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Análisis del Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (Actividad

Evaluable)

Por CLAUDIA SANTANA

Actualmente, dentro de los principales diagnósticos que se otorgan en la consulta


de los profesionales de la salud mental, está el TDAH, mismo se convierte en una
problemática con carácter prioritario de atención. Conocer los fundamentos a nivel
biológico de este trastorno, amplía mi panorama y me deja claro que va más allá de
una expresión conductual causada por fallas en la crianza y/o educación, por lo
tanto, su abordaje deberá considerar estrategias enfocadas a la estimulación de los
procesos de atención a nivel cerebral.

Se considera trastorno y no enfermedad porque no se consolida como lesión sino


como un conjunto de síntomas que aparecen como consecuencia de la combinación
de factores biológicos y ambientales. A lo largo de la historia del trastorno se han
realizado estudios relevantes que aportan datos a mi parecer, muy interesantes e
importantes, puesto que demuestran que dentro la etiología se encuentra una
predisposición genética que puede vincularse con factores biológicos y ciertas fallas
en la crianza o dificultades en el sistema familiar, aumentándose así, el riesgo de
padecer el trastorno.

En el curso de este trastorno se observa una deficiencia en las funciones mentales


superiores, que viene a ser el reflejo de un funcionamiento distinto del cerebro. Se
ha demostrado que existe hiperexcitabilidad de la corteza prefrontal/premotora, lo
que causa un descontrol de la misma, y que clínicamente se caracteriza por déficit
en las funciones corticales superiores (desinhibición). A esto se le ha llamado lóbulo
frontal perezoso. se ha demostrado también, que el cerebelo tiene un menor
volumen en algunos sujetos con TDA. La maduración cobra un papel importante
también entendiendo a esta como la incapacidad de desarrollar las habilidades
mentales que corresponden al desarrollo normal según la edad, en este caso
hablamos de inmadurez a nivel neurológico en donde puede observarse un retraso
en el proceso de mielinización y por ende, algunas dificualtades en los procesos
mentales.
Las manifestaciones de este trastorno pueden ser fáciles de detectar puesto que
son muy evidentes a la observación. Los menores que se enfrentan a este trastorno
se observan hiperactivos, distraídos e impulsivos, y regularmente son señalados por
ello en el ambiente escolar y familiar. El papel que juega la escuela en este proceso
es crucial, ya que es ahí donde se presentan los síntomas con naturalidad y pueden
ser detectados en un inicio.

En el tratamiento de este trastorno es importante considerar los factores


intervinientes y modificarlos en pro del menor, inicialmente debe buscarse el
diagnóstico con profesionales de la salud, mismos que a través de algunas
observaciones, valoración y evaluación, determinaran el mejor plan de intervención.
Ninguna de estas intervenciones es exclusiva; no puede, ni debe, sustituir a las
demás. Es importante que se realicen pruebas también de tipo médico que permitan
descartar alguna lesión o daño a nivel orgánico antes de iniciar cualquier
tratamiento. La finalidad del abordaje del trastorno será que el niño adquiera las
habilidades normales de acuerdo a su edad cronológica y desarrolle la funcionalidad
en habilidades mentales superiores.

En el área en la cual me desempeño actualmente como pasante de la Licenciatura


en Psicología he revisado algunos casos donde se presenta el trastorno, de forma
que me resulta muy significativo el hecho de contar con una base teórica que
enriquezca el trabajo que realizo con los menores en sesión. A continuación,
presento una recopilación de recomendaciones que pueden ser útiles en el abordaje
del trastorno y que he comprobado que tienen efectividad. Adicional a esto, siempre
sugiero al sistema que lleve un proceso de terapia familiar en donde puedan verse
modificados aspectos que favorezcan el pronóstico del infante.

La respuesta educativa ha de ir dirigida a adecuar el contexto educativo a las


distintas formas de aprender, incorporando medidas organizativas y metodológicas
que pueda poner en práctica el profesorado en su aula. Es fundamental tanto la
coordinación de los profesionales que intervienen con el alumnado como aunar
criterios de actuación con las familias, asegurando un trabajo colaborativo,
coherente y eficaz. A continuación, se presentan una serie de pautas y orientaciones
con la intención de facilitar al profesorado el ajuste de la respuesta educativa. Estas
orientaciones, siendo beneficiosas para el alumnado en general, permiten regular y
favorecer el proceso de aprendizaje del alumnado con TDAH.

Proponer actividades significativas para el alumno que le susciten interés,


relacionadas con sus conocimientos previos, que tengan que ver con su vida
cotidiana.

Elaborar actividades que impliquen la participación activa del alumno.

Fomentar actividades que impliquen trabajo conjunto de profesor y alumno.

Posibilitar el aprendizaje dialógico: grupos interactivos, tertulias dialógicas.

Potenciar el aprendizaje cooperativo, es decir, "aprender juntos alumnos


diferentes".

Organizar el espacio del aula posibilitando distintos lugares de trabajo: espacio para
trabajo en grupo, espacio para trabajo personal, un lugar donde incluso se puede
trabajar de pie, en el suelo…

Ubicar al alumno cerca del profesor, lo que permite la supervisión frecuente del
profesor de manera discreta.

Situarle entre compañeros que le sirvan de modelo, le guíen en las tareas y le


ayuden en el autocontrol personal.

Ubicar al alumno en un lugar donde las interferencias sean mínimas; por ejemplo,
en la parte delantera de la clase, lejos de la ventana, de la papelera

Favorecer una acción coherente y coordinada con el equipo docente.

Establecer un ambiente estructurado.

Fomentar un mayor autocontrol. Determinar de forma consensuada las


consecuencias del incumplimiento de la norma.

Establecer consecuencias naturales.

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