5a Guía de Lectura
Año 2019
Metodología:
Actividades:
Cuestionario:
3) Describan cuáles son, según el autor, los “enunciados causales” y los “valores
políticos” del Institucionalismo Clásico.
Las críticas conductistas exageradas tienen que ver con el planteo de Macridis, que
sostenía que la comparación entre gobiernos era excesivamente formalista a la
hora de abordar las instituciones políticas; que no tenía en cuenta la relevancia de
los acuerdos sociales informales a la hora de ejercer el poder; que era insensible a
la influencia de condicionantes no políticos del comportamiento político; que era
meramente descriptiva y no se centraba en la resolución de problemas y no tenía
un método analítico; que no tenía en cuenta ni hipótesis, ni verificaciones, y por lo
tanto era incapaz de construir una teoría política dinámica de tipo comparativo.
Dicho de otro modo, el estudio de las instituciones políticas no era conductista. Se
centraba en el estado, cuando lo que estaba de modo era tener una perspectiva
centrada en la sociedad.
Las críticas se extendieron a la metodología, ya que el conductismo tenía una
metodología de base positivista, que buscaba contrastar empíricamente todo lo que
observaba, de lo contrario no era ciencia. El método histórico no es apropiado ya
que se centra en lo particular y no explica sistemáticamente la estructura y el
comportamiento de los gobiernos. El análisis jurídico es demasiado formalista y se
aleja de la práctica concreta de los gobiernos.
Estas críticas tienen sus problemas ya que la crítica de Macridis, es inexacta y
errada, porque Herman Finer, siempre tiende a contextualizar las instituciones e
indaga en las relaciones entre requisitos formales y comportamientos informales e
intenta explicar las diferencias entre las instituciones de diferentes países y las
consecuencias para la democracia. Quizá sería más sensato criticarlo por utilizar un
lenguaje y enfoque anticuados.
Se cae en el error de que al criticar la metodología del institucionalismo, esta crítica
se convierta en una condena absoluta a esta corriente en su conjunto.
Se desecha el institucionalismo simplemente porque su enfoque no está a la
vanguardia de la disciplina.
Pero, por otro lado si se le pueden hacer críticas válidas como las siguientes:
. Solo se estudian las normas formales y no el funcionamiento real del sistema
normativo.
. Los institucionalistas esconden su posicionamiento valorativo o normativo, y
asumen como superiores a las instituciones y valores liberales.
En algunas corrientes institucionalistas clásicas (salvo la de Finer) explican en su
mayoría de las veces, a las instituciones sin tener en cuenta su contexto político y
no explican porque tienen éxito ciertas instituciones en algunos países y en otros
no.
El institucionalismo no explica su teoría causal, y tampoco analiza los límites del
enfoque.
A través de las acciones de los individuos que las instituciones tienen efecto sobre
los resultados políticos. En general, los nuevos institucionalistas proveen dos tipos
de respuesta a este interrogante, que pueden a su vez ser designados como
“enfoque de cálculo” y “enfoque cultural” respectivamente. Cada uno brinda
aproximaciones distintas a tres cuestiones: ¿cómo se comportan los actores? ¿que
hacen las instituciones? ¿por qué persisten las instituciones a lo largo del tiempo?
La primera de ellas, quienes adoptan el enfoque de cálculo focalizan los aspectos
instrumentales y estratégicos del comportamiento humano. Asumen que los
individuos buscan maximizar el logro de una serie de metas dadas en virtud de una
determinada función de preferencia, y que al hacerlo, se comportan
estratégicamente, lo que equivale a decir que exploran todas las posibles opciones
para seleccionar aquellas que confieren el máximo beneficio.
De acuerdo al enfoque de cálculo las instituciones afectan el comportamiento
primariamente al proveer a los actores grados de certidumbre variables sobre los
comportamientos presentes o futuros de otros actores. Desde está perspectiva, las
instituciones proveen modelos morales o cognitivos para la interpretación y la
acción. El individuo es visto como una identidad profundamente integrada en un
mundo de instituciones compuesto por símbolos, argumentos y rutinas que
proporcionan filtros para la comprensión tanto de la situación como de uno mismo,
a partir de lo cual se construye el curso de la acción.
14) ¿Cómo y por qué emergen las instituciones para el Institucionalismo de Elección
Racional?
Las instituciones para este institucionalismo surgen a través de los actores, los
cuales crean la institución en orden a la consecución al valor que estas tengan,
respecto de sus funciones, para los actores afectados por ella; (esto
conceptualizado entorno a las ganancias de la cooperación). El proceso de creación
institucional es entendido a través de acuerdos voluntarios por parte de los actores
que son relevantes; y en caso de estar la institución sujeta a un proceso de
selección competitiva, sobrevivirá porque les brinda a los actores relevantes más
beneficios que otras instituciones alternativas.
Este institucionalismo, por ejemplo, se interesa por explicar las semejanzas de las
formas y las prácticas organizacionales que despliegan los Ministerios de Educación
alrededor del mundo, más allá de las diferencias que este tenga en los niveles
locales.
Desde un punto de vista, la relación entre estos, es de que los individuos que han
sido socializados en roles institucionales particulares, internalizan las normas de
estos y deviene en afectar su conducta, “dimensión normativa”. En cambio, la
“dimensión cognitiva”, se centra en el modo en que las instituciones influyen en el
comportamiento a través de argumentos, categorías y modelos, y no sólo para la
interpretación del mundo de las acciones de los demás. Las instituciones
especifican lo que deberíamos imaginarnos haciendo en un contexto dado; cuando
los individuos actúan del modo especificado por las convenciones sociales se
constituyen simultáneamente en actores sociales, ya que se involucran en actos
significativos y refuerza la regla que siguen. El vínculo entre el individuo y la
institución es construido en base de un “razonamiento práctico” donde el individuo
trabaja los patrones institucionales que están disponibles para dilucidar (explicar) un
curso de acción.
18) ¿Qué creen que los autores quieren decir con la frase: “lo que los individuos
consideran como “acción racional” se encuentra en realidad socialmente constituido”
(pp. 11)?
Lo que quieren decir los autores, según lo expresado en el texto, es que los
individuos tienen una concepción sobre “acción racional” previamente formulada y
ya establecida en la sociedad. En síntesis, se refieren a que las instituciones han
establecido un modelo en el cual el individuo actúa y lee el mundo de determinada
manera; entonces por ejemplo, ir a votar es una acción racional para ejercer el
derecho al voto y elegir nuestros representantes, parar todo o la mayoría de la
sociedad esto es así.
Según algunos autores las instituciones cambian o se modifican en por las distintas
maneras en que el estado moderno, con un ámbito regulatorio de expansión,
impone practicas a las organizaciones sociales por medio de decisiones
autoritativas. Otros autores nos dicen que las creciente profesionalización de
distintas esferas crean comunidades con la autoridad cultural para difundir ciertos
estándares entre sus miembros. Y en otros casos, se afirma que las prácticas
realizadas por las instituciones comunes surgen de procesos más interactivos de
discusión entre los actores en una red determinada sobre problemas compartidos,
sobre cómo interpretarlos y como resolverlos; los cuales se encuentran en una
variedad de debates hasta reuniones importantes internacionales. Así es como se
visibilizan las dimensiones interactivas y creativas del proceso, a raves del cual las
instituciones son socialmente construidas.
22) Hagan un cuadro de doble entrada consignando al menos una crítica o debilidad
analítica de cada uno de los tres nuevos institucionalismos.
23) Sinteticen las conclusiones de los autores respecto a la posibilidad y los límites
de generar intercambios entre los tres nuevos institucionalismos.
Con sufragio obligatorio para los mayores de 18 y hasta los 70 años, la tasa de
participación promedio ha alcanzado el 79.6%. Los ausentes en las urnas han
aumentado en forma progresiva entre 1983 y 2009, pasando de un promedio de
15.1% en la década de 1980 a 19.4% en los años noventa y a 25.8% en la década
de los años 2000. En cambio, entre 2011 y 2015 el ausentismo ha descendido,
registrándose un promedio de 19.9%. Las elecciones legislativas concurrentes con
las presidenciales han registrado un mayor presentismo que las realizadas
únicamente para renovar el Congreso, con excepción de 2003
En los comicios legislativos de 2001, casi la mitad del electorado salteó la
obligación de sufragar, anuló el voto o voto en blanco. Este fenómeno de
cuestionamiento electoral masivo a la dirigencia política recibió la denominación de
“voto bronca”, obtuvo una amplia repercusión en los medios masivos de
comunicación y constituyó el preludio de la crisis político-institucional de 2001-2002.
En diciembre de 2001, las multitudes coreaban “¡Que se vayan todos, que no quede
ni uno solo!”, en un clima de generalizado repudio a los partidos y a los líderes
políticos. Sin embargo, los procesos sociales, institucionales y electorales
desencadenados tras la crisis no llevaron a una renovación integral de la dirigencia
política ni al colapso del sistema partidario, sino sólo a una reestructuración parcial.
Los sistemas electorales nunca son neutros, pero en el caso argentino generan un
fuerte sesgo partidario que favorece al PJ y, en menor medida, a la UCR. Esa
desproporcionalidad desalienta la consolidación de terceros partidos nacionales. La
desproporcionalidad tiene tres fuentes: el umbral efectivo, el malapportionment y la
distribución geográfica del electorado.
El umbral efectivo es el porcentaje mínimo de votos que un candidato o partido
debe recibir para ser electo, y resulta de la combinación de la fórmula electoral con
la magnitud de distrito. El umbral efectivo varía de acuerdo al rendimiento, pero
dadas las características del sistema, siempre dos y no más de dos listas obtienen
representación por cada provincia
El malapportionment también tiene efectos dinámicos cuando los votantes
comprenden este fenómeno: tal como muestra Benton, “los ciudadanos sancionan a
sus representantes votando por candidatos de otros partidos tradicionales cuando
las reglas electorales reducen las oportunidades disponibles para los partidos
chicos, aun cuando los partidos tradicionales también sean considerados
responsables de los problemas económicos”. Es una característica intrínseca del
Senado, que está intencionalmente diseñado para representar unidades territoriales
en vez de población
Los análisis sobre la distribución del electorado muestran que los votantes leales
se concentran en los distritos más pequeños, mientras los grupos más volátiles
residen en los grandes. Esto representa una ventaja para el PJ, ya que sus
lealtades se aglutinan en las provincias sobrerrepresentadas, pero también ha
beneficiando a la UCR, si bien no vis-á-vis el PJ, sí en comparación con los otros
partidos nacionales.
Además del sistema electoral, existen tres factores temporales que influencian los
resultados electorales: el escalonamiento de las elecciones para renovar las
cámaras legislativas nacionales, la concurrencia o no de las elecciones (entre las
nacionales y con las provinciales) y el desdoblamiento de las elecciones que
pertenecen a la misma categoría. El resultado es que el efecto arrastre, esto es, el
impacto electoral de un nivel sobre los otros, es variable de una elección a la otra y
depende de múltiples actores, sobre todo del presidente y de los gobernadores.
La principal consecuencia de las elecciones escalonadas es la inercia: la
composición de las cámaras no refleja la configuración del electorado al momento
de la última elección, sino la combinación de dos o tres elecciones espaciadas por
varios años.
Debido al escalonamiento,la concurrencia a emitir el voto es siempre parcial: cada
vez que un presidente es electo, también se elige la mitad de la Cámara de
Diputados y un tercio del Senado. La mayoría de las provincias presenta un cuadro
similar. Como resultado, las elecciones concurrentes tienden a concentrar el voto
popular en la categoría del ejecutivo, produciendo efectos de arrastre en el nivel
legislativo, mientras que las no concurrentes (elecciones intermedias) son proclives
a producir una votación más fragmentada.
La tercera variable, el desdoblamiento, el más simple es la desconcentración
temporal de las elecciones provinciales: mecanismo recurrido usualmente por
algunos gobernadores para separar su destino del de los candidatos de su partido a
nivel nacional, o bien ha sido utilizado por el gobierno nacional con el objetivo de
producir un efecto acumulativo o de “bola de nieve”. La segunda forma de
desdoblar una votación consiste en dispersar en el tiempo las elecciones de los
miembros de una determinada asamblea legislativa.
Los resultados combinados de estos tres factores son múltiples, pero se destacan
la inercia y el control de los gobernadores sobre el calendario electoral —ya sea
para producir o para evitar efectos de arrastre—. Los fundamental es que
benefician la reelección y, por ende, a los partidos tradicionales. Además, la
coordinación de los tiempos y las secuencias electorales sostenidas a nivel
provincial han contribuido a reducir el número efectivo de partidos a nivel nacional.
Dado que los gobernadores (o los líderes partidarios provinciales) manejan no sólo
la selección de candidatos sino también el comportamiento de sus legisladores
nacionales, la política provincial termina influenciando la formulación de políticas
públicas, más allá de las electorales. Las elecciones argentinas no están centradas
en el candidato ni en el nivel nacional de los partidos (nacionales), sino en su nivel
provincial. Y esto tiene un impacto favorable a la estabilidad del sistema nacional de
partidos, porque lo autonomiza del desempeño del gobierno nacional y de sus crisis
cíclicas. En contrapartida, la provincialización de la política tiene un impacto
desfavorable sobre la contabilización de los partidos, en Argentina es imposible
llegar a un acuerdo respecto del número efectivo de partidos electorales o
parlamentarios. Aunque los partidos mantienen sus nombres legales, las
coaliciones cambian de una provincia a la siguiente y entre una elección y la otra, e
incluso los nombres de los grupos parlamentarios suelen ser diferentes a los de las
listas en que fueron electos los legisladores. Por eso, la relativamente alta
estabilidad de los dirigentes partidarios coexiste con una alta inestabilidad de las
etiquetas partidarias.
10) ¿Por qué los autores consideran que la Argentina exhibe un bipartidismo en la
categoría presidencial, un sistema de partido predominante en la categoría
senatorial y un pluralismo limitado en Diputados?
Por que Hasta 2015, sólo dos partidos se habían alternado en la presidencia
mientras lograban más del 80% de los escaños del Senado y más del 70% de la
Cámara de Diputados. Las tendencias electorales de la última década, en la cual se
registra un incremento de la volatilidad electoral así como una mayor dispersión de
los votos, sólo se manifestaron en la arena institucional a partir de 2015, cuando un
tercer partido llegó a la presidencia. Su extensión territorial, sin embargo, se limita a
dos gobernaciones sobre 24 y seis bancas senatoriales sobre 72.
12) ¿Qué cambios destacan los autores en las demandas electorales ciudadanas
en el período bajo estudio?
14) En materia de polarización, ¿por qué los autores califican a los principales
partidos como “heterogéneos” y como “confederaciones de sus ramas
provinciales”?
Como partidos heterogéneos, peronistas y radicales también albergan diferencias
entre sus dirigentes políticos, las que se han manifestado tanto a través de líneas
de orientación intrapartidaria como de ejes de referencia territorial. Las diferencias
entre líneas internas fueron comunes en la década de 1980 y 1990 en las disputas
por la conducción de los respectivos liderazgos partidarios. Los contrastes basados
en el territorio persisten y se manifiestan en orientaciones más progresistas entre
dirigentes provenientes de los núcleos urbanos y posiciones más conservadoras
entre líderes oriundos de regiones rurales o periféricas. Estas divergencias se
exteriorizan, entre otros aspectos, en las diferentes políticas provinciales de
coalición electoral y de gobierno, al punto que las organizaciones nacionales del PJ
y la UCR funcionan como confederaciones de sus ramas provinciales. Sin embargo,
tanto peronistas como radicales han mostrado un alto nivel de disciplina partidaria
en el Congreso Nacional.