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ISEGORÍA.

Revista de Filosofía Moral y Política


N.º 41, julio-diciembre, 2009, 293-310
ISSN: 1130-2097

Las variedades de fundacionismo


y antifundacionismo ético: un mapa
Varieties of foundationalism and anti-foundationalism
in ethics: a map
GUSTAVO ORTIZ-MILLÁN
Universidad Nacional Autónoma de México
University of California, Berkeley

RESUMEN. En Vértigos argumentales, Carlos ABSTRACT. In his book Vértigos argumentales,


Pereda propone una clasificación de teorías Carlos Pereda proposes a classification of
fundacionistas sobre la justificación epistémi- foundationalist and anti-foundationalist theo-
ca y sugiere que algo similar se puede hacer ries of epistemic justification and suggests that
para la justificación práctica. Aquí desarrollo something similar can be done about practical
una clasificación de teorías acerca de la justi- justification. Here I develop a classification of
ficación moral en los mismos términos. Final- theories of moral justification in the same
mente, analizo cómo sería lo que Pereda lla- terms. Finally, I analyze how what Pereda
ma una teoría multifundacionista de la calls a multi-foundationalist theory of moral
justificación en ética. justification would be like.
Palabras clave: fundacionismo ético, anti- Key words: Ethical foundationalism, Ethical
fundacionismo ético, Carlos Pereda. anti-foundationalism, Carlos Pereda.

En su libro Vértigos argumentales, Car- externa de la justificación, sobre los respaldos


los Pereda aborda el problema de los fun- últimos de las creencias o sobre su ausencia, y
dacionismos y antifundacionismos acer- sobre la estructura interna de la justificación, a
saber, cómo son los transmisores de verdad, los
ca de la justificación epistémica. 1 Ahí respaldos intermedios de las creencias. (Pereda
nos dice: 1994a, p. 294)
La oposición entre los diversos funda- Y efectivamente, en su libro se ocupa
mentalismos y antifundamentalismos confor- sólo de la justificación epistémica, dejan-
ma una disputa —quizá la disputa central— en do completamente de lado lo que se refie-
torno a los programas de justificación tanto re a justificaciones prácticas, y también
epistémica como práctica, se trata de indagar si
el saber y nuestras prácticas poseen fundamen-
dejando a lectores como yo, interesados
to o no, usando la palabra «fundamento» en el en esas cuestiones, con gran curiosidad
sentido de «apoyo indubitable», «justificación acerca de cómo sería una clasificación de
incorregible», «garantía final»; en lo que sigue teorías de la justificación práctica, parti-
me ocuparé sólo de la justificación epistémica. cularmente en lo que se refiere a asuntos
Por «programa de justificación epistémica» en- morales. En este trabajo quiero abordar
tiendo aquellas propuestas sobre la estructura este tema que Pereda no aborda en su li-

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bro y quiero ensayar respuestas a la cues- embargo, tal vez de un modo mucho más
tión de la clasificación de teorías de la claro, en la ética los filósofos morales
justificación práctica en términos de la han tenido la pretensión de dar una «fun-
dicotomía fundacionismo/antifundacio- damentación última de la ética». Para fi-
nismo. No quiero abordar teorías de la lósofos como Max Scheler, Karl-Otto
justificación práctica en general, porque Apel o Ernst Tugendhat, por mencionar
éstas pueden abarcar muchos campos, así algunos filósofos recientes, la pregunta
es que me limitaré al campo de la justifi- más importante de la ética es la de su fun-
cación moral. Trataré de seguir algunos damentación.
de los lineamientos que Pereda marca en Los esfuerzos por fundamentar la éti-
su discusión acerca de la justificación ca responden a un deseo de sistematizar y
epistémica, dado que creo que hay mu- simplificar nuestras prácticas morales.
chas analogías que pueden hacerse entre Existe la expectativa de que nuestras teo-
la ética y la epistemología en asuntos de rías morales justifiquen nuestras prácti-
justificación; sin embargo, estoy cons- cas morales; por supuesto esto supone
ciente de las muchas diferencias y trataré que todas nuestras prácticas morales ne-
de ir señalándolas a lo largo de la discu- cesitan justificarse y el fundacionista
sión. piensa que la mejor manera de hacerlo
Es cierto que, por lo general, no justi- consiste en encontrar un fundamento se-
ficamos juicios y normas morales del guro. Sin embargo, no es obvio por qué
mismo modo en que justificamos nues- tenemos que hacer estas suposiciones.
tras creencias. Cuando el fundacionista Las filosofías morales antiguas no pensa-
epistémico busca una base sólida para el ban que había que justificar nuestras
conocimiento lo hace tratando de respon- prácticas morales y mucho menos que la
der al desafío escéptico o al trilema de mejor manera de hacerlo fuera encon-
Agripa (también llamado de Münchau- trando un fundamento. Del mismo modo
sen), que plantea que toda justificación que ocurrió en la epistemología, es sólo
en busca de un conocimiento cierto: (a) en la Modernidad que los filósofos pien-
tiene que justificar los medios de su justi- san que el conocimiento y nuestras prác-
ficación y, al hacerlo, tiene que justificar ticas morales tienen que justificarse y que
nuevamente los medios de esta justifica- hay que buscar un fundamento. En la
ción y así al infinito; es decir, se cae en un época antigua, tal vez los filósofos pensa-
regreso al infinito; (b) uno puede justifi- rían que la filosofía moral sistematizaba
car con un argumento circular, sacrifican- y simplificaba nuestras prácticas mora-
do su validez; y entonces se cae en un les, pero no que estas prácticas necesita-
círculo vicioso; finalmente, (c) uno pue- ban ninguna justificación (cf. Zagzebski,
de apelar a un principio autoevidente, por publicarse). Tal vez algunas prácticas
fundamental o de sentido común, pero al particulares necesitarían de justificación,
hacerlo se está abandonando la intención pero seguramente que no la moralidad en
de instaurar una justificación cierta. No su conjunto.
sé si en ética tendrá mucho sentido hablar Una posible respuesta a la pregunta
de regresos al infinito o de círculos vicio- de por qué en la Modernidad los filósofos
sos en lo que a teorías de la justificación piensan que el conjunto de nuestras prác-
moral se refiere; éstos podrían llegar a ticas morales necesita justificarse es que,
darse dentro de teorías específicas, pero igual que sucedió en la epistemología, los
no constituyen problemas generales para filósofos querían responder al desafío del
las teorías de la justificación moral. Sin escéptico moral (que se puede presentar

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bajo una diversidad de caras: la del pirro- «fundacionismo» (aunque no es infre-


nista moral, del subjetivista, del relativis- cuente encontrarlo en términos de «fun-
ta o del nihilista). La figura del escéptico damentos»); en realidad me parece que el
moral es muy diferente de la del escépti- debate suele ponerse en términos de «ob-
co acerca del conocimiento, ponen en jetividad». Puesto en estos términos, la
cuestión cosas muy diferentes y sus es- cuestión es si es posible encontrar una
cepticismos conducen a consecuencias justificación objetiva para la moralidad,
muy distintas (cfr. Sinnott-Armstrong un tipo de justificación en el que se basen
2006). Aunque hay muchas versiones de nuestras prácticas morales. Bajo esta
escepticismo moral, éste generalmente perspectiva, la posición a vencer para el
niega que haya algo así como criterios objetivista no es tanto la del escéptico
objetivos de justificación moral, que como la del relativista moral —que pue-
haya creencias morales justificadas, ver- de ser una forma de escepticismo mo-
dades morales, hechos o propiedades mo- ral—, aquel que piensa que no hay justifi-
rales o incluso razones para ser morales, caciones objetivas en cuestiones morales
que de algún modo sirvan de fundamento y que éstas dependen del contexto cultu-
a las normas con las que regimos nuestra ral. (En realidad, si quisiéramos ser más
conducta y juicios morales. Si el escépti- estrictos, la posición que se le debe con-
co moral tiene razón y no existen verda- traponer al objetivismo es la del subjeti-
des morales o criterios objetivos de justi- vismo, aquél que piensa que los juicios
ficación moral, eso quiere decir que la morales son meras expresiones de nues-
moral carece de fundamentos, es decir, tras actitudes subjetivas, como gustos,
que no hay apoyos firmes o garantías fi- sentimientos, deseos, etcétera).
nales para justificar nuestras normas mo- El antifundacionismo, entonces, pue-
rales. En cierto sentido, esto significa que de tomar distintas formas. Una de las co-
todo vale. Quien busca fundamentos sas que quiero examinar aquí es qué po-
quiere decir que no toda práctica moral demos entender por antifundacionismo y
está igualmente justificada, sino que al- qué tipo de teorías caerían bajo esta cate-
gunas están más justificadas que otras goría. Desafortunadamente, buena parte
dado que se basan en aquello que sirve de del debate entre fundacionistas y antifun-
fundamento a nuestras prácticas morales. dacionistas, tanto en epistemología como
Quiere decir que no todo vale o no todo en ética, está plagada de equívocos y difi-
vale por igual, que hay razones para pre- cultades, como bien nos dice Pereda:
ferir algunas normas como debidas y «acaso la más grave: desde la perspectiva
otras indebidas, algunos actos como bue- fundamentalista, y a partir de la “sofística
nos y otros como malos, que hay razones del todo o nada”, quiere hacérsenos creer
objetivas para preferir unos valores a que cualquier alternativa a esa perspecti-
otros, un curso de conducta sobre otros. va desemboca necesariamente en el sin
El fundacionista quiere mostrar que las sentido o el capricho, en un amontona-
exigencias de la moralidad no son una miento de creencias arbitrarias..., esto es,
cuestión de decisión arbitraria, senti- que ni siquiera es inteligible la posibili-
miento o arbitrio personal que sólo ten- dad misma de un antifundamentalismo
drían valor a nivel individual y no ten- en tanto justificación epistémica o prácti-
drían ningún valor vinculante. La cues- ca» (Pereda 1994a, p. 294). De este
tión es cómo justificamos todo eso. modo, el fundacionista suele sostener que
Creo que puede resultar un poco ex- las posiciones antifundacionistas nos
traño poner este debate en términos de condenan a la imposibilidad de cualquier

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justificación moral: si éstas tienen razón, altamente confiables (deducción...) es un


entonces la moral es un mito o una mera fundacionista. Esta posición, según Pere-
ilusión; si el antifundacionismo tiene ra- da, tiene dos señas de identidad:
zón, entonces caemos en una forma de
escepticismo en la que no es posible nin- a) existe alguna instancia incorregible
guna justificación racional de la morali- en la base generadora de la justifica-
dad. ¿Es cierto eso? El asunto merece un ción que funge como respaldo últi-
poco más de cuidado del que suele pres- mo, y/o
tarle el fundacionista. b) la justificación es necesariamente
A continuación voy a proponer una monista, la justificación debe tener
clasificación, o un mapa, de teorías de la una estructura precisa, fija y general
justificación moral en términos de la di- y acabar en puntos terminales de
cotomía fundacionismo/antifundacionis- cierta clase homogénea, no menos
mo. Comenzaré por analizar algunas va- precisa, fija y general.
riedades de teorías fundacionistas para
después examinar las teorías contrarias; 2 Con respecto a la estructura de la jus-
finalmente trataré de decir algo acerca de tificación, el fundacionismo se refiere a
cómo podría ser una teoría multifunda- ciertos valores, principios, reglas o enti-
cionista en ética, como la que propone dades normativas que conforman los
Pereda en epistemología. Advierto que «fundamentos» sobre los que descansará
en mi taxonomía de teorías pasaré muy el edificio de la moralidad. Así, podemos
rápidamente sobre las teorías clasifica- distinguir, siguiendo a Pereda, entre fun-
das; no es mi intención hacer un análisis dacionismo material y formal. Según el
detallado de ellas, sino sólo señalar por fundacionismo material, toda valoración
qué deberían ser consideradas como fun- o norma moral justificada se apoya en
dacionistas o antifundacionistas. Tam- otras valoraciones o normas morales
bién advierto que no es mi intención to- también justificadas hasta llegar a valora-
mar partido ni argumentar a favor de al- ciones, principios o normas últimas que
guna teoría en particular —aunque en ya no se justifican en otras valoraciones o
algunos casos señale algunos de los pro- normas. Este papel fundacional también
blemas que presentan las diferentes estra- lo pueden ocupar lo que llamaré «entida-
tegias de justificación—. Finalmente, ad- des normativas últimas» —y que espero
vierto que seguiré de cerca el texto de Pe- que quede claro en lo que sigue—. Quie-
reda en lo que se refiere a la clasificación: ro empezar ahora a llenar las casillas de
quiero ver en qué medida se puede trans- la clasificación. Me temo que ésta es la
portar lo que él afirma en epistemología a parte más discutible de cualquier esque-
la ética. matización o taxonomía. Y es discutible,
entre otras razones, porque muchas veces
1. Variedades del fundacionismo encontramos las teorías que presentaré,
no en estado puro, sino mezcladas entre
Empiezo por parafrasear la definición de sí. Es importante que tengamos esto en
fundacionismo de Pereda: quien acepte cuenta al analizarlas.
que para las prácticas morales hay una
estructura de la justificación que, en últi- a) Teorías fundacionistas materiales
ma instancia, descansa en valores, princi-
pios, mandatos o hechos indubitables, en Mi primer candidato para una teoría fun-
apoyos firmes y/o una estructura confor- dacionista material en ética, tal vez el
mada por una o dos clases de trasmisores más obvio, es el fundacionismo teológi-

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co, que encuentra el fundamento de la otra estrategia de justificación a partir del


moral en Dios y sus mandatos (incluso, fundacionismo teológico se encuentra
en otro sentido de la palabra, la ética reli- Santo Tomás de Aquino, con su teoría del
giosa es la ética fundamentalista). Den- derecho natural. Esta teoría nos pide bus-
tro de una perspectiva religiosa, Dios car las razones de nuestra conducta moral
constituye el fundamento o la fuente de en el orden natural y racional que Dios le
nuestras normas morales. Podemos cues- ha dado al mundo. Creo que ésta es una
tionar el valor moral de distintas accio- teoría combinada, que encuentra el fun-
nes, o cuestionar la justificación de deter- damento de la moralidad en el orden na-
minadas normas o creencias valorativas, tural del mundo, pero cuando pregunta-
pero todos esos cuestionamientos, para el mos por qué deberíamos seguir este or-
creyente, se deben parar cuando llegamos den, entonces encontramos la respuesta
a la autoridad de Dios. Él constituye la en la apelación a Dios. Dios le ha impre-
base generadora de la justificación que so al mundo un orden racional, con valo-
funge como respaldo último de todo res y propósitos que son partes integrales
nuestro aparato de justificación moral. de su misma naturaleza; es a través de la
Uno debe hacer lo correcto porque Dios razón que debemos descubrir estas leyes
lo manda. La justificación última de de la naturaleza, que son las leyes de
nuestras normas morales reside en la vo- Dios. Estas leyes de la naturaleza deter-
luntad divina. Esta es la teoría del manda- minan el orden moral. Sin embargo, esta
to divino. Esta teoría, sin embargo, tiene teoría contradice algunas de las más im-
una dificultad capital que la filosofía co- portantes teorías científicas de hoy en
noce desde el Eutifrón de Platón: ¿es la día, como la teoría de la evolución, que
conducta correcta porque Dios así la or- cuestiona la idea del orden racional de un
dena, o Dios la ordena porque es correc- mundo con propósitos integrados. Pero
ta? Cualquier respuesta deja a la teoría hay también otro problema: mientras que
mal parada: si afirmamos la primera op- la teoría del mandato divino no provee
ción, nos quedamos con la imagen de un ningún tipo de fundamento para la con-
dios arbitrario y la doctrina de la bondad ducta moral en los casos de los no cre-
de Dios se ve reducida a un sinsentido. Si yentes, la teoría del derecho natural, al
afirmamos la segunda opción, básica- apelar a la razón como instrumento para
mente estamos renunciando a la teoría descubrir el orden moral del mundo, de
del mandato divino y a la idea de Dios algún modo afirma que el creyente reli-
como fundamento, dado que lo correcto gioso no tiene un acceso especial a la ver-
existiría con anterioridad e independen- dad moral. El creyente y el no creyente
cia del mandamiento de Dios, y es la ra- están a la par en términos de justificación
zón para el mandamiento. Parece que la moral: ambos pueden escuchar a la razón
voluntad de Dios dependería de criterios y seguir sus indicaciones. En cierta for-
morales independientes a él y esto con- ma, esta teoría desplaza la cuestión del
traría su potestad. No quiero entrar aquí a fundamento de Dios a la razón, dado que
analizar los muchos problemas que tiene permite la posibilidad de que ambos fun-
la teoría del mandato divino, otros lo han cionen como agentes morales de la mis-
hecho ya y han encontrado razones para ma manera, en tanto que sean agentes ra-
renunciar completamente a esta estrate- cionales. Si esto es así, entonces la moral
gia de justificación moral. bien puede ser independiente de la reli-
Entre quienes optaron por renunciar gión y no tendría por qué encontrar su
a la teoría del mandato divino y plantear fundamento en Dios.

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Estas dos versiones de fundacionis- base generadora de la justificación que


mo teológico tienen serios problemas in- funge como respaldo último de cualquier
ternos que han obligado a muchos a bus- argumentación moral. Dado que natural-
car una fundamentación diferente para la mente somos de tal y cual manera, enton-
ética. Pero más que problemas internos ces se sigue que deberíamos de actuar de
de la teoría, supongo que fueron factores tal y cual modo. 3 El problema para estas
externos a ella, como el creciente proceso teorías, resulta obvio decirlo, es cómo dar
de secularización del mundo occidental, cuenta del paso entre el ser y el deber ser,
los que obligaron a que muchos busca- la llamada «ley de Hume» (o lo que algu-
ran otros candidatos para fundamentar la nos llaman la «falacia naturalista»).
ética. Dentro de esta categoría se inscriben
No quiero dejar de señalar que en la naturalismos de distintos tipos; todos
forma sofística del todo o nada con que coinciden en que si se trata de buscar los
este tipo de fundacionismo suele mane- fundamentos de la moral, éstos se deben
jarse es que cobra sentido la famosa afir- encontrar en una idea de naturaleza hu-
mación de uno de los personajes de Dos- mana, en hechos acerca de nuestra biolo-
toyevski de que, si Dios no existe, en- gía. Tal vez el candidato más popular en
tonces todo está permitido; es decir, si nuestros días como base para una funda-
Dios no es fundamento de la moralidad, mentación naturalista de la moralidad sea
entonces se sigue el nihilismo y el «todo la teoría de la evolución; de ella toman su
vale». Afortunadamente hay otros can- inspiración tanto la sociobiología como
didatos para el modelo fundacionista y, la psicología evolucionista, que tratan de
en todo caso, no creo que el «todo vale» explicar la conducta moral y tratan de
se siga directamente del antifundacio- justificar nuestras normas morales en he-
nismo. Dostoyevski no tenía razón. chos de nuestro desarrollo evolutivo. A
Ante la crisis de fundamentación partir de la teoría de la evolución algunos
moral que significó el cuestionamiento encuentran una buena respuesta a la cues-
del modelo teológico de explicación del tión de la ley de Hume: como parte de
mundo y de fundamentación de la moral, nuestro proceso evolutivo hemos desa-
muchos filósofos modernos apelaron a la rrollado ciertas actitudes, conductas y
idea de naturaleza humana para la funda- normas que nos han ayudado a adaptar-
mentación de normas morales. Podemos nos al medio y a sobrevivir, es decir, que
llamar a este tipo de estrategia de justifi- tienen un valor adaptativo (por ejemplo,
cación moral fundacionismo naturalista. ciertas emociones, formas de coopera-
No se trataba de apelar a una entidad tras- ción o normas de convivencia). La mora-
cendente, sino —como gustan decir algu- lidad es buena para nosotros porque tiene
nos filósofos— a un «núcleo inmanente un valor adaptativo. Algunos de estos va-
al ser humano»: la naturaleza humana. lores o normas son universalmente com-
Con ello, filósofos como Hobbes, Spino- partidos porque garantizan la superviven-
za o Hume apelaban básicamente a la na- cia de cualquier grupo, son a la vez con-
turaleza pasional del ser humano: para diciones para la supervivencia de toda
descubrir los fundamentos de la moral sociedad. Son, en cierto sentido, valores
hay que analizar nuestra propia naturale- o normas objetivos. Si son fundamento
za; descubrir primero cómo somos los se- para la justificación de nuestras prácticas
res humanos, qué nos mueve a actuar, y a morales puede ser una cuestión discuti-
partir de ahí derivar cómo deberíamos ac- ble, porque no es claro cómo a partir de
tuar. La naturaleza humana constituye la ellos podríamos justificar normas mora-

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les culturalmente dependientes. Pero rando que esta forma de conocimiento


aunque la teoría tiene sus problemas, lo nos da acceso a valores o propiedades
que trata de hacer es encontrar los funda- morales que pertenecen a estados de co-
mentos de nuestras normas morales en sas. La intuición constituye el fundamen-
nuestra propia naturaleza. to del conocimiento moral. Sin embargo,
Un tercer candidato para una teoría el problema tradicional para las teorías
fundacionista material en ética es el rea- intuicionistas es responder qué tipo de
lismo. Esta teoría apela a la idea de ver- conocimiento es la «intuición» y la cues-
dad como la base normativa de la morali- tión no se resuelve apelando a un conoci-
dad. Las exigencias morales tienen un ca- miento alternativo, porque precisamente
rácter normativo si son verdaderas, y son se postula a ésta como un tipo de saber
verdaderas si se corresponden con he- básico y fundamental. En todo caso, dada
chos, entidades o propiedades intrín- la oscuridad del concepto de intuición,
secamente normativos: hechos o realida- estas teorías nunca han sido muy popula-
des morales. Llamémosle fundacionismo res. Adicionalmente, al realismo se le
realista. La idea de proponer hechos o suele objetar su poca claridad para expli-
propiedades morales sirve, entre otras co- car la naturaleza ontológica de los he-
sas, para proveer a la moralidad de una chos, propiedades o valores morales.
base objetiva, de un fundamento. Desde Además de que no es siempre claro cómo
esta perspectiva, se nos dice, hay conduc- sabemos que estamos en posesión de la
tas, hechos o propiedades que son buenos verdad —algo que se hace manifiesto en
o malos, crueles o caritativos en sí mis- casos de desacuerdos morales—. Pero, de
mos. Los valores realmente existen, nos nuevo, más allá de sus problemas, pode-
dicen filósofos como Scheler y toda la mos interpretar esta teoría como una po-
ética material de los valores, como el in- sible respuesta a la pregunta por los fun-
tuicionismo moral de Moore y Prichard o damentos —en este caso ontológicos—
de la ética. Hasta aquí mis candidatos
como el realismo moral contemporáneo
para teorías fundacionistas materiales en
(cf. Brink 1989).
ética.
Esta teoría, que es una teoría ontoló-
gica acerca de la naturaleza de los valo- b) Teorías fundacionistas formales
res, necesita ciertamente de una episte-
mología moral que nos explique cómo se En lo que se refiere a las teorías fundacio-
da el acceso a estos hechos, que nos diga nistas formales, los juicios morales se
cómo los conocemos (en el sentido más justifican en virtud de tener una propie-
estricto del término). Para ello necesita- dad que los justifica, por ejemplo, cum-
mos del concepto de verdad moral, pero plir con ciertas clases de reglas o procedi-
también del de justificación. Nuestros mientos. Pienso en tres candidatos. El
juicios morales tienen las mismas carac- primero, el más obvio, es el que apela a la
terísticas que las creencias y encuentran estructura de la razón misma como fun-
su justificación en el acceso a estas reali- damento de la moralidad. La teoría kan-
dades. Esta posición es el cognoscitivis- tiana sería una teoría de este tipo. No es
mo moral. Una forma de cognoscitivismo casual que la obra más importante de
moral tiene la estructura clásica de una Kant en filosofía moral se titule Funda-
teoría fundacionista en epistemología, el mentación de la metafísica de las cos-
intuicionismo ético. Esta teoría parte del tumbres. Ahí, Kant se propone darle un
supuesto de que hay verdades morales fundamento racional y universal a la ética
que conocemos por intuición, conside- y niega lo que yo he llamado fundacio-

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nismos materiales en ética. Particular- reflexión autoconsciente acerca de sus


mente, rechaza todo tipo de fundacionis- propias acciones. Esta capacidad «nos
mo naturalista. «Los principios empíri- confiere una especie de autoridad sobre
cos no sirven nunca para fundamento de nosotros mismos, y es esta autoridad lo
leyes morales. Pues la universalidad con que otorga normatividad a las exigencias
que deben valer para todos los seres ra- morales» (Korsgaard 2000, p. 33). Podría-
cionales sin distinción, la necesidad prác- mos decir que, al apelar a la racionalidad
tica incondicionada que por ello les es como fundamento de la moralidad, Kant
atribuida desaparece cuando el funda- está al mismo tiempo apelando a la auto-
mento de ella se deriva de la peculiar nomía como un concepto fundacional. La
constitución de la naturaleza humana o teoría moral kantiana es compleja y, como
de las circunstancias contingentes en que dije, no quiero explorarla más allá de su
se coloca» (Kant 1946, pp. 103-104). carácter fundacionista.
Kant quiere darle un fundamento a las Una segunda forma de teoría funda-
normas que rigen nuestras acciones y jui- cionista formal sería, me parece, la teoría
cios morales y sostiene que ese «funda- contractualista. Según esta teoría, un jui-
mento de la obligación no debe buscarse cio moral, para estar justificado, debe pa-
en la naturaleza del hombre o en las cir- sar por el procedimiento del acuerdo con-
cunstancias del universo en que el hom- tractual. Es el contrato o el acuerdo racio-
bre está puesto, sino a priori exclusiva- nal lo que constituye el fundamento de la
mente en conceptos de la razón pura» moralidad. De algún modo esta teoría
(ibid, p. 18). La racionalidad constituye apela también a la racionalidad como un
el fundamento de la moralidad y por ello elemento fundamental de la moralidad.
podríamos llamar a esta teoría fundacio- Para esta teoría, «la moral es el conjunto
nismo racionalista (o kantiano). Esta teo- de reglas que la gente racional estaría de
ría, incluso, suele identificarse con una acuerdo en aceptar para su beneficio mu-
teoría formalista en ética porque apela a tuo. Podemos determinar cuáles son esas
la forma general de las máximas, prescin- reglas por medio de una investigación ra-
diendo de los fines a los que se dirigen. cional y entonces determinar si un acto
Según esta teoría, los juicios morales, particular es moralmente aceptable vien-
para ser verdaderamente morales, tienen do si cumple con esas reglas» (Rachels
que estar justificados a través de un cierto 2007, p. 235). Una vez que hemos enten-
procedimiento a priori, que no depende dido esto, hemos encontrado la base ob-
de la experiencia: la prueba del imperativo jetiva y el fundamento de la moral.
categórico. Los juicios tienen que estar Pero en su apelación a la racionali-
justificados por un procedimiento aprio- dad reside uno de los grandes problemas
rístico de universalización. Éste debe ser- para la estructura de justificación moral
vir de fundamento para la moralidad. Más que quiere encontrar el fundamento de la
precisamente, el fundamento de la morali- moralidad en un contrato. Hobbes, por
dad reside en la voluntad del agente, que ejemplo, deriva la obligación moral del
se conforma a principios racionales. Las contrato social; pero, ¿por qué estamos
leyes de la moralidad son leyes de la vo- obligados a cumplir con el contrato so-
luntad del agente racional; las exigencias cial? Samuel Clarke, en su A Discourse
de la moralidad son exigencias de la racio- Concerning the Unchangeable Obliga-
nalidad —ambas se identifican—, exigen- tions of Natural Religion, de 1705, le ob-
cias que el agente está dispuesto a hacerse jetaba a Hobbes poner el fundamento de
a sí mismo. Las leyes de la moralidad la obligación en el contrato y no en las le-
emanan del agente mismo, del proceso de yes de naturaleza:

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Para hacer obligatorios estos pactos constituye en el criterio de validez de es-


[Hobbes] se ve obligado [...] a recurrir a una tas normas. Podríamos llamar a esta teo-
ley de naturaleza antecedente, y esto acaba ría fundacionismo discursivo.
con todo lo que antes había dicho, pues se
descubrirá que la misma ley de naturaleza que Aunque este tipo de teoría parte,
obliga a los hombres a la fidelidad después de como el contractualismo, de una funda-
sellar un pacto, inevitablemente, y por las mentación intersubjetiva de las normas
mismas razones, los obligará, antes de cual- morales, este tipo de fundacionismo se
quier pacto, a la conformidad y a la benevo- distingue del anterior —en particular del
lencia mutua. (Citado por Korsgaard 2000, contractualismo hobbesiano— en que no
p. 42). admite que la mera aceptación fáctica por
Las leyes de la naturaleza en Hobbes, parte de quienes participan en un conve-
recordemos, son leyes de la razón. ¿Qué nio le dé un carácter normativo a los pro-
sentido tiene, entonces, sostener un con- ductos del convenio (cfr. Apel 1985,
trato social como fundamento de la mora- p. 404); también se distingue al no acep-
lidad, si a la base de éste se encuentran tar que cualquier situación en la que se dé
los mecanismos de la racionalidad de los un convenio fáctico dé lugar a normas le-
individuos? 4 gítimas para todos los que participan en
Una estrategia combinada de funda- el convenio (dado que éste, por ejemplo,
mentación formal en ética es la que apela se puede dar en situaciones de domina-
tanto a la idea de un contrato social como ción, discriminación o desigualdad). Sin
a la idea de autonomía kantiana. John embargo, esta teoría cuenta también
Rawls, por ejemplo, apela a ambas ideas: como un fundacionismo formal porque
por un lado a la capacidad de reflexión no es una reflexión sobre contenidos mo-
autoconsciente de los agentes morales, rales, sino sobre los procedimientos para
por otro a una hipotética posición origi- declarar qué normas son correctas o ra-
nal en la que se encontrarían los agentes cionales. Tales procedimientos residen en
que tuvieran que darse a sí mismos prin- el diálogo, en la comunicación. Pero no
cipios de justicia y una legislación moral cualquier diálogo, sino un diálogo racio-
a través de un contrato social. En esta si- nal que parta de presupuestos idealiza-
tuación hipotética, los agentes se encon- dos, de una «situación ideal de diálogo»,
trarían, según Rawls, tras un velo de ig- una situación en la que no haya discrimi-
norancia; es decir, deberían dejar de lado nación o desigualdad. Una situación en la
todo su conocimiento de sus diferencias que «se presupone que todos los miem-
particulares (posición social, concepcio- bros se reconocen recíprocamente como
nes de valor, creencias religiosas, etc.), interlocutores con los mismos derechos»
para garantizar que los principios que de (Apel 1985, p. 380). Se trata de una fun-
ahí surjan sean lo más imparciales y uni- damentación intersubjetiva de normas
versales posibles. éticas, surgidas de una situación ideal de
Muy cercana a esta segunda opción diálogo. Para Apel y para Habermas, esa
está la teoría que intenta fundamentar la es la única posibilidad para fundamentar
universalidad o la objetividad de las nor- racionalmente una ética con validez uni-
mas morales en el hecho lingüístico lla- versal, que justifique nuestras normas,
mado «acción comunicativa». Acuerdos acciones y juicios morales. El imperativo
entre agentes racionales y autónomos, de una situación de este tipo es una suerte
realizados en condiciones ideales, son los de actualización del imperativo categóri-
que constituyen el fundamento de las co kantiano: una norma será más válida,
normas éticas. La acción comunicativa se tendrá más legitimidad, mientras más se

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Gustavo Ortiz-Millán

fundamente en un consenso cercano a mentación que, a la manera kantiana,


esta situación ideal en la que todos los procede a través de una razón legisladora
participantes son individuos racionales y autónoma. La idea misma de racionali-
autónomos. dad ética supone, pues, la autonomía de
También se trata de un fundacionis- la razón» (Pereyra 1987, p. 72).
mo combinado: apela al diálogo y a la co- Es posible que haya más candidatos
municación como fundamentos de la nor- para teorías fundacionistas en ética, pero
matividad ética, pero en última instancia, me parece que con éstos he cubierto bue-
hay una apelación a la racionalidad. No a na parte de la discusión sobre teorías que
la racionalidad instrumental, propia del buscan los fundamentos de la ética. He
contractualismo hobbesiano, sino a lo pasado muy rápidamente por las posibles
que Apel llama «racionalidad ética». «La opciones, pero mi intento no ha sido pro-
pregunta por la racionalidad ética es fundizar en ellas, sino sólo mostrar en
—dice al respecto Carlos Pereyra—, en qué sentido todas ellas cuentan como
definitiva, la pregunta por la posibilidad fundacionismos. Podríamos esquemati-
de la fundamentación intersubjetiva de zar los resultados obtenidos hasta ahora
las normas éticas. Se trata de una funda- con el siguiente cuadro:

CUADRO 1
Fundacionismos éticos

Materiales Formales

Teológico Racionalista (kantiano)


Naturalista Contractualista
Realista Discursivo

El cuadro 1 nos muestra las teorías tenemos en lo que consideramos funda-


en su forma simple. Sin embargo, como mental y no en otro lado? ¿Qué justifica
dije antes, muchas veces encontramos que elijamos ese fundamento y no otro?
teorías que combinan las opciones de ¿Desde dónde elegimos? ¿Con qué crite-
fundamentación: así, encontramos realis- rios elegimos fundamentos? ¿No nos es-
mos naturalistas (como el llamado realis- tamos poniendo fuera del universo moral
mo de Cornell), la teoría del derecho na- para seleccionar fundamentos?
tural (que combina una fundamentación Bien se podría afirmar que la actitud
teológica con una naturalista), el contrac- fundacionista supone que el filósofo pue-
tualismo kantiano, etcétera. de tomar una posición estratégica fuera
Ahora bien, tomadas en conjunto, del esquema conceptual que toma a su
podríamos hacer varios cuestionamientos cargo, en una posición que Quine ha lla-
a las teorías fundacionistas. Al plantear el mado de «exilio cósmico» (cfr. Quine
trilema de Agripa, el escéptico acepta la 1960, p. 275). Esto es algo que el antifun-
opción de apelar a un principio autoevi- dacionista le criticará al fundacionista:
dente o fundamental, pero, nos dice, al uno no puede salir de la moralidad en una
hacerlo se está abandonando la intención suerte de exilio moral para, desde ese
de instaurar una justificación cierta. ¿Por punto privilegiado, elegir fundamentos y
qué, en nuestro afán justificador, nos de- fundar la moralidad. La pregunta del fun-

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Las variedades de fundacionismo y antifundacionismo ético: un mapa

dacionista no tiene sentido porque impli- un escéptico moral en ese sentido. Pero
ca este exilio moral, implica no tomar en no corramos y analicemos más deteni-
cuenta la moralidad realmente existente damente las variedades del antifundacio-
(la Sittlichkeit hegeliana). Aquí Hegel se nismo.
acerca a Quine, porque éste es precisa-
mente el sentido de la crítica de Hegel a 2. Variedades de antifundacionismo
la idea kantiana de la fundamentación de
la moralidad a partir de la razón. Charles Hay que tener cuidado de no caer en lo
Larmore captura bien el punto de Hegel que Pereda llama un vértigo simplifica-
cuando nos dice: «La razón práctica no dor y hablar de antifundacionismo en ge-
puede ser la fuente de la moralidad; por el neral. Así como hay una gran variedad de
contrario, la razón sólo adquiere la capa- teorías fundacionistas en ética, el caso no
cidad de argumentar moralmente en el es más simple en lo que se refiere al anti-
seno de una moralidad ya existente. No fundacionismo, a pesar de lo que en oca-
es elevándonos hasta un punto de vis- siones nos quiera hacer creer el fundacio-
ta absolutamente imparcial, sino úni- nista.
camente a través de la pertenencia a una Sin embargo, podríamos empezar
tradición moral, o a una diversidad de por un punto general para ir especifican-
traiciones y prácticas morales como po- do posteriormente. Como dije antes, creo
demos tomar conciencia de nuestra posi- que podemos identificar al antifundacio-
ción moral» (Larmore 1996, p. 51). Muy nismo con la figura del escéptico moral,
cercana es también la crítica de Hegel a la que no se tiene que pensar como idéntica
ficción metodológica del contractualis- a la del escéptico acerca del conocimien-
mo, que plantea individuos en abstracto, to, dado que ponen en cuestión cosas
fuera de todo contexto cultural, histórico muy diferentes. Las diferentes versiones
y de toda moral, que pueden a través de del escepticismo moral niegan o ponen
en duda el conocimiento moral, las
sus voluntades individuales, fundar rela-
creencias morales justificadas, las verda-
ciones morales y sociales en general. Los
des morales, cualquier idea de absoluto
comunitaristas se harán eco de esta línea
moral, de criterios generales, de univer-
de argumentación hegeliana en su crítica
salismo, los hechos o propiedades mora-
a la posición original rawlsiana, y los les o, en casos radicales, las razones para
neohegelianos, a la idea de situación ser morales. Aunque aquí hay que tener
ideal de diálogo de la ética del discurso cuidado: el antifundacionista es un es-
—a fin de cuentas, ambas formas de exi- céptico acerca de la posibilidad de funda-
lio moral—. mentar la ética sobre una base objetiva:
En estas críticas encontramos una es escéptico acerca de que verdades abso-
idea clave para entender la reacción al lutas o criterios precisos, fijos y genera-
fundacionismo: la moral no necesita fun- les fundamenten principios morales uni-
damentación. En todo caso, la moral se versales, que a su vez justifiquen juicios
justifica apelando a tradiciones, al con- y acciones morales particulares. El anti-
texto cultural, a las perspectivas y a las fundacionista duda que haya fundamen-
virtudes que ahí se dan. La moral no se tos para la moral: no hay apoyos firmes,
justifica apelando a criterios formales, justificaciones incorregibles o garantías
universales y abstractos; tampoco a ver- finales para ninguna justificación moral.
dades morales universales ni a una idea Ahora, digo que hay que tener cuidado
de naturaleza humana más allá de contex- porque no todo escepticismo moral es
tos particulares. El antifundacionista será una forma de antifundacionismo. Hay es-

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Gustavo Ortiz-Millán

cepticismos morales muy particulares o ética (que otros llaman situacionistas).


restringidos: escepticismo acerca de la En términos generales, el particularismo
razón práctica, escepticismo acerca del moral niega que existan principios mora-
carácter intrínsecamente motivacional de les defendibles, que haya algo así como
la moral o escepticismo acerca de verda- criterios morales precisos, fijos y genera-
des morales. No obstante, muchas de es- les. El pensamiento moral no consiste en
tas formas de escepticismo son compati- la aplicación de principios morales a ca-
bles con formas de fundacionismo. Por sos particulares y el agente moral no se
ejemplo, los no cognoscitivistas que son debe ver como una persona que aplica
escépticos acerca de verdades y conoci- principios. Un particularismo absoluto
miento moral o antirrealistas morales es- negará completamente la existencia de
cépticos acerca de la existencia de hechos principios morales, mientras que uno mo-
o realidades morales, lo son sobre la base derado afirmará que, aun si hay algunos
de un proyecto naturalista de justifica- principios morales, la racionalidad del
ción moral (pienso en Allan Gibbard o en pensamiento moral no depende de mane-
Simon Blackburn). Así pues, mientras ra significativa de ellos y el agente moral
que todo antifundacionismo moral es una necesita mucho más que un puñado de
forma de escepticismo moral, no todo es- principios en sus situaciones morales
cepticismo implica antifundacionismo. particulares (cfr. Dancy 2004). En todo
Quiero analizar ahora las distintas caso más que ver al agente moral como
versiones de antifundacionismo moral. alguien que aplica criterios, el particula-
Me propongo, una vez más, seguir los li- rista nos invitará a verlo como alguien
neamientos que propone Pereda en su con criterio.
mapa de teorías. Si empezamos por su ca- Me parece que el contextualismo
racterización del antifundacionismo, éste moral podría caber también bajo este ru-
defiende: bro. Esta teoría afirma que los valores de
a) no existe una instancia incorregible verdad de atribuciones de responsabili-
en la estructura de la justificación dad, corrección, obligatoriedad, etc., va-
que funja como respaldo último; y, rían de acuerdo con el contexto de quien
más positivamente, hace la atribución o del sujeto. Esta teoría
b) hay un pluralismo de la justificación. acepta hablar de verdades morales, pero
Esto es, los procesos de justificación las hace dependientes del contexto de
poseen estructuras variadas y no se quien juzga o de quien actúa. Es decir, re-
dispone de ningún criterio unificador lativiza cualquier tipo de verdad moral
de todas ellas, al menos de ningún (cf. Timmons 1996). Para mis propósitos
criterio unificador fecundo. (Pereda clasificatorios, creo que el perspectivis-
1994a, p. 302). mo es una posición que cae muy cerca de
este tipo de contextualismo en el sentido
A partir de aquí, Pereda hace una cla- de que también relativiza la verdad. El
sificación basada en varios ejes: for- perspectivismo afirma que es inevitable
mal/material y moderado/absoluto. 5 adoptar una perspectiva particular y que
Por antifundacionismo material, Pe- la verdad depende de la perspectiva del
reda entiende «aquella posición que que juzga; esto se aplica también a las
acepta una pluralidad de ejemplos parti- verdades morales. La idea básica de esta
culares como base de la justificación» teoría es que hay muchas perspectivas y
(ibid). Así, me parece que aquí cabrían, éstas determinan cualquier juicio de la
precisamente, teorías particularistas en verdad o de valor; esta afirmación lleva

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Las variedades de fundacionismo y antifundacionismo ético: un mapa

implícita la idea de que no hay un modo podríamos decir que cada virtud establece
correcto de ver el mundo; como la verdad sus propios criterios de atribución y de
es relativa, no se puede apelar a ella evaluación. No es una teoría monista del
como criterio de corrección para evaluar bien porque no establece que haya un solo
las distintas perspectivas. Me parece que criterio de bienestar o de virtud para los
éste es el modo en que Nietzsche presen- seres humanos, hay una pluralidad de cri-
ta la idea básica del perspectivismo en La terios, tantos como virtudes haya. La equi-
genealogía de la moral (1972a, libro III, dad, la lealtad o la sinceridad establecen
§ 12). (El problema con cualquier teoría sus propios criterios para lo que cuenta
que relativiza la verdad es que termina como una acción equitativa, leal o sincera.
por minar sus propias pretensiones de Cada una de esas virtudes tiene sus pro-
verdad; aunque esto es más restringido en pias características distintivas y plantea
el caso de la moralidad.) 6 sus propios criterios de atribución. En su
Seguramente aquí podrían entrar versión más radical, la ética de la virtud
otras teorías que desconfían de la existen- desconfía de la apelación a criterios, y se
cia de criterios de verdad objetivos, de aúna al particularismo en su afirmación de
cualquier idea de verdades universales o que, más que criterios, el agente virtuoso
de la verdad en general, si es que hacen es un agente con criterio.
depender cualquier criterio objetivo de Las virtudes tampoco funcionan
justificación moral de la verdad. Así, tal como criterios fijos, precisos y generales;
vez podrían entrar aquí teorías como el pueden variar de época en época, de co-
construccionismo social (y por supuesto munidad en comunidad e incluso pueden
el deconstruccionismo) o algunas versio- llegar a ser relativas a los individuos (si la
nes de la hermenéutica en sus aplicacio- sinceridad o la paciencia son una virtud
nes a la ética, en tanto que son escépticas en ti, en mí pueden ser un defecto, un vi-
de que existan verdades morales univer- cio). Esto, claro está, conduce a una de
sales o criterios objetivos de justificación las objeciones más frecuentes que se le
moral que sirvan de fundamento a la mo- hacen a la ética de la virtud: su tenden-
ralidad; y en tanto que piensan que no cia al relativismo. El caso es claro en la
hay verdades ni significados fijos, sino ética de la virtud propuesta por Alasdair
que éstos siempre están sujetos a inter- MacIntyre, quien vincula el concepto de
pretaciones. virtud tan estrechamente al de prácticas
Por antifundacionismo formal Pereda sociales que ha sido frecuentemente criti-
entiende un pluralismo de criterios para cado por su tendencia al relativismo (cf.
juzgar (pluralismo de criterios no debe ser MacIntyre 1984, pp. 191 y 272 y ss.). Sin
confundido con pluralismo en general o embargo, la ética de la virtud se ha desa-
con teorías pluralistas de valores; una teo- rrollado en vertientes tan diferentes que
ría que proponga un criterio de fundamen- distintos teóricos de la virtud han reac-
tación moral bien puede ser una teoría plu- cionado tratando de vincular a la teoría
ralista de valores). En realidad, me parece con formas de realismo moral (por ejem-
que aquí las teorías formales están muy plo, en el caso de McDowell) o con for-
emparentadas con las teorías materiales y mas de naturalismo (como en los casos
son muy compatibles. Lo digo pensando de Philippa Foot, Rosalind Hursthouse o
en lo que creo que es el candidato más via- Martha Nussbaum). Este relativismo de
ble para este rubro: la ética de la virtud. la ética de la virtud es achacable también
Este tipo de ética nos propone un pluralis- al particularismo moral y, en ambos ca-
mo de criterios para juzgar; de hecho, bien sos, se debe a su escepticismo con res-

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pecto a la existencia de criterios fijos y detengámonos un momento para hacer


generales que sirvan como fundamento un breve recuento de las variedades de
objetivo de la justificación moral. Pero teorías antifundacionistas en ética.

CUADRO 2
Antifundacionismos éticos

Materiales Formales

Particularismo Ética de la virtud


Contextualismo
Perspectivismo

Nos movemos ahora hacia las coor- al relativismo cultural sería «tradiciona-
denadas absoluto/moderado. Pereda nos lismo». Según esta teoría, son las tradi-
advierte: «El antifundacionismo absoluto ciones morales las que justifican nuestras
es, inevitablemente, un relativismo y, en normas y prácticas morales.
cierto sentido, hasta una forma de escep- Sin embargo, el fundacionista suele
ticismo» (1994a, p. 306). Eso es cierto en oponerse a este tipo de fundamentación
el caso de la epistemología, pero no estoy en términos de tradiciones: éstas no nos
seguro de que sea exacto en el caso de la proveen de una fundamentación univer-
ética. Aquí quiero identificar el antifun- sal y no cuentan como una fuente racio-
dacionismo moderado con el relativismo nal de justificación o como algo que los
moral y el absoluto con el subjetivismo. mismos agentes se hayan dado a sí mis-
Afirmé antes que buscar el fundamento mos. Asimismo, el peligro que ve el fun-
de la moral no es sino buscar objetividad; dacionista en el relativismo y en el tradi-
si esto es así, entonces aquellas posicio- cionalismo es que despojarían de sentido
nes que niegan la posibilidad de una fun- cualquier crítica moral entre sociedades,
damentación objetiva y universal de la dado que no se podría apelar a criterios
moralidad contarían como antifundacio- transculturales que justificaran esos jui-
nistas. Pero esta negación admite grados. cios morales. La crítica a violaciones de
El relativismo cultural y moral constituye derechos humanos en sociedades que no
una forma moderada de antifundacionis- tienen una cultura de derechos humanos
mo porque, aunque no acepta criterios no tendrían una base objetiva, no estarían
universales y absolutos para la moral ni justificadas, sino que serían mera expre-
verdades morales universales que justifi- sión de los valores de una determinada
quen nuestros juicios, acciones y normas cultura o tradiciones. Por otro lado, cual-
morales, sí acepta que éstos se pueden quier idea de valores transhistóricos deja-
justificar a partir de los diversos códigos ría de tener sentido, de modo que también
morales de cada sociedad. Pero ninguno cualquier concepto de progreso moral ca-
de los diversos códigos morales tiene una recería de sentido, como, por ejemplo,
categoría especial. Lo que a fin de cuen- afirmar que la situación de las mujeres es
tas justifica la moral son las prácticas cul- mejor hoy de lo que lo era en la Edad Me-
turales, las tradiciones y los usos de cada dia. (De hecho, de otro modo, la apela-
sociedad. De hecho, otro modo de llamar ción a tradiciones morales como criterio

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Las variedades de fundacionismo y antifundacionismo ético: un mapa

de justificación, me parece, conduce al Finalmente quiero añadir una posi-


conservadurismo; pero esto, claro, no tie- ción todavía más radical del antifunda-
ne por qué molestar a los conservadores.) cionismo y del escepticismo moral: el
Aunque se suele oponer el relativismo nihilismo moral. El nihilismo afirma la
al objetivismo, si queremos ser más preci- devaluación de todos los principios y ver-
sos, la posición contraria al objetivismo dades susceptibles de servir de funda-
sería el subjetivismo. El subjetivismo éti- mentación a la moral (y, en sus versiones
co afirma que nuestros juicios morales es- más extremas, de base para una vida con
tán basados exclusivamente en nuestros significado). Niega la posibilidad de fun-
sentimientos (deseos, emociones, etc.) y damentar principios o normas morales.
nada más. Adicionalmente, el subjetivis- El nihilismo moral es la afirmación sus-
mo tradicionalmente ve estas actitudes tantiva, negativa y existencial de que no
como más allá de cualquier control racio- existe nada que sea moralmente incorrec-
nal. El subjetivismo es una forma más ra- to; así, niega la distinción entre buenas y
dical de antifundacionismo porque no malas acciones (cfr. Sinnott-Armstrong
apela a prácticas, costumbres o contextos 2006). El nihilismo ético tiene distintas
culturales, sino a los estados subjetivos variantes (cfr. Höffe 1994, pp. 201-202),
del individuo que actúa o que juzga. Lo ha sido apoyado por muchas razones y
que justifica mis acciones o mis juicios las reacciones a él han sido muy diversas,
son mis sentimientos o mis deseos, es de- pero básicamente todas ellas buscan una
cir, mis actitudes más subjetivas y nada refundación de la moralidad (en nuevos
más. Ahora, si como sucedía con los emo- valores o en alguna idea de libertad abso-
tivistas, estas actitudes se conciben como luta). No es mi intención entrar aquí en
fuera del alcance de la razón o, como diría un tema de por sí complejo, sino sólo se-
Pereda, como «puntos terminales» o «lí- ñalarlo como una tesis escéptica amplia y
mites por debajo» de la argumentación como un antifundacionismo absoluto a la
(Pereda 1994b, pp. 83-86), entonces no es vez.
posible ninguna justificación de juicios y Si esquematizamos los resultados de
acciones morales. Es por eso que ésta me nuestro repaso de teorías, obtendríamos
parece una forma absoluta de antifunda- el siguiente cuadro de antifundacionis-
cionismo ético. mos éticos.

CUADRO 3
Antifundacionismos éticos

Moderados Absolutos

Relativismo cultural Subjetivismo moral


(Tradicionalismo) Nihilismo

Me doy cuenta de que he pasado de- sino señalar por qué deben ser tomadas
masiado rápidamente por las teorías que como teorías antifundacionistas en ética.
he examinado, pero no ha sido mi inten- Paso finalmente a analizar la opción mul-
ción hacer un análisis detallado de ellas, tifundacionista que propone Pereda.

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Gustavo Ortiz-Millán

3. Multifundacionismo que la virtud no basta por sí sola, sino que


tenemos que justificarla. Posibles modos
Afirma Pereda: de justificación serían afirmar que la ho-
nestidad es un valor que posibilita la ac-
Buscaré defender que es razonable correr
los riesgos de un antifundamentalismo en senti-
ción coordinada y la supervivencia de
do amplio pero moderado, insistiendo particu- todo grupo humano, o que si se generali-
larmente en la función que poseen las virtudes, za la deshonestidad, ésta terminaría des-
tanto epistémicas como prácticas en tal progra- pojando de sentido a la honestidad y a la
ma de justificación; por otra parte, este tipo de deshonestidad misma, con resultados au-
antifundamentalismo tal vez en realidad debería tocontradictorios, o que la honestidad es
llamarse mejor «multifundamentalismo» pues, necesaria para que la gente viva en socie-
más que defender que «no hay fundamento», lo dad confiando en los demás y se manten-
que se propone es que hay muchos «fundamen- ga el pacto social. Pero mi primera justi-
tos» y de varias clases y todo ello como forman-
do parte de una lista abierta, de ahí que sea ficación suena a naturalismo, la segunda
ocioso preguntar: ¿a partir exactamente de a kantismo, la tercera recuerda el con-
cuántos «fundamentos», de uno, de dos, de tractualismo. Podríamos aducir otro tipo
tres..., un fundamentalista se convierte en multi- de justificaciones. En todo caso, cual-
fundamentalista? (Pereda 1994, p. 306). quier justificación nos lleva más allá de
la justificación última que se supone que
Pereda se pronuncia a favor de una son las virtudes. Así es que no encontra-
posición que reconozca una diversidad de mos verdadera justificación en las virtu-
fundamentos, tanto epistémicos como des; éstas no sirven de fundamento (a
prácticos y esta diversidad la encuentra menos que apelemos a versiones natura-
en las virtudes. Si entiendo bien a Pereda, listas o realistas de la ética de la virtud).
supongo que en ética deberíamos decir
que esta posición la ocupa la ética de la Por otro lado, el multifundacionismo
virtud, en la que cada virtud viene a fun- de Pereda, al plantear la idea de una lista
cionar como el criterio último de justifi- abierta de fundamentos cae en una pen-
cación de aquellas acciones de las que diente resbaladiza que nos puede conducir
predicamos la virtud. Para cada norma, a una infinidad (literalmente) de funda-
acción o juicio moral, las razones últimas mentos que llevarían la posición, si no al
que citáramos para justificarlos serían ra- particularismo, por lo menos sí al relati-
zones relacionadas con las virtudes. Las vismo —dos posiciones que he identifica-
razones a favor de la realización de una do con el antifundacionismo—. Y eso es
acción serán que es leal, humilde, casta o precisamente lo que quiere evitar el fun-
caritativa. La lista, como afirma Pereda, dacionista, por eso, en mi interpretación
puede quedar abierta. anterior de la teoría de la virtud la he clasi-
Sin embargo, hay un problema si ficado bajo el rubro antifundacionista.
queremos pasar cada una de estas virtu- De este modo, el multifundacionis-
des como fundamentos. 7 Supongamos mo basado en la idea de virtud resulta una
que alguien está tentado a mentir, pero posición inestable: o bien las virtudes
piensa que tiene razones para no mentir exigen una justificación que en última
porque hacerlo sería deshonesto. Lo que instancia nos remite al fundacionismo de
fundamenta su acción de no mentir es la distintos tipos (naturalista, kantiano, con-
virtud de la honestidad. Pero, ¿no necesi- tractualista, realista, etc.), o bien nos lle-
tamos una justificación de por qué es me- va al particularismo o al relativismo, que
jor tener ese rasgo que el opuesto? ¿Por son formas de antifundacionismo, y en
qué no mejor ser deshonesto? Parecería cuyo caso sería mejor renunciar a la idea

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Las variedades de fundacionismo y antifundacionismo ético: un mapa

de fundamentos. En cualquier caso, creo bres, trad. Manuel García Morente,


que esta inestabilidad del multifundacio- Madrid: Espasa-Calpe.
nismo sería una buena razón para mejor Korsgaard, Christine M. (2000): Las
abandonar esta opción. fuentes de la normatividad, trad. Lau-
¿Habría otra opción viable para un ra Lecuona y Laura Manríquez, Mé-
multifundacionismo en ética? Tal vez una xico: IIFs-UNAM.
teoría que combinara respuestas: que ape- Larmore, Charles (1996): The Morals of
lara a un tipo de fundamentación para al- Modernity, Nueva York: Cambridge
gunas normas y prácticas morales y a University Press.
otros tipos para otras. Es decir, este tipo de MacIntyre, Alasdair (1984): After Virtue,
multifundacionismo debería decir que Notre Dame: University of Notre
ciertas normas se justifican en virtud de Dame Press.
nuestro proceso evolutivo, mientras que Nietzsche, Friedrich (1972a): La genea-
otras se justifican apelando a tradiciones, logía de la moral, trad. Andrés Sán-
otras a verdades morales, otras a valores chez Pascual, Madrid: Alianza.
universales y así sucesivamente. A prime- — (1972b): Más allá del bien y del mal,
ra vista esta solución parece razonable, trad. Andrés Sánchez Pascual, Ma-
pero, sobra decirlo, tiene muchos proble- drid: Alianza.
mas. Tal vez el más grave sería cómo de-
Pereda, Carlos (1994a): Vértigos argu-
cidir entre los distintos tipos de justifica-
mentales. Una ética de la disputa,
ciones posibles para cada norma o prácti-
Barcelona/México: Anthropos/UAM.
ca, pues parece que necesitaríamos de una
metateoría que decidiera entre ellos. El — (1994b): Razón e incertidumbre, Mé-
asunto es complicado y mina las posibili- xico: Siglo XXI/UNAM.
dades de una teoría multifundacionista en Pereyra, Carlos (1987): «Límites de la
ética. En todo caso, analizar este asunto es razón ética», Diánoia 33, pp. 69-81.
algo que excede las intenciones —ya de Quine, Willard V.O. (1960): Word and
por sí excesivas— del presente ensayo. Object, Cambridge, Mass.: The MIT
Press.
Rachels, James (2007): Introducción a la
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ISEGORÍA, N.º 41, julio-diciembre, 2009, 293-310, ISSN: 1130-2097 309


Gustavo Ortiz-Millán

NOTAS

1 No sigo a Pereda en su uso del término «funda- ces de fundamentar la obligatoriedad moral de las
mentalismo», a pesar de que él afirma que este térmi- convenciones» (Apel 1985, p. 356). Racionalidad ins-
no retiene la imagen asociada con la palabra «funda- trumental, teleológica o estratégica son equivalentes
mento». En el contexto ético en que lo voy a usar, para Apel y se encuentran en oposición a la racionali-
«fundamentalismo» tiene una carga negativa: se le dad ética: la primera supone la perspectiva egocéntrica
identifica con corrientes antimodernas de distintas re- que es opuesta al principio moral de tratar a los otros
ligiones o se le relaciona con términos como «fanatis- como fines y no como medios.
mo», «extremismo» o «integrismo». Usaré, entonces, 5 Dejo de lado otro eje de clasificación de antifun-
«fundacionismo». dacionismos que emplea Pereda: el eje restringido/am-
2 Christine Korsgaard ha desarrollado el tema de
plio. Supongo que un antifundacionismo sería restrin-
los fundamentos de la moralidad de un modo diferente gido si se opone a la idea de que la fundamentación de
del que aquí presento, a partir de lo que ella llama «las la moralidad se dé postulando aquello que éste niega,
fuentes de la normatividad»: «Cuando buscamos un cuestionando tipos de justificación particulares; pero,
fundamento filosófico de la moralidad», nos dice, «no al cuestionar de este modo, se suele afirmar la posibi-
estamos simplemente tratando de encontrar una expli- lidad de otros tipos de fundamentación, lo cual haría
cación de las prácticas morales: también estamos pre- contar a esta teoría como fundacionista y no como an-
guntando qué justifica las exigencias de la moralidad. tifundacionista. Por lo tanto, desecho aquí la idea de
Llamo a esto “la pregunta normativa”» (2000, p. 22). fundacionismo restringido.
Korsgaard se pregunta de dónde proviene la autoridad 6 Nietzsche, por cierto, es un gran crítico de la
que tienen los conceptos morales sobre nosotros; ella
identifica cuatro posibles fuentes de normatividad, idea de fundamentación en ética. En Más allá del bien
mientras que yo identificaré seis. Creo que desarrollar y del mal nos dice: «Con una envarada seriedad que
el tema a partir de la idea de fundamentos puede con- hace reír, los filósofos en su totalidad han exigido de
ducirnos a una lista diferente, como espero que quede sí mismos, desde el momento en que se ocuparon de la
claro. moral como ciencia, algo mucho más elevado, más
3 El utilitarismo de Bentham y Mill tienen la mis- pretencioso, más solemne: han querido la fundamenta-
ma estructura argumentativa: dado que naturalmente ción de la moral —y todo filósofo ha creído hasta aho-
buscamos el placer y tratamos de evitar el dolor, la ra haber fundamentado la moral; la moral misma, sin
normatividad emana de estos hechos naturales. embargo, era considerada como “dada”. (...) Lo que
4 Adicionalmente, algunos han negado que una los filósofos llamaban “fundamentación de la moral”,
convención fáctica como el contrato hobbesiano pue- exigiéndose a sí mismos realizarla, era tan sólo, si se
da servir de fundamento a la moralidad. Tal es el caso lo mira a su verdadera luz, una forma docta de la can-
de Karl-Otto Apel, para quien el tipo de racionalidad dorosa creencia en la moral dominante, un nuevo me-
instrumental que subyace al contrato hobbesiano no dio de expresión de ésta, y, por lo tanto, una realidad
puede servir de fundamento a la moralidad: «En el de hecho dentro de una moralidad determinada, inclu-
caso de que se realicen convenciones fácticas... tales so, en última instancia, una especie de negación de
convenciones sólo pueden interpretarse en el sentido que fuera lícito concebir esa moral como problema
de la teoría hobbesiana del contrato: como manifesta- —y en todo caso lo contrario de un examen, análisis,
ciones racional-teleológicas de la prudencia de los in- cuestionamiento, vivisección precisamente de esa
dividuos. Como tales, no presuponen realmente ningu- creencia» (Nietzsche 1972b, § 188).
na norma moral fundamental intersubjetivamente váli- 7 Sigo aquí el ejemplo y el tratamiento del llamado

da; pero, en tanto que medidas tomadas por la «problema de la incompletud» de la ética de la virtud
prudencia estratégica, a mi juicio, tampoco son capa- que desarrolla Rachels 2007, pp. 286 y ss.

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