los animales.
Determinación sexual. La energía proveniente del Sol calienta gran
parte de la superficie terrestre. En muchos animales como las tortugas, la
determinación del sexo de los huevos depende de la temperatura del
ambiente.
Regulación de la temperatura corporal. Algunos animales regulan su
temperatura a partir de la temperatura del ambiente. Los cocodrilos, por
ejemplo, permanecen en el agua durante la noche, y en la tarde salen a la
superficie para calentar su cuerpo con los rayos solares.
Regulación de los ritmos biológicos. Los animales necesitan la luz
del Sol para reconocer la transición entre el día y la noche. Es gracias a
esto que los animales diurnos como las ardillas, al igual que los nocturnos
como los búhos, regulan sus actividades
.
4. Finalmente, los descomponedores como las bacterias y los hongos
obtienen energía a partir del consumo de plantas, animales y en general,
materia orgánica en descomposición. De esta forma, la energía proveniente
del Sol es transferida a través de las cadenas alimenticias y una gran parte
de ella regresa al medio en forma de calor.
El Sol y el aire
Cuando los rayos del Sol llegan a la Tierra, calientan el suelo, y este,
a su vez, calienta el aire que lo rodea. Debido a los cambios de temperatura,
el aire comienza a moverse dando origen al viento. Gracias al movimiento
constante de las masas de aire, generado también por el movimiento de
rotación de la Tierra, el calor se distribuye sobre toda la superficie terrestre.
El Sol y el agua
Como sabes, el agua circula constantemente en la Tierra en
diferentes estados. La energía proveniente del Sol, calienta la superficie de
los océanos, lagos, embalses y demás fuentes acuáticas, generando el
vapor de agua, que se transporta a través de las corrientes de aire, hacia la
atmósfera donde se forman las nubes. El vapor de agua presente en las
nubes retorna a la Tierra en forma de lluvia, nieve o granizo.
El Sol y el suelo
Como sabes, el suelo es el hábitat de muchos seres vivos y es el
sustrato necesario para que crezcan las plantas. El calor proveniente del
Sol, influye en las etapas iniciales de formación del suelo. El calor del Sol
comienza a romper las rocas de un lugar, haciendo que se hagan cada vez
más pequeñas. Éstas son arrastradas por la lluvia y el viento hasta que se
depositan en zonas bajas. Finalmente se va incorporando materia orgánica
y diferentes organismos hasta formar el suelo
El Sol y los seres humanos
Los seres humanos, a diferencia de otros animales, son animales
endotérmicos (u homeotermos), por lo que no dependen tanto del sol a la
hora de regular su temperatura corporal, ya que buena parte del calor
procede de su metabolismo. Sin embargo, la luz solar sí que influye en el
metabolismo del organismo, permitiendo ciertas reacciones químicas,
que producen calor o permiten el crecimiento y diferenciación de algunos
tejidos y células.
Así mismo, la luz solar ayuda a nuestro cuerpo a llevar a cabo otras
funciones como es la síntesis de vitamina D (necesaria para el
metabolismo del calcio y el fósforo), la correcta circulación sanguínea,
producción de hormonas, evitar alergias e infecciones en la piel y mejora
el sistema inmune. Por lo que es fundamental para la salud del organismo.
El Sol para los fenómenos terrestres
Hablar de la importancia de la luz y energía solar para los seres vivos, no
tendría sentido sin entender la importancia del Sol para los fenómenos
terrestres.
En primer lugar, el calor procedente del Sol es fundamental para calentar
nuestro planeta y así permitir la vida en él, de lo contrario moriríamos
por congelación. Además, el calor permite fenómenos como las lluvias,
vientos, formación de nubes o corrientes marinas y catástrofes o desastres
naturales, como huracanes o incendios. Estos son procesos también muy
importantes para la vida en nuestro planeta.
Como influyen los planetas al ecosistema de la tierra
El clima de la Tierra es un fenómeno extremadamente complejo
del que solo tenemos datos muy limitados. La mayoría de los expertos
pueden detectar un calentamiento global acelerado por el hombre y
agravado por la destrucción de la naturaleza, pero junto a este
proceso hay otros naturales que ejercen una influencia que no
siempre podemos comprender. La actividad del Sol, las erupciones
volcánicas, el comportamiento de la magnetosfera o la actividad de los
seres vivos también puede cambiar el clima de formas difíciles de
prever. A veces unos factores van en una misma dirección, pero otras
no.
Un estudio publicado recientemente en « Proceedings of the
National Academy of Sciences» (PNAS) proporciona evidencias
sólidas de otro proceso capaz de cambiar el clima. Científicos de la
Universidad de Rutgers (Estados Unidos) han confirmado que el tirón
gravitacional de Venus y Júpiter alarga la órbita de la Tierra en
un cinco por ciento cada 405.000 años. Por eso, el planeta pasa por
una etapa media, a los 202.500 años del comienzo del ciclo, en la que
la órbita es casi circular. Esto ha estado influyendo en la cantidad de
luz solar que ha llegado al hemisferio Norte y ha modulado el clima de
la Tierra durante al menos los últimos 205 millones de años.
Desde hace mucho tiempo los astrofísicos han sugerido que la
resonancia de los planetas del Sistema Solar crea ciclos en la órbita de
la Tierra. Los cálculos matemáticos habían permitido, incluso,
reconstruir la evolución de este fenómeno durante los últimos 50
millones de años. Pero ahora, por primera vez, los investigadores
han encontrado evidencias físicas para apoyar esta hipótesis, lo que
tiene relevancia para los estudios del clima, la evolución de la vida y
la propia evolución del Sistema Solar.
Este efecto sobre la órbita es causado sobre todo por Venus y
Júpiter. El motivo es que el primero es el planeta más cercano a la
Tierra y que el segundo es, con mucho, el planeta más masivo del
Sistema Solar. Pues bien, las órbitas de estos planetas hacen que cada
varios cientos de miles de años la posición de estos mundos «tire» de
la Tierra en relación con el Sol o que el efecto sea contrario.