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El lenguaje humano

TEMA 1. EL LENGUAJE Y LA NATURALEZA HUMANA


1. Homo loquens
La etiqueta que mejor nos define frente a otras especies es la de “Homo
loquens” (“que habla”), e indica que la posesión del lenguaje es la
capacidad que nos hace humanos.
La posesión del lenguaje constituye un requisito previo para muchas de las
demás capacidades, al menos en el grado de desarrollo en que se presentan
en la especie humana moderna.
Así, el Homo erectus fue el primero capaz de desarrollar herramientas
complejas, se extendió en hábitats diversos con climas y condiciones de
vida muy variados, y desarrolló las primeras estructuras de vida social. Si
todos estos cambios fueron posibles fue porque el Homo erectus desarrolló
una nueva capacidad cognitiva: la mimesis. Así, aunque no poseía el
lenguaje, esta forma de comunicación gestual hizo posible la coordinación
de las actividades cotidianas, la transmisión de la experiencia, etc. Por
último, la aparición del lenguaje y la utilización de símbolos supuso el paso
decisivo hacia el Homo sapiens, la especie a la que pertenecemos.
El signo es una entidad perceptible que permite la comunicación. Todo
signo está formado por dos componentes, indisociablemente unidos, que
son:

 Significante: Es necesariamente una entidad perceptible a través de


los sentidos.

 Significado: Es el contenido asociado al significante.


En el signo lingüístico, que es la unidad de expresión de la lengua, estas
dos partes corresponden a la imagen acústica y al concepto con ella
asociado.
Según Ferdinand de Saussure (fundador de la Lingüística moderna), las
principales propiedades de los signos lingüísticos son cuatro:

 Arbitrariedad. La relación entre el significante y el significado es


convencional, ya que el mismo concepto se puede asociar con
imágenes acústicas diferentes en diferentes idiomas.

 Linealidad del significante. Al ser de naturaleza auditiva, el


significante se despliega en el tiempo. Por ello, los significantes
deben aparecer necesariamente uno tras otro, en secuencia lineal,
formando una cadena.

 Inmutabilidad. La conexión entre significante y significado está


establecida por cada comunidad lingüística, de modo que ningún
usuario puede, a título individual, modificar caprichosamente esa
conexión.

 Mutabilidad. Los signos lingüísticos pueden verse afectados por el


paso del tiempo.

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2. Propiedades del lenguaje humano


La lista original de las propiedades del lenguaje humano se debe al
lingüista estadounidense Charles F. Hockett, y se pueden agrupar de la
siguiente forma:

 Canal vocal-auditivo. La modalidad básica del lenguaje humano se


fundamenta en la emisión y recepción de sonidos articulados. El
carácter vocal-auditivo se incluye como una de las propiedades
definitorias de las lenguas humanas para subrayar que es la lengua
hablada, y no la escrita, la modalidad natural del lenguaje. La
escritura tiene una gran relevancia cultural, pero ello no debe ocultar
que el medio primario del lenguaje es de naturaleza vocal-auditiva.
Esta característica tiene una única excepción: las lenguas de signos
que utilizan las comunidades sordas. Estas comunidades emplean la
modalidad gestual-visual en lugar de la vocal-auditiva. Por lo demás,
comparten los rasgos propios de las lenguas naturales.

 Transmisión irradiada y recepción direccional. Las señales


lingüísticas se transmiten por el medio aéreo en todas direcciones.
Ello implica que la señal podrá ser captada e interpretada por
cualquier individuo que se encuentre a una distancia adecuada. El
receptor, por su parte, percibe la señal asociada a un punto
determinado, proveniente de una determinada dirección. La
localización del punto exacto es posible gracias a nuestra audición
biaural, que compara las señales recibidas por cada uno de los oídos
para determinar la procedencia del sonido.

 Evanescencia (o transitoriedad). Las señales vocales se


desvanecen con rapidez y no perduran en el espacio o en el tiempo.
Por ello, el lenguaje impone la presencia simultánea en unas mismas
coordenadas espacio-temporales de los individuos que se comunican.

 Carácter discreto. El sistema fonador humano puede emitir una


gama muy variada de sonidos y la cadena hablada es un continuo
sonoro. Sin embargo, los hablantes interpretamos este continuo como
si estuviera formado por unidades discretas. Así, por ejemplo, los
hablantes del español distinguen entre los sonidos [p] y [b], no hay
ninguna posibilidad intermedia entre ambos, cualquier oyente
entenderá uno u otro, pero no indistintamente ambos o un sonido
intermedio. Esto no ocurre, sin embargo, con otras manifestaciones
sonoras no lingüísticas. El llanto, por ejemplo, puede ser más intenso
o menos, pero no somos capaces de identificar en él categorías
diferentes.

 Semanticidad. El sistema transmite significados por medio de una


asociación fija y sistemática entre la forma de las señales y el
contenido que transmiten.

 Arbitrariedad (o carácter convencional). En el caso del lenguaje


humano, la semanticidad está basada en un vínculo convencional,
arbitrario y no motivado entre las propiedades físicas de los signos
empleados y los significados que a ellos se asocian. No hay nada en
los objetos que determine cómo han de denominarse. Las señales

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empleadas por las lenguas humanas pertenecen, así, a la categoría


de los símbolos.
En las lenguas existen algunos elementos que guardan una cierta
relación de iconicidad con aquello que designan. El caso más claro es
el de las palabras que designan sonidos y que suelen asemejarse al
sonido al que se refieren (onomatopeyas).

 Dualidad de estructuración (o doble articulación). Cada lengua


se sirve de un inventario limitado de sonidos distintos. Cada uno de
ellos carece de significado aisladamente (fonemas), pero juntos son
las piezas básicas a partir de las que se construyen unidades dotadas
de significado (palabras y morfemas). Es decir, las señales más
complejas (frases y oraciones) pueden analizarse en unidades con
significado simples (los morfemas y las palabras), y estas unidades
con significado simples pueden analizarse, a su vez, en unidades
mínimas sin significado (los fonemas).

 Productividad. El lenguaje permite producir e interpretar mensajes


de una manera ilimitada. La posibilidad de acuñar nuevas
expresiones no se limita a la producción de enunciados oracionales;
está presente también en nuestra capacidad de derivar y construir
nuevas palabras.

 Especialización. Las actividades físicas encaminadas a la


producción del lenguaje no desempeñan ninguna otra función
biológica más que la de servir como señales, y las ondas sonoras
producidas como señales lingüísticas tampoco tienen otra función
que la de transmitir los contenidos a ellas asociados.

 Desplazamiento. El lenguaje nos permite hacer referencia a


entidades y acontecimientos distantes en el espacio y en el tiempo.
Podemos hablar del pasado y del futuro, de cosas y sucesos lejanos,
etc.

 Intercambiabilidad de roles. Cualquier usuario de una lengua


puede participar como emisor y como receptor, y estos papeles son
reversibles: el hablante se convierte en oyente, y viceversa.

 Retroalimentación total. No sólo las funciones de emisor y


receptor son intercambiables, sino que cada emisor es, además,
receptor de su propia emisión, por lo que puede vigilar y controlar su
producción a medida que la emite, e incluso corregir sus posibles
errores.

 Transmisión cultural. A pesar de tener las capacidades físicas


necesarias para adquirir y utilizar una lengua, el lenguaje no se
desarrolla si el individuo no está expuesto desde su infancia al uso
de la lengua de su comunidad. Esta es una consecuencia del carácter
simbólico del lenguaje: al no existir una conexión natural entre las
señales y lo que éstas significan, ésta debe aprenderse.

3. La “comunicación animal”
3.1. El lenguaje de las abejas

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El zoólogo austríaco Kart von Frisch descubrió que la abeja exploradora


informa a sus congéneres sobre la localización de una fuente de alimento
por medio de patrones rítmicos sistemáticos, a base de desplazamientos en
círculo y movimientos vibratorios del abdomen, en lo que se conoce como
“danza de las abejas”.
Cuando una abeja exploradora ha encontrado una fuente de alimento y
regresa a su colmena, ejecuta sistemáticamente una danza que se adscribe
a una de estas dos clases: danza en círculo y danza de la cola.

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En la danza en círculo, la abeja exploradora realiza un movimiento circular


completo, cambia de dirección y realiza otro movimiento circular completo,
y así sucesivamente. El resto de las abejas siguen a la abeja exploradora en
sus desplazamientos por el panal. La danza en círculo se emplea cuando la
fuente de alimentación se encuentra a poca distancia de la colmena (menos
de 50 m.) La intensidad y la duración de la danza indican la calidad, pero no
la dirección de la fuente de alimento; la danza sólo constituye una invitación
a buscarla en el entorno cercano; es el olor del néctar que transporta la
exploradora lo que permite a las demás hallar el lugar.
En la danza de la cola, la abeja exploradora describe dos semicírculos
enlazados por un tramo recto central. La parte más importante de dicho
movimiento es precisamente ese tramo recto central, en el que la abeja
realiza además movimientos vibratorios rápidos con la cola y el abdomen.
La orientación de dicho tramo y la amplitud de los movimientos vibratorios
indican, respectivamente, la dirección de la fuente de alimento y la
distancia a la que dicha fuente se encuentra. Cuanto más cortos sean los
movimientos, menor es la distancia, y viceversa, a mayor distancia, el
movimiento es más amplio. La orientación del tramo recto central indica la
dirección de la fuente en función del ángulo que forma dicho lugar en
relación con la posición del sol.
3.2. Las señales de alarma de los cercopitecos verdes
Estos monos son capaces de producir diferentes tipos de sonidos, que
utilizan en diferentes situaciones de interacción social (rituales de cortejo,
disputar relaciones jerárquicas, etc.).
Los sonidos más interesantes son las señales de alarma. Emiten diferentes
señales de alarma en función del grado de peligro. Cada una de las señales
es claramente diferente a las demás y provoca en los cercopitecos que las
escuchan una respuesta también muy diferente.
Los experimentos han demostrado que el oír una señal grabada produce
entre los cercopitecos la misma respuesta que la señal original. Además, se
ha comprobado que los monos emiten la señal correspondiente también
cuando el depredador que divisan no es real, sino una grabación en vídeo.
Por otro lado, la emisión de señales requiere una cierta dosis de aprendizaje
entre las crías. Éstas distinguen las tres señales, pero no siempre las aplican
correctamente, quizá porque no han aprendido todavía a distinguir entre los
animales que representan un auténtico peligro y los que no.

4. La especificidad del lenguaje humano


Algunas especies animales presentan semejanzas con el lenguaje humano.
Así, las abejas, como los humanos, utilizan un conjunto de signos
especializados a los que asocian significados concretos, y un cierto grado de
desplazamiento. Pero las diferencias son más numerosas: el canal utilizado
por las abejas es fundamentalmente visual y olfativo, no auditivo, no hay
elementos discretos (sino graduables), los signos son básicamente icónicos
y no hay intercambiabilidad de roles (ya que sólo las abejas exploradoras
realizan la danza.

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Si se consideran las propiedades del lenguaje humano que no están


presentes en ninguno de los otros sistemas, se llega a la conclusión de que
los rasgos exclusivos de las lenguas humanas son la dualidad de
estructuración, la productividad y el desplazamiento.
En el lenguaje humano, a partir de un inventario muy limitado de unidades
mínimas (entre dos y tres docenas de fonemas diferentes), las lenguas
constituyen primero piezas simples con significado, que luego combinan
para formar expresiones complejas. Por el contrario, los sistemas de
comunicación animal están constituidos por un inventario más o menos
amplio de signos, pero siempre limitado y cerrado. Se trata, por tanto, de un
código simple que no puede expandirse, ya que no incluye pautas regulares
de combinación.
El lenguaje humano posee, además, un conjunto de principios y reglas que
determinan cómo se combinan esos signos para expresar significados más
complejos. Por tanto, cada lengua posee un léxico y una gramática.
Las gramáticas de las lenguas naturales no son códigos simples, sino
códigos complejos o sistemas combinatorios discretos, es decir, sistemas de
correspondencias en los que un número finito de elementos discretos se
eligen, ordenan y combinan para producir secuencias más complejas.
Por su parte, la productividad está basada en otras dos características más
abstractas, como son la jerarquía y la recursividad. Las expresiones
complejas (las oraciones) no son simplemente un encadenamiento lineal de
palabras, sino que las palabras se organizan en constituyentes de rango
intermedio. La recursividad es la propiedad por la que una misma pauta
gramatical puede aplicarse repetidas veces.
En cuanto al desplazamiento, que es el tercero de los rasgos exclusivos de
las lenguas humanas, permite hacer referencia a entidades o
acontecimientos no directamente observables o inexistentes. Como
consecuencia, la actividad lingüística no está necesariamente ligada al
presente, ni está desencadenada de manera inevitable por condiciones
específicas del entorno inmediato. Tenemos la posibilidad de utilizar el
lenguaje, con independencia de que se den las condiciones externas
adecuadas.

5. Conocimiento y uso
El conocimiento lingüístico es un conocimiento operativo y tácito. Es
operativo porque los hablantes saben utilizarlo en la práctica, aunque no
sepan explicar sus mecanismos de funcionamiento, y es tácito porque
representa una clase de conocimiento del que no somos conscientes y que,
sin embargo, tiene que estar necesariamente en la base de nuestras
capacidades lingüísticas.
El conocimiento lingüístico es una propiedad de la mente de cada individuo.
Cada uno de nosotros hemos adquirido nuestro propio sistema
combinatorio, que nos capacita para producir y comprender nuestra lengua.
Se denomina competencia gramatical al conocimiento práctico e
interiorizado de las reglas de la gramática que cada individuo ha ido
construyendo de manera no consciente como resultado de su crecimiento
como miembro de una comunidad.

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Hablar una lengua, sin embargo, no se reduce a dominar las reglas


gramaticales. Es preciso dominar también las condiciones que determinan
lo que es social o conversacionalmente adecuado. Por ejemplo, el sistema
lingüístico del español peninsular proporciona dos formas diferentes de
dirigirnos al interlocutor: tú y usted. Las condiciones en que resulta
adecuado utilizar una forma u otra no dependen del conocimiento de la
gramática, sino de las prácticas que cada comunidad haya hecho
habituales.
Por tanto, además de interiorizar un sistema computacional, los hablantes
adquieren también un conjunto de pautas y de rutinas de comportamiento
verbal que determinan la adecuación de su producción lingüística y que
constituyen su competencia comunicativa.

6. Comunicación y lenguaje
La relación entre lenguaje y comunicación es muy importante, pero se trata
de realidades diferentes: ni la comunicación exige siempre el uso del
lenguaje, ni todo uso del lenguaje es comunicativo.
Por ejemplo, comunicar supone interactuar con otros, pero esta interacción
no requiere necesariamente el uso del lenguaje. El gesto, la expresión
facial, la mirada, etc., son instrumentos de interacción con los demás, pero
no son manifestaciones lingüísticas.
Por otro lado, la reflexión, el pensamiento abstracto, la planificación, etc.,
son actividades que no pueden considerarse comunicativas y que, sin
embargo, no es posible concebir en ausencia de lenguaje.

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TEMA 2. LA LINGÜÍSTICA COMO CIENCIA


1. La ciencia del lenguaje
La ciencia tiene que concebirse como una actividad cuyo objetivo es la
comprensión de los fenómenos de un ámbito determinado a través de un
conocimiento obtenido por medios verificables y del que se pueden extraer
generalizaciones.
Se puede definir como el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la
observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los
que se deducen principios y leyes generales.
En principio, hay dos métodos a través de los cuales es posible llegar a un
conocimiento de tipo general:

 El método inductivo, que intenta alcanzar verdades generales


exclusivamente a partir de la observación de un alto número de
datos. Por ejemplo, si se observa un número muy elevado de cisnes y
todos ellos son blancos, se obtiene la generalización inductiva “Todos
los cisnes son blancos”. Ello no excluye la posibilidad de que existan
cisnes negros. Por tanto, las generalizaciones inductivas no expresan
principios o leyes generales, sino que reflejan, en todo caso,
tendencias estadísticas, sin capacidad predictiva.

 El método hipotético-deductivo, que combina la observación de los


datos con la formulación de suposiciones sobre el mecanismo que los
explica. Los cuatro pasos fundamentales son:
o Observar los hechos.
o Avanzar una hipótesis explicativa.
o Deducir las predicciones que permiten hacer dicha hipótesis.
o Poner a prueba la hipótesis.
Las hipótesis son provisionales, y su verificación no consiste en
encontrar nuevos ejemplos del comportamiento que predice la
hipótesis, sino descartar la existencia de ejemplos que la puedan
impugnar.
Uno de los cambios más importantes que ha experimentado la Lingüística
moderna en relación con la de épocas pasadas es el que tiene que ver con
su adscripción al mundo de las ciencias. Así, la Lingüística moderna trata de
construir un discurso basado en argumentos y pruebas objetivas, y
fundamentado en una metodología científica rigurosa.

2. Rasgos de la Lingüística moderna


2.1. Empírica (y no prescriptiva)
Dentro de una misma lengua coexisten variedades diferentes. Desde el
punto de vista científico, las diferencias existentes simplemente ponen de
manifiesto que hay en vigor varias gramáticas distintas, cuyos principios
subyacentes hay que describir y explicar. La reflexión científica se ocupa de
describir y explicar datos empíricos, es decir, fenómenos observables (en

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este caso, la actividad lingüística de los individuos), pero no establece


normas sobre lo que es correcto, ni hace valoraciones al respecto.
Por tanto, la Lingüística moderna es una disciplina empírica, no prescriptiva.
Un lingüista no inventa las reglas gramaticales, ni las impone.
El hecho de que en una determinada comunidad no todas las variedades
gocen del mismo prestigio, muestra que la sociedad ha favorecido una
determinada variedad sobre las demás. La razón no es lingüística, sino de
aceptación social, es decir, externa al sistema lingüístico. Así, son razones
sociales y no lingüísticas las que han hecho que en las situaciones formales
y públicas se requiera el uso de una determinada variedad. La Lingüística
moderna es una disciplina explicativa, y no prescriptiva.
2.2. Explicativa
Aunque una parte de la tarea consiste en describir la realidad, el fin último
de toda ciencia es explicar los datos para comprender el funcionamiento de
los fenómenos. Con respecto a las lenguas particulares, el lingüista trata de
encontrar los principios subyacentes que regulan la construcción e
interpretación de las estructuras lingüísticas. Con respecto al lenguaje en
general, su tarea es la de identificar los elementos y los principios
constitutivos de la capacidad lingüística humana.
La capacidad explicativa incluye también otro rasgo común: el de la
sistematicidad. El carácter sistemático de la descripción es una condición
previa para poder obtener una explicación completa y adecuada.
2.3. Objetiva
Otra de las características de la Lingüística moderna es la objetividad. Todas
las afirmaciones que se hagan deben ser de naturaleza objetiva. Así, los
resultados obtenidos tienen que ser comprobables y reproducibles, y no
estar basados simplemente en impresiones más o menos subjetivas del
investigador, ni en puntos de vista exclusivamente personales. La
explicación lingüística no consiste en exponer opiniones, sino en formular de
manera precisa hipótesis explicativas que otros puedan poner a prueba.
2.4. Explícita
En Lingüística, como en cualquier otra ciencia, es necesario proponer
descripciones y explicaciones plenamente explícitas, es decir, detalladas en
todos sus aspectos. Cualquier generalización que se exponga debe
formularse en un lenguaje preciso e inequívoco, con una terminología
coherente. Se requiere, igualmente, no dejar pasos ocultos, ni dar nada por
sobreentendido.

3. La Lingüística: ámbitos y disciplinas


A partir del s. XX, la Lingüística se ha ido articulando en diferentes ámbitos
y disciplinas, cada una de las cuales pone el énfasis en aspectos
particulares de la realidad lingüística. Los ámbitos fundamentales en que se
organizan las investigaciones lingüísticas son tres: el de la estructura (y sus
propiedades formales), el de la cognición (y los fundamentos biológicos del
lenguaje) y el de la sociedad (y la actividad lingüística y sus productos).

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El estudio de la estructura se articula, a su vez, en diferentes niveles de


análisis:
 La Fonología se ocupa de la estructura de los sonidos de las lenguas.

 La Morfología estudia la estructura interna de las palabras y los


principios que rigen la configuración de dicha estructura.
 La Sintaxis se ocupa de las reglas que rigen la combinación de las
palabras para formar unidades mayores (sintagmas y oraciones).

 La Semántica es el estudio del significado de las unidades léxicas y


de sus combinaciones.
A los niveles estructurales y constitutivos propiamente dichos se añaden
otras dos disciplinas que se sitúan en la zona de contacto entre el sistema
lingüístico y otros sistemas:
 La Fonética es una disciplina auxiliar de la Lingüística que estudia los
sonidos como realidad física, tanto en lo que concierne a su génesis
(articulación), como a su transmisión (acústica) y a su descodificación
(percepción).

 La Pragmática es una perspectiva de análisis que se ocupa de la


interacción entre los significados codificados y los diferentes aspectos
del contexto.

4. Perspectivas para el estudio del lenguaje


4.1. Enfoque sincrónico y enfoque diacrónico
La Lingüística moderna mantiene separados por razones metodológicas el
estudio del sistema lingüístico en una época determinada y el estudio de la
evolución y los cambios sufridos. El enfoque que se ocupa de estudiar una
lengua en un momento concreto (por ejemplo, el español de Cervantes) es
un enfoque sincrónico, es decir, un enfoque en el que todos los fenómenos
analizados pertenecen a un mismo corte temporal.
El enfoque diacrónico, en cambio, se ocupa de las transformaciones
producidas en subsistemas concretos a lo largo de la historia. Pueden
analizarse, por ejemplo, los cambios sufridos en el sistema para expresar las
relaciones gramaticales en la evolución del latín al español.
4.2. Perspectiva externa y perspectiva interna
La manera de concebir el conocimiento y su relación con la mente humana
determina la adopción de una perspectiva externa o interna.
El enfoque externo es un enfoque de tipo empirista que se interesa sobre
todo por la lengua como producto. Quienes adoptan esta perspectiva se
ocupan de las manifestaciones externas (conversaciones, textos, etc.) y
estudian en profundidad sus propiedades observables. Ya sea para
establecer la versión original de un texto antiguo, o para caracterizar hasta
los más mínimos detalles físicos la pronunciación de una región, en todos
ellos predomina el interés por el producto lingüístico mismo.
El enfoque interno, en cambio, es de tipo racionalista y centra su atención
en la lengua como capacidad y como conocimiento. Se interesa

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especialmente por los mecanismos y por los sistemas subyacentes de los


que dependen que seamos capaces de hablar y de comunicarnos.

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TEMA 3. EL MEDIO DEL LENGUAJE


1. Manifestaciones del lenguaje: oral, signado y escrito
1.1. Los medios del lenguaje
Se distingue entre medios del lenguaje primarios y medios secundarios,
supeditados a los anteriores.
El medio primario más común es el habla, que se caracteriza por su carácter
auditivo-vocal. Se genera por medio de una onda sonora que modifica el
aire espiratorio en su paso, primero, por las cuerdas vocales, y luego por las
cavidades de resonancia supraglóticas (boca y nariz). Tras expandirse en las
moléculas de aire que rodean a los interlocutores (transmisión irradiada), la
onda sonora del lenguaje llega al oído del receptor, donde comienza el
proceso de descodificación, en el cual se incluye la identificación de la
situación espacial de la fuente sonora (recepción direccional).
En cuanto a los medios secundarios, la escritura es el más relevante de
todos ellos. Pero existen otros, como el alfabeto braille, que traslada cada
una de nuestras grafías (letras y signos de puntuación) a una combinación
de puntos (hasta un máximo de 6, dos filas de tres), los cuales, una vez
perforados, permiten a los invidentes detectar las grafías correspondientes
y, por tanto, leer textos sin mediación del sistema visual, sino mediante el
táctil.
Otra situación similar es la del código morse, que traslada las grafías
occidentales a conjuntos de pulsaciones breves y largas susceptibles de ser
transmitidas a través del telégrafo.
Otro ejemplo de medios secundarios son las lenguas silbadas. Existen
ejemplos en los cinco continentes, como el mazateco mejicano o el turco. En
España contamos con el silbo gomero, en la isla de La Gomera. En todos
estos casos, los mensajes silbados reducen la lengua hablada, limitan su
inventario de vocales y consonantes a una sucesión de soplos agudos, cuya
frecuencia y duración varía para intentar ajustarse en todo lo posible a las
características de ese mismo mensaje hablado en la lengua a la que
pertenecen los silbantes.

2. Las lenguas de signos


En 1960, William Stokoe publicó el primer estudio en el que se demostraba
el carácter discreto y descomponible de los signos, cuya unidad mínima son
los queremas o configuraciones distintivas de la mano, y se definió la
querología, similar a la fonología de las lenguas orales.
Posteriormente, en 1979, Edward Klima y Ursula Bellugi analizan cuestiones
como los “errores de la mano”, paralelos a los errores de producción del
habla, o la tasa de signos, la velocidad de producción de unidades
lingüísticas por unidad de tiempo.
El medio de transmisión no es la única diferencia entre la lengua oral y la
signada. En esta última, el número de elementos mínimos es más elevado
que cualquier sistema de fonemas.

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Por otra parte, la proporción de iconicidad es mucho más alta que la de las
lenguas orales. Los signos se pueden clasificar en icónicos, abstractos y
translúcidos, una metáfora visual para denominar un punto intermedio entre
la transparencia de los icónicos y la opacidad de los abstractos.
Otra particularidad de las lenguas de signos es la simultaneidad, la
capacidad para articular al mismo tiempo distintos elementos mínimos. Los
signos no están sujetos a la linealidad del habla, codifican simultáneamente
todos sus rasgos (forma de la mano, orientación, tipo de movimiento,
expresión facial, etc.).
Otra característica específica de la lengua de signos es la función del
espacio que rodea a los sujetos que hablan, denominado espacio de
signación. Abarca el área que los brazos del signante pueden alcanzar sin
esfuerzo. En él no sólo se sitúan físicamente los elementos del mensaje,
sino que además permite aportar información gramatical (los morfemas de
número y persona dependen del lugar del espacio en el que se articule el
signo). Además, tiene una función discursiva, dando cohesión al texto en
función de la estabilidad en las localizaciones espaciales.
En cuanto a las semejanzas entre la lengua de signos y la lengua oral,
ambas están compuestas de unidades discretas y doblemente articuladas.
En el caso de la lengua de signos, los cinco elementos básicos son: forma o
configuración de la mano (también se denominan parámetros formativos,
figuras quinésicas o queiremas), su orientación, el movimiento que se
realiza (kinema), el lugar de articulación (zona del cuerpo en la que se
colocan las manos, o toponema), y la expresión facial.
Al igual que las lenguas orales, las de signos se caracterizan por su
abundante vocabulario y una gramática elaborada. El orden de palabras en
ambas es muy distinto. En la lengua de signos predomina el objeto – sujeto
– verbo, mientras que en español es sujeto – verbo – objeto.
En cuanto a la riqueza léxica, la proporción de compuestos léxicos es mucho
mayor en las lenguas de signos que en lenguas orales. Por ejemplo, mar se
signa como AGUA^CAMPO, pijama es ROPA^DORMIR, rosal es
ROSA^ÁRBOL, cartero es HOMBRE^CARTAS, etc.
2.1. Variación y variedad en las lenguas de signos
En el mundo existen, al menos, 121 lenguas de signos diferentes, repartidas
por todos los continentes. Sus orígenes son complejos, porque no sólo
dependen de un desarrollo espontáneo entre la comunidad de signantes,
sino también de avatares históricos. Así, por ejemplo, la Lengua de Signos
Americana presenta grandes coincidencias con la Lengua de Signos
Franceses. La razón está en el viaje de Laurent Clero, un profesor sordo
francés que llegó a Estados Unidos en 1817 para crear la primera escuela
de sordos del país.
En España, al menos existen dos lenguas de signos bien establecidas: la
Lengua de Signos Española y la Lengua de Signos Catalana, seguidas por la
Lengua de signos Valenciana, como dialecto diferenciado.
2.2 La dactilogía, un código secundario híbrido
Los alfabetos manuales o dactilológicos representan las letras o grafías de
la escritura mediante posiciones de la mano. Su origen en España se

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remonta al s. XVI entre los judíos conversos de Toledo, que tenían que
guardarse de la Inquisición mediante un código secreto.
Lo relevante de este código para un lingüista es que se trata de un sistema
doblemente secundario: recodifica las letras, que ya son una traslación de
los sonidos. Por tanto, depende de la lengua oral, y no de la signada.
Los sordos utilizan la dactilogía para deletrear nombres propios o términos
sin traducción a las lenguas de signos.
3. La escritura
3.1. Los sistemas de escritura
Los sistemas de escritura se pueden clasificar en dos categorías: los no
fonológicos o logográficos (pictogramas, ideogramas, logogramas), en los
que cada signo representa una idea o una palabra (por ejemplo, la escritura
china), y los fonológicos o fonográficos, en los cuales los signos representan
sonidos. Son sistemas que intentan reproducir el discurso oral propiamente
dicho y pueden ser silábicos (cada signo representa un sílaba, como en la
escritura japonesa), o bien alfabéticos (cada signo representa un fonema,
como el árabe, el hebreo, el cirílico, el griego y todas las lenguas
occidentales).
3.1.1. Los sistemas logográficos
a) Los pictogramas.
Los pictogramas son signos consistentes en figuras que representan
entidades u objetos visibles. Los grafemas de la escritura pictográfica
guardan una cierta semejanza con lo representado: la relación entre
significante y significado es motivada e icónica.
b) Los ideogramas
Los ideogramas son signos que representan conceptos, tanto concretos
como abstractos. No ofrecen ya una relación icónica de semejanza entre
la forma escrita y el significado. El chino o el japonés tienen sistemas de
escritura basados en ideogramas.
c) Los logogramas.
Los logogramas son signos arbitrarios, no icónicos, que representan
palabras. El sistema de escritura logográfica más antiguo es el
cuneiforme, origen de la escritura occidental actual.
Su invención se atribuye a los sumerios de Mesopotamia, en el s. IV a.C.
Los escribas hacían incisiones con cuñas sobre tablillas, habitualmente
de arcilla. Las más antiguas donde figuran tales marcas surgieron como
un sistema de pictogramas. Las representaciones pictóricas se
simplifican con el tiempo y se vuelven más abstractas. Aparecen los
logogramas, que designaban tanto objetos visuales como entidades
conceptuales.
d) La escritura jeroglífica.
La escritura jeroglífica es un sistema muy complejo gráficamente, puesto
que consta de varias clases de grafemas: figurativos (pictograma),
simbólicos (ideograma y logograma), fónicos (fonograma, signos

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consonánticos) y los signos determinantes (símbolos con función de


orientar al lector).
Los jeroglíficos, en sus inicios, eran una escritura de uso restringido,
circunscrita a la clase sacerdotal, con carácter ceremonial y mágico; al
irse transformando los templos en centros de negocios, surgió una casta
de personas dedicadas exclusivamente a escribir: los escribas. Entre
2700 y 2200 a.C., los signos jeroglíficos derivaron a grafías más fáciles
de escribir con cálamo sobre papel de papiro. Así surgió primero la
escritura hierática (sacerdotal) y más tarde la demótica, más popular y
accesible.

3.1.2. La escritura fonográfica


En la evolución de la escritura, el signo (grafema) se independiza del objeto
referente y llega un momento en que se asocia al sonido de la palabra con
que aquél es designado. Los caracteres pictográficos-ideográficos avanzan
hacia la escritura fonográfica a través de la sílaba. En las escrituras silábicas
se ha sistematizado la relación entre grafema y sonido. Los silabarios
avanzan, a su vez, hacia los alfabetos, según se van simplificando los
silabogramas.
a) Los silabarios.
Los sistemas de escritura silabográficos o silabarios usan un conjunto de
símbolos gráficos para representar las sílabas.
El sistema de escritura egipcio llegó a emplear símbolos para
representar sílabas. Los fenicios también disponían de un sistema de
escritura silábica. Los mayas también hicieron en sus grifos una fusión
compleja entre silabario y elementos logográficos.
Actualmente no existen sistemas silábicos puros. Por ejemplo, el japonés
utiliza conjuntamente dos sistemas: silábico e ideográfico, basado en los
caracteres chinos. El sistema de escritura coreano, el hangul, tiene la
singularidad de que cada letra (tiene 28) se dibuja con trazos que
representan los órganos que intervienen en la articulación de los
fonemas (dientes, lengua, labios, mejilla y garganta).
b) Los alfabetos.
El alfabeto es un sistema de escritura cuyos grafemas tienen valor
fonológico y no ideográfico.
El alefato o alfabeto hebreo (primera letra: alef) consta de 22 grafemas
consonánticos que tienen también valor numérico, pues, como los
romanos, los hebreos no utilizan símbolos específicos para los
guarismos. Además de las letras, cuenta con unos signos diacríticos que
simbolizan las vocales, que se sitúan debajo de los caracteres
consonánticos, y con otros signos que, colocados encima o debajo de
aquellos, aportan información acentual.
El alifato o alfabeto árabe (primera letra: alif) consta de 28 grafemas
consonánticos. Adquirió su prestigio por ser la utilizada en el Corán. Es
todavía hoy la forma culta enseñada en la escuela y se practica en las
letras y en la administración. Tanto el árabe como el hebreo se escriben
de derecha a izquierda, por herencia del fenicio, y los libros se leen de la

15
El lenguaje humano

página de abajo a la de arriba. No diferencian mayúsculas de


minúsculas.
El primitivo alfabeto griego crea símbolos para representar también las
vocales como sonidos independientes de los consonánticos. Por primera
vez, cada sonido se representaba con una única grafía. El griego acabó
fijando la escritura de izquierda a derecha. A partir del s. IX se
incorporan las minúsculas.
El alfabeto cirílico (Bulgaria, primera mitad del s. X) debe su nombre al
monje Cirilo, misionero enviado por Bizancio para escribir los textos
sagrados en lenguas eslavas. Se utiliza para el ruso, otras lenguas
eslavas y de las repúblicas exsoviéticas.
El alfabeto latino llegó a Roma a través de los etruscos, aunque presenta
una gran similitud formal entre las mayúsculas griegas y latinas. Los
romanos suprimieron algunas de las 24 letras del alfabeto griego.
3.2. Oralidad y escritura
La lengua hablada y la signada son la manifestación básica o primaria del
lenguaje, mientras que la lengua escrita, desde el punto de vista del medio
del lenguaje, es secundaria. Lo oral y lo escrito son medios de comunicación
independientes, con funciones diferentes, que en nuestros días presentan
registros, usos y hasta convenciones discursivas diferentes.
3.2.1. Características de la lengua escrita
 Un texto escrito puede ser escrito y leído con gran intervalo temporal
entre ambas actividades lingüísticas. Se dispone de tiempo para
planificarlo y también para leerlo.

 Los textos escritos se estructuran con sujeción a unos formatos


definidos: exposición, argumentación, descripción, narración, etc. Un
discurso o una conferencia desarrollada en lengua oral suelen
planificarse también con las técnicas de la lengua escrita, aunque
entren en juego peculiaridades de la interacción oral.
 La lengua escrita requiere mayor precisión léxica, utiliza vocablos
más cultos o formales y representa gran parte de los elementos de
cohesión del discurso oral pertenecientes a códigos no verbales (la
entonación, la velocidad del habla, las pausas, etc.) con elementos de
cohesión lingüísticos (marcadores, deícticos) y gráficos (signos de
puntuación).

 El discurso escrito criba la información: se selecciona sólo aquella que


se considera relevante, se evitan las redundancias, elimina los
elementos lingüísticos sin contenido semántico específico, como las
muletillas y repeticiones, o los sustituye mediante el uso de
sinónimos más apropiados.

 El autor de un texto escrito tiende a eliminar las variantes lingüísticas


dialectales y a utilizar el registro estándar de la lengua, inscrito en el
cual se estima que un escrito presenta mayor adecuación tanto a los
fines como a los lectores a los que se destina el texto.

 Los textos escritos gozan de prestigio social y se les atribuye


credibilidad. En situaciones de comunicación formales, los hablantes

16
El lenguaje humano

intentan imitar la norma escrita e incluso evitan el empleo de sus


usos orales dialectales, los cuales se relegan para las situaciones más
familiares o coloquiales.
 Se proyecta también en la escritura el dinamismo de la lengua oral, la
cual cambia continuamente, para adaptarse a las necesidades de los
hablantes. Por ejemplo, el código de los mensajes de texto de los
móviles y el de los correos electrónicos.

 La lengua escrita mantiene su supremacía con respecto a la lengua


oral porque representa patrones sociales y culturales que se sirven de
la escuela como instrumento de mantenimiento, transmisión y
reproducción. La escuela refuerza la creencia de la superioridad de la
escritura sobre el habla. En las sociedades en donde subsiste el
analfabetismo, quienes poseen el código de la escritura tienen más
poder que quienes no lo conocen, entre otras cosas porque los
últimos no tienen acceso a la información que se transmite por vía
escrita.

17
El lenguaje humano

TEMA 4. LOS SONIDOS EN LAS LENGUAS


1. Así como suena
La Fonética estudia los sonidos del lenguaje en tanto que elementos físicos,
independientemente del papel que jueguen en una lengua u otra. Utiliza
métodos experimentales para describir su forma.
Por su parte, la Fonología establece las diferentes categorías en las que esa
realidad multiforme se estructura en cada sistema lingüístico: los fonemas,
unidades abstractas que pertenecen a la competencia lingüística del sujeto
y se almacenan en su mente junto con sus patrones de funcionamiento. El
español tiene 24 fonemas, mientras que el inglés tiene 45, y algunas
lenguas africanas cuentan con más de 100.
La competencia en el nivel fónico permite a los hablantes identificar
palabras (besa – mesa), y también crear otras nuevas respetando las reglas
combinatorias de la lengua, reconocer el acento extranjero e identificar los
sonidos que no forman parte de su sistema, seleccionar los contextos
adecuados para las diferentes realizaciones de cada fonema, etc.
Además, le permite diferenciar lo que está bien pronunciado de lo que está
mal. Desde un punto de vista científico, este asunto no corresponde ni a la
fonética ni a la fonología, sino a la ortofonía, disciplina encargada de
detectar y corregir errores de pronunciación no patológicos en lengua
materna.

2. Objetivos: emisión, transmisión, recepción


El nivel fónico puede ser estudiado desde tres perspectivas: la articulatoria,
la acústica y la perceptiva.
2.1. La perspectiva articulatoria
Esta perspectiva trata la génesis de los sonidos, donde se encuentran los
dos grandes procesos fisiológicos: la fonación y la articulación. La primera
explica cómo se produce la corriente de aire y se transforma en la onda
sonora del lenguaje. La segunda aborda las modificaciones que esa onda
sufre en su camino hacia el exterior.
2.1.1. Fonación
La fonación explica cómo la corriente de aire procedente de los pulmones
atraviesa las cuerdas vocales y permite su vibración, generando lo que
conocemos como sonidos sonoros, frente a aquellos emitidos sin vibración
glotal, los sonidos sordos, que sólo presentan obstáculos al aire fonador en
la boca.
Las cuerdas vocales son dos pliegues mucosos, sujetos a tres cartílagos: por
delante, el tiroides, y por detrás, hacia la nuca, los dos aritenoides. En
estado de reposo están separados, dejando libre un espacio que nos
permite respirar, la glotis.
La acción de los músculos ligados a los cartílagos produce el cierre de las
cuerdas. Pero la presión del aire procedente de los pulmones forzará su
apertura, con la consiguiente salida turbulenta del aire comprimido tras
ellas. Inmediatamente se genera un vacío en el lugar ocupado por esas

18
El lenguaje humano

moléculas que acaban de ser liberadas, cuya consecuencia será un nuevo


cierre de las cuerdas, y así el ciclo comienza de nuevo. Todo ello transcurre,
en una voz normal masculina, unas 120 veces por segundo, y por encima de
200 en las mujeres. Su resultado es la frecuencia fundamental de la onda
sonora del lenguaje.
La gran mayoría de los sonidos del lenguaje son pulmonares (utilizan la
corriente de aire procedente de los pulmones). Sin embargo, existe un
pequeño grupo no pulmonar: implosivas, eyectivas y clics o chasquidos, que
se producen creando un vacío con la lengua bastante tenso y duradero (en
muchas lenguas africanas aparecen como fonemas; en las occidentales sólo
suelen ser elementos paralingüísticos con funciones expresivas, como
calmar a los bebés o llamar a los animales).
2.1.2. Articulación
Los dos resonadores fundamentales son la nariz y, sobre todo, la boca.
Ambas amplificarán ciertos componentes de la onda sonora glotal y
amortiguarán otros. Pero, además, la existencia de órganos móviles, como
el velo del paladar, la mandíbula inferior, los labios y, especialmente, la
lengua, permite cambiar las características del resonador bucal
continuamente.
Los sonidos y fonemas se clasifican atendiendo tanto al lugar de la cavidad
bucal en el que se articulan, como a la forma en que esa articulación se
produce:
 Lugar de articulación: determina qué órganos se encuentran
implicados en la articulación de cada sonido.
o Bilabial, el labio superior y el inferior se acercan o unen (p, m).
o Labiodental, los incisivos superiores se apoyan en el labio
inferior.
o Dental, el ápice (la punta) de la lengua aparece entre los
incisivos superiores y los inferiores (por ejemplo, en azuza).
o Alveolar, el ápice contra los alveolos, la zona de la encía
donde se implantan los dientes (n, s, l, r).
o Postalveolar, un poco más atrás, como en “show”.
o Retrofleja, con el ápice a menudo ligeramente curvado hacia
el paladar, como en la “r” de algunos dialectos del inglés
estadounidense.
o Palatal, con el dorso o zona media de la lengua
aproximándose al paladar duro (ñ).
o Velar, el postdorso lingual hacia el paladar blando o velo del
paladar (k, g).
o Uvular, en las que la parte móvil del velo y el postdorso de la
lengua se tocan (es el caso de la “r” francesa).
o Faríngeas y glotales (h) son aspiraciones que el árabe
diferencia como fonemas.

19
El lenguaje humano

Las vocales se dividen, según su lugar de articulación, en


anteriores o palatales, como i, e, centrales, como a, y posteriores
o velares, como o, u.
 Modo de articulación: describe qué tipo de movimiento se produce
en los órganos articulatorios, y cómo afecta a la corriente de aire:
o Oclusivas: cierre total, se impide por un momento la salida del
aire (t).
o Nasales: aunque se cierre completamente la cavidad bucal, el
aire sigue saliendo por la nariz (n).
o Fricativas: aproximación de los articuladores, estrechamiento
para la salida de aire. La unión de una oclusión y una fricación
da lugar a los sonidos africados, como en hucha.
o Aproximantes: el cierre es menor que en las fricativas (como
en haya).
o Vibrantes: contacto con cierre total pero muy breve,
rapidísimo (hora).
o Laterales: el aire sale por los lados de la lengua, a pesar del
contacto en la zona central, como la l de ola.
El modo de articulación en las vocales se relaciona con su grado
de abertura: i, u, son cerradas, a abierta y entre ambas e, o.
2.2. La perspectiva acústica
2.2.1. La onda sonora del habla y su descomposición
Los sonidos del lenguaje pueden dividirse en periódicos, si se repite en el
tiempo una misma secuencia de movimientos (o forma de onda), o
aperiódicos, si no se aprecia esta estructura armónica. Las vocales son un
ejemplo de sonidos periódicos, mientras que la “s” puede ser una muestra
de aperiodicidad.
Para ir más allá en el estudio acústico, es conveniente descomponer la onda
sonora humana, que como todos los sonidos naturales es compleja, en cada
una de sus ondas simples. Para ello se empezó utilizando una fórmula
matemática, la “transformada de Fourier”, que hoy en día incorporan todos
los programas de análisis y edición de voz.
En esta descomposición se observa que, en las vocales, aparecen zonas
oscuras, más intensas, estriadas, agrupadas en bandas. Son los formantes,
cuya frecuencia caracteriza el timbre vocálico.
2.2.2. La perspectiva acústica en Fonología
El lingüista Roman Jakobson establecía una clasificación que permite
caracterizar mediante rasgos distintivos acústicos, las lenguas del mundo.
Los rasgos distintivos son aquellos que distinguen unos fonemas de otros:
así, entre “p” y “t”, la única diferencia acústica es el rasgo grave (p) o
agudo (t).
La clasificación que hace Jakobson es de carácter binario, es decir, los
rasgos distintivos o pertinentes sólo admiten dos comportamientos: positivo

20
El lenguaje humano

y negativo; si no son pertinentes, no intervienen en la descripción del


fonema, su valor es nulo.
2.3. La perspectiva perceptiva
La percepción es la experiencia producida por la estimulación de los
sentidos. Cuando el sentido estimulado es el oído y el estímulo es el habla,
la experiencia producida se convierte en el objeto de estudio de la fonética
perceptiva o auditiva.
La descodificación del mensaje puede parecer una tarea sencilla, pero, para
llegar a ese punto, el oyente ha tenido que realizar las siguientes tareas:
 Segmentación: dividir el continuo fónico en unidades discretas,
desde fonemas a palabras, sintagmas, oraciones y textos.

 Normalización: eliminar las variables no relevantes de la secuencia,


como las asociadas a características individuales del hablante, al
estilo de habla, al dialecto, etc.
 Agrupación: establecer las relaciones de dependencia entre
elementos, tanto contiguos como distantes, reconstruir las unidades
léxicas y gramaticales y su jerarquía.
Dentro del nivel fónico, uno de los problemas para lograr una interpretación
correcta es la variabilidad de la señal acústica. Los sonidos se influyen unos
a otros en la secuencia fónica. Por ejemplo, las diferencias son evidentes si
el sonido es emitido por un niño o por un anciano, o incluso si la situación de
habla es cuidada y el ritmo lento o, por el contrario, es coloquial y el ritmo
rápido.
Ante esta diversidad, los hablantes cuentan con una enorme capacidad para
categorizar, para agrupar elementos en un conjunto limitado de tipos a
partir de uno o varios rasgos compartidos, ignorando las propiedades
diferentes.
Aunque la categorización es esencial, no se trata de la única capacidad
compleja que utilizamos en la descodificación. Nuestros conocimientos
previos intervienen continuamente en la interpretación de la señal de
entrada al oído. Es lo que se conoce como restauración de fonemas o
suplencia mental.
Por último, el sistema lingüístico nos auxilia mediante un mecanismo de
resistencia frente a las adversidades que pueda sufrir la señal: la
redundancia, la inclusión de más señales de las estrictamente necesarias
para descodificar el mensaje.
2.3.1. Las bases biológicas de la percepción auditiva
Se trata de determinar el proceso por el que una onda sonora se convierte
en una descarga eléctrica o química en nuestro cerebro. Así, lo que empieza
respondiendo a las leyes de la acústica, se transforma, en la cadena de
huesecillos del oído (martillo, yunque y estribo), en un movimiento
mecánico, pero en cuanto traspasa la puerta de entrada a la cóclea o
caracol, se adapta al medio líquido que puebla en su interior, volviéndose
un fenómeno hidráulico. Por su parte, en la cóclea, la onda sonora es capaz
de producir un chispazo que recorrerá el nervio auditivo y las vías auditivas,

21
El lenguaje humano

para llegar a la corteza cerebral, al área auditiva primaria, muy cercana al


área de Wernicke, una zona específica de procesamiento del lenguaje.
Con todo este mecanismo lo que se pretende es preservar y realzar las
características relevantes de la onda sonora inicial. Para conseguirlo, se irán
alternando dos funciones: la protección y la amplificación.
 La oreja, pabellón auditivo o pinna, además de ayudar a la
localización de los sonidos, tiene una leve función amplificadora en
frecuencias medias y altas.

 El conducto auditivo externo protege de intrusos el oído interno,


gracias a la cera, y amplifica las frecuencias centrales en unos 15 dB.
 El tímpano se tensa ante estímulos peligrosos, evitando riesgos a los
huesecillos, y vibra como un todo ante frecuencias graves, pero
parcialmente ante las agudas.

 La cadena de huesecillos combina el efecto palanca y la diferencia de


tamaño entre el martillo y el estribo para multiplicar
exponencialmente la potencia de la señal; sin su intervención, sólo el
0’1% de la energía timpánica alcanzaría el nervio auditivo. Cuando
llega a ella un sonido grave muy intenso (85-90 dB), se desencadena
el reflejo acústico, que amortigua ese estímulo unos 20 dB.

22
El lenguaje humano

 En la cóclea se produce un análisis de la señal: la selectividad


frecuencial. Cada zona de la cóclea responde a una determinada
frecuencia del estímulo, los sonidos agudos son procesados en la
zona más externa, y los más graves en el ápice o giro central.

 A lo largo de las vías auditivas se mantiene la selectividad


frecuencial, pero además se mejora la respuesta hacia las partes
dinámicas de la señal (movimientos de los formantes, transición de
unos sonidos a otros, etc.).
 Por último, en el área auditiva de la corteza cerebral tienen lugar los
procesos más complejos de integración de la información y
comparación con patrones aprendidos.
Todo lo anterior sucede por duplicado: tenemos dos orejas, dos oídos, dos
conjuntos de vías auditivas y dos hemisferios cerebrales. La mayor parte de
las conexiones son contralaterales, es decir, unen el oído izquierdo con el
hemisferio derecho, y viceversa.

3. El funcionamiento de los sonidos en las lenguas


3.1. Las piezas
La unidad básica de la Fonología es el fonema, también denominado
segmento, por oposición a las unidades fonológicas que caracterizan a más
de un fonema (tono, entonación y acento): los suprasegmentos.
El enorme cambio de significado que se produce ante un mínimo cambio
fónico (no es lo mismo “casa” que “masa”), nos demuestra que se trata de
fonemas de la lengua. Las palabras que se oponen en un único fonema en
una misma posición se llaman pares mínimos, y son muy útiles en fonología.
Es importante evitar las interferencias de la escritura en el estudio de la
fonología de las lenguas. La correspondencia entre grafías y fonemas a
menudo no es biunívoca. Así, en español existe la grafía “v”, pero es una
representación ortográfica del fonema “b”: a un fonema le corresponden
dos grafías diferentes, b y v; otras, como “h”, no tienen ningún correlato
fonológico, etc.
3.2. Combinando las piezas
Por ejemplo, “p” y “b” son dos fonemas del español. No es lo mismo “poca”
que “boca”. En cambio, al pronunciar “apto” o “absorto”, no hay diferencias
entre estos fonemas. Ocurre que ambos fonemas se neutralizan en
determinada posición de la sílaba, dejan de oponerse.
Sin embargo, el proceso más afectado por el contexto es la asimilación, en
la cual un sonido adopta ciertas características de otros contiguos
(coarticulación). La asimilación puede ser progresiva, si el sonido
precedente modifica al siguiente, o regresiva, cuando sucede a la inversa.
Un ejemplo claro se encuentra en las consonantes nasales: si les sigue una
consolante bilabial, preferimos “m” (“kampo”), si es alveolar, aparecerá “n”
(“kanso”), etc.
Todas estas realizaciones determinadas por el contexto y, por lo tanto,
predecibles, se denominan alófonos. Un fonema puede presentar un único

23
El lenguaje humano

alófono, o varios (“p” española aparece como “p” en todos los contextos,
tiene sólo un alófono; “p” inglesa se realiza como “p” en sílabas átonas,
como “ph” en sílabas tónicas, etc.)

4. Las sílabas
La sílaba presenta una estructura jerárquica, cuyo elemento principal, o
núcleo, es frecuentemente una vocal. Los elementos que rodean al núcleo
se conocen como márgenes silábicos (ataque u onset, y final o coda). El
conjunto de núcleo y coda se denomina rima.
Las lenguas varían mucho en cuanto al tipo de combinaciones silábicas que
admiten: en inglés podemos encontrar decenas de combinaciones; el
español admite hasta cinco sonidos en una sola sílaba (por ejemplo,
“trans”), pero tiende claramente a la estructura CV (Consonante Vocal)
(56% de frecuencia en lengua hablada).
También varían las lenguas en cuanto a la composición silábica de su léxico
(en español, predominan las palabras bisílabas, en inglés las monosílabas),
pero siempre sucede que las unidades más frecuentes (artículos,
pronombres, conjunciones, etc.), son las más cortas.
El orden en que aparecen las diferentes consonantes de una sílaba compleja
no es aleatorio, sino que obedece a reglas fonotácticas, de combinación de
sonidos, en función de su posición en una escala de sonoridad.
La sílaba tiene un papel importante en el ritmo. Según su ritmo, las lenguas
se suelen dividir entre las de ritmo silábico y las de ritmo acentual.
En las primeras (las lenguas romances, como el francés o el catalán), las
sílabas mantienen siempre la misma duración. La percepción del ritmo
vendrá determinada por este patrón.
En cambio, en las lenguas de ritmo acentual (las germánicas, pero también
el ruso o el árabe), la sílaba sufre las compresiones temporales necesarias
para que sean los acentos los que se encuentren siempre a la misma
distancia (isocronía acentual).
5. Suprasegmentos
Los suprasegmentos (entonación, acento) se denominan así porque pueden
caracterizar a más de un fonema, superponiéndose a sus rasgos propios, y
lo hacen de forma continua, no discreta.
El acento dota a ciertas sílabas de mayor intensidad, un tono más elevado,
más duración, o una combinación de los tres. También caracteriza a las
lenguas:
 Las de acento variable pueden presentar la sílaba tónica en cualquier
posición de la palabra; el acento tiene una función distintiva, opone
unidades como cántara, cantara o cantará, y las clasifica en:
o Agudas u oxítonas, acentuadas en la última sílaba.
o Graves o paroxítonas, acentuadas en la penúltima sílaba.
o Esdrújulas o proparoxítonas, acentuadas en la antepenúltima
sílaba.

24
El lenguaje humano

 Las de acento fijo lo presentan siempre en la misma: la primera


(checo, eslovaco, finés), la última (francés, farsi, turco), la penúltima
(polaco, galés). El acento ayuda a segmentar la cadena fónica en
unidades léxicas, tiene una función demarcativo, indica los límites
entre palabras.
Además, el acento tiene un papel muy importante de tipo expresivo, para
resaltar las partes del discurso que el hablante considera más relevantes
(por ejemplo, “ese no es un libro, es EL libro”. Es la función focalizadora.
En cuanto a la entonación, es un fenómeno oracional. No existen lenguas
sin entonación. La entonación tiene tres funciones básicas en el lenguaje:
segmentar, resaltar y dar continuidad prosódica al discurso.
Las unidades de entonación más comúnmente reconocidas son el grupo
fónico (delimitado por dos pausas) y el grupo entonativo (delimitado por
inflexiones en la frecuencia fundamental, o pausa por un lado e inflexión por
otro).

25
El lenguaje humano

TEMA 5. LA ESTRUCTURA DE LAS PALABRAS


1. Parole, parole, parole
La forma básica de una palabra, la que aparece como entrada en un
diccionario, se denomina lema.
La palabra no es la unidad mínima de significado, es decir, no representa la
menor de las unidades en las que forma fónica y significado se asocian de
manera estable. Así, en palabras como autobús, coche-cama, salero, etc., se
pueden identificar fácilmente componentes de forma y significado menores
que la palabra y que contribuyen de manera sistemática a la interpretación
del significado.
Para definir lo que es una palabra, es necesaria la combinación de varios
criterios:
 Aislabilidad. Esta condición se basa en la idea de que las palabras
tienen límites fijos, y se verifica por la posibilidad de introducir pausas
delante y detrás.

 Cohesión interna. Esta condición recoge dos ideas básicas: que no es


posible ni permutar los componentes internos de una palabra, ni
introducir en su interior ningún otro elemento. Por ejemplo, es
imposible cambiar el orden de los elementos que integran la palabra
“cierrabares”: no es posible decir “barescierra”, ni tampoco interpolar
otro material lingüístico en su interior, como “cierralosbares”.
 Movilidad posicional. Las palabras pueden ocupar posiciones distintas
en la cadena hablada, sin estar obligadas por su propia naturaleza a
permanecer en posiciones fijas.

2. La Morfología y sus objetivos


La Morfología es el estudio de las palabras, su estructura interna y los
principios que rigen la configuración de dicha estructura. Es decir, la
Morfología permite descubrir no sólo que en la mayoría de las palabras
pueden identificarse constituyentes menores dotados de significado, sino
que la organización interna de estas palabras no es aleatoria, sino que está
sujeta a una lógica determinada.
Los objetivos centrales de la Morfología son los siguientes:

 Identificar y caracterizar las unidades mínimas que son relevantes


para comprender la estructura de las palabras. Si las palabras no son
siempre las unidades menores en las que se asocia forma y
significado de una manera sistemática, es necesario descubrir y
caracterizar sus constituyentes y la relación que guardan tanto entre
sí como con respecto a la palabra de la que forman parte.

 Establecer y explicar los principios que rigen la combinación de las


unidades mínimas. En las palabras integradas por más de un
componente mínimo hay relaciones jerárquicas entre los
constituyentes que responden a principios más generales de
organización del significado y de la información gramatical. Estos

26
El lenguaje humano

principios generales, a su vez, tienen que ver con tres aspectos


diferentes:
o La jerarquía interna entre los diversos componentes de las
palabras.
o Las pautas productivas de formación de palabras.
o Los procesos regulares de combinación que dan lugar a las
diferentes formas de una misma palabra (comer, comiendo,
comió…).
Estos aspectos son muy importantes porque constituyen una parte de la
competencia lingüística de los hablantes nativos de una lengua. Además, la
descripción de una buena parte de las unidades básicas en términos de un
conjunto más limitado de unidades mínimas y de pautas combinatorias
estables representa varias ventajas adicionales, como son:
 Aporta un fundamento más para la economía del sistema lingüístico,
ya que contribuye a mantener el inventario léxico y la creación de
nuevos términos dentro de unos límites razonables. Por ejemplo, si
cada forma verbal de cada verbo hubiera de ser diferente no sólo de
todas las demás de ese verbo, sino de todas las demás del resto de
verbos, el léxico aumentaría de un modo inabarcable para la mente
humana.

 Proporciona una organización del léxico en clases y paradigmas que


contribuye a facilitar el almacenamiento y la gestión por parte de los
hablantes.
 Proporciona la flexibilidad necesaria para la expansión controlada del
léxico.

3. Las unidades morfológicas


3.1. Palabras y morfemas
El morfema es la mínima unidad lingüística que tiene significado. Existen
elementos menores (los fonemas), pero éstos ya no poseen significado y no
son, por lo tanto, signos lingüísticos.
Algunas palabras están formadas por un único morfema, como casa, mujer,
desde… En este caso, palabra y morfema coinciden y se habla, entonces, de
morfemas libres.
Una palabra formada por más de un morfema es una palabra compleja o
polimorfemática. Por ejemplo, desglobalización, pero también casas,
mujeres…, ya que en ellas es posible identificar el morfema que indica
plural. El morfema de plural no puede utilizarse de manera independiente,
por lo que se dice que es un morfema ligado.
En español, el plural se indica por medio de dos formas (-s y –es). Se trata
de dos formas diferentes que expresan un mismo contenido, la pluralidad,
de modo que son variantes del mismo morfema y reciben el nombre de
alomorfos.

27
El lenguaje humano

Cuando el contenido del morfema es de tipo conceptual se denomina


morfema léxico, como en la palabra “globalización”, el morfema “glob-“.
Cuando es de tipo más abstracto, de habla de morfemas gramaticales,
como –s, des-, -izar, -ción.
3.2. La jerarquía de los morfemas en el interior de la palabra
En las palabras complejas, los morfemas no se combinan unos con otros por
simple suma, sino que lo hacen de manera organizada: no están todos al
mismo nivel y se establecen entre ellos relaciones jerárquicas (es decir,
relaciones de dominio y de precedencia).
Usando el ejemplo de la palabra “desglobalización”, podemos observar los
siguientes casos:
• “des”: es un morfema ligado que se antepone a otros morfemas.
Un morfema ligado que precede a un morfema léxico es un prefijo.

• “ción”: es un morfema que se pospone a otro morfema. Un


morfema ligado que se añade a un morfema léxico es un sufijo.
• “izar” también es un sufijo. Sufijos y prefijos son dos casos
particulares de una categoría más particular, la de los afijos. Los
afijos son morfemas ligados que se añaden a bases léxicas.

• “al” también es también un sufijo.


• Por último, la raíz de la palabra es “glob”, a la que se van uniendo
progresivamente los sufijos y los prefijos.

4. Los procesos morfológicos


4.1. La formación de palabras
4.1.1. La derivación
La derivación es el proceso morfológico por el que se crea una nueva
palabra a partir de un morfema léxico preexistente. El ejemplo más
frecuente de proceso derivativo es el de derivación afijal, en el que la nueva
palabra se crea por adición de afijos (prefijos o sufijos) a la base léxica.
Las relaciones jerárquicas que existen entre los morfemas reflejan la
manera en que se concibe y organiza el significado, pero también son el
resultado de ciertas restricciones formales: no todos los morfemas se
combinan con todos, ni lo hacen de la misma manera. Así, el prefijo “des”
puede combinarse con verbos (desconcentrar), con sustantivos (desorden) o
con adjetivos (desleal). Los sufijos, en cambio, tienden a presentar una
combinación más estricta: el sufijo “ción” (que permite formar sustantivos)
se une exclusivamente con verbos (mediar – mediación), pero no con
sustantivos; el sufijo “izar” se combina con adjetivos para formar verbos
(global – globalizar); y el sufijo “al” se une a sustantivos para formar
adjetivos (global).
De esta forma, se aprecia que son los sufijos los responsables del cambio de
categoría gramatical que se va operando en la formación de la palabra, lo
que constituye uno de los rasgos más característicos de la derivación sufijal.
Los prefijos, en cambio, no modifican la categoría de la palabra.

28
El lenguaje humano

Hay algunos sufijos que no modifican la categoría de la base a la que se


adjuntan; los más comunes con los de tipo apreciativo. Se trata de
diminutivos, aumentativos y valorativos.
Las palabras derivadas que se forman añadiendo al mismo tiempo un prefijo
y un sufijo se denominan parasintéticas, con la particularidad de que sólo
con el prefijo, o sólo con el sufijo, la palabra resultante no existe.
4.1.2. La composición
La composición es el proceso morfológico de formación de palabras en el
que se combinan dos bases léxicas (con independencia de que alguna de
ellas esté a su vez modificada por otros afijos). Por ejemplo, pintalabios,
abrelatas, pelirrojo, etc.
Dentro de la formación de palabras compuestas, hay que destacar dos
conceptos: por un lado, las posibilidades de creación léxica de la
composición; y, por otro, la existencia de restricciones propias de cada
lengua sobre las condiciones que rigen la combinación de lexemas para
formar nuevas palabras. Así, en español no son posibles estructuras como
“sitiolibrarse”, “porqueexplicar”… Muchas lenguas sí poseen tipos similares
de composición; en particular, existe el mecanismo compositivo conocido
como incorporación nominal, un proceso por el que se forman predicados
complejos a partir de la combinación entre una base verbal y un objeto
característico para designar una acción más o menos general. Sería el caso
de “dobladilloarreglar”, etc.
Por otra parte, la reduplicación consiste en la repetición total o parcial de la
base. Los significados de las formas reduplicadas pueden ser variados y
dependen de las propiedades gramaticales de la base: cuando la
reduplicación se hace sobre bases adjetivas, el significado enfatiza o rebaja
el de la forma sin reduplicar; si se hace sobre verbos, añade contenidos
como “durante un rato”; aunque no es frecuente, cuando se hace sobre
nombres, añade el significado de “en general”. La reduplicación es también
un procedimiento productivo en la lengua de signos, en la que constituye
una forma de intensificación (llover mucho se dice LLOVER LLOVER).
En casi todas las lenguas hay, en mayor o menor medida, algunas
formaciones reduplicadas; en español, por ejemplo, existe “come-come”,
“pica-pica”, etc.
4.2. La flexión
El conjunto de formas que componen la conjugación verbal representa un
ejemplo más de la combinatoria de morfemas. Este proceso, que se conoce
como flexión, es diferente de los de formación de palabras, ya que la flexión
no da lugar a palabras diferentes, sino a formas diferentes de una misma
palabra, que expresan significados intrínsecos o inherentes (pluralidad,
tiempo verbal) y gramaticales o dependientes (concordancia, función
sintáctica). Los procesos de flexión nunca cambian la categoría de la
palabra a la que se aplican.
Un paradigma es un conjunto de elementos lingüísticos que comparten una
propiedad verbal. En el caso de la flexión, se habla del paradigma verbal o
conjugación. Así, a partir de la base verbal y del conocimiento de los
morfemas correspondientes, se pueden producir una serie de formas que
permiten conocer las distinciones personales, temporales y modales de los
verbos.

29
El lenguaje humano

Una característica especial es que los constituyentes que transmiten estas


distinciones no son exclusivos para un único verbo, sino compartidos con
series más amplias. Por ello, los verbos pueden organizarse a su vez en
clases paradigmáticas también en función de cuál sea el conjunto de
morfemas que utilizan para producir sus formas. Por ejemplo, los verbos
regulares de la primera combinación en español forman un paradigma
precisamente porque se combinan con la misma serie de sufijos.
Las terminaciones flexivas de los verbos en español añaden, además, una
propiedad adicional de algunos morfemas. Así, el sufijo –o, de primera
persona de singular del presente de indicativo, expresa a la vez varios
contenidos gramaticales distintos (persona, número, tiempo, modo, voz). No
hay posibilidad de segmentar la terminación –o y de identificar en ella
componentes específicos para cada una de estas categorías. Se habla
entonces de amalgamas.

30
El lenguaje humano

Los morfemas ligados al verbo afectan, en realidad, a toda la oración. Así, si


alguien quiere relatar algo que ocurrió en el día de ayer, seguramente
utilizará un tiempo verbal de pasado que le permita transmitir de manera
clara la localización temporal de los acontecimientos que narra. Este tipo de
uso se denomina inherente.
Además de en el ámbito verbal, la flexión también puede manifestarse en el
ámbito nominal. Muchas lenguas se sirven de procedimientos flexivos para
indicar distinciones formales relacionadas con la función oracional o
semántica de los sintagmas nominales, es decir, para expresar diferentes
casos. De este modo, los sustantivos, adjetivos, determinantes y
cuantificadores pueden formar paradigmas flexivos que recogen estas
distinciones y que recogen el nombre de declinaciones.
Las distinciones que las lenguas encomiendan a la flexión nominal pueden
ser de tipo inherente, como el número o el género. Además de expresar
contenidos inherentes, las marcas flexivas sirven también para indicar
dependencias gramaticales. En español, la relación entre nombres y
adjetivos se manifiesta por medio de la concordancia de género y número.
Otro ejemplo de dependencia estructural lo ofrecen las distinciones flexivas
que se especializan como marcas de relaciones sintácticas, como en las
oraciones transitivas, en las que el sujeto recibe caso nominativo, mientras
que el complemento directo se construye en acusativo.

5. Los retos de la teoría morfológica


El primer reto al que debe hacer frente a la teoría morfológica es el de la
irregularidad. Las excepciones a los patrones regulares que se pueden
encontrar en las lenguas son siempre muy numerosas.
Por ejemplo, en palabras como producir, conducir, deducir, uno de los
constituyentes (“ducir”) no existe de manera independiente en nuestra
lengua. Estos ejemplos constituyen nuevos casos de irregularidad
morfológica.
La solución al problema de la irregularidad pasa por distinguir entre las
formaciones ya establecidas y los patrones productivos. Es cierto que para
dar cuenta de la organización interna de muchas palabras habría que
recurrir al conocimiento de sus orígenes etimológicos y a los
condicionamientos que han motivado la forma que hoy conocemos.
Pero también es cierto que cualquier hablante dispone de la posibilidad de
crear nuevas palabras que los demás puedan entender: basta con que
utilice para ello los patrones sistemáticos que pone a su disposición su
lengua. Por ejemplo, cuando a partir del verbo click se creó el verbo
cliquear, cualquier hablante pudo deducir inmediatamente que este nuevo
verbo significaba “hacer click”. Lo mismo pasa con googlear, por ejemplo.
Estos ejemplos muestran la auténtica productividad morfológica, es decir, la
capacidad del sistema de crear nuevas palabras de acuerdo con ciertas
reglas.

31
El lenguaje humano

TEMA 6. LA SINTAXIS
1. Qué es la sintaxis. La competencia gramatical
La Sintaxis es la parte de la gramática que estudia el modo en que se
combinan las palabras para formar unidades mayores. Todos los hablantes
de una lengua tienen en su mente una gramática que les permite construir
grupos de palabras y distinguir aquellas secuencias producidas por su
gramática (o secuencias gramaticales) de las que su gramática interna no
podría general (o agramaticales). Por tanto, cualquier hablante nativo de
una lengua conoce las reglas sintácticas de su lengua, aunque se trata de
un conocimiento tácito e inconsciente.
El objeto de interés de los sintactistas es lo que se denomina gramática
interna, es decir, la gramática mental que permite a un hablante crear
oraciones nuevas, el sistema subyacente que permite hablar. Se parte de la
hipótesis de que este sistema consta básicamente de dos elementos:
• Un vocabulario, léxico o lexicón.

• Un sistema de reglas o sistema computacional.


El conocimiento que un hablante tiene de su lengua es finito y, no obstante,
es posible crear un número infinito de oraciones. Esto es posible porque el
sistema de reglas que constituye la gramática cuenta con la propiedad de la
recursividad, que permite crear un número infinito de oraciones a partir de
un número finito de reglas.
1.1. La Sintaxis como nivel de análisis gramatical
La Sintaxis tiene como unidad mínima de análisis la palabra, y como unidad
máxima, la oración.
La tarea del sintactista es:
• Delimitar cuáles son las unidades mínimas de análisis.

• Definir cuáles son las reglas que permiten combinar esas unidades
para crear otras mayores.
1.2. Conceptos sintácticos básicos
Estos conceptos son:
• Las palabras se pueden clasificar en un conjunto limitado de tipos,
denominados categorías gramaticales.

• Las oraciones tienen estructura interna, están compuestas de


unidades menores que se organizan jerárquicamente.
• Esas unidades menores pueden realizar determinadas funciones
dentro de las oraciones a las que pertenecen.
En primer lugar, las unidades básicas que se combinan para formar
unidades mayores son de distintos tipos o categorías gramaticales.
Dependiendo de la categoría a la que una palabra pertenezca, se combinará
con unas palabras u otras, es decir, cambiará su comportamiento sintáctico.
Se distinguen dos tipos de categorías gramaticales: categorías léxicas y
categorías sintagmáticas o sintagmas.

32
El lenguaje humano

En segundo lugar, las oraciones tienen estructura interna. Las palabras se


agrupan en unidades intermedias, que a su vez se combinan entre sí hasta
llegar a constituir una oración. Se denomina constituyente a cualquier
segmento relevante lingüísticamente. Por eso, se puede hablar de
constituyentes fonológicos y morfológicos; los constituyentes sintácticos
básicos son los sintagmas.
En tercer lugar, los sintagmas pueden realizar determinadas funciones
respecto a otras partes de la oración. Por ejemplo, funciones semánticas
(agente, tema, meta…) y funciones sintácticas (sujeto, complemento
directo…).

2. Las clases de palabras o categorías gramaticales


2.1. ¿Qué son las clases de palabras?
Todos los hablantes de una lengua cuentan con una gramática en su mente.
Una parte de esa gramática es el léxico, una especie de diccionario mental
que se puede ir ampliando a lo largo de la vida. En ese archivo mental,
además del significado de la palabra, se almacena información que se
aprende a la vez que la palabra y que indica, entre otras cosas, cómo
combinar esa palabra con otras, qué tipo de cambios de forma (o
morfológicos) puede sufrir, etc.
Cuando se aprende una palabra, se almacena en el léxico mental el
significado y la clase de palabra a la que pertenece, y esa información se
utiliza para combinar esa palabra con otras y crear unidades mayores.
Por tanto, las palabras no son todas iguales, sino que se dividen en clases.
Se denominan categorías gramaticales o clases de palabras los subgrupos
en que éstas se organizan en función de distintos tipos de criterios.
2.2. Criterios de clasificación
Tradicionalmente se han utilizado tres criterios para clasificar las palabras
en clases:
• Criterio semántico: se clasifican las palabras por su significado.

• Criterio morfológico: se clasifican las palabras por su forma, es


decir, por el tipo de afijos (sufijos, prefijos, etc.) que llevan y por
otros aspectos morfológicos de las palabras. Así, se puede dar
como característica definitoria de los adverbios el hecho de que
son invariables (su forma nunca cambia dependiendo de con qué
palabras se combinen), y los verbos se pueden definir como las
palabras que tienen flexión de tiempo, modo, persona y número.

• Criterio sintáctico: se clasifican las palabras por su distribución, es


decir, el modo en el que unas palabras se combinan con otras. Por
ejemplo, se puede definir la preposición como la clase de palabra
que va siempre seguida de un sintagma nominal; los
determinantes, desde este punto de vista, se podrían considerar
las palabras que preceden al nombre y encabezan el sintagma
nominal.

33
El lenguaje humano

2.3. Categorías léxicas y funcionales


Las palabras, por el tipo de significado, se dividen en léxicas y funcionales.
Las categorías léxicas son aquéllas que tienen un contenido denotativo
(significado léxico) y designan cosas, acciones, cualidades, etc. En general,
se puede explicar su significado sin hacer referencia necesariamente a la
gramática. Son ejemplos de categorías léxicas casa (nombre), saltar
(verbo), limpiamente (adverbio), bonito (adjetivo) o desde (preposición). Las
categorías léxicas se denominan en ocasiones categorías mayores, frente a
las categorías funcionales o menores.
Las categorías funcionales tienen un significado que se define en parte en
función de la gramática. Son categorías funcionales que, el, este, muy o
puede que. Así, resulta imposible describir cuál es el significado de la
palabra que sin utilizar algún término relacionado con la gramática.
Algunas palabras funcionales también tienen significado léxico. El
demostrativo este incluye en su significado un concepto de “cercanía”
semejante al del adverbio cerca y, de nuevo, se considera a este una
categoría funcional y a cerca, una léxica. Por tanto, las categorías
funcionales pueden, en ocasiones, contar con significado léxico, pero el
modo en que se comportan desde el punto de vista gramatical hace que se
consideren categorías funcionales.

3. Las categorías sintagmáticas


3.1. La noción de sintagma
Las palabras se agrupan para formar unidades mayores, denominadas
sintagmas o frases. Los sintagmas tienen las propiedades de una de las
palabras que lo integran, a la que se denomina núcleo. Por tanto, el núcleo
es el elemento básico del sintagma, que le da sus características
fundamentales. Así, el sintagma el chico de Segovia, es un sintagma
nominal que se articula en torno al nombre chico, núcleo del sintagma.
El sintagma es una unidad intermedia entre la palabra y la oración. Pueden
desempeñar distintas funciones en la oración y son la categoría relevante
para explicar numerosos procesos gramaticales.
Se distinguen, al menos, los siguientes sintagmas:
• Sintagma nominal (el niño, Juan, libros, la casa de María).

• Sintagma verbal (llegó tarde, dijo que había llegado tarde, ir).
• Sintagma adjetival (muy guapo, constitucional, deseoso de que
fuera, mero).

• Sintagma adverbial (fácilmente, así, bastante lejos del sitio que


me recomendaron).
• Sintagma preposicional (por la casa, desde su ventana, para Alba).
Hay sintagmas compuestos por una única palabra y sintagmas compuestos
por varias. Un nombre como Juan es a la vez un nombre y un sintagma
nominal.

34
El lenguaje humano

Dentro de un sintagma puede haber otro de su mismo tipo o de un tipo


distinto. Así, en la casa de María, el sintagma nominal cuyo núcleo es casa
contiene un sintagma preposicional (de María) con un sintagma nominal
dentro (María).

3.2. El concepto de núcleo. El sintagma preposicional


Se denomina sintagma preposicional al sintagma constituido por la
preposición y su término, que normalmente es un sintagma nominal. Por
ejemplo, es sintagma preposicional hacia la calle o a las tres. Sin embargo,
algunos modelos gramaticales de la tradición española no aceptan la
existencia de este tipo de sintagmas, pues consideran que la preposición no
puede ser el núcleo de la construcción. Por ello, consideran que se trata de
un sintagma exocéntrico, es decir, sin núcleo, frente a los sintagmas que
cuentan con núcleo, o endocéntricos.
El principal argumento que se suele ofrecer para sostener que los sintagmas
preposicionales son exocéntricos es el de la supresión. Normalmente, en un
sintagma se pueden suprimir todos los elementos excepto el núcleo, que
por sí mismo puede constituir el sintagma correspondiente. En el sintagma
preposicional, en cambio, ambas partes (preposición y sintagma nominal)
son igualmente importantes, en el sentido de que no se puede prescindir del
complemento de la preposición. Por ejemplo, en el sintagma Vino durante la
función no se puede prescindir del complemento de la preposición (Vino
durante la función / Vino durante).
Existen varios argumentos que defienden que resulta más adecuado el
análisis de la preposición como núcleo. Estos argumentos son:
• El hecho de que se pueda suprimir o no un elemento tiene que ver
con la relación semántica que se establece entre el núcleo y el
complemento más que con la estructura sintagmática.

• Cuando un elemento impone una marca flexiva a otro, el primero


suele ser el núcleo. Las preposiciones imponen el caso a su
término, por lo que se comportan como núcleos (para mi).

• Los núcleos restringen semánticamente los complementos que


seleccionan. Así, un verbo como comer exige de complemento
susceptible de ser comido, por lo que no aceptará un nombre
abstracto de complemento (por ejemplo, Juan comió sinceridad).
Del mismo modo, las preposiciones (o algunas de ellas) también
restringen semánticamente sus complementos. Por ejemplo,
durante exige un sustantivo que pueda denotar un período de
tiempo, pero no uno que denote un objeto (durante la casa).

4. La estructura interna de las oraciones. Estructura de


constituyentes
Cuando las oraciones aparecen como una serie lineal de palabras,
aparentemente sin estructura (p.ej., “el niño vio la película”), se dice que
tienen una estructura plana. Con este análisis, se asume que las oraciones
son puras sumas lineales de palabras sin jerarquía.

35
El lenguaje humano

Sin embargo, las oraciones no tienen estructuras planas. El ejemplo anterior


se divide, al menos, en dos sintagmas (“el niño” y “vio la película”); éstos, a
su vez, se pueden segmentar a su vez (“el” – “niño” y “vio – la película”). Si
se continúa segmentando, tendríamos que empezar a dividir las palabras en
unidades menores y, en tal caso, entraríamos en el campo de la Morfología.

36
El lenguaje humano

La estructura de constituyentes o árbol sintáctico de esta oración sería el


siguiente:
O
SN SV
Det N V SN
El niño vio Det N
la película
Por tanto, las oraciones tienen estructura interna, una organización que no
es directamente observable pero que sin embargo existe. En Sintaxis, la
noción de estructura es indispensable para dar cuenta de los hechos
gramaticales.
4.1. Ambigüedad léxica y ambigüedad estructural
Una oración es ambigua cuando tiene dos significados. Una posible razón de
la ambigüedad oracional es que alguna de las palabras que componen la
oración sea a su vez ambigua. Este fenómeno se denomina ambigüedad
léxica.
También es posible que una oración sea ambigua sin que ninguna de las
palabras que la componen lo sea. La fuente de los dos significados puede
ser la diferente manera de agruparse que tienen las palabras, es decir, la
estructura interna de la oración. Por ello, este fenómeno se denomina
ambigüedad estructural. Por ejemplo, presenta esta ambigüedad la frase
María habló a los estudiantes de lingüística.
4.2. Pruebas para localizar constituyentes sintácticos
Entre los procesos sintácticos que se usan habitualmente como prueba para
mostrar la existencia de un constituyente, destacan los siguientes:
a) Pronominalización.
Si un grupo de palabras puede ser sustituido por un pronombre, ese
grupo forma constituyente. Por ejemplo, Juan vio una película – Juan
la vio. Un sintagma puede estar compuesto por una única palabra o
por varias. Si en lugar de una película tuviésemos una película, que
María le recomendó ayer por la tarde en su casa, este conjunto de
palabras también podría sustituirse por la, luego también forma
constituyente.
b) Desplazamiento.
Cuando un grupo de palabras forma un sintagma, se puede desplazar
desde su posición canónica en la oración hasta otra posición. Por
ejemplo, en la frase María habló a los estudiantes de lingüística es
posible derivar la siguiente oración: A los estudiantes de lingüística es
a quienes María habló.
A los estudiantes no forma constituyente con de lingüística, es decir,
son dos sintagmas diferentes. En ese caso, se puede desplazar a los
estudiantes dejando atrás de lingüística: A los estudiantes es a
quienes María habló de lingüística.

37
El lenguaje humano

También se puede cambiar el orden de los dos complementos del


verbo hablar: María habló de lingüística a los estudiantes. Este
cambio en el orden de los constituyentes no sería posible si de
lingüística estuviese dentro del sintagma de estudiantes.
c) Formación de preguntas y respuestas.
Los sintagmas pueden servir para formar preguntas y también son
respuestas adecuadas a preguntas. Por ejemplo, Juan vio a cuatro de
los niños - ¿A cuántos de los niños vio Juan?
En cambio, una secuencia como Juan vio a nunca será una respuesta
adecuada para ninguna pregunta, lo que indica que no forma
constituyente, que no es un sintagma, a pesar de que se trata de una
secuencia lineal de palabras.

5. Las funciones gramaticales


Se distinguen principalmente dos tipos de funciones gramaticales:
semánticas y sintácticas. Así, el sintagma la niña es un sintagma nominal
porque su núcleo es el nombre niña. En cambio, no se puede saber la
función que desempeña la niña a secas, porque la función siempre se
establece respecto de otro elemento (normalmente, el verbo) dentro de una
estructura mayor. Así, en la oración Juan vio a la niña, la niña es el
complemento directo de ver; en La niña vio a Juan, es el sujeto.
En la oración El banco da créditos a sus clientes, el banco es el agente, el
elemento que hace que la acción se produzca. En El banco se hundió con la
crisis, el banco es el tema, la entidad que sufre la acción. En ambos casos,
la función sintáctica es la misma (sujeto), mientras que la función semántica
es diferente.
5.1. La estructura argumental
Desde un punto de vista semántico, se puede dividir una oración en
predicado y argumentos. El predicado denota un estado, una acción o un
proceso, y los argumentos son los participantes en la acción, estado o
proceso. Por ejemplo, un verbo como comer selecciona dos argumentos, la
persona que come y aquello que se come; el verbo bostezar exige sólo uno,
la persona que bosteza.
La estructura argumental de un predicado es el conjunto de argumentos
que ese predicado necesita para completar su significado. Los predicados se
pueden clasificar por su valencia, es decir, por el número de argumentos:
predicados avalentes (sin valencia), que no toman ningún argumento
(amanecer); los monovalentes, que piden un único argumento (llorar,
alguien llora); los bivalentes, que exigen dos (decir, alguien dice algo), y,
por último, los trivalentes, que toman tres (dar, alguien da algo a alguien).
5.2. Argumentos y adjuntos
Los complementos argumentales son los complementos pedidos o
seleccionados semánticamente por el predicado con el que se combinan,
mientras que los complementos que no están seleccionados por el
predicado se denominan adjuntos.
Ejemplo: Ana adora los viernes y Ana viene los viernes

38
El lenguaje humano

El predicado adorar exige dos argumentos, la persona que adora y aquello


que se adora; por tanto, los viernes es un argumento. En cambio, venir
selecciona dos argumentos: aquél que viene y el lugar de donde se viene;
los viernes es un sintagma que denota tiempo, por lo que no es un
argumento, sino un adjunto temporal.

39
El lenguaje humano

5.3. Las funciones semánticas


Los predicados seleccionan un determinado número de argumentos por su
significado, pero no todos los argumentos mantienen la misma relación
semántica con el predicado del que dependen. Así, se llaman funciones
semánticas, papeles semánticos o papeles temáticos los distintos valores
semánticos que toman los argumentos respecto del predicado que los
selecciona.
Destacan los siguientes papeles semánticos fundamentales:

• Agente: Participante que lleva a cabo la acción (Pablo hizo un


pastel).

• Tema: Participante afectado por el suceso, es decir, que se altera,


desplaza o sufre algún proceso (Javi devolvió el libro).

• Experimentante: Participante que percibe o experimenta el suceso


(Martín vio una estrella).

• Destinatario: Término o final del movimiento. Participante que


recibe el tema (Yago envió un correo a Pedro).

• Origen o fuente: Punto de comienzo del movimiento o participante


en el que se inicia el proceso (Marta voló de París a Londres).

• Meta: Destino del movimiento (Lucía llevó el libro a la biblioteca).

• Ubicación: Lugar en el que se produce el evento (Berta apoyó la


taza en la mesa).
5.4. Las funciones sintácticas
Además de las relaciones semánticas que se establecen entre los
constituyentes de una oración, existen otro tipo de relaciones gramaticales,
que son las funciones sintácticas.
Las funciones sintácticas no se definen a partir de criterios semánticos, sino
estructurales, como la posición que un sintagma ocupa en la organización
interna de la oración, o bien a partir de otro tipo de criterios sintácticos,
como la aparición de ciertas marcas formales. Así, la concordancia sujeto-
verbo permite identificar el sujeto de una oración y determinadas
preposiciones se comportan como marcas de función.
El sujeto es el sintagma que concuerda en número y persona con el verbo.
El plural en los sustantivos normalmente tiene contenido semántico; en
cambio, el plural de los verbos no significa nada (Le gusta esa flor / Le
gustan esas flores). El plural del verbo es sólo una marca de concordancia,
una indicación gramatical de que el sintagma esas flores establece una
relación sintáctica con el verbo. Suele aparecer en posición preverbal.
El complemento directo es el argumento del verbo que típicamente tiene la
función semántica de tema o paciente. Suele aparecer tras el verbo y no
precisa una preposición como marca de función (con la excepción de los
objetos definidos y animados). Un modo de reconocerlo es sustituirlo por un
pronombre personal átono. Los pronombres tienen morfología de caso, es
decir, cambian su forma dependiendo de la función gramatical que realicen.
El complemento directo se puede sustituir por un pronombre de acusativo.

40
El lenguaje humano

Por ejemplo, María vio la película – María la vio. Si se quisiera utilizar un


pronombre para reemplazar a un sujeto, no se podría utilizar la, sino ella,
que es el pronombre que presenta caso nominativo.
El complemento indirecto se reconoce porque puede sustituirse por el
pronombre átono de dativo y porque lleva la preposición a. Su papel
temático típico es el de destinatario o experimentante.
Por ejemplo, Lucía dio un libro a Berta – Le dio un libro
Si a Berta hubiera sido complemento directo en lugar de indirecto, el
pronombre utilizado habría sido el de acusativo: Lucía vio a Berta – Lucía la
vio.
El complemento de régimen preposicional es un sintagma preposicional
cuya preposición está regida o exigida por el verbo (María piensa en su
examen, María piensa en la biblioteca).
Todos los complementos relacionados hasta ahora son complementos
argumentales, exigidos semánticamente por el predicado. Los
complementos circunstanciales, en cambio, son complementos adjuntos y,
por tanto, no exigidos por la semántica del predicado.
El complemento circunstancial denota lugar, tiempo, modo, causa,
instrumento, etc., y categorialmente suele ser un sintagma adverbial (Llovía
allí) o un sintagma preposicional (Vino en tren), aunque también puede ser
un sintagma nominal (el lunes fuimos al cine).
A cualquier predicado se le puede añadir un complemento circunstancial
que especifique el lugar y momento en que tiene lugar la acción denotada
por el verbo; de la misma manera, se puede especificar el modo en que se
realiza la acción, la causa por la que tiene lugar, etc. Por ello, estos
complementos son circunstanciales.
Sin embargo, los complementos locativos y temporales no siempre
constituyen complementos circunstanciales; que lo sean o no depende del
significado del verbo al que modifican. Determinados verbos exigen, por su
significado, un complemento locativo, en cuyo caso no se trataría de un
complemento circunstancial. Por ejemplo, comió en la cocina y fue a la
cocina. El verbo comer pide dos argumentos, un agente y un tema; en la
cocina es, por tanto, un complemento circunstancial. En cambio, el verbo ir
exige, por su significado, un complemento locativo que denote el lugar al
que se va. Por tanto, a la cocina no es un complemento circunstancial.

41
El lenguaje humano

TEMA 7. EL SIGNIFICADO
1. El estudio científico del significado
1.1. Algunas distinciones iniciales
En principio, cuando se piensa en el significado de las palabras, se piensa
en el significado de sustantivos, verbos o adjetivos. Sin embargo, no sólo las
categorías mayores, léxicas o de contenido (nombres, verbos, adjetivos y
algunos adverbios) tienen significado; también lo tienen las categorías
menores o funcionales (determinantes, cuantificadores, conjunciones,
interjecciones…).
Así, puede decirse que las palabras que remiten a conceptos, a partir de los
cuales es posible identificar entidades, actividades y estados, propiedades,
etc., tienen significado léxico, mientras que las expresiones que indican de
manera abstracta el modo en que hay que combinar entre sí los conceptos
tienen significado gramatical.
Pero las palabras no son los únicos signos lingüísticos portadores de
significado; también lo tienen las expresiones complejas, es decir,
expresiones formadas por la combinación de unidades simples, como son
los sintagmas y las oraciones.
Se puede definir la Semántica como el estudio del significado lingüístico,
expresado por medio de las unidades simples y de sus combinaciones. Se
puede separar el estudio del significado de las palabras y el de las
expresiones más complejas, como sintagmas y oraciones:
• La Semántica léxica se ocupa de caracterizar el significado de las
palabras con contenido léxico.

• La Semántica composicional se centra en explicar el significado


gramatical, tanto de las expresiones simples como de las complejas.
1.2. Los objetivos de la Semántica
Cada hablante posee un conocimiento tácito de su lengua y las
regularidades sobre las que se sustenta, de forma que puede identificar
relaciones entre significados.
La Semántica debe ser capaz de explicar en qué se fundamentan estas
capacidades. Por tanto, los objetivos de la Semántica son los siguientes:

• Caracterizar de manera científica el significado de las expresiones


lingüísticas. Con respecto al significado léxico, se cumple este
objetivo haciendo un inventario de palabras e indicando qué
significan, es decir, elaborando un diccionario. Los diccionarios
describen el significado de las palabras, pero no explican otros
aspectos del significado. Por otro lado, los diccionarios no pueden dar
cuenta del significado de las expresiones complejas, puesto que
forman un conjunto infinito, de modo que lo que habrá que explicar
es el mecanismo por el que los hablantes integramos los significados
parciales de sus elementos constitutivos.

• Dar cuenta de las relaciones que mantienen las expresiones en virtud


de su significado. Las relaciones intuitivas que se establecen entre
palabras como joven y viejo, caballo y corcel, son estables y

42
El lenguaje humano

comunes, y responden a algún tipo de lógica interna que la teoría


debe ser capaz de describir y explicar. De igual forma, las
expresiones complejas presentan relaciones semánticas semejantes a
las que se pueden descubrir en el léxico, y estas relaciones también
son sistemáticas y estables.

• Explicar la ambigüedad. Los hablantes saben también que las


expresiones lingüísticas tienen a veces más de un significado, como
ocurre en el caso de pinta o de facha.

• Caracterizar los diferentes tipos de significado. Los significados no


sólo están ligados a la realidad a la que se refieren las palabras, sino
que también incluyen, entre otros, factores situacionales, geográficos
y sociales. Así, por ejemplo, suspender y catear podrían
intercambiarse, pues su significado es el mismo, pero lo que hace
diferentes a estos dos verbos es el registro de uso con el que cada
uno se asocia: suspender se relaciona con un registro formal o
neutro, mientras que catear evoca una situación informal y coloquial.

• Explicar la variación contextual del significado. Una buena parte de


las palabras varía de manera más o menos acusada en función del
contexto lingüístico en que aparezca. Por ejemplo, el verbo abrir
significa cosas diferentes. Pero esta diversidad no supone ningún
problema de uso para los hablantes de una lengua. Por tanto, lo
esperable sería que estas variaciones de significado fueran, en cierto
modo, predecibles y, si éste es el caso, la teoría semántica debería
explicar cuáles son los principios que las determinan.

• Explicar cómo surgen nuevos significados. Las palabras van


ampliando sus significados y adquiriendo contenidos nuevos para
adaptarse a los cambios de la realidad que nos rodea. La creación de
nuevos significados a partir de otros ya existentes no es arbitraria;
por ello, otra de las tareas de la Semántica es explicar cuáles son los
principios generales que determinan las extensiones y los cambios de
significado.
1.3. Retos para la teoría semántica
La teoría semántica debe hacer frente a los siguientes retos:
• El problema de los instrumentos de descripción. Para dar las
definiciones de las palabras se tienen que utilizar palabras de la
misma lengua, de modo que habrá que definir también el significado
de las palabras de la definición, y así sucesivamente, en un proceso
que parece no tener fin. Esta circularidad es resultado de la
coincidencia que se produce en Lingüística entre la lengua objeto de
estudio (el lenguaje-objeto) y la lengua que se emplea para describir
y caracterizar este objeto (el metalenguaje).

• El problema de la naturaleza del significado. Los hablantes disponen


en su mente de una capacidad para conectar las palabras con las
entidades de la realidad; si esto no fuera así, simplemente no
podríamos usar las palabras de manera significativa.

• El problema de la distinción entre conocimiento léxico y conocimiento


enciclopédico. En ocasiones, el concepto que los hablantes tienen
sobre determinadas realidades no siempre se corresponde de manera

43
El lenguaje humano

exacta con sus rasgos objetivos. Por ello, se plantea la duda sobre si
es posible distinguir el conocimiento del léxico y el conocimiento
enciclopédico, es decir, el conocimiento de las palabras y el de las
realidades designadas por ellas.

44
El lenguaje humano

Para superar esta duda, deberíamos imaginar que una definición ideal
del significado vendría de los expertos de los diferentes ámbitos para
que las definiciones siempre fueran exactas y precisas. Pero esto no
es posible, ya que convertiría a la Semántica en la totalidad de la
ciencia y, además, nos entendemos perfectamente sin necesidad de
poseer grandes conocimientos especializados. Es más, el
conocimiento lingüístico parece ampliamente compartido por todos
los miembros de una comunidad, mientras que el conocimiento
enciclopédico depende del nivel de instrucción de cada individuo.

• El problema de la infinitud de las expresiones complejas. Las lenguas


no conocen límites teóricos a las expresiones que se pueden formar
de acuerdo con las reglas de la gramática. Siempre será posible
producir una secuencia más, y ello gracias precisamente a las
posibilidades de la propia lengua.
Sin embargo, esto no constituye ningún obstáculo para los hablantes:
somos capaces de asignar una interpretación semántica a cualquier
expresión de nuestra lengua, siempre que conozcamos los
significados de las unidades simples que las componen. Por tanto, el
reto está en encontrar un modo adecuado de dar cuenta del
significado de un conjunto de expresiones complejas que resulta ser
infinito.

• El problema de la lexicalización de los conceptos. El número de


conceptos que un individuo puede formar en su mente es
potencialmente infinito; sin embargo, el número de palabras de una
lengua es limitado. Ello indica que, de las múltiples
conceptualizaciones posibles, la lengua sólo expresa de manera
léxica algunas.

2. La semántica léxica
2.1. El análisis del significado léxico
En el significado léxico de las palabras hay componentes menores que
pueden identificarse a veces con relativa facilidad y que aparecen en
diferentes combinaciones. Estos componentes pueden entenderse como
rasgos (rasgo humano, rasgo adulto, etc.).
La existencia de rasgos comunes permite identificar clases semánticas
también en categorías como los verbos o los adjetivos. Por ejemplo, los
verbos de lengua exigen sujetos con el rasgo [+humano], y los de
percepción se combinan con sujetos [+animados]. Hay otros rasgos que
tienen una naturaleza más abstracta y son más difíciles de descubrir (por
ejemplo, bolígrafo, maceta, casa tienen el rasgo de que son términos
contables; leche, oro, aire, tienen el rasgo de que son términos no
contables).
Los rasgos no pretenden lograr un análisis exhaustivo de todos y cada uno
de los matices de todas y cada una de las palabras, sino más bien identificar
aquellos componentes de significado que resultan más pertinentes tanto
para la organización del léxico como para su combinatoria sintáctica.

45
El lenguaje humano

2.2. Las relaciones léxicas


Las palabras no son completamente independientes entre sí, sino que están
conectadas por diferentes tipos de relaciones. Así, las relaciones que se
establecen entre los significados de las palabras tienen que ver con el
hecho de que compartan un número mayor o menor de rasgos. Por ejemplo,
cárcel y prisión significan lo mismo (es decir, comparten todos sus rasgos
básicos), de modo que se puede establecer una relación de identidad o
sinonimia.
En otros casos, las palabras guardan otro tipo de relación. En el ejemplo el
Real Madrid – el equipo merengue, no comparten rasgos de significado, ya
que uno de sus miembros es un nombre propio y no tiene rasgos
semánticos. Los nombres propios hacen referencia a entidades del mundo
de manera directa, estableciendo una relación convencional entre el
nombre y la realidad a la que se refiere, sin necesidad de que medie un
significado. Por tanto, las expresiones el Real Madrid – el equipo merengue
no comparten rasgos, sino referente, y se denominan correferenciales.
La conexión entre los significados de tulipán y de flor está basada en una
relación de inclusión: el significado de tulipán incluye necesariamente como
uno de sus componentes el significado de flor, pero no al contrario. Un
tulipán es un tipo de flor, pero una flor no es un tipo de tulipán. La relación
está marcada por la conexión “ser un tipo de”. El término más general (flor)
se denomina hiperónimo, mientras que el término más específico (tulipán)
es un hipónimo. Otros términos que comparten el significado de flor (rosa,
clavel, etc.) son entre sí co-hipónimos.
Hay otro tipo de relaciones marcadas por “ser una parte constitutiva de”.
Por ejemplo, bicicleta y manillar. La palabra que designa el todo recibe el
nombre de homónimo, y la que indica la parte es un merónimo.
Por último, entre los significados de alto y bajo hay una relación de
oposición o exclusión. Estas relaciones se engloban bajo la denominación de
antonimia. Estas relaciones no afectan a palabras con significados
totalmente distintos, sino que siempre hay una parte de significado común,
y lo que varía es una dimensión significativa determinada.
Existen otro tipo de palabras a las que les corresponden más de un
significado. Los lingüistas suelen distinguir entre palabras polisémicas y
homónimos. Una palabra es polisémica cuando tiene varios significados,
todos ellos relacionados entre sí por provenir de un mismo origen. Por
ejemplo, las dos acepciones de brillante (que brilla / admirable o
sobresaliente en su línea) comparten una parte de su contenido, de modo
que el sentido apreciativo (sobresaliente) deriva del significado básico (que
brilla).
En cambio, son homónimas dos palabras diferentes que causalmente
coinciden en su forma. Cuando la identidad es fónica, se habla de
homófonos, y cuando es gráfica, de homógrafos. Son homófonos aya, haya
y, en la mayoría de los dialectos, halla; dentro de esta serie son, además,
homógrafos haya (tipo de árbol) y haya (forma flexiva del verbo hacer).
La posesión de rasgos comunes es también el principal instrumento del
cambio semántico y de la creación de nuevas acepciones. Por ejemplo, el
caso de pluma, inicialmente fue “cada una de las piezas que cubren el
cuerpo de las aves”. A partir de ahí se desarrolló una más especializada,

46
El lenguaje humano

“pluma de ave utilizada para escribir”, que, por semejanza funcional, derivó
en “instrumento de escritura”; por contigüidad, se puede referir al “estilo de
escritura” y a quien la realiza.

3. La semántica composicional
3.1. Las relaciones de significado entre proposiciones
En el caso de las proposiciones, es decir, los contenidos semánticos de las
oraciones enunciativas, también se producen relaciones análogas a las que
tienen lugar con las unidades léxicas (de identidad, inclusión, oposición,
etc.).
La relación de equivalencia se conoce como paráfrasis. El criterio para
identificar la equivalencia es muy simple: dos proposiciones son
equivalentes cuando ambas son verdaderas en las mismas situaciones. Por
ejemplo: Los romanos construyeron esta ciudad / Esta ciudad fue construida
por los romanos.
Las relaciones de inclusión se producen cuando la verdad de una
proposición necesariamente supone la verdad de la otra. Por ejemplo, al
afirmar El cazador mató al tigre también se está afirmando que el tigre está
muerto. La relación entre ambas es de implicación lógica o entrañamiento.
En los casos en que una implicación lógica lo es tanto de una proposición
como de su negativa correspondiente, se dice que la relación es de
presuposición. Por ejemplo, en el caso de Juan ha dejado de fumar, implica
lógicamente Juan fumaba; igualmente, con respecto a su expresión negativa
Juan no ha dejado de fumar, también implica Juan fumaba.
Las relaciones de oposición son también variadas y dependen en gran
medida de las propiedades de los elementos léxicos que las integran. Se
denominan contrarias las proposiciones que no pueden ser verdaderas a la
vez, pero sí pueden ser ambas falsas. Por ejemplo, mi coche es negro y mi
coche es rojo. Se denominan contradictorias, en cambio, a las que no
admiten una tercera posibilidad: si cuando nace un bebé se dice ha sido
niña, se excluye la posibilidad de que haya sido niño, y viceversa, sin
posibilidad de otras opciones.
3.2. El significado de un conjunto infinito de expresiones
El principal reto de la Semántica composicional es dar cuenta de la
capacidad de los hablantes de producir e interpretar un número
potencialmente infinito de expresiones complejas. Para ello, utiliza dos
estrategias: la adopción del principio de composicionalidad y la utilización
de un lenguaje formal específico procedente del ámbito de la Lógica y las
Matemáticas.
a) El principio de composicionalidad.
En los llamados retruécanos (trabajar para vivir – vivir para trabajar,
el sida no tiene cura – el cura no tiene sida) se produce una inversión
entre los constituyentes de una frase. Este hecho pone de manifiesto
que las expresiones complejas no son simplemente la suma de los
contenidos que las componen, sino que es decisiva la manera en la
que estos contenidos se combinan entre sí como resultado de las
reglas sintácticas.

47
El lenguaje humano

Esto es lo que viene a afirmar el principio de composicionalidad,


atribuido al filósofo y matemático alemán Gottlob Frege, según el cual
“el significado de una expresión compleja es una función del
significado de las unidades simples que la componen y del tipo de
relación sintáctica que entre ellas se establece”.
El principio de composicionalidad constituye una generalización sobre
la manera regular y sistemática de construir el significado de las
expresiones complejas.
Puesto que el conjunto de reglas de combinación de una lengua es
limitado, se puede reducir la variedad impredecible de las
expresiones a la combinación regular de unidades simples tomadas
de un repertorio finito y gobernada por un conjunto también finito de
reglas de aplicación.
b) El enfoque formal.
Un lenguaje formal es un lenguaje artificial, con un vocabulario
definido formado por un conjunto limitado de símbolos simples;
consta también de un conjunto de reglas sintácticas que establecen
cuales son las combinaciones de símbolos permitidas; y, finalmente,
tiene una semántica que asigna una interpretación inequívoca a todas
y cada una de las expresiones producidas por la sintaxis.
El álgebra y la lógica se sirven de lenguajes formales para desarrollar
sus teorías, y también son lenguajes formales los lenguajes de
programación informática. Todos ellos constituyen un medio
económico y eficaz para transmitir de manera precisa y objetiva una
gran cantidad de información.
La versión más simple de un lenguaje formal para la Semántica
procede de la teoría de conjuntos. Una expresión como Juan corre
puede traducirse en una relación de pertenencia del elemento Juan al
conjunto de los que corren. Y la modificación que aporta un adjetivo
puede traducirse como la intersección entre conjuntos (coche rojo es
un elemento de la intersección entre el conjunto de los coches y el
conjunto de cosas rojas).

4. El significado en uso: La Pragmática


La Pragmática es la disciplina que se ocupa de las relaciones entre la
facultad del lenguaje y otros sistemas externos al lenguaje mismo y que
determinan muy significativamente la manera en que el conocimiento
lingüístico se pone en uso.
Por ello, se debe establecer una distinción básica entre dos vertientes
distintas del contenido comunicado:
• El significado. Es el contenido que proviene exclusivamente de las
unidades léxicas y de las relaciones sintácticas que se establecen
entre ellas. Es sistemático, constante e independiente del contexto y
de la situación.

• La interpretación. Incluye tanto el significado lingüístico como la


contribución de los factores de naturaleza extralingüística. La

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El lenguaje humano

interpretación es una propiedad de los enunciados, es decir, de las


realizaciones concretas emitidas por hablantes concretos en
situaciones comunicativas concretas.
4.1. Los objetivos de la Pragmática
La Pragmática puede dividirse en dos áreas: la correspondiente al ámbito
cognitivo la correspondiente al ámbito social.
• La Pragmática de orientación cognitiva se ocupa de explicar todo lo
relativo al modo de adquirir, almacenar, recuperar, procesar e
integrar información, provenga ésta de la fuente que sea. Las
investigaciones de orientación cognitiva suelen centrarse en el
funcionamiento de los procesos de inferencia (es decir, de integración
de información) y en la búsqueda de los principios conversacionales
generales que organizan la actividad lingüística.

• La Pragmática de orientación social analiza las pautas de contenido


verbal que caracterizan la actuación espontánea de los miembros de
un grupo social o cultural. Además de las reglas gramaticales, los
miembros de una comunidad lingüística concreta comparten una
serie de pautas sobre lo que constituye un comportamiento verbal
adecuado: la utilización de fórmulas de tratamiento y las condiciones
que las rigen, la manera en que se conciben las relaciones sociales y
su manifestación lingüística, etc. Cuando se aprende una lengua
extranjera, hay que aprender no sólo gramática, sino también otras
rutinas verbales y otras condiciones diferentes de adecuación
lingüística.
4.2. Los retos de la Pragmática
En la interpretación de una proposición no intervienen sólo los aspectos
estructurales que determinan el significado tal y como deriva de las reglas
del sistema lingüístico. Interviene también, y de manera decisiva, todo el
conjunto de circunstancias que configuran el acto comunicativo: se produce
entre individuos concretos, en un espacio concreto, en un momento
determinado y en unas circunstancias particulares.
La singularidad de cada acto comunicativo es el principal reto al que debe
enfrentarse la Pragmática. La explicación científica exige generalizar para
poder explicar y predecir fenómenos, de modo que la Pragmática debe
alcanzar un nivel de abstracción que le permita obtener generalizaciones
significativas. Si se analizan muestras concretas de comunicación es para
tratar de encontrar en ellas regularidades que remitan a principios
comunes.
La estrategia para afrontar este reto es diferente en cada una de las dos
ramas de la Pragmática. Los estudios de orientación cognitiva se interesan
por los principios de funcionamiento cognitivo que sirven de base a la
comunicación, buscando las propiedades de la mente humana que la hacen
funcionar de la manera en que lo hace. En cambio, los estudios de
Pragmática social buscan descubrir tendencias y generalizaciones
estadísticas acerca de los comportamientos comunicativos de cada grupo
cultural y descubrir las pautas que rigen su estilo particular de interacción.

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El lenguaje humano

TEMA 8. VARIACIÓN Y CAMBIO LINGÜÍSTICO


1. Variación lingüística
1.1. Variación, variable, variante
Existen formas diferentes de decir lo mismo, lo que pone de manifiesto que
existe una variación lingüística. Precisamente la variación es la responsable
de la evolución de las lenguas; en la vida de una lengua, aparecen formas
nuevas que conviven con otras ya existentes, unas sobreviven y otras
desaparecen.
La variable es una unidad lingüística que puede mostrarse de formas
distintas, es decir, de forma variable, en distintas variantes, sin que ello
suponga un cambio de significado.
La variante es una de las manifestaciones de la variable, es decir, una forma
alternativa de realizarla. Una variante se emplea en proporciones diferentes
por los miembros de una comunidad, dependiendo de factores lingüísticos o
extralingüísticos (geográficos, sociales, contextuales o históricos).
1.2. La variación y los niveles de lengua
La variación se da en todos los niveles de la lengua, tanto en la
pronunciación, la morfología, la sintaxis, el léxico o la pragmática, y se
deben a causas lingüísticas y extralingüísticas.
No obstante, precisar con seguridad si realmente existe variación es, en
ocasiones, una tarea compleja, sobre todo en el nivel gramatical y léxico,
porque hay que contar con multitud de factores lingüísticos y
extralingüísticos: la situación comunicativa, la intención del hablante, el
estilo, el contexto, etc.
1.2.1. Variación fonético-fonológica
La variación fonético-fonológica ha sido la más estudiada porque las
variables y sus variantes carecen de significado y, por tanto, no plantean
problemas de equivalencia semántica. Además, las variables son limitadas
puesto que en español sólo hay 19 consonantes y 5 vocales que podamos
seleccionar, especialmente si las comparamos con la riqueza del nivel
morfológico o léxico-semántico. Por último, aunque la variación fonético-
fonológica puede venir determinada por factores lingüísticos, se sabe a
priori que existe una estrecha relación entre unas variantes lingüísticas
concretas y algunos factores extralingüísticos.
Ejemplos de variables y variantes en este nivel:
 Variable /-d/ en posición final:
o Variantes [d]/[Ө]/[Ø]: [paréd] pared / [paréӨ] parez; [paré]
paré.

 Variable /-s/ en final de sílaba:


o Variantes [s]/[h]/[Ø]: Lo[h] niño e[h]tán ahí.
1.2.2. Variación morfosintáctica

50
El lenguaje humano

La variación sintáctica se enfrenta con problemas diversos que tienen que


ver, en gran medida, con la escasa ocurrencia en el discurso y con la
delimitación de las variables. Si se comparan las variables sintácticas con
las fonético-fonológicas, es evidente que hay menos variación sintáctica y,
por tanto, es más difícil obtener muestras para su estudio.
La variación morfológica y funcional viene determinada por factores
lingüísticos y extralingüísticos, y la variación categorial, posicional
(sintáctica) y discursiva, por factores lingüísticos.
Ejemplos de variables y variantes en este nivel:
 Variable: Imperfecto de subjuntivo en –ra o –se.
o Variantes –ra/-se : Si pudiera, me iría de vacaciones / Si
pudiese, me iría de vacaciones.
1.2.3. Variación léxico-semántica
La variación léxica se ve condicionada, sobre todo, por factores
extralingüísticos. Como en el caso de la variación sintáctica, el problema
para su estudio es el de establecer la equivalencia de significados de las
variantes, es decir, decidir si dos palabras son sinónimas.
Otro obstáculo es el de obtener las variantes léxicas que alternan en el
discurso. Podríamos convivir mucho tiempo con una persona y no llegar a
saber nunca, a través de la conversación, qué palabras conoce para
designar determinadas realidades.
Ejemplos de variables y variantes en este nivel:

 Variable: automóvil.
o Variantes : automóvil / coche / carro / auto / máquina / buga.
 Variable: chaqueta.
o Variantes : chaqueta / americana / leva / saco.
1.2.4. Variación pragmática
La variación pragmática es la que mayores dificultades presenta en cuanto
a su estudio, motivadas, básicamente, por las características intrínsecas de
la pragmática, unidas a las dificultades propias del nivel gramatical y léxico.
Además, la falta de estudios suficientes impide establecer una relación de
todos los aspectos pragmáticos con factores lingüísticos o extralingüísticos.
Ejemplos de variables y variantes en este nivel:

 Variable: formas de tratamiento.


o Variantes : usted / tú / vos.

2. Variedades lingüísticas
Una variedad es cada uno de los conjuntos definidos de rasgos específicos
que caracterizan el uso de una lengua por parte de los hablantes, conforme
a factores de distinto tipo.

51
El lenguaje humano

Los factores que influyen en las variedades de una lengua pueden ser
lingüísticos o extralingüísticos (históricos, geográficos, sociales o
situacionales), y actúan conjuntamente o por separado.

52
El lenguaje humano

2.1. Factores lingüísticos


Sólo es posible establecer qué factores lingüísticos son más determinantes
en la variación a partir de las investigaciones que se llevan a cabo en los
distintos niveles. La variación fonético-fonológica, la morfológica y la
sintáctica son las que se ven más condicionadas por factores lingüísticos,
aunque al ser la primera la que más se ha estudiado, hay datos más
precisos de este nivel.
Los factores lingüísticos que pueden dar lugar a la variación fonológica son:
distribucionales, relacionados con la posición del fonema en la sílaba;
contextuales, condicionados por los elementos que aparecen antes y
después de la variable; y funcionales, que afectan a la naturaleza de las
categorías gramaticales en las que se incluyen la variable.
2.2. Factores extralingüísticos
Los factores de carácter extralingüístico (geográficos, sociales y
situacionales) dan lugar a tres tipos de variedades. Las dos primeras
(diatópicas y diastráticas) dependen de las características personales del
hablante (usuario), en tanto que la tercera es una variedad funcional
relacionada con la situación comunicativa (uso):
 La variedad diatópica o espacial está relacionada con factores
geográficos. Se trata del dialecto y sus divisiones internas.

 La variedad diastrática o social depende de factores sociales


diversos. Es el sociolecto, referido, sobre todo, al estrato social.
 La variedad diafásica o situacional está determinada por el contexto o
la situación comunicativa. Se denomina habitualmente registro o
estilo.
A estas variedades se le puede añadir la variedad individual, denominada
idiolecto, que es la que utiliza un hablante para expresarse con rasgos
dialectales y sociales propios en una situación comunicativa concreta.
La variedad diatópica y la diastrática (geográfica y social) están
estrechamente relacionadas e interactúan hasta en la más pequeña
comunidad. Ambas manifiestan variaciones diafásicas de estilo o de
registro.
2.2.1. Variedad diatópica (variación geográfica)
Las lenguas presentan diferencias dependiendo del ámbito geográfico en el
que se desarrollan. Así, en unos lugares toman café y en otros tinto; en unos
suben al autobús y en otros a la guagua; unos se enfadan y otros se enojan.
Estas formas diferentes de decir lo mismo son diferencias dialectales.
La lengua es un sistema lingüístico compartido por una comunidad que
mantiene la homogeneidad necesaria para permitir la comunicación entre
sus hablantes. Pero la lengua no tiene una entidad concreta, sino que sólo
se realiza a través de los dialectos. Es decir, no se habla español, se habla
alguna de sus variedades geográficas, alguno de sus dialectos, que son los
que están más próximos al uso real de una lengua.
El dialecto es, por tanto, una modalidad concreta de una lengua,
circunscrita a un espacio geográfico, que posee, por un lado, unas

53
El lenguaje humano

características lingüísticas propias y, por otro, rasgos comunes con otras


variedades. Un dialecto varía y evoluciona en función de las circunstancias
propias de su entorno, adaptándose a las necesidades comunicativas de sus
hablantes.

Es habitual que se considere el dialecto como una variedad inferior, popular,


poco prestigiosa y, en algunos casos, propia de zonas rurales. Esta
valoración negativa se ha intentado paliar con el uso del término geolecto o
con el más frecuente y abarcador de variedad, que, en cierto modo, refleja
la vertiente geográfica y social que tienen los dialectos. Por el contrario, en
todas las lenguas hay una variedad que se conceptúa como culta, propia de
las clases sociales altas y poderosas, y a la que se le otorga un gran
reconocimiento social. Esta variedad se denomina lengua estándar.
Por otro lado, el acento es el conjunto de rasgos fonéticos característicos de
una variedad lingüística. Es el que mejor refleja la procedencia de un
hablante, tanto desde el punto de vista geográfico como social. Un dialecto
difiere de otro por la pronunciación, la gramática y el léxico, mientras que
un acento lo hace sólo fonética y fonológicamente.
2.2.2. Variedad diastrática (variación social)
La variación lingüística está estrechamente relacionada con los factores
sociales, como, por ejemplo, el nivel sociocultural, la profesión, el sexo, la
edad, la etnia o la procedencia. Del estudio de la variación lingüística en la
sociedad se ocupa la sociolingüística, y de otros aspectos de la lengua y la
sociedad, la sociología del lenguaje y la etnografía de la comunicación.
Los factores sociales que intervienen en la variación lingüística son la clase
social, el nivel de educación y la profesión. Los tres están interrelacionados,
en el sentido de que un factor influye en los demás.
Los estratos sociales están relacionados con el uso de la lengua.
Habitualmente, las personas con un nivel sociocultural alto conocen y
utilizan las normas lingüísticas prestigiosas y cultas, dado el ámbito social
en el que desarrollan su actividad, mientras que las de un nivel sociocultural
más bajo no tienen un contacto tan estrecho con dichas normas. En todo
caso, hay que tener siempre en cuenta el contexto o la situación
comunicativa (nivel diafásico), puesto que nadie, por muy culto que sea,
habla de la misma forma en todo momento. Por otra parte, la variable social
“profesión” genera un léxico propio que se conoce como lenguas de grupo o
jergas.
En cuanto a las diferencias entre hombres y mujeres, las investigaciones
realizadas han llegado a las siguientes conclusiones:
 Las mujeres utilizan con más frecuencia formas prestigiosas y cultas
que los hombres, en cualquier nivel lingüístico. Este hecho las lleva a
autocorregirse mucho más que los hombres en contextos formales,
mientras que, en el habla formal, aparecen como impulsoras de
variantes innovadoras.

 Las mujeres participan en la conversación de forma más ordenada


coherente, respetan más los turnos de habla, intervienen en la
conversación creando relaciones de solidaridad, mientras que los
hombres lo hacen con relaciones de poder.

54
El lenguaje humano

 Emplean más marcadores discursivos (venga, vale) y actos de habla


indirectos (¿podrías llevarme a casa?), o formulan preguntas de
confirmación al final de los enunciados para solicitar acuerdo y
consenso (¿verdad?).

55
El lenguaje humano

 Utilizan con mayor frecuencia los diminutivos para dar fuerza


expresiva; calificativos apreciativos en los que desaparece el valor
denotativo (horrible, precioso, divino); acortamientos (me voy a la
pelu); determinados prefijos (superinteresante, superenamorado). En
general, evitan también el uso de palabras malsonantes.

 Además, parece que las mujeres emplean un léxico más rico para
expresar los matices de los colores (azul cielo, verde botella, rosa
palo).
Uno de los factores más relevantes en la variación lingüística es la edad. Los
rasgos lingüísticos vinculados a esta variable están estrechamente
relacionados con la identidad grupal, ya que sirven para establecer
diferencias entre distintas generaciones. Por otra parte, la forma de hablar
de un individuo va cambiando a medida que pasa el tiempo, adaptándose a
las circunstancias sociales de cada etapa. Así, los jóvenes sienten
preferencia por formas no estándares, mientras que en la edad intermedia
hay una clara tendencia hacia las formas prestigiosas.
2.2.3. Variedad diafásica (variación situacional)
Las variedades diafásicas son modalidades de habla que dependen de la
elección del hablante, según la situación comunicativa o el contexto. Estas
variedades se denominan estilos o registros. En cuanto a su grado de
formalidad, los registros se clasifican en formal, neutro y coloquial.
Existen numerosas situaciones comunicativas posibles, lo que hace muy
difícil determinar cuántos estilos hay y cuáles son sus límites. En cualquier
caso, los factores extralingüísticos que intervienen en la variación diafásica
son:
 Tenor: tipo de relación que se crea entre los participantes.
o Relación social entre los interlocutores: uso formal / uso
informal.
o Jerarquía social: tratamiento, formas de cortesía.
o Grado de conocimiento: familiar / con distancia.
o Planificación del texto: espontaneidad / con planificación.

 Campo: el contexto o situación comunicativa (en un ámbito familiar,


en el trabajo, etc.).
 Tema: vida privada, profesión, aficiones…

 Modo: el medio o canal de comunicación (escrito u oral).


Por otra parte, las jergas no son variedades dialectales ni sociolingüísticas,
sino formas de hablar de un grupo de personas dedicado a una actividad,
por lo que utilizan un vocabulario desconocido por los hablantes que no
pertenecen a ese colectivo profesional. Las jergas se denominan también
lenguas de grupo, lenguas de especialidad o tecnolectos.
Cuando la jerga sirve para identificarse con un grupo, aunque sin intención
críptica, se denomina también argot.

56
El lenguaje humano

Otro tipo de jerga es el que surge de la creación de un lenguaje especial que


sólo los miembros del grupo son capaces de entender, y tiene, por tanto,
una intención críptica o esotérica. Generalmente está asociada a grupos
sociales que viven al margen de la ley.
3. El cambio lingüístico
3.1. ¿Cómo cambian las lenguas?
El cambio en las lenguas es una consecuencia directa de la capacidad
creativa de los hablantes. Sin embargo, esa creatividad no se desarrolla de
forma caótica, sino que sigue unas reglas tanto estructurales como
psicolingüísticas y sociolingüísticas.
En la mayoría de las lenguas, el proceso es muy lento y no es fácil
advertirlo. Por ejemplo, durante la Edad Media, la f- inicial evolucionaba
hacia una aspiración, primero, y la desaparición después (“maestra de
hacer afeites y de fazer virgos”, en La Celestina).
3.1.1. El cambio fónico
El cambio fónico es el más perceptible de los cambios lingüísticos, es decir,
la evolución de los sistemas de sonidos en las lenguas, y tiene su reflejo en
su traslación a la escritura.
En todos los casos de cambios fónicos, se produjeron sucesivos cambios
encadenados que modificaron sustancialmente las oposiciones fonológicas
en el sistema de sonidos. Por ejemplo, el que los hablantes del español en
América, Canarias y parte de Andalucía no distingan entre /s/ y /Ɵ/ (“z”)
tiene su origen en otro de estos grandes cambios encadenados.
El inventario de sonidos de una lengua varía a lo largo de su historia, y estos
cambios tienen consecuencia en otros niveles, como el léxico.
3.1.2. El cambio morfosintáctico
Al igual que ocurre en el nivel fónico, en el gramatical también las lenguas
varían con el tiempo. Las mismas relaciones gramaticales (sujeto, objeto,
complemento) se pueden expresar mediante mecanismos diferentes: orden
de palabras, preposiciones o flexión.
En el español actual existe un reducto del sistema de casos latino: los
pronombres personales átonos lo, los, la, las, le, les. Los cuatro primeros
unen la función sintáctica de Complemento Directo con la marca
morfológica de masculino / femenino. Los dos últimos, en cambio, se
reservan para el Complemento Indirecto, sin diferencia de género. Los
hablantes tienden a reutilizarlos para marcar, por un lado la oposición más
general entre masculino (verle), femenino (verla) y neutro (verlo), y, por
otro, la diferencia entre personas (a Pedro le vi bien) y cosas o animales (al
perro lo vi bien).
3.1.3. El cambio léxico-semántico
En el terreno léxico, los cambios están indisolublemente unidos a los
avatares en las vidas de los hablantes. Hay lenguas más resistentes al
contacto, y otras más abiertas, hasta el punto de apenas conservar léxico
patrimonial (por ejemplo, el albanés). En español, se calcula que unas tres
cuartas partes del léxico son palabras patrimoniales, en su mayoría
procedentes del latín, pero también de lenguas prerromanas o del griego.

57
El lenguaje humano

La presencia musulmana en la Península Ibérica supuso la entrada de un


elevado número de préstamos árabes que caracterizan nuestra lengua
frente a las lenguas romances. También otros hechos históricos, como la
colonización de América, tuvieron su repercusión en la base léxica del
español, no sólo por la incorporación de términos de origen amerindio
(chocolate, papa, canoa), o de procedencia africana, por la vía de los
esclavos (bongó, samba), sin por el cambio semántico producido al utilizar
significantes conocidos para significados nuevos (por ejemplo, un albañil es
en Colombia y Venezuela un pájaro amarillo, y el jarabe es un baile
mejicano).
Los cambios en este nivel no consisten sólo en la incorporación o el olvido
de palabras (unidades léxicas), sino también en modificaciones semánticas
(variaciones en el alcance de sus significados). Por ejemplo, bárbaro era, a
oídos griegos, el balbuceo de los hablantes extranjeros; los romanos
ampliaron su significado para designar al conjunto de esos pueblos
fronterizos que acabaron invadiendo Roma.
3.1.4. El cambio pragmático: la cortesía en la evolución de las lenguas
El cambio pragmático hace referencia a los principios que rigen el
intercambio comunicativo para que resulte socialmente adecuado. Entre
estos principios, la cortesía es uno de los principales, quedando de
manifiesto su influencia en cuestiones como los pronombres personales. Por
ejemplo, en japonés, la primera persona del singular, watakusi, significaba
originariamente “esclavo” o “sirviente”; el ciao italiano procede igualmente
de sciavo (“quedo su esclavo”).
3.1.5. La propagación de los cambios
Se trata de un proceso tan paulatino como inexorable, es decir, se produce
sin prisa pero sin pausa. La expansión inicial del fenómeno es lenta, pero si
la tendencia continúa, llega un momento en que se acelera y se extiende
con cierta rapidez; por último, el ritmo vuelve a bajar. Es lo que algunos
expertos denominan “patrón lento-rápido-lento”, o curva de crecimiento en
forma de S.
Durante todo ese tiempo, la forma antigua y la nueva coexisten; en la
medida en que esta última va siendo adoptada por más grupos sociales, la
primera pierde terreno. Finalmente, si la solución novedosa alcanza a los
grupos de prestigio, el rasgo se introduce en la norma y desplaza
definitivamente a la forma antigua.
3.2. ¿Por qué cambian las lenguas?
Las causas del cambio pueden encontrarse en tres aspectos: la estructura
interna de las lenguas, su presencia en la mente de los hablantes y su uso
social. Los dos primeros se incluyen entre los factores calificados como
internos, por oposición a los factores externos o sociolingüísticos.
La memoria interviene también de forma decisiva. Los hablantes necesitan
estructura ordenadamente la información que tienen que recordar, y esto se
ve facilitado por sistemas simétricos, por correspondencias repetidas entre
formas y funciones.
Otra variable importante es la frecuencia de uso de las palabras: cuanto
mayor sea ésta, más rápidos serán los cambios que sufran. El cambio toma

58
El lenguaje humano

como punto de apoyo palabras de elevada frecuencia, y a partir de ellas se


expande.
Entre los factores externos destacan los contactos de lenguas, tanto
geográficos (entre sistemas vecinos) como históricos (cuando una lengua es
sustituida por otra como consecuencia de una invasión, la antigua ejerce
una influencia sobre la nueva que se conoce como sustrato lingüístico).
También los cambios en las necesidades sociales juegan un papel esencial,
especialmente en el dominio del léxico. El abandono en una actividad como
la agrícola o la ganadera provoca la desaparición de toda la terminología
asociada; en cambio, la aparición de nuevas ocupaciones viene
acompañada de las palabras que le son propias (formatear, chips, bits…).

59
El lenguaje humano

TEMA 9. LA LENGUA EN LA SOCIEDAD


1. La variedad estándar y la norma
La lengua estándar es una variedad más de la lengua (de ahí que también
se denomine variedad estándar) que, por razones extralingüísticas, se ha
convertido en el modelo que sirve como medio de comunicación formal
entre los hablantes. Es el que se transmite a través de la enseñanza, los
medios de comunicación, etc.
La lengua estándar no tiene hablantes reales, puesto que no es una
variedad que haya surgido de una evolución natural; nadie utiliza la
variedad estándar en todo momento. Además, la variedad estándar no es
un sistema rígido y cerrado, sino que se va adaptando a los cambios
lingüísticos y a la valoración de los hablantes.
Por otra parte, el concepto de norma, según el Diccionario de la Real
Academia, es “variante lingüística que se considera preferible por ser más
culta”. Por tanto, la norma supone una elección, basada en el prestigio,
entre las distintas variedades de una lengua con el fin de convertirla en una
variedad estándar, sobre la que se basarán las normas ortográficas, la
gramática y los diccionarios.
En el pasado, se privilegiaba la norma castellana septentrional sobre todas
las demás. Hoy en día se reconocen todas las normas cultas de los distintos
países. Por ejemplo, se consideran rasgos perfectamente aceptados en la
lengua estándar el seseo, el yeísmo, la aspiración de /s/ y otros que, hace
no mucho, estaban estigmatizados.

2. Lenguas en contacto
Cuando distintas comunidades lingüísticas establecen relaciones entre sí,
comienzan las influencias recíprocas entre sus lenguas.
Por otra parte, el multilingüismo desempeña un importante papel en la
evolución de todas las lenguas, ya que facilita los cambios lingüísticos
debido, entre otros factores, a los préstamos y a las interferencias.
Bajo el nombre de lenguas en contacto se incluye una variedad muy amplia
de fenómenos, tales como el bilingüismo, el sustrato, la mezcla de lenguas,
los préstamos, el pidgin y las lenguas criollas, los acentos extranjeros, el
aprendizaje de segundas lenguas, etc.

3. Bilingüismo y diglosia
3.1. Bilingüismo
El bilingüismo es la situación lingüística en la que los hablantes tienen que
utilizar, alternativamente, según las situaciones, dos o más lenguas
diferentes. Comprende los problemas que surgen desde el mero contacto de
lenguas hasta el empleo, por un mismo individuo o una comunidad
lingüística, de dos sistemas lingüísticos diferentes, o la existencia de dos
variedades distintas de la misma lengua en el seno de una comunidad
monolingüe.

60
El lenguaje humano

3.1.1. Bilingüismo individual


En un principio, el bilingüismo se enfocó como un hecho esencialmente
individual, pero consideraciones tanto de orden social como político
pusieron de relieve que el bilingüismo sobrepasa al individuo y afecta a la
sociedad, es decir, es producto de una colectividad y no un hecho individual
aislado.
3.1.2. Bilingüismo social
El bilingüismo social se da en las sociedades en las que se hablan dos o más
lenguas. Las formas básicas y más comunes de este tipo de bilingüismo son:
 Dos lenguas que son habladas por dos grupos diferentes y cada
grupo es monolingüe, por lo que es necesario que alguna persona
bilingüe haga de intérprete. Esta situación era común en las antiguas
colonias.

 Dos lenguas en las que todos sus hablantes son bilingües; es una
situación muy común en la mayoría de los países africanos y en la
India.
 Un grupo monolingüe y otro bilingüe; el primero suele ser el grupo
dominante y el bilingüe, el minoritario. Por ejemplo, los hablantes de
inuí en Groenlandia tienen que aprender el danés, la lengua
dominante, mientras que los hablantes de danés pueden seguir
siendo monolingües.
Las situaciones más comunes que conducen al bilingüismo son las
siguientes:

 Los movimientos migratorios (invasiones, conquistas, colonizaciones)


son los casos más antiguos y más frecuentes. Son casos como los de
la romanización, los de la invasión musulmana de la Península, o la
conquista y colonización europea de distintos países del mundo. En
estos casos, existe una situación poscolonial que da lugar a un
bilingüismo más consolidado y duradero.
 En determinados países, una lengua extranjera se impone como
lengua de comunicación entre sus hablantes. Es la situación, por
ejemplo, de Filipinas, territorio con más de 170 lenguas indígenas y
donde el inglés, por causas históricas, se adoptó como lengua común.

 El caso de las colectividades de emigrantes. Se trata de los hablantes


que se ven obligados a utilizar, unas veces, una lengua que no
funciona en el medio general en que viven y, otras, la lengua oficial
del país de acogida.
 El bilingüismo es también el resultado de la política de determinados
Estados por la que a través de disposiciones legales, tienden a
asegurar su diversidad lingüística en una situación de cooficialidad.
Es lo que ocurre en las comunidades autónomas bilingües españolas,
en Canadá con el francés o en América con las lenguas indígenas.

61
El lenguaje humano

 En las fronteras políticas o lingüísticas, el bilingüismo es la situación


en la que una o cada una de las comunidades debe utilizar la lengua
de otra. Es lo que ocurre en Bélgica con el francés, el neerlandés y el
alemán; o en Andorra, donde el catalán es lengua oficial, pero
también se hablan el español y el francés.

 El bilingüismo también puede surgir cuando, en el sistema educativo


oficial y privado de un país, se generaliza la enseñanza de una
segunda lengua junto a la lengua materna.
 En lugares en los que se producen contactos internacionales de tipo
comercial, económico o político. En Europa hay varias ciudades en las
que se da este tipo de bilingüismo, debido a que acogen instituciones
de la Europa comunitaria, como, por ejemplo, Estrasburgo, Bruselas,
Ginebra o Frankfurt.
3.1.3. Diglosia
La diglosia es la convivencia de dos formas distintas de una misma lengua
pero con funciones diferentes.
Los ejemplos más conocidos de diglosia son los del griego y los del árabe.
En griego se produce una situación diglósica entre el griego tradicional,
relacionado con el griego clásico, y el griego popular; y en árabe, entre la
variedad clásica (árabe clásico o normativo) y la variedad dialectal (aljamía).
Una de las características relevantes de la diglosia es la especialización de
funciones. Así, en un estado de diglosia existe una variedad estándar “alta”,
que es la variedad superpuesta, y una variedad estándar “baja”. En
determinadas situaciones, sólo será apropiada la variedad alta, mientras
que en otras sólo lo será la variedad baja. Ambas variedades se reparten
según criterios funcionales relacionados tanto con el lugar en el que se
desarrolla la situación comunicativa como con la clase sociocultural a la que
pertenecen los hablantes, e incluso con el tipo de enunciados (poemas,
cartas, conversación informal…).
La diglosia se caracteriza por nueve rasgos, que no se manifiestan de la
misma forma en todas las lenguas:
1. Función. Entre las dos variedades hay un reparto estricto de
funciones, dependiendo de la situación. La variedad alta se empleará
en sermones, discursos políticos, etc., mientras que la baja se usará
en la comunicación cotidiana con la familia, con los amigos, etc.
2. Prestigio. La variedad alta se considera mucho más prestigiosa que la
baja.
3. Herencia literaria. La literatura importante y la antigua están escritas
en la variedad alta, mientras que la literatura “intrascendente” se
escribe en la variedad baja.
4. Adquisición. La variedad alta se adquiere en los centros de
enseñanza, mientras que la baja se adquiere siempre como lengua
materna. Esta última es la que sirve para que se comuniquen los
niños entre sí y con los adultos. Por otra parte, la variedad alta
permanece inalterable, frente a la variedad baja que, por ser una
lengua natural, sufre procesos de variación y cambio lingüísticos
como cualquier otra lengua.

62
El lenguaje humano

5. Estandarización. La variedad alta posee diccionarios, gramáticas,


tratados de pronunciación, libros de estilo, etc., mientras que la baja
carece de ellos.
6. Estabilidad. Las situaciones diglósicas se han mantenido estables
durante siglos, si bien, en algunos momentos, como en el caso del
griego, se producen situaciones de tensión.
7. Gramática. La variedad alta tiene una gramática compleja y
elaborada, con categorías y flexiones prácticamente inexistentes en
la variedad baja.

63
El lenguaje humano

8. Diccionario. Ambas variedades comparten un mismo vocabulario,


aunque con variaciones en el significado y en el uso. Los cultismos
están en la variedad alta, mientras que en la base se encuentran el
léxico coloquial, los neologismos, los términos familiares, etc.
9. Fonología. Los sistemas fonológicos de ambas variedades tienen un
reparto menos regular: en griego son muy parecidos, pero en el
alemán de Suiza son muy distintos.
Estas características están basadas en las variedades de una misma lengua,
no en dos lenguas diferentes. Posteriormente, Fishman amplió el concepto
de diglosia al caso de las lenguas no emparentadas, y distinguió entre
bilingüismo (dominio en una sociedad tanto de una lengua A como de una
lengua B en todas las funciones comunicativas) y diglosia (distribución
funcional de A y B en una sociedad). La conjunción de los fenómenos de
bilingüismo y diglosia pueden originar las cuatro situaciones siguientes:
1. Bilingüismo + diglosia. Muestra una situación regular, con una
modalidad alta y otra baja que se corresponden con los estratos
sociales económicos superiores e inferiores del espectro. Es el caso
de Paraguay con el español y el guaraní, ambas lenguas oficiales. El
hecho de ser el español la lengua de mayor uso en actos oficiales y la
lengua muchas veces única de la élite ha motivado que el español se
haya convertido en la variedad alta, relegando la lengua indígena al
sociolecto bajo.
2. Bilingüismo sin diglosia. Esta situación no es estable, ya que se da en
sociedades muy desarrolladas con gran afluencia de inmigrantes. A
medida que estas personas se arraigan en el lugar, se va extendiendo
y asimilando el uso de la lengua de la sociedad receptora en la vida
cotidiana.
3. Diglosia sin bilingüismo. Los sociolectos se identifican con lenguas
diferentes que requieren traducciones para lograr la comunicación
entre núcleos sin relación, uno selecto y poderoso y otro popular. Por
ejemplo, el caso de la Rusia de los zares, donde, teóricamente, la
clase alta hablaba el francés y la baja, el ruso. También en
comunidades en las que sus gobernantes hablan una lengua
internacional y el pueblo las lenguas indígenas.
4. Ni diglosia ni bilingüismo. Sólo se da en teoría, según el propio
Fishman, ya que no es posible contar con un grupo social en el que
no aparezca alguno de estos fenómenos. Debería tratarse de una
comunidad pequeña y aislada, donde no hubiera ninguna
diferenciación en el papel social desempeñado por sus miembros y
que, antes o después, o desaparecen o se ven afectadas por la
mezcla con otra comunidad o por la diversificación interna.
4. Fenómenos lingüísticos debidos al contacto de lenguas
4.1. Interferencias lingüísticas
Las interferencias lingüísticas se producen en situaciones de bilingüismo y
contacto de lenguas, provocando que las lenguas tengan que hacer
readaptaciones en sus sistemas para acoger las formas nuevas.

64
El lenguaje humano

Las interferencias aparecen en todos los niveles, aunque las más frecuentes
son las del nivel léxico, que se denominan préstamos léxicos.

65
El lenguaje humano

En el nivel fónico, las interferencias dependen de la similitud entre los


sistemas fonológicos de las lenguas que estén en contacto. Por ejemplo, se
puede producir confusión de dos sonidos de la lengua B porque no tienen
equivalente en la lengua A (en Filipinas, el fonema /f/ se identifica con el
fonema /p/ porque en sus lenguas autóctonas no existe /f/). También se
puede producir ultradiferenciación, es decir, distinciones de la lengua A en
la B, cuando en realidad no son necesarias (un inglés pronunciará las
palabras del español bote y vote como realizaciones de dos fonemas /b/ y
/v/ que no tienen valor distintivo en español, aunque sí en inglés).
En el nivel morfosintáctico hay algunas interferencias de morfemas, pero las
interferencias sintácticas son muy escasas y difíciles de identificar.
4.2. El préstamo léxico
Un préstamo léxico se da cuando una lengua recibe una palabra de otra
lengua y la adopta con la misma forma y significado; por el contrario, en el
calco pasa la palabra, pero se produce una alteración semántica, como, por
ejemplo, una ampliación del significado (asistente, “ayudante”, se añade al
significado español “que asiste”).
En cuanto a la integración gramatical del préstamo, los préstamos pueden
pasar sin ninguna modificación o adaptarse al sistema de la lengua
receptora. Por ejemplo, los préstamos del inglés se adaptan perfectamente
al sistema morfonológico español, y reciben una asignación de género
gramatical en función de factores muy diversos, por ejemplo la yarda, la
marqueta (market = mercado), etc.
4.3. Intercambio de códigos
El intercambio de códigos o alternancia de lenguas consiste en alternar en
el discurso estructuras de una lengua y de otra, en situaciones que suelen
estar relacionadas con el entorno físico, los participantes, el tema de
conversación y la identificación étnica.
Es un fenómeno muy característico de grupos con niveles más o menos
equilibrados de competencia bilingüe; en los grupos con una competencia
bilingüe limitada, el intercambio de códigos tiene un valor emblemático o
sirve para compensar el desconocimiento o el olvido de una palabra.
Puede ser de distintos tipos:

 Cambio tipo “etiqueta”: Funciona como una interjección y se puede


intercalar en cualquier parte de la oración porque no afecta a la
estructura de la lengua (¡Ave María! ¡Which English!).

 Cambio oracional. Es menos frecuente porque exige un buen dominio


de las lenguas (It’s on the radio. A mí se me olvidaba la estación. I’m
gonna serve you another one, right?).

 Cambio intra-oracional. En este caso hay que tener un perfecto


conocimiento de ambas lenguas para no cambiar en lugares no
permitidos por el sistema gramatical (Si tú eres puertorriqueño, your
father’s a Puerto Rican, you should at least, de vez en cuando, you
know, hablar español).

66
El lenguaje humano

5. Lenguas pidgin y criollas


5.1. Lenguas pidgin
El pidgin es una lengua secundaria que surge del contacto entre varias
lenguas. –Se usa en el comercio o en las situaciones que requieren la
comunicación entre personas que no hablan la lengua del otro y que no
cuentan con una lengua común. Otra de sus características más relevantes
es que no se adquiere como lengua materna.
Las lenguas en contacto de las que surge el pidgin tienen una valoración
diferente. Por un lado, hay una lengua, económica y socialmente
dominante, que se denomina de superestrato (cualquiera de las lenguas
europeas coloniales, como el inglés, francés, español, portugués u
holandés), y, por otro, conviviendo con ésta, hay lenguas con menos
prestigio que suelen ser las lenguas autóctonas, denominadas de sustrato.
Lo habitual es que el pigdin tome la mayor parte del léxico de la lengua de
superestrato y la fonología y la sintaxis de las lenguas de sustrato. La
morfología del pidgin es muy reducida; normalmente carece de marcas de
género y número y de flexiones verbales, nominales y pronominales.
El primer pidgin nace del contacto entre el inglés y lenguas del extremo
Oriente; posteriormente fueron surgiendo otros del contacto multilingüe con
el holandés, el francés, el portugués o el español, debido, generalmente, a
las relaciones comerciales que se daban en la época de expansión colonial.
En la actualidad existe una gran variedad de lenguas pidgin, que toman su
nombre de la lengua del superestrato: el pidgin-english, de Guinea
Ecuatorial o “pichi”, el New Guinea Pidgin English, de Nueva Guinea, o “tok
pisin”, etc.
Un pidgin puede tener una evolución muy variable. Unos desaparecen
cuando lo hace la situación que les hizo surgir, como ha ocurrido con el
pidgin inglés de Vietnam o de Corea. Otros se mantienen en una situación
más o menos estable, van teniendo un contacto más prolongado con la
lengua de superestrato, y se van consolidando lingüística y socialmente,
dando lugar a un pidgin expandido. Cuando este pidgin empieza a
adquirirse como lengua materna y a transmitirse de generación en
generación, se convierte en una lengua criolla o criollo.
El proceso por el que una lengua pidgin pasa a criollo se conoce como
criollización. Este proceso se puede producir, de forma abrupta, en una sola
generación, y en cualquier momento de la evolución lingüística del pidgin
(en primeras etapas o en el estado de pidgin expandido).
5.2. Las lenguas criollas
El criollo surge, por un proceso de criollización, de un pidgin, cuando éste
empieza a ser la lengua materna de los hablantes. Pero también se puede el
proceso contrario, el de la descriollización, por el cual un criollo se va
acercando a la lengua de superestrato. Este proceso se conoce como
continuum criollo, que se mueve entre dos extremos: el basilecto (la
variedad más pura) y el acrolecto (la variedad estándar de la lengua de
superestrato). Entre estos extremos se encuentran una serie de estadios
intermedios, los mesolectos.

67
El lenguaje humano

Desde el punto de vista lingüístico, no es posible distinguir un pidgin de un


criollo. Un criollo tiene un léxico que procede en un porcentaje muy elevado
de la lengua de superestrato, la fonología y la sintaxis de las lenguas de
sustrato, y una morfología muy simplificada.

En la actualidad, hay criollos que tienen millones de hablantes y el


reconocimiento de lengua oficial. Los criollos del español son escasos: el
chabacano de Zamoanga (Filipinas), el palenquero de Colombia y el
papiamento de las Antillas Menores. Por el contrario, los del inglés son muy
numerosos: el krio de Sierra Leona y Liberia, el ndjunka que se habla en el
este de Surinam, el kriol en Australia, etc. Basados en el francés están el
cajún en Lousiana o el haitiano en Haití. Con origen portugués se encuentra
el ngola de Santo Tomé o el annobonés de Annobón (Guinea Ecuatorial). Por
último, del holandés destaca el afrikáans de Sudáfrica y el negerhollands de
las Islas Vírgenes.
6. Política y planificación lingüísticas
6.1. ¿Política o lingüística?
Cuando en un área geográfica coexisten varias lenguas, los gobiernos
tienen que tomar decisiones sobre éstas que afectan directamente a la vida
cotidiana de los ciudadanos. Por esta razón, todos los dirigentes políticos se
enfrentan a difíciles decisiones sobre el estatus de las diferentes variedades
lingüísticas. Los gobiernos pueden reaccionar tratando de preservar y
reconciliar todas las lenguas que se hablan en el país, o bien pueden tratar
de eliminar la variedad a favor de una única lengua nacional.
Se denomina política lingüística al conjunto de medidas desarrolladas por
distintas instituciones (gobierno, ministerios, academias de la lengua, etc.),
cuyo fin es influir sobre la forma y uso de una variante lingüística en la
sociedad.
6.2. Fases del proceso de estandarización
Existen factores económicos, políticos y culturales que llevan a buscar la
uniformidad lingüística y, por tanto, a considerar una de las variedades que
coexisten en un territorio como la lengua común de todos los habitantes.
El proceso mediante el cual se convierte una variedad lingüística en lengua
estándar se denomina estandarización, y se desarrolla en tres etapas:
a) Selección de una variedad.
Los distintos criterios que se usan para elegir una variante como
lengua estándar no suelen tener que ver con razones lingüísticas. Es
habitual que se elija como estándar la variante lingüística asociada
con los centros de poder político o económico, como ocurrió con el
castellano en España o con el francés (variante lingüística hablada en
París) en Francia. Otras veces se elige la variante con mayor número
de hablantes o con mayor extensión geográfica. En ocasiones se opta
por una lengua sincrética (que recoge dos o más elementos
lingüísticos diferentes), con lo cual el estándar no se identifica
únicamente con un dialecto. Es el caso del euskera batua o vasco
unificado, basado en varios dialectos centrales del vasco.

68
El lenguaje humano

La elección de la lengua estándar es un problema al que se han


tenido que enfrentar muchas naciones africanas y asiáticas tras la
colonización, la duda entre la lengua de los colonizadores y la suya
original. Sin embargo, la mayoría de los estados africanos
subsaharianos eligieron la lengua de la ex colonia como lengua
nacional. Algunas de las razones de esta elección fueron:
 Los intereses de la élite económica.

 El hecho de disponer de libros de texto y material didáctico en


esa lengua.
 El coste económico de estandarizar una lengua (impresión de
libros, formación de profesorado, etc.).

 El prestigio de la lengua colonial y su uso como lengua


internacional.

 El uso de la lengua colonial como lengua de comunicación


entre las distintas etnias dentro de un mismo país.
Tanzania es una de las pocas ex colonias africanas que tiene como
única lengua oficial y nacional una lengua natia africana, el suahili o
suahelí. Esta lengua ha sido plenamente aceptada cono lengua
nacional y es hablada por muchos millones de personas en el este de
África.
b) Codificación.
El proceso de codificación tiene como fin desarrollar y explicitar la
forma de la lengua estándar, es decir, su estructura lingüística:
ortografía, fonología, gramática y léxico. Por tanto, este proceso tiene
que ver fundamentalmente con aspectos internos de la lengua.
El primer paso consiste en seleccionar un alfabeto, en el caso de que
se trate de una lengua sin tradición escrita, así como diseñar reglas
de pronunciación y puntuación. Si hay más de una manera de
pronunciar una palabra, se ha de optar por una de ellas; asimismo, es
necesario tomar decisiones sobre qué símbolos usar para cada
sonido, entre las posibles grafías.
El segundo paso es elaborar una gramática de la lengua estándar
para poder ofrecer a los hablantes un conjunto claro de reglas. Por
ejemplo, se ha de especificar el orden de las palabras, cuáles son las
variantes morfológicas preferidas cuando hay varias entre las que
elegir, etc.
El tercer paso es crear un diccionario donde se recoja el vocabulario
de la lengua. Son imprescindibles definiciones precisas como guía
para los futuros usuarios de esa lengua. El vocabulario se ha de
modernizar, introduciendo términos técnicos en caso de que no
existan en la lengua hasta ese momento, de modo que el estándar se
pueda usar no sólo en situaciones informales o familiares, sino
también en contextos más formales, como discursos políticos,
manuales científicos, etc.
c) Implementación.

69
El lenguaje humano

Se denomina implementación al conjunto de medidas diseñadas para


que se utilice la lengua estándar. Por ejemplo, organizar cursos de
idiomas, crear material didáctico, así como formar profesores.
Se debe difundir la lengua estándar entre los adultos, poniendo
especial énfasis en aquellas personas cuyo lenguaje tiene mayor
repercusión social, como periodistas, políticos, escritores y, en
general, personajes públicos.
Por otro lado, hay que organizar la enseñanza de la lengua en el
sistema educativo, de modo que los niños se escolaricen con ella. El
gobierno debe decidir en qué modo se enseña una lengua en los
colegios y esto tiene tal importancia que la supervivencia de las
lenguas minoritarias depende a menudo de la política educativa de
los gobiernos respecto de ellas.
TEMA 10. LENGUAJE, MENTE Y CEREBRO
1. Las bases neurológicas del lenguaje
La primera evidencia científica que relacionó el cerebro con la mente, y el
lenguaje con el cerebro, es decir, el sustrato neurológico del lenguaje, se
debe al doctor Broca, quien estudió el caso de un paciente que, tras una
lesión craneal, vivió con sus facultades mentales preservadas pero era
incapaz de hablar adecuadamente. Tras morir, el análisis de su cerebro
mostró una lesión en el lóbulo frontal izquierdo considerada por Broca
responsable de la falta de habla.
Los trabajos de Broca fueron continuados por Kart Wernicke, quien publicó
un tratado cuyas principales conclusiones siguen teniendo hoy plena
vigencia: El síndrome afásico. En él sostenía que el lenguaje implica
programas motores, para la producción, y sensoriales, para la percepción.
Los primeros residían en el área de Broca, cuyo daño producía incapacidad
para producir el habla, aunque no afectaba a su comprensión. Los
segundos, por el contrario, se localizaban en otra zona, en el lóbulo
temporal (a partir de entonces, área de Wernicke), rodeado por el área
auditiva y de integración polisensorial; una lesión ahí implica una pérdida de
la capacidad para comprender el lenguaje. Incluso predijo un tercer tipo de
afasia, la de la conducción, resultado de una destrucción en el haz de fibras
que conecta el área motora del lenguaje y el área sensorial: los afectados
pueden entender el lenguaje, no tienen dificultades para emitirlo, pero sus
emisiones son incorrectas, omiten sonidos, palabras, y aunque son
conscientes del error, se encuentran incapaces de corregirlo.
En el s. XX aparecieron otro conjunto de investigadores esenciales para el
futuro de la neurociencia. Entre ellos, Ramón y Cajal, con sus estudios sobre
la neurona como unidad básica de computación cerebral.
Posteriormente, a partir de los años 50, Penfield estudió por primera vez,
aplicando pequeños electrodos a pacientes epilépticos, la respuesta de las
áreas del lenguaje en personas vivas. A partir de entonces, el estudio de la
actividad eléctrica del cerebro ha avanzado mucho desde entonces, con
metodologías como la electroencefalografía (registro de la actividad
eléctrica cerebral), la magnetoencefalografía (registro de campos
magnéticos biológicos) o los potenciales evocados, que permiten conocer la
respuesta del cerebro frente a tareas de todo tipo, entre las cuales se
encuentran la emisión y comprensión del lenguaje, la lectura y la escritura.

70
El lenguaje humano

Más recientemente aún se ha producido un avance muy importante en el


conocimiento del cerebro sano en funcionamiento: la tomografía por
emisión de positrones, una técnica no invasiva que permite visualizar los
cambios en el flujo sanguíneo cerebral y en el metabolismo neuronal,
asociados con actividades como leer, pensar o hablar.
Estructura general del cerebro
La corteza cerebral, situada inmediatamente debajo del cráneo, está
constituida por un tejido blando que se pliega y repliega, comprimido en
numerosas circunvoluciones. Las prominencias de las circunvoluciones se
denominan giros y los valles entre ellas, surcos o cisuras, si su tamaño es
mayor.
El cerebro se encuentra dividido en dos partes que se disponen
simétricamente a derecha e izquierda: son los hemisferios, divididos en
cuatro lóbulos, cada uno de los cuales desempeña funciones específicas:
 El frontal se encarga especialmente de planificar acciones y controlar
los movimientos.

 El parietal se especializa en el sentido del tacto y la imagen corporal.


 El occipital interviene de forma determinante en la visión.

 El lóbulo temporal es esencial para la audición, la memoria, el


aprendizaje y las emociones.
La unión entre los dos hemisferios se realiza mediante el cuerpo calloso,
responsable de una de las principales características de organización del
cerebro: la contralateralidad. El hemisferio derecho controla los
movimientos y recibe la mayor parte de la información desde el lado
izquierdo del cuerpo, mientras que el hemisferio izquierdo se ocupa de los
procesos sensoriales y motores de la mitad derecha del cuerpo.
Todas las células nerviosas están formadas por un cuerpo, cuyo núcleo
almacena información genética, y dos tipos de prolongaciones:
 Las dendritas, varias en cada neurona, como ramitas de un árbol, que
reciben señales de la neuronas vecinas.

 El axón, generalmente uno solo, de mayor longitud, cuyo papel en la


transmisión de la información es esencial: el axón es la principal
unidad conductora de las señales eléctricas.
El punto de contacto entre el final del axón de una neurona y la dendrita de
otra se denomina sinapsis; existen sinapsis eléctricas, que transmiten
instantáneamente la señal, y sinapsis químicas, que pueden amplificarla.
Según su función, las neuronas se clasifican en sensoriales (traen la
información de los sentidos), motoras (transmiten órdenes a los músculos y
glándulas) y, las más abundantes, las interneuronas, que llevan la
información de un lado a otro del cerebro.
De izquierda a derecha. La especialización hemisférica
Suele decirse que el hemisferio izquierdo es mejor en tareas intelectuales,
racionales, verbales, para el procesamiento del ritmo y para el pensamiento
analítico o matemático. El derecho, en cambio, respondería mejor ante

71
El lenguaje humano

estímulos sensoriales, emocionales, de orientación espacial y para


respuestas intuitivas, en las que son esenciales el reconocimiento y la
asociación, con procesamiento simultáneo de la información.
El hemisferio izquierdo aparece estructurado en áreas con funciones bien
delimitadas. El derecho, en cambio, es más amorfo.
La información visual depende mayoritariamente del hemisferio derecho. En
el caso de las lenguas de signos, se interpreta en el hemisferio izquierdo,
como todo lenguaje, pero también es cierto que el derecho interviene en su
descodificación más de lo habitual en lengua hablada.
Las diferencias entre los dos hemisferios son anatómicas; el área de
Wernicke suele ser más amplia en el hemisferio izquierdo de la mayoría de
las personas. Pero también la experiencia juega un papel importante en el
proceso de especialización, e incluso las hormonas. Algunos estudios han
demostrado que la dominancia de un hemisferio sobre otro aparece en los
niños muy pronto (en torno a los 6 años), mientras que en las niñas no
presentan estos efectos hasta los 13. Esto evidenciaría mayor plasticidad en
las niñas, lo cual les permite recuperarse mejor de un accidente cerebral.

Áreas lingüísticas
El lenguaje fue la primera función humana compleja cuyo procesamiento se
situó en zonas específicas de la corteza cerebral:
 El área de Broca, área motora del lenguaje, se encuentra próxima a la
zona de la corteza que controla los movimientos de la cara, la lengua
y la laringe, aproximadamente a la altura de la sien.

 El área de Wernicke, dedicada a la comprensión del habla, se


encuentra en la región cortical donde se procesan todos los sonidos,
mucho más cercana al oído. Ambas están unidas por un potente haz
de fibras denominado fascículo arqueado.
Los estudios cognitivos del lenguaje complementan esta visión, existiendo
numerosas variables que intervienen en la localización cerebral, como la
diferencia entre palabras y pseudopalabras (unidades con estructura
fonológica común a las anteriores, pero sin significado), unidades
gramaticales y unidades léxicas, palabras frecuentes e infrecuentes, etc.
Lesión neurológica, alteración lingüística
Las razones por las cuales el cerebro puede dejar de funcionar con
normalidad son varias, pero las más abundantes son las de tipo traumático,
consecuencia de un golpe.
En ocasiones, el golpe afecta a las áreas del lenguaje, en el hemisferio
izquierdo, provocando una pérdida o disminución en la capacidad para
construir o interpretar mensajes lingüísticos (aunque el resto de las
capacidades mentales se encuentre preservado).
Los sordos signantes, como el resto de las personas, están expuestos a las
lesiones cerebrales. Las lesiones en los mismos lugares provocan síntomas
muy similares (la parte posterior del hemisferio izquierdo incide, en ambos
casos, en la comprensión; la parte anterior, en la producción). Sin embargo,
la mayor implicación del hemisferio derecho en la descodificación de las

72
El lenguaje humano

lenguas de signos permite al signante con el izquierdo dañado codificar no


sólo información espacial general, sino también los signos de tipo icónico,
pero no los de tipo gramatical; es decir, podrá dibujar o copiar figuras
complejas, aunque no realizar tareas más simples desde el punto de vista
motor, pero implicadas en signos manuales.
En los casos en que el paciente es bilingüe, también pueden suceder cosas
insólitas, como el caso de un canadiense cuya lengua materna era el
francés, pero era bilingüe en inglés. Primero perdió el francés, y al cabo de
una semana recuperó el francés, pero simultáneamente perdió el inglés.
Estas situaciones pueden prolongarse durante meses, sin que se puedan
explicar fácilmente.
Las relaciones entre patología y lenguaje van mucho más allá de la afasia.
Numerosos trastornos tienen importantes repercusiones lingüísticas, de lo
cual se ocupa la Lingüística Clínica. Entre ellos, posiblemente los dos
extremos estén representados por el Trastorno Específico del Lenguaje y el
Síndrome de Willilams. El primero es un trastorno lingüístico puro, no
acompañado ni motivado por déficits cognitivos ni sensoriales. El segundo,
en cambio, pasa por ser una muestra de preservación del lenguaje en
personas con un profundo retraso mental.

73
El lenguaje humano

Por otro lado, los llamados savants son aquellas personas, a menudo
autistas, que unen a unas enormes limitaciones generales, una capacidad
extraordinario para algo específico; la música, el arte, las matemáticas, las
lenguas, etc. En el campo de la lengua, Christopher era capaz de hablar
entre 15 y 20 lenguas, aprendidas de forma autodidacta, pero era incapaz
de abrocharse un botón o cortarse las uñas.
Todos estos casos confirman la existencia de módulos lingüísticos en el
cerebro, independientes del resto de las funciones cognitivas superiores. La
teoría lingüística, a este respecto, plantea un debate, oponiendo las
propuestas modulares (existe un módulo gramatical, independiente del
léxico o del fonológico) a las conexionistas (el procesamiento del lenguaje
se realiza mediante interconexiones neuronales en amplias áreas).

2. El procesamiento del lenguaje


La Psicolingüística estudia el procesamiento del lenguaje en la mente: cómo
las personas adquieren y desarrollan el lenguaje, cómo se almacenan las
unidades lingüísticas en la memoria, y mediante qué mecanismos
conseguimos recuperarlas para llevar a cabo tanto tareas de producción
como de comprensión.
La representación mental del lenguaje y su relación con el pensamiento son
temas de gran importancia actual. Es decir, ¿precede el pensamiento a la
palabra, o no puede existir el primero sin el segundo? La polémica entre
Piaget, defensor de la primacía del pensamiento, y Vygotsky, partidario de
un desarrollo paralelo e inseparable entre ambos, sigue viva en la
actualidad.
Etapas en el procesamiento del lenguaje
Percepción
La descodificación del mensaje hablado supone, en primer lugar, convertir
un continuo sonoro en un conjunto de unidades discretas. El siguiente paso
es agrupar esas unidades en otras mayores (fonema > palabra > sintagma
> oración > texto). Además, es necesario normalizar las diferencias que
varían en cada emisión (las características acústicas varían si la secuencia
es emitida por un hombre o por un niño), y separarlas de la interpretación
lingüística.
Para conseguir todo ello es imprescindible contar no sólo con la información
que procede de la señal, y que sigue un flujo “de abajo arriba”, sino también
con otro gran conjunto de conocimientos previamente almacenados en la
mente, y que fluye “de arriba abajo”.
2.1.1.1. El acceso al léxico
Los expertos han comprobado que las palabras relacionadas
semánticamente se encuentran próximas en el lexicón mental de la
persona. Así, por ejemplo, “fruta” permite acceder a “zumo” más fácilmente
que “humo” (es lo que se conoce como priming o facilitación semántica).
También la composición fónica de las palabras juega un papel importante
en su recuperación, como se pone de manifiesto en el llamado fenómeno de
la punta de la lengua, cuando sólo recordamos los sonidos iniciales de la
palabra, los finales, la sílaba tónica, etc.

74
El lenguaje humano

La categoría gramatical es otro de los principios fundamentales de la


organización léxica: las palabras de contenido léxico y las gramaticales
parecen estar almacenadas en diferentes lugares y resultar accesibles
mediante distintas estrategias. A medida que se desarrolla el lenguaje en el
niño y en el adolescente, las asociaciones gramaticales se refuerzan y los
nombres se relacionan con nombres, los verbos con verbos, etc.
En el caso de las lenguas de signos, ocurre algo similar. Cuanto más
frecuente es un signo, más rápido se recupera en el lexicón mental, y, al
igual que en lenguaje oral, un “pseudosigno” tenderá a ser interpretado
como signo, del mismo modo que una pseudopalabra tiende a ser
interpretada como palabra. En cuanto al almacenamiento, la estructura de
la memoria verbal u operativa parece ser idéntica en hablantes y signantes,
aunque su funcionamiento podría variar: el orden de los estímulos se
almacena temporalmente en los primeros y espacialmente en los segundos.
Por lo tanto, parece que la organización del almacén mental y el camino
hacia sus unidades es amodal (no depende del modo o medio del lenguaje
utilizado).
Además de averiguar la estructura mental del lexicón, la Psicolingüística
intenta explicar cómo se activan las palabras a partir de un estímulo sonoro
para conseguir acceder al significado que nuestro interlocutor pretende
transmitir. Así, tras la llegada de un estímulo sonoro al cerebro (por
ejemplo, “ele”), se produce una activación en paralelo de las posibles
unidades a las que se refiere (elefante, elegante, elegido…), y será el más
similar al estímulo el que finalmente venza.
2.1.1.2. La desambiguación sintáctica
Cuando leemos una frase, generamos mentalmente de forma simultánea
todos sus posibles análisis (parsing), asignando diferente interpretación
semántica a sus constituyentes. De esta forma, podemos distinguir frases
que tienen una ambigüedad local, que se resuelve al llegar al final del
procesamiento, y frases con ambigüedad permanente (por ejemplo, el
ladrón observó al policía con los prismáticos, en donde sólo el contexto nos
permitiría discriminar quién usaba los prismáticos).
Otros expertos, en cambio, defienden que el procesador sintáctico humano
prima la rapidez sobre la exhaustividad, y selecciona una sola interpretación
durante la descodificación, siempre la más sencilla (por ejemplo, [golpear
] [al policía] [con los prismáticos]). Sólo al encontrarnos al final en un
callejón sin salida, nos obligaría a empezar de nuevo.
En el procesamiento sintáctico juega un importante papel la memoria a
corto plazo, donde se almacena por un breve período de tiempo el mensaje,
mientras se resuelve el procesamiento.
Producción
Las frases y oraciones se planifican antes de empezar la producción del
primer sonido.
En cualquier caso, los errores del habla se dan en todas las lenguas del
mundo, entre todos los hablantes y en todas las etapas de su vida. También

75
El lenguaje humano

los signantes sufren sus propios errores (slips of the hands). Los estudios
señalan una coincidencia básica entre las dos modalidades de habla,
también en este aspecto, aunque sus patrones detallados (tipos de errores
que se presentan con más o menos frecuencia, tendencia a la reparación,
etc.) varían entre lo oral y lo signado.

76
El lenguaje humano

Las diferentes etapas de la producción lingüística han recibido diversas


denominaciones. Levelt habla de los siguientes tres componentes:
 Conceptualizador: Se selecciona el contenido de lo que se quiere
transmitir. Se genera un mensaje preverbal, proposicional, con los
referentes (qué, quién), los predicados básicos y sus argumentos, así
como el ajuste pragmático.

 Formulador: Aquí se realizaría la traducción a un código lingüístico,


seleccionando las palabras, la estructura sintáctica, fonológica y
prosódica.
 Articulador: El cerebro envía las órdenes oportunas a los nervios
faciales para que pongan en marcha los músculos motores de la
fonación y el habla.
Los debates más importantes conciernen al funcionamiento interno del
segundo componente, el Formulador. En él se dan dos operaciones
principales: la selección, especialmente importante para el componente
léxico, y la combinación, esencial para el sintáctico. Los primeros necesitan
acceder al almacén léxico y recuperar unidades memorizadas. Los segundos
crean estructuras nuevas.

77
El lenguaje humano

TEMA 11. ORIGEN Y ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE


1. Filogénesis y Ontogénesis
La ontogénesis es el proceso mediante el cual el niño comienza a desarrollar
su lenguaje, y la filogénesis es el inicio de esta capacidad en la especie
humana. La búsqueda de patrones comunes entre los procesos filogenéticos
y ontogenéticos se ha convertido en uno de los aspectos fundamentales de
la lingüística actual.

2. El origen del lenguaje


Es evidente que, al no quedar restos fósiles del habla, las ideas sobre el
origen del lenguaje se basan en especulaciones e hipótesis. Algunas de ellas
fueron las siguientes: las primeras palabras imitaban sonidos naturales
(teoría del ding dong); reproducían los gritos de los animales (teoría del
guau guau); tuvieron su origen en vocalizaciones emocionales, como
gemidos, suspiros o gritos (teoría del pooh pooh); o bien en la necesidad de
coordinar vocalmente el trabajo conjunto de la tribu al arrastrar pesos
(teoría del yo-he-ho). Algunos autores posteriores se inclinaban por
posibilidades más románticas: el origen del lenguaje está en el amor, y la
necesidad de expresarlo mediante canciones.
En los últimos años, la genética ha avanzado en relación a los estudios
sobre el origen del lenguaje y las lenguas. Primero, con el descubrimiento
del gen FOXP2 en los neandertales, y, segundo, con el estudio del ADN
mitocondrial transmitido por vía materna, en grandes grupos de población
en toda la tierra, que han permitido comprobar que sus actuales habitantes
proceden todos de África. Así, un único linaje emigrado desde el este del
continente, cuya primera mujer se conoce como la Eva mitocondrial, es el
origen del resto de humanos no africanos.
2.1. ¿Cuándo? Alfa y omega, el principio y el fin
El lenguaje apareció en el hombre, o en sus predecesores, en algún
momento posterior a su separación del resto de los primates, lo cual
sucedió entre 5 y 7 millones de años atrás.
El otro extremo temporal sobre el que se tiene certeza es la existencia de
lenguas modernas sobre la tierra hace 8.000 años. Por lo tanto, entre ambos
extremos de la horquilla habrán de situarse las primeras lenguas, o lenguas
tempranas.
2.2. ¿Por qué? De la necesidad, virtud
Existen una serie de condiciones previas de carácter fisiológico o anatómico
que han posibilitado y favorecido la aparición del lenguaje en el hombre.
Estas condiciones son:

 El bipedalismo. Al quedar libres las manos, se pudo desarrollar la


habilidad manipulativa que daría lugar a los primeros útiles tallados,
con el consiguiente incremento de la capacidad mental. Una parte de
los estudiosos especula con la posibilidad de que los primeros
lenguajes fueran manuales, signados, y no orales.

78
El lenguaje humano

 El aumento en el volumen del cráneo. Pero el tamaño no lo es todo,


incluso es irrelevante si no va acompañado de un funcionamiento
adecuado. Una propuesta interesante en este aspecto es que quizá la
relación entre lenguaje y capacidad cerebral haya sido inversa: el
lenguaje extiende el cerebro, obliga a su desarrollo. O se influyen
mutuamente; existe una co-evolución entre cerebro y lenguaje. El
resultado final es que el lenguaje no sólo se ha “apropiado” de
determinadas áreas cerebrales, convertidas en procesadores
especializados, sino que también las utiliza de forma diferente en
función del hemisferio en que se encuentren.

 Consecuencia de las dos circunstancias anteriores fue el nacimiento


de bebés más inmaduros. Al andar con dos pies, las caderas de las
mujeres se estrecharon, pero las cabezas de los bebés eran cada vez
mayores. Al parto sobrevivían los neonatos con el cráneo más
flexible, cuyas estructuras no podían estar plenamente desarrolladas,
sino que se completaban en los primeros años de vida. Para
conseguirlo, el lenguaje fue el estímulo apropiado.
 La evolución de los órganos fonadores:
o El descenso de la laringe. Los bebés humanos y los primates
tienen una faringe más corta, y pueden tragar y respirar al
mismo tiempo, pero no pueden controlar la salida del aire
fonador. A medida que el niño crece, su faringe se alarga, la
glotis baja, y cuando traga necesita tapar el conducto para
evitar que el alimento entre en los pulmones (lo hace con un
movimiento del hueso hioides). Esto permite un excelente
control sobre la salida del aire fonador y mayor movimiento de
la lengua en la cavidad bucal, pero, a cambio, provoca el riesgo
de ahogamiento.
o Aparece un nuevo órgano, el velo del paladar, que permite
cerrar el paso del aire por la nariz y diferenciar los sonidos
orales de los nasales.
Otros estudios añaden a las consideraciones biológicas, las socioculturales.
Evidentemente, la vida social se ve muy favorecida si la comunidad dispone
de un instrumento como el lenguaje, que permita trazar alianzas, relaciones
familiares, jerarquías de dominio, etc.
2.3. ¿Cómo? Darwin, el Big Bang y el efecto mariposa
Para responder al cómo en el origen del lenguaje, hay una doble alternativa:
un inicio paulatino, gradual y continuo, frente a uno discontinuo, abrupto y
súbito. Los primeros defienden la adaptación de ciertos órganos cuya
función inicial no fue lingüística, sino de supervivencia; su primer
representante fue Charles Darwin. Los segundos hablan de una mutación
genética masiva, para dar cabida, como un Big Bang, a la Gramática
Universal y al Dispositivo para la Adquisición del Lenguaje; es la propuesta
chomskyana. Por su parte, la mayoría de los estudios recientes combinan la
posibilidad de una evolución gradual pero con momentos discontinuos de
crecimiento exponencial.
En cuanto a los mecanismos que fueron el germen del lenguaje, la mimesis
es uno de los más importantes, que supone no sólo imitar, sino también

79
El lenguaje humano

interpretar intencionadamente, con fines competitivos, de forma repetida


hasta la ritualización, de modo que los síntomas naturalmente motivados se
convierten en símbolos. Precisamente, la simbolización es otra de las
propuestas fuertes como explicación al origen del lenguaje, el paso de
representaciones icónicas a representaciones simbólicas.

En cuanto al orden en que posiblemente aparecieron los distintos


componentes del lenguaje, se puede hacer el siguiente resumen:

 En medio de un clima de competencia social, donde cada individuo


debía ganarse un lugar en el clan, aquellos sujetos que aportaran
información relevante para el grupo (sobre la caza, peligros, etc.)
serían muy importantes. Con un conjunto limitado de palabras sería
suficiente (aquí, ahora…). Es el “prelenguaje”.

 En la segunda etapa, surge la necesidad de combinar recuerdos y,


por tanto, combinar palabras con mayor precisión porque los
interlocutores no están viendo la escena. Surge entonces el
“protolenguaje”, más complejo pero aún carente de sintaxis. Y con él
se abre la posibilidad de modificar la realidad, exagerando o
mintiendo.
 En la tercera fase se hace necesario defenderse contra la mentira,
aprendiendo a detectar inconsistencias en el discurso del otro. Nace
la argumentación y, con ella, la sintaxis.
Muchos autores están de acuerdo en que el léxico precedió a la gramática,
lo simple a lo complejo, lo icónico y regular a lo arbitrario e irregular…
Autores como Heine y Kuteva entienden que, en la evolución de la primera
gramática, el estadio inicial corresponde al nombre, seguido por el verbo y,
posteriormente, por adjetivos y adverbios. Y así sucesivamente, hasta llegar
a la sexta y última capa donde se encuentra la pasiva y las subordinadas
adverbiales.
2.4. El origen de las lenguas
El origen de las 6.700 lenguas que existen en el mundo sólo puede ser de
dos tipos: monogenético (todas las lenguas del mundo provienen de una
sola) o poligenético (diferentes lenguas se originaron de forma espontánea
e independiente en lugares distintos).
A favor de la hipótesis de un origen único están los argumentos genéticos,
la teoría de una única Eva mitocondrial, madre de todos los seres humanos
que poblamos la Tierra. En cuanto a los argumentos lingüísticos Joseph
Greenberg propuso la existencia de grupos de lenguas: todas las africanas
pertenecerían sólo a cuatro familias, las americanas a una sola, y así hasta
trece, que englobarían todas las lenguas del mundo. Por su parte, Ruhlen
defiende la existencia de una única lengua maternal original, basándose en
características comunes en el nivel fónico, morfológico y léxico, de las
cuales deduce una serie de étimos universales que constituirían la base
común de la que se derivaron todas las lenguas. Las propuestas de Ruhlen
han sido muy criticadas dentro de la Lingüística, que encuentra muchas más
disparidades que similitudes entre los diversos grupos lingüísticos.
En cuanto a los defensores de un origen múltiple, entienden que el lenguaje,
como capacidad, tendría muchas más probabilidades de haber triunfado

80
El lenguaje humano

como medio de comunicación si hubiera nacido en cinco sitios de forma


independiente que si lo hubiera hecho en uno solo.

81
El lenguaje humano

3. La adquisición del lenguaje


Los niños usan, desde muy pronto, operaciones computaciones complejas,
las cuales les permiten interpretar el significado de frases mínimamente
elaboradas. En una frase como “enséñale a papá cuál es la flor que te he
regalado hoy”, el niño realiza la asignación de constituyentes, previamente
ha conseguido aislar en la cadena fónica continuada de su madre los
elementos más significativos (segmentación) y ha obtenido los rasgos
comunes que le permiten identificar unidades como “flor”, “regalado”
(normalización).
Su competencia, es decir, su conocimiento mental de la gramática, es
superior a lo que se observa en su actuación, en sus emisiones concretas
(un niño pequeño podría contestar “fo éta”, “flor ésta”).
Según la “hipótesis del período crítico”, formulada por Eric Lenneberg, el
dispositivo innato que hace posible la adquisición de la lengua materna se
activa sobre los 15 meses de edad, se encuentra en su plenitud durante los
primeros años de vida, y decae rápidamente a partir de la adolescencia.
3.1. Las capacidades perceptivas tempranas
Peter Jusczyk fue uno de los principales impulsores de los estudios sobre la
discriminación de sonidos lingüísticos en los bebés. Según sus estudios, los
menores de tres meses captan perfectamente, por ejemplo, cambios en
pares de oclusivas, y a partir de ese momento, en el timbre de las vocales,
sean o no sonidos de su lengua materna y, evidentemente, sin aprendizaje
previo. También recuerdan secuencias sonoras a las que fueron expuestos
durante la gestación.
La experiencia posterior va limitando esas capacidades generales,
ajustándose a las que aparecen en los sonidos que escuchan a su alrededor,
de modo que a los 8 meses consiguen segmentar unidades en medio del
continuo fónico. Pero a medida que van ganando pericia para la adquisición
de la lengua materna, van perdiéndola para los sonidos generales del
lenguaje (de hecho, hay una relación directa entre la rapidez con la que
desarrollan su lenguaje y la desaparición de las capacidades
prelingüísticas).
3.2. El impulso social del lenguaje
El lenguaje se considera un instrumento esencialmente comunicativo, que
sólo en el marco de las relaciones humanas puede desarrollarse. Los adultos
que interactúan con el niño seleccionan para él la información y se la
presentan de una forma ajustada a sus capacidades, según el momento de
desarrollo cognitivo en que se encuentre. Es el maternés, el lenguaje
dirigido al niño, caracterizado por un tono más elevado y más contrastado,
mayor cantidad de pausas, muchas coincidentes con fronteras gramaticales
o léxicas, ciertas unidades específicas (tete por chupete), etc.
De esta forma, los padres permiten al niño afinar su percepción y enfocarla
hacia los elementos más relevantes del mensaje, resaltando su valor
comunicativo y ahorrándoles los cómputos innecesarios que se derivarían
de prestar la misma atención a todo el mensaje.
En el caso de niños sordos con padres oyentes, que carecen de una
estimulación auditiva y tampoco acceden a una lengua de signos

82
El lenguaje humano

estructurada, se desarrolla un sistema gestual de comunicación calificado


como señas caseras. Sistemáticamente se usa un número limitado de
configuraciones manuales (palma abierta, el índice apuntando, etc.), que se
realizan con determinados movimientos para referirse a los objetos según
sus características físicas, etc.
3.3. El camino
En cuanto a la percepción, los bebés discriminan contrastes fonéticos de
cualquier lengua y, con el paso de los meses, van restringiendo esa
capacidad a los estímulos más frecuentes en su entorno, para facilitar la
segmentación e identificación de unidades en la lengua materna.
Por otro lado, los estudios sobre adquisición del lenguaje muestran que la
percepción siempre precede a la producción. Esta asincronía es tan fuerte
que algunos autores sugieren que puede proceder de la utilización de
diferentes sistemas neuronales en un caso y otro: la comprensión se
debería a mecanismos cerebrales bilaterales, comunes a otras tareas no
lingüísticas, mientras que la producción se generaría en regiones anteriores
del hemisferio izquierdo especializadas en el lenguaje.
En cuanto a la producción, las primeras emisiones en el recién nacido son
pre-lingüísticas, sonidos biológicos como la tos o el llanto; pero desde los
tres meses comienza la preparación al balbuceo, una sucesión de sonidos
vocálicos de timbres y tonos muy variados que, con algunas consonantes
velares, muestran los primeros intentos por controlar la sonoridad y los
movimientos linguolabiales.
Del medio año en adelante, con el balbuceo canónico (secuencias
consonante-vocal), se reduce el inventario de sonidos, pero se estabiliza. En
torno a los 10 meses suele comenzar una jerga cada vez más similar a los
patrones fónicos de la lengua materna, con secuencias consonante-vocal-
consonante, por lo que también se denomina balbuceo conversacional.
Finalmente, alrededor de los 12 meses, desemboca en las primeras
palabras.
El balbuceo ha resultado ser una rica fuente de análisis para el estudio de la
aparición del lenguaje. Jakobson, en 1941, defendía que el balbuceo, dado
su carácter prelingüístico, era universal, común a todos los niños del mundo,
e independiente de la aparición de las primeras palabras en cada lengua.
Sin embargo, estudios posteriores han mostrado numerosas diferencias
interlingüísticas en él, considerado hoy en día no sólo como un
entrenamiento de control muscular, sino también como una preparación
imprescindible para el habla en general y la lengua materna en particular.
Los niños sordos balbucean oralmente, y dejan de hacerlo cuando comienza
su desarrollo lingüístico signado. Pero también balbucean manualmente, y
esos movimientos son precursores de su desarrollo lingüístico posterior;
como el control muscular de las manos es previo al de los músculos
articulatorios, las primeras palabras signadas aparecen algo antes del
primer año.
3.3.1. De los primeros sonidos a las primeras palabras
En un momento determinado, el niño relaciona cierta secuencia de sonidos
a un amplio conjunto de situaciones comunicativas. Por ejemplo, [aua]
puede equivaler a “dame agua”, si tiene sed, “estoy en el agua”, si es la
hora del baño, etc. Es la etapa holofrástica, en la que una sola emisión

83
El lenguaje humano

amalgama lo que en habla adulta serían frases completas. Lo importante es


que esa emisión ya tiene un valor simbólico.
Al año y medio, por lo general, empiezan a diferenciarse dos elementos en
las emisiones del niño. Es la etapa telegráfica, llamada así porque suele
carecer de marcas gramaticales (artículos, preposiciones, etc.).
A partir de entonces, en cuanto el número de unidades por emisión supera
los dos elementos, el sistema lingüístico se empieza a consolidar a una gran
velocidad.
Los dos años coinciden con la llamada explosión léxica, el vocabulario activo
y el pasivo se incrementan a una gran velocidad. Aparecen en estos
momentos los marcadores gramaticales: la flexión nominal, género y
número; posteriormente, la verbal, comenzando por la primera y la tercera
personas, el presente, el imperativo…; los diminutivos también juegan un
papel importante, facilitando el descubrimiento de la morfología derivativa.
Muy pronto, esas estructuras se van extendiendo, tanto en el sintagma (en
torno a un núcleo nominal, con determinantes y adyacentes, que pueden
ser preposicionales), como sobre todo en la oración (en torno a un verbo,
con sujeto y complementos). Llega un momento en que la mera
combinación de las unidades resulta poco rentable, por lo que se necesitan
mecanismos gramaticales para utilizar de forma productiva esos recursos.
Ahí aparecen la morfología y las palabras funcionales (preposiciones,
conjunciones, adverbios). Y con la primera, las hiper-regularizaciones, las
reglas del modelo adulto se aplican a ejemplares que no las requieren (se
ha rompido, me la sabo, ya venió el nene).
De los tres años en adelante, se produce la combinación de oraciones. A las
yuxtaposiciones anteriores se unen las coordinaciones copulativas y las
subordinadas más simples: las sustantivas (quiero ver a mamá), así como
las causales (no la coges porque no llegas), finales (el chándal no es para
dormir) y relativas sencillas (un libro que compró papá); entre las
coordinadas más complejas, las primeras adversativas con pero (no, pero
esta nena quiere tarta) y las disyuntivas (¿vienes o te quedas?). Más tarde,
las condicionales, modales, temporales y comparativas. En este momento,
el niño ya necesita echar mano de otros mecanismos, como elipsis,
deícticos complejos, secuencias temporales, etc.
3.4. L1, L2, L3, Ln…
La adquisición de la lengua materna y la de una lengua extranjera
presentan algunos rasgos comunes, pero también otros diferentes.
Tanto el bebé como quien intenta aprender una segunda lengua utilizan
algunos principios comunes. En sus emisiones, lo simple precede a lo
complejo, usan lo que tienen y buscan un rendimiento máximo de medios
limitados. Las relaciones complejas se descomponen en otras más simples,
se tiende a las formas con significado transparente. En definitiva, los
grandes facilitadores del proceso son la accesibilidad conceptual de las
estructuras y su prominencia perceptiva: son más prominentes las formas
tónicas que las átonas, las largas que las breves, las vocales que las
consonantes, etc.
En cuanto a las diferencias, la primera es el resultado: todos los niños,
independientemente de su personalidad o de su nivel de inteligencia,
consiguen dominar su lengua en un período de tiempo bastante similar y

84
El lenguaje humano

siguiendo unos pasos más o menos comunes, mientras que en caso de las
segundas lenguas, ese conocimiento es más bien extraordinario y tanto el
tiempo que se tarda en estabilizarlo como los caminos por los que se llega a
ese punto, varían muchísimo (QUE ME LO DIGAN A MÍ), y aparecen ligados
a las capacidades intelectuales y psicológicas de cada persona.
Por eso, en el primer caso se habla de adquisición (espontánea, intuitiva), y
en el segundo, de aprendizaje (consciente, guiado por reglas aprendidas).

Las razones son fundamentalmente de dos tipos: la edad y la existencia


previa de una estructura lingüística. La lengua materna, en la mente del
aprendiz de segundas lenguas, provoca transferencias o interferencias en
las que rasgos de la primera se intentan aplicar a las siguientes.
3.4.1. El bi o trilingüismo
En la adquisición del lenguaje se plantea la duda sobre si existen dos
sistemas lingüísticos en la mente del niño desde el primer momento. La
mayoría de los investigadores se decanta por la existencia de dos sistemas
distintos desde el inicio del lenguaje.
Entre la adquisición monolingüe y la bilingüe hay semejanzas y diferencias.
En ambos casos, se encuentran las mismas etapas, los mismos errores y
estructuras semejantes. Sin embargo, entre los bilingües se encuentra
mayor variabilidad interpersonal y un menor desarrollo léxico, que se
compensa con una mayor soltura y rapidez en las emisiones.
La adquisición bilingüe tiene también algunos rasgos comunes con el
aprendizaje de una segunda lengua: los fenómenos de interferencia, la
mezcla lingüística (se inserta una palabra de una lengua en una frase de
otra), o el cambio de código (inserción de frases completas de una lengua
en discursos de la otra), son fenómenos bastante consistentes.

85
El lenguaje humano

TEMA 12. LAS LENGUAS DEL MUNDO


1. Diversidad lingüística. Las lenguas del mundo
En la actualidad, hay aproximadamente 6.700 lenguas vivas conocidas en el
mundo. La mayor concentración está en África y Asia, y la menor en Europa.
Ahora bien, la relación entre el número de lenguas y hablantes no es
homogénea. En algunos lugares, muchas personas hablan unas pocas
lenguas, mientras que, en otros, pocas personas hablan muchas lenguas.
Determinar con exactitud el número de lenguas en el mundo, aportando
información suficiente para poder estudiarlas, no es una tarea fácil, por
varios motivos:

• Algunas lenguas se localizan en comunidades poco accesibles, desde


el punto de vista geográfico. Además, es frecuente que existan serias
dificultades de comunicación con sus hablantes.

• Determinar qué es lengua y qué es dialecto es el mayor problema


metodológico al que hay que enfrentarse, sobre todo en aquellas
comunidades en las que ambos conceptos están muy difusos e
implicados con otras variables sociales y políticas.
• También hay que contar con las actitudes de los hablantes hacia su
variedad y hacia la de los demás, ya que puede existir enemistad o
rivalidad entre comunidades de habla, como sucede, por ejemplo, en
Bélgica entre los valones (que hablan francés) y los flamencos (que
hablan neerlandés).

• En zonas con gran diversidad lingüística, surgen serias dificultades


para determinar dónde acaba una variedad lingüística y dónde
comienza otra, ya que lo normal es que las lenguas formen un
continuo lingüístico con límites imprecisos.
• En ocasiones, la clasificación de algunas lenguas se ha basado en
datos recopilados por personas sin formación lingüística, lo que no
siempre garantiza unos datos fiables.

• A veces, por criterios políticos, decisiones políticas convierten lenguas


en dialectos y dialectos en lenguas sin ningún criterio lingüístico.

2. Clasificación de las lenguas


Se pueden clasificar las lenguas en grupos o familias según dos criterios: el
genético, que agrupa las lenguas por sus relaciones de parentesco, y el
tipológico, que reúne las lenguas con características comunes. También se
utiliza el criterio geográfico, que clasifica las lenguas por su distribución
geográfica.
2.1. Clasificación genética
Esta clasificación se basa en las relaciones de parentesco que existen entre
las que poseen un origen común, a partir de unos rasgos lingüísticos
coincidentes que permiten extraer conclusiones históricas. Así, entre las
lenguas romances, estas coincidencias son las que permiten a los españoles
reconocer como más familiares el italiano o el portugués que, por ejemplo,

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El lenguaje humano

el alemán. Lógicamente, entre miembros de la misma familia pueden existir


también evidentes diferencias estructurales debido a su evolución histórica
como lenguas independientes.
Algunos ejemplos de familias son:
• En las lenguas eslavas, en los verbos en movimiento, se diferencia
según indiquen que se va hacia un lugar concreto o indiquen
movimiento sin rumbo fijo.

• En las lenguas celtas, la característica sintáctica más importante es


que el orden de la oración incluye primero el verbo y luego el sujeto y
el objeto.

• En la familia romance, el léxico es muy parecido al latín. Por ejemplo,


“fuego” se dice foc, en rumano, foc, en catalán, fuk, en dálmata, fug,
en friulano, fuego, en español, fogo, en portugués, etc.

• En las lenguas tibeto-birmanas, en el nivel fonético, existen


diferencias tonales, lo que supone que una misma palabra cambia de
significado en función del tono.
El sistema de clasificación de las lenguas que se sigue en la actualidad
parte del filo como la agrupación de mayor antigüedad y propone doce
niveles de jerarquización en la clasificación genética. Los tres primeros, filo,
familia y grupo, tienen un carácter genético, mientras que el área, la zona y
la región son geográficos.
Los filos constan de familias, las familias de grupos, los grupos de áreas, las
áreas de zonas y las zonas de regiones. Entre estos niveles están los
subtipos intermedios, que tienen un rango superior a la unidad que les
precede e inferior al que les sigue; por ejemplo, la subfamilia es una clase
superior al grupo, pero inferior a la familia.
De esta forma, el sistema ha permitido clasificar, hasta el momento, el 90%
de las lenguas conocidas en el mundo en 33 filos o familias lingüísticas. Así,
por ejemplo, el español pertenece a la familia de las lenguas romances (que
proceden del latín), que, a su vez, está emparentada con las familias
germánica y eslava, y las tres familias pertenecen a la familia indoeuropea.
El filo con mayor número de lenguas, el primero que se identificó y el mejor
estudiado, es el indoeuropeo, que se extiende por Europa, Asia y América.
2.2. Clasificación tipológica
La clasificación tipológica se basa en la relación que existe entre las lenguas
teniendo en cuenta su estructura interna. La primera propuesta tipológica la
hizo Wilihelm von Humboldt, que derivó hacia la clasificación de las lenguas
en lenguas aislantes, aglutinantes, flexivas e incorporantes.
2.2.1. Lenguas aislantes
Las lenguas aislantes (o analíticas) tienen palabras invariables sin flexión,
cada palabra tiene una función autónoma y las relaciones gramaticales y
sintácticas se manifiestan mediante un orden muy estricto de las palabras
en la oración. Prácticamente carecen de morfología. Por ejemplo, se
consideran lenguas aislantes el chino, tailandés, vietnamita, hawaiano,
tibetano e indonesio.

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El lenguaje humano

2.2.2. Lenguas aglutinantes


Las lenguas aglutinantes (también denominadas sintéticas o fusionantes)
tienen una morfología muy rica, con numerosos afijos. La raíz expresa el
significado básico y a ella se le añaden una serie de afijos regulares que
actúan de modificadores. Se consideran lenguas con características
aglutinantes el vasco, húngaro turco, finés, japonés, suahili y tamil.
2.2.3. Lenguas flexivas
Las lenguas flexivas poseen una morfología muy rica, con raíces y
desinencias claramente diferenciadas, que son las que varían para
manifestar las modificaciones de la palabra. También poseen prefijos y
sufijos. Lógicamente, hay variaciones en la conjugación verbal. Son lenguas
con características flexivas el árabe, el hebreo y la gran mayoría de lenguas
europeas.
2.2.4. Lenguas incorporantes
Las lenguas incorporantes tienen palabras muy complejas, combinando
rasgos aglutinantes y aislantes, que equivalen, en muchos casos, a una
oración. Se consideran lenguas con características incorporantes el
esquimal de Alaska y algunas amerindias.
2.3. Clasificación geográfica
La clasificación geográfica puede abarcar un continente, un país, territorios
que sobrepasan los límites de los países o pequeñas regiones. Cuando las
lenguas comparten un espacio geográfico, es normal que se produzcan
transferencias lingüísticas entre ellas, y esto ocurre incluso entre lenguas
que no están emparentadas lingüísticamente.

3. La diversidad de las lenguas y los universales


lingüísticos
Los universales lingüísticos son las propiedades comunes a todas las
lenguas. La primera cuestión que hay que resolver es si, en verdad, existen
los universales lingüísticos.
Algunos autores, como Boas y Sapir, defienden la hipótesis del relativismo
lingüístico, es decir, la idea de que las distinciones que caracterizan a una
lengua no se encuentran en ninguna otra. Por otro lado, Chomsky defiende
una postura radicalmente diferente, pues afirma que todos los hombres
hablamos básicamente la misma lengua, en el sentido de que un mismo
mecanismo básico de funcionamiento subyace a todas las lenguas.
Sea cual sea el enfoque teórico adoptado, hoy en día, el interés de las
diferentes escuelas se centra en explicar las semejanzas estructurales que
se dan entre las lenguas.
Las dos respuestas a la pregunta de por qué existen los universales
lingüísticos se asocian con las dos grandes corrientes de la lingüística
actual: formalismo y funcionalismo.
Para el enfoque formal (Chomsky), las propiedades comunes a todas las
lenguas se explican porque existe una capacidad del lenguaje que es innata
a todos los seres humanos. Es decir, venimos “programados” para hablar,

88
El lenguaje humano

con un “conjunto de instrucciones” sobre cómo deben ser las lenguas. Estas
instrucciones constituyen la gramática universal.

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El lenguaje humano

Desde este punto de vista, los universales lingüísticos son las propiedades
del lenguaje que forman parte de la gramática universal, es decir, las
propiedades innatas del lenguaje. La gramática universal está formada por
un conjunto de principios, comunes a todas las lenguas, y un conjunto de
opciones o parámetros. Cuando un niño empieza a hablar, no tiene que
aprender miles de reglas; simplemente debe fijar los valores para los
parámetros en su lengua. Por ejemplo, en español, que primero va el núcleo
y luego el complemento, etc.
Para el enfoque funcional tipológico, los universales lingüísticos se explican
por razones funcionales. Las lenguas son, ante todo, instrumentos de
comunicación y, por tanto, se espera que su forma se adapte a esa función.
Para los funcionalistas, los universales lingüísticos se explican haciendo
alusión a la facilidad del procesamiento. En este sentido, Haspelmath
establece tres universales en los ámbitos fonológico, morfológico y
sintáctico:
• Ámbito fonológico: Las oclusivas labiales sonoras son más fáciles de
producir que las oclusivas velares sonoras porque hay más espacio
entre la laringe y los labios para la corriente de aire durante la
oclusión oral.

• Ámbito morfológico: Las palabras más frecuentes tienden a ser más


cortas que las palabras menos habituales.
• Ámbito sintáctico: Los objetos tienden a ser inanimados e indefinidos,
por lo que las lenguas tienden a restringir la marca de caso a los
casos menos frecuentes, los objetos humanos y definidos.
3.1. Tipos de universales
Se pueden distinguir cuatro grandes tipos de universales, organizados en
dos series:

• Universales implicativos frente a universales incondicionales.


• Universales absolutos frente a universales relativos o estadísticos.
3.1.1. Universales implicativos frente a universales incondicionales
Dados dos rasgos o propiedades de una lengua, si la presencia de uno de
los rasgos predice la presencia del otro, se habla de un universal
implicativo. En cambio, los universales incondicionales recogen
generalizaciones respecto a una única propiedad de una lengua.
Ejemplos de universales implicativos son:

• Si una lengua tiene la categoría de género en el nombre, también la


tendrá en el pronombre.
• Todas las lenguas que tienen formas reflexivas para la primera y
segunda persona, también tienen formas reflexivas para la tercera
persona.

• Si una lengua tiene flexión, también tiene derivación.


• Si una lengua tiene vocales nasales, también tiene vocales orales.

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El lenguaje humano

Ejemplos de universales incondicionales son:


• En todas las lenguas, una vocal sola puede constituir una sílaba.

• El conjunto de lexemas de una lengua puede variar mediante la


introducción de nuevos elementos y la desaparición de otros.
3.1.2. Universales absolutos y universales relativos
Los universales absolutos se encuentran en todas las lenguas, reales y
posibles. Se trata de propiedades características de las lenguas naturales,
por lo que una lengua no será tal si no cuenta con ellos.
Ejemplos de universales absolutos son:
• Toda lengua consta de un vocabulario y unas reglas de combinación
(o gramática).

• Todas las lenguas cuentan con elementos deícticos, es decir, palabras


que se utilizan para hacer referencia a elementos del contexto de la
enunciación, como hoy, aquí, yo, tú…
Los universales relativos o estadísticos son generalizaciones que se aplican
a muchas lenguas pero que cuentan con excepciones. El orden de las
palabras es uno de los aspectos en los que hay más variación
interlingüística. Así, en el 95% de las lenguas, el sujeto precede al objeto.
Por tanto, se puede considerar un universal relativo el que las lenguas
presentan un orden básico de palabras en el que el sujeto precede al objeto.

4. Presente y futuro de las lenguas


En el mundo hay una gran desproporción en la distribución de lenguas por
habitantes. De las 6.110 lenguas existentes en el mundo, existen 232
lenguas que son habladas por menos de 10 personas, en tanto que 8
lenguas tienen más de 100.000.000 de hablantes.
Se calcula que en el transcurso de las últimas tres generaciones se han
extinguido cerca de 200 lenguas, 538 están en situación crítica, 1.134 en
peligro y 607 en situación vulnerable, lo que significa que, probablemente, a
finales del siglo XXI, habrán desaparecido entre el 50% y el 90% de las
lenguas del mundo, sobre todo de América y Australia. Los países con más
diversidad de lenguas, como la India, Estados Unidos, Brasil, Indonesia y
México, son los que tienen más lenguas en peligro de extinción.
Por el contrario, hay zonas en las que algunas lenguas se mantienen
relativamente estables, como, por ejemplo, en Papúa Nueva Guinea, el país
con la mayor diversidad lingüística del mundo (más de 800 lenguas), en
donde existen, en proporción, menos lenguas en peligro, sólo 88.
Como curiosidad, entre las lenguas extinguidas se encuentra el nushu, una
lengua exclusiva de las mujeres.
No todas las lenguas tienen el mismo nivel de riesgo. Algunas están
potencialmente amenazadas porque va decreciendo la competencia
lingüística de sus hablantes, mientras que otras están a punto de
extinguirse porque ya no quedan hablantes que la vayan a transmitir a sus
descendientes. Es decir, la extinción de una lengua es un proceso de

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El lenguaje humano

deterioro en el que, de una generación a otra, va disminuyendo el uso de la


lengua en todos los ámbitos: deja de transmitirse como lengua materna, va
siendo sustituida por otra y, finalmente, acaba por desaparecer o por
quedar como un vestigio cultural que sólo se manifiesta en actividades
folclóricas.

4.1. ¿Por qué desaparece una lengua?


La muerte de una lengua puede producirse por un proceso de desaparición
gradual, porque los hablantes de las nuevas generaciones dejan de usarla,
por extinción total debida a la muerte del último hablante, o por lingüicidio,
desaparición repentina de una lengua por genocidio o por catástrofes
naturales.
a) Desaparición gradual. Las lenguas cambian y evolucionan
permanentemente. Cuando, en un momento determinado, las
variedades de una lengua dejan de ser percibidas como parte de ésta
y son consideradas como lenguas diferentes, la primera muere. Por
ejemplo, del latín, lengua actualmente muerta, surgieron otras con
gran vitalidad como el italiano, el portugués, el francés o el español.
b) Extinción. Una lengua se extingue cuando sus últimos hablantes
desaparecen sin haberla transmitido a las últimas generaciones. Es lo
que ha ocurrido con el eyak de Alaska, la lengua miwok de EE.UU., el
popoluca de México, el tol de Honduras, etc.
Los factores que pueden causar esta extinción son variados: políticos,
demográficos, económicos, sociales, etc.
Durante todas las épocas de la historia se han producido invasiones
de tipo militar o político que han generado desplazamientos
demográficos y, por tanto, cambios lingüísticos. Entre estos factores
políticos destacan dos predominantes: la implantación de lenguas
oficiales en Europa y la desaparición de lenguas debido a las
colonizaciones.
La elección de lenguas vernáculas para la actividad gubernamental,
técnica, educativa y cultural en Europa, supuso la imposición de
lenguas durante la época de construcción de los estados europeos.
Este comportamiento se ha seguido manteniendo a través del
reconocimiento del estatus de oficialidad de cada estado a las
lenguas que se hablan en su territorio, y ha llevado a veces a la
prohibición expresa de la utilización de otras lenguas, a su
eliminación de los medios de comunicación, de la escuela o de la
administración y, en general, a una ausencia de políticas a favor de la
conservación del patrimonio lingüístico.
El otro factor político es el de los procesos de colonización. Así, se
puede hablar de la anglofonización e hispanización de las poblaciones
del norte y sur de América impuestas por la conquista de los
territorios; la colonización de territorios asiáticos y australianos por
los franceses e ingleses; la colonización africana llevada a cabo por
Portugal y Francia, etc.

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El lenguaje humano

La segunda amenaza para la supervivencia de una lengua son los


factores demográficos. Los riesgos más importantes se encuentran en
el número absoluto de hablantes, la proporción de éstos sobre la
población total del territorio donde se habla, el descenso de la
natalidad, el envejecimiento de la población y, muy especialmente,
los matrimonios mixtos y los movimientos migratorios. En los
matrimonios mixtos, los datos muestran que la lengua que se
transmite a la siguiente generación es la de mayor estatus económico
y social que, por lo general, suele ser la mayoritaria. En cuanto a los
movimientos migratorios, si la comunidad receptora tiene una lengua
de mayor prestigio, la tendencia general es la pérdida de la lengua
originaria.

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El lenguaje humano

La tercera causa son los factores económicos y sociales. Dentro de los


primeros están los cambios en el sistema de producción, las crisis
económicas, la pobreza, la pérdida de la propiedad del territorio, etc.,
lo que provoca un aumento del riesgo de desaparición de la lengua de
las poblaciones que se ven afectadas por estas situaciones.
El que los mercados estén globalizados, que las empresas deban
competir con las del resto del mundo, junto con el hecho de que el
idioma de los negocios sea el inglés, obliga a una homogeneización
de la comunicación y, en esa medida, de la lengua, que afectan
negativamente a las lenguas minoritarias.
Desde el punto de vista social, también las lenguas pueden verse
amenazadas. Conceptos como modernidad, progreso o desarrollo
económico se asocian con las lenguas dominantes, mientras que
otras se identifican con lo tradicional o lo rural, con su consiguiente
carga peyorativa. Además, cuando una lengua es percibida por sus
hablantes como obsoleta y sin utilidad para la promoción social,
surgen sentimientos de inferioridad y rechazo.
Por último, una lengua puede verse amenazada también por
desastres naturales, epidemias y agresiones físicas. Las comunidades
lingüísticas más pequeñas pueden quedar muy afectadas por
desastres como inundaciones, sequías persistentes, terremotos,
maremotos, etc., que obligan a emigrar a sus habitantes o les hacen
desaparecer. Por último, no hay que olvidar la guerra, que, aún hoy,
pone en peligro la supervivencia de muchas lenguas minoritarias.
4.2. ¿Qué se está haciendo y qué podemos hacer nosotros?
En los últimos años han proliferado iniciativas internacionales para la
protección de las lenguas en peligro y para fomentar actuaciones de política
lingüística encaminadas a su mantenimiento.
La que más importancia ha tenido es la de la UNESCO, con el Atlas UNESCO
de las lenguas en peligro en el mundo, cuya última edición de 2009 ha sido
financiada por Noruega. Uno de los aspectos más interesantes es que la
puesta al día de sus datos se basa en las informaciones suministradas por
los usuarios.
También hay otras organizaciones oficiales y privadas cuyo objetivo es el
mantenimiento de la diversidad lingüística del mundo. Pero, además de las
iniciativas internacionales y privadas, es imprescindible que los gobiernos
tomen conciencia de este problema, aporten los recursos necesarios para el
mantenimiento de su riqueza lingüística, favoreciendo el plurilingüismo y el
respeto por las lenguas minoritarias.
La UNESCO elaboró un documento en el que se recogieron las
recomendaciones de lingüistas de todo el mundo con el fin de fijar los
criterios para medir el grado de vitalidad de una lengua y para adoptar las
medidas necesarias para su recuperación. El grupo de expertos de lenguas
en peligro determinó que había que tener en cuenta los nueve factores
siguientes:
1. La transmisión de la lengua de una generación a otra.
2. El número absoluto de sus hablantes.

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El lenguaje humano

3. La proporción de sus hablantes con respecto a la población total.


4. Utilización de la lengua en diferentes ámbitos públicos y privados.
5. Utilización de la lengua en los medios de comunicación e Internet.
6. Disponibilidad de materiales para la enseñanza de la lengua y la
alfabetización.
7. Actitudes y políticas lingüísticas de los gobiernos y de las
instituciones en cuanto a su reconocimiento y uso oficiales.
8. Actitud de los miembros de la comunidad de hablantes hacia su
lengua.
9. La cantidad y la calidad de documentos en la lengua.

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