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¿Cómo demuestras tu amor a Dios?

AMAR a Dios no es un ejercicio intelectual. Como bien pueden confirmar sus siervos de
todo el mundo, el verdadero amor a Dios crece conforme conocemos su personalidad y
se fortalece aún más cuando sabemos lo que él ama o lo que odia, así como cuáles son
sus preferencias y los requisitos que pide en su adoración.

En su gran amor, Jehová nos ha facilitado su Palabra, la Biblia, en la cual se revela a la


humanidad y nos indica cómo manejó diversas situaciones. Tal como nos complace la
carta de un ser querido, también nos produce gozo la Biblia, pues descubrimos en ella
nuevos aspectos de la personalidad divina.
PARABOLA DEL TESORO ESCONDIDO

La parábola del tesoro escondido es breve y contiene tres puntos importantes: primero,
una persona por casualidad descubre algo tremendamente valioso; segundo, le produce
un gran gozo; y tercero, la persona vende todo lo que tiene a fin de conseguirlo. Jesús,
nos dice que esto es lo que sucede con el reino de los cielos.

En los tiempos de Jesús, no había bancos, ni lugares especiales para guardar los
tesoros (monedas de oro o plata, joyas, posesiones valiosas); y es por esto que la gente
los guardaba enterrándolos en la tierra para evitar que los descubrieran. Si el dueño
moría, podía ser que ese tesoro quedara escondido por años, y la posibilidad de que
alguien lo encontrara era remota.

En esta parábola se nos presenta un hombre que quizá no era muy rico, ya que tuvo
que vender todo lo que tenía para comprar el campo, sin embargo vemos que con gran
entusiasmo vendió todo lo que tenía para poder quedarse con este tesoro. Algunos se
preguntarán que porque no avisó al dueño del campo, o porque simplemente no se llevó
el tesoro, o se lo pedía al dueño, etc. Lo importante en este pasaje no es la legalidad o
moralidad de la situación; sino que para el hombre valía la pena cualquier sacrificio con
tal de poseerlo.

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