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Universidad Central de Venezuela

Facultad de Ciencias Políticas y Jurídicas


Centro de Estudios de Postgrado
Amparo Constitucional
Paper Nº 1: ¿Existe la Acción de Amparo en Venezuela?

Desde el punto de vista histórico el derecho de amparo en Venezuela se ha ido


asomando al estamento jurídico con una timidez más que pasmosa, el primer indicio lo dio
el Presidente Páez, cuando el 6 de agosto de 1830, firmó un decreto, donde por primera vez
se asomaba el amparo, luego en 1850, en las Disposiciones Generales del Código Orgánico
de Tribunales y Juzgados surge el efecto protector y suspensivo del amparo, luego en la
Constitución de 1947 se establece el Habeas Corpus, modalidad indiscutida de amparo, hasta
que en la constitución de 1961, el constituyente en su precepto número 49 plasma sin
equívocos la institución del amparo constitucional.

A partir de ese momento lo que estaba en el papel constitucional era de casi imposible
implementación, solo en muy contadas excepciones y bajo condiciones bastantes precarias
eran aprobadas acciones de amparo, en 1983, a raíz de una solicitud interpuesta por el
ciudadano Andrés Velázquez ante la Corte Suprema de Justicia en su Sala Plena, se
establecen unos parámetros bajo los cuales el derecho de amparo puede ser ejercido, es
importante señalar que tales regulaciones hacían de la solicitud de una acción de amparo una
tarea imposible desde el punto de vista jurídico, y solo bajo componendas se lograba el éxito
de esta acción.

Luego, en 1988 es promulgada la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y


Garantías Constitucionales (LOASDYGC en lo adelante), la cual reproducía de manera
lamentable los mismos vicios que impuso la sentencia de la Sala Plena de la Corte Suprema
de Justicia en 1983, temas como la subsidiariedad de la acción, la dependencia del amparo
con la competencia por materia de cada tribunal, la discrecionalidad que otorgo la Sala Plena
a los Tribunales para darle uso prudente y racional a la norma contenida en el artículo 49 de
la constitución, tratando de suplir por medio de la analogía y demás instrumentos de
interpretación de que los provee el sistema jurídico venezolano, el hecho de darle más
importancia al estudio objetivo de la norma que a los hechos que configuraban la violación
constitucional y como guinda de la torta, el hecho de que el amparo fuese considerado una
acción y no un derecho, dándole mayor importancia al hecho adjetivo que al carácter
sustantivo de la institución.

Esto sin considerar que la ley fue promulgada 27 años después de que la constitución
de 1961 lo ordenara y en lugar de llenar un vacío jurídico importante en relación a la
implementación practica de esta institución, profundizó más aún el vacío regulatorio del
derecho de amparo. Posterior a estos hechos acontecieron tiempos bastantes oscuros respecto
a la acción de amparo, dudas acerca del Tribunal competente para interponerlo, lo cual se
prestaba a componendas con los funcionarios tribunalicios para asegurar su admisión, la
profundización de su carácter adjetivo, negándole su posición de derecho fundamental
protector de otros derechos humanos.
Posteriormente, vendría la promulgación de la constitución de 1999, donde desde el
punto de vista positivo, el derecho de amparo adquiere otra dimensión. Se establece
constitucionalmente su carácter sustantivo y adjetivo, su naturaleza progresiva en materia de
derechos humanos, su facultad restablecedora y prioritaria respecto a otros asuntos
procesales, y su condición inderogable ante todo evento. Todo esto, sin duda juega en favor
de la institución, desde la visión positiva del derecho de amparo, pero en términos prácticos
la realidad es otra.

Interponer una acción de amparo es una tarea titánica, que hoy en día debe ser
acompañada de una reivindicación política en favor de quienes detentan el poder político en
el país, para que tenga éxito, las consideraciones jurídicas y doctrinales quedaron vetustas y
en desuso, no importa el hecho material de la violación que se reclame, no importa las
consideraciones de carácter jurídico que se aleguen en favor de obtener la medida
restablecedora, no importa la presunción de buen derecho que pueda esgrimir el recurrente,
importa si la causa que se defiende se alinea con los factores de poder que dominan todas las
estructuras del Estado, incluyendo obviamente el Poder Judicial.

Desde siempre la existencia del derecho d amparo en el andamiaje jurídico


venezolano ha estado en duda, particularmente se duda de su existencia o aplicación real,
existe una entelequia jurídica que se invocaba cuando se quería dar justificación al carácter
equilibrado de las instituciones políticas y judiciales del Estado, pero en la realidad era
inaplicable, engorroso, nada breve, jamás sumario y realmente, para nada gratuito. Hoy día
está más desdibujado que nunca, solo está reservado para ser invocado y concedido a la clase
política dominante del país, que como nunca antes en la vida Republicana, ejerce absoluto
control sobre todas las instituciones del Estado, especialmente sobre las instituciones
judiciales.

Hoy más que ayer, se niega la existencia del Derecho de Amparo en la vida jurídica
de Venezuela, hoy más que ayer se refuerza su carácter de entelequia jurídica, que para nada
restablece las situaciones jurídicas infringidas a los ciudadanos, no es una figura
restablecedora, es una figura vacía y desdibujada que para nada cumple con todos los
requisitos que debe llenar dentro de la vida jurídica de un Estado Constitucional.

Dixxon Pereira
C.I. 9.993.873

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