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Este libro es traducción de:
FRITZ PERLS, Here and Now
publicado por Integrated Press, California
f © Jack Gaines, 1979
© Cuatro Vientos Editorial, 1989
Inscripción N° 66.16Z "%
TERCERA EDICIÓN, 1993, EN EL ARO BEL
4 CENTENARIO DEL NATALICIO DE FRITZ. PERLS
Derechos reservados para todos los pnlses de habla hispana.
Diseño de Portada: Robert Hu y Guillermo Abarca
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Ilustraciones: G. Rusa Youmgreen


# Traducción: Elena Olivos V.
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Composición: Computes! Ltda. a
t Impreso en los talleres de EDITORIAL UNIVERSITARIA, S.A. i AQUI ty AHO‘l{A
Agradecemos especialmente a Steve Andreas (es John O. Stevens) por su permiso para citar %
* extensamente de Dentro y Fuera del Tarro de la Basurp
S» |
* DESTACAMOS OTROS LIBROS DE ESTA EDITORIAL mm
/?,]

La Vieja y Novísima Gestalt,. por Clnudio Naranjo. „


Sueños y existencia, por Fritz Peris.
r\
t -
El darse cuenta (sentir imaginar - vivenciar), por John Stevens.
Dentro y fuera del tarro de la basura, por Fritz Peris.
mm
Esto es Gestalt, compilación de John O. Stevens. Á.
El enfoque gestáltico y testimonios de terapia, por Fritz Peris. i
miw
No empujes el río, por Barry Stevens.
4 Las artes del retomo, por Abraham Freifeld.
Lenguaje, enfermedad y Pensamiento, por Francisco Huneeus.
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p
*
Secretos en la familia, por Lily Pincus y Christopher Dare.
Palabras a mí mismo, por Hugh Prather.
Comprender el Eneagrama, Guía práctica, por Don Richard Riso.
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4
*
Tipos de personalidad. El Eneagrama, por Don Richard Riso.

El esquiador centrado, por Denise McCluggage.


'

•11
Donde no hay doctor, por David Wemer.
p Impro: la improvisación y el teatro, por Keith Johnstone. i
La tmisica en la mente, por Eloise Ristad.
4 Manual de .iluminación para holgazanes, por Tbaddeus Golas.

P
Vivir mejor con menos, por Patrick Rivers.
Tengo un problema, por José Víctor Núñez. l
I Jack Gaines
Madre Paz. encuentro con la Diosa, por Vicki Noble. f
é
El amor a sí mismo, Tantra y autoerotismo, por Margo Woods.
* El cáliz y la espada, por Riane Eisler.
El reencantamiento del mundo, por Monis Berman.
4
Sexualidad y espiritualidad, por John Moore.
Traducción de Elena Olivos
Carta a un padre desorientado, por el Dr. Héctor Onego Matte.
P. Jaque a los economistas, por Robert Lekachman.
é .1 Cuerpo y Espíritu, la historia oculta de Occidente, por Morris Berman. Ilustraciones de G. Russ Youngreen
Lexicón de términos jungianos, por Daryl Sharp.
* Querida Gladys, anatomía de una crisis de la edad mediana, por Daryl Sharp.

*-
9
Gaia, el organismo terrestre, por Lawrence Joseph.
Eros y Pathos, el sufrimiento en el amor, por Aldo CarDtenuto.

ISBN 84-89333-23-8 i-
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INDICE
La verdad es, como todos sabemos, que los más grandes artistas del mundo
nunca son puritanos y algunas veces ni siquiera respetables...

H.L Mencken
Nota del Autor 6
Prólogo
i, 7
Introducción
11
Julio 8, 1893
Alemania
Así nací, Amsterdam 19
y otro no seré 30
w Johannesburgo
Nueva York
Florida
31
43
Edipo Rey 49
Sófocles | Mendocino
San Francisco 62
A y Desde Nueva York 73
76
I Los Angeles ,
Israel
Nueva York/Los Angeles
78
85
i

96
§: Japón
Reingreso 103
1 Big Sur, California 106
* Instituto Esalen-Residencia
Canadá
109
120
Lago Cowichan 272
í 279
Europa y de vuelta
308
m Agradecimientos
Bibliografía
Marzo 19, 1970
329 3*
i
m
1
Indice de Entrevistas
Fotografías
330
335
343 !

- 9*
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*
ii ¿Quién es o fue o será Fritz Peris?

i;. Antes que nada, mi agradecimiento a aquellas personas que confiaron, 1


Si
Al que lea este libro no le será ya fácil encasillarlo, ni definirlo con cual¬
cooperadoras, agradables, y también para aquellas desconfiadas, no coope¬ quiera de los rótulos habituales.
> radoras y astutas que me admitieron en sus hogares y en sus vidas, y que I
3 participaran en mi adicción por las historias de Fritz. Sus nombres aparecen 1. El, Fritz, -más el que lee: Ud. lector, con toda su capacidad de crítica,

3 en estas páginas y en el índice. Estoy profundamente agradecido a ellas y i


I
de asombro, de amor y resentimiento, formarán una gestalt cambiante, di¬
námica. Desdibujada, a veces, por un cúmulo de opiniones insustanciales
a otras personas cuya historia' y experiencia no pudo ser incluida.
i
i
"La principal herramienta de un terapeuta", señaló Fritz a un grupo de
profesionales, "es el oído. Cuando alguien habla, tenemos dos posibilidades
I y limitadas. Otras veces ensanchadas por descripciones vivenciales que de¬
jan entrever a una persona profundamente humana más allá de la simple
apariencia. En otros momentos se alejarán mucho tiempo del personaje cen-
-o dejamos que sea nuestro computador el que escuche, lo cual significa •1 tral, enredados en las palabras y sentires de personas tan atrayentes como
el mismo Perls.
que obtenemos los detalles, las estadísticas y los hechos, o dejamos que
a nuestros oídos escuchen y obtengan la personalidad que hay detrás de las i
¿Quién es o fue esa mujer que estuvo casada con él y que obviamente
palabras...". es tan creadora y descubridora de la Terapia Gestáltica como el mismo Fritz:
3
He escuchado a aquellas personas que han estado dispuestas a hablar I
i
Laura Perls? Seguimos sus decires y cada vez la descubrimos más, y nues¬
tra gestalt con Fritz se perfecciona: alguien lo amó más allá del deslum¬
acerca de Fritz. Tanto sus personalidades como la suya están aquí, ya que
3 al compartir sus experiencias con Fritz también han debido, inevitablemen- bramiento inicial. Alguien (ella) fue capaz de separar todo su hablar pa¬
te compartir detalles de sus propias vidas. Estoy profundamente agradecido i ra otros Qhistrionismo?) de su persona. Aún cuando la “caca de elefante"
3

'a todas ellas. El traspaso de su lenguaje hablado a la inmutable imprenta m


áí¿ o de “pollo” de! propio Fritz embadurnara con saña su propio nombre, Lau¬
ra Perls apaiece como una mujer total, segura, a veces con resentimientos
3
3
3
fue, en cierto modo, como una representación teatral. Así como el director
de escena desplaza a algún personaje o elemento de la escenografía, yo
he movido el material alrededor del escenario de este libro. Y al igual que
el director, he tenido gran cuidado de presentar los relatos fielmente.
*iI y habiendo recibido algo sustanciaimente verdadero de este hombre que
fue Fritz Perls.
La comparación y la competencia tan, presente entre los hombres, no
permite aceptar lo que es sin definirlo, apretarlo, comprimirlo, hasta que
ya no pueda más verse el movimiento, ni la gestalt, ni el contorno de las
3 '
relaciones humanas. El autor de este libro no trata de rescatar a Fritz Perls
I® dé esta masacre organizada e inadvertida, la lleva hasta sus últimas con-
5 1 . secuencias, y entonces nos damos cuenta que de la confusión misma emer-
3 II ge para cada uno de nosotros Oos lectores) un Fritz diferente, al que po¬
a M demos acusar de todo menos de represor. Su imagen y su vida permite po¬
I nernos en contacto con lo más rechazado de uno mismo. Llevó a la cari¬
catura y salvó la más temible de las tendencias de los terapeutas del mundo,
"i.
áí m aquella a la que ni el mismo Freud fue capaz de mirar de frente: la pro-
miscuidad, pero de la que se preocupó hondamente proveyendo a sus se-
s* guidores de sendos cinturones de castidad, el riguroso encuadre psicoana-

*
8 FRITZ PERLS
W PROLOGO

<8==
lírico. El ámbito en el cual está implícito que se puede hablar de sexo, pen¬
sar en el sexo, fantasear con el sexo, llevar al extremo cualquier tipo de f Uno términa de leer este libro y queda con la clara sensación que en
esa multitud de personas que conocieron y convivieron con Perls, hay se¬
masturbación mental; en ppsición horizontal, casi relajado, sin ver a nuestro res valiosos de reconocido prestigio que fueron impactados por la presen¬
interlocutor, pero absolutamente seguros que él nos ve y nos escucha y per¬ cia, el trabajo y la vida de este hombre, que para obtener prestigio y éxito
cibe nuestros más mínimos movimientos. Después que una persona pasó no necesitó escribir tratados de nada. Descubrió algo escencial que estaba
varios años en estas condiciones, entreteniendo a su analista con sus aven¬ ahí desde siempre y lo mostró abiertamente, sin sepultarlo bajos oscuros
turas amorosas (reales o inventadas), cuatro veces a la semana, ya no po¬
I signos o enterrarlo en indescifrables escritos. Descubrió un modo de estar
demos devolver o separar lo que corresponde a uno y a otro en esta Te¬
lenovela, donde el Sexo es el actor principal.
í en las cosas de vivir que en primer término trató de incorporar en su vida.
l Tal vez por esto impactan las primeras opiniones de sus hijos y los recuer¬
dos dé éstos. Cuesta darnos cuenta que el padre de esos niños pequeños
El excesivo hablar de sexo, como un tributo especial en relación con
Perls, nos aparece más conectado a su capacidad de juego, su ser niño has¬ era un hombre tratando de adaptarse a un mundo diferente a aquel en que
ta que se murió. El contacto con las personas era directo y verdadero en
I! nació y a una. profesión que limitaba, por no decir castraba, su vitalidad
todo los aspectos, y tocaba, y decía todo lo que se ponía en frente de él. y su creatividad. Ser análista didáctico para un hombre como Fritz Perls ha
La frescura y espontaneidad de su contacto resalta en todos los comenta¬ de haber sido de tal exigencia que no sabemos cómo soportó tanto tiempo.
Y estar en el aquí y ahora no es fácil. Ellos quieren que sigamos siendo
rios y es lo que facilita a las personas deshacer gestalts patológicas negati¬
vas en relación a él.
I los papás “buenos" o “malos", pero siempre algo de eso que fuimos. Cuan¬
1 do se desprenden y crecen de verdad empieza recién una hermosa amistad,
Tal vez es esta misma característica la que le permitió desechar con fa¬ amistad que no alcanzó a darse con los hijos de Fritz.
cilidad ese juego grandilocuente del psicoanálisis y no creer más en las te¬ I
I Claudio Naranjo, que trajo la Gestalt a estas latitudes cuenta -con la ho¬
rapias individuales a “puerta cerrada". Desde luego que hasta él mismo se 1 nestidad que lo caracteriza- el episodio de su pelea con Perls. Le costó di¬
interpreta su facilidad para actuar en público en relación a alguna tenden¬
cia exhibicionista: "Cuando mejor me siento es cuando soy prima donna'
i gerirla. Si hubiera estado un poco más habituado a las críticas y/o recha¬
y puedo farsantearme alardeando de mi destreza en colocarme rápidamen¬ m- zos tal vez le habría sido más fácil y hubiera entendido el mensaje más
te en relación con la esencia de la persona y su predicamento. Sin embar¬ i
Ü
rápidamente. Se cuelan en sus comentarios secuelas de ese episodio, sin
embargo, en lo general es altamente positivo. Dice en un momento “Fritz
go debe haber otra faceta en mi. Cada vez que ocurre algo ‘verdadero' me
siento muy conmovido y toda vez que me comprometo profundamente en un
i tenía un tipo de autoridad real que no era producida por ninguna técnica, .
$
encuentro con un paciente, me olvido completamente del auditorio y de su
posible admiración y estoy "todo ahí" (*). .
g sino simplemente por su presencia, por su aureola de credibilidad y su apa¬
rente nivel de maestría. He visto a otros imitar su estilo, pero nunca pro-
,
& . vocaron en mí la misma respuesta. El, sencillamente, sabía todo lo que es¬
m
En sus terapias, que -desde que descubrió la gestalt- trataron de ser en
grupo, no cultivó para nada la seducción. Otra cosa era que la mayoría de
s-: taba haciendo en un grado muy poco común, un grado equivalente al de
un maestro espiritual o un chamán". En otra parte dice: “Fritz odiaba la neu¬
los que lo conocieron se sintieran seducidos, fascinados, arrobados frente
$
rosis y a la gente que mostraba una fachada neurótica. Como todos san
a él; representaba algo grandioso, en los últimos anos de su vida: vivía sin rhás o menos neuróticos, los odiaba más o menos a todos. Era duro con
cuidar su imagen. Ya era lo que había podido ser, no quería sostener ima- . las personas y lograba su orgasmo psíquico sólo en el momento de sacar
gen alguna. Muchos lo amaron profundamente, como sólo pueden amar¬ &
la máscara, en la explosión terapéutica. Esto puede hacerse con o sin amor.
se a las personas de verdad, ajenos a la crítica o a las idealizaciones. Lo vi hacerlo de las dos formas. Había en él mucho de esta mezcla entre
/ •

El modo cómo en este libro van apareciendo las opiniones y cada tan¬
i dureza y suavidad”.
to reaparecen los mismos personajes opinando varias veces más, es origi¬ i: Frente a este comentario yo le diría a Claudio: Creo que podrías de¬
nal y permite darnos cuenta de la evolución de la relación de dicho per¬
sonaje con el propio Perls. . 1 cir que odiaba lo neurótico de la personas. Y si no hubiera tenido la certeza
que detrás de la máscara había un ser verdadero, no habría hecho nada
Hay personas notables, que en su primeros comentarios nos sorpren¬ de lo que hizo y esta certeza incluye amor. Sin amor, la máscara nos espan¬
den por la pobreza o competitividad que se muestra en sus comentarios
Wr ta y huimos de ella.
y que lentamente en otros momentos van completando su imagen, apa¬ Este se me hace más evidente por otro comentario del mismo Claudio
reciendo como personas más totales. &ÿ
Naranjo. Dice: “Me impresionó mucho todo lo que se podía hacer sin el
3*
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10 FRITZ PERU
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. ti" !
uso convencional de la interpretación psicoanalítica. Aparentemente Fritz te¬
nía otro tipo de percepciones -un ojo psicológico que parecía ser casi psí¬
quico. Una vez me dijo que esto se . debía á que el era viejo, pero yo creo
- que se relaciona más con ver en términos de gestalt y no en detalles. Per-.
cibir configuraciones y pautas es una forma sutil de computación, que cons-
tituye én gran medida lo que se llama intuición. Es ver realmente en el sen¬
tido de Castaneda. Fritz podía ver la gestalt total. Podía percibir ritmos en
los relatos y así saber qué ocurriría y qué faltaría, y qué era lo que la per¬
Introdiicclóia
sona callaba". I cuando Fritz estaba "on", era el mejor terapeuta que Jamás ha exis¬
li¬
Para términar mi comentario sobre todo lo que surgió en mí al leer este Si tido. Tenía la habilidad única de internarse en una persona y captar
libro, diré que me maravilla que en un medio tan altamente ' neurótico y su dolencia básica: ahí donde la pena, la Ira, la muerte permanecen
neurotizante -como el que le tocó vivir a Fritz- nadie haya tratado de "com¬ profundamente ocultas; podía especificar el terreno donde podría sur¬
prenderlo” o diagnosticarlo y la persona siga estando viva entera, presente, gir y llevarse a cabo una batalla; dibujar a los dos oponentes; y, con
incluso para aquellos que, como yo misma, solo nos encontramos con él . $¡ precisión y estilo, dirigir la batalla...
en sus libros y recibimos el mensaje sin tratar de comprender ai hombre. 1 Joen Fagan (*)
- El amor no precisa comprensión. Como dice Jung: -"La comprensión es una i Nunca conocí a Fritz Peris. Es probable que esto haya influido más que
fuerza oprimente y terrible. A veces puede ser un verdadero asesinato del cualquiera otra cosa para que yo escribiera este libro. Cada vez que se su¬
alma, en cuanto nivela diferencias vitalmente importantes. El meollo del ín-
dividuo es un misterio de la vida que 'se muere1 cuando se lo aprisiona. Es ponía que lo iba a conocer, algo ocurría. La última vez, yo estaba sentado
por eso que ¡os símbolos quieren seguir siendo misteriosos. No lo son simple¬ 1 en un auditorio erí Manhattan, esperando su llegada, cuando se anunció al
mente porque lo que hay en el fondo de ellos no puede ser claramente público que Fritz estaba enfermo y queañuestras entradas servían para otra
aprehendido... En general, toda comprensión, que es una adaptación a pun¬ oportunidad cuando Fritz se mejorara. Fritz nunca mejoró.
tos de vista generales, contiene en sf un elemento diabólico que mata. Es tor- Al poco tiempo después, me encontraba en la crisis de los 40. Había
cer el curso de otra vida, forzándola a seguir un cauce extraño dentro del | vendido la empresa que yó fundara y manejara por más de veinte años.
cual no puede vivir... Yo creo que la verdadera comprensión no comprende, i De pronto me encontré solo e inseguro, sin saber qué hacer con mi vida.
pero vive y actúa... Deberíamos bendecir nuestra ceguera ante los misterios Inexplicablemente desesperado, necesitaba ayuda. El único terapeuta en
de los otros, porque ello nos resguarda de demoníacos actos de violencia. De¬ quien yo confiaba era Fritz, y cuando supe que un hombre que había tra¬
beríamos ser cómplices de nuestros propios misterios, pero velar púdicamen- i bajado durante muchos años con Fritz dirigiría un taller en Big Sur, Califor¬
le nuestros ojos ante el misterio del otro. En la medida en que él es inca¬ nia, volé hasta- aílá.
paz de comprenderse a sf mismo, no necesita la comprensión de los demás." Fui a Big Sur por una semana y me quedé un año. En ese momento,
(•*) a los 53 años, el presidente de una empresa, mini-filántropo y neoyorquino
Si hacemos nuestras estas hermosas y sabias palabras de Jung y abri¬ 'i ' que yo había sido, se convertía en un tipo que buscaba a lientas su identi¬
mos este libro para encontrarnos con un hombre que por algún motivo nos dad. Me mudé a una casa que estaba en la cima de una montaña en Big
atrae y nos dejamos llevar por la imágenes o vivencias que surjan en el
Sur, a orillas del mar. Nada podría haber sido más contrastante con mi vida
transcurso de esta lectura, tal vez les ocurra a Uds. lectores, lo que me
- ; en Nueva York. A mi vecino más cercano sólo podía verlo con anteojos
ha ocurrido a mí: tener a ún amigo-maestro siempre a mi lado.
largavista. El camino de tierra que me unía con el resto del mundo era
Adriana Schnake S. f muchas veces intransitable.
Yo vivía en una tranquila inquietud, empequeñecido por la majestuosa
Anchimalén, Chiloé
belleza que me rodeaba, luchando con ideas, sobre la vida y ei suicidio.
Sept. 1988
Durante ese tiempo estuve en el Insdtuto Esalen, donde Fritz había vivido
i y enseñado sólo un año antes. Aún circulaban en el instituto anécdotas y

•í C*) Dentro y Fuera del Tarro de la Basura. Pág. 10


— Cuatro Vientos. 1975.
(**) Cita de Jüng tomada del libro "Jung y la Historia de nuestro tiempo"
-
de Laúréns van der Post. p. 189 190. '
I
(f) "The Importance of Fritz Peris Having Been "
Voices: The Art and Science of Psicholherapy.
(Journal of the American Academy of Psychotherapists) 5pring 1971.

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12 FRTIZ PERLS INTRODUCCIóN 13


ó!;.;'
leyendas sobre este hombre, como si éste ogro gordinflón todavía estuviera & era capaz de producir eventos sorprendentes en esa situación de aprendiza¬
05»?
vivo caminando por ahí, repartiendo sus excéntricas bendiciones y explo¬ je tan especial llamada psicoterapia. Con su humanidad nos enseñó a todos.
siones verbales, como siempre lo había hecho. Hablaban de él -y a menudo Fritz nunca fue sino sí mismo. El no necesitaba agradar a las personas,
aún lo hacen- en tiempo presente. ni tampoco necesitaba que lo agradaran a él. Si nos encontramos, fantástico-,
Las historias eran parecidas a los cuentos sufi de Nasruden, el sabio si no, aceptémoslo y sigamos hacia adelante. Siendo amables unos con
-- tonto, triste y cruel. Me fascinaron, y al poco tiempo me encontré de gra¬
badora en mano, como un fiel hágiógrafo de la leyenda de Fritz Perls. Es¬
taba extasiado con este hombre que parecía ser tanto un sátiro como un
otros, dejando que la vida se desarrolle al ritmo individual de cada uno,
en armonía con todos los demás y con el universo.
De modo que aquí no se ha pretendido hacer un retrato de Fritz Perls.
%
pastor, un vagabundo y un brujo. En cierto modo, Fritz se convirtió en mi i . Ustedes conocerán muchos. Existen muchos. Cada uno hará el suyo propio,
compañero de pieza; su frente arrugada, su ceño fruncido y su voz pro¬ £ tal como lo hacemos con todas nuestras relaciones y experiencias, deter¬
funda y grave pasaron a ser parte de mi vida. '
1 minando así la calidad de nuestras vidas. Fritz nos empuja a que nos per¬
•*r
Amable y cruel, profesor compasivo e indiferente hijo de puta, santo
y demonio. Fritz Perls se permitió a sí mismo ser lo que fue. Estando triste, I mitamos vivir plenamente. El lo hizo.
Les doy lo que yo tengo de Fritz. . ir*
estaba indudablemente triste; cuando estaba feliz o furioso o emocionado,
no escondía ante los demás ni ante sí mismo sus experiencias. A medida Jack Gaines
Tiburón, 'California, 1979.
que fui entrevistando a sus primeros asociados y alumnos, parientes y co¬
nocidos, Fritz algunas veces irrumpía en forma aprobatoria, o explotaba con Su estatura...-
, su “¡Mierda!" cuando alguien que estaba hablando acerca de su relación con
él, caía en un exceso de adulación o halago. Existe, después de todo, un LEO ZEPP . -
elemento de auto-engrandecimiento al alabar a un hombre. Sin embargo, Cuando hablaba con Fritz tenía que mirar sólo un poco hacia abajo. Yo
la verdad comenzó a aflorar y ¡ÿconvertirse en este libro acerca de Fritz mido 1,70 mts., de tal modo que él debe haber medido más o menos 1,68
mts.... un pequeño gnomo....
Perls. Aquellas personas que trabajaron con él, se daban cuenta que se en¬
contraban ante un camino con diferentes posibilidades; sus vidas cambia¬ m VIRGINIA SATIR
ron-, fueron más completas, más sí mismas. Yo también me vi a mí mismo Era un hombre grande, macizo, por lo menos de mi estatura. Yo mido 1,79
más claramente. mts."...
El libro rastrea su carrera desde sus oscuros años en Alemania hasta
su tardía aclamación en América, y finalmente, lo sigue en medio de su
cansada fama hasta su lecho de muerte. Todas las voces' de este libro ha¬
blan con candor e intimidad, peco tal como dos historiadores nunca coin¬
I- ROLLO MAY
Siempre pensé que era aproximadamente de mi tamaño. Yo mido 1,81 mts..
Lo conocí en 1948, y en aquellos días tuve la impresión de que era un
ciden acerca de cómo ocurrieron los hechos, así también ninguna de estas hombre grande, macizo, pero no gordo. No era bajo; no había nada
personas concuerda acerca de quién fue Fritz. Cada una entrega su propia pequeño en lo que se refería a él. Quizás se haya encorvado un poco con
opinión, distinta y parcial, como los cinco ciegos que tocaron cada uno una el paso de los años, pero tengo mis dudas con respecto a esto...
parte diferente de un elefante y “vieron”' esa parte como el todo. ? ERTTZ' PERLS >
Fritz Perls fue una de esas pocas personas que arrancaba novedosas Cuando caminaba en medio de una multitud (en Japón) me sentí como un
j*y._

interpretaciones acerca de cada persona que conocía. La cualidad universal


gigante entre enanos y sólo mido 5’9". (1,76 mts).
es la diversidad. Hay muchos Fritz. Lo que surge en forma muy notoria de
r
esta variedad, es la vitalidad de este hombre y la amplia gama de reacciones A
¿Cómo era su aspecto?
individuales que su influencia provocaba. Intrínsecamente, existe algo muy
i verdadero en esta forma de ser, ya que Fritz aborrecía lo que él llamaba BARRY STEVENS
personas hechas con “papel de copia”. Su genialidad consistió en su ca- El podía cambiar su apariencia. A veces se inflaba y era enorme, y otras
pacidad para catalizar el desarrollo de lo “único" que existe en las otras veces más bien pequeño. He visto a Fritz con el aspecto de un hombre
personas. cansado, delgado, encorvado y viejo, con ojos azules llorosos, y también
Por supuesto que Fritz no carecía de defectos. Se le describió como lo he visto robusto, fuerte y vigoroso, con ojos negros como el carbón y
loco, irresponsable, incorregible, radical, - narcisista y sexualmente promis¬ m despidiendo fuego. La mayoría de las veces sus ojos eran de un cálido color
cuo. Y, por lo menos en algunos momentos, él fue todo ésto. Pero también café.

&
-
i
:
:
1 ffe-
:
3 mf
9
14 FRITZ PERLS
1i w
#ÿ INTRODUCCIóN 15 i
>•

§ÿ GIDEON SCHWARZ
Mi reacción interna, cuando nuestras miradas se encontraron por primera
ti endémico en la Alemania de esa época. La Primera Guerra Mundial inte¬

rrumpió su práctica como, estudiante de medicina; se convirtió en soldado, s


i vez, fue: “¡Cómo te atreves!". Hacía un contacto tan fuerte que era casi
obsceno.
¥ fue herido y obtuvo el galardón de la Cruz Alemana, el cual desechó.
i

£ Después de la guerra, retomó sus estudios médicos. Recibió su título


§
WILLIAM QUINN v:'; de médico en 1921 en Berlín y se inició allí como neuropsiquiatra. En 1926
Su voz era como un violoncelo; rica y vibrante.... • se mudó a Frankfurt. Ahí conoció a Lore Posner, una estudiante de psico¬
• SEYMOUR CARTER logía. Se casaron en 1930. Entre 1927 y 1933, Fritz continuó sus estudios
en varios institutos psicoanalíticos dé Berlín y Viena, continuando con sus
g
0
La cara de Fritz podía cambiar en segundos, de un cruel príncipe árabe,
toda esa casta semítica de crueldad y majestuosidad, a un viejo sentimental
y llorón. Muchas veces era débil y tembloroso, y se permitía qye los temblo¬ I* propios análisis, paja los cuales Karen Homey y Wilhelm Reich fueron fi¬
guras claves. Desde 1928 hasta 1933, hizo prácticas privadas en Frankfurt,
Viena y Berlín -donde también fue asesor en un hospital psiquiátrico pri¬
i
res de energía circularan a través de su cuerpo.
1
m vado.
HUNTER CULP En 1933, cuando los nazis se tomaron Alemania, Fritz, su esposa y su
9 Caminaba arrastrando los pies tal como lo hacen los japoneses. li hija de dos anos dejaron el país. El período de pobreza que vivieron en
9 KEN STEVENS m Amsterdam finalizó en 1934, cuando Fritz obtuvo un trabajo como analista
en Sudáfrica. Durante los doce años siguientes, él y su familia (que por
i La primera vez que lo vi estaba convencido que era Santa Claus -un gran.
abdomen sobre dos pequeños tallos que eran sus piernas. ft aquel entonces incluía un hijo) llevaron una vida muy próspera y ocupada
en Johannesburgo: en 1935, Fritz fundó el Instituto Sudafricano de Psicoaná¬

a
BERNARD GUNTHER
¡Tenía el cuerpo más tenso que jamás he visto! Los dedos de sus pies eran
como martillos que podrían haber sido usados para sacar clavos. Era como
mVi
$ 'ÿ
lisis; en 1942 publicó en Durban su primer libro, Ego, Hambre y Agresión-, y
desde 1942 hasta 1946, trabajó como psiquiatra en el Ejército de Sudáfrica.
Relevado del ejército, y muy preocupado por las tendencias autoritarias
r>
9 un .duro y viejo lagarto. Su espalda era absolutamente rígida. Su mentalidad y racistas de Sudáfrica, Fritz decidió trasladarse a los Estados Unidos en
g era muy flexible, pero su cuerpo era sólo nudos. Sin embargo, se veía ma- m
m 1946. Allí, con la colaboración del Instituto William Alanson White de Nueva
ravilloso. A veces se ponía un par de zapatillas de tenis sin calcetines. Con .i York, trabajó como psicoanalista desde 1946 hasta 1950. Luego, problemas
»
g
sus piernas de aguja, su enorme vientre y su barba, se veía como un niño
chico -orgulloso de su vientre, al igual que los niños.
mi:I entre' Fritz y Lore Cque había americanizado su nombre y ahora se llamaba
Laura) los condujeron a la separación: Laura se quedó en Nueva York con
los niños, y Fritz, que no había logrado aceptación para sí mismo ni para
Sin embargo, era tan desordenado como un
apresuradamente, con huellas de ceniza....
mapa caminero doblado I su terapia gestáltica, se convirtió en una especie de Johnny Appleseed, sem-
3
IP brando institutos dé terapia gestáltica y haciendo talleres donde pudiera a
MICHAEL MURPHY lo largo del país, durante los siguientes catorce años.
Siempre estaba pavoneándose. Era absolutamente desinhibido cuando se Entre 1950 y 1955, se trasladaba de Nueva York a Los Angeles, de nue¬
3~ vo a Nueva York, a .Miami, luego a Columbus, Ohio, realizando prácticas
trataba de demostrarle a las mujeres que él tenía uno de esos cuerpos irj- i
fí creíblemente maravillosos. Exhibía su cuerpo contorneándose. ¡Panache! En privadas y formando Institutos Gestálticos en Nueva York 0952) y en Cle¬
una oportunidad, cuando había un gran número de personas filmando en veland (1954). Entre 1955 y 1964, trabajó en San Francisco y en Los Angeles
Esalen, Fritz se paseó delante de todos como aquellos grandes tigres del y fue asesor en los Hospitales Estatales Mendocino, Metropolitan y Patton.
zoológico. Completamente desnudo. ¡Fue increíble! Este constante cambio y movimiento era un reflejo de su continua rebelión
3 ® contra las principales corrientes de prácticas psiquiátricas de ese momento.
2 No fue sino hasta 1964, a los 71 años, que descubrió un lugar en Big

3
los detalles, las estadísticas y los hechos
Friedrich Salomon Perls nadó en Berlín el 8 de julio de 1893. Su padre,
m Sur, California, el cual le proporcionó el ambiente estético y el clima de
libertad para poder trabajar y vivir como él quería. Allí, en, el Instituto
_
•t
3 Nathan, era un vendedor de vino que no sentía gran afecto ni mucho in-
terés por ninguno de sus tres hijos, y en espedal despredaba al menor de
Esalen, su trabajo, su reputación como genio terapéutico y su salud, fio-
récleron.
Aunque en un comienzo pensó que se quedaría en Esalen por el resto
9 ellos, Fritz (como ya le llamaban en aquel entonces). Desde niño le gustaba
mucho actuar, odiaba el colegio y resentía el antisemitismo, que era' algo de su vida, después de anco años se fue a Canadá. Su partida se debió,
en parte, al temor que le producía que los Estados Unidos, bajo el gobierno
8
fü •

*
1 IV
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16 FRITZ PERLS \m
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de Nixon, se estuvieran dirigiendo irreversiblemente hada el fadsmo, y en
parte, a su deseo de formar su propio kibbutz gestáltico.
En junio de 1969 abrió las puertas del Instituto Gestáltico de Canadá '
f
en.Lago Cowichan, en la Isla de Vancouver. Habla llegado a ser internacio¬
nalmente conoddo como el fundador de la “innovadón más efectiva en psi¬ 'A;i
quiatría desde Sigmund Freud". Estaba dirigiendo y grabando seminarios y m
talleres de entrenamiento profesional en terapia gestáltica. Tenía planes para iffis
ampliar su radio de acdón más allá de Lago Cowichan y estaba trabajando i
en la elaboración de textos. Cuando regresaba de Europa a un copado ca¬ a
lendario de actividades, murió de un ataque al corazón en Chicago el 14 Las historias deben ser colocadas bajo su propia luz para aquellos que no son
de marzo de 1970. i; capaces de vislumbrar la relación entre fantasia y realidad, entre el pasado
y el presente. Todo está relacionado e interactuando, pero a veces no pode¬

:#K mos ver cómo, y en consecuencia, no logramos hacer una mayor sintesis.

* Anais Nin
CUnder a Glass Bell) <
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Alemania
s«y .Frífz dice en' Dentro y Fuera del Tarro de la Basura (*)
(In and .Out the Garbage Pail):
> !
Yo era muy amigo de mi hermana Grete. Ella era bastante ahombra¬
I i da, un gato mantés con el pelo porfiadamente rizado... Grete se ha

.m
I adaptado bien. Es muy nerviosa, muy locuaz y muy inquieta. A pesar
de esto, nos queremos y se enorgullece de que su otrora hermano "oveja
>
m negra " se esté haciendo famoso. "Si sólo mamá pudiera haber visto
esto". Ella siempre me envía los dulces más caros y exquisitos.

> 1
&
Tiene alrededor de 80 años. Su nombre -Gutfreund, "buena amiga le calza
muy bien. "Coma más galletas", insiste ella. Nos sentamos en una pequeña
m mesa redonda con su cuñada, Laura Peris. Su cocina en Manhattan es eu¬
i ropea e impecable. Ha sacado una fuente con fruta y unas galletas recién
n o hechas, y mientras como algunas, sonríe y tranquilamente pone otras más
s en el plato. El cariño que siente por su hermano es evidente por el placer
* con que habla acerca de él. Pero yo soy su invitado, y suavemente empuja
i el plato hacia mí...

MAHGARITE GUTFREUND
'•*37 Mis padres estuvieron casados once años antes de tener hijos. Mi madre
)
no podía tenerlos; luego se operó y llegaron cada año, ¡uno tras otro! Había
i
% dos mujeres antes de Fritz; Fritz era el menor. Era el bebé; era mal ense¬
ñado. Era un niño salvaje -¡salvaje, salvaje!
I Cuando éramos pequeños y vivíamos en Alemania, Fritz nunca tuvo
amigas íntimos. La mayoría de los niños que llegaban a nuestro departa¬
» mento eran amigos míos -amigas. Vivíamos en un departamento muy gran¬
I de y siempre reinaba la risa. Hacíamos pequeñas reuniones y Fritz solía
acompañarnos.
i
Fritz y yo éramos muy unidos. Siempre íbamos ai frente, tomados de la ma¬
I '

no, pero nuestra hermana, Else, se colgaba de mamá. No podía funcionar


sola: Nadie supo, sino hasta mucho más tarde, que tenía una neo-ceguera
I congénita. Todos los doctores le habían aconsejado que se quedara sentada,
que se cuidara y que no hiciera nada. Finalmente, un doctor en Turingia
le recetó unos anteojos especiales grandes y gruesos que le permitieron
leer. Y por fin comenzó a vivir.
i'.3

'
i' (*) De aquí en adelante, las citas de Fritz de Dentro y Fuera del Tarro de la Basura,
i» su autobiografía, aparecen a través del libro en letra cursiva pequeña.
a
a
!
5
20 . FRITZ PERLS . ALEMANIA 21
I

Mi padre quería tener niños, pero cuando los tuvo nunca se preocupó • Fue absolutamente brillante. De hecho, le’ fue tan bien que le permi¬
mucho por ellos... no fue un buen padre. La mayor parte del tiempo no tieron saltarse el trabajo en clases; todo lo que tuvo que hacer fue dar los
estaba en casa. El quena ser el líder, quería dirigir a toda la familia, tal como exámenes finales escritos, e inmediatamente después se graduó siendo el
lo hacía en la Logia Masónica; allí era el Gran Maestro. primero de su curso.
En una oportunidad, Fritz hizo algo malo y mamá lo persiguió con un Obtuvo su título de médico en la Universidad Frederick Wilhelm de Ber¬
sacudidor de alfombras. Para arrancarse, él le tiró un vaso y le cerró la puer¬ lín en 1921. Tuvo una buena práctica. Sus pacientes le daban carne y otras
ta en la cara. Mi padre estaba de viaje, pero ella no le contó el episodio cosas que él ya no podía obtener.
con Fritz cuando regresó. Ella lo protegía, lo que explica en parte la tensión Cuando su situación económica en Alemania empeoró, se fue a Nueva
que existía entre papá y mamá. Otra cosa que influía era que mamá era • York. Eso fue en 1923, cuando tenía 30 años. Cada vez que se le complica¬
religiosa. Ella guardaba el Kosher, tal como lo hacía en casa de sus padres; ba la vida en algún aspecto, Fritz se iba. Cuando todo se arregló, mamá
tenía platos separados y prendía velas los viernes en la noche. Pero papá le escribió: “El mercado se ha estabilizado con el marco, ya puedes volver".
quería comer jamón, mantequilla y carne. Ella me decía que no podía ha¬ En todo caso, no podía independizarse en Estados Unidos, ya que su título
cerlo... pero ¿qué podia hacer? Enterró sus sentimientos. de médico no era reconocido; de modo que regresó en 1924. Trabajaba co¬
Pero le voy a' decir algo, aunque Fritz y papá no se llevaban bien, en 4 mo neurólogo y psicólogo en Berlín... le iba muy bien... y aún era muy
este aspecto Fritz' siguió sus pasos. Después de un tiempo, también renegó joven.
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del judaismo. Era aún menos religioso que papá. Creo que su rechazo a •-.I. '
r ¡Ah! Los años pasan tan rápidamente. Pareciera que todo esto ocurrió
la religión estuvo relacionado con incursiones en el terreno marxista, in- . :0= sólo hace algunas horas atrás. Siento que Fritz todavía está aquí hoy díaj
telectuai. . Es verdad... sólo se vive el ahora... él lo sabía.
Fritz amaba el teatro; siempre le gustó. Cuando íbamos a la casa de
. nuestros abuelos, se iba a la cocina y mientras los adultos conversaban o
comían, nos entretenía a la empleada y a mí con caricaturas teatrales que
Existen unos pocos indicios acerca de las experiencias de Fritz en la guerra...

ideaba a partir de grandes poemas de Schiller y Goethe, o de pequeñas LEO ZEFF


partes de obras teatrales. Fue oficial médico durante la Primera Guerra Mundial y estuvo muy invo¬
Recuerdo que una noche llegó muy tarde dél teatro. Nuestro padre lucrado en la lucha con gases. Y lo que vio, dijo él una vez, lo amargó
siempre decía que había que llegar a casa a una hora determinada, sin im¬ mucho, mucho, toda su vida.
portar lo que pasara. Pero Fritz amaba tanto el teatro que se había quedado
hasta el final de la función. Cuando volvió a casa, papá no lo dejó entrar,
de modo que se escondió entre unos arbustos. Nuestra madre esperó hasta
que papá estuviera dormido y le abrió la puerta.
De adolescente se inscribió en el Gymnasium, ya que Reinhardt estaba
dando clases. Lo aceptaron y tuvo pequeños roles en algunas obras. En una
oportunidad, representó Mephisto para Reinhardt. Más tarde, el teatro le sir¬
vió mucho para sus talleres. 'I
Los profesores del Mommsen Gymnasium de Berlín, donde él iba, eran
antisemitas, y, siendo un niño muy sensible, lo sintió y se enfureció con es¬ l rv f-j - ¿ .
to. Fritz era un alumno brillante, pero para demostrar su resentimiento, no
aprendía. Aún así lo seguían aceptando. Como resultado de esto, papá lo
retiró del colegio y lo metió en el negocio de... la ropa, creo, o de los gé¬ 1 . £
I?

neros. Esto duró sólo unas pocas semanas, ¡pero para Fritz eso fue sufi-,
ciente! Fue un desastre, incluso peor de lo que había sido el colegio. Pero
I
le enseñó una lección: se asustó, creo, de ser forzado a hacer algo que de-
•testara tanto como los negocios. De modo que entró a un nuevo colegio

que él mismo eligió. Era un colegio de enseñanza secundaria clásico -latín,


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griego y algún otro idioma.
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22 FRITZ PERLS SI? ALEMANIA 23

JACK DOWNING Induso con la gran cantidad de entrenamiento básico que recibió en
Los cuatro años en las trincheras influyeron mucho en la formación de Fritz. Alemania, él era, bajo todo punto de vista, un autodidacta.
Estuvo en una compañía de armas químicas, y en una oportunidad contó
una historia acerca de los "golpeadores" -estos hombres estaban en su com- Fuera de su querida hermana Grete, Laura Perls, nacida Lore Posner, fue
pañía - les daban unos martillos con cabeza de fierro y goma (me imagino: . quien conoció a Fritz durante más tiempo. Su relación se extendió por más
que es una herramienta como las que usan los mecánicos para arreglar neu- •
míticos). Su trabajo consistía en que, después de los ataques con gas, de- :,í|.
de cuarenta años de amor, paternidad, colaboración, amarguras, catástro
fes, desarraigos, separaciones, y también reconciliaciones.
-
1
bían acercarse y matar a. mano a todos los soldados franceses o británicos En su autobiografía, Fritz escribió:
i caídos con el gas. Les pegaban en la cabeza como se golpea a un animal.
Fritz no fue uno de ellos; él era el oficial médico. I '
Me senda cada vez más y más incómodo con Lore, quien siempre me
trataba de perjudicar y que en ese momento no tenia nada bueno que
Yo era Médico en el 36a Batallón Pioneros... especialmente entrenado decir acerca de mi...
para atacar al enemigo con gas venenoso. Tenia que ir a la trinchera
más peligrosa. Estábamos apoyados por dos compañías formadas por • Sin embargo, hay más de trescientas referencias a ella en su
los tiradores de gas venenoso. A las tres de la mañana, efectuamos el autobiografía, incluyendo:
ataque con gases, y en pocos minutos recibimos una descarga comple¬
ta de losfusiles británicos. Dos horas infernales... me hicieron una he¬
i
m ...
como me ¡o señaló Lore en una oportunidad, los "buenos" hábitos
rida superficial en la frente... m
i!
ayudan a vivir la vida...

No me sienta bien escribiendo acerca de Lore. Siempre me ocurre que


Ya había logrado endurecerme e insensibilizarme, pero hay tipos de
siento una mezcla entre estar a la defensiva y cierta agresividad...
muerte muy difíciles de encarar... Una ocurrió... la noche que hicimos
..
un ataqué con gases. el viento cambió de dirección. /Se nos mete el
Tal vez algún día sentiré deseos de ordenarme a mi mismo y escribiré
gas en nuestras propias trincheras!... a muchos lesfallan sus máscaras. acerca de mis compulsiones voyerísticas centradas en tomo a Lore,
Y muchos, muchos, sufren envenenamientos desde leves a severos, y yo acerca de sus ocasionales introspecciones brillantes y de la forma en
soy el único ordenanza médico... y no tengo más que cuatro botellas
. que me cuidaba cuando estaba enfermo...
pequeñas de oxígeno... todos están desesperados por conseguir oxfge-
i no... se aferran... tengo que arrancarle a uno la botella para aliviar jSIÍ . Evidentemente, Lore Posner a los 20 años era un pequeño dínamo compacto.
a otro [soldado!. Más de una vez me vi' tentado de arrancarme la más¬
i cara, de mi cara cubierta de transpiración. S
?|?
A los 70‘ Laura Perts aün es liviana y dinámica. La conocí en 1972 en un
taller de Jim Simkin. Había seis terapeutas haciendo práctica en la casa de
b FRITZ FAJSS
Simkin en Big Sur. Cuando uno está deprimido y se encuentra con siete sá-
Q .i dicos que le hacen terapia, es realmente un problema. Lo fue para mí.
Oyendo a Fritz, uno quedaba con la sensación de que era bastante inac¬
cesible. Yo diría que el lado suave de Fritz era muy tierno.
Nunca trabajó sobre sus experiencias durante la guerra, pero creo que
•V Un día, Laura Perlsfue a visitar a los Simkin y Jim le pidió que dirigiera
el grupo. No sabía nada acerca de lo que había estado ocurriendo, y después
?

de estar veinte minutos frente a ella, me sentí restablecido. Era como el aire
estando en el campo de la medicina, los desastres ocurridos en el campo
i .de batalla le causaron un enorme trauma posteriormente. Mientras estaba. fresco. No era tanta su amabilidad como su humanidad. "Permítete ser", me
ocupado en la mesa de operaciones y cuidando a sus pacientes, estaba muy dijo, y fue como si me hubiera liberado del cautiverio.
í Al año siguiente, Laura Perls y yo estuvimos dieciséis horas juntos ha¬
bien. Se mantenía en forma bastante bien, pero cuando terminó -este enor- i
i me desperdicio y las heridas causadas en su propio ser interno- era un trau¬ blando de Pritz...

i
ma que debía superar. No era fácil. No era capaz de hacerlo por sí mismo. ¡
Necesitaba un terapeuta y no lo podía encontrar. Más tarde encontró a un
m
•;í.:S;
LAURA PERLS
En el otoño de 1926, yo era estudiante en la Universidad de Frankfurt. Mi
9 hombre en quien se podía confiar -creo que fue Wilhelm Reich- y luego . •tíS¿ profesor Adhémár Gelb y Kurt Goldstein estaban dando un seminario acerca
dijo que esa había sido la primera vez que confiaba en un hombre. |M dé su investigación en psicología gestáltica, que en ese momento era un
9 Había perdido el interés por la medicina. No era lo suficientemente pro- , -cámpo nuevo. Estaba aburrida. Al desviar mi atención de los expositores,
.
funda para él. Investigando acerca de ello, se descubrió a sí mismo, aspee-. ;g| vi a este hombre ahí sentado; nunca lo había visto antes. No sabía quién
b tos tan fascinantes que no calzaban en ese momento con ninguna escuela,, ;||$y era. Tuve la sensación: “¡Es él".
B y que aún no calzan bien.
m Un mes más tarde, conocí a este hombre a través de un amigo que tam-
*
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' •' I-.. t,; \ :ÿ \ t <;ÿ' :.í Wf iT'í, -ii tÍ:ÍLi
24 FRITZ PERLS ALEMANIA 25

bién era asistente de Goldstein. Por supuesto, era Fritz. Había obtenido un dimos ir de luna de miel! Nos quedamos en un hotel de mi ciudad natal £
Doctorado en Medicina y estaba trabajando con Goldstein en el Instituto alrededor de tres días, hasta que se recuperó un poco.
para Soldados con Lesiones Cerebrales de la Primera Guerra Mundial.
Goldstein trabajaba con todo el organismo, no sólo con partes del ser hu¬ Luego de la Segunda Guerra Mundial\ visitamos ¡a tumba del padre
mano. Era muy de vanguardia en ese momento. La psicología gestáltica ha de Lore y tuve una explosión da pena. Y realmente fue una explosión.
Me tomó totalmente desprevenido, como si me hubiera reventado un
*
estado desde entonces muy relacionada con la percepción sensoriál, y no
así con la personalidad. Trabajando con personas con lesiones cerebrales, furúnculo... no entiendo el estallido... nunca estuve cerca de mi sue¬
gro. De hecho, si durante mis años de adolescente fui la oveja negra
descubrieron que cuando falta un órgano o cuando éste está dañado, la para mi propia familia, para la familia Posner era una monstruosa
persona cambia en su totalidad y se reorganiza con su deficiencia.
Fritz tenía 33 años cuando lo conocí, y yo 21. Yo era muy joven, in¬
genua, inexperta... ¡él era muy impactante!
oveja azabache.

Sé muy poco acerca de la infancia de Fritz. Sé que su padre era un hombre


*

Comenzó a hacer sus apariciones, a menudo con el amigo que nos ha- . muy especial que, al igual que Fritz, a la larga no fue un hombre de familia.
bía presentado. También iba a algunas de las clases de Gelb y luego co¬ Lo Yí muy pocas veces; ya era un anciano entonces. Era alto y seguramente
míamos juntos. había sido muy buenmozo. Tenía una larga barba blanca; de viejo, Fritz
Nuestra relación fue siempre un asunto interrumpido. Estábamos juntos M
se veía bastante parecido a él. Era comerciante de vinos. Viajaba mucho
y separados. Dejó Frankfurt y se fue a Viena por unos meses, luego se fue vendiendo vinos palestinos, y fundó logias masónicas por todas partes. Apa¬
a Berlín; y en 1928 regresó a Frankfurt por seis meses. Creo que regresó rentemente, vivía muy bien, pero no le daba mucho a su familia. Tampoco
porque yo estaba ahí. Cuando él estaba en Frankfurt, nos veíamos todo el financiaba en forma adecuada los estudios de Fritz. Fritz trabajaba la mayor
tiempo. Cuando no estaba en Frankfurt, nos juntábamos a veces durante parte del tiempo, en el teatro o enseñando, para poder financiar sus es¬ *a*
un fin de semana en algún lugar. Nos encontramos en diversas partes -en tudios. Su padre sólo contribuyó en forma muy mezquina. Creo que nunca
Würzburg, en Goslar y en Weimar. Nos fuimos juntos de vacaciones. Casi' mantuvo adecuadamente a su familia, porque gastaba mucho dinero via¬ ñau
siempre estuvimos en lugares hermosos donde había mucho que ver. Ca¬
minábamos por la ciudad mirando los jardines de la casa de Goethe o las •
m
l’i!
jando y trabajando en sus logias.

hermosas casas antiguas en Goslar. Aún salgo a dar estos pequeños paseos %
cuando voy a Alemania.
Mi madre amaba a Fritz. Se dejó impresionar mucho por él. Sin embar¬
go, mi padre se preocupaba. Yo era su hija favorita. El decía: "Este hombre •
p Q úz
A-

nunca será capaz de preocuparse de ella". •.


No necesito que nadie se preocupe de mí. Puedo arreglármelas sola, siem¬
pre pude. Y aún lo hago -además de preocuparme también de otras per¬
‘ÍV I ¡ñnf
sonas. ¡Y por supuesto que me preocupé de Fritz!
En Dentro y Fuera del Tarro de la Basura, Fritz escribe que yo presioné pa¬ i MV ifb
ra que nos casáramos. Eso simplemente no es verdad. Nunca esperé que
se casara conmigo, ni con nadie. Y no me importaba. Fui su amante por m tí&flr* o ra

más de tres años antes que nos casáramos, y aún así no lo presioné. De es:
hecho, la cosa fue al revés. Fritz quería tener un hijo. Durante mucho tiem¬
po temió ser estéril. Creo que en gran medida se casó para averiguar si * Estaba mucho en lo suyo. Vivía en la misma casa con su esposa y su hija ’

podía tener un hijo.


Nos casamos en Berlín, en 1930. Nuestro matrimonio no fue algo muy
m
•li’
mayor que era soltera, pero tenía una pieza para él solo, donde también
comía, y siempre salía solo. Fritz odiaba a su padre. A medida que Fritz
crecía, lá comunicación entre ellos fue cada vez peor.
fes»*

pomposo. El de mi hermana sí lo había sido dos años antes, y aunque mi


padre quería un gran matrimonio para nosotros también, logramos conven¬ m
cerlo de que nos regalara un auto y nos diera una. pequeña recepción en m Mi padre vivía prácticamentefuera de los límites de la familia. En casa
era un invitado al cual se le debía atención y respeto.
la Municipalidad.
Después que nos casamos, mi padre estuvo tan enfermo que ¡no pur
ift Mi padre y mi madre tuvieron muchas peleas desagradables, inclu¬
yendo ataques físicos; cuando él le pegaba, ella lo agarraba de su es¬
tupenda barba. A menudo la llamaba pedazo de mueble o pedazo de
mierda.

i.
ir;
é

$ 26 FRITZ PERLS

m
m ALEMANIA 27

* Creo que Fritz hizo aigo parecido a su padre, aunque a otro nivel. Formaba
-m$• •

.
un instituto en algún lugar con un grupo de discípulos y se quedaba ahí
por un tiempo,, luego se iba a otro lugar y formaba otro instituto y luego , *•
* otro. Pero cuando en una oportunidad le dije: “¿Sabes? Te pareces a tu pa¬ \;
*% dre en muchas cosas", se puso furioso. Sin embargo, de alguna forma lo ’ \
¿£1 <srtttk.-r
absorbió. Años más tarde, me dijo: "Creo que me parezco a mi padre en
muchas cosas" -¡cómo si recién lo hubiera descubierto! tvv '

a. La madre de Fritz era una persona muy aterrizada. Ella misma hacía los
quehaceres domésticos, pero tenía aspiradora y todas las máquinas moder¬ IP*
*
*¡»
nas que aparecían. Era muy buena persona y una madre muy preocupada.
Llevaba a sus niños al museo y a conciertos los días en que era gratis la
entrada. Venía de una familia culta. Su hermano era doctor y su primo un •
é
*
%
i-
Liv ~í¡
famoso abogado.
Mi madre... tenía muchas expectativas conmigo, sin ser para nada * *• '
* una "madre judía". Pero mi padre le daba muy poco dinero y debía¬
mos alegramos si teníamos lo suficiente para comer... Su padre era
:

* .
sastre, y considerando sus antecedentes, su interés por lo artística á;
* -especialmente por el teatro- era impresionante...
9m
% En Alemania, todos los edificios tenían departamentos que miraban de alfombras para pegarle. El se arrancaba y ella no podía pillarlo. Le ce¬

*
hacia el frente y otros hacia el patio. Los del frénte tenían vista a la
calle, escaleras de mármol, alfombras y una entrada extra para los
empleados. Los que daban al patio en Ansbacher Strasse, tenían por
m rraba la puerta en la cara, le echaba llave y luego golpeaba a través del
• vidrio que había en la parte de arriba de la puerta y le hacía morisquetas.

Siguió haciendo esto el resto de su vida', de una u otra forma, -molestando


lo menos un pequeño jardín y una barra donde los empleados sacu¬
dían las alfombras. No había electricidad y, por lo tanto, tampoco as¬ a la gente hasta que comenzaban a perseguirlo, y luego Ies cerraba la puer¬
% piradoras ni refrigeradores. ta en la cara como si Ies estuviera diciendo: “No pueden hacerme nada".
Fritz siempre tuvo esta actitud de "tú-no-puedes-hacerme-nada" y a me¬
* Cocinaba bien la típica comida casera, pero nada especial. A Fritz no le nudo parecía desconsiderado. En el colegio era un muy buen matemático,
* importaba demasiado la comida; comía cualquier cosa. Durante la Primera
Guerra y la depresión, se acostumbró a comer lo que había. Le 'gustaban m
li
pero un mal estudiante. En uña clase, por ejemplo, había una especie de
prueba que tenía que hacer, y la hizo en forma brillante, pero de una ma¬
* muchas cosas -cosas como el arenque y los dulces. Le gustaba el mazapán.
Cuando venía a visitarme, le compraba barritas de mazapán. m nera diferente de como lo habla enseñada el profesor. Obtuvo un 7 por
•t el resultado pero un 1 en atención. El se enorgullecía mucho de esto. Se
En muchos aspectos me parezco a la madre de Fritz. Físicamente, tam¬ llamaba a sí mismo un enfant terrible. Le gustaba estar donde podía hacer
% bién era una mujer pequeña. Y ambas cuidábamos de él.- De hecho, a Fritz m lo que .quería y no lo que no quería, y donde todos hacían cosas para él.
no se le educó para hacer algo. (Por supuesto que esto fue así para la ma¬ En este tipo de comunidad podía vivir.
* . yoría de los hombres). Dormía en un sofacama en el comedor y su madre
recogía todo lo que iba dejando tirado. La primera vez que los visité me m
La desaprobación siempre le provocó resentimiento. Recuerdo que su

* desconcerté mucho. Su madre estaba cosiendo y se le cayó algo. Ninguno


tío Eugenio (hermano de su madre), que era doctor, rechazaba el psicoaná¬
lisis. Por supuesto que esto no detuvo a Fritz.
*
%
de los tres hijos lo recogió. Yo lo hice. Cuando nos casamos, en un prin¬
cipio Fritz dejaba cosas por todos lados. Había cenizas en todas partes, a
pesar de los ceniceros. Botaba lo que ya no le servía en cualquier lugar.

m ffi®
Su ideal era ser independiente y autosuficiente. Pero su actitud, reflejada
en la oración gestáltica, era la de un adolescente: “Yo hago lo mío" o "Yo
soy mi propia persona", ya que el adolescente llega a casa, tira su ropa
% . ¡Me sentía como el payaso del circo que persigue al elefante con una esr
life sucia, se pone ropa limpia y se va, dando por hecho que mamá se ocupa
coba y una pala para limpiar la mierda!
, Fritz tenía una buena relación con su madre, pero también 'era malda¬
|||f de todo. Pretender que. uno tiene responsabilidad absoluta sobre su vida
life, '
es una arrogancia: la vida de una persona siempre es interdependiente con
doso. Varias veces me contó acerca de cosas que había hecho y frente a jPy la vida de otras personas, y el hecho de ignorar esto significa ignorar el
*i* las cuales su madre se enojaba tanto que lo perseguía con un sacudidor 9®!!’ contacto. Creo aue Fritz ignoraba esto en gran medida...

%
ral
Im
4

28. FRITZ PERLS ALEMANIA 29


4
Karen Horney fue la primera terapeuta de Fritz a principios de los años Cuando los problemas comenzaron en 1933, solicitamos pasaportes para 4
20. Cuando llegó a Frankfurt hizo terapia con Clara Happel. Yo entré a té- . irnos a la segura. Cuando los obtuvimos, empezamos a recibir cartas ame¬
rapia con Clara Happel porque quería estar en lo que Fritz y el amigo que nazadoras, probablemente a través de alguien de la oficina de pasaportes: €
nos presentó estaban. En realidad, la motivación original fue estar más cerca “¿Se están poniendo nerviosos, Juden schweine (cerdos judíos)?". Cuando ob¬
de él. Más tarde, estuvo en terapia con Harnick, pero Hamick dijo que el tuvimos la visa, Karen Horney nos dio una garantía. También teníamos un
matrimonio me impediría hacer el doctorado y que no seguiría trabajando certificado del Dr. Brill, quien en aquel entonces era el presidente de la
con Fritz si se casaba conmigo. Y cuando nos casamos,, no siguió adelante .i , Asociación Psicoanalítica. Nuestras últimas noches en Berlín las pasamos en
con la terapia. Se suponía que yo debía estar reescribiendo mi tesis y no un lugar diferente cada una. La gente estaba siendo sacada de sus camas
podía ser molestada. Por un momento pensé que la dejaría, pero más tarde, entre las dos y las cuatro de la mañana -no sólo los judíos, sino que cual¬
después de. tener un hijo, la retomé y la terminé. Harnick se había equi¬ quier militante de movimientos izquierdistas o comunistas.
vocado y pidió disculpas. Sabíamos que si el régimen fascista tenía éxito, no podríamos vivir allí «
Fritz comenzó a trabajar con Reich después que nos casamos, creo que ni trabajar como queríamos. Económicamente, las cosas también estaban
fue a fines de 1930, y Reich fue su terapeuta por dos o tres años. empeorando. Yo siempre recibía una cantidad de dinero de mi padre, tanto
después de mi matrimonio como antes, pero en 1933 esta cantidad se
'
& redujo a la mitad porque su industria de joyas y sus negocios de ventas
se estaban debilitando. Había sido muy próspero, una de las dos grandes
ESI
ZI-iLjl empresas en Pforzheim... Fritz tenía un instituto donde hada mucha terapia
1 física, masajes y terapia radiactiva, pero no tenía pacientes. 9

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Nos fuimos de Alemania en abril de 1933. Recién estaba comenzando;
el incendio de la Asamblea Legislativa fue en febrero; el día del boicot,
cuando cerraron todos los negocios judíos y quebraron sus vidrios, fue el 1m- ft0 't/zO I &
Io de abril. En esa época, vivíamos en Berlín. Muchos pensaron que la per¬ >
secución duraría sólo uno o dos años (¿cómo podía un idiota- como Hitler
durar más?), pero cuando vimos la forma en que se desarrollaron los
eventos, nos fuimos de Alemania.
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Nos fuimos más por razones políticas que por el hecho de ser judíos,
aunque ya había mucho antisemitismo. Regían ya medidas como el Eignet,
que privaba a los judíos de la propiedad de sus negocios, y el
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Gleichschaltung, que mandaba a personas no judías a hacerse cargo de los :§t


negocios judíos como supuestos supervisores. En ese momento, Fritz estaba
dando un curso en la Arbeiterhochschule, la Universidad del Trabajador. •
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Eramos miembros de la liga antifascista y bastante izquierdistas. fe


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Mucho antes, en 1919, cuando Fritz era un destacado estudiante de
medicina en la Universidad de Friburgo, debió abandonarla debido a sus
actividades izquierdistas. Estaba involucrado con el Arbeiter y el Soüiatenrat,
mi fe
que era el consejo de asesoría política. Eran gente del ejército, ex oficiales
como él, simpatizantes de ios trabajadores. Creo que temió que lo mataran. ¡Slf fe
y se fue de Friburgo, y regresó a Berlín donde terminó sus estudios.
m:
Jto
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B¡te fe
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*
AMSTERDAM

MI madre se horrorizó cuando me fue a visitar a Amsterdam por unos


31

4 días y me encontró lavando las escaleras con mis manos desnudas. Nunca
había hecho algo así antes -estaba en cuclillas. No me importaba para nada.
4 Yo no era una buena cocinera, entonces otra mujer en la casa cocinaba
4 y yo por lo general lavaba y limpiaba. Recuerdo cómo fue aquel invierno

4 Amsterdam ú
íii
• -¡quince grados bajo cero! Aún puedo ver los pantalones de Fritz parados
en el balcón de la cocina para secarse, ¡congelados!
Me embaracé nuevamente y la mujer a quien nosotros le arrendábamos
4 me dio el nombre de un doctor y me hice un aborto. Alguien me denunció
LAURA PEHLS
4 El 25 de marzo, mi padre murió en Berlín. El funeral fue en mi ciudad natal.
a la policía por aborto ilegal; sólo pudo haber sido ella. Fritz no estaba...
Tuve que ir a la. oficina del distrito. Simulé un ataque de histeria para que
4 Habíamos planeado mudarnos a un nuevo departamento, uno más barato,
pensaran que si hubiera tenido el bebé probablemente me hubiera vuelto
el Io de abril. Mi padre nos había regalado el que teníamos. Tenía unos
loca. ¡Creo que fue la única actuación real que he hecho en mi vida!
4 muebles modernos maravillosos, especialmente diseñados para mí. Todo i Esos meses fueron los más duros que tuvimos. No sabíamos realmente
cambió. Decidimos irnos de Alemania y embarcamos nuestros muebles a M
4 Holanda.
qué iba a pasar, vivíamos al día. Yo siempre tuve de todo, por lo que para

4 P. mí era casi un deporte ver. con cuán poco me las podía arreglar. Lo hice

4
Ya había nacido mi primer hijo, y en abril fui con mi guagua, Renate,
a la casa de mi madre en Pforzheim, y Fritz se fue a Amsterdam. Se fue
con sólo dos billetes de veinte marcos embutidos en un encendedor. Se
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mucho mejor que otros. En esta casa vivían con nosotros unas muchachas
que habían sido vendedoras en una tienda y estaban horrorizadas por la
forma en que tenían que vivir ahora. En cierta forma, creo que también
quedó en un campo de refugiados, y finalmente, cuando arrendó un depar¬ ¿I
4 tamento junto con otros refugiados, llegué con el bebé en septiembre por¬
fue duro para Fritz, aunque él nunca tuvo mucho. Fue en nuestra casa en
#1 •Berlín donde tuvo cosas buenas por primera vez. Recién había iniciado su
4 que ya no quería que estuviéramos más tiempo separados. Vivíamos doce
práctica unos años antes y tuvo que dejar atrás su equipo completo. Creo
personas en un departamento de cuatro o cinco piezas en Amstelkade cerca :'fí
4 que todo esto fue mucho más desgarrador para él que para mí.

4
del canal. Era un vecindario bastante agradable entonces. En realidad, la
renta del departamento la pagaba una alemana divorciada que tenía un po¬
co de plata. Creo que tuvo algo con Fritz antes de qúe yo llegara, y lo
fa- Tratamos de conseguir permisos de trabajo en Amsterdam, pero no pu¬
dimos porque ya habían demasiados refugiados. En realidad, tuvimos suerte
de no obtenerlos, porque todos aquellos que se quedaron, murieron. Mi
4 había sacado del campo de refugiados. Fritz no había podido obtener un I hermana, su familia que vivía en Holanda, todos murieron.
permiso de trabajo.
4 W Fritz fue por unos días a Londres a preguntarle a Ernest Jones, el bió¬
JACK DOWNING if •
grafo de Freud, si sabía de algún trabajo en alguna parte. Jones sabía que
4
4
Los judíos holandeses se instalaron el lugares donde podían obtener por
lo menos un techo; vivían con otros en los áticos. Lo pasaron muy mal du¬ i
gff-
alguien que había trabajado con Theodore Reik y que era terapeuta en Sud-
áfrica necesitaba un analista didáctico y un co-terapeuta para un trabajo en
rante el invierno. No tenían dinero. 1' ese país. Los terapeutas más famosos ya estaban establecidos en algún lugar
4 %
SE y querían venir a los Estados Unidos, no a Sudáfrica. Nosotros deseábamos
4
LAURA PF.RLS
Fue un periodo increíble. Los muebles fueron retenidos en la frontera por
aquellas personas a quienes se suponía que nosotros arrendaríamos el nue¬
m
m
irnos a cualquier lugar donde pudiéramos vivir y trabajar. Fritz hablaba in¬
glés y aparentemente fuimos los únicos interesados en la oferta de Jones.
4 A fines de diciembre partimos a Sudáfrica.
vo departamento en Berlín, en pago por el "daño” que les causamos al no
4
26.
mudarnos. Pagué por ellos con el último dinero que tenía. No teníamos más
dinero en Amsterdam. Cuando finalmente obtuvimos nuestros muebles, es¬
taban tan dañados (después de tanto tiempo en la frontera) que tuvimos
S
I m

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4
4
.que venderlos por casi nada. Prácticamente nos comimos nuestros muebles
y nos quedó muy poco. Teníamos más de mil volúmenes en nuestra bi¬
blioteca y también los vendimos por casi nada. Fue demasiado terrible. Per¬
dimos todo -nuestra biblioteca- todo. Fue algo... ¡Ay! Ya ni siquiera puedo
seguir hablando de ello. ü‘
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f ‘ífS-’í JOHANNESBURGO 33
w LAURA PERLS
Estábamos muy enamorados el uno del otro, y además teníamos al bebé
-fueron años muy buenos. En ese momento, él reconocía que yo era su
esposa, su amante y la madre de su hija. Al principio estaba loco por Re-
nate. Durante los primeros tres o cuatro años de su vida, ella pasaba col¬
Jofoaimesburgo gada de su cuello y a él le encantaba.
Cuando nació Renate, nuestra primogénita, estaba fascinado con ella
e incluso llegué a reconciliarme con el hecho de ser un hombre casado.
La imagen de Africa mostrada por Johnny Weissmuller en sus películas de Pero más tarde, cuando se me empezó a culpar de todo lo que salía
Tarzán, no era el Africa con que se encontraron ¡os Perls en 1934. En su mal[ comencé a alejarme más y más de mi rol de padre de familia.
lugar, existía la metrópolis deJohannesburgo, con una población de 288.000 Ellas dos (Lore y Renate) vivían, y quizás aún lo hacen, en una estre¬
habitantes, y había un contraste total entre esta ciudad y la opresión de la 1
cha simbiosis muy particular.
Alemania nazi y las dificultades vividas en Amsterdam.
Su cara es la combinación perfecta entre Fritz y Laura. Su voz es profunda
En su nuevo hogar, Fritz llegó a ser muy pronto un exitoso psiquiatra.
y tiene un fuerte acento británico. Su risa es sincera -mueve murallas. Se
LAURA PERLS recuesta en un sillón de su living en Leonia, Nueva Jersey, y habla de su pa¬
Fue justo lo que necesitábamos en ese momento. Fueron años muy buenos dre con rabia.
para nosotros en muchos aspectos. Prosperamos de inmediato y nos desa¬
íÿENATE PERIS i
rrollamos en Forma independiente sin interferencias y sin tener que seguir
Fritz me dejó completamente fuera de su vida...
líneas partidistas, ni políticas ni psicoanalíticas. Probablemente, nos conver¬ I
Desde los cuatro años, en realidad sólo he tenido un padre supuesto.
timos en seres mucho más creativos que si nos hubiéramos quedado. Vivía¬
:kl Siempre he tenido la terrible necesidad de que Fritz me ame. Siempre arras¬ \
8w
mos tan bien como siempre viví yo en Alemania, y recuerden que yo tenía tré la esperanza de que lo hiciera, pero ya han pasado más de cuarenta
una familia muy acomodada. Fritz nunca antes había vivido tan bien. Siem¬
y* largos años. i
pre tuvimos empleados en la casa 'y, durante cuatro años, la empleada que
tenía mi madre en Alemania trabajó como niñera de los niños. m He tratado de hacer las paces con él. Le escribí una larga carta en una
época en que estaba muy enferma y creí que moriría. Pero no oí ni una
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Desde 1935 hasta 1939, Sylvia Behrmann
tendída-en-el-diván-cinco-días-a-la-semana.
fue una paciente-de-Fritz- W
m
sola palabra. Todo lo que recibí en algún momento fue: “Ren siempre quie¬
re algo".
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Primera vez que recibo una carta de Ren donde no me pide nada, pero
SYLVIA BEHRMANN CONRAD estoy seguro que la carta es el preámbulo para una petición que ven¬
Fritz hablaba más durante nuestras sesiones de lo que lo hubiera hecho 1
cualquier otro psicoanalista, excepto cuando se llevaba a cabo la batalla de
las voluntades y entonces ninguno de los dos hablaba. Generalmente, yo
cedía. La relación siempre tuyo un elemento de no-paciente en ella.
Ii drá luego a través de Lore.

Creo que en realidad siempre quise algo. Quería un padre. Siempre qui¬
se un padre. Lo buscaba y lo buscaba: Obviamente, construí mi propia idea
I

m acerca de como debía ser. Fritz fue la figura paternal para mucha gente,
\
Fritz tuvo problemas con el Dr. Wulf Sachs, el hombre que se consideraba
a sí mismo un psicoanalista y que había ayudado a traer a Fritz a Sudáfrica. S: pero puchas, yo era su hija.
No tenía tiempo para sus propios hijos. La única vez que tuvo tiempo
i
El problema era que Fritz era despectivo en su actitud hacia Sachs, al igual . para mi hermano, Steve, fue cuando éste obtuvo su Ph.D. “¡Sean alguien!
que hacia todos los demás, y a Sachs no le gústaba sentirse mirado en me¬
nos. Yo estoy de acuerdo con Fritz en que Sachs era incompetente -quería
tratarme con el psicoanálisis al mismo tiempo que trataba a toda mi familia
m
m
¡Sean alguien! ¡Sean alguien!". ¿Tenía yo acaso que probar que era alguien
para que él me comprendiera y quisiera estar conmigo?
Hice un gran esfuerzo por ser alguien -¡traté de ser Fritz1. Y mientras yo
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§®s
y a mí físicamente. Me retiré al cabo de dos semanas. No conocí a ningún
otro paciente de Fritz. En aquellos días, no habían grupos. Creo que Fritz
m
i
más trataba, a él menos le importaba. Y mientras más se alejaba de mí,
yo más trataba de ser como él.
j era considerado como un bicho raro en esa comunidad. Construyó la Me enseñó a fumar a los cuatro años con la esperanza de que luego t
primera casa “moderna” con techo plano, lo que tenía a los vecinos no fumaría. Por supuesto que me dio un solo cigarro. Quizás si me hubiera
encaramados en las murallas, ya que se salía de todo lo convencional que %
;

había alrededor. - m dado una cajetilla completa me habría enferrqado, pero me gustó y durante
años fumé como loca. (Ahora hace años que ya no fumo).
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34 FRITZ PERLS JOHANNHSB URGO 35
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Un día que mi madre no estaba, Fritz se enojó conmigo por algo que
A. ; Un día tuve una terrible experiencia. Nadie me fue a esperar a la salida
¡Él no recuerdo y me dejó encerrada en el garage toda una tarde. Estaba ate¬ del jardín infantil y tuve que caminar a casa sola. Tenía que caminar una
rrada allí adentro -había muy poca luz. John, el mozo que teníamos en ése milla y media o dos y decidí tomar el camino más largo, que era por donde
3 entonces, me dijo: "Me gustaría sacarla, pero no me atrevo". Y a los tres Fritz circulaba a veces en su auto, y me perdí completamente. Volvía siem¬
años y medio comprendí que no podía sacarme bajo riesgo de perder su pre al mismo lugar y no tenía la menor idea de dónde estaba. Finalmente,
a trabajo. llegué a la calle principal, era Oxford Street, y vi un carretón con caballo
k Estas cosas no ocurrieron muy a menudo, pero siempre las recuerdo. que venía por la calle. En aquellos días, estos carretones se usaban para
En otra oportunidad, Fritz había comprado un paquete de banderas, peque¬ hacer fletes. Bueno, y escuché un terrible crujido, ¡el caballo se había que¬
a ñas banderas de todo el mundo, envueltas en papel celofán -esto fue al brado una pata! ¡Me detuve a mirar todo esto!
Llegué a casa con una hora y media de retraso. Mis padres no estaban
a principio de la guerra. Las dejó por ahí y no nos dijo que no podíamos
tomarlas, por lo que con una amiga decidimos ponernos una bandera di- y mi niñera no estaba en absoluto preocupada. “¡Cómo te atreves a llegar
3 ferente cada día. Hicimos esto durante varios días y una mañana me puse a casa una hora y media tarde!”. Era una puta de mierda, otra que me en¬
la svástica, sin saber lo que significaba. Creo que Fritz no sabía lo que había cerró todo un día, una vez que mis padres no estaban. No podía contarles
a en el paquete, pero cuando entré a tomar desayuno vestida con mi uni¬ acerca de ella. Aprendí de muy, muy chica: "Mantén la boca cerrada y haz
a • forme, me miró, sacó la svástica de un tirón y me remeció tan fuerte qué
hizo sonar mis huesos como los de un esqueleto y me hice pipí.
m lo que te dicen". Toda la espontaneidad y curiosidad natural de la niñez
fue totalmente arrancada de mí.
a Ahora, como adulto, puedo entender su violenta reacción, pero a los Cuando uno es niño no entiende razones. Es sólo- más tarde, cuando
nueve años me avergoncé, por decir lo menos, de que esto me ocurriera crecemos y aparecen las depresiones nerviosas y todo se convierte en un
i.

delante de alguien. ¿Qué fue lo malo que hice? No sabía lo que represen- M completo desastre, que comenzamos a pensar en estas cosas. Todos los
taba la svástica y él nunca me lo explicó. Debió habérmelo dicho; yo sólo malditos temores y fobias que he tenido fueron, de alguna manera, desa¬
no sabía. Jamás tuve las agallas para provocarlo conscientementé. Nunca rrollados en mí por Fritz. Todo se relaciona con cosas que ocurrieron con
a lo contradije en nada. Me petrificaba frente a él. No podíamos estar los dos éi, y cada vez que pienso que al fin he logrado deshacerme de este fan¬
en una pieza por más de dos minutos, uno de los dos se iba. No tenía¬ tasma, ahí está él nuevamente conmigo.
I mos nada que decirnos. SYLVIA BEHRMANN CONRAD
a También tengo recuerdos hermosos y tiernos de Fritz. Cuando yo tenía Mi sobrino iba al mismo jardín infantil que su hija, Renate, que en ese en-
cuatro años, Fritz se cayó en la cancha de tenis y se cortó un tendón o
tonces tenía alrededor de cinco años, y cuando iba a buscar a Stanley, a
3 . algo así. En todo caso, caminaba con una muleta a un lado y un bastón
menudo llevaba también a Renate, ya que la casa de los Perls quedaba en
al otro! Vivíamos en una casa muy moderna, con piscina', cancha de tenis mi camino. Una vez, Renate no quiso irsé conmigo. Le dije a Fritz o a Laura
y jardín interior, en una hermosa área residencial; esta área no estaba com- o a la niñera (no recuerdo a quién de todos -me está pidiendo que recuerde
'% pletamente construida y ambos salíamos a caminar por los sitios. Yo corría
riv.' algo que- ocurrió hace cuarenta años, lo que me parece bastante tiempo),
- para adelante y para atrás, me adelantaba y luego regresaba dónde Fritz. y supuse que uno de ellos la iría a buscar. Pero al día siguiente supe que
y Recuerdo la ropa con que andaba ese día. Me sentía absolutamente ma- se había ido caminando a casa -alrededor de dos millas. Fritz no parecía
5ÿ ravillosa. preocupado. Sólo estaba sorprendido de que hubiera encontrado el camino
Muchas veces me llevaba a sus lugares favoritos -diversos restaurantes. a casa.
a Me tomaba un helado o a veces almorzaba. Luego él se ponía a leer o con¬ -v.' En una oportunidad, recién Fritz llegado a los Estados Unidos, Renate
versaba con sus amigos. Una vez que estábamos en un café en un segundo estaba con problemas y le manifesté mi preocupación y simpatía por ella;
5» piso, en el balcón, vi que atropellaron a un perro. No sé qué tiene que
V¡ííf se encogió de hombros, como diciendo que su única responsabilidad era
3 ver esto con Fritz, pero él estaba ahí, y es un recuerdo muy vivo. haberla concebido y que el resto no era asunto de él.
También recuerdo uno de nuestros viajes a Pretoriaskop. Antes de que
i entrara al ejército, Fritz tenía una lavandería allí con alguien más. Solíamos- LAURA PERLS
llevar a alguien de una pequeña localidad llamada Primrose. Este tipo tenía Ü Cuando esperaba a mi segundo hijo, tuvimos nuestra primera pelea seria.
3. un hijo, y los dos teníamos una pelota. Nos agachábamos en el asiento de Ocurrió cuando recién llegamos a Sudáfrica; estábamos armando nuestra
a atrás del auto y, al doblar en las esquinas, nos caíamos uno arriba del otro. Ü
m práctica y además construyendo una casa. El temía que otro niño llegara
Mirando hacia atrás ahora, me sorprende que Fritz nos haya permitido ha¬ a ser demasiada carga. Le dije: "Si tú no quieres ai niño, lo tendré yo. Será
3 cerlo, pero lo hizo. mi hijo”. Y así fue. Durante un tiempo, mantuvimos cierta distancia porque

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36 FRITZ PERLS •!lf JOHANNESBURGO 37


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Fritz no estaba de acuerdo con mi embarazo. Ya me había hecho un aborto Dios! ¿¡Por qué alguien no me dice algo!?”. No nos decían nunca nada. Siem¬ .V
en Holanda, y aunque ambos estuvimos de acuerdo, fue muy traumática pre contestaban: “No te metas en lo que no te importa".
para mí, y me negaba a hacerlo de nuevo. Nació Stephen, un hermoso niño.
Fritz se reconcilió con él; era un niño muy bello e inteligente. Pero nunca ¡A í,
LAURA PERLS
tuvo realmente nada que ver con él. Era una costumbre europea el que • -í, Después de un par de años de matrimonio, Fritz me dijo: “¿Sabes?, estoy V.
desilusionado. Siempre pensé que si vivíamos juntos me harías trabajar...
los hombres nunca tomaran en brazos a los bebés, y ésta fue también la
actitud de Fritz -era tarea de mujeres.
Steve nació en 1935, y Renate, que en ese momento tenía cuatro años,
s pero eres tan Floja como yo”. El no sabía que yo lo hacía trabajar apoyando
todo lo que hacía y despejando de su camino todo lo que pudiera estor¬
barle'. Por supuesto que los niños se resentían porque también los sacaba
,<E

se puso celosa. Comenzó a chuparse el dedo y a mojar sus calzones. Y


Fritz simplemente la abandonó. Ya no podía soportarla más. Fue algo muy a ellos de su camino. No podía soportarlos cuando se metían entre sus pies,
m. y no se hubiera quedado con la familia tanto tiempo... se quedó básica¬
jV
traumático para ella, y siguió siéndolo durante largo tiempo.
Al año siguiente, Fritz fue a Marienbad al Congreso Internacional de Psi¬ mente hasta que Steve fue al “college".
coanálisis. Estuvo fuera cerca de tres meses, y cuando volvió, había perdido
completamente el interés en sus hijos, sólo le interesaba su trabajo. Después m STEPHEN PERLS.
Mucha gente me ha preguntado cómo fue crecer teniendo un padre famoso.
estalló la guerra e ingresó al Ejército de Sudáfrica. 1 Mientras yo crecía, él todavía no era famoso. El estaba muy metido en sus
fV

Estuvo en el ejército durante cuatro años y medio. En esa época estᬠm propias cosas, pero no había nada sobresaliente en él. Su influencia apare- . ¿2=
bamos trabajando en Ego, Hambre y Agresión, y haciendo práctica. Aunque te¬
níamos una niñera para los niños, yo pasaba bastante tiempo con ellos. El,
muy poco. Ocasionalmente, los llevaba al circo o a patinar, -pero eso era
sw
ajSí¡
ció durante sus últimos años de vida y principalmente después de su
muerte.
En Sudáfrica vivimos en tres casas distintas. La primera (donde yo nací}
, todo. Generalmente salíamos solos de vacaciones; muy pocas veces lleva¬ 1 era blanca con grandes extensiones de terreno a su alrededor. Era muy lu¬
mos a los niños. josa. Laura y Fritz se hicieron construir una cancha de tenis y una piscina, A

m lo que significa que a ambos les debe haber ido muy bien económicamente
RENATE PERLS
Cuando iba a cumplir diez años, hidmos un tour a Oribi, a unas 70 millas m
%):
y en forma rápida. Como sabes, tuvieron que salir rápidamente de Alemania
casi sin dinero.
&
•-
de Durban, Sudáfrica. De hecho, este tour fue el regalo de cumpleaños de & Un chispazo que recuerdo de esa época es a Fritz haciendo barquitos
Fritz. (Eso y un billete de una libra para que comprara todas las porquerías
que no había podido comprar antes porque mi madre detía: “No, no debes
comprar eso"). Es una de aquellas cosas que permanecerán en mí para
1- de papel. Y luego aparecía una mujer gorda (no sé si era una amiga, una
empleada o qué) que se zambullía en el agua ¡y hundía todos mis barquitos!
Nos mudamos de la primera casa -fue a comienzos de la Segunda Gue¬
siempre. Es el lugar más hermoso que he visto en mi vida -bosques y ríos-
un lugar de gran belleza. Había unos precipicios muy altos, profundos, uno ¡I rra Mundial- porque estaba muy lejos en los suburbios, y como había ra¬
cionamiento de gasolina, ninguno de los pacientes podía llegar hasta allá.

mw
de ellos de cerca de 2.000 pies. Había una enorme roca que sobresalía y La casa en la dudad no tenía piscina ni cancha de tenis, no me gustaba.
que iba a dar al medio de la nada. Yo estaba bastante lejos de la orilla Aún era un niño chico.
. y quería acercarme sólo un poco más; di unos pasos y Fritz me dio un
Recuerdo vagamente a mi padre regresando a casa los fines de semana
| enorme grito. Me asustó tanto que arruinó mi día. Más tarde, me di cuenta
,i que no quería que me cayera, pero durante mucho tiempo tuve miedo a .
I
m
con su uniforme de capitán. Era psiquiatra del Ejército Sudafricano. Yo debo
haber tenido cuatro o anco años. Fuera de haberlo visto con su uniforme
las alturas. deambulando por la casa, no recuerdo haber hecho nada con él.
m
,

Recuerdo otros viajes en que era mandada lejos. Lo que se suponía que Recuerdo haber pasado mucho más tiempo con mi madre, pero en dos
para nosotros eran vacaciones, para mí era ser mandada lejos, no a acam¬ » oportunidades nos fuimos todos a unas largas vacadones. Hicimos viajes
par, sino a lugares donde habían niños. Unos amigos de la familia tenían
un fundo en Rustenberg, un lugar muy hermoso, pero yo sufría mucho ahí.
m al área de los pastizales para ver a los animales, y hacia el mar. Pero re¬
cuerdo prindpalmente que conversábamos acerca de mi padre, sin que él
,<r

Más tarde supe que en esas ocasiones mi madre se sometía a drugías


•menores. Pero nunca se habló de esto en casa. Todo se mantenía muy en
i estuviera ahí. ,
Teníamos grandes jardines y extensiones de terreno donde vivíamos, te
secreto; a Steve y a mí nunca se nos dijo nada. Cuando vendimos esa fan¬ §;• por lo que ocasionalmente convidaba a mis amigos. Pero había un mensaje
tástica casa, yo tenía ocho años. Fui a comprar dulces un día y cuando volví •
muy claro en todas las casas en que vivimos (porque las piezas donde se
había un letrero de “Se Vende". Eso fue lodo. Yo estaba histérica, “jPor hadan los grupos de terapia eran parte de las casas en que vivíamos), y
i r-7'

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38 FRITZ PERLS

éste era: “¡Silencio! |Váyanse! No nos molesten. Llévense a sus amigos a otro f
i?
-i »*'•
JOHANNESBURGO 39

iíl lado".
Nunca tuve sentimientos de rabia hacia mi padre mientras fui niño. A
Fuimos con un grupo a Basutoland -hoy Lesotho- por un Fin de semana,
y fue muy agradable, disfrutamos del paisaje y Fritz trabajó un poco en su
libro Ego, Hambre y Agresión. A la vuelta, Fritz venia a 85 MPH, y estaba fasci¬
medida que fui creciendo, me fue dando un poco de rabia, principalmente
nado con esto, nunca antes había manejado tan rápido.
*1!¡
-
«Js .: *
al compararme con otros niños. Los padres de otros niños asistían a las ac¬
tividades del colegio y otras cosas por el estilo. No era una rabia con mucha
fuerza, era una sensación de extrañeza: “¿Cómo puede ser?". No era un:
Las principales contribuciones de Fritz a la psicoterapia comenzaron a
tomar forma durante estos bulliciosos años...
*V
.4
• “¡Por la cresta! ¿¡Por qué no se interesa por mil?". Mi actitud era más bien
ésta: “No se interesan en mí. Los dejaré solos y haré mis cosas". Mi padre LAURA PERLS
*1- i • nunca estaba enojado; simplemente estaba demasiado ocupado en sus co¬ En Sudáfrica, Fritz se concentró en la resistencia oral. Yo comencé a intere- .
sas. Este no-involucrarse pasó a ser parte de mi estilo de vida. sarme en la alimentación y el destete a raíz del nacimiento y la alimentación
de mi primer hijo. Empecé a investigar un poca acerca de esto y Fritz lo
LAURA PERLS tomó y lo desarrolló con el concepto de resistencia -esto pasó más tarde
*¡} Fritz nunca tuvo realmente relaciones muy estrechas o íntimas. Tenía ad¬ a ser parte de Ego, Hambre y Agresión Mientras Fritz fue psiquiatra del ejér¬
n miradores y discípulos, pero los amigos eran, al menos inicialmente, mis
amigos. Casi no tuvo amistades íntimas propias. Creo que en cierto modo
cito, tuvo mucho tiempo libre; se iba a casa los Fines de semana y nos sen¬
$i yo fui su única amiga. Hablaba conmigo acerca de otras personas y acerca
tábamos a trabajar en el libro.
De hecho, yo escribí algunos capítulos de Ego, Hambre y Agresión y con¬
de muchas otras cosas que seguramente no habló nunca con nadie más. tribuí en gran medida al resto del libro, pero Fritz siempre necesitó la apro¬
Fritz tenía talento para cualquier cosa. También yo; pero él no era cons¬ bación y la fama para sí mismo. Yo no necesitaba eso. Estaba tan enamo¬
n* tante. Nunca trabajó arduamente en nada. Y nunca iba a ser otra cosa sino
sí mismo. Lo que hacía ¡lo hacía por él! Hacía cosas sólo para probar que
podía hacerlas, dejándolas justo en el momento en que se iban a convertir
rada de él que se lo daba todo, y él lo tomaba y seguía tomándolo. En las
primeras ediciones (sudafricanas y británicas), menciona en la introducción
mi gran contribución y cita los capítulos especíFicos. Pero más tarde, en las
en algo realmente bueno. Hizo muchas cosas para averiguar si era capaz de ediciones estadounidenses, escribió una nueva introducción y se olvidó
9 '¡ hacerlas. Creo que ese fue el motivo para casarse y para tener un hijo. convenientemente de mi contribución.
*! Aprendió a tocar un poco el violín cuando teníamos un profesor dé ¡música
-un alemán refugiado que era un buen violinista- prácticamente viviendo La introducción original decía:
en nuestra casa. Y lo mismo ocurrió con la pintura. Algunas de sus pinturas
eran buenas, pero no trabajó en ellas; más bien jugaba a pintar. Siempre
... At escribir este libro, he recibido mucha ayuda, estimulo y refuerzo
• de otros libros, amigos y profesores; pero sobre todo de mi esposa, la
le encantó hacer bosquejos en el zoológico; le gustaban los animales, espe¬ doctora Lore Perls. Las discusiones sostenidas con ella acerca de pro¬
PI cialmente los gorilas. Hizo patinaje en el hielo y más tarde también fue pilo¬ blemas que surgieron a medida que escribía este libro, clarificaron
to. Amaba el baile. Bailábamos muy bien juntos, e incluso en Sudáfrica bai¬ muchas ideas; y ella ha hecho valiosas contribuciones a este trabajo;
lábamos mucho en casa. Pero yo apreciaba más el hecho de que hiciera como por ejemplo, ¡a descripción de la actitud o complejo de maniquí.
si!$ estas cosas, que su trabajo.
F.S. Perls
SYLVIA BEHRMANN CONRAD Diciembre 1SFI-4
Aprendió a volar y me llevó en un dos. plazas. Estaba aterrada y me dio Ego, Hunger and Aggression, Ia Edición
í un mareo. El era un muy buen piloto y el mareo se debió a mí, no a él. £ Al final, todo lo discutíamos. El contribuyó algunas cosas con las cuales
3 En la terapia trabajó con mi miedo a volar y con algunas tensiones que
yo no estaba de acuerdo y que más tarde tampoco le gustaban a él, como
¡:- se me producían, y diez días después me llevó nuevamente y no tuve pro¬
blemas. Me ayudó el hecho de haber tenido la experiencia y de haber ex- la exagerada hostilidad hacia Fréud. En ese momento se llamó Una Revisión
& del Análisis Freudiano, una Separación de Freud.
a i presado mi temor. Hasta donde yo sé, salía a volar solo, aunque es posible
que haya llevado a otras personas como me llevó a mí. Arrendaba un avión Fritz fue a Viena desde Sudáfrica, después del Congreso de Marienbad,
'a
m abierto (un Piper Cub, creo). A Fritz le gustaba mucho hacer cualquier cosa
. que fuera diferente. Cuando construyeron una pista para patinaje sobre el
hielo, aprendió a patinar. Fui con él un par de vedes. Otras veces, trabajé
a ver a Freud. Tenía una entrevista con él -creo que esta cita fue hecha
por Anna Freud, a quien Fritz conocía. Pero Freud ya estaba viejo y muy
enfermo de cáncer. Su mandíbula inferior era artificial y le causaba mucho
dolor. Probablemente, no podía hablar demasiado. Ya no hacía clases, sola¬
nl'.T para él como secretaria.
mente veía a alalinos de sus vieios amicns v rnleoas v nnr lo tanto, no

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*
1¡ w
f! 40 Farra PERLS JOHANNESBUBGO 41
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i!
estaba en absoluto interesado. Vio a Fritz 'sólo durante tres o cuatro minu¬
tos. Freud firmó su retrato para Fritz y eso fue todo. ¡Este cuadro está ahora
en el estudio de Laura],
$1
'¡'¡Y'
_ como él las entendía. Descubrí que la técnica que él usaba con sus alumnos
era más avanzada que la que yo utilizaba en mi trabajo en casa. En ese
tiempo, yo no tenía mucho apoyo de la gente que me rodeaba y sentí que
Perls poseía el tipo de inteligencia que podía convertir a la terapia en algo
'
«fe»

a Por supuesto que Fritz sentía gran respeto por Freud, pero no pensaba en
sí mismo como su sucesor. El se consideraba el pionero del psicoanálisis más eficiente y más directo.
i-!¡! en Africa (•), y creía que Freud se habría interesado mucho en esto. Sin
embargo, en ese momento, Freud ya se estaba deteniendo, ya no avanzaba.
LAURA PERLS
Fritz estuvo en Sudáfrica casi trece años y yo casi catorce. Ambos traba¬
9**

wÉ1Bíi Yo entiendo esto ahora, y probablemente Fritz también lo haría, pero no


lo entendió, entonces. Tenía 43 años, era un exitoso terapeuta, y esto ofen-
dió su vanidad. Estaba devastado, no porque idolatrarÿ a Freud -Fritz no v»
jábamos en forma privada en terapia, menos entre los años 1942-1946, pe¬
riodo en que Fritz fue psiquiatra del ejército. Comenzamos entonces a tra¬
bajar con un grupo psicoanalítico, y también empezamos a entrenar a unas
•JT

I, tenía ídolos- sino porque lo admiraba mucho. í pocas personas...


!i:: Me sentí dolida principalmente por las repercusiones acerca de que Fritz
fue, y aún es, en gran medida, considerado como el único fundador de la
% Después de varios años, nuestro trabajo como analistas didactas fue re¬
pentinamente revocado por la Asociación Internacional. Esto se basó en al¬
íi terapia gestáltica. Fritz siempre necesitó mucho apoyo, aunque él no se 'da¬ 1 gún tipo de estatuto que establecía que aquellos que no habían dado cursos '.V-

'i:' ba cuenta de esto. El ignoraba el apoyo que se le daba, ó lo daba por sen¬ I
v?. de entrenamiento en Europa, no podían preparar a nadie en ninguna otra
fe**

tado. li¬ parte. Fritz no había sido aceptado antes como miembro de la Asociación fe»*
5 Psicoanalítica porque él' no había terminado con sus propias terapias.
La terapia gestáltica se ha ¡do desarrollando a través de los años, de tal Los problemas de Fritz surgieron a raíz de la exposición que él hizo
¡ítí- modo que es imposible determinar quién pensó o dijo una cosa determi¬ en 1936 en Marienbad (Checoslovaquia), en la Conferencia Psicoanalítica.-
nada. De hecho, también hay una filosofía existencia! y todo, un enfoque
i El trabajo presentado era acerca de las resistencias orales y no fue muy bien
I fenomenológico y oriental en la terapia gestáltica. En todo caso, Fritz y yo
comenzamos juntos. Inauguramos el Instituto en 1952, después de la pu¬
I recibido. La mayoría de la gente no lo entendió. Era bastante reichiano y
Reich ya estaba siendo cuestionado. En 1937 o 193B, la persona que nos
fes»

blicación de Gestalt Therapy: Excitement and Growth en 1950, y fue realmente . fe*»
había llamado para irnos a Sudáfrica, hizo una especie de shtunk en el Con¬
en ese momento cuando las cosas comenzaron a tomar forma. Lo que ha¬
bíamos hecho hasta entonces no tenía ningún nombre.
i
¡$
greso de Lucerna. Fritz se resintió con todo el movimiento psicoanalítico fe*»
por no haber sido comprendido y haber sido rechazado.
¡’ Tanto Fritz como yo fuimos entrenados en el psicoanálisis y comenza¬ % Después de la guerra, nos fuimos inmediatamente de Sudáfrica debido,
i: mos derecho por ese camino. Fritz fue analista durante los años que pasa-
mos en Alemania. Por supuesto que ya entonces estábamos influenciados ¡i
I principalmente a que, si bien Fritz había sido aceptado como psiquiatra del
ejército, cuando regresó no le dieron su licencia.
por Reich. Fritz había trabajado con Schilder en la Clínica Wagner-Jauregg;
Schilder ya había comenzado a combinar el análisis con conceptos gestál-
ticos, pero no llegó a la terapia gestáltica.
\i
! sf
Pero en realidad nunca tuvimos la intención de quedarnos en Sudáfrica.
Ya habíamos solicitado nuestro ingreso a los Estados Unidos, pero los cupos
tí—

u •
• estaban llenos. Estalló la Segunda Guerra Mundial, y después de ella, nos
y
1 Fritz aprendió teóricamente acerca de la musculatura a través de Reich,
pero yo ya lo sabía mediante mi propio trabajo corporal. Veía a todos mis 'W
t
'
vimos enfrentados a las elecciones de 1948 y ya no quisimos estar más ahí.
El Primer Ministro Smuts no quería ser reelecto porque ya tenía más de 70
:! pacientes con respecto a sus características físicas -algunos tipos de respira¬ años. Fritz conoció.a Smuts en una oportunidad; lo admiraba, y había sido . va*»
í
ción estaban asodados con ciertos aspectos de la neurosis. En Sudáfrica,
yo trabajaba dos veces por semana con un profesor de euritmia que había
I influenciado, por su libro Holism and Evolution. Podíamos anticipar el resul¬
fe®»
tado de las nuevas -elecciones- por el ambiente que se vivía en el país y
1


venido de Frankfurt, en nuestro gran césped, y yo quería que Fritz también
lo hiciera. Pero él dijo que eran cosas de. mujeres y que era aburrido.
*1 además, porque el partido de la Unión se encontraba prácticamente sin líder.
Muchas personas -especialmente artistas e intelectuales- se estaban yendo
fe*»
I. del país. Los intelectuales, en su gran, mayoría, eran demócratas y radicales, fe»*
!¡ MOSHE FELDENKRAJS
Leí el primer libro que escribió estando él aún en Sudáfrica. Me impresionó y trabajaban contra el apartheid, aunque éste no se convirtió en un slogan
• mucho porque era la primera vez que leía un enfoque inteligente acerca sino hasta que los nacionalistas llegaron al poder. Ayudar a los negros en
/ de las manifestadones del cuerpo, emodonales y psicológicas; era la forma Sudáfrica era una tarea intelectual, tal como en Alemania lo había sido el
unimos a los trabajadores. Aunque el problema del apartheid ha pasado a
primer plano ahora, en ese momento no nos afectó muy directamente el fe»*
í (*) Fritz fundó el Instituto Sudafricano de Estudios. Pslcoanalíticos,- clima político.
tas»
i 1=35*
fe
*1
?É 42 , FRITZ PERU
p íf¿V

1 STEPHEN PERIS

IJ
í¥ i¡;;
Desde el punto de vista de mi familia, Sudáfrica era culturalmente un de¬
sierto. Nada pasaba, todo era opaco, muerto. Mi madre, en particular, quería
que mi hermana y yo creciéramos en un medio que fuera culturalmente
más estimulante, y Estados Unidos parecía ser una buena posibilidad. En

*»l
segundo lugar, el clima político de Sudáfrica ya estaba cambiando en 1946.
El gobierno del apartheid se hacía cada vez más poderoso. No habían lle¬
gado al poder aún en ese momento, pero las cosas se encaminaban defini¬
Nueva York
«! tivamente hacia el lado fascista. Los afrikanders se concentraron en los ne¬
4 k.<i gros de Africa, y su orientación no parecía muy diferente de aquella de los
nazis, y naturalmente que esto se oponía al pensamiento de mis padres. Tal como lo hizo cuando salieron de Alemania, el hombre de la casa partió
a k Querían salir de ahí antes de caer en la misma rutina por la que ya habían en busca de información...
íi ti pasado en Alemania...
11 LAURA PERIS
Fritz llegó en 1946 y se fue primero a Canadá porque aún no tenía permiso
m.s I; SYLVIA BEHRMANN CONRAD
No vi mucho a Fritz mientras es’tuve embarazada y preocupada de mi fa-- de residencia en ios Estados Unidos. Trabajó alrededor de seis meses en
milia. Lo volví a ver en 1946. Habían vendido su moderna casa. El había Montreal y luego fue a Providence a visitar a mi hermano, quien se había
#T I?
cambiado mucho. Estaba pensando en venirse a los Estados Unidos, y se
vino cuando yo aún estaba en Sudáfrica, creo, aunque Laura lo hizo más
tarde.
venido un poco antes de la guerra.
Fritz se quedó con ellos durante algunas semanas y equivocadamente
le aconsejaron que no tratara de establecerse en Nueva York porque había
LAURA PEJUS mucha competencia. Creo que no tenían ¡dea de su status profesional y de
En 1946 o 1947, tuve que liquidar todo en Sudáfrica... vender la casa, las su gran potencial. Entonces Fritz se fue a New Haven y comenzó a trabajar
cosas... y además estaba muy ocupada. Tenía una enorme cantidad de tra¬ ahí. El sillón psiquiátrico estaba vacante en ese momento y aparentemente
!
bajo. Durante la guerra, yo trabajaba diez, doce o trece horas diarias y seis sospecharon que Fritz se estaba aprovechando de esto y se formó un frente
tili it a siete días a la semana. Y además, tenía una familia. organizado contra este afuerino. Lo pasó muy mal y estuvo a punto de vol¬
ver a Sudáfrica, donde yo estaba aún con los niños. No rompimos total¬
mente con Sudáfrica hasta que supimos que realmente podíamos lograr lo
:« •
i. \ que queríamos acá.
* Más tarde, fue a Nueva York a visitar a Erich Fromm por unos días y
Fromm le dijo: "No entiendo por qué no te quedas en Nueva York. Te ga¬
i rantizo que en tres meses estarás trabajando". Y ¡en tres semanas tuvo tra¬
mf Cy r-
bajo! Se había hecho amigo de la gente de la Escuela de Psiquiatría de Was¬
hington y del Instituto William Alanson White. De hecho, le ofrecieron que
4:: trabajara como terapeuta didacta. Pero querían que obtuviera acá nueva¬
íi! mente su título de médico. Fritz ya tenía más de '50 años, y dijo que iría

1i i nuevamente a la escuela, pero como profesor, no como alumno. Entonces


en vez de eso, se hizo cargo del trabajo de alguien que en ese momento
estaba en la Costa Oeste.
m sí Cuando Clara Thompson me sugirió que trabajara como terapeuta di¬
11 Wm dacta en el Washington School, no acepté. Rechacé aceptar la idea

mmm
SY
de tener que ajustarme a una sociedad a la cual no valía la pena ajus¬
1!I i
%mmsaá
!\ A tarse...

* i Entre ¡as personas con que Fritz se contactó cuando llegó a Nueva York, en¬
contramos a Charlotte Selver, quien era una reconocida profesora de percep¬
ción sensorial. .
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íji i V
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¡si
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44 FRITZ PERLS NUEVA YORK 45
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,
CHARLOTTE SELVER Fritz y yo nos entendíamos muy bién en el terreno personal, aunque
ti No sabía nada acerca de Fritz Perls. Estando en Nueva York, me llamó un ' nos respetábamos mutuamente. Nó, él no era corrosivo conmigo, porque
te .
día diciendo que Erich Fromm le había hablado de mi trabajo y que le había
sugerido que me visitara. Perls había llegado recién de Sudáfrica y quería
nunca permitimos que la relación llegara a eso, pero él era corrosivo -no
hay ninguna duda acerca de eso. Yo mantuve una cierta distancia con él. fe»
•r establecerse en Nueva York. Estaba muy solo cuando llegó. Lo ayudé a La razón era que yo no respetaba su conducta personal; esa es la verdad .AfV.
amoblar su primera oficina. Me visitaba a menudo, pero debo reconocer . -no la respetaba. Se caracterizaba a sí mismo como un viejo cochino, y era
honestamente que este hombre nunca me agradó, aunque sus ideas me in¬ un viejo cochino. De acuerdo a mi manera de pensar, esto se contraponía
sil. teresaban. Tomó clases privadas conmigo. Muchas veces estaba desespera¬
! con el hecho de ser un líder en el área de la terapia.
do. Más tarde, cuando fui a Cape Cod a dar unos cursos en Provincetown, fe»
'i él participó en estos cursos. Estudió alrededor de un año y medio y a vece; Rollo May fue otro profesional del área psicológica a quien le disgustaba
varios días a la semana. Fritz en aquellos primeros años en Nueva York.
•!
i Le impactó mucho mi trabajo y me pidió que trabajara con él. Quería - '
ROLLO MAY fe»
que yo trabajara con sus pacientes primero, para que yo de alguna forma En 1948, le arrendé una oficina en Nueva York y quería que ie comprara
los preparara para lo que él quería trabajar con ellos más tarde... una cola-. una radio a él. Me dijo que como recompensa, me mandaría un par de pa¬ fe»
boración. Me sentí usada. No quería trabajar de esta .manera. Me ofreció cientes de diez dólares. Diez dólares, en aquellos día, era una cantidad con¬
i. un excelente sueldo y me dijo: "Charlotte, trabaja conmigo y te haré famo¬ a.
siderable de dinero -especialmente para aquellos que estábamos más o me¬
sa". Le dije que si yo quería ser famosa, lo haría por mí misma. Siempre
tenía alguna doble intención. Creo que mi negativa fue el fin de su interés
nos comenzando. Era una especie de soborno. fe-
!i No lo conocía mucho en ese momento. Fritz era un terapeuta Taona fide'
y en mí en ese momento. que trabajaba durante largos períodos con sus pacientes. Solamente me lo
Como todos los verdaderos agentes de cambio, Fritz tenía una actitud un topé algunas veces. No tenía ganas de conocerlo tampoco. No le encontraba
fe»
! tanto despectiva frente al "establishment" psiquiátrico. De tal modo que no
era sorprendente que el establishment" psiquiátrico tuviera una actitud si¬
el más paínimo atractivo. Lo encontraba un patán -un autoritario patán. Esa
era tanto mi opinión como la de otros. Un patán autoritario. fe»
milar frente a él. Aunque era patán y poco atractivo, y lo seguiría siendo para algunos, Fritz
( 6**
Alexander Lomen es el Director ejecutivo del Instituto de Análisis Bioener¬ tenía también sus admiradores, Marilyn Rosanes-Berrett fue una de las pri¬
; géticas... meras...
ALEXANDER LOWEN . . • MARILYN ROSANES-BERRETT fe»
Fritz me contó que cuando vino a este país por primera vez, fue a Nueva Lo conocí en 1951. El y Laura daban conferencias. Vivían en Central Park
York a ver a Wihelm Reich, su antiguo analista. Lo desconcertó mucho la fe»
West -no donde ella vive ahora; era otro departamento. Y recuerdo a Laura
recepción por parte de Reich. Reich le preguntó si sabía algo acerca de la • sentada en el parque peinando a su pequeña hija, mientras Fritz se quedaba fes
energía que él había descubierto -el orgone, pero Fritz no sabía nada acerca arriba, en el departamento, haciendo demostraciones y dando conferencias.
de los trabajos de Reich desde que habían perdido contacto en Alemania No tuve mucho contacto con él en un principio. Tenía pésima fama por fes
muchos años antes. Cuando Reich se fue a Noruega y Fritz a Sudáfrica. acostarse con sus pacientes y se me advirtió que no tuviera nada que ver
Fritz se sintió rechazado por el hecho de que Reich no estuviera inte¬ fe»
con él. Conocí a muchas de sus pacientes que se habían acostado con él
resado en su trabajo y creo que Reich también se sintió un poco rechazado y me dijeron que había sido una de las mejores experiencias que habían fea
por la falta de conocimiento y de interés de Fritz por la gran investigación tenido y que se sentían muy felices.
que estaba llevando a cabo. Fue una entrevista muy corta; hubo falta de No hay ninguna persona, fuera.de mi esposo, mis padres y mi hijo, que fe»
i comunicación, y creo que nunca se volvieron a ver. Fritz se sintió un poco haya tenido tanta influencia como la que tuvo Fritz en mí. No hay nadie
! fe»
!
amargado por esta mala experiencia con Reich.
Su entrevista con Freud fue muy parecida a ésta.
i que haya hecho tanto por mí -que haya sido tan bueno, amable y bastardo-
nadie me dio tanto y de tantas maneras distintas. Lloro y me siento confusa, fe»
r

* y me salen granos y tengo todo, tipo de reacciones -y, Fritz, me gustaría


!
¿Sí? Para Fritz era muy- difícil situarse en un segundo plano. Resulta sorpren¬
dente que haya podido trabajar con Reich, ya que Reich era muy parecido .
I
jl;.
que estuvieras aquí ahora-, te hecho tanto de menos, me dejaste tanta rique¬
za. Lo vi en todo tipo de formas: loco, demente, hermoso, como un Dios
fe»
fe»
a él en este sentido. -todo lo que es capaz de ser un hombre. Y él sabía cuando era falsa y
§§ •
fea
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i 46 FRITZ PERLS NUEVA YORK . 47

cuando era honesta. Podía detectar a una persona -un psiquiatra llamado Paul Goodman no era un psicoterapeuta. Había sido paciente de Laura.
Marty quiso entrar a nuestro taller. Fritz me dijo: "No quiero ver jamás a En un principio, Paul estaba absolutamente fascinado con Fritz. No sé si
:i;i ese hombre". • lo habría reconocido o nó en ese momento, pero lo cierto es que el trabajo
A Fritz le gustaban cierto tipo de personas no defendidas -como el hijo que hizo con Fritz en este libro, fue el mejor trabajo y el más discriminatorio
de puta desinhibido. No le gustaba nadie que tratara de apacigüarlo o que que Paul jamás hizo. Paul escribió la última parte y editó las dos primeras,
fuera bueno con él o que usara su niña-buena o niño-bueno como defensa las. cuales se basaban en evaluaciones filosóficas que creo que surgieron
-eso lo ponía íuera de sí. Yo utilicé esas defensas durante años. Hizo cosas de los conceptos de Fritz y no de los de Paul. La primera pane pertenece
*8 muy buenas para mí cuando las necesité. Estuvo ahí para mí. Hizo cosas
muy hermosas cuando las necesité,
completamente a Fritz. Fritz no necesitaba que nadie escribiera por él, era
un tipo muy coherente y un espléndido escritor.
Fritz lo escribió después; antes había escrito Ego, Hambre y Agresión. Paul
:ÍÜ
Ü.'i
FRANK RUBENFELD
Vi a Fritz por primera vez en una. convención del APA. Estaban Ruth Cohen,
ciertamente era un escritor. Hefferline fue usado solamente porque era pro¬
jfti fesor en la Universidad de Columbia.
Albert Ellis, Marie Colman Nelson, Betsy Mintz y un montón de otras perso¬
Fritz siempre me deda que yo era un tipo extravagante, que elegía
nas, sentados conversando acerca de cómo habían crecido personal y profe¬
aquello que nadie más elegiría. Lo decía a modo de recomendadón. Las
tft!
-
A-
¿1
sionalmente. Fritz era el único que no llevaba corbata o chaqueta. Uno de
ellos hablaba en un insoportable tono monótono; Fritz lo interrumpió y le
ventas de édidones en rústica fueron sobre el medio millón de ejemplares;
y aún se encuentra a la venta en edición de lujo. Se le considera su libro
dijo: "Puede que sea un hijo de puta, pero no soy un masoquista. Hablas
prindpal. Fritz no estaba muy contento con él porque sentía la partidpadón
V como una ametralladora y no te voy a escuchar". Yo caí en trance. Ese fue
de Laura en él. Aunque, en realidad, ella no hizo nada, fue el trabajo de
mí primer encuentro con Fritz.
Fritz. Con este libro salió todo a luz.
Vi Fritz había publicado Ego, HambTe y Agresión en Sudájrica, y una vez•es- MARILYN ROSANES-BERRETT
Vi tablecido en Nueva York, se dio cuenta rápidamente del valor de la palabra
Sentí resentimiento cuando Fritz me dijo que trabajara con Jim Simkin.
¿i- escrita para entregar su mensaje'a una mayor audiencia, Se dirigió a Julian
Press y Arthur Ceppos con su segundo libro. En 1950, Art Ceppos corrió el
"Fritz", le dije, "yo podría enseñarle. No lo necesito". Lo que decía en sus
conferendas sonaba como un antiguo redclaje. Fritz dijo: "Déjate llevar has¬
riesgo de publicar un libro que no iba por el camino del impacto. Jugó bién.
ta él", y lo hice. No es como Fritz, pero algo logré.
Las ventas de Gestalt Therapy aumentaron de año en año, y hoy día,
V después de dieciocho años, aún siguen aumentando. En un tiempo, Fritz pasó a ser el catalizador de los cambios en las vidas y
carreras de muchos de aquellos a quienes él había tocado. En 1952, Fritz
Vil. ARTHUR CEPPOS tocó a Jim Simkin.
Yo era una figura paterna para Fritz (esto parece muy divertido) debido a
H que era su editor. Yo publiqué el primer libro estadounidense de Fritz, Ges- JIM SIMKIN
Úí talt Therapy.- Excitement and Growth in the Human Personality. El nombre de la
empresa era Julian. Era mí empresa. Yo era el presidente. Trabajé estrecha¬
Cuando empecé a trabajar en el Veterans Administration en Nueva York,
sólo tenía 30 años. Luego pasé a ser el psicólogo jefe del VA en Newark,
mente con la Fundación Psiquiátrica William Alanson White y fue por eso j; Nueva Ycrsey.' Había trabajado muy duro para obtener esto, y cuando final-
que Erich Fromm, Freda Fromm Reichman y Clara Thompson se acercaron :ÿ$ mente lo obtuve, me sentí como la mierda. Me sentía vacío y deprimido;
*{¡ a mi. seguía buscando algo.
»¡:li . En ese tiempo, yo trabajaba con el grupo ortodoxo de psiquiatras y .so¬
lamente aquellos que eran realmente' imaginativos se interesaban en pro¬ I No podía encontrar lo que quería. Finalmente, en la primavera de 1952,
fui al Instituto de Terapia Gestáltica (*) a conocer a Fritz Perls, de quien
fundizar qué diablos podía la terapia gestáltica hacer por ellos. Obviamente i
'V
yo sabía por un amigo. Me gustó lo que vi y me quedé con él. La mayoría
que también habían rechazado a Reich. Y, casualmente, cuando el libro re¬ de las veces él iba directo al grano. Sentía que él trabajaba principalmente
cién apareció, no se vendió; fue muy difícil sacarlo a flote porque Fritz no

M conmigo y no con una teoría o una idea. Descubrí que trabajar con él era
MI •
era aceptado bajo ningún aspecto.
:|s
muy difídl, pero logré sobreponerme a mi rabia y a mi frustración y con¬
•Conocí a Fritz apenas llegó acá, por
intermedio de Paul Goodman, debe seguí rescatar algo de mi vida.
i: haber sido en 1950. Habían arrendado una casa entre las calles 70' u 80 A
V, y firmé una contrato con él; Paul hizo todo el trabajo y él obtuvo el ade¬ i
*1 lanto, » (*) Fritz y Laura habían abierto el Instituto de Terapia Gestáltica
de Nueva York unas pocos meses antes.

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v.i
A
r fe*
%
Í1 <*T- -
. 48 FRITZ PERES
if' Fritz y yo teníamos muchas diferencias. No fui su discípulo inmediato
1
i ni nada que se le parezca. Fui en todo momento un escéptico. Y soy aún
: _ r-
;ÿ un escéptico con respecto a parte de la teoría de la terapia gestáltica.'
i*.
La terapia que hacíamos entonces era bastante diferente en lo que se
refería al uso del diván -no había una situación cara a cara-. En esos días, fe-
í' yo estaba en el diván y Fritz se sentaba detrás de mí con anteojos oscuros 9
al estilo Hollywood. Empecé mi terapia con él en 1952 y terminé a prin¬
cipios de 1955.
encía
Fritz solía tentar a la gente con ofertas. Por ejemplo, durante la primera
No podría precisar con exactitud qué fue ¡o que me trajo a Miami t;
entrevista que tuve para empezar una terapia con él, me ofreció un hora •
ti por quince dólares o noventa minutos por veinte dólares. Beach. No encontré nada del... color y la fascinación de Durban, don¬
de me gustaba mucho ir de vacaciones cuando vivía en Sudáfrica... fe-
i S~ este era un Miami Beach de plástico, pero la natación, el único de¬ r
porte que aún podia practicar, me trajo desde Nueva York. fe*
i GERTRUDE KRAUSE fe53
Bill Groman, un joven ejecutivo de Miami, se fascinó con el libro Gestalt fe»“I
mi Cx .*
Therapy de Fritz y comenzó a escribirse con él. En algún momento, Bill
le dijo: “Yo organizaré un grupo para ti”. Y Fritz dijo: “Perfecto"’.
Los amigos de. Bill en ese momento eran en su mayoría dentistas,y
fe
fe
el primer grupo -un grupo muy grande- estaba formado por dentistas, sus
esposas, sus ayudantes y otras pocas personas. La mayoría de ellos queda¬
ü ron muy. impresionados con Fritz. Sin embargo, no obtuvo reconocimiento
fe
ni aceptación profesional, excepto por parte de un psiquiatra llamado Earl fe-
! Moore.
Earl fue el único que saludó y dio la bienvenida a Fritz. Además, era fe*
'
el único psiquiatra que hacía terapia de grupo, algo que aquí no se conocía fe*
mucho, e invitó a Fritz para que viniera.
Cuando terminé mi terapia con Fritz. Yo estaba aún trabajando en el fe*
VA en Newark, y comencé mi práctica privada después que terminé mi en¬ Conocí a Fritz a través del Dr. Moore, y lo que hizo ahí como tera¬
trenamiento. Me sugirió que hiciera trabajo de control. Para esto tuve un • peuta fue algo bastante inusual. Tengo un incidente grabado en mi memo¬ fe
par de sesiones con Laura... no me gustó el trabajo con ella. ria. Se relaciona con un tipo de unos 35 ó 40 años, quien era incapaz de
desligarse de la muerte de su padre. Fritz trabajó con él durante media hora,
LAURA PERIS llegando incluso al extremo de remecerlo físicamente, lo que era raro en
Jim Simkin trabajó durante un corto período conmigo cuando Fritz se fue.
fe*
Fritz. Finalmente, hizo que el tipo volviera en fantasía al sitio de la tumba
Era muy desagradable en ese momento y en realidad no quería trabajar con¬ y al momento en que había muerto, y lo enterrara diciéndole adiós. • fe-
migo... se resentía mucho. Más tarde, se fue a Los Angeles, y durante una Me impresionó mucho esto en particular porque el aspecto total de
sesión de grupo allí, reconoció que sentía un gran resentimiento porque este tipo cambió. De pronto se convirtió en un hombre nuevo. Todo su
fe*
Fritz lo había dejado. Y se desquitó conmigo. Fue más audaz conmigo de cuerpo se relajó. Fue un despliegue impresionante. De ahí en adelante, Fritz ,
lo que fue con Fritz. Pero trabajamos muy poco juntos y no nos enchufamos hizo la mayoría de las terapias de grupo en nuestra casa.
realmente fe*
SYLVAM KRAUSE
JIM SIMKIN fe*
Fritz se retiró del Instituto Gestáltico de Nueva York alrededor de 1955, de¬ I
iYh’
Fritz comía con nosotros antes de que empezara la, sesión en grupo, de
modo que también lo conocí en un ambiente social.” Creo que era un tera¬
jándolo a Laura y a los dos Pauls, Goodman y Weisz. Se impacientó y se peuta increíble. Pero no lo respetaba mucho socialmente. Como ser social,
fe*
fue a trabajar a Ohio. Luego se fue a Florida, donde también comenzó a
trabajar.
lifl creo que era un hijo de puta de 24 quilates. Nunca lo oí decir “Por favor" . fe
si . o “Gracias". Estas palabra no se encontraban en su vocabulario.
fe
gj
iVli! 50 FRITZ PERLS ?v FLORIDA 51

m Mi relación social con él comenzó en un momento en que yo tenía traerla sus capitales y que, naturalmente, tendría su partidpatíón en las ga¬
Mi
I
prejuicios hacia los refugiados alemanes; los había conocido á través de los nancias. Y, debido a su deferencia con Gertrude, cuando preguntó si podía
negocios. Los encontraba poco confiables y desconfiados. Los encontraba participar (yo ya tenía a las personas adecuadas con la adecuada cantidad
V> 'chuecos' en sus relaciones comerciales y completamente incapaces -los que de dinero), le dije: “Si quieres, yo puedo arreglarlo”. Pero más tarde, me
3 t! yo conocí- de reconocer que este país que los había recibido relativamente dijo que no, que eso no era para él, y me preguntó qué pensaba acerca
bien y que les había dado oportunidades que Ies habían negado en su pro¬ de la posibilidad de comprar un bosque de tung (árbol chino). (La semilla
m rj
I;? pio país, no era una 'mierda': sentían que habían mil cosas malas y sólo de estos árboles constituía un importante ingrediente para la fabricación de
m muy pocas buenas, si es que las habían, con respecto a él.
Fritz sentía esto mismo en lo que se refería a este país. No tenía, que
pinturas, y crecen al noroeste de Florida). Le dije que debido a mi experien¬
cia en agricultura, pensaba que era algo altamente especulativo. Y me dijo:

i yo recuerde, nada bueno que decir acerca de nada aquí, y no lo disimulaba.


Decía que le tenía terror al fascismo, del cual había escapado en Alemania
y en Sudáfrica, y que ahora veía en este país. Esto fue en 1954 y 1955.
“Bueno, ya lo compré”.
Me pidió consejo y luego me dijo que ya había comprado el bosque.
Para mí, esa es una forma invertida de operar. Si requiero un consejo, lo
Fue la época de McCarthy, o inmediatamente después de él. pido antes de realizar el proyecto. Me imagino que esto es también parte

mti La única cosa que me gustaba de Fritz era que a él le gustaba Gertru¬
de. Fue lo único que encontré a favor de él. La trataba muy bien. Ella estaba
de síndrome de alemán-refugiado.
' Pasaron alrededor de seis meses y nuevamente nos encontramos sen¬
4$ fascinada con él. Lo veía de una forma completamente distinta a la mía. tados en el comedor -nos veíamos semanalmente en nuestra casa antes de
m Lo veía como a un ser suave y acogedor. Era bienvenido en mi casa debido
a Gertrude.
comenzar la sesión de grupo- y me preguntó a propósito de nada: “¿Cómo
te ha ido con la subdivisión?". Le dije: “Fabuloso. Cuando empezamos, el
primer día vendimos 30 casas y tenemos 100 casas en construcción. Parece
i.í
•ÿ•fe
GERTRUDE KRAUSE que va a ser una empresa exitosa". Me dijo: “¿puedo participar en ella?".
Bailamos contradanza juntos una vez por semana durante mucho tiempo. le dije: “Lo siento”.
M| Se movía muy bien. Hay un incidente que fue muy chocante para mí. El'
}>i era mi pareja y quedamos de encontramos en el parque a las 8 y yo esperé
Había perdido toda su inversión en el asunto del bosque -probable¬
mente, entre 10 y 15 mil dólares. Cuando compró, el tung era muy escaso,
y esperé. Y apareció ese viejo excéntrico que siempre quería bailar conmi¬
¿51
m go, y me pidió que fuera su pareja. Le dije: “No, estoy esperando a mi
por lo que tuvo que pagar un alto precio por el bosque, y seis meses des¬
¡S' pués la DuPont apareció con un producto sintético que reemplazaba a las
pareja”. Pero no se movió de ahí. Esperó y esperó, y como Fritz no apare¬ semillas de tung.
|f:;; ? ció, dijo: “Tu pareja no vendrá”, y tomó’ mi mano. Pensé que estaba bien,
m; ya que no iba a esperar a Fritz indefinidamente. Empezamos a bailar y apa- • GERTRUDE KRAUSE
•i1 reció Fritz corriendo, me arrebató y dijo: 'Tú eres mi pareja". Y el hombre
dijo: “No, es mi pareja", y comenzaron a tironearme y Fritz perdió el con¬
Mi impresión general es que a menudo se encontraba mucho más adelante
que su cliente. No un paso, sino muchos pasos adelante. Gradualmente iba
l) ! •
trol, gritaba de rabia -más hacia este hombre que hada mí. Estaba total¬ cambiando hasta ponerse más a tono con la persona. Captaba las cosas muy
*s mente descontrolado, como salvaje. En lo que a mí se refería, Fritz había rápidamente y su mente era tan veloz que se encontraba millas más ade¬
SÉ llegado tarde y yo iba a bailar con este hombre. Fritz se fue. Pensé, bue-
no, ya lo hice; arruiné mi reladón con Fritz, ya no será más mi amigo;

lante. Esto lo hizo conmigo y a veces me sentía completamente perdida.

AJ poco rato hubo un descanso y vi a Fritz sentado en un banco; .me . SYLVAN KRAUSE
acerqué y me senté a su lado. Me dijo: “¿Te traigo una Coca?”. Yo no cono- Nunca vi a Fritz trabajar en grupo sin anteojos oscuros. Siempre los usaba.
Cuando se aburría con lo que estaba pasando y alguien repetía y repetía
Ill tía ese tipo de rabia: la echas afuera y se acabó.
la misma tontera, Fritz se ponía a dormir detrás de sus anteojos. Creo que
3!ií Sylvan Krause para eso los usaba.
ai'l
! ! No se puede odiar a un tipo así, realmente no se puede.
it Cuapdo Marty Fromm conoció a Fritz, era una dueña de casa y madre de
Fritz siempre se interesaba por,cosas que le proporcionaran ingresos no ob¬
30 años...
%ía .
tenidos por trabajo, cosa que no es tan rara; de modo que andaba siempre
buscando algo para perdbir ingresos sin tener que hacer lo que él consi¬ MARTY FROMM
deraba trabajo. En ese momento, yo estaba armando un nuevo negodo Fritz había llegado a Miami unos años antes de que yo lo conociera. Le
* -especulativo. Le conté que estábamos formando un grupo de gente que habían diagnosticado problemas cardíacos y había venido a Miami a morir-
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'I 52 FRITZ PERLS
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se. Eso era lo que él decía. Le gustaba el sol y el agua. Vivía muy, muy nada que fuera vivo, real o verdadero a alguien. Quería aplacar al mundo.
tranquilamente. Por primera vez, no había mujeres en su vida. Hacía unos Incluso nunca le conté a los psicólogos y psiquiatras con que alternaba
¡j viajecitos por los centros de desarrollo cada seis semanas, pero esto lo hacía socialmente en Miami, que estaba viendo a Fritz como psiquiatra. Cínica¬
por su bebé, la terapia guestáltica. En Miami, no vivía ni con amigos ni mente les preguntaba: “¿Han oído acerca de un tipo llamado Fritz Perls?".
con gente a su alrededor; tampoco tenía mucho brillo ni entusiasmo su vi¬ Y ellos decían "Sí, es atroz". Todos decían cosas terribles acerca de él. Para
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I da. Llevaba una existencia muy aislada. Algunas veces comía en casa de mí era difícil trabajar con Fritz, escuchando permanentemente cosas negati¬
uno de sus pacientes o salía a tomarse un café después de la sesión de vas de él, porque aunque viniera de personas que conocía sólo superficial¬
grupo a uno_ de los restaurants judíos en la playa, o iba al cine solo. No mente, éstas eran las únicas personas en mi vida. Sin embargo, sabía que
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puedes imaginar lo retirado que estaba. Realmente había venido a Miami a era un genio; nunca tuve ninguna duda acerca de eso.
morirse. Fritz llegó a esta ciudad en una actitud desafiante y pidió a la comuni¬
Vivía en forma miserable. Tenía cerca de una docena de pacientes y dad psicológica y profesional de Miami que intentara detenerlo. Debido a
! otros ingresos adicionales, pero vivía como una persona arruinada. Nunca esta actitud y también a la originalidad de su sistema, era atacado. Fritz les
gastó el dinero en forma suelta o libre sino hasta los últimos años, de su disgustaba mucho. Lo toleraban solamente porque estaba solo y no se metía
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vida. No le gustaba cobrar mucho a sus pacientes. No necesitaba dinero, en otros asuntos; sabían que tenía media docena de pacientes y esto no
ni quería ser rico, pero sí quería trabajar y atender a sus pacientes. En Mia¬ provocaba olas -podían simplemente ignorarlo. Lo amargaba mucho su falta
i. mi, el valor de una terapia individual con Fritz Perls era de 20 dólares la de prestigio y de status profesional. Y no era problema de éxito, ya que
sesión, y 5 dólares por sesión de grupo. estaba haciendo cosas realmente buenas con sus pacientes y él lo sabía.
Unas semanas antes de conocer a Fritz, mi hija de 6 años tuvo una Pero no tenía reconocimiento profesional. .ib
depresión. La llevé a terapia donde un psicólogo, y decidí que yo era total¬
mente responsable de su depresión. Realmente me sentía responsable. Esta¬ Yo tenía 32 años y Fritz 65 cuando nos conocimos en diciembre de 1957. ¿i
ba desesperada por mi hija, no por mí. Sabía que algo terrible estaba ocu¬ Cuando comencé a trabajar con él, lo veía entre tres y cinco veces por se¬
rriendo, y aunque nunca lo compartí con nadie sabía lo mal y suicida que mana en terapia individual. Yo sabía que era un super terapeuta y sabía
me sentía. que lo necesitaba como tal. Alrededor de la cuarta semana, cuando está¬
Vivía en Miami Beach y alguien me habló acerca de este loco que di¬ bamos despidiéndonos, Fritz me abrazó y me besó y me sentí respondién¬
rigía grupos allí. Pregunté: “¿Cuánto cuesta?", y me dijeron: “Cinco dólares dole. Manejé de regreso a casa muy excitada y sexualmente despierta. Yo
la sesión”. Me fui a casa y le conté a mi esposo-. "Me parece muy barato. era una frígida y temerosa damita. No tenía contacto sexual con nadie
Vamos juntos y veamos qué podemos obtener por diez dólares". -mi esposo y yo no hacíamos el amor y estaba aislada de todo tipo de
Había ocho o diez personas reunidas en una pequeña pieza donde contacto físico, por lo tanto estaba en sazón.
Fritz vivía. El lugar era sucio y deprimente. No trabajé en el grupo, pero Volví al día siguiente a mi sesión y cuando me besó, me aparté y le
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hubo algo que ine emocionó realmente, me sentí profundamente tocada. dije (en el tono más glacial que pude): “¡Necesito un terapeuta, no un ¡
Era- mi primer contacto con la psicoterapia y mi primera experiencia en gru¬ 1 amante!". Y salí del departamento. De hecho, creo que mi terapia habría /C

po. Fritz estuvo muy rudo. Recuerdo vagamente algo acerca de una mujer
que jugaba el rol de mamá. Llegué a casa y lloré y lloré. A mi. esposo no i sido más efectiva si él no se hubiera convertido en mi amante, no lo sé.
La Marty a los 50 años es una mujer mundana y sofisticada, pero la
Marty a los 32 era un glaciar. El solía llamarme la “Reina de Hielo". En ese
¿i te
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le gustó y no volvió más. Yo quería ir nuevamente y presioné para hacer


esto que necesitaba tan fuertemente. Me alteraba hacer algo que no fuera §T momento, mé llegó muy fuerte y profundamente. Llegó a mí sólo con abra- i?
aprobado por el mundo entero. Por supuesto que había hecho muchas co¬
sas por mí misma, era muy independiente y ambiciosa, y mi educación se Úgi:
zarme y tocarme. El era definitivaménte el agresor. En todo caso, medido
de cualquier forma, fue el mejor y más magnífico amante que jamás tuve m
había orientado hacia los logros personales; a los 19 años enseñaba en la 'M en mi vida. Nunca- conocí a ningún hombre que fuera tan sensible, emocio-
! secundaria-, a los 21, tenía mi título de postgrado (master) y era profesora ”.'J nante, vivo, sabio y un gran artista simultáneamente.
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de jornada completa. Sin embargo, jugaba a ser una niñita buena, le tenía
mucho miedo a la gente y llevaba una existencia muy aislada.- la vida de •
S - Le digo a Marty que una vez escuché que Fritz era impotente, y ella dice...
' ’

una mujer casada, judía y profesional de clase media. Sjíjv Eso me parece uña locura. .En todos los años que conocí a Fritz, nunca
La Marty que ves ahora no tiene nada que ver con la Marty que existía fue impotente. Estoy hablando de Fritz cuando vivía en Miami; yo sólo sé
cuando conocí a Fritz. Esa Marty le tenía terror al mundo y nunca le contó acerca de eso. Pasábamos horas y horas en cama juntos durante la tarde,
a nadie lo que ella sentía, menos aún lo que ella pensaba. -Nunca le dije y luego me iba a casa a preparar la comida y a cuidar a los niños, o iba
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54 ' FRITZ PERLS 1 FLORIDA

33

a la escuela. A menudo, yo volvía más tarde. Ibamos al cine, dábamos un
paseo, hacíamos una sesión de terapia, y antes de irme, Fritz decía: “No
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1
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bre. Su pelo era muy desordenado, disparado para todos lados. Se parecía
un poco a Einstein en aquellos días. Esto fue antes de que tuviera barba.
Se veía mejor sin ella .
me siento muy sexy, pero sólo tendámonos para estar cerca el uno del
a
a
otro". Todas esas veces terminábamos haciendo el amor de la misma dra¬
mática y fantástica forma. Además, siempre se masturbaba él mismo. Pasá¬
"ii Se encontraba como en retiro, ¿me entiendes? En cierta forma, había
sido echado de Nueva York. No literalmente, pero había sido desterrado
por el grupo del Instituto William Alanson White. Aunque creo que algunos
bamos horas tras horas, día tras día, en esa forma. Fritz tenía un pene enor¬
me y lo adoraba. No se preocupaba para nada de su potencia entonces. ,p.; estaban con él, pero los pesos pesados, los partidarios de Sylvan, lo echaron
* Era un estupendo amante. Decía que algo mágico le estaba ocurriendo tam¬ jifí del grupo. En Miami, un Dr. Moore le prestó su oficina. El Dr. Moore era
yt
a‘i bién a él. Llamó a nuestra relación su “renacimiento". Debido a que yo nun¬ I ese tipo de personas que ayudaría al más modesto campesino; si alguien
ca había tenido buenas relaciones sexuales, fue más que eso para mí -fue i estaba mal, acudía al Dr. Moore y éste lo ayudaba. No sabía quién era Fritz,
a una especie de florecimiento. I pero dijo: "Ok, puedes hacer tus cosas en mi oficina“. El lugar tenía un
r®- magnetismo médico; no era como trabajar en una cabaña, era un verdadero

3
El Suplementero...
ALAN MARTIN
•• ,1mí|; ’
instituto psiquiátrico. Creo que Fritz recuperó completamente su auto-ima¬
gen teniendo un lugar donde trabajar y un poco de respeto.
Durante dos años vivió en un departamento muy chico de dos am-
Conocí a Fritz antes de que conociera a Marty Fromm. De hecho, Fritz vivió
bientes. Era muy inhóspito. Había que sentarse en una silla plegable o al
ú>!
en Miami un año, o uri año y medio, antes de conocerla. Ella no figuraba
entre las siete u ocho personas que asistían en forma regular al grupo ini¬
m borde de la cama, No había diván. No era en absoluto una oficina. Las tera¬
cial. Me molesta que Shepard CO haya escrito un capítulo entero acerca de
'
® pias de grupo no las hacía ahí -las hacía en la oficina del Dr. Moore. De¬

.i Miami, basándose en la opinión de una sola persona. Marty no era todo I!
-I finitivamente era un dormitorio de hombre, y pequeño. Fuera de la cama
Miami. Y la interpretación de Marty acerca de que Fritz fue a Florida a mo- de dos plazas y la silla, no había nada más en la pieza. Definitivamente
* . rirse, es equivocada. Yo nunca tuve esa impresión. Creo que fue a Florida i austera. Era como una pieza de motel de los años 50. Vivía como si estu¬
3 viera de paso. Daba la sensación de que no le importaba, de que éste no
para conservar su salud. Nunca pareció ser una persona enferma. Su expre¬
sión era siempre de alegría. De hecho, años más tarde, él me contó que
It
|j$' era realmente su hogar; en realidad lo usaba para acostarse con mujeres.
U Creo que fornicaba como loco en ese lugar.
había ido a Miami para mejorar su salud, no a morirse. Fue una distorsión. .1 Tenía muchos enredos amorosos. No vivía muy lejos de mí y yo estaba
3 Recuerda haber comido con él muchas veces. Comía en esos restau-- :É: muy impresionado porque era un tipo viejo -al menos a mí me parecía vie¬
i
rants de productos lácteos. Yo tenía alrededor de 15 o 16 años y lo veía
como un hombre amable -como un abuelo o como un tío benevolente- en
ir jo. No se estaba muriendo pero tampoco era joven. Era definitivamente un
realidad benevolente no, sino agradable. Yo trabajaba como suplementero .M hombre mayor, tú me entiendes.

a
y lo pasaba a ver después de mi recorrido, alrededor de las 6:30. Lo encon¬
traba ahí sentado solo, y planeábamos juntarnos para comer. A veces llega¬
mr-:;
Tuve un par de sesiones de terapia con él y me tocó ver a alguien
esperando en el jardín, tendida en una silla, desnuda. Se notaba que algo
estaba pasando. La forma en que las besaba y las abrazaba, me entiendes,
3 ba, a veces no. Nunca deda: "Estaré allí"; sólo deda: “Quizás vaya”, aunque
probablemente sabía que iría. I obviamente no era terapia.
-i
a - Le gustaba la comida simple -pescado cocido, queso y un poco de it Recuerdo a una llamativa modelo. Aún puedo ver a esa mujer. Espec¬

b
ensalada. No comía alimentos de fantasía. Y no se sentaba bajo los letreros
luminosos. Llegaba antes que yo y se sentaba cerca de un rincón. Aún re¬
i tacular. Me refiero a ese tipo de mujer que si hubiera mil bellezas caminan¬
do por la Quinta Avenida, ella se destacaría. Era realmente estupenda. Era
cuerdo la mesa. Leía el diario o un libro y lo dejaba cuando me veía. Ño ex modelo, pero no de esas de pecho plano. Estaba muy bien hecha. Y
£ hablaba mucho, pero escuchaba; simplemente estaba ahí. ü
M tenía un auto bastante espectacular, un convertible muy lustrado y bonito.
a.. Recuerdo que usaba un pequeño gorro muy bonito. Lo qué más re¬
cuerdo de ese período es su cara. Era muy hermoso. Tenía una aparienda
m
-tó
|Era impresionante! ¿Qué diablos veía esta mujer en este viejo? Ese era el
gran misterio para mí. ¡Dios mío!, ¿cómo podía satisfacerlas? Esa era mi gran
4 dulce, casi como Santa Claus. Se vestía muy bien, muy ordenado; a veces
usaba chaquetas sport con camisas abiertas. Tenía sentimientos muy agrada¬
&! curiosidad. No sé de- dónde las sacaba, ni tampoco cómo las conservaba.

SjL ;
bles hacia él. No transmitía eso de “Yo soy Fritz”. Era simplemente un hom-
íjip: Tenía un estilo personal que algunas personas encontraban corrosivo. Yo
no, porque como él era mucho mayor, en cierta forma yo lo miraba hacia
u jarate
¡M' '
arriba; pero no era educado ni intelectual con la gente de su propio nivel.
b (*) Fritz, Martin Shepard. WM Deda que todo eso era caca de pollo. Tú sabes, si tienes algo que dedr,

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56 FRITZ PERLS FLORIDA 57 2¿m

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I! dilo y no hables acerca de ello durante horas, ¿me entiendes? Una persona SYLVAN KRAUSE
me contó que estando trabajando con Fritz, éste le devolvió el dinero por¬ SU siguiente movida fue compartir una casa con Marilyn Rosanes-Berrett.
que lo necesitaba más que él. Ese era el tipo de cosas que tanto me impre¬ Ella necesitaba un arrendatario y tomó a Fritz. Mi impresión es que Marilyn
a1.: sionaban, entonces y ahora, el que siempre tuviera un gran sentido de la
espontaneidad en las sesiones terapéuticas.
ha tomado la posición de que ella fue como una madre para Fritz y la in¬
fluencia de apoyo, en su vida. En lo que se refería a él, creo que la consi¬
Cuando estuvo trabajando conmigo, fue completamente espontáneo. deró como arrendadora y punto.
1S . Tuve una sesión con él que filé más valiosa que cualquiera otra que haya
tenido. Me preguntó cómo estaba ese día y yo le contesté con palabrerías MARILYN ROSANES-BERRETT
3 -caca de pollo, como decía él, pero yo no pensaba que fuera caca. Me es¬ Fritz estaba enfermo y tenía que quedarse en Florida. Llegó allá en 1954
cuchó y dijo: “Cuando estés preparado para trabajar, llámame", |y se fue y se quedó hasta I960. Yo estuve allí tres años; y después que regresé a
de la pieza! Me quedé ahí sentado, absolutamente demudado, pensando: Nueva York en 1957, volvía a Florida dos veces al año porque aún tenía
i “¿Qué diablos está pasando aquí? Este tipo no se interesa por mí". [Pero una casa ahí. Se la arrendaba a Fritz. Tenía un pequeño departamento en fe=*
V tuvo un efecto increíble! El estaba leyendo una revista en la sala del al lado, la parte de atrás. Y cuando iba a Florida, me dejaba usarlo para atender 2,
sólo hojeándola, haciendo hora. Cuando le dije que quería trabajar, volvió a mis pacientes. Trabajé también con él en una clínica psiquiátrica. Un Dr.
inmediatamente. jTuve la mejor sesión de toda mi vida! Moore lo admitió en su oficina. No partieron muy bien, pero trabajaron jun¬ fes®
Sentí una fortaleza enorme, casi como un viaje sicodélico. Me dijo: “Te tos allí.
gusta escribir. Escribe. Escríbeme una historia verbal acerca de donde estás •

H . y como te sientes". De pronto me di cuenta que lo anterior había sido pura JIM SIMKIN
Usaba unos anteojos con marcos de carey antes de trabajar con Marilyn Ro¬
caca. El aprovechó eso, por supuesto, y -¡ahí, ahora le estaba haciendo un
relato de la esencia interna de lo que me ocurría en ese momento. Esta¬ sanes-Berrett en Nueva York. Ella lo curó de sus problemas visuales y nun¬
ba metido en una gran depresión, al fondo de un hoyo tratando de salir, ca más usó anteojos.
y pensaba que no podía. Estuvo conmigo todo el tiempo. Siento un' gran En Florida, su paciente Marilyn Rosanes-Berrett, se convirtió en su profe¬ «H
a respeto hacia él por esto. Recuerdo que logré salir, y cuando terminé, no sora....
sólo le di las gracias, sino que lo abracé.
i Fue amable, me sonrió, pero no me abrazó. Era su forma de hacer V;- MARILYN ROSANES-BERRETT
las cosas. Después, me fui a casa y escribí un guión sobre ia sesión, porque Soy psicóloga clínica. No lo era en un comienzo. Después de trabajar con
i estaba muy impresionado por esto. Tuve otras .dos sesiones muy buenas, Fritz, volví a la escuela en 1957 para trabajar en mi título. No tenía título
pero no tan poderosas como ésta. . antes, pero tenía entrenamiento técnico en el sistema Bates (*).
Para mí, Fritz es el ideal de terapeuta; un terapeuta que puede ser tan En 1954, Fritz estaba perdiendo la vista. Tenía una inflamación horrible feH
honesto, tan intuitivo, que puede usar un mecanismo terapéutico creado en un ojo y miopía en el otro, usaba anteojos oscuros. ¡Y lo que me costó M
3' por él, justo en el momento preciso, con un efecto tremendamente pode¬
roso. Creo que esa era su verdadera fuerza: llegar én el momento preciso con
i
enseñarle acerca de la vista!.. ¡Lo tuve que empujar! Peleamos, lo senté a
lá fuerza en la silla (y era mucho más grande que yo) y le dije: “Fritz, ¡haz
i algo que le permite al paciente seguir adelante a un estrato más profundo. lo que yo te diga!", y lo hizo. Después abrió sus ojos y de un salto me
Muchos terapeutas que conozco no entienden la espontaneidad. Tratan de abrazó, me besó y dijo: “Te enseñé muy bien”. El hijo de puta, él no me
ser muy estudiosos o calculadores. enseñó eso, lo aprendí yo sola. Pero me enseñó bien muchas otras cosas. feH
Estar en terapia con Fritz era como un acontecimiento. La persona es¬ Yo fui su paciente y él e! mío durante años en Florida. Y después
SI taba en suspenso. Nunca se sabía qué era lo próximo que iba a ocurrir, él volvía periódicamente desde Florida, y cada vez que viajaba a Nueva
V cosa que resultaba muy hermosa, porque permitía estar realmente conscien¬ York, venía a verme. Dormía en casa de Laura, pero trabajaba aquí.
te del aquí en ese preciso momento. Era algo como cortar una tajada de uno % No existía el pago entre nosotros. El trabajaba conmigo y yo con él.
1¡ó mismo. ¿Me entiendes? Uno corta a través de uno mismo en ese mismo mo¬ p§ ‘ En Florida, antes del trabajo con los ojos, le pagaba. Después, en Nueva
mento, lo que permite ver qué chuchas es uno en este momento. Por eso era York, hacíamos trueques; él me hacía una sesión de terapia y después yo
brillante. Cuando los terapeutas hablan acerca de la técnicas gestálticas que |'¡. trabajaba con sus ojos.
. usan, 'sé que no saben de qué están hablando. Para mí, lo esencial era que Era uno de mis mejores pacientes. Hacía de inmediato todo lo que

I él estaba ahí en todo momento: Para mí, gestalt es én este lugar, en este
momento. Cualquier otra cosa no es gestalt.
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O Un sistema para mejorar la vista y evitar el uso de anteojos.
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¡FLORIDA 59

58 FRTTZ PERLS
entender lo que Perls estaba haciendo. Recuerdo haber pensado que esto
yo decía. Se dejaba llevar. Pero después retrocedía y se enganchaba nueva¬ sin duda sonaba como una técnica definitivamente nueva y extraña. Esto
mente con su miopía. Se demoró dos años en deshacerse completamente
fue en el otoño de 1957.
de ella, en saber que podía darse el lujo de prescindir de ella. Y después Sin embargo, cuando hoy pienso en ello, creo que ese tipo de trata¬
de estos dos años, seguimos trabajando para juntar los ojos, la fusión, y miento habría sido muy bueno para Norman. Su influencia era fuerte. Real¬
esto tomó bastante tiempo, a pesar de que él comprendía muy bien la di¬ mente lo provocaba. Desde entonces ha completado su tratamiento psico-
ferencia entre derecha e izquierda -la diferencia entre hombre y mujer- de¬ analítico y él mismo es ahora un psicoanalista.
bido a su trabajo. De pronto su cabeza se abrió. Para él, esta fue una expe¬
riencia sobrecogedora. En un comienzo, le di una serie de lecciones en fila NORMAN Lrrowrrz
para sus ojos y luego me dijo: “Ya basta, lo voy hacer yo solo". • No me ayudó. No me ayudó.
Es un trabajo muy duro mejorar la vista a personas con dificultades Recuerdo que tenía una ganas enormes de decirle que lo odiaba, que
visuales. Tenia 62 años cuando comenzó su entrenamiento conmigo. Murió había desperdiciado su talento. Pienso que él estaba en un perpetuo estado
á los 77, teniendo aún vista normal. Fritz no me reconoció esto en su auto- •
de fragmentación.
i biografía, Dentro y Fuera del Tarro de la Basura. , . No hizo ninguna contribución a nada. Será olvidado rápidamente.
Yo no era una de sus personas favoritas. No se detenía a mirarme.
* Una vez en Florida le pregunté qué pensaba de mí; fue grosero, absoluta¬ MARTY. FROMM
«t mente hiriente y desagradable. Fue uno de sus malos períodos. Estaba con Después de un par de meses en terapia, Fritz me anunció con su inimitable
montones de cosas -demasiado necesitado y demasiado desesperado; pero acento alemán-, “La base de tu neurosis es el aburrimiento”. Pensé acerca
4 de esto. No sabía qué hacer con todas las ataduras y patrones que había
otras ocasiones podía ser muy amable.
4 Era ambicioso, pero en ese momento su ambición surgía por una ra¬ en la relación con mis hijos y mi esposo, pero igual me inscribí en la Uni¬
zón muy especial. Realmente quería compartir con el mundo, y más tarde, versidad de Miami y comencé la maestría en psicología.
realmente pensaba que podía curar a la gente, que podía hacerla funcionar Fritz disfrutaba mucho conversando conmigo cuando estudiaba -y
mejor. cuando escribía mis trabajos finales. Para él no requería esfuerzo ninguno
. y para mí significaba ¡"A"s! Le gustaba saber qué se estaba haciendo en la
Eugene Schoenfeld, quien por años escribió una popular columna en un pe¬ psicología tradicional, porque lo que él hacía estaba muy lejos del terreno
4 riódico bajo el seudónimo "£>r. Hip Pocrates" tuvo una temprana visión de académico. Era algo que lo ponía realmente fuera de sí. Miraba en menos
4 la heterodoxia de Fritz. todo eso. Le ponía un toque de frescura o liviandad a mis trabajos.
EUGENE SCHOENFELD Cuando Fritz dejó Miami, yo estaba tan metida en la terapia gestáltica,
4 .como paciente y como terapeuta (Fritz me estaba enseñando), que lo que
Cuando era estudiante de medicina en la Universidad de Miami, tenía un
compañero de pieza llamado Norman que había estado en psicoterapia tra¬ . estaba aprendiendo en la escuela no tenía ninguna conexión con la práctica
dicional, y quería continuar con algún tipo de terapia mientras estuviera en clínica que estaba aprendiendo con Fritz, Un día, estando ya cansada con
4 esta maestría, me retiré.
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la escuela de medicina. Creo que fue un tío de él quien habla oído hablar
de Fritz Perls y le sugirió que fuera a verlo. Fritz estaba trabajando en Miami
m# Después de haber estado seis meses juntos, Fritz se fue de Miami a
Columbus, Ohio, invitado por Vicent O'Connell, para entrenar a psiquiatras
4
en esa época -era el otoño de 1957.
Como todos los estudiantes de medicina, Norman era muy acelerado 1 de un hospital de esa ciudad. Fritz se mostró muy interesado en esto. Me
desesperé mucho cuando supe que se iba, ya que recién mis ideas habían
4 y ansioso. Esto tenía mucho que ver con el hecho de comenzar a estudiar <8i
mediana -¿cómo nos iría? ¿Lograríamos pasar?, etc. Era una persona tremen- hecho unas conexiones entre lo loca que estaba y la pésima calidad de vida
que llevaba. Y cuando Fritz me dijo que se iba, me sentí totalmente abando¬
4 , damente nerviosa; se fumaba tres o cuatro paquetes de cigarrillos al día.
Cuando regresó de su primera sesión con Perls, le pregunté: “¿Cómo nada. Hasta ese momento, no entendía realmente la posición teórica de
¡a te fue?". Se había volado completamente con la experiencia. Fritz Perls le
M Fritz, ni de la terapia gestáltica, pero aprendí una lección con respecto a
a . había pedido que hiciera algo así como levantarse, pararse arriba de una
mesa y convertirse en gallo. Norman pensó que esto era completamente
i la palabra “responsable” que me ayudó enormemente. Lo que me dijo esen¬
cialmente fue: “Marty, yo no te debo nada. Hice lo que pude por ti mientras
4 absurdo e inútil. A medida que describía a Perls, me parecía que él era • '|p. estuve aquí". Y se fue.
otro extraño tipo charlatán. Recuerdo muy bien el incidente porque en esos . iSSÍ Sabía que para Fritz, la terapia gestáltica siempre sería lo primero. Era
4 realmente un misionero de su bebé. No había ninguna duda de que esto,
tiempos jamás había escuchado de una terapia que se iniciara de esa forma.
era absolutamente la cosa más importante de su vida.
Sí No recuerdo si Norman fue una o dos veces, pero, en todo caso, no podía jgj-
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60 FRITZ PERLS FLORIDA 61

Unas pocas semanas después, me pidió que fuera a Columbus para mo negativos, de eliminar la clarividencia acerca de las intenciones de los
ayudarlo a instalarse. Menciona esto en el Tarro de la Basura. Soy muy efi¬ demás, de no jugar juegos “finos" por lo que puedan pensar los demás,
ciente y bien organizada -esas son las cosas que hago bien. Hice muchas sino que ir directo al grano. He logrado internalizar estas vivencias, lo que ¿1
cosas para él durante todos los años que estuvimos juntos. En sólo un fin me ahorra mucho tiempo y problemas de comunicación. Es la única forma
de semana le organicé su estadía en Columbus, y dos meses después regre¬ en que sé vivir y la única forma que conozco para mantener y desarrollar \53S3
só a Miami a quedarse. una relación. Lo aprendí a costalazos,..
En ese momento, ya no había duda de que no había regresado para Marty rechazaba la idea de casarse conmigo. Yo era muy viejo. No
hacerme un favor a mí -regresó por él: Yo aún estaba casada, viviendo en
quería renunciar a la seguridad de su matrimonio ni poner en peligro
mi casa y jugando el rol de madre-esposa judía. lá pseudo seguridad de sus hijos.
Son muchas las ventajas de tener un amante mayor que el propio pa¬
dre. La diferencia de edad nos permitía estar juntos en público, ver a los Me gustaría poder simplemente decir que me enamoré de Marty, pe¬ 1- 'ÿ

amigos de la comunidad, y le permitía a él entrar y salir de mi casa. Mi ro eso sería una tremenda simplificación. La verdad es que pasé por
esposo lo conocía como mi psiquiatra y como un'amigo que ocasionalmen- ‘ un período de sufrimiento igual que cuando estaba en las trincheras.
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te venía a casa o que iba al cine conmigo. No había ninguna hostilidad La diferencia es que en las trincheras me sentía víctima de las circuns¬
tancias; en cambio con Marty; yo tenía ¡a responsabilidad.
manifiesta entre ellos. A mi esposo no le interesaba jugar el juego del mari¬
do-celoso. Realmente prefería no ver; ése era su estilo. NATALIE MANN
En apariencia, y en realidad, éramos realmente una familia, • pero muy Fritz me contó acerca de su reladón con Marty, didéndome que sentía por
superficialmente. Años más tarde, nos divorciamos, pero Fritz no tuvo nada ¿i
mí lo mismo que había sentido por Marty, y que no había tenido sentimien¬
que ver con eso; nadie puede romper una buena relación. A pesar de que tos hada nadie .desde que había dejado a Marty. Me preguntó si viviría con
tenía una empleada puertas adentro, yo llevaba mi casa, me preocupaba él. Yo sabía que estaba muy enganchada con él. Pero mi problema era sen¬
de los niños, hacía vida social con mi esposo, iba a la universidad, asistía tirme tan cerca de alguien tan anciano y próximo a la muerte. Esto me asus¬
a conciertos y al teatro, hacía tareas, participaba en terapias individuales y taba, redén había pasado por una muerte cercana. Me dio la direcdón de
de grupo -y además, llevaba la casa de Fritz y lo cuidaba. Marty y fui a Miami a visitarla. Yo no la conoda. La llamé para conversar
Soy una dama pulcra y muy cuidada, y a Fritz no le importaban esas específicamente sobre esto y pedirle consejo acerca de vivir o no con Fritz.
cosas. A él no le interesaba en absoluto ser limpio. No le importaba estar . Me contó algunas historias de su relación con Fritz, acerca de los celos de
sucio y no se preocupaba si olía bien o mal. Se reía de mi obsesiva com¬ Fritz cuando, por ejemplo, estacionaba el auto y la seguía para ver si an- v»*5
pulsión por Ja limpieza y me contaba historias acerca de cuánto le gustan . daba con otro y ese tipo de. cosas, y también acerca de lo desagradable
a los hombres los olores corporales y de como los europeos son más ate¬ y brutal que era. Y basándome en esto, deddí no vivir con él.
rrizados que los americanos y de lo terrible que son todos esos desodo¬
rantes spray que se venden y quitan el olor natural de nuestros cuerpos. En 1958, Fritz llevaba más de un año trabajando como psicoanalista en los
La mayoría de las personas sentía este fuerte olor a cuerpo de Fritz, pero Angeles. Echó'raíces ahí, y a principios de I960 regresó a la Costa Oeste. v*¿=
nunca se atrevieron a decirle: “Cámbiate la camisa-, date una ducha”. Fritz
era tan independiente- que si a ti no te gustaba su olor, era mala suerte JIM SIMKIN
para ti. Lo que digo es verídico .en los términos de Fritz, al margen de las Ftie invitado como asesor al Hospital Estatal Mendodno en California. El
fantasías que puede tener cada uno acerca de la limpieza y la pulcritud. psicólogo jefe, Wilson Van Dusen, estaba muy entusiasmado con la terapia
Esta era mi obsesión, no la suya. Si yo objetaba su olor y su suciedad, me gestáltica y con toda la filosofía existendal. Escribió un artículo en el cual
dejaba que lo limpiara. Cosa que yo apreciaba mucho. El hecho de que aifírma que la terapia gestáltica es la única terapia que practica lo que la
él me permitiera bañarlo, limpiarlo, acicalarlo y cuidarlo, para mí era ma- 1 terapia existendal predica...

m
ravilloso, ya que me permitía estar cerca de él, olerlo, tenerlo en mis brazos; •

era algo que me fascinaba hacer por mí

mi
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'

Cualquier cósa que ocurría entre Fritz y yo en nuestra relación perso¬


nal, era para mí como la continuación de la terapia. Esto favoreció todas
A
mis otras relaciones -con mis hijos y con todos. Es algo que hoy converso
en los grupos y en clase, y es mi estilo de vida. Aprendí la. importánda
de compartir todas las fantasías -todos los sentimientos, tanto positivos co-
••
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MENDOCINO 63

Al final de esa conferencia, tres o cuatro de nosotros fuimos a verlo-,


todos éramos jóvenes. Estaba en una pequeña pieza en un hotel cerca del
lugar de la conferencia. Esto era en San Francisco; no recuerdo el año. Soy
*¡ muy malo para recordar fechas. Ni siquiera me atrevo a adivinar el año.
*>• Fuimos a él como si fuera un gurú.

*
;
Mendocino Le pedí que viniera al Hospital Estatal Mendocino como asesor. Yo te¬
nía el cargo de Psicólogo Jefe. Estaba trabajando en el perfeccionamiento
del personal y creo que nuestro escaso progreso se debía a una falla de
nuestro equipo, no a los pacientes; motivo por el cual, en ese momento,
Antes de conocer a Wilson Van Dusen, Fritz obtuvo poco apoyo de la comu¬ yo estaba haciendo todo lo posible por mejorar este aspecto. Creo que Fritz
nidad profesional. Desde su primer encuentro, Van Dusen reconoció que el .estaba pasando por un período de indecisiones, por así decirlo. Más tarde
% trabajo era mucho más efectivo en el tratamiento de enfermos mentales que me contó que recién había salido de una depresión -depresión que consistía
los métodos tradicionales. Fue él quien dio a Fritz la primera oportunidad en no tener ningún sentido de dirección con respecto a su vida....qué ha¬
para demostrar su trabajo a otros profesionales. Es evidente que la alta es- cer... a dónde ir. Estaba abierto a cualquier cosa y yo lo agarré en el mo-
* . tima de Van Dusen y de sus colegas penetró en la resignada acotación de
Fritz acerca de que su trabajo nunca florecería. Marcó otro paso importante
. mentó preciso.
Así llegó a Mendocino y de inmediato asumió un rol bastante extraor¬
*1 en el resurgimiento de Fritz; fue .un vuelco en su vida. dinario. Yo le había hablado a mis colegas muy bien de él, -de moda que
su papel fue mucho más que el de un mero asesor. Un asesor generalmente ,
Wilson... me sugirió que fuera a la Costa Oeste y trabajara en el Hos¬ iba por un día; Fritz se quedó por lo menos treinta días.
pital Estatal Mendocino. ' Ya recibí candialmente la sugerencia. En esa época vivíamos en una casa bastante modesta, y mientras es¬
tuvo allí, vivió con nosotros. Lo llevaba al trabajo en mi motoneta, a la cual
* •

WILSON VAN DUSEN '


se refiere en su libro. Se iba en el asiento de atrás. Creo que esto significó
Fui a San Francisco a una conferencia acerca del psicodrama en la cual Fritz para él un proceso de adaptación,
* participaba, aunque no era uno de los líderes. Jacob Moreno, maestro del En el hospital, juntamos a los jefes de sección para que Fritz les en¬
*% psicodrama, se encontraba ahí con su esposa. Moreno tenía una mentalidad
simplona, comparándola con Fritz. Fritz imitaba estupendamente a Moreno.
señara. Recuerdo muy bien la primera sesión. Yo era el único de los pre¬
sentes que conocía a Fritz. El tampoco conocía al resto de los participantes.
Decía: “Así camina Moreno", y caminaba como una marioneta colgada de Estábamos todos sentados en círculo -el jefe de esto, el jefe de aquello

* un cordel; realmente se parecía a Moreno cuando lo hacía. Me di cuenta


de que Fritz había estudiado con Moreno. Allí éramos profesionales de dis¬
y todas las autoridades-, habíamos trabajado juntos durante muchos años y
nos conocíamos bien -mientras todos hablaban, Fritz levantó la mano y pi¬
* tintos tipos, trabajadores sociales, psicólogos, etc. dió silencio. Luego, caminó alrededor del grupo, diciéndole a cada uno lo

* De esta conferencia sólo recuerdo un incidente, todo lo demás se des¬


vaneció: Un psiquiatra joven estaba hablando acerca de la importancia de
que él veía. Casi nos hizo volar de nuestras sillas, porque él vio la natu¬
raleza real de cada persona, cosa’ que nosotros sabíamos. Los golpeó a to¬
* la paz mundial. Estaba tratando de obtener ayuda para lograr la paz inter¬
nacional, cuando Fritz lo interrumpió diciendo: “Escuchen el tono trágico
dos con una mortífera precisión. Paul Frey, amigo mío, teólogo y psiquia¬
tra, se preocupaba mucho de la escatología (el fin de todas las cosas). Co¬
en ¡a voz de este hombre”. Y de pronto, todos lo escuchamos. Luego este mo experto en el fina! cataclísmico de todas las cosas, Frey sabía mucho
acerca de cómo el mundo agonizaba y cómo sería destruido, y Fritz vio
* hombre se derrumbó y lloró. La verdadera tragedia era que había abandona¬
do a su mujer y a sus hijos, la paz mundial era el grito de su lucha interna.
£ todo esto en la cara de Paul. Dijo: “Vean la agonía que hay en su cara".
* Fritz lo captó de inmediato. Lo que más me impactó fue que la dinámica
de este hombre se manifestaba a través de la calidad de su voz, no en lo.
Cuando dijo esto, todos pudimos verla. Antes de que lo dijera, ninguno de
nospuos se había dado cuenta. Después se acercó a un psiquiatra que ha¬
1 que decía, y ninguno de nosotros se había dado cuenta. De pronto, a algu¬ blaba en forma muy nerviosa y Fritz sencillamente se sentó y esperó. Le
9 nos de nosotros nos pareció obvio que había todo un mundo que la per¬ ó dio más o menos noventa segundos, después levantó la mano y dijo: “Sien-
sona mostraba y al cual no le estábamos dando importancia. Pero Fritz lo to que usted me está echando un montón de basura", cosa que era muy
% hada. Después de esto, hubo otras situaciones en las que era evidente que acertada. Era basura verbal. Lo que decía no significaba nada realmente,
Fritz veía de una forma que nadie más veía. Para mí, Fritz fue el mejor •JÍ£ y había una gran cantidad de esto que brotaba de él. Quedamos todos cho¬
* observador del lenguaje corporal que conod. '
’ . nte , queados, ya que este hombre siempre hacía lo mismo. Era, de hecho, basu-

* Jfij. ;• •

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. 64 •
FRITZ PERLS MENDOCINO 65
fe*
ra verbal, pero nadie había tenido la claridad para verlo, ni las agallas par
f cometía la más mínima equivocación, yo saltaba de inmediato para arrollar- , fe*
ra decirlo.
lo. Tenía una excelente puntería. Pasé toda mi 'puta1 vida haciendo pregun¬
Recuerdo a- otro psiquiatra, un negro ambidoso y prepotente. Salió,
tas. Era mi técnica para sobrevivir. Yo era como el alumno de preparatoria, fe"
sencillamente, volando de la sala. ... el lector que se pasaba chequeando la información, o escuchando atenta¬
mente a cualquier pelotudo por si cometía algún error, para poder luego
"¿Si conocí a Fritz? Si no lo hubiera conocido, probablemente, en este mo¬ . decir: “Tus datos no fueron muy exactos -fue en 1914 cuando Ffeud dijo...". fe-
mento, estaría hablando con un negro vagabundo de Nueva York. Andy Mi vida en ésa época consistía en jugar este juego. Siempre ful el niño in¬
Curry, profesor de psicología y humanidades en la Escuela de Psicología Pro¬ genioso -nunca podía andarme. La noche anterior había leído toda esa fe*
fesional de California (California School of Professional Psychology), director mierda y esperaba, creo, que él cometiera un error. Cuando comenzaron
artístico de Tantra Feets Dance Ensemble, escritor y poeta... las interrogaciones, le pregunté cuál era la diferenda entre lo que él estaba fe-
diciendo y lo que Freud y Breuer habían dicho, y él me preguntó qué fe*
ANDY CURRY quería decir con eso.
En aquellos días en Mendodno, Fritz se vestía de acuerdo a la moda de
. v Dije: “Bueno, él trabajó con aquellas mujeres..." fe*
Nueva York de I960. Hacía retumbar su fuerte acento vienés y lo recuerdo •
“¿Qué mujeres?".

farfullando: “Ustedes están llenos de mierda”. Las palabras nos llegaban has¬ "Dora y Anna O. y Fraulein algo...”.
ta los dedos de los pies, hasta ios sedimentos originales de mierda que for¬
¿Quién, sino un tipo prepotente e incisivo en sus preguntas, iba a traer
maban la base de la estupidez. Sabía ver la verdad, sabía cómo escuchar a coladón esos casos? Me quedé observando uno o dos minutos; y después '
la historia de una vida, a medida que se hablaba de esa vida en términos. de un largo silencio, me pidió que pasara adelante -la “silla caliente", la
disfrazados. Era un fenómeno para la observación. llamaría él más tarde. *í>
£=—
Nunca olvidaré su mirada. Los ojos de Fritz eran muy poco comunes Subí al. escenario muy, muy nervioso porque los padentes estaban ahí.
-daban órdenes, eran casi como un espejo, y al mismo tiempo perdonaban. Yo trabajaba en el hospital en ese entonces, y pensé :"¿Cómo voy a trabajar fe"
Uno se daba cuenta que él veía lo que cada uno era en relación a lo que en forma honesta con este tipo delante de toda esta gente que me va a
cada uno trataba de ser. En esto no había hipnosis ni “magia carismática”, • el próximo lunes?". Habían entre 50 y 60 personas. Pero de pron¬
como pensaban algunos. Su don era la capacidad para ver la verdad y ha¬ to me olvidé completamente de ello.
blar de ella. Analizó mi mano. Es difidl darse cuenta cuando una persona de color
Cuando llegué al Hospital Estatal Mendocino, necesitaban gente para enrojece, ya que no se nota, pero recuerdo que él se daba cuenta muy bien
trabajos de grupo y yo quería alejarme lo más posible de Cleveland, Ohio. de lo incómoda que estaba. Se quedó a mi lado, con esos ojos. Yo lo estaba
Un hospital que contrataba a un tipo como Fritz, iba obviamente a la ván- fe**
hadendo bien; recuerdo que lo que sentía en ese momento era algo así
guardia. Mendocino estaba desprestigiado y mi teoría, es que contrataban, como: "Sáquenme a este hijo de puta de encima". Aparentemente, era mi
nombres famosos para que nos quedáramos. Un año vino Maxwell Jones
fe-
actitud lo que alejaba a la gente de mí, no había amor ni ternura, sino una
como asesor. También estuvieron Hayakawa y Haskell Norman, Alan Watts, lucha constante... Luego algo pasó y él me pilló. Traté de sacármelo de fe*
Virginia Satir y otros psiquiatras famosos. Yo llevaba tres años en Mendo¬ encima con esto, y me dijo: "Recién sentiste algo -ven a contarle a este viejo
cino cuando conocí a Fritz. El psicólogo jefe era Wilson Van Dusen. Se dio fe-
fed lo que sientes".
cuenta muy luego quién era Fritz y lo llevó a Mendocino. Estaba furioso -este hombre tan poderoso y autoritario me tenía en sus fe*
Yo tenía un trabajo pesado. No había muchos negros luchando por ; . . manos- y, cuando me paré de la silla, sentí esto: “Voy a... ¡voy a. pegarle
la psicoterapia en esos días. Van Dusen lo sabía. Hablé con él diariamente a este concha de su madre en la boca!”. Pero cuando me acerqué a él, la fe-
durante cuatro años. El me dijo que Perls era un tipo poco común y que ' ¿i rabia y la furia desaparederon. Había tocado algo en mí y algo aquí adenuo
si solicitaba a alguien para trabajar con él* yo debía ofrecerme de voluntario fe-
.jVj hizo cortocircuito, dic-clic, todo lo que pude hacer fue -tú sabes, lágrimas
por mi propio beneficio. Esto me parecía razonable. Pero cuando llegó, no ~ví' en los ojos- abrazarlo. Y ese viejo bastardo sentado ahí frente a mí sonreía, fe-
.

solicitó hada. Sólo discutía su enfoque en términos generales. Lo encontré Viendo como mi cuento de hadas se disolvía. Recuerdo haber abrazado a
ostentoso, y al mirar hada atrás, me doy cuenta que él enganchó c°n el Wli:' éste cabrón más fuerte que nadie en mi vida. Y mientras estaba ahí parado fe**
aspecto arrogante de mi forma de ser. abrazándolo, me dijo al oído: “¿Entiendes en qué estamos trabajando?". Y
Creo que estaba levemente equivocado acerca de algunos aspectos fe“*
•JJjfrllé-dije: “¡Chuchas, sí!". Este “sí” sonó como seguramente debe sonar la pri-
menores del enfoque ¡nidal de tratamientos de Freud. En aquellos días, yo 'JÿPfv'Alara vez que usas esta palabra en reladón a la comprensión de algo. Llo- ‘
fe*
me levantaba sobre las personas. Lo que quiero dedrles, es que si alguien ré , sollocé, eso fue todo.
Vjfiwfet
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66 FRITZ PERLS I MENDOCINO 67

i He leído en libros que el significado surge en el proceso de interacción tranquilizaba, te calmaba. Se reclinaba en su silla calmadamente y uno veía
entre las personas, y en ese momento, lo leía desde la médula de mi ser. que él no estaba nervioso, y eso era muy bueno. Luego notabas que tu
m WILSON VAN DUSEN
respiración se había hecho más lenta. El te conducía para que estuvieras
a Estábamos todos muy impresionados con Fritz, especialmente Ernest Klatte,
cómodo. Decía: “¿Crees que eres feo?”. Bueno, yo soy feo. ¿No crees que
Fritz es feo?". Y. cada vez que le decían “Dr. Perls”, él decía: "Llámame
el superintendente. Y siguió impresionado, a pesar de haber sido un escép¬
Fritz".
tico total toda su vida. Fritz no valoró mucho a algunos de los psiquiatras
En ese tiempo yo vivía en Berkeley y Fritz estaba también ahí con Ge¬
y esto lúe un orgullo para mí. En primer lugar, era extraño que yo, un psi¬
*i cólogo jefe, hubiera traído a Fritz, un psiquiatra, al hospital como asesor;
y era más extraño aún el que este psicólogo adorara a este psiquiatra. Era
ne Sagan, otro Inusual y dotado terapeuta. Dos veces llevé a Fritz a Ber¬
keley.
una combinación muy rara para el resto del personal. Normalmente, un psi¬ Imagínate a Fritz y a mí, un negro con un viejo gato europea en un
i cólogo habría traído a un psicólogo y un psiquiatra habría traído a un psi¬ pequeño MG blanco, a toda velocidad por la Autopista 101. Yo usaba bu¬
quiatra. Había una especie de jerarquía, de status en esto. Es todo caso, fanda y anteojos y manejaba muy rápido. El era muy frío y educado; sim¬

de ahí en adelante, durante treinta días, creo, trabajé con Fritz en diferentes plemente decía; “Disminuye la velocidad". Trabajó con mi forma hiperagre-
cosas del hospital. Se ocupó de todo lo que era importante para el hospital. siva de conducir -un “balazo en el aire”, la llamaba. Siempre estaba calmán¬
Dio una serie de conferencias acerca de su cosmología, de cómo veía las dome. Le gustaba parar en Healdsburg en un pequeño restaurant alemán
$ cosas. Hizo interpretación de sueños a miembros del hospital. Recuerdo a donde podía escuchar a Mozart en el wurlitzer.
un tecnólogo que contó un sueño en dos líneás. Fritz hizo un par de co¬ Fritz tenía una especie de licencia sobre las personas. Podía decir lo
mentarios, el tecnólogo se derrumbó y lloró. Estaban impactados. Nunca ha¬ que se le antojaba y uno lo aceptaba. Me dijo: “¿Para qué usas guantes y
3 bían visto nada, tan efectivo y tan rápido como esto. bufanda?". Tenía sentido del humor. “El auto no anda a menos que tú..."
3 Observando el trabajo de Fritz, pude ver en pocos minutos, por pri¬ Pero, en todo caso, estos viajes con Fritz me ayudaron mucho. Ya no con-
mera vez, la forma de ser intrínseca de algunas personas con las que había duzco como un balazo.
$ trabajado durante años. Un psicólogo contó un sueño en el que hacía rebo¬
tar una pelota en un muro; a través de todo el sueño aparecían rebotes
1 ¡Oh, qué tipo! Una vez, durante un viaje de tres horas, me dijo: "Con¬
duce más lento. Hablemos de tu viaje a Africa". Estaba dentro de mis pla¬
y saltos. En el trabajo que le hizo Fritz, descubrió que él era la pelota, siem¬ nes futuros -quedarme, o ir a la Langley-Porter o regresar a Cleveland o
pre moviéndose, rebotando de cosa en cosa, sin llegar nunca a nada es¬ aceptar una oferta en Saskatchewan. El dijo: “Bueno, si vas a ir tan lejos,
tablecido. Y ésta era precisamente la dificultad que yo tenía con él como ¿por qué no Africa? Debieras ir”.
3 su supervisor. El sueño fue un presagio de lo que este hombre sería. Más “No quiero ir allá”.
tarde se fue y obtuvo otro trabajo donde tenía que viajar constantemente; V
“Debieras. Las personas con títulos de postgrado son ministros de sa¬
3 nunca se estableció. lud en algunas de esas repúblicas, manejan toda la cosa”.
3 Yo diría que ninguno de nosotros tenía habilidad para tratar los sueños Era como decirme: “Aquí está el mundo. No termina en Nueva York
hasta que Fritz nos enseñó su forma de trabajar con ellos, incluyendo la o Miami o en las Azores. Existe todo este mundo". Creo que él sabía de
3 importancia que se le debe dar al lenguaje corporal y a la calidad de la lo que estaba hablando, porque durante los años 60 mucha gente de color
voz. Esto fue una gran revelación para mí. En el libro que publiqué el año '¡v de este país se fue a Africa. El pensaba que yo debería ir a vivir la expe-
3 '

pasado, La Profundidad Natural en el Hombre (Cuatro Vientos 1977), aparece


: rienda de ser autoridad en un país de negros.
un capítulo completo acerca del lenguaje corporal. Ahora se lo enseño a ’
M. Mi identificación con Fritz era muy profunda. Mirando hacia atrás, re¬
mis alumnos, pero nunca he llegado a ser tan bueno como Frtiz. cuerdo su mirada penetrante, la siempre presente larga ceniza de su cigarri-
3 •%¡! su áspero y mordaz sentido del humor; para mí fue un honor muy es-
ANDY CURRY pecial el conocer a esta persona tan fuera de lo común. La frase de Chaung
Aprendí de Fritz que nadie debía sobrepasarme. Tzu resuena en mi cabeza: “el gran y venerable maestro”. Podía expresarse
“No pongas ninguna cabeza sobre la tuya". “¿Por qué insistes en citar

3 a Freud?". “¿Por qué siempre estás mencionando lo que leiste anoche?".


••ÿon muy pocas palabras acerca de una gran cantidad de cosas humanas,

Si entendemos el término mago-gurú (trickster-guru), no como superior, flf:. cosas que se perdían o se desperdiciaban en la mentira, el engaño y la fan-
tesía de las relaciones interpersonales. Fritz parecía estar siempre de pie al
sino como una acertada- descripción de cómo un terapeuta profesor puede k°rcÿe Ia vida, en el punto del amor. Este hombre aún tiene resonancia
utilizarse a sí mismo en una situación determinada, podencos tener alguna Tengo todos sus libros. Conozco a muchas de las personas que tra-
idea de Fritz a principios de los años 60. Sus gestos eran muy lentos. Te bajaron con él. Tengo su retrato en la pared.

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68 FRITZ PERLS m MENDOCINO 69


WILSON VAN DUSEN trabajando en mi esposa y .nuestra relación, y Fritz estaba en.el medio de
Si' a Fritz lo hubieran separado de la gente y dejado a la deriva, se habría todo esto. A mi esposa no le gustaba ese tipo de punceteo y por algún
muerto. Cuando- obtuvo apoyo y conformidad de que su trabajo era impor¬ motivo Fritz insistió, cosa que vista en retrospectiva me parece una equivo¬
tante, comenzó a verse a sí mismo en forma diferente. cación. Debió haber parado todo, porque mi esposa estaba furiosa. Nunca
Incluso en esa primera conferencia, que causó tanto impacto en mí en mi vida la había visto tan enojada. Yo no puse atención a los argumen- •
Q=>
. por todo lo que él era capaz de ver y oír, no impactó así a muchos otros. tos; quizás no tenían importancia. Yo sólo veía como crecía la tensión. De
Sólo unos pocos pudimos apreciar su habilidad. pronto ella, agarró lo primero que encontró, que fue el azucarero, y se lo
lanzó a Fritz.'
Fritz no se quedaba en la cosa superficial. Iba inmediatamente a la médula.
Un día hablamos de su “impotencia" que se había producido durante la Pri¬ MARJORIE VAN DUSEN t
mera Guerra Mundial; se refería a una "impotencia" que, iba mucho más Fue una reunión social. Fritz era un invitado. Cenamos y luego nos senta-
allá del sentido sexual: la incapacidad de tener una fantasía interna. Al mos a tomar un café. Fritz estaba especialmente sarcástico y mordaz, o algo é=s=
menos esta fue su principal preocupación en terapia cuando trabajó conmi¬ así. No recuerdo específicamente el tema... probablemente lo reprimí. Era
go. Recordemos que él era un médico judío venido a menos, del ejército fe*
un asunto acerca de la relación con mi marido. Fue muy hostil conmigo.
alemán -en ese entonces existía un marcada prejuicio contra los judíos, por No paraba. Le gustaba llegar a las personas. Creo que él era una especie fe*
lo que él era un paria social-, que tenía que ocuparse de los heridos y los de epítome del cerdo macho chauvinista original. Cualquiera otra persona
muertos. Daba la impresión de que el shock de esta escenas de guerra lo se hubiera detenido diciendo: “Bueno, basta, ella se está enojando". Había fe*
había dejado pegado a lo que era externamente visible. sido nüestro invitado por seis semanas. Fue bastante tiempo, creo que cual¬
Durante mucho tiempo he sentido que lo que él experimentaba como fe*
quiera otra persona se habría suavizado en seis semanas, pero Fritz, en par¬
una condición negativa, fije lo que lo hizo un consumado observador. Si ticular, no se hacía querer con el Liempo. Finalmente me saturé. ¡Se lo tiré!
amplificamos lo que ocurre en una interacción social normal, podemos es¬ iLe pegué con el azucarero! |Le rompí su reloj!
cuchar cosas tales como: “Está haciendo lo que hace siempre, reclamando". fe*
Estas actitudes proyectadas cubren y oscurecen las verdaderas actitudes. WILSON VAN DUSEN
fe*
Fritz no tenía esta fantasía para encubrir; de modo que lo que nosotros veía- Se rompió en el suelo en mil pedazos. Fui a esconder la pistola, ¡temía que
mos como ün poder de observación fantástico, él lo veía justificadamente ella quisiera matarlo! ¡Había despertado su más absoluta ira! Yo trataba de fe*
como un empobrecimiento, ya que no le permitía fantasear. Esta “impoten- detener esta explosión para- que no se pusiera más peligroso aún, porque
cia para fantasear" significaba que se quedaba pegado a lo que había frente ella había ido más lejos de lo que yo pudiera imaginar. Fritz recogió su fe*
a él -de aquí esta habilidad tan inusual. Mientras que para él era un déficit, reloj del suelo y pasó toda la noche bamboleándose. Se fue, y luego envió fe*
para nosotros era un don. Visión pura en el sentido del Zen. Nunca dejó el reloj roto como si yo fuera el responsable de esto. Le mandé de vuelta
de trabajar con los heridos, sólo que el significado de herida cambió.
Vivimos con él. Tenía una pequeña pieza en nuestra casa y vivía como' un
t los pedazos con una nota diciendo que él era el responsable de sus propios
enredos. Supongo que compró otro reloj. Había persistido en algo más allá
cerdo. Dejaba todo botado en cualquier parte. Parecía un chiquero, y mi
% de lo aconsejable. Ella nunca más sintió algo positivo hacia él. Siempre se
refería a él como “ese patán". También se refería a él como el demonio. .
mujer iba tras él limpiando. Cuando se fije no dejó nada, sólo una pieza
que limpiar. Le hacíamos bromas al respecto. Lo reconocía. Así era él. Pero i;-r Quería decir “El Demonio", literalmente. Para ella fue como haber destapa¬
do la olla. fe*
fue muy bueno con nuestros hijos. Teníamos dos niñitas. Ambas lo recuer¬ La amenaza para Marj estaba a la vista. Su vida giraba en tomo a mí
dan con gran cariño; las llevaba a la ciudad y les compraba juguetes. Me -dueña de casa con dos. hijos. En ese tiempo aún no se convertía en una fe*
contó cosas que me daban la sensación de que él era un hombre sin direc¬
ción en su vida.
-1* liberada profesora. Sabía que yo estaba impresionado con Fritz y que tra- fe**
Al final de este período, o quizás cuando regresó por segunda vez,
$v taba de ser como él en terapia. De alguna manera, Fritz quería que me fue-
.Vi', ra con él. Pienso que es razonable que Marj se sintiera amenazada. A Fritz ife*“
no recuerdo bien, tuvimos una comida en mi casa con los Sagan; Fritz, Sa-; v'V obviamente le interesaba yo, no ella.
gan y su mujer, y Marj, mi mujer. Después de comida, Fritz comenzó a ha-
un análisis a mi mujer.
'

m MARJORIE VAN DUSEN


No, no fue solicitado por ella, ¡no! Mi mujer es anti-análisis y’ anti-te- ipil Siempre he pensado que la ira es algo estimulante, que uno hace cosas
rapia. Trabajó en ella, en su terquedad. Fue una noché extraña. Recuerdo que no haría normalmente. No lo sé, pero creo que nunca he estado tan S**
que Sagan se estaba separando de su mujer y que él y su esposa estaban . líWÍ-:' fiiriosa con alguien en mi vida. Creo que él trataba de provocar mi ¡ra. Le
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70 FRITZ PERLS 1ivi MENDOCINO 71

gustaba hacerlo; esa era su forma de entretenerse. Estoy convencida de eso. personas entre las cuales había lealtad.
h Era un creador de problemas. Creo que no tenía ninguna motivación
Ahora, hay muchas personas que dirán que estoy equivocada, pero yo real¬
8» mente siento que le gustaba hacerlo, aunque él se enfureció con mi ira. Creo noble, ¡absolutamente ninguna! Siempre estuve convencida de eso, y a me¬
que no se esperaba una reacción de hostilidad tan abierta. dida que fui conociendo a Fritz, me convencía más y más. Creo que Fritz
n Fritz era el macho original con M mayúscula; las mujeres no eran nada,- es el hombre más preocupado de sus propios intereses que jamás he cono¬
al menos con respecto a él. El esperaba ser atendido y que le hicieran todo, cido. Era completamente centrado en sí mismo, excluyendo a todos los de¬
* el lavado de su ropa y cosas por el estilo. El se limitaba a esperar. Dejaba más. Es obvio que a mí no me gustaba. Creo que fue innecesariamente
las cosas para que se las hicieran. En las mañanas esperaba que el desayuno cruel.
estuviera listo. Yo era muy hospitalaria. Y también muy reprimida. Y Fritz Para mí, la vida de Fritz fue un constante viaje hacia el super ego.
8» era -¿cómo decirlo?- bueno, se sentía muy atraído por las jóvenes. Mientras Si no obtenía aduladón... Creo que ese era el motivo por el cual se molesta¬
estuvo en nuestra casa, estaba metido con una muchacha muy joven, aun ba conmigo, después de todo, se suponía que él era el Gran Terapeuta.
* más joven que mis hijas. El sentía más ira hada mí que yo hacia él. De hecho, estoy segura que nun¬
* ¿Y ella se quedaba con él?
ca me perdonó, ya que lo mentíona en su libro Dentro y Fuera del Tarro de
la Basura, y en realidad fue un incidente sin- importanda. Sin embargo, es¬
% taba _aún en su mente, cosa que me sorprendió. Yo había olvidado total¬
¡No en nuestra casa! Pero yo lo sabía. No le gustaban las mujeres de su edad.
k Fritz representaba para mí algo que yo no quería para mi esposo -paseaba mente el asunto, hasta que alguien me dijo que apareda en el libro.
con muchachas, tomaba drogas, ese tipo de vida. Sentía que Fritz estaba Tal vez sea una rareza de mi personalidad, pero nunca he creído ne¬
$ cesario insultar a mis invitados, ni menos a mis huéspedes. Esa comida fue
tratando de influenciar a Bill con estas cosas, y no me gustaba. Aunque
no era algo obvio, sino sutil. ¡Esto, obviamente, no era producto de su ad¬ más un evento sodal que psicológico y una ofensa colosal, muy cruel y
miración por mí! Creo que no le importaba en absoluto lo que me estaba crítica, hada mí. El quiso aplicar su terapia en mí para iluminarme, pero
haciendo; ¡y por supuesto que me estaba haciendo algo! yo no estaba interesada.
. Fritz usufructuaba de todo; era un recibidor, no un dador. Desde el
S* WILSON VAN DUSEN
primer día me di cuenta de cómo era Fritz. Durante todo el tiempo que A veces pienso que debí haberme ido con él. La razón principal por la que
estuvo en nuestra casa, nunca llevó nada.. Nunca contribuyó con nada para no lo hice, fue que eso ayudaría a su reputación, no a la mía, y la compen¬
la casa. Ni vino, ni comida, ni flores, nadá. No creo que fuera algo delibera¬ sación que yo pudiera obtener era totalmente inderta. Si no hubiera tenido
* do, simplemente pienso que no tenía modales. Siempre he pensado que
los buenos modales son algo importante dentro de la civilización -ayudan
familia y no hubiera necesitado trabajar, quizas habría resultado. Pero aún
% a llevar mejor las cosas. Si uno está de visita en la casa de alguien por
en esas condidones habría dudado. Yo no era sexualmente liberado como
Fritz. Además, mi educación era muy diferente a la de Fritz.
* un mes o seis semanas, se necesita ser un poco civilizado. Se necesita un
poco de cortesía social. A veces es mejor no dejarse llevar por todo y ser
Comprendo perfectamente y solidarizo con las reacciones de mi mujer
hacia él. Una vez me contó que su mujer lo había descrito a él como una
% un poco más conservador y deferente para que las cosas funcionen bien. cruza entre un profeta y un patán. Aún pienso’ que fue una descripdón muy
» '
Yo reconozco que soy una persona muy convencional, pero él no sabía
ni siquiera decir gradas.
% adecuada. En las Sesiones terapéuticas, yo veía al gran profeta. En casa, ella
veía sólo al patán. Ambos eran muy reales. Al principio traté de pasar por
*$ Fritz me sentía a mí muy reprimida; al menos eso decía. Sentía •que
yo no lo admiraba, le gustaba mucho que la gente lo admirara. Le gustaba -i-
alto al patán, pero pesaba cada vez más a medida que el tiempo pasaba.
Nuestras formas de vivir eran simplemente demasiado distintas como para
ser adorado. Creo que simplemente me hastié de él. Le gustaba analizarlo vivir juntos. Creo que, en cierto modo, éramos como amantes que descu-
todo y a todos. Si alguien hablaba acerca de un sueño, él inmediatamente
• i>
daba su veredicto. Creo que por eso me molestaba tanto. Fritz lo veía todo
$ bren su incompatibilidad. Además, la lealtad principal era con mi familia.
a como si fuera una. situadón terapéutica, y en eso diferíamos tremendamen¬ : MAHJORJE VAN DUSEN
% te. Era muy destructivo. Yo sentía su maldad, le gustaba provocar a la gente. ¡y..; No era un hombre que dejara indiferente; o producía una gran desagrado
Era además un entrometido -se metía en cosas que no eran asunto su¬ }[ÿ-.' O se le consideraba fantástico. Seguramente me llevaría bien con él ahora,
i yo, tales como mis problemas personales. Yo consideraba que él no tenía ifel porque creo que me reiría de él o con él. En esa época no. me sentía una
persona; me sentía como la extensión de otra persona. En cambio, ahora
a por qué meterse. Después de esa estadía en mi casa, él debió -siendo el
terapeuta que era- haberme conoddo lo suficiente como para no provo¬
Tjyt
‘ÿIjv soF una Fÿrs0113 y nadie puede herirme. Fue un hombre muy interesante
y ai mirar hacia atrás, puedo entenderlo.
* carme, Creo que lo hada en forma deliberada. Le encantaba separar a las

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72 FRITZ PERLS

Fritz podía ser realmente encantador si se lo proponía. Podía ser una


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persona muy agradable. Era muy mundano, había estado en muchas partes
y conocía muchas personas. Siento que se relacionó mucho mejor con mis
hijas que conmigo.
JOANNE VAN DUSEN
Nos hacía trucos de magia a mí y a mi hermana cuando vivía en nuestra
casa.
San Francisco
KATHY VAN DUSEN
Los hacía muy bien. Usaba cartas. Una vez mostró sus manos vacías y las
cartas estaban detrás de su oreja. Nunca nos contó comó lo hacía. Eso es Eugene Sagan fue otro de los que reconoció la genialidad de Eritz, y lo ayu¬
todo lo que recuerdo. Me asustaba un poco. Siempre tuve cierto temor a dó a,salir de su relativa oscuridad. También estaba entre aquellos que que¬
los hombres viejos. No a todos, pero algunos me asustaban sexualmente, rían unirse a Fritz... fcsss
aunque yo era aún muy joven.
Una vez me regaló un prendedor. Era bastante fino. Lo usé durante EUGENE SAGAN (SF5=

mucho, mucho tiempo, hasta que hace alrededor de tres años lo perdí en Fritz se vino a la Costa Oeste a fines de I960. En agosto de ese año, estando
algún lugar. en Nueva York, leí Gestalt Therapy y quise contactarme con el autor. Llamé
a Laura Perls y me dijo que Fritz estaría en San Francisco justo cuando yo -s
JOANNE VAN DUSEN debía regresar aquí.
Me lo diste a mí. A mí me regaló una casita de muñecas de madera con En nuestro primer encuentro, en. el área de San Francisco Bay, Fritz
un montón de muebles. Tengo pésima memoria, pero recuerdo que sentía me sugirió que hiciéramos una sesión de terapia. Y comencé sesiones de
que podía entrar a una juguetería con él y llevarme lo que yo quisiera. terapia individual con él y fui también a Ukiah a observar el trabajo que
Creo que no me preocupé de lo que ocurría entre mamá y Fritz, por- '
estaba haciendo en el Hospital Estatal Mendocino. Fue como encontrarme
que estaba mucho más preocupada por las discusiones que tenían papá y con una explosión.
mamá. Kathy y yo nos sentíamos muy mal con eso. No pensaba en Fritz Hasta ése momento, nunca me habían enseñado mucho como psico- &-
en ese momento, aunque a ambas nos daba mucha pena que se fuera. Era terapeuta. Un poco de esto, quizás un poco de aquello, y de pronto me
muy divertido y encantador con nosotras. encontré con un hombre del cual podía realmente aprender. Yo no diría
que Fritz estaba dedicado a la enseñanza en ese momento de su carrera;
te dejaba observar y si eras capaz de entenderlo y sintetizarlo, resultaba ins¬
9
Q
tructivo. Para mí fue una imagen de profesor y de padre desde el principio.

3
Al trabajar con Fritz, uná persona se dará cuenta, eventualmente, que
P •M las formas en que él se presenta a sí mismo son parte de su gestalt com¬
Lí1KS •

%
í;¡v
pleta. Y el propósito de la terapia, por lo menos para mí, es darse cuenta
de estas diversas formas o estilos. La mayoría de los analistas dedican un
tiempo mínimo para señalar su estilo al paciente. En ese primer encuentro
¿Brlp-p y!’ con Fritz me percaté de la importancia de esto. Fritz me ahorró veinte años.
Lo he dicho en forma pública antes, que si yo hubiera tenido que explorar
•T'. estas técnicas por mi cuenta, no habría avanzado mucho más de lo que t üH
T.V avancé con los dos analistas que tuve antes de Fritz.
Tal como lo recuerdo en I960, no lo describiría como una persona
Mn ir
m carjsmática. Era tremendamente intuitivo, y muy agudo y brillante, pero no
era evidente en ese momento que su contribución sería tan grande como
.'jpjKs lo fue finalmente. Dqspués de todo, Fritz deambuló por este país durante
L •lili riiucÿ1° tiempo antes de que la gente empezara a decir: "¡Dios mío, este
hombre sí tiene algo importante que deciri"

1
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74 FRITZ PERLS
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Stó'

SAN FRANCISCO • 75

Jack, quiero que escuches una grabación que hice con Fritz en 1964. Yo do de lograr que un grupo dijera: “Fritz le pide a la gente que firme contra¬
rio la he escuchado desde hace bastante tiempo. Se refiere a mi relación tos de reverencia y no lo quiere reconocer, hagamos todos que él lo ad¬
con Fritz, cuando él era mi terapeuta. Normalmente no escucharía esto yo mita”. Los llamados contratas de reverencia pedían una cierta cantidad de
solo. Pero quiero captar el sentido de la relación entre Fritz y yo. adoración al héroe, una cierta cantidad de admiración no auténtica, Y, en
No sé con exactitud qué es lo que ando buscando, pero ya He captado realidad, yo estaba dispuesto a dársela. Tenia entrenamiento. Desde peque¬
cómo establecí mi relación en algo que yo llamo mi "contrato de reverencia” ño fui entrenado para dar contratos de reverencia... pero yo quería que él
con Fritz: parece que sentí la necesidad de decirle lo fantástico que era_y fuera ese tipo de padre que ni siquiera lo pedia.
lo importante que era para mí, y mientras estoy diciéndole esto, mi voz
suena falsa en la cinta. No porque no fuera verdad, sino porque la puesta ¿Qué tipo de relación tenías con tu propio padre?
en escena de este niño pequeño que admira a este grande y poderoso pa¬ Bueno, de hecho, mi padre aún esLá vivo. Mi relación con él es bastante
pá, fue algo muy improvisado de mi pane. complicada, pero, en general, yo he sido un hijo callado y acomodadizo;
r-i y él ha sido dominante y controlador conmigo. Aunque hay algunas simili¬
tudes obvias entre los dos, Fritz sería un padre mucho más atractivo. Ambos
son muy inteligentes. Ambos son muy complicados. Ambos tienden a aislar¬
/gasa se en general de la gente, pero saben muy bien cómo relacionarse. Me re¬
tml fiero a que lo "saben muy bien porque ambos tuvieron éxito en las profe¬
siones que eligieron: ambos llegaron, en términos de reputación y de lo¬
% i gros, muy lejos, más lejos de lo que pudieron haber soñado de niños, aún
en sus más audaces sueños. Incluso, a Fritz a veces se le escuchaba decir:
4 "¿Qué estoy yo, un pequeño niño judío, haciendo aquí...?" refiriéndose al
Lo que yo le estaba diciendo, en efecto, era que a estas alturas de genio del movimiento gestáltico.
nuestra relación, era una tontería que él siguiera siendo sólo mi terapeu¬ Creo que fue tan difícil para Fritz aceptar algo abiertamente como lo
ta... Bueno, escuchemos la cinta. fue aceptar internamente su éxito. Recuerdo un incidente en el cual John
Enright interrumpió a John Graham mientras éste trataba de darle algo a .
Gene tiene un excelente equipo de audio y, sentado ahí en su oficina, vi Fritz. Le pegué a Enright. En ese momento, Fritz estaba trabajando con
como iba cambiando su mstm; revivió la escena de hace siete años atrás con Graham, y Graham comenzó a bailar y en el baile le daba a Fritz un regalo
Fritz. Su expresión- es levemente desafiante, aunque deferente. Revive Fritz que era él mismo. Graham se movía y le hablaba a Fritz; interrumpir esto
con su presencia y su profunda voz gutural. Es imponente. En la grabación, o' distraer a cualquiera de los dos de lo que estaba ocurriendo, era algo
Gene se ve a sí mismo como el hijo de Fritz, y Fritz, en una actitud muy absolutamente inadecuado. Cuál haya sido la necesidad de Enright en ese
profesional, le hace ver que no lo es... . momento, lo ignoro, pero interfirió, o trató de... y me paré y simplemente
le pegué, 1PAF| Mirando hacia atrás este incidente, me queda claro que el
En ese momento. Gene detiene la grabadora y se pasa ¡a mano por el pecho. motivo de mi furia fué que tenía que decirle algo a Fritz con mucha fuerza:
Me di cuenta de algo que él no había notado: teníamos la misma estructura “Quiero cuidarte'’. Realmente lo veía como mi padre.
corporal. Me pareció que él estaba tratando de hacer resaltar una etiqueta
y yo otra -hijo-, y nos enfrentamos desde estas dos posiciones WILSON VAN DUSEN
' tan diferentes. Me sentí incómodo con un comentario que él hizo acerca Después de Mendocino, fue a San Francisco, desde donde recibí una carta
de ciertas obligaciones que un padre tiene con su hijo, porque sentí su mo¬ en la que me decía: "Mándame algunos pacientes; me estoy muriendo de
lestia respecto a eso. Pero tampoco me gustaba lo que implicaba esto de
ser “discípulo”.
H tedio en este hotel". Creo que aún estaba un poco perdido sin mí. Sentía
que toda la cosa gestállica era muy débil y que no valía la pena seguir;
}

En todo caso, esto ocurrió antes de que él se convirtiera en una perso¬ fv-, había perdido el interés. Pero ahí estaba yo, sentado a sus pies, adorando
na tan importante. No habían aún muchas personas en el terreno profesio- • :ÿ§£' a este hombre por sus tremendos poderes terapéuticos; pero de hecho para
nal que lo reconocieran como alguien importante; creo que disfrutó la va¬ M él- una vez me lo dijo- era aburrido. Era como no hacer nada. Un tipo di-
loración que obtuvo de mí. Creo que estaba andado a esas voces, interiores ce algo y Fritz hace algo que es sorprendente, y le pagan por esto. Para
que insistían, “¿Soy un charlatán o soy un genio?”. Fritz esto no es novedad. Durante sus períodos depresivos no lograba en-
TS

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.y v (retenerse ni con sus propios métodos. Más tarde sí lo logró.
Escuchando la grabación, queda daro que, en parte, yo estaba tratan-
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I A Y DESDE NUEVA YORK 77
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A y Desde Nueva York 4 <r H
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Aunque a Fritz no le gustaba Nueva York, iba frecuentemente.... ¿L
LAURA PERLS
Llegaba al aeropuerto y me llamaba por teléfono: “En media hora estoy' en
casa”, ¡después de un año sin verlo!
¿Por qué lo dejaba venir a mi casa? Porque quería verlo.
Cuando comenzó nuevamente a trabajar en -grupos aquí (después de
vivir en Florida y otros lugares durante varios años), hizo uno en mi casa.
Oh, sí, sí me pidió permiso, fiero yo ya sabía que lo haría aquí... Yo partici¬
f¡H
pé en este taller, pero él se puso tan hostil conmigo que para mí se convir¬
tió en algo muy desagradable, como también para algunos participantes que
eran amigos míos. Por esto le dije: "¡No quiero tener más esto en mi casa!”.
Después hizo sus talleres en casa de otras personas.
Yo estaba aquí, y él lo sabía. Si realmente me hubiera resentido por
estar disponible para él, probablemente habría terminado todo.
i . £**

Marilyn Rosanes-Berrett estaba dispuesta a prestar su casa para que Fritz U


hiciera sus grupos.
MARILYN ROSANES-BERRETT
i
fg:
Cada vez que venía a Nueva York me llamaba. El siempre le decía a la
gente -me llegaban los mensajes en forma misteriosa-: “Llamen a Marilyn,

3
:J¡
yo estaré entre tal y tal día y ella organizará un grupo”. Duraban una sema¬ v

na completa -cuatro horas en la mañana y cuatro horas en la tarde. i


Organicé para Fritz una serie de talleres abiertos al público, pero fi¬ y
nancieramente no fue bueno. Creo que sacó 1.000 dólares. Yo lo inidé en £-
un tour de conferendas.- Venía a Nueva York todos los años, y en 1965
le organicé talleres pagados; Yo hacía todo el trabajo, y cobraba para él
-m H
y compraba la comida. El siempre me lo agradecía mucho. Gané un montón M
de dinero para él, y obtuve muy poca recompensa económica. Ño le pedí
más. Lo que le pidiera, me lo daba. Al final le pedí que me diera el 10%,
y accedió gustoso. Simplemente lo hizo. Eso fue todo. g
I

i H
*
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Los ANGELES 79
I • r-T;‘

Una vez voló a Albuquerque sólo para visitarnos a Rae y a mí. Tam¬
\ bién nos fue a ver a Oregón. Antes de esto, lo había visto en Chicago en
I960. Llamó del aeropuerto para preguntar si nos gustaría verlo un rato,
* ü
entonces Rae y yo fuimos al aeropuerto y estuvimos con él una hora. Luego
se fue, no recuerdo a qué lugar.
* I
}i
La mayoría de nuestros encuentros eran un poco tensos -no diría for¬
* V
males, pero tampoco cálidos. Charlábamos un poco, pero a él no le gustaba
la cháchara. Le gustaba ir directo al grano, a los sentimientos, sin embargo
*% ANNE SlMKIN
sabía que si profundizaba mucho acerca de la familia, yo me alejaría. Fritz
criticaba fnucho a mi madre y a mi hermana; a menudo sentía que se apro¬
Amaba a Fritz. Para mí era parte de nuestra vida, parte de nuestra casa. vechaban de él. Por esto, yo me preguntaba: “¿Qué dirá de mi cuando yo
* Para mí, Fritz aún está vivo y es una parte de mí misma. No era abierto 1
y vulnerable con los demás. Lo vi, la mayoría de las veces, como una perso¬ mm no estoy?".
Me identificaba con ellas, y al mismo tiempo estaba de acuerdo con
na tímida. Como yo no era profesional, él podía ser él mismo conmigo; muchas de las cosas que él decía, porque yo había experimentado cosas
yo confiaba en Fritz y estoy segura que él también confiaba en mí. Para ’k) parecidas. Decía que me respetaba por mi independencia -por haberme
%
mí era un ser humano... no puedo describir lo que eso significa, sólo puedo arriesgado a partir a Ohio cuando tenía 17 ó 18 años, en vez de quedarme
a decir que él era alguien con quien yo me podía relacionar. *
a
V
en el Este y verme atrapado en el mundillo de mi hermana y mi madre.
Sí, sé que era capaz de ser cruel. Conmigo era muy amable. Me daba Cuando estaba en el Antioch College, me invitó a participar en una
% miedo trabajar con él porque me imaginaba que me conocía muy bien. Me demostración que él daba en el Dayton State Hospital. Estaba un poco asus¬
pidió qué formara parte de su grupo... Sentí que me estaba tratando de se¬ © tado porque nunca había estado en un hospital estatal. Le habló a la gente
ducir con esto, por lo que no acepté. No trabajé con él y lo lamento... aun¬ & y dejó que le hablaran a él. No hubo silla caliente ni ese tipo de actividades.
I que, por otro lado, probablemente trabajé con él a mi manera. I Aunque en realidad no recuerdo el contenido de esa sesión, él involucró
% , Generalmente pasaba con nosotros las festividades judías... Passover Si a toda la gente en los temas que iban saliendo. Pero yo no estaba aún tan
(pascua de los hebreos) y Chanukah. I metido en la psicología; y estaba asustado de estar en ese hospital con to¬
Era muy desaliñado y le gustaba que se preocuparan de él. Ambas 1 dos esos locos. No tuve en ese momento la impresión que tuve luego cuan¬
cosas van juntas. Creo que necesitaba que lo cuidaran. Tenía gran habilidad •1?: do vi algunos de sus films. Parecía muy apetecible, concentrándose en los
para lograr que otra gente hiciera el trabajo que a él no le gustaba hacer. movimientos corporales, pero sin empujar a los participantes. No sé si acaso
Estaba rodeado de ayudantes. Y le gustaba ser visto. El tenía que ser la li su habilidad mejoró con los años o, simplemente, antes yo no estaba sinto¬
atracción principal. nizado para captarlo.
% No recuerdo haberme sentido desgraciada estando a su alrededor.
Recuerdo que vivimos unos momentos muy hermosos cuando su hijo, IÉ La hermana de Stephen, Renate, casada ahora, tampoco estaba sintoniza¬
% Steve, estuvo en nuestra casa en Los Angeles. Fritz estaba muy emocionado da...
% y feliz de estar con Steve. Steve había aprobado sus exámenes, o los había
dado recién, fue algo hermoso para mí el verlos.
RENATE PERIS ’ '
% : Otra visión... '
En una época trabajamos juntos en un libro. (Uno que estaba escribiendo
después de Gestalt Therapy, en el cual habían trabajado Goodman y 1-ieffer-
:
i line). Esto fue en 1953, poco tiempo después de inaugurar el Instituto Ges-
STEPHEN PEIUS ;Si táltico. Yo tenía 22 años; estaba muy mal. Tenía tanto miedo de tomar un
% Durante un tiempo hubo muy poco contacto entre nosotros. Poco después W; taxi para llegar al departamento de mis padres, que llegaba paralizada; no
que obtuve mi doctorado y que me convertí en un psicólogo ' con título, ífé: podía moverme... pero aprendí a escribir a máquina. Lo hacía pésimo, pero
1
me valoricé aparentemente ante sus ojos.
Ese fue el mensaje que aparentemente había enviado a mi hermana. Ella

m Fritz necesitaba que lo ayudaran a poner sus palabras en correcto inglés
sin perder la sensación gestáltica. Hablaba un excelente inglés, |pero escri¬
• no se había valorizado ante sus ojos porque no había terminado sus estu¬ 1
if|v bía con acento alemán! Pudo haber sido una experiencia muy saludable por-

* dios. Tuvo poco contacto conmigo mientras estuve en el colegio y en la


universidad, pero.' cuando obtuve mi doctorado y comencé a trabajar en
JgKÍi'í ¡que yo lo disfrutaba y me sentía útil. Trabajábamos bien juntos; la idea la
Hit: aportaba él y yo la escribía. Pero luego pasó este trabajo a alguien que
terapia y en programas de desarrollo, se contactó conmigo. |||jp ' había sido su paciente y supuestamente sabía acerca de la gestalt; ella lo

* m ,

*=3
V.

*r
£
m
80 FRITZ PERLS

estropeó todo, cambiando totalmente el sentido del libro. En ese punto;


w

LOS ÁNGELES

supuesto, a su manera. Y en el caso de Renate, ocurre que ambos eran


81 *ÿ
fi*
Fritz ya había perdido interés y lo botó. Creo que lo quemó. Por supuesto
que a mí me vino un gran resentimiento porque yo sentía que también era
brillantes terapeutas..
Fritz la describe en Dentro y Fuera del Tarro de la Basura como muy falsa.
4
obra mía. Pero no dijé nada, una vez más me lo tragué. Yo la encontré dinámica, inteligente, sensible y con un buen sentido del
humor. <£*=
Art y yo vivimos con ellos un año, mientras Art estudiaba en Nueva York
Durante la primera sesión, recuerdo que vio la oración gestáltica en
en el Art Students League. Una noche, la empleada había hecho la comida, la pared. Tuvo un impacto tremendo. Se acercó hacia ella con ganas de <£*=
pero había muy poca carne. Art y yo queríamos comer temprano porque &íjA romperla. Le dije: “Adelante. Si quiere romperla, rómpala”. Y ella se puso
íbamos a ir al cine, y nos comimos sólo una pequeña tajada. Le dejamos ú;
a lucubrar algo relacionado con esto. Nunca me discutió las técnicas, aun¬
casi todo a Laura y Fritz. Fritz bajó las escaleras, echó una mirada a la cor que muchas veces cuando le daba algún tipo de tarea, me decía: "Nadie
mida y nos gritó: “¡Váyanse de mi casa, parásitos!”. Por supuesto que a mí me va a decir lo que tengo que hacer”.
me dio un ataque histérico. Llegó Laura e intervino. Después me contó lo
que le había dicho a él: “No puedes echarla, tiene ocho meses de emba¬ JIM SIMKIN
razo". . No pudiendo encontrar lo que buscaba, aterrizó nuevamente en la Costa
Oeste en I960.
Admiro a Fritz por su trabajo y creo que la terapia gestáltica es la única En 196l ya teníamos dos grupos de estudios gestálticos funcionando,
que vale la pena. He estado en diversas terapias y no me pasó nada hasta y Fritz había comenzado con la ruta San Bernardino- Santa Ana. Se iba por
que trabajé con un terapeuta gestállico. la autopista Santa Ana-San Bernardino y paraba en este hospital donde tenía
Mi interrogante es acerca de la forma en que Fritz era conmigo y la p- un grupo. Esto era típico de Fritz. Salía y comenzaba a hacer cosas.
forma en que era con la “humanidad”. Su enfoque era humanitario, pero '
Se divirtió con esto durante año y medio. Luego lo empezó a sentir
no un enfoque de la Familia humana. Yo me siento mucho más yo misma p: como una carga.
debido a mi relación con Fritz, o a mi falta de relación con él, según como Sí?
se mire. Tengo un gran respeto por su trabajo. Por esto, Fritz me ha ayuda¬ ¥: A pesar del apoyo de Jim Simkin... yo no podía llegar a mi profesión
do a pesar de él. y no podía deshacerme de la sensación de estar condenado de por
Si me hubieras conocido hace unos dos años atrás, te habría dicho:
"¡Oh, yo soy la hija de Fritz Perls! Algo de su grandeza se me ha pegado,
fyupi"! Quería ser como Fritz y estaba orgullosa de ser su hija. En muchos
I vida. Ni siquiera tenía una depresión. Estaba saturado con toda esta
baraúnda psiquiátrica. No sabía qué quería. ¿Retirarme? ¿Vacaciones?
¿Cambiar de profesión?
sentidos, yo soy como Fritz -no lo niego-, pero a estas alturas es aburri¬ Posiblemente, el estado de aburrimiento y de depresión de Fritz ¡o condujo
do, realmente. Ahora sólo siento: “Dios, déjame ser yo misma".

Marv Lifschítz fue el terapeuta gestállico de Renate...


*til-
"I,
hacia Fritz Faiss, profesor de arte, naturólogo y psicoanalista.
FRITZ FAISS
Fritz estaba interesado en unos talleres experimentales que yo conducía en
MARVIN LIFSCHíTZ UCLA para desarrollar nuevas técnicas para la enseñanza del arte. Yo basaba
Aprendí a mi manera cómo trabajar la resistencia, mirando a Fritz despachar mi enseñanza en ejercicios simples pero efectivos, que ayudaban a desper¬
gente impacientemente. Aprendí a tratar con paciencia a aquellas personas w tar la imaginación, la fantasía y la creatividad. Como dije, Fritz estaba muy
que intentan engañarte o que no quieren trabajar, haciéndoles ver lo que
están haciendo.
m
m
interesado en mis talleres, pero era una decisión difícil para él unirse a estas
actividades. Asistió a varios de estos talleres anuales de verano y también
'

Creo que fué precisamente esto lo que causó el mayor contraste . con M
m a algunas sesiones más cortas en el invierno. Cuando finalmente se integró
la actitud de Fritz hacia su hija, Renate, a quien le gustaba más trabajar con¬ al grupo de trabajo, desarrolló una actitud sincera de autoexpresión a través
migo. Nunca antes lo vi de esta forma. Ella declara que yo soy la única , V-j&i, de la pintura. Como normalmente él era el mayor en los grupos, sus logros
persona con la que no se sintió aniquilada o a quien ella no aniquiló. ! dieron sobresalientes.
Me llamó porque no podía viajar a Nueva York. En aquella oportu¬
nidad, me dijo: "No quiero asustarlo, pero hay muchas personas que se
1
’ifllr ' Para Fritz, mis ejercicios psicográficos; como los llamaba yo, eran un
8¡ran obstáculo. Era difícil para él dejarse llevar, relajarse... los ejercicios re-
sienten amenazadas por mí; soy la hija de Fritz Perls". Yo estaba fascinado querían de una entrega total: la mano y el lápiz son guiados desde fuerzas
y sentía un gran desafio ante la posibilidad de trabajar con ella. a|p; internas. La conciencia y el poder de la voluntad sólo pueden perturbar el
Ambos padres contribuyen en la educación de un hijo, cada uno, por
lili ae
esta fuerza interna. La primera reacción de Fritz fue dejar los ejer-

mEk -
- . .. SJ:»;
é
i 82 FRITZ PERLS Los ANGELES 83
?
*% 1 cicios. Las primeras veces que analicé algunos de sus dibujos psicográficos,
trató de esconderlos; no le gustaba ser analizado. Hacía dibujos ridículos en
Luego, como una idea tardía, agregaba una figura Femenina reclinada
medio de la pradera. Desnuda. También agregaba un disco redondo,
para demostrar que no estaba dispuesto a aceptar ninguna directiva. Cuando amarillo fuerte, en el cielo azul. Después de algunas consideraciones, ponía
* :r lo presioné para que continuara con los ejercicios, comenzó a sentir su cua¬
lidad terapéutica. Disfrutaba del relajamiento y del ambiente de contempla¬
una serpiente que se dirigía hacia la imagen desnuda. Hasta el momento,
tenemos los símbolos arquetípicos de la naturaleza: la fertilidad, represen¬
* ción y meditación que se producía. Tenía recaídas, pero retomaba su traba¬
jo nuevamente.
tada por la imagen femenina desnuda, y el eslabón con el paraíso perdido
-la serpiente. El agua bajando de las montañas representa los cuatro ríos
* :
«
Invirtió mucho tiempo en pintar y dibujar. Cuando le sugería a mis
alumnos, al final de una sesión, que debían hacer algún trabajo extra, era
de la vida. En algunos cuadros, Fritz pintó a la serpiente mordiendo a la
Imagen desnuda. Sobre todos estos agregados y capas de las tendencias
* Fritz en particular, quien hada la mayor cantidad de trabajos interesantes. conscientes e inconscientes, él sumó forma bastante deliberada- la figura
* Con gran orgullo los presentaba al otro día. Con el tiempo, Fritz se suavizó
mucho; pidió que le criticaran y le analizaran sus nuevas producciones. Era
de Satanás el demonio de alas negras, revoloteando sobre la pobre mujer
y descargando su intestino sobre ella. Cuando le pregunté a Fritz acerca
* una dara señal de que su resistenda interna había sido venada; me permi¬ de esta extraña metamorfosis que sufrían sus cuadros, pasando de la dulzu-
*% tía a mí y a otras personas asomarnos a su ser Interno. Creo que para él
mismo fue una sorpresa que esto ocurriera.
ra del paisaje romántico a la acción del demonio, me contestó que ésta era
la forma en que él sentía la vida. Y que la figura femenina y. el demonio
Cuando yo era un poco duro y muy directo en mi análisis, me man- expresaban cómo concebía él su reladón con el sexo opuesto.
daba -después de la sesión- pedadtos de papel muy bien doblados y se¬ t
llados. En pocas líneas, en forma haiku, redamaba que yo había sido muy ' Durante una de las sesiones del taller, conté que algunos artistas de Japón
*% severo, muy exigente y que pedía mucho trabajo. Me pidió que fuera más
considerado porque él era sólo un “niño" en esto.
y China, muy bien entrenados, podían definir el carácter y la personalidad
de una persona a partir de un solo trazo dibujado con pincel y tinta. Fritz
Fritz estaba emodonado y fascinado como un niño, al ’ver que en él me preguntó si yo podía hacerlo también. Nunca había tratado. Insistió en
se formaban imágenes, y que podía proyectarlas hacia afuera y de ahí al que debería intentarlo y me hicieron salir de la pieza. Al poco rato me lla¬
lienzo. Era una experienda primaria para él. No había sido entrenado. Entró maron. Una gran cantidad de líneas dibujadas con pincel y tinta en papel
a la pintura tarde en su vida. ‘i de diario, estaban repartidas por el suelo y las mesas. Me concentré en un
y Los dibujos psicográficos muestran tendencias espetíficas del ser in¬ dibujo. Me puse en estado de meditación y expresé en palabras mis sen-
terno... Fritz reflejaba una falta de coherenda y de diseño, impaciencia, una Y timientos acerca de la calidad de la línea: ésta me decía que la persona
actividad fuerte y una laboriosidad que llegaba de súbito y se extinguía con Y que había trazado esa línea era capaz de realizar una labor directiva, podía
la misma rapidez. También aparetían expectativas de lograr una gran felici¬ .¡i'; dirigir gente. Sentí que esa persona tendría mucho éxito en cualquier pro-
* dad, relacionadas con aventuras sexuales y con filosofías que ofredan ilumi-
nadón y perfección. Sus dibujos demostraban una fuerte tendencia a mirar
tíf- • fesión y en diversas actividades. Lo más impactante era que la linea tenía
una tendencia que le permitía penetrar en la mente de otras personas -la
* hacia adelante, hada lo nuevo, lo inesperado, lo “moderno” -indicando que
, Fritz buscaba desarrollar algo para aquellos sin experienda. Cuando yo tra-
||
$¡j. describí como u na serpiente arrastrándose con facilidad hacia unos hoyos.
La línea revelaba considerable vitalidad, fuerte manejo interno, fuerza de
bajaba en estos dibujos, cuando los analizaba, él comenzó a "verlos". Eran voluntad, romanticismo, inteligencia, sensualidad y materialismo. Hacia el
simbólicos. Había creado imágenes internas de sí mismo -o visto desde otro final, la línea se hacía difusa. Había indicios de intento por arreglar esta
3 ángulo, había creado imágenes arquetípicas.
Después de los ejerddos preliminares, que contenían elementos bási- ’
parte, por juntarla. Indicaba que la persona perdía rápidamente el interés
en las cosas y que a menudo se veía obligada a volver para terminarlas.
$ camente abstractos, se le daba rienda suelta a los alumnos para .pintar, dibu¬ 'Ki A esto lo llamé falta de consistencia y continuidad.
4 jar, esculpir o escribir lo que quisieran. El tema no tenía ninguna importan¬
cia; sólo importaba cómo se expresaban. ¿Tus imágenes internas encontra- I Me preguntaron si podía ver algo en relación a la salud. Había indicios
de espasmos ocasionales, relacionados con problemas al corazón.
4 ron una gestalt externa, o no? A Fritz le gustaba pintar paisajes románticos.
Eran bastante aceptables. Pintaba praderas con flores, cerros y bosques, al
i
m Fritz, que había permanecido al fondo, se retiró de la pieza. Estaba
muy alterado. ¡Era su línea! Más tarde me contó que se había sentido cho-
$ fondo montañas y délo azul con nubes esponjosas; todo muy dulce, muy
hermoso. También aparecían pequeños riachuelos con vetas plateadas de ||jp queado, en especial cuando mencioné lo del problema al corazón; era algo
que él trataba de ignorar, de esconder, pero como médico estaba consciente
agua que caían de la montaña.
$

w de su importancia...

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'?
1 89BSft‘.;
i wr
84 FRITZ PERLS •i ir I
B

Muy pronto, después de esto, Fritz se fue a Israel, la antigua patria, de los
judíos...

.p

i O
>'Y,
o ¡Ajó, Ajál, el viejo judío vuelve a casa a la tierra de sus antepasados...
No, lo mío no fue una vuelta a casa, aunque por un momento me
entretuve con la idea de hacer de Israel mi hogar.
ABRAHAM ELIZUR
u. í?. Fritz era ese tipo de persona a quien le gustaba mucho darse vueltas por ¿r
un lugar y otro. Algunas personas lo encontraban medio hippie. En una
ocasión, su mujer me dijo que Fritz era como un gitano; le gustaba vagar.
i.‘M
M3 V
Ésto se daba en él tan fuerte que nada lo podía detener. Aparentemente,
quería meditar, contemplar, vagar y estar solo. Se sentía como en casa; dis¬
frutó su - estadía allí.
m

Odio esos hoteles ostentosos donde todo el tiempo te están atendiendo. f.v
•1. A menudo me siento un tanto paranoico en aquellos pequeños y ele¬
gantes hoteles; los mensajeros, los ascensoristas y las mucamas, todos
O con cara de buitre, revoloteando a mi alrededor para congraciarse y
obtener una propina... Decidí irme... a Ein Hod, una colonia artísti¬
jírx„ ca... ...
La pintura se convirtió en mi preocupación en Israel... Nunca había
üL,
pintado con tanto entusiasmo y compromiso. Pintores como Van Gogh
Is eran estimulados y buscaban el paisaje. Aquí él color estaba vivo: aquí
donde el Negev amordaza el Mar Rojo, flanqueado por las montañas
deJordania y Egipto; aquí donde el sol provoca un color tras otro desde
lo alto de las montañas, y penetra a la vida submarina de las corales,
y colorea hermosamente a ios peces; los ojos aquí viven una fiesta de
colores y de formas que varían a cada hora del día.,.
'M La pintura se convirtió en un intenso compromiso, acercándose vaga¬
& mente a una obsesión. Muy pronto tuve un profesor tras otro. En Ein
liad, Israel, ocurrió lo mismo. p'
.1
m Ein Hod es una colonia artística al sur de Haifa, puerto al norte de Israel.
ü
,:xgr.
;¿fei
Johanan Peter, ún artesano alto y delgado, que hacía finísimas joyas, se hizo
amigo de Fritz.
í|¡fe JOHANAN PETER íL
I gflpk Pintaba con Hillcl. Iba a la playa con Hillel. Hillel le prestó un lugar y le
«i,
WKm dijo: "Aquí vas a pintar", y Hillel se iba a pescar Qe gusta mucho pescar).
RW-

lÉi .
*a
m
I
86 FRITZ PERLS ISRAEL 87
* Me habían dicho que quizás no aceptaría hablar conmigo. Se estaba que¬
dando ciego, su esposa estaba enferma y su querido país estaba nuevamen¬
“Casi me morí anoche con esa muchacha".
* te en guerra. Golpeo. La puerta se abre hacia tiempos remotos. Y de pronto j; •
“Pero no te moriste", dije. Y explotó contra mí usando esa palabra
“cerdo".
* me encuentro en presencia de un patriarca. Le digo que quiero hablar con Y, luego, mientras estaba tendido en mi cama, se acercó y trató de
* él acerca del Dr. Perls. La puerta se abre más ampliamente.
"Entre", dice él, ”bienvenido sea". Por favor, quédese a pasar la noche con IM arreglar esta gran desilusión que tenía yo con él. Es verdad, pagó lo que
pedí por las lecciones de pintura, pero le di más que eso; le di mi corazón.
* nosotros".
I Eramos íntimos, tanto es así, que no necesitábamos hablar porque él leía
mis pensamientos y yo los suyos. Se acercó, puso su mano en mi rodilla
ISHAIAH Hn.i.Hi.
Balzac decía: “Un buen narrador comienza su historia por el final, después . I
a y me dijo con una voz muy suave: “¿Te sientes bien, Hillel?”.
* se va a la parte central y termina con el principio”. De modo que lé diré -iff No le contesté, me besó en la frente y me dijo: “Te debo dinero".
Yo dije: “¡Nada!" ¡Déjame solo! ¡Andate!".
% que todo terminó cuando dijo: “No sabía que tu mujer fuera una cerda co-
Eso fue todo. Y luego se fue del pueblo.
mo tú". Me acerqué a él y le dije: “jEmpaca tus cosasl No quiera verte. Si
% aún estás aquí en una hora más, jte mataré!”. I
M
Soy un israelita de quince generaciones. Hashlah Hakadosh, un an-
tepasado mío por el lado materno, fue uno de los tres líderes de la Kabala
Subí las escaleras y me tendí en la cama. Estaba destrozado... decir¬
%
nos a mi mujer y a mí, cerdos... ¡descarado! En especial a mi mujer. Ella « (•). Llegó a Israel en 1618 desde Frankfurt, donde era el rabino jefe. En

* lo trataba como a un personaje de la realeza. Cuando ella estaba aquí, le


preparaba su cama, le cambiaba las sábanas, le ordenaba todo. Esa había
I: nuestra familia tenemos tres Kadosh, que en hebreo significa “sarito”. Mi
abuela era prima hermana del poeta judío-germano Heinrich Heine, nacido
en Dusseldorf. Mi abuelo, el padre de mi madre, era Isaiah Eash Horoviti,
* sido la tradición en su casa, su padre era así; su casa estaba siempre llena
de árabes, cristianos y judíos -"Vengan a comer y a beber...". Yo también
exactamente el mismo nombre de Hashlah Hakodosh antes de ser santifica¬
soy así. Y aún me debía dinero de unas pinturas y lienzos que me había I
i
do. Tenemos muchas ramificaciones, pero preservamos el nombre del pri¬
mer hombre, ése es el sello.
* comprado a mí. l
m Yo heredé sólo el peso de este espiritualismo. Yo era uno de los

* u
Im ocho o diez altos oficiales judíos del Gobierno Colonial Británico. Soy uno
de los fundadores de este pueblo -Ein Hod. Fui primer alcalde. Nuevamen¬
* ‘I,
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as te, el crédito es para mis antecesores, porque mis dos abuelos fueron los

*
*
*
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i Ce
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Mf I.
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§
I
It
fundadores de Rishon-Lizion (**) en 1882. Ellos fundaron la primera colo¬
nia judía después de la destrucción del Templo. Luego, los judíos regre¬
saron a trabajar la tierra. Mis dos abuelos eran agricultores. Hablo muchos
idiomas. Amo la lengua árabe tanto como la judía. Si me encontrara con
un árabe que habla un perfecto hebreo, preferiría hablar en árabe con él
porque amo esa lengua. El Profesor Kulcsar ha dado conferencias acerca
\ 1. de mis pinturas en la Convención Internacional de Psiquiatría en Madrid.
i Mi hijo es ingeniero químico. Mi hija publicó un libro que es obligatorio
' en su universidad y en cualquier universidad de los Estados Unidos donde
se enseña el hebreo.
% Lo que hace aún más interesante el relato de estos impresionantes ante¬
cedentes genealógicos, es que el hombre del cual estamos hablando de he¬
* De modo que cuando dijo esto, yo le dije: “No sé qué te pasa, pero
¡sal de mi casa! No quiero saber más de ti nunca. ¡Fuera/ de aquíl”. mi cho lo insultó.
*% guna
Mientras vivió conmigo, siempre me decía cuando iba a traer a al-
amiga. Me decía: “Esta noche necesito a una mujer”, y partía a buscar
Sí, e insultó a mi esposa... y no fue justificado.

*% ,
a alguna muchacha del hotel de Haifa, una femme de chambre. Le pagaba
-no era avaro en este aspecto.
1
i
'

(*)' una doctrina esotérica sagrada; un sistema de teosofía oculta o


Quería una lámpara al lado de su cama para leer. Le dimos una. Pero
no la puso bien yÿle dio la corriente. Se puso furioso.
1
i interpretación mística de las escrituras.
una
a (**) un pueblo cerca de Tel Aviv.

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*»-

88 FRITZ PERLS
ü-
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ISRAEL 89
En un comienzo, Peris se quedó en un hotel en Haifa. Cuando se Perls fue un gran hombre. Podía ver. Yo lo admiraba, tenía gran intui¬
convirtió en mi alumno, quiso estar cerca de mí y me preguntó si podía ción e inteligencia... comienzas a hablar con él y puede analizarte diciéndo-
vivir en mi casa; yo acepté. Cuando recién nos conocimos, al ver mis pin¬ í te qué hay adentro y qué hay afuera. Siempre leyó mis pensamientos.
turas dijo: “Oh, estos cuadros fueron hechos bajo la influencia del LSD". Yo lo sentía judío, pero nunca hablamos acerca de esto ni acerca de
Este comentario nos unió de una forma sobre la cual no puedo hablar aho¬ 4 su opinión sobre el estado judío. Era muy vital. Tenía que tomarse sus tra¬ isa»
ra. Recién había salido del hospital donde estuve durante dos años, en com¬ gos y tener sus mujeres. Era, como dicen los franceses, un ’bon viveur1. Da¬
pleta reclusión, bajo un tratamiento con LSD... fue una experiencia. terrible. 1Í ba la impresión de ser un hombre fuerte al que le gustaba disfrutar de todas fess»
Más tarde, a pedido de Perls, le presenté al Profesor Kulcsar, y él también las cosas de la vida, pero aún así, siento que en aquella época estaba muy 9355=
comenzó a ir una vez a la semana a tomar pastillas de LSD. 1
de baja. No lo demostraba, pero yo podía verlo en sus pinturas. Me habló
Le conté a Perls acerca de un sueño que tuve, el cual se repetía bajo di¬ de su esposa -ella es psicólogo también, en Nueva York. En el auto, un
Á
bssa=
versas formas, pero que siempre era el mismo sueño. Me. pidió que fuera día que íbamos a la playa, dijo: “¿Por qué no me contestó? ¿Por qué no
con él al hospital para hacerle una demostración al equipo del Profesor me confirmó si había recibido esos 300 dólares que le mandé?". En otra fes»
Kulcsar de cómo trabajar un sueño. Fuimos un par de veces, pero a la ter¬
cera le dije: “Dr. Perls, ya he tenido suficiente. Pude soportar tus experi¬
oportunidad dijo: "Me gustaría que estuviera muerta. Espero que. esté muer¬
ta". Había divergencias entre ellos, una desavenencia muy profunda. Yo no
u-
mentos y demostraciones por una vez, ía segunda vez fue duro, y por ter¬ # le pregunté. Nunca pregunto a menos que alguien me cuente, y luego me
cera vez, simplemente me niego". '4 armo mi propia película. ¿i
Una vez a la semana íbamos a la playa, y yo le hablaba acerca de . De Ein Hod se fue a Eilat, Un año y medio después, apareció como
la composición y esas cosas -cómo elegir un paisaje o una marina-, y luego '
si no hubiera pasado nada entre nosotros. Quería mi opinión acerca de los
me iba lejos a pescar. Un día, vi que caminaba hacia atrás y hacia adelante cuadros que había hecho en EilaL
mientras yo pescaba, entonces me acerqué a él para hacerle correcciones.
Siguió caminando hacia adelante y hacia atrás, cerrando los ojos de vez en No tengo sentimientos negativos hada él. Mi última impresión es muy fa¬
cuando y con las manos cruzadas atrás. Luego dijo: “¿Sabes HilleL5 Cal prin¬ vorable.
cipio me llamaba señor Hillel, después sólo HilieD, tuve ocho profesores Una mujerfrágil, ella se mantuvo al margen mientras su esposo habló. Trajo
de pintura en Los Angeles y comienzo a pensar que eres un profesor tre¬ té y galletas con gran gentileza. Sólo cuando su esposo se fue a acostar -ex¬
mendamente bueno”. Yo apreciaba a Perls como un pintor término medio. hausto de tanto hablar; de Fritz-, ella habló.
Tenía talento, pero tenía que trabajar mucho.
En otra oportunidad me dijo: “Hillel, Oscar Wilde dijo: ‘Qué sentido .
m SARAH HILLEL y**

tiene la amistad si uno no puede decir lo que piensa'". No dijo nada más vj|!| Estuvo aquí a fines de 1962 o 1963. Le gustó mucho el ambiente y la gente Qr*
por un momento. Luego agregó: “Hillel, he dejado la psiquiatría. No quiero de Ein Hod. Estuvo dos meses, luego se fue y regresó por otro mes, se
volver a ella. Quiero dedicarme a la pintura y a la música".
No hablábamos mucho -de vez en cuando acerca de música, 'pintura
y sobre la conducta humana. Una vez, de regreso a casa, me dijo: “Hillel,
1
#
fue a Eilat, volvió por una semana y después de pronto desaparedó.
Teníamos una pequeña pieza de alojados por si alguien se quedaba
a pasar la noche. El no tenía a nadie. No le gustaba el lugar donde estaba
tienes que empezar de nuevo a escribir. Pero antes de comenzar, asegúrate
de tener un lugar con llave y cerradura para que tu esposa no meta sus
m
»
en Haifa. ¿Dónde viviría, en un hotel? Yo podía acomodarlo, y eso hice.
Su pieza estaba en el primer piso -luego le dimos otra pieza más.
y***
manos en eso".
Cuando pienso ahora en eso, se me revienta la cabeza.
Soy mucho más un hombre de letras que un pintor, pero nunca le
conté que había sido escritor. Dejé de escribir por causa de ella, pero nadie
• js
en el mundo lo sabía; nadie en el mundo. Nunca hablé con nadie acerca de
esto, ni por qué dejé de hacerlo.
Esto es algo demasiado íntimo como para hablarlo. Cuando mis ojos'

#.
están clavados en la escritura, me concentro en el tema, pero cuando hablo,
aparecen las asociaciones y las ideas saltando de una Gosa a otra. Me en¬
trego a mis pensamientos. No me siento clavado en el desarrollo de una
/ J
idea.

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a- su*
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>.
* 90 FRITZ PERLS
m ISRAEL 91
* Por un lado, podia ser muy simpático y agradable, y por otro,' muy
§
5*ü SHOLOMO KULCSAR
*% mal educado. A veces me sorprendía. No era para nada estable. Era un
hombre enfermo, moralmente enfermo, con muy poco espíritu. Recibía in¬ 'ÿ:kf
% [El Dr. Perls no fue un paciente! |No hubo ningún tratamiento! Esto no se
le pasó por la mente a nadie de mi equipo. En ese momento tenía un' mon-
cluso un tratamiento especial con LSD todas las semanas en el Departamen¬ ;S tón de LSD y se lo di a él. Creo que fue la continuación de los métodos
4 to de 'Psicología de Tel Hachomer-Shamair con el Dr. Kulcsar. Después de que él usaba antes. Le gustó. Se encerraba en una pieza; nosotros no está-
estos tratamientos, no podía conducir, por lo tanto lo llevaban a Tel Aviv,
*3 donde pasaba la noche en mi casa. Cuando llegó, no se sentía bien y estaba
muy pálido. Pasaba horas tendido, dormitando. Siempre trataba de darle co¬
bamos presente -no había nada extraño. No creo que haya estado depri-
mido. Al contrario, estaba muy activo; la gente depresiva no es activa. Y
la velocidad de su pensamiento y de su lenguaje iba en contradicción con
mida liviana, sopas o algo así . Y en las noches le daba algo mejor. Nunca la depresión; estar deprimido significa sufrir una enfermedad depresiva, y
le cobré por esto. Lo recibí como invitado. En la' mañana, regresábamos *-p él no estaba deprimido.
a Ein Hod; son 70-80 kilómetros. Se ponía muy tenso mientras manejaba,
4
no le gustaba hablar; no se le podían hacer preguntas.
m El Dr. Perls estuvo conmigo en el Hospital Tel Hachomer y nos hici¬
mos amigos. Yo había leído sus libros y me habían impresionado mucho.
4 Aquí no trabajaba, no escribía; sólo quería relajarse conversando y ~ít • Nos demostró sus métodos a mi equipo y a mí; estuvo con nosotros al-
pintando. rededor de cuatro semanas.
* No era un persona muy locuaz, pero podía expresarse con mucha- Tomó' una serie de LSD, que se usaba médicamente en aquellos días.
* gracia... pero a veces usaba palabras ¡muy ordinarias! Es sorprendente que
un- hombre tan inteligente, psiquiatra, no tuviera control sobre lo que hacía
f Decía que gracias al éxtasis que le producía el LSD, era capaz de sintetizar
mejor sus ideas. Para él era un método. De' modo que, en cierta forma,
4 o decía... No, nunca tuyo la oportunidad de ser grosero conmigo. No se I era un paciente, pero era un profesor también. Todos estábamos muy im¬
5) la di. Nunca discutía con él acerca de nada. Yo sólo observaba; hada tran¬ 1 pactados con sus métodos. De acuerdo a mis conocimientos, fue el primero
quilamente lo que tenía que hacer, como un ser humano. Nunca dije nada en usar la técnica de analizar cada elementa de un sueño como una división
1 que pudiera herirlo. Lo dejé estar tranquilo y relajado. Sin embargo, creo ! ás de la persona. Yo usé este método en psicodrama y fue muy efectivo. Su
que estaba mentalmente enfermo, por la forma en que se comportaba. Lo teoría es conocida, pero su presentación personal era aún más impresio-
4
4
daba todo por sentado. No agradecía nada; no se expresaba frente a alguien
que le hada un favor. w
1
1
;
. nante que sus libros.
Después regresó a los Estados Unidos y no supe de él por mucho
Una noche que se quedó en Tel Aviv después de su tratamiento, se
,
tiempo, hasta que un día, años más tarde, lo vi en la revista Time como
* levantó temprano; era sábado y los restaurantes abrían tarde y tenía mucha
hambre. No pidió nada. No me di cuenta; si no había restaurantes donde M el gurú de los hippies, con una barba larga...
podía ' comer algo, yo estaba lista para atenderlo. Entonces, lo llamaba. Le 1
4
daba una buena porción, porque era una persona grande. Necesitaba 'mu¬
cha comida y le gustaba comer... I
Mientras más amable fueras con él, más grosero era contigo. No pude
descubrir por qué. ¿Era acaso algo contra su familia lo que lo ponía en con¬
;§ f

* tra de la gente, o era así por naturaleza?. 'Nunca lo encontré de buen hu¬
mor. Nunca. Quizás venía saliendo de un shock muy grande. No lo sé. I
* .

*4
Pero las cosas no las hacemos para obtener gratitud. Nosotros los is¬
raelitas siempre hospedamos a cualquiera que llegue como invitado. Es el
sentido oriental de la hospitalidad, incluso frente a la grosería. Y él era gro¬
sero. A veces lo llevaba internamente y a veces lo expresaba. A mí me da-
1 r /:
ba lástima. Realmente, le tenía mucha lástima.
1 3¡M
i
i El Profesor Kulcsar (se pronuncia "culture") era jefe del departamento de psi¬
quiatría del hospital docente donde Fritz obtenía sus toques de LSD. Fue el L A
4 único psiquiatra que examinó a Eichmann antes del juicio en 1961. Se rió
cuando le conté que había oído que Fritz había sido su paciente y que le
había dado un tratamiento especial porque estaba muy deprimido... 1
* ¡j-
*
3

Iff**
&
fc-
92 FRITZ PERLS ISRAEL 93 .

Cuando estuvo aquí, se veía como cualquier otro psiquiatra, no ha la gente de teatro no sabe cuando detenerse. No pueden desistir. Aun
bía físicamente nada que lo destacara. Pero causó una gran impresión en cuando están en decadenda, siguen actuando. Para la gente de teatro, un
mí, no tanto como psiquiatra, sino como un hombre que, a los 60 años, cantante de ópera o un bailarín, después de los cuarenta, está viejo. Since¬
r
buscaba algo nuevo. Creo que si hubiera sido(pintor, por ejemplo, habría ramente creo que Martha Graham debería dejar de actuar porque perjudica
creado un nuevo estilo. El Tintoreto cambió su estilo a los 80 años; vivió su prestigio.
den. . * Cuando dije esto, el Dr. Perls saltó de improviso sobre mí en forma
otando lo conocí, se veía un hombre de edad, pero había llegado muy agresiva: “¡Dices eso porque a ti te gustaría estar en su lugar y porque
a un punto en su vida en que había visto y condado todo, entonces busca¬
ba algo nuevo para volver a la juventud. Creo que en su acercamiento al
movimiento hippie, buscaba la juventud; fue al Artist's Village porque quería
aprender algo nuevo, una actividad creativa. Si comienzas algo nuevo, eres

/ ’H
5"
nuevamente joven.- En sus acciones profesionales era viejo; cuando pintaba
era joven. Creo que para él esto era ,un juego.
Evidentemente, rejuveneció, tuvo éxito. Su ejemplo da optimismo a
IÉ¡»
las personas de edad. Era un Fausto. No sé si vendió o.no sú alma al diablo;
lo que sí creo es que su trabajo profesional era sólo parte de su vida. El *-
acento lo ponía en la transmutación, en el rejuvenecimiento. Lo que algunos D 4¡¡-
llamaron depresión, para mí fueron los dolores de un parto. Quería renacer. i C-V
i-;-

Era una crisis, una crisis de vida. Pero una crisis personal, no patológica.
A mí me gustó porque se atrevió a hacerlo, dejar su carrera, para comenzar
algo nuevo. estás envidiosa! Me sorprendí ante este ataque y su falta de tolerancia frente
JOHANAN PETER
a un punto de vista diferente de un extraño. Me hirió mucho. ¿Cómo podía
ser así con alguien que no conocía? Yo conozco mis valores, sé quien soy.
H
Fuimos varias veces con él a Haifa. Una vez, Sonia Sadron, una pintora,
vino con nosotros. El manejaba su auto, y en el camino tuvieron una pelea
•>& Traté de desviar la conversación con una broma y una risa artificial,
y él quería dejarla botada en la mitad del camino. Ella dijo que nunca más 1 para romper la tensión de todos en el auto -pero no lo logré.
Por supuesto que no respondí a su acotación. No sabía quién era
iría a ningún lugar con él.
1
•i
él. Nos conocimos por nuestros amigos en común. Nadie me lo presentó.
Supongo que sabía que yo era artista, porque él vivía en este mismo
* SONIASADRON
El Dr. Pérls, Peter, la mujer de Peter y yo, fuimos juntos a Haifa a ver a
Martha Graham, coreógrafa americana creadora de una escuela de danza
1 pueblo.
JOHANAN PETER
moderna. Todos éramos viejos admiradores suyos, y estábamos felices de
verla de nuevo con sus alumnos. Esa noche, Martha Graham representó É
i#
Pocos días después, conversando acerca de este lugar, dijo que había una
sola pintura buena y sensitiva en la galería, que le gustaba mucho. Descri¬
“Herodiade". Es un ballet acerca de aspirar a la grandeza en el teatro y ser
digno de ella. Se relaciona con uno de los grandes temas de Martha Graham
bió ese cuadro y yo comencé a reirme.
-lograr ser uno mismo-, y én esto está su genialidad para demostrar la elec¬ t-
'H
Le dije: “Ese cuadro, ’Los Músicos', es de Sonia Sadron”.
ción, mostrar ei ser y llegar a ser. Podemos adivinar la reacción del Dr.
Perls frente a esta representación del compromiso con lo inalcanzable.
as “Imposible", dijo, “no puede ser. Esa mujer no pudo haber pintado
ese cuadro". Luego dijo: “Si Sonia Sadron pintó eso, yo iré y le pediré per¬
A la vuelta, en el auto, dije que Martha Graham debía dejar de actuar
porque ya estaba vieja, y que debería dar a sus mejores alumnos una opor¬
1
m
dón frente a todo el pueblo".
AI día siguiente fue a la galería. Vio que el cuadro era de Sonia Sa¬
dron y cuando supo que venía el cartero y que medio pueblo estaría allí...
tunidad para participar en sus espectáculos. Sentía que con esto dañaba
enormemente su reputación y que perjudicaba la imagen que todos tenía¬ m
I#
SONIA SADRON
mos de ella cuando era joven.
Yo también pertenezco a las tablas. Fui músico profesional, mi padre
tocaba la viola y fue director de orquesta, y mi madre fue cantante de ópera
v también tuvo estos problemas cuando envejeció. Estoy convencjda que
I
m
m
Estaba sentada en la plaza del pueblo, cerca de la galería. Lo vi venir...
lo miré. Se paró al frente mío, se arrodilló delante de todo el mundo,
-yo me sobresalté- besó mi mano y ¡me pidió perdón! Se disculpó. Fue algo
bastante inusual, divertido e incluso ridículo.
3
* 94 FRITZ PERLS •
m
%ÿ
ISRAEL 95

Por segunda vez me sentí aturdida y avergonzada. No sabía cómo Teníamos en la pared un retrato de Peris que él le había regalado
reaccionar Frente al extraño comportamiento de este hombre. Le dije: “Está. a mi ex esposa. Davidovitch miró el retrato y dijo: “Es el mismo hombre".
* bien"; y me fui.
Por supuesto que fue un gesto muy amable, frente a un montón de
Dos meses después, fui a Ein Hod y me encontré con Davidovitch.
Me invitó a su casa. Cuando nuevamente toqué el tema de Fritz Peris, dijo:
* gente que no entendía lo que estaba pasando... i,
“Quizás 'idiota' no fue precisamente el término más correcto. Pero era un
hombre extraño; hacía cosas que molestaban a la gente. Por ejemplo, en
* una fiesta en la cafetería del pueblo, la gente estaba divirtiéndose mucho,
*
>:
algunos estaban un poco ebrios, una típica fiesta. De pronto, Fritz lanzó
un gruñido, se puso las manos en el pecho y cayó al suelo. Simuló tener
un ataque al corazón”,

»<cz w
/
% “Se produjo un silencio mortal; la gente pululaba a su alrededor, de
pronto se dio vuelta y dijo: 'Sólo estaba bromeando1. Todos se enojaron
I mucho, y cuando le preguntaron por qué había hecho eso, dijo: ‘Sentí que
era mi rol en esta reunión”'.
Pudo haber sido algún tipo de comentario acerca de ló que estaba
* í ocurriendo ahí. Yo me imagino que él vio que todos trataban de llamar
la atención y decidió sobrepasarlos, obtener más atención que todos juntos,
* .4.
con el método más- falso.

*% A Peter y a mí nos costó bastante explicar el asunto. .V


¿Otras impresiones acerca de él? Bueno, creo que era un hombre empapado
* del espíritu de la cultura, un poco excéntrico y con buen humor, si lo es¬
taba. 0 cr.yÿ
En mi opinión, el Dr. Perls también pertenecía a la gente de teatro.
•v fT'v <=J
*k Cuando daba conferencias, necesitaba un público para actuar y comunicar
sus ideas. Quizás yo lo herí en lo personal con mis acotaciones acerca de
I J i
%
*
la vejez... Cuando me conoció un poco a través de mis pinturas, yo pasé
a ser, para él, una artista que tenía derecho a criticar a otros artistas. Creo
que fue muy bueno el hecho de haberse forzado a reconocer un error y
pedir disculpas. Al hacer esto, él inconscientemente demostró que un artista,
aun uno viejo, puede ser bueno ,y creativo.
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C
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* GIDEON SCHWARZ X
* No conocí a Fritz en Israel (lo conocí en California), pero sí a otras personas
que lo conocían. Una señora de un grupo gestáltico que yo conducía, llevó
•• --¡M SARAH HIM.FI,
Le preocupaba mucho su familia. No recibía cartas de su esposa. Decía que
* a un pintor, Gershon Davidovitch, de Ein Hod a mi casa. En algún mo¬ le regalos pero que nunca recibía reconocimiento. Le hería mu-
mento, Davidovitch había sido profesor de un tal Fritz Perls que quería pin¬
tar. La mujer le había dicho que yo conocía a Fritz Perls (yo. hablaba de
m cho. Estaba siempre pensando en su familia, incluso los echaba de menos,
se lamentaba por no saber lo que hacían sus hijos, qué estudiaban, cómo
Perls en términos de... bueno, se había convertido en mi gurú, por así decir¬ ! II estaban. Durante semanas estuvo esperando cartas y se deprimía mucho
lo), y Davidovitch le había dicho que no podía ser la misma persona, por-
que el hombre que él conocía era un idiota.
I
m cuando no llegaba nada. Su mujer lo dejó porque ella quería vivir en Nueva
York, y él no. Por eso se separaron. Hay algo sobre lo que estoy segura:
Davidovitch dijo: “No sabía nada acerca de pintura, era un pésimo
alumno, pero, más importante aún, el tipo era loco, totalmente loco. Puedo
creer cualquier cosa acerca de él, menos que puede tener algo que ver con
m ella lo dejó a él y se fue con los dos niños, él no la dejó a ella. Se deprimió
mucho por esto. Ella es profesional, tiene una clínica y gana mucho dinero,
no necesita su ayuda. Ella tenía sus intereses y cuidó bipn a los niños, por
*I tfrania v mane.in de nersonas. lEso es imposible!”. supuesto que ella siempre lo recibe con gusto en su casa por los niños.

*
a
fe*

1 NUEVA YORK / Los ANGELES

El fue el responsable de mi ida a California. Ren y yo no nos está¬


97

bamos llevando muy bien; Alison tenía un año. Era difícil. Fritz habló de
. fantásticas oportunidades en Los Angeles, y me sugirió que me fuera. El
había comenzado á viajar de un lugar a otro. En cambio yo no tenía idea
-r

fe-
fe**

Nueva York / Los Ángeles I


lo que esto significaba, de modo que él fue el responsable de mi vida.
RENATE PERLS
Fuimos a Provincetown, donde quedé embarazada nuevamente, de modo
V: que decidimos que yo me quedaría hasta que naciera el bebé, porque aquí
tenía a mi madre y a mi doctor, y allá a nadie. Art conoció a Leslie cuan¬
Algunas de las personas que vieron a Fritz cuando regresó, dijeron que ha-
do ya tenía seis semanas.
bía vuelto relajado, obviamente renovado y listo para retamar su trabajo. En¬ fe=*
tre ellas, Fritz Faiss... ART GOLD
Busqué trabajo en el área artística, pero era casi imposible encontrar algo.
FRJTZ FAES jv En esos días era mucho más difícil que ahora. Me di vueltas haciendo distin¬
Volvió relajado y sintiéndose bien. La tensión era menor, su corazón había
tos trabajos -estampados, decoración de vitrinas-, todo tipo de cosas.
mejorado algo. Se cuidaba más. Las largas sesiones de la tarde se acortaron.
Fue capaz de dejar de fumar.
Cuando recién llegué a L.A., me fui a vivir donde unos conocidos de fe-
Fritz que eran todos homosexuales. Fritz regresó a Nueva York con rumores
A pesar de estar renovado y relajado, la relación con su hija, Renate, y su a Ren de que yo me estaba convirtiendo rápidamente en 'maricón'. Después fe-
esposo, Art, fue muy tirante... supe que Fritz era bisexual, y que tiraba bastante. No era de ninguna ma¬
nera una "loca", ni nada por el estilo, y estoy seguro que lo habría defen¬
RENATE PERLS
Cuando Fritz regresó de Israel, vivíamos en otra casa y yo estaba pintando.
dido en aras de la experimentación. Quizás se quitaba de encima las sos¬ fe-
pechas sobre él mismo hablando así acerca de mí, no lo sé. Nunca me acu¬
Fritz y yo nos mostramos nuestro arte mutuamente. Sus pinturas eran bas¬ só directamente, pero hizo todo lo posible por separarnos.
tante mediocres, pero simulé admirarlas: no tuve el coraje de decirle que
eran sólo basura. El dijo: “¿Sabes?, tú tienes algo que yo no tengo. Tú te
atreves a usar el color”. Fue uno de los dos cumplidos que recibí de él
s?i RENATE PERIS
Creí lo que decía, porque Art y yo nos habíamos separado en términos más
W-1
Sfe-
en toda mi vida. Ag bien difíciles. Si yo le hubiera seguido la onda a Fritz, no habría tenido
El otro fue cuando tenía 13 años y estaba bailando. Fue justo después
de la Segunda Guerra Mundial, en Johannesburgo, y yo tomaba clases con
% relaciones sentimentales con nadie. No vi ese amor en casa. Lo que había
entre Fritz y Laura no era el tipo de relación que quería para mí; no ne¬
una mujer que había sido primera bailarina en Rusia y teníamos un enorme ; B cesitaba un hombre que anduviera vagando por aquí y por allá y con cin¬
4-
cabaret. Montamos un gran espectáculo en el City Hall. El alcalde, los em¬ I cuenta mujeres al lado y todo eso. -fe-
bajadores y todos los que eran alguien, estaban presentes. Y Fritz estaba.
ART GOLD
Nina Runitch, mi profesora, era la estrella, pero yo hacía un par de solos. : Fritz se retiraba de cualquier relación con Ren o conmigo. La única vez que
Yo era una buena bailarína. De hecho, yo era la mejor de la clase. Hice
realmente nos comunicamos el uno con el otro, fue al poco tiempo de
todos esos hermosos saltos a través del escenario en esta gran producción
y recibí felicitaciones de todo el mundo. Después, usé mi primer traje de mi matrimonio con Ren; tenía un poco más de 20 años, estudiaba arte, y fif,
noche. Una noche fantástica, inolvidable. Por supuesto que Fritz estaba muy
orgulloso de mí, jactándose de esto con todos: “Mi hija bía, bla, bla...".
m
•f Fritz estaba pintando nuevamente. Había arreglado el tercer piso de la casa
como estudio, y varias veces me llamó para preguntarme qué pensaba de -fe-
su trabajo.
ART GOLD Yo era muy condescendiente con él porque le tenía terror. Pero le di
Aparentemente; sólo reaccionaba frente al éxito de alguno de los dos, y jgijjí, lo que yo consideré una crítica válida, y me escuchó. Respetaba mi opi-
si no lográbamos el éxito, su comportamiento hacia nosotros era muy nega¬ &§!ÿ nión y yo valoraba eso. Pero de ahí en adelante, todo entre él y yo se fue
tivo. Desgraciadamente, en ese momento no se lograba un ascenso meteó- hacia abajo. Era muy sarcástico conmigo y me disminuía. Sólo le interesaba
rico a la cumbre. Para mí era más bien una pesada lucha en mi vida pro- ®I¡F *a ayuda que yo podía darle en su trabajo. La mayoría de sus trabajos eran -
'
fesional. El se mostraba muy intolerante frente a esto. .«p bastante mediocres, pero no estaba en mí el decirle que todo eso era ba-

V
£j&
I.
<$ppT:\ NUEVA YORK / Los ANGELES 99
98 FRITZ PERLS

sura... Bueno, es que estábamos en una posición que nos comprometía con que ella pagaba los gastas del diario vivir. Y así lo hicieron. No conozco
los detalles, pero seguramente, él tiene que haberse negado al principio.
él: vivíamos con él y yo no tenía un centavo.
i Luego, al sentirse presionado, aceptó.
Fritz siempre me miraba en forma despectiva. Y nq era que yo no fue-.
Una vez le pedí un préstamo para comprar un auto, porque tenía que
ra suficiente para su hija; no se fijaba en eso: nos consideraba a ambos unos
mudarme con mi familia de Chicago a Oregón, donde intentaría trabajar en
parásitos.
mi doctorado (tenía una ayudantía por la que me pagaban 50 dólares a la
Estuve cerca de ocho meses en LA., antes de que llegara Ren.
semana -lo que no era mucho para una pareja con dos niños-). El me dijo:
i
RENATE PERLS “Por süpuesto, ningún problema”, y giró un cheque. Eso fue en 1961. Y
Cuando llegué a LA fue muy duro. No nos entendíamos para nada y nin¬ cuando quise pagarle, dijo: “No, no es necesario que me pagues”. Tenía
i
guno de los dos tenía trabajo. Finalmente, encontré un trabajo en el Holly¬ mucho dinero, pero ese no era el punto.
i wood Ranch Market, gracias a que mi vecina tenía que dejar su trabajo. En otra oportunidad, necesitaba 500 dólares para pagar mis gastos de
Trabajaba todos los días, menos los sábados. Esto me convenía porque po¬ TI traslado después de mi doctorado. Y nuevamente me ayudó de inmediato.
i día estar con Art y los niños durante ei fin de semana. Y era una cantidad significativa, al menos en mi opinión... Creo que esas
Fue en 1957, Art no encontraba trabajo ni por amor ni por dinero. Hu¬ j fueron las dos oportunidades en que le pedí dinero.
v bo un período de dos meses durante el cual no tuvimos ningún ingreso 1 Mi teoría era diferente: “Yo no debería tener que pedir. Tú eres mi
y le tuve que pedir a Fritz que me pagara el arriendo. Estábamos tan mal padre, tü deberías ofrecer. Conversa conmigo, ve en qué estoy y qué ne¬
que durante seis semanas sólo comimos com flakes. Por suerte teníamos cesita. No me gusta tener que mendigar". Una razón más importante para
cuenta con Carnation y allí anotábamos todo. Recuerdo que comíamos cé¬ no pedir se basaba en su actitud hacia mi hermana, quien, según él, era
rcales mañana, tarde y noche. Cualquier cosa extra que lográbamos comprar una aprovechadora. Esta actitud le molestaba tremendamente. De modo que
era para los niños. al pedirle algo, yo también terminaría siendo un aprovechador y no me
Después de tres meses en California, decidimos yolver a Nueva York. respetaría. Por lo tanto, no pedí, y la mayoría de las veces no obtuve nada.
Pero tuvimos un encontrón con Fritz. Debido a que nos daba terror decirle
vv JIM SIMKIN
que volvíamos, hicimos una estupidez. Nos había comprado una cocina y
'•ir Fritz no era muy bueno para los negocios. Cuando hacía alguna inversión,
y un refrigerador y nos había pagado el arriendo, y cuando pusimos un aviso
para vender nuestras cosas, Fritz, que estaba buscando cosas para su de¬ simplemente firmaba el cheque y se retiraba. En 1965, él y yo compramos
un terreno en Los Angeles para construir un centro terapéutico. El puso casi
* partamento, vio ql aviso, nos llamó y nos dijo que si vendíamos la cocina •
y el refrigerador, nos mandaría la policía. 1>
toda la plata, pero en los documentos aparecíamos como socios con el 50%
* Mi hermano Steve es completamente distinto a Fritz. Es uri padre es¬
$ cada uno. Invertimos más de $ 30.000 e hicimos los pianos... y de pronto
se retiró; estaba dispuesto. a liquidarlo todo por $ 15.000... Esta fue una
tricto; p>ero se preocupa de sus hijos y hace cosas con ellos. Pero Steve actitud típica de cómo él operaba. Se aburría con algo y simplemente lo
* nunca fue el “regalón” de Fritz, por así decirlo. Yo tuve un padre durante
los primeros cuatro años de mi vida, pero Steve dice que nunca tuvo un _ .!£ dejaba, terminaba con la cosa.
Esta parte de su personalidad era infantil y la tenía inhibida. Nunca
* padre y, por lo tanto, nunca lo echó de menos. Steve era el regalón de
mi mamá porque Fritz no lo quería y mi madre se negó a hacerse un abor- > ,
:!Í lo escuché reconocer que había estado en contacto con esta parte.

to. Fritz dijo: “Bueno, está bien lo mandaré a la universidad cuando sea a
grande". Cuando llegó ese momento, mi madre le dijo: “Muy bien, ahora &
te encargas tú, mándalo a la universidad". Fritz casi se cayó muerto. Se ha¬ lift,

* bía olvidado completamente.


STEPHEN PERLS
§ La mayoría de las veces, Fritz era generoso, pero aparentemente. Fue una
pugna que tuvimos a través de la vida: era muy generoso con la plata si •
mfei ’A
2
% se la pedían, pero él nunca ofrecía. Laura dice que en un comienzo, Fritz 2
%
no quería pagar mi universidad y ella estaba dispuesta a hacerlo. Más tarde, J¡¡ i

*
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según me contaron, ya que yo no estaba ahí, se trenzaron en una gran dís-
cusión y ella insisdó en que él debía por lo menos pagar los estudios; ya it Y)\
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100 FRITZ PERLS


:ÉI1
it NUEVA YORK / Los ANGELES 101
*
Tenía dinero. Cuando compramos ese terreno, tenía más de $ 100.000 WILSON VAN DUSEN
en efectivo. El gobierno alemán le había pagado por una propiedad que De hecho, no necesitaba dinero. Sé que él tenía planeado trabajar un cierto £ÿ
tenía allá. Hacía inversiones muy buenas. Generalmente, compraba acciones
período de su vida y ahorrar para no tener que trabajar más, solucionando
sólidas, conservadoras -como la compañía de electricidad de Florida-. El así la cosa del dinero. No necesitaba dinero y a pesar de todo era mezqui¬
gran negocio era, a fines de los años 50, obtener el 10%. Cuando alguna
no. Se aferraba a cualquier ganancia. No me sorprendí demasiado cuando
empezaba a bajar, él se retiraba. más tarde supe que este hombre que limosneaba cada vez que podía, era
Cuando experimentaba aigún excedente para él, inmediatamente lo relativamente rico.
prestaba o lo daba. Cuando voluntariamente prestaba o regalaba dinero, era
muy generoso. Si alguien le pedía o trataba de aprovecharse, era cualquier BERNARD GUNTHER
cosa menos generoso... Fritz me pagaba menos por trabajar con su grupo profesional, de lo que
pagaba cualquiera otra persona. Me daba US$ 15 la hora y con otras perso¬
... siento que se están aprovechando de mí. De hecho y de acción, nas sacaba 25. Después me pidió que hiciera clases de masaje, y le dije te»
me justifico en lo que se refiere a la situación financiera. Pero no pue¬
do permitirme ser generoso y sentirme como un idiota.
qué quería $ 25.
I “No quiero pagarte tanto", dijo, “porque no te lo mereces”, y agregó
...como siempre, hay diferentes puntos de vista acerca de cómo manejaba i que yo ganaba . tres veces más que un artesano.
Fritz el dinero. “Fritz”, dije, “yo no soy un artesano, soy un artista”.
• í'.’ El fundamento de su respuesta fue: “No lo hagas si no quieres”. Lo
Por un lado... pensé y me dije: "Por qué no hábría de hacerlo”. Esto era, obviamente, im¬
/.y 053=
SARAH HILLEL portante para mí, de modo que le dije: “En pro de la armonía, haré lo del
Era un poco -no sé cómo decirlo ’mezquino1- muy apretado con el dinero.
Por ejemplo, comía toda la semana en un restaurant aquí. Y al final de cada
* masaje por la cantidad que tú quieras”.
"Esperaba que reaccionaras".
semana, cuando había que pagar la cuenta, detía: “Redondéelo", y siempre Las cosas nunca fueron lo mismo después de esto.
disminuía el valor de la cuenta. Si le decían, por ejemplo, que debía 35 Y por otro lado...
libras, él deda: "Dejémoslo en 30”. Era gente muy agradable, pero a él te¬
nían que subirle los predos. ¿Qué podían hacer?. También compró varias
cosas que necesitaba para pintar. Se llevó de todo, pinceles, pinturas, papel,
m.
I
BOB SHAPIRO
Fritz era un excelente, aunque ahorrativo, hombre de negocios, y fue muy r~
y cuando le pasaron la cuenta, insistió: "Rebájela". Y • generoso financieramente en Esalen. También contribuyó cobrando hono¬
En otra oportunidad, estaba con mi esposo; necesitaba unas baterías. 1 rarios mucho más bajos a Esalen que a cualquier taller en Chicago o Nue¬
va York. Probablemente, cedió cientos de horas de su tiempo a miembros
El no tenía dinero, de modo que mi esposo le pagó. El sabía cuanto era, II . del equipo. A eso me refiero cuando afirmo que hizo sustanciosas dona-
pero cuando tuvo que devolverle el dinero, nuevamente dijo: "Rebájalo".
m
If
dones.

--—
ARTHUR CEPPOS
Nunca discutimos acerca de los derechos de autor mientras entró dinero.
Hasta ahora, el patrimonio ha creado bastante.
A* -ííY
ROMILLY GRAUER
Me enteré de los conflictos de Fritz con el dinero. A veces era muy gene¬
¡Jñ
*f roso. Hada una gran fiesta o nos convidaba a todos a comer fuera y lo
pasábamos muy bien. Y otras veces, si alguien le pedía aplazar su pago

fe-
I
llffe
.,
en una semana, detía: “No, tú tienes que pagar”. A algunas personas les
detía: “Por ningún motivo”, y a otras: “Ningún problema".
KEN STEVENS
®1 era mecenas de los artesanos y de los artistas aquí en Big Sur. Sé que
le compró un cuadro a Roland Hall en $ 1.500. Si veía que la gente hacía
Ssí: cosas creativas, los ayudaba.
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FRITZ PERLS
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*£i ELLEN STEVENS


Donó muchas cosas al Barn. Donó $ 4.000 al Barn...
% GIA-FU FENG
En 1965, poco después de su llegada a Esalen, Karl Lee, un alfarero de Big
$ Sur, necesitaba una rueda. Fritz le dijo: "Aquí tienes $ 100".
STEPHEN PEELS
Mi padre asistió a mis dos graduaciones, la del colegia y la de la universi¬
dad. Yo estaba impresionado. Estaba impresionado y contento,' muy con¬

*#-ÿ tento. También fue a mi matrimonio, en 1956 en Antioch, Ohio. El estaba


trabajando en ese momento en Columbus, sólo a 60 millas de distancia. Fue
Cualquiera que haya sido la ambivalencia de Fritz frente al dinero, siempre
bueno que haya ido. No recuerdo que haya dicho nada muy importante,
pero recibí una buena suma. Creo que su forma de felicitar era girando un estuvo dispuesto a financiar sus aventuras...
* cheque. ... japón -Tokio y Kioto. Imposible describir el contraste entre estas
*
'

! dos ciudades, separadas tan sólo por un noche en tren rápido. A dife¬
rencia de Tokio, me enamoré de Kioto.
f
JIM SIMKIN
* !ÿ Tengo un montón de cartas fascinantes de Fritz de un viaje que hizo alre¬
*>- dedor del mundo. Gozaba como un niño, por ejemplo, porque el taxi le
había cobrado sólo cinco centavos. Y el sanatorio Zen, donde lo curarían
S' A
aa del tabaquismo, costaba sólo ¡3 dólares diarios! Se fascinaba con las cosas
baratas.
Compré un abrigo de lana que me costó sólo 30 dólares, pero era
'
muy ordinario. Compré una elegante chaqueta blanca que usaba a
i- bordo, pero ahora, lleva años colgada en mi dosel sin uso. •

•*A WILLIAM QUINN


5! Tenía un amigo en Japón que era el abad de un monasterio Zen. El abad
*I' M
ii! lo mandó a un hospital. Estuvo ahí varios días, e hizo un gran esfuerzo
por dejar de fumar. Cada día el abad le hacía una visita formal con su atavío
• Cjf formal. Fritz' se sentía muy sereno. Después de tres o cuatro días, de pronto
£ V explotó -rompió muebles-, se puso violentamente destructivo. Y mientras
%
; M se observaba a sí mismo haciendo todo esto, pensó: “¿Qué?, ¿Qué?, ¿Soy
yo ése, el pequeño y tierno Fritz?”.
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104 FRITZ PERLS

Siempre me fascinó que Fritz fumara tanto, porque yo también soy gran
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te
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JAPóN 105
-3
J-
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birla el manuscrito sabría lo que él quería decir.. Parte de este manuscrito !ÿ
fumador... Lo hacía con una abstracción muy peculiar. Se fumaba literal¬
era acerca de sus experiencias en Japón. Uno de sus pasatiempos consistía
mente, tres paquetes de Camel al día. Pero lo hada con una intensidad ex¬ í
simplemente en bajarse de un tren, vagar y ver qué podía encontrar. Y re¬
traordinaria. Era como si todo su ser estuviera concentrado en este .acto.
cuerdo una parte en que hablaba acerca de una mujer japonesa que le ha¬
A menudo tuve la sensación -aunque nunca le pregunté acerca de esto- de
bía lustrado sus zapatos. Comentaba que después que le lustró los zapatos,
que esto era para él la negación de toda su filosofía del darse cuenta. Lo
que se reflejaba en sus gestos mientras fumaba, era una aguda frustración, ella lo miró hacia arriba y él notó una intensa, satisfacción en sus ojos; esto 0**
significó una increíble realización para él en ese momento.
un agudo estado de conciencia, alÿcual él no trascendía.
En todo caso, la mayoría de la gente lo consideraba absolutamente... 0**
Observaba... sin saber con seguridad qué hacer con él mismo. Buscaba un tú entiendes, loco. Yo pienso, como dije antes, que era un poquito excén¬

nuevo camino. Habla pasado de una época de espera en Miami a una espe¬ trico, pero me gustaba seguirle su juego. Decía muchas groserías y nunca
cie de resurrección psicológica; en confusión. Pero Fritz sé mimetizaba con
su confusión, con su disgusto por las restricciones del convencionalismo, con
su imposiblidad de predecir, y con su amabilidad y su cariño también. El ¿ _ se sabía cuál sería su siguiente paso, pero había también algo muy hermoso
en él. Recuerdo una vez que estábamos bailando, me miró y me dijo: "Tu
problema, Carol, es que no eres lo suficientemente exigente. Necesitas ser
viejo tacaño tenia un corazón dulce. Carol Marshall da su testimonio...
i más exigente..."
Años más tarde, estando en Stanford, una amiga comentó con muchos er
CAROL MARSHALL 'iI:' ;; aaahs y ooohs un libro llamado Gestalt Therapy de Frederick Perls, pero no (*»-
Tenía 27 ó 28 años, hace más o menos unos doce o trece años atrás, yo lo relacioné con él; hasta que un día en la librería Kepler vi el libro ¡con
iba en un barco británica que se detuvo en Tokio. El lo abordó allí; llevaba la foto de Fritz en él! Era Dentro y Fuera del Tarro de la Basura. Y d¡-
.
una camisa tipo hawaiana bastante ordinaria, sandalias y su pelo al viento. ' jé: “¡Dios mío! ¡Es Fritz!". Y no me van a creer, abrí el libro ¡y ahí estaba
Eran alrededor de las 4 de la tarde, la hora del té, cuando noté por «Ss»
el mismo párrafo acerca de esa mujer en Japón! Había puesto ese trozo en
primera vez su presencia. Se había acercado a un grupo de estos británicos este libro.
muy conservadores y salió con algo así como: “Oh, eso es una mentira de
la gran puta", o “El problema es que ustedes tienen diarrea verbal”. Ab¬ 3$
-U !:
En Tokio... tuve una experiencia cumbre: los ojos llenos de amor de
una mujer vieja, encuclillada en la acera lustrando mis zapatos. Boté
solutamente atroz. Les temblaban sus tazas de té. Lo veían venir y arran¬
caban hacia otro lugar. Yo estaba sentada y se acercó y me pellizcó la me¬ | la colilla de mi cigarrillo. La recogió con voracidad. Luego le di mi
cajetilla aún llena hasta la mitad. Dio vuelta su cara hacia mí. Ojos
jilla lo más fuerte que pudo. oscuros que se derretían y mostraban un amor que hicieron que mis
"¡Hey! ¿Por qué hizo eso?". rodillas se doblaran. Aún recuerdo esos ojos. Amor imposible hecho
"Escuche, eso es todo lo que necesitaba saber. Eso es todo". m posible.
Luego dijo:"Lo que tú necesitas es ser como una ventana -mirando hacia hr
afuera-, en contraposición a ser un espejo". Desde ese momento nos hici¬ & Siempre lo consideré un excéntrico y creo que lo que más me impre-
sionó de toda esta experiencia, es la forma en que una persona como Fritz
mos buenas amigos.
*'
En el barco había una banda de música un tanto antigua. Tocaban una i, es puesta sobre un pedestal. Lo convierten en Dios, olvidándose de la di¬
música parecida a la del viejo Lawrence Welk. De cualquier forma, a Fritz mensión humana que hay en él. Navegaba alrededor del mundo... sin saber.
le fascinaba bailar y lo pasaba estupendo volando a través de la pista de le
.ÿjv. muy bien qué hacer con su vida. No recuerdo si fueron ésas sus palabras
baile. •j|Sp exactas, pero se referían a que estaba pasando por una confusión y estaba
Era muy divertido, pero siempre lo consideré un excéntrico. Lo amaba, mj¡ dispuesto a llegar al fondo de las cosas: había estado en Alemania y algunos
pero se parecía a una melodía lunática. . de sus compañeros, psiquiatras y psicólogos, habían sido perseguidos, to-
Lo llamaba Fritz, al igual que todo el mundo... sólo Fritz. 1 Lj1
,£3*. mados presos y asesinados por los nazis. En Nueva York tenía a su familia,
Un día me pidió que le lavara su ropa; no tenía a nadie que se lo hicie¬ . pero tampoco estaba contento con eso... algo faltaba. Parecía que daba la
ra. Y recuerdo haber lavado y planchado estas enormes camisas hawaia- .jPte yuelta al mundo buscando algunas respuestas.,
nas y otras cosas, y luego habérselas entregado.
Después, en otra oportunidad, me pidió que le pasara a máquina unos
manuscritos... estaba registrando estas experiencias para mandárselas a al¬
guien en Nueva York. Recuerdo que en el manuscrito hablaba acerca de l|
estar pasando por un estado “usual"; aparentemente, la persona que red-

T
i.
mi
h—
Í:

a
a
F REINGRESO

Gunther... Fritz siempre se las arreglaba para tener un shick-yingle, un


shick-ylngle es un sirviente (*)• De modo que Fritz tenía a Gene Sagan
-que era uno de los parásitos- o a Bemie para que lo llevaran.
BERNARD GUNTHER -

107

a Reingreso Había momentos- en'que Fritz se acercaba a mí para contarme sus proble¬
mas. A veces, después de un taller, cuando la gente se ha ido, queda un
vado, una soledad. Se preguntaba si los talleres valían la pena o no y por
qué los hada. Un día me dijo: “Necesito con urgenda un terapeuta, alguien
. con quien me pueda descargar".
Finalmente regresé a Estados Unidos, aún arrastrando consternado mi Había otros momentos en que no hablaba. Una vez lo llevé de L.A. a
I profesión como un peso en mis gibados hombros. Había una reunión Big Sur, un viaje de seis horas, y no me dijo ni una sola palabra. Yo traté
de la Academia Americana de Psicoterapeutas... eso avanzaba... Esta¬ de conversar con él, pero cuando Fritz no quería hablar, era como hablarle
* ba enfermo del corazón, había tenido un ataque de angina pectoral a una pared. Tenía la capacidad de cortarte en seco. Simplemente dejabas
á que me molestó y me dejó un día en cama... y... tuve una explosión i de existir.
de desesperación durante una sesión de grupo. Esa explosión fue real.
í Llanto violento, sin importarme la presencia de extraños, de profundis. NATAUE MANN
Estaba muy deprimido y buscaba un lugar para morir. Después encontró
% . NATAUE MANN a Esalen, pero durante ese período buscaba un lugar para morir; andaba
$ Cuando lo conod, en una reunión de la Academia Americana de Psicote¬ y como un errante.
rapia en Ohio, había regresado recién de su viaje alrededor del mundo. Esta

a
organización se reunía una vez al año durante cinco días. Trabajábamos en
un hospital de salud mentai con un grupo de cinco terapeutas por paciente.
i Navidad, 1963, [Gunther] sugirió mi participación en un taller de psi¬
coterapia que se realizaría en un lugar del centro de California, llama¬

h
La idea era que cada uno mostrara su estilo y compartiera su trabajo con
el grupo. Esto fue mucho antes de que la terapia de grupo fuera algo popu¬
lar, y hacíamos terapia para nosotros mismos y para los demás.
f$ do Esalen...

BERNARD GUNTHER

3 Fue una experiencia muy intensa y emocionante. Algunas de las perso¬


nas que asistían a la conferencia no conocían a Fritz, pero él era el paciente I Me retiré del levantamiento de pesas y me metí en psicología por un amigo
que estaba haciendo gestalt con Jim Simkin en L.A. Comencé una terapia
individual con Jim y luego entré a un grupo una vez a la semana. Un día

a
estrella de todo el grupo porque estaba muy necesitado y ¡era tan grande!.
Era un gigante, aunque estaba terriblemente deprimido, profundamente de¬ i Jim se fue de vacaciones y Fritz tomó el grupo por un par de semanas.
Yo me enganché con él y. le pedí que trabajara conmigo. Me dijo que no
primido; se le veía como un gigante sangrando y moribundo. podía porque yo era paciente de Jim. Le pregunté a Jim y me dijo que no
S' Recuerdo que estábamos sentados con Ruth Cohen y René Nell, des¬ S' le importaba. Y comencé mis sesiones privadas con Fritz.
pués' de un trabajo que él hizo con nosotros tres. Quería un cigarrillo; se En aquellos, días, él estaba muy aislado y solitario. Tenía un pequeño
daba cuenta que no necesitaba tener sus propios cigarrillos -podía pedirle % departamento en Robertson Street. Ahí hacía sus sesiones. Todo era un des¬
$ a otra gente. Era importante para él saber que podía pedir, que esa gente orden en ese lugar. Trabajamos durante un tiempo.
estaba ahí para ayudarlo. Estaba muy angustiado. Más tarde, hubo una conferencia en Esalen en la que participaron líde-
I Antes de esto, de muchas maneras, era un hombre que tenía que ¡sa¬ res de la enseñanza humanista, existencia! y corporal, que eran poco co¬
l
i;
iri
I
carse su propio apéndice!
Esta explosión lo logró: Después de esto, fui capaz de
posición y estaba dispuesto a retomar mi profesión.
reafirmar mi «m
;ír''.
nocidos en ese momento. Gene Sagan organizó esta conferencia, y ya que
tanto Fritz como yo estábamos invitados, lo llevé en su Volkswagen gris.
Ese fue el comienzo de una serie de viajes a Esalen con él. Fritz dirigió
un par. de sesiones, pero no estaba muy impresionado con Esalen. Aún más,
JIM 5IMKIN estuvo feliz cuando terminó la semana y tuvimos que irnos.
Tan pronto' como volvía a su trabajo rutinario, comenzaba a sentirse irritado
nuevamente y a tener problemas con su corazón. Fue entonces cuando em¬
pezó a ir a Esalen. Regresó durante el verano del 63, y en el otoño'ya es¬
I
¡p;
|||f
--
(*) Tiene algunos matices
que van más allá: en yiddish, un shick-yingle
i
taba dando conferencias y haciendo demostraciones. Ahí conoció a Bernie es el muchacho de los mandados.
W¿.?
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FRITZ PERLS
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108

De regreso a L.A. organicé algunás conferencias en el Books in Review, don¬


w £
de Alan Watts solía hablar. Mandé invitaciones a varios terapeutas, me en¬ ffi £
cargué de la correspondencia y organicé toda la cosa. Tuvimos una respues¬
ta fantástica -250 personas. Eso era bastante para Fritz, en aquellos días.
1
É' £
Aunque la gente había leído su libro, nadie sabía que estaba ahí. En cierta
forma, esta serie de conferencias fueron el despegue de su popularidad. Re¬ i
I 1 & £
cuerdo que una vez, después de una conferencia, me dijo:"Va bien esta
f •Ü5> £
mierda”, porque para él las palabras y los conceptos eran caca.
Fue idea mía lo de las conferencias. Fritz tenía un lema: “Tú organizas,. £
yo actúo". Tenía sus reservas acerca de su habilidad para transmitir verbal¬ m La ruta de Berlín a Amsterdam, Johannesburgo, Nueva York, Florida. Los
mente lo que estaba tratando de mostrar a la gente en la experiencia direc¬
ta, ya que se trataba realmente de un proceso. Las palabras dichas acerca it Angeles, Mendocino, Israel y Japón, lo condujo inexorablemente a Big Sur, £
de un proceso siempre le parecieron una contradicción. Sin embargo, du¬ m.
1 California, donde en 1962, dos hombres fascinados por el sincronismo de
£
rante aquellos años, Fritz aumentó su fuerza y su dominio sobre lo que es¬ varios estudios, habían formado el Instituto Esalen .
taba haciendo. fm Hay tantas versiones acerca de la fusión entre Fritz y Esalen como las hay
de casi todos los aspectos de la vida de Fritz Peris. Que estaban destinados *
Después del éxito, de estas conferencias, Fritz y yo comenzamos a fanta¬
sear acerca de la posibilidad de formar terapeutas gestálticos. Era una idea
que a él le gustaba mucho, y a mí también me interesaba porque yo quería I& el uno para el otro, es indiscutible...
¿Cómo llegó mi Jlecha al blanco de Esalen, dirigida hacia allá anos
fe
fe
hacer el curso. Hice un trato con él: yo haría el curso gratis si lograba orga-,
nizarlo. Estuvo de acuerdo. Yo tendría que organizar, reunir a la gente, bus¬ I antes de conocer su existencia ?
fe
car el lugar, promover toda la cosa, y él daría el curso. Comencé enviando
cartas a varios terapeutas, para armar la cosa.
I"
1 WUSON VAN DUSEN
Creo que fui uno de aquellos que le sugirió Esalen. Yo lo veía como una &
Comenzamos a conversar acerca de dónde lo haríamos. Yo sugerí Esa- vida más libre. La habitación del hotel donde había estado no era un lugar fe
len, pero él no quiso. No le gustaba ese lugar. Estaba muy apartado, tenía
vibraciones extrañas, etc. Por mi parte, yo me había enamorado del lugar.
I
;v '
apropiado para él. Mi casa tampoco lo era. Era muy estrecha. Este hombre
necesitaba mucho espado para divertirse. fe
Apenas lo vi, mi sensación fue la de querer quedarme ahí. Le rogué a Fritz f£r EUGEN SAGAN fe
que lo considerara. Le señalé que tenía una buena ubicación, y mi argumen¬
to principal era que estaba disponible.' Finalmente accedió. Más tarde organicé una conferentía en Esalen, que. fue el primer contacto
de Fritz con ese lugar...
. JIM SIMKIN fe
Fritz ocupaba mi ofidna para un grupo de estudio, y a principios de 1964, fe
mt me preguntó si estaría dispuesto a hacer un grupo formativo en Esalen, con
m él y Walt Kempler. Le dije que sí. Bernie Gunther era la persona que orga¬ fe
&> v nizaba y. que había hecho todo el trabajo tedioso, y se enojó cuando no
lo dejé entrar, ya que era un grupo sólo para profesionales. fe
¿Tú y Fritz estaban de acuerdo en esto? .
fe
Fritz no consideraba este tipo de normas. Nunca establetía reglamentos-, fe
i r ) luego se 'emputecía' porque se habían aprovechado- de él, o porque algunas
fe
// \ personas escribían didendo que querían estar en el directorio de los tera¬
peutas gestálticos. Me deda: “Este tipo no es un terapeuta, es un paciente”. fe
\
\
i Lhé? r
tj
BERNARD GUNTHER
jOrganicé toda la cosa! Era él primero de una serie de cursos para terapeu-
tas. Cuando Jim Simkin supo que yo iría al curso, dijo que él no participaba
fe
fe
fe
m,. !!»*.
n JR,
i ü Bio SUR 111
110 FRITZ PERLS
i
Evidentemente, Fritz estaba dispuesto a dar preferencia a psicólogos con ba¬
3 si yo iba, porque no tenía título. Era él o yo. (No creo que esto haya tenido
jas calificaciones, si esto le significaba ser aceptado por la comunidad de
que ver con el hecho de haberlo dejado a él para trabajar con Fritz, pero, '•¡:
3 profesionales. Sin embargo, él creía que una adhesión fuerte a los standards
¿quién sabe?). •
de calificaciones, o de técnicas, era algo intrínsecamente incompatible con
SI En todo caso, después de haber organizado todo, llega Fritz y me dice:
la práctica de la terapia gestáltica, que aboga por la evolución y ¡a libera¬
“No vas a poder asistir al taller".
ción del. individuo y de la vida.
3 ¿Qué saqué de todo esto? Fui expulsado, ¡eso saqué! Fue un tanto duro.
Estaba 'emputecido' con él. El debate acerca de si los terapeutas gestálticos debieran adherirse o no a
S normas especificas de formación y técnicas, continúa provocando una va¬
JIM SIMKIN riedad de opiniones...
Yo tengo que establecer una norma: mi norma es no aceptar formar gente
i sin título. SEYMOUR CARTER
La gestalt es un arte: es un arte muy complicado. La posición de Fritz duran¬
3 Obviamente, Fritz también tenía sus normas pero no estuvo dispuesto a ex¬
te sus últimos años, fue, creo, de no limitarla sólo a personas con títulos
plicarlos sino hasta mucho después. Me retaba por mi rigidez. Creo que
9 el asunto le importaba, pero no estaba dispuesto a tomar una posición vul¬
i clínicos; estaba más interesado en el ser humano que aprendía, que en
aquellos con títulos. Muchas personas que estuvieron muy cerca de él du¬
nerable. Fritz no era honesto en ese sentido. Jugaba para los dos lados.
9
Los requisitos mínimos de estudios y experiencia clínica para los terapeutas f rante esos últimos años, no tenían experiencia clínica. Creo que a Fritz no
le importaba, no como a Jim Simkin.
3 gestálticos, por los que yo luché en 1952-54 en Nueva York Chubo una gran
3
ruptura en ese momento), fueron finalmente aceptados por Fritz en 1964-
65. Después llegaba y aparecía con alguien con quien se estaba acostando, I f CLAUDIO NARANJO . -

A Fritz no le atraía la idea. Le siguió la onda a Jim en la organización de


3 como su novia en Florida: enseña psicología en un colegio, tiene un master
y ha hecho terapia con Fritz, y él insistía en que entrara a un grupo-taller
I 1
conferencias con credenciales. Yo hablé con Fritz y dijo: “Tú estás certifica-
do por mí para hacer lo que quieras. En todo caso, a mí no me importan
para profesionales. Su experiencia era sólo técnica, no clínica. íp' estas cosas. Son cosas de Jim".
• Creo que Fritz percibía esta preocupación de
9 Creo que es importante no sostener una posición más allá de lo que Jim por las credenciales
uno puede y no enviar mensajes ambiguos. Creo que no es justo confundir M;. -como una falta de confianza en la vida. Fritz llevaba el principio de no-
manipulación hasta el final.
* al público de esta manera.
BARRY STEVENS
3
Fritz quería que la gestalt fuera aceptada en círculos profesionales y trataba
tó!
3 de atraer a los profesionales. Nos permitió a mí y a Marie Berg quedamos,
wk porque nos aprobaba como terapeutas, aunque no teníamos ningún título...
9
•ÍÉ? JOHN STEVENS
I Fritz ya hacía gestalt durante los años <10 y 50, y luego siguió desarrollándo¬
'•
la. Se adelantó tanto, que el resto dei mundo se demoró mucho en alcanzar¬
* lo y en darse cuenta de su genialidad. Una de sus ambiciones era legitimizar
3 jfiVí; ' la terapia gestáltica, y una de las formas para lograr esto era llevando a
sus grupos psiquiatras reconocidos y con títulos. Estaba tan ansioso que
3
I
M
aceptaba a cualquier psiquiatra o terapeuta que tuviera un mínimo de in¬
terés.
P
m II
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9
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lljlpVj'de
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WALT ANDERSON
'A mí me parece que una de las cosas que enseña la gestalt es a asumir-
la responsabilidad y a desarrollar nuestro propio apoyo. Para mí, la acción
acreditar significa permitir a la sociedad -en realidad, a un segmento muy
* pequeño de personas- que decida quién está calificado y quién no. Creo,
que Jim estaba obsesionado con esto.

*9 a &ÍÍ !
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112 FRITZ PERLS tete

ERIC MARCUS
WÜí
BIG SUR 113
fate
me digan lo que tengo que hacer. Veo y escucho, y eso me dice lo que
Yo estaba de acuerdo con Fritz en que muchas personas, sin tener las “de-
bidas" calificaciones, son, sin embargo, buenos terapeutas. Yo considero a
algunos de mis colegas profesionales esencialmente incompetentes, porque

f i •'
tengo que hacer".

BETTY FULLER .
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fate
su formación -Cía cual fue también mi formación inicialmentej es .enemiga Creo que Fritz se interesaba por cualquiera que quisiera expandir el proceso
te»
de la psicoterapia efectiva. Me atontaron con conceptos psicoanalíticos: “No de la gestalt, ya fuera a través de la danza, de! teatro, del arte, del dibujo,
toque al paciente, no se muestre a sí mismo”; etc. El resultado fue un chorro o simplemente, a través de la forma de relacionarse con un jardín de flores te»
de “insights” que pasaban como si eso fuera la psicoterapia. En un taller O lo que fuera. El quería solamente que tuviéramos el "awarenes? de lo que
formativo, Fritz nos dijo que como aprendices, lo primero que necesitába¬ .i? es. Nunca pretendió atascar la gestalt en técnicas o metodologías, y sin ¿te
mos hacer era reducirnos a “nada"; luego elevarnos al nivel de “seres hu¬ embargo, quería que aquellos de nosotros que dirigíamos grupos, tuviéra- tete
manos”; y sólo entonces podíamos llegar a ser terapeutas. :V . mos una comprensión básica acerca del funcionamiento de las cosas. Aun¬
que, de hecho, creo que son menos de una docena las cosas fundamen¬ tete
ABRAHAM LEVITSKY tales que se necesitan saber acerca de la gestalt.
Mi experiencia con el psicoanálisis me significó, en última instancia, un se¬ tete
rio obstáculo como aprendiz de la terapia gestáltica... me costó años de tra¬ . CLAUDIO NARANJO
bajo superarlo. Fritz tenía un tipo de autoridad real que no era producida por ninguna téc¬ tete
T.;::
nica, sino simplemente por su presencia, por su aureola de credibilidad y tete
RICHARD PRICE ! su aparente nivel de maestría. He visto a otros imitar su estilo, pero nunca
La gestalt es la armazón, el medio, la herramienta, el punto de partida para a provocaron en mí la misma respuesta. El, sencillamente, sabía lo que estaba te»
el enfoque individual de cada uno. Lo que Fritz hizo fue definir y dar he¬ haciendo en un grado muy poco común, un grado equivalente al de un
rramientas a aquellas personas que las querían usar. maestro espiritual o un chamán.
Su actitud frente a las credenciales era muy ambigua. Quería introdu¬ WILL SCHüTZ te»
cirse e impactar en las “legítimas" sociedades psiquiátricas y psicológicas, ...una búsqueda de standards más para propósitos internos que para au¬
manteniendo al mismo tiempo una actitud de oposición hacia ellas. Al final, toridad externa. Imitamos al santo fundador. Existe libertad en ir contra el
se mantuvo dispuesto a dar formación a los competentes, más que a los
“calificados”. Cualquiera que piense que es el sucesor de Fritz, no lo es. • 'H'V;
estilo del maestro. -
A la gestalt no se le puede asignar un sucesor -es otro tipo de cosa. JACK SCHWARZ
Cualquiera técnica puede ser tan perjudicial para nosotros como útil, si de¬
WILSON VAN DUSEN
Fritz no veía ninguna utilidad . en la jerarquía profesional ni en los grados tí jamos que nos domine. Por eso es importante recordar que debemos usar
o títulos. El sistema que él usaba se parecía mucho al Zen: tú eres reco¬
I
m las técnicas, pero no permitir jamás que nos usen a nosotros.
nocido por tu gurú de acuerdo a tus capacidades; el maestro lo reconoce
y otros también lo reconocen. Es un sistema más informal que credencial.
mi STEWART EMERY
Algunas personas, al observar el trabajo de Fritz, concluyen que lo que él
c
Fritz podía reconocer a cualquiér persona, de cualquier lugar, podía ser el hace es lo que produce el resultado. No parecen darse cuenta que es lo
cocinero de Esalen. Si esa persona podía hacerlo, Fritz le daba su aproba¬ i c
ción. Era tan simple como eso. Creo que para Fritz no habían muchas téc¬
nicas o un conjunto de técnicas. Fritz era así por naturaleza. Para él era
m que él es. Y así, imitan lo que él hace. Al pensar que la forma de lo que
hacen es lo que produce el resultado, están, de hecho, negándose a sí mis¬
mos como seres creativos. Y éste es también el problema del paciente: uno
totalmente legítimo que otros terapeutas hicieran cosas diferentes.
ABRAHAM LEVITSKY
En uña oportunidad, el psicólogo jefe en Israel se sentó a. observar uno
*
i
está trabajando en la neurosis o psicosis del otro, y tanto el doctor como
el paciente están atareadamente negándose a sí mismos como creadores de
un trabajo en conjunto, y eso es lamentable. iL
de los talleres, obviamente para averiguar acerca del trabajo de Fritz. En
un momento le preguntó a Fritz: “¿Sabes por qué eres un gran terapeuta?".
Y Fritz dijo: “Porque tengo ojos y tengo oídos y no tengo miedo". Lo que
i
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J™ SwiaN
Fritz se rodeaba de gente de segunda o tercera categoría y luego se quejaba
de encontrarse rodeado de gente de segunda o tercera categoría. Había al-
<ÿ

quiso decir fue: “ Confió en mi propio juicio y en lo que estoy observando j§f.. gunas excepciones: creo que Erv Polster fue una excepción. Creo que Paul
en este momento. No necesito que todos los textos de teoría psiquiátrica
i
fe. Weisz fue una excepción. Creo que yo soy una excepción.

ü.
m
'
'•

fe: r
114 FRJTZ PERLS $0:*: Bio SUR 115
fp:
A’o es muy exacto afirmar que Fritz se rodeaba de gente de segunda o tercera
categoría.
II en sus técnicas. [Ver a Fritz cómo lograba una cosa una y otra vezl Tal co¬
mo Toscanini.
Recuerdo a una mujer que estaba en el mismo grupo mío con Fritz.
GEORGE I. BROWN Era una mujer baja, delgada. Tenía alrededor de 40 años. Era tímida, inhibi¬
No tuve que observar más de 10 minutos uno de sus talleres de sueños, da. Tenía una voz muy suave y era siempre muy dulce. Ese tipo de persona.
para darme cuenta lo lejos que estaba de esto. En media hora, había hecho Un día, Fritz la sentó frente a él, entre sus piernas, y puso sus manos sobre
un trabaja que un analista haría en 10 años. Iba muy rápido y era muy la cabeza de la mujer. Dijo: “Listo, ahora empuja". La hizo empujar y trabajar
eficiente. Eran increíbles las cosas a las que podía llegar, y al principio pen¬ muy duro para poder salir. Esto duró cerca de 10 minutos. Trabajaba con
sé que esto se debía a su formación -médica. Pero eso era absurdo. Se debía fuerza para lograrlo. El la presionaba con los codos para dificultar su traba¬
sencillamente a su increíble sensibilidad y percepción. jo. ¡Presionando con fuerza, ejerciendo una gran presión! De pronto, ella
Abe Levitsky estaba en ese grupo. Nos sentábamos a observar a Fritz “¡salió!”. Terminó tendida en el suelo y se quedó ahí durante unos minutos, .
ahí y en otros talleres, y nos mirábamos con- gran asombro. Una vez, una •
respirandd calmadamente. De pronto, explotó -¡realmente revivió, convir¬
muchacha a quien Fritz no conocía, se sentó en la silla caliente. La miró tiéndose en una persona vital! Y se mantuvo así, viva, todas las veces que
una vez y le dijo: "¿Trató tu madre de abortarte?”. Quedó espantada. Di¬ volví a verla.
jo: "Sí, ¿cómo lo supiste?". Recuerdo . que en ese primer taller sentí que ha¬ Había momentos en que yo decía “¡Guau! ¿Cómo puede hacer eso?”.
bía visto una serie de milagros. Había una fascinación en el solo hecho de mirarlo. ¡Sí!
Me costó darme cuenta que no eran milagros. Fue como si estuvieras Para una persona como yo, con experiencia clínica, que ha visto gente
en una pieza y alguien endendiese una vela; parece cómo un milagro. Pero en todo tipo de escenarios clínicos, ver trabajar a Fritz fue como ver la or¬
si abres la puerta y te encuentras con la luz del sol, eso es la realidad. questación de una espléndida pieza musical. Eso era lo que él estaba ha¬
Fritz era capaz de iluminar algunas salas muy oscuras. Lo hacía con conod- ciendo, a través de mis ojos.
miento de causa -él vivía a la luz del sol y sabía lo que significaba estar' Lo vi efectuando un hermoso trabajo con Dick Price. Antes había tra¬
ahí-. bajado con una muchacha. Había llorado mucho. Era un día lluvioso. Luego
-
Una vez, le dio a un padente tres oportunidades para decir algo real. trabajó con Dick. Justo cuando Dick terminó su trabajo -que fue muy bue¬
Le dijo: “Te daré tres golpes”. no-, salió el sol.
“Pero, no sé qué quiere dedr”. Recuerdo que George Hall estaba ahí, y dijo: “Hey, Fritz, comprendo
s* “Ese es uno”. lo que hiciste con Dick, pero ¡cómo lograste que saliera el sol justo al fi¬
“Fritz, por lo menos podrías explicarme”. nal!”.
“Ese es el segundo”. .• . ' ,
Fritz dijo: “Tengo un botoncito debajo de mi asiento".
“¡Por la cresta!”.
“Ya estás ‘in'”, dijo, y él tipo estaba “in” porque ésa fue una expresión m«t:
do.
La gente que lo quería, ¡lo quería de verdad/ Era un amor muy profun-
honesta de frustradón y de verdadero sentimiento. -i-fe
W;’.
i» m John Stevens era profesor de psicología en un
i
"junior college"...
JUUAN SILVERMAN
Tengo, experiencia como dentífico y escritor. He trabajado como psicólogo
dínico y tengo una muy mala impresión acerca de los tipos de tecnologías
ite JOHN STEVENS
Vi a Fritz en una conferenda-demostración en 1967, cuando estaba forman¬

que tenemos para tratar a mentes alteradas. € do el Instituto Gestáltico de San Frandsco, y me fasciné tanto que me ins¬
cribí junto con mi madre en uno de sus talleres.' Pensé que yo realmente
Cuando conocí Fritz, y cuando empecé a interesarme por el trabajo ges¬ Ü sabía de que se trataba, ya que tenía bastante experiencia en psicología,
táltico, me impresionó mucho la intensidad con que él desarrollaba el con¬

P.:
tacto terapéutico. El objetivo de su trabajo era darle un contexto al indivi¬
duo para que pudiera fundonar solo en un medio ambiente con experien-
das sanas, donde existid además un apoyo.
P
M
interpretadón de sueños y otras cosas de ese tipo; por lo que salté de in¬
mediato a la silla caliente -no había nadie en ella y yo quería usarla. Co¬
mencé con esos juegos de “niño chico", y Fritz se me empezó a tirar encima
Cuando vi trabajar a Fritz, pensé: “¡Este es el tipo de quien tengo que ;||[£ algo fiero. Lo aguanté alrededor de una hora y luego me retiré de la silla
aprender!". ||||ji; caliente. Todos en la pieza se paralizaron, y la silla permaneció vacía du-
Durante años había estado escuchando y leyendo a algunos de los gran-.
l|p rante 15 minutos, por lo que volví y estuve otra hora, y el bombardeo fue
íy- a*-*n P601ÿ tnostró cómo jugaba al desamparo, cosa que era estúpida,
des psicoterapeutas; los veía fríos y pensaba que había fallas importantes y además me mostró que no era capaz de asumirlo -cada detalle era verdad.

i-,
iMM";
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116 FRITZ PERLS

Era justo lo que necesitaba, aunque, por supuesto, no lo pensé así en


wr*c;’
Biq SUR

Creo que a las personas que estaban en ese grupo, Ies debe haber pa¬
117

ese momento. Me sentí pésimo toda la semana. Me hablaba a mí mismo recido un poco ridículo que yo hubiera dicho: “Fritz, no necesito tu ayuda”,
y me decía: “El no puede tener la razón, él no puede tener la razón. Sin y seguir con él, pero dentro de mí era algo totalmente diferente.
embargo, mira lo que hace con toda esa gente, quizás tenga razón”. Estaba Creo que esta es una de las cosas de la gestalt de la cual las personas
tan perdido que no sabía lo que estaba ocurriendo, ni cómo él hacía lo que observan no se dan cuenta: cuánto es lo que ocurre adentro. Es muy
que hacía, pero estaba muy impresionado, y finalmente comencé a vislum¬ diferente.. Es la diferencia entre decir, veo una casa, y ver una casa con
brar algo. Fritz me decía: “Estás haciendo sabotaje. No estás haciendo lo todo su estilo arquitectónico, su color, sus materiales y el escenario o pai¬
que te pido. Hazlo o sal de la silla". saje que la rodea.
Ese taller fue toda una experiencia para mí... yo estaba muy ciego y ¿Conoces el efecto que se produce cuando una canción da vueltas en
; Fritz parecía tener un radar. Vi cuánto tenía aún que aprender, por lo que tu cabeza? Bueno, al final de esa semana, lo que daba vueltas en mi cabeza
. fui a un taller de cuatro semanas en el verano de 1968. La primera semana era: “[Aleluya, me siento flotando!". Me sentía simplemente estupendo.
la dedicó a hacer pequeños ejercicios del darse cuenta, y yo no entendía
qué diablos estaba pasando. Yo estaba aún en mi juego de niño, chico, me
sentía de 6 años, yendo al colegio con “gente grande"; me hablaba a mí
JOHN ENRIGHT
; Conocí a Fritz en espíritu antes que en carne y hueso, ya que conocía su
mismo": -"¿Para qué hacemos esto? ¿Cuándo va a comenzar la terapia?”. Me trabajo, su ego. Una persona que se ha puesto realmente en contacta con¬
sentía petrificado frente a él. Durante todo ese taller realmente no entendí sigo misma y que está haciendo su cosa, es su trabajo.
nada, pero fue ahí donde comencé a entrar en la gestalt, comencé a verla. Antes de siquiera saber que Fritz existía, estaba ayudando a un com-
í El titulo del libro de Barry Stevens, No Empujes el Río (que era el título de fe panero a hacer psicodrama en Los Angeles. Me divertía bastante, aunque
trabajo del manuscrito de Fritz que apareció después como Dentro y Fuera no era exactamente lo que yo quería. De vez en cuando, él hacía cosas
del Tarro de la Basura), resume de alguna forma a la propia Barry. que sobresalían del resto. Yo le decía: “¿Dónde aprendiste eso?”, y siempre
me respondía: “Con Perls”. Sentí que quien quiera que fuera, su forma de

í
BARRY STEVENS
Mi ex hijo, Steve, me mandó un formulario para participar durante una se
1fe;
trabajar me hablaba en términos muy hermosos. Cuando le pregunté dónde
estaba Perls, me dijo que estaba en Japón. Unos meses más tarde me llamó
mana con Fritz en San Francisco. No sabía a lo que iba, pero igual fui. Se
¿fe
para decirme que Fritz había regresado.
i realizó en el Dancer’s “Workshop, que era muy frío. Era una pieza completa¬ De modo que fui al Metropolitan State Hospital y me uní a un grupo
fe;
mente vacía, sin luz natural, excepto por la que provenía de una puerta § de nueve psicólogos que se reunían durante dos horas a la semana con
i que daba a otra pieza que tenía ventanas hacia la calle. Nos sentamos en Fritz. Tan pronto como me senté con él, los primeros cinco minutos, tuve
unas sillitas plegables y Fritz en una mecedora de mimbre. Lo primero que i una sensación deliciosamente confortable: había encontrado lo que andaba
i dijo fue: “Encuentro difícil entrar en intimidad bajo estas circunstancias”. I buscando. Fíizo que cada uno de nosotros informara de lo que estaba cons¬
Luego nos preguntó a cada uno cómo nos sentíamos ahí, y cada uno ex¬
presó algo. Una mujer consideró que este lugar era tan miserable, que que¬
ría que todos nos fuéramos a su departamento. Fritz consultó con el resto
'
.1
fe'
ciente. Este continuum del darse cuenta fue la herramienta básica de Fritz du¬
rante muchos años. Todos los demás elementos imaginativos que aparecie¬
ron posteriormente, se basaron en esto. Era excitantemente nuevo para mí.
i y nadie quería eso, de modo que nos quedamos.
Vf Yo estaba viviendo una etapa muy, muy centrada en mi cabeza y decidí
j Los primeros dos días no supe lo que ocurría. No había tenido expe¬ en ese momento cuál era el camino correcto.
;i i riencias previas con la gestalt y estaba fascinada. Vi que los resultados eran i Gran parte de mi aprendizaje básico sobre gestalt ocurrió en ese grupo.

i
buenos, pero no tenía idea cómo lo hacía. El fin de semana, me estaba
metiendo en la cosa ,-no totalmente-, pero vislumbraba algo. Le conté que
gran parte de mi vida la había pasado en lugares aislados donde no había
m Hubo muchos incidentes y pude aprender algunos principios profundamen¬
te. Recuerdo que uno de estos incidentes fue acerca de las proyecciones:
miré a un tipo llamado Norbert y le dije: “Parece que estuvieras mirando

i!i ayuda, por lo que hacía todo por mí misma, pero tan pronto como llegué hacia abajo a un montón de insectos a través de un microscopio". El tipo

l
a la ciudad pensé que debía pedir ayuda.
Me dijo: "Dime: 'Fritz, no necesito tu ayuda"1.
Dije: “Fritz, no necesitó tu ayuda”.
El sólo decirlo produjo algo completamente diferente dentro de mí. Lue¬
*m respiró profundo para decir algo, pero Fritz lo detuvo y me pidió que yo
me hiciera responsable de ese sentimiento. Dije: “/No/ Esto es ridículo. Yo
no me siento así. El sí”. Fritz ¡nsisU'ó, y para sacármelo de encima, finalmen¬
te simulé estar mirando, hacia abajo por un microscopio al resto de las per¬

1
go dije: “Y sin embargo, me has ayudado". En vez de pensar en que lo
necesitaba, seguí con él sólo para aprender. P
K
sonas, y unos minutos después, me di cuenta que yo estaba poniéndolos ab¬
ajo y mirándolos desde arriba en forma despectiva. Yo era el único del gru-

mm

3
118 FRITZ PERLS ÜKBio SUR 119

|. po que no trabajaba en el hospital, me sentía un afuerino, y yo era un po¬ ma forma, mucha gente copió las actitudes de FriLz y el formato, y, aparen¬
co quisquilloso en ese aspecto. Pensé que podrían rechazarme, y por eso temente, no se dieron cuenta que el formato es completamente indepen¬
*i) yo estaba rechazándolos a ellos.
Lo que hizo que esto fuera aún más importante, fue que a la semana
diente de los principios. Los principios de la gestalt son muy simples y bá¬
sicos, y pueden manifestarse de muchas maneras diferentes.
siguiente, este mismo tipo dijo: “¿Sabes, John?, tenías toda la razón la sema- '
Fritz siempre estaba cambiando. Estoy seguro que sería el líder de cual¬
* na pasada; era exactamente como me sentía". Si Fritz lo hubiera dejada ha¬ quiera nueva rama de la gestalt, si aún estuviera aquí. En alguna medida,
él no estaría de acuerdo con lo que estoy haciendo, pero creo que de ver¬
i blar en ese momento, nunca habría entrado en contacto con mi propia pro-
yección. Yo sólo habría dicho: “Fritz, ¿qué quiere decir proyección? Lo ad¬

dad capté profundamente los principios del darse cuenta y de la responsa¬


I' mitió. No soy yo. Es él”. Pero Fritz tuvo la sabiduría para detenerlo, hasta bilidad, y creo que Fritz apreciará eso, aunque quizás no le gusten algunas
de las formas en que lo manifiesto.
que yo me diera cuenta por mí mismo. Aprendí dos cosas de esto: por pri¬
mera vez en mi vida experimenté una proyección y aprendí a reconocer Nunca me sentí cerca de él -sentía un poco de miedo y de respeto-
3T el valor que tenía el no dejarla confundirse con la percepción. Aunque la Me habría resultado difícil decirle algunas cosas de él mismo que no me
descripción sea absolutamente exacta, igual es una proyección. Lo he visto gustaban -su soledad, su aislamiento y sus cambios de humor-,
miles de veces después.
i
% La primera vez que lo vi haciendo trabajo de sueños fue también en
ese grupo. Fue muy emocionante. Había un psicólogo canoso, de unos 55
* años, un tanto depresivo, que había tenido un sueño sobre unos amigos
que se encontraban en una estación de tren. Fritz lo hizo recorrer el sueño, !
siendo él mismo los amigos y el tren.. Nada ocurría. De pronto, Fritz dijo:
"Sé la estación”.
“¿Qué quieres decir con 'sé la estación?”.
3 “Describe la estación diciendo 'yo'".
% “Bueno, ya soy vieja y destartalada, no se han preocupado de mí, y /
actualmente estoy pasada de moda. Por favor, circulen a través de mí, úsen¬
* me y no me presten atención". Y comenzó a llorar. Yo estaba conmovido
con esto, sintiéndolo también como una parte de mí, creo. }V
i \
r,
9
Hubo muchos momentos como éste. Los relatos -cada uno de ellos- fue¬
4
*
ron Claros, personales, situaciones de aprendizaje. Recuerdo a una persona
que estaba contando un sueño muy aburrido, y de pronto se oyó un suave
ronquido que venía de Fritz. El tipo dijo: “Por la cresta, Fritz, estoy pagando
m
4V
rV...
á
8?.'
* ; caro por este taller". Fritz se paró medio dormido, sacó su billetera, le pasó
un billete de 10 dólares, volvió a su asiento y siguió durmiendo. Tuve la Q
* impresión que fue una de las cosas más útiles que le ocurrieron a ese tipo.
Me convertí realmente en un gestaltista durante ese taller de nueve me¬ % h
* ses. Había dado conferencias sobre la proyección durante años y nunca la si
*% entendí; lo aprendí en esos cinco minutos. Aprendí el enfoque acerca de
los sueños en cinco minutos y desde entonces lo he hecho muchas veces.
H
m
: Cuando terminó ese grupo, me mudé acá, de modo que durante los dos Si

a
años siguientes en que Fritz permaneció en L.A,, lo vi sólo cuando vino
a unas reuniones al norte de California.’
Fritz no podía soportar estar en un grupo de gente sin ser el centró
«•
Ü
5» de atención. Solía contar que a Freud no fe gustaba que la gente lo mirara
y a eso se debía que usara un diván; y hoy día podemos encontrar cientos
de artículos que muestran que el diván es necesario e inevitable. De la mis- '
Ü
m,. , . Vf

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1
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121
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1
«: f .$»$ dole
< a Fritz, diciéndole que era un viejo estúpido y otras cosas, fue una
escena desagradable. Fritz permaneció muy tranquilo, pero después de esa
noche, se corrió la voz de que Ornar estaba fuera.

-
i
ELLEN STEVENS

i
'
Instituto Esaien Mesideneia ! ',V'
i r|i'í •.
Puedo darte una idea acerca de la forma como manejaba las cosas: una
mañana, cuando yo era chef de desayuno, estábamos todos en proceso de
juntarnos y cocinar -que en ese tiempo significaba hacer picadillos. A Fritz
. >;É;.
! té gustaba levantarse temprano y rondaba cerca de la cocina buscando algo £
para comer. Evidentemente, esa mañana escuchó las toses y las risas, enton-
JACK DOWNING I
Cuando Fritz llegó por primera vez a Esaien, éste era un lugar bastante bra¬ Y0í
ces abrió la puerta y dijo: “|Ajá! ¡Ahora sé por qué el desayuno no se ha
hecho!”. Y cerró la puerta de un golpe. Todos nos quedamos temblando
*
te*
vo. Había un bar, y los pesos pesados de Big Sur venían y se emborra¬ :$:} y lucubrando qué consecuencias acarrearía esto, porque este tipo tenía mu¬
chaban y se agarraban a puñetes... y aquí estaba Fritz con su elega.nte traje, cha influencia en lo que ocurría en Esaien. Y no ocurrió nada. A él no le sa
en medio de toda esa gente -que echaba afuera su karma del lejaho oeste- ij'.y importó. Era una buena persona.
i. te
sentado, jugando ajedrez. Le encantaba, realmente le gustaba esta atmósfera.
TU
'i. . HUNTER CULP . *
¡: KEN STEVENS Cuando se sentía bien, no había nada en el mundo que pudiera causarle
Todo era muy distinto entonces. Todo estaba abierto. Los guardias aún no
víí' una maté vibración; y esta buena onda se esparcía. Por lo tanto, cuando te
se habían instituido, y cualquiera que pasara por el camino, simplemente 'f- él estaba bien, todos estaban bien. Había fiestas y bailes.
pasaba por el camino. Había un estacionamiento al lado de afuera de la
¿Uv Hace unos años atrás, durante la no muy lamentada caída de Richard Ni-
' J
hostería; y siempre había entre doce y veinte vehículos estacionados. De te
noche parecía un gran campamento de gitanos. .¿jy xon, la revista Time publicó un reportaje en el cual se daba una lista de
Era un lugar salvaje. Tenía más carácter en aquellos días. En esa época, los 200 americanos jóvenes que podrían eventualmente convertirse en líderes
: de América. Michael Murphy jue uno de esos 200. El y Richard Price fun-
la hostería era un lugar de reunión durante la noche. Todas las noches
había una gran fiesta donde todos participaban, bailaban, etc. En aquellos damn el Instituto Esaien. Es escritor, corredor y un tipo muy notable. Su re- te*
! ¡ación como joven 1terrateniente " con el nadie-me-venga-a-Joder Fritz,
días, este era el centro de acción de la costa. Había un bar también. Y en fue 9*
la noche llegaba la gente a tomar oporto con agua y hacían sus explosio¬ !§• única. Mike, Dick y el Esaien que ellas crearon, fueron "movidas" claves en
nes... había peleas una vez a la semana. •A Ia metamorfosis de Fritz, de viejo cocodrilo que espera la muerte, a vigoroso, &=
A veces había un montón de gente en diferentes estados de conciencia ¿KjJr i festivo y brillante terapeuta.
y Fritz era parte de todo este circo. El era como el maestro de ceremonias.
MICHAEL MURPHY
La era psicodélica estaba llegando a su apogeo en ese momento, y Fritz te*
..tílW . En el Tarro de la Basura, Fritz dice: “Mike y Dick eran posaderos cuando lle-
también, en cierta forma, era parte de esto. Su forma de relacionarse era •r
mucho más extensa de lo que la gente estaba acostumbrada. Era parte de ÍJ;;l 8hé y el Instituto Esaien era famoso cuando me retiré...”. En el otoño del
su carisma. Era su propio hombre en su propio .viaje. .'IM- llegó a Esaien; ya antes habíamos estado peleando durante dos años.
Tuvimos nuestro momentum: se formó la gestalt, y esta gestalt nos ha con-
Discutimos mucho esta situación en las reuniones generales que se ha¬ \
ducido desde entonces. Esaien dio una gestalt a la idea existencial y poten-
cían en ese entonces. Todos los que trabajaban allí estaban invitados a estas
ilM;V c*a' humana. Dramatizó la forma en que estas cosas se conectan, y ia ri-
reuniones. Fritz se dejaba llevar mucho por Dick Price en ese momento;
él dijo que era necesario restringir la entrada a cualquiera persona. Y que
qucza dentro de ellas. Pero Fritz agregó la luminosidad, aportando nuevas -
te*
si íbamos a trabajar, íbamos a trabajar. El propuso -y nosotros aceptamos- $0; ideas y emociones.
)T\

dejar fuera los otros elementos. Presionó mucho para lograr esto. jgpÿSv.-1Eí. Comenzamos con una idea que era tanto intuitiva como abstracta. H¡-
'

|6|&<.cjinos seminarios para discutir lo que nosotros llamábamos “La Gran Visión”
te*
HUNTER CULP todas sus implicancias, con líderes como Aldous Huxley, Paul Tillich, Nor-
Recuerdo que tuvo un par de enfrentamientos. Uno fue con Ornar. No voy |j|jj|j;mari O. Brown, Arnold Toynbee y decenas de personas más. El siguiente te*
a emitir juicios acerca de Ornar, fiero cuando se emborrachaba se le pasaba Jllÿpepodo fue un salto hada lo experiencia! -Fritz tomó parte en esto. Era
un poco la mano. Era un tipo alto, y una noche estaba borracho y gritán- j¡§|ptíft intento para propordonar situaciones en las cuales la gente pudiera ex- te*
mr
m m-, ¿TV
i
i*
i FRITZ PERU 123
122
§»
Creo que Fritz ayudaba mucho a aquellas personas que tenían que
% plorar sus realidades personales y sus experiencias. En esta fase, la terapia ,
aprender a pararse en sus propios pies. Debo decir que cuando descubro
gestáltica se convirtió en una de las disciplinas fundamentales.
% Antes que él llegara, ya teníamos bastante camino recorrido y una re¬
en. mi bolsillo algo que no es mío, le envío a Fritz un soplo de agradeci¬
miento por haberme dirigido hasta ese punto de reconocimiento.
% putación; sin embargo, creo que Esalen tenía su destino con o sin Fritz.
¡Estaba repleto de dinamismo! Tenía mucho de los profetas del Antiguo
Fritz también tenía su destino y estaba destinado a hacer impacto de una
Testamento y un gran furor. Su estilo era muy desafiante, hasta el final.
% forma u otra. Fue una feliz confluencia, porque le dio tanto la plataforma
como la atmósfera relajada para que esto ocurriera. Dick y yo -¡Cielos, le
dimos carta blanca! Podía hacer lo que quería. Lo tenía todo estructurado -A.

» T
para él. Hacía los talleres como él quería y la gente venía.
Fritz sencillamente amaba Esalen. Siempre tuvo un increíble lado bohe¬
. .
TPU'IUI At-L rHDKY ;í

mio en su carácter. El era el doctor, el terapeuta, por supuesto, pero tam¬


bién dentro de su personalidad secundaria, él era artista. Adoraba Big Sur
y era saludable para él vivir ahí. También adoraba la plataforma que le pro¬

* porcionó Esalen. ¡Lo amaba!


Al principio fue un tipo serio y dramático. Creo que generalmente me
* veía como ingenuo e inexperto. Para él, yo era el joven aristócrata propieta¬
rio de la tierra, un amateur que había empezado con esto; y él, .Fritz, Te
&
*% había dado estatura. Quería que Esalen fuera un viaje especial. Era extrema¬
damente crítico. Siempre se hablaba de “yo hago ló mío, tú haces lo tuyo", w* 3.
sin embargo, hacia definitivamente un esfuerzo para moldear lo que yo ha¬ \

* cía. Quería que Esalen fuera de una forma particular -su forma.
Como yo hacía gran parte de la programación, movilizaba gente para
u*» too?

M
I.l-r-
que me felicitara si él estaba de acuerdo y para que me criticara si él no
lo estaba. A veces lo hacía él mismo. “Lo estás haciendo muy bien, Mike.
Estás eliminando toda esa mierda”, y cosas por el estilo. Y. por supuesto
‘i :
«i
que era fantástico recibir felicitaciones de él. Tenía un carácter tan podero¬
so... el exceso de contacto con él era simplemente doloroso. * Ir
* Recuerdo una vez que entré a la hostería y Fritz estaba ahí sentado con
unas mujeres. “El problema contigo, Mike", pronunciado solemnemente pa¬
T;
ra que todos oyeran, “es que ¡culeas mucho! Generalmente cuando hacía ffi JOE WYSONG
* esto, era porque tenía algo en mente, quería algo...
Yo podría haber disfrutado más a Fritz, pero me sentía muy intimidado
1
S3:
Creo que en muchos niveles, Fritz era un espejo -nuestro espejo. Le ponía-
mos a él todo tipo de cosas que nos pertenecían a nosotros. Por eso me
* por él. No estaba acostumbrado a pelearla. Cuando lograba desinflarme - interesa tanto la 'pregunta de Mike Murphy: “¿Por qué le dimos todo ese
poder?”.
*$ él lo- disfrutaba mucho- era una persona casi sin consideraciones. Y después
se reía. Era como una especie de maestro Zen, siempre desafiando. ¿Pero
quién lo necesita? En aquellos días, realmente pensábamos que era bue¬
¿Cuál crees que sea la respuesta, Joe?
% no para nosotros... no sé por qué le dimos toda esa autoridad. sólo tengo teorías para mí, de hecho tengo dos. En primer lugar, creo
Si lograba desempatar, podía- darle la pelea en algunos aspectos. En una que es Importante reconocer lo que estaba ocurriendo política y culturaí-
£ oportunidad, yo estaba con Virginia Satir sentado en un círculo de personas mente, y cómo, en algún nivel, Fritz se estaba refiriendo a esa desespera-
en el Mark Hopkins durante una convención. Apareció Fritz y con un bufi¬ ción que todos sentíamos. Mi desesperación era con respecto a la honesli-
do (impresionante -¡Dios mío!) dijo: “Mike, debido a que tú te’ asocias con Éftl- dad -tener la libertad para ser honesto. Crecí en el sur de Indiana. Siempre
a charlatanes, he decidido que tú también eres un charlatán”, probablemente Igfe. se me dijo que debía preocuparme de los demás, de sus emociones, no
debía
det>ía herir a la gente,
cente. debía ser hneno
bueno, simpático
simnSrim con todos,
a aludiendo a algunas decisiones mías acerca de la programación, que él no
aprobaba. Y !e dije: “¿Como Virginia? ¡¿Como tú?!”. Y vio que me iba,a poner
ü’ *
fíjpv' me estaban enseñando a no ser nunca honesto.
t,
etc.; de hecho,
Buscaba desesperadamente
a muv violento con él. y enrojeció. -./< ij ||gj; a alguien que me dijera que era bueno decir la verdad.

3
Si

ft
í:L
i

f5 124 FRTTZ PERLS :*;> -ÉSALEN 125


(
Fritz usaba el descaro -o como quieran llamarlo- como técnica o herra¬
m
m fuego malicioso. Esto me recuerda un comentario que hizo una vez acerca
l mienta. Y para mí, esto significaba que este loco hijo de puta estaba di¬ m de Freud, a quien conoció y no le agradó. Dijo que Frcud había inventado
i ciendo: “¡Está bien decir la verdad!”, y, por lo tanto, que yo estaba bien.
!
el diván porque ¡no podía mirar a la gente a los ojos! Freud comenzó como
Yo necesitaba esa moralidad que Fritz desacreditaba. Necesitaba a Fritz y Hi;- hipnotista, pero no era muy bueno, tú sabes...
I' necesitaba a Groucho Marx. Sé que lo que siento cuando digo la verdad i -íf k
¡! ÉH
KEN- STEVENS
! en forma clara y brusca, es algo bueno, pero socialmente es un descaro.
W El controlaba las vibraciones que habían acá. Era así de dinámico. La ener-
'? Y Fritz andaba por ahí siendo socialmente descarado. Fritz lo sabía. Se
,

!
.

!®l/< 8*a de todos estaba sintonizada con la suya. Irradiaba energía hacia afuera,
í
dio cuenta que la época de la tradición intelectual occidental que implicaba y entonces alguien la pescaba y él se sentaba a observar después de haber
ser calmado, o cosas como: “Sí, hablemos acerca de esto...", había termi¬ dejado todo caminando.
nado. Fritz sabía lo que era basura; y lo deda: “Mira, yo no voy a hacer •T
Entraba al comedor y comenzaba a besar a todas las niñas, con tales
\ eso, lo que voy a hacer es pegarte con una hacha entre- los ojos”. Fritz era
vibraciones que uno no podía creer que un hombre viejo las tuviera. Emitía
una hacha, y muy buena. tin montón de vibraciones amorosas de mucha energía, realmente muy sen-
¡i jSjs
William Quinn era uno de los tres miembros del directorio de Esalen en los suales.
'

I primeros años...
WILLIAM QUINN
jftl:
Apt,
HUNTER CULP
Elevaba definitivamente la energía sexual en todo el lugar.
Ü Yo era el secretario-tesorero de Esalen cuando Fritz llegó. Mi relación con KEN STEVENS
I
i!
él se parecía a la de un empresario. Tenía que observarlo y ver que no
hiciera ninguna maldad muy terrible. Lo que significaba bastantes proble¬ |||;
;|wír-.
Siempre tenía a una dama con él. Cuando se sentía bien, era como
Pascuero, tenía esa vibración.
el Viejo
mas. Era capaz de ser espantosamente desagradable, desconsiderado y arbi¬
.1
i
trario. Con la fuerza de este hombre, un comentario agudo podía provocar
un estallido. Una vez lo vi en una situación de tipo social, donde se encon¬
'
IIm .

i¡ traba una mujer un tanto rígida y de modales muy elegantes. Perdió hasta
»j tal púnto su compostura en un enfrentamiento con Fritz, que hizo algo com¬
pletamente idiota: estaba comiendo chicle, se lo sacó de la boca ¡y se lo t”
4É•!
«
§
%
1
pegó en la barba! Una reacción loca. Era pánico, supongo... y él descarada¬
mente le pegó una cachetada. Con la misma rapidez. • '
Publiqué aquí su primer trabajo; de hecho, creo que fue la primera pu¬
blicación de Esalen. Se mimeografió, y recuerdo que la cita inicial era de .
*I
&
o

Krishnamurti. La idea era que cuando uno se da cuenta de la futilidad del 'Mi.'? ELLEN STEVENS
.1 conflicto, a eso se le llama la gracia de Dios. Su estilo tenía algo de la com¬
.:!
4
plejidad talmúdica. Su estilo literario y su dominio del inglés eran excelen¬ Jfe Creo que nunca, excepto cuando estaba muy deprimido, dejaba de pellizcar
¡ptí el trasera dé alguien... o decía hola pellizcando una pechuga por ahí. Esa
tes. Tenía sentimientos muy profundos por las palabras; las usaba qon pre¬

*
cisión y con una simplicidad que yo supongo que llega sólo cuando se tie¬ -íif”
mm
era su f°rnia de ser. Le gustaba tener mucho contacto sexual.
ne una gran madurez, algo como la poesía.
Fritz tenía unos ojos extraordinarios. A veces tenía una mirada incandes¬ .grejjjí KEN STEVENS
• i Cuando hacía eso, ocurrían todo tipo de cosas, pero lo más importante era i
cente -unos ojos muy, muy hermosos que también podían estar llenos de
5 ‘$|i$\ k® personas sentían estas vibraciones y comenzaban a relacionarse...
;§P- .Era' como un patriarca.
aI / K
»
í?ü[mR CUIP
Hacía lo que quería, hacía lo que quería.
Nunca vi a Fritz tratando de animar a alguien que estuviera deprimido.
eras alegre, eras alegre. Nunca lo vi manipulando una situación que no i
Í!
fuera dentro de su taller, pero en ese caso, trataba que las personas vieran
SMÿjbÓmo eran sus mecanismos.
Ii' <
y
•i
3 i S.
i» ¡SÍ
126 FRITZ PERLS
3 SI'íAí*. 127
Fritz tenía en su puerta un afiche en el cual aparecía un hombre viejo
-.01 la ropa. Debemos dejar de lado las convenciones sodales. Estamos en un
*$ bailando con una joven; esa era su actitud la mayoría de las veces.
Gia-fu Feng, nacido en Shangai[ también era miembro del primer directorio
movimiento. Debemos ser la puerta de salida...", ¡y salió violentamente!
• Creo que todos los que estaban presente pensaron que Fritz estaba loco,

de Esalen, fue tanto un admirador como un rival de Fritz Perls... permitiendo cosas como la desnudez. Pero tampoco pensamos que Maslow
% • C estaba en lo correcto. Parecía más un predicador.
GLA-FU FENG Tappan, Thomas y yo apoyamos a Maslow. Queríamos ser respetables,
Regresé de Japón en 1964; estudiaba con Namikoshi, que era un experto y Fritz estaba al otro extremo. Pero, mirando hada atrás, Fritz tuvo mucho
en shiatsu. Fritz llegó después. coraje. ¡Le importó un comino lo que dijeran los demás!
Yo era director. El estaba haciendo un taller en una cabaña pequeña.

*$ . Aún nadie sabía acerca de él. No había mucha gente. Fritz dijo: “;Por la
cresta! Mis talleres siempre están completos. ¿Cómo puede ser que no haya
;
' El aprecio que tenía Richard Price por Fritz, está muy bien expresado en el
catálogo de Esalen, donde entre los breves aunque a veces impresionantes
datos biográficos de los líderes, Dick simplemente escribió: "Co-fundador y
inscritos ahora? Hay algo malo en la publicidad". Estaba rabiando en el mos¬
3 trador y lo dejé rabiar durante media hora. En todo caso, algunos de los Director de Esalen, alumno de Fritz Perls".
talleres tuvieron que ser cancelados.
9 Descubrí que le interesaba la religión oriental. De hecho, había estado
RICHARD PRICE
Fritz llegó aquí durante la Navidad de 1963 a través de un antiguo alumno
Cv'
en un monasterio Zen en Japón, y había regresado a comienzos de I960.
suyo llamado Gene Sagan. Le gustó y decidió establecerse aquí en abril de
Fue a uno de mis talleres y me arrinconó.
“¿Qué sabes? Practícalo conmigo". Quería hacer trabajo corporal con su .'¡•Si' 1964. Esto fue en gran parte iniciativa suya, no nuestra.
'ÿ'si' Al principio tuve una impresión muy negativa acerca de él, lo consideré
respiración. Yo no sabía mucho de eso. Pero, de todas maneras, le hice
% un tratamiento shiatsu. Estuvo muy motivado durante cinco sesiones. l;'f> una persona amargada, y no un viejo simpático. Verlo trabajar era muy de-
$ Luego cometí un error -en realidad, Bill Quinn cometió un error- le co¬ 7?i: sagradable; parecía ser innecesariamente cruel. Durante el primer tiempo,
bró 50 dólares a Fritz por mis servicios, en circunstancia que, de acuerdo él se instalaba por ahí solo, y cualquiera que se sentara con él, lo encontra-
a lo establecido, él debía ser atendido gratis porque yo asistía a sus talleres. ba repelente. Yo sentía que no era confiable y no quería exponerme con

$ ' El asunto de dinero era muy pesado con éL


De a poco comenzó a adquirir ímpetu, montones de seguidores. Un
' En ese momento, Fritz estaba muy enfermo; era muy rencoroso y mie¬
mes estuvo Bernie Gunther. Bernie, Fritz y yo éramos los únicos residentes doso. Sentía que su trabajo no florecía como él se había imaginado.
que aparecíamos listados en el folleto. En todo caso, apareció gente que Recién había releído Ego, Hunger and Aggression, escrito por Fritz en 1944.

* venía a los talleres de Fritz y que también quería trabajar conmigo en masa¬
je corporal. Y Fritz le dijo a una de esas personas: “[No vayas donde Gia- I.-
'.j,v Me impresionó mucho que lo esendal de Fritz ya estaba ahí, con mucha
claridad y predsión, libre de la basura de la mayoría de los libros de psi¬
* fu!". Estaba furioso por lo de los 50 dólares. ¡Y esta persona canceló su §r cología. Sin embargo, en 1963, 20 años después, su flor aún no se abría.
O se había abierto sin ser reconocida.
* cita conmigo! Después apareció Ida Rolf, y el decía: “Vayan todos donde
Ida Rolf, olvídense del chino".
1m
¡p;.
Era una persona difícil. Personalmente, no me importaba si se quedaba

*% No tengo resentimientos. Lo tomaba como era porque comprendía muy


Sien su historia. Sus padres y hermanos fueron asesinados y aun así él fue
o se iba. El sentía, que se estaba muriendo de una afección al corazón. Sólo
se pudo convivir con él cuando su salud mejoró, a través de su trabajo con
Ida Rolf y como resultado de la vida más tranquila y saludable que llevaba
capaz de salir adelante. Yo también soy miembro de una minoría, dé modo
a que puedo comprender. Creo que tuvo agallas y fue honesto; y además,
al haber impedido que los grupos fueran a mí, de alguna forma me echó,
5$'y. aquí.
Progresivamente, Fritz desarrolló una suavidad y una calidez que, por
i me fui y formé mi propio centro en Los Gatos Hills. De modo qué me ayu¬ lo que yo había visto, no formaban parte de él antes. Al principio, se sen¬
m taba y destrozaba a la persona con ese toque de bondad -en cierta forma,
* dó a hacer mi propio viaje.
m
¡W: no era lo correcto, no era en absoluto
bueno. Sólo más tarde su agudeza

*$ Una vez, Abe Maslow, Dick Price, Mike Murphy, Joe Adams, Fritz y yo tu¬
vimos una reunión. También estaban Red Thomas y Gordon Tappan, ambos
profesores de psicología de Sonoma State. Maslow era el presidente. Fritz
se suavizó con más y más bondad.
anjgl ' 'Su primer taller atrajo quizás a cuatro o cinco personas, y él casi se
•ftj§;..fue; e* siguiente, quizás siete u ocho. Era justo lo necesario para mantenerlo
3» era sólo uno de los miembros. Maslow dijo: "Queremos que Esalen sea un jgjjjLÿaquí. Cuando yo empecé a trabajar con él, en 1966, ya tenía trece o catorce
lugar respetable". Y Fritz dijo: “¡A la mierda! Dejen que todos se saquen ¡K?;;. personas. De modo que era muy lento.
% I Una vez ya estando en su taller, tuve una tremenda impresión. Se había
i:
3 iir
vT>‘;r

i Wy
128 FRITZ PERLS

convertido en una persona mucho más cálida y era capaz también de recibir
»r
F
ESALEN

el alzamiento de manos se hacía más y más entusiasta, y se detenía en,


129

esa calidez, al menos era lo que yo veía. Su propio entusiasmo era parte •‘Ári' •digamos, 35.
de esto. Había logrado finalmente el terreno donde su trabajo sustancial- Luego, el que tenía el número uno subía y trabajaba con Fritz. Y el
mente podía emerger -aunque gradualmente. Mi respeto hacia él creció. número dos. Aquí las cosas funcionaban mucho más rápido que en un gru¬
Aprendí a conocerlo de una forma muy, muy sutil. Sin embargo, los ne¬
gocios y la relación personal con él, permanecieron muy difíciles. En el con¬
m
É
po pequeño, donde tenía mucha más paciencia.
Recuerdo a una mujer que subió y presentó su caso, y Fritz ie dio una
texto de terapia, él era paciente, incisivo, amable y asertivo: no empujaba
su viaje. Sin embargo, en los negocios no era en absoluto amable.
I 1
39
instrucción: “Bien, háblale a tu madre".
Y ella dijo: “Oh, doctor, no creo que eso sea relevante”.
Al final de un taller, le dije a Fritz: “Aquí está tu cheque por las 15 (pr;
!. Fritz se dio vuelta y dijo: “Número 10”.
personas". El dijo: “Fueron 16. Sé que fueron 16”. Yo dije: “OK, Fritz, antes ¡Era un gran actor! Recuerdo oirá actuación de circo en la cual una mujer
de hacerte el cheque, ven tú o manda a tu secretaria con tu propia lista, M se acercó y se inclinó levemente hacia adelante... como para que Fritz le
la revisamos y luego te pago". Esto fue un enredo; mis relaciones en Esalen
estaban basadas en la confianza. AI revisar las listas, mis cifras eran siempre
mi prendiera el cigarrillo, pero él no lo hizo.
Ella estaba demostrando cómo manipulaba a las personas a través de
las correctas: ¡él contaba al camarógrafo o a alguien asíl estp juego, de donde obtenía distintas reacciones. Por supuesto que Fritz <
Sin embargo, una de las cosas importantes que Fritz me enseñó, fue se' negó a entrar en el típico juego de obligarse a hacer algo en íorma au¬ í
a ser egoísta y no estar continuamente entregándome en forma “desinteresa¬ I tomática: “Eso es todo, querida".
da" -dando y renunciando. Me enseñó a tener un poco más de respeto por i
mi propio organismo. Siento que él me dio herramientas. Fritz no jugaba m
m
Fritz era un maestro para descubrir las manipulaciones...
a hacerse el simpático y no tenía ninguna pretensión de amor ni de apoyo.
Esa era su posición final.
Fritz era muy, muy aterrizado. El sabía cómo funcionaba el darse cuenta.
I EUGENE SAGAN
Yo trataba de darle cosas a Fritz todo el tiempo. Su actitud me decía. que

En su mundo había una gran antipatía por la estupidez esotérica. El se es¬ m él estaría muy complacido si yo lograba aventajarlo. Pero al sólo acercarme

forzaba por limpiar la basura que existe en la mayoría de los sistemas re¬
ligiosos. En ese sentido, contaba con toda mi apreciación. Fritz era Fritz.
mF, a él lentamente, cuando ya se había organizado, me decía: “¿Por qué me
molestas?". i
Era como la historia del maestro Zen muriéndose en un grito agónico. Cosa
I MICHAEL MURPHY &
muy inconveniente... porque nosotros esperamos que al momento de la Al cabo de un tiempo, comenzó a expandirse. Cuando volvía de bañarse,
muerte de un santo, haya un olor agradable y una gran paz. Fritz simple¬ I se paraba muy derecho y comenzaba a pasearse como un pavo real mo¬ í
mente no era ese tipo de “santo". Sentía gran amargura cuando su trabajo
5v viendo sus plumas. Se hinchaba. Sonreía radiante. Parecía un personaje de
no era reconocido o apreciado en su totalidad. Su sentido de responsabili-'
£
dad consigo mismo era muy profundo.
I
m
£
Recuerdo que una. vez estaba en el escenario haciendo su “circo” (el circo as
era su actuación del fin de semana; no era sólo un grupo de 15 ó 20 per¬
M 'N fe
•i!
sonas, sino toda la gente que cupiera en la sala). A estas alturas ya era
bastante famoso. Habían cerca de 100 personas. Dijo: “¿Quién quiere traba¬
jar conmigo este fin de semana?". En un grupo pequeño, se tomaba su tiem¬
po para desarrollar este proceso hasta que alguien quisiera pasar adelante.
«
a: &
Pero en esta situación sólo decía: "¿Quién quiere trabajar conmigo este fin m
í~ fe
de semana?".
Por supuesto que la gente quedaba petrificada ante la posibilidad de
rm te
subir a un escenario frente a 80 ó 100 personas, y particularmente con este W:
w. fe
hombre formidable del cual tanto habían escuchado. Se debatían entre dos
cosas: “No quiero subir porque ¡me cago de susto!" y “Es mí única oportu-
nidad de trabajar con el gran Fritz Perls". Poco a poco comenzaban a
'

fe-.
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Ul
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levantarse algunas manos. Y Fritz las contaba: “Uno, dos, tres..." hasta que •iv, fe

MB»
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ft FRITZ PERLS fü§ ESALEN
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130

la realeza. Miraba a su alrededor como diciendo: “[Miren qué grande soy!".


m
'ÿm ponaba, contrariamente a lo que pasaba con los jóvenes -los “niños saluda¬
131

Disfrutaba de esto. Y siempre tenía mujeres jóvenes que lo amaban. Se le bles” los llamaba yo- que comían lo que se suponía que debían comer. Re¬
ft .veía pleno, satisfecho. No sentía ninguna vergüenza de mostrar a las jóvenes
)\
cuerdo un día que estos jovencitos estaban comprando manzanas y otras
su increíblemente maravilloso cuerpo. ¡Panache! [Se ponía su cuerpo y se rV, cosas, y apareció Fritz. Miró adentro del camión y lo primero que hizo fue
ft pasaba contorneándose! Creo que debe haber crecido un par de pulgadas, abrir mi caja de helados, sacó uno con nueces y chocolate y comenzó a
ft .yo diría que de 1.75 a 1.82 mts.1'. Al observar fotos de Fritz cuando era $ comérselo. En ese momento, a todo el mundo le gustó la idea, de pronto
más joven, se aprecia mucho el cambio. Fritz parpadeaba o no fruncía el esto se convirtió en algo bueno.
ft ceño, y tenía una mirada malvada o luminosa, pero no recuerdo haberlo
, í"
visto riéndose. Se le veía radiante cuando estaba contentoÿ- Tenía una mente
ft muy maliciosa; usaba un lenguaje muy creativo y era un viejo muy rudo.
YA eti.tyoÿ A."fcouT
ft "Ed el Cartero" traía frutas y verduras, nueces, queso y otros productos que TJUlftLE

--O-
Sfy

ft eran especialmente encargados, como remedios, pollos y a veces alimento pa¬


ra caballos y forraje. También tenía dulces y cigarrillos. Pero lo más impor¬ (Si
fiÜ3 •Vi¿- , ThPPEF 4CBSHEY5
*AJ1> Ftie
ft tante era que Ed traía el correo. Siempre era bienvenido... c-cy ‘'VP C-NIARETJES.
> -5-'
ft EDWIN CULVER
st

Trabajaba diez horas diarias, seis días a la semana. Hacía entre 150 y 200
*
*
paradas en un total de 145-150 millas. Esalen era mi parada más larga, ya
que era donde había, más personas que recibían correspondencia y que
compraban alimentos. Todo el trayecto era divertido. Lo hice duranté 22 í rsó-iS—
'A t
ft años. En realidad no era un trabajo, era algo así como una vocación. Toda
:.í
L
ft la costa era como mi jardín.
Vi ocurrir muchos cambios en la gente del lugar, desde que Esalen se
instaló en Big Sur. La gente era lo que podríamos llamar “fríamente reserva- .
f
da”; generalmente, no.se acercaban. Pero al cabo de un tiempo, comencé
ft a ver otras personas que se tocaban entre sí, se tomaban las manos, se
ft hacían cariño. Esto comenzó a difundirse a lo largo de la costa.
Esto fue algo que yo siempre quise que ocurriera. Incluso de niño me
ft hubiera gustado acariciar a las personas que se me acercaban, pero no se m. . Fritz siempre se veía relajado. Me parecía que era un hombre tranquilo.
Tenía una forma tranquila de hacer las cosas, sin llamar la atención, preo¬
'
podía tocar a nadie. Siempre tuve esa sensación con las personas, pero no
ft lo pude expresar hasta que Fritz y los demás se instalaron aquí. Yo me cupado sólo de los que estaban muy próximos a él. Las damas, jóvenes
y viejas, lo amaban. Esa es una de las cosas buenas acerca de una persona
ft sentía como un niño parado en una esquina que... tiene un perro, la gente
am como Fritz. El era feliz porque todos los que lo rodeaban eran felices. Podía
se acerca y acaricia al perro, y el niño permanece ahí parado -nadie lo aca¬
ricia- a algunas personas les gustaría hacerlo, pero no se atreven. Nadie toca
al niño, lo pueden molestar.
m
M
acariciar tanto a una joven como a una dama vieja. A todas las hacía felices,
porque a todo el mundo le gusta sentirse querido.
9 Como Fritz no era un hombre joven, la gente no se asustaba de él, y I ROLLO MAY
ft después de un rato la gente aceptaba su contacto. Sabían que él no pre¬ El siguiente encuentro fue en Esalen, estando él viviendo ahí. Pero aún me
tendía nada porque era un contacto agradable y amoroso. W parecía desagradable. En ese momento, Mike Murphy estaba a cargo de Esa¬
!Míí
¡K!
d
Muchas veces entraba a la oficina y de reojo veía a Fritz golpeando sua¬
vemente el trasero de alguien -un golpecito amistoso, amoroso- y de pronto
se daban vuelta y lo abrazaban. Era hermoso. Se aceptaba como un gesto
i len. Por un momento pensé que Perls era el Mefistófeles para lograr la san¬
tidad de Mike Murphy. Cada santo, como Gandhi, necesita un Mefistófeles
para expresar ese lado de su vida, y Gandhi lo tenía -¿cómo se llamaba?
i
ft
de amor.
Cuando paraba en Esalen, Fritz se acercaba a mi camión a comprar go¬
i Rattakrishna o algo así, un hindú muy irritable, perverso y testarudo. Y aho¬
ra Mike estaba en el rol de santo. Yo diría que Perls tenía la función de
losinas, cigarrillos y otras cosas. Me impresionaba el hecho que no le impor-' j.' representar los aspectos negativos para compensar la hiper positividad de
ft tara lo que las demás personas pensaran de él. Creo que a él no le im- fe Mike.
ft
ft
ft
132 FRITZ PERLS •
«Sí ÉSALEN 133
MICHAEL MURPHY JP
Ht ' rrümbó todo! Habían unas 40 ó 50 personas, y justo en el momento de
Fritz discutía con Dick acerca de dinero, y conmigo acerca de los progra¬ $$ mayor expectación, se paró y dijo: “¡El señor Hurkos es un fraude y un
mas, pero nunca fue realmente abusador conmigo. En el Tarro de la Basura
dice: “Mike Murphy está ansioso por dejar que las personas hagan lo suyo. . .
l'l
m
charlatán!". ¡Fue el momento más oportuno para este golpe! ¡Hurkos estuvo í
pésimo ese fin de semana! Al final se desplomó en una especie de ataque
En consecuencia, llegaron todos estos incitadores”. En ese momento, Fritz i 9
m epiléptico. El stress provocado fue demasiado. Si Fritz no hubiera estado (
tenía una actitud muy antagonista frente a Will Schütz y Bemie Gunther, ahí, habría sido mucho más fácil para él.
y frente a' otros que compartían el Foco de atención. El quería que éste fuera (
su escenario. GIA-FU FENG
Existe, evidentemente, cierta validez en sus críticas, pero \\él era el prin¬
cipal incitador de todos!! Aunque algunas, veces humillaba a las personas,
! ,VV.\
Todos deliraban, “Es un gran psíquico... puede adivinar todo”, etc. Pero
Fritz se paró y dijo: “¡Es una estafa! ¡Es una estafa!”. Todos lo pifiaron, pero
*
éstas participaban felices en sus talleres de sueños, ¡que eran fantásticos! M
@í:
Fritz dijo: “Es una mierda, ¡una tontería!". Siguió diciendo esto, a pesar de
¡Era la cosa más extraordinaria! A menudo se aprendían muchas cosas, siem¬ tener a todo el auditorio en contra. Un arquitecto contó que le habían en- I
pre había mucho humor, pero definitivamente era un nuevo show.
Una vez decidimos hacer un laboratorio del “Ser", donde todos se reu¬
IS: irado a robar a su casa en Big Sur y le había pedido a este adivino que
fuera, pero le había cobrado 1.000 dólares para empezar. Ese mismo fin «
nirían a hablar el lenguaje del “Ser”. ¡Fue un desastre! Terminó con Fritz
arrastrándose por el suelo desafiando a la gente y didéndole a Henry Drake
il
W
de semana, este adivino se derrumbó debido a la oposición de Fritz. Hubo
mucho alboroto en Esalen, hasta que este hombre fue sacado de la pro¬
4
que ¡bajara a luchar con él! Estaba Abe Maslow que gobernaba en las altu¬ piedad. &
ras, majestuoso, mientras Fritz gateaba sobre su estómago diciendo que Po- Admiro las agallas de Fritz para enfrentar a todo un auditorio en su con-

.«I
peye era un viejo obsceno y algo más acerca de ¡los pedos! En el clímax . tra. Terminó teniendo la razón.
en todo esto, se me acerca Abe Maslow y me dice: “Esto comienza a pa¬ £
recer una enfermedad...”.
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Todo lo que Abe proponía era elevado y hermoso, pero de atrás apare¬
m
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2)
3# $
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cía Fritz con la cosa vulgar, terrenal, ordinaria. Sus intenciones fueron claras
desde el comienzo: cuando surgía cualquier cosa que fuera sobre-idealista,
él trataba de derribarla.
Su genialidad lo abandonó cuando se encontró con cierto tipo de per¬
mÜ MICHAEL MURPHY
•¥*

sonas -sus prejuicios se pusieron en su camino; se ponía en contra de cual¬ Esto era típico de Fritz. Tenía un gran sentido teatral. Podía sentarse en una
quier actitud religiosa. Estaba en contra de toda deificación de las experien¬
cias personales o de su generalización. Muchas personas consideran como
úna obligación clasificar a la gente. Esa tendencia de construir una filosofía
1
iff
Ipl
sala e intimidar al orador. George Leonard aparecía ocasionalmente y daba
charlas acerca de visiones futuristas. Ese tipo 'de cosas me gustaba mucho.
GEORGE . LEONARD
.•r:
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del mundo basada en trozos o piezas de una experiencia, o a partir de so¬


life Éui a Esalen en el 65. Hice talleres acerca de los nuevos enfoques de la
I bras de las escrituras antiguas, es demasiado fácil. Yo estoy con Fritz en
eso. No se necesita ese tipo de argumentos livianos. llfll
|fe
educación y de la posibilidad de una utopía en América. Tenía la sensación
.(ÿe
] e| malas.Que el mundo podía mejorar, que las cosas no tenían que ser así de
Habían personas que él odiaba. Como Peter Hurkos, el famoso clari¬ Creo que quizás hoy día estoy más en contacto con el proceso y
vidente holandés. Lo invitamos por un fin de semana para que nos hiciera 1
fe; l°s peligros de la utopía. Creo que a Fritz, con su historial europeo
% te1; Y su comprensión del nazismo, mis ideas le parecían ingenuas y programáti-
una demostración de sus poderes, y luego esto sería estudiado por un gru¬
po de investigadores psíquicos, un par de profesores de Stanford y algunos cas. Iba a mis, talleres y se sentaba ahí a joderme. Esto lo hacía maravillo-
otros. Teníamos todo organizado para este experimento, ¡pero Fritz lo de- (Sámente.

.......
rr‘7:*nrrJ<c:ÿ-u •
d-
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wmi':t!
1
9. I;
ESALEN 135
FRITZ PERLS
1r
134
9
“Tu problema, George”, me decía, “es que tú quieres darle a los pa¬ educado. Debe haber captado algo que estaba en el aire, porque ¡nunca
9 cientes planes detallados. Yo no doy planes detallados". No creo que éste • vlV más me molestó para nada! Hizo unos comentarios muy buenos. Creo que
9 fuera mi problema, pero en todo caso, sus advertencias y sus interrupciones
me influían. Sin duda que Fritz era una influencia en mi trabajo..
I -J
incluso se sentó en un lugar donde yo podía verlo mejor. Yo estaba desilu¬
sionado. Hubiera sido muy divertido sacarlo con silla y todo. Nunca le con¬
9 En esa época, todos los talleres se hacían en la sala de estar de Esalen. i té lo que habíamos planeado.
Fritz tenía una gran silla que nadie más usaba. Ponía la silla exactamente
9
9
.
en la periferia izquierda de mi vista -esto lo hacía con varias personas- de
tal modo que yo no podía verlo sin darme vuelta, y sin embargo, con mi
a
'•íS'V
MICHAEL MURPHY
... pero bueno, tú sabes, ¡quizás no habríamos sido lo suficientemente hom¬
bres! ¡Y cuatro contra uno! ¡Creo que aun así nos hubiéramos acobardado!
visión periférica percibía sus movimientos -movimientos de impaciencia, o Nos producía terror a varios de nosotros. Nos había intimidado a todos.
9 cosas por el estilo. Fritz tenía una autoridad personal tal, que lograba que sus “insights" se
9 Realmente le gustaba socavar a aquellos líderes que hacían seminarios, Mr
especialmente si estaban en lo que él llamaba “mierda de elefante". m grabaran en nuestras mentes. No era tanto su mente, aunque era muy inte¬
ligente; tenía un gran dominio del lenguaje. Impactaba con pequeñas frases;
9 Creo que a Fritz le gustaba asustar a la gente. Recuerdo la primera vez MVv estaba constantemente inventando nuevas frases, como: “No es muy impor¬
que mi cuñado, John Poppy, fije a Esalen. John era un hombre joven, re¬
9 tante que nos ahorremos nosotros mismos; gastémonos".
servado y elegante. Se encontró casualmente con Fritz en la fila del almuer¬ ;¿w!
-7-í Creo que Fritz fue mal interpretado por mucha gente. Sus fiases, por
9 zo y chocó con él. Le dijo: “Perdón", y Fritz se dio vuelta y lo miró -con ill' ejemplo, son usadas muchas veces fuera de contexto.
esos enormes ojos café- y le dijo: “¿Por qué habría de hacerlo?”. Y John
9 dijo: “Bueno, yo-yo-yo no sé”. La casa de Fritz fue construida en 1966...
En aquellos días ocurrían cosas fantásticas, maravillosas, teatrales, en
9 Esalen; días en que siempre estaba la promesa , de un milagro. Había un MICHAEL MURPHY
Construimos esa casa para él. El viviría ahí el resto de su vida, y luego la
9 promedio de 3 ó 4 descubrimientos importantes cada fin de semana. Pen¬
9
sábamos que la transformación era algo inminente. Con este mismo sentido ft& casa quedaría para Esalen. Acordamos un pago de arriendo por adelantado
-eran como 200 dólares al mes y él nos dio 10.000. En ese momento, estaba
9
de exuberancia, le dije a Mike Murphy que Fritz estaba haciendo muy difícil
mi trabajo en los seminarias. mt.
m en Europa y necesitábamos más dinero para terminar la casa; le enviamos
“Mike, si Fritz lo hace nuevamente -si nos molesta en la sesión de esta 1 un telegrama. Contestó: “SI NO TERMINAN LA CASA, LOS VOY A DEMAN¬
9 tarde- ¿tengo o no tu permiso para que cuatro de nosotros lo saquemos
con silla y todo y lo echemos?".
i DAR. NO ENVIARE MAS DINERO". Tuvimos que poner 50.000 dólares y
•él puso sólo 10.000. No era su culpa que hubiera costado más. ¡Era muy

9 Mike dijo: “Por supuesto,' tienes mi permiso”. Estaba incluso dispuesta duro! Pero eso fue justo. Nosotros le planteamos las cosas de tal forma, que
era el dinero o nada, y él disparó de vuelta... y nosotros ' aceptamos.
i a ayudar. 1
MICHAEL MURPHY i®
9
a
Era realmente un viejo maravilloso, ¡con 70 años e igualmente animado!
Fritz entró cuando George iba a hacer una gran proclamación acerca del
futuro. Fritz se sentó en.un ángulo tal, que George sólo podía verlo de sos¬
I
amm
¿i

9 layo. Se sentaba a la orilla del auditorio para que el orador percibiera su


a presencia... de esta forma imponía su molestosa presencia. Esta era una de

d
sus tácticas favoritas; generalmente asumía una posición dominante.
George dio un inspirado discurso que me paró los pelos. Yo estaba
II
a/ realmente emocionado y Fritz comenzó a lanzar sus torpedos. No recuerdo

¿i
exactamente lo que dijo, pero nunca llegó al límite como para poder justifi¬
car el sacarlo en andas. ¿Se daba cuenta él de esto? Bueno, estoy seguro it
m

%

w que sí; tenía el más increíble radar. Sabía qué lo estábamos encañonando.
m. WgSW*fv
GEORGE LEONARD
9
9
A Fritz le habría fascinado... le encantaban las leyendas, los mitos y las co¬
sas teatrales. Pero desgraciadamente, toda esa tarde estuvo extremadamente mí
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fe.. .
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136 FRITZ PHILS


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W-ÍEsAm, 137
VIRGINIA SATIR
$fr/ da. El y Selig lo diseñaron. Es como Frilz. Está costruido como un emplaza-
*r
Me ofreció esa casa. Dijo: “Quizás tu deberías tener esta casa en vez de miento de fusiles. Se podría poner un cañón ahí arriba. Yo solía llamarlo
mí". Lo dijo de verdad. Iban a ser dos casas. Yo nunca construí la mía.-
II “La Fortaleza del Muro Oeste".
El me dijo que siempre había querido tener una casa con vista al mar, don¬
de pudiera ver y oir el mar. Eso sería simplemente perfecto. Y eso es lo I‘
iVjJíi'fí
vtsj. .ABRAHAM LEVITSKY
que era la casa. ipjr' • Las murallas del dormitorio eran de madera de pino; era chico y tenía muy
WILL SCHüTZ ;§p pocos muebles. Había una cama, un librero y un frasco lleno de vitaminas.
¡fe Yo sólo supongo que el frasco estaba lleno de vitaminas; parece que se
La primera vez que fui a su casa quedé extasiado. Sentí que este era un ’
sumergía en ellas bastante a menudo. Quizás lo más interesante que había
m
T
hogar permanente. Le conté que ésta era la única casa que había visto en
mi vida, en la cual me gustaría vivir. El estaba muy emocionado por esto. fy. en su pieza, era un muy bien pensado arreglo en pedazos de conchas y «*
Vt.v. arena, envasados en plástico, sobre la tina del baño. Estaba hecho con mu-
MICHAEL ALEXANDER m. cho gusto y gran colorido.
... la adulación era algo que Frilz necesitaba. Tenía que tenerla. Se instalaba
allá arriba, cosa que hacía de manera, muy sutil y creativa. Todos los demás Ü Russ YOUNGREEN fe*
estaban allá abajo, tanto físicamente como en otros planos. Cuando uno su¬
bía a ver a Fritz, se producía una sensación muy especial, algo así. como
ft Don Juan habla acerca de un círculo de energía y un círculo de poder. Al
igual que las antiguas filosofías hindúes. Por eso Fritz hizo construir una
S*=

estar escalando una montaña para llegar a él.

FRITZ FAISS
La casa tenía una maravillosa vista sobre el Pacífico. La áspera costa se ex¬
tendía de norte a sur; abajo, la casa principal, las cabañas, los piños, los
eucaliptus... un cuadro de calma y quietud, justo debajo de la casa, en los
*w
'¡ÿi-.
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#S:-
pieza de esa forma. Era circular, y cuando hacía sus talleres, las personas
estaban más o menos en un círculo.
PENNY YOUNGREEN
Cuando toda esa energía y todo ese poder se llevan a un punto focal, algo
tiene que ocurrir. Trabajar en contra de ese tipo de energía positiva, signi-
acantilados, estaban los baños de las antiguas termas. El lugar era conocido- ¡íffcí fica un enorme gasto de fuerza negativa.
por los indios y usado con fines medicinales. La parte plana donde estaba , El decía: “No somos realmente muy originales. No existen tantos pro¬
la casa principal, fue el lugar donde vivieron los indios. En los alrededores ffer blemas". Y al oir eso, yo sentía mucha empalia con la persona con que
dé Big Sur, existía una fuerte creencia de que los 'últimos nativos le habían jf.\ él estaba trabajando, porque ese viaje ya era conocido. Yo misma había es-
echado una maldición al lugar. Muchas veces oí a algunas personas decir m- tado ahí.
que se sentían incómodas... atormentadas... embrujadas. Se iban. Fritz reco¬
nocía también el maleficio indio. Cuando la gente reclamaba acerca de esta
atmósfera perturbadora, o acerca de sus sensaciones negativas con Esalen,
n
i#
La primera vez que estuve en esa pieza, trabajé en un sueño, y para mí
ríjp(j ha sido el trabajo más valioso que he hecho.- Sentí que la gente se desvane-
cía y que yo estaba realmente en el sueño. Había soñado que estaba con
Fritz les contaba este antiguo mito. V"
ítóf rni madre en un lugar donde había una huincha transportadora llevando te*5
Yo lo llamaba “El Viejo de la Casa Redonda". Vivía ahí sin ningún tipo de bebés, y estos bebés se convertían en pollos y los envolvíamos, como en
comodidad. La casa se usaba para sus reuniones de grupo, olía a tabaco un mercado. Terminé parada en medio de la pieza gritándole a mi madre ©-
rancio, nunca se ventilaba. El amoblado consistía en un par de sillas viejas, Pa™ Tue me fuera a buscar.
destartaladas, y una sucia alfombra llena de hoyos negros de cigarros. Los . Después, Fritz me llevó suavemente hacia las demás personas que ha-
libreros no tenían libros, sólo algunas botellas de vino vacías y pilas de coli¬ ’.fp||. bían en la pieza y me dijo: “Busca una madre én este grupo, alguien que fe5*33
llas de 'cigarrillos. Las piezas eran asquerosamente desordenadas y hedion¬
das. Era difícil creer que a Fritz le gustara vivir de esta manera.
•fllff recoÍa> fiue reciba". Y fue divertido -escogí a una mujer de grandes
jpÉ!; tetas. Mi madre es una mujer delgada y huesuda -de superficies duras. Esta
Ib mujer suave y vigorosa me arrulló y me acogió por unos momentos. Superé
una etapa. Antes de esto, no soportaba estar sola. Russ y yo nos acabá- te**
JACK DOWNING 'JHBÍÍ'-
La casa se parece mucho a Fritz. ¿Te. has fijado que al entrar te enfrentas bamos de casar y no podía ni siquiera ir al baño sin él. Lo seguía a todas Éste®
con un corredor blanco y curvo?, El recorrer este pasillo es realmente una partes. Pero después de este trabajo, no sentí más esa necesidad de estar
forma muy efectiva de modificar la percepción. En términos de diseño y ¡«encima de él, ni encima de nadie. Se demoró un tiempo. No fue algo de
espacio, creo que es un derroche, pero no en términos teatrales. Caminas «pjffifilv la noche a ia mañana. Pero descubrí que cuando Russ quería ir a algún ¿S*
a lo largo del corredor y de pronto te das vuelta y tu perspectiva se agran- 1 3:, . lugar, había una parte de mí que quería ir con él, pero había otra parte
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Í4.-

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138

que sentía que habían otras cosas que yo quería hacer. Podía estar sola
FRITZ PERLS
1 dendo este duro trabajo durante seis meses. De modo que inventé un traba¬
jo, y un día me acerqué a él y le dije: “Fritz, tú necesitas algo".
conmigo misma, y esto fue una experiencia nueva. Esto surgió trabajando :V Me miró con curiosidad, “Y bien, ¿qué es lo que necesito?".
en ese sueño.
"Necesitas un mayordomo, Fritz".
Después vi vídeos de esa sesión. Era casi un trance hipnótico en el que
“|Un mayordomo!".
estaba. Perdí la noción de la gente en esa pieza hasta que Fritz me hizo
“Sí, necesitas a alguien que se preocupe de ti. Mira tu pieza. ¡Mira tu
regresar al aquí y ahora. Esa pieza tiene un círculo hipnótico de poder.
ropa!", y le mostré unas manchas de huevo de tres semanas. “Mírate, ¡eres
un desorden! Necesitas a alguien que te cuide -no una mujer que te va a
estorbar con su rollo, simplemente alguien que te tenga todo en orden".
to tomó ahí y en ese momento. “Bien, mañana empiezas”.
““Vis' “(No, voy a empezar hoy día!”.
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VhV!
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S*- te?
mP /
Se rio y yo subí inmediatamente a limpiar su casa. Ordené todo, hice
su cama y comencé mi trabajo. Al regresar a casa en la tarde, su pieza es¬
taba hecha -ese tipo de cosas.
Tenía tres trajes exactamente ¡guales. Sólo usaba uno, los otros estaban
sin uso. Lo hice cambiarse. Iba en la noche mientras él dormía, sacaba su
Hunter Culp se convirtió en el mayordomo de Fritz, y lo conoció al revés y traje y le dejaba uno nuevo, y luego lavaba el usado.
al derecho... Más tarde me hizo hacer muchas cosas. Comencé a construirle un jardín
de meditación, emparejar él terreno (ahora está tapado de maleza), plantar
Llegué a Hot Springs, (aún no se llamaba Esalen) durante el invierno del
plantas y arbustos y abrir una zanja. Me pidió que le hiciera una mesa de
65-66, junto con Fritz. La casa de Fritz estaba recién construida, pero había
algo malo en el pozo séptico. Yo estaba trabajando para-Selig (*) ese año,- m ajedrez, cosa que hice, enchapada en madera de pino. Y enmarqué sus cua¬
dros. Le gustaba pintar; tenía algunas pinturas muy extrañas. Eran algo así
y mi trabajó fue excavar el pozo. Estuve una semana completa excavando.
como “¿Me estás hueviando?". Por supuesto que esto no se lo dije a él. El
Yo solía tener los baldes con la tierra que había sacado y Fritz aparecía
en la mañana a observar esto sin decir nada. El día en que finalmente llegué
'

m pensaba que eran importantes. Yo.hacía un buen trabajo. Trabajé enmarcan¬


do cuadros aquí en la costa durante mucho tiempo para muchos artistas,
al pozo séptico, me miró hacia abajo, a mí, al tipo que estaba en el hoyo:
“Bien, Hunter, trabajas duro. Pensé que sólo jugabas, pero veo que también
trabajas”.
i y lo tomaba a cada uno individualmente, haciendo el marco adecuado para
cada pintura.. Uno de los cuadros de Fritz se parecía a las pinturas abstractas
de Picasso, tenía hoyos en las personas, por lo que le hice un marco con
“Trabajo tanto como juego, Fritz", ;w
“Igual que yo", rio Fritz.. m una madera que también tenía hoyos, de tal modo que no calzaba bien
-se veía tal como las personas del cuadro, medio desarmado. Le gustaban
En mi experiencia personal, yo lo sentía muy fuerte. Fui a algunas de Ü mis marcos.
sus sesiones de sueños. Eran muy interesantes.
Nunca vi a alguien tan viejo que tuviera tanta agudeza: ¡No había nada
B
:&•
artificial detrás de él! Lo observaba continuamente, y pensaba: “Hay algo M¡ Cuando me ofrecí para este trabajo, era obvio que sería pagado, pero nunca
discutimos el punto. Pasó la primera semana, era viernes, venía el fin de
que puedo aprender de este hombre". Siempre he sido un buscador a mi
manera. Decidí que quería acercarme a él, pero no en el nivel que lo hacían m semana y yo necesitaba dinero. Estaba planchado. Me acerqué a él y le dije:

§
(

otras personas. “Fritz, es viernes y necesito dinero".


Como todos aquí, sentía un amor muy fuerte por este hombre. Sentía “¿Cuánto quieres?".
que cuando Fritz estaba aquí, todo andaba bien. Observé sus hábitos y noté “Bueno, lo que corresponda".
“¿Cuánto necesitá's inmediatamente?”.
que nunca encontraba el momento para preocuparse de su propio escena¬ SI Bueno, en ese momento yo estaba construyendo una casa en Pioneer
rio. Era magnífico haciendo su cosa, pero su pieza apestaba y era un desor¬
den, y usaba la misma ropa durante semanas, con manchas de comida por
m.
jg!\; Cove y necesitaba 200 dólares para comprar materiales. Me rasqué la cabeza
todos lados. Yo ya me estaba cansando de cavar zanjas. Había estado ha- I y dije: “Bueno, Fritz, en realidad necesito 200 dólares". Ni siquiera pestañeó,
buscó su chequera y giró un cheque por 200 dólares.
“Bien, gracias", le dije, y me fui pensando: “¡Guau, 200 dólares a la se¬
im mana! ¡Fantástico! ¡Este sí que es un buen sueldo!".
(*) Selig Morganrath, principal responsable de la construcción y de ios exquisitos
detalles v diseño del oaisaie en el Instituto Esalen.
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140 FRITZ PERLS Si ;fe' ESALEN 141

El tenía un ego más grande que el de la mayoría de la gente; y tenía


áf
Llegó la otra semana y no vi dinero alguno, tampoco a la semana
siguiente. muchas cosas atractivas. La gente quería esas cosas, y trataba de obtenerlas.
|Y fue así durante cinco semanas! Estaba trabajando y no me pagaban. Era un hombre muy sabio. Y tengo entendido que también era un gran 'pu¬
¡El promedio estaba siendo sólo de 30 dólares a la semana! Finalmente, tuve :r to'. Además, tenía una lengua muy bien controlada y daba excelentes masa-
que sentarme a conversar con él y llegar a un acuerdo. jes, lo que a las damas les gustaba mucho. Por una cosa u otra, se encon¬
"Fritz, necesito dinero’’. traba constantemente rodeado de personas, pero llegaban a empalagarle.
“¿Dinero? ¿Y los 200 dólares que te di?”.
Acordamos 75 dólares a la semana. Me los pagaba en efectivo.
8m Por lo que, ocasionalmente, llegaba a la cocina. Me daba recetas. Me dio
una receta de repolla cocido que resultó ser realmente buena.
Jj-í Fritz era un buen cocinero. Había estado comiendo en restaurants du-
En sus momentos favorables, era bastante desprendido con el dinero... rante años -buenos restaurants- por lo que sabía de comida. Sabía lo que (8*
JOHN HORIEJI le gustaba y cómo le gustaba. Mientras fui cocinero, pensaba en que la co¬
Una vez le prestó a mi madre 100 dólares porque estábamos quebrados. ! *'
mida era para él o para Selig, y cuando cualquiera de los dos entraba y
Mi madre sencillamente se acercó a él y le dijo: "Oye, Fritz, estamos que¬ fe- me decía: “La comida estaba buena”, eso significaba que estaba ¡re-contra A
brados, ¿nos podrías prestar 100 dólares?". Fritz sabía lo que estaba ocu¬ fei buena!
rriendo. A mí no me gusta pedir dinero prestado. Lo devolví. Lo hice po¬
:W La primera vez que lo vi era un desastre. Fue cuando empezó a venir
niendo enredaderas en su jardín; limpié las laderas que daban a su casa a Esalen y todo el mundo hablaba de Fritz Perls. “¿Quién 'chuchas' es Fritz
y las planté. Creo que ayudó a un par de personas más, pero, por lo ge¬ •fe Perls?". Entonces lo vi, parecía un gato viejo bamboleándose que apenas 0=
neral, su línea era nada por nada. llegaba del auto a la casa. Estaba realmente gibado, casi no podía bajar a ""Y

Estuve entrando y saliendo de Esalen durante nueve años. Cuando re¬ los baños. Tenía un aspecto- doloroso. Sombrío, ojos caídos, bolsas bajo sus
cién llegué, aún se llamaba Big Sur Hot Springs. La cosa propia de Esalen ojos.
ocurría ocasionalmente algunos fines de semana. Yo estaba trabajando de KEN STEVENS r,
cocinero cuando Fritz comenzó a dar sus seminarios- en Esalen. Yo no era
el encargado de la comida. Me las arreglaba para mantenerme fuera dé ese m Manejaba su pequeño auto cerro abajo... creo que era un Messerschmitt o
algo parecido.
cuento. Yo nunca he estado a cargo de nada. Y espera no estarlo nunca.
Comencé lavando platos y luego cuando el cocinero se fugó con la cama¬
rera, me' convertí en cocinero. Así de simple. Cada cierto tiempo ocurría
algo y volvía nuevamente a lavar platos. También atendía el bar.
sf m <<Da
e-

'¿¿y.
2 -
Generalmente, Fritz elegía el vino de acuerdo a la comida. Conocía muy
m ¿i

bien los vinos. Iba él mismo o mandaba a alguien a buscar vino rosé que
a todos les gustaba. Fritz se mantenía siempre sobrio. Hasta donde yo sé, m z -tP ¿Y,

bebía moderadamente.
Cuando yo fui cocinero, Fritz era el gurú, aunque aún no se mudaba
m
ir
a su casa. Lo veía circulando por ahí -pero simplemente pasábamos de lar¬ m Si.
go. Una noche, una dé las camareras me dijo que Fritz estaba nuevamente
rodeado de aduladores y no podía comer.
_ .
4H
Los aduladores son parásitos, holgazanes y zánganos. Ellos son los que
quieren tirarse a los músicos del grupo rock The Man. Andaban detrás de 1 a
Fritz, y aunque no querían tirar con el físicamente, sí querían hacerlo men¬
talmente... querían simplemente andar por ahí. A Fritz no le gustaba.
Salí de la cocina y vi que su mesa estaba rodeada de gente. Escasamen¬
te tenía espacio para llevarse el tenedor a la boca. Llamé su atención y le
dije: "Oye, Fritz, si te sientes muy acorralado, puedes venir a comer a la
I
1fe&
-T
«H
||ÍÉ¡i

cocina. No dejaré entrar a nadie". Me miró y me dijo: “¿Por qué nunca te HUNTER CULP
conservero
había visto?". Volví a la cocina a hacer mi trabajo. A los 10 minutos llegó
Fritz y se sentó en mi silla. ar I
JBffy .
n, !>.
Fra uno de los autos más chicos que existían... parecía un tarro
con ruedas. «H
mir
I 1,
¿Y.
í

*9
— 142 FRITZ PERLS

Andaba en auto para proteger su corazón, pero fumaba permanentemente,


Siempre estaba fumando. Los aspiraba enteros; literalmente, encendía uno
con la colilla del otro. Fumando, trataba de alejarse de todo tipo de...
I
IB
li ESALEN 143

exiges mucho-, no soy un mago... no vengan aquí con ningún tipo de ¡hurra!
dramático, porque esa no es mi onda". Trataba de enseñar lo que él sabía,
& pero no era un bienhechor y no era ansioso.
ANN PARKS
*& íy-?r
Cuando vivía en Esalen y trabajaba como camarera, lo atendí muchas veces.
En aquellos días atendíamos en el comedor. El era muy exigente y desagra¬
dable. Flirteaba y era libidinoso. Nunca lo conocí muy bien. Yo era sólo
*i .tGTl ¿Tfc una empleada. Sin embargo, nunca sentí que fuera una persona abierta, ni
en paz, ni radiante. Lo sentí como un hombre muy poderoso en un viaje
7 de poder.
$ _ÿr

*
L i Doug Madsen es arquitecto, terrateniente de Big Sur y jinete...
DOUG MADSEN
9 Sentía asco por este repugnante pedazo de sensual vulgaridad que perse¬
0
guía a las hermosas muchachas por los baños... •
Una vez en la. ópera, creo que fue en Manon, choqué con Perls. Era muy
ELLEN STEVENS
gordo. Yo estaba ahí con una de las mujeres más hermosas que he visto.
.... olía
a basura quemada. Se sabía cuando andaba cerca, porque siempre
* estaba quemando basura. W¿ V
m
* HUNTER CULP
Andaba con cuatro o cinco cajetillas de distintos tipos y fumaba uno tras

Wv¡v
otro de distintos tipos y variedades.
*
* JOHN HOSIER
Pero empezó a hacerse rolfing y masajes; tomaba baños y comenzó a gus¬ m n
* tarle este lugar. Habían sólo dos lugares para él en el mundo: Big Sur y
un lugar en Israel. Sentía el mismo tipo de sensación hacia ambos. Su salud.
* realmente mejoró. Demoró un poco, pero terminó bailando e iluminado.
J§¡H.
'
Era como una perla fina. Era judía española, clase que se considera a sí
misma de gran distinción. Llevaba un vestido maravilloso; ambos estábamos
* Era muy, muy formal cuando llegó.- usaba chaqueta y corbata. Después usa¬
ba solamente poleras y collares que le hacían sus amigas. También se dejó M: muy elegantes, de etiqueta. Y él apareció con un asqueroso montón de ropa

i
crecer el pelo.
Fritz y yo nunca estuvimos muy cerca. Nos conocíamos; nos tomábamos
una taza de café; a veces jugábamos ajedrez; conversábamos. Es difícil ha¬
blar de Fritz... a veces se colgaba de algunas personas,' las molestaba, las
perseguía. Algunas de las muchachas que trabajaban para él se desespera- "
*
i¡|
sucia, con su pelo mugriento; se veía sencillamente repugnante. Cuando lo
vi, traté de huir. Estábamos tomando champagne y él insistió en quedarse
con nosotros. Ella y Fritz hablaron en alemán o en hebreo, no sé. Lo en¬
contré sencillamente repulsivo -sus modales, su actitud, su aliento, sus pen¬
samientos. No entiendo cómo lo dejaron entrar al teatro de la ópera.
ban. Era difícil trabajar con él, muy exigente; las cosas tenían que hacerse $: JAMES FADIMAN
3 a su manera. Echó a muchas de ellas. No es que fuera porfiado, sino que
Me casé en Big Sur Hot Springs. Fritz estaba en la propiedad en ese mo¬
sabía lo que quería. Llegó donde quería haciendo lo que hacía, y si a al-'
mento. No fue invitado. Igual fue a la boda y lo pasó estupendo, y lo más
guien no le gustaba su onda, bueno, él decía: “Si nos entendemos, perfecto.
exquisito de esto fue un dueto exhibicionista que bailó con Gia-fu Feng.
Si no, sal de mi vida".
i Ü Tengo una fotografía estupenda de los dos hombres mirándose a la cara,

a
Era muy correcto, gentil, amoroso y amable. En cierto sentido era muy
generoso, pero a nadie le permitía que le dijera: "Tú eres el único que pue¬
de ayudarme". A algunas personas las echaba de sus talleres. Decía: “Tú
jgí|5:' - contorneándose como gallos, cada uno tratando de sobrepasar al otro con
su actuación, con sus movimientos teatrales y exhibicionistas. La foto da esa
4 impresión, ambos se esforzaban para aventajar al otro.

4
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S!
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144 FRITZ PERLS
r- > m
ESALEN 145
s
1 Fritz también se las arregló para asustar y molestar a la mayoría de los ft
m tacando que una era larga, la otra 'profunda, la otra quebrada,/ etc. Habló
i
í
invitados, con su modo natural, fácil, y su encantadora manera de encon¬
trarles algún defecto psíquico al primer contacto. la gente se me acercaba m de todo eso con gran seriedad. Yo no sabía si había estudiado quiromancia
y le pregunté: “¿Y qué significa eso?". Dijo: “No lo sé”.
y me decía: “¿Quién es ese hombre?". Y yo decía: “Es Fritz Perls". “|Ahl,
'
•fcS
realmente logró descomponerme". La mayoría eran parientes y amigos que VA- JAMES . FADIMAN
?ÿ no conocían Esalen. A los 4 ó 5 minutos de estar trabajando con él, me dijo que mi habilidad
•••• < verbal era como mirar a un espadachín tan bueno que podía mantenerse
I& GIA-FU FENG
Siento que hay una gran similitud entre el ideal de Fritz y el budismo Zen.
En 19Ó5, antes de cada sesión decía: “Lo que voy a hacer aquí es ayudarles
$5 seco bajo una tormenta.
JIM SIMKIN
a que tengan un repentino despertar". Y un repentino despertar es, eviden¬ Había momentos en que era sentimental. Al final de una sesión cálida, le
K temente, un satori, que es el punto principal del budismo. gustaba que la gente cantara “Auld Lang Syne”. Las personas se paraban
FI folleto de Esalen decía: “Meditación, meditación, meditación". Y él en círculo y él lloraba a mares y luego se iba... Me llamó cuando murió
di. Paul Weisz. Paui era un amigo muy cercano, psiquiatra; murió de un ataque
i decía: "A la cresta con la meditación. Muevan sus nalgas. ¡Comiencen a tra¬ •W ai corazón en la casa de Paul Goodman. Fritz lloró.
í bajar! ¡Basta de este cuento de estar sentado en el trasero!".
! a* Tenía ese lado suave, pero se ponía arrogante y exigente si sentía que
Confucio dijo: “A los 15 comienzas a aprender; a los 30 te pones de pie; &% alguien lo molestaba.
a los 40 saliste de la confusión; a los 50 conoces el destino; a los 60, libre JANET WULLNER FAISS
de deseos, puedes realmente escuchar, eres incorruptible; y cuando llegas 1 Fritz jugaba el rol de “padre cariñoso" tan bien como el de “libertino" o
I a los 70¡ entonces puedes hacer lo que quieras sin preocuparte si está bien g “réprobo”. Era muy entretenido ver cómo se cambiaba de un rol a otro.
o está mal". Fritz era el vivo ejemplo de un hombre de '70 que actuaba Disfrutaba con un buen duelo de talentos, pero a menos que su oponente
!; sin preocupaciones. estuviera muy alerta a los rápidos cambios de personalidad de Fritz, el due¬
! il Fritz confiaba totalmente en la simplicidad; muchos de nosotros nos senti¬ I lo se convertía en una pelea de box sin contrincante con Perls riéndose
a sus anchas.
mos intimidados por ella. Es úna cualidad qüe podríamos llamar "fritzidad
I M
I
FRITZ FAJSS
¡i
l!
A Fritz le preocupaba mucho la vaguedad de algunas mentes. Solía decirle
a la gente: "Decídete -ahora y para siempre". Aunque de hecho, él era con¬
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f;:,; i
IIl¡ jl

trario a todas las teorías terminales. Para él, no existía el final de nada, todo
estaba en constante cambio. m

i) GIA-FU FENG m
.w i
i
i;
A principios de 1S>65, estableció una norma para los casos limítrofes. Una
noche, un profesional, integrante de uno de los talleres, no podía dormir
y deliraba paseándose por la pieza; su compañero le pidió a Fritz que lo SÍ' rn í
i
l\
Ú
ayudara: “Fritz, ¡haz algo por él!". Y Fritz dijo: “Llama a la ambulancia. Que
lo lleven al hospital". Todo el personal se le fue en contra. Le decían: “De¬
bes ser más humano; tú eres responsable por él; no está tan mal”. Pero
ir-.
0
m JOEL M
Fritz insistió y el hombre fue llevado al hospital por el comisario. Después ||fc. KRAMER é
ii
¡i
de esto, nos dimos cuenta que existían los casos limítrofes, y Fritz insistió A veces tenía la sensación de que Fritz se sentía obligado a ser real todo
el tiempo. Ser “real" es ser un poquito más grande que la vida. Esto lleva £
en que en Esalen sólo se podían admitir a aquellas personas que estuvieran
a este lado del límite. a formularse interesantes preguntas acerca de toda la naturaleza de la ima- Ó
8en- Construimos una estructura con la propia imagen de acuerdo a lo que
BARRY STEVENS es ser real, y esa estructura de la imagen se convierte en lo que somos. &
Ü . Una tarde, sentados en la cocina, Fritz tomó la mano de una mujer, la dio Luego uno aprende a jugar a ser eso, pero ese juego también demuestra
vuelta y miró su palma. Hizo algunos comentarios acerca de las líneas, dés- lo. que somos. En cierta forma, ése era el baile de Fritz. e
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ir ilWBmm*
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m.life
146 FRITZ PERLS ESALEN 147

NATAUE MANN m yoría de los adultos exhiben el placer de la venganza en forma vicaria:
leyendo historias criminales, o siguiendo procesos judiciales, o hacien¬
Durante una época tomó mucho ácido, y siempre solo -nunca con otra per¬
do alarde de rectitud, o desviando la ejecución de la venganza hacia
sona. Una vez me contó que se había tomado uno y que él se había metido Dios o el destino. Debemos reconocer que la venganza no es una de
en su corazón y había gestalizado lo que allí ocurría, y que de esa forma las características agradables de la humanidad, pero ser condenado
había evitado una coronaria. Sintió una tremenda emoción por haber tenido a expensas propias, produce inhibiciones que dejan las situaciones in¬
este contacto tan profundo consigo mismo. completas; mientras que el desquite, ya sea tomado en forma de agra¬

- A-viI
decimiento o de venganza, cierra definitivamente el capítulo.
GIA-FU FENG
Descubrí que Fritz era parte de una tradición del maoísmo. Mac le decía '
Nunca sentí que Fritz fuera hipócrita. Ni que estuviera predicando. Creo
a los Guardias Rojos: “La palabra clave en una revolución cultural es ¡oan...'\ más bien que Fritz era Fritz.
Loan en chino significa “agitación" -en realidad, la palabra significa “con¬ Ai
fusión, desorden o caos". De modo que él decía: “Mientras más loan ten¬
gan, mejor. Ahora, ustedes, Guardias Rojos, salgan y provoquen más agi¬
i
#/
JOHN STéVENS
...una noche estábamos mirando las pruebas del Tarro de la Basura, y Fritz
tación...". Mao era una agitador y esta característica también la encontré en estaba leyendo la página donde hablaba de Will Schütz, porque pensaba
Fritz Perls. . que tal vez había sido muy duro con él. Miró la página. Pensó durante un
rato. La leyó y se retractó de lo dicho: “No, creo que es justo".
WERNER ERHARD
Fritz tenía clase, si definimos clase como la habilidad de una persona- para Me alegré cuando supe que Bill Schutz iba a estar a cargo de Esalen.
que todo le importe un bledo, en forma simpática. Bill se parece a un oficial prusiano, pero también es obediente y ha¬
bilidoso. Es un zángano intelectual, pero en el fondo sufre y se deses¬
ANNA HALPRIN M pera por crecer. Trata de ser hipiento, pera es cuadrado. Si na se sien¬
Era imaginativo, agudo e intelectual, y a menudo un excelente actor ex¬ te observado, demuestra su tristeza. No es raro que haya escrito un li¬
hibicionista, Me gustaba eso de él. Una vez en una conferencia, Fritz for¬ bro sobre la Alegría, la típica exteriorización psiquiátrica.
maba parte del panel de conferencistas junto con distinguidos psiquiatras Wni. SCHUTZ *
y con una audiencia de más de mil personas. Estaba tan aburrido que sen¬
cillamente cerró los ojos y ¡se quedó dormido! Había dicho entremedio dos m Se relacionaba en forma dura. Antes de trasladarme a Esalen, hablé con per¬
o tres cosas que habían demolido al resto y después seguió durmiendo. Era
obvio que quería que todos supieran que estaba aburrido con toda esa
t
»
sonas muy importantes -Virginia Satir, Bernie Gunther y Fritz- y les pregunté
concretamente qué les parecía que yo viniera a Esalen. Todos me dieron
respuestas positivas, especialmente Fritz. No habría venido si no lo hubieran
' mierda. §f querido. Fritz y yo estuvimos juntos en Esalen cerca de dos años. El llegó
JACK ROSENBERG §1 un año antes que yo. Yo llegué en el 67 y él se fue en el 69., Tuvimos
Por aquel entonces, yo tenía 30 años y ya era un profesor reconocido y un año bueno y un año malo (*).
respetado, pero no era capaz de acercarme a las muchachas y besarlas o DuranLe el primer año estuvimos muy amistosos. No digo íntimos, por¬
bailar con ellas. Fritz lo hacía, y de alguna forma esto me autorizó a mí li qué dudo que Fritz haya sido amigo íntimo de nadie; pero, en todo caso,
ü
para hacerlo. Comencé a intentarlo. ¡Fantástico, sentía que tenía permiso pa¬
ra estar vivo porque él estaba vivo! m
m
nosotras no fuimos íntimos. Pero éramos colegas. Eramos nosotros contra el
mundo. Ambos éramos poco ortodoxos en nuestra lucha contra el “estab-
lishhement" y nos apoyábamos mutuamente. También nos parecíamos en

X
TOM SHANDEL que ambos éramos 'prima donnas'. Me gusta hacer las cosas a mi manera.
. Yo provengo de lo que podría llamarse un ghetto étnico. El tipo de- injertos No soy un idólatra. No tengo héroes fuera de Lou Gehrig. Creo que Fritz
de Europa Central con que yo crecí, eran como este viejo -descontrolados, también era así. Pienso que no tenía ningún ídolo en particular; nunca lo
irascibles: a patadas sacaban a los niños de su camino. Tal como eran los oí habfar de alguien en ese sentido. Cuando regresaba de algún viaje, me
i abuelos... al menos los que yo conocí. m; mostraba sus recortes y me contaba de sus éxitos, y hablábamos acerca de
la estupidez de los que se nos oponían. Compartíamos ese tipo de camara¬
RICHARD PRICE
El y su descontrol eran una sola cosa: no tenía para qué perderlo. No tenía
M: dería.
división en ese aspecto particular. Fritz dice en Gestalt Therapy:
i La tendencia hacia él desquite es algo que vemos a menudo... La mar !¡ gi',.’ o De hecho, Fritz llegó a Esalen en 1964.

¿IH
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148 FRITZ PERLS
Pl-ESALEN
IggÉr'
149 •

*•
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Después algo pasó y ya no nos llevábamos bien. Yo sentí que este cam¬
bio fue principalmente iniciativa de Fritz. Comenzó a desacreditarme, a criti¬
':»Pr porque la mayor parte del tiempo que estuve aquí, fuimos las dos figuras
prindpales de Esalen. Otra cosa: él supuso que yo me convertiría en un
carme, y su actitud hacia mí era negativa. En esa época, había un programa iSyfr terapeuta gesiáltico. Creo que fue una de las razones por las que Fritz se
de televisión que se llamaba “California Girls", era canadiense. Me pidieron , alegró que yo viniera a Esalen. Después de un año, quedó claro que yo ft-
que dirigiera un grupo para filmarlo. Para esto comencé a reclutar gente no iba a hacer eso. Me gusta moverme y buscar a personas de las cuales
en el muelle; de pronto Fritz apareció y me dijo que le gustaría estar en pueda aprender, y también apreciar, y luego seguir a otro lugar. Creoque 0=
el grupo. De modo que Fritz fue uno de los miembros de mi grupo para
la filmación. Por supuesto que rápidamente apareció el enfrentamiento en¬
m. esto afectó sus sentimientos hacia mí. A él le gustaba
su cosa y yo no lo hice. Sí, ahora se entiende mejor.
que la gente hiciera
Creo que el alza de
é*
tre ambos. Yo decía algo como: “Fritz, no quiero que te opongas a mí; quie¬ «£K
;s.v
mi popularidad agravó el hecho de que yo no iba a ser uno de sus mu¬
ro que estemos más cerca”. Y él decía “No”, con dureza. No quería reconci¬
liarse y no le importaba.
i chachos.
En un momento, mi estrellato crecía. A veces yo comparaba nuestra ca¬ *»
>...
NED HOKE 0 pacidad para dibujar -cuánto dibujaba él y cuánto dibujaba yo. Recuerdo
que la comparación se inclinaba a mi favor, y una vez dibujé más que él
Mientras se -filmaba la película, Fritz se sentaba en una elegante silla como i en menos tiempo. Reconozco que esto me agradaba mucho.
un rey. Will aparecía encuclillado en él suelo, hablándole a Fritz hada arri¬
ba: “¿Pero por qué no te das cuenta de mi presenda?". Y recuerdo perfec¬
6 Varias veces traté de acercarme a él para al menos evitar esta oposición,
tamente que Fritz le dijo: “¿Por qué no puedes soportar un poco de recha¬ B
i
cosa que me parecía estúpida. A Fritz no le gustaba que cuando yo hacía
un taller, la gente se animara y lo pasara bien. Decía que era “alegría mo¬ *ÿ
zo?". Will estaba recién terminando su libro Joy.. Es taba comenzando a tener
seguidores y era una estrella en su medio. Pero siempre fue una estrella
insegura, como un nuevo miembro de un exótico club dando su primera
1
a
mentánea” y no le gustaba. Tuvimos un enfrentamiento directo al respecto.
Yo dije: “Fritz, ¿por qué no vienes y observas lo que yo hago? Haces todo
tipo de comentarios acerca de mis grupos y nunca has visto uno y no sabes
í-
a® fr-
fiesta. Y, sin embargo, es el tipo de persona que tiene sensibilidad para
el poder, pero parece que nunca tuvo las agallas sufidentes. Fritz tenía aga¬
llas para el poder. No estoy adulándolo, pero hay personas que pueden
m lo que realmente ocurre". Y él dijo algo, que por un lado fue encantador
y por otro no. Dijo: “A veces no actúo en forma racional", lo que le permitía

ejercer el poder y otras no. Schütz no era un tipo arriesgado, al menos por W
if:
no hacer nada con respecto a no ser racional...
VIRGINIA SATTR
lo que yo vi. Y si volvía a hacer eso -sentarse en el suelo, hablarle hada
arriba y pedirle que se contactara con él -Fritz simplemente lo escupiría en i Estoy segura que Fritz no vino debido a que no aceptaba lo que Schütz
dasificaba como terapia. No le gustaba la forma en que Bill trabajaba: ti¬
la cara.
m rando en público y llamando a esto terapia de grupo CA Fritz le gustaba
é-
ILANA RUBENFELD jugar, pero no mezclaba el juego con la terapia).
Fritz fue . muy duro en su crítica a lo que Bill Schütz hada y también hada En 1968, Esalen llegó a ser un lugar muy caótico. Fritz no podía sopor¬
las personas que Bill entrenaba. Pensaba realmente que la gestalt era la co¬
sa, y aunque Bill usa mucho la gestalt ahora, Fritz sentía que el trabajo de
grupo que se estaba desarrollando en Esalen era devastador. Hadan ma¬
ratones de 24- horas y utilizaban las más crudas técnicas para bajar las de¬
*mv
Mj.V
Mit

tarlo. Fue muy descortés y muy sarcástico. Recuerdo una reunión que hubo
en NaVidad, Fritz y yo estábamos sentados juntos, y le dijo a Bill Schütz
que era un pervertido. Lo que Fritz quiso dear fue que Bill era falso. Bill
simuló no haberlo oído, hasta donde yo pude apreciar. A propósito, nunca
SS=*

A,
fensas. Fritz veía esto y culpaba a Bill.
||||; me preguntó mi opinión con respecto a su venida a Esalen.
JJ35SS
WILL SCHüTZ m
Algunas personas han señalado que su oposidón hacia mí comenzó en el
i
mismo momento en qué mi libro Joy empezó a ser popular. Sospecho que
tuvo mucho que ver, y en cierta forma, yo empatizo con esa seiísadón. m
Mr
Sin embargo, Fritz era ayudador...
HAROLD OAXLANDER
Recuerdo un trabajo que hice con él y que me causó mucha impresión por-
Estábamos frente a un hombre a quien le fue negado el reconodmiento 3||!¿
* durante 40 años y que por fin ahora lo estaba logrando. Y justo cuando HBrt fiue fue muy ayudador. Me ofrecí de voluntario para trabajar como lera- CL
lo está logrando, aparece alguien -relativamente joven- -que comienza a Sgjjjf; peula en su taller, haciendo él de supervisor. El tipo que se ofredó para
usurparle parte de su gloria. Comprendo que esto no le gustara. i|fe; trabajar como padente era muy amigo mío y había venido a lisalen con- .r
Creo que yo era una amenaza para él, y cualquiera que estuviera en |ipy migo. No recuerdo lo que estaba sucediendo, pero en un momento le dije

/.IP a ¿migo: Torn, mira, yo no -tengo ningún poder sobre u p»


ra liaccr este
esa categoría tendría problemas con él. Yo fui su más directo competidor, mi

*5=3*
¿Ti
150 FRTIZ PERLS ÉfrESALEN 151

trabajo. Si tü quieres algo de mí, si tienes buena voluntad y si estás dis¬ Fritz decía: “Cada uno viene acá porque quiere, y si no quiere, no quie¬
puesto a decir lo que sientes, entonces puedo trabajar contigo. Si no, no
puedo".
W
m re". Yo pensaba: “Es muy exagerado", pero es básicamente correcto. A me¬
Fritz nos detuvo en ese. momento, y dijo: “Es muy importante que el W
. . V:.
dida que comencé a practicar más esto, lograba sacar los aspectos más fuer¬
tes de los pacientes. Junto con esto, también les decía: “Siento que son fuer¬
terapeuta tenga poder sobre la persona con que está trabajando. Oaklander
acaba de demostrar que tiene realmente poder como terapeuta. Lo demostró m
51
tes. Confio en que ustedes podrán manejar lo que ocurra”. Mientras menos
responsabilidad asuma yo, mejor, porque les permite a ellos hacer más. De
de la mejor forma . que pudo, dando su opinión. Al decir lo que dijo, mostró
la esencia del poder del terapeuta sobre alguien”.
Yo me estaba cuidando a mí mismo a mi manera. Fritz nunca lo habría
mm
. Í&V
modo que pienso que esa fue una contribución de Fritz muy importante
para mí -me hizo darme cuenta que ser un terapeuta responsable es una
Verdadera trampa.
hecho de esa forma; su forma habría sido muy diferente. Pero fue una afir¬
mación 'de que yo podía hacer lo mío.
m
••V».
Me cuesta mucho tener sentimientos cálidos hacia Fritz. Creo que casi

WILL SCHüTZ
Una vez, cuando nos llevábamos bien, le dije que me estaba cansando de
am toda la gente lo amaba y lo odiaba. Nunca estuve lo suficientemente cerca
de él, de modo que no sentí esto muy fuerte. Yo no lo amaba, pero tampo¬
co lo odiaba. Me gustaba y no me gustaba. Casi todos eran alumnos suyos,
dirigir grupos. El dijo: "Tienes que entender el significado de la palabra can¬
sado". Yo pensé: “Ay, Fritz, por la cresta, otra vez un comentario pelotudo,
pseudo-astuto”. Sin embargo, pensé acerca de ese comentario durante va-
i«te
pero yo tenía con él una relación diferente. Yo llegué como su colega, su
igual.
:\;'k
. ríos meses. Cada vez que ocurría algo, yo encontraba otra definición para
“cansado". Una vez pensé que era tener cáncer y otra vez, que eqi mi mie¬
w- STANLEY KELEMAN
Una vez estábamos conversando, y dije algo acerca de ciertas confusiones
do frente a competidores más jóvenes... y me di cuenta, entonces, que el
comentario había tenido un impacto en mí mucho más grande de lo que
1 que estaba experimentando en mi vida, y él me dijo -en forma muy cálida,
muy gentil, muy amistosa, muy ayudadora-: "Stanley, cuando trabajas, te
yo hubiera querido.' É
|$í!
veo conectado con tus emociones y muy real. A veces, cuando hablas, la
embarras. Lo que me gustaría hacer, es enseñarte a manejar algunos de esos
A veces, Fritz acertaba muy bien, como en este casó. Decía cosas sabias
que me hacían prensar mucho -a veces de mala gana. conflictos que tú ves”.
Cuando erhprecé los grupos de encuentra, yo hacía algo que yo llamaba JS&í
¿tó* WILL SCHüTZ
s* r
interpretaciones deslumbrantes. Más tarde, me' di cuenta que estaba tratando
de comprensar mi propia inseguridad. Descubrí que, en la misma medida
\§|r\ No sé exactamente qué significaba para Fritz el principió de honestidad. He
oído que Fritz nunca pagaba los impuestos, que lo perseguían y que final-
en que mejoraba como líder de grupo, hablaba menos y menos. En los me¬ mente tenía que abandonar el país. También he oído que Fritz no era real-
jores grupos que hice, los participantes casi no se enteraron de mi presen¬
J||n»
cia. Entraba y simplemente hacía lo que tenía que hacer, y dejaba que las
jjfi, mente un Ph. D. o un M.D. Creo que esto habría que chequearlo con gente
5* prersonas hicieran lo que quisieran, y dejaba de ser ese líder llamativo lleno '
p§); que lo conoce más que yo, pero sospecho que es verdad. Creo que esa
es la parte sucia de Fritz. La responsabilidad sin honestidad no funciona.
de inteligentes “insights". Sosprecho que es la misma necesidad que se en¬
cuentra en la base de las grandes intervenciones en gestalt. jipi' Si la honestidad no ¿s algo inherente a la gestalt, ésta tiene una gran falla.

. El modelo fritziano es un poco exhibicionista. Por otro lado, he tomado LAURA PERLS
algo importante de él -la idea- de que uno es responsable de uno mismo. ñ ... el M.D. es legítimo. Alguien escribió en alguna parte, que su título de
Creo que éste es un principio de vital importancia. Lo he adoptado, he tra¬ im médico lo obtuvo en 1923. Creo que lo obtuvo mucho antes. Porque estaba
SI bajado en él y lo he convertido en una de las claves de los grupos de en¬ gr- en la guerra -la guerra terminó en 1918- y en 1919 y 1920 estuvo en Frei¬
burg. Creo que por lo menos fue en 1921. Lo obtuvo en la Universidad
cuentro. Esto lo saqué principalmente de Fritz, Pero rio me gustaba la forma

-
en que él lo manejaba. Creo que lo llevaba a extremos. Cuando alguien,
estando en la silla caliente, no podía hacer nada, Fritz se quedaba dormido
o lo echaba, o algo por el estilo, cosa que era muy dramática y general¬
I Frederick Wilhelm de Berlín... sí, claro, yo tengo el diploma.

JIM SIMKIN
)
Hizo su tesis post-doctoral en Frankfurt con Kurt Goldstein en el Frankurt
mente efectiva, pero debilitadora.
Institute. Estoy seguro que no habría podido hacer su trabajo de postgrado
Por otro lado, la auto-responsabiljdad es algo sumamente importante,
sin su título de médico. Sus antecedentes médicos eran impresionantes. Su
algo que yo nunca manejé bien, y esa terapia tradicional que decía “Yo
me haré cargo de ti", no es buena.
.i
fltí®5í§| M.D. no tenía problemas. Creo que obtuvo su Ph.D. bajo extrañas circuns-
tancias, no estoy seguro cuáles.
si
1.
---
152 FRITZ PERLS «g& 'ESALEN 153
S’rí
3 *-
GIDEON SCHWARZ . , '
Ijÿsís. jóvenes o menos vigorosos, compartiendo el coraje, la fuerza, sacando a
Oí una vez que alguien que estaba escribiendo una carta para él, le pre¬ su alumno del asedio constante del miedo insondable. Comprendía que era
guntaba: “Fritz, ¿es ‘Frederick S. Perls, M.D., Ph.D.?“. pli» necesario el coraje para "eliminar las cadenas", como él las llamaba, las ca-
Fritz respondió, con una sonrisa de niño malo: “Frederick S. Perls, M.D., . denas de la neurosis.
Ph.D., L.S.D.".
Ü
IrSr-
Cuando Fritz miraba dentro y a través de nosotros, a menudo me ima¬
giné que él, al Igual que un guerrero indio, había llegado al estado espiritual
HAROLD OAKLAND ER
Siempre lo vi como una persona honesta, directa, y por lo tanto, siempre M. ele “búsqueda".
me acerqué a él con ese mismo espíritu. Algunas veces lo vi tan conmovido
por algún trabajo, que salía de la pieza.
Ill KATHLEEN NUGENT
ifííl
Ijífe
Yo vivía en una casita cerca de Nepenthe. Una mañana me levanté y dije:
“Debo bailar para Fritz”. Y partí a Esalen a dedo. Estaba durmiendo siesta
WEL SCHüTZ • >

Creo que mis verdaderos sentimientos hada Fritz y acerca de la honestidad cuando llegué, y se sorprendió mucho. Puso música de meditación Zen a
son como todo- lo demás -ambivalentes. Creo que en algunos aspectos era jí)“ distintas velocidades, para atrás y para adelante... Yo llegué a un estado
Sí? muy centrado en contacto con la tierra, y él, entonces, puso la música más
extremadamente honesto. Podía decir cosas negativas a cualquiera en cual¬
quier momento, y esto era admirable en derto sentido. Por esto, era consi¬ lenta. Después, me sentó en sus rodillas, puso un cigarrillo en su mano
derado como una persona verdadera. Pero creo que había otros momentos íftí .
m y-.dijp: “Ya te moriste, ¿no es cierto?”. Yo dije: “Sí, claro, me morí hace ya
en que no era realmente honesto. Por ejemplo, creo que no se enfrentaba un año”.
realmente con sus sensadones con respecto a mí, y tampoco definió las
razones de su cambio tan grande. Aparentemente, no quería pensar en eso
gjrf NED HOKE e-
tí?-. En algún u otro momento de su trabajo, Fritz reconocía que el “impasse"
-quería permanecer en la oscuridad, para no dedrme. De alguna forma, esto !'jÿ| era la muerte- la muerte que ocurre dentro de una persona, dentro del co-
no fue limpio. É®| razón de una persona. A esa persona, Fritz le preguntaba: “¿Cuándo mo-
NED HOKE
tiste?”, y la persona respondía simplemente: “Aaaahhhh...", una reacción pri-
maria. Lograban recordar el momento preciso en que las había golpeado #ÿ*
El interés de Fritz era generar poder, y Schütz aparetía tratando de aplacar¬ Ss
esa sensación, cuando rodaban y morían por dentro. Necesitaban volver a
lo. Schütz permitía botar la energía, en cambio Fritz pareda estar menos
interesado en la mera exposidón y remodón de “rocas intérnas". Yo siento
que Will me pedía, a menudo, que arrojara mi energía al viento, mientras
|
Mr
esa experiencia una y otra vez con Fritz, a veces llegaban a demorarse hasta
seis meses. Fritz no dejaba de apretar el botón, y de pronto se . producía
que Fritz quería enseñarme a llevar mi energía a casa. ese momento increíble en que alguien descubría: "Oh, Dios”, habían muer¬
to: sus cuerpos aún se movían y hablaban, ¡pero estaban muertosl |Y lo sa¬
La íasdnación personal que sentía Fritz por la calidad de la energía, iba 111 bían! |Y Fritz lo sabía! En cierta forma, Fritz y todo el grupo habían acudido
más allá de la enseñanza. Conducía a la gente tan fuertemente dentro de
esa energía, que podían sentirla dentro de ellas mismas. Es verdad, Fritz m
m
a sus lechos de muerte, y Fritz les preguntaba si querían volver a vivir. A
nadie más le había importado -nadie ni siquiera lo había notado. Tremen¬
fue un cura y un basurero.
,

Es muy raro que una persona con. mucho intelecto y mucho chutzpa se
meta, literalmente, en medio de la basura y diga: “Todas esas cosas fantásti¬
m
m
damente dramático.

Cuando Fritz hacía esto, todos terminaban deshechos. Toda la audiencia


cas que están allá son insignificantes. Lo que estamos experimentando
ahora jES LA COSA1”. murmuraba desde su pequeño espacio, que había muerto, que ya no vivía.
' ¿Cuántas personas funcionan así? La muerte ha ocurrido en el corazón. Y,
Todos los que estuvimos en Esalen én la década del 60, fuimos parte del por supuesto, “no quiero que los demás lo sepan, seguiré siendo sociable”,
' drama total que estaba ocurriendo, y de alguna forma u otra, fuimos lleva¬
dos allá por nuestra cultura. Quizás, también Fritz estaba buscando la ver¬
i
«EL - o “seré echado", o cosas por el estilo. Y Fritz rompía este juego. Justo en
medio de todo esto, hacía que la persona le hablara a su cuerpo que yacía
dad y aprendiendo a “ver”, al igual que los sabios hindúes, quienes abando¬ jjgp? en el suelo. Fritz era capaz de ver de una forma similar a Castaneda -con
nan sus hogares, sus mujeres, sus trabajos, para irse a íos bosques en busca fltaí la ventaja que, además, era psiquiatra.
de la sabiduría. Pero los bosqueÿ de Fritz lo llevaron a través de mis bos- Creo que el término budista recursos prácticos, resulta apropiado en este
ques...
Tal como Las Enseñanzas de Don Juan hablan de un “teatro terapéutico"-,
IR- caso- Para mí, Fritz era un profesional de los recursos prácticos.
Fritz aparecía como el anciano guerrero dando lecciones a aprendices más Como profesional de los recursos prácticos, Fritz daba conferencias a quien
m Sá
w~~T.

i.
1 i
i
!>
154 FRITZ PERLS
•; -
m
m ESALEN 155

!> quisiera oirlo. La Universidad de British Columbia en Vancouver, fue uno ft :


JULIAN SILVERMAN
de los lugares donde estuvo. Sol Kort lo invitó... Á Fritz lo llamaron paranoico, lo llamaron dios, lo llamaron santo, lo lla¬
!

u-y.W
maron maniático sexual. No sé de qué otras formas lo llamaron; todo de¬
* SOL KORT '
Phillip Reiff, profesor de la Universidad de Pennsylvania, al saber que Fritz
pende de quiénes eran esas personas.
i Desde un punto de vista no jurídico, los términos paranoia o megaloma¬
había dado conferencias . aquí, preguntó lo siguiente: “¿Por qué patrocinas nía se refieren a la forma particular en que una persona está en el mundo,
a un hombre como ése? El es la maldad". Este profesor no elaboraba, pero una forma particular de organizar el “ahí afuera" de tal modo que resulte
escuchando más tarde sus conferencias, comprendí por qué sentía eso. Para razonable para esa persona. Un megalómano o un paranoico es una perso¬
Ü Reiff habían dos tipos de carismáticos. Aquellos que ejercen gran poder so¬ na que construye el mundo para sí mismo y luego dice: “Eso es de hecho
bre la gente a través de las prohibiciones, como Moisés, que decía: “No lo que ocurre en la realidad". Inventa una historia y luego esa historia re¬
harás...”, trazan líneas -límites más allá de los cuales no se puede pasar.
presenta su mundo. Ahora, si mucha gente le cree, entonces eso se convier¬
Luego están los carismáticos remisivos, quienes dejan de lado los límites
te en un concepto o en una re-presentación compartida. De modo que si
y dicen: “Bueno, los límites sobrepasan la actuación social que ustedes han
* aprendido. Tienen mi permiso, los invito a que tengan nuevas experiencias,
a que hagan cosas que quizás no sean socialmente aceptables". Para Reiff,
un ser como Hiüer dice: “Somos la raza superior”, y la gente acepta que
esa re-presentación es también su re-presentación del universo, estamos en
* i® problemas.
*
Hitler era el ejemplo más tajante, alguien para quien cualquier cosa era ver¬
dad’ y todo era posible -matar, humillar, deshumanizar: la ética del campo
de concentración. No ponía a Fritz en la misma categoría que a Hitler, pero
1
1
Por otro lado, hay re-presentaciones constructivas. Por ejemplo, Einstein
tomó la re-presentación de la actividad de su propio sistema nervioso cen¬
* sí decía que Fritz daba permiso para abandonar ciertas restricciones, como fir.'
tral y luego la generalizó al “ahí afuera" y dijo: “Esto es lo que está ocu¬
rriendo en el universo". Fue una excelente re-presentación. Sus nociones
* leyes y reglamentos.
Yo tengo sentimientos poco claros con respecto a todo este asunto de
% tíe tiempo y espacio son re-presentaciones biológicas compartidas por mu-
* la trascendencia del ego, de la unidad con ei cosmos -este tipo de pensa¬
miento es ajeno a nuestra cultura occidental. Y supongo que esa es la razón
M. chas personas.
% & Todas las teorías e hipótesis son fantasías de modelos acerca del fun¬
por la cual muchas personas se sintieron amenazadas por una persona co¬ cionamiento del mundo. Una vez que han sido verificadas y aplicadas
» mo Fritz... quizás Reiff fue una de ellas. M a la realidad física, asumen por sí mismas el carácter de realidad.
Creo que, en general, un gran hombre es una persona humilde, gentil
y palpable. Pero hay otros que son un poco megalómanos. Fritz tenía mu¬ Fritz fue un constructor de sistemas, y en cierto sentido, enseñó aspectos
'Ú de la megalomanía y de la paranoia. De hecho, me siento un poco incó¬
I cho de megalómano y de egomaníaco.
» modo con este lenguaje psiquiátrico, sin embargo podríamos decir: “Fritz
JIM SIMKIN
Uno de los problemas que tenía la terapia gestáltica era Fritz Perls. El fue
el megalómano que casi destruyó la terapia gestáltica. También fue su fun¬
dador. A’veces era prácticamente imposible para Fritz permitir el crecimien¬
sm era paranoico”. Pero convirtió su paranoia en una hermosa historia del
mundo. El uso de cualquier término psiquiátrico, incluyendo paranoia, en
un sentido negativo, realmente limita la comprensión del proceso que está
viviendo la perspna en su viaje. ¿Tiene esto algún sentido?
*I’ to sin estar aferrado, de tal modo que cuando algo comenzaba a dar mues¬
tras de desarrollo, él se enfurecía o se iba, u otra cosa por el estilo. Creo
En términos descriptivos, la paranoia es simplemente colocar una his¬
toria intema afuera de uno mismo. Básicamente, es la única forma de darle
que esto era en parte la razón de su nomadismo. un sentido a! mundo; lo que significa que tomo lo que está ocurriendo den¬
$ Si no podía hacer las cosas a su manera, prefería no hacer nada, ésa i tro de mí y lo pongo ahí afuera. Esto se llama proyección. Pongo una fantasía
£ era su actitud. Esto ocurre con la mayoría de los genios y de los innovado¬
res. Son egomaníacos y muy auto-centrados. Necesitan o desean constante i!
11
ahí afuera y luego digo: “Es real”. Eso es lo que hace cualquier buen teó¬
rico. Este dice: “No es de esa forma; es de otra forma", y al hacer algo
i;
I adulación, y si no ia obtienen, se agarran un berrinche temperamental. He
conocido por lo menos a media docena de personas brillantes que eran 11 de una forma nueva, la gente se beneficia, se desarrolla emocionalmente,
a así. Todos hicieron grandes contribuciones en sus campos y personalmente I &_
lu cambia su punto de vista, etc. Fritz teorizaba que Freud estaba limitado por
esto y lo otro, y decía: “Ahora miren lo que podemos lograr si lo hacemos
jí eran desagradables -difíciles para relacionarse con ellos. 3§|||;- de esta manera". Por lo tanto, si quieren llamar “paranoico" a Fritz, no tengo

a1 w.f;V problema, pero si esta palabra nos limita, nos lleva a etiquetarlo con algún
Julian Silverman, co-director del Instituto Esalen, es ampliamente conocido JjMy aspecto negativo y no damos crédito a la forma en que él vivenció su mun-
i» por su trabajo en el campo de las enfermedades mentales.

£
i

"5 II
156 . FRITZ PERLS BíESALEN 157

do y a las contribuciones que hizo, entonces estamos apocándolo a él y RICHARD PRICE


if'
a nosotros mismos.
¿En qué se
m
‘M
Yo estaba ahí cuando conoció a Bob Hall. Le gustó de inmediato. Luego
Bob se convirtió en su alumno y se llevaban muy bien. Fritz realmente que¬
diferencia esto de la megalomania? ría que su trabajo se continuara, y Bob tenía las credenciales.
n
Nuevamente tenemos una palabra. Cada vez que nos referimos a alguien
en términos de categoría, limitamos nuestra apreciación de lo que. esa per¬
sona es en el mundo. La comprendemos, vemos y escuchamos de acuerdo
m
m
ROBERT HAH.
Observé a Fritz hacer uno de sus talleres, como parte de la audiencia. En
ese momento, yo era psiquiatra del Ejército. Nunca antes había visto a al¬
a los nombres que le pusimos. Debemos dejar de poner en categorías a guien que realmente pudiera hacer algo en terapia y estaba comenzando
i
los demás si realmente queremos comprenderlos. a desilusionarme. Cuando vi trabajar a Fritz, me di cuenta que él era la per¬
El problema que hay hoy en día en todo el campo de la psiquiatría, I sona que me podía enseñar algo. Era la primera vez que veía a alguien
es que ésta se ocupa más de las teorías acerca de lo que las personas “son”,
que de simplemente describir sus comportamientos. 58
$
que realmente sabía lo que estaba haciendo. Estaba trabajando con una mu¬
chacha muy tímida que había soñado que estaba en un escenario cantando
. “The Rain in Spain". Antes que terminara, Fritz la hizo cantar la misma can¬
-ÿ
JIM SIMKIN
.Creo que Selig, el verdadero gurú de Esalen, sabía lo que estaba diciendo m ción frente a la audiencia. Fue muy hermoso. Después ella sollozó. Yo tam¬
! cuando dijo: “Una disciplina desaparece si los discípulos aman al gurú; una M¡ bién sollocé.
feK' Había estado tres años en Fort Knox. Odiaba el Ejército. Mi contrato i
disciplina sólo puede crecer si el gurú ama a sus discípulos". Afortunada¬ íf¿
;
mente, eran muy pocas las personas a las que Fritz amaba y de las cuales
estaba orgulloso o disfrutaba de sus éxitos. Eso fue lo que permitió que
mm
•:::
había vencido, pero no me dejaban irme debido a la situación que había
en Vietnam. Estaba realmente frustrado. Enseñaba a los residentes de primer
año en San Francisco. Vivía con Alyssa y los niños en Mill Valley.
i
la terapia gestáltica creciera -que él amara. Creo que él me quería. Creo
m Un amigo mío, Ed Maupin, estaba en Esalen y fui a visitarlo. Fue du-
f

*
que quería a Erv Polster. Sé que quería a Paul Weisz. Cada una de estas
personas que eran amadas, crecía más allá de Fritz. Como podemos ver,
II
;?ev rante la semana de Navidad de 1966. Estábamos almorzando en el comedor, i
] si los discípulos no crecen, la disciplina muere. 0; y Fritz estaba al otro extremo almorzando solo, y sentía que me miraba.
||gt De pronto, me di cuenta que estaba parado al lado mío. Estaba sim- *
\
MARILYN ROSANES-BERRETT
Jim no lo quería. Deseaba que Fritz lo quisiera pero nunca lo quiso. Fritz
It plemente parado ahí mirándome. Pensé que quería hablarme. Me paré y
nos miramos a los ojos. Nunca nos habíamos visto. Nunca habíamos habla¬
f

i
decía que trabajaba bien, que era un buen terapeuta, y eso fue todo lo que
dijo acerca de él. Siento que Jim no es un hombre fuerte; que no es un m
8
do. No dijimos nada. Seguimos mirándonos y, acto seguido, nos abrazamos.
Y luego me dijo las primeras palabras: “Quiero que te vengas a trabajar

gran innovador; está demasiado atrapado en su propia miopía.
m conmigo”.
¡Ni siquiera sabía que yo era psiquiatra! Me dijo que me viniera inme¬

i
JULIAN SILVERMAN
Si lo querían, ¡lo querían de verdad! Cuando él bajaba al salón, no me gus¬
diatamente y que en seis a diez semanas sería su asistente. *
taba sentarme en ninguna parte, ni oír el rollo de nadie si podía sentarme
Ü
Le dije: “Sí, lo haré”.
Ni siquiera sabía aún si podía retirarme del Ejército. Regresé a casa ¡en *
a su lado. ¡Siempre fue así! Para mí, él era sencillamente una persona ¡muy
hermosa! Con sólo tocarlo, abrazarlo... .
li las nubes! Me contacté con un general que conocía y él me ayudó a hacer
C lili
:«áí
los arreglines ¡para retirarme!
Salí del Ejército el 28 de febrero y el Io de marzo ya estábamos en Big
fi
||¡ Sur. Nos mudamos a una de las casas de Jan Brewer. No tenía ingresos, £
i nada para vivir. Le dije a Fritz que me diera dinero, pero no quiso.
£
“¿Y cómo pretendes que viva?", le dije. A los pocos días, me consiguió
5 i Ü¡ífe un trabajo en una clínica, dos días a la semana, y con eso pude mantener
<S\ a mi familia.
I El era un maestro perfecto y muy duro. ¡Muy duro! Nunca había estado £
í en terapia de grupo y en realidad no tenía mucha experiencia en ningún
i:
tipo de terapia. Después me dijo que se había dado cuenta que yo estaba
1 ¡p; vivo. En cierta forma, nos enamoramos a primera vista.
.1
ü; '

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1
p
* 159
158 • FRITZ PERU ESALEN
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ü:¡ Fritz había reunido alrededor de él a un buen número de personas bas¬ da, ¡me iba a Londres! La mañana de mi cumpleaños me comí los mejores

%
f tante inflexibles. Muchos de ellos vivían en el área de Big Sur. Eran pesos
pesados y algunos bastante locos. Iban a todos sus grupos y talleres. Había
S
TtTÿ
huevos con tocino del mundo ¡en un pequeño hotel londinense! En la mesa
había un folleto que decía: “Londres-Francia. Air France Cada 30 Minutos
M
m -Ud. Nunca Estará Tan Cerca". ¡Y me fui a París! Esto era algo absolutamente
reunido a trece de ellos como integrantes de un grupo. Y rae dio a mí este
* grupo de trece personas, me los presentó y me dijo: “Este es tu grupo". r irracional, de modo que decidí que yo estaba loco. ¡Y estuve loco durante
Fue una experiencia horrible. Estaba aterrado, odiaba al grupo, estaba prác¬ i todo un fin de semana!
ticamente paralizado. ¡Dios mío, se pegaban y se golpeaban unos á otros! ¡Fue como un sueño! Tomé una pieza en un pequeño hotel, como los
a* Sin embargo, partí con todo, hablando fuerte. El iba una vez a la semana. que uno ve en las películas, con una escalera circular y un pequeño as¬
En todo caso, lo que Fritz me había dicho el primer día, fue cierto. En 8! censor redondo, ¡justo en el medio de París!
>1 Volví el día martes. No me atrevía a contárselo a nadie. ¡Por dos o tres
seis semanas, mi nombre estaba en el programa y yo era su asistente, hacía
!
talleres con él. Pasé por muchos momentos difíciles el año que estuve allí...
Todo el mundo peleaba con Fritz. El y yo nunca tuvimos una pelea.
Nos entendíamos muy bien. Creo que esto se debe, en gran parte, a que
i semanas nadie supo lo que había hecho! Nadie tuvo la oportunidad de de-
cirme: “Ey, ¡qué estúpido te has puesto!". ¡Pero qué diablos, no le hice daño
a nadie!
1 Ese fue él comienzo. Fue una, de las primeras veces en mi vida en que
yo era muy obediente. Lo veía como mi maestro y me di cuenta que no fü.
me permití ser espontáneo, sin planificar todo con anticipación. Fue una

*1
iba a aprender nada a menos que hiciera exactamente lo que él decía,
entonces lo hice. Lo amaba. u
1
i de esas locuras que no tienen nada que ver ni con la razón ni son la eco¬
nomía.
Creo que esas son las cosas reales. Cuando actúo con amor frente a
Aunque el contado que tuvo Joe Walsh con Fritz fue mucho menos directo jf una situación o una relación, ignorando mis preocupaciones racionales, de¬
1
que el de Robert Hall, tuvo sin embargo un profundo efecto... |
mm
saparece la ansiedad. Siento que sencillamente las cosas son como tienen
*9 JOE WAISH que ser.
La situación de mi familia no era buena. Yo tenía una visión pasada de Esta fue mi iniciación en la gestalt, y me condujo a un extraordinario

*
! moda de la familia. Católica -poco estricta, pero seria. La palabra divorcio
simplemente no existía en mi vocabulario. De modo que nuestra separación
fue muy traumática. Alteró todas mis ideas preconcebidas acerca de la fa¬
u. !
encuentro con Fritz...
HARVEY FREEDMAN
milia. Para mí fue una experiencia chocante. Y heme aquí, con setenta años, 1965. Dos inocentes seres de Toronto parten a un seminario de terapia
Es
abuelo y con todo en el suelo.
Comencé a interesarme en los movimientos de crecimiento a través del
¡I familiar, invitados por Virginia Satir. Llegamos a este extrañísimo lugar que
eventualmente llegó a ser conoddo como el Instituto Esalen. Pero en ese
3
1 libro Gestalt Therapy de Perls-Hefferline. Luego descubrí el Instituto Gestáltico k momento aún era desconocido.
de Cleveland -que hacía 18 años que existía- y me incorporé a él. Descubrí . A la llegada, nos encontramos con acantilados y personas muy extrañas
que uno podía realmente, físicamente, hacer cosas diferentes de las que ha¬ que usaban aros y pelo largo, y muchachas sin sostén. Mi esposa y yo nos
bía hecho siempre -que una persona puede cambiar a través de un contacto sentamos a comer y aparedó este extraño ser de barba y guayabera -don
*: vicaria con Fritz-, muy interesantes. Los ejercidos son simples: sentarse a
la mesa y comerse la silla, en vez de las cosas típicas, por ejemplo. Suena.
mifífc de mando, su presenda imponía don de mando. Recordemos que yo nunca
había oído hablar de la terapia gestáltica ni de Fritz Peris. Tres minutos des-
un clic. Descubrí que si no trataba de imaginarme todo anticipadamente o pués, me encuentro trabajando un sueño; mientras los mozos limpian la rae-
imaginarme las consecuencias de lo que la gente pensaría, ¡todo resultaba sa, Fritz trabaja conmigo a través del sueño. Esta fue mi introducdón a la
ü* maravillosamente! §|p terapia gestáltica.
Voy a dar un ejemplo de esto: hace unos siete u ocho años atrás, me : Casi no asistí a las sesiones de terapia familiar de Virginia. Pasé el resto
m llamó mi hermana un par de .días antes de mi cumpleaños. Ella vive en de la semana observando el trabajo de Fritz, hablando con él y aprendiendo
gi'. , de terapia gestáltica. ¡Me voló completamente! En 48 horas tuve 35 años
a Detroit. Me dijo: “¿Por qué no te vienes para tu cumpleaños?".
Eíi‘
catarsis. Esa fue mi introducdón. Y mi buena esposa me acompañó, en
Días antes había vendido un camión que tenía y andaba con el dinero
en el bolsillo; y cuando fui al Automóvil Club á buscar un mapa para llegar
I' de todo esto.
&
A
W
de Cleveland a Detroit, vi en la entrada un enorme afiche que deda: “Líneas
Aéreas Canadienses/Diariamente/Cleveland-Londres".
i . vidaSupongo que todos conocen el extraordinario cambio que ocurre en la
de una persona después de una experiencia como esa. El encuentro
a Siempre había soñado con viajar. Y ahora, de pronto, sin planificar na- feVcon Fritz fue el- punto dedsivo. Yo había estado observando y buscando,
-feo
$
lá. '

3
4- I
.4i
160 FRITZ PERLS ||¡¡f' ESALEN 161
ii
•i
pero la gestalt y el trabajo que hice con él fue lo que me dio la orientación. Y su barba. Fue la primera vez que hacía esto a un hombre: tocar una cara,
. c Me sentía despejado y sólido, tanto personalmente como en mi trabajo. Me
salí de la universidad, donde trabajaba como profesor asistente de psiquia¬
||í; recorrer, y explorar con mis manos las facciones de otro hombre.

tría en la facultad de medicina, y también terminé por primera vez con el



trabajo administrativo. Comencé a trabajar en algo que para mí era honesto m
y significativo. Hasta entonces me había sentido un .fraude. Nunca más me
he vuelto a sentir un fraude en mi trabajo. Me sentía muy puro. Por primera m4.
i
vez en 35 años de vida profesional sentí que sabía lo que estaba haciendo,
que realmente lo sabía y que podía ser honesto, en lugar de jugar el típico ¿TC:
hi
juego de esconderse detrás de una pipa y todo eso.
*
ÉS vi

si
ABRAHAM EUZUR
Vivimos en Israel. Cuando vinimos acá, nos fuimos al departamento de Ro¬
bert Golding en Carmel. Fueron muy cariñosos con nosotros. Los Golding .
m
M
«5f rú1 ¿5
estaban fuera, pero conocimos a su hija de 18 años. Ella nos dijo: “Nó se
pierdan a Fritz. Será una gran experiencia para ustedes; no debieran per¬
dérselo". Y esa fue la primera vez que oí hablar de él, y con gran entusias¬
i •» *.
mo de parte de esta joven.
Ella nos llevó a Big Sur. El camino era difícil; muy angosto, en medid
rJ de acantilados, fue muy interesante. Finalmente, llegamos y lo vimos: la bar¬ i El me dejó hacerlo; yo sentí que él aceptaba mi exploración, lo que
3i
n ba y el pelo -era muy impactante. Ños dio una bienvenida muy calurosa
y nos invitó a su seminario.
i yo quisiera, mi cercanía. El permaneció en silencio. Alguien en el grupo
dijo que yo iba. alrededor de la cara. Eso me estimuló a continuar con otras
¡! Antes de esto, nos dijo: “Vamos a los baños”. Y todos fuimos desnudos.
Mi esposa era la única que no quería ir desnuda, aunque Fritz dijo: “Si po¬ SÉ
facciones -en la cara-, no solamente alrededor de la barba. Para mí -¿qué
puedo decir?- fue como re-experimentar una cercanía que nunca tuve con
demos desnudar nuestras emociones, ¿por qué no podemos desnudar núes- - mi verdadero padre. Ahí aprendí algo acerca de lo que era la terapia ges-
tros cuerpos?”. táltica.
i4 Luego estuvimos toda la semana en el seminario. Yo tenía muchas ga¬ $• En cierto sentido, gestalt es integración. Lleva a integrar los distintos as-
nas de participar -Fritz no forzó a nadie a hacerlo- y cuando preguntó: pectos del sí mismo, pero lo hace de una sola manera: sólo en forma ex-
“¿Quién quiere trabajar?", yo de inmediato levanté la mano. Contó uno, dos, ;Mr periendal. La gestalt es principalmente un enfoque experiendal. Centra su
tres, cuatro, cinco, y yo fui el número diez. Trabajó con todos los que que¬ interés en cómo la persona experimenta la vida -cómo la percibe, y la forma
rían hacerlo. fife en que se desenvuelve ahí, delante de nuestros ojos.
; ¡i:? m
íi
Trabajé en un sueño. Me preguntó cuál era mi sueño. Le dije: “Bueno,
tuve un sueño pero no lo recuerdo”.
“Está bien, pon tu sueño en esa silla y háblale al sueño”.
m A la gestalt también le interesa nuestra infanda. En mi caso, tal como
lo describí, volví hacia mi padre. Pero también en esto hay una diferenda;
el pasado se hace presente, es traído a la habitación -"Aquí está tu padre".
i* '¡i Comencé a hablarle al sueño. Dije: “Sueño, ¿por qué huyes de mí? .Quie¬ Conté que a veces me sentía inferior. No me atrevía a participar en cier-
ro que vuelvas; quiero atraparte”. Wfe tas cosas, pero que otras veces me sentía superior a los demás.
. “Bueno”, dijo Fritz, “sé superior a nosotros. Párate en la silla y háblanos
5?S Luego Fritz dijo: “Bien, cámbiate de silla y sé el sueño”.
Me senté -y dije: “No quiero volver a ti y nunca lo haré, ¡déjame solol”. rpjjjrp a todos". Me paré en la silla y le hablé en forma grandilocuente a la audien-
Y Fritz me dijo que volviera a la primera silla. Lo hice, y dije: “Siento mucho día. Sonreía mientras lo hada, pero aparentemente algo me ocurrió. No era
que me hayas dejado". gfe|r.,s61o un juego; sentí que ün escondido impulso, un escondido deseo se es-
é “¿Quién te dejó?”, preguntó Fritz.
Y no sé cómo apareció mi padre, y recordé ciertas situaciones; aunque
MwRtaba abriendo camino. Luego me dijo: “Ahora vuelve a la tierra”. Volví y
Ijps.aito: “Mira a tu alrededor y di cómo nos ves a todos ahora”.
Vi
•: I mi padre nunca me abandonó físicamente, no lo sentía cercano a mí. Los miré a todos a los ojos y los sentí cálidos, comprensivos, me acep- i
Y Fritz dijo: “Bien, déjame ser tu pÿdre”. Se sentó muy cerca de mí y
dijo: “Haz lo que quieras”. Y yo comencé a tocado. Toqué toda su cara
|||tetgban, fue algo muy atrayente para mí. Sentí que la calidez de toda la au-
li|pj;dlenda me llegaba. Fue una de las experiendas más fantásticas de mi vida.
i
¡ii i
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I
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W:
Ef,:- ESALEN
162 FRITZ PERLS 163
I
de grupo de Esalen: ellos eran el reflejo mismo de las cosas con que mejor
GEORGE LEONARD trabajaban. Virginia Satir, terapeuta de familia, dos matrimonios, sin familia
Fritz Perls amaba la publicidad. Ful varias veces a Esalen por la revista Look,
para hacer algunos reportajes acerca de lo que estaba ocurriendo ahí... Fritz m:
V»!-
“su familia eran sus talleres. Schütz, el apóstol de la alegría, era un hombre
sin alegría que nunca reía. Gunther, el gurú tocador-sentidor, siempre im-
hacía cualquier cosa para que se le tomara una foto. Bajamos a los baños
'
•,lt.
• pulsando a la gente para que tocara. Y Perls, el apóstol
de la personalidad
y él insistía en aparecer en las fotografías. integrada, ]la persona más desintegrada que he visto en mi vida! Lean Dentro
Una vez le dije: “Espero que no te moleste que tome fotos aquí". El y.Fuera del Tarro de la Basura... es un esquizofrénico, saltando de una cosa
dijo: “No, me fascina que me tomen fotos y me encanta aparecer en las

i.
revistas":
Sus fotos no aparecieron en ninguno de nuestros reportajes y siempre
m
1
y de una idea a otra. En su trabajo siempre trataba que ,1a persona viera
ambos lados de sí misma, pero nunca sentí que él hiciera una buena inte¬
gración. No estaba ni aquí ni allá.

tuve la sensación que él estaba un poco enojado conmigo por eso. 1 Yo era fotógrafo de la revista Life cuando fui a ver a Fritz, pero también

§'
Aunque Fritz amaba y deseaba la publicidad, recibió poca atención de los
medios de comunicación. Una de las pocas personas que lo entrevistó fue mEfe fui participante de su grupo. Originalmente, fui a Esalen porque pensé que
podía hacer un buen reportaje. Estaba tomando muchas fotos para
Life. Era
el clásico fotógrafo judío de una revista liberal de Beverly Hills. Había esta¬
61
4

Walt Anderson
do en Selma y en Watts y había trabajado en el Chronicle de San Francisco
WALT ANDERSON
Yo era gerente de publicidad del Centro de Desarrollo Humano en Los An¬
% durante un año. La fotografía es un reflejo de mi vida. Tomo fotos de las
í cosas que me interesan y utilizo la fotografía como un medio para involu¬
geles; Fritz iba a dar una conferencia-demostración allí, y para publicitar el
evento lo entrevisté y escribí un artículo para el Free Press de Los Angeles.
Había asistido a una de sus conferencias en Beverly Hills. La entrevista en
Ii crarme en algo personal. En vez de decir simplemente: “Quiero hacer un
taller con Fritz Perls", podría fotografiarlo, publicarlo, divulgarlo, ganar al¬
gún dinero y al. mismo tiempo ser un participante... sólo que no insistiría
sí misma fue una experiencia muy satisfactoria. Fritz es capaz de dar mucho mucho en participar. Era una forma de mantenerme un poco al margen.
cariño cuando quiere, y fue muy cálido conmigo, aunque yo estaba un po¬
co asustado. Es fácil fantasear que él es omnisapiente y crítico, y yo sabía s#
que era capaz de ser muy duro con la gente. §1
w. r
En la conferencia de Beverly Hills, había una persona que dio un gran dis¬ \!
curso de alabanza a Fritz y éste no dijo nada. El tipo se sintió muy incó¬
modo; entonces para disimular esto, dio otro discurso del mismo tipo; y 1i Ívÿ
Fritz, nuevamente, no dijo nada. Fue una escena muy divertida. Es difícil
describir lo que ocurrió, pero la forma de actuar de Fritz fue justamente !Íí
Él
'4 no actuar, y el Upo parecía estar en un combate con un maestro de judo.
Se caía y se volvía a caer. Fue doloroso y al mismo üempo lo más gracioso m V
que uno pueda imaginarse.
Cuando empecé mi entrevista, me dijo: “Corta tu grabadora". En rea¬
i
n 'El
lidad, no me estaba funcionando bien, y me dijo: “No la uses, yo te ayudaré
a ponerte en contacto con tu memoria". Estaba haciendo un poco de terapia
gestáltica conmigo.
Una de las cosas que recuerdo acerca de la entrevista -típica de Fritz,
Ii
:
al parecer-, fue que hablando de la marihuana, le pregunté: “¿Cree que debe I;
gr
ser legalizada?" -una típica pregunta de un entrevistador-, y él dijo: “No lo
sé”.
Fritz era Fritz en forma consecuente,
I Como fotógrafo, siempre hay una cierta distancia emocional entre mis su-
Jp’ -ietos Y yo- En cierta medida, esto siempre ocurre con los fotógrafos. Debes
MICHAEL ALEXANDER Up- retroceder físicamente, y a veces emocionalmente, sólo para poder apretar
Recuerdo a Perls como un bastardo. Tengo una desconfianza inherente de ™!l! el botón.
los gurús, y él era el gurú ahí. El calzaba con el molde de todos los líderes Fritz, al comenzar, se involucraba emocionalmente, y luego,, él también

k.
m
4**
' #*=

164 FRITZ PERLS


m ESALEN , 165 •
¿L

H
tenía que retroceder. Mirando hacia atrás, creo que Fritz debe haber disfru¬ ANNA HALPRIN
tado plenamente la sensación de poder y de dominio que tenía sobre todos
esos boludos -idólatras dispuestos a vaciar sus intestinos, pero absolutamen¬
te aterrorizados de hacerlo.
I' En una sesión con Fritz, hice algo que no habría hecho con nadie más...
Fue a raíz de un hombre de tefno y zapatos tipo oxford, calcetines negros,
camisa y corbata -representaba todo lo que yo no podía soportar en ese
momento. Teníamos problemas para lograr la cosa teatral que yo sentía que
Cuando el reportaje para Life estaba prácticamente listo, Fritz me dijo:
"Oye, podrías poner mi foto en la. revista, porque tengo una hermana en
Nueva York que está enferma, y le haría muy bien ver mi foto en Life". Lo
único que pensé fue: “Este .'hijo de la gran puta' lo único que quiere es
I|p necesitábamos, y pensé: “¡Le haré una demostración a este empaquetado!",
y me paré frente a él y comencé a sacarme toda la ropa lentamente, hasta
que quedé completamente desnuda, y él comenzó a llorar. Estaba muy orgu-
Uosa de haber sido tan descarada. Fritz no se sorprendió para nada ante
que salga su cara en Life. Y qué manera más cabrona de persuadirme para
lograrlo -él, ]el encargado de enderezar a la gente!”. Yo sentía que él tenía É
m
este hecho. Cuando me senté, su único comentario fue: “¿Para qué cruzas
las piernas?”. Me sentí totalmente inhibida.
una obligación especial de practicar lo que predicaba. Y no lo hacía. En
muchos aspectos, incluso hacía lo opuesto de lo que predicaba.
No me siento con derecho para condenarlo ahora, pero no siempre es¬
taba en su cosa. Era un ser humano, que, indudablemente, tenía esa in¬
creíble habilidad para llegar a la esencia de cada uno.
*
:SÉ
Ü
BETTY FULIER
Recuerdo una época muy triste y penosa en 1968, cuando Jane Howard y
\Y*(\
su equipo de Life vinieron a hacer un reportaje. Giraba en torno a los gru¬
pos de Will Schütz. Jane estaba en un taller de Will, de modo que la aten¬
m
ción estaba puesta en los grupos de encuentro. Y Fritz, que era quien había
acarreado a las multitudes a Esalen, estaba siendo ignorado por la prensa wi «i

nacional. Un día estábamos en el comedor y recuerdo que Fritz Ies rogaba ft "sn?

que lo incluyeran en el artículo. Michael Alexander era el fotógrafo, y por •P


alguna razón, Fritz le caía mal. Estaba sentado al otro lado de la mesa mien¬
tras Fritz le rogaba que lo pusiera en Life. Sus palabras fueron: “Yo merezco .
te ¿A’

aparecer en la revista Life. Mi trabajo merece reconocimiento y no habrá otra e'


oportunidad como ésta. Quiero estar en Life". Su foto apareció, pero el artí¬ Fritz era intuitivo. A veces, la profundidad de su percepción era increíble. <0

culo se centraba en Schutz y los grupos de encuentro, en vez de en Fritz Una vez, estábamos sentados en un grupo y yo miraba la chimenea. Había
y la gestalt. Fritz había trabajado toda su vida buscando una nueva forma n alguien trabajando y yo no estaba poniendo atención a lo que hacía esa • £-
de terapia, una nueva forma de trabajar con los seres humanos, para poner¬ m persona. Sin pensar, tracé un círculo a mi alrededor en la alfombra. Yo no
3-
los sobre sus propios pies y hacerlos independientes. Y muchos de nosotros ¡fe estaba haciendo ni diciendo nada, sólo miraba el fuego. Acto seguido, Fritz
que construimos sobre la base que él dio, obtuvimos reconocimiento nacio¬
im
caminó a través de la pieza, puso su mano en mi cabeza y dijo: “Soy tu
nal muy rápidamente, en cambio él sólo lo obtuvo en sus últimos años de ángel de la guarda". Y, de hecho, yo había estado fantaseando que el fuego
vida. ¡Demostramos nuestra pequenez en ese momento, al no haber reconoci¬ era un arbusto ardiendo. Nunca sabré cómo lo supo. «H
do y al no haber estado dispuestos a dar crédito al hombre que fue la fuen¬ i Venía al teatro a ver nuestros ensayos. Cuando nos quedábamos pe-
te de gran parte de nuestra fuerza y habilidad en los resultados que logra¬ ft gados en alguna obra, él creaba una situación en la cual se producía úna
mos! Era algo tan fácil y tan pequeño. I; relación de actores respondiendo a ün director. Le gustaba hacer esto. Le
En esa época, Fritz y Will Schutz tuvieron un quiebre en su relación. gustaba trabajar de esta forma en el teatro. Era un artista y me identificaba
Sé que Will quería a Fritz y que trataba de comunicarse con él. Pero se ¡ P corf él en eso. Usaba la gestalt en una forma muy estimulante y creativa.
llegó a un punto en que las cosas se tornaron difíciles -un Impasse-, donde II Hizo una serie de talleres para nuestra compañía de baile. Le encantaba,
porque todos eran muy participativos. Hacíamos el taller de gestalt como
ninguno de los dos podía moverse. Hubo un momento, al final de nuestro
programa de residentes, en que se juntaron. Nos reunimos en la casa de gg bailarines y como gente de teatro. Bailábamos y actuábamos todo lo que
Fritz y él nos dio su bendición. Nos amaba a lodos. Tengo una foto magní¬ ocurría. Para hacer la terapia gestáltica, nos hacía pararnos en el escenario
fica en la que aparecen Fritz y Will tomados del brazo y muy contentos. |¡ y nos decía: “Ahora, sé esto... ahora, sé esto otro...”, y todos lo hacían «H
I
II
5*
a 166 FRITZ PERU ESALEN 167
bailando. Cada vez que trabajaba, con alguien, era como una verdadera ac-
.tuación. Nos resultaba muy Fácil ponernos en contacto con nuestros sentí- .
mm yo y el resto del grupo, decidimos que no les pediríamos dinero ni apoyo
mientos a través del movimiento. Jugábamos a los roles. i
i
porque no queríamos que todo Hollywood se apareciera en Esalen. Si se
convertía en algo “in" de la gente de Hollywood, se echaría a perder el
Al mirar hacia atrás ahora y habiendo estado en otras situaciones de Él- ambiente; Esalen ya no sería Esalen.
3 terapia, me doy cuenta lo distinto que fue todo eso y lo importante que % Fue una Fiesta muy especial. Duró hasta el amanecer. Fritz estaba en
i? fueron esas experiencias para nosotros. A Fritz le Fascinaba ser director de 1 su nivel más alto de dignidad. Para mí, esa noche Fritz parecía un profeta
teatro. Amaba hacer esto. i o un famoso hechicero.
** •
If
1 ROBERT HALL
3
II Un día, Fritz me dijo qüe yo debía abrir el Instituto Gestáltico de San Fran¬
a ü cisco en octubre. Hasta ese día, no se había dicho nada al respecto.... él

SI
bin
i simplemente eligió octubre. No sabía qué hacer. No quería irme de Big Sur,
Alyssa tampoco quería irse; yo supuse que me quedaría en Esalen con él.
3
ü Me resistí mucho. Pero igual, el 23 de octubre se abrió el Instituto. Ha¬
te cf, bían cerca de 2.500 personas. Yo estaba detrás del escenario con él; a punto
de comenzar con mi discurso introductorio, y estaba realmente muy ner¬
%
3 xs
-'cf
vioso, le dije: “¿No te pones nervioso?”. Me dijo que había superado su te¬
mor a los escenarios, y agregó: “¿Qué riesgo corres?".
'É- Trabajé en forma constante durante tres años. Fritz se molestaba a veces
s» i conmigo porqué él quería que yo viajara; habían cosas que él quería que
a GEORGE LEONARD I yo hiciera en Europa, pero yo estaba muy cómodo en casa y no me gustaba
En 1966 o 1967, Jennifer Jones Selznick dio una fiesta fabulosa para pre¬ 1 viajar. Yo no quería ir. Comenzamos a tener ciertos desacuerdos a este res¬
á sentar al movimiento de potendal humano en Hollywood. I pecto; a raíz de esto comencé a ver que la terapia gestáltica era realmente
a Había diez de nosotros y ochenta de ellos. Recordemos cualquier nom¬ una gran herramienta, pero que no era la respuesta final para mí, y co¬

n
bre de Hollywood, todos estaban allí: Rock Hudson, Dermis Hopper, Eddie
Albert, Jason Robards... Fue una fiesta increíble. Llegamos a la mansión,
que estaba en Beverly Hills; los autos eran recibidos por ocho mozos de
smts mencé a meterme más y más en la meditación.
Yo veía la meditación como una extensión de la gestalt -lá gestalt vol¬
cada hada adentro. Era una forma de trabajar más refinada y mucho más
£ chaqueta roja, encargados de los estacionamientos. Luego caminamos hacia sutil. Traté de dedrle esto a Fritz en muchas ocasiones, pero él no quería
5» la casa bajo una larga hilera de lámparas japonesas. Todos fuimos vestidos oírme. El veía la terapia gestáltica como el final. Su cosa era acdón. Estar
de manera más bien informal, excepto Fritz que fue de smoking. Con su vivo es acdón; la meditadón, aparentemente, no era acción. Reaccionaba
£ larga barba y su mirada bíblica, parecía salido del Sunset Boulevard... en su contra sin oir, sin discutir, sin tratar de hacerlo ni nada. Solía reírse
Fue una fiesta extraña. Fritz lo pasó fantástico. Mandó por lo menos de mí por la meditadón. Detía que no era “ni bueno ni malo”.
3» Una mañana llegó a mi casa e hizo una escena atroz. Esa fue la última
a tres personas a casa en estado de shock. Se sentó cerca de la piscina
i como esperando a la audiencia, una gestalt informal, y la gente se juntó vez que estuvo en nuestra casa. Se había levantado temprano; Alyssa y yo
.
£
3
alrededor suyo. Esa noche estaba causando estragos en Hollywood, y lo
disfrutaba porque le gustaban mucho las películas y sabía muy ‘bien lo que
estaba haciendo.
I
§¡
estábamos meditando y no había nadie que le preparara el desayuno. Ge¬
neralmente, nosotros lo hacíamos. Salimos y él estaba enfurecido, absoluta¬
mente furioso porque no había nadie que le diera café. Le dio una pataleta, .
La primera persona que cayó bajo su escrutinio fue Natalie Wood. Ella golpeaba el suelo con los pies y todo eso. Para mí fue aterrador verlo así.
a comenzó con un sueño y habló acerca de sus cosas. Fritz le dijo: “Eres una ti Dijo que se iría de mi casa. Y lo hizo. Llamó a Arma Halprin, quien lo fue
a buscar.
chiquilla mal enseñada que sólo piensa en sí misma”. Se retiró con actitud
3 • petulante y mirando con desprecio a Jennifer Jones. Tuesday Weld salió so¬ Antes.de irse, rile abrazó. Temblaba.
i plada, moviendo la cabeza. Oskar Wemer se metió en algún tipo de arre¬
bato con Fritz y salió enfurecido. JERRY ROTHSTHN
i jf No fue el café. Para Fritz, era muy extraño que Bob se convirtiera en dis¬
Creo que lo que confundió las mentes de la comunidad hollywoodense
esa noche, fue que nosotros no les pedimos nada. Mike Murphy, Dick Price, cípulo de un maestro espiritual. Más que una mera desilusión, para él fue
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V

168 FRITZ PERLS


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1’®5*1™ 169

te comprendía la gestalt Co por lo menos eso creía Fritz)- olvidarse de la


premisa básica de la gestalt? La enseñanza de Fritz era que él/nosotros lo
tenemos todo adentro -sin embargo, paradojalmente, Bob tomó un camino
mm
m; .
“Fritz, ahora tengo algo en lo que quiero trabajar”.
“Sal de esa silla”.
"No, Fritz, esto es en serio. Quiero trabajar en mis temblores”.
\

distinto a éste. Fritz pensaba que el hecho de someterse a un “maestro"


era para evitar mirar dentro de uno mismo y poder crecer con los propios m .
“¡Sal de esa silla y deja trabajar, a otra persona!".
No recuerdo nada más, sólo... mi brazo..,, mi puño golpeando su brazo.
Luego, el tipo a quien yo le había pegado en la tarde, me sujetó... y Fritz
recursos; era algo contrario a los conceptos de la gestalt.
ANNA HALPRíN
Fritz me llamó y me dijo: “Ven a buscarme", y tuve que ir a Mill Valley.
i
m
se enfureció con él por interferir en lo que estaba ocurriendo. Realmente
trató de trabajar conmigo, pero yo estaba muy desarmada. Nunca había he- I
cho algo así. Nunca había expresado una emoción real, ni menos rabia, de-
Bob era su protegido y no podía entenderlo. SenLía que, de alguna forma, ¡te . lante de nadie.
esto era como salirse de la realidad del mundo. Bob tenía los muros reple¬
tos de fotos de su gurú -eso fue lo que enfureció a Fritz. “¿Cómo puede
ífi Después de esto, yo sencillamente no podía hablar con Fritz. Cuando
trataba de decir algo, me quedaba muda. Me sentía muy incómoda cerca <
alguien comprender realmente mi trabajo y aceptar un maestro? No puede de él.. Estaba en un lugar tan denso, que incluso pensé en matarme. Pero
existir tal cosa". Desde el punto de vista de Fritz, era una total contradic¬ W sabía que eso sería otro numerito. t.
ción. También ,es un punto de vista de los judíos: a Dios se le experimenta
directamente; no hay intermediarios entre las personas y Dios. Fritz sentía
I?
II
Después me metí a un taller de masaje. Un día, todos decidimos jun¬
tarnos en los baños a la hora de comida para practicar. Fritz vendría para
que Bob no había captado realmente lo que estaba haciendo. Se sentía desi¬ íifl
*§.; - que practicaran en él. Yo bajé a las seis y no había nadie, excepto Fritz *
lusionado y frustrado y le daba rabia. 'iSS y yo.
JACK ROSENBERG
m Le dije: "Bueno, ¿quieres un masaje?". Hasta ese momento, yo no había
Fui muy amigo de Bob antes qye tuviera un maestro y se metiera en la # sido capaz de decirle una sola palabra.
Le di un masaje -fue muy hermoso. Me concentré en Fritz y le hice todo *
espiritualidad con tanta fuerza. Recuerdo que fui a ver a Bob -me tenía muy
alterado-, yo estaba trabajando lo que yo sentía con respecto a que él tuvie¬ t%]:' lo’ Qu6 roe habían dicho, y al final tuvo una erección. Se rio entre dientes
ra un maestro: “¿Qué derecho tienes a tener un maestro? ¿Qué derecho tie¬ i! y dijo Ccon su pesado acento): “Mira lo que me has hecho".
«o
nes tú, una persona a quien yo admiro, para permitir que alguien más te
diga a ti cómo son las cosas?”.
Por supuesto, yo sabía que esos sentimientos eran irracionales y los es¬
IJg Me sentía rara, con su reputación de viejo cochino: “¡Uy!, ¿qué hago
ahora?”. De hecho, pensé que me iba a acusar de ser una 'excitadora de
• picos1. Me estaban ocurriendo todo
tipo de cosas... aparentemente, él vio
taba trabajando, y cuando terminé y me calmé, él me dijo: “¿Sabes una co¬ i esto en mi cara.
sa?, Fritz siente lo mismo que tú".
PAMELA POMERANZ
No aceptaba juegos de nadie. Yo venía directo de los suburbios, una dueña
.
de casa en Esalen con su esposo Nunca había estado en nada de este
*mu “No te preocupes", me dijo, “no te voy a tirar”.
Fue un momento muy tierno. Fue como si yo le hubiera dado algo.
De alguna forma, me había relacionado con él. Esto ocurrió en un momento
en que él estaba teniendo problemas con sus erecciones. Fue un momento
tipo. La primera vez que me senté a trabajar en un grupo, me dio risa ner¬ H!
-"®!
sensual muy hermoso, sin la participación del viejo verde.
Después del masaje, fuimos a caminar tomados de la mano. No dijimos
viosa y otras cosas por el estilo. Me sentía muy incómoda y Fritz dijo: “¿Qué i
i ni una sola palabra. Nos separamos cuando llegamos a la cima del cerro.
pasa?”, lo que me puso aún más nerviosa. Fue una situación muy difícil. §j|| .Luego le contó a todos en la oficina que había tenido el mejor masaje de
Ai cabo de pocos minutos, en que yo aún continuaba con mi torpe actitud, |Pfi su vida,
me dijo: "Andate. No quiero trabajar contigo”... no toleró mi numerito... no ‘ÿs
estaba dispuesto a aceptar toda esa tontería. Tuve que irme, llorando y sin¬ «IR;
'
Conocí a Betty Fuller en un taller de parejas que dio hace unos ocho o nue-
tiéndome realmente muy humillada. Pareció ser muy cruel, pero, obviamen¬ ve años atrás en Nueva York. Ahora, estamos sentados en el living de su es-
J te, no lo fue. Sí paciosa casa en Marín County, 'San Francisco, mirando la línea del horí-
i.
Al día siguiente, él no estaba y no sé cómo me puse a pelear con un gfp zonte. Cuando empezamos a conversar, me di cuenta que ella estaba tan
i hombre viejo del grupo. Estaba furiosa. Nunca en mi vida había estado tan ffp ansiosa por hablar de Fritz, que pensó que quizás no debía hacerlo. Su re-
¡ato nace a partir del amor que ella siente por Fritz.
Wt
enojada. No era un juego. Le pegué. gP ,

Durante la noche, nuevamente en el grupo, yo estaba temblando. Había '


j¡í BETTY FULLER
aprendido que se podía trabajar la energía que esto producía, por lo tanto
ronlí on lo cilio rlf» nnpvn ir Frít1? Hnrv “ ¡Til afluí HP nilPVnÿ11 i ti Jack, en realidad, me resistí mucho a tener esta entrevista contigo. Me daba
«s
?
s ' 170 . FRITZ PERLS ESALEN 171
h
h
miedo dar la impresión de que mi relación con Fritz hubiera sido más sig¬
nificativa de lo que fue. Y además, es como horadar el recuerdo de una B
m.
educación, de títulos académicos, etc. nunca había sentido verdaderamente
que otro ser humano estuviera totalmente conmigo, y totalmente al margen
h
gran persona.
Gene Sagan me dijo un día: “Te daré una tarde para que estés con Perls”.
Eso no significaba nada para mí en ese momento. Honestamente, no tenía
m del resto. Estuve en terapia durante varios años yendo dos veces por sema¬
na. Contaba mi vida, todo iba bien, y la cosa funcionaba. Luego, al subirme
n. idea quién era esta persona; de pronto, ¡apareció este hombre encantador! M al auto, sollozaba todo el camino hasta mi casa, yo no iba a llorar delante
del terapeuta, ¡por Dios, no! Nadie iba a verme a mi llorando. Fritz me es¬

a.
Nunca había visto a nadie tan hermoso. Me dejó absolutamente impactada.
Andaba con su típica camisa, se inclinó hacia adelante, fumando, e in¬ w taba haciendo ver algo tan simple que yo no podía aceptarlo.
mediatamente comenzó a hablarme. Habló acerca de lo cansador que era
jugar el roi de terapeuta, movilizar al grupo y ayudar a sanar a otros, en Ü

circunstancias que éi no manejaba sus propios síntomas neuróticos. “El ta¬ m
IB
* baco”, dijo, “no lo controlo”. Me sentí totalmente transportada. Me recosté m

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y cerré los ojos.
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k Cír *Mli¬
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<*/:
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£$ -
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IH Me costó un año y medio entender lo que Fritz me estaba enseñando:
si yo no quería ser gorda, no sería gorda. Mientras reclamo y me quejo
k Una vez que el grupo comenzó a funcionar, Juanita Bradshaw dijo: “Es¬ §§
m por ser gorda, es perfectamente obvio que soy gorda, lo que significa que
yo quiero serlo. A veces queremos cosas muy raras.
toy resentida con Betty Fuller porque no da nada al grupo y ademas está i- La clave era muy simple: cuando examinamos nuestro comportamiento,
h
tratando de echarme". Yo estallé: “¡Por la mierda! Si te están tratando de nos damos cuenta que mientras las ventajas sean mayores que las desventa¬
h echar, tú estás permitiéndolo. ¡No me culpes a mí!”. ¡Todo esto salió solo!
Nunca antes en mi vida había estado más ahí. Tiene que haber sido la in¬
m
m jas, no alteraremos un ápice nuestra conducta. Punto. En ese momento, de¬
cidí que podía aprender mucho de este hombre.
fluencia de Fritz en mí. Hasta ese momento, yo pensaba que la responsa¬ El tenía una verdadera hilera de talleres funcionando en el Area de San
ai bilidad significaba: “¿Lavaste los platos y vaciaste la basura?". Para mí era Francisco, especialmente en la casa de Janie Rhyne en Haight-Áshbury. Ella

a
totalmente ajena la idea de que mi responsabilidad era la causa de mi ex¬ i tenía un ático Victoriano que fue arreglado como taller gestálüco-aru'stico.
periencia. '

Después de esto, despegué... ¡literalmente! Esa tarde, me convertí en ¡un


!
!ÿ Fritz iba a menudo para allá... aún lo puedo ver bufando mientras subía
esos tres pisos. Muchos de los excelentes terapeutas que actualmente ejer¬
torbellino! Fritz se había entusiasmado con mi “¡Por la mierda!", y también, cen en el Area de la Bahía, estuvieron sentados en círculo en esa pieza.
quizás, porque yo estaba muy dispuesta a ser una hija de puta. Eramos un grupo muy unido e informal de cerca de veinte personas. Re¬
En todo caso, esa tarde representé todos los roles que Fritz ha descrito cuerdo que después de los talleres, nos amontonábamos a ver una película.
SI -la reina trágica, la llorona, la muda cómica. Recorrí toda la gama. ¡Yo era
S*. un completo despelote! Fritz me hada mirar hacia mi experienda de quién m
i'
Recuerdo en particular a Fritz que, después de la función del "Marqués de
Sade", salió con una sonrisa beatífica diciendo: "Ahhh, estuve 45 minutos
era yo. Yo detía: “No quiero ser gorda”. Y él decía: “Pero eres gorda". No sentado en un .'pedo1 y es tan agradable dejarlo salir”.
a había juicio ni descalificadón, simplemente el relato de lo que eraÿ 5
i En aquellos días -64, 65, 66-, Fritz era increíblemente benevolente, cá¬
$
Ahora, la siguiente cosa importante que me preguntó fue:' “¿Qué- hace' £ lido y divertido. Comenzó a hacer sus primeras apariciones en él San Fran-
tu gordura por ti?”. Y yo protesté diciendo que no hada nada por mí. El I cisco State College, iniciando así su relación con los estudiantes y la gente
a continuaba fumando y preguntando: “¿Qué hace por ti?", botaba el humo y
seguía preguntando: “¿Qué hace por ti?". En años de terapia, de teatro, de
r joven. Amaba el Haight y le gustaba caminar por ahí. Se estaba convirtiendo
I; en un héroe de la contracultura y era muy entretenido y divertido estar con

3
a
a
0
É

*
172 FRITZ PERLS ESALEN 173

él. Irradiaba amor. Sí, lo que más obtuve de Fritz fue amor. Sufrió una gran menzó a roncar! Esa fue otra cosa muy valiosa que aprendí de Fritz: uno 4»
desilusión al no haber podido realizar o consolidar más su aporte a la psi¬ puede evadirse de situaciones improductivas; podemos elegir nuestras pre-
cología, pero me dio mucho amor.

•*

Q Jgsv.
Hay un lugar como el Edén
a--
Donde hay misceláneas fe
'/ J
diversiones de juventud,
Los baños, el sol y grupos sabios n. fe
Es realmente esalenoso...
V1/ fe
La ventana está abierta de par en par. Amenaza' leve dei murmullo 1
de las olas. Un viento suave levanta papeles dei escritorio, muy débil fe
para hacerlos volar. Como mi suave barba acariciando el rostro y los ferencias, en lugar de quedarnos pegados en los “debería". Si llegaba a ocu¬

senos de una Joven, haciéndolos temblar de silencioso deleite, con rrir cualquier cosa interesante, Fritz despertaba de inmediato. Si alguien del
sus pezones en orgullosa erección, aguardando pacientemente ser grupo decía: “¡Por la cresta!" o “¡A la mierda!", Fritz se incorporaba inme¬
mordisqueados.
fe
diatamente. Fue el primer terapeuta que conocí que se daba permiso a sí
DENISE FREY mismo para vivir sus preferencias en lugar de los “debería". fe
Cuando lo conocí, Fritz tenía cerca de 70 años y llevaba una vida sexual •Li¬ Una noche, Fritz dijo que todo el grupo bajaría a los baños, y que cual¬
extremadamente activa. Lo singular en él era que llegaba a esto con gran w
Si
quiera que no se atreviera, se iba a sentir desilusionado, porque en realidad
era algo muy sencillo. Bueno, yo no le creí; ¡nadie iba a meterme a mí
fe

hermosura y avidez. El era el pashá de los baños. Bajaba a las 5 todos los I fe
días, vagaba de un lugar a otro, repartiendo besos para todos lados. en esos bañosl Pero, de una forma u otra, en medio del desorden del re¬
Era muy auténtico y su actitud hacia el sexo no era posesiva. Era muy baño, comencé a descender por el camino... y rápidamente me encontré fe
ávido. Era como un niño chico que acaba de descubrir que existen personas m ¡sin ropas y en el agua! Miré a mi alrededor y pensé: “Tienes toda la razón.
¡Es sumamente sencillo!”. Y me sentí realmente decepcionada porque no fue
hermosas a quienes tocar y cosas entretenidas para hacer -¡y él iba y lo l:
hacía! En este sentido, era muy vanidoso -creo que recién había descubierto
que era una persona atractiva, agradable para mirar.
1 nada de extraordinario. ¡No podía creer que uno pudiera salirse de un uni¬
verso y entrar a otro con tanta facilidad! Se trataba simplemente de sacarse
fe
!
Creo que su descripción de sí mismo como un mediocre psiquiatra judío m la ropa 'y ser uno mismo; ¡guau!, ¡qué gran diferencia!
También me enseñó la necesidad de mascar minuciosamente toda la co¬
fe
: de Nueva York, era probablemente muy exacta. Y después llegó aquí, y
de pronto se liberó. Se liberó en el sentido de que aquí estaba bien ser
un niño y estaba bien ser lo que uno era y demostrarlo.
Una vez me acosté con él durante un taller -era la primera vez que iba
a Esalen, y de pronto me encontré haciendo el amor. Y ahí Se hizo evidente
iP
i
mida hasta que quedara sólo saliva, y tragarla antes de echarse algo más
a la boca. Y esto es más- que una receta dietética -es una forma de vivir
la vida. El creía que era necesario desestructurar cualquier cosa del medio
ambiente que tomáramos para nosotros mismos; que esto debe ser destrui¬
fe
fe
fe
que no podía mantener su erección el tiempo suficiente. No sé si ésta es do y asimilado por nuestra personalidad y lo que es inútil debe ser elimi¬ fe
o no una verdad universal, pero en todo caso, jugueteamos y lo pasamos nado, o no puede existir la persona completa.
muy bien. Lo más hermoso fue que yo sentía todo lo que pasaba en él
í Y yo tuve que manejar mi cosa de la “vaca sagrada" con él. Si se senta¬ fe
£ ba a comer conmigo, por ejemplo, aparecía de inmediato mi temor reveren¬
-su pánico de no poder mantener una erección, su preocupación por mí,
qué pensaba yo de él. Nunca antes había encontrado un distanciamiento tan cial, observándolo en actitud de adoración. Me sentía anodadada frente a fe
mínimo. Fue muy hermoso para mí. El era una linda persona. él. ¡Ooohh, tenía tantas ganas de acostarme con él! fe

Incluso durante un tiempo soñé con tener un hijo suyo. Una vez, en
i
i BETTY FULLER ?ÿ un “viaje", me sentí totalmente cómoda con- él. Bajé a comer, me sentía res¬ fe
•1 En 1966, asistí al primer taller de Fritz en Esalen en su casa de Big Sur, plandeciente, y nuestros ojos se topaban a cada momento, derritiéndose,
durante cuatro días. En ese momento, un tipo de Harvard estaba contando
V:
»' •
mezclándose. Las únicas palabras las dijo él: “Te ves radiante”. No había fe
|f toda una historia acerca de la liga Ivy (*), y Fritz se quedó dormido, ¡Co- necesidad de más palabras. Muchas veces vi esa mirada en sus ojos. Un fe
I . poco húmedos, nebulosos y suaves.... se derretían. Eran algo exquisito para
O Conjunto de Universidades prestigiosas: Harvard, Princeton, Yale, .Cornell, etc. i contemplar. fe


FRITZ PERLS lül¡ ESALEN 175
174 •r*.

w-
Lo amaba. Amaba su forma de mirar, de hablar y lo que hacía. Amaba
su trabajo, su forma de ser con la gente. No tiene sentido dar más vueltas,
m
1
Un sacerdote que estuvo en uno de los grupos de Fritz, estaba preocupado
ante la posibilidad de que Fritz utilizara su posición y su poder como tera¬
peuta para satisfacer sus necesidades sexuales personales. Hizo varias pre¬
estaba increíblemente enamorada de Fritz.
guntas al Directorio de Esalen, una de éstas fite...
MARGARET CALLAHAN
¿Es, acaso, el programa de terapia Interna de Fritz Perls, una forma
Me metí a la tina con todos y me sentí un poco avergonzada, por que no de seducción institucionalizada, en la cual el terapeuta tiene elemen¬
era mi onda desvestirme en público. Pero tenía, curiosidad de vivir esa ex¬ $s
5$ periencia. Era un lugar muy lindo -las rocas y el océano se veían muy her¬ J| tos de persuasión tan poderosos a su disposición, que lleva a una Talla
de ética para someter a personas más o menos normales a su Impacto?
mosos. Cuando Fritz me vio, me agarró de una mano y me llevó a una ¿Es (Esalen)... una trampa para personas inocentes que buscan refor¬
piscina separada del resto, donde procedió a jugar conmigo durante una
hora de una manera muy .infantil, dándose vueltas en el agua y sobre mí.
Aparentemente, esto era sensual para él. Yo no tenía ningún interés sexual
*Mm': zar sus vidas tanto personales como maritales? ¿Está Fritz Perls explo¬
tando el poder de la “isla cultural” tanto para sus necesidades per¬
sonales como para usar sus habilidades en ayuda de otras personas?
«i en él, de modo que limité nuestro juego a actividades no eróticas. Fue algo m
muy especial y divertido. El era encantador y juguetón. Me sentía muy atraí¬ i. También hizo este comentario:
da por su inteligencia y su fama; sentí que estaba con un gran innovador;
el padre de la terapia gestáltlca jugando al amqr como los delfines dentro
de una piscina. No trató de besarme ni de acercarse mucho. Pero había
mm
nr-i
Eventualmente alguien me va a decir que mire dentro de mí y vea mis pro¬
pias lujurias, inseguridades, etc. Perfecto; ningún problema; pero este es
otro tema.
connotaciones sensuales. Al cabo de un rato, los demás se acercaron a mi¬
rarnos. Reían. Fue un momento muy especial que viví con este viejo hue¬
m Otra voz...
sudo. Pero me surgieron las incongruencias: este niño viejo ni siquiera de¬ I
bía estar vivo; no tenía pecho, no tenía estómago, no tenía piernas, no tenía I Mis manos son fuertes y cálidas. Las manos de un viejo verde son frías
y blandengues. Tengo afecto y amor -mucho. Y si yo consuelo a una
cuello, no tenía brazos -no tenía nada. Se veía hundido, parecía un cadáver.
¡Pero tenía esa enorme erección! ¡Era para no creerlo! Pensé: “Esto es ab¬
solutamente irreal. ¿Cómo puede este anciano tener una erección?". No sa¬
m muchacha en su pena y en su angustia y el llanto cede y ella se me
acerca y las caricias pierden su ritmo y se deslizan hacia ¡as caderas
y hacia los pechos... ¿dónde termina la pena y dónde comienza un per¬
bía si sentirme halagada o aterrada por su interés en mí.
Esa noche, cuando regresamos de los baños, me pidió que compartiera
su cama. Creo que soy la única mujer en el mundo que no se ha acostado
I fume a convertir el goteo de la nariz en olfato?
ti
con Fritz Perls. M
2* HARVEY FREEDMAN
Durante los seminarios siempre bajábamos a los baños. Aquella tarde en
i
n
3)
particular, llegó una mujer extraordinariamente atractiva (si entrara aquí m JANET WUUNER FAISS
L ÍA,
ahora,’ todos nos daríamos vuelta a mirarla), que además era psicoanalista
- -ortodoxa hasta la médula de sus huesos. Y, por supuesto, ella y Fritz se m Conocí a Fritz Perls en julio de 1964 eh Big Sur Hot Springs, durante un

mI
encontraron rápidamente. • taller de Fritz Faiss. Encontré que el Dr. Perls era un poco desequilibrado.
Antes de los baños, estábamos todos sentados en círculo mientras ellos De hecho, después de aquel encuentro inicia!, regresé a mi cabaña e hice
coqueteaban; Fritz se divertía mucho y ella trataba desesperadamente de 1: un bosquejo a pincel acerca de mi impresión: Perls está representado por
descolocarlo, acusándolo de sexualidad, de exhibicionismo, lo típico. Ella una figura de fauno con dos serpientes comiéndole el corazón... Fritz Faiss
se veía muy segura, representando la respetabilidad de la profesión, la res¬ aparece a su lado, mirando a lo lejos, con su mano levantada. Vi a Perls
a» ponsabilidad, etc. Ella era la última persona en el mundo que yo esperaba
m
56
K como una figura satánica. Si no hubiera tenido ese rasgo de humanitarismo,
Fritz Perls habría sido una persona extremadamente peligrosa y destructiva.
ver en los baños después de esa discusión intelectual.
Tres de la mañana. No había luna aquella noche. Bajo, y a través de m Hoy día, siento que yo no había superado completamente el sueño fe¬
menino: posiblemente, a través de mí, este hombre habría encontrado algo
la tenue luz de los baños vi Él Beso, la estatua de Rodin, a la orilla de la
más de su verdadero ser. Hace once años atrás no me habría confesado
tina. ¿Quiénes son? Fritz y esta mujer, en el beso más largo que
he visto. Estaban petrificados. Ni una hilacha de ropa, sólo- aún lo 1 a mí misma este pensamiento o esperanza, pero retrospectivamente, y a lo:
recuerdo- un cintillo amarillo. fe! 42 años, puedo permitirme cierta sinceridad.
¡¡i
176
1
W-
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1
FRITZ PERLS Jjgpí
Es ALEN 177

Fritz Perls siempre estaba rodeado de mujeres. Pero parece que no le


S
ILANA RUBENFELD
bastaba con esa adoración, y encontraba difícil de creer que yo no quisiera
integrarme a su grupo de admiradoras. No tenía nada contra él, pero no Conocí a Fritz en una larga fila de gente esperando para besarlo. No sabía
me gusta apiñarme. No me importa ser guardián de la divinidad. Lo que tív nada con respecto a él, excepto su fama de viejo cochino -lo que no era
no dije entonces, fue que, aunque admiraba sus habilidades intelectuales,
’i una reputación admirable-, y me puse muy tensa. Era la primera vez que
no me sentía sexualmente atraída por él. lo veía: un enorme hombre con barba, de manos y rodillas inmensas, nariz
Y la sexualidad jugaba un importante rol en esta asamblea. La imagen
-ir
grande, pelo largo y barba desordenada. No me pareció sexy en lo más
mínimo. Yo no sé por qué había tanto alboroto, pero había cola para be¬
de sátiro revenido rodeado de las futuras ninfas, era para mí algo muy ofen¬ k sarlo -besos largos, de dos minutos, con lengua, ¡tanto hombres como mu¬
t
sivo como para siquiera considerarlo. Hoy puedo juzgar con menos dureza
-incluso puedo no juzgar. Supongo que lo que ellas querían era contraatacar jeres!
al puritanismo que había en ellas, mediante estos encuentros sexuales. :;ú Fritz dijo de mí más tarde: "Era una señora muy empaquetada y co¬
rrecta", porque no quise besarlo. Me senté en aquella pieza con las brazos
¡ Recuerdo claramente una mañana en que Fritz reclamaba por las clases
de arte de Fritz Faiss. Faiss había sacado todo capa por capa para llegar y piernas cruzados, para protegerme.. Fritz me miró y le dije: “¡No sé qué
al esqueleto o a la base del arte. A Perls no le interesaba esto. Cuantío se¬ voy a hacer aquí durante un mes completo, seis a ocho horas contigo! ¡To¬
I 'C
ñalé la necesidad de tener un esqueleto o una base, tanto espiritual como dos los días! ¡Por todo un mes!”. El me dijo: "Exagera tu posición corporal".
intelectual o física del hombre, Perls dijo que si él me llevaba a la cama, Apreté más las piernas. "Más y emite algún ruido". Me tensé aún más.
no se interesaría en mi esqueleto. Este tipo de tretas eran típicas de él, y “Más", e hice más ruido, hasta que finalmente abrí los brazos, estiré las pier¬
s?
nas y grité: “¡Uds. son todos una tropa de payasos! ¡Odio estar aquí!".
evidentemente, las mujeres lo encontraban irresistible la mayoría de las ve¬
ces. Le dije que, interesante o no, mi esqueleto iba donde yo iba -al menos Después que dejé salir toda mi furia, miré a mi alrededor. El sonreía.
mientras estuviera viva. Bueno, intercambiamos algunas otras agresiones y i Los colores y las personas se me hicieron muy nítidos. Fritz dijo: "Querida,
i
empujones, hasta que le dije que esto era una tomadura de pelo inútil por¬ I:
&!ÿ
¡has tenido un mini-satori! Lo harás muy bien aquí, muy bien".
Yo le agradé desde el comienzo, fue algo evidente. Yo había tomado
que aunque él tuviera la intención de llevarme a la cama, yo no tenía nin¬
gún interés ni intención de hacerlo.
deliberadamente la decisión de no tener contacto sexual con Fritz. Yo esta¬
fir- ba con Frank, pero no era el hecho de estar casada, no era ése el problema.
“Sí, ya lo sé”, dijo, “tú eres de las que dice 'nunca en domingo y sólo
No sentía nada por él en ese aspecto, yo quería que fuera mi terapeuta.
en la oscuridad”'. Le dije: “¿Por qué no los domingos o cualquier otro día¡ iSiE-, Además, no quería andar acostándome con cualquiera. Hasta hoy día, gol¬
a la luz del sol, bajo la luna, en el bosque, en la arena? Pero no contigo". ;*

1 peo madera por la gran decisión que tomé.


Nos hicimos muy buenos amigos y el sentía por mí algo mucho más
mü hermoso que si hubiéramos sido amantes. Daré una idea de la forma en
que trabajaba: una noche, un grupo de nosotros estábamos parados miran¬
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¡g do un video de una sesión anterior. Yo me había puesto un vestido largo
'¿te %1
de toalla con cierre eclair atrás, de los que se usaban en esa época. Sentí
que alguien me bajaba el cierre y me di vuelta. "¡Fritz! ¿Qué estás ha¬
ciendo?".
.1 "Sólo quería ver cómo eres".
Era como un niño. Eso era lo más hermoso de él. Le dije: "Fritz, ¡sú¬
3 beme el cierre del vestido!". Lo hizo de inmediato. Al cabo de tres minutos,
siento un par de nudillos a mis costados. “¿Qué estás haciendo?".
m
m “Te estoy haciendo un poco de 'rolfing'".

i i
r Alejé su mano de mí. Y le dije: “Por favor, Fritz, déjame tranquila. Quie¬
ro ver esta cosa. ¡¡Déjame en paz!!”. A los cinco minutos comenzó nueva¬
iii mente, bajando el cierre de mi vestido y masajeándome el cuello. Dejé que
á i i
a ¿ i me hiciera masaje durante un rato.
Con una voz ronca me susurró: “¿Qué más quieres que te haga? Me gus¬
tas tanto, podría hacerte esto por todo el cuerpo".
"No, por favor. Déjame. No lo hagas más". Parecía ser una persona muy

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joven y era difícil rechazarlo. No sabía escuchar un no. Finalmente, dijo fe
% "OK", y mirando un poco apenado se fue. 1 A Fritz le encantaban los chistes y las adivinanzas. Una vez mientras
En este campo hay un síndrome que consiste en que muchas mujeres m tomábamos desayuno, le dije: “Fritz, ¿qué le dijo una frutilla a otra?". Me
van de grupo en grupo para tratar de ser líderes. También querían tener miró en blanco. “Oye”, dije, “si no hubiéramos estado en la cama esta ma¬
relaciones sexuales con Fritz todo el tiempo. Yo estoy segura que no se á?: ñana, ¡no estaríamos en esta mermelada esta noche!”. El estalló en carca¬
% le paraba -cosa que las desilusionaba a ellas y lo frustraba a él... §3§ jadas.
Una cosa que él hacía muy bien era tocar. Sus manos y sus labios eran ti El sabía que yo estaba trabajando con la técnica Alexander y un día me
3 hermosos. Durante el segundo verano, ló besé -y Frank lo besó también-
y me di cuenta lo hermosos y sensuales que eran sus labios. Una vez, en
i dijo: “Me gustaría tener una sesión de Alexander contigo, liona". El me lla¬
maba liona, en vez de llana.
un taller, estaba una mujer que a él le gustaba mucho, Asa Kadish, quien “¿A qué hora?", dije.
tenía cerca de setenta años. Se había quebrado una pierna esquiando y se m “Hoy a las once estoy libre. Hagámosla en los baños".
%
3
lamentaba de. esto. “Ay, Fritz, me estoy poniendo vieja”. El puso sus manos
en ella y dijo: “Asa, todos nos estamos poniendo viejos. Tú sabes, a mí ya
no se me para...”. ¡Frente a todo el grupo! De modo que esas historias acer¬
t “Bien”. Y me dije a mí misma: “Estoy loca? ¿Le voy a dar a Fritz Peris
una sesión a las 11:00 p.m. en los baños? ¿Qué
.?$• horrible? ¡Mi reputación quedaría arruinada!”. pasaría si piensa que fue
«r,
3 ca de estar tirando día y noche son una estupidez. m este tfemor y estaba sola en mi pieza. Puse a Fritz en la silla y
9 Sin embargo, yo no culpo a esas jovencitas, porque él daba masajes
dobles. Una vez, llegaron a mi casa dos o tres jovencitas porque habían
H
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dije: “¡Tienes suerte que yo quiera tocarte, hijo de puta!". Superé todo el
, temor y recuperé mi seguridad.
9 oído que Fritz estaba ahí. Yo los presentaba y ellas lo miraban maravilladas. Wt En el momento en que Fritz se aproximaba a los baños esa noche, le
%
El las tomaba en sus brazos y les daba unos enormes besos muy sexuales. tíél: grité: “¡Pónte en la mesa!". ¡Era como un niño! Comenzó a desvestirse. Le
Las muchachas se iban pero a ia media hora sonaba el teléfono. Una vez, dije: "Ah, no, ¡pónte la ropa!". El dijo: “¿Qué? ¿La técnica Alexander se hace
3> él estaba en mi casa tomando café cuando Mary llamó. Ya habían estado MS con la ropa puesta? ¡Todo en Esalen se hace sin ropa!”.
juntos antes y ella quería verlo de nuevo. “¿De nuevo?”, dijo Fritz. %v: Tuvimos la sesión. No era fácil trabajar con él, pero tenía buena dis¬
3 Yo no puse á Fritz en un pedestal, esa fue la clave de mi relación con posición y respondía a mis manos y a mis instrucciones. Gran parte de su
9 él. Fuimos muy unidos. Rompimos muchas reglas a través de nuestro |||t;' problema provenía de su hábito de fumar. Tenía el pecho muy congestio-
sentido del humor. Yo le decía muchas cosas que otras personas no se ||¡|y, nado. Tenía algunas zonas del cuerpo muy, muy tensas. Tuvo diez o doce
% atrevían. Yo era como el bufón de la corte, que le dice al rey cosas que ses*ones conmigo. Una vez, alguien le preguntó en broma: “¿Quién es tu
nadie más se atrevía a decirle. •life’, terapeuta?", se dio vuelta y dijo: “liona”.
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180

SUSAN WARD
FRITZ PERLS
Hm : EsALEN

senté al borde de la tina, simulando reírme con el resto.


181

Me inscribí en un taller de Fritz Perls junto con una amiga, y justo después Después de esto, lo evitaba. Estuve en su taller pero no trabajé con él,
de nuestra llegada a Esalen, .estábamos las dos conversando paradas en un y él no hizo ninguna referencia al episodio. De hecho, a la mañana siguien-
rincón del comedor. Todo era muy nuevo para mí y me sentía un .tanto ' te me vio en el comedor, y yo estaba preocupada porque no sabría qué
tensa. Fritz estaba ahí, caminó directamente hada mí y dijo: “¿Tú y tu amiga hacer si se acercaba, ¡pero me ignoró!
siempre se sientan en la última fila?". Teníamos ese tipo de reladón. Cada i
'! C, Me di cuenta que él era tan perceptivo, que me caló en el minuto que
vez que estábamos juntas, siempre era yo la reticente. Fritz se dio cuenta
de esto con sólo mirarnos a través de la pieza. Sentía que él podía ver a
m
•í;
llegué. Sabía que podría aprovecharse de mí y que yo no haría nada porque
me daba miedo Esalen, me daban miedo los baños y me daba miedo él.
través de, y eso me aterraba. Estoy segura que este temor se reflejaba en mi cara, y él lo vio y me escogió
Esto fue un viernes, y esa noche lo vi en acción en el taller. Sentía res¬ a mí. Era como elegir a un lisiado, a un enfermo, como pisotear la flor
peto por él; me impresionaba mucho su destreza profesional. Nunca he vis¬ más pequeña porque sabía que podría aplastarla. Pensé: “¡Bastardo! Sabías
to nada pareado. De alguna forma, me hacía sentirme unos centímetros que actuaría exactamente como lo hice".
más chica de lo que ya era. :A:: Pero aprendí algo: "¡Eres estúpida! ¿Por qué lo dejaste? No porque él
Esa noche, después de la comida, se acercó y me dijo: "Quiero ser yo yi
esté allá arriba como terapeuta, tiene la prerrogativa de...". Aprendí que si
el que te lleve a los baños”. Me sentí halagada que él, Dios, quisiera llevar¬
: me a los baños, y le dije: “Me gustaría mucho". Dios me llevó una toalla 1 no puedo cuidarme a mi misma, es mí culpa.
y partí a los baños con él, mi amiga trotaba detrás de nosotros. Yo estaba
muy asustada.
Me imaginé que era uno de esos enormes baños japoneses con cama¬
I Cuando vivía en Stinson Beach, un día me llamó Jack Hurley. Me dijo que
había oído que yo estaba escribiendo acerca de Fritz y que le gustaría hablar
conmigo. Vino con su mujer. Son personas tranquilas, no comprometidas,
rines para desvestirse. Cuando vi que era un pequeño lugar donde tenía
que sacarme la ropa ahí mismo, me dio pánico. Fritz se desvistió en cosa
I
&
agradables.

de segundos, se metió a una de las tinas y se sentó a observarme. Consideré


la posibilidad de saltar por el acantilado, pero decidí que no, Por lo tanto,
m JACK HURLEY
Durante un período trabajé para Fritz en el desarrollo de sus películas. Pasé
la mayor parte del tiempo jugando con sus equipos. También hice algunos
si no iba a saltar, tenía que sacarme la ropa -no había otra salida. Fue una 1
tortura. Yo venía directo del colegio, y en esa época usaba medias, portali¬
gas y esas cosas. Me parea'eron horas. “¿Qué voy a hacer cuando me saque
mm

rodajes de sus películas. Fue desilusionante. No era un trabajo remunera-
do... teóricamente, lo era “si las películas producían algo", pero nunca pro¬
i

i todo esto?”, me mortificaba este pensamiento. dujeron. *


Finalmente lo hice, y Fritz, mirándome, me hada señas con los dedos, Un año le ayudé con su calendario de actividades; él las coordinaba
Jfóg -de acuerdo al programa de óperas de San Francisco. Con este programa >
“Ven, acércate a mí". Estaba presa del terror, pero Dios me estaba llamado
y no osaría desobedecerle. Me metí. Inmediatamente sus manos invadieron jife en mano, llenaba después el resto de los espacios de su calendario. Tú sa-
bes: “Quiero ir a ésta, entonces iré allá después. Esta la puedo ver a la vuel¬ *
mi cuerpo, acariciando mis pechos, mis genitales, todo. Si hubiera sido cual¬
i quier otro hombre, habría dicho: “¡Basta!". ¿Pero a Dios? No. Miré hacia aba¬ m
m
ta y ésta en camino hacia...", y así lo hacía.

:
jo y vi su enorme erecdón. Me impresionó por su edad. El me siguió ma¬
noseando y acariciando. No hablábamos. Silencio. Me quedé ahí sentada. m Rae comenzó a trabajar para Fritz cuando yo estaba a cargo de las ca¬
binas en Esalen. *
Terror. No podía disfrutarlo; sentía muy fuerte que estaba siendo usada. Era m B
repugnante. Sólo pensaba: “¿Cómo puedo escapar? ¡Tengo que escapad" Es¬
tiré mis piernas, pero cuando empecé a moverme él me siijetó. Traté de
II
i
RAE HURLEY
No era difícil hacerle la limpieza a Fritz. Durante los talleres sí lo era, por¬
que tenía que esperar que los participantes salieran- ¡y hacerlo rápido! El
é
correrme hacia un lado y dejar que mi amiga se sentara a su lado, pensando trabajo era fácil el resto del tiempo. Tenía dificultad con su escritorio por-
que ella tendría más experiencia para manejar esto, pero no pude. No sabía Hfi; '
que siempre había todo tipo de basura en él; yo no sabía qué se podía
! cuánto iba a durar esto. botar y qué no. Fritz no era una persona muy limpia y vivía en el desorden, . É
Durante todo ese rato, no dije una sola palabra. La tina empezó a- lle- de modo que la limpieza consistía en recoger su pijama, colgar las toallas, p
• narse de gente y de pronto un tipo desnudo saltó hada adentro y comenzó' i limpiar el baño y hacer la cama, y, si él estaba ahí, recostarse con él un
i a hacer comentarios chistosos. No sé quién era, pero siempre lo recordaré
y le estaré agradecida. Era un tipo muy divertido y todos se reían: Fritz tam¬
bién, y con esto dejó de tocarme y me las arreglé para alejarme de él. .Me
«11|0 rato en su cama y disfrutar la vida...
Esto era parte del trabajo, aunque nunca sentí que tenía que hacerlo. *
¡í. - En realidad, yo quería hacerlo. Aunque había veces que yo no quería, pero
i
i
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m-

182 FRTTZ PERLS Í’: EsALEN 183

* Fritz era muy insistente. Han habido todo tipo de historias acerca de esta
:sf zaftig C*). Era el arquetipo del macho chauvinista.
característica suya de viejo cochino, pero nunca lo sentí así. Fritz imponía
su presencia y sabía cómo excitarme. Esto era algo que simplemente ocu- . JACK DOWNING
rría. Era muy hermoso. Y, generalmente, después dormía una siesta. f Fritz fue sexualmente activo desde muy joven y le gustaba muchísimo hacer
el amor.' Una vez le pregunté cómo se mantenía tan despierto, y él dijo:
Una vez, Fritz me pidió que fuera a ayudarle a clasificar sus discos. Fui,
$ “Llego justo al momento del orgasmo, pero lo evito”. No creo que fuera
*% '
y pasamos una tarde perfectamente encantadora, incluyendo 'un polvo’, y
al final me dijo: “¿Cuánto te debo?”.
.'v
Tantra; lo descubrió él mismo. Se excitaba, no eyaculaba, y entonces an¬
daba todo el día en esa onda. Sólo se permitía unos pocos orgasmos al
“Fritz, lo pasé tan bien, no necesito que me pagues”.
año.
“¡Ah, no! Eso es algo que tú tienes que aprender: cobrar por pasarlo
* bien". FRITZ FAISS
* Siempre sentí que era un mutuo intercambio de energía. Era algo muy
lindo donde ambos lográbamos cosas. A través cié. los años, llegué a sentir
Le gustaba jugar al pobre hombre inofensivo, inocente e incomprendido.
El sabía por experiencia que esta era una táctica muy efectiva para captar
* que intercambios de energía como éstos, eran para Fritz una forma de man¬
tenerse joven.
5$
m
la atención y simpatía de las mujeres. Era, sin duda, un maestro en este
terreno. Podía encogerse, achicarse, y en un segundo convertirse en un
* Después de estar con Fritz, me sentía eufórica. Después de la primera
vez que me acosté con él, estaba sentada con Jack tomando desayuno y & monstruo.

de pronto un montón de jóvenes se sentaron alrededor de nosotros. Hom¬


m CYNTHIA SHEIOON
Me hizo representar todos los tipos de mujeres que surgían en su mente
'
bres, hombres jóvenes, por los que yo antes habría estado babeando. Fue m -la niñita porfiada, la niñita dulce, la bebita, la madre; luego dijo: “Ahora
* mi primera experiencia de sentirme “caliente” y se lo atribuyo a Fritz. Li¬
beró en mí algo que no tenía antes. No sé cómo lo hizo. Me condujo hacia
if
II
quiero que representes a una puta”, en ese preciso momento me salí del

* otro nivel de respuesta. Era capaz de excitarme al tocar ciertos puntos en


mi espalda... Ü
m
trance y me paralicé. Lo miré y me cerró un ojo. Volví a entrar en mi trance,
y comencé a representar un rol muy seductor con un tipo del grupo. No

*%
Aprendí qué había detrás de todo esto -la permisividad y el intercambio
se construyen. El ponía sus dedos en los lugares adecuados, veía la reSv s
i
me pidió que hiciera una mujer -sólo una niñita, buena y mala, una madre,
un bebé y una puta.
Durante otro taller, Fritz estaba trabajando con una mujer y Jim Simldn
puesta, permitía esa respuesta, permitía la permisividad .y construía sobre
esa respuesta. Yo lo veía hacer esto. En diferentes lugares con diferentes m
m se enojó mucho con él y le gritó: "Fritz, ¡tú odias a las mujeres! ¡Hablas
personas. Era una transacción de energía, y cuando se logra mantener la como si el 90% de ellas fueran putas!". Fritz se dio vuelta y le dijo: “Eso
% no es correcto. Sólo el 80% lo son”.
transacción en forma equilibrada y fluida, no existe la posesión. m
¿Cómo te sentías tú, Jack, con todo esto?
'
m
1
WUSON VAN DUSEN
Fritz me contó una completa historia de su impotencia desde muy atrás.
*% JACKHURLEY Me contó una divertida historia de su último analista -olvidé cuál de los
tres fue. Había, estado hablando durante bastante tiempo de su impotencia
Aprecio las maravillas que Fritz hizo con Rae.
H’ y de su inadecuación, y el analista le dijo: “Bueno, veamos la maldita cosa".
Amable, pervertidor; virtuoso sexual, inepto, macho chauvinista, impotente, II; Fritz quedó petrificado. El tipo dijo: “Veamos tu pene. Sobre eso hemos es¬
viejo verde, carismático, hombre de gran virilidad: Fritz. Todo, menos per¬ I R: tado hablando, ¿no es cierto? ¿De qué porte es? ¿Es adecuado?". Fritz lo sacó,
* vertidor de menores.... lo miraron, y se veía adecuado. Fritz estaba muy impactado ante el hecho
* MICHAEL MURPHY de sacar lo “real" afuera, ya que al hacer esto se mata o se eiimina toda
la fantasía acerca de esa cosa. Dijo que este incidente era lo que lo había
Escuché muchos rumores, se suponía que él era fantástico con las mujeres.
Una vez me dijo: “Debes dejarte llevar hasta el último pelo”. Cómo ma¬
m conducido a su concepción de la terapia gestáltica.
V nejaba esto a los setenta años, no lo sé. Era un hombre de muchas facetas m.-
' -gran ambición, y, al mismo tiempo, su sensualidad resultaba herida cuando

una mujer lo rechazaba. Le encantaban las camareras -usaban vestidos lar¬ ü,v

«i
gos y él las llamaba “doncellas flotantes". Siempre reaccionaba frente a ellas.
Le gustaban las mujeres grandes y bonitas -con buen cuerpo, calladas y
mI C) Zaftig describe en una palabra lo que, dos manos describiendo un reloj de
arena tienen que hacer. (De The Joys of Yiddish).

*
!

184 FRITZ PERLS ESALEN 185


!
LAURA PERLS m
Desde que lo conocí, fue muy potente y sexualmente adecuado; tuvimos HHf RAE HURLEY
Creo que puso, a muchas mujeres en contacto con su bi u homosexualidad.
mucho sexo y muy bueno. Mientras estuvo en análisis con Reich, tuvo un - fP
corto periodo de impotencia. No lo tomé muy en serio porque sabía que
no duraría mucho, pero él estaba preocupado.
i
m
A veces, estaba en los baños con una mujer a cada lado y de repente si¬
lenciosamente desaparecía. Una vez me lo hizo a mí. De pronto desapareció
su energía y me encontré a mí misma abrazando a otra mujer. Nunca me
i í.
k Ip había pasado antes, y sentí: “Ey, un momento... ese viejo bastardo, ¿qué
es lo que pretende ahora?". Desde entonces he estado en otros lugares -
\
1
m
Y I me gustan las mujeres, pero en ese momento no lo»- sabía.
JACK HURLEY
Fritz no trazaba líneas artificiales entre el final de la terapia y el comienzo
del amor. Vi a muchas mujeres que solicitaban sesiones privadas con él.
a m Las personas que iban a Big Sur comentaban sobre todo este besuqueo.
!
\ & 1

iüY
¿Has visto alguna vez a dos barbudos besándose? Si él me veía por ahí,
me llamaba, nos besábamos, y ¡buml Todo se desmoronaba en las personas
que nos veían. '

Fritz no proclamaba ser el mejor, porque no siempre lograba la erec¬


NATALIE MANN II
m ción, pero en los besos sí era el mejor. Rae decía que esto se relacionaba
.Hubo un período en que fue impotente, pero nunca conmigo. Hacía el
amor como un virtuoso, como un violinista. Fue una experiencia muy Linda. m
m&
con la presencia... la no agresividad... un balance delicado, sólo un empu-
joncito al botón ignorado para obtener la siguiente respuesta.

i GER AGREY ItV STELLA RESNICK


¡!
i .
Fue uno de los hombres más sexy que conocí. Era hermoso, lujurioso. Le
gustaban las mujeres realmente y no entraba en ei juego de destruir el ego
fr Bueno, es difícil que un hombre de 77 años sea sexual y no sea un viejo
libidinoso. El era sexual, sensual, le gustaba la gente hermosa. El estaba
. ,1 de la mujer en el proceso de seducción. en contacto con su energía y la transmitió a muchas mujeres. En una opor¬
i
I
fe
tunidad, me pidió que fuera a su cabaña, le dije “NO", y eso fue todo. Fritz
;
:
WILSON VAN DUSEN
Su dependencia de hacer el amor me pareció siempre una debilidad. Casi w. decía que él no era un viejo verde, porque los viejos verdes actúan cíni¬
camente. Esto era verdad; él nunca actuó así. El era directo...
i pensaría que podía morir si lo dejaban solo.
BEVERLY SILVERMAN
CYNTHIA SHELDON Un joven muy vehemente que había leído todos los libros de Fritz y que

i i!
Nunca tuve la sensación de que hiciera mal uso de sus contactos. Una ami¬
ga mía pasó mucho tiempo con él. Más que buscar su propio placer, como m estaba muy impresionado con él, subió al escenario a trabajar con Fritz, y
en forma muy vacilante dijo: “Tengo que decirlo. Leí tus libros y sentí algo
muchos lo veían, él se concentró en el placer de ella por ella misma. No realmente cálido y bueno en relación a ti, pero al ver la forma en que ac¬
tuvieron relaciones sexuales, pero él la ayudó a darse cuenta de sus sen¬ túas con todas estas jóvenes, me siento sudo por dentro al observarte hacer
saciones vaginales con el tacto de ambos. fÜ todo esto”. Fritz dijo: “Incluso los viejos cochinos necesitan amor".
I
WILSON VAN DUSEN PENNY YOUNG REEN
Un incidente que vacilo en describir, ocurrió al final de nuestra relación. Un amigo nos contó acerca de este hombre de 77 años que era un incitador
Mi esposa se había ido y yo estaba sentado solo en el living. Fritz entró |i sexual. La primera vez que lo vi, dije: “Ah, no, |esto debe ser una broma!
y vi cómo su sangre circulaba por sus venas a punto de estallar. Estaba Dios pilo, mira a ese viejo guatón con esa ropa bolsuda... se ve...¡puaj!“. .
í Después del segundo día de taller, el mero contacto con él fue.... ¡guau!...
U\í tremendamente excitado, y me hizo notar que yo debería hacer algo por
él. Mi impresión fue que era algo sexual, que me quería a mí. Le dije que
'r una voladura. Yo no diría que era el típico viejo, cochino, y he visto mu-
}; ;• no podía hacer nada. No estaba absolutamente seguro acerca de qué era |¡ chos. Tenía poder en el sentido de Don Juan, tenía carisma.
lo que quería, ni lo estoy ahora, pero estaba visiblemente excitado y lo úni¬
co que pensé fue que era algo sexual. R JOHN STEVENS
Fritz estaba en los baños y tenía una mujer a cada lado, ambas en contacto

187
186 FRITZ PERLS
m ESALEN

f
:'íY¡ NATALIE MANN
Í:;- Sentía un profundo amor por sí mismo. Creo que nunca sintió hacia nadie
más esta preocupación continua. Ni siquiera el supuesto amor que sintió
por Marty Fromm... Sentí el desprecio con que a veces hablaba acerca de
'fe sus sentimientos hacia Marty. Siempre me impactó su incapacidad para
amar, y él también lo reconocía.

-

r * 1 JOHN ENRIGHT
Fritz no era capaz de mantener una relación estrecha. Mi esposa y yo ob¬


I
y iV:
mSi
servamos algunas de sus sesiones y, obviamente, no valoraba mucho el ma¬
trimonio. Para él, la unidad de existencia era el individuo -no había nada
fuera de eso. Creo que nunca aceptó la posibilidad de sacrificar una parte
1 de sí mismo para formar un pequeño grupo de dos o tres, que podría llegar
a ser una unidad superior a la de un solo individuo, sin que esto friera
1 algo neurótico.
m
Pi
CLAUDIO NARANJO
Su amor estaba lleno de narcisismo. Tan pronto como el rol era desafiado,
Ü el amor desaparecía. Ginny Sutton fue una de sus mejores “discípulos”
con él. Tenía una enorme erección y yo estaba al frente de él en la tina, - Mi cuando empezó Esalen. Su ideal era construir una comunidad, y ella fue
sintiéndome muy incómodo. El disfrutaba' de la. estimulación sensorial, son- II posiblemente la fuerza inspiradora que había detrás de la idea de un
3*
riendo hacia un lado y a otro para decir lo feliz que estaba -y me imagino
que también estaba disfrutando de mi incomodidad.
m
m
kibbutz gestáltico. Era la amante de Fritz en ese momento, y cuando ella
vio que esto se estaba convirtiendo en una comunidad orientada hacia el
BETTY FULLER *
H trabajo, donde los niños y los animales no tenían un lugar, no quiso seguir.
Fritz sufrió mucho y lloró, pero luego se puso en contra de ella. Le había
Fritz era en parte un viejo porfiado y en parte un hombre suave y gentii
que amaba mucho a sus muchachos -las personas que trabajaban con él.
Le fascinaban también las muchachas jóvenes. De hecho, la mayoría de las
veces se acostaba con jovencitas. Era totalmente masculino, sin ser machista,
i«e
:Pr.
dedicado largas páginas en el Tarro de la Basura. Ante este rompimiento, él
cerró su corazón para ella y retiró esas páginas del libro. Este era el clásico
estilo vengativo de Fritz.
tenía una virilidad increíble. ¡Dios mío! Sabía cómo tocar y cómo estar con 1
Ü GEORGE L BROWN
la persona. Eso es todo lo que una mujer quiere, alguien que sepa tocar ti; Judith estaba en uno de sus talleres, en el cual él estaba hablando acerca
y que esté con ella.
Cuando tenia 4 años, me enamoré de una mujer de un circo que an¬
1
m
de los juegos de manipulación que se dan en los matrimonios; cómo hacen
cosas el uno por el otro con expectativas de retribución, o con la sensación
de que están cumpliendo algún deber. Mientras hablaba de esto, Judith em¬
daba a caballo; me parecía que ella pertenecía a otro mundo mara¬
villoso. Su tenida doradat su elegancia y auto-control -la encamación
de la princesa de los cuentos de hadas. Mi primera diosa digna de un
I pezó a sentirse incómoda. Permaneció en silencio durante un rato, pero fi¬
nalmente sintió que tenía que hablar. Dijo: "Fritz, yo no estoy de acuerdo
contigo. Hay veces que yo hago cosas por George simplemente porque
pedestal.
¿Estaba este mundo fuera de mi alcance? i
'Slfe.
quiero hacerlas, o porque sé que las necesita". Fritz la miró y dijo sin Va¬
cilar: “Ah, eso. Eso es amor". Es lamentable no escuchar este tipo de cosas
SYLVIA BEHRMANN CONRAD li®: acerca de Fritz más a menudo, porque muchas veces era tierno y cariñoso.

.
El decía ser despectivo con la mayoría de la gente, pero más que ñada-CDn-
sigo mismo. Le hice notar las diferentes formas que teníamos para abordar
If' Si' LEO ZEFF
a la gente, explicándole que mi tendencia era amar a la gente. Y agregué mi. Recuerdo una vez que Fritz estaba muy herido a causa de una mujer que
que esto presentaba ciertas dificultades, y que me dejaba abierta a la posi¬ mmi había venido de Nueva York a verlo. Al día siguiente nos dijo, con voz
S> bilidad del dolor. ,
“Av. Svlvia”. diio. “Si tú sólo nuedes amar el rinlnr no imnnrta" m1 temblorosa, que estaba muy perturbado y que no estaba seguro de poder
trabajar ese día. Estaba profundamente herido porque esa mujer que éi lan-

si
188 FRITZ PERLS fife ESAIüN
If
to amaba le había dicho que ella ya no lo quería y que no deseaba saber
más de él; pero al poco rato se sentó a trabajar con nosotros, sin ningún
mm ALAN MARTIN
El avanzaba mucho en su trabajo y su desarrollo. El grupo de Nueva York fi
síntoma de angustia. Compartió su pena con nosotros, y después de la se¬ m
m se quedó pegado donde mismo. En cambio Fritz estaba permanentemente '
é
paración ya no había nada más que hablar.
1 agregando cosas nuevas.
Laura era más bien una guía teórica y él un guía experiencia!, al menos
GABRIELLE ROTH § como yo lo veo.
Tenía un profundo e increíble ego. Le complacía ser un hombre viejo y
sabía perfectamente cómo sacar partido de esto. Era muy cambiante. Lo vi •1
late •
I
NATAUE MANN
en todos los espacios. Podía ser suave, emitía vibraciones amorosas que sa¬ ?(© Estuve en un taller con Fritz y Laura y vi lo terrible que era él con ella. *
lían directamente de sus ojos, de sus poros y de su sonrisa. Su esencia bri¬
llaba a través de su aspecto descuidado.
m
m ¡Simplemente atroz! Comí con ellos un par de veces y vi lo mal que él la
. trataba. Como si fuera basura. Laura decía: "Es como un niño que deja sus *
Mi £
Edward. Rosenfeld es el autor de The Books of Highs, editor de The Gestalt
. m panales sucios botados”.
Journal y profesor.
EDWARD ROSENFELD
mm Laura, Laura, Lore, Laura... Separada de él más de 20 años, denuncia¬
da, humillada e insultada, Laura nunca salió totalmente de la mente de *
Marty Fromm fue amante de Fritz y yo era amante de Marty cuando conocí
a Fritz.
m
m. Fritz...

ii Lore escribía poesía y cuentos cortos. Y además tenia su piano. Es una


En 1967, Marty, un amigo y yo viajábamos por el país, y cuando lle¬
gamos a California, Fritz nos invitó a Esalen. Mirando este encuentro hacia
ft
S
buena pianista y en su juventud no sabia si seguir estudios de leyes
y, más tarde, de psicología, o si llegaría a ser concertista en piano...
£
atrás, veo a tres generaciones, con Marty al medio de nosotros dos.' m Con Lore tuvimos altos y bajos periodos amorosos, pero básicamente so¬ £
Tenía un poco de miedo de encontrarme con él. Marty me había con¬ 1 mos co-viajeros...
tado muchas historias -esencialmente, sabiduría popular- que tenían que ver
con su relación e interacción con Fritz, y acerca de cómo su visión del mun-
i Con Teddy siempre sé donde voy. No puedo decir lo misma de Lore.
Después de tantos años, aún estoy confundido. Nos conocimos hace
£
do había cambiado totalmente como consecuencia de sus terapias con Fritz
1 más de 40 años... en el Goldstein Institute. *
y de haber sido su amante.
Fue la única vez que estuve con Fritz en un contexto social. Marty y
mm LAURA PERES
Hace sólo unos pocos años, estábamos hablando de Sudáfrica y él dijo:
fr
Fritz estuvieron solos durante algún tiempo -no se habían visto en dos años. £
Yo veía en ellos una gran calidez y un verdadero afecto. Quizás en el pa¬
sado hubo malos momentos, pero mientras estuvimos juntos ahí, la cosa- *Jj||; "Bueno, nuestros años en Sudáfrica no fueron nada de malos”.
"No, fueron muy buenos".
“Bueno, estamos pegados el uno con el otro".

i
i entre ellos fue fluida.
ARTHUR CERROS
j|i í "Yo no estoy pegada".
El estaba pegado porque no podía continuar con la situación, ni cam¬
*
i
Y.

íf&
I.
i Nadie conocía a Fritz cuando, después de muchos problemas, publiqué su biarla, ni dejar fluir las cosas. Cuando él no estaba de acuerdo o algo no
le gustaba, simplemente se iba. Y, al mismo tiempo, se quedaba agarrado,
libro Gestalt Therapy; más tarde, cuando llegó a Esalen, ya había logrado cier¬
to reconocimiento. m pero con un resentimiento que lo expresaba en todo momento.
Fritz tenía, indudablemente, todo el talento y la imaginación que debe
i tener un gran hombre. Era muy, muy claro y la calidad de su claridad tenía BOB SHAPIRO
mucho color. La lucha que estaba dando en ese momento -la cual continuó m Y
Durante 22 años no sólo no vivieron juntos, sino que además no tuvieron
ningún tipo de contacto. El alojaba en el departamento de Laura cuando
durante mucho tiempo- era para lograr un cierto tipo de reconocimiento
iba a Nueva York. Típico de Fritz... quedarse en cualquier sitio que fuera
1/ profesional. Algo había logrado. Por ejemplo, Berne fue -un gran admirador
de Fritz, y creo que usó bastante su material. Pero el reconocimiento no gratis. $
llegó sino hasta mucho más tarde. l. GREG DAVIDSON £
ffi
En términos de la terapia gestáltica, sólo él la practicaba porque él la
creó. Y a pesar de lo que Laura declara, ella sólo la aplicó en forma aca¬ I§ Trataba a, Laura despectivamente. No sé habían visto durante uno o dos
años, y, sin embargo, él siempre le echaba algo en cara -aún era su mujer. £
démica, sin sentirla ni apredaria realmente. La invitó a Big Sur y le organizó un cóctel, pero él no llegó sino hasta el

1 Y
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ül Éi¡* /.U. .» - -.S*-. . •,


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a .
Ipl
190 FRITZ PERLS i-- ESALEN 191
a
*
final de la fiesta. Fue muy Frío de su parte. Ella estaba muy herida. Nunca
se llevaron bien. Incluso a las horas de comida, él hada, a sus espaldas,
m
m
i
\

comentarios despectivos acerca de ella. Recuerdo una vez que di una larga
* i
caminata con ella; sólo hablamos. Era una mujer muy cálida, agradable, y Wi .
i
*
*
á
realmente amaba a este hombre. La que quiero decir es que no sólo lo
quería, sino que además deseaba estar con él.
El alojaba en su casa cuando iba a Nueva York -se dejaba caer y es¬
peraba ser recibido y atendido-, pero ella nunca Fue bienvenida en la casa
I
m
ü
m

«Me \
de él.
fit —-
ñ
LAURA PERIS
Le oí a alguien que había estado con él en Lake Cowichan, que no había
un día en que no me mencionara por lo menos tres o cuatro veces. En
i0f. ARTHUR CEPPOS
T

* el mismo día, le hablaba a la misma gente acerca de mí de una manera


tjíjf. Laura era mucho más joven que Fritz. Era una mujer muy buenamoza y
3”lV'
muy hostil, luego amable y luego de otra manera...’ Creo que siempre Fui una excelente pianista. Casi concertista. Fritz no podía tolerar lo que él lia- .
.
la cuerda salvadora para él. maba el pseudo-academicismo de Laura. No podía permanecer cerca de
*
*
i
Ü
ella.
VIRGINIA SAHR
La Forma en que a veces manipulaba a Laura... |horrible! Pero, conozco lo
suficiente como para saber que estas cosas son transaccionales y no sólo
\ V* f|| unilaterales.
A

I JH
55
K3

*f:;
BARRY STEVENS
Una vez dijo acerca de Laura: “Es tan tonta". Así, simplemente. Sin resen¬
timiento, sin rabia, sólo “Ella es así". Era extraordinario que pudiera decirlo

* mm sin involucrarse. Creo que a menudo la neutralidad no es escuchada. La


gente no espera neutralidad y rápidamente deja de lado lo que se ha dicho,
-

» de una Forma u otra; ellos mismos no son neutrales. Me he pillado a mí


4Ü misma haciendo esto...
* M
HARVEY FREEDMAN
sgffi CYNTHIA SHELDON
Recuerdo que Fritz decía que Laura era la mitad de la terapia gestáltica;
Estaba obsesionado con Laura. Pasaba años sin verla. Sin embargo, hablaba el tenía sentimientos muy buenos con respecto a ella por esto. Pero luego,
i
i
de ella constantemente.
Nunca la conocí, y mi imagen de ella se construyó sobre estas inter¬
minables anécdotas e insultos, de modo que me imaginé un macizo Fut¬
w
m
al siguiente suspiro, se daba vuelta y no le reconocía nada.
ABRAHAM LEVITSKY
üf bolista -un cuerpo mesomórfico construido por Ida RolF, algo así como un ||ff
S;
Laura desempeñó un rol importante, pero no me queda claro cuánto con-
carnicero de Belsen. tribuyó. Estoy seguro que hacia el Final de su carrera, Fritz sintió que lo
i
. ILANA RUBENFELD
Wíp.¡i! que ella llamaba terapia gestáltica era muy diferente del concepto que él
tenía...
* : No conocía a Laura, y en 1968 ó 1969 dimos una comida para ellos y otras i
personas. Sonó el timbre y apareció Fritz con esta hermosa mujer. Ella es JOEL KRAMER
i
impactante. Parecían un matrimonio, y durante la primera hora su relación £g|i' Una vez en los baños me dijo: “A la única persona en- el mundo a quien
í Fue muy hermosa. Pero luego empezaron a pelear, las típicas discusiones && aún le tengo miedo, es a mi esposa”.
entre dos personas. Luego ella tocó el piano. Ella toca muy bien y él se •
i veía .muy complacido. Logré darme cuenta del tipo de relación que habían fglf LAURA PERIS
tenido, cosa que ya no existía... Pertenecían a dos mundos diferentes. ||||É|V Antes de casarme con él, supe que era una persona centrada en sí misma
9 «MiESi v ln arpntfi así lo consideré como el eenio aue era. o crue nudo haber

»
i
y

192 FRITZ PERLS If ESALEN 193


¡¡T,

sido. Y lo que haya sido, no lo habría logrado sin mí, pero también vice¬
i
0i HUNTER CULP *Sr=
versa. Nunca se casó con nadie más. No nos divorciamos, aunque la rela¬ Jj|fe Iba a lugares donde no podía respirar bien. Por eso, siempre andaba en
ción que tuvimos a través de la vida, fue prácticamente nula en los últimos
años.
üf auto. Cuando se le ocurría subir el cerro, casi se moría.
<c_
J§¡! BERNARD GUNTHER
... la familia Posner... no confiaba para nada en mi.
Sí Había tenido un ataque al corazón. Trabajaba duro y después sentía un gran
"Supongo que ahora vas a darle un discurso a la familia Posner y ¿evi¬ T?
-J:.L cansancio. Aparentemente, sentía dolores. Yo había oído hablar del "rol-
tarás nuevamente tus obligaciones?". fgfi fing”. Cuando estuvimos en Rancho Santa Fe, le sugerí que viera a una mu-
¿Qué haré? í;
jer que era alumna de Ida Rolf. Los junté para almorzar. Más tarde, me dijo:
"Decide de una vez par todas terminar con un tema “. m “Nunca miro a la gente por lo que me dice, sino por lo que son ellos mis-
M'i4.
Decidere, cortar. El significado semántico está claro.
mos”. Y no quiso verla más. Pero después el dolor aumentó y regresó don-
VIRGINIA SATOI Ip: de ella, y en un par de horas lo alivió un poco.
Creo que ambos sufrieron mucho; y digo esto, debido a que en aquellos
años, Laura no estaba más establecida de lo que él estaba cuando llegaron
fes BETTY FULLER
a este país. Mi sensación es que el amor de ellos se basaba en una situación gp Dile a Ida que te cuente cómo le hizo diez “rolfings" en diez días. No puede <r\:

hacerse, pero ella lo hizo. Salvó su vida y él se lo reconoce.


mutua de supervivencia que compartían.
"Fue doloroso. Siempre esperé algo más de él, tú me entiendes..., " dice Laura:
m
:S: Lo que Marilyn. Rosanes-Berrelt hizo por sus ojos y lo que Wilson Van JDusen &
Pero amar a Fritz significaba renunciar a las expectativas o renunciar a
fe y Eugene Sagan hicieron por su vida profesional, Ida Rolf lo hizo por su en-
É. vejecido cuerpo. Ella constituyó un importante factor en el mejoramiento de
Fritz. Laura lo sabía. Dice; "Fritz nunca iba a ser nada sino sí misma. Lo
m
i,!

que hizo, lo hizo". Ella se siente orgulloso de esto, incluso hasta hoy día. Es¬ su salud.
to dice algo acerca de ella. También dice algo acerca de él...
LAURA PERLS
I
m
/da es un ángel poderoso.,,. En 1SX53, en LA,t tuve muchos problemas
con mi corazón, tenia unos ataques de angina que llegaba a agonizar
y consideré seriamente la posibilidad del suicidio... después descubrí
Pasé los mejores años de mi vida con él. Fue, indudablemente, el hombre
más interesante que conocí. Estoy agradecida por... por lo que viví con él, i Esalen y mi corazón mejoró enormemente. Los dosfactores principales
fueron: me liberé del smog de LA. y me puse en tratamiento con Ida
Rolf Sé*»
fe IDA ROLP
Para la mayoría, el camino de ida y vuelta a la posada no requiere El día que llegué, Fritz me dijo: “Tengo tanto dolor que ya no quiero seguir ¿L
de ningún esfuerzo. Yo no lo siento así. Por lo general bajo en auto. . fe: viviendo”. Y ya llevaba bastante tiempo en Big Sur. Nunca olvidaré lo mal
5v
De ahí a los baños hay igual distancia y tengo que hacerlo a pie. jsg|k que estaba en ese momento. Estaba dando un seminario en L.A. Una de
fjp mis alumnas estaba allí y vio lo mal que Fritz se sentía: "Fritz, quiero mos-
g-j trarte lo que estoy haciendo”. Y le dio a este hombre su primera hora de
Ip; “rolling" y ¡aleluya!, se le quitó el dolor. Y su dolor no volvió, pero él tenía
que viajar en avión, por lo que le dijo: “Anda a ver a Ida Rolf a Nueva

im ü
|pt'
York; esto es muy complicado para mí".
Cuando regresó, le habían vuelto los dolores, porque, por supuesto,
Fritz es Fritz y nadie iba a decirle que tenía que ir a ver a Ida Rolf -¡No!
4-
¿i

€ ,-r
/

« 8sf;;
||fe
¡No! ¡No! De modo que regresó a Esalen sintiéndose muy mal. Luego Doro-
thy (mi alumna) me llamó y me preguntó, si yo podía ir a Esalen. Pensé:
pierdo? Nunca he ¡do a Esalen; nunca he visto a Fritz”.
(¡asta

jfass?

caso de la montaña yendo a Mahoma...


ijvpytj -SL Vine específicamente a hacer ese trabajo. Estuve desde un viernes hasta ¿L
ELLEN STEVENS
Siemore tenía los tanques de oxígeno instalados en su pieza. .feiíf ej gibado siguiente. Trabajamos durante seis o siete horas v nunca mas tuvo _
FRTTZ PERU
w ESALEN
194 195

problemas serios con su corazón. Se trataba simplemente de organizar su I Fritz vino a verme a Nueva York una o dos veces para el “rolfing". Recuerdo
cuello. Años antes, había sido sometido a una intervención quirúrgica y un día que al terminar la sesión fuimos al living. Tomé su abrigo y se lo
cuando empezó a volver en sí, le dijo al anestesista: “Me has herido. Hay pasé -es algo que hago con muchas personas-, se dio vuelta y me dijo con
¡I algo malo en mi cuello".. Y el anestesista dijo: “No, eso es imposible". A 1
m brusquedad: “¡No tienes que hacer eso conmigo!". Yo le dije: “No pienso
Fritz nadie le decía que no, y no fue sino hasta que yo llegué que... m que tenga que hacerlo. Simplemente quise hacerlo.... Tú entiendes, Fritz, al¬
El cambio ocurrido en su cuello significó un cambio en la condición 1 gunas personas sientan a sus pacientes sqbre dos rodillas y les hacen cari¬
„ ño, otras les pasan el abrigo". Se demoró cerca de treinta segundos
*> de su corazón. Cuando estábamos en la séptima hora de trabajo (con su ? cambiar en
boca y su cuello), de pronto me di cuenta que él estaba inconsciente. su negativismo por un guiño de ojo.
Mientras permanecía ahí inconsciente con un supuesto ataque al cora¬ #. Yo fui una de las pocas personas con que él nunca se enojó. Yo tuve
si zón y quizás muriéndose, me dije a mí misma: “|Dios mío, qué tonta soy! Hi bastante crédito en los libros. Pero lo de Fritz no era en ojo; irascible es la
¿Para qué te arriesgas con una persona tan enferma como ésta?”. Pero des¬ ¡V palabra que lo describe. Como un principio general, hacer estallar a las per¬
pués de mi momento de pánico, lo miré bien y pensé: “Este hombre no m
. sonas era un hábito suyo -para hacerlas trabajar.
se está muriendo de un ataque al corazón.; parece que estuviera bajo el m. Conocí a Fritz sólo de una manera profesional, porque yo estaba muy
efecto del éter. (Está anestesiado!". í! ocupada trabajando, tal como él estaba muy ocupado trabajando. Cuando
3» Estuvo así cerca de dos minutos -a mí me parecieron dos años, crée¬ I. recién llegué a Esalen, ambos vivíamos en la casita blanca; Fritz ocupaba
i uno de los dormitorios
meló. Yo sólo esperaba que él no supiera esto, porque consideraría que y yo el otro. Nos divertíamos mucho tratando de
SI la técnica era peligrosa. Pero cuando volvió, de inmediato se dio cuenta imaginarnos quién iba a encender la estufa. Era difícil hacerlo y ambos tra¬
de lo que había ocurrido. Reconoció que lo habían tratado muy mal bajo tábamos de hacerle el quite. Más tarde, vivíamos en unas casas pareadas
3» esa anestesia. Aparentemente, revivió toda esa historia, y al revivirla algo m cerca
%& llegabadeenlalahostería. También aquí nos divertíamos, porque cuando Fritz
desapareció. m noche a su casa, ponía el tocadiscos. Le encantaba la buena
I música, pero al hacer esto, recargaba mucho los circuitos y se cortaba la
Y en su libro escribió: f§g luz. ¡Los malditos fusibles se quemaban regularmente! De modo que, o mi
... Ida... indudablemente me ayudó con el principal síntoma: esos do¬ W' estufa o su tocadiscos debían estar apagados; y a ninguno de los dos nos
fc;
lores de angina pectoral que me hacían sufrir tanto, que quería ter¬ H||y gustaba mucho ceder. Entonces, yo me sentaba en la cama y me
Jj preguntaba: “¿Saldrá Fritz a arreglar los fusibles o tendré que ir yo?". Había
'

minar con todo esto. En ese sentido, ¡me salvó la vida...!


lljl viento y llovía.
Se mejoró, Sí, y vivió cinco o seis años más después de esto. Y realmente m
vivió esos años; tuvo grandes satisfacciones, y se metió mucho más a fondo
en ias cosas que le interesaban.
i
m
mi
Quiero aclarar algo... en aquellos días, yo hacía el “rolfing" en la sala
de masaje de los baños. Me preparaba para recibirlo. Nuestras citas eran
m
Si
a las cuatro, daban las cuatro y Fritz no aparecía. Las cuatro cinco, nada. m
Las cuatro diez, nada. En ese momento, me iba a los baños y lo encontraba
en la tina más lejana, remojándose. En su libro dice: “Debo contar la historia
m
m
de mi salud”, o algo así, “pero lo dejaré para más adelante. Ida me hizo
esperar muchas veces. Yo la voy a hacer esperar a ella ahora". Me echó
m
m e-
la culpa a mí. m
ma
3)
También escribió:
...si surge alguna abstracción, entonces todo el contexto queda dispo¬
mi
I
i
)
t
7B' '
nible. Esto no es una asociación lineal\ aunque a menudo se le llama m
m,
. I
|

i
así, sino una gestalt comprensiva. Así, si Ida toca el punto herido, que
¡
es lo que el músculo recuerda, entonces aparece el contexto total, el iv ti .
cual puede ser asimilado e integrado, incluyendo las emociones y las

• Vntnnnttnc ttn ¿>rrfir,í»C/2/¿/zC


*
Fr

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m
i 196 Fimz PERLS |íi ESALHN 197

¿
f No parece haber sido muy galante. I opinión de sí mismo, aunque esto entraba en conflicto con su salud.
¡Galante no era! Tenía muchos puntos fuertes, pero no la galantería. Era
£ Recuerdo una vez que lo iba a llevar a volar sobre su casa. Quería ver te
|§jp su casa desde el aire. Yo arrendaba aviones en forma periódica para no
un hombre muy egocéntrico, pero tenía 'sus razones para ser así. Buenas í- perder mis habilidades. Me gustaba mucho volar. A él también le gustaba
razones. Había hecho un excelente trabajo, era un genio absoluto. Lo que
i
quiero decir es que era un privilegio poder sentarse en un rincón de su
sala y verlo trabajar. *p
ií?;
mucho, y me contó que no había volado desde la época en que vivió en
Sudáfrica. Ibamos camino a Monterrey y nos detuvimos a mirar unas tierras
en las que él quería invertir. No había camino y tuvimos que subir un cerro

I
i El también sentía un gran respeto por ti, ¿o no, Ida? a pie. Fritz anduvo un poco, pero se dio cuenta que no podría llegar hasta pp
i arriba- su corazón no estaba muy bien. Pero también supo hasta donde
; Bueno, una vez me presentó diciendo: "Quiero que conozcan, a una mujer podría llegar. Subió más de lo que pensó que podría. Dijo: “Parece que ¿s
. que sabe tanto en su campo como yo en el mío”. Creo, que eso es lo má¬
ximo que Fritz podía expresar de alguien,
8 tengo un corazón nuevo". Después de esto, le gustaba subir y bajar a los
baños. Antes, sólo lo hacía ocasionalmente y muy despacio; se sintió mucho
I¡ ROSEMARY FEITIS I más ágil después de esto. tw
Fritz tenía muchos problemas físicos y se daba vueltas por ahí, sabiendo !• A Fritz nadie le era indiferente. Le surgían profundos sentimientos con aque¬
i perfectamente que lo que tenía que hacer era ir a ver a Ida Rolf, pero no llas personas que le llegaban: dolor, desagrado, miedo, rabia, temor y tam¬
i
\
le gustaba hacerlo. PreFería ir donde Stan Johnson, o donde cualquier otro...
Era por flojera, ya que si lo que él necesitaba no venía a él, él no iba
a buscarlo. Stan era más fácil que Ida.
Ii bién amor.:.
JULíAN SILVERMAN
1 En esa época, yo trabajaba para Ida y lo empujé para que la fuera a A algunos de nosotros nos ocurre una vez en la vida, si tenemos suerte,
'

ver. Después le preguntaba: “Y bien, ¿cómo estuvo?". Y él decía: “Bueno,


m un encuentro y... ¡contacto! -son momentos de contacto sin toda esa mierda
ella sigue siendo un mago". Después le preguntaba a Ida: “¿Cómo estuvo?". con que nos ensuciamos unos a otros durante toda nuestra vida. Es la fe¬
: Y ella decía: "El sigue siéndo un genio". m

licidad. La felicidad no se da cuando uno trata de obtenerla; siempre es
inesperada. Llega en un momento y se va en un momento. Cuando esos ¿5S5
STANLEY JOHNSON momentos ocurren coh otra persona, uno los atesora. Con este hombre ocu¬
Le encantaba el “rolflng". A menudo, antes del “rolflng” se tomaba una taza
de crema de cacao. Se relajaba mucho. Trabajé con él unas 25 veces. ¡Es
1 rrían más de una vez en la vida. ¿Pero qué se puede decir acerca de esos
momentos?
la única persona que se ha quedado dormida durante un “rolflng"! te»
Al ver a Fritz y a Janet juntos, me di cuenta que todo estaba perfec¬
tamente bien. Nunca uno invadía la escena del otro. Estaban simplemente
gag; ahí el uno con el otro. No había nada que explicar ni que elaborar. Eran
' dos personas distintas que se comprendían mutuamente. Eso era lo que te*
transmitían. te»
Janet lederman era profesora y artista; fue amiga de Fritz y colaboradora
suya...
í mi JANET LEDERMAN te»
Eran cerca de, las once de la noche. Eramos cuatro los que estábamos aquí .
m en Esalen, la primera vez que lo vi; vi a un hombre viejo. Nunca había
¡§ oído hablar de él. Pasó al lado de la mesa con su típica camisa; no calzaba
te=*

te»
/ Y. muy bien con el contexto. Pensé que quizás era una persona muy solitaria,
jjj| pero no supe qué decirle, de modo que nos miramos y de esa forma nos tete»
$¡).
Í5L.\
conocimos.
• •
--
teste
GREG DAVIDSON Ej Al día siguiente, una persona que yo conocía, hablaba sin cesar acerca
Para mí, él era un hombre físicamente frágil. Debió haberse preocupado ¡¡¡Mi. de un taller en el que ella estaba, de modo que entré a este taller, sin saber tetete
mucho más de sí mismo. Fumaba sin parar. Pero era un personaje muy ma¬ nada al respecto. Y de pronto, ¡apareció este mismo hombre ahí! ¡Era
cha, muy masculino. Siempre se vio a sí mismo con una gran capacidad Salí hermoso! te»*
* 198 FRITZ PERLS m
Hjti ESALEN 199
*
* En esa época, yo trabajaba con niños de. un ghetto, emocionalmente m
m LEO 2EFF

*
perturbados, y lo que Fritz estaba haciendo con la persona con que trabaja-
ba en ese momento, era increíblemente similar a lo que yo hacía con los
niños, pero él tenía mucha más experiencia y un marco teórico de referen¬
cia, y yo lo hacía en forma intuitiva. Era muy sensitivo con la persona con
«
iSí"'
.|pí
Fritz tenía la tendencia de enojarse con la gente y echarlos de sus talleres.
Yo no me enredaba con él, pero tuvo peleas con casi todos aquellos que
de alguna forma eran sus discípulos -por ejemplo, Claudio Naranjo y Jim
Simkin.
'S&j En un grupo de profesionales que se realizó durante un fin de semana,
* que estaba trabajando.
Verlo trabajar significó un nuevo encuentro.. §,0 echó a Jim Simkin del taller, en circunstancias que Jim era aparentemente
% Dos o tres semanas más tarde, yo estaba en una situación en que me Ipp su heredero, el que se suponía que continuaría el trabajo de Fritz y que,
sentía muy confundida, al borde de una crisis. Nunca habíamos hablado, 2swí eventualmente, lo sucedería. Su esposa, Anne, le contó que Fritz había tra-
* no nos habían presentado. Me acerqué a él y le dije: “¿Puedo hablarte?".
Me miró a los ojos durante largo rato. Me parecieron dos horas, pero
m
iwm

Mí:
tado de llevarla a la cama y Jim se puso furioso. El asunto con Anne no
surgió ahí, pero Jim igual se enfrentó con Fritz. Estuvieron durante media
* deben haber sido cerca de dos minutos. “Ya", dijo, “veo la desesperación. hora diciéndose lo que real y verdaderamente sentían el uno hacia el otro,
% Sentémonos". ||¡|j de una manera gestáltica. Finalmente, Fritz le dijo a Jim que ya no pertene-
Hablamos durante una hora. No tengo la menor idea acerca de qué; '4Bp; cía al movimiento de la terapia gestáltica. Por supuesto que al día siguiente
*
*
después fuimos a su casa. Escuchamos música y conversamos. Soy pintora.
El me mostró sus pinturas y hablamos de arte y de música, luego nos tendi-
llp
m todo se había solucionado.

mm
mos en 5U cama y él me abrazó. Recitó un poema alemán acerca de un IÉ Jim Simkin estuvo cerca de Fritz en muchos aspectos -algunos ¡o considera¬
ban su heredero-, pero había conflicto tanto entre sus personalidades como
pajarito que se había caído de un árbol; estaba herido, sólo necesitaba ter¬
nura y amabilidad y que lo abrazaran. El fue muy: tierno y amable.
en sus métodos de trabajo.
* Ese fue nuestro... primer contacto. Fue en 1966 y así fue la relación de
ahí en adelante. Cuando tomé su taller, creo que trabajé dos veces en la m ANNE SIMKIN
ir Me encantaba observar a Fritz cuando él observaba cómo Jim crecía. Por
silla. Esa no era la cosa para mí. No era la técnica, sino Fritz, el ser humano; ejemplo, cuanto estuvo en L.A., le mostré un abeto que crecía en nuestro
* era la relación con ese hombre... un affair amoroso, sí, eso era.
Lo importante, los aspectos relevantes, eran el afecto y el respeto; con¬
i
JP jardín. Y le dije: “Este árbol me recuerda el crecimiento de Jim". Y él le
* versación en las mañanas acerca de las teorías,' compartiendo el uno con
jPff
!l
dijo: “No, Jim no ha dado ningún fruto todavía”. Un año después, le dijo
a Jim: “Mi joven árbol está ahora en pleno florecimiento". Se sentía muy
* el otro. Enfocaba y desenfocaba las cosas, disparando de este ángulo, de
ese ángulo. Era un juego. Disfrutábamos el uno con el otro. Compartíamos; m cerca de Jim y muchas veces me dijo que si necesitara trabajar con alguien,
lo haría con él. Confiaba en Jim. Yo veía a Fritz y a Jim como padre e
simplemente nos compartíamos mutuamente. No era un trabajo. hijo. Me encantaba verlos conversando en el comedor de Esalen. No esta-
Hay una cantidad de personas que hasta hoy se encuentran muy cerca
* de él, y aunque parezca sentimentalismo, lo que todos compartimos es
m
ban siempre de acuerdo,' pero se respetaban mutuamente.

* amor. En realidad, no hay forma de poner esto en palabras, pero de alguna


manera, eso es lo que tenemos.
*9

*
'
, Lo que yo veo que nos está ocurriendo, como los hijos de la generación
siguiente, es que aquellos que estuvieron con él en estrecho contacto, son
personas a priori no competitivas. Esto es algo que Fritz dejó, un amor com¬
i Ai
H
*$ partido muy hermoso.
4ii" l

* m-
* ras1
Otra visión...
* fi|¡: 'CtAUDIO NAHATIJO '
BK- Mirando hacia atrás, considero a lim Simkin nn mpinf tpnrwnM »r m<c

3
a
2
(

200 FRITZ PERLS


i EsAU!N 201 i

sisteme. A Fritz lo veo como un genio y un hombre de gran sabiduría; sien¬ ir ... yo sé.,
; que mi idea era
definirme a mi mismo y hacer mi propia
i

to que Jim era más cálido, más confiable y menos dispuesto a expresar su «í terapia. No hay realmente nadie más. Estaban Paul y Marty y está Jim
Simkin, sin embargo, aún no estoy dispuesto a rendirme ante él.
4
propia psicopatología, y, quizás por esta razón, era mejor para muchas per¬
sonas. Creo que para mí fue mejor debido a su experiencia clínica y al apo¬ m SEYMOUR CARTER
yo que era capaz de dar. De Fritz, evidentemente, se podía esperar cual¬ i Jim Simkin tiene una actitud muy parcial hada la gestalt, al extremo de ser 4
quier cosa, desde lo mejor hasta lo peor. Quizás, su creatividad requería
de un contexto más abierto. Considerando la totalidad, yo diría que resulta¬
ba una polaridad muy fructífera. Quiero mucho a Jim y aprecio su talento
|
¡fe
un gran terapeuta gestáltico, y, sin embargo, costándole mucho salirse de
ese rol y ser una persona común y corriente.
BETTY FULLER
4

4
dentro de la situación terapéutica, sin embargo, no lo llamaría, como a
Fritz,un genio creativo. Creo que también tengo que agregar que no era Todas las personas que hacen gestalt y que estuvieron en contacto con
capaz de absorber o apreciar en forma rápida las nuevas Ideas. En español Fritz, sacaron un pedadto de él y manifiestan ese pedadto. Nadie obtuvo
tenemos una expresión que dice "Más papista que el Papa", que refleja la
1
1 todo de Fritz -el “manto” no descendió sobre ninguno de nosotros, por mu- i
inclinación de Jim por los reglamentos... tomaba las reglas y los principios
gestálticos al pie de la letra, como un policía. Fritz estaba siempre dispuesto
I
M
cha experiencia o credenciales que tuviéramos.
Yo he tenido más contacto personal que profesional con Jim Simkin,
ya que sólo he participado en dos de sus grupos -y de eso hace bastante
a romper sus propias reglas.
Fritz era un tipo de hombre que podría haber dicho algo parecido a ü
f-.j:
tiempo. Jim había venido de todo corazón a ayudarme en un momento en
lo que dijo Marx: “No soy un marxista". Por otra parte, Jim era implícita¬ que yo lo necesitaba mucho, de modo que fue muy desilusionante para
mente “fritzista”.
§ mí verlo estancado en el asunto de las credenciales y las técnicas de la ges-
talL Verlo trabajar era como ir al Museo de Williamsburg: todos los símbolos
CYNTHIA SHELDON de la vida que habían sido vividos estaban ahí, pero el corazón y la vida
En general, siento que Fritz y Jim Simkin mantuvieron una amistosá y res¬ m misma se habían ido.
petable distancia el uno del otro. Jim tenía su propia habilidad y estilo. Jim ¿
transmitía consistentemente un estilo educativo; volvía constantemente so¬ JOHN ENRIGHT .
bre algo, lo re-enfocaba para dejarlo más claro. Fritz era más inconsistente I!?'; En general, Jim permanecía en silencio cuando había un enfrentamiento,
-algunas veces, concentrado o metido en la cosa, y otras veces para nada. i y después, cuando Fritz ya no -estaba, expresaba sus resentimientos. Dos
El entraba y salía, en un momento actuaba con muchos prejuicios y en otro m o tres veces oí a Jim quejarse seriamente acerca de Fritz. Una vez, por ejem¬
plo, Fritz aceptó en un taller a personas no calificadas, o algo así, y
í
momento era totalmente abierto. Le gustaba la actuación y el drama. Eran é
muy distintos. En un grupo de profesionales, unos preferían a Jim y otros m estaba furioso. No dijo nada ahí, pero más tarde expresó su molestia. Me
Jim
a Fritz. Nunca tuve la sensación que Jim fuera el segundo mejor.'Sin embar¬ 1i contó que Fritz estaba de acuerdo con él en no hacer esto. Nunca vi una é
go, estaba a la sombra de Fritz por el solo hecho de trabajar mucho juntos. llp pelea abierta y clara entre ellos. Dos o tres veces escuché a Jim decir que
é
Mil él era mejor terapeuta gestáltico que Fritz.
WILSON VAN DUSEN
El estilo de Fritz era mucho más agudo, incluso más cruel. Creo que esta i
m ¿Crees que lo era?
era simplemente la naturaleza de este hombre. Tomar esto como una téc¬
nica, fue un error que cometieron Simkin y muchos otros. Pensé: Es lamentable que se preocupe de eso, de cualquier forma que sea".
É
VIRGINIA SATOI | ABRAHAM LEVITSKY
Jim fue, en cierta forma, el protegido de Fritz, logrando ser en algún sentido § Tenía un Fh.D. en psicología clínica y estaba haciendo una práctica privada *
su compañero. Pero se mantenían separados y no andaban pisándose los | en SL Louis, cuando conocí a Fritz en febrero de 1966. Hasta ese momento, . s=
talones. Creo que Fritz probablemente confiaba en que Jim haría un buen no sabía nada de terapia gestáltica; sólo había escuchado' algo acerca de
í trabajo, que seria un auténtico gestaltista. Fritz no confiaba en mucha gente. íí un hombre que era un innovador, que tenía un nuevo enfoque y que era é
A menudo los llamaba chuecos; eran personas que sabían muy poco y este muy entretejido trabajar con él. Una de las primeras cosas que me dijo
ü* aquella £
e poco lo utilizaban mal. Varias veces me previno acerca de estos chuecos. mañana durante el café, fue: "Tú pareces tener una neurosis de in-
RICHARD PRICE
jSjj';' terpretadón". Estaba tan acostumbrado a confiar en mis interpretaciones en &
El trabajo de Jim no representaba en absoluto el de Fritz. Jim sólo usaba
pp| mi trabajo, que me daba miedo confiar en lo que estaba observando.
Cuando se me acercó ese primer día, ocurrió algo mucho más personal: &
loe rfimirac anliránrtnlas en forma muv inoreánica. 1
¿¿
is
m 202 FRITZ PERLS ;; £'• ESAIÿN 2Ó3
SI
él puso su brazo alrededor de mi hombro en forma amistosa; hice ún leve is
%'J;
kilos, que caminara sobre él. Hmmm. Bueno, decidí intentarlo. Comencé
movimiento como para alejarme. El mantuvo su brazo ahí, me miró a los . en sus tobillos, tambaleándome y tratando de no poner mucho peso. Fritz
h

ojos y dijo: "Quédate con tu vergüenza”. Era una poderosa educación fuera
de las normas. Siento que resume bastante bien el espíritu de la terapia
gestáltica.
1
m
decía cosas como: “Está bien, puedes pisar. Puedes levantar una construc¬
ción sobre mí". Caminé, literalmente, sobre su cuerpo como si fuera un
puente.
St . Me convidó para que regresara durante el verano y tomara un curso'
i FRANK RUBENFELD
de entrenamiento intensivo con él; decidí aceptar su oferta y regresé a Esa-
a- len en junio. A Fritz le sobraba una pieza y me pidió que compartiera su
ff . En un momento, uno puede pensar que uno es un naipe: se pueden jugar
muchos roles, contactarse con muchas sensaciones. Fritz era como un naipe
y-
casa con él.
Pasamos mucho tiempo juntos durante ese verano. Cuando no estába¬
¡Ü'j completo. Mucha gente veía sólo al Fritz sarcástico o al rabioso o al brutal!
Tenía el poder para ser todas esas cosas.
mos trabajando, nuestra relación era muy relajada. Descubrimos que tenía- .
si
mos muchos intereses en común. De partida, yo hablaba algo de alemán. I. Pero lo usaba principalmente como autodefensa (Cuando se sentía
exhausto o destrozado, o cosas así, tú entiendes ). No le gustaba desperdi¬
Y la música, que era algo muy importante en mi vida, fue otra de las cosas
que compartimos. A él le gustaba mucho el ballet y .la ópera; fuimos juntos I; ciar su energía. Era un hombre viejo, y paraba las cosas. La otra cara de
Si
al bailee
i esto era la perfecta ternura que había en él.

*
*
El tenía un oído musical muy bueno. A veces me daba instrucciones
chistosas durante un grupo, como: “Escribe una pequeña melodía para cada
una de las personas de este taller”. Yo revisaba mi archivo de canciones
# KATHLEEN NUGENT
Lina vez, yo venía llegando del Tassajara Zen Center y Fritz me dijo: “¿Dón-
de has estado?". Le conté. Me dijo: “¡Ese es el último lugar al que necesitas
y descubría algo apropiado para cada' individuo. ¡r! jDeja de meditar, párate y ponte a bailar!”. Fue corriendo y sacó z a z.z
un.
a
fe
A mitad del verano, me dijo: “Me gustaría que fueras mi asistente. Me
estoy cansando de hacer terapia. Vente para acá, tú haces terapias y yo haré
111 hombre joven de su silla, lo llevó hacia mí y le dijo: “¡Ey, baila con ella!”.

películas”. Le dije que lo pensaría.


Traté de tomar una decisión, y aunque- mi actitud era ambivalente, de¬
ü WILLIAM QUINN
A medida que el tiempo pasó aquí en Esalen, él comenzó a madurar en
cidí aceptar. Regresé a St. Louis donde estaba haciendo mi práctica. Y a
gj forma extraordinaria. Era hermoso ver a un hombre en su vejez... finalmente
medida que pasaba el tiempo, comencé a tener dudas nuevamente; final¬
'
armonizó esa tremenda inteligencia con su corazón. Llegó a ser una persona
mente le escribí: “No puedo aceptar tu oferta". El me contestó con una carta
m: tremendamente afectiva, tanto con los miembros del personal como con
aquellas personas que constantemente venían a nuestros seminarios.
ir
muy cálida, agradable: “Estás huyendo de mí y realmente lo siento mucho,
me gustaría verte por aquí". Finalmente, después de varios meses más de
fe
i®:
dudas acerca de si podría hacerlo y vivenciando. más dudas acerca de mi || Uno de los visitantes Jue Abraham Elizur...
m capacidad para trabajar como su asistente, regresé a Esalen en julio de 1967. 1st ABRAHAM ELIZUR
a A veces era increíblemente ayudador conmigo. Esto me ponía muy ner¬
vioso, yá que también sabía lo destructivo que podía llegar a ser. De hecho,
g?.
i gf. Le sugerí que hiciera algo para nuestra organización, el Instituto de Salud
Mental. Así podríamos crear una clínica de higiene mental en Israel -cosa
i le expresé esto una vez erí un grupo: “A veces siento que las manos que || que hicimos.
g> me están ayudando a nacer, son a¡ mismo tiempo las que me pueden
asfixiar”.
Al poco tiempo de esto, en un taller con Fritz, yo estaba trabajando
18% No traté de persuadirlo; simplemente le hablé acerca de esto y él dijo:
“Sí. voy a hacerlo". Me sentí tan emocionado que se me llenaron los ojos
de lágrimas, y diría que a él también. En ese momento, tuvimos una con¬
un sueño. En el sueño, yo era un atleta de salto largo en los Juegos Olím¬
es picos. Fritz me dio una tarea: “Supongamos que estás a pie pelado y tienes m
SKk
versación muy hermosa y cordial.
->»
que ir de aquí hasta allá, pero entre aquí y allá hay pedazos de rocas filudas Si: En Tel Aviv conocí a Ruth Levi, quien estaba asistiendo a grupos de en-
S-
y vidrios quebrados. ¿Cómo llegas?". Hice la actuación y luego volví a mi . cuentro y talleres Feldenkrais, y que ocasionalmente asistía a grupos gestál-
asiento, sintiendo que el problema estaba resuelto por el momento. El pen¬ ticos (le fin de semana.
só lo mismo, aparentemente. De pronto, se le ocurrió otra cosa e hizo una "La Gestalt “ decía ella, "no es como la cirugía, la medicina o la artesa-
i de las cosas más extrañas que he visto. Se tendió en el suelo boca abajo, |ji nía. No es una técnica que. se pueda enseñar. Para ser un buen gestaltista,
y dijo: “¿Puedes caminar sobre mí?". Yo tartamudeaba. Este abuelo de 73
¡í
i| la persona tiene que tener el instinto para ello; tiene que tener una bondad
años, con no muy buena salud, me estaba pidiendo a mí, un tipo de 84 inherente y una sabiduría ancestral...".

*
=a
204 FRITZ PERLS IñSfr ESALEN 205
m
Le pregunté si su actual terapeuta tenia esas cualidades.
"No", dijo, "ni siquiera se acerca a ello. Es un buen hombre, pero no es mi Ella dijo: “¿Cómo? No sé cómo hacerlo". Pero se paró, dio dos pasos,
se detuvo y continuó con el "bzz, bzz, bzz", luego caminó nuevamente en
como...". m silencio. Aparentemente, no se daba cuenta que sus piernas no participa¬

mIt
"¿Cómo quién?". ban. i
“Como Gideon Schwarz". Luego Fritz dijo: “Bien, ahora regresa, siéntate y métete en ti misma.
"¿Es él un buen gestaltista?". ¿Qué sientes?". í

"Si, es muy bueno". Ella dijo: “No sé de dónde viene esto, no tiene ningún sentido, pero
Muchas personas han hablado del trabajo de Fritz. Es Gideon Schwarz quien
mejor se aproxima a la transmisión del sentido de la calidad de ese trabajo...
i quiero decir que me siento como un caracol”.
i
GIDEON SCHWARZ Ü . “Bien, sé un caracol. Ponte en contacto con alguien siendo un caracol”.
Se acercó a un tipo grande que estaba sentado allí y puso un dedo de
Las personas entendidas en grupos de encuentro hablan del uso de diferen¬
tes “técnicas", incluyendo las “técnicas gestálticas". Yo soy un tanto purista, mi cada mano en su’ cabeza y los movió como culebras.
Fritz dijo: “Ahora ponte en contacto con él a través de tus pies”.
p

y en mi opinión, el aplicar “técnicas" de terapia geslállica, implica un des¬


conocimiento de lo que esto es, porque se están usando clichés externos-
en lugar del espíritu mismo de la situación. Es como cocinar con sabor fran¬
I
0:
Comenzó a hacer cosas con sus pies y al cabo de un rato dijo: “Es in¬
creíble. No, tengo ninguna sensación en mis pies, es como si estuvieran pa¬
P

r
cés en lugar de la cocina francesa, le pones un poco de mayonesa y lo 0 ralizados”.
. "Bien", dijo Fritz, “permítete descubrir tus pies".
espolvoreas con tomillo. Cuando los entendidos en grupos de encuentro di¬ m Después de un rato, mientras trataba de tocarlo con los pies, dijo: “¡Ah,
cen: "Por supuesto que tenemos influencia de la terapia gestáltica y usamos
mucho sus técnicas" -eso es mayonesa.
Debido a la influencia de la terapia gestáltica, el mundo terapéutico ha to¬
I
1
¡i
ahora sí tengo una sensación!", y comenzó a darse vueltas y a reir, “Es ia
primera vez que siento la textura de la alfombra". Comenzó a bailar. Dijo:
“Esto es fantástico", y corría por la sala.
¥
*
mado más conciencia del peligro de caer en el lenguaje abstracto -lo que
Fritz llama “acercadeísmo" (en inglés, “aboutism”). Lo importante para 'el
grupo es lo que está ocurriendo en el grupo. La única posibilidad de que
i *
ocurra algo positivo, es que el grupo esté permanentemente consciente de
que hablar acerca de algo que ocurrió en otro lugar y en otro momento, es
una pérdida de tiempo.
m m

Voy a contar la historia de una muchacha que imaginaba ser una abeja. H >¡JS
Fue una sesión única que ilustra lo que quiero decir y que demuestra con
mucha fuerza la fantástica intuición de Fritz. Era un taller de diez días, este
m
&
£

era el octavo día y la muchacha aún no había trabajado, finalmente se sentó


en la silla caliente, diciendo: “Tengo ganas simplemente de decir que: 'Este ib Fritz dijo: “|Claro! Eres un ser humano, tienes pies, no tienes que volar
£
año haré terapia gestáltica, ¿qué haré el próximo?’”.
Fritz dijo: “¿Me harías un favor? Después de cada frase, agrega las
ü o arrastrarte".
palabras ‘¿y no sería divertido?'".
I Ella dijo: “Gracias, Fritz". ¿i
Ella dijo: "Por supuesto que puedo hacer eso -¿y no sería divertido?". “Aún no he terminado. Trabajemos un poco más en esto", dijo él.
mi
Siguió hablando durante un rato, de repente murmuraba para sí misma, í “Siéntate". Ella lo hizo y él le dijo: “Ahora métete en ti misma de nuevo. £
luego se dirigía a Fritz, y después nuevamente se ponía a murmurar. ¿Qué ves?”.
I Al poco rato, Fritz dijo: “Te siento como una abeja. ¿Significa eso algo I Ella dijo: “Estoy en el asiento de atrás de un auto”, y de pronto fue
t¿=
i 1 para ti?”. i evidente que la felicidad había desaparecido. &
“¿Una abeja? Bzz, bzz, bzz -¿ese tipo de abeja?”, preguntó ella. “¿Estás sola?”.
! p “No, estoy con mi hermana".
i “Sí, continúa -haz eso, sé una abeja".
l Entonces ella siguió 'haciéndole “bzz, bzz, bzz” a las demás1 personas, “¿Qué ves?".
y él dijo: No estás usando las piernas”. Ella lo ignoró y siguió adelante. I.ft “Una vez, mi hermana...”.
El dijo nuevamente: “Deja que tus piernas participen”. “No me interesan tus recuerdos, dime simplemente qué ves”.
H5
¿a
Se
a
a 206 FRITZ PERLS Sí
i ESALEN 207
St ?ÿ!'
“¡NO!”.
"¿Mírala!".
Ü “¡NO, NO!". Comenzó a llorar amargamente.
IM rfe V
'vWw. f1>.$
a
a •
El le puso la mano en su brazo y le habló, pero ella dijo: "No puedo,
no puedo...". '

“Dile que no le puedes hablar”. ü


c r '/

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Dudó un momento y luego dijo: “Eres tan hermosa y tienes tantas cua¬ ?ÿ
3

lidades. Es una tragedia terrible que hayas nacido con una sola pierna”. ®í i
s
a
Todos nos miramos, impresionados de que Fritz hubiera sentido que
algo ocurría con las piernas. Mientras trabajaban, surgió que desde su niñez
no se había permitido usar libremente sus piernas. Finalmente, Fritz le pidió
«1 .
que le dijera a su hermana que no tomaría su lugar a pesar de su belleza ss
a y sus talentos.
i y Fritz dijo: “Ah, ya. Ahora nos estás despertando un poco”. Hubo cierto
Un día en ese mismo taller, Fritz, que amaba las películas, dijo que quería sarcasmo en esa frase.
cancelar la reunión de esa tarde para ir a ver “El Ratón que Rugía”. Un La sesión continuó, y el tipo dijo que sentía que la mitad de su cuerpo
I)
hombre joven del grupo dijo: “Considero que esto es el colmo. ¿No hay |Ü
ref,T’
estaba fría y la otra mitad caliente. Fritz tomó sus manos y dijo: “Sí, es der-

* ninguna deferencia hacia nosotros? Lo que quiero decir, es que vinimos has-
ta acá a trabajar contigo, pagamos un montón de dinero y tú quieres ir a ft to, tienes una mano fría y otra caliente". Luego, Fritz trabajó larga y profun¬
damente con él, y el punto central del problema era una reladón, en el
ver una película”. . . Ip colegio o en la universidad, entre este tipo y un profesor homosexual que
5» Alguien más dijo: “No vamos a privar a Fritz de su película". |p había tratado de tener un affair con él. Esto no se produjo, ' pero lo dejó
muy confuso. Fritz había comentado antes que este hombre era paranoico,
a
a
Fritz dijo: “Me parece extraño que la única objeción provenga de una
persona que, en siete días, no ha estado dispuesta a trabajar conmigo, en
cambio otras que obviamente estaban mucho más ansiosas por trabajar, no
han objetado".
*mI y yo no podía dejar de pensar en la teoría freudiana que sostiene que la
paranoia es siempre una homosexualidad latente.
En otra sesión, Fritz le dijo a un hombre rígido, frío y pomposo que
a» Al día siguiente, el primero que se sentó en la silla caliente iue este | se parecía a un titiritero porque no veía a la gente como era sino en cuanto
tipo, y mientras hablaba, Fritz sé puso a dormir. Cuando este tipo se dio |P ’ a su propia dasificación -haciendo títeres de las personas. Luego, Fritz le
a cuenta, se puso furioso y remeció a Fritz, diciéndole: “¡Quiero que me es¬ Jlp pidió que dasificara a todos los que estábamos en la sala, y a todos nos
lü dijo algo: “Tú eres la dulce y acogedora dueña de casa", “Tú eres el gran
m
a cuches!".
Fritz despertó y dijo: “Es tu zumbona e hipnótica voz". jefe”, y a mí: “Tú eres el típico judío". Creo que no había visto muchos
a “¿Qué quieres decir? ¿Qué hice?".
m
pv judíos en su vida.
Cuando terminó, Fritz dijo: “Te falta alguien".
Fritz dijo: “Hazlo a propósito. Juega el rol de hipnotista y haznos dormir
33*
£ a todos”. : El hombre dijo: “Ah, tú -tú pareces una figura divina sacada del Antiguo
£
'
El hombre nos miró, levantó su mano y dijo: “Voy a hacerlos dormir H|$Ü Testamento”. Y Fritz, con una sonrisa para que cada uno deddiera si tomar-
a todas", y comenzó a divertirse mucho con su rol de hipnotista. | lo en serio o no, dijo lentamente: “Cualquier semejanza entre Dios y yo
£ Luego Fritz le dijo: “¿Nos has hecho dormir a todos? ¿Puedes imaginarte é es mera coinddenda".
que todos estamos durmiendo?". a
3 Dijo “Sí” y luego, “Siento frío". | Scott Beach: cantante,
p. conteur...
actor, animador, escritor, locutor de radio, ra-

a Y Fritz dijo: “Ahora congélanos”.


El tipo estiró sus brazos, diciendo: “¡Estoy exudando rayos congelados!
ír


SCOTT BEACH
% ¡Estoy matándolos, paralizándolos, congelándolos!". || El éxito en mi trabajo no se cuestionaba. Ganaba dinero, redbía aplausos,
Fritz dijo: “Bien, ya ños congelaste a todos. Ahora estás solo en este ¡I -
satisfacdón creativa, me converü en una especie de hombre célebre en una
mundo donde todo está congelado y muerto”. variedad de campos. Todo esto me hacía sentirme bien, y aún me siento
a No he contado que este tipo era muy vanidoso. Estaba convencido que
todo lo hacía con gran estilo. De pronto, dio un grito agudo de angustia,
y bien, pero fue algo irónico y amargo porque ño tuve éxito en mi interior.
Mi vida sentimental estaba arruinada y no tenía un ancla a barlovento en
a
a
a
a
fe

Ir fe
\s
i
fe
nr
208 FRITZ PF.RLS I ESALEN 209
D!
términos emocionales. Fue antes de mi divorcio. No podría decir que con¬ in § MICHAEL MURPHY
sideré seriamente la posibilidad del asesinato, pero pensé en él. s' Creo que Fritz ha sido mal interpretado por mucha gente. Sus frases son
Ocurrieron dos cosas que me ayudaron a salir. Escuché la grabación
de una conferencia que dio Alan Watts, en la cual citaba a Lao Tse: “Gobier¬ i usadas, a menudo, fuera de contexto.
fe

Im
na un gran Estado tal como cocinarías un pequeño pescado: con delicade- Dick y yo lo llamábamos el budista judío, o el roshi del judaismo Zen. Re¬
2a"- Y por extrapolación, gobiérnate a ti mismo de la misma manera. chazaba absolutamente toda la cosa religiosa-, aunque en otro sentido, era
La otra cosa que me ayudó enormemente fue el descubrimiento de la profundamente religioso, un místico, y él lo reconocía. Lo demostraba en
su lenguaje terapéutico. Cuando acuñaba frases (incluyendo "Yo hago lo fe*
"oración” gestáltica en uno de los libros de Fritz (*). La parte más importante
fue: “Yo hago lo mío y tú haces lo tuyo...’1. Me hizo tambalearme hacia atrás,
porque a través de ella reconocía que quizás yo estaba en lo correcto, y
m mío, tú haces- lo tuyo”), detrás de ellas había y na inspiración religiosa, aun-
que él no hablaba en esos términos. Repudiaba la falsedad religiosa y la
también mi esposa, y por muy dramáticas que fueran las cosas, el sol saldría m
m
deificación, cosa que era válida, pero creo que reaccionó en forma exagera¬
da contra ese lenguaje.
al otro día conmigo o sin mí.
Con estas nuevas armas, que significaban una nueva habilidad para ma¬ m
nejar las tormentas emocionales, y siendo gentil conmigo mismo y diciendo:
“Bueno, si no podemos arreglarnos. Ahí está", me fui a Esalen.
m STEWART EMERY
Creo que la oración de Fritz fue mal interpretada. Creo que la gente oía fe
lo que quería oir. He visto cómo algunas personas la han usado y la han fe
Frits escribió en el prefacio de la "oración": convertido en un “ándate a la mierda"; la mayoría la toma como una jus¬

... llegar a ser verdadero, aprender a tomar una posición, definirse, de¬
sarrollar el centro de uno mismo, entender la base del existencia lismo:
una rosa es una rosa. Yo soy lo que soy, y en este momento no puedo
ser diferente de lo que soy. 'W
f tificación.
Fritz dijo la oración en un momento en que muchos terapeutas estaban vi¬
niendo a Esalen, y él se dio cuenta que muchos de ellos se estaban enga¬
ñando a sí mismos e impidiendo su propio crecimiento. Todo lo hacían por
fe

1K|:
m sus "pacientes"; no se enfrentaban con ellos mismos. Al ver esto, Fritz evi¬ fe*
sueños y Existencia Ri¬ dentemente consideró que era necesario remecerlos con el "Yo soy yo, tú eres
Ha habido mucha controversia acerca de su validez y de su significado... mi tú...". En ese momento, se convirtió en una especie de cualidad universal.
Llevado al peor extremo, como tú señalas, se convierte en un "ándate a la
fe*
LAURA PERLS mierda". Pero no era eso lo que se pretendía.
Es terrible, terrible. Por lo menos, yo habría dejado fuera “no puede re- -
m
Ya lo creo que no. Esencialmente, cualquiera que esté en el “áñdate a la fe*
mediarse". No puedo remediarlo significa no quiero remediarlo.
p
m mierda" usará cualquier cosa que encuentre disponible para justificarse. fe*
"WILL SCHüTZ
La última frase de la oración gestáltica es la afirmación más anti-gestállica í Scorr BEACH (fe
que uno puede imaginar. “No puede remediarse" es un tremendo rechazo. fe Yo tenía que dirigir un taller de encuentro orientado hacia los juegos tea¬
Veo a Fritz en eso, tratando de mantener a la gente alejada, y veo que hay i trales. Esto debe haber sido en 1968 ó 69- Estaba en el pináculo de la
mucha gente usando la oración como una manera de rechazar a los demás. ;
lucha con mi mujer para encontrar una nueva definición acerca de qué era
Es casi como tomar la neurosis de Fritz, ponerla en términos teóricos y usar lo que queríamos sin matarnos mutuamente.
la teoría para justificar el no contactarse. Creo que este es un buen ejemplo íi Una noche entró al gran comedor este Moisés, esta figura cambiante fe*
de cómo la personalidad de Fritz aparece justificada en una teoría. Creo con su cabeza como una cúpula amenazante y kilómetros de barba blanca.
que con muchas teorías ocurre lo mismo. Se sentó justo al frente mío, y durante un rato estuvo mirando la puesta
: de sol por la ventana. fe*
(*) La “oración” gestáltica; Yo estaba un poco emocionado y sentía algo de temor por estar sentado
frente a Fritz Perls. Y me decidí, voy a hablarle-, después de todo ambos
Yo hago lo mío y tú haces lo tuyo. dirigíamos grupos y éramos colegas; y lo hice.
No estoy en este mundo para llenar tus expectativas Cuando me preguntó de dónde era, le contesté, como un empleado fe*
Y tú no estás en este mundo para llenar las mías.
Tú eres tú y yo soy yo,
ÍÍK: desvergonzado para congraciarme con él, que, entre otras cosas, había sido
Y si por casualidad nos encontramos, es hermoso.
í cantante. Él me dijo: “¿Qué cantas?".
Si no, no puede remediarse. “Te daré un ejemplo", le dije, y canté una vieja canción vienesa. Le en¬ fe*
i
1
I
210' FRITZ PEHLS ESALEN 211
m I'1
cantó. Canté otra, y rápidamente estábamos sentados recordando todas esas
canciones alemanas. A Fritz, incluso, se le cayeron algunas lágrimas con al¬
m
m-
ble para mí. De hecho, fue una de las primeras personas en mi vida con
la que pude jugar totalmente, sin patrones de pensamiento. Hacíamos mími-
gunas de ellas. Habían dos canciones que le gustaba cantar conmigo: “Vie- ca y teatro y- éramos absurdos juntos. Nos hacíamos movimientos, sonidos
na, la Ciudad de Mis Sueños" y “Los Dos Granaderos", de Schumann. Le
fascinaban, le brotaban lágrimas de los ojos. Nos olvidamos de la presencia
de todos los demás que miraban cómo estos dos extraños personajes grita¬
i
m
y caras mutuamente. De esa forma nos saludábamos.
Fritz estuvo présente cuando recién empecé a trabajar los movimientos
en grupos. Me sentía muy insegura porque no tenía teorías al respecto; no
ban y gemían. Sólo queríamos grandes vasos de cerveza.
El no cantaba muy bien pero gruñía algunas notas. Se las arreglaba.
l había estudiado para hacer esto. Era simplemente algo que me gustaba ha¬
cer. Era mi manera de expresarme -buscaba en el cuerpo algún tipo de res¬
Pensaba que yo cantaba bien, pero eso no importaba. Reconocía que yo. puesta. Y Fritz me entusiasmó para que lo hiciera. El, evidentemente, lo
era un cantante y él no, pero eso tampoco importaba. Era entretenido.
Rollo May, quien fue un itinerante en la vida de Fritz, comenzó a notar
i apoyaba. Me decía: “Muévete niña. Hazlo”.

Recuerdo que una vez le dije que yo no tenía nada que decirle a la gen¬
cambios sutiles en este hombre, idas y vueltas, durante unos veinte años...
ROLLO MAY 1
m
te, que me daba miedo hablarles; él me dijo: “ND hay nada que decir". Me
ayudó mucho esto, porque yo tendía a compararme con todas esas per¬
Recuerdo que cuando llegué allá, yo dirigiría un seminario durante el fin sonas que. escribían libros y que podían hablar durante horas acerca de su
de semana. Estaba esperando que la gente se sentara cuando apareció él
y se paró al lado mío; no dijo nada. Simplemente se quedó ahí parado.
i
íp
materia. Yo era mucho más no-verbal, y en vez de enjuiciarme a mí misma
negativamente, él me ayudó a comprenderlo.
Y yo entendí lo que quería decirme. Estaba siendo amistoso. Quería unirse
a mí, aunque tuviera o no algo que decir, y yo aprecié eso. El aún no era
i

Una vez estaba sentada frente al mar leyendo Gestalt Therapy. Apareció
Fritz, me arrebató el libro de las manos y lo tiró al mar.
para nada lo que podríamos llamar un bon uivant, o una persona afable, pe¬ m Me enseñó mucho acerca de los movimientos, lo puros que son, cómo
ro había cierta sinceridad que fluía de él. Había suavidad y ternura.
De ahí en adelante, parece que fuimos más amistosos el uno con el
£ surgen espontáneamente en el momento preciso. El hacía que la gente se
moviera. No todo era hablar, había que hacer algo, entrar en el ritmo de
otro. Conversábamos de vez en cuando. Una vez, me senté cerca suyo en la vida.
\
la mesa del comedor. Recuerdo que decidí que hablaría con él contra viento El descubría el baile en cada persona. Veía que esa danza ocurría per¬
o marea.' Hablamos acerca de la muerte. El debe haber tenido 74 ó 75 años. manentemente. De eso se trata la terapia gestáltica: la danza que mueve
Me dijo que la muerte no lo asustaba. Me contó de sus ataques al corazón.
mm

el cuerpo de la persona en todo momento, cuando aprieta el puño o guiña
Tenía ataques cada cierto tiempo. Le producían gran dolor. Había manejado un ojo, o cuando ocurre cualquiera de estas pequeñas cosas -ios gestos,
de un lugar a otro; le había dado un ataque con el dolor acostumbrado. la tensión, la forma en que el cuerpo se mueve, el lenguaje que usa, lo
Su primer impulso había sido controlarlo y protegerse de él. Pero luego
pensó: “Bueno, y por qué no me dejo llevar por esto. Por qué no me permi¬ i-
Sfe
cual normalmente ignoramos. No se perdía detalle. Véía dónde estaban las
personas en sus cuerpos. Por eso es que veía a las personas tan claramente.
to mejor sentirlo hasta el final”. Y su dolor cesó. Esto lo consideraba como Mis experiencias con él fueron más que nada de relación. No fue mi
una demostración de que si uno acepta el dolor, lo vive y no trata de resis¬ terapeuta; fue mi amigo. Solía hablarme en yiddish, idioma que yo no en-
tirlo, la cosa camina mejor -el dolor desaparece. Creo que este es un princi- i tiendo. Entiendo el alemán; y cuando llegábamos a hablar, lo hacíamos en
. pió muy sano, probablemente no sea aplicable todo el tiempo, pero es un este idioma. Esto limitaba mi lenguaje a frases muy simples. Me gustaba
principio muy valioso para las personas con dolencias cardíacas, o con cual¬ 3®!
í escucharlo. Contaba historias muy entretenidas.
quier otro tipo de dolor.
Tuvimos una conversación muy buena. Lo importante para mí era que
m Tenía algunos rasgos malos. También era muy enamorado. Y no se cui¬
daba a sí mismo. Fumaba en exceso -nunca dejaba de hacerlo. El hecho
él había cambiada mucho. Ahora se sentaba a conversar. Esto era algo que- es que el tabaco lo mantiene a uno alejado precisamente de la cosa que
antes nunca hacía. Ya no era corrosivo. Al menos yo no lo noté en ningún él proponía; mantiene la respiración arriba, en el pecho, y no permite la
i sentido! Aparentemente había un cambio bastante definitivo. inhalación profunda hasta el estómago para estar en un espacio claro, que
• es el “ahora". Pero ése era su proceso; era su forma de canalizar su energía.
í • Gabrielle está sentada en la semi-oscuridad del comedor de Esalen, una vela
Lo pasaba bien.
titila sobre sus pómulos; es muy hermosa... I Creo que Fritz realmente hizo algo por la humanidad. Retomó la con-
GABRIELLE ROTH -
Fritz y yo comenzamos a jugar de inmediato, y este era un terreno conforta¬ Y

:
ciéncia del cuerpo humano como pane de la psiquis. Nos enseñó a unir
la dicotomía mente-cuerpo. Ese fue su regalo. Fue muy importante. •
i
¿
¿
212
ir:I
FRITZ PERLS ESATEN 213 i
í
CYNTHIA SHELDON .
Había una moderna silla amarillo oro al sol. Todos estaban sentados a la
i
ü
A Fritz siempre le gustó el Instituto Gestáltico de San Francisco porque
todos éramos muy locos. En realidad, él no interfirió, que no fuera para 0
sombra, salvo Fritz que estaba en esta silla a pleno sol, con un cigarrillo
en la mano y rodeado de humo. Yo sabía que era alguien muy especial. 1 decir: "¡Ey, vayan a San Francisco!". Escuchamos sus deseos, pero nosotros
decidimos lo que iba a ocurrir.
Se imponía su presencia, una presencia muy poderosa. Esto era en el living
de Gene Sagán. Fritz había venido a hacer un seminario de sueños. Esto
f
i RICHARD MILLER
Á
fue en 1962. Los profesionales se preocupaban mucho por la "imagen" gestáltica, y al-

I gunos pensaban que Fritz era un beatnik, un hippie. Larry Bloomberg y


yo no sólo no nos preocupábamos sino que nos gustaba mucho verlo circu¬
lar con sus vestimentas... Yo di una disertación sobre el efecto del color
0

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en la emocionalidad, lo que, entre otras cosas, me puso en contacto con
P m

I v )Y
m II:
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lo deprimente que es andar de traje gris de franela... Si uno usa el azul
como el cielo, pone algún color en su mundo. Empecé a usar colores. La
forma en que Fritz sé vestía me sirvió de apoyo para usar la ropa que a
•mí me parecía más cómoda. A pesar de que estábamos poniendo a la ges¬
talt en el mapa, al menos localmente, no estábamos dándole ese tipo de
t-M |5*
O-
A

*iI1 - respetabilidad -aceptación sometida al cuello y corbata por ia mayoría de


los profesionales- que preocupaba a tanta gente. Este tipo de cosas no me
importaba en absoluto. 1

Larry y yo formamos el Instituto de Psicoterapia Múltiple (The Institute -i


MI for Multiple Psychotherapy, TIMP) en Nuevo México, en 1967. Eh 1969 nos
mudamos, a San Francisco y le cambié el nombre, se llarhó Instituto Gestál¬
tico de Psicoterapia Múltiple (Gestalt Institute for Multiple Psychotherapy,
GIMP), en honor a Larry el día de su cumpleaños. (Larry tenía quilosis des¬ 00
Lo que recuerdo de aquellos días, es que Gene era el único que hacía í de su nacimiento y lo operaron muchas veces hasta, los 20 años. En 1969 00
gestalt. Habían muchos sentimientos negativos en la profesión hacia cual¬ hicimos una terapia que fue muy importante para él, trabajó a fondo su
quier idea muy de avanzada, y en esos días esto era ¡muy de avanzada!
Yo dirigía grupos y trabajaba con pacientes, pero no me atrevía a usar la
m dolor y comenzó a caminar largas distancias). Después de esto, fuimos jun¬ 00
tos a Europa y nos caminamos todo Londres, París y Africa del Norte. Antes
gestalt; temía la reacción de mis colegas. 00
de esa terapia, él no se atrevía a viajar por temor a no ser capaz de caminar.
Algunos de nosotros estábamos tan entusiasmados con el trabajo de Cuando regresamos, pasarnos a integrar el directorio del Instituto Gestáltico
Fritz, que comenzamos a reunirnos miércoles por medio en la noche para
practicar ia terapia gestáltica en nosotros mismos. Esto duró un año comple¬
I de San Francisco, y Fritz sintió que yo debía poner toda mi energía en esto
y que lo que yo estaba haciendo era dividir a la terapia gestáltica.
00

to. Después, Fritz dijo: “Espero que formen un instituto gestáltico en San En una convención dé psicología, Fritz me vio la credencial con mi
Francisco". Con un mínimo de dinero formamos uno, invitando a Fritz y nombre y mi afiliación al Instituto Gestáltico de Psicoterapia Múltiple
a Jim Simkin para que hicieran talleres para profesionales. m (GIMP). El dijo: “Un hombre que se sienta en dos sillas, puede terminar
• A los que formamos este' instituto, Fritz nos dijo: “Este programa es de en medio de ellas". Yo le contesté: “Un hombre grande a veces necesita
ustedes; yo no voy a tener nada que ver con él. Quiero que sean indepen¬ ¡; dos sillas para sentarse". Esa no era la forma de conquistarlo. Para mí es
dientes. No quiero que me imiten. Quiero que ustedes tengan su propia importante ser yo mismo y hacer mi propia cosa.
gestalt". Apreciamos, eso, pero de pronto, comenzó a llegar gente de' todo Comprendo a Fritz cuando se enojaba conmigo. Había una similitud en¬
el país diciendo que el Instituto Gestáltico de San Francisco era ¡su instituto! tre ambos; él era un hombre difícil de controlar y yo también. Ambos somos
Decían: “¡Fritz dijo que podíamos estar en él!". Nosotros dijimos: "Votaremos muy sensibles al control. Cuando siento que no tengo nada que perder, co¬
•por el ingreso de ustedes". sa que- ocurre la mayoría de las veces, me siento seguro y nadie me va
A
Bueno, los aceptamos a todos -pero fue difícil adaptarse-, incluyendo a controlar: Somos ese tipo de personas peligrosas en una estructura au¬
al mismo tiempo a muchos individualistas brillantes de diferentes partes del
país.
ii toritaria. En un mundo autoritario, la persona que se demuestra como el
dominador puede lograr muchas respuestas provocadas por el temor.
it"'-.

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214 FRITZ PERLS ESAUSN 215

EI era altamente competitivo conmigo, y yo con él... y ambos con casi aprendí mucho de él y sé que él aprendió algunas cosas de mí. Fritz asistía
todo el resto de la gente. Yo no respetaba la diferencia de edad. A Fritz
no le gustaba esa independencia. Quería que la terapia gestáltica fuera res¬
petable y quería tener gente a su alrededor que propagara la gestalt. Ponía
i a veces a mis seminarios-, pero después de un tiempo, no lo dejé asistir
más porque se ponía muy grosero cuando las personas no. hacían lo que
él quería. No tenía paciencia con la gente -y sin embargo, esto no es total¬
mucho énfasis en esta propagación. mente cierto. Era un hombre de muchas facetas. He dicho varias veces que
Fritz trabajaba en su propia cosa, y eso era una demostración positiva, cuando Fritz estaba gestalteando era magnífico; cuando estaba fritzeando
digna de lo que él enseñaba. Además, nos enseñaba a ser cáusticos, a hacer era un bastardo. Cuando él estaba fritzeando, era muy difícil estar cerca y

sesiones de grupo de dos horas, a hacer talleres que duraran “x" días y 11 no sentirse totalmente devastado. Con la gente que no tenía una apreciación
seminarios por “y" días, y a usar el rol profesional al máximo. El ideal para i realmente buena de su propia auto-estima, Fritz podía ser terrible. Eran mo¬
Fritz era trabajar intensamente, desdé las 10 hasta las 12 y después de 1 mentos en que él sentía gran soledad y que nadie importaba. En todos mis
a 3, y después en una sesión de terapia en la noche, sin horario límite,
lo que era como una experiencia en escuela de graduados, realmente fan¬ f - contactos con él, nos abrazábamos y yo le hacía un poco de cariño. A veces
nos sentábamos juntos en los baños...
tástico. En ese. momento no me di cuenta que estaba aprendiendo perma¬ ft El se permitió ser irónico conmigo. Ambos íbamos a construir una casa
nentemente al asistir a esas reuniones. m en Esalen. El lo hizo y yo no pude. En todo caso, fue en aquella época
Yo acepto su gran contribución y le dejo sus problemas personales a él. cuando nos sentábamos a conversar de todo. Me comenzó a contar de sus
No todos tenemos que fumar cigarros como lo hacían los alumnos de anhelos, que siempre había querido tener una casa frente al mar, y de al¬
Freud. guna forma esto lo conectó con su desilusión de Freud. No podía entender
gue Freud no lo hubiera escuchado. Su sensación no era tanto de rechazo
SI WltUAM QUINN 1 sino de incomprensión: cómo pudo Freud hacer algo así. “Yo había estado
Había una mujer maravillosa y muy creativa llamada Virginia Satir, autoridad leyendo cosas de Freud y vi que habían preguntas que él no había contesta¬
mundial en terapia de familia, quien dio aquí varios seminarios en terapia do. Lo fui a ver -tenía una cita”, me contó, “pero se puso muy dominante
y me echó de la casa". Fritz sentía que el psicoanálisis era algo interminable,
familiar. Fritz estaba al fondo en el bar. Los presenté, y Fritz simplemente
dio vuelta la cabeza, como si hubiera un mal olor o algo así, y se fue sin
I
I y que los tratamientos no podían ser interminables. Pensaba que el princi¬
darse por aludido de la presentación. Virginia quedó destrozada. Lloró. f§ pio analítico trataba de hacer lo mejor posible, pero la idea gestáltica podía
Unas horas más tarde, me acerqué a él y le dije que' estaba espantado. El superarlo. El principio gestáltico establece que uno puede encaminarse ha¬
dijo: “¿Te refieres a esa mujer con aires de reina?". Y ella era así -muy alta, cia la sanidad. Creo que Freud abrió la posibilidad de conectar cosas dentro
distinguida, pariente de la familia real alemana. A él le había gustado mu- de nosotros mismos que pueden ayudarnos, pero se quedó pegado en la
. cho. Pero sus modales... no tenía ninguna conciencia de ellos. No había cosa patológica; en cambio la gestalt ya directo a sanar. En gestalt, se parte
tenido la intención de ser mal educado. Se hicieron buenos amigos. de la premisa de que lo que buscamos es la totalidad, y que es posible lle¬
gar a ella. Esto es algo básico. En esto no cabe el “si...". Podemos llegar
VIRGINIA SATIR . a la totalidad porque tenemos todos los ingredientes del mundo. Y tomando
Recuerdo aquel incidente cuando nos presentaron. Sólo más tarde supe que los caminos corrientes que usan las personas para llegar a la totalidad, llega¬
en ese momento sufría de problemas al corazón que le provocaban dolores mos a la gestalt. 1 No eliminamos nada; lo que hacemos es transformar y
constantemente. Eso fue antes de que apareciera Ida Rolf a ayudarlo, Como
tú sabes, a Fritz no le gustaban las tonterías, y a menudo era mal educado;
I agregar para formar el todo, la persona total. En gestalt, es como tener una
W, pelota,' y en otras terapias, hay una jerarquía. La gestall es algo esperanza-
como en ese incidente conmigo. Tuvo una buena impresión de mí cuando k dor; creo que el psicoanálisis es bastante pesimista.
nos presentaron, pero por su actitud no lo supe hasta mucho después. A Este es un cuento de dos psiquiatras que estaban mirando un cuadro
veces se ponía muy dictatorial. Salvo esa primera vez, nunca volví a tener de Van Gogh, y uno le dice al otro: “¿Crees que se hubiera cortado la oreja
ese tipo de experiencia con él. • si hubiera estado en psicoanálisis?", y el otro responde; “Sí, por supuesto,
Lo respetaba tremendamente, y lo sentía como un genio. Nuestra rela¬ pero habría sabido por qué lo hacía”. Entra Fritz en escena: “No tienes que
ción personal a menudo era muy estrecha, y una de las razones por la cual
•teníamos esa sensación tan fuerte el uno por el otro, fue porque él sabía
p cortarte una oreja. Saber por qué no es lo esencial, no cortarse la oreja sí
>r lo es".
que yo no quería nada de él y yo sabía que él no quería nada de mí, y
por eso podíamos simplemente estar juntos. Yo lo respetaba y él me res¬ Ifí Y ahí estaba la diferencia. Fritz trabajaba siempre para lograr una nueva
integración, lo que producía una nueva acción. Es un paso más allá de.
petaba. Teníamos una relación muy bien delineada -éramos . colegas. Yo & Es una suma a. Esa era la diferencia esencial. El le decía a Freud, nosotros

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216 FRUZ PERLS §: ESALEN 217 P
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mismos podemos cambiar y no sólo vernos a nosotros mismos en forma Mi; •
Cada evento visto en forma diferente, es diferente...
diferente. Podemos cambiar las formas de vivir nuestra vida. Me contó que r
él había tenido la esperanza de traer esto al mundo a través de Freud, y
no resultó. Pensaba que Freud hubiera entendido lo que él quería decir,
pero Freud no quería escuchar. Freud trató a Fritz como a un niño maldado¬ i
1I ROCLO MAY
Algunos amigos míos que estuvieron en esa fiesta para su septuagésimo
quinto cumpleaños, me contaron que él se sintió tremendamente conmo¬
e
so, y Fritz se sintió muy herido cuando lo echó. Sus ojos estaban llorosos i vido con esto. Yo estaba en Nueva York. Pero ellos se emocionaron mucho.
cuando me miró y su voz triste. Recuerdo la tristeza y la añoranza que me
produjeron su voz y su forma de mirar. Eso siempre me impactaba. En esa
mi El se emocionó mucho...
p
época, yo tenía la sensación de que Fritz no podía ser un buen padre por¬
que él no había tenido un buen padre. Varias veces ' aconsejé a jóvenes,
i
s
FRANK RUBENFELD
Para esa fiesta, le hicimos una gran hoja de lechuga de papier maché por¬
que él estaba fumando esos espantosos cigarrillos de lechuga. Eran horri¬
especialmente a médicos jóvenes que querían tener este nuevo papá. La bles. Por eso le hicimos uno de papel, con lechuga saliendo de él, y se
última cosa en el mundo que Fritz podía ser era un papá, porque significaba lo regalamos. Fue una fiesta fantástica, todos nos disfrazamos, y por supues¬
algo que creo que él nunca entendió -qué era la intimidad y qué era la
explotación.
m ó
to que él fue él invitado de honor. Abrimos botellas de Liebfraumilch, y
luego él se paró y nos habló, agradeciendo lo que habíamos hecho. Y por
Muchas veces pensé que era un gran hombre que nunca se sintió real¬
mente querido por otro hombre. Siempre fue más duro con los hombres I un corto segundo, nos pareció muy joven y humilde.
que con las mujeres; era muy duro con los hombres. Les paraba el carro I
;
BOB SHAPIRO mm
de partida, sin preámbulos -de alguna forma, les decía: las cosas qué más Creo que el punto culminante de aquella noche fue la gran danza que Fritz
: hizo...
odio en mí mismo, las odio en ustedes. Ansiaba el reconocimiento de un
hombre. Nunca hubo un hombre que le diera algo. Siempre surgía la expec¬ SCHüTZ '
tación de que no sería comprendido. Mientras hablábamos de Freud, me Fue una cosa muy dolorosa porque nó estaba claro qué era. Primero, al¬
contó cómo esperaba que los médicos lo aceptaran. guien alababa a Fritz y luego se hacía ¡un anuncio acerca de la próxima
Esos pocos momentos que compartió conmigo, me permitieron com¬ reunión del Instituto Gestáltico de Cleveland! Durante la fiesta, se alternó p
prender su soledad. Tenía también mucho orgullo y eso no lo compartía. fe entre la exaltación emocional de Fritz y algunos anuncios mundanos mate¬
No era un chupamedias. Estaba en el otro extremo; “Quiero ser aceptado li rialistas. Aparentemente, el mismo Fritz generó esta ambivalencia, porque p
por el mérito de mi trabajo y no porque le caigo bien a alguien”.
También vi que había un lado muy tímido. Recuerdo que en una con¬
1 tan pronto como se decía algo bueno, él lo desacreditaba.

ferencia en Washington, se me acercó como un niño chico y me dijo: “¿Sa¬


i
a GIDEON SCHWARZ
bes qué? Aprobaron una película mía”. Estaba fascinado; creo que en el fon¬
I r Algunas veces cuando me preguntan qué significa “vivir en el ahora", doy P
do no esperaba que a alguien le importara lo que él hacía.
un ejemplo del comportamiento de Fritz: esa noche, con un montón de p
V gente alrededor de la mesa, bajo la luz de las velas, Dale Metzger, veterano
Dio crédito a Ida Rolf por haberle salvado la vida. Después de eso, em¬
pezó a crecer y a dejar su huella en el mundo. Otros médicos comenzaron
a percatarse de él y algunos médicos jóvenes vinieron de lejos para estar
3I

de muchos talleres y esposo de la mujer que había hecho la torta, se paró,
levantó su vaso y dijo: “Por Fritz, por ser simplemente como es”.
P

con él. Pero este reconocimiento sólo lo obtuvo muy tarde en su vida. . Fritz nos miró a todos con lágrimas en los ojos; por su respiración me
i di cuenta que estaba muy emocionado. Mientras todos levantábamos nues¬
Cuando cumplió 75 años, sus alumnos le hicieron una fiesta de cum¬
I tros vasos, él tomó uno y dijo: “Este es el peor champagne que he probado
P
pleaños. Fueron alrededor de doscientas personas al restaurant Miyako de
San Francisco. Recuerdo haber estado sentada ahí pensando: “Fritz, lo lo¬
I én mucho tiempo. ¿Cuánto pagaron por él?".
Alguien le contestó y él dijo: “Qué lástima, podríamos haber comprando
graste. Obtuviste el reconocimiento de toda esta gente”. Fue como un anun¬ <p—
algo mucho mejor por menos plata".
cio público de aceptación. Muchas personas, y muchos doctores entre ellas,
hablaron acerca de lo que Fritz había significado para ellas. El estaba lleno HAROLD OAKLAND ER P
t.
de sonrisas. Bromeando. Recuerdo la exuberancia. Me parecía un artista haciendo terapia. Creo que hacer terapia es una forma
"... nunca pensé que me ocurriría a mí”. No fue solamente un homenaje Í5 de arte. Es una forma artística, aunque no queda registrada en una tela o P
al ser humano -porque era poeta y artista-, sino que también a su trabajo, en greda, en notas o palabras.
ÍV
valorado por la hermandad, los médicos. Fue un hermoso tributo para Fritz. l es una ciencia con un conjunto de técnicas, o un arte
¿La terapia gestállica,
En cierto sentido, puede haberle parecido un milagro. I '
que requiere de cualidades innatas e indefinibles?
s
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a
218 .FRITZ PERLS «i
m
ESALEN 219

a

GIDEON SCHWARZ
Existe algo objetivo que se puede aprender y que se puede llamar terapia
gestáltica. Fritz lo dijo muy claramente en una oportunidad. Para su cumple¬
i en la silla caliente, Fritz me miró y me dijo: “¿Por qué no me' hablas un
poco y me cuentas qué es lo que te está pasando?”. Creo que lloré... la
pena por mi hijo... Trabajó conmigo. Su preocupación se notaba en su cara.
años número 75 en el Hotel Miyako de San Francisco, le dijo a la audiencia Me dio algunos consejos, como todo el mundo, y luego se paró y salió
que la pregunta acerca de si era él o el método lo que funcionaba, lo había 1
V'
de la pieza. Nuestro encuentro fue muy breve.
*& aproblemado durante muchos años. Pero ahora, viendo los numerosos insti¬
tutos gestálticos que habían brotado a través de todo el país, y viendo a I-
m
Siempre tuve la sospecha de que cada vez que él se sentía tocado por
algo, se paraba y se iba. Puede ser sólo proyección mía, nunca lo he che¬

i) .
las personas que él había entrenado (o a los que habían sido entrenados
por su gente y que se habían convertido en terapeutas gestálticos}, él sentía
m queado con nadie más. Creo que él tenía algo pendiente relacionado con
padres e hijos y que se sentía ajeno a su propio hijo.
que podía decir que había algo que podría ser enseñado a otras personas.
i Esto no significaba que basta con aprender algunas reglas y técnicas, sino PEARL SOFAER

*n que había algo que podía transmitirse y que no era sólo un asunto de su m Una vez en los baños, vi a un bebé de unos cuatro meses sentado en su
silla mirando el mar. Sus padres tomaban sol y hacían yoga cerca de él.

*i
magia personal.
El bebé parecía tener 48 años. ¿Cómo podía verse tan viejo? Si era sólo un
Hubo otras celebraciones y celebrantes... bebé. Yo estaba furiosa con los padres, quienes estaban totalmente metidos
* STEPHEN PERLS
Alrededor de 1968 -no lo recuerdo exactamente- vino a San Francisco a una
en Sí mismos. Como madre, estaba furiosa con ellos. Mientras más miraba
al bebé, más pena me daba; estaba bastante molesta. Y al otro extremo del
* reunión de la American Psychological Association y hablé con él ahí. Tuvi¬
ir
baño, estaba' Fritz Peris también mirando al bebé.
* mos un problema a raíz de su cumpleaños. Había un gran festejo y él sim¬
plemente asumió, sin consultarnos, que mi esposa y yo iríamos. Recuerdo í;
No nos dijimos nada; y ambos comenzamos a tratar de hacer sonreír
al niño. Era muy importante para ambos. Estuvimos cerca de diez minutos

3
sus palabras exactas: “Mandaré a alguien a buscarlos”. El no nos dijo: “Me
gustaría que vinieran" o “¿Les gustaría venir?". Para él era un hecho que I.
m
haciendo esto: Fritz se reía, hacía muecas y ruidos. ¡Y de pronto el niño
sonrió I

$
nosotros querríamos ir a su fiesta, sin consultamos, sin tomar en conside¬
ración que estábamos inscritos en dos talleres y que teníamos' un compro¬
r
«ÿ NATALIE EDNIE
miso con otra persona. No fuimos. No conocíamos a nadie, y en realidad, Yo recién había terminado un trabajo en un grupo pequeño con Barry Ste¬
$ . no era necesario -por lo menos con respecto a mí- ir a su cumpleaños.
i§ vens. Estaba dolorosamente consciente de haberme perdido la relación con
% Quizás su actitud en elfondo era: "Vengan, por favor, a celebrar conmigo". m mi padre. Fritz entró a la sala en el momento en que yo me paraba de

3 El no dijo: “Quiero que vengan". El dijo: “Ustedes vendrán". Cuando alguien


Ii la silla caliente. El grupo comenzó a deshacerse. Fritz no dijo nada, se sentó
y tendió sus brazos hacia mí. Me senté en su falda como un niño. Me abra¬
3 me obliga así, yo hago lo contrario. No fuimos. Estoy tratando de acordarme K zó y me meció gentilmente, haciendo pequeños ruidos reconfortables. Lloré

3
si lo vi después de eso, antes de morir... no. Esa fue la última vez.
¿Si me arrepiento de no haber ido? En realidad, no... bueno, un poco...
desde entonces he conocido gente muy agradable, que de haberlos cono-
I hasta que me sentí tranquila. Fritz suavemente dijo: “A veces la madre debe
ser un niño".

cido uno o dos años atrás, mi vida se habría enriquecido muchísimo. Y me STEPHEN PERLS

& siento mal por eso, pero no me siento mal por el hecho de no haber ac¬ m
•m?
Creo que ya he trabajado gran pane del resentimiento que sentía hacia mi
padre. Lo que motivó a mi padre durante la mayor parte de su vida, fue
cedido a sus exigencias.
la necesidad de reconocimiento; esto es algo que yo no aprecio, pero lo
En general, odiaba a mi padre por su pomposa rectitud, pero también enüendo. Muchas personas piensan que la silla caliente y la interpretación
podía ser cálido y tierno. En qué grado mi actitud ha sido influencia¬
% da por el odio que sentía mi madre hacia él, cuánto nos envenenó ella
de sueños constituyen la terapia gestáltica. Pero eso no es la terapia gestál¬
tica, eso es Fritz Perls. Tal como la definió él, en la terapia gestáltica caben
a El padre...
con su odio, no lo sé. t:-
1 una gran variedad de actitudes, pero como fue él quien la implementó, le
dio un enfoque de showman, de líder, de perro de arriba. Para él era muy
HAROLD OAKLANDER Ifip;u importante hacer su cosa frente a una audiencia. De joven, no me daba
9 Yo estaba en un momento, muy malo cuando conocí a Fritz. En efecto, Mmr‘ • cuenta de esta enorme necesidad que tenía de reconocimiento, de adula-
nuestro hijo se estaba muriendo. Tenía una enfermedad muy rara. Me senté f|||¿ ción.

&
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I

220 FRITZ PERLS ESALEN 221 t


t
Le sugerí a Stephen que quizás lo que motivó a Fritz fue su deseo de con¬ emocionalmente involucrado en una lucha contra él.
tribuir al bienestar de los demás... El mismo Fritz lo dijo: "Anhelo ambos ca¬ > Una vez bajando a los baños, le dije que necesitaba mucho su apro¬
minos, tener más y más experiencia, conocimiento y éxito, y dar todo lo que bación y él dijo: “Ah, leseras”. A él no le preocupaba. Dijo: “Tú eres un i
tengo...’’. buen tipo. Tienes mi aprobación”, y yo aún necesitaba su aprobación. No
Este mensaje sólo lo recibí uno o dos años antes de su muerte. Me costó importaba. Obviamente, yo no necesitaba su aprobación, yo necesitaba mi
mucho dar el paso; tenía 28 6 30 años; le escribí una carta diciéndole que propia aprobación. Tenía miedo de mí mismo, no de él. Eso lo descubrí
más tarde en un viaje con ácido, cuando sentí un pánico terrible y alguien
durante la mayor parte de nuestras vidas estuvimos muy distantes y que h’
1s
dijo: “¿A qué le tienes tanto miedo?", y yo dije: “A mí mismo”.
aprovechaba la oportunidad para decirle que nos viniera a visitar para po¬
Una vez lo fui a ver. Estaba tan suave que era increíble. Fue casi una
*
der hablar realmente. f
Rápidamente obtuve una respuesta. "Los iré a visitar a- Albuquerque”. sensación cósmica de un viejo cálido, un suave gatito. El me abrazó y siguió
¡Hizo un viaje especial! ¡Compró un pasaje aéreo! A las pocas semanas llegó; < . haciendo sus cosas, abrazando a otras personas, etc. Después de esto, fue i
estuvo un fin de semana. Obviamente, él quería tomar contacto. Su respues¬ diferente.
ta inmediata lo demostró. Fue muy gratificante. Una experiencia muy bue¬ Habían dos cosas que quería hacer antes de morirse. Quería aprender a
na. Hablamos acerca de varias cosas, que no eliminaron todo el pasado, cantar y saltar en paracaídas. Yo tocaba el piano. Estuve en la música du¬ i
pero que por lo menos me ayudaron a entenderlo. rante mucho tiempo antes de venir a Big Sur. Hablamos de eso. Tocamos
Yo no lo sabía en ese momento,, pero Fritz tenía una verdadera incapa¬ piano y le di lecciones de canto. Fue entretenido. Trabajamos en lo que i
cidad para tener contactos estrechos con la gente durante un período largo. él no era competente. A veces llevaba bien una melodía. Quería hacer esto
Podía establecer contactos inmediatos en términos terapéuticos y a veces m piero no tenía confianza en sí mismo, cuando confiaba en él lo lograba. Hi¬
p

también amistosos, pero que no significaran compromisos a largo plazo...


Hubiera sido bueno para su familia y para él haber tenido un compromiso.
íi cimos esto durante un tiempo y nos divertimos. Iba a su casa, escuchába¬
mos música y jugábamos ajedrez.
Algo hizo, pero no estaba en él tener compromisos. i P

Aún me resulta difícil ver a Fritz como el gran hombre que es para tan¬
tas otras personas. Para mí, aún es mi padre, aunque no es mi Imagen de Iig
;
Además de Selig, creo que Ed Taylor y Teddy son dos de las pocas per¬
sonas en quien confio incondicionalmente.
Ed es... el de barba roja, pianista y panadero. Casi escribí que él
lo que debiera ser un padre. Quizás he contrarrestado gran parte de su hacía el pan por el cual Esalen había alcanzado la fama. Me encanta
comportamiento a través de la forma en que he actuado con mis propios v," jugar ajedrez con él. La mayoría de los ajedrecistas están empeñados
hijos. Creo que yo soy un excelente padre. Disfruto a mis hijos. Estoy mucho en ganar, como si fueran computadoras, tomando mucho tiempo,
fe
r
con ellos (más cuando eran más chicos), y hasta el momento son personas odiadores apretados al perder, olvidándose de que sólo es un juego. fe
encantadoras, brillantes y excelentes en muchos aspectos. mz fío ocurre lo mismo con Ed. Estamos jugando. Nos divertimos mu¬
Jaque mate...
chísimo. Hacerle jaque mate al rey es sólo Una de las reglas del juego. i
Las diversas movidas no son compromisos irreversibles. Esto se lo reser¬
vamos a la vida. fe
ED TAYLOR
De alguna forma, yo lo identificaba con mi padre y le tenía mucho miedo. fe
Me sentía sobrepasado por... sometido por Fritz Peris. Cuando trabajaba en
la cocina, yo mismo llevaba la comida al comedor. Una vez, me topé con Jfi fe
él en la puerta, y mis piernas me llevaron ¡zuuuuum, de vuelta a la cocina!

/
Esto me ocurrió sin vacilar, sin pensar,- nada. Salí de ahí.
En otra oportunidad, estando en el bar, le dije que le tenía miedo; él
fue muy tierno conmigo. Fue muy hermoso. Me tomó la mano y me dijo:
mi í i
íV'aifu/. *
fe

"Así ocurre en un comienzo". Y luego él siguió su camino y yo el mío. ¡fe


: Y—,
I Pero aún le tenía miedo. ' ••
En el grupo, llegó un momento en que yo rechazaba todo lo que él
r
f
I
decía. Hasta que decía: “El que sigue", y ahí estaba yo. Me demoré un año
completo en darme cuenta que lo estaba rechazando a él y que no estaba
W/ *P

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trabajando en absoluto. No lo estaba usando a él como terapeuta. Estaba

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222 FRITZ PERLS mV

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ESALEN 223

a Jugamos ajedrez muchas veces. El era bastante bueno. Creo que está¬
bamos equiparados; algunos días ganaba yo, otros días ganaba él. Era para
1 WILSON VAN DUSEN •
Yo trataba de competir con él, y era un desalmado. Fue aplastante. El era
i
'

un lado y para otro, nadie dominaba el torneo. Era la excitación del juego. 35 niejor en todo sentido, era mejor jugando y mejor en destruirme psíquica¬
s El era tramposo y bribón. Tenía equilibrio y estrategia. Jugábamos mucho $. mente. Y el hecho de que quisiera con tanta fuerza ganarle, me convertía
de noche. Yo siempre tenía algo que hacer, como hornear el pan; dejaba M en una presa aún más fácil. Su actitud era un tanto terapéutica, aguijoneán¬
a el pan listo y tenía una d dos horas para jugar, salía a buscarlo, jugábamos dome, señalándome lo que estaba haciendo. Me hacía sentirme muy incó¬
a y luego volvía a mi trabajo. A veces él no estaba, entonces nos encontrᬠM
m modo. Nunca le gané.
bamos en la tarde a jugar. Hizo que mucha gente empezara a jugar ajedrez.
a De vez en cuando sentía que no estaba jugando bien y se paraba dis¬ I
m O-

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gustado, a veces yo hacía lo mismo. Pero la mayoría de las veces era muy
9
bueno. Mientras jugábamos ajedrez, no hablábamos y yo no sentía ningún $
I!
V3
temor o miedo.
9 M
9 GEK AGREY
Para Fritz, el ajedrez era simplemente una diversión, no había nada didác¬
II
m ¿fa
9 tico, era sólo la danza de las piezas. Yo lo arrinconaba, él se echaba para Ij
n atrás, arriscaba la nariz y decía: “¿Qué puedo hacer para salvarme?". Y en¬
tonces comenzaba a jugar. Durante el primer verano, fue un fanático, juga¬
P
M:
9 ba de las once hasta las cuatro.
Después de haber perdido diez juegos consecutivos, con un tipo que
1
m -o
9 era realmente, bueno, Fritz comenzó a hacer payasadas y descontroló com- 9f
m Russ YOUNGREEN
pletamente a su contrincante, lo eliminó psíquicamente; nó hacía ni un mo- H:
*h vimiento lógica, y golpeó duramente a este tipo. A Fritz le costó mucho
convencerlo que volviera a jugar, porque el ajedrez había sido 'la base del
ü
'é¿
Una noche lo observé mientras jugaba, era muy agresivo, sobre todo cuan¬
do iba perdiendo. Juro que lo vi tomar una pieza, luego pararse y tirar al
ego de este pobre tipo. suelo todas las demás, diciendo: “¡Yo ganél ¡Es justo, es justo, es justo!".
Ü Esa vez se aseguró de ganar. Yo pensé: “¡Dios mío, cómo hay personas
que pueden jugar ajedrez con alguien así!".
4
JOHN HORLER
Era bueno, muy bueno. En la primera movida sabía cómo'moverías tus pie¬
zas. Decía que le gustaba jugar ajedrez para saber en qué estaban las per¬
I SEYMOUR CARTER
4 Solía hacer una imitación de mí perdiendo un juego de ajedrez. Cuando
9
sonas. Jugó conmigo durante un tiempo y luego me eliminó -¡bam! Jf
m, perdía, yo tiraba las piezas por todos lados y él hacía esta demostración
JERRY ROTHSTEIN en sus talleres: “Seymour cuando pierde un partido de ajedrez: ¡Grrr! ¡Grrr!”.
4 Sabía mucho .de ajedrez, pero no toleraba el juego ortodoxo. Hacía lo más m '
Hacía la imitación y luego, ¡Bum!, tiraba el tablero y las piezas, y decía:
interesante para él en un momento, y generalmente era tan extraño, que “Eso es impotencia". Eso es lo mejor.
h yo no sabía qué hacer. Pero después comencé a hacer cosas diferentes y SHALOM NEWMAN
los juegos se pusieron muy interesantes. Era muy buen jugador y odiaba
perder. ‘ Ü Se aprende mucho de otras personas jugando ajedrez, si sabes ajedrez. Ru¬
bin Fein, psicólogo, psicoanalista y maestro de ajedrez, escribió libros acer¬
a JOHN ENRIGHT m ca de esto. Hay toda una cosa psicoanalítica con respecto al rey. Algunos
4 Le gustaba jugar durante el café en las reuniones, para alejarse del tema adolescentes usan el jaque mate como una técnica psicoterapéutica -el rey
y la reina son el padre y la madre- eliminar al rey no es algo tan sorpren¬
a .
psicológico. Eramos muy parecidos, rápidos y descuidados, jugábamos
esencialmente un ajedrez de 10 segundos -ambos más interesados en mo- m dentemente distinto de eliminar a Freud.
a 'vidas dramáticas que en ganar o perder, Yo era mejor, pero después de
ganar uno o dos juegos, me ponía nervioso y comenzaba a perder. Miran¬
HARVEY FREEDMAN
a do hacia atrás, me doy cuenta que nunca le gané al maestro en forma
Era sólo para divertirse, sólo para divertirse, Pero si le ganabas el primer
juego, él insistía en la revancha -"Quiero la revancha". Siempre derribaba
regular. . ... una pieza del contrincante, derribaba al rey, y luego se paraba y se iba.
4
4
a
#5

224'. FRTTZ PERLS fe ESALEN 225




KV Y así, durante tres meses fui el asistente de Fritz. Pasaba mucho tiempo fe*
®v
i »m a solas con él. Siempre comíamos juntos. Me hablaba como si yo fuera su
hijo, sin embargo, nunca sentí que me viera realmente como una persona.
Por ejemplo, se zambullía en ciertas cosas que eran importantes para él y
«
f¿>
ELI> m
m
me veía a mí en esos términos. Por lo menos durante dos meses me vio
como un volador, un científico, luego como un israelita y luego como hu¬
manista y bailarín.' Una vez, dijo: “Tú eres un hombre del siglo XX, la en¬
carnación del hombre del nuevo Renacimiento". Fue un comentario gene¬
roso, pero algo vacío. No me sentí bien. Pensé que tal vez estaba siendo
sarcástico.
1 En todo caso, estaba ayudándole a armar su película, y el vehículo in¬
mediato para esto era su equipo de grabación. Estaba muy preocupado de
M grabar su trabajo para la posteridad. Tenía una instalación tipo Mickey Mou¬ fe®?
I se con la que siempre jugaba. Las cintas que salían de este equipo no eran
muy buenas, y él se sentía müy frustrado. Yo me luce cargo.

i
m
Grabé muchos de sus grupos. Hablamos acerca de la posibilidad de for¬
mar una empresa, donde yo pondría algo de dinero, compraría los equipos
y comercializaría su producto, y donde él tendría el 60% y yo el 40%. Pero,
BOSP

Ífe¡f

GREG DAVIDSON principalmente, yo sería su empleado; prometió pagarme, pero nunca me


En un bus de turistas en Grecia, conocí a una señora que tenía un folleto pagó un centavo. De hecho, yo terminé comprando equipos, como mi pe¬
de Esalen en el cual decía algo acerca del primer programa residente para queño monitor de TV, para completar lo que ya había. En otra oportunidad,
profesionales. Escribí a Esalen desde Atenas y fui aceptado. m compré algunas cosas que a él le parecieron muy caras, y yo tuve que pagar
parte de ellas.
Esté programa duraba nueve meses y en él había un grupo de quince
personas realmente muy variado, disparatado y diverso. Era en la casa de Siempre me sentí como un asistente, cosa que era, pero quería algo i***
Fritz, pero no lo conocimos mientras se hacía la selección y planificación fe más. Quería que él me quisiera realmente. Debo haberme acercado a él
del programa'. Yo, en realidad, no sabía nada de Fritz. Apareció sólo muy Él con un “Te necesito. ¡Te necesito!”, y por supuesto que Fritz era muy astuto
y cuando este tipo de energía se le venía encima, él simplemente se eva¬
al final de una sesión desastrosa de maratón -estábamos un poco perdidos.
life sir5
En cierta forma, yo sentí que no le gustaba que estuviéramos en su casa.
No se entusiasmó con ninguno de nosotros en particular, y decidió que éra¬ mII
poraba. .No le gustaba. Me quería como su asistente, ayudándolo con sus
yideos.
Tengo la sensación que él siempre frustraba esas llegadas. Si uno quería
fe=*=
mos simplemente un montón de “ansiosos farsantes" -en sus términos-, y
I algo de él, era obvio que rio lo obtendría, pero en otros momentos llegaba
me dio la impresión que había dado . en el clavo.
El primer programa [de residentes/ no resultó bien..i en conjunto, la co¬
r como un regalo. Era un maestro en reducir el ego, y también en aumen¬ ¡F¡==
tarlo. No creo que haya sido manipulador. Nunca lo vi ser abiertamente ma¬
secha de haraganes de Esalen del primer año, fue un fracaso. Más que 11 nipulador, nunca. Creo que a veces era muy rudo, muy desconsiderado, pe¬
nada, eran escapistas o charlatanes. Llegaron como desconocidos y se
mantuvieron como desconocidos. Esperaban que el personal los aten¬ m ro ahora veo eso más como una virtud que como una falla. Fritz era real¬
mente un ser poderoso, tanto en términos de su mente como en su esencia,
diera y esperaban ser "procesados “. i pero había otros aspectos de Fritz. Hubo momentos en que me sentí muy
No recuerdo exactamente cómo ocurrió, pero de alguna manera me conecté p? tocado' por él, sentí mucho amor. Estando con él, pude sentir su dolor y fes*8
con él y le ofrecí ser su asistente de grabación, y é! aceptó. Sencillamente su incapacidad para funcionar, toda su locura idiosincrásica. A veces era
I le dije que, aunque nunca había hecho este tipo de trabajo, yo era ingeniero
fe.
muy denso con la gente. Sin embargo, pudo haber sido un mensajero, un
fe®?®

electrónico y que tal vez podría ayudarle. Había estudiado física y mate- o*-, agente. Por miedo de cualquier cosa que él hiciera, la gente viraba hacia '

máticas. Mis títulos están relacionados principalmente con ia ingeniería. Tra¬ m) un nuevo camino, llegaban a una bifurcación del. camino.
fe»?®
bajaba con computadores y misiles, creando proyectos que se convirtieron IÜ Era muy directo; tenía la noción de su propia misión, y a veces puede
en programas de satélites. CAlgunos de los satélites aún están volando. Es-. fpi haber sido cruel en su intento por lograrla, pero era honesto. é»s®
tuve realmente en la vanguardia de este esfuerzo en este país). ¡gfe . Una vez, yo estaba jugando con un video de una pintura del Tarro de
few»®
226 FRITZ PERLS |¡É|-! ESALEN 227
5§@§L:
la Basura en la que aparece Freud, y yo tenía el lente enfocado en los ojos 3 correspondencia. A pesar de nuestro rompimiento, aún tenía ese tipo de
de Freud. Fritz entró y comenzó a narrar lo que estaba ocurriendo en la conexión con él. De pronto) lo veo bufando como un toro, tremendamente
pantalla. Durante una hora estuvimos jugando juntos, escudriñando su pin¬ excitado, con una respiración muy pesada, se le escuchaba a través de la
tura, y él revivió todas sus partes. Fue fantástico. pieza. Yo lo quería y deseaba ayudarlo de alguna manera; sabía que había
í' tenido dos o tres ataques al corazón. Bueno, después de un rato, se levanta
El comienzo de mi separación de él tuvo relación con Marcia. Marcia era
y atraviesa la pieza caminando muy rápido.
una hermosa joven de 24 años que llegó lanzada cerro abajo en su Ferrari
Yo tenía una taza de té en mi mano, y Selig iba en la mitad de una
' rojo convertible. Había aprendido a volar en Australia. En realidad era piloto Ip
acrobático. Ella llegó como diciendo: “¡Aquí estoy!". Así sonó su llegada,
y rápidamente encontró dónde estaba la energía en este lugar. Volaba en i frase acerca dé esta comunidad plácida, pacífica, cuando ¡guap! Fritz echó
atrás su brazo y me dio un puñete en la cara y la taza ¡voló por el aire!
un Gypsy Moth, el mismo avión que volaba Fritz. Hubo una conexión.
Pronto estuvo en uno de los talleres de Fritz y luego, de alguna manera,
m ¡Yo no me lo esperaba! No me destrozó la mandíbula, estaba furioso. La
cosa no terminó en el puñete. Me siguió aporreando. Lo agarré de su tra¬
je tipo Churchill y lo empujé contra la muralla, sólo para que no me si¬
se metió con él.
Bueno, en ese momento necesitábamos algunos repuestos y la única
É guiera pegando. Honestamente, no sabía lo que estaba ocurriendo. Luego
parte donde los podía encontrar era en Los Angeles. Fritz me pidió que ip Selig se metió entremedio y nos separó. Fritz dijo: “¡Ya te agarraré, hijo de
puta!", y entonces me acordé -Ihabía recibido la citación!
fuera y Marcia decidió ir conmigo. Se suponía que debía ir por dos o tres &
días, y nos quedamos cuatro. Yo no le conté a Fritz que Marcia iba' con¬ ir CHARLES BROOKS
migo, y cuando volvimos, todo había cambiado. ¡Fritz me despidió! Nunca Estábamos en el comedor y de pronta sentimos una pelea, ¿quién era? Es
me pagó por lo que había hecho y ahora no me quería a su lado, supues¬ Fritz que está tratando de pegarle a Greg. Fritz no era un buen peleador.
tamente por haberme quedado un día más, pero pienso que fue porque
Marcia viajó conmigo. ¡Ni siquiera me dejó llevarme mis propios equipos! m No tenía mucha fuerza en sus puños. Por supuesto que Greg no trataba
de PeBarle- S6*° se defendía y Fritz lo perseguía dando puñetazos. Greg
-mi pequeña televisión que usaba como monitor, ni el resto de mis cosas. MÍ!
no podía con lo absurda que resultaba esta situación.
Después de unos días, me fui a un juzgado en Monterrey y entablé una ¡J
fe
demanda contra él. Estaba enojado cuando lo hice, pero después no me GREG DAVIDSON
importó mucho. Y me pareció que había pasado mucho tiempo. No me ol¬ Tomé otra taza de té y dejé que Selig terminara su frase acerca de ¡la tran¬
vidé dei asunto, pero renuncié a todo esto. No pensé que realmente fuera a1* quilidad de este lugar! Las señoras escucharon cordialmente y luego se re-
a ocurrir, y yo no quería que ocurriera. Asumí, simplemente, que la cosa -
tiraron. Fue una escena muy divertida.
había muerto, como esperando que al olvidar algo, como cuando uno mete AI día siguiente iba camino a mi oficina, cuando oí un ruido detrás de
la cabeza en la arena, no pasa nada. mí. Era Fritz en su pequeño Fiat ¡a todo vapor contra mí! No sé si su in¬
Un mes y medio más tarde, estaba sentado en la hostería después del tención era atropellarme o no, pero encañonó su máquina unos cuantos
almuerzo, tomando té con Selig. Nos caíamos bien -él me veía como el metros antes. Corrí del malecón a unos arbustos, donde él no podía pasar.'
científico renegado de Esalen. Fritz veneraba a Selig. Lo veía como un san¬ Vi a Fritz inclinado sobre la rueda casi rozándome. Agarré una piedra y

to. Ese día, un par de señoras de Pasadena, que deben haber oído hablar la tiré contra el.vidrio de atrás de su auto y creo que lo quebré. Eso no
de nosotros, decidieron venir en su Cadillac con chofer para tener una pe¬
i. estuvo bien, pero lo hice y me fui.

=1 queña aventura. Estas elegantes damas entraron a la hostería, mirando al¬ Después de eso, me fui a Seattle y planifiqué mi regreso para el día
rededor, y Selig las invitó a sentarse con nosotros. Y de alguna manera, en que debíamos presentarnos en la corte. Me acordé de una historia que
no sé cómo, la conversación llegó a esto, ellas pensaban que Big Sur seria me había contado mi padre acerca de un caso legal en Alemania. El tipo
como el Lejano Oeste y que Esalen sería como algo extraño, sobrenatural .

en cuestión era un nazi, y amenazó a mi padre con mandarlo a un campo
(y que, por supuesto, había un montón de personajes interesantes) -Selig m de concentración. Mi padre se presentó ante el juez del caso y le dijo:
les estaba explicando que. “Este es un lugar' muy pacífico. Amamos la na¬ I “Quiero anularlo". Yo tenía esa misma sensación en esta cosa con Fritz. Es¬
i turaleza y llevamos una vida muy tranquila. Las personas pueden parecer taba paranoico. Sentía que una vez comenzada esta cosa legal, tenía que
extrañas, pero hay gente sobresaliente con todo tipo de antecedentes". Se¬ üi
si
i

ñaló a un banquero, a un médico que estaba haciendo el jardín, á alguien


I estar ahí, no quería andar tonteando con las autoridades. De modo que me
presenté en la corte sin haber vuelto a Esalen. Yo sabía que Fritz tenía un
más que lavaba los platos y a mí, un ex científico de la Academia Nacional
: taller todo el día, de modo que no esperaba que se presentara. Me imaginé

de Ciencias. íh que yo diría “Olvídelo", si es que podía hacerlo. En realidad, ya no quería
Mientras Selie hablaba, vi a Fritz- aue estaba en tin rincón abriendo su
:
5:p emir aHplanrp rnn pcírv

i
Si
228 FRITZ PERLS I
SHI"' ESALEN 229
Í1

Ese viernes en la mañana me presenté en el juzgado; el mío era el quin¬ t “¿Quiere seguir más adelante?”.
to o sexto caso, el Sr. Davidson contra e! Dr. Perls. Bueno, después del “¡No!”.
tercer caso, la puerta' se abrió y Fritz entró. ¡Me quise morir! Nunca lo había De modo que le dijo a Fritz que me pagara 43 dólares más 6 dólares
visto tan elegante, con traje, camisa, corbata, y el pelo muy bien cortado de costos y que me devolviera mis pertenencias. Eso Rae todo, esa fue la
y peinado. Ni tampoco nadie que yo conociera. No se veía como un salvaje.
No podía creerlo. Fritz tenía el mismo problema que yo con la autoridad.
Se presentó en la corte y esperó. Se sentó en el banco y yo me senté en
i i.
• sentencia. Fritz se sentía como una verdadera
víctima, se notó en la forma
en que salió de la corte. Me sentía muy mal con todo esto, nunca esperé
verlo a él ni a su dinero.
el banco. Yo lo miré. El no me miró. W Se fue de viaje por dos o tres semanas; y como él no estaba, yo regresé
Yo fui ei primer testigo, le expliqué al juez que yo había sido empleado T
& a Esalen a terminar mi programa de residente. Me ocurrió lo mismo que
del doctor Perls, que nunca me había pagado el salario que me había pro¬
metido, y que yo había comprado unos equipos, los cuales tampoco me
m

con mis padres -cuando ellos estaban en Nueva York, yo estaba en Califor¬
nia. Cuando él regresó, me mantuve lejos de él, y me pagó lo que había
!
i
los había pagado.
Cuando el juez llamó a Fritz, él entró en toda uná diatriba acerca de m ordenado 1a corte. Dejó un cheque en su oficina para mí, y también re¬
cuperé mis cosas. i
que yo era su alumno, de que él me había enseñado y que yo nunca.había m Creo que ningún evento en la vida de una persona es accidental. Hoy
i
pagado por esto, que yo era un ingrato y que el arreglo había sido inter¬
cambiar sus enseñanzas por mi trabajo; y siguió y siguió. iB día veo todo esto como partes importantés del camino. No, no siento nin¬
gún resentimiento.
*
P
El juez, que nunca había oído hablar de Fritz, ¡le dio una conferencia
acerca de la irrelevancia! Breve reíalo de la humildad...
“Mire, Dr. Perls, aquí se han hecho afirmaciones muy específicas. Una 1 ALEXANDER LOWEN
de ellas es que el Sr. Davidson compró cosas y que usted no le pagó, y
ia otra es que hubo un acuerdo, presumiblemente verbal, para pagar un
salario, el cual usted tampoco pagó. ¿Qué me dice de £510?“.
i
m,
Fritz carecía del sentido de humildad, lo que lo convertía en un impedido
como terapeuta. El sentido de la humildad permite tomar conciencia de uno .
*
i*
1í . mismo como ser humano en relación con los demás. Fritz hizo terapia con
Después el juez me preguntó si tenía algún papel con respecto al acuer¬
do, le dije que no, y él dijo qué-parte de esta demanda no podía recono¬
i- Reich, que fue uno de los gigantes del siglo -de eso no hay duda. Como

cerse ya que los acuerdos verbales no le correspondían a esta corte. Tam¬


bién dijo que no quería intervenir en la relación alumno-profesor, pero que
1' analista de caracteres, Fritz fue muy agudo y uno de los mejores, pero al
igual que otras personas que estuvieron en terapia con Reich, no desarrolló
el sentido de la humildad.
.

podía ver el asunto de los equipos. Afortunadamente, yo andaba trayendo


algunos recibos por 38 ó 43 dólares, correspondientes a lo que yo habla
,{Dirías tú que uno de los objetivos de la terapia es desarrollar ese sentido
de humildadr
comprado. Yo había hecho una lista de estos gastos y de mis pertenencias,
lo que sumaba mucho más de los 200 dólares que estaba pidiendo, sin con¬ Ah, es difícil considerar la humildad como un objetivo de la terapia, pero *
tar el trabajo.
De modo que el juez le preguntó a Fritz “¿Compró, de hecho, el Sr. Jfei: ciertamente debe ser considerado como uno de los valores que la terapia
debe desarrollar en la persona.
Davidson algún equipo para usted? ¿Le debe usted dinero?". fc=
Y Fritz dijo: “Bueno, todo esto es una exageración, quizás le debo al¬ I Humildad: cualidad o condición de humilde.
Humilde: opuesto a orgulloso o arrogante; modestó; tener sentido de insig¬
rededor de 15 dólares".
Luego el juez -yo ya estaba un poco nervioso-le dio nuevamente una nificancia o inferioridad, disminuir en importancia o dignidad; degradar;
conferencia acerca de la necesidad de ser muy explícito. Dijo: “No quiero I destruir la independencia; poder o la voluntad para.
oir más de esos ‘alrededor de'. Usted debe saber que 'alrededor de' 15 dó¬
lares no es lo mismo que 15 dólares. Es muy vago”.
mI: Según el Random House Dictionary,
of the English Language
Fue realmente irónico, porque todo el cuento de Fritz se trata de eso, m-
de hacer explícito algo que no ha sido expresado. Y Fritz se derrumbó. Pa¬ s De acuerdo a estas definiciones, es acertado decir que Fritz carecía del senti¬
fe*
do de humildad. No era humilde ni enseñaba la humildad.
recía una rata de iglesia, su voz se puso más y más débil. En ese momento
quería irme. El juez pidió los recibos. Sumaban 43 dólares. SAM KEEN fess
El juez dijo: “¿Estaría satisfecho con esto?". ¥ Para mí, Fritz era una persona muy confiable y un genio absoluto como
IIPÍ»
% teraoeuta. Tenía la caDacidad de no oermitirle tonterías a nadie, sin salirse
isas
toca
230 FRITZ PERLS life ESALEN 231
3
. “¿Hablas en serio?".
de su rumbo y sin entrar en los juegos de los demás. Recuerdo que la pri¬
mera persona que trabajó en su taller era un homosexual y Fritz simple¬
mente lo crudflcó; después de haber visto lo que hizo con este tipo, yo
P Sí-
“Sí, en serio".
Le dije que regresaría en una semana. Me fui a casa y reordené mi vida
estaba aterrado, y pensé que era mejor que yo trabajara de inmediato. Tenía completa: dejé mi trabajo, dejé mis estudios, dejé mi departamento en Ber¬
¿I i keley, embalé los muebles. Me di dos días para hacer todo esto, pero en¬
un asunto sobre el que quería trabajar. De modo que me paré y comencé
con mi programa. Había- dicho apenas una frase, cuando Fritz dijo: “Ajá - I tremedio me epfermé. Era alérgica .a un remedio que me habían dado y
* de modo que tú eres el programador". ma» me hizo efecto retardado. Por lo tanto, llamé a Esalen para avisar que me
Entonces, en vez de desarrollar el programa, tuve que tratar el hecho i atrasaría en llegar. Llamé dos o tres veces, y en vez de llegar el lunes, llegué

%
de programar. Pero fuera de la situadón terapéutica, yo traté de acercarme & el miércoles en la tarde. Pero oye esto, había destruido toda mi vida pasada.
a él y él era muy, muy grosero. Le preguntaba algunas cosas o inidaba Entré al dormitorio donde Fritz estaba tendido y dije: “Hola, Fritz", y él dijo:
$ una conversadón con él, y él simplemente se alejaba. Fue una de las per¬ “Estás despedida".
Pensé un momento y dije: “¿Te gustaría que habláramos sobre esto?".
sonas más desagradables que he conoddo, en ese tipo de situación. Se da¬ i Lo cual fue, creo, una buena respuesta. Escúchame, hacía muy poco tiempo
ba media vuelta y se iba. i
% JANICE Fox
r
«ÿ
que conoda a este hombre. Y él dijo: "No”.
Me quedé ahí unos días y finalmente regresé a Berkeley. Esto me llevó
Tuve muchas oportunidades de trabajar con Fritz y nunca lo hice. Por una
% razón: le tenía miedo. No me sentía lo sufidentemente inteligente para ha¬ m a una situación terrible. Bueno, en realidad, me llevó a una situación muy
buena. No tenía vida. De pronto, no tenía vida. Eventualmente, todo se
cer terapia con él. No lo sé, pero creo que era una gran persona y siempre
actuaba como Dios. ¿Cómo se le habla a Dios? Tan sencillo como eso.
it arregló. Hice un magnífico trabajo con él. El necesitaba una dactilógrafa y
yo necesitaba un lugar para alojar. De modo que venía los fines de semana,
* SONYA FREEDMAN
alojaba en la pieza desocupada y escribía a máquina. Para mí, esto fue her¬
moso.
Yo iba caminando por el comedor de Esalen. Estaba oscuro. Había un gru¬
po de personas sentadas alrededor de una mesa con una vela, y todos pare¬
% cían estar absolutamente extasiados adorando un altar. Luego vi a este hom¬ II WILSON VAN DUSEN
Durante mi juventud, yo fui el hombréate que trataba de ser el “pequeño
bre viejo que hablaba. Alguien me hizo señas para que me uniera a ellos. Fritz”. Llegué a ser. muy dependiente de él. Era como mi estrella, esperando
Me acerqué y él dejó de hablar por un momento. Yo no sabía quién era, mucho de él -más. tarde, hubo una reversión y no lo necesitaba para nada.
ni quiénes eran los demás, ni lo que estaba pasando. Dije: “Tengo la sen- g¡ Fritz parecía sentirse un poco herido a causa de eso. Una vez, por ejemplo, '

% sadón que me metí en medio de un culto". Me miró, sus ojos brillaron y yo estaba sentado en una mesa en Esalen con un almanaque náutico, revi¬
dijo: “Algunas personas' necesitan cultos". Me reí; después de eso, me en¬ sando algunas cosas de navegación, y Fritz se sentó al frente. Normalmente
tregué totalmente a esto. V habríamos tenido mucho que hablar, pero yo no tenía ganas-, Fritz esperó
Nunca abrí la boca delante de Fritz. Cuando estaba con él, estaba pe¬ unos minutos; se sintió un poco herido y se fue.
* trificada. Una vez estaba sentada con él en una mesa, por fin comenzando
a relajarme y a abrir un poco la boca, cuando aparedó aquella muchacha. I Quería escribir un libro conmigo-, hablamos mucho acerca de eso. Tenía

*% Ella dijo: “¡Oh, Dr. Perls, me han hablado tanto de usted! Me moría de ganas
de conocerlo. Una amiga me habló de usted". El simplemente la miró sin
i-/
§1
toneladas de apuntes que quería que yo revisara. Debí haberlo hecho, pero
temí que la dificultad de tratar de leer su mente y de agradar al gran hom¬
bre, iuera mucho trabajo. Fue poco sabio de mi pane. Yo habría sido mu-
a decir nada. Ella sigue y sigue, pero comienza a descender; el entusiasmo
se está poniendo un poco tenso; la sonrisa comienza a congelarse. El sigue
mi chísimo más famoso si lo hubiera hecho.
SEYMOUR CARTER
* mirándola sin dedr nada. Finalmente, ella dijo: “¡Y sólo quería venir a salu¬
darlo!". El dijo: “¿Y?". Y ella parte nuevamente y él sigue sin responder. Fi¬
«Sí
La sensación más fuerte que me producía Fritz era el temor. Podía partirme
* nalmente, ella como que se escabulle por el suelo y desaparece, y él dijo:
“Mosquito". Me paralicé nuevamente, y no pude dedr ni una palabra más.
A

fe
en dos con una palabra, en cualquier momento, y esto lo hada con muchas
personas. No sé qué es lo que trataba de lograr intimidando con la verdad
*» '
DENISE -FREY
en forma tan cruel.
En la época en que yo dirigía grupos con Bill Schütz, me sentía muy
Por alguna razón quería darme un pedazo de papel, fui a su pieza y ahí
estaba revisando esos acres de papeles. Lo observé y le dije: “Lo que ne¬
I bien -pero era negligente, había mucha, mucha negligencia, cosa que ahora
puedo ver-, pero Fritz desaprobaba mi trabajo. No me dejaba trabajar con
cesitas es una buena secretaria". El dijo: “Estás contratada". él en tin nivel profesional. No podía meterme en ninguno de sus talleres.
*
*
*

232 FRITZ PERLS HS: ESALEN 233 £

mI
.....
Tenía una influencia moral enorme. La atmósfera se crispaba con la elec¬ posiciones. Luego me miró a mí, frunció el ceño, acercó una silla y se paró
tricidad que él arrojaba permanentemente contra todos. ñ en ella -era bastante más bajo que yo. Después comenzó a hablarme, a cri¬ £
Siento que su desaprobación cambió mi vida. Siendo una persona que ticarme... le había hecho proposiciones a la joven y ahora me hacía pasar £
trabajaba con otras personas, llegué a sentir que uno debe tener mucho cui¬ R un mal rato a mí. Me apuntó con el dedo y me dijo: “Tú n. Ella lo miró
dado al remecer a alguien -siento que Fritz remecía a la gente innecesa¬ •fig y “Fritz, ¿no sabes acaso que cuando lo apuntas a él con un dedo, £
riamente. Sin embargo, por otro lado, podía ser muy encantador, este viejo,
anciano ser humano que era verdaderamente él mismo. No me di cuenta
|||
s-í
hay tres apuntándote a ti por detrás?”. Se calló, se bajó de la silla y se fue
gruñiendo. £
: del impacto de su presencia en mí sino hasta después de su muerte. En el verano de 1967 viví en Esalen, y pude observar a Fritz cuidado¬

*
Durante algunos años me mantuve alejado de él; no me acercaba a él samente. Me metí a uno de sus talleres, y cada vez que comenzaba a ha¬
cuando estaba de mal humor. El disfrutaba haciéndome bromas y yo apren¬ blarle, me decía: “Tú estás lleno de mierda, es la expresión en tu cara, la e
dí mucho con eso. Jugábamos mucho juntos en diferentes formas. A veces, sonrisa en tu cara". Yo decía: “Bien, eso es lo mío. Ahora, ¿qué pasa con- Q
estando con él, hacía afirmaciones muy asertivas acerca de mí. Otras veces &
E-: tigo?". Ninguna respuesta... lo comprendí inmediatamente... no quería me¬
ocurrían cosas muy cómicas. Sólo una vez trabajé con él. Al final de ese terme en eso. Bien, de modo que yo estoy aquí para aprender de él, y «3
trabajo, me dijo: “Liberé algo de energía para ti. Eso es bueno". Y yo real¬
mente sentí eso.
I 'Í7.
no para imaginarme qué le ocurre a él.
Al Drucker manejaba la cámara en ese grupo y él dijo: “Te mostraré” £
Retrocedió la película y cuando vi la expresión en mi rostro, me enojé con-
ROLLO MAY G
A menudo era testarudo.
Creo que su rabia no se atravesó mucho en su camino. De hecho, creo
m ” migo mismo y tuve que estar de acuerdo con Fritz. Era mi perro de arriba...
gw.; diciendo: “Eres estúpido. ¿Por qué te costó tanto darte cuenta?". Me sentí
. tan crítico que comencé a gritarle. Exploté verdaderamente, y mientras lo
G
que en parte fue beneficioso. En primer lugar, montó un buen show; la hacía, Fritz me dio estímulo con sus manos, cosa que fue perfecta. Grité, G
gente iba, en cierto modo, a ver cómo el insultaba a todo el mundo. grité y grité, y luego lloré y luego reí y sentí una experiencia fantástica,
De los pacientes obtuve una idea acerca de cómo trabajaba él -alumnos- agí
fe una experiencia muy importante en mi vida. G
ios que pasaron algún tiempo con él. Y debo decir que confirmé lo que
yo pensaba: era un hombre con una tremenda percepción. Era muy efectivo r Después Fritz -siempre tenía un discursito- miró alrededor de la pieza,
luego a mí y dijo: “Tuviste rabia, pena y alegría. La única emoción que faltó
G
frente a seres humanos con problemas. fue el orgasmo". Esa era su teoría acerca de las cuatro emociones básicas. G
Nunca discutí con él -me di cuenta que nunca llegaría a nada. En aqüe- Lo miré y me reí un poco más -fue una risa grande. Estaba en un estado
lios días, yo estaba... bueno, si veía que la discusión no llegaría a nada, I G
¡í de conciencia diferente, quizás un estado psicodélico... extraordinario... fan¬
la evitaba. tástico... Mi vida cambió en ese momento, yo lo sabía y él lo sabía. Ex¬ G
Sé que tenía una percepción muy aguda para captar a un posible psicó-
tico. Creo que era esencial para poder ser tan franco como él pensaba que
. m perimenté la comprensión de un proceso, de una manera distinta, nunca
G
antes había sido así. Desde entonces, no he sentido que estoy obligado a
necesitaba ser. Podía predecir si la persona era capaz de absorber su ata¬ oir las palabras para comprender el significado de un proceso. Entendí lo
que. Nunca lo vi atacar a alguien que.no pudiera absorberlo. Siempre esta¬ que era la comunicación con otra persona, al margen de cual sea el sig-
G
ba relativamente seguro de que en cualquier ataque que emprendiera no ®|¡ nificado de nuestras palabritas. G
lo agarrarían por detrás.
¿Viste alguna vez a alguien atacándolo?
HH " Después de ese taller, yo me iba por el fin de semana y me topé con
Kcí Fritz en la entrada y le dije que lo vería el lunes. El dijo: “Tuviste una gran G
experiencia". Yo dije: “Sí”. El dijo: “Lleva algunos tranquilizantes, a cualquier G
No... un poco. Pero no fue efectivo. Usaba esto para lo que él quería de¬ W/y parte que vayas. Te hará bien".
mostrar en los seminarios de sueños. Pero no, nunca oí que él fuera ataca¬ £ Eso fue gratuito. No fue dicho con amor. Pensé que estaba socavando G
do. Era el üpo de persona que nunca escoge a alguien de su mismo
/ tamaño.
fft* ,
su propio trabajo, permitiendo una experiencia terapéutica personal tan
fuerte y luego diluirla con drogas. Quizás a ti te pueda parecer una delica- G
deza, pero yo no le perdoné esto durante mucho tiempo. G
Richard Miller es un hombre de 1,95 mts. de unos 35 años, de pelo castaño
I claro, bigote ordenado y barba corta que destaca su agradable rostro... . ||§|¡ A la semana siguiente hice un segundo taller; lo usé para integrar esa
|ip,:; experiencia inicial. Me dije a mí mismo que aceptaría a Fritz, que tenía que
RICHARD MILLER $ aprender muchas cosas de él.
Una vez, yo estaba hablando con una mujer y Fritz comenzó a hacerle pro¬ I Fritz representaba muy bien el rol de figura de autoridad. Era una de G

Q*
4
4 FRITZ PERLS fe ESALEN ' 235
234
4
las cosas que lo convertían en un ser muy poderoso. Yo estaba tremendaÿ
i impresionó mucho la aplicación del pensamiento gestáltico a la psicotera¬
4 is pia, y viví con la influencia de Frita como algo muy familiar, durante varios
mente impresionado con él, aunque no era el tipo de persona con la que
4 me relacionaría socialmente. El era un tipo que si veía a alguien retrocedien¬ mk años, sin pensar jamás que llegaría a conocerlo.
En esa época, me comenzó a interesar la cosa psicodélica. Me intere-
do para estacionarse, se apuraba para quitarle el hueco. Yo estaba con él
4 una vez que hizo eso. El tipo se le acercó con mirada asesina. Fritz ni si¬ ü '
saba en forma especial el yage, que es una planta usada por los médicos
quiera se dio por aludido, y el tipo regresó a su auto. Escuché que lé decía brujos en el Amazonas para demostraciones shamanísticas. Incluso fui al
4 m Amazonas a buscar yage e hice muchas investigaciones. Después de eso,
4
a su amigo: “Ah, es un viejo huevón".
Tenía, también, una manera muy asertiva de dar instrucciones. Era au¬ m
Sí .en 1964 ó 65, vine a California y ahí un antropólogo, Michael Harner, me
toritario y decía las cosas gruñiendo un poco. Aquellos que queríamos agra¬ presentó a Carlos Castaneda y propuso que todos fuéramos a Esalen a hacer
4 dar a nuestros padres, o sea la mayoría, respondíamos de inmediato. un taller .de shamanismo.
Jack, acércate a esa reja que está ahí. Ese fue el motivo de mi encuentro con Fritz. Tenía una imagen total¬
4
4 [Me di vuelta,, la miré y comencé a pararme. Richard sonríe y pone su mano
m Sí
mente errada de cómo era él. Me lo imaginaba joven, innovador, un inte¬
lectual joven. Sí, alguien como yo. En vez de eso, era -bueno, era Fritz.
4
en mi brazo],
m
I Lo vi por primera vez saliendo de una pieza. Se veía muy impresionante
con su sweater blanco, su barba y su pelo desordenado. Lo amé desde el
4
4
4
Es increíble el efecto, ¿no te parece? Bueno, Fritz era experto en este tipo
de cosas. Yo también lo hago bastante bien. Sin darse cuenta, uno iba a
buscarle una taza de café o cualquier otra cosa, y él aprovechaba para aga¬
rrarle las pechugas a tu mujer.
El tenía un “test de diagnóstico Fritz”, que consistía en acercarse a una
ji momento en qué lo vi. Me recordaba a un lobo de mar -esas fueron las
palabras exactas que se me vinieron a la mente. En español, esta expresión
se aplica a los capitanes de barcos -hombres de gran personalidad, soli¬
tarios, no retraídos, muy autosuFicientes y con gran asertividad.
Esa vez hablé un poco con él. Le pregunté si estaba trabajando en otro
joven y decirle: “Este es mi Rorschach”, y metía su lengua en la boca de libro, y él dijo: “No, mi preocupación por la humanidad ha disminuido con¬
la muchacha. Si ella se resistía, él decía: “¿No quieres acaso saber algo
siderablemente". Aprecié su declaración. Revelaba hasta qué punto no esta¬
4 acerca de ti misma? Tu forma de besarme es muy importante. Puedo decirte
ba desempeñando el rol de virtuoso.
todo acerca de ti por la forma en que besas”. Era dinamita. Sabía' cómo
Unas semanas más tarde, Fritz me invitó a una demostración de trabajos
4 llegar a la gente -era lo* mismo que decirles sé bueno con papá para que
de sueños. En ese momento, aún no era muy famoso, a pesar de que ya
él te pueda dar una estrella dé oro. .
4 Fritz solía quejarse de que no tenía tiempo suficiente para nada porque m había generado sus ideas principales antes de llegar a Esalen. No había ta¬
lleres como los que dirigiría después, la gente simplemente tomaba asiento
4 tenía que lavar su ropa y hacerse todas sus cosas. Distintas personas comen¬ i y presenciaba una demostración. Esta demostración no exigía ni siquiera el
zaron a ofrecerse para ayudarlo. Creo que habían ciertas personas más aptas pago de una matrícula. Se definió como un experimento, como una nueva
físicamente que él para hacer ciertas cosas-, yo le alfombré su sala de tera¬ i
m, forma que él había descubierto para trabajar los sueños y él quería demos¬
pia. Mientras cortaba los pedazos para hacerlos calzar, él comenzó a de¬ Sar trarla. Primero, él propuso que yo, como psicoanalista, explicara cómo tra¬
cirme cómo lo tenía que hacer. Luego, se dio unas vueltas por ahí y oí asfr-S
SKI bajaba los sueños. Dije algo acerca de eso. Luego me pidió que contara
4 que le decía el mismo tipo de cosas a la mujer que estaba haciendo su
un sueño mío. Era un sueño muy largo en el cual yo buscaba el yage, bus¬
pieza, con el mismo tono crítico que había usado conmigo: “... se te olvidó
4 esa camisa.... no lo estás haciendo exactamente como... no estás cumplien¬ mSi- caba el Grial Dorado. Pasé de una escena a otra y a otra, mostrando una
insatisfacción para llegar al final. Fritz acotó: "Tienes dificultad para termi¬
do con mis expectativas acerca de cómo se hace el trabajo". Comencé a
4 reírme, y él entra y me lanza una mirada feroz -el viejo perro de arriba
nar”. Eso fue importante. Me di cuenta de que siempre sentía que tenía que
agregar algo más a lo que acababa de decir o hacer. Esta tendencia mía
4 con un cigarrilio colgando de su boca. Le dije: “Te quejas de no tener tiem¬ § perpetraba la no terminación de muchas de las cosas que comencé en mi
po por tener que hacer estos pequeños trabajos y ahora no tienes tiempo I
$ porque te lo pasas supervisando a todos los que hacen estos pequeñas tra¬
vida, de modo que siempre estaba tratando de mejorarlas o madurarlas...
quedándome pegado sin completarlas. Tenía talento para mantener mis
¡4 bajos para ti”. Se retiró caminando muy digno. asuntos en situación incompleta.
4 CLAUDIO NARANJO
Ig Me impresionó mucho todo lo que se podía hacer sin el uso conven¬
Fritz causó gran impacto en mi vida aun antes de conocerlo. En esa época, cional de la interpretación psicoanalítica. Aparentemente, Fritz tenía otro ti¬
4. yo era investigador en la Universidad de Chile y profesor de la Escuela de mI po de percepciones -un ojo psicológico que parecía ser casi psíquico. Una
4 Bellas Artes. Me regalaron un libro de Fritz llamado Gestalt Therapy. Me I vez me dijo que esto se debía a que él era viejo, pero yo creo que se re-

4
4
i
IS- *
236 FJUTZ PERLS
l
m ESALEN 237
-I
laciona más con ver en términos de gestalts y no en detalles. Percibir con¬
m
s sus falibilidades fueran visibles. Era paradojal, ya que su grandeza estaba
figuraciones es una forma sutil de computación, que constituye en gran me¬ entremezclada con su malicia. Una vez, le pidió a todos los participantes
de un taller que dijeran una breve afirmación auto-descriptiva acerca de
dida lo que se llama intuición. Es ver realmente en el sentido de Castaneda.
Fritz podía ver la gestalt total. Podía percibir cierto ritmo en los eventos
y asi saber qué ocurriría y qué faltaría, y qué era lo que la persona callaba.
ii “¿Quién soy yo?”. Cuando llegó su turno dijo: "Soy en un cincuenta por
ciento hijo de Dios y en un cincuenta por ciento hijo de puta". Creo que
-t
Habiendo tenido formación psicoanalítica, me sentí rejuvenecido por la t es un retrato muy adecuado de Fritz. Y no había ninguna diferencia entre ¿i
actitud de Fritz en su trabajo, por su compromiso personal. Yo no había i uno y otro; el brillo de lo divino aparecía en él en la misma medida en
sido muy entusiasta en mi vida como psicoterapeuta. No sentía que estuvie¬
ra haciendo algo realmente útil. De modo que esto fue lo primero que me
atrajo de él. Me dijo que volviera y asistiera a un taller que estaba haciendo,
*
mAi que trataba de ser más humano.
Una vez, sentados en una mesa, alguien preguntó: “Fritz, ¿cuál es tu
juego?". Creo que la palabra que usó fue “intimidación”. Siempre reconoció
*==?
y eso hice. S que ése era su juego dominante. Era el estilo lo que hacía que su terapia
Durante los primeros talleres que hice con Fritz, vi que no había una
gran diferencia entre la psicopatología, o neurosis, y los aspectos existen-
ciales de ser realmente una persona, un ser humano decente. Trabajaba con
ISI fuera exitosa, porque había llegado a un punto en que podía usar su des¬
tructividad para un fin constructivo.
*
la persona minuto a minuto para mantenerla como un ser real y no como El encuentro más importante que tuve con Fritz, ocurrió cuando yo estaba
un tonto. Y por supuesto que esto tenía sus riesgos. escribiendo un libro acerca de la aproximación entre la terapia gestáltica
Yo había oído que Fritz era muy duro en los grupos, y que creía en
el dolor como un medio para lograr el crecimiento, de modo que llegué
¡¡ y la situación psicodélica. Mi tesis era que lo psicodélico no funciona dentro
de un enfoque analítico. Como psicoanalista, yo había descubierto que lo
preparado para enfrentarme a un cirujano que me iba a sacar algunas partes «i psicodélico funciona mejor dentro de un enfoque experiencial directo, de
malas de mi neurosis. Recuerdo haber’estado sentado esperando mi turno, i
mÉl modo que, de una forma u otra, se logra la experiencia misma y no el re¬ -i
pensando en que si lo que salía era verdadero, no podía doler realmente, flejo de la experiencia. Yo había estado trabajando en el campo de lo psico¬
ya que aunque me sintiera incómodo, esta incomodidad seria eclipsada por
la satisfacción de descubrir aquello para lo cual había venido; y que si no
m délico. De hecho, realicé un proyecto de psicofarmacología en la Universi¬
dad de Chile. Después de muchas investigaciones, descubrí una droga lla¬
fe»
era verdadero, no podía doler, porque no tendría ninguna relevancia... Y mada MMDA. La MMDA es de la misma familia de la MDA, con la diferencia
a propósito, este darse cuenta me dio una sensación de falta de protección que la MDA lleva a las personas, a menudo, hacia el pasado, y la MMDA
que era la base para el crecimiento. For primera vez, tuve evidencia subje¬ . lleva a un viaje “eterno del ahora". Parecía hecha especialmente para la te¬
tiva de una efectividad psicoterapéutica casi inmediata, y estaba emociona¬ rapia gestáltica.
do. Estaba recién comenzando a meterme nuevamente en psicoterapia
i$ Y estaba escribiendo un libro y le mostré algunas partes a Fritz;
cuando fui a la demostración de sueños de Fritz; el conocimiento de las le gustó lo que leyó. No hubo conflicto. Pero un día, sentados en la entrada
drogas psicodélicas por un lado y la gestalt por otro, me motivaron a regre¬ de Esalen, justo antes de uno de sus talleres, le pedí que me sugiriera un
sar al terreno terapéutico, después de años dedicado a la investigación. posible título porque yo no sabía como llamarlo. Permanecimos en silencio
Cuando regresé a Chile, comencé a trabajar inmediatamente mucho más I unos minutos y luego me atreví a decirle: “¿Qué te parece Gestalt Therapy fe*
suelto e introduje la gestalt. Revisited*". Las palabras sugerían una aproximación psicodélica, como un sal¬
Mi segundo encuentro con Fritz ocurrió en 1966 en un taller para pro¬ to cuántico, hacia el poder terapéutico, pero yo no creía que realmente fue¬
fesionales dirigido por él y Jim Simkin. Ese fue un evento importante para ra un tituló adecuado, ya que no estaba sugiriendo una revisión del enfoque 6*
el crecimiento de la gestalt como movimiento, ya que fue el primer taller gestáltico, sino sólo una aplicación de él. Fritz no lo vio para nada en esa
para profesionales dirigido por ellos dos en la costa oeste. Fue gente de
1
£3'
forma. Replicó: “De modo que quieres descabezarme". Esa no era mi ac¬
todas partes del país. Después de ése, asistí a muchas otras sesiones de titud: yo me sentía como la rama de un árbol cuyo tronco era Fritz. Quería
i que el libro fuera un tributo a él. Además, yo estaba agradecido que me
grupo, tanto en Esalen como en otros lugares. Fritz pensó que yo sería el
I estudiante que llevaría la gestalt a América del Sur, y así lo hice. hubiera acogido bajo su ala, por decirlo de alguna forma, dándome una fe*
Mi experiencia es que Fritz no hacía terapia gestáltica; él lá creaba en beca personal mientras fui un estudiante chileno con recursos limitados. La
cada momento. Tenía un cierto repertorio, pero el elemento esencial era reacción de Fritz me sorprendió, y le dije: “¿Sabes qué le dijo Steckel a fe*
estar con lo que estaba ocurriendo minuto a minuto, cada minuto. Descubrí Freud?" (al principio, Steckef estaba en el círculo de Freud, pero luego se
en la grandeza de Fritz algunas reminiscencias del estilo de los antiguos . independizó, y cuando la gente le preguntaba “¿Acaso un enano ve más
profetas, ya que como ellos, él estaba tan lleno de vida que permitía que l que un gigante?”, Steckel respondía: “Sí, un enano que se para en los hom- fe*
I
I'r fe*
%
* 238 FRITZ PERLS
m ESALEN 239
* bros de un gigante puede ver más que el gigante”. Se estaba refiriendo en .3
1 llegaba a ninguna conclusión. Desde entonces, he pensado que las situa¬
**>ÿ forma implícita al proceso de evolución cultural, en el cual el que viene
detrás tiene algo fresco que aportar. Yo también me refería a que yo era
ciones que desafian la habilidad que uno tiene para mirar las cosas clara¬
mente, son un regalo. Fritz me desafió en lo más profundo y fiji sacudido
parte de otra generación de pié sobre sus hombros...). mB por su agresión. Finalmente, fui capaz de ver a través de la imagen idea¬
* Fritz respondió continuando con la misma historia, pero esta parte yo
jamás la había oído. “¿Sabes cuál fue la respuesta de Freud?”. Dijo: “Un piojo
lizada que tenía de él.
Ahora, hipotéticamente, es posible que esto haya sido precisamente lo
%
en mi cabeza no ve más que yo”. Su voz era firme y su actitud despectiva. que él quería. En algún nivel, pienso que él estaba reaccionando ante mi
*% Justo antes de este incidente, me había convidado a uno de sus talleres.
Yo había venido de Chile en busca de la ayuda de Fritz. La relación de
actitud de “niño bueno”. Pero hay muchas cosas que pueden ser verdaderas
en el mismo momento... incluso opuestos aparentes. Aun cuando Fritz pare¬
pareja que tenía en ese momento me causaba mucho dolor; ésta, eventual- cía ser arbitrario con su comportamiento agresivo, generalmente ponía su
mente, se convirtió en matrimonio. El me había escrito: “Ven a mis talleres dedo en las verdaderas llagas. Creo que lo que lo hacía vomitar, no era
cuando quieras", y lo confirmó cuando llegué: “Eres bienvenido a cualquier mi ira ante el mal trato que me estaba dando. Ni. siquiera un Fritz furioso
I cosa que yo haga...”. Sin embargo, después de este breve intercambio, me I habría reaccionado ante nada; con su perceptibilidad habría canalizado de
dijo: “Este fin de semana estoy copado; no podré convidarte después de
todo”. Cuando le dije que para mí era muy importante, simplemente se en-
Ii inmediato esa ira hacia algo tangible. Creo que en última instancia tengo
que aceptar que si yo hubiera sido más directo, no habría pasado por el
cogió de hombros y dijo: “Tendrás que chequear con la gente encargada ii ritual de pedirle permiso.
de la asistencia”. Cuando regresé nuevamente a Estados Unidos, lo vi en Esalen. El estaba
I Entre los encargados de la asistencia estaban George Brown y Cindy haciendo lo suyo y yo lo mío. Para entonces, yo ya era bastante conocido
% Werthman y algunas otras personas que yo conocía, de modo que hablé como líder de seminarios. No me acerqué a él ni traté de trabajar con él.
con ellos y fui aceptado, pero sentía que Fritz no quería trabajar conmigo. No lo perdoné durante mucho tiempo. Sentía que no podía confiar suficien¬
Durante el fin de semana, me di cuenta de que yo era aceptado por los temente en él.

*
otros participantes, pero no por él; yo era una persona adicional que había
llegado a última hora. Quería asegurarme de que los demás tuvieran la
oportunidad de trabajar primero. Finalmente, én la sesión del último día,
im Transcurrió mucho tiempo; y un día se acercó a mí y me dijo algo muy
conmovedor: dijo que gracias a la calidad del trabajo de gente como Bob

* le dije a Fritz; “Quiero trabajar contigo”,


i
y como yo, la gestalt estaba en buenas manos, y que ahora ya podía
morirse. Sentí que estaba tratando de acercarse y que quería construir un
* “No te creo", respondió.
“Tengo muchas ganas de trabajar contigo, Fritz. Tengo la necesidad ur¬
puente para entrar en contacto nuevamente. Pero yo aún sentía que había
poco entusiasmo de su parte. Aún estaba resentido. Me demoré un par de
gente de hacerlo. Vine desde Chile para trabajar contigo". M- años en digerir esta situación inconclusa; eliminar la ira y sentirme vigoro¬

* “Creo en las acciones, no en las palabras", dijo. “Tú quieres descabe¬


zarme, y nó trabajar conmigo"., |Se negó a trabajar conmigo! I
!§!
so... para mantener mi integridad sin defensas y sin sentirme mal al res-
pecto.
* El domingo a la hora de almuerzo, después de terminada el taller, vi
que se estaba sintiendo muy mal con lo ocurrido. Se acercó a mí y me pre¬ RICHARD MILLER
No me explico que un hombre como Jack Downing haya recibido tanta
guntó si me gustaría que nos juntáramos en su pieza con un pequeño gru¬
po. Le dije: “Sí, me gustaría".
mierda de Fritz Perls... Jack era un hombre sobresaliente en su campo. Ha¬
Fue un desastre total. Fue terriblemente obstructivo conmigo. No recuer¬ bía hecho investigaciones psicodélicas, etc. Una persona interesante. Fritz
3 do demasiados detalles, pero me atacó diciendo que jugaba un juego estú- no fue tan duro con Jack como lo fue con otros, pero lo hizo pasar momen¬
pido. tos difíciles. No lo trataba como correspondía.
i
*¡fc En un momento le dije: “No comprendo Fritz. Me siento confundido”.
“Eres un hombre inteligente y un psiquiatra. Entiendes perfectamente
JACK DOWNING
I

&i Iba caminando por Menlo Park y apareció alguien que yo conocía; ¡ella se
bien. ¡Me haces vomitar! ¡Andate de aquí!". ¡Y ese fue el final de la sesión veía radiante! Le dije: “Lenore, ¿qué te pasó?". Ella dijo: “Acabo de regresar
. . para mí! de una semana con Fritz Perls”. Le dije: “No sé qué tiene Fritz, pero lo que
Fue una experiencia muy traumática' para mí. Regresé a Chile. Durante I sea, quiero algo de eso”.
muchos años después de esto, me acordaba de vez en cuando de este epi¬ Vine a Esalen en octubre de 1966, y nos encontramos en la que en¬
* sodio, pero nunca supe sí Fritz quiso intimidarme, si acaso él tenía razón
o qué había pasado. No podía comprender, y sentía la necesidad de... No Sí
tonces era la sala de la chimenea. ¡Fritz estaba vivo! Tenía vida.
Creo qué la gestalt es esencialmente viveza. No importa cuál sea tu téc-

3
=1
240 FRTTZ PERLS ESALEN 241 i';-

nica, pero, a menos que estés vivo, no puedes hacer terapia gestáltica; no Il jo. E! no ayudaba y punto. Recuerdo una vez que un hombre que era muy
macho sacó un cuchillo y amenazó a otro. Pelearon. Fritz no intervino. Si
J :
i
l
puedes darla ni recibirla.
Soy psiquiatra desde 1947. En ese momento, había perdido tanto la con¬
fianza en la psicoterapia que la había dejado. Al segundo día de aquel taller,
iI querían pelear con cuchillo, era problema de ellos.
Era su forma de ser. No era una técnica. La compasión no cabía en
t
me di cuenta que este hombre estaba haciendo milagros, milagros terapéu¬ m ;!-ÿ
esto. Fritz no tenía la compasión convencional. Algunas personas decían , <
ticos que no había visto nunca antes en mi vida. La gente salía de su- lecho í que simplemente no la tenía, pero yo vi la compasión en Fritz. Vi llorar
de muerte y resucitaba.
Decidí, entonces, que mi prioridad personal principal era estar todo el
b-' a algunas personas y a él llorando con ellas. *
La compasión es algo del alma,
no se puede encajonar. En Fritz, variaba
tiempo que necesitaba con Fritz.
Me llevó a tal punto, que recuperé mi sentido de olfato. Recuerdo que
I con cada individuo, de momento a momento...
& *
estaba trabajando un sueño y él me presionaba y yo le dije:- “¡Fritz, termina ¿ÿi LAMY HOROWITZ
con toda esta mierda!". .if
“Ah, te gusta la mierda. Imagínate que ahí hay un montón de mierda,
fefe En un taller en San Francisco, cuando una colega mía (que era una buena
fe
psicóloga, pero que estaba fuertemente enganchada en un papel de víctima
toma una pala y tírala”. 'í y de llorona) comenzó a trabajar con Fritz, él la detuvo y le dijo: “Lo siento,
Y así comencé a tirar mierda de caballo, y me divertí mucho porque l no puedo trabajar contigo”. Ella se alteró mucho y dijo: "Si Fritz no puede
SE

cada palada llegaba justo a la cara de Fritz. El se dio cuenta que yo estaba trabajar conmigo, estoy perdida...”. El dijo: “No eres tú, soy yo, yo no puedo SE
disfrutando mucho con esto y dijo: “Usa tus manos". Luego dijo: “Huélela”.
Le dije que no me importaba porque me gustaba el olor de la caca de caba- . B trabajar contigo. No es que tú no puedas trabajar conmigo".
Era un hombre de gran ternura y pienso que nunca eligió herir a nadie.
lio. “Bueno, imagínate que es mierda humana”, dijo. Esto me llevó a mi
infancia cuando visité un campo en Oklahoma. Había un baño fuera de la
p Aprecio el compromiso de Fritz de ser claro consigo mismo y con el ocu¬
pante de la silla caliente -una claridad que por lo general es tremendamente
casa que no tenía pozo. La mierda simplemente salía por la parte de atrás i incómoda. ES
del baño y los animales se la comían, lo que me daba arcadas. La olí y Sí
esto me llevó nuevamente a mi fobia de niño. Al pasar por esto ¡recuperé
el sentido del olfato! Le sentí más gusto a la comida. Durante una semana ¡sg% ERIC MARCUS
Fritz no se ponía una máscara para tapar lo que sentía realmente. No le
tes

estuve oliendo todo lo que podía. Pude oler ia basura. Descubrí que lo que
r: preocupaban las convenciones sociales; cuando se sentía chiflado, él estaba
había contra los malos olores era sólo una cosa social generalizada, parte m chiflado. Era muy cálido y amoroso 7a veces. Lo que irritaba a la gente era
que él podía ser simplemente él mismo. A veces era mal educado; si no
de la enseñanza anti-excremento que recibimos en la niñez. así
Esta es una típica experiencia de la terapia gestáltica, donde el conte¬
nido es simplemente una pantalla de lo que se esconde detrás.
m quería hablar con alguien, decía: “No me gustas. No quiero hablar contigo".
Un día, en un taller a la hora de almuerzo, la anfitriona que servía le
fe®

Durante los primeros seis meses que estuve con Fritz, no lo comprendí decía a Fritz una y otra vez: “¿Quieres una naranja? ¿Quieres esto? ¿Quieres
en absoluto. No entendía nada de lo que estaba ocurriendo, porque él es¬ § esto otro?", y después. de dos o tres de estas frases, Fritz le dijo muy eno¬ fes
taba completamente fuera de mi radio de experiencias. Yo había estado en jado: "¡No te preocupes más por mí!”.
la Clínica Menninger donde recibí una formación psiquiátrica muy recta y Cuando Fritz estaba metido en su trabajo, era exquisitamente sensible ü
convencional. Mi marco de referencia era mucho más histórico y analítico.
'
y su sensibilidad incluía la respuesta ante el aburrimiento. Me impresionaba
Su marco de referencia era la experiencia inmediata, casi sin considerar los lo increíblemente relajado que era. Su preocupación no era hacer un buen few
antecedentes históricos, y lograba caihbios mágicos. S taller ni producir cosas. Tenía la habilidad de sentarse y esperar, y si nada
XfSSS
Otra cosa: Fritz aplaudía cuando yo me quedaba dormido en un grupo, pasaba, ¡se ponía a dormir! ¡Era insólito y exasperante! Me daban ganas de
porque su concepto básico era que cuando necesites retirarte, retírate. De pegarle. “¡Pagué por este taller, y quiero sacar algo de él!". Su comentario

/
modo que yo me dormía sin ningún problema. Eso era fantástico. l era: “Y bien, si quieres algo, haz algo. ¡Yo no estoy aquí para entretenerte!".
La genialidad de Fritz como terapeuta se debía a su improvisación crea¬
s'
fes»
Aun así, Fritz era básicamente un terapeuta convencional, estructurado. R
El grupo ya estaba ahí cuando él llegó, comenzamos, y uno por uno pasaba
adelante y trabajaba. Esto no tenía nada que ver con las técnicas de los
sE tiva. Una vez, por ejemplo, alguien confesó que le daba vergüenza trabajar
frente al gropo. Fritz dijo: “Un momento", Salió y volvió con un montón

grupos de encuentro. A veces se producían unas peloteras de gente que de revistas. Las repartió para que todos leyenn. El hombre miró alrededor
quería trabajar y todos corrían a ocupar ¡a silla. El no interfería. No ayudaba
: e impactado dijo: “¿Qué pasa?". Fritz dijo: “Bueno, tú no quieres que
*“°s *-
a nadie. Trabajaba con el primero que
llegaba. No ayudaba al perra de aba¬
1 fe oigan,t¿no es cierto? Decídele, ¿Quietes (¡116 (6 pOftffl
tención,

fea»®
IBJBECll'ii.
o***
242 FSUTZ PERLS m
m
ESALEN 243

Gran parte de su trabajo era lento y “convencional”, pero cuando se


inspiraba, el efecto era dramático y poderoso. Una vez, se conectó con el
tono de voz de un hombre cuyas palabras eran apagadas y aburridas. Fritz
»'Iiír
Mi experiencia es que la mayoría de ias veces fue muy recto y directo.
Para mí, su crueldad era realmente su gran bondad. Me permitió empezar
a deshacerme de toda la mierda. Además, él no estaba siendo cruel o bon¬
- dadoso, estaba diciendo simplemente cómo eran las cosas..
le dijo: “Tu voz es como un débil pedo. De ahora en adelante, quiero que
I» hables sólo con el lenguaje de los pedos, sin palabras”. El efecto fue elec¬ lli Cuando me tiraba la mierda, no iba dirigida a mí, estaba señalándome
lo que yo estaba haciendo, diciéndome cómo eran las cosas. Bob Hall dice
trificante, ¡y gracioso! El tipo volvió a la vida, junto con el resto del grupo.
Fritz decía: “El paciente viene a terapia y hace todo lo posible para evi¬
w
JS en la introducción al Tarro de la Basura: "Tú me despertaste de mi modorra”.
Yo necesité un martillo muy pesado para despertar. Fritz fue ese martillo.
tar mejorarse". Esa sola frase expresa el concepto de resistencia. Si yo ig-
noro la resistencia y sólo escucho al paciente decir: "Doctor, quiero bajar 1

Otros puntos de vista...


de peso”, pierdo el punto. SI realmente quisieran bajar de peso, ¡ya lo ha¬
i. brían hecho! ¿Para qué vinieroa7 MAtyoiüE VAN DUSEN
Otra cosa que Fritz dijo y que yo uso cuando me hacen muchas pre¬ m No tenía ni una gota de bondad humana. Aparentemente, él pensaba que
no podía lograr algo con un paciente hasta no destrozarlo. Martillaba sobre
guntas, es: “Todas las respuestas están dadas. ¡Nos torturamos a nosotros
las debilidades, sobre los puntos débiles, hasta hacerlos arrastrarse, destrui¬
«t mismas con tantas preguntas!". Cuando alguien hacía una pregunta, Fritz
I dos. Yo considero que es algo muy humillante. Comprendo la técnica, pero
Ir
lo hacía cambiarse de silla y contestarse a sí mismo. Luego decía: “Ves, tú
sabías ¡a respuesta. Sólo estabas tratando de manipularme para que te ayu¬
m
m él era innecesariamente cruel. Fritz era un showman que amaba demostrar
.i"
sus habilidades, picaneando a la gente. Como un gourmet probando una
p*
dara y yo asumiera la responsabilidad".
nueva receta -sin compasión.
JOHN STEVENS
Una vez, Fritz le dijo a Bob Hall: “Tú no tendrás problemas como terapeuta
gestáltico porque no eres muy punzante". Fritz era punzante de varias ma¬
I CLAUDIO NARANJO
Fritz odiaba la neurosis y a la gente que mostraba una Fachada neurótica.
Como todos son más o menos neuróticos, los odiaba más o menos a todos.
neras.
Era duro con las personas y lograba su orgasmo psíquico sólo en el momen¬
Una mujer que durante cuatro semanas no había trabajado, se sentó en
la silla caliente affinal de un taller. Fritz la miró y le dijo, en la forma más i to de sacar la máscara, en la explosión terapéutica. Esto puede hacerse con
neutra posible para un ser humano: “Cuando hago talleres largos; la mayo¬
ría de las personas me gustan cada vez más. Tú me gustas cada vez menos”. •
I o sin amor. Lo vi hacerlo de las dos formas. Había en él mucho de esta
mezcla entre dureza y suavidad.
Escuchar esto, viniendo de él, era algo terrible, pero lo dijo en forma muy
neutral, con fuerza y muy decidido, pero neutral, como un hecho. No signi¬
ficaba que ella fuera terrible, sólo que a él, ella no le gustaba. Otra vez,
se acercó a un líder de grupos en Esalen, diciéndole: “Tú sonrisa arrogante
i
es casi intolerable", y se alejó. Podía decir cosas en forma muy neutra. In¬
W: / V—

cluso lo que podía ser considerado un insulto o algo terriblemente cruel, p


él lo afirmaba como un hecho, sin rabia, sin rencor, sin arrogancia. El decía: 3 /r
“Esto es lo que está pasando”, con el mismo tono de voz con que uno diría:
“El cielo está con nubes hoy día". •
«ai
a
is El se mantenía limpio -no se quedaba pegado en la mierda cuando se
mB‘ jm, <r,

m
exasperaba, se cuidaba a sí mismo dejándola salir.
Sé que hay muchas historias acerca de lo brutal que era Fritz, pero su íS*B
brutalidad no era indiscriminada. Lo vi ser muy duro con algunas personas, I
"i
pero solamente cuando esas personas actuaban sin- estar dispuestas a ver
cómo estaban viviendo sus vidas. Con una' sola excepción, vi a todas esas
personas regresar y trabajar muy duro y descubrir muchas cosas acerca de i
é
sí mismas. Lo vi como casi arrojó a un hombre bastante grande de la silla, i
m
empujándolo hasta dejarlo con la cabeza entre las rodillas, luchando por' sí
mantenerlo ahí... y el tipo volvió ai día siguiente y realmente trabajó.
o (
¡a

. .>
244 FRITZ PERLS ESAUEN 245
LEO ZEFF
y ella se derrumbó. La persona que estaba a mi lado me dijo: “Ese cabrón,
Lo vi en situaciones sociales donde sus respuestas a las personas eran des¬
caradas y crueles. Si andaba en mala onda, podía mirar a alguien y decirle:
wü ¿viste lo que hizo?". Le dije: “Todo lo que hizo fue descubrirla, directamente,
limpiamente. Si no quieres jugar, toma tus bolitas y vete a casa".
"No me gustas y me. importa un comino lo tuyo”. Creo que era antagónico
frente a cualquier mujer que lo rechazara. Conozco a dos mujeres que lo
m
m WERNER ERHARD
hicieron, y él era muy despectivo con ellas. i?
p La gente piensa que porque les palmoteo el trasero o soplo en su oreja,
i soy humano. Considerar que no son capaces de soportar eso, no es humano.
jw SIMKIN
Era cruel y vengativo. Cuando se enfurecía, sentía que se aprovechaban de
él y negaba cualquier responsabilidad de haberlo provocado. La culpa era
m BOB SHAPIRO
Fritz consideraba que su energía debía ser usada para ayudar a la gente .

del otro. Siempre buscaba a un tipo más débil. sana a estar más sana, y quizás también para, ayudar a los marginales, pero
ANNI FRAZIER se alejaba de aquellos que él llamaba “locos”. Comprendo su conjunto de
Fritz hacía que la gente se viera de una manera diferente, y por eso lo veían valores. El gasto de tiempo, de energía y de esfuerzo necesarios para ese
a él como una persona cruel y que daba miedo. Pero yo lo veo como una tipo de enfermos, requeriría estar continuamente con ellos durante seis o
doce meses, y Fritz no estaba dispuesto a hacerlo.
enzima o un catalizador, llevando a las personas a una situación más clara.
Las hacía meterse en el infierno. No estaba siendo cruel -él veía que eso ü
m ROSEMARY FEtns
era lo que necesitaban.
¡te Una vez, le pregunté a Julian Silverman qué entendía él por crueldad y me
MICHAEL ALEXANDER
A uno tenía que gustarle este viejo verde y mal nacido... una dicotomía per¬
fecta. Era como un padre, como un patriarca, pero al mismo tiempo, pro¬
Ii
•Fsv
contó esta historia. Fritz estaba sentado tomando desayuno, y frente a él
había una mujer que le hablaba acerca de su hijo lisiado, de algo terrible.
Creo que era deficiente mental o algo así. Una historia atroz. Y Fritz le dijo:
!

“Andate. Me molestas”. Eso no es crueldad. Es un hombre que está tomando


msi
vocaba resentimiento. Existía en él esa remota cualidad; creo que era una
de las formas como se protegía a sí mismo. Aparentemente, era capaz de desayuno. Ella era cruel -insensible, intrusa y, por dear lo menos, cruel. Ob¬
ser un ser humano completo sólo cuando estaba dirigiendo uno de aquellos viamente que uno de los mecanismos que funcionan en este tipo de co¬
grupos. Afuera era muy rechazador, era imposible hablarle al hijo de puta. |Sí. •
sas es: "Te doy todo mi poder, pero si lo usas en mi contra, eres malvado".
¡Basura!
BERNARD GUNTHER :

Temía sentirse perdido o verse sobrepasado por su rol o por la gente. En DON BABCOCK ¥
cierto sentido, la gestalt era la defensa de Fritz. Mientras trabajaba o dirigía, Si. Fritz podía ser muy, muy duro con la gente porque no se preocupaba de
estaba muy alerta. las repercusiones. En lo que a él se refería, no existían las. repercusiones.
Su dureza siempre tenía un objetivo; lo Hacía para llevar a la persona a
BARRY STEVENS la realidad, para impedirle que siguiera jugando juegos sociales.
Aquellos que piensan que era cruel, lo percibían en esa forma. Es, por su¬ Hay una historia acerca de un hombre que fue a ver a un maestro Zen
puesto, una percepción errónea. Lo que hacemos en nuestra cabeza con porque quería la iluminación. Sin decir una palabra, el maestro caminó con
!¿
nuestro pensamiento, nos hace, a menudo, ver todo distorsionado. Una for¬ Si él hacia el río. De pronto, agarró la cabeza del hombre con ambas manos
ma para hacer realmente cambiar a la gente, es verla de una manera dife¬ y se la sumergió en el agua, sujetándolo ahí. El hombre luchó, finalmente
rente. logró liberarse y salió boqueando. El maestro Zen dijo: "Cuando desees la
Cuando decía: “¿Te das cuenta de lo que estás haciendo?", invariable¬ iluminación tanto como la respiración, ven a mí -no antes”, y se marchó.
mente todos dejaban de hacer lo que estaban haciendo. Todo lo que Fritz Yo siento que la ternura de Fritz se expresaba profundamente en su
preguntaba era: “¿Te das cuenta?", eso era todo. Es fácil interpretar esto habilidad para herir. Lo veo como una manifestación de su preocupación.
/ como una crítica, como si lo que estaban haciendo fuera algo malo.
ANDY CURRY
£
g
El sólo aceptaba lo mejor de cada uno. Esa era su forma de expresarlo.
. El no transaba.
•Lo vi aporrear a una persona.
La muchacha era obviamente psicótica, y es-,
taba ahí sólo para mover las tetas. El mito fue lo que él dijo;. "Esta mujer
i s « STEWART EMERY
La gente pensaba que Fritz no tenía corazón; a él no le interesaba la cosa i¡*
está muerta y elijo no trabajar con ella”. Lo que yo le oí decir fue: "Esta esotérica, le interesaban los resultados. Atacaba la mierda que había en las
mujer no quiere trabajar. ¿Hay alguien más que quiera hacerlo?". La despidió I personas, y no a. las personas.
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i.
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246 FRITZ PERLS í ESALEN 247
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\ •
BETTY FULLER •

No sé dónde se originó la expresión “limpíate tu propio trasero", pero Fritz m


m '
ALEXANDER LOWEN
Normalmente uno no usa el conocimiento psicológico en relaciones sociales
\ la decía con amor y sabiendo que todos somos capaces de hacerlo. El de¬ o personales. Se le dan a la persona todos los beneficios de ser -y esto
volvía el sí mismo a las personas, ése era su obsequio. es importante en una relación social- de estar totalmente ahí, respondiendo.
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l Sólo en una relación profesional o cuando estamos a otro nivel de aquel
Ü VJIPC TX-
OMri
de los amigos, frente a una situación un poco conflictiva, uno se pone más
cuidadoso y capta a la 'persona en forma más exacta.
\ <h-i Esto es algo divertido: todos los que trabajaron con Reich y que fueron
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fí1 fifi
fuertemente influenciados por él, asumieron un sentido de la realidad de
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pss WIPC~|
Luxo »HLK te
dBl. i
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los seres humanos, que fue probablemente la principal contribución de
Reich -su concepto, de análisis del carácter. Uno no se deja 'influenciar por
el lenguaje grandilocuente ni por ideas psicológicas o teóricas -vemos la
realidad de la persona. Reich, por supuesto, trabajó en esto; Fritz lo usaba
1) Sivÿ mucho y nosotros lo usamos. Esto es lo que distingue a estos dos enfoques
JAMES FADIMAN i. de todos los demás. Sin embargo, los gestaltistas no trabajan suficientemente
Una vez, Fritz estaba en San Francisco haciendo una demostración de su
rutina de sueños gestáltica, en la cual participaban voluntarios de la audien¬ m
il
con el carácter, como nosotros, pero están conscientes de las actitudes en
el aquí y ahora y de la forma en que nos expresamos a nivel corporal. Creo
cia. El joven que había organizado este evento era un estudiante de 25 que en este punto, Fritz se alejó -a pesar de haber tenido la influencia de
años, quien más tarde se metió a fondo en la gestalt. Nos preguntó si que¬ los conceptos de análisis del carácter de Reich- nunca siguió el desarrollo
ríamos comer con Fritz antes de la demostración, porque según él dijo: “Le i del pensamiento funcional de Reich.
\ tengo miedo y no quiero estar solo con él. Y ustedes no parecen asustados”.
Fuimos todos a cenar a un simpático restaurant japonés que Fritz co¬ LAURA PERLS
* nocía, cerca de la ópera. Fritz nos contó que él solía venir desde Big Sur A Fritz le impactó Reich, pero más tarde lo criticó. Reich aún era psico¬
durante la temporada de ópera. Iba a todas las óperas y luego regresaba
a Big Sur. mI analista cuando estábamos en Sudáfrica, a pesar de todo el material bio-
energético que él mismo ya había comenzado a desarrollar. Había sido ana¬
& Pasamos una velada deliciosa, relajada y encantadora, de modo que el
temor de nuestro amigo no era muy justificado. Pero Fritz tenía una forma
I lizado por Ferenzi, analista húngaro que desarrolló el concepto de resisten¬
cia, pero con el énfasis en la resistencia anal -una contracción del recto que
i de imponerse que asustaba a mucha gente y respondían negativamente m impedía que algo saliera, lo que eventualmente terminaba en un estreñi¬
frente a la ayuda que él quería darles. miento o algo así. Reich veía el carácter como una armadura,. la cual está
& I fija a través de las contracciones musculares. Fritz y yo llegamos a la con¬
s SEYMOUR CARTER
Siento que Fritz jugaba a fondo con la gestalt mañana, tarde y noche. Una
IfJ.
m clusión que las tensiones musculares son la forma en que se producen y
se fijan represiones e inhibiciones.
mujer que vivió con él en su casa, contó que se aburrió de tener gestalt
al desayuno, gestalt al almuerzo y gestalt -a la comida. Para mí, habían mo¬
i GIDEON SCHWARZ
i
I
mentos apropiados para decir “limpíate tu propio trasero”, y otros que no
lo eran. Pienso que Fritz, a veces, iba demasiado lejos.
En una terapia o en un contrato terapéutico, yo digo cosas que nó le
\
i-
Una vez, Fritz explicó la diferencia entre gestalt y terapia reichiana. Fritz
dijo que en Reich estaba la teoría, las semillas, pero que esta teoría no fue
completamente realizada por él. Dijo que la armadura está hecha del mismo
I digo a un amigo. Yo aisló el contrato terapéutico dentro de los marcos de material que las energías subyacentes a las cuales queremos llegar. Como
la entrevista. No me interesa sacar para afuera lo que ahí ocurre. gran parte de esta energía está invertida en la armadura, es un error romper
i ! la armadura y botarla. Lo que Fritz agrega a la terapia reichiana es la re¬
Sin embargo, si uno acepta que la gestalt es una forma de vida, ¿no será identificación con la armadura para sentirla nuevamente. Tal como lo vi
i posible que no sea un momento terapéutico, sino la forma como uno vive?
E
& ocurrir muy a menudo, Fritz hacía que la persona se metiera en la resis¬
I Fritz era Fritz, no era un tipo que jugara a ser terapeuta/ sino alguien que tencia y fuera la cosa resistida. Alguien de hecho podría decir, "Estoy tratan¬
&
vivía la gestalt. • • 1i do de meterme en lo que me dices, pero todo lo que veo es un muro en
í blanco'1, y Fritz le decía: "Sé ese muro en blanco". Lógicamente, esto signifi¬
Tal vez para él haya sido así, pero no para mí. ca que el muro es un pedazo rígido de la personalidad de esa persona,

*
4
0
248 FRITZ PERU
i 249
ESAIEN
*
•ft- mnas
sa
En lo que a mi se refiere, hay una sola experiencia en la vida que vale
la pena: la experiencia de amar, no así la de ser amado. Mucha gente me
*
ir ama. Eso es bueno, es fantástico. Lo aprecio, pero mi energía la obtengo
i
YT' de amar a alguien, como amé a Fritz. De ahí saco mi energía. Hubo oca¬ $
m siones, sin embargo, en las cuales Fritz me dejó muriéndome en la mata.
Me podría haber rescatado con una palabra amable, pero habría sido lo

el cual no puede ser quebrado y botado a la basura. Hay que introducirle


vida, hacerlo flexible nuevamente, y esto sólo puede hacerse si la persona i
P
peor para mí. Me dejó nadando en mi propia mierda hasta que logré salir
se identifica con ese mu/o y siente que ella misma es el muro -su cuerpo
es el muro. Y luego; como muro, comienza gradualmente a ablandarse i
m
de ella y pude manejarla. Muchas veces lo vi sacar a la gente de hoyos
profundos de gran miseria hacia la luz, el brillo y el sentimiento del amor. *
hasta que éste desaparece. Estaba realmente dispuesto a compartir su ser, cuando era del caso ha¬ &
cerlo y sin grandes aspavientos. El estaba ahí. Y no estaba boludeando.
Algunas personas llegan a los grupos pensando que decir algo acerca de
ellas mismas es dar algo, y que oir a otra persona es obtener antes que
dar. Lo que ocurre es lo siguiente: "Quiero sentarme aquí y ver cómo todos
iM
Compartía mucho de sí mismo, pero sin duda también se reprimía mucho.
Fritz lograba que las personas expresarán la realidad de sí mismas, de
BS*

ustedes se exponen, pero nunca averiguarán nada acerca de mí". Pero en


1 tal modo que todos los otros juicios o consideraciones quedaran de una
Forma u otra disueltos. Al enfrentar lo que uno ha estado evitando, todo m
la gestalt, nadie que no quiera trabajar va a ser obligado a sentarse en la
silla caliente. En los grupos de encuentro Synanon, el grupo ataca a una
H lo demás parece estar bien. La paranoia es lo opuesto a esto.
&
ü BETTY FULLER ,
m1
persona hasta quebrarla". Este concepto de “quebrar-1 es definitivamente re¬ .
chazado por los gestaltistas, y el motivo se relaciona con la diferencia que Es realmente entretenido hablar de él... Creo que nunca me he reconocido 9
a mí misma, la magnitud del amor que he sentido por este hombre. Era
existe entre la gestalt y la terapia reich¡ar—i. Los reichianos tienen el con-
cepto de la armadura, expresado fisicatr, nte como armadura muscular, y
i un loco sabio, como el loco del Tarot, listo para caminar por un precipicio.
psicológicamente como armadura del carácter. Reich dice que no se puede Tenia la libertad total de desapego, y alegría y libertad absolutas. Creo que
llegar al fondo de una persona, terapé" ricamente, hasta que esta armadura f®, lo que él experimentaba, muchas veces era éxtasis, verdadero nirvana.
no se quiebre, y esta idea ha sido ado, uda por enfoques como el Synanon, Cuando todo ha desaparecido, el amor está. El amor es todo lo que se pue¬
que usan el concepto de "quebrar”. de decir al respecio. Y eso es lo que Fritz era para mí.
fs»
Fritz vio este concepto como algo equivocado. Puede ser efectivo en
el caso de alguna persona muy dura con un carácter externo obviamente
I CHARLOTTE ROSNER
*ÿ“=
Se parecía mucho a un maestro Zen. Un día iba a salir de paseo con él;
plástico, y pueden haber sacudidas y llantos, y ahí está esta imagen de que¬
brar una máscara para obtener libertad. Pero eso no está mal -no se cae
I estaba en Chicago Cyo soy de ahí). No diría que fue exactamente placentero 9»
salir con él. De hecho, fue una tarea terrible sacarlo. Lo llevé al Museo de
en pedazos, son partes de uno mismo que uno quiere re-integrar al orga¬ Ciencias e Industria. Se comportó como un niño. Quería probar todo. Lo
nismo, donde, posiblemente, volverán a la vida. La armadura es la parte !! que más lo entusiasmó fue una prueba de audición que se hizo, donde des¬
muerta de nuestra energía, la parte que hemos rechazado y rigidizado en cubrió que oía muy bien. “¡Viste! ¡No estoy quedando sordo; aún tengo 9*
cierto sentido. Hay que reapropiarse de la energía que entró en la armadura s buen oído!". Y se puso a bailar -"¡Aún puedo oir!”. Realmente parecía un 9*
y convertirla nuevamente en tejido viviente. niño.
MICHAEL ALEXANDER 9a
SHALOM NEWMAN
La terapia que Fritz desarrolló, funcionó gracias a Fritz; era la terapia per¬ Bueno, no es exactamente un niño. Hay todo un motivo meBstofélico faus-
fecta para él. Exigía que la persona asumiera más responsabilidad por su tiano que lleva a intentar nuevamente y a renovar la juventud a través de
comportamiento que cualquier otra terapia.
V. las mujeres. En gran parte, esó fue lo que yo aprendí de él -la idea de en-
LEO ZEFF
u centrar la juventud y preservarla. Esto es algo sacado directamente de Fausta.
Para mí era absolutamente imposible mentir en su presencia y bajo sú es¬ I CHARLOTTE ROSNER
crutinio en la silla caliente, no podía engañar ni ponerle color. Si él me
pedía que mirara algo, lo miraba real y verdaderamente, tal como era. Cada
Ií': Finalmente fuimos a almorzar, y comencé a hacerle preguntas acerca de la
gestalL No me contestaba. Me ignoró de una manera muy fría, luego se
vez que fui honesto con él, me elevaba como un volantín, me sentía grande rvr- dio vuelta, tomó un tenedor, lo puso frente a mí y me dijo: “¿Qué pasaría
y mejor, y capaz de hacer lo mismo en mi trabajo. ií si hubiera una persona, a cada extremo de este estrecho pasillo y ambas
9**
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fe
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250 FRITZ PERLS i ESALEN 251

se encontraran en la mitad sin poder pasar? -¿qué pasaría?". Yo pensé, di m ft


GIDEON SCHWARZ
algunas respuestas y él movía la cabeza diciendo: “No, no”.. Inventaba algo Una de las características de la terapia gestáltica es que siempre se presta
y también me decía: “No, no". Esto continuó durante un rato y yo me sentía
muy frustrada. Le dije: “Está bien, Fritz. Dime qué ocurriría”. Dijo: “[Mira!". m
sp
para interrumpir algo y preguntar qué está pasando ahora. En cualquier mo¬
mento, cualquiera persona del grupo, incluyendo paciente y terapeuta, pue¬
Le dije: “No veo nada”. El. dijo: “Ese es tu problema, no ves el tenedor". de decir: “Sí, ¿pero qué está ocurriendo ahora?". Y esto tiene prioridad so¬
Y ahí terminó la conversación. m bre cualquier otra cosa.
Nos fuimos del restaurant y me di cuenta que no había ninguna forma
de llegar a este hombre con palabras. Tomé su mano y le dije: “Vamos Fritz,
m Es una terapia muy orientada en el aquí y el ahora. Fritz usó el aquí
y el ahora en dos formas: como una técnica y como el objetivo al cual uno
saltemos”. Ambos saltamos por la calle, sin decir nada. El puso su brazo quiere llegar. La neurosis, los enganches, los bloqueos o cualquier otro tér¬
alrededor de mí y yo puse el mío alrededor suyo y seguimos caminando. mino que queramos usar, se expresan como cosas que invariablemente dis¬
Llegamos al “Yo-Tú” a través de movernos juntos. minuyen nuestra capacidad de estar en el presente. Algunas personas se
alteran por cosas que pasaron tres horas antes, y otras por cosas que pasa¬
Ahora: nada puede existir excepto el momento presente, y aquellos que pro¬
ron cuando eran bebés. Da lo mismo; el punto en común es que no están
graman esto, lo niegan. El ahora es el punto cero; es la nada... Fritz propuso m en el presente. Las personas que viven permanentemente en el futuro, tam¬
estar en el momento presente como una forma de vida. En su simplicidad I poco tienen el presente disponible para ellas. Son personas muy ansiosas.
se encuentra la esencia de la sabiduría antigua y contemporánea: estar aquí
Puede haber dolor en el presente, pero la preocupación por el futuro es
ahora, ser verdadero con uno mismo, el no tiempo del budismo, el punto ce¬
lo único que provoca ansiedad real.
ro, el vacío fértil, estar libre de las experiencias traumáticas que nos 1
inhiben... í! STEWART EMERY
®¿\
i Fritz era más pragmático que esotérico en relación a todo esto. A él le inte¬
fe
¿fi -A ¡gr*ÿ
i3
resaba que la gente viviera su vida en el transcurso del tiempo. Se propuso
también liberar a las personas de usar las expectativas que otros tenían acer¬
<3>
ca de ellas para reprimirse a sí mismas.
I

i ]\ i
w &' rr m
MICHAEL MURPHY
Sus juicios acerca de la dimensión religiosa y mística oriental, eran nega¬
tivos. Fritz decía: “La meditación no es ni chicha ni limonada", esto demues¬
~r'
& tra una falta de comprensión de la meditación; pero para mucha gente es
exactamente eso.
GEORGE LEONARD
I
Al llegar un día a Esalen, veo a Fritz que sale corriendo muy excitado y .
Sí CLAUDIO' NARANJO
En realidad, él era un individuo falible que podía conducirnos por un mal
Sfi
me dice: “Inventé una palabra para describirte -¡anastrófico! La tomé del grie-: camino o llevarnos a una mayor compresión de nosotros mismos. Por ejem¬
go. Es lo opuesto a catastrófico, ¡e igual de malo!". El hablaba de las expec¬
tativas catastróficas que lo sacan a uno del aquí y el ahora. Las expectativas
n plo, su actitud hacia la meditación desorientó a mucha gente, ya que apa¬
rentemente la repudiaba. No hay muchas personas que sepan esto, pero
anastróficas, según me dijo, significaban tener alguna meta fija, utópica, que £ de hecho, Fritz meditaba todos los días. Una vez me dijo al pasar: “Hoy
también lo saca a uno del ahora y lo aleja de uno mismo. Fritz usaba los día, mientras meditaba antes del taller, tales y tales cosas me vinieron a la
términos anastrófico y catastrófico como si fueran del mismo género; ambos mente”. Y yo le dije: “¿Meditas?”. “¡Oh, sí!". “¿Cuánto rato? ¿Media hora, una
te sacan del momento existendal.
EDWARD ROSENFELD
w hora?”. “Por lo menos", dijo.
Obviamente, para él la meditación no difería en nada de la gestalt. Lo
que hacía mientras meditaba, era suspender el pensamiento y permanecer

I
i

El vivir en el presente, en el eterno aquí, es donde se sitúa, en gran medida,
la perspectiva mística, religiosa: budistas tibetanos, budistas Zen, taoístas y
algunas tradiciones hindúes. De modo que yo. veo aquí una convergencia
¿ consciente de sus experiencias en el eterno fluir del presente.

que Fritz usó y fue capaz de occidentalizarla. Nosotros necesitamos sistemas. h JANET LEDERMAN
Nunca entré en una onda de miedo con él. Quizás porque originalmente
americanas, y creo que Fritz hizo algo típicamente occidental... europeo- lo vi como un hombre viejo y solitario. Yo tomé contacto con alguien más
americano...y único, aprovechando esa influenda oriental. . ü que con un Fritz Perls. Al menos inicialmente, algo ocurrió de verdad entre
I
(

í
252 FRITZ EERLS . li i
ESALEN 253
ambos. Después de eso, invertimos roles a menudo. Una vez, él estaba en

i
un estado de desesperación terrible y yo había escrito recién La Ira y la Si¬
John O. Stevens es el propietario de Real People Press, la firma que publicó
Sueños y Existencia y Dentro y Fuera del Tarro de la Basura... f
lla Mecedora. Lo leyó, y dando un salto dijo: “¡Ajá, ahora conozco el camino m
para salir de la desesperación!”. Y subió a la punta del cerro. Al día siguien¬
te bajó: comenzó el Tarro de la Basura.
mr JOHN STEVENS
En 1968, en un taller de cuatro semanas, yo quería averiguar si Rosemary
m
Mi: Feitis y Teddy Lyons, que estaban trabajando en la transcripción de algunas
demostraciones de Fritz, lo seguían haciendo. Rosemary estaba escribiendo
9

é
j§? a máquina el Tarro de la Basura, y Teddy estaba en otra cosa.
Tomé el proyecto y comencé a transcribir cintas como loco, y de ahí ñ
j
m nació Sueños y Existencia. Fritz nunca se alargó mucho en la teoría -podían
m ser tres, cuatro o una docena de frases de un tema- quizás veinte o cuarenta
si se trataba de una conferencia. Recolecté sus mini-conferencias acerca de #
tó o - I
si
un tema y traté de juntarlas, eliminando las repeticiones. Tuve que insertar
algunas frases, pero no fue dificil, y no cambié muchas cosas.

é
V'V
m- Hice este libro como un acto de amor, con la idea de que Fritz lo pu¬ é
blicaría, pero cuando estuvo listo, yo tenía mi propia empresa editora ñrn-
Vi cionando. Le dije que me gustaría publicarlo y dijo: “Bueno”. Se lo mandé e
a Big Sur y recibí de vuelta una carta suya: “Me gusta. Ven a verme. Habla¬
remos de esto".
Le pidió a Teddy Lyons y a Ginny Sutton que leyeran el manuscrito
Janet, ¿no se contradice esto con las enseñanzas de Fritz? ¿No ensenaba él cuidadosamente. El estaba demasiado metido en el Tarro de la Basura como
que había que meterse en la desesperación? Ü para molestarse con algo que ya estaba hecho. Pero estaba contenta y creo 0
que un poco sorprendido. Me dio el visto bueno para su publicación. Los
Sí, eso es así si uno quiere ser teórico. Claro, te metes, pero puedes que¬ 0
darte ahí para siempre, cosa que algunos interpretan como meterse dentro
1 dos libros suyos que publicamos, aparecieron en 1969: Sueños y Existencia en
julio y el Tarro de la Basura en diciembre. El estaba muy complacido con
de la desesperación, o bien puedes meterte por unos segundos, sentir a su aparición, siempre preguntaba: “¿Cómo van las ventas?".
fondo el dolor y hacer algo, que es lo que él hizo... &
En todo caso, así es como nos relacionábamos. Hablábamos muy poco.
a Mientras escribió el 7arro de la Basura actuó como un niño. Escribía dos &
ja . o tres páginas, sacaba copias y corría a mostrarlas, diciendo: “¿Qué piensan
Había una sensación opuesta a hablar acerca de. De alguna forma, con Fritz vj. . de esto?". Como un niño con sus primeros garabatos, buscando la atención &
me resultaba fácil exponer mi vulnerabilidad. Esto tiene que ver con la poe7 ' de los demás. A todos les gustaba.
sía del pajarito. Yo no tenía que protegerme a mí misma y él no se protegía 1 £
a sí mismo. Podíamos ser muy vulnerables el uno con el otro, sabiendo JIM StMKiN
£
que esos pequeños espacios frágiles no serían pisoteados. Confianza. Le gustaba jactarse. Escribía unas pocas páginas de su autobiografía y aga-

Evidentemente que en ¡a vida de Fritz hubo un momento de decisión; des¬


rrabá a todo el 'mundo en el comedor y las leía. Pedía admiración. No pedía e
crítica; no tomaba bien las críücas. Lo que él pedía era admiración.
pués de cierta vacilación entre querer ser Fritz o serfamoso, decidió que se¬ &
ría ambos. GEORGE LEONARD

BERNARD GUNTHER ¡f
I Recuerdo con gran alegría que cuando llevaba la mitad del Tarro de la Ba-
sura, me pidió que leyera el manuscrito. Lo llevé a los baños y pasé toda
&
Q
¡
Había una parte de Fritz que temía convertirse en famosa. Creo que temía
que la fama lo destruyera. Un día Cy recuerdo esto porque lo usé en una m una semana leyéndolo, y me gustó mucho. Después él bajó y tuvimos una
conversación muy cálida. Le di mi apreciación del manuscrito. Quería oír &
I presentación pública que hice de él) dijo: “Sabes Bernie, hoy día decidí que
i mi crítica. Recuerdo que tenía una cosa importante que decir y dos o tres
puedo manejar el hecho de convertirme en uno de los grandes psicotera-
peutas que han existido”.
Fritz era un hombre egocéntrico. Esto no es un juicio de valor, él era
1
I
acerca del estilo y tipografía..
Agradeció lo que le dije. Fue una de las últimas conversaciones que
tuve con él, porque al poco tiempo se fue. Fue una mañana hermosa, aso¬
&
&

así. Vi a Fritz incluso más como director teatral que como terapeuta. Era
un hombre que amaba el drama v exicía resDuestas leeítimas de sus actores.
m
1 leada, y nuevamente me dijo lo sorprendente que era para él: “....yo, ¡un
nennenn niñn hiriín al nnp le está lleoanrln tnrla ecra famal”
&

íS¡
9 254 FRITZ PERLS IV ESALEN 255
H
3 I-
El mismo Fritz dice: Ere rifa, e//<a habló con un dejo de tristeza...
9 '. i
Me gusta que la gente lea e¡ manuscrito en mi presencia, para expe¬ LESLIE GOLD
9 rimentar su participación. Necesito mucha reafirmación. Si escribiera
m Soy la nieta de Fritz Peris. A veces trato de impresionar a la gente diciendo
exclusivamente para mi, dejaría muchas cosasfuera del marco teórico, que soy su pariente, pero muchas personas ni siquiera han oído hablar de
9 y quiero pasar a través de eso. i la terapia gestáltica. Aquellos que la conocen, se impresionan al comienzo,
9 NATALIE MANN pero luego pienso: “¿V qué? ¿Qué tengo yo que ver con eso? Nada".
Fritz leía el manuscrito en mi casa, antes de que el libro apareciera. Quería
miüi Yo misma sé muy poco acerca de la terapia gestáltica. Creo que he tra¬
5 retroalimentación. Fue la primera vez que lo expresó. Me emocionó tanto tado de mantenerla a distancia porque no estuve muy ligada a mi abuelo.
La he absorbido sólo un poco en conversaciones con mi madre y mi abuela,
d la forma en que lo leía, que le pregunté si podía grabarlo. I quien está profundamente involucrada en esto.
No recuerdo mucho acerca de mis experiencias infantiles con mi abuelo,
V? pero cada vez que pienso en esa época, obtengo una sensación cálida y
9 feliz. TJn recuerdo vivido que tengo, ocurrió cuando tenía 6 ó 7 años y vi¬
9 víamos en Nueva Jersey. El abuelo, mi hermana y yo montamos una pe¬
queña obra de danza, ¡y le pusimos enaguas a él!
* .o 1 Cuando pienso en él ahora, mis sentimientos son ambivalentes. Yo quería
tener un abuelo cálido, amistoso, tipo Viejo Pascuero, pero a é! parecía im¬
9 € portarle mucho la independencia de cada persona, y por supuesto la suya
9 también. Personalmente, a mí me gusta estar más involucrada con las per¬
9 ti» sonas, ser más cariñosa; no creo que él haya tenido eso -o al menos no
lo mostraba como a mí me hubiera gustado-, aunque aparentemente yo le
9 importaba cuando era niña. Quizás yo lo siento así porque hubo largos pe¬

9
my ríodos en que no tuve contacto con él.
De Nueva Jersey, el abuelo se mudó a Florida y de ahí a California. Estaba
9 1,
en séptimo año cuando él fue a visitarnos a Nueva York. Me impactó como
una persona muy intelectual; todos, incluyendo a mi abuela y todos los que
VIRGINIA SATIR
9 El orgullo y el miedo a la intimidad le impidieron a Frits; tener una relación =t- - lo vinieron a ver, hablaban acerca de cosas que estaban más allá de mi
9 estrecha con sus hijos. Fue para sus hijos lo que su padre había sido para i entendimiento. Me sentí incómoda y dejada de lado; de hecho, nunca pu¬
él. Se puede imitar un modelo pobre sin quererlo... de comunicarme con la gente del grupo de mis abuelos. Durante su es¬
9 tadía en Nueva York no me prestó casi ninguna atención. Aparentemente,
LAURA PERLS a él le daba lo mismo que yo fuera su nieta u otra pieza del amoblado.
9 Fritz amaba a los niños cuando no tenía ninguna responsabilidad con ellos, mi No lo volví a ver hasta 1967 ó 1968, cuando estaba en 3o Medio. Cuan¬
9 de la misma forma en que amaba a los animales. Los hijos de Jim Simkin m do fue a Nueva York, irrumpió en la casa de la abuela, y yo sentía que
y de otras personas en Canadá, lo consideraban su abuelo, pero sus propios se aprovechaba de ella. Durante esta visita traté de comunicarme con él,
9 nietos nunca tuvieron un abuelo en Fritz. pero estaba muy tensa. Su nuevo libro, Dentro y Fuera del Tarro de la Basura,
í1' acababa de ser publicado y quería mostrarme los dibujos del libro. Yo que¬
9 Leslie Cold, hija de Renate y Art Gold, es hermosa, tiene 21 años, sonríe fᬠt? ría agradarlo y me senté a mirar el libro. Cuando él salió de la pieza, le
cilmente y habla sin problemas, y recuerdo que en un momento la vi bai¬ ¥
i lando, girando y moviendo sus brazos en el pequeño jardín en Nueva York, tí pregunté a la abuela: “¿Crees que yo podría pedirle el libro? ¿Crees que me
lo daría?".
9
9
donde nos conocimos. Es una colorína inteligente y encantadora. Me gustó
mucho. Concuerdo con Fritz en lo que escribió en el Tarro de la Basura: I Tenía miedo de pedírselo porque aún me sentía insegura en mi relación
con él. En todo caso, la abuela me dijo que tendría que preguntarle a él.
El hecho es que Leslie me gusta mucho, una colorína brillante y 1 Y déjame decirte que usé todas las agallas que tenía para pedirle la copia
9 hermosa. Hay algo real en ella que contrasta con la falsedad de su sis I
1 de ese libro, y todo lo que dijo fue:
9
madre y de su hermana. Iii “No, no puedo dártelo. Es la única copia que tengo".

9 .

3
256 FRITZ PERU ESALEN 257
Y pensé: "A la mierda”, y eso fue todo. Ese fue el último contacto que tuve
ft
i ROBERT HALL
I

con Fritz Peris. Solía pasar algunas temporadas con nosotros en nuestra casa en Mill Valley.
Amaba a los niños, iba para la Pascua y los cumpleaños. Le daba a cada
LAURA PERIS i
uno de ellos un billete de 10 dólares. Me volaba de rabia. Ellos lo amaban.
Sólo tenía una copia. Quizás no quería que ella lo leyera; después de todo,
él había escrito acerca de la familia en ese libro, pero ella no se dio cuenta WILSON VAN DUSEN ' t
,
de eso. Ella simplemente sintió un rechazo completo. 1s Era bueno con nuestros niños. Ambos tienen gratos recuerdos de cuando
los llevaba a la ciudad y les compraba juguetes. »
?

RENATE PERLS m i
Recuerdo que cuando Art y yo vivíamos en un departamento en Engle¬ BEVERLV KORT
wood, Fritz y las niñas se disfrazaba y hacían teatro. Art, mamá y yo nos . I Mi abuelo murió cuando yo era muy joven, y Fritz fue como un abuelo l
sentábamos a ver la actuación. Lo pasaban muy bien. para mí, amable y gentil. Lo consideraba un tipo de adulto muy no-adulto
y disfruté cada minuto que pasé con él.
El poeta francés Baudelaire dijo que el genio no es ni más ni menos que la
infancia recuperada con la voluntad -una niñez que ahora está equipada ANNI FRAZIER
para la auto-expresión. A veces, Fritz tipificaba esta niñez recuperada... ibt. Era muy bueno con los niños -y eso era yo, una niña, y él me veía así.
No me obligaba a crecer, como otras personas lo hacían. f
STELLA RESNICK
Fritz era un payaso. Una vez para Halloween se puso una máscara de gorila
m Anni Frazier es concertista en piano, bailarina profesional de ballet, modelo,
y se convirtió en un gorila, saltando por todas partes y colgándose del re¬ maestra de yoga y artista. »
frigerador. Fue tan divertido que todos gritaban y se reían. gv Tenía 15 años cuando me mudé a Big Sur, e iba a Esalen a veces... trabajaba
61,1 f
For supuesto, Fritz se entendía bien con la mayoría de ¡os niños.... por mi comida y ayudaba en cualquier cosa. A veces, cuando no tenía don¬
i de dormir, lo hacía encima del refrigerador. Era un lugar muy calientito. i
NATALIE EDNIE Conocí mucha gente, y Fritz fue una de las personas que vi cada vez
Para Halloween, alguien le había regalado a Adam, que tenía 3 años, una que estuve allí.: Era tan poderoso que lodos tenían algún tipo de relación f
máscara, y le dijeron que fuera a asustar a Fritz que estaba sentado en el intrincada coh él. Lo conocí en forma tranquila. Cada vez que lo veía, era
comedor leyendo. Adam se acercó y dijo: “¡Buuh!". Ninguna respuesta. 1?; muy cálido y amoroso; me preguntaba cómo estaba, si todo andaba bien, *
Adam lo intentó nuevamente. Esta vez, Fritz levantó la cabeza y dijo: "Así y me abrazaba y era muy cariñoso conmigó. Estaba simplemente cerca de *
no resulta”, y siguió leyendo. Adam se detuvo un momento, juntó toda la £ mí. A veces no me decía absolutamente nada.
energía detrás de su máscara y lanzó un rugido aterrador. Así, Fritz fue asus¬ i Le gustaba cocinar; hacía un postre ruso que era realmente fantástico.
tado en forma adecuada. : Era como una torta de levadura pero con chocolate u otra cosa entremedio, f
1I? y pasas. Lo hacía en la noche cuando no había nadie. Llegaba y sacaba
todos sus ingredientes. Yo terminaba sentada en la cocina con Fritz, mi¬

IgÉSfe IP
I
api
rándolo cómo hacía. todo esto. Era muy entretenido. Montaba un pequeño
show, como un comediante, como un chef en la televisión. Era muy di-
vertido, y cuando estaba listó comíamos los dos. Era super delicioso. A él
también le encantaba.
P
|§y
. El era divertido y al mismo tiempo, en cierta forma, instructivo. Por
ejemplo, yo decía: “¿Cómo estás?”, sólo por decir algo, y él decía: “¿Cómo
I
'V
estoy? ¿Cómo estoy?”. Lo repetía tantas veces que devolvía la pregunta a mi
VIRGINIA HOROWITZ cabeza, y yo tenía que revisar realmente qué significaba preguntarle a al¬
'/I Eramos los únicos que trabajábamos con niños. A esa altura de su vida, guien “¿Cómo estás?”. ¡Qué boludez más grande! O si no, yo decía: “Buenos
<=
i Fritz no disfrutaba con los niños. Una persona dei taller reclamó en una fj días”, y él decía: "Buenos.... (pausa)... días", y lo repetía de esa forma, con é

I
reunión por algo que habían hecho nuestros niños. Y Fritz dijo: “Me gustan
estos niños. Sugiero que si tienen algún problema con ellos, se míren a us- . I’
| días.
un signo de interrogación después del buenos,, o ponía énfasis en la palabra
P
tedes mismos": Cambiaba sus propias reglas cuando quería... esa es la parte S Siento que Fritz era muy protector con las personas, como un padre...
hermosa de estar a cargo de algo. ií Yo era una niña muv ¡nvp.n enla v toríoc iríoíae n T<cn1rso Vrv nr*n
P
•vi*

258 FRITZ PERL? m ESALEN 259

rentaba ser muy ingenua. Estaba en una edad en la que sentía muchas cosas
y a veces no sabía qué era lo que estaba viendo o sintiendo.
mI'
m todo caso, se siente de alguna forma defraudado. Asi es como vi a Fritz
m Peris entonces, sin madurez, defraudado.
Había gente que me molestaba en forma obscena. El no lo hacía. El
* .. me hacía sentir que no tenía que responder a todos los vamos para ser
1
I una entidad completa. Era protector y reconfortante de muchas maneras.
Yo sentía una cosa cariñosa y abierta hacia Fritz. Una gran amabilidad.
I "... nosotros, actores de carnaval...".

STANLEY KELEMAN
Fritz me hacía ver las cosas de esta forma: “No, no tienes que tener re¬ i Cuando una amiga mía murió, yo estaba realmente consternado, y entré a

§
laciones sexuales promiscuas para crecer. El crecimiento tiene que ver con
la evolución del espíritu. No tiene nada que ver con meterse con alguien
I la pieza de Fritz sin anunciarme.
“¿Qué estás haciendo aquí?".
“Necesito hablar contigo".
en la cama". Era sólo una semilla plantada. Podía ver qué necesitaba la gen¬ i “Siéntate", dijo, y conversamos durante 20 minutos.
i te. El vio lo que yo necesitaba. El iba más lejos y era muy hermoso.
Ahora mientras hablamos, puedo ver sus ojos y todo en mi mente. El
S
mm Me dio algunas ideas acerca de cómo enfrentar la muerte, y luego me
a no temía mirar a la gente a los ojos. Ahora resulta raro mirar a la gente dijo algo extraordinario: “Nosotros, actores de carnaval, compartimos un
I a los ojos y ver la verdad, pero no era raro en aquella época. Para él era
algo natural. Miraba a los ojos y no era necesario hablar tanto. La verdad
estaba ahí. Era muy hermoso.

i
destino común" -esto significa que nosotros, los líderes de grupo y judíos
errantes, compartimos el dolor de la alienación, el dolor de la soledad. An¬
damos por ahí ayudando a otros, y, sin embargo, estamos solos con nues-
ft EDWARD ROSENFELD tro dolor.
Cuando tenía casi 20 años, yo estaba muy consciente de nuestra creciente
ft generación. Lo que quiero decir es que vengo de una generación muy po¬
De modo que eso es lo que puedo decir de Fritz, que era, creo, una per¬
sona asustada, tímida, preocupada, generosa y' capaz de sentirse humilla¬
ft derosa; hicimos grandes cambios en la sociedad. Y mirando a mi alrededor,
veo una gran variedad de gente vieja disipada. Luego, en un año, conocí
m do, paranoico y a la defensiva. Esa fue mi experiencia con él. Lo que sea
¿i a Fritz y a Bucky Fuller. Al conocerlos, me di cuenta que envejecer no sig¬ i. que haya sido, fue Fritz. Fue un hombre.
nificaba disiparse ni dejarse estar. Pude ver, tanto en sus vidas personales CLAUDIO NARANJO
ti como en su literatura y teorias, que había una constante revisión, un cons- Yo diría que Fritz fue un hombre inusualmente iluminado a pesar de toda
ft tante cambio y una constante reconsideración de lo que pensaban y hacían. su psicopatología. Existe tal fenómeno, un camino hacia la progresión es¬
Tim Leary, refiriéndose a la psícodelización de Estados Unidos, dijo en mi piritual donde la basura no se elimina, sino que parece brillar más y más.
ft 1966: “Ya pasó. Ganamos". Tenia razón, aunque todos decian que estaba
loco. Se alcanzó una cúspide, pero de ahí en adelante fue un fracaso. Creo
gi¬ Este tipo, de santidad es el reverso de lo que generalmente consideramos
ft i como santidad, porque significa estar mucho más abierto a la locura, o estar
que pasó lo mismo en 1971 y 72, cuando todos los programas humanísticos circundado por ella. Se identificaba mucho con el tonto o el bufón de la
ft de cualquier parte incluían siempre la gestalt. Tuvo un efecto muy profun¬ corte. Era un ejemplo de lo que Alan Watts llamó "la sabiduría de la inse¬
do, muy penetrante en la psicología humanística. Veo la influencia de Fritz guridad": no resistirme a lo que puede ser considerado “equivocado" y, a
ft como algo duradero. través de esto, lograr lo “correcto" en forma más trascendente.
ft JEAN GRAHAM Yo experimento a Fritz como un regalo divino, no sólo para aquellos in¬
Para mí, la genialidad de Fritz estaba en su comprensión de las técnicas
ft para quedarse en el “ahora", y en su habilidad para comunicarnos ese “aho¬ m
m
dividuos que lo conocieron y trabajaron con él, sino que también, en un
nivel cultural, como eje de transformación. Alan Watts fue un héroe cultural
ft ra" a nosotros. Su excelencia reside en que los terapeutas que lo siguieron,
a nivel intelectual, Fritz fue lo mismo a nivel del hacer, golpeando direc¬
son más efectivos que él como terapeutas. Su genio está en su habilidad
ft tamente en la vida a un grado que hoy día está siendo olvidado. La gente
para comunicar sus conocimientos. Porque fue un genio... ¡Es! Su genio no
J pertenece al pasado. Está aún con nosotros, creciendo con fuerza a través Í; está comenzando a creer en todos, menos en él.
ft de sus discípulos. *
'

I JOB WYSONG
JANET WUUNER FAISS I Fritz fue un proselitista y lo que proselitizaba era una forma de vivir. Su
ft Fritz Peris fue un hombre que esperó toda su vida la “Gran Experiencia". manera de hacerlo era descarada. Una vez, en una convención, le pidieron
Hacia el fin de su vida se enfrenta con el hecho de que no ha llegado, que hiciera una presentación de la Terapia Existencial. Su presentación total
ft ,¡t<c hn ocroHn anuí rnrln
/i, riemnn F.n-

ft
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m ESAUIN 261
260
FRJTZ PERLS
I
i
f**
RICHARD PRICE
No soy una dama tirándose pedos, 11
Soy un canalla, amante del arte,
Soy quien soy,
m. Su partida de Esalen se debió, en parte, a que se desilusionó de este lugar.
Pero no completamente. Sentía que estaba llegando un embrollo con mucha
Tirando cuando puedo. mierda. Sentía que Mike y yo no éramos lo suficientemente selectivos. Y,
probablemente, quería darle a su trabajo un fuerte ímpetu, sin la compe¬
Popeye el Marino soy.
i tencia de los grupos de encuentro, de desarrollo sensorial y de todas las
¡No-puede haber nada más existenclal que eso! i otras cosas que estaban ocurriendo aquí.
Para mí, esto es el epítome de lo que era realmente Fritz.
una situación donde todos esperan algo típico, y él va y
Se encuentra en
hace "¡Bompfl". '
como poner una
I¡a
era
Era su forma de enfrentar a la gente. Para algunos
hacía eso. 1
»m
frente a ellos. En esa forma entregaba ef mensaje. Fritz
bomba
7
Al final de los años 60, Fritz se dirigió hacia un nuevo comienzo...
1 //
i A
JIM SIMKIN andaba bus- Y
En Esalen, Fritz declaró que por fin había encontrado lo que ?
cual él podía identificarse, un lugar donde
cando -una comunidad con
a él se le reconocía. Y esto
la
duró menos de un año C*). Estaba saturado
escozor
m.&§
y furioso con lo que estaba ocurriendo en Esalen. Además, tenía MICHAEL MURPHY
3 Sentía una creciente desilusión por el hecho de que éramos un circo de
al cambio.
mK- tres pistas y no de una¡ queríamos mantener un foro abierto. Además, toda
LAURA PERLS su vida soñó con hacer su propio kibbutz o comunidad gestáltica.
se convirtió en -

Creo que para él la permanencia era una presión. Esalen


un circo de tres pistas y a él eso no le gustó. Obviamente, él había ayudado RICHARD PRICE
a encender esto y, tal como el aprendiz de brujo,
se
¡no sabía
convirtió
cómo apagarlo!
verdaderamente
mjjjü Había otro motivo que lo atemorizaba. El General Curtís LeMay postulaba
a la vice-presidencia del partido americano, y Nixon estaba nominado para
El no sabía lo que se estaba desarrollando. Y
en un circo. Muy grande. Mucha gente con la cual no le interesaba
estar i|| la candidatura republicana; Estados Unidos se estaba pareciendo mucho a
ni trabajar. Todos querían ser pequeños Fritzes. Por eso se fue de Esalen. ü la Alemania' nazi de 1930; éste era el momento para irse del país. Apoyé
k personalmente su decisión de dejar Esalen. Pensé que era una buena idea.
i
í Era lo que él quería. Tenía mi completa bendición.
H
m.•i MICHAEL MURPHY
Estaba muy preocupado, e incluso diría que semi paranoico por la situación
política. Pensaba que si Nixon salía elegido, habría algún tipo de fascismo.
Declaraba tener un instinto para el fascismo... y decía que volvería a ocurrir.
f O No estoy convencido de que sea paranoia. La paranoia es realidad en nues¬
tros días y en nuestra época.
¡L Mi JACK ROSENBERG
' iCA' % É
Recuerdo que justo antes de que Fritz se fuera de Esalen, yo estaba toman-
.
p do sol en los baños con él, se dio vuelta y comenzamos a hablar. Tenía H
p el diario en sus manos y leyó que se exigiría que el número de la tarjeta
|| de seguridad social apareciera en la licencia de conducir. Botó el diario y

T?— U-
__- 1CUCA .. ra fin» on 1
«¡i
H:
dijo: "|Sabía que mi presentimiento era correcto! Sé que los fascistas están
aquí. Están dando números. Ocurrió en Alemania. " Y Ineon pnmS pn una
i
3
262 FRITZ PERLS m ESALEN 263

s larga diatriba acerca de cómo él podía oler el fascismo. Yo no sentía que ¡


me estuviera hablando a mí, ni a ninguna otra persona, sino que estaba
muy metido en esto de oler el fascismo que pronto llegaría. Creo que fue

%

cMIfepí
y:
ü antes que Nixon fuera elegido. “Si sale . elegido, vamos a tener aquí al fas¬

a
cismo y yo me iré de aquí; ya he hecho planes”. Y cuando ocurrió lo de
Watergate, me di cuenta que Fritz me había' dicho lo que estaba pasando...
m
fe
como si realmente hubiera sabido qué iba a ocurrir.
I
JACK DOWNING V:
B ' Cuando Reagan y Nixon aparecieron, Fritz estaba seguro que había llegado w
el fascismo. Yo discutí con él. “Tú no sabes lo que es Estados Unidos”, le I
dije. “Sé lo que es -el fascismo”, dijo él.
1 i CLAUDIO NARANJO
VIRGINIA SATIR V

a Creo que reconoció en Nixon algunos aspectos de Hitler. Fritz era muy sen¬ r Era una persona muy valiente. Tenía eso que la gente llama pensamientos
sitivo con personas que ocupaban cargos de poder. No creo que haya sido “paranoicos", porque le preocupaba el sistema político y la conversión de
a nada específico. Creo que se debía a que Fritz comprendía la manipulación Estados Unidos al fascismo. Pero si la gente llama paranoia a hechos reales,
i» nacional que había. Lo sentía realmente. Esto fue durante el período en que
comenzaba a sentirse, un aire de paranoia eñ el país. Era también la época
mI

está demostrando con eso su propia ceguera. ¿No es un hecho acaso que
Estados Unidos se dirige cada vez más hacia una dirección fascista?
a en que se hablaba mucho de vigilancia, teléfonos intervenidos y dinero mo- i:
Su retirada de la Alemania nazi, de Sudáfrica y de Estados Unidos puede
nitoreado. Era también la época de la guerra de Vietnam. Esto era crucial. jt llamarse así, “retirada". También puede llamarse “ir hacia”, dependiendo
Recordemos en qué forma los activistas estaban siendo eliminados. cuál sea la dirección. Creo que fue la más completa sabiduría. No creo que
U
a
Fritz decía que podía oler la llegada delfascismo, ya que había desarrollado
un buen olfato para las amenazas totalitarias...
LAURA PERIS
1I8
eso demuestre temor; creo que es legítimo mudarse a un lugar donde uno
puede trabajar mejor.
Caleidoscopio de vida ", Desayuno. Nixon ganó en el primer escruti¬
nio. ¿A alguien le interesa la política?
Sí, piero no perfecto. Ni él, ni nadie en esa época, anticipó la destrucción
a de los judíos, sino simplemente la toma de Alemania por los nazis. Anticipó, a Fue una mañana muy especial. Me sentía en un estado de ánimo
en forma correcta, un cierto tipo de régimen fascista en Sudáfrica, y en 1968 % desesperado -exigencias tontas e innecesarias. Fumé mucho, faltaron
% se fue a Canadá porque anticipó la inflación y la toma del poder de Nixon muchos latidos. Me quería retraer, le dije a Teddy que se fuera y me
dejara solo...
% y su grupo y de Reagan. En cierta forma, anticipó también Watergate y todo
eso, sin detalles por supuesto, pero sí el clima. Y no quería quedarse, arries¬
gando tanto su libertad como su dinero, que ya era bastante en esa época.
a STEPHEN PERLS
l &
En 19Ó8, mi padre consideró la posibilidad de ir a Checoslovaquia. Esto fue
a dos o tres meses antes que Rusia invadiera Checoslovaquia. Pensaba que
las cosas en este país se estaban poniendo fascistas, con Nixon ya elegido
r $
* y el tipo de compromisos que estaba haciendo, y por lo que estaba ocu¬
rriendo con las actividades de los militantes y la eliminación de los campus
ROBERT HALL
Me dijo que el país iba derecho a una guerra civil y a un gobierno fascista.
universitarios. Eran reminiscencias de lo que había ocurrido en Alemania,
*$ y quería, sencillamente, irse de este país. f “Si necesitas un lugar para esconderte”, dijo, “ven a Canadá". Esto fue en
1969. Nos aconsejó a Alyssa y a mí que tuviéramos unos pocos dólares en
JIM SIMKIN efectivo escondidos en la casa, y además que tuviéramos nuestros pasapor¬
i Sus predicciones políticas... entran un poquito en el terreno de la paranoia.
Fritz se fue de Esalen en parte porque Nixon había sido elegido Presidente
tes al día, listos para poder volar de un minuto a otro. Lo escuchamos
él había pasado por esto. Hicimos todo lo que nos dijo. Escuchamos sus
-
%ÿ
*ÍJ v él venía venir el fascismo. ' : consejos. Aún lo hacemos.

HJ
f

264 FRITZ PERLS ESALEN 265 /

BOB SHAPIRO
Este era el análisis que Fritz hacia y todos los escuchaban atentamente, por¬
I . BCTTY Fuuxn
Fritz hablaba mucho acerca del poco tiempo que tenemos. Veía que el ré¬
P

que él era el que tenía más experiencia para evaluar lo que estaba ocurrien¬ gimen totalitario crecía en este país. El quería hacer un espacio libre en
do políticamente y cuándo era el momento de irse. Iba cinco años a la van¬ el mundo para él y la gente que él amaba. Una vez, Fritz estaba haciendo F
guardia de su tiempo. Justo este año 0974) el gobierno estableció que no un taller en Bucks County y llegó un hombre derramando emoción acerca F
se pueden sacar del país más de 5 mil dólares sin informar -otro indicio de todo lo que había aprendido en un movimiento de potencial humano.
del comienzo del control financiero. Este tipo de reglamento fue una de Fritz se le acercó llorando a mares y dijo: "¿No te das cuenta que cualquier
las razones por la cual seis millones de judíos se quedaron en Alemania.
s. cosa que hagamos da exactamente lo mismo?”
No tenían dinero y no tenían dónde ir, no tenían forma de salir. Los que F
Fritz no creía que los humanistas lograrían reunir toda su mierda algún
salieron fueron aquellos que hicieron lo que hizo Fritz Ferls, se fueron con díá; creía que los conservadores y totalitarios ganarían. No sé si un judío P
lo que tenían -o sin nada. Este era su mensaje. No era precisamente un sentirá esto en forma más aplastante que otras personas, pero' le quedaba
problema de antisemitismo. Era la anti-libertad. claro que lo que uno hiciera no cambiaría en nada la situación, y uno hace fes
• lo que tiene que hacer.
Tenía la sabiduría para aplicar la gestalt a la política y a otros eventos, cosa )
r,.
F*
que poca gente tiene. Por ejemplo, los desórdenes de agosto del 68 en Chi¬
fe3
cago, ocurrieron justo con el encuentro de la AHP O) en San Francisco.
Ahí, Fritz dijo que, en efecto, a partir de su experiencia, esto era el comien¬
£
zo del fin, que esto era realmente el inicio del fascismo americano. Contó i-, TV, U
V
l\7
v
fe»

su huida de Alemania a Holanda, pensando que ahí encontraría la libertad, fe


para luego descubrir que ahí tampoco había libertad, y luego seguir hacia
fes
Africa, que fue algo así como la era dorada de su experiencia. Luego voló
a Estados Unidos donde también creía que estaba la libertad. Y ahora, en Im L fes
1968, su aguda observación le decía que con los desórdenes de Chicago, 0ÿ5
ésta era la primera vez que Estados Unidos dejaría el poder en manos anó¬ f ¿Qué pasaba con el judaismo de Fritz? ¿Era algo extraño a él o era algo inhe¬ fes
nimas. La policía se sacó sus distintivos, de modo que nadie sabía quiénes
eran, y rompían cámaras de televisión. A la prensa se le confiscaban sus
: rentemente relevante a como era Fritz y a como él vivía?
fe»
De oscuro niño judio de clase media baja a posible creador de un nue-
películas sin juicio, ni jurado, ni nada -sólo con poder. Fritz decía: “Ah, para vo método de tratamiento, y exponente de uncí filosofía viable que po¬ fes
mí, ésta es la decisión final. Tenemos que dejar los Estados Unidos".
Fue entonces cuando decidió que Australia y Canadá eran los únicos m-:
dría hacer algo por la humanidad...
a
lugares que quedaban para ir, aunque consideraba que Australia estaba muy ¿Son éstas, instancias no relacionadas?
fes
lejos. Poco después de esto, fue a Canadá a investigar, a Vancouver. Este Cuando.... recién entré a la Universidad, descubrí que'se suponía que
incidente en particular fue el gatillo. yo tenía que sentirme inferior y extraño porque era judío. Rechacé to¬
En cierto sentido, Estados Unidos estaba esa noche en la “silla caliente". s talmente la primera de estas cosas, nunca he podido ser capaz de en¬
Y cuando hizo que este país actuara lo que estaba ocurriendo, salió lo si¬ tender por qué debo avergonzarme de mi origen...
guiente: “Eso es, a mí ya no me interesa ni la libertad ni la democracia. ! ...a temprana edad me familiaricé con el destino de estar en la opo¬
¿fe
Puedo eliminarlas". sición y de ser colocado en el bando de la "mayoría compacta “.
' Fritz estaba impactado con la audacia de políticos como Daley y los

demás, no por su actuación sino por su intuitiva certeza que les permitía
I Estas son ¡as experiencias de Fritz. Son, sin embargo, las palabras de Sig¬ fe?

saber que podían seguir adelante sin revolución. I


mund Freud, un hombre cuya personalidad y trabajo fueron importantes
para Fritz Perls a través de la mayor parte de su vida.
u
A esas alturas, estaba convencido de que el paso siguiente para el de¬ fes?
sarrollo del movimiento era algún tipo de comunidad donde las personas Phillip Reijf escribió esto acerca de Freud: "Freud descubrió en el perenne
• pudieran integrar su crecimiento. Aún es un interesante desafío. | carácter judío... la fuente de su integridad personal y sobre todo de su ac- fes?
titud defensiva frente al mundo " (*).
fefeS

(*) Association of Humanistic Psychology. ii (*) Freud: The Mind of the Moralist, Phillip ReifF. fe?
fefe
fesfe
é

266 FRITZ PERLS ESAI-EN 267


I i
S' Me siento en actitud defensiva. El capitán de mi batallón era antise¬
mita. La primera vez me retuvo la cruz de hierro, pero esta vez tuvo 0B i Bueno, un judío no es algo que se pueda definir... simplemente es. No se
podía mirar a este hombre sin darse cuenta que era judío. No se podía es¬
a iI
que incluir una recomendación y obtuve mi cruz. 1916 cuchar a este hombre sin darse cuenta que era judío. No se podía escuchar
Estoy en un hospital militar. A raíz de la miseria que provoca la agu¬ a este hombre sin darse cuenta que era un judío alemán. Siempre fue un
a deza de la guerra. Había conocido a un buen hombre, nuestro nuevo judío alemán para mi oído.

doctor. Hablamos; quiere saber acerca del antisemitismo. Quiere saber
todo, si, incluso en las trincheras.
1 ¡Eres judio.' Ese es el tipo de “insight" que tenía Fritz con las personas.
¡No puedo imaginarme a un no judío sentado en la silla de Fritz, diciendo
Laura dice:
*3 LAURA PERLS
m
ss
lo que él decía! Era la forma como él veía las cosas; era su forma de ser.
Para mí, el estilo de Fritz era el típico de un judío alemán: amable, pa¬
En Alemania, antes de Hiüer, no había un antisemitismo muy abierto. En ternalista, irascible...
su primer colegio, Fritz estuvo tres años en un curso que él sentía como m WILSON VAN DUSEN
antisemita. Se salió del colegio. y su padre lo puso a trabajar, cosa que fue
a aún peor... de modo que Fritz eligió su propio colegio, otra escuela en Ber¬ i6 ¡Dios mío, tenía una cabeza! Era bueno. Era brillante en toda sentido. Pero
también era muy judío, Sturm y Drang. Muchos judíos tienen una especie
a lín que era mucho mejor...
% de carga racial en sus facciones, en sus movimientos, en su forma de
a Sin embargo, Fritz dice: y- pensar, como si su ' tragedia aún estuviera presente.
El director (del colegio) tenía un nombre polaco, y, posiblemente, pa¬
% ¿Y no lo está?
ra probar su sangre aria era muy nacionalista. El colegio era nuevo
a. y él juntó un equipo de gente que puede describirse mejor parafrasean¬
do a Churchill: rara vez tan pocas profesores han torturado a tantos mi , Bueno, no lo sé. Sí sé que Fritz tenía esta característica muy desarrollada.
En cambio, cuando pienso en mí mismo con respecto a la cosa racial o
niños durante tanto tiempo. Las actitudes básicas eran la disciplina y
3 el antisemitismo.
i¡ en mis orígenes, es muy distinto. A él lo arrastraba por el suelo emocio-
a Freud se reconfortaba pensando que al ser excluidos de la sociedad, donde
naimente. Era capaz de hacer depresiones monumentales.
SOL KORT
a '
uno aprende y practica las cosas usuales, los judíos tendrían más posibili-
dades de ser rebeldes y críticos. En sus últimos años, Freud diría, sin amar¬ El sabía que practicábamos ciertas tradiciones judías en nuestra familia, y
a gura: "... Para declarar la creencia en esta nueva teoría, se necesita un cier¬ nunca hizo comentarios negativos acerca de nuestro judaismo. Pienso que

a to grado de disponibilidad para aceptar una posición de oposición solitaria m él estaba más allá de cualquier consideración importante con respecto al
-
posición que para nadie es tan familiar como para un judío" (*).
i5 judaismo, a su etnicidad o a cualquier identificación con él.
a '
Inevitablemente, Fritz tenía emociones conflictivas por el hecho de per¬
tenecer a un grupo que el mundo había apartado durante tres mil años y . LAURA PERLS
a que había sido marcado por masacres, persecusiones y expulsiones. Anheló í
!ÿ
Durante la época de Hitler en Alemania, no éramos unos judíos muy cons¬
cientes. Fritz prácticamente había abandonado todas las costumbres judías.
estar completamente asimilado, vivir una vida "normal". Y, sin embargo, ¿no
a fue su persistencia inamovible para sujetarsefirmemente a sus audaces e in- ms Nuestros padres eran judíos reformados. Fritz aprendió un poco de hebreo
y obtuvo su bar mitzvah’d, pero después se apartó incluso más que yo. Pero
novadoras ideas, una cualidad típicamente judía? . ..
=9 luego, con Hiüer, Fritz se dio cuenta que no se podía renunciar a ser judío,
a IDA ROLE iI igual como no se podía renunciar a ser blanco o negro. Uno simplemente
es, le guste' o no.
Fritz fue un judío y nunca algo más. En realidad, no. Fue un espléndido
a ejemplo de judío.
i STANLEY KELEMAN
a' Sin embargo, él escribió: Recuerdo un día que yo caminaba en Esalen un tanto deprimido. No sabía
Mi relación con el judaismo y los judíos es extremadamente indefinida. qué diablos me pasaba. Fritz se acercó a mí, imitándome. Fue un gesto de
Sé bastante de historia alemana, griega y romana. De la historia del amor -que me demostró que estaba caminando en forma depresiva. De mo¬
a -no, ni siquiera puedo decir 'mi pueblo', ya que tampoco me identifico 'M do que me enderecé y le pregunté qué estaba leyendo.
con ellos- pueblo judío. No conozco casi nada. ii “Estoy leyendo este libro acerca de la muerte de un rabino", dijo. Luego
a a[ dijo en yiddish: “Es difícil ser judío”.
$
a
(•) Stories of Courage, Shirley Gorgon Mi!grim. ‘ l .
*
r :
Hablamos acerca de lo que significaba ser judío. Me mostró el libro.

A
A
p

F
P
268 FRITZ PERLS Hfí ESALEN 269 F

Hablamos de su lucha tratando de crecer. Dijo algo- como: “He estado du¬ Boa SHAPERO Ir
rante mucho tiempo en este mundo y soy un judío. No hay forma de es¬ Se parecía, indudablemente, a un rabino judío. Sé que fue a Israel a buscar
capar de ese hecho. Este mundo no me permite olvidarlo -especialmente F
el Grial, pero no lo hizo con un enfoque judío ortodoxo, sino con un en¬
bajo las circunstancias en que yo crecí". foque cósmico, para verificar por sí mismo que había algo espiritual y mís-
TOM SHANDEL 1 .tico que le serviría como punto de referencia a él. Sintió un vacío frente
Su actitud era tal, que si él sentía que los judíos eran propensos a, por- ejem¬ '$:ÿ a esto y, probablemente, lo llenó con su música. No estoy tan seguro que
la música no sea una sutil experiencia religiosa. Dos veces traté de seducirlo
plo, lamentarse mucho, a la cresta, él iba a eliminar esa neurosis. Así era 1 con mis propias y mezcladas inclinaciones religiosas, pero no lo logré.
F
la mayoría de las veces. Una vez me dijo: “Uno puede hacer críticas dentro
de la familia...", y yo creo que todos eran parte de su familia.
I LAURA PERIS
1 Fritz no sentía ningún afecto especial por el judaismo. Rechazó la religión F
ANNA HALPRIN
Fritz era esencialmente muy judío, y esto lo demostraba en todas sus ac¬
Iw. a lo mancista, como el opio para el pueblo. Pero, obviamente, esto se refie¬
titudes. Me identifico fuertemente con él en ese aspecto. Era el tipo de per¬
sona qué nunca se iba a inclinar frente a una imagen dorada porque nunca
-Ilí re a la forma simplista en que se enseña la religión, lo cual difiere mucho
de ser religioso.
aceptó un dogma, y creo que eso es lo que más me gustó de trabajar con f5- ANNA HALPRIN-
él. Creo que Fritz se habría retorcido si yo hubiera usado la palabra mo- Creo que al final de su vida, Fritz tenía una sensación de tristeza frente
ralidad, pero había una. Para mí, e! mismo hecho que no haya dogma es al mundo. Estaba leyendo un libro acerca de Hitler y el auge del fascismo. &
la moralidad. i Dijo que estaba cansado y que se iba a Canadá a formar un kibbutz. Decía
i que este país se estaba pareciendo mucho a la Alemania nazi. Creo que
ii
Fritz estaba frustrada por no poder integrar su mundo espiritual, físico y
social, y el kibbutz era su manera de tratar de unirlos. Así se manifestaba

'O, su judaismo. El judaismo no es ser religioso en el sentido convencional;


es una actitud; es una forma de identificarse con otra gente. Fue una de
las personas más judías que he conocido. Siempre contaba historias judías.
«i i
JERRY KOGAN
Uno de sus chistes, que tengo grabado en mi mente por lo incongruente,
1 I era: “Las rosas son rojizas, las violetas son azuladas; si no fuera por la Na¬
vidad, todos seríamos judíos”.
Fs

... me encantan las historias judias y su ingenio embarazoso. Con fre¬


cuencia vienen israelitas a mis seminarios, y especialmente si son Sa-

FRJTZ FAISS
i bras [nacidos en Israel], tengo una predisposición favorable hacia ellos.
Venero y aprecio al saludable judio que es uno con su religión, su his¬
toria y forma de vida. Su sionismo tiene sentido... fc»»
Fritz enfocaba la religión desde un punto de vista científico, no de su
opuesto, la fe. Cualquier conexión con una acción visionaria, de éxtasis o
intuitiva, la tomaba con gran precaución. El concepto de alma era inacep¬
m DAVID EHRLICH É=s=
Mis padres" solían decirme: "Tú puedes hacer cualquier cosa”. El movimiento fes=
table para Fritz. La filosofía de Fritz estaba dirigida hacia el Chabad, que sig¬ de potencial humano, creado y dirigido en gran parte por judíos, dice lo
nifica “Sabiduría, Razón, Conocimiento", las primeras tres Emanaciones mismo. Los judíos siempre han sabido que la vida puede ser buena.
i
Divinas. i
i Creo que es adecuado citar a Baruch Spinoza y su teorema: "El amor
de Dios y el amor del hombre son uno y lo mismo”. Fritz mostró el amor
£ No importa cuan lejos sea el viaje. Si has atravesado los límites de tu país,
¿qué es ir a otro país o ciudad? Durante toda su existencia, desde Moisés,
tes*

. del hombre hacia el hombre. Era seguidor desuna idea judía básica: com¬ f.
los judíos han tenido que mudarse. Fritzfue uno más que siguió esta línea.
prender el amor de Dios y unirse a El en forma mística. Fritz comprendía Quizás sea cierto que debido a que los judíos han tenido que vivir a me¬
el mensaje de su antepasado, Moisés, como una filosofía ética, sin direc¬ nudo con un píe en la puerta de una sociedad y el otro fuera de ella, él ha
trices relativas a la moral o a un sistema de preceptos. sido capaz de apropiarse de lo mejor de cada cultura sin tener que ama- fes*
fe**
f*3SSJ
3
a 270 FRITZ PERLS ff: ESALEN 271
3
rrarse a ella. Seguramente, Fritz debe lealtad a su proceso mental de descu¬ If diera desarrollar bien la gestalt, y lo hizo a los 75 años. Mucha gente se
% brimiento más que a cualquier escuela especifica de pensamiento-tomaba caga de susto de hacer algo así a los 25 ó 30, y más aún a los 75.
gj;
a libremente lo que activaba su imaginación y rechazaba libremente lo que
no. En el mundo de las ideas siempre estaba en casa, y, sin embargo, forzado
% a no anidar en ninguna. Ahora estaba a punto de hacer otra movida...
\
3 • ED TAYLOR
;•
Fue muy cálido conmigo esa noche cuando se fue y me dio las gracias.
Entró a la cocina mientras yo trabajaba y tomó mi mano. No dijo gracias,
fue más bien su actitud. Un hombre viejo, hermoso y cálido que decía
m
3
adiós. Fue muy lindo. I •

3 '
JACK DOWNING W
3 Cuando se mudó a Cowichan, se llevó todo lo que había en su casa en
3 Esalen, incluyendo el cable de la T.V. y los alargadores. Todo lo que tenía
que ver con él, se fue. Era muy perfeccionista en ese aspecto.
íi
3 GIDEON SCHWARZ
i -ÿ!
'r:
i
"3
x_6
3 Cuando cumplió 75 años dijo: “Una vez dije que toda terapia individual es¬
taba obsoleta. Hoy día iré un poco más allá. Creo que toda terapia de grupo
3 está también obsoleta". Luego describió su último experimento (que efec¬
tivamente fue el último, pero en ese momento no lo sabíamos), el kibbutz
1
3
3'
gestáltico.
un hombre de muchas facetas: vagabundo, caballero, poeta,
Fritz Perls file
15
i
Lp
3 soñador, solitario -siempre esperando el romance y la aventura. Fritz Perls
también soñó con la paz mundial y la felicidad, en un mundo imperfecto
1
3 e intolerante.
1
3
I
FRITZ FAISS
Después de la Primera Guerra Mundial y hasta Hitler, se establecieron en
1
3 Alemania muchas comunidades. La generación joven esperaba y creía en y:
un cambio positivo de las costumbres tradicionales a las comunidades. La
3 &
mayoría fracasaron o duraron muy poco... Esalen fue en un comienzo la fjv
3 realización de ese sueño que Fritz también compartía. Más tarde, luego de

3
algunas experiencias desagradables, Fritz decidió irse y crear un nuevo me¬
dio ambiente que sirviera a sus anhelos: prolongar la vida, la virilidad. Soñó
I
3 con formar una comunidad: idealista, romántica, con él como líder. Era la
copia exacta de las ideas del Dr. Fausto, desarrolladas por Fritz Perls. .
3 i

3
JOHN STEVENS
Imagínate: Un tipo de 75 años. Viejo. Enfermo del corazón y con su cuerpo
II
bastante deteriorado. Tenía un agradable pasar en Esalen -casa propia, los i
3 baños, montones de amigos y mujeres que lo perseguían. Echa todo eso i.

3 'por la borda, se compra un motel en Canadá, y comienza todo de nuevo


porque quiere que la gestalt ocurra realmente. Esalen era una mescolanza
55 de cosas, muchas voladas, desde cosas buenas como Fritz hasta las más ab¬
I
Si

3 solutas tonterías, con toda una gama intermedia. Quería un lugar donde pu¬ s
3
3
t

CAñADA 273 í
\ ?ÿ
i
óperas y sinfonías que escuchaba en su grabadora. Vivía en forma sencilla
W -el auto en que andaba, la ropa que usaba. Manejaba cuidadosamente su
© presupuesto. Una vez salimos a un restaurant, y después de-mirar el menú, *
m dijo: "Aquí los precios son atroces, -no deberíamos comer mucho". fe
ár* . El era como un abuelo en nuestra familia; muy correcto nada difícil,
Canadá if - nunca hizo ni dijo nada fuera de lugar, no hubo siquiera una sospecha' de
algo así. Le gustaba el arenque que hacía mi suegra y la comida judía, aun¬ ¿T
que tenía algo contra las madres judías, tú sabes: “La sopa de pollo es ve¬
neno". Ella trataba de no ser una nudnik (*), aunque le hubiera encantado fe
fe
consultarle a Fritz acerca de sí misma. Pero nunca hubo ningún enfrenta¬
Sol Kort es director del programa de ciencias humanísticas eft el Centro de i miento. El nunca la descalificó, aunque tuvo ocasiones para hacerlo. Creo
fe
Educación Continuada de la Universidad de British Columbia...
SOL KORT
I que él quería comportarse de la mejor manera posible mientras estuviera
aquí. Se estaba estableciendo en un nuevo territorio y no quería alienarse
fe
Siempre me interesó traer gente que estuviera causando un impacto impor¬
tante en algún aspecto de la educación. En 1968, le pregunté a Fritz si le
i
m
ni ser antagónico con nadie, de tal modo que tenía muy buenas relaciones
públicas. fe
interesaría venir a dar una conferencia. Yo había obtenido permiso para 1
m
Era muy amistoso, a menudo venía a comer o nos visitaba de impro¬
viso, o salíamos juntos al teatro, a la ópera o a un restaurant. Su restaurant fe
asistir a una sesión de terapia gestáltica conducida por Fritz en Esalen, de
favorito estaba en Robson Street, donde servían cuarenta variedades de Wie¬ s
p=
modo que conocía su trabajo. Vino en noviembre de ese mismo año. Fue is ner schnitzel. Mantenía el amor por su pasado europeo, su comida y cul¬
en la misma época en que hubo revueltas estudiantiles en varios campus,
tura. Una vez, mi madre vino a visitarnos y todos fuimos a la ópera: mi V»
y algunos de estos alumnos extremistas estaban en el grupo que desbordó
el auditorio. Había uno vestido de payaso con campanas, que entró con i madre, la madre de Shirley y un par de amigas suyas, todas entre sesenta
y setenta años. Nos fuimos al teatro en dos autos, y pensé, esto es absurdo, fe
su rebaño buscando pelea porque no todos pudieron entrar. Pero cuando
1 él va a estallar de rabia con todo esto. Pero se lo tomó con gran calma-, fe
Fritz empezó a hablar, todos se callaron: se acabó el bullicio, los ruidos.
de hecho estuvo encantador. Podía ser extremadamente simpático cuando
Causó un tremendo impacto en su audiencia. A él le encantó. ifi
estaba en la onda expansiva. fe
Creo que eso, junto con su desilusión de Esalen, su sensación acerca m Se relacionaba muy bien. Trataba de asegurarse que le gente no se
del creciente fascismo en Estados Unidos y la cálida recepción que tuvo
inmiscuyera en su vida; dormía siesta para conservar su fuerza. Creo que
en Vancouver, lo hicieron considerar su traslado a Canadá.
nos consideraba.a Shirley , a su madre, a mí y a mis hijas como una especie fe»
Voló en febrero de 1969 a Canadá para establecer ahí su residencia. i X
de familia subrogante.
Antes de venirse, me llamó para averiguar cómo era el clima; dijo que que¬
Le gustaba la ópera. Se ponía una camisa plisada y se veía muy dis¬ fe»
ría esperar hasta que la nieve y el hielo estuvieran derretidos. También lla¬
tinguido con smoking. Algunas personas lo reconocieron en el vestíbulo
mó de San Francisco cuando venía en camino, para decirme que alguien
-habían estado en su conferencia; esto era muy gratificante para él. Tal tipo fe
le había abierto el auto y le había robado sus cheques y su placa dental I
de reconocimiento era muy importante. Disfrutaba haciendo notar que se fe
especial. Fue la única vez que lo oí acongojado, sintiendo pena por sí i! había convertido en una leyenda en su propio tiempo.
mismo. 'i Elegía muy bien las películas. Vio El Mago un par de veces. Es acerca
Le impresionó mucho la aduana y el sistema de inmigración de Ca¬ s
de un director de cine y psiquiatra, y el tema es la dificultad para distinguir
nadá. Lo trataron como a un VTP, "Herr Professor", como si Sigmund Freud entre la realidad y la fantasía. Estaba intrigado por el hecho que la psiquia¬
fe*
hubiera llegado. Le gustó mucho esto. Fritz tenía enfisema, y creo que eso
tría y la fantasía estuvieran involucradas y porque el psiquiatra era a la vez fe»
en sí era un impedimento, pero lo dejaron entrar. Se trasladó con casi to¬
director. Se imaginaba a sí mismo como este hombre de teatro. En cierta
das sus cosas: su casa rodante, su colección de estampillas, y más tarde ¡i fe*
forma, su terapia gestáltica era teatro, aunque real, no fingido.
un amigo le trajo su pequeño Fiat. Siempre había un tumulto de gente y actividad alrededor suyo, era un
Mi suegra estaba en Europa cuando él llegó, y le arrendamos su de¬ creador de eventos.
partamento por seis semanas como base de operaciones mientras encon¬
traba una propiedad. En abril se cambió a su propio departamento en En¬ fe=*
glish Bay. Era muy espartano, escasamente amoblado. Tenía cassettes de fe*
m (*) Una peste, una molestia, un fastidio monumental.

fe*
(ktss
4
4 274 FRITZ PERLS I CANADá 275

*4 STAN FOX
Soy productor de documentales, y como les pasa a muchos productores de
documentales, me meto a fondo en los temas que selecciono para hacer
mis películas. Por varías razones, me Interesaban los grupos de encuentro
y los de desarrollo sensorial. Conocía a Fritz Peris de nombre, pero no
_
[•Tu
<
o'®
k había leído ninguno de sus libros. En el Departamento de Extensión de la
Universidad de British Columbia, trabaja un hombre llamado Sol Kort, quien
i:
Ir-
m
• -V

a está muy al día en lo que ocurre en psicología humanística de vanguardia.

a Dijo que Perls vendría a Vancouver a dar una charla, y me contacté con
él a través de Kort para ver si le interesaba tener una entrevista con no¬ I (/ ¿5
sotros. Perls contestó la carta, diciendo que haría un grupo frente a la cᬠ¿1
mara si nosotros juntábamos un grupo de gente interesante. Esta fue una
a sorpresa fantástica. Elegí un pequeño grupo de diez personas, y una ma¬
ñana Filmamos a Fritz para la CBC en uña de las residencias. El resultado fe
* fue una película de una hora.
Fue una toma de múltiples cámaras, por lo que pude participar como
h
miembro del grupo, porque quería tener esa experiencia directamente. Fue i
* algo importante para mí. Yo tenía experiencia gestáltica previa, pero no con
una eminencia.
que tuviera esa actitud, especialmente tratándose de una persona de cierta
autoridad.
* En todo caso, cuando la- sesión terminó, Fritz dijo que estaba muy
complacido con las personas que yo había elegido. Después, cuando vio
í
i
A medida que Filmábamos, íbamos revelando rápidamente la pelícu¬
la para poder revisarla antes que el grupo terminara. Esto duró seis días,
la película, dijo que era la mejor película que había hecho y que estaba V y noche tras noche, Fritz y yo revisábamos las películas. Fue muy intere¬
* pensando la posibilidad de filmar todo su trabajo. ¿Podríamos hacer eso?
¿Me interesaría? Le dije que costaría mucha plata, que era un proyecto
sante, porque él hablaba, casi para sí mismo, acerca de lo que pasaba. No
creo que muchas personas lo hayan escuchado criticarse a sí mismo. Era
* enorme. i muy franco. Y, ocasionalmente, viendo la película, descubría que algo había
faltado en esa sesión y volvía a trabajar con esa persona.
* Hasta entonces, yo había tenido mucho éxito en mi carrera y me es¬
peraba un futuro brillante en lá Canadian Broadcasting Company; lo que
1 Había, por ejemplo, un matrimonio joven que obviamente tenía dificul¬
* pasó después, fue que dejé mi trabajo, junté a unos pocos financistas y fil¬
mamos alrededor de 12 horas en una semana. Una tarde, Filmamos con ís.
tades, y Fritz descubrió que el hombre se veía a sí mismo como Cristo en
la cruz. Eso lo vio en la película del primer día. No me dijo nada, sólo:
treinta personas que elegí para Fritz, y al finalizar la tarde -a lo Fritz Perls- “Sé lo que pasa con ese Upo’’, y al día siguiente frente a la cámara, le pidió
* él dijo: “Tú te quedas, tú te vas", y redujo el grupo a quince personas.
Esta experiencia ÍTlmica mostró interesantes aspectos de Fritz. Por .
Il a este hombre que se acercara a la pared e imitara a Cristo en la cruz, y
le pidió a su esposa que se acercara e hiciera cosas por él. Fue extraordi¬
ejemplo, Fritz y yo vimos juntos la segunda sesión de doce horas. Pensé: nariamente efectivo. Al verse a sí mismos así, uno se daba cuenta por sus
“Bueno, obviamente va a hacer todo tipo de exigencias con respecto ai V caras que nunca serían los mismos de nuevo.

a
film". Y le dije: “Fritz, tenemos una película de doce horas, que probable¬ i Hay algo que es irrelevante frente a otros hechos asombrosos, pero
que es digno de mencionar: su increíble sentido del tiempo. Nuestro rollo
mente terminará en cuatro horas que serán mostradas al público. ¿Cómo
las elegiremos? ¿Cómo las editaremos?".
¿Sabes hacerlo?", preguntó. •
, , . ; Ií- era de treinta y tres minutos. Y yo no sé cómo lo hacía, pero el hecho
es que el trabajo con ¡cualquier persona duraba treinta y dos minutos y me¬
a “Sí, esa es mi profesión".
“Bien, entonces ¡hazlo! Tú eres el productor de cine -yo soy el te- :
i dio! Nunca lo vi mirando su reloj -quizás lo hacía cuando yo estaba ocu¬
pado-, jpero nunca se acabó el rollo mientras alguien trabajaba algo impor¬
rapeuta”. i tante! ¡Nunca había visto esto antes!
“Bueno, ¿y qué pasa si escojo una escena o una secuencia con tus En la última sesión, Fritz le dijo al grupo: "Quiero que hagan algo por
£ bombardeos?”. “¡Entonces tendrás una perfecta grabación de Fritz Perls mí". Les pidió a todos que se pararan, que se abrazaran formando un círcu¬
a bombardeando!". lo y que cantaran “Auld Lang Syne”. Quería que todos hicieran esto por él.
En toda mi experiencia Rímica, nunca me había encontrado con nadie Por supuesto que todos lo hicieron. Estaba muy emocionado.
£
m
*
a
ifr
276 J-RITZ PERLS
P CANADá 277 ir*
I
&:ÿ
Como escritor y productor de cine, Tom Shandel hizo unos documentales de
&
Fritz con Slan Fox, y también hizo algunos filtns de "demostraciones para ü do en que él creaba situaciones donde obtenía adoración. Pero ése era su
derecho. Eso es lo que él era.
T.V." para la Canadian Broadcasting Company. Anduvo dando vueltas por Hablaba mucho conmigo porque yo estaba fuera del contexto de sus
ahí mientras se organizaba Cowicharv "Teníamos planes", dice Tom, "para grupos, lo que sólo constituye' una interesante diferencia. Mi actitud es dife¬ #*'
hacer un proyecto que conduciría a demostrar que en el actor exagerado ha¬
bla un gran hombre".
rente de la de aquellos que trabajan con él en los grupos, de los terapeutas a*
y gente de esa misma área. Lo aceptaba como era, porque al no estar en
TOM SHANDEL su negocio, yo tenía una perspectiva diferente:
Viajé por la provincia con Fritz, mientras buscábamos un lugar para que En el grupo, él era un experto actor. Esa era su cosa. Era su rol. Fritz
él viviera. Fritz necesitaba terriblemente una Boswell, y creo que. en ese Ü Peris, profesor, gurú, mesías. Creo que él sentía claramente que su trabajo
momento yo era lo más cercano que tenía. Y mientras lo seguía, yo llevaba perduraría.
mi cámara. Conocí a Fritz en un contexto muy específico, esencialmente I; KOLMAN KORENTAYER ,
como productor de cine, porque en ese momento de su vida estaba muy I
Nos juntamos un fin de semana en Bucks County, Pensilvania, después de
consciente de filmarse a sí mismo. su decisión de inmigrar a Canadá. Me invitó a viajar con él, mientras hacía
!i
Algunas personas dicen que él estructuraba todo para obtener todos los elo¬ ' diversos talleres. Reviví durante esos días, y me di cuenta que aquí era don¬
de debía estar y que ésta era la persona con quien debía involucrarme. Fue &
gios y que necesitaba la adulación de los demás-, y otros dicen que no le
importaba lo que ¡os otros pensaran, que era autónomo. ¿Cómo se refleja esto esa época cuando Fritz tomó la decisión de irse a Vancouver.
V
en las películas, Tom? ¿Te diste cuenta? ;
Me da rabia cuando se dice eso. ¿Qué diantres esperaba la gente' de él?
No era un santo. Era simplemente un hombre intenso y enérgico en todos
los aspectos. Cuando estaba inseguro, estaba profundamente inseguro; ¡i
cuando estaba enojado, estaba profundamente enojado.
Era arrogante y auto-suficiente hasta cierto punto, cuestionador consi¬
go mismo, y definitivamente una persona que buscaba algo más sustancial
I. fpSB

que lo que veía en la vida. Solía decir: “No tengo futuro", y lo decía sin
buscar compasión. Estaba preparado para llevar su autoridad tan lejos como
pudiera, pero, para mí, era un hombre de total compasión, de una compa¬
sión tan profunda que le importaba un comino herir los sentimientos. Por
I - V
l/
-*ÿ

f-A "
\

eso, para mucha gente era cruel, pero yo pienso que eso no es en absoluto /
crueldad. Decir que era cruel, era la forma más fácil de defenderse. Su com¬
pasión era mucho mayor. Creo que algunas de las personas que llegaban 1*3=
4y %
a él eran suplicantes, de alguna u otra forma, querían meterse bajo el manto
paternal, y Fritz no permitía eso.
Con respecto a mí, tuve mucha suerte, si es que alguna vez lo pensé, .
í ! ]
-
de conocer a un Fritz diferente: yo vi mucho más al artista, al hombre que
me preguntaba cosas, al tipo que inventaba tramas, estrategias y aventuras
para ganar dinero o convertirse en estrella.
Si se hubiera preparado, podría haber sido cantante o actor. Tenía la
personalidad de un showman. Personas con mucha' presencia -en cualquier (?===
área- están en el negocio del espectáculo. Lo. digo en el mejor sentido. El
- era una estrella. Se veía a sí mismo como una estrella; organizaba su vida
alrededor de la valoración muy racional de su propio estrellato. Nunca se
comprometía con nada que no pudiera hacer, debido a su gran arrogancia.
K ts===
Se asignaba a sí mismo el rol principal. Supongo, por lo tanto, que concuer-
!
a
3
91
278 FRTTZ PERLSV
I
E
Había estado antes en Canadá; fue el primer lugar donde estuvo des-
pués que dejó Sudá/rica. Esa vez se alojó donde unós parientes de Laura
y trabajó con Nilder Pennfield, el famoso neurocirujano. Esto fue importan¬ iíír.
% te más tarde, cuando, estaba tratando de obtener sus papeles de inmigra¬

* ción a Canadá. . . 1
*
Se veía muy contento con lo que estaba pasando. Vancouver es her¬
moso y le gustó el ambiente y. la calurosa recepción que le dieron. Le gustó
el cambio. Buscó un lugar donde instalar su kibbutz. Lo encontró en
it Lago Cowielsan
* Cowichan.
i*.;
; Isla de Vancouver 9
%
SOL KORT
Shirley, mi esposa, ¡o ayudó a abrir una cuenta bancada y en la transferen¬
cia del dinero. Llegó al banco con algo asi como diez mil dólares en efec¬
i Columbia Británica
* tivo. Shirley estaba espantada por su negligencia y descuido; los billetes se
le sallan de los bolsillos. Incluso el cajero estaba atónito. Cuando compró
* el motel que se convirtió' eri su Instituto Gestáltico, pagó entre doce y quin¬ g
* ce mil dólares al contado -el costo total era alrededor de cuarenta mil. m
w
Sabía como manejarse con agentes de ventas, con fletes aéreos, itine¬ KOLMAN KOJLENTAYER
% rarios; era,' en gran medida, auto-propulsado. Era muy, muy astuto en bie¬ 1:•
Cowichan era un lugar interesante. Permitía estar solo, permitía dejarse lle¬
nes raíces, detalles de hipotecas, intereses, etc. -financieramente, no le gus¬ var e irse a otro lugar. Verás, se podía ir de una pequeña comunidad al
taba comprometerse con más de lo que podía. Pensó que podría encontrar pueblo, que era Cowichan, y de aquí a un pueblo más grande llamado Dun¬
can y de ahí a la ciudad de Victoria. Y luego, la gran cosa era atravesar
* algo en el continente, pero los precios eran muy altos. Arrendó un avión
y voló a- las islas. Se interesó por un lugar llamado Yellow Point, pero 5 en ferry a Vancouver. Después, el regreso: de Vancouver a Victoria a Dun¬
* le pedían medio millón de dólares. Cowichan estaba al alcance de su bol¬
sillo y de sus necesidades.
¡S
jj1
can a Cowichan a casa. Era una hermosa experiencia.
% ¡ge Fritz llegó con un grupo de personas en el verano del 69. Había aproxi¬
I madamente una hectárea útil cerca del lago. La parte alta era de tres hec-
Ii táreas, las cuales nunca ocupamos. Antes había sido un motel; “Encontré
el lugar en el cordón bananero de Canadá”, decía bromeando, “pero se me
* olvidó que llovía mucho en este cordón”. El lugar era Fritz.
* S'
JERRY ROTHSTHN
% En alguna parte, Fritz dice que su gran hazaña fue haber pasado de la te¬
I rapia individual a, la terapia de grupo, quebrando el sistema cerrado uno-
!¡i a-uno y creando un grupo donde la energía de muchas personas ayuda a
% cada una de las personas que trabaja. Luego pensó que estaba comenzando
a dar su siguiente salto: de la terapia de grupo a la comunidad terapéutica,
* i donde el ambiente, el escenario de la terapia, no estaría limitado. Consti¬
tuiría el todo de la vida cotidiana, donde las personas podrían salir de su
%
impasse cocinando o martillando un clavo. Esto expandía toda la ¡dea de
* la gestalt, ya que ¡ría en forma paralela con la vida. En el Tarro de la Basura
dice que él se imaginaba que la primera de estas comunidades sería algo
% así como un “criadero de líderes”. Quería preparar a una cantidad de gente
para que luego ellos formaran otras comunidades gestálticas.
i Cowichan era como una joya -lindas lomas, grandes arces, al lado del
*a lago- pero era muy pequeño para una comunidad permanente; creo que
Fritz lo tomó porque estaba muy ansioso por empezar.

*%
f

*
B:
280 . FRITZ PERLS
§
LAGO COWICHAN 281 *
KOLMAN KORENTAYEH des?". Al comienzo hubo muchos niños. Habían llegado parejas, tres o cua¬
Inmediatamente después de inaugurar Cowichan, su fantasía fue encontrar íktr:- tro. En julio llegó un niño levemente retardado con su madre... ella hacía &
un lugar más grande para formar una universidad, una universidad huma¬ mucho escándalo por cualquier cosa. Fritz estaba, en ese momento, irritado
nista a la manera gestáltica. Eso era lo que quería. Cowichan era un paso fe como un diablo con los niños. Quería trabajar sin distracciones.
preliminar. Quería un lugar más grande donde pudiera sembrar y cosechar, & Yo le dije: “Bueno, sería tonto tener una comunidad sin niños.’ Estamos
y hacer muchas cosas diferentes. Ir preparándonos para vivir en el mundo, y si los niños constituyen una mo¬
lestia natural, es mejor que los tengamos en la comunidad”. Y luego ha-
Un nuevo comienzo... S . blaron varios padres; querían tener a sus hijos con ellos. Todos contra Fritz.
El dejó en claro que no quería tener niños. Después de esto, nunca más
ROMILLY GRALTER se dijo nada.
Cuando supimos que Fritz vendría a Canadá, no podíamos Creerlo -¡fue co¬
¿Y fueron admitidos , o no? £
mo estar metido en la electricidad y saber que Edison llegaría!
Abrió sus puertas en junio del 69. Me armé de valor para ir en julio.
1 Los niños sí, pero no los perros. Esa fue la regla. F£
Pensé .que al principio habría una hilera de psicólogos con todo tipo de ¡i Nunca hubo miles de niños. Creo que él pensó que perdería una can¬
títulos. Pero muy al comienzo no fue así. Los canadienses tuvieron sólo en¬ r~ tidad importante de gente. Mi impresión fue que él no quiso discutir porque
tre seis semanas y dos meses para saborearlo antes que comenzara a lle¬ quería que el proceso fuera democrático... que él aceptó porque era con¬
gar el flujo de California. veniente aceptar.
Era un motel a orillas del lago, con pequeñas cabañas y una casa. El
era como yo me lo imaginaba -como un gran gurú, con barba... no podía i. Era una comunidad patriarcal y la voluntad de Fritz prevalecía, sin em¬
bargo, nunca impulsó lo que debía hacerse. Nunca lo hizo. Si deseaba algo,
«s
ile'
mirarlo directo a los ojos. A veces él no se conectaba con alguna gente
y sentían que no podían hacer nada al respecto. Más tarde, en el otoño,
todos eran significativamente respetuosos Frente a ese deseo, el que gene¬
ralmente se llevaba a cabo.
*
f
descubrí que él siempre había pensado que yo era judía: él supuso que i Cuando llegué, Fritz estaba agobiado porque solamente una persona se
toda mi familia era judía, porque de alguna forma parecían serlo. Pero, en I había venido con él, una mujer de Esalen llamada Kay. Ella cocinaba y tenía
realidad, son irlandeses y alemanes. Sentí que tenía una actitud de com¬ i que organizar los grupos y hacer qué todo funcionara. Trataba también de
pañerismo hacia los judíos, y me preocupé cuando descubrí que me incluía p. llevar la contabilidad y los libros, y esto era demasiado para ella, entonces
en este paraguas étnico. Y pensé': “Dios mío, ahora ya no le voy a gustar”, le ofrecí ocuparme de los libros. Fritz se dio vuelta, su cara se iluminó, y &
pero en realidad no hubo ninguna diferencia. m dijo:“|Guau!, ¿tú sabes llevar los libros?". Y comencé a hacerlo. Eventualmen¬
Antes que estuviera lista la gran sala de reuniones, nos juntábamos en s. te, todos hacían de todo porque una persona sola no era capaz de ma¬ £
una casita cerca de los moteles. Me imagino que los dueñas vivían ahí. Ca¬ nejarlo todo. Yo organicé la oficina, la cual gradualmente fui pasando a
da motel tenía una cocina, por lo que nunca se habían hecho comidas co¬ otros. No recuerdo cómo organizaba el financiamiento -el cual era alrededor «3
munitarias, y nosotros teníamos que tratar de convertir esto en una comu¬ de 600 dólares al mes, o algo así- pero de lo que se cobraba, una porción ir
nidad. Nos reuníamos en una sala de estar tan chica como la sala de grupos sustancial se iba en honorarios.
-suficiente para la gente que había. Cuando la casa grande estuvo lista, na¬ i La gente de junio se reunía con Fritz a toda hora, en un grupo matinal,
die quería cambiar el maná por sillas, de modo que simplemente nos sen- otro después de almuerzo y otra sesión en la tarde. El estaba en el rol de
tábamos en el suelo y é! en una silla. Ü profesor. Me demoré en descubrir a Fritz, el Salvador. En Cowichan se me¬ £
-i
Cowichan fue su volada personal. Y ésta fue una de las razones por tió a enseñar a fondo. Decía: “Habrán gestallistas, personas que habrán pasa¬
la cual. Cowichan funcionaba tan bien. No existía esa tontería de la total ' do por el proceso gestáltico y que serán capaces de aplicarlo al arte o a
democracia. Nos juntábamos todos y discutíamos acerca de cómo funcio¬ s la vida. Entonces habrán terapeutas gestálticos...”. Dio una serie de confe¬
naría la comunidad y otros detalles, pero él estaba ahí y estaba interesado. i'
rencias acerca de la gestalt. Cada mañana, hablaba durante una hora acerca
i Tenía que haber un jardín para que hubiera un equipo de jardineros... tenía I
de los distintos aspectos de la gestalt. Llegó incluso a diseñar el certificada.
que haber una cocina... a menudo cambiábamos los métodos. Tendríamos Además mantenía contacto con todos los otros institutos gestálticos. Iban
este comité o este otro -las personas que limpiarían, los que harían la sala í a crear un plan formal para todos los que tuvieran título de psicólogo o
de arte, pero él estaba ah{ como el núcleo de todo esto: él era el Gran Papá. psiquiatra. Eso causó un poco de oleaje, porque había gente muy buena
Recuerdo una sola vez en que su voluntad no predominó. En una reu¬
nión, Fritz dijo: "Pienso que no deberíamos tener niños. ¿Qué piensan uste-
rr y a veces incluso mejor que los psiquiatras.
*
No tenía a ninguna jovencita a su alrededor cuando comenzó; y durante
toa
tz¡*
•-
282 FRTTZ PERLS |Sg8< LACK) COWICHAN 283
It-
sar constituye una barrera. Cuando uno ve realmente, uno hace algo. Fritz
ías primeros meses no había ninguna de esas niñas preciosas de California.
En julio llegó Teddy Lyon y la comunidad se dividió en dos grupos.
s desarrolló herramientas para llegar a la gestalt, lo que es un proceso natural;
En la mañana estábamos con Fritz y en la tarde con Teddy, y luego cam¬ IjK hay muchas maneras diferentes de llegar, pero básicamente puedo decir
biábamos nuevamente. Así se hizo durante las dos primeras semanas. Des¬ fp que aquellos que usan “técnicas" no comprendieron a Fritz.
pués fuimos tantos -surgieron otras personas capaces de dirigir grupos- que i' No conozco a nadie que se haya liberado completamente de su con¬
dicionamiento, pero cuando pienso que Fritz partió como psicoanalista
¡n-
tuvimos que dividirnos en tres o cuatro grupos. Esta semana estarás con 8
Don, la próxima con Fritz y Barry Stevens, etc. fjjp telectual judío alemán y en todo lo que obtuvo de esto, los residuos no sig-

BARRY STEVENS
§§i niñean nada. Estaba muy abierto a sus propias observaciones. Cuando veía
M¡ algo que lo hacía cambiar de opinión, lo decía. Eso es una gran cosa, per-
La primera semana en Cowichan, Fritz pasaba tres horas cada mañana con Sp mitir que la nueva evidencia cambie el punto de vista. Nunca lo sabemos
nosotros trabajando las distintas formas del darse cuenta. Era hermoso y ijgjf . todo. Nadie lo sabe todo.
muy productivo. Hacíamos el ejercicio adentro-afuera, yendo y viniendo de i
' Era hermoso poder decir algo y ser comprendida, no interpretada. ¡Có-
lo que estaba ocurriendo dentro de la piel a lo que estaba ocurriendo fuera
mo disfrutaba yo de esto! Podía decirle muchas cosas y él comprendía. No
de la piel. Nos hizo estar conscientes de nuestras voces, diciendo: ¡"Como me quedaba pegada en las explicaciones. Una noche, Fritz y yo íbamos de
.
mi voz, yo soy...”; oíamos nuestras voces al decir eso y agregábamos lo
que nos parecía nuestra voz: “tímida”, “dura", “arrastrada" o “feliz". Nos
É vuelta a Vancouver. Había mucho tráfico y él viró a la izquierda donde se
hacía formar parejas y estar conscientes de lo que pasaba en nuestra cabeza i suponía que había que hacerlo, pero desembocamos en un camino de tie-
rra. Detuvo el auto. Se quedó callado algunos minutos y luego dijó: “Estoy
mientras le hablábamos a la otra persona. Hacía que nuestro darse cuenta
perdido". Inmediatamente después, apareció otro auto al lado y una mujer
saliera en forma de canción o por lo menos de sonido. Al final, nos me¬
joven le dijó: "Dr. Perls, ¿está perdido?". Era muy linda. ¡Guau, qué hermosa!
tíamos dentro de nosotros mismos y expresábamos el darse cuenta interno
Y a mí me molestó un poco. Nos dijo que la siguiéramos y que ella nos
:: i.
y luego el darse cuenta externo; adentro y afuera, ida y vuelta, como si
llevaría por el camino correcto; íbamos detrás de ella cuando Fritz dijo: “Es
fuera poesía, pero sin tratar de hacerlo poesía. Todo esto lo hacíamos en
jp una preciosura”. Y yo dije: “Sí”, porque sabía que era verdad, pero mi voz
voz alta para oírnos todos. Recuerdo que yo empecé sintiéndome muy sola
no me acompañaba. Me miró y dijo: “Si es que a uno le gustan las preciosu¬
y terminé totalmente tranquila y cómoda. ¡Una gran sensación! Era hermoso
ras". Fue una estupenda respuesta, sabiendo lo que me estaba pasando. Re¬
oir las distintas formas en que se manifestaba cada persona. Fue la única
vez que hizo esto. ® cuerdo que mi respiración salió desde muy adentro después de esto. La ha¬
bía estado sujetando cuando dije “Sí".
,

Esa era su forma de hacer las cosas, cambiando todo el tiempo. Tan
m Nunca tuve una sensación de roce con él. Lo conocí durante los tres -
pronto como veía que estábamos anclando nuestros pies en alguna situa¬ últimos años de su vida, y lo vi cambiar en ese período. Estaba siempre
ción, tiraba la alfombra y hacía otra cosa; y nuevamente nos tambaleába¬ I aprendiendo y cambiando.
*>- mos. Era fantástico. Era capaz de darse cuenta muy bien cuando alguien En Fritz también había una verdadera humildad, que se manifestaba de
a?
empezaba a sentirse cómodo, entonces cambiaba la situación. diferentes formas. Estaba presente cuando decía que había descubierto que
Es muy fácil caer en un molde (que es otra forma de decir rutina) y • se había equivocado en algo. Había humildad en su honestidad cuando pe¬
vivir de acuerdo a ese molde en lugar de observar y darse cuenta -lo que día ayuda. Una vez, fue a mi cabaña y me dijo: “Despedí a Kay” (era su
a-
'

es la gestalt. Al arrojarnos a situaciones nuevas, Fritz estaba quebrando secretaria y estaba embarazada). No se sentía bien con esto. Le dije que
nuestros moldes. En cierto sentido, eso es la terapia, pero no en el sentido | "
yo pensaba que no era posible mantenerla, estando ella tan enojada con
más corriente. Es fácil que frente a una situación nueva uno se acomode él y trabajando en su contra. El dijo: “Ando dándome vueltas buscando apo¬
y piense: “Ahora ya sé cómo hacer esto”, y entonces ¡pafl, algo cambiaba yo". Cuando se ponía arrogante, no le gustaba su arrogancia. Para mí, eso
y ya no sabíamos cómo hacerlo. Todo esto lo sabía por experiencia propia. hacía muy diferente su arrogancia.
Había sido lanzado hacia muchas cosas desconocidas y había tenido que . Jugaba juegos propios y espontáneos, no convencionales. Una vez, pre¬
*3 encontrar su camino. Lo que hacía con nosotros era mínimo si lo compa¬
ramos con lo que él había vivido. Todo lo que hacía salía de su propia i guntó en un grupo cómo podía él ir a Victoria para tomar un avión. Romilly
y Teddy comenzaron a hablar de sus autos. “Bueno, si mi auto...” tal cosa,
cabeza. Era su propio trabajo. y “Si mi auto..." esto otro, “Si me lo arreglaran a tiempo...", y todo eso,
Fritz le decía a sus alumnos: “El usar una técnica sin comprenderla, es hablando de cosas que aún no sabían. Fritz los escuchaba tranquilamente,
una trampa". Hay muchas trampas por ahí circulando. La' cosa es ver real¬ cosa inusual en él, dejar que esto siguiera y siguiera. Cuando se les em-
mente. -Fritz veía, comprendía y hacía algo, sin pensarlo. El proceso de pen- I oezaba a acabar el tema. Fritz deliberadamente decía algo Dara aue conten¬

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284 FRITZ PERLS IIj: LAGO COWICHAN 285 *
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i JANET LEDERMAN
Cuando comenzamos a trabajar juntos en Cowichan, era notable la sintonía te
'ir
U que había entre todos nosotros. A veces, Fritz estaba trabajando con un gru¬ te
t¡3? po en algún lugar y luego ese grupo venía a trabajar conmigo; había su¬
•c ficiente sintonía como para no tener que hablar acerca de qué hacer. Ha¬ te
bían, además, ganas de seguir adelante. Yo podía leer Jo que estaba pa¬
sando y convertirlo en movimiento. La mayor parte de mi trabajo era a tra¬ te
vés de juegos y movimiento. te
r, m, Es difícil expresarlo en palabras, pero había una cualidad tridimensional te
que estaba comenzando a aparecer. Podíamos trabajar juntos sin conspira¬
ifj"- ciones. Nuestras realidades eran complementarias de una manera muy, muy te
hermosa... Fritz se había ejercitado en el contexto psiquiátrico, por lo que
zaran de nuevo. El ni siquiera se sonreía. Estaba ahí con ellos, oyendo y ¡ estaba realmente preparado para trabajar uno-a-uno. Yo me había prepa¬
acompañándolos en la conversación. El tema disminuía y Fritz largaba otro rado en la sala de clases, por lo que estaba entrenada para trabajar con
si y comenzaban nuevamente. Era algo absolutamente cómico porque no grupos. Y ésa fue una de las formas en que trabajamos juntos. El se ubicó
había forma de adarar nada. Ray Walker estaba sentado a mi lado, se reía más al frente y yo más a la retaguardia. te
a carcajadas y decía: “¡No puedo creerlo! ¡No puedo creerlo!”. •
La mayoría de las veces, Fritz no interpretaba, ¡aero a veces lo hada. ¡i VIRGINIA HOROWITZ te
Una noche, yo había estado trabajando con Fritz en un grupo y le oí decir: fi '

YO estaba en un grupo de entrenamiento avanzado y era la única que no


te
“Barry pensaba que odiaba a su marido. No sabía que lo amaba". Esto es tenía el curriculum adecuado. Un día, en el grupa grande, que nadie co¬
algo que ocurre muy a menudo en psicoterapia: alguien descubre que la
persona que han estado odiando, es también la persona que quieren, pero
I dirigía, Fritz dijo: “¿Hay alguien que nunca haya co-dirigido un grupo y que
quiera hacerlo conmigo?". No lo dudé ni un minuto. Fui adelante y me sen¬
no se han percatado de ese amor. En mi caso no fue así. Yo no creía que i té. Me miró absolutamente asombrado. Sentí que ya me había metido en
esto y tendría que seguir adelante. Y lo hice.
odiaba a mi esposo, sabía que lo amaba. Pero esto no tenía importanda.
Ese día, me retiré del grupo porque lo que se estaba agitando dentro de i ÜS
(

Después, él contó una historia acerca de una vez que simuló desmayarse
te
. mi era muy fuerte y. quería estar sola. Me fui a mi cabana y lloré durante !'
f en una fiesta en Israel, y dijo: “Cada uno hace lo que necesita hacer pa¬
te
un par de horas, aún absorta en lo que había experimentado. Pasaron al¬
gunos días, y siguió siendo insignificante que Fritz hubiera dicho algo falso ra sí mismo". Era la analogía de lo que yo acababa de hacer.
acerca de mí. Un año más carde, sentí que me molestaba lo que Fritz había ROMIIXY GRAUEH te
dicho porque no era verdad. Senté a Fritz en el piso vacío y en cinco mi¬ .!
: Nos reuníamos en las tardes para aclarar cualquier resentimiento que hu¬
nutos, no fue más que eso, me sentí de pronto anonadada ante la simple : biera aparecido. Pero las sesiones de la tarde tendieron a debilitarse porque
te
verdad de que no lo había perdonado por el error que había cometido. crecieron mucho.
No fue sólo una cosa cerebral. Lo sentía en todo mi cuerpo. Desde enton¬
ces, no he tenido más problemas con esto. En ese momento pensé, ¡mi que¬
rido Fritz! Me causaba un problema, pero también me daba los medios
Iñ Hada el final, cuando se convirtió en una comunidad grande, Fritz no di¬
rigía grupos. Se paseaba por todos los grupos y se sentaba por ahí cuando
fes

para solucionarlo. ¡Y quería. Lo más importante era que las demás personas se convirtieran en
i
*2G fe 1 terapeutas. Induso yo terminé conduciendo algunos grupos.

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i ¿Y El no hacía mucho caso a los títulos y esas cosas, pero cuando llegaban te
c- •=-?< i solicitudes, prefería las que tenían títulos porqué quería que esto fuera una
t v. terapia acreditada. Había un proceso básico de selección donde dos o tres
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personas leían las cartas que llegaban. Fritz también las leía todas. Y si le
gustaba alguna, la contestaba, así como también si alguien llegaba, él ge¬ Ñ
G! neralmente lo dejaba quedarse, ya que esto demostraba un gran interés,
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286 FRITZ PERLS
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¡fijftF LAGO COWICHAN 287
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JOEL KRAMER Cuando llegué, había veinte personas, y Fritz estaba haciendo un pe¬
3 queño grupo con gente que él había elegido. Me invitó al grupo.
Durante un viaje a California, antes de irse a Canadá, Fritz me dijo que él II
5 pensaba que tenía el remedio para las enfermedades mentales. 1ft Una noche trabajando en el grupo con él, me sentí muy perdido; me
Le dije: “¿Para la esquizofrenia?". 1 conecté con una parte muerta dentro de mí mismo. Me sentía muy mal,
3 pegado a algo, y pensé que esto afectaría su decisión de haberme pedido,
3
“No, para la neurosis".
“¿Cuál es el remedio?".
m por un lado, que hiciera todo ese trabajo aquí, y por otro, que trabajara
“La comunidad gestáltica -una comunidad gestáltica viva".
'
con él en grupo. Sufrí la sesión completa, y después cuando salimos, él
3 Se sentía muy bien consigo mismo y con lo que estaba haciendo. se acercó, puso su brazo en mis hombros y dijo: “juguemos un partido de
ajedrez".
3 GREG DAVIDSON
& De pronto me di cuenta que yo era la misma persona, que le importaba
3
Se estaba convirtiendo en úna persona con niucha fuerza, y cuando se fue
al norte tuvo un nuevo florecimiento; estaba mucho más maduro. Aquí se m un comino si yo me 'emputecía', porque a él también le pasaba. En ese
momento, comprendí que su forma de trabajar era única, y desde entonces
3 había puesto muy paranoico cuando Nixon asumió. Fritz anticipó una repre¬ sentí que él era una presencia humana no enjuiciadora. Y eso era fantástico.
sión, particularmente de trabajos como el suyo. Pensaba que le quedaban Al día siguiente, apareció nuevamente la misma cosa -y la trabajé. Fue
3 pocos años y cuando llegó a Canadá, sintió que una nueva vida surgía para bueno. Irónicamente, después de esa sesión, él se alejó, no tuvo interés. Ge¬
3
él. Se convirtió en una persona mucho más querible.

La Araña...
I neralmente conversaba un poco a la salida, pero esa vez no lo hizo... había
un equilibrio en ésto.
Nos abrazábamos después de nuestros partidos de ajedrez. Es divertido,
JERRY ROTHSTEíN í la otra noche estaba jugando y me pregunté qué pasaría si jugáramos nue-
3 •

Cuando Fritz se fue a Canadá, le dije que quería ir con él, pero él dijo: f vamente...
3 “No lo hagas"; en todo caso, yo estaba haciendo cosas que no quería dejar.
Dos meses después, llegué a un punto en que estaba libre de compromisos, Una de las cosas más significativas que hizo Fritz en Cowichan, fue una
3 por lo que mandé una tarjeta diciendo que iría de visita. Fritz contestó que nota que puso en el tablero y que decía: “¿Cómo puedo meterles en la ca¬
él estaría en San Francisco pronto y que quería verme por algo importante beza que la gestalt no es un conjunto de reglas?".
3 y que me llamaría. Llegó el viernes de la semana que se suponía que él Quería preparar a una gran cantidad de gente, pero no quería hacerlo
3 estaría en San Francisco y ni una palabra; pensé que se le había olvidado. descuidadamente. Pero, ¿cómo se prepara a alguien? Esto exigía mucho a
Iba caminando por Geary Street, ¡cuando de pronto veo a Fritz en Union ' su creatividad y también a la de otras personas que estaban en esto. Muchas
3 Square! Dijo: “¡Ah, ven acá! Te convido a almorzar", y entramos a Salomon’s. veces pensó que sólo estaba obteniendo imitadores. El terapeuta de turno
3 Estaba muy acelerado y comenzó a contarme lo fantástico que estaban era otra versión de Fritz, Supongo que esto pasa con un gran maestro, o
las cosas en Cowichan. Dijo: “Está resultando simplemente perfecto. Todo terapeuta, o lo que sea -la forma en que lo hace el maestro se convierte
3 anda bien, excepto..." que todos le exigían que se encargara de una serie ¡y¡¡ en una ortodoxia para sus seguidores.
-» de pequeños detalles. Lo que él quería era enseñar, era encontrar gente que Esta era una de sus preocupaciones principales. Era muy creativo en
9 estuviera seriamente dispuesta a meterse en las profundidades de sí misma i los grupos. Se metía en áreas donde había un gran potencial para derribar
3 ; para convertirse en profesores-terapeutas con sensibilidad. No quería verse la voluntad casi automática de los alumnos a imitar. Descubrió formas para
empantanado con cuántas cajas de huevos había que comprar, dónde había • que cada persona se contactara con su propia originalidad. ¿Qué es lo que
3 que botar la basura o dónde viviría tal persona. tú quieres de esta situación?, en oposición a lo que Fritz quiere, o a lo que

3 E! sabía que yo era un buen organizador, por lo que me ofreció un 3 dice el reglamento. Probablemente por esto, él usaba tan a menudo juegos
trabajo que él llamó “la araña" -alguien que viera la telaraña de cada día, como el “idiota del pueblo". Trataba que la gente eliminara toda la energía
3 de los detalles de la vida cotidiana, y que supiera lo que estaba pasando ; que se gasta en imaginarse lo que se supone que deben hacer. Presionaba
por sus contactos a través de los hilos de la telaraña-manejando la rutina para que no insistieran en aprender las reglas. Estamos condicionados a ha¬
3 de la comunidad, los detalles gerenciales. Me interesó mucho. Y aún me cerlo.
3 interesa. De hecho, me sentí más fascinado por esto que por cualquier otra Fritz inventó algunas técnicas importantes para una situación particular:
cosa... Decidimos que yo iría a ver el lugar y me quedaría un tiempo para inventó la silla caliente e inventó el diálogo, no tanto como una técnica
3 ver qué había que hacer. Después comencé trabajando con otras personas f sino más bien como una forma de penetrar las capas de esa personalidad
en la vida diaria de la comunidad, haciendo grupos y muchas otras cosas. 8 en la que estaba trabajando. Fritz estaba tratando de encontrar un método
3
3
3
3
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288 FRITZ PEELS LAGO COWICHAN 289 *-


para comunicar cosas sin tener seguidores. “Quiero hacer una gestalt que,
F El puesto de diarios y la tienda de la esquina tenían libros autobiogra-
no sea reglas - ni mis reglas ni las tuyas- sino una forma de vida". Esto fue fiados personalmente por Fritz. Lo reconocían en todas partes. El disfrutaba
importante para mí.
mf con esto.
Fritz quería ser parte de la comunidad, de una comunidad más grande. 9**
En Vancouver, por ejemplo, le gustaba ir a la ópera. Cuando iba, le gustaba
c~ ser reconocido. Era conocido, era visto en muchas partes, era apreciado.

£
Al poco tiempo, fue visto en la cadena CBC de televisión, con gran au¬
diencia.
Muchas de ias personas que trabajaban con nosotros eran canadienses
de esa área. La gestalt se convirtió en parte de la Columbia Británica. Y
|! ' el trabajo continúa y la gestalt juega un gran papel en la comunidad. ¿Y

i. SOL KOXT
RICHARD PRICE Visitamos la escuela de Fritz inmediatamente después de su apertura. El,
Al irse a Canadá, eliminó todo lo que no le gustaba de Esalen. Definió un
contexto tal como él lo quería. Se hizo cargo de absolutamente todo. Su i

con gran placer, desempeñaba el rol de orgulloso fundador. Nos mostró la
vista del lago y las montañas. “Como Suiza", decía. Ya habían muchas flores
palabra era ley, que era lo que le gustaba. l y estaban comenzando a plantar los jardines. Le gustaba que todo fuera
Si no estaba dirigiendo un grupo, Fritz no se quedaba un minuto quieto. i muy verde y fresco. Planeaba limpiar la maleza que había al otro lado del
* Metía su nariz en todo. En Cowichan, me nombró a mí y a otros, líderes camino y hacer nuevas construcciones, ya que era una propiedad a la cual
de tres o cuatro grupos. Por las tardes se paseaba de un grupo a otro. Era
algo así como ir de bar en bar. No le interesaba tanto ver qué hacía el
I también tenía acceso. Quería tener tanto una comunidad terapéutica como cL
una escuela para enseñar aspectos básicos de medicina -anatomía, fisiolo¬
mesero; sino chequear la acción. El aprendía su propia lección buscando gía- a los terapeutas gestálticos, para que no tuvieran que pasar por la es¬
su propio y creciente interés. cuela convencional de medicina. Quería comprar el motel del lado, pero
Rey... los dueños pedían un precio exorbitante.
Hizo un buen trabajo de R.R.P.P. con los residentes locales. Habló en
ILANA RUBENEELD la Cámara de Comercio de Cowichan, explicando qué era la terapia gestál- .J.
Cuando Fritz se fue a Canadá, fuimos a visitarlo por unos días. Salía de tica y tratando de disminuir su aprehensión con respecto a lodos estos bar¬
la casa y caminaba por la pradera como un rey. Feliz. Estaba realmente V budos medio hippies, todos estos extraños que estaban llegando a Lago
feliz. Cowichan. ¿Qué estaría pasando ahí? ¿Una comunidad? ¿Orgías sexuales?
En Esalen, Fritz tenía que compartir el reinado .con Bill Schütz. En Ca¬
I ¿Acido? Fue entrevistado por varios medios de comunicación de Vancouver,
nadá, él era el rey. y una estación de TV de Seattle envió a un equipo a .entrevistarlo.
«H
3-.
- I Creo que él sentía que estaba llegando a su objetivo, o que había lle¬
KOLMAN KO RENTAYEK
gado; la gente estaba reconociéndolo como alguien especial. Su sueño de
Fritz estaba comprometido con la comunidad. Se daba vueltas por ahí, ob¬
crear un colegio y eventualmente una universidad, estaba a punto de rea¬
servando ei trabajo que se estaba haciendo, cosa que amaba mucho y con ¡T.
lizarse. Tenía todo tipo de ¡deas esperanzadoras y hablaba en forma muy
la cual sentía mucha emoción. Recuerdo haberlo visto un día parado en
optimista acprca del futuro. Estaba muy orgulloso de lo que hasta entonces
un lugar, cuando un par de perros corrieron hacia él. El tenía una regla,
sólo los gatos eran aceptados en la propiedad porque ellos mismos lim¬ Vii había logrado, se sentía tremendamente estimulado con lo que estaba ha¬
ciendo. »T'-.
piaban su caca. J'

"Ustedes saben que no deben estar aquí", les dijo en tono amistoso.
Los perros siguieron su camino. i JOHN STEVENS
Sus respuestas nunca eran indiscriminadas, siempre eran específicas. Si al¬
Cowichan era una comunidad pequeña, un pequeño pueblo maderero.
Sin embarga, Fritz se convirtió en una importante personalidad. “El Doctor",
i guien lo fastidiaba, lo mandaba á la 'mierda'. Pero si él sentía que una- per¬
sona era verdadera y abierta, él era muy amable y cariñoso. Cuando es¬
tú entiendes. Todos pensaban que era una persona especial; se destacaba. % tábamos trabajando en el Tarro de la Basura, me preguntó por mi esposa,
Se propuso comprometerse con el pueblo también. Pasó a integrar la ñI que había hecho un taller con él, y le dije: “La mayoría de las veces se
fax*
Cámara de Comercio, e incluso habló en una de las sesiones. «Sí siente muy bien, pero aún hay veces en que se siente inútil”. Y Fritz dijo,
i

a

i
A
290 FRITZ PERLS
1 LAGO COWICHAN 291

a suavemente y con emoción: ¿A quién no le pasa?" Esto me impactó -él ha¬ ciándose un poco. Era como estar en casa -en una casa celestial.
bía hecho tanto por mí y por otras personas, ¿cómo podía sentirse inútil?
Fue muy importante para mí escuchar eso. Es un recuerdo muy especial. iT JOHN STEVENS
§> Hay algo acerca de lo cual me di cuenta recientemente: él estaba muy Fritz estaba muy contento cuando Russ Youngreen apareció en Cowichan
solo. Hay personas que hablan de la soledad como algo auto-impuesto, pe¬
>•
con las ilustraciones originales para el Tarro de la Basura. Aún puedo verlo
SI ro yo no creo en eso. El había avanzado mucho en el darse cuenta, iba sonreír entre dientes mientras daba vuelta las páginas, murmurando con su
más adelante que todos, yo sé que tenia que estar solo. No había nadie con p voz suave y profunda. Le fascinaron las ilustraciones.
ai quien él pudiera hablar acerca de lo que experimentaba, de lo que él veía
tan claramente. Hay tanta gente que está dormida, o metida en sus juegos Debido a que dos de ¡os cuadros de Fritz aparecían en las cubiertas de Den¬
$ o tragedias, sin ver-, él podía verlo todo. Imagínate lo que es ser el único
I tro y Fuera del Tarro de la Basura, mucha gente pensó que los dibujos que
despierto en medio de tanto zombi. No tenía mucha gente con quien com¬ habían dentro del libro también los había hecho él. Fueron hechos por mi
partir, y yo sé lo cálido, amable y suave que era con otros cuando ellos amigo Fuss Youngreen, quien también hizo los dibujos para este libro.
* veían lo que él estaba viendo y estaban realmente con él.
Russ YOUNGREEN
HARVEY FREEDMAN ¿Cómo llegó Fritz a pedirme que hiciera los dibujos del Tarro de la Basura!
A A pesar de que seguí a Fritz a través de Norteamérica durante cuatro o cin¬ Bueno, me vio dibujándolo a él en un taller en Big Sur, y le gustó. Después,
co años, no llegué a conocerlo como amigo, como amigo personal, sino al final del taller, me preguntó si me interesaría hacer algunos dibujos a
Ü hasta 1969 en Cowichan. Antes de esto, él no se acordaba realmente de K partir de unos videos de personas con que él había trabajado.
mí, no tenía una continuidad conmigo; yo era sólo una cara familiar. Cuan¬ En vez de pagarme, me dijo que Penny y yo podíamos asistir a un taller
* do me fui a Cowichan por dos meses -el contacto más largo que tuve con
él- tuvimos una estrecha relación.
1:
I1
de una semana en Horseshoe Bay -esto está en Vancouver Norte. Y eso
hicimos. Fuimos a Canadá.
* Para mí, él fue un profesor formidable y aterrador; se convirtió en un El estaba trabajando en una película cuando llegamos, y me pidió que
ai amigo. Cuando nos sentábamos por’ ahí a conversar, él hablaba como los 1 dibujara varios ejemplos de cosas que quería comunicar. Hice algunos di¬
dibujos animados. A veces hacía una lira cómica con dos personas que am¬ bujos. Uno era de un tipo que tenía con su esposa un centro Zen en Van¬
ai bos conocíamos. El me veía como un globo rojo, siempre listo para volar couver. Ambos eran bastante rígidos -cálidos, pero rígidos. Estaba garaba¬
a algún lugar; yo necesitaba a mi pareja, a mi esposa, como lastre para man¬ i teando algo a lápiz y le puse un sombrero de lluvia a él, un gran arpón
tenerme aterrizado. A menudo hablaba en esa forma de las personas que
: y una pierna artificial de palo. Fritz vio esto y simplemente estalló de la
ai ambos conocíamos juntos, y lo pasábamos muy bien. risa.
Disfrutaba con él. Si nos quedábamos mudos durante un rato, él decía: 1 Cuando terminó ese taller, regresamos a los Estados Unidos y pensé que
"¿Acaso no tienes lengua?”. I, mi relación con Fritz había terminado. Pero me llegó
una tarjeta de Barry
Le encantaban las películas. Fuimos varias veces juntos al cine. Una no¬ sí Stevens que decía: “A Fritz le gustaría que hicieras algunos dibujos para su
* che a la entrada del cine, habían siete u ocho niños chicos. Fritz andaba &
I autobiografía, Dentro y Fuera del Tarro de la Basura". Cuando llegó la tarjeta,
* con una túnica. Los niños lo miraban con unos enormes ojos que brillaban
y pestañeaban, llenos de luz. Los miró y les dijo: “¿Qué les pasa ? ¿Nunca
S
s
Penny me llamó a la oficina. Estaba tan impactado que me paralicé, estaba
totalmente en blanco. ¡Simplemente no podía creerlo!
* han visto al Viejo Pascuero en el verano?". ¡No puedo describirlo! Estaba sencillamente aturdido ante la idea de que

* JULIAN SILVERMAN
Yo era estando con él algo así como un idealizador, como el tipo sentado-
él quería que yo hiciera esos dibujos para su libro. Para mí esto era un pa¬
go suficiente. Y aún pienso así. Fue algo rico, cálido... Yo me sentía reco¬
nocido desde un punto de vista estético y también desde uno personal a
a-los-pies-del-padre. Para mí, él era la cosa. Sólo al final, en Cowichan, co¬ un nivel más profundo. Siempre había querido sentirme -¿qué?- reconocido
3* mencé a verlo como a un hombre. Pero a través de todos los años que como artista, creo. Con esto lo logré.
ü estuve con él, fue algo fuera de lo común, un tipo muy especial. Nunca
Me mandó su manuscrito. Quería que me concentrara en los títulos de
conocí a nadie como él. los capítulos, o, al menos, en alguna definición de estos títulos. Revisé el
'
La úlu'ma vez que vi a Fritz, él estaba sentado en una mecedora en 1 manuscrito lo más rápido posible e hice todo lo que pude, luego lo repasé
la sala de estar de Cowichan. Había un montón de gente, algunos sentados,
31 Otros tocando guitarra, todos cantando. Y ahí estaba Fritz: con su hermosa
! nuevamente y dediqué toda mi atención a aquellas partes que pensé que
| necesitaban una ilustración. Trabajé solo. Le había dicho que lo tendría listo
voz, sus ojos claros y su cara tan suave.- Y simplemente estaba ahí, me-
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292 FRITZ PERLS m LAGO COWICHAN 293 £
y encontró a Dean leyendo uno de los libros de Fritz, y le dijo: "Cuidado,
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de meses. Gran parte del trabajo lo hice mientras viajábamos a través del íl
Glacier National Park. Cuando llegamos a Cowichan, estaba prácticamente ir cuidado con ese libro. No vayas a dejar marcas de dedos en el libro”. Dean £
listo. mi sólo lo miraba y decía: “Este tipo es realmente raro”.
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En cuanto llegamos, arrendamos una pieza en un motel cerca del de Una noche, los niños encontraron una caja de chocolates y se los que¬
Fritz. No sabíamos cuál era la situación... Fritz parecía estar impaciente por rían comer. Les dije: “Bueno, él dijo que nos sintiéramos como en nuestra ft
ver los dibujos. Actuó como niño chico, imaginándolos de antemano. Yo casa”. Los niños se comieron un par de chocolates y los encontraron pé¬
me dije a mí mismo algo así como: "Guau, esto no calza con la imagen simos. Estaban añejos -jpuaj! Dean dijo: “Oigan, Fritz solía tomar psilocibina ft
que tengo de esta divinidad". En cuanto le entregué los dibujos, él comenzó a veces. ¿No creen que tal vez esas cosas estaban hechas con psilocibina?”.
Le dije: "Oh, Dios, no lo sé”. Los niños estuvieron muy raros. Pasaron la ft
a revisarlos. Se los mostró a otras personas que estaban ahí. Algunos de i
los dibujos no lo pescaron y otros sí. Pero en general le gustaron e incluyó mitad de la noche mirándose, esperando que uno u otro hiciera algo ex¬ ft
traño. No pasó nada; eran chocolates añejos, comunes y corrientes.
la mayoría de ellos en su libro.
*
ti; Mantuve limpia la cabaña, barrí el pelo de los perros todos los días. ft
r; Probablemente estaba mucho mis limpia que cuando estaba Fritz. ft

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Creo que la hospitalidad fue su forma de expresar el aprecio por los di¬
bujos. Yo estaba contento de hacerlo para él. Yo obtuve también algunas
ganancias, por lo que estaba muy feliz. John Stevens me pagó las ilustra¬
ft

I r ciones del libro y ios derechos de autor. . <ft


§ p-3 Una vez, durante ése segundo taller en Horseshoe Bay, yo estaba arre-
glándole algo a una 'motocicleta que tenía. No funcionaba y no sabía cómo
arreglarla. Lo intenté varias veces; y luego dije: “No puedo hacerlo”. Fritz
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me miró y dijo: “Esta persona parece ser estúpida. De hecho, es estúpida",
Muchas personas han dicho que Fritz era un ingrato. Ya que obviamente i y se fue dejándome colgado en el aire con ese comentario. Tenía todo guar¬ ft
le fascinaron los dibujos de Rttss, me pregunto si hubo alguna manifestación ! dado y desarmado, pero descubrí algo de la mierda que había en mí, pre¬
abierta de aprecio. Como en todas las cosas, Fritz expresó su aprecio en for¬ l cisamente debido a esto. Comenzó con un flash que tuve acerca de mí mis¬
ft
ma muy propia y única. mo1. cuando tenía tres años, necesitaba intensamente que me prestaran aten¬
ción, y no lo hacían. Mi madre era como una piedra; no sentía amor ni
Al día siguiente que nosotros llegamos, Fritz partió en un Tour de con¬ % atención de parte de ella. Todo iba junto: la sensación de estar mudo y
ferencias e insisLió en que nos quedáramos en su cabaña mientras él no i necesitar atención. Comencé a darme cuenta de lo que estaba haciendo. ft
estaba. El sabía que teníamos poco dinero y no quería que lo gastáramos
Fritz, de alguna forma, enderezó el flujo de la energía, haciéndola funcionar
pagando un motel. Dijo: “Siéntanse como en su casa. Usen la grabadora.
de nuevo. Es como una acupuntura psíquica. Pero para hacerlo era necesa-
Lean los libros. Cómanse los dulces. Tómense el vino. Hagan lo que quie¬
ran".
I rio saber cómo se sentía la persona y ser capaz de sentirlo él mismo, por¬
ft
PENNY YOUNGREEN
l que esto no era un juego. Cuando Fritz quería ayudar, estaba ahí, ciento
por ciento, completamente, con su energía disponible para ayudar. ft
Yo sabía que a Fritz no le gustaban los perros y le dije que nuestras dos
perros andaban con nosotros.
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"¿No se harán 'caca' en la casa?”.
“Bueno, están entrenados 'para hacer' afuera, pero nunca estoy segura
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de lo que harán".
"Está bien”, dijo. “Los perros pueden quedarse".
Estaba realmente sorprendida. Sentí que él hacía una reverencia hacia
atrás.
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John Stevens estaba tan preocupado por lo que .nosotros o los perros
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haríamos en la cabaña de Fritz, que iba a inspeccionar cada dos horas.
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294 FRITZ PERLS m
1 LAGO COWICHAN 295
'$r: JOHN STEVENS
Se produjo una comunicación que no puedo describir. Nunca la he te-
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nido con otra persona. Siempre me he sentido encerrado; sé que me encie¬
rro en mí mismo. Hay una caricatura en este libro que describe la forma
I Del Tarro de la Basura se vendieron alrededor de 70.000 ejemplares en nues¬
tra edición, y 125.000 más de una edición más barata. Con Sueños y Existencia
en que me veo a mí mismo. Es el autorretrato de un tipo que sostiene unos ha sido aún mejor. Se han vendido cerca de 150.000 en nuestra edición
i barrotes delante de él. Es su propia cárcel; los barrotes los sujeta él mismo vi y más de 200.000 de la otra. Aún se vende bastante bien, sobre todo la
con sus manos,’ y él mira a través de ellos. Pero es.obvio que no está en edición barata (*).
$ una cárcel. Es su propio cuento. ¡Es mi propio cuento! Es como yo me sen¬ Algunas personas me han dicho que Fritz era muy difícil en los negocios,
tía, algo de lo cual me d¡ cuenta con su ayuda. pero en este caso nunca tuvimos ninguna discusión. El estableció las con¬
Al final de ese taller, él dijo: “El dibujo es tu lenguaje". Supongo que diciones para Sueñas y Existencia y yo estuve de acuerdo -fue un contrato muy
*a quiso decir que era la mejor- manera que tenía de expresarme. Me gustó
que Fritz se diera cuenta de eso.
corto y muy simple, donde él renunciaba a sus royalties por las primeras
mil y tantas copias, como pago de mis esfuerzos. Necesitaba dinero para
TOM SHANDEL los costos iniciales de la edición del Tarro de ¡a Basura y demoré el pago
I Recuerdo una conversación con Fritz estando borrachos. Siempre me ponía de las royalties de Sueños y Existencias, y él no puso ningún problema.
i!-
un poco nervioso conversando con él porque era fácil caer en una especie TOM SHANDEL
de camaradería y olvidar los años. Me gustaba olvidarme que yo tenía 30 I
*
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y él 70, pero es una tontera olvidarse de esto porque se me podía salir
cualquier estupidez y encontrarme al frente con este pedazo de granito de
Hj
Pienso que personas como yo le interesaron para propagar sus enseñanzas.
-Me usaba a mí tanto como yo lo usaba a él. Creo que ambos jugábamos
a saltar como sapos uno sobre el otro.
70 años. Era difícil estar completamente en los 30...
Estábamos hablando y soñando -no recuerdo el contexto, pero tenía al¬ Creo que Fritz Perls era una gran figura. Un genio. Tenía una habilidad ab¬
go que ver con la idea de lo que un hombre logra, el grueso de su trabajo, g solutamente rara para comprender el lenguaje. Fritz comprendía realmente.
la suma de sus experiencias- y entramos en el tema de escribir. & Era un maestro en la lectura del lenguaje; por eso podía sentarse en un
i Habíamos hecho una serie de películas con él. Yo pensaba que las pelí¬ grupo con los ojos cerrados. El inglés, por supuesto, no era su lengua ma¬
culas eran importantes para registrar cómo era él en ese instante, pero, en terna, sin embargo, podía expresarse en forma muy, muy precisa y adecua-
* cierto sentido, eran insignificantes como trabajo duradero. No sé si pienso
lo mismo ahora, pero mi actitud en esa época era la de crear un trabajo
i! . da (incluyendo una serie de quejidos y pedos por el camino). Otra carac-
teristica notable eran sus oídos. Era capaz de oir no sólo lo que alguien
* que fuera más importante que el trabajo actual, de modo que si uno iba i
i
estaba diciendo, sino también lo que había entre líneas, lo que realmente
1 a escribir un libro, tenía que ser un gran libro. Le estaba tirando mierda querían decir, y esto lo hacía en forma instantánea. ¡Un tremendo bio-com-
porque yo pensaba que Dentro y Fuera del Tarro de la Basura, que acababa I putadorl El secreto del Fritz Perls profesional eran sus oídos -oídos macizos,
*i de aparecer, era un libro desordenado. Fue una especie de carrera por ter¬
minar, él estaba bastante desesperado por terminarlo, y como resultado,
;í.:
'

a propósito..,

probablemente no es un libro tan maduro como podría haber sido. Pienso I Quizás les interese una afirmación que hizo a un grupo de terapeutas profe¬
i que Fritz era un excelente escritor. Tenía la habilidad de sentarse y escribir f sionales:
cuando tenía que hacerlo y cuando quería. i: La principal herramienta de un terapeuta son sus oídos. Puede elegir
1 No se lo dije como lo sentía, ya que nos quedamos paralizados. Proba¬ entre usar los oídos como computadores para obtener datos, estadisti-
% blemente me dijo que yo estaba lleno de mierda o algo por el estilo. Es . cas y detalles, o escuchar y conocer la personalidad de la persona.
un libro milagroso, verdaderamente.
4 El obviamente escuchaba.
BARRY 5TEVENS
4 Recuerdo una vez que conversamos con Fritz acerca de algunas cosas’ de «v Me siento mucho más fuerte gracias a él, físicamente más fuerte. Popularizó
la respiración profunda para atraer la energía. Siempre fui un poco excén¬
Dentro y Fuera del Tarro de la Basura que estaban un poco mezcladas. El dijo:
| trico, pero ahora soy mucho más “macanudo" de lo que era. Fritz me ayudó
“No lo leas. Sólo mira los dibujos". Dijo que si él lo leía, lo cambiaría y
a ser macanudo, sin haber hablado jamás de ello -simplemente luciendo
si no terminaría nunca. Más tarde, contó que había cambiado de opinión con &’ en forma orgullosa lo que uno es.
respecto a muchas de las cosas que ahí aparecían. Por lo tanto... para aque¬ i1;
* llos que lo usan como biblia, debería haber una nota diciendo que Fritz I
á

ya había cambiado de opinión. g C) Ventas basta junio de 1970: 230.000 y 375.000.

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á ?- .r

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296 FRITZ PERLS SI 6-
LAGO COWICHAN 297
S=
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Me convertí en el panadero de Cowichan y trabajaba con Fritz casi to¬ 5»


S. i dos los días. Fritz sabía que yo tenía un amante en San Francisco. Habían
hecho algunos negocios juntos, y no se llevaban bien. Un día le dije a Fritz:
Ay' “Sé que no te gusta mi amigo, pero me gustaría que lo reconsideraras por¬
1%ÿ / que yo lo quiero mucho y me Importa lo que tú piensas y sientes con res¬
l \
pecto a él. Quizás podrías verlo nuevamente”. Fritz dijo: “Ya veremos". P*
Durante las vacaciones fui a San Francisco a ver a mi amigo y cuando

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regresé a Canadá le conté a algunas personas que pensábamos casarnos.
No se lo dije a Fritz. &
y
¿: A los pocos días, yo estaba dirigiendo un grupo -ya era una alumna
avanzada- y Fritz entró y se sentó. En medio del trabajo, dio de pronto un
gran suspiro y dijo: "Supe que pensabas casarte con ese hombre". Obvia¬
LARKY HOROWITZ mente había entrado con esto en la cabeza. Le dije: “Sí, lo estamos conside¬
En Cowichan, trabajábamos catorce horas al día en los talleres, y en algún rando".
momento durante ni día, algunos de nosotros trabajábamos con Fritz. Había Alguien había estado trabajando en la silla caliente y ahora de pronto
un hambre del Este, un psiquiatra vestido con ropa hippie de Abercrombie
I
F yo estaba en ella. Fritz dijo: “No quiero que te cases con ese hombre".
& Fitch. No era muy cómodo estar con él. La segunda noche, este tipo co¬ Lo miré como si estuviera loco. “¿Qué significa que tú no quieras que
menzó a decir algo y Fritz se dio vuelta para mirarlo. Era la primera vez me case con él?".
que veía a Fritz furibundo. El era capaz de enrabiarse. Le dijo: "¡Tú! ¡Cállate!". "No confio en él; sólo te hará. daño".
El hombre estaba lívido y se puso aún más. Fritz dijo: “Si quieres quedar¬ “Fritz, yo soy la. que decide y mi decisión no estará basada en lo que
te en esta pieza, no quiero saber de ti". Eso fue todo. Punto. Y Fritz te¬ tú me digas. No tiene nada que ver contigo".
nía razón, porque el tipo era muy tóxico. El dijo: "Conozco a ese hombre mejor que tú. Tú me importas, no quie¬
’ Cuando terminamos la sesión de entrenamiento, nos sentamos con Fritz
ro que sufras. Si te casas con él, lo lamentarás y te dirás a ti misma: 'Debí
a chismorrear. Cuando salí de la casa de Fritz para irme a mi cabaña, vi haber escuchado a Fritz. Tenía razón”'.
que venía este tipo. Tuve un miedo repentino y sobrecogedor de que este t
hombre pudiera herir a Fritz. Le dije: “Caminaré contigo". Murmuró algo so¬
bre sus anteojos, aparentemente los había dejado en la casa. Entró y se dio I Luego se paró para irse, ¡y vi que estaba llorando! Sentí mucha pena.
No sé cómo explicar lo importante que era Fritz para mí. Salió y se fue
cuenta que los anteojos los tenía en el bolsillo... Fritz y yo nos miramos. a su cabaña. NOrasistió a la reunión de la comunidad aquella noche. Cosa
Era extraño para mí; la sensación de estar protegiendo a Fritz; la idea de f muy inusual en él. Estaba muy alterado y todos empezaron a retarme a mí:
su soledad y de que alguien pudiera herirlo era aterradora para mí. “Fritz te quiere y tú no quieres oirlo y él sabe más que tú". Me sentí muy
En Cowichan, vivíamos en comunidad, tratábamos de organizar esto y de H presionada. Durante un tiempo después de esto, me trató en forma muy
determinar si podíamos o no vivir todos ahí. Yo estaba seguro acerca de fría y yo estaba muy nerviosa. No hablábamos. Hasta que finalmente un
lo que yo quería. Las personas tenían que compartir sus habilidades. Todos día nos topamos y le dije: "Estoy herida con todo esto, Fritz. Tú eres muy
teníamos trabajos, siendo el mío el más extraño. Yo estaba en una posición importante para mí, te quiero mucho, no quiero herirte, y no puedo dejar
increíble... que tú decidas por mí”. Se quedó muy tranquilo. Dijo: “¿Tú me quieres o
Un día, estaba conversando con Fritz y llegó alguien diciendo: “Fritz, quieres que yo te quiera?". "Yo te quiero", le dije, “aunque tú me quieras
el muelle se soltó del desembarcadero". o no". Me abrazó y me dijo: “Yo también te quiero". Nos reconciliamos. t**
¡De hecho, estaban separados! El simplemente siguió sentado y dijo: Cuando terminó la temporada, les pidió a todos que se fueran, no que¬
“Larry, oh, Larry". Yo no sabía distinguir el desembarcadero del muelle. Pe¬
ro logré engancharlos de nuevo.
l ría que nadie volviera, excepto unos pocos alumnos avanzados. Esto fue
en .diciembre... él no volvería hasta marzo... y Cowichan comenzaría nueva¬
mente a funcionar en abril. Dijo: “Las personas que pueden volver son..."
STELIA RESNICK y no me nombró. Estaba horrorizada.
Un mes después de haberlo conocido en Nueva York, le escribí a .Cowichan Me acerqué a él y le dije: “Fritz, yo quiero volver y no me nombraste".
diciéndole que estaba lista para trabajar con él. El me contestó: “Ven de “¿Vas a casarte con ese hombre?". Le dije que no lo sabía. "Si no te te*
inmediato". Estaba muy emocionada. Víí: casas con él", diio. “ouiern nue vuelvas. Si re rasas nn múern míe vuelvas”
&
i 298 FRITZ PHRLS.
g- LAGO COWICHAN 299
i IV
ED EUON ' Mientras caminábamos por los jardines de Wilbur Hot Springs -un "santua¬
3 Me costó mucho deddir qué era lo que quería hacer cuando llegué a Cowi¬ rio de salud"- Richard Miller, su propietario, nos mostró unos pollos -que po¬
i; nen huevos azules y son muy populares en Pascua de Resurrección- y un
chan, y me sentía culpable porque no quería trabajar en carpintería ni tam¬
poco en la codna. Pensé que tal vez me gustaría el jardín, pero tampoco. pavo extraordinariamente grande...
* Finalmente, terminé trabajando la mayor parte del tiempo en la ofidna. Lle¬
vaba la correspondenda con los otros institutos gestálticos, y así recibía in¬
i
;
Este pavo es tan pesado que apenas puede caminar. A veces, Fritz se pone
tan “pesado" que casi nadie anda por ahí. Realmente serio y pesado. Este
* formación acerca de lo que estaban hadendo y les pedía que me mandaran
| a Cowichan toda la literatura que. tenían. Cuando Fritz vio que yo podía i
pavo es tan pesado que no estamos seguros si será capaz de aparearse.
Creo que a veces Fritz tenía el mismo problema. Fritz no era tan pesado
leer y escribir, mé dictaba y luego yo pulía sus cartas, después se las mos- F; físicamente, pero emocional e intelectualmente -en la tradición intelectual
traba y él les daba el visto bueno o les cambiaba algo. Lo ayudé con su judía- sí lo era.
correspondencia para organizar su último viaje a Europa. A través de esto, Una de mis míni-teorías es que lo que no me gusta de ti, es lo que
ft tuvimos una relación muy cercana. Era una reladón informal de trabajo y no acepto en mí mismo. Establecí una relación con Fritz en la cual él me
3i . yo disfruté haciéndolo para él. I:'

*
|.
Nuestra reladón se puso muy difícil cuando él se disgustó con la mujer
que estaba conmigo y finalmente le pidió a ella que se fuera. Yo le había
preguntado antes si podía traerla a Cowichan. Podía estar conmigo, pero
s
í:
importaba lo suficiente como para que me agradaran algunas cosas y me
desagradaran otras. Esto me permitió aprender acerca de mí mismo, termi¬
nar ciertas situaciones inconclusas y seguir adelante.

Si
no en los talleres; pero ella se sintió muy infeliz y le preguntó a Fritz si
podía entrar al taller. A él no le gustaba y no quería que entrara, pero per¬
I Yo había oído que a Fritz no le gustaba Richard. Hay más que un gesto de
désafío enél, mientras digo esto.
mitió que la comunidad deddiera si debía entrar o no. Deddieron que de¬
Fritz murió hace seis años. Durante los últimos cinco años se han estado
* bía entrar, fiero no la pusieron en mi grupo. Yo oí que él era muy duro
con ella y que ella sufría mucho-, finalmente, un día Fritz me dijo que había
diciendo cosas negativas acerca de él.
iy
Una vez en Cowichan, dijo: "¿Vas a cerrar ese lugar?". Se refería al Ins¬
decidido que ella se fuera. 5 tituto Gestáltico de Psicoterapia Múltiple. “¿Vas a terminar con eso para
* Me angustié mucho, pero existían precedentes, ya que yo sabía que
Fritz había interferido en varias relaciones. No sé si ésta era o no su propia
i!
i;1
siempre? Si no lo haces, retírate inmediatamente del Instituto”. Yo dije: "No,
basura, pero yo no era un caso único.
no me retiraré, a mi modo... estaré aquí, eso es lo que haré". Se suponía
Le pidió que se fuera. El la veía como una gran '’puta1. De hecho, hasta
que yo no debía hacer eso, nadie lo hacía.
hoy, no estoy seguro que se haya equivocado. El sentía que sería bueno ! Yo había tenido un enfrentamiento con él al no cooperar antes. Yo le
decía que iba a trazar una línea territorial. El veía esto como divisorio. Soy
para mí, para mi credmiento y .desarrollo. Creo que él creía eso, pero pien¬ i un cooperativista anárquico. Yo pienso que uno debe chequear con las sen¬
so que esto era parte de su propio rollo. Me dijo que podía irme con ella
Si si quería. No recuerdo si esto fue explícito. Pero de alguna manera, supe
saciones internas y tomar una decisión para dar lo mejor de uno mismo
y eventualmente, cooperar. Hay un espacio para cada uno de nosotros.
que era mi decisión quedarme o no. Creo que Fritz no quería que yo la
* viera, pero yo no estaba dispuesto a aceptar eso y le pedí a ella que se •
En 1972 cerré el Instituto Gestáltico de Psicoterapia Múltiple. Estaba bus¬
* quedara en algún motel cercano. Iba a visitarla los fines de semana. cando otra forma mejor de trabajar. La encontré aquí en Wilbur Hot Springs.
¡i Tenemos un sistema perfecto. Compramos o producimos casi todo lo que
Rompimos nuestra relación después de un par de meses. Creo que Fritz
predpitó algo que habría ocurrido igual en un año o más. Cuando rompí |
J
.necesitamos. No hay relojes, de modo que la gente no sabe qué hora es,
y comen cuando tienen hambre y no cuando son las cinco. El trago no
con ella, conocí a la joven que es ahora mi mujer. De modo que quizás

-
- todo estuvo bien. Pero nunca lo supe y no hay forma de saberlo.
Hubo un poco de resentimiento. Si aún lo hay, ahí está y lo he trabajado
calza bien con esos baños calientes, por lo tanto la gente no trae alcohol.
Les damos un espado para descansar, para recuperarse y para reunir sus
de vez en cuando y he llegado a aceptar lo que es. En todo caso, no me
recursos naturales... para contactarse con sus aberradones.
arrepienta de haber pasado esos meses con Fritz. Su genio y sus enseñanzas LARRY HOROWITZ
a aún están conmigo. 1 Fritz le dijo a Shaw: “Sal y sé el peor terapeuta del mundo, luego vuelve
y toma más cursos". Así es como debe ser. Parte del proceso de vivir es
* RICHARD Maten largarse' y probar las propias alas. Shaw tenía dudas de sí mismo. Es un
Para mí fue impactante que hombres profesionales, seguros de sí mismos, ser humano fantástico, profundamente consdente, aproblemado a veces,
se pusieran a marchar cuando un hombre viejo, una autoridad, hablaba. pero con una enorme alegría, muy despierto, y sin embargo preocupante. -

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*
*
300 FRTTZ PERLS mp ' LAGO COWICHAN 301
*
ii IV

Decirle a Shaw: “Sal y sé el peor terapeuta del mundo", era como darle
permiso para irse y equivocarse. Creo que ésa era la actitud de Fritz frente
m

Es lamentable que el video no se haya conservado. Fue un evento único
de gran interés humano. Fue muy dramático. Fritz comenzó a molestar a á
a aquellas personas que le gustaban. Era como decir: “Te graduaste, ahora Aipert por los roles que jugaba.
anda e inténtalo".
IRWIN SHAW
i “Si eres un iluminado, si has trascendido toda la cosa del ego, todo el
Peyton Place, ¿por qué usas esa túnica hindú, por qué esa ropa?”. Esto enojó
a Ram Dass. No le gustó para nada. Se alteró. Apagó sus velas, extinguió
0
0
Yo era profesor en la Universidad de British Columbia, y en 1967 ó 68 fui It el incienso y guardó sus fotografías. En ese momento, todo se desplomó.
a una conferencia de la Asociación Americana de Psicología Humanística. f¡ Fritz me dijo después que si Aipert tenia un quiebre nervioso, podía hacerse
Fritz estaba haciendo una demostración frente a seiscientos psicólogos, psi¬ i-
quiatras, asistentes sociales y educadores. Cuando lo vi actuar, me dije a
Ü:j una terapia con él, con Fritz. *
mí mismo: "Esa es la persona con quien me gustaría estudiar".
I IRWIN SHAW 0
Supe que estaba haciendo unas películas en Vancouver,' y me puse en Estaba con Fritz viendo un video de una conversación entre Baba Ram Dass
y Fritz para la televisión. En el programa, Ram Dass hablaba y hablaba, ju- 0
contacto con él a través de otra persona que me dijo que podía presenciar
esto e incluso participar. Mi esposa y yo participamos en esas filmaciones. .gando con sus "juguetes", vestido como un gurú hindú. Fritz permanecía 0
Desde ese momento -desde el 68 hasta el 70- me mantuve en contacto con 3 tranquilo, sin decir una palabra, como si estuviera muy trancado en el re¬
él. trete. Se dio cuenta que estaba desconcertando a Ram Dass. Mientras más 4
Cuando se vino de Esálen, trajo con él una “querida” y a la hija de ésta. mudo estaba Fritz, más hablaba Ram Dass. El era muy amable con Fritz.
&
Ella le hacía de secretaria. No era una mujer inteligente. Era muy agresiva. § Le dijo: “Fritz, he escuchado tanto hablar de ti".
El necesitaba este tipo de ayudantes para echar a andar las cosas en Lago Esa noche había en el auditorio personas jóvenes de lengua muy afila¬ 0
Cowichan. El alineamiento con una persona como ella fue muy duro. El jp» da. Y aunque habían más seguidores de Ram Dass que de Fritz, éste obtuvo
lo suyo fácilmente; fue muy hábil. Fritz estaba feliz viendo el show. Obvia¬ (S
la explotaba y la trataba muy mal. Al cabo de poco tiempo, simplemente
l mente se anotó un punto. Despidió a Ram Dass como a alguien que no
la echó. Yo vi eso. El le ladró: "¡Andate de aquí!". El se permitió ser un a tenia nada especial. 0
bastardo. A menudo decía que prefería considerarse a sí mismo un "demo¬
nio" y no un santo. i Camino al aeropuerto, Ram Dass le dijo a Sol Kort: "No menciones más 0
el nombre de Fritz; déjalo fuera de aquí". Cerró sus ojos y se metió en su
Un hambre santo, a quien estimo mucho, se encontró con la no-santidád de I meditación. 0
' Fritz... t?; SOL KORT 0
SOL . KORT Su; . Camino al aeropuerto, Aipert me dijo que Fritz se había aprovechado de
él en la reunión, utilizando su edad y su reputación y recurriendo a tácticas 0
Fritz tuvo un efecto devastador en Richard Aipert -Ram Dass. Un productor
de documentales estaba haciendo una película sobre Aipert, y quería un injustas para hacerlo caer. Si él, Ram Dass, hubiera estado más allá en el 0
encuentro entre Aipert y Fritz, pensando ingenuamente en que se produciría camino hacia la realización espiritual, él habría sido capaz de manejarlo,
una conversación interesante con impacto histórico, obteniendo así un buen pero aún no estaba preparado. 0
material para el programa. El productor arrendó un avión para que trajera Fritz era una persona extraña, de aspecto formidable, uno siempre sen¬
tía una cierta incomodidad al lado de él. Las personas se fascinaban o riva¬ 0
a Fritz de Cowichan. Yo estaba en el auditorio, y mientras las cámaras fil¬ f:
maban, Aipert le decía a un grupo de jóvenes que él había pasado a través i lizaban, enojándose con él. Si alguien le molestaba, trataba a esa persona 0
de, que había trascendido “el Peyton Place” de la vida común: “Yo tuve como a un. nadie, exponiéndola a un ataque verbal. A veces tenia muy poca
mi jet, mi Ph. D., mis chicos y todas esas cosas...”. Uno de los alumnos paciencia. Me imagino que esto se debía a que tenía una cantidad de ener¬ 0
dijo: “Bueno, puede que usted haya trascendido a todas esas cosas, pero no¬ gía ilimitada, y también porque sabía mucho acerca de la naturaleza huma¬
0
na y conocía muy bien las debilidades de las personas.
1
sotros queremos probarlas antes de rechazarlas".
i 0
Fritz llegó cuando esto ocurría; él y Aipert se saludaron con una mirada,' Contrastes...
( ‘

observándose muy benignamente el uno al otro. Creo que habían estado


juntos un par de veces en Esalen. Fritz no quería interrumpir, pero las cᬠJERRY ROTHSTEIN 0
maras se detuvieron. Luego, Fritz y Aipert se pusieron a conversar. Fritz bro¬ Existían dos Fritz: uno con un gran ego y orgullo y amante de la publicidad, 0
meaba: “Nos parecemos a los hermanos Smith que aparecen en la caja del y otro que no quería eso en absoluto, sino más bien contactarse como in¬
medicamento para la tos -dos niños judíos con sus grandes barbas". dividuo -no ser un dios o un gurú que tenía todas las respuestas. Se per- 0
5
0
0
I JUX FRITZ PERLS m, LAGO COWICHAN 303
& mitía ambas posiciones y creo que era un juglar de mucho éxito, consi¬
perfeccionista que nos rotulaba de esto o lo otro. El estaba completamente
I derando la magnitud de sus energías -muy superior a la de la mayoría de frustrado. Fue la primera vez que lo vi dando una conferencia dentro de
la gente. Esta gran fuerza salía de él, pero podía recuperarla y seguir ha- Sí
% yy
una sesión de terapia. Habló de la introyección, de la proyección y de la
. cia otro camino.
% retroflexión, y terminó diciendo: “Hay una sola cosa en la gestalt y eso es
I LARRY HOROWITZ el continuum del darse cuenta. Es lo único que hay. De eso se trata todo".
Una de las cosas más notables de Fritz era su habilidad para estar en el T Dejó salir toda su frustración al decir: “No es necesaria la confusión,
% no es necesario frenarse. No es necesaria la duda".
universo de las personas. En uno de los talleres, había una asistente social
$ que era ciega. La interrumpió un momento mientras trabajaba y le preguntó: BARRY STEVENS
“Betty, ¿desde cuándo eres ciega?". Y ella le dijo: “De nacimiento, ciega co¬
Recuerdo cuando cumplió 76 años. No me acuerdo de quién fue la idea,
mo un murciélago". El pareció sorprendido. Siguió trabajando. Después, fui
a la cabaña de Betty y le pregunté por su ceguera. Ella dijo: “Bueno, cuando I pero me dijeron que costaría 2,50 dólares y que Fritz no debía saberlo. Iba
I a ser una sorpresa en la hostería del camino. Al aproximarse la hora en
tenía ocho años, me operaron y vi durante seis meses...”. Volví donde Fritz
que debíamos bajar, Fritz andaba por ahí dándose vueltas con sus shorts
* y le dije-, “Muy bien, señor mago, ¿cómo diablos lo supiste? ¿Cómo te diste $ café, y yo sabía que no le gustaban este tipo de sorpresas, de modo que
cuenta?”. El dijo que ella hacía referencia a los colores y que no se quedaba
% me acerqué a él y le dije: “Me dijeron que no debía decir nada, pero a
pegada en un lugar cuando oía, lo que caracteriza a las personas ciegas
veces es bueno ignorar esas cosas. No sé bien de qué se trata, pero hay
-te oyen, en vez de mirarte. El había captado eso, nada se le escapaba. Nada. ¡'
I una fiesta de cumpleaños para ti en una hora más”.
El era una pantalla formidable.
Se quedó callado un rato y luego dijo: “No me gusta, pero igual iré”.
% El estaba relativamente liberado de la. necesidad de distracción, o de
Se puso una camisa y partió, se sentó en el centro y se veía magnífico.
la necesidad de llenarse con todo tipo de estupideces. Me acerqué a él en ti
) Le dije: “Me importa un comino tu cumpleaños, pero estoy segura que
* una conferencia en Vancouver y le dije: “Hola, lindo día”. Y él dijo: “Larry,
por favor, estoy cansado. No me molestes con tonterías. Vamos a algún lu¬ .estás feliz de haber nacido". El dijo: “A veces me siento así, pero no muy
% '

a menudo".
gar y hablemos acerca de lo que quieres hablar. No quiero leper que so¬ h
f
* portar la mierda de pollo ni la mierda de toro, ¿OK?“.
Este intercambio fue hermoso y muy grato para mí. Conversamos du¬ i
IRWIN SHAW
Estuve ahí cuando cumplió 76 años. Tuvimos una fiesta en un pequeño res¬
* rante una hora u hora y media. Comentamos los conceptos de toxicidad
y nutrición. t taurant a la salida de Lago Cowichan. Recuerdo que cuando sopló las velas,
5» su barba se inflamó. Este hombre había dicho una vez: “No le temo a la
“Salí arrastrándome de cansado de ese taller”, dijo Fritz, “y ahora me muerte”, pero yo vi el terror en su cara, terror verdadero. Fritz tuvo miedo.
§1 siento alimentado. Fue como haber dormido una larga y rica siesta y me Después de la fiesta regresamos a Lago Cowichan. Era un momento pa¬
. siento bien”. ra celebrar y estábamos cantando, aunque yo no lo estaba pasando muy
s*
t
ií bien. El caminaba de grupo en grupo y después de un rato se fue a su
* casa. Quería algo de nosotras, quería algo... “Este es un grupo muerto", de¬
cía, y seguía yendo y viniendo, murmurando cosas por el estilo. "Algo anda
* t l í:
mal. en este grupo, no saben pasarlo bien, no saben hacer una fiesta". Final¬
0ÿ £ mente, se fue a su 'cabaña y ya no volvió.
it r

» Jim Guinan, asesor de la Universidad de Psicoterapia en Ohio, recuerda


cosas previas...
x O

1 JIM GUINAN
* Li
Era septiembre. Era la reunión de la AHP... la mejor reunión de la AHP...
en Silver Spring. Gerry Haigh nos llevó a todos, éramos 1.200. Fue un co¬
it mienzo excitante. Fue el año en que se publicaron los grandes “titulares"
DON BABCOCK de Virginia Satir ovacionada por su arquitectura familiar y de Alexander Lo-
* Una vez, habían treinta y cinco personas en una sala y nadie quería trabajar. § wen por sus análisis del cuerpo y de la mente en forma simultánea.
it En parte, se debía a. la cantidad de gente, y en parte a que Fritz estaba Pero era, sobre todo, el apogeo de Fritz.
tan exigente que los tenía a todos paralizados. Era como enfrentarse a un i Estaba en la cumbre. Era su espectáculo. Todos sabían que Fritz estaba

it
;?

3
é

304 FRITZ PERLS f!í 305 f»


§¡Ñ LAGO COWICHAN
P
ahí. Todos quisieron asistir a su presentación. Todos estaban maravillados a ir a verlo. Durante años habíamos trabajado en un sueño mío. Cuando
ante su magia. Todos le abrían paso, o retrocedían o se tropezaban mientras É V lo visité esta vez, le dije: "Fritz, si tú tienes ganas, podríamos completar el P
él caminaba por el hotel. Y se paralizaban si él los veía observándolo. Su
presencia ahí era, realmente, la de un héroe. • •
;; sueño”. Y él dijo: “Sí, me gustaría trabajar contigo en eso”. p
Sa Cada vez que trabajábamos este sueño, descubría una nueva habitación
En la última noche de la conferencia, hicimos una fiesta en la pieza, en la casa del sueño. Esta vez, todas las murallas que separaban las piezas p
como cualquier fiesta convencional -mucha gente en una pieza muy chica, se disolvieron. El dijo: “¿A dónde vas?"’ Y yo le dije: “Voy al bosque y debo
mucha cháchara acerca de muchas cosas. De pronto entró Fritz y algo cam¬ ir sola". El dijo: “Lo sé”. Y luego bailé para él y le dije a través del baile r
bió. El nivel del ruido disminuyó; todos trataron de ponerse serios. Y, por lo mucho que lo quería y apreciaba. Bailamos juntos un poco y nos des¬
la cresta, me vi a mí mismo idolatrándolo igual que todos los demás. f
pedimos. Un mes después, murió...
Richard Miller estaba ahí y al notar esto comenzó a reírse de la seriedad p
de todos. Esto sólo logró aumentar la tensión. Un ritual espontáneo surgió ¡j: BARRY STEVENS
entre las personas que comenzaron a aproximarse a él, cuidadosamente, ha¬
ciéndole unas pocas preguntas y retrocediendo con mucho respeto. 1;; El sabía que se estaba debilitando y definitivamente no quería ir por ese
camino. En esa época, recorría los grupos pequeños que habían en las tar¬
p

p
Fritz se fue. des, yendo siempre a uno diferente. Después, durante el café, se iba a su
Me sentí responsable y salí tras él y balbució algo como: "Supongo que % cabaña a dormir. El sueño lo invadía. Se estaba cansando de las preguntas p
los dioses no deben asistir a cócteles”. que le hacían acerca del lugar y otras cosas. Preguntas y más preguntas
Con su voz profunda, áspera y cálida, él respondió: ’“Yo soy Fritz. No m de esto, de lo otro, de lo de más allá. En No Empujes el Río mencioné que . r
soy un dios". él decía que sus ambiciones le estaban provocando pesadillas. p
Conversamos unos minutos. Mencioné su fama, la adulación que estaba
recibiendo, el hecho dé que finalmente estaba siendo oído, que la gestalt m CYNTHIA SHELDON
Fritz quiso hacer muchas cosas antes de morirse. Como si hubiera tenido
r
estaba agarrando Torma. Dijo que no era él quien estaba siendo escuchado, í un plazo fatal. Recuerdo cuando por primera vez dijo: “Bien, voy a hacer «=
no era Fritz el que estaba obteniendo la fama, sino sólo “quien ellos pien¬ I videos”. Y luego hizo películas y después escribió más libros. Se veía real¬
san que es Fritz". Me conmovió su soledad. Me di cuenta y aún me doy P=
cuenta de lo paradójico que- resulta para un hombre buscar ser escuchado i! mente apurado por terminar cosas.
durante toda su vida y cuando aparentemente lo logra, es dejada solo, aisla¬ i
:ÿ SOL KORT
do por personas que sólo oyen y respetan sus fantasías acerca de quién
es esa persona. 1 Inauguró su escuela en junio de 1969 y a fines de ese año decidió que p=
quería ir a Europa. Era la época de la influenza asiática y el clima estaba
Me invadió una sensación de agradecimiento hacia él. No había nada R. pésimo, tanto en Europa como acá, y Shirley le dijo que debía esperar hasta
qué decir. Nos abrazamos.
Nunca lo volví a ver.
'
1 la primavera para viajar. Pero estaba decidido. Tenía que ir ahora, porque
;ÿ en la primavera quería recomenzar las sesiones en Cowichan y mantenerlas
ANNE SIMKIN durante todo el semestre. Simplemente sonrió. No se le podía decir “No”.
Hasta hace poco tiempo, era incapaz de despedirme de Fritz. El hecho de Mirando hacia atrás, lo mejor habría sido que no hubiera ido, considerando
mencionar su nombre o que otros lo hicieran, me provocaba un desborde que estaba.bastante viejo y no muy sano. Pero él tenía una cita con el desti¬
de emoción. Recientemente, fui capaz de aceptar el hecho de que no siem¬ no, o como queramos llamarlo. No había nada mórbido en él. El sólo se
pre fue la persona que puse en un pedestal -que había ciertos aspectos ne¬ observaba a sí mismo, su energía, su fuerza, aunque aún fumaba mucho
gativos que no me gustaban. Sólo entonces pude ver a Fritz cómo era: nó y bromeaba acerca de su debilidad frente al cigarrillo.
como un dios, sino como un ser humano, como el resto de nosotros, dota¬ A la vuelta de su viaje, haría un programa para nuestro centro, en un
,

do de muchas cualidades sobresalientes que él compartió con el mundo, gran teatro. Yo estaba un poco aprehensiva al respecto, pero él dijo: “No
haciendo así su contribución al período que le tocó vivir. 1 te preocupes, todos podrán oirme". Decidió que se sentaría en el medio
i del escenario con micrófonos, y el programa se llamaría “Una Tarde con
ANNA HAIPRIN i Fritz Perls y la Terapia Gestáltica Hoy en Día o Escribiendo el Propio Guión
Para esa última conferencia de la AHP, Fritz estaba alojado en una casa pró¬ de Vida”. Habría sido una gran actuación. Habíamos vendido 500 entradas,
fe
xima a la mía. Ninguno de los dos asistimos a la reunión del sábado en í; por lo que probablemente habría tenido una audiencia de por lo menos
la noche; en vez de eso, yo fui a visitarlo. Tuve la sensación que era la 1.000 personas. Lo habría llevado a cabo. El evento estaba programado para P
última visita. No sé si él la tuvo, pero yo sí; eso fue lo que me impulsó el 5 de abril de 1970.

P*
V-

> ÉM' LAGO COWICHAN 307


306 FRITZ PERLS Hi
)

KOLMAN KORENTAYER
poco. Cuando llegó el momento, fui a buscarlo. Había estado mucho con
> Sol Kort hizo los arreglos para que actuara en el Teatro de la Opera. Estuvo Si él, de modo que entré directamente. Fui a su dormitorio, estaba durmiendo
bien organizado. E incluso antes de los anuncios oficiales, la mitad de los
con su camisa nueva. Me agaché y lo besé en la frente y toqué su hombro.
> Me miró medio dormido, pero luego se despejó y despertó.
>
asientos estaban vendidos. Se había corrido la bola. Para él habría sido la
realización de un deseo.
I
£
Le dije: "Es hora de irse". Yo me iba a quedar en su casa mientras él
no estuviera. Me dio las llaves de su colección de estampillas, la que guar¬
> LARRY Honowrrz I daba en dos baúles. Dijo: “Esto es para Steve. Lo he guardado para Steve.
Fui a su casa unos meses antes que muriera, estaba muy silenciosa. Entré
1 Tenias tú ahora. Guarda las llaves”. Y dijo: “Puedes quedarte con lo que
'
i
y sentí su presencia en la casa. Su presencia se sentía. Pensé que podría
estar durmiendo y no quería despenarlo, lo llamé en voz baja: “Fritz, Fritz,
ií quieras”. Dijo quedarte -no usar, por eso tuve la impresión que estaba deci¬
diendo, o lo que sea, que había Lcrminado con su trabajo y que ya no re-
1
soy Larry”. Desde el dormitorio de atrás me dijo que pasara. Entré a la pie¬ gresaríá.
> za. Estaba muy oscuro. El estaba en cama. Había estado enfermo. No sé si
su dolor era físico o psíquico, pero estaba muy, muy mal. “Me gustaría con¬
s IRWIN SHAW
» tar con otros cinco años".
Cuando Fritz se fue de Cowichan... lo último que nos dijo fue: “Si hay un
Decía cosas extrañas como: “La próxima semana iré a renovar mi licen¬
Dios, que me permita vivir otro año”. Lo estoy citando textualmente. Bueno,
cia de piloto”. Probablemente su idea era: "Podría volar nuevamente si qui¬
como sabemos, no vivió otro año.
k siera”. ’ li
Tenía, mucho dolor físico. Se quedaba en cama hasta que se sentía bien
>
y luego se levantaba e iba a la sala donde conversaba y fumaba -esto último
k siempre era un placer- para él. st
)
Reconoció que se sentía mal. Yo fui a mostrarle sus fotografías. John r
sí /V®
Stevens había terminado Dentro y Fuera del Tarro de la Basura y yo fui a de¬
» volverle las fotos que John había pedido prestadas para la cubierta.
h
c.
Fritz dijo: “Por qué no te quedas con ellas”. Con esa frase, sentí que y
A,<rXS y*
if
k estaba poniendo fin a muchos asuntos.
1
S •
* JERRY ROTHSTEIN
Durante las dos últimas semanas en Cowichan, estuvimos hablando acerca i
r vT
» i
de cómo serían sus actividades al año siguiente. Los primeros talleres debe-
rían comenzar alrededor del 15 de marzo. Le mostré una carta de Florida,
i - r
J
)
de Vincent O’ Connell, donde le pedía que fuera en octubre a hacer un /
y"
V
* taller. Fritz dijo; “Mira, van a llegar muchas invitaciones para el próximo
» año cuando yo esté afuera. Diles que no estaré disponible". Esto se oponía P <1 /
a su intención de hacer más talleres y viajar. Había algo en su forma de
i decirlo que me emocionaba.

> KOLMAN KORENTAYER


A Fritz siempre le gustó volver. Cowichan era su hogar. Recuerdo un mo¬ m
mento durante la última semana antes de cerrar; Fritz iba a hacer un taller.
} Estaba sentado en un rincón del. living.
“Barry, ¡Fritz está llorando!”, casi le grité a Barry.
» “Kolman”, dijo ella, "está dejando a su familia, se está separando, sé I
está yendo ahora”.
I'
JERRY ROTHSTEIN II
El día que se iba, se fue a su cabaña después del desayuno a dormir un is
i Ir

»
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U EUROPA Y DE VUELTA 309 fe*
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IDA ROLP
mi
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Creo que el 'gran error de Friiz fue no haberse mantenido en contacto con¬
1c; migo. Pasó por Nueva .York y lo vi en la plataforma de conferencias y le
dije: “Fritz, debes venir a verme”.
fe*
jMiropa y
¿c.
a
-a m “Debo irme a Europa mañana...".
¡El no tenia que ir a Europa! Y fue a su regreso de Europa cuando de
i pronto se sintió muy mal y tuvo que ir a un hospital. Antes de que muriera,
fe»
*23SEC5»nraa hacía un año y medio qué no trabajaba en él... era flojo con esto.
JERRY ROHSTEIN fe*
Quería oir la ópera en persona una vez más, esa era una de las razones
m A.-

m del viaje... al menos eso fue lo que dijo. “Quiero oirla una vez más".
En ese momento tuve la sensación de que no volvería, la cual aumentó
tos*»
.-r
i cuando recibí un par de tarjetas de él -en una se quejaba de haberse sentido
ARTHUR CEPPOS mal en Inglaterra y en la otra se quejaba que la' música no era la misma ¿tí

Lo vi antes de su viaje a Europa, estuvo en mi oficina. Siempre venía a


mi oficina. Eramos amigos. Venía a reirse. Se divertía mucho cuando estába¬
; que él recordaba o la que él solía escuchar en Viena.
Pienso que por alguna razón, él estaba decidido a dejar este mundo
mos juntos. en el momento en que lo hizo.
En los últimos años, lo veía cuando venía a la Costa Este. Cuando es¬ fe»
tábamos juntos, nos reíamos mucho de lo divertidas que eran las cosas. Me 1
MARGARITE GUTFREUND
contaba cosas que compartía con muy poca gente. Disfrutó mucho cuando í Me mandó una tarjeta de Europa en febrero; siempre se acordaba de mi
empezó a ser reconocido, cuando le construyeron esa casa en Esalen y, fi¬ cumpleaños. Me felicitó y me contó que se sentía bien y que estaba im¬
i pregnado de música.
nalmente, cuando los demás psiquiatras creyeron en él como psiquiatra só- -
Iido y no como un mero innovador. Hacia el final, todo esto ya no tenía LAURA PERLS
feH
¿y.
sentido para él. Se dio cuenta de cuán inseguras e improductivas eran estas & ?.ÿ En Europa anduvo de un lado a otro sin sentido, de un teatro a otro, lle¬
personas que descansaban en su reconocimiento. nándose con ópera y teatro. Pudo haber hecho lo mismo acá. Algunas per¬
Le agradó mucho que Real People Press se encargara de sus cosas. A
mí no me interesaba mucho en ese momento. Quería que yo publicara Ego,
I sonas que se encontraron con él allá por casualidad, dijeron que andaba
fe*j
solo y de pésimo aspecto.
Hambre y Agresión una y otra vez, pero nunca pude. Random House lo había
publicado en Inglaterra. Ya no estaba en venta, y pensé que no valía la Pasó por Nueva York... como siempre. Lo vi a la ida y a la vuelta. Pasó tefe
pena publicarlo. El sabía que yo tenía problemas de publicación, y no haría
las cosas por benevolencia, nunca jugué el rol de benevolente." Por supuesto
5 por Boston donde hizo un taller, pero ya estaba muy cansado. Me llamó
de ahí, yo iba partiendo a San Francisco y él se venía a Nueva York. Se
había olvidado que yo tenía un taller en San Francisco; estaba apenado por¬
fe*
que cuando Fritz se puso de moda, Random House lo retomó y ganó mu¬ tefe
cha plata. que yo no iba a estar.

Jamás habría ido a su fiesta de cumpleaños .número 76, pero Laura me lla¬ § MARGARITE GUTFREUND
mó... y yo soy uno de sus viejos amigos. Estaba nevando aquella noche El me dijo que hubo una equivocación y por eso no se encontraron.
y odio tener que salir... el problema de estacionamiento, etc. Ahí estaba to¬ Ü LAURA PERLS
do el grupo y Fritz dijo: “Art, estoy tan aburrido, me gustaría irme”. Todos’ v Sí, yo tuve que partir un día antes. Le ofrecí postergarlo o simplemente no
pertenecían a un viejo grupo, el clan de Laura...él se había alejado de ellos. ai
ir si él se sentía mal. Dijo que no estaba tan mal, que sólo necesitaba un tefe
descanso. "Estaré bien”, dijo. "Me siento siempre muy cansado".
SYLVIA BEHRMANN CONRAD
¡> “Tienes -76 años y ya no puedes seguir funcionando como un dínamo.
Fui con él al Museo de Historia Natural porque yo quería ver a Margaret
Mead. Fritz tenía muchas ganas de conocerla. Desgraciadamente ella no es¬ 8 Tienes que tomártelo con más calma".
"¡Sí, ya lo sé!".
tefe
taba. Esa fue la última vez que lo vi. Vino en esa oportunidad, estaba tan enfermo que Isadore From se hizo
5'
fe*
¿sfe
3iu FRITZ PERLS ser" 311
5$' EUROPA Y DE VUELTA
n- cargo de él. Isad se preocupó de él. También iba a hacer un taller aquí, FRANK RUBENFELD
pero no pudo hacerlo porque se enfermó. I
El estaba muy perturbado con esto. A simple vista se notaba que estaba
Durante este período de deterioro la salud de Fritzt¡ se estaban desarrollado K perturbado. A principios de ese año, me había pedido que me integrara
al Instituto Gestáltico de Nueva York. Le había dado dinero a Laura para
otros dramas. Entre ellos el de Stella Resnick, cuyo matrimonio Fritz había
objetado... m el Instituto. Sabía, aparentemente, que su vida se estaba terminando y es¬
taba tratando de atar los cabos sueltos. Quería que todo esto terminara en
!» STELLA RESNICK
Me casé a fines de diciembre. Fritz ya estaba en Europa. Estaba preocupada |
a
una familia feliz.
Esa noche, si recuerdo bien, llana y yo lloramos porque ambos sentimos
por lo que podía ocurrir. Comencé a escribirle a Fritz, porque con respecto que iba a morir. Tenía mucho dolor y muy mal aspecto. Tenía un tinte ver¬
a mí, yo iba a volver.. Quería estar con él. Estuve en un taller con Laura, !
M doso. Estaba pálido y cansado -no tenía energía y no podía comer.
donde la vi por primera vez. Durante un taller, llamaron a Laura porque
Fritz estaba muy enfermo; se fue y voló a Chicago.
IILANA RUBENFELD
Al tercer día, se fue al departamento de Marilyn y empeoró mucho. Dijo:
I
Nci sé si él sabía lo de mi matrimonio. Llevábamos sólo un año de casa¬ “No estoy trabajando bien. No me siento bien. Estoy funcionando con la
t

dos cuando nos separamos, y yo tuve momentos muy difíciles. Pensé mu¬ mitad de mis cilindros".
cho acerca de las advertencias de Fritz... a menudo pienso en ello. g Marilyn y yo estábamos muy ocupadas. No quería bullicio a su alrede¬
dor y costaba meterlo a la cama. Era difícil cuidar a Fritz. Lo llevamos al
ILANA RUBENFELD departamento de Laura; ella estaba en California en ese momento. Me miró
Fritz nos pidió a mí y a Frank que organizáramos sus talleres en Nueva y me dijo: “¿Me harías un favor?". Y yo le dije: “¿Qué?”. “Consígueme un
York. Frank, como psicólogo clínico, y yo con el trabajo corporal, estába¬ fj . aparato de T.VA.Le llevé mi televisión portátil al departamento en un taxi.
mos llegando a una generación completa. Organizamos para él los dos o 1 Fritz se instaló en el departamento de Laura y conversaba. Había mo¬
tres últimos talleres. El último lo compartimos con Marilyn Rosanes. & mentos en que sentía mucho, mucho dolor... y se amargaba porque los de-
ií más no entendían lo que él estaba viviendo; y luego, salía adelante nue¬
Justo antes de esté último taller, Fritz me llamó desde Boston: "llana, no
me siento bien, pero espero poder hacer el taller". t vamente y bromeaba al respecto.
“No te preocupes, Fritz", le dije, “yo tengo un dormitorio para ti. Co-.
meremos y haremos todo ahí. Ven a Nueva York. Si es necesario cancelar i
Ii
FRANK RUBENFELD
Recuerdo la última noche que lo vi. Salí del metro y había un tipo ven¬
el taller, lo haremos, pero ven para saber como estás". ¡K¡
diendo frutillas y compré frutillas' para Fritz. Podía comerlas. El sabía que
Vino, y pasó los primeros dos días en mi casa. se estaba muriendo porque me dijo: “I lay una cosa que no he hecho, no
FRANK RUBENFELD he leído todas las obras de Goethe". El quiso ver y tengo entendido que
Era una persona magnífica. Esto fue en diciembre del 69 o enero del 70. vio en esos pocos meses, casi todas las óperas que se podían ver en Europa
Lino veía cómo él refinaba, cristalizaba y desarrollaba sus ideas durante to¬ y cumplió así uno de sus anhelos. Me pidió que lo reemplazara en Was¬
do el taller. El tema era coritacto-retirada, e hizo cosas fabulosas con esto; w hington. Sabía que . no podría ir a Washington a hacer el taller.
pensé, aún sigue aprendiendo y creciendo. K; ILANA RUBENFELD.
r No quería quedarse en cama. Se alteraba mucho; entraba y salía de la co¬
Pero fue en ese taller que tanto llana como yo tuvimos presentimientos muy
cina dando sus órdenes: “¡Tráeme kuchen de quesillo!". No sabíamos qué
fuertes acerca de su muerte. Alguien me había contado que Fritz se había
convertido de pronto en una persona sorprendentemente temerosa a la os¬ hacer. Llamamos a su hermana para que trajera kuchen de quesillo. Ella
lo hizo y se lo llevó.
curidad. Y, curiosamente, una noche estábamos sentados en nuestro living
y hubo un apagón. I MARGARTTE GUTFREUND
& = Cuando llamé por teléfono, me dijeron: "No, Grete, nadie puede verlo". No
ILANA RUBENFELD
Fue muy extraño. El estaba trabajando en mi casa y se cortó la luz. Tuve
|j querían que yo viera a Fritz para que no me contagiara con Ja influenza
algunas sensaciones... lo miré, lo miré a los ojos. Se veía muy mal. Se estaba
¡v asiática -se pensaba que podía tener eso, o algún tipo de virus. El no quería
&ÿ ver a nadie. Yo le dije que quería verlo. Luego, Fritz me llamó y me dijo
muriendo. Llegó la luz y se cortó nuevamente. Lo miré y pensé: “Esto es que fuera. Quería de todo lo que no podía comer, como el kuchen de que¬
todo. No lo volveré a ver”. sillo v otras cosas. Yo no sabía aue estaba tan enfermo. Y vi ahí muchas
312

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í. Cuando llegué, Jane me dijo: “Fritz no se siente bien, llamé al doctor
cosas que él nodebía comer. Volví otro día... y saliendo de la cocina, dijo: ssr. Shlaes". Shlaes era jefe de medicina interna en el Weiss Memorial Hospital, i
“No estoy contento porque no puedo mantenerme bien". Creo que fue a s y amigo de Jane. Fritz estaba muy enfermo, tenia ictericia, la parte blanca
ver al marido de Marilyn Rosanes quien le tomó unas radiografías. i
de sus ojos estaba completamente amarilla.
MARILYN ROSANES-BERRETT “No me siento bien”, dijo. Y luego dijo: "Quiero llamar a Laura”. Ella ü
Fritz siempre venía a ver a Arnold -quien hacía diagnósticos radiológicos- estaba en California. Se produjo una conversación interesante; yo sólo' oí
para los rayos X. m un lado de ella.
“Laura, te tengo malas noticias. No me he sentido bien 'y quería que «
ARNOLD BERRETT I tú lo supieras".
Cuando lo vi, le dije que su corazón estaba relativamente bien para lo que Aparentemente, ella dijo; “¿Quieres que vaya?", porque él dijo: “No. No
tenía y por lo que él era. Y considerando su edad, era difícil determinar & lo sé. Pero si tú quieres venir, está bien".
qué tenía realmente. Y ella probablemente dijo: "Bueno, entonces iré”, porque cuando cortó, *
i . dijo: “Aj, no quiero verla”. «
LAURA PERLS i
Quería hacer un taller también en Washington, cosa que no podía, pero Le dije: “¿Y para qué diablos la llamaste entonces?".
fue a Chicago a hacer el que tenía programado ahí. “No lo sé”. V
Esta era una actitud normal de Fritz, pero, pongámoslo de esta forma:
i
MARGARJTE GUTFREUND es otro de los lados ocultos Üe Fritz, su calidez y suavidad que no demos¬
El día que partió a Chicago, estaba solo. Estaba muy encorvado, pero llevó i
:
traba muy á menudo.
sus pesadas cintas y sus papeles en un taxi. Le dije: “Fritz, ¿cómo puedes
; LAURA PERLS
llevar todo eso?". Me dijo que podía. Fui con él. Fue un día espantoso. No
Antes de llegar al hospital, me llamó a San Francisco en medio de un taller.
*
se puso sombrero. Yo tampoco andaba vestida en forma adecuada. Hacía
Le dije: “Voy de inmediato", y él dijo: “¡No! No es necesario". *
más frío de lo que pensé, si no, le habría pedido que me dejara acom¬
pañarlo al aeropuerto. Estaba solo. Tuve una sensación muy mala ese día,
i1 Entonces, ¿para qué me llamó?
te
aunque no sabía lo enfermo qué estaba. Se veía muy mal y delgado. Cómo
se las arregló, no sé. RENATE PERLS te
Hubo una época muy amarga para Laura, después de la publicación del
Boa SHAPIRO Tarro de la Basura. Estaba lleno de mentiras, puede que ella !o niegue ahora, te
Cuando llegó al aeropuerto de Chicago, Jane Gerber lo llevó a mi departa- pero estaba tan enojada con él, que dijo: “Me voy a divorciar de ese hom¬ te
mentó. Fritz había estado en ese departamento frente al Lago Michigan mu- bre". Pero hasta hoy día, mamá dice que no ha conocido a nadie tan inte¬
chas veces. Le gustaba Chicago por muchas razones: le gustaba pasearse resante y tan inteligente como Fritz. Y a Fritz nunca le importó realmente te
por el Art Institute, le gustaba ir a la ópera y a los conciertos y le gustaba i otra mujer, excepto como algo momentáneo. Cuando se trataba de cosas
andar solo. *
i. esenciales, siempre quería que Laura estuviera presente. te
te
a
314 FRITZ PERLS EUROPA Y DE VUELTA 315
& WILLIAM SHLAES Cuando los exámenes generales terminaron el lunes o el martes, Shlaes
$ A Fritz lo habían examinado en Inglaterra, Alemania y en otros lugares de llamó a un par de especialistas. Decidieron que era mejor operar para ver
Europa, le habían tratado su dolor de espalda y otras cosas, pero no estaba qué estaba pasando, los exámenes no declan nada definitivo. Fritz estuvo
mejor. Fui al departamento donde estaba. Lo examiné, y él me preguntó tí de acuerdo. Dijo: “Está bien". Programaron la operación para dentro de dos
& -recuerdo vividamente ese momento- algo muy puntual: “¿Qué crees que días,
tengo?".
1
P LAURA PERLS
Le di tres diagnósticos: carcinoma de páncreas Ceso es cáncer al pán¬
creas), ictericia obstructiva debido a piedras hiliares, y hepatitis. Me pre¬ i Tratábamos de no hablar de su enfermedad, pero él sabía lo grave que es¬
* guntó cuál era el primero y le dije que yo pensaba que tenía carcinoma
de páncreas. En ese momento dijo: “Tú eres el médico para mí".
$ taba. Me dijo que lo sabía. Dijo: “Estoy seguro que no saldré de este
hospital".
* Creo que fue la primera vez que le decían qué tenía, íbera de la artritis WILLIAM SHLAES
* de la espalda o algo de eso y un poco de esto otro. Evidentemente, nadie
había considerado el diagnóstico obvio, o si lo consideraron, lo ocultaron
I
É
Fue extremadamente realista a través de toda su relación conmigo. Fritz era
médico. Conocía la medicina y las posibilidades. Discutimos la patología de
* ante sí mismos y ante Fritz. Pienso que médicamente, se le dijeron sólo ton¬
terías. Apreció mi franqueza. Creo que por eso aceptó que yo fuera su
lo que podía o no podía tener.
* médico.
h
Aceptó ser el paciente, y me hablaba como paciente y no como tera¬
peuta. Su actitud fue apropiada hasta el final. Mi sensación con respecto
a él, fue la de un gran hombre cuya genialidad no apareció nunca com¬
BOB SHAPIRO pletamente a través de sus libros o de sus películas, sino más bien en la
* Fritz tenía que dar una conferencia esa noche en la Universidad de Illinois, &
experiencia personal con él, ahí aparecía la profundidad real de este
* pero Shlaes dijo: “Creo que tenemos que llevarte al hospital. Entre otras co¬ hombre. .
sas, estás totalmente deshidratado". Y Fritz dijo: “Sí, está bien. Iré”. Esto fue I •

* a las cuatro o cinco de la tarde. Partimos al hospital en el auto de Jane, |í; SOL KORT
Oírnos rumores acerca de su enfermedad y ubiqué el número. Lo llamé al
* y luego me lo prestó para ir a la Universidad a avisar que Fritz no daría
la conferencia. Cuando llegué, el auditorio estaba casi Heno.. Tuve que de¬
;;
hospital en Chicago y me comunicaron con él. Su voz se oía muy, muy
4 cirles que Fritz tenía un compromiso previo en el hospital. ;
débil. Le pregunté si él pensaba que era conveniente cancelar la conferencia
Llegó al hospital un viernes. No era un paciente fácil. No le gustaba y me dijo que no creía poder darla. Luego, su voz se desvaneció y colgó.

estar encerrado ni acostado para la alimentación intravenosa. Se sintió un i. No me había dado cuenta que estaba tan enfermo. Me quedé con una mez¬
cla de sensaciones: tristeza y culpa por haberme entrometido en un momen¬
* poco mejor el sábado, y el domingo cuando por fin llegaron los labora-
toristas. El lunes ya le habían hecho todos los exámenes que se podían ha¬ to tan grave.
* cer y no conseguían detectar qué estaba pasando, fuera de‘que no lograba
retener el alimento; por lo que continuaron alimentándolo en forma intra¬
BOB SHAPIRO
4 Comenzó con una fiebre el miércoles, la que continuó el jueves. Hubo otra
venosa. Esto no le gustaba para nada a Fritz, porque significaba que no reunión de Shlaes, Laura, Jane, Fritz y yo con el cirujano.
* podía mover su brazo. A Fritz nunca le gustó estar inmovilizado.
Laura llegó el lunes en la noche. Ella es un dínamo. Este fue mi primer
v
1
“Bajo condiciones normales", dijo el doctor, “deberíamos suspender la
operación, porque es muy riesgoso operar con fiebre, y no la hemos podido
* encuentro con ella, después de todo el tiempo que conocía a Fritz. Su pri¬
mera frase en el aeropuerto fue: “Soy Laura Perls. Quiera que sepas que

controlar en dos días. Usted no está más fuerte. Si postergamos la operación


4 una semana, con la esperanza de una recuperación, y en vez de eso se
él aún está legalmente casado conmigo, aunque no hemos vivido juntos en | debilita aún más, será simplemente imposible".
4 22 años". Pensé: “Guau, esta mujer sí se las crae”. Probablemente, quería Querían que Fritz tomara la decisión. Cada vez que tenía que tomar una
dejar establecido que ella tenía el derecho de asumir todo esto. A mí me decisión con respecto a sí mismo, siempre elegía la alternativa más riesgosa
í daba lo mismo. I y que prometía una mayor recompensa. Y dijo, simplemente: "Adelante.
5» En cierto sentido, Laura fue más difícil que Fritz esa semana. Cuando Operamos".
•él no estaba muy consciente, había paz en la pieza-, cuando estaba cons¬ A
Durante todo este período había estado con sedantes. Pero cuando él
4 ciente, había un antagonismo natural entre ellos. Varias veces durante la quería recuperar su conciencia total, podía hacerlo.
4 semana, él le pidió que se fuera. El simplemente decía: “Laura, ¡quiero estar Laura estaba ahí y dijo: “Fritz, deberías contarles acerca de esa opera¬
solo!". ción eh Africa, donde te pusieron esa anestesia que tú no toleras”. (Tolerar
*
4
4
r
é
316 FRITZ PERLS ¡ 317 #ÿ
EUROPA Y DE VUELTA

no fue la palabra que usó). Deberías decirles que si van a usar esa mis¬
ma...”. Y él recuperó súbitamente su conciencia y dijo: “¡Laura! '¡Si, si, si!’. I 1
Aún en su lecho de muerte, Fritz siguió influyendo en algunas vidas, en
forma misteriosa... . (P
‘¡Deberías, deberías, deberías!’. Auto-tortura, ¿acaso nunca aprenderás?". Y
luego se dejó caer hacia atrás, tranquilo. , m
1
JOE WALSH
Leí en el catálogo de Esalén que Fritz Perls haría un taller de una semana
LAURA PERLS
en abril de 1970. Me inscribí con un par de meses de anticipación. Mientras <r
... fue algo mecánico, a mí no me molestó. Era el tipo de cosas que surgían V tanto, Laura Perls vendría al Instituto de Cleveland a hacer un taller; también
mecánicamente en él. (f
Antes de la operación, me dediqué a acompañarlo. Yo leía y él dor¬ me inscribí en ése. El día antes del taller de Laura, recibí una llamada de
mitaba. A veces veíamos televisión o escuchábamos música. la secretaria, quien me dijo que Fritz Perls había sufrido un ataque muy ¥
grave, que estaba en el hospitaj y que Laura Perls había cancelado su taller.
Una vez abrió los ojos y dijo: “No tienes que estar sentada ahí".
Hacía tiempo que había decidido hacer un taller avanzado de gestalt, y de ti?
Le dije: “Sé que no tengo que hacerlo, pero es lo que quiero hacer ,
ahora”. pronto todo cambió. Esto me remeció. #*=
BOB SHAPIRO El sábado temprano en la mañana cuando desperté, aún no había pensa¬
LO operaron un viernes en la mañana. Fue . largo -tres horas y media. Laura do en nada, no tenía ningún plan... pero tomé el avión y llegué a Chicago
a las 8:30 de la mañana. Nunca lo pensé. Me fui directo al hospital... No
actuó como cualquier mujer cuyo marido o amante está siendo operado.
A veces era una niña, como una hija cuyo padre está en la sala de ope¬
I sé cómo supe qué hospital... Era muy temprano, aún no era hora de visitas,
raciones; y en otros momentos, cuando veía una enfermera o alguien que
SE y no había nadie. Me subí al ascensor, y comenzaron a aparecer los pen¬
pudiera saber algo, se convertía en un sargento o en un führer, exigiendo samientos, pensamientos racionales: "¿Qué diablos estoy haciendo aquí? No
í conozco a este tipo". Me asusté. Me senté, por ahí diez o quince minutos;
información o acción.
La información era que todo había salido de la mejor forma posible, i' luego me paré y caminé por el pasillo, y ahí en la puerta de la habitación #-
de acuerdo a lo esperado, en lo que a la operación se refería. Los resultados 501 estaba su nombre. Entré y me paré a los pies de la cama. De inmediato
It lo reconocí, aunque nunca lo había visto. Tenía la nariz llena de tubos. Se ir
de las biopsias no fueron malignos, pero había que enviar el tejido al labo¬
ratorio. El informe final sólo lo sabríamos dentro de dos o tres días. veía muy grave. Mientras lo miraba, él abrió los ojos.
“¿Quién eres?”, dijo. Fue casi un susurro.
,

Nunca se quejó de dolor, se quejaba por estar bajo control. Decía: “¿Qué ép
están haciendo aquí? Díganles que me saquen todo esto. No lo quiero". Sin "Soy Joe Walsh, de Cleveland". El no dijo nada. Creo que yo esperaba
embargo, él sabía que debía ser alimentado de esa forma. que dijera algo. Yo dije: “No sé qué estoy haciendo aquí. Es la primera vez
WILLIAM SHLAES
Tenía una profunda conciencia de todo lo que estaba ocurriendo a cada
instante, sin importar lo que fuera. Cuando entraba una enfermera, él de¬
i

i
que te veo y me encuentro aquí”.
Fritz hizo algo como una sonrisa y dijo: “¡Qué quieres decir con que
es la primera vez que me ves! ¡Yo te he conocido toda la vida!". Y yo hice
una mueca. No sé exactamente qué quiso decir. Luego dijo: “Gracias por
-
tectaba de inmediato lo que haría. Elegí las enfermeras que más se avenían venir”, y cerró los ojos y se desvaneció.
con él -las que no andaban diciendo estupideces. No aceptaba a nadie que
viniera a sobarle la frente, diciendo que todo estaba muy bien. Me quedé ahí parado durante uno o dos minutos, con la cabeza llena de é*
Tuvo un poco de dolor, pero fue rápidamente aliviado. El no estaba preguntas; luego salí al pasillo y me fumé dos o tres cigarrillos. De pron¬
ansioso por mejorarse, pero aceptó los remedios. Antes de entrar en coma, to, una mujer se bajó del ascensor e inmediatamente supe que era Laura
estaba lo suficientemente fuerte como para rechazar la vía intravenosa, pero Perls. La observé entrando a su pieza; le mandé una nota diciéndole que
yo era de Cleveland y si pódía ayudar en algo. Una enfermera entró, y Lau¬
aceptó tenerla. No se resistía a ese tipo de cosas. No era en absoluto difiéil
trabajar con él.
I ra salió caminando apresuradamente por el pasillo. Nos abrazamos. Fue una <vp
Quería negociar conmigo de la misma manera que Freud lo había hecho sensación muy buena.
con su médico-, si veía el fin, yo lo ayudaría a salir de esta vida. Me impre¬ Ella dijo: "Todas las personas que conocen a Fritz están interesadas y «ÿ»
preocupadas; hay telegramas y llamados telefónicos, pero tú eres el único
sionó terriblemente que él prefiriera una muerte voluntaria antes que vivir
su vida incapacitado. No había ninguna' duda acerca de eso. Lo dijo cla¬
- S- ser humano. Yo estoy aquí sola con él; ¿te puedes quedar un rato?". ti*
ramente. No se le notaba ningún dejo de melancolía consigo mismo. Sen¬ l LAURA PERLS
cillamente no quería permanecer en este mundo si el cáncer estaba dise¬ Nos encontramos en el pasillo. Simplemente dijo que había tenido que ve-
minado. l nir. nue cuería vernos a mí v a Fritz. Quizás ni siquiera vio a Fritz o tai
* 319
318 FRITZ PERLS EUROPA Y DE VUELTA
3
vez, sólo desde la puerta. Quizás me equivoque en esto. Creo que su in¬ i que él quería que los oíros hicieran -decidido. Pero eso no es algo tan inu¬
Si
* tención era hacer algo por mí... pero no se podía hacer nada... sual. Eso se ve bastante a menudo.

* JOE WALSH
Nos fumamos un cigarrillo. Me habló de los niños. Creía que Fritz no so-
LAURA PERLS
Bob nos llevó a un lugar llamado Brown Derby. Odetta cantaba, y justo
*% breviviría a esto. Me fui a media tarde, como a las 3:30. antes que ella entrara, a las nueve, traté de llamar a la habitación de Fritz
para saber cómo estaba. Me dijeron que estaban ocupados en la pieza, que
MARTY FROMM llamara más tarde. Como a las nueve y media, Odetta cantó algo y le dije:
% Al día siguiente que operaron a Fritz, llamé al hospital y hablé con Laura. "A Fritz le habría gustado oir eso", y me sorprendí porque lo dije como
Me dijo que ella se iría el lunes y que Fritz se estaba recuperando muy si él ya se hubiera muerto. ¡Y en ese momento murió!
*%

bien. Dijo que tenía programados unos talleres en California. Deliraba por i Boa SHAPIRO
el hermoso trabajo y las hermosas vacaciones que se estaba perdiendo. Le
dije: “Bien. Como tú te vas y Fritz estará solo, pregúntale si le gustaría ver-
I Después de la comida, fuimos a mi departamento y Laura llamó al hospital.
me. Iría a Chicago el próximo fin de semana y ayudaría a cuidarlo". Di¬ a A los cuatro o cinco minutos, apareció en el pasillo gritando: “¡Murió Fritz!“.
Estaba histérica. También yo. Llamamos a Jane y partimos todos al hospital
*%
jo que lo haría.
1 Nos demoramos diez minutos en llegar. Aún no lo habían tocado.
LAURA PERLS La enfermera jefe, quien había sido especialmente deferénte con Fritz,
El doctor estaba con Fritz en ese momento, de modo que hablé con ella.... 'S dijo: “Yo estaba con él, no hubo nada que ustedes o yo pudiéramos hacer”.
I no en la pieza, sino que afuera... Le pregunté si quería que ella viniera y
i También dijo: “Nos estaba costando mucho mantenerlo acostado. Comenzó
me movió la mano diciendo que no le interesaba..! a esas alturas, nadie
le interesaba. I a levantarse y una enfermera le dijo: 'Dr. Perls, ¡tiene que quedarse acos¬
tado! ¡Se le están desconectando los tubos!’. Lo acostó. Un minuto después,

*
... su último deseo, cuando ya estaba con oxígeno, fue un cigarrillo.

Le dije: "Estás con oxígeno, vas a explotar". Sabía que no podía y desistió
I comenzó a levantarse nuevamente. En ese momento, salió a toda prisa a
pedirme ayuda. Cuando entré, casi balanceaba sus pies fuera de la cama,
de la idea. Me costó mucho conseguir que le pusieran Oxígeno. El quería...
él era doctor. Creo que simplemente estaban esperando que se muriera. Me
'
mi; y le dije: 'Dr. Perls, tiene que acostarse'. Me miró y dijo: 'No me diga lo
que tengo que hacer'. Después cayó inconsciente y murió”.
% parece que era sábado y no había ningún doctor disponible... Después dije¬
ron que no podían hacerlo sin permiso. Y yo dije: “¡Entonces, consigan el El Dr. Shlaes dice: "Creo que esta historia es un mito, porque alfinal estaba
3 permiso!”. Se demoraron media hora en aparecer con el oxígeno. Se lo pu¬ en estado de coma". La enfermera jefe, Inge de ¡a Camp, no se acuerda; y
3 sieron y se quedó así el resto del día... pero igual le costaba respirar... ya la enfermera (Margaret Phipps) que estaba con él en el momento de su muer¬
no era suficiente. te, dice: “En esa época, yo estaba viviendo una situación muy traumática
3 }. a raíz de .mi divorcio y me acuerdo de pocas cosas, y una de ellas es ese
Boa SHAPIRO momento. Sin embargo, pienso que si la muerte del Dr. Perls fue tan dra¬
*3 Cada vez que recuperaba la conciencia, quería que le sacaran los tubos, I mática como para decir: 'No me diga lo que tengo que hacer' y luego morir,
pero nosotros no podíamos hacer eso, y él lo sabía. Como a las 5:30, el yo me acordaría de eso, y no lo recuerdo". Sea o no apócrifa esta historia,
doctor dijo: “Probablemente, estará así durante las próximas diez o veinte tiene el sello de Fritz. Es un comentario que se adecúa a ¡a forma en que
I horas". Estaba inconsciente, lo habían dopado. Laura, Jane y yo fuimos al vivió y a la forma en que tal vez murió.
centro a comer.
$ í LAURA PERIS
Unos días antes de esto, el miércoles o el jueves, nos habló acerca de su i Más tarde, me llamaron y me dijeron que había muerto a las nueve y media.
$ funeral. Esa noche, como a las 8:00, llamamos del restaurant y hablamos i Esto fue el 14 de marzo de 1970. Su corazón estaba en muy malas con¬
con la enfermera. Ella dijo: “Está prácticamente igual. Aún inconsciente. No i diciones; habían dicho que si aguantaba los tres o cuatro primeros días, se¬
% se justifica que vuelvan". ria muy bueno, pero aguantó sólo un día y medio, y fue terrible. Su corazón
§ cedió. La autopsia demostró que tenía un cáncer muy severo en el páncreas
La enfermera jefe... y que probablemente se habría muerto dentro de tres o cuatro meses con
% - mucho sufrimiento. Fritz sospechó que tenía cáncer.
INGE DE LA CAMP
Estoy convencida que Fritz decidió abandonar su cuerpo; tuvo la sa¬
\
% Médicamente, su salud se deterioraba muy rápido, pero él era un hombre 6
decidido. Nadie podía decirle lo que debía hacer. El simplemente decía lo biduría para darse cuenta cuál era el momento, porque a los cinco días,

%
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320 FRITZ PERLS I EUROPA Y DE VUELTA 321
é
cuando dieron el resultado de la autopsia, supimos que tenía cáncer en el .. personas. Me pusieron de cabeza, sentí que me remecía ante la imagen del
páncreas y que, cuando mucho, habría vivido dos o tres semanas más en ;
S
arbusto ardiente y el ángel de la guarda, que Fritz y yo hablamos expe¬
a
estado agónico. rimentado juntos años antes. Ellos emergieron en mi danza. De acuerdo a m
WILLIAM SHLAES i la tradición judía, el ángel de la guarda lleva a la persona sobre sus alas
a
De hecho, murió de un agudo infarto al miocardio. En la autopsia se des¬
cubrió un cáncer muy profundo en el páncreas, pero murió de un ataque
m.i •
de vuelta a Zion. Todos bailamos llenos de alegría.
Creo que a Fritz le habría gustado un velorio así. é
al corazón, no de cáncer. Habría pasado un largo tiempo antes de morirse
de ese cáncer. t s2 c£L-o P

I
—U—
a*
LAURA PERLS
Creo que el doctor sabía que Fritz moriría... porque esa mañana, vi al doc- m (lAk eiP
'VU -é¡
tor un momento y le pregunté: “¿Cómo está?". Siguió de largo muy rápido,
diciendo: “¡Es un hombre muy enfermo!". No dijo nada más. Tuve la sen-
t •
/ ív-' *

sadón que habían perdido las esperanzas. Erá un doctor muy bueno. La m *

operación fue exitosa, pero el corazón no resistió. Desde el comienzo fue
dudoso, verás... Hideron todo lo que fue necesario hacer, pero el corazón
estaba en muy malas condidones, fue muy terrible. [Hablando en voz muy
1
bajaJ Fue realmente un alivio.
m LAURA PERLS
Aún no cumplía 77; tenía 76; no llegó a cumplir 77 años. Los cumpliría
WILLIAM SHLAES
Es muy diíídl describir una reladón personal, describir a un hombre en esas
r en julio y murió en marzo.
circunstandas y darle una consistenda real. Lo único que les puedo decir JACK DOWNING
realmente es que, en mi opinión, fue un gran hombre que enfrentó su i! • El Instituto Guestáltico de San Frandsco tenía programada una conferencia-
muerte con un tipo de dlstindón que yo esperaba de él. S3
'
demostración de Fritz. El murió dos semanas antes. Mantuvimos el progra¬
ma haciendo uná especie de homenaje a Fritz, proyectando unas películas «a
La habilidad para renunciar, para deshacerse de respuestas obsoletas, canadienses. Habían 750 personas. Cinco o seis personas se pararon y ha¬
de relaciones agotadas y de tareas más allá de la propia capacidad, blaron de Fritz. Nadie contó nada triste. No se vio ni una lágrima. Fue exac¬ &
es una parte esencial de la sabiduría de vivir. B tamente como si Fritz hubiera estado ahí con nosotros hadendo un acto
BOB SHAPIRO
I:¡ conmemorativo. Fue una cosa alegre. Todos lo pasamos muy bien.
ti¡
I
Cumplimos bastante bien con todos sus deseos. Nos había dicho: '.'Quiero
ser cremado, quiero una celebración en Grace Cathedral y quiera que Anna
I
I' BETTY FULLER *
Fritz fue un hombre de estos tiempos. Quizás ya esté de vuelta con no¬
Halprin y el resto del auditorio bailen". No nos conseguimos Grace Cathe¬
dral, pero lo hicimos en el Civic Auditorium de San Francisco. Se desbordó
.
sotros*. aunque él siempre dijo que cuando uno moría, eso era todo, no
había nada más. Me gusta pensar en eso, sonrío y me digo a mí misma:
con la asistenda de 1.200 a 1.500 personas. Arma Halprin hizo bailar a todo
el público la danza de Dios a la luz de las velas, como celebradón de la
vida y de la muerte. Fue la tarde que Fritz había querido... I TOM SHANDEL
_
“¡Te apuesto que ahora sí lo sabes, Fritz!".

El cambió mi vida. Cambió la vida de muchas personas. Tocó a mucha gen¬


ANNA HALPRIN te. Fritz fue un reformador. Se propuso una campaña -él iba a cambiar el
Recuerdo que pensé que no quería ensayar ni planear nada para esa tarde. mundo, y ¿por qué no? Esto no lo hizo sólo por su gloria personal.
Quería bailar en el momento. Cuando me llamaron al escenario, lo primero fm
:¡ que se me ocurrió fue formar un minyan (*)• Quería transformar el esce- MARTY FROMM
nario en un espacio sagrado de acuerdo a la tradidón judía. Llamé a diez Induso cuando estuvo en Miami, Fritz ya era un anciano y nunca pensa¬
i’ m¡ir.

mos que la terapia guestáltica iba a tener éxito estando él aún vivo. Esa
fue una de las razones por la que quiso hacer un trabajo de misionero en¬ F*3
(*) Minyan: Diez personas que se juntan para la adoración. La tradidón judía trenando a Gene Sagan, Wilson Van Dusen, Jim Simkin, a la gente de Cle-
establece el número de diez como congregación. 1 veland y a míi Nos vio realmente como sus herederos, como aquellos que

fc*

JSSS
322 FRITZ PERLS I jt '

EUROPA Y DE VUELTA 323

propagaríamos la terapia gestáltica. Nunca nos imaginamos que Esalen, el GIA-FU FENG
movimiento de potencial humano y Fritz -el hombre’ adecuado para el mo¬ Tres o cuatro meses antes de morir, Fritz fue a Chicago y comió con Bob
mento adecuado- formarían parte de una misma cadena. De pronto, en 196l
¡r Shapiro en su departamento. Dos jóvenes japonesas sirvieron la comida a
en California, hubo un despegue total. El hecho que él lograra una posición
jjj todos los invitados, y luego una de ellas le hizo un masaje a Fritz. Y Bob
gr
Shapiro dijo: “¿Sabes- lo que Fritz dijo esa noche? Le dijo a la japonesa: ‘Tus
destacada, fama, fortuna y reconocimiento antes de morir, fue maravilloso
tanto para él como para mí. ... I dedos se parecen a los de Gia-Fu’“. Ese fue el fin -un encuentro con un
I dulce final.
Lo echo de menos. Regresé a este lugar y no encontré a ningún ca¬
ANDY CURRY
Fritz fue como mi padre. Me afectó mucho, mucho su muerte. Me tocó por I
i' morrero. Todos andan en buena onda y nadie critica a nadie. Y creo que
partida doble -mi verdadero padre murió en 1968 y Fritz en 1970. Dos de he visto quizás cien terapeutas gestálticos después de él, y nadie se le pa¬
los cuatro o cinco hombres importantes en mi vida, eran mortales. Y ahora, .
cuando los veo irse, no sólo me recuerda que también yo me Iré, sino que
mi rece. Fritz no estará más aquí. Evolucionará a cada minuto.

además que yo soy la cosa. Al irse ellos dejando cosas pendientes, yo tengo f CLAUDIO NARANJO
Sentí una conexión muy fuerte con el destino, ya que pretendía reunirme
que hacerlas. i-
KOLMAN KORENTAYEH
s5 '
con él nuevamente cuando murió. El vivía en Canadá. Permanentemente
oí cosas positivas de él; cómo había llegado a una profunda sabiduría con
La noche en que Fritz murió, yo había ido a comer a Nepenthe en Big Sur. la edad. Habían pasado tres años. La última vez que estuve con él en
Peter Melchior me había hecho un “rolfing" ese día y caminé un poco a Esalen, me dijo: "Por primera vez he pasado a través de mi estrato esquizo¬
la casa de Emil White. De pronto, sentí que me desmayaba. Mis pies ce¬
p frénico”. Para un hombre de 70 años, decir: “Sólo recién he logrado derrotar
dieron sin poder sujetarme. Al pararme, revisé si me había quebrado algo. a mi esquizofrenia", es un reconocimiento que requiere valentía. Revelaba
f
Me invadió una extraña fuerza. Me sentí muy distinto. Muy, muy distinto. hasta qué punto no se había fosilizado. Quería estar con él de nuevo... en
Con mucha más fuerza. Fue algo muy raro. Seguí caminando hada la casa r- parte para decir adiós... de modo que me inscribí en un taller que haría
de Emil y no pensé más en eso. Cuando regresé a Esalen a la mañana si¬ 3 a la vuelta de su viaje a Europa.’ Nunca regresó a Canadá para hacer ese
guiente, con la primera persona con que me encontré fue Peter Meldrüor. I taller, ya que ese día terminó siendo la fecha de su muerte.
“Me ocurrió algo extraño...”, comencé a contarle a Peter, pero él .me
í
Esta sincronización fue seguida por otra -la más triste de mi vida. El día
interrumpió: "¿Supiste?".
"¿Qué cosa?”.
que se conmemoraba la muerte de Fritz, fue el día en que murió mi hi¬
jo en un accidente automovilístico. Matías tenía once años. Era Sábado San¬
"Fritz murió anoche". i to y él iba a ir a un paseo a los cerros de Big Sur con las personas que
Me senté. Me puse a llorar y luego Dick Price se sentó con nosotros. 4 estaban formando el movimiento Arica. Yo también iba a ir a ese paseo,
pero me llamó Abe Levistky y me dijo: “¿Podrías venir al acto de Fritz y
'
SEYMOUR CARTER
Ese fue un extraño período aquí en Esalen. Hada un par de años que se
I decir algunas palabras?”. En definitiva, no hablé, pero sentí que quería es¬
había ido. Fue muy confusa la situadón sin él. El lugar como que se des¬
parramó. Luego, alguien dijo que Fritz había muerto. Inmediatamente apa¬
1 tar presente en esa reunión.
Para mí, considerar esta situación es algo extraño y obsesivo. Me llevo pen¬
reció Dick y nos sentamos a trabajar juntos. No lloramos -sino que- quizás W ’

sando que si no hubiera ¡do, quizás el accidente no habría ocurrido. O qui¬


Dick lloró, no recuerdo. Simplemente nos sentamos juntas. zás, yo habría estado en él. Es imposible saberlo. Algunas personas que es¬
taban ahí, me contaron que Matías no quería subirse a ese auto. A su ma¬
RICHARD PRJCE te nera, él citó las últimas palabras de Fritz. A la enfermera que le dijo que
El impacto que produjo Fritz fue bastante simple. Sobrevivir y crecer. Es
como el pasto que crece allá afuera -sendllamente, lentamente. Su trabajo no debía sentarse en la cama, Fritz le respondió: “No me diga qué es lo
permanece. Todo lo demás cae hada los lados. que debo hacer". Cuando le ordenaron a Matías que se subiera a ese au- '

PENNY YOUNGREEN
I ,. to, el cual minutos después cayó al precipicio, él dijo: ¿"Por qué siempre
tengo que hacer lo que me dicen los grandes?".
Recuerda el momento cuando supe que Fritz había muerto -estaba chp- í1-'
queada. Sentí que la muerte de mis propios padres no podria afectarme en I STEPHEN PERLS
esa forma. No dijimos nada-, nos quedamos ahí sentados, mirándonos mu¬ m -Muchas de las cosas que me han pasado desde su muerte, no han sido
tuamente. “¡Ah, Dios mío, perdimos nuestra carta bajo la manga!". culpa suya. Hay mucha gente que me dice: “¿Tienes algo que ver con Fritz
i

;
s=

324 FRITZ PERLS 325


;; § EUROPA Y DE VUELTA
<;

Perls?”. AJgunas personas simplemente lo aceptan, pero otras parten con to¬
do un cuento acerca de sus experiencias con él, y no me ven a mí como
$ EUGENE SAGAN *
Me conmovió mucho su muerte. Lo que más me molestó es que murió an¬ &
a mí mismo. Eso no me gusta. No me gusta ser visto como “el hijo de...“. i tes de haber tenido la posibilidad de reconciliarnos. Me gustaría poder vol¬
LESLIE GOLD ver a vivir varios de aquellos años nuevamente. Le exigí a Fritz que fuera
No me importó cuando se murió. Estuvo muerto para mí todos esos años más de lo que era; no le permití tener defectos. é*
que no lo ví. No lo quería. No era posible. Nunca vivió de acuerdo a .mi WILL SCHüTZ
imagen de abuelo perfecto, y sin embargo, sé que causó gran impacto en 5
B Cuando murió, lo sentí mucho y tuve mucha pena. Esto me sorprendió.
la vida de muchas personas. Quizás sería mejor re-descubrirlo como el Fritz Sentí más pena de la que pensé que tendría, porque cuando murió, hacía ff»
que otras personas quieren y admiran. ya dos años que se había ido y yo no había vuelto a tener ningún contacto
RENATE PEIUS
Después de su muerte, pasé dos años horrendos sin saber quién era Fritz.
i
S'T'V
con él. Pero cuando supe de su enfermedad y luego de su muerte, sentí
pena. Sentí la pérdida de algo personal que pudo haber sido y no fue.
ir P»
y quien era yo. a WILSON VAN DUSEN
ÍA
En los últimos cuatro años, ella ha pasado por muchos cambios. No más mie¬ Sentí que me emancipaba de Fritz, lo que es, creo, en términos de Fritz,
X
dos y no más dependencia de su marido, ella lo dejó. "Art necesitaba una algo saludable. Ni siquiera fui a su funeral. Alguien dijo: “Fritz murió", y . S*1
Mi yo dijé: “Bueno, adiós viejito, en todo caso, ya era hora...'1. Había tenido
mujer débil", dice. Descubrió la vida. Sus cartas son cálidas, a veces algo
aproblemadas y siempre vibrantes. fjf más vida que la mayoría de los demás seres humanos. Bailó cuadrillas, voló

Con respecto a cualquier sentimiento mío acerca de Fritz -es como con todo
fe:
m
en aviones, hizo esLo y lo otro. |Muchachas, miles! ¡La cresta! Tuvo más mu¬
jeres de las que yo jamás vi. •
en mi pasado. Ya no importa. No tengo ningún sentimiento hacia él. Una Üv usa
i
vez lo trabajé a fondo, y descubrí que no me gustaba; él ya no tiene nin¬
guna importancia para mí. Puede tenerla para otras personas, pero lo que m.
m
Sentí que se iba un hombre inmensamente dotado, y esto nunca lo negaré,
sin embargo no fue un hombre feliz. &
yo soy hoy día no tiene nada que ver con Fritz Perls, y descubrí, que el
ROMILLY GRAUER
eliminarlo a él y formando una personalidad totalmente nueva de mi propio
En lo personal, sentí que tenía que vivir de acuerdo a Fritz. Y en cierto
ser y de mi propio hacer, es mucho más satisfactorio.
¿Antecedentes? Fui educada en Johannesburgo, me casé muy joven. m sentido, fue un alivio, pero había momentos en que sentía mucha pena.
Este es uno de ellos. Podía ser muy dulce y cuando lo deseaba proyectaba
Morí. ResuciLé el 2 de febrero de 1975. No es como para publicarlo, ¿no
3: amor.
te parece? Que estés bien. Cariños, Renate. EJ Se cansó terriblemente ese año. Dio mucho todo el tiempo.
LAURA PERLS &
No soy una mujer amargada. He soprepasado la pena... En esos años en JOHN HORLER
Fritz fue simplemente un tipo... Fue como un buen carpintero, un buen me¬
que venía y se iba... y venía y se iba, siempre era como una nueva separa¬
ción y un nuevo período de tristeza y resentimiento. Ahora es el final. Lo
m cánico -fue artesano. Tenía una habilidad y la desarrolló, y un buen arte¬
viví y creo que lo superé. Soy más creativa... y estoy disfrutando de nuevo
t v‘
sano tiene seguridad en sí mismo. Pasó por muchas cosas, y dijo una can¬
tidad razonable de mentiras, pero tenía su arte, su cosa. Se sentía muy se¬
la vida, mucho más que en años anteriores.
i guro de sí mismo y vivió detrás de esto. Fue un buen hombre, pero fue
IDA ROLF
Por supuesto que existen mitos acerca de Fritz, igual como existen mitos
fü sólo un hombre... un tipo agradable...

acerca de mí. Y cuando me encuentre con esos mitos en el otro mundo; JIM SIMKIN -
Nunca he sido capaz de Verlo totalmente muerto. Aún lo quiero, y lo per¬
I
¡lo voy a pasar muy mal! Pero, de cualquier forma que uno lo mire, Fritz
fue un buen tipo.
I 5
dono por ser Fritz. El hombre lúe un genio gigantesco; podía cortar de raíz
las necedades y llegar a! fondo de una persona en cinco o diez minutos,
MOSHE FELDENKHAIS i y muy pocas veces se equivocó. Le estaba permitido ser cruel, bastardo y
Hay un antiguo dicho hebreo: “Es una lástima que tengamos que perder contradictorio, y todo tipo de cosas...
a aquellos que nb podemos olvidar”. Cosas como ésta, se relacionan, por
supuesto, con Fritz. Mucha gente lo recuerda y muchos lo recordarán.
%
I Aún otro punto, de vista...
&. 326 FRITZ PERLS i 327
EUROPA Y DE VUELTA
£ ,
JACK GAINES Fritz, pudimos juntarnos y aportar el pedazo de él que cada uno fue capaz
Fritz, que disfrutó de ¡a vida desempeñando tantos roles, se negó después de i de morder, y masticar e integrar todo, entonces quizás podamos lograr un
su muerte a ser el mero lema de este libro. Estuvo presente en cada entrevista, k regalo colectivo para el mundo. Y esto es lo que ha ocurrido después de
miraba sobre mi hombro cada vez que escribía, me condujo a través de mi todo.
$ propio impasse -el punto cero, cuando una convicción abrumadora de la
imposibilidad de terminar este libro me bloqueaba: en diferentes períodos de AL DRUCKER
£ este trabajo, me sentí incapaz de seguir adelante e incapaz de abandonarlo. Fue un ser humano muy compasivo. Un verdadero mensch (') -y un répro-
Pegado en una u otra frase, una sensación de incumplimiento me corroía. bo, y todas esas otras cosas. Lo respeto y lo honro, es una gran persona.
£ Lo amo.
Y recordé un mensaje de Fritz acerca de que los conflictos internos son
£ "... intentos... de retener el status quo; de matar elfuturo, de evitar el impasse MICHAEL MURPHY
£ existencia!y su pseudo-agonía". Habló directamente a mi malestar con estas
palabras: i Debo decir que mi aprecio por Fritz creció después de su muerte, debido
a que me liberé de nuestra estática relación. ¡El fue un genio! ¡Fue un hom-
La tensión que surge de la necesidad de encierro se llama frustración, bre tan extraordinario! Tenían que haber problemas con él porque era in¬
£ -
el encierro se llama satisfacción. Satis suficiente; facere-hacer. Hacer
para tener suficiente. En otras palabras, cumplimiento; llenarse uno
i tensamente humano. Hizo exigencias. Era ambicioso; por lo tanto quería re¬
conocimiento. Eso fue realmente lo que llevó a gran parte del conflicto...
£ mismo hasta estar pleno. Con la satisfacción, el desequilibrio se anula,
desaparece.
I Creo que las exigencias constituyen el problema. Varían de persona en
persona. Cada hombre quiere construir su pirámide.'El fuego del alma pue¬
% f de traducirse en alegría y felicidad y en una vida de agrado. También puede
Fritz dijo que cuando uno se da cuenta de lo obvio, uno queda libre para ;; convertirse en necesidad de status y reconocimiento. No debemos rendirnos
la próxima experiencia. Gradualmente, me di cuenta que cualquier cosa ante esto. En mucha gente esto se convierte a veces en algo demoníaco.
i-
Si nue estuviera haciendo, no constituía un logro hasta no estar terminada.
•í: Yo lo he sentido. Fritz, en parte, se rindió ante esto; se volcó hacia afuera
Durante el transcurso de este trabajo, me he encontrado con una varie- para ser famoso. Por ejemplo, esos grandes afiches -los mandó a hacer y
® dad infinita de estilos de vida y de percepciones de la realidad. Al ser capaz los distribuyó él mismo. ¡Quería estar ahí junto con Marlon Brando y los
de ver y de maravillarme ante las diferentes formas que tienen ¡as personas
£ de percibir la realidad y de vivir sus vidas, comencé a ver que esa sensación
demás!

$ abrumadora era sólo una forma. Me costó mucho darme cuenta de lo obvio: ¿Pero,no había acaso un orgullo inherente en lo que él hacia, una certeza
la única manera de terminar un trabajo era terminándolo. El esfuerzo por acerca del valor de su trabajo? Si Fritz hubiera recibido más reconocimiento
£

evitar el malestar o el dolor o el fracaso o la muerte, es ilusorio. La evasión
es, de hecho, osificación y perpetuación. Temerosos ante un evento, vivimos
constantemente con esa inminencia. Comencé a ver que no tenía más ba-
Ii
mientras fue joven y vital, quizás habría madurado antes y lo demoníaco
habría sido menos agudo.
Sí, puede ser. El aplauso apareció,muy rápidamente, comenzó en 1966. El
$ rreras que aquellas que habían en mi mente -y que eran ajenas a mi vida i murió abruptamente en 1970. de modo que esto ocurrió en esos cuatro
y a mi bienestar.
£ años; con el reconocimiento maduró mucho.
Cada fase de este libro tuvo su propia riqueza, y sin embargo, fue la sa- i. Cowichan fue la etapa más feliz de su vida. Desarrolló un cierto res¬
§ tísfacción de terminarlo lo que en última instancia proporcionó ¡a mayor re¬ plandor. ¡Su cabeza se convirtió en algo magnánimo! Parecía realmente ha¬
compensa. Ahora estoy al otro lado, y es un lugar mejor.
ber crecido. Ahí, él y yo finalmente nos entendimos.
£ Para mi, Fritz Perls representa la posibilidad de la realización del silen¬
cioso anhelo de nuestra sociedad contra todos los excesos, para lograr uñ • BERNARD GUNTHER
sentido de totalidad. El fue mi punto de partida hacia el cumplimiento y la Lo importante es recordarlo tal como era, con verrugas y todo.
& totalidad. Mi deseo es que a través de este libro, él abra también caminos MICHAEL MURPHY
para otros.
£ I Cuando Fritz murió, creo que sentí alivio, alivio dentro de mí. No recuerdo
BETTY FULLER el momento. Entre la vida y la muerte de Fritz parece haber un flujo de
£ Mirando este mundo, vimos que necesitaba urgentemente a Fritz Perls,.. no- i . tiempo sin grietas.
i
@ sotros simplemente no- tenemos lo que él tuvo. Necesitamos su sabiduría
para el mundo de hoy. Si aquellos de nosotros que tuvimos contacto con P (*) Persona consecuente, alguien para admirar e imitar, persona de carácter noble.
$

&
w**

¡s—
328 FRITZ PERU IÿSS
.
a
Si tu espectro está cerca, Fritz, sabrás lo mucho que te amamos. Es por
eso que hablamos de ti todo el tiempo. m.

fe—
Agradecimientos
La última palabra...

¿Cuánto recordamos de las experiencias? ¿Cuánto es predisposición?


¿Cuánto recordamos del tono de voz, de las hesitaciones? ¿Nos hemos
i Durante los años que he pasado armando este libro, he tenido la suerte
de recibir el estímulo y la ayuda de muchas buenas personas. Es una agra¬
tragado el incidente o lo recordamos volviendo al evento en realidad?
-lo que es imposible, ya que el evento es pasado, mientras que la vuelta
%ÿ dable tarea el expresar mis agradecimientos a algunas de ellas:
a él es ahora. Esta vuelta nos da de partida mucho más -y menos pre¬ i G. Russ Youngreen, mi caricaturista favorito. Sus dibujos proveen de fe*»
disposición- material que los recuerdos congelados, ¡os que de hecho es¬ globos a las palabras habladas para que éstas floten; Joe Wysong, quien
tán distorsionados por la actitud actual de gusto o disgusto. i: me salvó de los errores y me apoyó cuando necesitaba ayuda terriblemente; fe*=
Existen muchas investigaciones acerca de ¡as distorsiones y seleccio¬ Henry S. Thompson fue generoso con su tiempo, su talento y su interés,
nes de la memoria de, por ejemplo, los observadores de un accidente. f estando siempre dispuesto a escuchar la más mínima de mis preocupacio¬ fe*»
Ojalá hubieran visto una película llamada Rashomon, podrían experi¬ nes, dándome su valiosa opinión; Barry Stevens, una mujer sabia y amable, fe**
mentar cómo cada persona interpreta ¡os mismos eventos en forma muy i me mostró que aun cuando, aparentemente, no hay salida frente a un impa¬
diferente, de acuerdo a las necesidades de su sistema de auto-estima. sse, con amor e inteligencia sí la hay; Pam Ray me ayudó durante las pri¬ fe**
En otras palabras, aun la más fidedigna observación es una abs-
meras solitarias etapas, cuando yo sentía que una vida entera no era su¬
tracción. fe—
ficiente para completar este proyecto; Tony Stickel, Gideon Schwarz, Louis \K
Jones, David Morris y Abigail Johnston, quienes me ayudaron mucho; mi
FRITZ PERIS I hija, Nora, quien de alguna forma siempre se las arregló para establecer el
5 ritmo; Peggy Fennessey, quien compartió mi vida durante gran parte del
turbulento proceso, dando alegría y amor, siendo siempre una distracción sL.
placentera y necesaria.
Y finalmente, a Fritz Peris, a tí, aquí y ahora, a quien llegué a conocer fe—
i: aunque no nos encontramos cara a cara.
Estoy contento de ser el medio para que otros te- conozcan.
I
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