Consejería en PPFF.
Pese al temor de algunas mujeres, las parteras están capacitadas y pueden resolver
cualquier imprevisto que se presente en el parto de igual modo que lo haría un profesional
médico.
En países como Estados Unidos, la tendencia a elegir este tipo de servicios es cada vez
mayor, la Organización Mundial de la Salud de hecho destacó el trabajo y los resultados
de este tipo de asistencia.
La función del neonatólogo es realizarle al bebé una serie de pruebas que determinen su
buen estado y que descarten cualquier patología. Entre los primeros exámenes físicos, está el
que evalúa los reflejos del bebé, que indican si el funcionamiento neurológico es correcto. El
bebé también pasa por una palpación abdominal, una comprobación del estado del corazón
(con tal de descartar soplos), una revisión de la boca y de la nariz, así como una palpación de
la cabeza y las fontanelas. Todas estas pruebas determinarán si existen anomalías en el bebé.
Tras esta intervención, en los días posteriores al parto, el neonatólogo seguirá la evolución del
bebé mientras esté en el hospital.
En el momento en que la madre y el bebé sean dados de alta, otro pediatra (no tiene por qué
ser especialista en neonatología, pero puede coincidir) será el encargado de continuar las
revisiones futuras del bebé.