Anda di halaman 1dari 43

“TEMAS DE VIDA CRISTIANA”

He encontrado este sitio cristiano el cual tiene material para niños y jóvenes ,creo
que muchos de nosotros pueden bendecirse de esta enseñanzas ,hay un apartado
en español.
Este mensaje puede identificar a algunos de nuestros lectores y ser un material
de apoyo para la iglesia, gracias a los hermanos que han dejado disponible en
internet esta página ,Dios les bendiga abundantemente.


CÓMO PUEDES SOBREPONERTE A LOS


SENTIMIENTOS DE INFERIORIDAD
Querido Amigo:
Hay un problema que casi todos enfrentamos en un momento u otro. Para algunos
es un problema que dura toda la vida. Pero para los jóvenes resulta especialmente
hiriente y doloroso.
¿Cuál es este problema que hiere y causa tanto dolor? Es el sentir de que no
vales tanto como las otras personas. Es ese horrible sentimiento de que eres feo,
poco atractivo y de que a nadie le gustas. Es sentir que eres tonto y que los otros
son más inteligentes que tú. Es la creencia de que eres un fracaso y un perdedor.
Se llama“sentimientos de inferioridad”.

¿Por qué Tenemos Sentimientos de


Inferioridad?

Los sentimientos de inferioridad vienen de aceptar los falsos valores del mundo.
Ya hemos visto que los pensamientos erróneos llevan a acciones y sentimientos
erróneos. En este caso los sentimientos erróneos son sentimientos de inferioridad.
¿Qué es lo que más valora el mundo? El mundo pone tres cosas por valores
máximos:
1 El atractivo físico
2 La inteligencia y
3 El dinero.
La mayoría de la gente, especialmente los jóvenes, creen que es preciso tener
estas cosas para poder sentirse contentos con ellos mismos. Vamos a
considerarlos.

El Atractivo Físico
Según el mundo, una de las cosas más importantes respecto a una persona, es su
apariencia física. El mundo dice: “Si eres una persona hermosa vales mucho; si no
eres hermosa no vales mucho y probablemente no serás feliz en la vida”.
Esta es una de las mentiras de Satanás. Aunque no es cierto, mucha gente lo
cree, y esto ejerce un tremendo efecto sobre ellos. Hay algunas personas que no
se aprecian a sí mismas y otras hasta se odian porque se sienten tan inconformes
con su apariencia.
La realidad es que el atractivo físico NO hace a una persona feliz. Un distinguido
psiquíatra hizo un estudio de algunas de las mujeres más bellas y los hombres
más atractivos para saber cómo se sentían respecto a ellos mismos y cómo se
relacionaban con los demás. Después de considerar el resultado de su estudio,
dijo: “Ha sido una verdadera sorpresa para mí ver cuánta depresión, melancolía e
infelicidad existe entre la gente bella”.
Dios quiere que comprendamos que nuestro valor como personas no depende de
nuestra apariencia externa. La Biblia dice:
El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón (1
Samuel 16:7).

La Inteligencia
El mundo dice: “Si eres inteligente, eres de importancia; si no lo eres, entonces no
vales mucho”.
Esta es otra de las mentiras de Satanás. Tu valor no se determina por lo
inteligente que seas. Hay jóvenes que tienen mucha dificultad en la escuela. No
aprenden tan fácilmente como los demás. Cuando no contestan bien las preguntas
en la clase, todos se ríen. Esto los hace sentirse tontos e inferiores.
Mientras más falle una persona en algo, más desalentado se pone. Gradualmente
empieza a pensar que es un fracaso completo. Puede llegar a creer que no es
capaz de hacer nada bien y deja de intentarlo. Esto trae más fracaso y
sentimientos de inferioridad aún más profundos.
Dios nunca valora a una persona por su inteligencia. Cuando el Señor Jesús
escogió a sus discípulos, no eligió a los más ingeniosos ni a las personas más
inteligentes de sus tiempos. Sino escogió gente común y corriente. La Biblia dice:
Pues, mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la
carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles (1 Corintios 1:26).

El Dinero
La tercera manera en que el mundo valora a una persona es por su riqueza. El
mundo dice: “Si quieres ser importante y feliz tienes que tener dinero”.

Esta es también una de las mentiras de Satanás. El dinero no hace feliz a una
persona ni tampoco determina su valor. El Señor Jesús dijo:
La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee (Lucas
12:15).
Aquellos que hacen del dinero su meta en la vida, caen en muchos pecados. La
Biblia dice:

Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas


codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición
(1 Timoteo 6:9).
Dios quiere que nos demos cuenta de que no necesitamos dinero para ser felices.
La Biblia dice:
Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada
hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo
sustento y abrigo, estemos contentos con esto (1 Timoteo 6:6–8).

¡Cambia tu Manera de Pensar!


La sabiduría es ver las cosas como Dios las ve. Dios nunca valora a las personas
por su apariencia, inteligencia, dinero o posición social. Dios trata a la gente rica
exactamente en la misma forma en que trata a la gente pobre. La Biblia dice:
Porque no hay acepción de personas para con Dios (Romanos 2:11).
El atractivo físico, la inteligencia y el dinero no son malos en sí mismos. Es el valor
exagerado que el mundo le da a estas cosas lo que está mal. El aceptar los
conceptos y valores del mundo nos puede llevar a tener sentimientos de
inferioridad.
Para cambiar el concepto equivocado de nosotros mismos, debemos cambiar
nuestra manera de pensar. Debemos darnos cuenta que nuestro valor como
persona no depende de nuestra apariencia, ni de nuestra inteligencia, riqueza o
posición social.
Debemos vernos a nosotros mismos como Dios nos ve. ¿Cuánto valemos a los
ojos de Dios? Valemos lo que Él pagó por nosotros. Él dio a Su propio Hijo, quien
murió para redimirnos. Ese es el valor que nos pone Dios.
Debemos entender también que Dios nos ama y nos acepta tales como somos. Su
amor no depende de lo que somos o de lo que tenemos o de lo que hacemos.
Dios dice: “No importa si tienes éxito o eres un fracaso; no importa lo que tú
puedas pensar de ti mismo; y no importa lo que otras personas piensen de ti . . .
¡Yo te amo!

Unas Sugerencias Prácticas


Siguen algunas sugerencias prácticas que te ayudarán a sobreponerte a los
sentimientos de inferioridad:

• Reconoce que no estás solo


No estás solo con tus sentimientos de inferioridad. Cuando vas a la escuela o al
trabajo te relacionas con mucha gente: algunos sonrientes, platicando y riéndose.
Tú puedes creer que ellos no tienen ninguna preocupación. Sin embargo, por
dentro cada uno, es muy probable que tengan también sentimientos profundos de
inferioridad. Casi toda la gente tiene estos sentimientos algunas veces.

Cuando te das cuenta de que otras personas tienen el mismo problema que tú,
esto te ayudará a comprenderles.

• Haz amistades verdaderas


No tienes que ser hermoso o muy inteligente o tener un montón de dinero para
tener amigos. La mejor manera de tener un buen amigo es ser un buen amigo.
Nunca te burles de una persona. Respeta a los demás y acéptalos tal como son.
Hazles saber que son importantes para ti. Sé especialmente considerado con
aquellos que tienen dificultad para hacer amigos. Te querrán y te apreciarán por
esto. Nada ayuda más a tu confianza en ti mismo que tener amigos verdaderos.
Cuando te das cuenta que agradas a otras personas y te aprecian, es más fácil
que te aprecies a ti mismo.

• Esfuérzate por sobresalir en algo


Todos necesitamos tener un concepto adecuado de nosotros mismos. Una forma
de desarrollarlo es aprender a hacer algo bien hecho.
Busca algo que te guste hacer y esfuérzate en hacerlo bien. Considera algo así:
“Aprenderé a tocar un instrumento musical”; “Tendré éxito en mi trabajo”;
“Aprenderé a jugar baloncesto lo mejor posible”; “Veré cuántos amigos logro
hacer”; “Aprenderé a ser un buen jugador de tenis o un buen cocinero”.
No pierdas el tiempo compadeciéndote a ti mismo. Haz lo mejor que puedes con lo
que tienes. Desarrolla una actividad que te haga sentir satisfecho de ti mismo.
Haciendo lo mejor que puedas en esa actividad especial que escogiste, hará que
empieces a apreciarte más.

• Enfrenta tus problemas con honestidad


Ve a un lugar donde puedas estar solo a pensar. Luego haz una lista de todas las
cosas que más te disgustan de ti mismo. Sé honesto. Nadie tiene por qué ver esta
lista excepto tú y Dios.
¿Se forma la gente una mala impresión de ti por la forma en que te vistes? Esto tú
lo puedes y debes corregir. ¿Eres perezoso y descuidado en tu trabajo? ¡Haz un
cambio! Debemos hacer todas las cosas para la gloria de Dios. El trabajo
descuidado y mal hecho no glorifica a Dios.
Cualesquiera que sean tus problemas, escríbelos en un papel de modo que
puedas enfrentarlos con honestidad. Señala aquellos que puedes corregir. Quizás
conozcas a una persona mayor, alguien en quien puedes confiar, que pudiera
ayudarte.

“Problemas sin Solución”


¿Y qué de los problemas que quedaron en tu lista, esos “problemas sin solución”?
Todo el mundo tiene uno o más de esa clase.
Lo mejor que puedes hacer con tus “problemas sin solución” es entregárselos al
Señor Jesús. Dile al Señor que ya no puedes más con estos problemas y que los
estás entregando a Él. Tu oración debe contener estos pensamientos, expresados
en tus propias palabras:
Amado Señor Jesús:
Tú sabes todo respecto a mí. Tú conoces mis “problemas sin solución”. Ya no
puedo más con ellos, así que los pongo en tus manos. Yo me entrego a ti y te
entrego estos problemas. De hoy en adelante no voy a preocuparme más por ellos
porque te los he dado a ti. Confío en tu amor, en tu sabiduría y en tu poder para
hacer algo hermoso de mi vida.
Cuando hayas orado así, destruye tu lista como símbolo de haber entregado estos
problemas al Señor para siempre. Cada vez que comiences a preocuparte de
nuevo por estos problemas, recuerda tu decisión. Dile al Señor que los has puesto
en Sus manos y que sigues confiando que Él se encargará de estos “problemas
sin solución”.

<<<<<<<<<<<<<0>>>>>>>>>>>>

APRENDIENDO A ACEPTARTE A TI MISMO


En la vida, nuestra felicidad depende en gran parte de nuestras actitudes. Nuestra
actitud hacia nosotros mismos es quizás la más importante de todas, porque tiene
un efecto tremendo y profundo en nuestra vida.
Esta actitud hacia nosotros mismos tiene un nombre. Se llama “auto-imagen”.
Nuestra auto-imagen es la forma en que nos vemos a nosotros mismos. Nuestra
auto-imagen es importante porque afecta nuestra actitud hacia la familia, hacia los
amigos y hacia los demás. También afecta a nuestro trabajo y a las posibilidades
de lograr éxito. La gente que tiene una auto-imagen pobre de sí misma,
frecuentemente tiene problemas para llevarse bien con los demás. Por lo general
son infelices. Nuestra auto-imagen afecta incluso nuestra actitud hacia Dios
mismo. Aquellos que tienen una auto-imagen incorrecta, tienden a sentir amargura
y resentimiento hacia Dios. Para ellos es difícil confiar en Él y creer que Él los
ama.
Por un lado no debemos menospreciarnos. Por el otro tampoco debemos ser
orgullosos ni presumidos. Ninguna de estas actitudes nos da felicidad o buenas
relaciones con los demás. Dios quiere que tengamos una autoimagen apropiada y
quiere que pensemos correctamente acerca de nosotros mismos.

Fuimos Creados por Dios


En la lección tres aprendimos la importancia de nuestros pensamientos. Lo que
pensamos determina lo que hacemos y sentimos. Estamos controlados por la
forma en que interiormente nosotros percibimos las cosas. Esto es lo que la Biblia
quiere decir cuando dice:
Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él (Proverbios 23:7).

Por lo tanto es muy necesario que tengamos un concepto correcto de nosotros


mismos y que nos veamos como Dios nos ve. Para hacerlo, necesitamos hacer
primero algunas consideraciones respecto al hombre:

1 Fuimos Creados por Dios.


El hombre no llegó a existir mediante el proceso de evolución. Fuimos creados por
Dios. El mismo Señor Jesús dijo:
Al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios (San Marcos 10:6).

2 Fuimos Creados a la Imagen de Dios.


Dios honró al hombre por sobre todas las cosas creadas, cuando lo hizo a Su
propia imagen. Ni aún los ángeles tuvieron este honor. Sólo el hombre fue creado
a la imagen de Dios. La Biblia dice:
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó . . . (Génesis 1:27).

3 Fuimos Creados para Glorificar a Dios.


Dios tenía un propósito al crear al hombre. Él creó al hombre para Su gloria. En
Isaías 43:7, Dios dice: “Para gloria mía los he creado, los formé y los hice”. Los
antecesores de la iglesia tenían razón al decir:
La finalidad principal del hombre es glorificar a Dios
y deleitarse en Él para siempre.

4 Dios nos Dio Ciertas Características y


Habilidades.
Nadie puede escoger sus padres, su raza, el color de su piel, su inteligencia, su
apariencia física o sus aptitudes. Todas estas cosas nos vienen por nacimiento y
todas vienen de Dios.

Si tenemos dones y habilidades especiales,


debemos reconocerlos por lo que son: dones de Dios para nosotros. No podemos
jactarnos de ellos. Así tampoco debemos jactarnos por ser altos o por tener ojos
verdes. Todas nuestras habilidades y características naturales vienen de Dios.
Puesto que esto es verdad, no queda lugar para el orgullo de parte nuestra. La
Biblia dice:
Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste,
¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? (1 Corintios 4:7).
También es cierto que no tenemos por qué avergonzarnos de las cosas que
recibimos al nacer. Dios es el creador de todos los hombres. Él no se avergüenza
de su obra; así tampoco nosotros debemos avergonzarnos.
A Dios no le agrada cuando uno es indiferente o desprecia a otra persona. Si tú
aremedas o te burlas de alguien, realmente estás reprochándole a Dios, porque Él
es quien hizo a esa persona. La Biblia dice:
El que escarnece al pobre afrenta a su Hacedor (Proverbios 17:5).
Tenerte a ti mismo en poco o despreciarte es tan malo como menospreciar a otra
persona.

Logrando una Auto-Imagen Correcta


Teniendo presente las verdades ya señaladas, queremos ahora compartir contigo
algunas cosas que podrán ayudarte a tener una auto-imagen correcta.

Date Cuenta de que Tú Eres un Individuo


Especial.

Porque vivimos en una época de tantos


inventos maravillosos de la ciencia, podemos llegar a pensar que el hombre ya no
es tan importante. Sin embargo, lo más maravilloso del mundo no es una nave
espacial o algún nuevo aparato electrónico. Lo más maravilloso del mundo es el
ser humano. El rey David dijo:
Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te
alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras (Salmo 139:13–14).
Nuestra importancia no radica en nuestra
apariencia. Lo que importa es que podemos llegar a ser miembros de la familia de
Dios y ser transformados a la imagen de Cristo mismo. Por esta razón cada ser
humano es de gran valor a los ojos de Dios.
Nuestro Creador es un Dios de infinita variedad. Él no hace dos hojas de árbol
exactamente iguales. No hace dos copos de nieve exactamente iguales. Y
tampoco hace dos personas exactamente iguales. Tú eres un individuo único,
especial y sin réplica alguna. Y tú puedes glorificar a tu Creador en una forma
especial que nadie más puede hacer.

Inicia una Relación Personal con tu


Creador.
Fuimos creados a la imagen de Dios, y habiendo sido hechos a Su imagen,
tenemos la capacidad para conocerlo y para llegar a tener una relación personal
con Él.
Nunca podrás comprender tu valor verdadero ni aceptarte a ti mismo
completamente hasta que llegues a tener una relación personal con tu Creador.
Una vez que empieces a conocer a Dios y Su gran amor por ti, comenzarás a
comprender lo mucho que vales para Él.
El Señor Jesús hizo notar a sus
discípulos que ni siquiera un pequeño gorrión insignificante puede caer a tierra sin
que lo sepa el Padre Celestial. Jesús dijo:
Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos (San Mateo 10:31).
Jesús también dijo en esta ocasión que aún nuestros cabellos están contados. Si
somos así de importantes para Dios, entonces con toda seguridad debiéramos
apreciarnos más a nosotros mismos. Mientras más conocemos del amor de Dios
por nosotros, más nos damos cuenta de nuestro verdadero valor como seres
humanos.

No Te Compares con Otros.


Los niños pequeños son felices porque no se comparan unos con otros. Son
felices simplemente siendo lo que son y teniendo lo que tienen.
A medida que los niños van creciendo, empiezan a mirar a su alrededor y a
compararse con otros. Es entonces cuando muchos de ellos deciden que han
sufrido “una verdadera injusticia” en la vida porque no se consideran tan guapos
como Fulano, o tan inteligentes como Sutano, o no tienen tanto dinero como
Perengano. Pero Dios dice que no hagamos esto. La Biblia dice:
Pero ellos midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo
mismos, no son juiciosos (2 Corintios 10:12).

Reacciona bien a los “defectos”.

La mayoría de la gente, especialmente la juventud, está


muy preocupada por su apariencia física. Los jóvenes se examinan
cuidadosamente ante el espejo. Como nadie es perfecto, muchas veces
encuentran una o dos cosas que no les gustan de sí mismos. Pasan mucho
tiempo pensando en estos “defectos”. En vez de alegrarse por las muchas
ventajas que Dios les ha dado, se sienten desgraciados, y deprimidos por los
supuestos “defectos”.
En realidad, nadie tiene un cuerpo perfecto. Todos tenemos algo que se puede
considerar “defecto”. Pero un “defecto” no debe impedir que glorifiques a Dios en
tu vida.
Un jóven japonés nació con un cuerpo terriblemente
deforme; su cara también fue afectada. Pocos fueron los que vieron a Kandura,
porque sus padres lo mantenían recluso.
Con una cara y cuerpo deforme, incapaz de hablar o caminar, ¿qué podría esperar
Kandura de la vida? Aparentemente muy poco. Pero un día en su radio escuchó el
mensaje de que Dios lo amaba y que había enviado al Señor Jesús a ser su
Salvador.
Cuando un cristiano japonés le visitó, Kandura luego puso su fe en el Señor
Jesucristo.
Más tarde Kandura escribió este mensaje:

Aunque terriblemente impedido, este jóven glorificó a Dios y lo alabó por Su


maravillosa salvación.*
Después de leer esto, ¿cómo podemos sentir lástima de nosotros mismos?
¿Cómo podemos sentir amargura y resentimiento hacia Dios por algo en nosotros
que no nos gusta?
Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que yo no puedo cambiar . .
. El valor para cambiar las cosas que puedo y la sabiduría para saber la diferencia.

Comprende que Dios Aún Está Obrando


en tu Vida.
La Biblia dice: Porque somos hechura suya (Efesios 2:10).
Esto quiere decir que Dios está obrando en nosotros para hacernos lo que Él
quiere que seamos.

¿Cuál es el plan de Dios para nosotros? Su plan es


hacernos como el Señor Jesucristo. Dios está obrando en nosotros para
conformarnos a la imagen de Su Hijo. La Biblia dice:
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo . . . (Romanos 8:29).
Dios tiene que trabajar mucho en nosotros para lograr hacer de nosotros lo que Él
quiere que seamos. Cuando Él termine su obra seremos semejantes al Señor
Jesús. Mientras tanto, recordemos que Dios aún está obrando en nuestra vida.
Esto debería animarnos, sabiendo que Dios mismo terminará la obra que ha
comenzado en nosotros. La Biblia dice:
Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6).

Rechaza la Amargura.
Dios anhela hacer muchas cosas en nuestra vida, pero
Él requiere nuestra cooperación. Dios nunca pasa por encima de nuestra voluntad.
Es decisión nuestra permitirle hacer Su voluntad en nuestra vida. Si estamos
amargados y resentidos, le impedimos continuar su labor de irnos cambiando.
Él puede hacer algo hermoso de tu vida si tú lo permites. Si has tenido
sentimientos de amargura y resentimiento hacia Dios, ¿le confesarás este pecado
ahora mismo? Podrías orar algo así:
“Dios, Tú sabes que he estado amargado y resentido contra Ti por
________________. Te confieso este pecado ahora mismo. Gracias por
escucharme y perdonarme.”

Sé Agradecido.
Nuestra felicidad no depende de cuán hermosas o cuán guapos seamos. No
depende de cuán inteligentes seamos. No depende de cuánto dinero
tengamos.Depende de nuestra actitud.
Hace muchos años, un trágico error resultó en que una niña perdiera la vista. La
pequeñaFanny Crosby nació con una vista normal, pero cuando sólo tenía seis
semanas, sus ojitos se inflamaron. Un doctor local le aplicó una medicina
equivocada, dejándola ciega para toda la vida.
Esta niñita pudo haber estado amargada y resentida por lo ocurrido. Pudo haber
odiado a quien cometió tan trágico error. Pudo incluso haber culpado a Dios por
haber permitido que esto sucediera. Pero no hizo ninguna de estas cosas.
Ella tenía una abuelita que le abrazaba y le enseñaba a conocer y a amar al Señor
Jesús. Desde pequeñita Fanny aceptó al Señor Jesús de todo corazón.
A medida que Fanny Crosby aprendía más de Dios y de Su amor por ella, fue
entregándose completamente a Él. E hizo algo más. Decidió estar siempre
contenta. Aunque no entendía por qué Dios había permitido que quedara ciega,
confiaba en Su amor por ella. Cuando sólo tenía ocho años de edad, escribió este
poema:
“¡Oh qué feliz yo soy,
Aunque una niña ciega!
Resuelta estoy que este mundo,
La felicidad no me niega.
¡Cuántas bendiciones tengo,
Que otros no disfrutan!
Llorar por ser invidente,
No puedo y NO QUIERO.”

Cuando llegó a ser adulta, Fanny Crosby


empezó a escribir himnos de alabanza y gratitud a Dios. ¡Escribió más de 6,000
himnos! Cristianos alrededor del mundo han cantado sus himnos. Algunos de ellos
son: “Alabad al Gran Rey”, “Gloria Cantemos al Redentor”, “Dime la Historia de
Cristo”, y “Dejo el Mundo y Sigo a Cristo”.
A pesar de ser ciega y de haber pasado su vida en la oscuridad, Fanny Crosby fue
una de las personas cristianas, más felices que ha vivido. ¿Cuál fue el secreto de
su felicidad? Fue esto:Ella confiaba en el amor y la sabiduría de Dios.
No entendía por qué Dios había permitido que ella quedara ciega, pero confiaba
en Su amor y sabiduría. Se aceptó a sí misma y aceptó sus circunstancias y por
eso Dios pudo hacer de ella una bendición para el mundo entero.

Acéptate a Ti Mismo ¡Ahora!


La base para poder aceptarme a mí
mismo es confiar en el amor y la sabiduría de Dios. En síntesis, es esto:
¿Agradeceré a mi Creador por haberme creado tal como soy? ¿Confiaré en Su
amor y sabiduría para mi vida?
Tú puedes pasar la vida con una auto-imagen pobre, sintiéndote amargado y
resentido contra ti mismo. O, puedes tener una auto-imagen correcta aceptándote
a ti mismo y confiando en el amor y la sabiduría de Dios. Aún las cosas que
parecen estar en contra nuestra pueden redundar mas bien en nuestro beneficio si
confiamos en Dios. La Biblia dice:
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien . . .
(Romanos 8:28).
El aceptarnos tal como nos creó Dios, nos libera. No tenemos que tratar de
impresionar a los demás. No tenemos que luchar para obtener el reconocimiento
de otros. No es necesario tratar de ser un gran personaje sobresaliente. Somos lo
que somos.
Somos amados y aceptados por Aquél que creó el universo. Por lo tanto no es
necesario estar ansiosos y excesivamente preocupados por lo que dicen los
demás. Dios nos ha aceptado y eso es lo que realmente importa.
Confía en el amor y la sabiduría de Dios para tu vida. Díselo ahora:
“Dios, he sido ingrato y desagradecido contigo. Quiero confesar este pecado ahora
mismo y pedirte que me perdones. Te doy gracias por haberme creado tal como
soy, y por tu obra en mi vida moldeando mi carácter para que yo sea cada día más
semejante a tu Hijo Jesús. Estoy confiando en que Tú harás de mí lo que quieres
que yo sea”.

LA DISCIPLINA DE DIOS

Hemos visto como Dios nos muestra mediante la conciencia lo que es bueno y lo
que es malo a sus ojos. En esta lección vamos a ver como Dios enseña a Sus
hijos a andar en obediencia a Él.

Dios Juzga a los Inconversos


Muchas veces parece que los impíos se escapan con sus pecados y prosperan en
esta vida, mientras tanto los hijos de Dios tienen muchas pruebas y problemas. En
el Salmo 73, el salmista estaba quejándose a Dios sobre este mismo asunto. Él
dice:

Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos . . .


Logran con creces los antojos del corazón (Salmo 73:3, 7).
La idea de que el impío prosperaba le causaba mucho dolor al salmista hasta que
Dios le mostró lo que les pasaría a los impíos. La Biblia dice:
Ciertamente los has puesto en deslizaderos; En asolamientos los harás caer.
¡Cómo han sido asolados de repente! Perecieron, se consumieron de terrores
(Salmo 73:18–19).
La verdad que surge aquí, es que en el mundo venidero los impíos recibirán el
juicio final por sus pecados. Ellos pueden prosperar en esta vida, pero no pueden
escapar del justo juicio de Dios. Un día comparecerán ante el Gran Trono Blanco
donde serán juzgados por cada pecado.

Dios Disciplina a Sus Hijos


Los hijos de Dios tienen un privilegio que los inconversos no tienen. Ellos están
bajo la disciplina de su Padre Celestial.
¿Qué es disciplina? Disciplina es educación. Es la corrección que un padre da a
su hijo. Un padre no disciplina a los hijos de los demás, pero presta cuidadosa
atención a la educación de sus propios hijos.
Cuando un padre disciplina a su hijo, lo está preparando para ser lo que él quiere
que sea. Un buen padre desea que su hijo sea obediente. Quiere que siempre
diga la verdad y que sea honrado. Quiere que sea diligente y que sea cortés y
considerado con los demás.
Un buen padre comienza la educación de su hijo a edad muy temprana, y continúa
su instrucción hasta que su hijo alcanza la madurez. Día tras día, fiel y
amorosamente lo disciplina para hacerlo como él quiere que sea.

Dios Disciplina a Sus Hijos por Medio de la


Enseñanza
Dios es un buen padre. Él, fiel y amorosamente, disciplina a Sus hijos para
hacerlos como Él quiere que sean. Instruye y enseña a Sus hijos para que puedan
honrar Su nombre. El Señor da a Sus hijos esta promesa:
Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis
ojos (Salmo 32:8).
Dios nos enseña mientras que estamos a solas con Él estudiando Su Palabra. Nos
enseña por medio de pastores y maestros de la Biblia. Nos enseña a través del
ejemplo de hombres y mujeres piadosos. A lo largo de toda nuestra vida debemos
estar aprendiendo acerca de Dios y sus caminos.

Dios Disciplina a Sus Hijos por Medio de las


Circunstancias
Dios usa nuestras circunstancias para disciplinarnos y para hacernos como Él
quiere que seamos. La historia de Jacob en el Antiguo Testamento es un ejemplo
de cómo Dios usa las circunstancias para disciplinar a sus hijos.

Jacob no tenía muy buen carácter. Era no sólo muy listo y astuto, sino además
codicioso y fraudulento. Siempre estaba tratando de sacarles provecho a los
demás. Jacob defraudó a su hermano mayor quitándole la primogenitura. Engañó
a su padre. En realidad logró aprovecharse de casi todas las personas con
quienes tenía contacto.
Dios sabía como era Jacob y estaba tratando con él. Lo envió a trabajar con su tío
Labán quien era igual de engañador. Jacob se enamoró de la hija de Labán,
Raquel, y quiso casarse con ella, pero Labán le pidió siete años de trabajo por
ella. Jacob accedió gustosamente a esto. La Biblia dice:
Sirvió Jacob por Raquel siete años; y le parecieron como pocos días, porque la
amaba (Génesis 29:20).
Cuando se cumplieron los siete años, Jacob pidió casarse con su novia. Labán
preparó una gran fiesta de bodas. Cuando terminó, Jacob descubrió que había
sido engañado. Labán había sustituído a Lea, su hija mayor, por Raquel. ¡Jacob
se había casado con la chica equivocada! Tuvo que trabajar otros siete años por
Raquel.
Durante veinte años Jacob fue engañado por su tío. Durante estos años, Labán
cambió su sueldo diez veces. Al fin, Jacob dejó la tierra de Harán para volver a su
hogar. Durante el viaje, Raquel, al dar a luz, se enfermó y murió.

Más tarde, el hijo favorito de Jacob, José, fue vendido como esclavo por sus
hermanos celosos. Estos hermanos engañaron a su padre haciéndole creer que
José había sido despedazado por una bestia. Jacob creyó la mentira y lamentó la
muerte de José por muchos años.
Jacob había engañado a otros y él mismo fue engañado. Se enfrentó con una
dificultad tras otra. En una ocasión, exclamó: “¡Contra mí son todas estas
cosas!” Sin embargo, la realidad era que Dios estaba utilizando todas estas
circunstancias para el bien de Jacob. A través de la disciplina y el castigo, Dios
estaba produciendo un cambio en el carácter de Jacob.
Al final, vemos a un Jacob diferente. Aquél que había comenzado como un astuto
engañador ahora era Israel, “un príncipe con Dios”. Era manso, humilde de
corazón y maduro: un hombre que andaba con Dios. Aun Faraón, el rey más
grande de la tierra en aquel tiempo, reconoció a Jacob como un hombre de Dios.
Faraón se inclinó ante Jacob para recibir su bendición.

Tenemos mucho de “Jacob” en nosotros.

Cada uno de nosotros lleva en sí mucho de la naturaleza de Jacob. Somos


egoístas y buscamos lo nuestro. Sabemos ser astutos y aun engañadores para
lograr lo que deseamos. Por eso, Dios tiene que disciplinarnos.
¿Cómo nos disciplina Dios? Él nos disciplina por medio de nuestras
circunstancias. Dios prepara toda clase de sucesos para enseñarnos lo que Él
quiere que aprendamos. Todas las cosas que le suceden a un hijo de Dios no son
por casualidad. Están ordenadas por Dios o son permitidas por Él, y juntas están
obrando para nuestro bien. La Biblia dice:
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados (Romanos 8:28).
Muchas de las cosas que nos ocurren no parecen buenas en sí mismas. Por el
contrario, pueden ser dolorosas y amargas para nosotros. Pero la Palabra de Dios
dice que podemos saber “que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan
a bien”.

Dios Corrige a Sus Hijos por Medio del


Castigo
Si no hacemos caso de Su enseñanza ni de Su disciplina, Dios tiene que
castigarnos. El castigo es como una “palmada” de Dios. Es una forma de
disciplina. Dios nos corrige cuando somos desobedientes.
El castigo no es lo mismo que el juicio de Dios. El objetivo del juicio es hacer que
una persona sufra por haber actuado mal; mientras que el objetivo del castigo es
ayudar a alguien a ser una persona mejor.
Hay otra diferencia. El juicio no involucra amor, mientras que el castigo, sí. Un
padre muestra su amor por su hijo castigándolo. La Biblia dice:
El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano
lo corrige (Proverbios 13:24).

Lo que Significa el Castigo de Dios


Cuando Dios tiene que castigarnos, podemos sentir lástima por nosotros mismos y
preguntar, “¿Por qué me está pasando esto a mí?” Podemos mirar a nuestro
alrededor y ver a otros que han hecho lo mismo que nosotros, y sin embargo no
están atravesando por los mismos problemas que sufrimos nosotros. Nos
preguntamos ¿por qué? Podemos pensar incluso que Dios no nos ama o que está
enojado con nosotros. Pero éstas son conclusiones equivocadas. Veamos ahora
el verdadero significado del castigo.

• El castigo es prueba de que somos hijos


de Dios.
Lo primero que debemos ver acerca del castigo es que es prueba de que somos
hijos de Dios. Dios no disciplina a los inconversos. Él corrige sólo a sus propios
hijos.
Cinco niños jugaban en un jardín. Estaban cubiertos de barro. De pronto salió una
madre y dió unas palmadas fuertes a tres de ellos, prohibiéndoles seguir jugando
allí. Uno de sus chicos se quejó: “¿Por qué no les pegaste a los otros también?”
“Porque ellos no son hijos míos”, replicó la mamá.
¿Te preguntas por qué la gente inconversa hace mal y aparentemente se la pasa
muy bien, en cambio cuando un hijo de Dios hace lo mismo, recibe una
corrección? La razón es simplemente ésta: Los inconversos no son hijos de Dios.
Dios sólo disciplina a Sus propios hijos. Los inconversos serán castigados por sus
pecados en la vida venidera, pero Dios corrige a Sus hijos en esta vida. Si Dios te
corrige, eso prueba simplemente que tú eres Su hijo. La Biblia dice:
Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a
quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han
sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos (Hebreos 12:7–8).

• El castigo es prueba de que Dios nos ama.


La segunda cosa que debemos ver acerca de la corrección es que es prueba de
que Dios nos ama. Dios no nos corrige porque no nos quiere o porque está
enojado con nosotros. Nos corrige porque nos ama. La Biblia dice:
Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo
(Hebreos 12:6).
Cuando nos demos cuenta de que las pruebas y los problemas vienen de nuestro
Padre Celestial, y vienen porque Él nos ama, toda nuestra actitud hacia ellas
cambia. El salmista dijo:
Bienaventurado [feliz] el hombre a quien tú, JAH, corriges, Y en tu ley lo instruyes
(Salmo 94:12).

¿Cómo Debemos Recibir la Corrección de


Dios?
Dios nos dice en Su Palabra cómo debemos recibir Su corrección. La Biblia dice:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres
reprendido por él (Hebreos 12:5).
En este versículo Dios nos dice que hay dos reacciones que debemos tener
cuando Él nos disciplina.

No debemos menospreciar la correccion


del Señor.
El uso de la palabra “menospreciar” en este versículo, significa no darle la debida
importancia. La Biblia nos amonesta a que no recibamos a la ligera la corrección
del Señor. Si Dios nos corrige, debemos tomarlo seriamente, buscando aprender
la lección que Él desea enseñarnos.
Desgraciadamente, muchos cristianos pasan años sin aprender lo que Dios quiere
enseñarles. ¿Por qué? Porque o no se dan cuenta de que Dios los está
corrigiendo o no lo toman en serio.

Nuestro Padre Celestial está educando a Sus hijos constantemente; sin embargo
muchos cristianos no perciben la mano de Dios en lo que les sucede. Piensan que
todo lo que les pasa es sólo por casualidad, y no se dan cuenta de que Dios está
obrando a través de sus circunstancias. No se les ocurre que Dios está usando
estas circunstancias para enseñarles Sus caminos. De verdad es trágico cuando
un cristiano no percibe la mano de Dios en las circunstancias. Y es trágico
menospreciar o tratar a la ligera la corrección de Dios.
Por lo tanto, una de las primeras actitudes que debe aprender un hijo de Dios es la
de tomar en serio la corrección del Señor. Desde luego no estamos diciendo que
cada enfermedad o cada accidente es corrección del Señor. Pero deberíamos
prestar una atención cuidadosa a nuestras circunstancias.
Cuando algo ocurre, nuestra primera pregunta debe ser: “¿Qué significa ésto?
¿Está el Señor tratando de enseñarme algo? ¿Hay algo en mi vida que no sea
agradable a Él?” Debemos tomar en serio la corrección del Señor o ésta podría
pasar de largo sin beneficiarnos.

No debemos “desmayar” cuando Dios nos


reprende.
En este versículo la palabra “desmayar” significa “descorazonarse” o desanimarse
demasiado. La Biblia nos dice aquí que cuando Dios nos reprende o castiga no
debemos sentirnos derrotados, que es lo puesto a tomarlo a la ligera.
Cuando Dios está corrigiéndonos, podemos llegar a desalentarnos tanto que nos
sentimos tentados a darnos por vencidos. Tal vez lleguemos a pensar que nos es
imposible vivir la vida cristiana. Pero Dios nos dice que no “desmayemos”. Quiere
que sepamos que Su corrección es debido a Su amor hacia nosotros y porque
desea lo mejor para nosotros.

El Fruto Apacible de Justicia


Que Dios nos capacite para ver que las pruebas, experiencias y correcciones que
Él manda son para nuestro mayor bien. No hay nada agradable en ser corregido,
pero si lo aceptamos en la forma correcta, producirá frutos preciosos en nuestra
vida. La Biblia dice:
Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de
tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido
ejercitados (Hebreos 12:11).
¿En quiénes produce la corrección “el fruto apacible de justicia”? Lo produce
en “los que en ella han sido ejercitados”, aquéllos que son sumisos a la corrección
de Dios.
David conoció lo que era tener sobre él la mano correctora de Dios. Conoció
también lo que era someterse a Dios. Él no acusó a Dios de tratarlo injustamente
ni guardó resentimiento contra Él. En cambio, agradeció a Dios por su fidelidad.
David dijo:
Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me
afligiste (Salmo 119:75).
Esta es la forma en que debemos recibir las correcciones de Dios. Debemos
decirle que Él es completamente justo en lo que hace, debemos estarle
agradecidos y aprender la lección que nos está enseñando, y además debemos
darnos cuenta de que Dios usará nuestra experiencia para ayudar a otros que
vienen después de nosotros. La Biblia dice:
Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas
derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que
sea sanado (Hebreos 12:12–13).
¿Qué significa esto? Significa que no vivimos para nosotros mismos; nosotros
influimos en los demás. Otros siguen nuestro ejemplo. Si somos desobedientes
hacemos una senda torcida y ayudamos a que otros se desvíen. Pero, si andamos
en obediencia al Señor, dejamos una senda recta que otros pueden seguir.
<<<<<<<<<<<<0>>>>>>>>>>>>>>

APRENDIENDO A ACEPTARTE A TI MISMO



En la vida, nuestra felicidad depende en gran parte de nuestras actitudes. Nuestra
actitud hacia nosotros mismos es quizás la más importante de todas, porque tiene
un efecto tremendo y profundo en nuestra vida.
Esta actitud hacia nosotros mismos tiene un nombre. Se llama “auto-imagen”.
Nuestra auto-imagen es la forma en que nos vemos a nosotros mismos. Nuestra
auto-imagen es importante porque afecta nuestra actitud hacia la familia, hacia los
amigos y hacia los demás. También afecta a nuestro trabajo y a las posibilidades
de lograr éxito. La gente que tiene una auto-imagen pobre de sí misma,
frecuentemente tiene problemas para llevarse bien con los demás. Por lo general
son infelices. Nuestra auto-imagen afecta incluso nuestra actitud hacia Dios
mismo. Aquellos que tienen una auto-imagen incorrecta, tienden a sentir amargura
y resentimiento hacia Dios. Para ellos es difícil confiar en Él y creer que Él los
ama.
Por un lado no debemos menospreciarnos. Por el otro tampoco debemos ser
orgullosos ni presumidos. Ninguna de estas actitudes nos da felicidad o buenas
relaciones con los demás. Dios quiere que tengamos una autoimagen apropiada y
quiere que pensemos correctamente acerca de nosotros mismos.

Fuimos Creados por Dios


En la lección tres aprendimos la importancia de nuestros pensamientos. Lo que
pensamos determina lo que hacemos y sentimos. Estamos controlados por la
forma en que interiormente nosotros percibimos las cosas. Esto es lo que la Biblia
quiere decir cuando dice:
Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él (Proverbios 23:7).

Por lo tanto es muy necesario que tengamos un concepto correcto de nosotros


mismos y que nos veamos como Dios nos ve. Para hacerlo, necesitamos hacer
primero algunas consideraciones respecto al hombre:

1 Fuimos Creados por Dios.


El hombre no llegó a existir mediante el proceso de evolución. Fuimos creados por
Dios. El mismo Señor Jesús dijo:
Al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios (San Marcos 10:6).

2 Fuimos Creados a la Imagen de Dios.


Dios honró al hombre por sobre todas las cosas creadas, cuando lo hizo a Su
propia imagen. Ni aún los ángeles tuvieron este honor. Sólo el hombre fue creado
a la imagen de Dios. La Biblia dice:
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó . . . (Génesis 1:27).

3 Fuimos Creados para Glorificar a Dios.


Dios tenía un propósito al crear al hombre. Él creó al hombre para Su gloria. En
Isaías 43:7, Dios dice: “Para gloria mía los he creado, los formé y los hice”. Los
antecesores de la iglesia tenían razón al decir:
La finalidad principal del hombre es glorificar a Dios
y deleitarse en Él para siempre.

4 Dios nos Dio Ciertas Características y


Habilidades.
Nadie puede escoger sus padres, su raza, el color de su piel, su inteligencia, su
apariencia física o sus aptitudes. Todas estas cosas nos vienen por nacimiento y
todas vienen de Dios.

Si tenemos dones y habilidades especiales, debemos reconocerlos por lo que son:


dones de Dios para nosotros. No podemos jactarnos de ellos. Así tampoco
debemos jactarnos por ser altos o por tener ojos verdes. Todas nuestras
habilidades y características naturales vienen de Dios. Puesto que esto es verdad,
no queda lugar para el orgullo de parte nuestra. La Biblia dice:
Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste,
¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? (1 Corintios 4:7).
También es cierto que no tenemos por qué avergonzarnos de las cosas que
recibimos al nacer. Dios es el creador de todos los hombres. Él no se avergüenza
de su obra; así tampoco nosotros debemos avergonzarnos.
A Dios no le agrada cuando uno es indiferente o desprecia a otra persona. Si tú
aremedas o te burlas de alguien, realmente estás reprochándole a Dios, porque Él
es quien hizo a esa persona. La Biblia dice:
El que escarnece al pobre afrenta a su Hacedor (Proverbios 17:5).
Tenerte a ti mismo en poco o despreciarte es tan malo como menospreciar a otra
persona.

Logrando una Auto-Imagen Correcta


Teniendo presente las verdades ya señaladas, queremos ahora compartir contigo
algunas cosas que podrán ayudarte a tener una auto-imagen correcta.

Date Cuenta de que Tú Eres un Individuo


Especial.

Porque vivimos en una época de tantos inventos maravillosos de la ciencia,


podemos llegar a pensar que el hombre ya no es tan importante. Sin embargo, lo
más maravilloso del mundo no es una nave espacial o algún nuevo aparato
electrónico. Lo más maravilloso del mundo es el ser humano. El rey David dijo:
Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te
alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras (Salmo 139:13–14).
Nuestra importancia no radica en nuestra apariencia. Lo que importa es que
podemos llegar a ser miembros de la familia de Dios y ser transformados a la
imagen de Cristo mismo. Por esta razón cada ser humano es de gran valor a los
ojos de Dios.
Nuestro Creador es un Dios de infinita variedad. Él no hace dos hojas de árbol
exactamente iguales. No hace dos copos de nieve exactamente iguales. Y
tampoco hace dos personas exactamente iguales. Tú eres un individuo único,
especial y sin réplica alguna. Y tú puedes glorificar a tu Creador en una forma
especial que nadie más puede hacer.

Inicia una Relación Personal con tu


Creador.
Fuimos creados a la imagen de Dios, y habiendo sido hechos a Su imagen,
tenemos la capacidad para conocerlo y para llegar a tener una relación personal
con Él.
Nunca podrás comprender tu valor verdadero ni aceptarte a ti mismo
completamente hasta que llegues a tener una relación personal con tu Creador.
Una vez que empieces a conocer a Dios y Su gran amor por ti, comenzarás a
comprender lo mucho que vales para Él.
El Señor Jesús hizo notar a sus discípulos que ni siquiera un pequeño gorrión
insignificante puede caer a tierra sin que lo sepa el Padre Celestial. Jesús dijo:
Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos (San Mateo 10:31).
Jesús también dijo en esta ocasión que aún nuestros cabellos están contados. Si
somos así de importantes para Dios, entonces con toda seguridad debiéramos
apreciarnos más a nosotros mismos. Mientras más conocemos del amor de Dios
por nosotros, más nos damos cuenta de nuestro verdadero valor como seres
humanos.

No Te Compares con Otros.


Los niños pequeños son felices porque no se comparan unos con otros. Son
felices simplemente siendo lo que son y teniendo lo que tienen.
A medida que los niños van creciendo, empiezan a mirar a su alrededor y a
compararse con otros. Es entonces cuando muchos de ellos deciden que han
sufrido “una verdadera injusticia” en la vida porque no se consideran tan guapos
como Fulano, o tan inteligentes como Sutano, o no tienen tanto dinero como
Perengano. Pero Dios dice que no hagamos esto. La Biblia dice:
Pero ellos midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo
mismos, no son juiciosos (2 Corintios 10:12).

Reacciona bien a los “defectos”.

La mayoría de la gente, especialmente la juventud, está muy preocupada por su


apariencia física. Los jóvenes se examinan cuidadosamente ante el espejo. Como
nadie es perfecto, muchas veces encuentran una o dos cosas que no les gustan
de sí mismos. Pasan mucho tiempo pensando en estos “defectos”. En vez de
alegrarse por las muchas ventajas que Dios les ha dado, se sienten desgraciados,
y deprimidos por los supuestos “defectos”.
En realidad, nadie tiene un cuerpo perfecto. Todos tenemos algo que se puede
considerar “defecto”. Pero un “defecto” no debe impedir que glorifiques a Dios en
tu vida.
Un jóven japonés nació con un cuerpo terriblemente deforme; su cara también fue
afectada. Pocos fueron los que vieron a Kandura, porque sus padres lo mantenían
recluso.
Con una cara y cuerpo deforme, incapaz de hablar o caminar, ¿qué podría esperar
Kandura de la vida? Aparentemente muy poco. Pero un día en su radio escuchó el
mensaje de que Dios lo amaba y que había enviado al Señor Jesús a ser su
Salvador.
Cuando un cristiano japonés le visitó, Kandura luego puso su fe en el Señor
Jesucristo.
Más tarde Kandura escribió este mensaje:

Aunque terriblemente impedido, este jóven glorificó a Dios y lo alabó por Su


maravillosa salvación.*
Después de leer esto, ¿cómo podemos sentir lástima de nosotros mismos?
¿Cómo podemos sentir amargura y resentimiento hacia Dios por algo en nosotros
que no nos gusta?
Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que yo no puedo cambiar . .
. El valor para cambiar las cosas que puedo y la sabiduría para saber la diferencia.

Comprende que Dios Aún Está Obrando


en tu Vida.
La Biblia dice: Porque somos hechura suya (Efesios 2:10).
Esto quiere decir que Dios está obrando en nosotros para hacernos lo que Él
quiere que seamos.

¿Cuál es el plan de Dios para nosotros? Su plan es hacernos como el Señor


Jesucristo. Dios está obrando en nosotros para conformarnos a la imagen de Su
Hijo. La Biblia dice:
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo . . . (Romanos 8:29).
Dios tiene que trabajar mucho en nosotros para lograr hacer de nosotros lo que Él
quiere que seamos. Cuando Él termine su obra seremos semejantes al Señor
Jesús. Mientras tanto, recordemos que Dios aún está obrando en nuestra vida.
Esto debería animarnos, sabiendo que Dios mismo terminará la obra que ha
comenzado en nosotros. La Biblia dice:
Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6).

Rechaza la Amargura.
Dios anhela hacer muchas cosas en nuestra vida, pero Él requiere nuestra
cooperación. Dios nunca pasa por encima de nuestra voluntad. Es decisión
nuestra permitirle hacer Su voluntad en nuestra vida. Si estamos amargados y
resentidos, le impedimos continuar su labor de irnos cambiando.
Él puede hacer algo hermoso de tu vida si tú lo permites. Si has tenido
sentimientos de amargura y resentimiento hacia Dios, ¿le confesarás este pecado
ahora mismo? Podrías orar algo así:
“Dios, Tú sabes que he estado amargado y resentido contra Ti por
________________. Te confieso este pecado ahora mismo. Gracias por
escucharme y perdonarme.”

Sé Agradecido.
Nuestra felicidad no depende de cuán hermosas o cuán guapos seamos. No
depende de cuán inteligentes seamos. No depende de cuánto dinero
tengamos.Depende de nuestra actitud.
Hace muchos años, un trágico error resultó en que una niña perdiera la vista. La
pequeñaFanny Crosby nació con una vista normal, pero cuando sólo tenía seis
semanas, sus ojitos se inflamaron. Un doctor local le aplicó una medicina
equivocada, dejándola ciega para toda la vida.
Esta niñita pudo haber estado amargada y resentida por lo ocurrido. Pudo haber
odiado a quien cometió tan trágico error. Pudo incluso haber culpado a Dios por
haber permitido que esto sucediera. Pero no hizo ninguna de estas cosas.
Ella tenía una abuelita que le abrazaba y le enseñaba a conocer y a amar al Señor
Jesús. Desde pequeñita Fanny aceptó al Señor Jesús de todo corazón.
A medida que Fanny Crosby aprendía más de Dios y de Su amor por ella, fue
entregándose completamente a Él. E hizo algo más. Decidió estar siempre
contenta. Aunque no entendía por qué Dios había permitido que quedara ciega,
confiaba en Su amor por ella. Cuando sólo tenía ocho años de edad, escribió este
poema:
“¡Oh qué feliz yo soy,
Aunque una niña ciega!
Resuelta estoy que este mundo,
La felicidad no me niega.
¡Cuántas bendiciones tengo,
Que otros no disfrutan!
Llorar por ser invidente,
No puedo y NO QUIERO.”

Cuando llegó a ser adulta, Fanny Crosby empezó a escribir himnos de alabanza y
gratitud a Dios. ¡Escribió más de 6,000 himnos! Cristianos alrededor del mundo
han cantado sus himnos. Algunos de ellos son: “Alabad al Gran Rey”, “Gloria
Cantemos al Redentor”, “Dime la Historia de Cristo”, y “Dejo el Mundo y Sigo a
Cristo”.
A pesar de ser ciega y de haber pasado su vida en la oscuridad, Fanny Crosby fue
una de las personas cristianas, más felices que ha vivido. ¿Cuál fue el secreto de
su felicidad? Fue esto:Ella confiaba en el amor y la sabiduría de Dios.
No entendía por qué Dios había permitido que ella quedara ciega, pero confiaba
en Su amor y sabiduría. Se aceptó a sí misma y aceptó sus circunstancias y por
eso Dios pudo hacer de ella una bendición para el mundo entero.

Acéptate a Ti Mismo ¡Ahora!


La base para poder aceptarme a mí mismo es confiar en el amor y la sabiduría de
Dios. En síntesis, es esto: ¿Agradeceré a mi Creador por haberme creado tal
como soy? ¿Confiaré en Su amor y sabiduría para mi vida?
Tú puedes pasar la vida con una auto-imagen pobre, sintiéndote amargado y
resentido contra ti mismo. O, puedes tener una auto-imagen correcta aceptándote
a ti mismo y confiando en el amor y la sabiduría de Dios. Aún las cosas que
parecen estar en contra nuestra pueden redundar mas bien en nuestro beneficio si
confiamos en Dios. La Biblia dice:
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien . . .
(Romanos 8:28).
El aceptarnos tal como nos creó Dios, nos libera. No tenemos que tratar de
impresionar a los demás. No tenemos que luchar para obtener el reconocimiento
de otros. No es necesario tratar de ser un gran personaje sobresaliente. Somos lo
que somos.
Somos amados y aceptados por Aquél que creó el universo. Por lo tanto no es
necesario estar ansiosos y excesivamente preocupados por lo que dicen los
demás. Dios nos ha aceptado y eso es lo que realmente importa.
Confía en el amor y la sabiduría de Dios para tu vida. Díselo ahora:
“Dios, he sido ingrato y desagradecido contigo. Quiero confesar este pecado ahora
mismo y pedirte que me perdones. Te doy gracias por haberme creado tal como
soy, y por tu obra en mi vida moldeando mi carácter para que yo sea cada día más
semejante a tu Hijo Jesús. Estoy confiando en que Tú harás de mí lo que quieres
que yo sea”.
FUENTE:
http://ubdavid.org/index.html

Related Posts
 SALMOS 30

 Miles de musulmanes están cambiando a Mahoma


por Jesucristo en Bangladesh.

 Un asteroide potencialmente peligroso se


aproxima a la Tierra: Aporte Hno. Fuentes D.

 “Porque no se trata de usted, es acerca de MÍ”

 Fundador de iglesia satánica en Texas entrega su


vida a Jesús
 Richard Gere quiere abrir un centro budista en
España: Aporte de Hna. Nela

One Comment

Anda mungkin juga menyukai