen el papel de la mujer y el hombre en la elección.

Al hombre se lo ha incentivado a una conducta activa de acercamiento sexual, en cambio a la mujer


se le ha reforzado una conducta más pasiva. La mujer ha estado limitada a ser elegida, el hombre
en cambio ha podido elegir.

ACTIVIDADES

I. Marca la alternativa correcta.

1. En relación a las motivaciones para elegir pareja es correcto que estas pueden ser:
I. Conscientes o inconscientes
II. Emocionales o racionales
III. biológicas o corporales
IV. innatas o culturales

a) I, II y III b) I y II c) I, II y IV d) II y III

2. ¿Qué alternativa NO contiene una limitación, en el proceso de elección de pareja?


a) Fuerte influencia social ejercida, a través del proceso de socialización, para elegir un hombre
o mujer atractiva, según los cánones sociales del contexto cultural.
b) Fuerte influencia familiar, para elegir de acuerdo a códigos entregados por los padres.
c) Fuerte influencia interna, entregada por la propia escala de valores.
d) Fuerte influencia del género masculino y/o femenino, de la forma social de ser hombre y ser
mujer.

3. El proceso de elección de pareja se basa en:


a) procesos y motivaciones inconscientes.
b) procesos inconscientes y la actividad racional.
c) sólo sentimientos conscientes.
d) sólo la actividad consciente al apreciar de forma lógica la elección.

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II. Sobre la línea coloca número del término que corresponda a la definición, descripción, ejemplo o
caracterización dada.

1. Proyección 2. Proceso de influencia social 3. Complementariedad 4. Impresiones

1. ___ Encontrar a otro, opuesto a nosotros, que pueda suplir lo que a la persona le falta, un
complemento.

2. ___ Atribución de los propios sentimientos, deseos y añoranzas al otro.

3. ___ Afirmar sobre la pareja, por ejemplo “es tan seguro de sí mismo”, “tiene tanto carácter”.

4. ___ Aceptar salir con un chico “problemático”, porque nuestras amigas lo encuentran “cool”
o “bacán”.

La Importancia del Amor en la elección de pareja

 El amor romántico

El amor romántico es emocional, impulsivo y con gran


fuerza dinámica, es algo que ocurre y que el sujeto no
puede evitar, “pasó”, “me enamoré”. En esta
experiencia del amor, el enamorado siente una
atracción irresistible por el otro. Algo extraño, un “no sé
qué “, en la manera de hablar, de reír del ser amado
provoca intensas emociones y siente que no puede vivir
sin el otro, por esta razón se le desea y se le teme.

Este tipo de amor es autorreferente. El enamorado no


ve al “otro”, sino que se ve a sí mismo en el otro, se da
en las personas dependientes, que se sienten
incompletas, estas personas ven la relación como un
alivio frente al aislamiento, y, por tanto, existe en ellas
la ilusión de ser “uno” completo a través del otro. El
enamorado usa al otro, tratando de tomar de él lo que
le falta, es por eso que busca la fusión en la cual
“nosotros” anula el “tú” y el “yo”.

Es el amor propio de los adolescentes, que están tan centrados en sí mismos y en la búsqueda de
su propia individualidad, que no pueden ver al otro sino a través de sus propias necesidades. Un
sentimiento que se ve reforzado por la idealización y posiciones extremas de “todo o nada”, facetas
muy propias de esta etapa de desarrollo. Sin embargo, no solo los adolescentes experimentan el
amor romántico, también lo hacen los adultos inmaduros, cuyo desarrollo no ha superado la etapa
del egocentrismo, aun cuando puedan haber logrado definir su identidad en algún área, como por
ejemplo en el plano laboral, la propia identidad carece de la solidez necesaria.

Efectivamente, en nuestra cultura existe el mito del amor romántico, de alguna manera se nos
enseña que ése es el amor, y según esta idea se piensa que no hay amor cuando se acaba la pasión,
la excitación, el deseo de poseer al otro, ya que éstos constituyen para muchos los signos distintivos
de su presencia. Si ellos se aplacan la relación deja de tener sentido. Por otra parte, la educación en
los roles sexuales está orientada a desarrollar la limitación y la dependencia. Hombre y mujer van
negando aspectos de sí mismos, de tal forma que para ser “uno” tienen que complementarse con el
otro. Es cierto que durante los últimos años la situación ha tendido a hacerse menos rígida en este
sentido, sin embargo, aún subsiste muy arraigada la valoración de los papeles diferenciados. Más
aun, el machismo muy exacerbado en ciertos sectores sociales consagra la posesión del hombre
sobre la mujer y la dependencia de ella. Por último, muchos procesos amorosos se ven detenidos al
nivel del amor romántico, porque las personas hacen suyas una serie de costumbres y valores
sociales, particularmente de la sociedad urbana. Es así como el individualismo, la desconfianza, la
competencia, el énfasis en el tener, la importancia asignada a lo externo, al poder y la dominación,
la rapidez con que se vive no dan lugar para compartir, para sacarse las máscaras, para “ser”, para
compenetrarse consigo mismo y con el otro y darse tiempo para trabajar la relación, requisito
fundamentales para el desarrollo de un amor maduro.

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El amor maduro

El amor maduro es un sentimiento


estable, reflexivo y profundo. Es
un amor activo que proviene de la
interioridad del individuo, que
siente en sí la capacidad de
transformar el mundo; impulsa,
permite crecer, motiva a seguir
viviendo y da sentido a la vida. Es
trascendente, altruista, abierto a
los intereses y deseos del otro, a
quien acoge, respeta y aprecia en
su individualidad única.

Es responsable y tierno y le interesa que todo lo del otro se desarrolle. En él, el contacto físico se ve
caracterizado por el afecto, la calidez y la cercanía; no hay opresión, sino consenso. Este tipo de
amor es el amor de las personas autónomas, con una identidad integrada, en que la unión no es la
dependencia del otro para su autodefinición, sino el fruto del ser de dos personas diferentes y
completas, separadas, pero en contacto. Quienes experimentan esta forma el amor, habitualmente
han logrado una confianza básica en las etapas tempranas de su vida que les ha permitido superar
las etapas siguientes, han sido reconocidas y amadas, viviendo en un ambiente en que se valora la
solidaridad y el compartir, en un medio de respeto entre uno y otros. El amor es un camino en que
el desarrollo personal y de la intimidad de la pareja se nutren mutuamente para aproximarse cada
vez más al amor maduro, que va calando poco a poco, de manera crecientemente más profunda,
permitiendo una relación de pareja más completa.

ACTIVIDADES

I. Marca con una equis la letra de la alternativa correcta.

1. ¿Qué idea caracteriza mejor al amor romántico?


a) es una conducta basada en un estereotipo social.
b) es el amor maduro que se logra en una pareja.
c) es el tipo de relación ideal entre un hombre y una mujer.
d) ninguna de las anteriores.

2. ¿Qué idea NO corresponde al amor romántico


a) se da un tú, un yo y un nosotros, es decir, se respetan las individualidades.
b) Se da preferentemente, en la adolescencia.
c) Se usa al otro como satisfacción de las propias necesidades.
d) es emocional, impulsivo e intenso.

3. El mito del amor romántico en nuestra cultura se distingue porque:


a) la educación de los roles sexuales orienta a la dependencia en una relación de pareja.
b) el machismo aún existente, en nuestra cultura, exacerba la posesión del hombre sobre la
mujer.
c) la misma sociedad urbana privilegia el tener al ser, y, la relación se construye en lo externo,
el poder, el individualismo y la competencia.
d) todas las anteriores.

4. El amor maduro se da:


a) en la tercera edad.
b) en la adolescencia.
c) en la juventud.
d) no es cronológico, se da en personas autónomas, con identidad integrada.

5. “Es un amor estable, reflexivo y profundo. Con una comunicación abierta, sin pérdida de la
propia individualidad. Es activo y acoge los deseos del otro, a quien respeta y aprecia en su
forma de ser”. Esta idea de amor corresponde al:
a) amor racional.
b) amor juvenil.
c) amor maduro.
d) amor individual.

II. Marca con una “X” el tipo de amor al que corresponde la actitud o situación descrita.

4
Amor Amor
romántico maduro
Responsabilizar siempre a la pareja por nuestra infelicidad.

Decir a la pareja “No podría vivir sin ti, no sé qué haría si me dejaras”

Alegrarse por los logros de la pareja, aunque eso implique menos


tiempo juntos.
Tomar decisiones unilaterales e imponer nuestro punto de vista.

Compartir tareas y actividades, aunque no sean agradables.

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