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Artículo principal: Pobreza

 Desempleo y formas similares de inseguridad social.


 Enfermedad y dolor.
 Crueldad penal.
 Esclavitud y otras formas de servidumbre.
 Discriminación racial y religiosa.
 Falta de oportunidades educacionales.
 Diferencias rígidas de clase.
 La guerra.
Desde un punto de vista conservador, los beneficios del Estado del bienestar son dobles: por
un lado, la generación de consenso social de forma que el sistema funcione de forma
armónica y eficiente.24y, por el otro, siguiendo de lo anterior, una función de creación y
reforzamiento de valores éticos fundamentales a la existencia y estabilidad de relaciones
sociales, llevando así a una creciente integración social: «La provisión de los beneficios (del
Estado del bienestar) es sobre la base de ayudar a los menos privilegiados a adquirir la
disciplina necesaria para adherirse a los estándares morales (sociales o comunes)»:25
La respuesta conservadora es que el debate acerca de si debería haber un Estado del bienestar ha
terminado. El debate apropiado a estos días debería ser acerca de las modalidades a través de las
cuales las «ayudas recibidas por derecho» (entitlements) son entregadas. Las modalidades importan,
porque algunas promueven y otras no los atributos y actitudes ―mirar al futuro, independencia,
responsabilidad por la vida saludable― indispensables para una vida digna en una sociedad
económicamente vibrante que un Estado del bienestar devorador de ingresos necesita en una época de
población que envejece.
George Will26

Conviene recordar que la visión conservadora del Estado es que ese existe para satisfacer las
necesidades humanas (desde el punto de vista liberal es promover la libertad ciudadana) y
como tal los conservadores aceptan el Estado del bienestar27(ver también Alfred Müller-
Armack).
Las ventajas desde el punto de vista de la socialdemocracia son, generalmente, los de un
avance reformista ―paulatino pero seguro― hacia el socialismo, asegurando al mismo tiempo
la protección y profundización de la democracia a través del reconocimiento del derecho
legítimo de los sindicatos y representantes de comunidades y minorías
sociales marginadas en la toma de decisiones gubernamentales, así como la creciente
integración a esas decisiones de los principios de la justicia social, dignidad
humana y participación ciudadana.
Para comenzar, por lo menos en parte debido a esas diferencias de aproximación y como la
cita de Popper sugiere, los proyectos en diferentes países se veían como disímiles,
posiblemente opuestos.28Sin embargo, con el paso del tiempo se nota que las políticas
practicadas en los países europeos occidentales convergen2930}} en relación a dar un rol
económico activo al Estado con el fin de obtener ciertos objetivos sociales comunes (tales
como el bienestar social y crecimiento económico) y se hace evidente que el progreso y la
estabilidad de cada país europeo dependen de la de sus vecinos. Así, se crea un consenso
que abarca desde los sectores más izquierdistas de los partidos social demócratas hasta los
más derechistas o conservadores en los demócrata cristianos. Ese consenso es lo que llegó a
ser conocido como el modelo europeo de gobernanza, basado no solo en la idea de que la
sociedad ―a través del Estado― tiene una responsabilidad por sus ciudadanos, sino también
en que el bienestar de cada uno, tanto individuos como países, depende del bienestar del
vecino y que ese bien común, a pesar de visiones e intereses diferentes, puede lograrse a
través de la práctica de la política de los consensos (ver democracia deliberativa). Se empieza
a hablar entonces de las "construcciones de comunidades". Véase Tratados de
Roma y Comunidades Europeas. El resultado de todo lo anterior es lo que se conoce como el
modelo del Estado del bienestar.
Posteriormente, y a partir de una crítica temprana al Estado del bienestar desde el punto de
vista de la escuela austriaca,31algunos políticos ―por ejemplo, Margaret Thatcher en el Reino
Unido32buscaron implementar lo que fue generalmente percibido como una tentativa de
«desmantelar el Estado del bienestar».33
Más allá de una discusión acerca de las posibles intenciones de Thatcher y otros,34el hecho es
que esos personajes introdujeron modificaciones profundas al Estado del bienestar ―por lo
menos tal y como se practicaba en Inglaterra― motivados principalmente ―se ha sugerido―
tanto por una malinterpretación de la posición de Hayek35como lo que algunos consideran una
falta de comprensión de las consecuencias socioeconómicas de tales tentativas36y las
dificultades envueltas en las mismas.3738
Consecuentemente los resultados del proyecto de la Sra. Thatcher no fueron, quizás, los
esperados por los partidarios de la «liberación de las fuerzas económicas». En los años que
siguieron a la implementación de tales medidas, la inflación en Inglaterra alcanzó un 20 %.
Tanto las tasas de interés como las de desempleo subieron excesivamente y la base industrial
británica fue diezmada.39
Mientras tanto, en Estados Unidos, Ronald Reagan sería elegido con una promesa de “reducir
impuestos, aumentar el presupuesto de defensa y equilibrar y reducir el gasto fiscal”.40
implementó políticas similares que, en su conjunto, llegaron a ser conocidas
como neoliberalismo. Durante esa presidencia comenzó el aumento desmesurado de la deuda
tanto pública como privada en Estados Unidos. Contrariamente a lo esperado por sus
partidarios, el déficit fiscal estadounidense creció desde 0,9 billones de dólares a más de
3 billones, la tasa de inversiones industriales declinó precipitadamente ―siendo reemplazada
por grandes inversiones en instrumentos financieros en lo que ha sido llamado una orgía
especulativa―, el desempleo llegó al 10 % de la fuerza de trabajo y la seguridad de trabajo y
los ingresos reales del resto decayeron.39El continuado desarrollo de esas tendencias llevó
finalmente a la crisis de las hipotecas basura, que forzó al ahora presidente George W.
Bush (hijo del anterior) a la mayor intervención estatal en la historia de Estados Unidos: la
inyección de 700 000 millones de dólares para sostener los bancos amenazados por la
quiebra en ese país, duplicando en el proceso la «deuda pública».41En septiembre de 2007,
esa deuda llegó a 8,9 billones de dólares (8,9 trillions, según el sistema inglés).42En noviembre
de 2008, cuando Barack Obama asumió la presidencia, la deuda ascendía a 10,56 billones de
dólares.43
A nivel mundial, la imposición de tales políticas llevó a la decadencia del crecimiento
económico mundial, de una tasa promedio de casi 3 % anual en el periodo 1950-1973 a uno
de menos de 1,5 % en el 1973-2000. Al mismo tiempo, el ingreso per cápita del cuartil de
mayores ingresos ha sido mucho más rápido que el de menores ingresos, lo que ha
aumentado dramáticamente la desigualdad social.44Situación que ha continuado en la primera
década del siglo XXI. En octubre de 2010 el Fondo Monetario internacional publicó una tabla
que muestra que el crecimiento económico mundial ha declinado (con la excepción de Asia
incluyendo China) incluso en relación a 1980.45
A pesar de lo anterior, los mecanismos, logros y objetivos del Estado del bienestar aún se
mantienen, en Europa, no solo como fundamento moral de cohesión social, sino también
como base realista y necesaria del bienestar socioeconómico común. Por ejemplo, el Libro
verde sobre los servicios de interés general, presentado por la Comisión Europea en mayo de
2002, define la noción del interés general europeo como «la satisfacción de las necesidades
básicas de los ciudadanos y la preservación de bienes públicos, cuando el mercado falla».46
Más recientemente, como consecuencia de la Crisis económica de 2008-2009, la demócrata
cristiana Angela Merkel ―haciéndose eco del sentimiento keynesiano― proclamó: «Solo el
Estado es capaz de restaurar la confianza necesaria»,47y tanto el socialista no marxista ―con
influencia cristiana y fabiana― Gordon Brown como el conservador Nicolas Sarkozy han
opinado que «el laissez-faire tuvo su hora» e incluso el periódico The Economist ―bastión del
pensamiento liberal clásico moderno― ha dicho:
Para los liberales, [...] la crisis ha puesto de relieve defectos en la manera en que ellos también
implementan sus modelos. Lograr regulaciones adecuadas es tan importante como liberar los mercados;
puede que un sector público eficiente cuente tanto como un sector privado eficiente, inversiones
públicas en transporte, educación y salud, bien hechas, pueden pagar dividendos. [...] Pragmatismo y
eficiencia siempre son de importancia.

Interpretaciones y criterios de comparación de Estados del


bienestar[editar]
Interpretaciones[editar]
Se entiende por Estado del bienestar, como concepto general, uno en el cual corresponde
al Estado o a la Sociedad asumir la responsabilidad del bienestar social y económico de sus
miembros. Esta responsabilidad es entendida generalmente como comprensiva y universal,
porque «bienestar» es un concepto amplio que se aplica a todos.48Adicionalmente, para
algunos, tal bienestar es un derecho.49A pesar de que la propuesta original en ese sentido50se
basaba en el simple argumento que administrar prestaciones como derechos ciudadanos o de
los habitantes sería más simple y de menor costo que administrarlos de alguna otra manera, el
debate al respecto se extendió a examinar muchos otros aspectos y fundamentos de
los derechos sociales, con mucha influencia de la obra seminal de Beatrice Webb,5152debate
que finalmente dio origen, por parte del sociólogo Thomas H. Marshall,53al concepto de
«ciudadanía social», que sugiere que el concepto de ciudadanía debe entenderse como
implicando derechos.5455En la actualidad, la mayoría de esos argumentos se basan en la
sugerencia rawlasiana de la Justicia como equidad.

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