¿A estas acciones se las debe incluir en el cajón de las huelgas laborales o habrá
que ponerlas en el de los chantajes sociales?
Para dirimir tan peliaguda tesitura sospecho que tendríamos que comenzar por
las raíces. ¿Cuáles fueron las razones que impulsaron a la sociedad a admitir la huelga
como un derecho? Sospecho que no será necesario recurrir a la precisión de las enciclo-
pedias ni a la historia del derecho del trabajo para entender que se trataba de salvaguar-
dar el derecho a la vida digna, a no ser pisoteados por las grandes empresas y los gran-
des y pequeños empresarios que nunca pensaron en otra cosa que su lucro personal y no
se acordaron de considerar la dignidad de sus empleados.
¿Dónde quedan estos principios cuando los huelguistas son los pilotos de avia-
ción civil o los controladores aéreos, cuyos impúdicos salarios se sitúan en el mismo
nivel de las nubes donde trabajan? Estamos hablando de unos 300.000 € anuales. Lo-
grados, naturalmente, no por la dificultad extrema de su trabajo, sino por la reiterada
práctica del chantaje social, año tras año.
Hace falta tener muy escaso pudor moral para que unos cientos de estos millona-
rios decidan frustrar y privar de su derecho a la movilidad y al descanso a millones de
personas, a cambio de incrementar su bolsa en unos euros extras.
Pues cambien ustedes el silbato por una emisora de radio, los guantes por unos
radares y los coches por aviones y tendremos un controlador aéreo.
A mi modo de ver hay dos campos claros de actuación. El primero, por más rá-
pido, sería disponer de refuerzos de técnicos de estas especialidades conflictivas para
casos de emergencia. Y el manantial de estos técnicos podría estar en el ejército. Por
fortuna, desde que Rusia se ha convertido en un apetecido lugar para pasar las vacacio-
nes, ya no necesitamos a un ejército para que salve nuestras vidas del malvado ejército
rojo y, con la liberación de responsabilidades que esto implica podría cambiarlas por la
de salvaguardar los derechos de la sociedad frente a pequeños grupos extorsionadores.