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UNIVERSIDAD TECNICA DE BABAHOYO

NOMBRE: DEYVIS TIÑE CHASI

CURSO: PRIMERO “B” VESPERTINO

FECHA:06/11/2019

LA ESENCIA DEL CONOCIMIENTO

Es el sujeto que determina al objeto, o el objeto determina al objeto. El conocimiento representa


una relación entre sujeto y un objeto. El verdadero problema del conocimiento consiste, por
tanto en el problema de la relación entre sujeto y objeto. Hemos visto que el conocimiento se
representa a la conciencia natural como una determinación del sujeto por el objeto.

TIENE SOLUCIONES PRE METAFÍSICAS:


EL OBJETIVISMO: Según éste, el objeto es el decisivo entre los dos miembros de la relación
cognoscitiva. El objeto determina al sujeto. Éste ha de regirse por aquél. El sujeto toma sobre si
un cierto modo las propiedades del objeto, las reproduce. Esto supone que el objeto hace frente
como algo acabado, algo definitivo a la conciencia cognoscente. Esta es la idea central del
objetivismo. Según él, los objetos son algo dado, algo que presenta una estructura que es
reconstruida por la conciencia cognoscente. Para el objetivismo, el centro de gravedad del
conocimiento reside en el objeto; el reino objetivo de las Ideas o esencia es, por decirlo así, el
fundamento sobre el que descansa el edificio del conocimiento.

EL SUBJETIVISMO: Trata de fundar el conocimiento humano en el sujeto. Para ello coloca el


mundo de las Ideas, de las esencias, el conocimiento, en el sujeto. En éste radica la verdad del
conocimiento. Pero téngase en cuenta que con el sujeto no se quiere significar el sujeto
concreto, individual, del pensamiento, sino un superior, trascendente. Lo peculiar del
conocimiento ya no consiste en enfrentarse con un mundo objetivo, sino en volverse hacia aquel
sujeto supremo. De él, no del objeto, recibe la conciencia cognoscente sus contenidos. Por
medio de estos supremos contenidos, de estos principios y conceptos generales, levanta la razón
el edificio del conocimiento. El conocimiento se halla fundado, por ende, en lo absoluto en Dios.
Esta concepción también la encontramos en la filosofía moderna, la idea central del subjetivismo
se presenta aquí despojada de todos los accesorios metafísicos y psicológicos, el sujeto, en quien
el conocimiento aparece fundado en último término, no es un sujeto metafísico, sino lógico. Se
dignifica con esto el conjunto de las leyes y los conceptos supremos de nuestro conocimiento.
Estos son los medios merced a los cuales la conciencia cognoscente define los objetos. Esta
definición es concebida como una producción del objeto. No hay objetos independientes de la
conciencia, sino que todos los objetos son engendrados de ésta, productos del pensamiento.
Sólo hay un ser conceptual, mental, no un ser real, independiente del pensamiento (es un
riguroso idealismo).
SOLUCIONES METAFÍSICAS:
EL REALISMO: Es aquella posición epistemológica según la cual, hay cosas reales,
independientes de la conciencia. En el realismo ingenuo, las cosas nos son dadas como producto
o contenidos de la percepción. Identifica los contenidos de percepción, con los objetos. Las cosas
son, según el realismo, exactamente como las percibimos. El realismo natural, está influido por
reflexionar críticas sobre el conocimiento. Ya no identifica el contenido de la percepción con el
objeto, sino que distingue el uno del otro.

EL REALISMO CRÍTICO: no cree que convenga a las cosas todas la propiedades encerradas en los
contenidos de la percepción, sino que es, por el contrario, de opinión que todas las propiedades
de las cosas que percibimos sólo por un sentido como los colores, los sonidos, los olores, etc.,
únicamente existen en nuestra conciencia. Estas cualidades surgen cuando determinamos
estímulos externos, actúan sobre nuestros órganos sensoriales. No tienen, carácter objetivo,
sino subjetivo. Es menester, sin embargo, suponer en las cosas ciertos elementos objetivos y
casuales para explicar la aparición de estas cualidades. El hecho de que la sangre nos parezca
roja y el azúcar dulce, ha de estar fundado en la naturaleza de estos objetos.

EL IDEALISMO: Éste sustenta la tesis de que no hay cosas reales independientes de la conciencia.
Se divide en: el idealismo subjetivo o psicológico: las cosas no son nada más que contenidos de
la conciencia. Todo su ser consiste en ser percibidas por nosotros, en ser contenidos de nuestra
conciencia. Tan pronto como dejan de ser percibidas por nosotros, dejan también de existir. No
poseen un ser independiente de nuestra conciencia. Nuestra conciencia con sus varios
contenidos, es lo único real.

EL IDEALISMO OBJETIVO: los objetos del conocimiento existen (engendrados) como producto
del pensamiento. Mientras el idealismo subjetivo ve en el objeto del conocimiento algo
psicológico, un contenido de conciencia y el realismo lo considera como algo real, como un
contenido parcial del mundo exterior, el idealismo lógico lo tiene por algo lógico, por un
producto del pensamiento.

EL FENOMENALISMO: Es un intento de reconciliación entre el realismo y el idealismo.


El fenomenalismo (fenómeno, apariencia) es la teoría según la cual, no conocemos las cosas
como son en sí, sino como nos aparecen. Para el fenomenalismo hay cosas reales, pero no
podemos conocer su esencia. Sólo podemos saber que las cosas son, pero no ¨lo que son¨. El
fenomenalismo coincide con el realismo en admitir cosas reales; pero coincide con el idealismo
en limitar el conocimiento a la conciencia, al mundo de la apariencia, de lo cual resulta
inmediatamente la incognoscibilidad de las cosas en sí.
Cuando concebimos el mundo como compuesto de cosas que están dotadas de propiedades, o
sea, cuando aplicamos a los fenómenos el concepto de sustancia; o cuando consideramos
ciertos procesos como producidos por una causa, esto es, cuando aplicamos el concepto de
causalidad; o cuando hablamos de la realidad, la posibilidad, la necesidad, todo esto se funda,
en opinión del fenomenalismo, en ciertas formas y funciones a priori del entendimiento, las
cuales excitadas por las sensaciones, entran en acción independientemente de nuestra
voluntad. Los conceptos supremos o las categorías que aplicamos a los fenómenos, no
representan por consiguiente, propiedades objetivas de las cosas, sino que son formas lógicas
subjetivas de nuestro entendimiento, el cual ordena con su ayuda los fenómenos y hace surgir
de este modo ese mundo objetivo que, en opinión del hombre ingenuo, existe sin nuestra
cooperación y con anterioridad a todo conocimiento.
El mundo en que vivimos es, dicho con otras palabras, un mundo formado por nuestra
conciencia. Nunca podemos conocer cómo está constituido el mundo en sí, esto es,
prescindiendo de nuestra conciencia y de sus formas a priori. Pues tan pronto como tratamos
de conocer las cosas, las introducimos, por decirlo así, en las formas de la conciencia. Ya no
tenemos pues, ante nosotros la cosa en sí, sino la cosa como se nos aparece, o sea el fenómeno
Esta teoría fue desarrollada por Kant.

CRÍTICA Y POSICIÓN PROPIA: El idealismo no logra mostrar que la posición realista sea contraria.
Tampoco el realismo consigue abatir definitivamente a su adversario.

SOLUCIONES TEOLÓGICAS
La Solución Monista y Panteísta

El idealismo, al negar la realidad, en cierto modo desconoce uno de los dos elementos que
intervienen en la relación del conocimiento; el realismo permite que ambos coexistan; el
monismo intenta reunirlos en la unidad última. El sujeto y el objeto, el pensamiento y el ser, la
conciencia y las cosas, sólo en la apariencia son una dualidad, pues en la realidad constituyen
una unidad. Son dos aspectos de la realidad única. Lo que se presenta ante la experiencia como
una dualidad, para la metafísica, única ciencia que profundiza en la esencia, es una unidad.

La Solución dualista y teísta

Se tiene una concepción dualista y teísta del universo, cuando se admite la existencia de un
dualismo empírico de sujeto y objeto que se fundamente en un dualismo metafísico. En esta
concepción de universo, se sostiene la diferencia metafísica esencial entre el objeto y el sujeto,
entre la conciencia y la realidad. Sin embargo, esta dualidad, en su opinión, no es definitiva. El
sujeto y el objeto, el pensamiento y el ser, finalmente deben ser reducidos a un último principio
común. Este principio se identifica con la Divinidad, causa común de la idealidad y de la realidad,
del pensamiento y del ser. Siendo la causa eficiente del mundo, Dios ha ordenado el reino ideal
y el reino real de tal manera, que ambos concuerdan para que exista una armonía total entre el
pensamiento y el ser.

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