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RESPONSABILIDAD ÉTICA, CIVIL Y PENAL EN LA PRESTACIÓN

DE SERVICIOS DE IMAGENOLOGÍA DIAGNÓSTICA

El presente documento es una breve síntesis y tiene como propósito resaltar grosso modo la
importancia de la responsabilidad ética, civil y penal del tecnólogo en imágenes diagnósticas en su
ejercicio profesional.

La palabra responsabilidad, proviene del latín respondere, que se entiende como la


obligación que adquiere una persona de responder por las consecuencias de sus actos, libremente
ejecutados. Esto implica que el sujeto que se sabe autor de ellos, acepta sus consecuencias. Sólo
cuando somos libres en el sentido positivo de la palabra, es decir, autónomos, conscientes, nos
damos cuenta de la repercusión de nuestras acciones y podemos ser responsables.

No existe la auténtica libertad sin responsabilidad, ni hay responsabilidad sin libertad. Una
libertad sin responsabilidad es una pseudolibertad, pero no una auténtica libertad. Las opciones que
tomamos libremente son aquellas que hacemos sin coacción de ningún tipo, pero para ser
plenamente libres, deben ser responsables. La persona ha de ser libre para asumir el compromiso y
ha de reconocerse con la capacidad para asumir el compromiso y su respuesta. Si no hay libertad,
no se puede hablar de responsabilidad, con lo cual se ha de deducir que una persona es responsable
cuando tiene plena conciencia de sí misma y se posee a sí misma.

La respuesta responsable no es espontánea ni incontrolada, sino que surge de un juicio


valorativo. Quien es capaz de dar respuestas es quien no permanece indiferente, quien no queda
insensible y paralizado ante las injusticias del mundo, sino que se implica tratando de responder a
ellas. La respuesta responsable se da especialmente ante las necesidades de otras personas.

Responsabilidad ética

En este orden, en el ámbito ético, el ser humano siempre está justificando sus actos y dando
cuenta de sus propias acciones ante sí mismo y ante la sociedad. Rendir cuentas a sí mismo es una
necesidad ineludible y se hace ante la “conciencia moral”. Se trata de una voz interior que de manera
imperativa ordena qué es lo correcto, a partir del juicio de la razón.

La ética brinda elementos de reflexión, para que el profesional de salud, identifique sus
propias posiciones y prejuicios morales, que interfieren consciente e inconscientemente con su
habilidad para proporcionar una atención de calidad. La persona ética, que opta por una acción en
forma consciente y voluntaria, le lleva al mejoramiento progresivo del ser, sin que se quede reducida
a cumplir irreflexivamente por obligación una norma, ni a la repetición sin juicio crítico de sus
funciones y exigencias previamente determinada.

La responsabilidad ética, se basa en el conocimiento inmediato que tengo de ser el autor


de mis propios actos. Toda responsabilidad es una responsabilidad ante alguien. El problema es que
a algunas personas les cuesta trabajo aceptar su responsabilidad y entonces la evaden. Así, cuando
se dice que una persona es irresponsable, se refiere a que no calcula las consecuencias de sus actos,
que no acepta hacerse cargo de lo que hace o que no enfrenta sus decisiones.

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Como la responsabilidad en el marco ético es personal, significa que quien cometiera una
falta debe analizar las conductas que le eran exigibles y las compare con las conductas realizadas,
entonces, se espera asuma las consecuencias derivadas de la transgresión o incumplimiento a las
normas.

Actuaciones que respondan a las consignas: “Solo lo haré está vez”, “No seré descubierto”,
“Donde fueres haz lo que vieres,” y “si todo el mundo lo hace, debo ser aceptado”, pueden llevar a
la inobservancia de principios éticos y de manera torpe a actuar en forma irreflexiva y por ende
irresponsable, sin advertir las consecuencias derivadas. Existen diferentes tipos de violación que se
alejan de la responsabilidad ética, entre los que se encuentran:

Ceguera moral, consiste en que la persona carece de criterio para diferenciar entre lo bueno y lo
malo, por lo tanto, no interpreta en la justa medida los actos.

Mutismo moral, cuando la persona permite que otros incumplan a los principios éticos con efectos
indeseados, pero no ejerce una posición respetuosa y crítica argumentada. Es tan culpable quien
hace como quien deja hacer.

Obediencia sin pensar, cumplir órdenes, porque están escritas, sabiendo que al hacerlo puede
causar daño. Hacer caso omiso al conocimiento adquirido.

Responsabilidad civil y penal

Existen otros tribunales y otras obligaciones paralelas a la responsabilidad del


cumplimiento del deber pactado, por las que el ser humano debe dar cuenta ante las autoridades
que le pedirán explicación si comete una infracción, ya que las leyes jurídicas se crearon para ayudar
a vivir en libertad y a plenitud a todos y cada uno de los sujetos que hacen parte de la sociedad:

La responsabilidad civil se origina en la obligación de cumplir con lo pactado en un contrato.


El incumplimiento de una obligación por acción u omisión, nacida de un contrato se denomina
responsabilidad contractual. En algunos casos genera efectos civiles, penales o disciplinarios. Como
consecuencia, se debe resarcir económicamente (indemnizar) por el daño causado, (todo el que
causa un daño debe pagarlo), siempre y cuando no haya un dolo punible (penal).

Una mala práctica de un profesional que labora en una institución dedicada a la prestación
de servicios de estudios de imagenología, puede originar un daño por acción u omisión, derivada
principalmente por:

Imprudencia: actuar con ligereza, sin tomar las debidas precauciones, omisión del cuidado o
diligencia exigible a un profesional. Se evidencia una actitud profesional injustificadamente
apresurada y carente de juicio previo.

Negligencia: no se hace lo que se debe hacer cuando se puede hacer. Hay descuido, omisión o
abandono ya sea en forma culposa o dolosa, ocasionando daños, lesiones, o provocando la muerte
de un usuario.

Impericia o inobservancia: Falta total o parcial de conocimientos, experiencia o destrezas para el


correcto desempeño de una tarea, que se presume y se consideran adquiridos por medio de la

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obtención del título y una tarjeta profesional. Al igual, se pude configurar por la pérdida de
habilidades o disminución de las facultades mentales o físicas, consecuencias de la edad, el
cansancio o alguna enfermedad. En el sector salud y específicamente en los servicios de
imagenología se exige que el tecnólogo este probadamente calificado para tal función.

Uno de los principios o reglas que fundamentan el daño, consiste en que éste debe ser
indemnizado plenamente, es decir, que “se debe indemnizar el daño, sólo el daño y nada más que
el daño”. ¿Qué y cuánto debe pagar un profesional de la salud en caso de ser declarado responsable
y verse en la obligación de indemnizar el daño causado?

Es importante señalar que, en un principio al determinar la indemnización a pagar por parte del
causante del daño, el cálculo se limitaba al reconocimiento de perjuicios materiales en sus dos
rubros a saber: daño emergente y lucro cesante.

Daño Emergente, se define legalmente por el Código Civil como “el perjuicio o la pérdida que
proviene de no haberse cumplido la obligación o de haberse cumplido imperfectamente, o de
haberse retardado su cumplimiento” (art. 1604).

Involucra todos que surgen del daño sufrido como aquellos gastos médicos, hospitalarios o
farmacéuticos requeridos para el restablecimiento de la salud de la persona, los cuales
cronológicamente pueden ser pasados a futuros dependiendo de la época de su causación.

Lucro Cesante, se define en el Código Civil, art. 1614, como “la ganancia o provecho que deja de
reportarse a consecuencia de no haberse cumplido la obligación o cumplida imperfectamente, o
retardado su cumplimiento”.

Es decir, cuando un bien económico que debía ingresar en el curso normal de los acontecimientos,
no ingresó ni ingresará al patrimonio de la víctima. Lo que el individuo deja de percibir o devengar
a causa del daño que ha sufrido. Le imposibilita para que pueda trabajar.

Existe un perjuicio o daño inmaterial, consistente en que la víctima quede materialmente


indemne como en los anteriores daños, sino que el dinero recibido por este concepto permita hacer
más llevadera la pena y sufrir en las mejores condiciones posibles la alteración emocional producida
y permitir así que cese o aminore el daño percibido.

Daño Moral, se puede definir como el dolor, la congoja, la aflicción, el sufrimiento que produce el
fallecimiento de una persona a sus parientes o el que sufre la propia víctima como consecuencia
de las lesiones percibidas.

La Responsabilidad Penal es estrictamente personal, independiente al cargo que se ocupe


técnico o profesional; esta califica falta o delito cometido contemplado en el Código Penal en
función de la gravedad de las penas, pueden distinguirse entre hechos dolosos (intencionados) o
culposos (por imprudencia). Los delitos están tipificados en el Código Penal y llevan a la perdida de
la libertad de quien incurrió en el delito. Todo daño en el ámbito penal, genera responsabilidad civil.

Algunos tipos de delitos pueden ser la revelación de secretos (información de tipo


confidencial), mala práctica profesional (al aplicar saberes técnicos inapropiadamente, no contar
con la suficiente fundamentación), responsabilidad profesional (comisión de actos delictivos, ya

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sean dolosos o culposos, durante el ejercicio profesional), falsedad (falta de veracidad en el manejo
de datos, información, documentos o al rendir declaraciones ante una autoridad, lesiones y
homicidio, no atención de personas incapaces de cuidarse a sí mismas (niños, ancianos, etc., o a las
personas enfermas) entre otras acciones.

Finalmente cabe señalar que las responsabilidades éticas, civiles y penales, son difíciles de
diferenciar, porque el quebrantamiento de una de estas, conducen posiblemente al incumplimiento
de las demás.

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