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Eficiencia de los gastos sociales en los distintos modelos sociales.

Como se puede observar, existe una relación inversa entre protección al empleo y número de
trabajadores que reciben subsidios de desempleo.

La primera pregunta a la que hay que responder cuando se pretende evaluar los distintos
modelos sociales europeos es qué criterios utilizar. Los tres criterios utilizados por Boeri
(2002) y Sapir (2005) son:

 La reducción de la pobreza.
 La protección contra los riesgos del mercado de trabajo.
 Las recompensas por la participación al trabajo.
La reducción de la pobreza[editar]
El gráfico de la derecha muestra la reducción en las desigualdades después de tomar en
consideración los impuestos y las transferencias, es decir, en qué medida cada modelo social
reduce la pobreza sin tener en cuenta la reducción de esta provocada por los impuestos y las
transferencias. En general, la capacidad de reducción de la pobreza está en línea con la talla
del Estado del bienestar: a mayor proporción del PIB dedicado a los gastos sociales, mayor
reducción de la pobreza. Sin embargo, otro aspecto a tener en cuenta es ver si algunos
modelos son más eficientes en la reducción de la pobreza que otros. Por esto se entiende que
con un menor gasto social se consiga una mayor reducción de la pobreza.
En este caso, el gráfico de la derecha muestra que los modelos anglosajón y nórdico son más
eficientes que el continental y mediterráneo, pero sobre todo muestra que el continental es el
menos eficiente. Dado su elevado gasto social, se esperaría una mayor reducción de la
pobreza que la que consigue este modelo. Obsérvese como el modelo anglosajón se
encuentra por encima de la línea trazada, indicando que reduce más de lo esperado (teniendo
en cuenta el resto de modelos) la pobreza. En cambio el modelo continental se encuentra por
debajo de la línea y más alejado que el modelo mediterráneo, indicando que es el que menos
reduce la pobreza dado su gasto social.

Protección contra los riesgos del mercado de trabajo[editar]


La protección contra los riesgos del mercado de trabajo puede ser, en general, de dos tipos:

 Mediante regulación del mercado de trabajo (lo que se conoce con el nombre de
protección del trabajo); básicamente, con el incremento de los costes de despido para las
empresas.
 Mediante seguros de desempleo, que en este caso protegen al trabajador desempleado y
se suele financiar mediante impuestos a los trabajadores con empleo.
Como se observa en el gráfico, existe un claro trade-off (palabra frecuente en la jerga
económica que significa sacrificar algo por conseguir otro objetivo) entre estos dos
instrumentos de protección del mercado de trabajo; obsérvese cómo se podría trazar una línea
de media con pendiente negativa. Como se observa, los distintos países europeos han
seleccionado distintas medidas de protección (se observan distintos puntos en el gráfico). En
esta elección, las diferencias se pueden resumir de la siguiente forma:

 Los países mediterráneos prefieren una mayor protección del trabajo, mientras que un
número muy reducido de sus trabajadores reciben subsidios de desempleo.
 Los países nórdicos, en cambio, protegen poco al trabajador, pero, sin embargo, la mayor
parte de sus trabajadores en situación de desempleo reciben subsidios.
 Los países continentales presentan un nivel ligeramente más elevado de ambas variables
que la media europea.
 Los países anglosajones basan su protección en los subsidios de desempleo, con un nivel
muy reducido de protección del trabajo.
La evaluación de ambas medidas de protección es complicada. En general, existe un
consenso entre economistas en que la protección del trabajo genera ineficiencia en las
empresas: puesto que las empresas no pueden despedir a los trabajadores libremente, quizá
decidan no despedir a pesar de no necesitar a tales trabajadores, dañando su eficiencia. No
existe tal consenso en cuanto a si la protección del trabajo genera un mayor desempleo que la
protección del trabajador.

Las recompensas por la participación al trabajo[editar]


Tasa de empleo y tasa de desempleo en cada modelo social. Véase definición en el texto (pues no es la
habitual en las estadísticas laborales).

Los incentivos al trabajo y las recompensas por la participación al trabajo de cada modelo se
pretenden analizar a través de lo que se define como ratio de empleo por población, como en
el gráfico adjunto. Allí se comparan los diferentes grupos de países a través de dos tasas
definidas particularmente con este objeto: una tasa de empleo (entendida como el porcentaje
de trabajadores ocupados sobre la población en edad laboral) y una tasa de
desempleo (entendida como el porcentaje de trabajadores desempleados sobre la población
en edad laboral). Hay que tener en cuenta que las tasas utilizadas en este gráfico se han
calculado no en términos de población activa (puesto que en ese caso sumarían siempre 100,
al ser sus la población ocupada y la población en paro dos únicos componentes) que es la
manera habitual de publicarlas en las estadísticas que miden la estructura laboral de la
población; sino en términos de población en edad laboral (distinta según las legislaciones de
cada país, pero habitualmente entre 16 y 65 años). La manera más habitual de denominar la
relación entre población activa y población en edad laboral es «tasa de incorporación».
La denominada Estrategia de Lisboa de la Unión Europea estableció en 2001 que la tasa de
empleo de los países de la UE debería alcanzar como mínimo el 70 % para el año 2010.
En este caso, el gráfico muestra que son los países del modelo nórdico y anglosajón los que
tienen una mayor tasa de empleo mientras que los continentales y mediterráneos tienen una
tasa de empleo por debajo del objetivo de Lisboa.

Eficiencia y equidad[editar]
Clasificación de los distintos modelos sociales europeos en relación a su eficiencia y equidad.

A modo de evaluación general, los modelos sociales de los diferentes tipos de Estado del
bienestar se han valorado en función de dos criterios:

 La eficiencia, es decir, si el modelo provee los incentivos necesarios para que el mayor
número de personas trabaje, y por tanto, haya altas tasas de actividad y ocupación.
 La equidad, es decir, si mantiene el riesgo de pobreza relativamente bajo.
Como se observa en el gráfico, el mejor modelo en función de la combinación de estos dos
criterios es el nórdico. El modelo continental tiene menor eficiencia, mientras que el
modelo anglosajón tiene menor equidad. El modelo mediterráneo es inferior en ambos
aspectos.
Algunos economistas consideran que entre el modelo continental y el anglosajón es este
último el preferible, debido a su rentabilidad a largo plazo y a sus mejores resultados en
materia de empleo, mientras que el nivel de equidad depende de las preferencias de cada
país (Sapir, 2005). Otros economistas consideran que el modelo continental no puede
considerarse peor que el anglosajón puesto que este también es el resultado de las
preferencias de sus ciudadanos (Fitoussi et al., 2000; Blanchard, 2004).

Argumentos a favor y en contra[editar]


Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en
una publicación acreditada.
Este aviso fue puesto el 12 de septiembre de 2009.

El concepto del Estado del bienestar sigue siendo polémico, y es continua la discusión sobre
la responsabilidad de los gobiernos en relación con el bienestar de sus ciudadanos.

Argumentos a favor[editar]
 Humanitario: la idea de que ninguna persona debe sufrir innecesariamente.
 Democrático: los votantes en la mayoría de los países favorecen la extensión
gradual de la protección social.
 Derechos Humanos: los Estados están obligados por la Declaración Universal de
los Derechos Humanos (1948) y por los Pactos de Derechos Civiles y Políticos y
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, de 1966.
 Ético: la reciprocidad es casi universal como principio moral, y la mayoría de los
sistemas del bienestar se basan en

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