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Para otros, tal derecho no existe como tal, sino que más bien hay un deber5657ya sea del

Estado, la sociedad o sus miembros ―la llamada responsabilidad social―58que puede o no


concebirse como emanada o fundada ya sea en el concepto de bien común.59o en
la responsabilidad moral60o en el concepto legal de obligación conjunta derivada de un
hipotético contrato social.61que, a su vez, puede o no ser explícito en una Constitución62(ver
también Interés público).
Sin embargo, para otros, el asunto no trata de principios, sino de objetivos: el propósito del
Estado no puede ser otro que promover el Interés público o «social» o «común» de manera
práctica.63Además, siempre según Suárez, incluye la posibilidad de lograr bienes terrenales
para una existencia digna del hombre,64mientras que John Locke aduce que: «El fin del
gobierno es el bien de la humanidad», en «Chapter XIX: “Of the Dissolution of Goverment”,
en Second Treatise of Government; y James Madison agrega: «El bien público, el verdadero
bienestar de la gran masa del pueblo, es el objetivo a ser perseguido; y ninguna forma de
gobierno en absoluto tiene otro valor que el adecuarse al logro de ese objetivo».65Así, se
sugiere, si fuera el caso que los gastos que el sistema implica son de beneficio a la sociedad
en su conjunto, tales gastos serían ampliamente justificados.66Desde este punto de vista, los
gastos de «bienestar» pueden ser considerados no solo gastos de «buen funcionamiento» de
la sociedad, sino también como inversión social,67pudiendo ser vistos no solo como
aumentando la cohesión social sino también la productividad común.6869Adicionalmente se
alega que tales gastos pueden implicar un ahorro o disminución de costos, ya sea para
obtener bienes y servicios de interés general70o que los gastos sociales son más efectivos y
cuestan menos que otras medidas de reducción de problemas sociales, por ejemplo,
criminalidad,7172etc. A extremis, esta visión puede ser concebida como utilitaria, con una
concepción de la sociedad como grupo de interés: sería, se puede alegar,
más efectivo y eficiente gastar en asuntos sociales que eliminar o controlar los problemas que
de otra manera se multiplicarían7374(Ver también anomia). Sin embargo, y a pesar de que tal
percepción facilita y ordena el discurso político-social en relación a los gastos sociales, en la
medida que centra la atención en ventajas comunes promoviendo al mismo tiempo el
desarrollo de técnicas y conceptos de utilidad social757677se ha alegado, en contra, que esta
aproximación empobrece la visión tanto académica como social.78
Lo anterior da origen a tres interpretaciones principales sobre la idea de Estado del bienestar:

 Estado del bienestar como concepto general, de acuerdo al cual los miembros de una
sociedad tienen la expectativa legítima de que la sociedad, el gobierno o el Estado los
apoye, ya sea en general o en momentos de necesidad, o la expectativa real de que ellos
se beneficiarán de los esfuerzos comunes y del progreso social. En esta visión general, tal
expectativa es considerada bien un derecho de los ciudadanos o bien una obligación u
objetivo social.

 Estado del bienestar como el sistema en el cual el Estado como tal asume la
responsabilidad por el bienestar de los ciudadanos. Ciertos ejemplos de este modelo del
Estado del bienestar se basan en una «red o sistema de seguridad», con provisiones
claramente delimitadas.

 Estado del bienestar puede identificarse con sistemas generales de bienestar social. En
muchos «Estados» del bienestar, el bienestar no se proporciona actual o exclusivamente
por el Estado, sino por una combinación de servicios independientes, voluntarios,
mutualistas y gubernamentales. En algunos casos de este tipo, el Estado o gobierno actúa
como coordinador de las provisiones y al mismo tiempo como proveedor de último
recurso. En otros, el Estado puede delegar la provisión de servicios a caridades,
organizaciones sociales o privadas (apoyándolas financieramente); en este último caso,
algunos autores utilizan el término «sociedad del bienestar».
Criterios de comparación[editar]
Deborah Mitchell79identifica cinco aproximaciones principales a esos estudios comparativos:

 Comparaciones de políticas: comparar los términos explícitos sobre los cuales se propone
y toma acción. Briggs se centra en el origen y evolución histórica del concepto del
bienestar tanto en Europa como en los Estados Unidos.80 Flora y Heindenheimer, a partir
de tales desarrollos, proponen que a menudo tal desarrollo, a pesar de las diferencias
ideológicas, etc., tiene lugar a lo largo de líneas similares81

 Comparaciones de ingresos: tales ingresos son los recursos económicos dedicados a los
sistemas de beneficencia. Maynard82 sugiere dos sistemas básicos: pago a través de
impuestos (pago obligatorio) y pago a través de sistemas de seguros (pago voluntario).
Wilensky muestra que el nivel de tales gastos depende principalmente de la estructura
social (incluyendo edad) de la población y de la duración de implementación del sistema
como tal.83

 Comparaciones de productos: diferentes Estados implementan reglas y mecanismos


diferentes. Esping Andersen utiliza tales diferencias para establecer un sistema de
clasificación relacionado con la entrega de servicios específicos y asunciones generales.84

 Comparaciones de servicios. A través de la consideración de la entrega de servicios y


beneficios: qué hacen, cómo se financian, quién los controla, etc. 8586

 Comparaciones de resultados: se ha alegado -desde este punto de vista- que lo que


importa acerca de estos sistemas no es lo que se intenta o cuál es el proceso, sino si la
población se beneficia o no en consecuencia. Esta es la base del trabajo efectuado por el
Luxembourg Income Study cuando analizó y comparó los servicios de asistencia social en
diferentes países.87

El Estado del bienestar en Europa[editar]


Es frecuente escuchar decir que existe un solo modelo social europeo, como contraposición al
modelo social existente en los Estados Unidos. Lo cierto es que la realidad es mucho más
compleja. Existen en realidad distintos modelos sociales (es decir, Estados del bienestar) tanto
en el seno de la Unión Europea como en algunos países europeos que no forman parte de
ella. A pesar de que cada país tiene unas particularidades propias, se pueden distinguir cuatro
modelos distintos:88

 El modelo nórdico, de Dinamarca, Noruega, Islandia, Finlandia, Suecia y Países Bajos.


 El modelo continental, de Austria, Bélgica, Francia, Alemania y Luxemburgo.
 El modelo anglosajón, de Irlanda y Reino Unido.
 El modelo mediterráneo, de Grecia, Italia, Portugal y España.
Reducción en la pobreza de los distintos modelos sociales europeos.

El modelo nórdico[editar]
Como se puede observar en el gráfico, presenta el nivel más alto de protección social y su
característica principal es la provisión universal basada en el principio de ciudadanía, es decir,
que existe un acceso más generalizado, con menos condiciones, a las prestaciones sociales.
En lo que se refiere al mercado de trabajo, estos países se caracterizan por importantes
gastos (relativos) en políticas activas con el objetivo de la reinserción rápida en el mercado de
trabajo de los desempleados. Se caracterizan también por un elevado número de empleos
públicos. Los sindicatos tienen una elevada afiliación y un importante poder de decisión lo que
provoca una baja dispersión de los salarios (una distribución más equitativa de la renta).
El modelo nórdico se caracteriza también por una elevada cuña fiscal.
Características del modelo nórdico[editar]
Los países nórdicos son estados pequeños, relativamente homogéneos en términos de
etnicidad y religión, de larga tradición democrática, de respeto por los derechos humanos y de
estado de derecho. Entre 1870 y 1918 tuvo lugar la abolición del trabajo de menores,
pensiones para personas adultas pobres, seguros de riesgos profesionales, fondos para
seguro de enfermedad. Entre 1919 y 1950 se produjo una importante extensión de los
derechos sociales, el movimiento obrero tuvo un papel fundamental consiguiendo la extensión
de relaciones laborales autónomas, por medio de acuerdos entre patrones y sindicatos, una
tasa alta de organización de todos los asalariados, incluyendo mujeres. Una colaboración
efectiva entre los líderes de clases sociales y el nuevo grupo de «ingenieros sociales» que se
unieron a los partidos socialdemócratas. El universalismo es una de las principales
características del modelo nórdico, junto con la financiación por impuestos, la provisión pública
de transferencias y servicios, énfasis en los servicios sociales personales, provisiones de alta
calidad y tasas de compensaciones altas e igualitarias.

El modelo continental[editar]
Es similar al nórdico pero con una mayor proporción de gastos orientados a las pensiones. Se
basa en el principio de «asistencia» (ayuda) y «sécurité sociale» (sistema de seguros), con un
sistema de subsidios parcialmente no condicionado a la permeabilidad (por ejemplo en
Francia, donde existen subsidios cuyo único requisito es tener más de 25 años. Sin embargo,
otros beneficios dependen de contribuciones voluntarias a sociedades ya sea estatales,
mutualistas o privadas de seguros).
En lo que se refiere al mercado de trabajo, las políticas activas son menos importantes y a
pesar de que los sindicatos tienen una afiliación muy baja, estos tienen un importante poder
de decisión en las negociaciones colectivas.
Otro elemento importante del modelo continental son los subsidios por invalidez.

El modelo anglosajón[editar]
Este modelo está caracterizado por una previsión o medidas preventivas menores que otros
modelos y por una asistencia social de tipo último recurso más importante (los beneficios
dependiendo en parte de ahorros, etc). Los subsidios se dirigen en mayor medida hacia la
población en edad de trabajar y los jóvenes (por ejemplo, cada familia recibe una asignación
por hijo, que se transforma en «ingreso mínimo» a los 16 años a quienes continúen
estudiando), y en menor medida hacia las pensiones. El acceso a los subsidios está
condicionado en mayor medida a la empleabilidad (por ejemplo, se condicionan los subsidios
a que la persona haya trabajado anteriormente o esté buscando trabajo).
En lo que se refiere al mercado de trabajo, los gastos en políticas activas ―de promoción de
empleos, educación y calificación de trabajadores―son relativamente importantes. Sin
embargo, medidas de Seguridad Industrial son menores que otros modelos y los sindicatos
tienen un menor poder de participación en decisiones ya sea gubernamentales o patronales.
Esta es una de las razones por las que estos países tienen una mayor dispersión de la renta y
un mayor número de empleos con bajos salarios.
Sin embargo, el modelo anglosajón es considerado uno de los más eficientes ―solo superado
por el nórdico― en lo relacionado con reducción de la pobreza y en promover incentivos para
trabajar, lo que, de acuerdo a algunos, lo hace preferible puesto que sus mejores resultados
en materia de empleo lo hacen más sostenible financieramente a largo plazo.89

El modelo mediterráneo[editar]
Este modelo corresponde a los países que han desarrollado un Estado del bienestar más
tardíamente (años setenta y ochenta). Se trata del modelo social con menores gastos y está
fuertemente basado en las pensiones y en unos gastos de asistencia social muy bajos. Existe
en estos países una mayor segmentación de los derechos y estatus de las personas que
reciben subsidios, que se refleja en un acceso muy condicionado a las prestaciones.
La característica principal del mercado del trabajo es una fuerte protección del empleo (no
confundir con protección del trabajador o subsidio de desempleo) y el recurso a la jubilación
anticipada como forma de mejora del empleo. Los sindicatos tienen una presencia importante
asegurada por la extensión de los acuerdos alcanzados en negociaciones colectivas más allá
de la presencia real de los sindicatos. Nuevamente, esto tiene como resultado una menor
dispersión en los salarios que en el modelo anterior.

Evaluación de los modelos sociales europeos[editar]


Eficiencia de los gastos sociales en los distintos modelos sociales.

Como se puede observar, existe una relación inversa entre protección al empleo y número de
trabajadores que reciben subsidios de desempleo.

La primera pregunta a la que hay que responder cuando se pretende evaluar los distintos
modelos sociales europeos es qué criterios utilizar. Los tres criterios utilizados por Boeri
(2002) y Sapir (2005) son:

 La reducción de la pobreza.
 La protección contra los riesgos del mercado de trabajo.
 Las recompensas por la participación al trabajo.
La reducción de la pobreza[editar]
El gráfico de la derecha muestra la reducción en las desigualdades después de tomar en
consideración los impuestos y las transferencias, es decir, en qué medida cada modelo social
reduce la pobreza sin tener en cuenta la reducción de esta provocada por los impuestos y las
transferencias. En general, la capacidad de reducción de la pobreza está en línea con la talla
del Estado del bienestar: a mayor proporción del PIB dedicado a los gastos sociales, mayor
reducción de la pobreza. Sin embargo, otro aspecto a tener en cuenta es ver si algunos
modelos son más eficientes en la reducción de la pobreza que otros. Por esto se entiende que
con un menor gasto social se consiga una mayor reducción de la pobreza.
En este caso, el gráfico de la derecha muestra que los modelos anglosajón y nórdico son más
eficientes que el continental y mediterráneo, pero sobre todo muestra que el continental es el
menos eficiente. Dado su elevado gasto social, se esperaría una mayor reducción de la
pobreza que la que consigue este modelo. Obsérvese como el modelo anglosajón se
encuentra por encima de la línea trazada, indicando que reduce más de lo esperado (teniendo
en cuenta el resto de modelos) la pobreza. En cambio el modelo continental se encuentra por
debajo de la línea y más alejado que el modelo mediterráneo, indicando que es el que menos
reduce la pobreza dado su gasto social.

Protección contra los riesgos del mercado de trabajo[editar]


La protección contra los riesgos del mercado de trabajo puede ser, en general, de dos tipos:

 Mediante regulación del mercado de trabajo (lo que se conoce con el nombre de
protección del trabajo); básicamente, con el incremento de los costes de despido para las
empresas.
 Mediante seguros de desempleo, que en este caso protegen al trabajador desempleado y
se suele financiar mediante impuestos a los trabajadores con empleo.
Como se observa en el gráfico, existe un claro trade-off (palabra frecuente en la jerga
económica que significa sacrificar algo por conseguir otro objetivo) entre estos dos
instrumentos de protección del mercado de trabajo; obsérvese cómo se podría trazar una línea
de media con pendiente negativa. Como se observa, los distintos países europeos han
seleccionado distintas medidas de protección (se observan distintos puntos en el gráfico). En
esta elección, las diferencias se pueden resumir de la siguiente forma:

 Los países mediterráneos prefieren una mayor protección del trabajo, mientras que un
número muy reducido de sus trabajadores reciben subsidios de desempleo.
 Los países nórdicos, en cambio, protegen poco al trabajador, pero, sin embargo, la mayor
parte de sus trabajadores en situación de desempleo reciben subsidios.
 Los países continentales presentan un nivel ligeramente más elevado de ambas variables
que la media europea.
 Los países anglosajones basan su protección en los subsidios de desempleo, con un nivel
muy reducido de protección del trabajo.
La evaluación de ambas medidas de protección es complicada. En general, existe un
consenso entre economistas en que la protección del trabajo genera ineficiencia en las
empresas: puesto que las empresas no pueden despedir a los trabajadores libremente, quizá
decidan no despedir a pesar de no necesitar a tales trabajadores, dañando su eficiencia. No
existe tal consenso en cuanto a si la protección del trabajo genera un mayor desempleo que la
protección del trabajador.

Las recompensas por la participación al trabajo[editar]


Tasa de empleo y tasa de desempleo en cada modelo social. Véase definición en el texto (pues no es la
habitual en las estadísticas laborales).

Los incentivos al trabajo y las recompensas por la participación al trabajo de cada modelo se
pretenden analizar a través de lo que se define como ratio de empleo por población, como en
el gráfico adjunto. Allí se comparan los diferentes grupos de países a través de dos tasas
definidas particularmente con este objeto: una tasa de empleo (entendida como el porcentaje
de trabajadores ocupados sobre la población en edad laboral) y una tasa de
desempleo (entendida como el porcentaje de trabajadores desempleados sobre la población
en edad laboral). Hay que tener en cuenta que las tasas utilizadas en este gráfico se han
calculado no en términos de población activa (puesto que en ese caso sumarían siempre 100,
al ser sus la población ocupada y la población en paro dos únicos componentes) que es la
manera habitual de publicarlas en las estadísticas que miden la estructura laboral de la
población; sino en términos de población en edad laboral (distinta según las legislaciones de
cada país, pero habitualmente entre 16 y 65 años). La manera más habitual de denominar la
relación entre población activa y población en edad laboral es «tasa de incorporación».
La denominada Estrategia de Lisboa de la Unión Europea estableció en 2001 que la tasa de
empleo de los países de la UE debería alcanzar como mínimo el 70 % para el año 2010.
En este caso, el gráfico muestra que son los países del modelo nórdico y anglosajón los que
tienen una mayor tasa de empleo mientras que los continentales y mediterráneos tienen una
tasa de empleo por debajo del objetivo de Lisboa.

Eficiencia y equidad[editar]
Clasificación de los distintos modelos sociales europeos en relación a su eficiencia y equidad.

A modo de evaluación general, los modelos sociales de los diferentes tipos de Estado del
bienestar se han valorado en función de dos criterios:

 La eficiencia, es decir, si el modelo provee los incentivos necesarios para que el mayor
número de personas trabaje, y por tanto, haya altas tasas de actividad y ocupación.
 La equidad, es decir, si mantiene el riesgo de pobreza relativamente bajo.
Como se observa en el gráfico, el mejor modelo en función de la combinación de estos dos
criterios es el nórdico. El modelo continental tiene menor eficiencia, mientras que el
modelo anglosajón tiene menor equidad. El modelo mediterráneo es inferior en ambos
aspectos.
Algunos economistas consideran que entre el modelo continental y el anglosajón es este
último el preferible, debido a su rentabilidad a largo plazo y a sus mejores resultados en
materia de empleo, mientras que el nivel de equidad depende de las preferencias de cada
país (Sapir, 2005). Otros economistas consideran que el modelo continental no puede
considerarse peor que el anglosajón puesto que este también es el resultado de las
preferencias de sus ciudadanos (Fitoussi et al., 2000; Blanchard, 2004).

Argumentos a favor y en contra[editar]


Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en
una publicación acreditada.
Este aviso fue puesto el 12 de septiembre de 2009.

El concepto del Estado del bienestar sigue siendo polémico, y es continua la discusión sobre
la responsabilidad de los gobiernos en relación con el bienestar de sus ciudadanos.

Argumentos a favor[editar]
 Humanitario: la idea de que ninguna persona debe sufrir innecesariamente.
 Democrático: los votantes en la mayoría de los países favorecen la extensión
gradual de la protección social.
 Derechos Humanos: los Estados están obligados por la Declaración Universal de
los Derechos Humanos (1948) y por los Pactos de Derechos Civiles y Políticos y
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, de 1966.
 Ético: la reciprocidad es casi universal como principio moral, y la mayoría de los
sistemas del bienestar se basan en

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