DE SAN MARCOS
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………...3
CONCLUSIONES…………………………………………………………………….37
REFERENCIAS BILIOGRÁFICAS………………………………………………...38
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INTRODUCCIÓN
El objetivo primordial del presente trabajo es de servir con suficiente utilidad para el
estudio de los principios y puntos básicos de este tema que genera un gran campo de
investigación y acción educativa.
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DIFICULTADES EN LA LECTOESCRITURA: DISLEXIA Y
DISGRAFÍA
Según Cuetos (1999) leer comprensivamente es una actividad muy compleja, pues
implica la participación de varias operaciones cognitivas. Con la práctica, la mayoría de
estas operaciones se han hecho automáticas y ni siquiera el propio lector es consciente
de ellas. Pero existen determinadas situaciones que demuestran la real complejidad de la
lectura. Una de ellas podría ser cuando nos acercamos a un idioma desconocido, sobre
todo si tiene un sistema de escritura al nuestro (ejemplo: árabe, chino, hebreo, etc.), ya
que en muchos casos ni siquiera somos capaces de discriminar si son signos gráficos o
simples ilustraciones. Si se trata de un sistema alfabético como el castellano (ejemplo
inglés o francés), al menos sabemos discernir dónde termina una palabra y comienza
otra, pero necesitamos saber qué significado tiene cada palabra, y eso sólo se consigue
después de mucha dedicación. Pero aún después de que seamos capaces de reconocer un
buen número de palabras, el camino es aún largo: ¿Cuántas veces se consigue identificar
todas las palabras de una oración y no se consigue entender su significado?
Sencillamente porque las palabras de una oración están relacionadas entre sí, y es
necesario conocer las reglas que rigen esa relación (y estas reglas son diferentes en cada
idioma).
Para este autor otra situación en la que se descubre la complejidad de la lectura nos la
muestran las personas que leían normalmente y después de una lesión cerebral quedan
incapacitadas en algún aspecto lector: algunas no consiguen reconocer cierto tipo de
palabras; otras leen en voz alta pero no entienden lo que leen; otras, en fin, leen con una
lentitud penosa.
Estos módulos descritos por este autor serán explicados con más detalle cuando se
describan los procesos psicológicos que intervienen en la lectura.
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Alteraciones en el sistema de lectura
Para conseguir una lectura normal, es necesario que todos estos módulos funcionen de
manera correcta. Si alguno de estos componentes deja de funcionar (por ejemplo una
lesión cerebral) o no llega a funcionar como debiera (por ejemplo, por un la
aprendizaje) se producirán alteraciones en la lectura. No obstante, por este carácter
modular del sistema de lectura, el hecho de que un componente esté deteriorado no
impide que el resto pueda seguir funcionando normalmente. En consecuencia, los
trastornos de lectura serán diferentes en función de cuál sea el componente que no está
funcionando. Esto implica que por el tipo de fallos que cada sujeto comete se puede
predecir qué componente tiene alterado.
1. Procesos perceptivos
Se encargan de analizar los rasgos de la señal gráfica a fin de obtener una primera
representación visual que sirva de entrada a los procesos de acceso léxico. Esta
tarea consta a su vez de varias operaciones consecutivas, siendo la primera, la de
dirigir los ojos a los diferentes puntos del texto que se va a procesar. Cabe resaltar
que aún tratándose de un proceso básico de la lectura, no debe interpretarse al
proceso perceptivo como el primer eslabón de un procesamiento estrictamente
ascendente, puesto que el conocimiento previo y la experiencia del lector guían, en
un determinado momento, los aspectos más elementales de la percepción visual.
Se sabe que cuando una persona lee un texto, sus ojos no avanzan siguiendo
la línea de una modo regular, sino que, por el contrario, los ojos se desplazan
de izquierda a derecha mediante unos saltos rápidos o “sacadse”, de ahí el
nombre de movimientos oculares sacádicos. Estos movimientos se alternan
con períodos de inmovilización, durante los cuales el lector centra la mirada
en determinado punto del texto, denominado fijaciones. De esta manera, el
proceso que realiza una persona durante la lectura, consiste en fijar un trozo
siguiente, en donde permanece con sus ojos fijos otro intervalo de tiempo;
nuevo movimiento sacádico y nueva fijación, y así sucesivamente mientras
continúe leyendo.
Para Dunn y Pirozzolo (1984) citados por Cuetos (1999) los períodos de
fijación duran aproximadamente entre 200 y 250 milisegundos; y los
movimientos sacádicos duran entre 20 y 40 mseg, lo que indica que los
lectores pasan un 90% del tiempo aproximadamente percibiendo el material
y un 10 cambiando en busca de información nueva (nuevos puntos de
fijación). No obstante, estos valores no son fijos sino que varían
enormemente de un lector a otro e incluso en un mismo lector de un texto a
otro.
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Carpenter y Just en 1977 (Cuetos, 1999) mencionan que algunas veces, en
vez de ir hacia delante, los movimientos sacádicos se dirigen hacia atrás, a
una zona que ya había sido leída; y aunque en general estas regresiones
suelen realizarse a lugares próximos, en determinadas ocasiones pueden
incluso saltar varias líneas atrás. En cuanto al número de movimientos
regresivos, su porcentaje suele estar entre un 10% y un 15% del total de
sacudidas, aunque también esta proporción está sujeta a grandes variaciones.
Algunas veces, estas regresiones son necesarias para ajustar con mayor
precisión el punto de fijación de la mirada; otras, para releer alguna parte del
texto que no se ha comprendido y, habitualmente, para volver al inicio de la
siguiente línea del texto (Cuetos, 1999).
Una vez que los ojos se detienen en un punto del texto, comienza la recogida
de la información. El tiempo que los ojos están detenidos depende del
material de lectura. Cuanto más importante o difícil sea el estímulo, mayor es
el período de fijación.
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plazo, la cual se caracteriza por su mayor duración ya que los estímulos se
pueden conservar perfectamente hasta los 15 ó 20 segundos, sin embargo su
capacidad es mucho más limitada que la de la memoria icónica, ya que tiene
dificultades para retener más de 6 ó 7 estímulos visuales. Finalmente, en la
memoria a corto plazo se realizan análisis categoriales del estímulo, es decir
si en la memoria icónica la letra “b”, por ejemplo, se identifica como una
serie de rasgos visuales (línea vertical a la izquierda, línea curva a la derecha,
etc.), en la memoria a corto plazo se identifica ya como la letra concreta “b”.
Para ello obviamente se tiene que consultar algún almacén de memoria a
largo plazo en el que se encuentren representadas todas las letras del
alfabeto.
Supone que la palabra se identifica con mayor rapidez que las letras o sílabas
que la componen, de modo que el análisis visual de la forma global de la
palabra es suficiente para identificarla. Este planteamiento podría explicar
por qué es posible reconocer una palabra antes de ser percibida en su
totalidad y, por tanto, antes de analizar otras unidades más simples.
Dado que las palabras están formadas por un pequeño conjunto de elementos
visuales o grafemas, el reconocimiento debe basarse en la identificación
preliminar de las letras. De esta forma, bastaría con almacenar en la memoria
la representación de los grafemas propios de la lengua, y no la
correspondiente a cada palabra y sus formas visuales posibles, lo que supone
un ahorro cognitivo.
Dentro de esta tendencia existen dos grupos de modelos: los que defienden
la idea de que las letras son procesadas serialmente, es decir, de izquierda a
derecha y los que afirman que el procesamiento se produce en paralelo, es
decir, todas las letras de la palabras son procesadas simultáneamente,
abarcando varias letras al mismo tiempo y sin necesidad de llegar a
completar la identificación de todas las letras para que la palabra pueda ser
reconocida.
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como unidad de procesamiento la letra o la palabra global depende de la
tarea. Varios estudios han demostrado que el nivel de análisis visual puede
varia de acuerdo con las demandas de la tarea, implicando que el lector
dispone de una variedad de estrategias para reconocer las palabras. En este
sentido, se afirma que la unidad de percepción es relativa y se determina por
tres factores:
a. El contexto en que se encuentra la palabra (letra dentro de palabras vs.
no palabra, aislada vs. dentro de una oración o texto), la naturaleza de la
tarea (reconocimiento, búsqueda, etc.) y las instrucciones.
Por cuanto, en base a estos tres factores el lector selecciona la estrategia que
maximice la probabilidad de codificar la serie de letras, de forma que el
reconocimiento resulte lo más económico posible.
2. Procesos léxicos
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Si además de comprender la palabra hay que leerla en voz alta, la representación
semántica activará la correspondiente representación fonológica localizada en otro
almacén léxico denominado léxico fonológico, y desde aquí se depositará en el
almacén de pronunciación dispuesta para ser emitida. Este léxico fonológico,
aunque muy unido al sistema semántico, es funcionalmente independiente de él, ya
que la experiencia muestra que muchas veces tenemos muy claro el concepto que
queremos expresar pero no disponemos de la palabra adecuada para expresarlo (el
famoso fenómeno de la punta de la lengua). Otro apoyo más objetivo sobre la
separación entre significado y pronunciación nos lo proporcionan los pacientes
anómicos: estos pacientes sabes perfectamente lo que quieren decir pero no
encuentran la palabra que exprese ese significado.
Ruta Fonológica
En castellano podemos leer todas las palabras por la ruta fonológica porque es un
idioma transparente en el que todas las palabras se ajustan a las reglas grafema-
fonema. Pero en otros idiomas existen muchas palabras, llamadas irregulares, cuya
pronunciación no se ajusta a esas reglas, sino que es arbitraria y sólo se sabe cuando
se conoce específicamente esa palabra. Obviamente, estas palabras sólo se pueden
leer a través de la ruta léxica y cuando se posea una representación de ellas.
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3. Procesos sintácticos
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Mitchell, 1987 (Cuetos, 1999), propone un sistema de análisis que consta de dos
estadios relativamente independientes. En el primer estadio, el analizador sintáctico
construye una estructura sintáctica temporal, basándose exclusivamente en las
claves gramaticales: orden de las palabras, categoría gramatical de las palabras (si
son palabras de función o de contenido, si es un verbo o un sustantivo, etc.) y los
signos de puntuación. En el segundo, haciendo ya uso de la información semántica y
pragmática, comprueba la plausibilidad de esa estructura. Si esta estructura
provisional es compatible con la información procedente de otras fuentes, se toma
como estructura definitiva. Si, por el contrario, en este segundo estadio se detecta
alguna anomalía, entonces se elimina esa estructura y se construye otra nueva.
Por otro lado, Frazier, 1987 (Cuetos, 1999) ha propuesto unas estrategias, que
afirma son universales, debido a que se basan en principios cognitivos y no en
estructuras gramaticales. Una de esta estrategias es la de Adjunción Mínima, ya que
al postular la estructura sintáctica más simple, se reduce la carga de procesamiento
al completarla en el menor tiempo posible; y otra la de Cierre tardío, que al añadir
los nuevos ítems con la estructura más reciente, evita que se produzca una
sobrecarga en la memoria operativa, lo cual podría suceder si se estuviese esperando
por su integración con otro material previamente procesado.
4. Procesos semánticos
Tienen como meta la comprensión del significado de las palabras, de las frases y del
texto, así como de integrarlo junto con el resto de los conocimientos que ya posee el
lector (Defior, 1996 citado por Dioses, 2007). Esta operación consta por
consiguiente de dos subprocesos; la extracción del significado y la integración en la
memoria.
Para Schank, 1982 (Cuetos, 1999), comprender no sólo implica construir una
estructura, sino además añadir esa nueva estructura con los conocimientos
que el lector ya posee. Para poder integrar los mensajes en la memoria, es
necesario establecer un vínculo entre esta nueva estructura y los
conocimientos que ya se poseen, y este vínculo se consigue introduciendo en
el mensaje información que el lector conoce, y que le servirá para activar los
conocimientos correspondientes.
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En cualquier frase siempre hay una parte que es conocida por el lector (u
oyente) que recibe el nombre de “información dada”, y una parte
desconocida, que se quiere dar a conocer, llamada “información nueva”. La
información dad sirve para conectar la información nueva con la frase
anterior o con los conocimientos del sujeto. Si no hubiese parte dad no
podríamos entender las oraciones al no saber a qué hechos hacen referencia.
Si, por el contrario, no hubiese parte nueva no aportarían ningún
conocimiento distinto al que ya poseemos.
En algunos casos la información dad no está explícita y el lector tiene que
hacer complicadas inferencias. Clark (citado por Cuetos, 1999) llama a esta
operación “inferencia puente” porque es necesario ir más allá del significado
literal de la oración para hacer el puente entre lo que está realmente escrito y
lo que se infiere. Cuanto más complejo sea el establecimiento del puente
mayor esfuerzo cognitivo necesitará. Este segundo proceso, permite lograr
un nivel de comprensión más profundo, en el que la información del texto se
integra con los conocimientos y, con ello, se llega al aprendizaje.
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CAPÍTULO 2: LOS TRASTORNOS DE LECTURA
Existe una doble clasificación de los modelos que explican la adquisición de la lectura:
modelos discretos o de etapas y modelos continuos. Por un lado, los modelos discretos
proponen una secuencia evolutiva a lo largo de la cual los niños desarrollan habilidades
básicas de acceso léxico. Por ejemplo el modelo de Frith 1985 (Dioses, 2007) propone
tres estadios en el desarrollo de la lectura: logográfico o de reconocimiento de patrones
por su tamaño, posición, etc.; alfabético o de conversión grafema-fonema y ortográfico
o de reconocimiento global de las palabras basándose en un análisis sistemático de las
mismas. De otra parte los modelos continuos cuestionan la necesidad de un paso
obligatorio por las distintas fases y mantienen que es posible acceder directamente a la
lectura alfabética sin pasar por la etapa logográfica.
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proporcionar el título del texto e incluso un pequeño resumen de su contenido antes de
que el sujeto se ponga a leer, con el fin de activar los esquemas correspondientes
Madurez lectora
Una variable que habitualmente se suele colocar como causa de los problemas de
lectura es la madurez lectora, en sentido de que si un niño no consigue aprender a leer es
porque no ha alcanzado la suficiente madurez. De ahí que cuestiones como: ¿Cuál es la
edad óptima para empezar a leer? ¿Qué conocimientos y habilidades debe disponer el
niño para que no se produzca un fracaso?, hayan sido ampliamente discutidas por
psicólogos y educadores.
Según Cuetos (1999) es mejor no preguntarse a qué edad se debe empezar a enseñar a
leer, sino qué capacidades favorecerán el aprendizaje de la lectura o qué capacidades
conviene que posea el niño, al menos en cierto grado, antes de intentar el aprendizaje de
esta actividad. De acuerdo con lo expuesto, el proceso que más importancia tiene para la
lectura es el de reconocimiento de palabras (conversación grafema fonema). Además
tiene que poseer cierto desarrollo del lenguaje oral y por último, si lo que se pretende es
conseguir una lectura comprensiva es necesario que el sujeto disponga de un sistema
cognitivo lo suficientemente desarrollado como para poder llevar a cabo la integración
del mensaje en la memoria, así como las inferencias sobre hechos no expresados en el
texto.
Segmentación fonológica
Para poder transformar los grafemas en sus correspondientes sonidos, el lector tiene que
ser capaz de segmentar el habla en sus fonemas componentes “conciencia fonológica”.
Es difícil entender que el niño pueda traducir las letras en sonidos si no entiende antes
que la palabra está formada por sonidos. Esta capacidad aumenta con el aprendizaje de
la lectura, especialmente si se les enseña a leer con métodos fonéticos. Por una parte se
sostiene la necesidad de que el niño disponga de una conciencia fonológica antes de
comenzar a leer, como poderoso predictor de éxito lector, pero por otra parte las
investigaciones al respecto indican que la lectura desarrolla la segmentación fonológica.
Factores lingüísticos
Cuando se lee un texto, sea un cuento o una novela, se tiene que captar una serie de
descripciones que permita encontrar el hilo narrativo. Y si el niño está acostumbrado a
oír sólo oraciones cortas entonces tendrá dificultades para entender los relatos escritos.
De ahí que sea muy conveniente acostumbrar al niño a escuchar narraciones (leídas o
comentadas) y a contar él mismo episodios.
Además de estas capacidades lingüísticas, hay un componente del sistema de
comprensión oral que interviene directamente en la lectura, y es el vocabulario oral o
léxico auditivo. El niño con amplio vocabulario tendrá ya el significado de la palabra y
la unidad de producción fonémica y solo tendrá que unir la nueva unidad visual con los
componentes ya presentes.
Factores cognitivos
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Es conveniente que cuanto mejor organizado se encuentre el sistema cognitivo el
sistema cognitivo de un niño más fácil le resultará leer. Uno de ellos es la capacidad de
la memoria operativa: los niños pequeños son incapaces de entender las oraciones largas
porque desbordan la capacidad de esta memoria. Otro factor es la memoria conceptual o
sistema semántico: cuantos más significados tenga almacenados el niño, más fácilmente
le resultará establecer representaciones de palabras. Por otra parte, el nivel de
vocabulario es un buen índice de la complejidad del aparato conceptual del lector y de
hecho existe una alta correlación entre las puntuaciones de vocabulario y comprensión,
hasta el punto de que el vocabulario es el mejor predictor simple de comprensión. Por
último, es importante que el niño disponga del mayor número de esquemas de
conocimiento que le permitan entender los textos, así como la elaboración de las
inferencias no explícitas en el texto pero necesarias para su comprensión.
La mayoría de los estudios acerca de las causas de las dificultades lectoras han definido
operacionalmente una dificultad de lectura como una discrepancia entre la edad
cronológica y la edad lectora. Se han hecho muchas investigaciones acerca de las
dificultades de lectura y se han relacionado muchas causas diferentes, tantas que a veces
parece que cualquier cosas puede provocar una dificultad lectora. Si bien con un solo
estudio es difícil especificar factores causales definitivos, hay una serie de requisitos
que, tomados en conjunto, pueden apoyar la hipótesis de que un determinado factor
juega un papel causal en las dificultades de lectura:
Retraso en la lectura
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en la lectura y niños normales en todos los estadios del procesamiento, es en el
reconocimiento de palabras donde aparecen las mayores diferencias. Ello no quiere
decir, que no se considere importante los otros procesos ya que si bien es cierto, parte de
los trastornos de lectura se producen por déficits sintácticos y semánticos, especialmente
cuando se trata de niños de ambientes socioculturales desfavorecidos, acostumbrados a
oír solo oraciones de estructuras muy simples y dotados de unos esquemas de
conocimiento muy pobres. Finalmente, los niños con retraso en la lectura son más lentos
que los normales para procesar las palabras tanto por la ruta visual como la fonológica,
si bien porque los lectores hábiles conocen mayor número de palabras visualmente y por
ende pueden utilizar con más frecuencia la ruta visual que es más rápida; o porque los
lectores retrasados poseen un conocimiento deficitario de las reglas de conversión
grafema- fonema necesarias para poder utilizar adecuadamente la ruta fonológica.
Dislexia
Según Cuetos (1999) se entiende por dislexia la dificultad específica para la lectura, sea
cual sea la causa. Sin embargo, en términos neurológicos se considera que la palabra
dislexia se debe aplicar sólo a aquellos casos en que el déficit lector se produce por
algún tipo de disfunción cerebral. Esta disfunción puede producirse antes de que el
sujeto haya adquirido la lectura o después de adquirida, por lo que hay distinguir dos
grandes grupos de dislexias: dislexias adquiridas y dislexias evolutivas. Bajo el término
de dislexia adquirida se engloban a todos aquellos sujetos que, habiendo logrado un
determinado nivel lector, pierden en mayor o menor grado, como consecuencia de una
lesión cerebral, alguna de las habilidades que poseían. Bajo la etiqueta de dislexia
evolutiva se agrupa a aquellos niños que “sin ninguna razón aparente” presentan
dificultades especiales en el aprendizaje de la lectura. Con la expresión “sin ninguna
razón aparente” se quiere descartar los retrasos lectores producidos por causas que
afectan no sólo a la lectura sino el rendimiento general, tales como baja inteligencia,
ambiente socioeconómico desfavorable, mala escolaridad, etc.
o Adquiridas
Son las que caracterizan a las personas que, aunque previamente eran lectores
competentes han perdido esta habilidad como consecuencia de una lesión cerebral.
La principal diferencia de las adquiridas con respecto a las evolutivas o de
desarrollo, reside, en el hecho de que existe un accidente conocido que afecta al
cerebro sea traumatismo craneal, lesión vascular, etc., que puede explicar la
alteración mientras que en la evolutiva no.
En la actualidad, la investigación neuropsicológica ha puesto de relieve la existencia
de diversas formas de dislexia adquirida en función del tipo de errores que
manifiesta el paciente. Todas tienen en común la presencia de lesiones en el
hemisferio cerebral dominante aunque la localización específica de las mismas no
resulta coincidente.
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(no distinguen letras cuando forma parte de una palabra) dislexia visual (errores de
tipo visual) y dislexia letra a letra (se nombra cada letra de un palabra en vez de leer
la palabra.)
- Dislexias centrales
o Evolutivas
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La cuestión de la posible existencia de subtipos dentro de la dislexia ha
provocado posturas enfrentadas respecto a la adecuación de aplicar los modelos
explicativos de la dislexia adquirida a las evolutivas. Se ha argumentado a favor
y en contra, sin embargo diversas clasificaciones que, con diferentes
denominaciones, convergen en señalar principalmente dos claros tipos de
dislexia evolutiva: las que se relacionan con la dificultad para establecer uno de
los procedimientos de lectura, y un tipo mixto que comprendería a los niños con
dificultades en ambos.
Procesos perceptivos
- Movimientos oculares
Para evaluar estos movimientos se puede realizar un sencillo ejercicio que consiste en
seguir con el dedo, de izquierda a derecha, las líneas de un texto (no es necesario leer
todo el texto, basta que comience y termine en la misma línea). Otro ejercicio, de mayor
dificultad, consta en seguir las líneas sin ayuda del dedo, indicando dónde terminan
diferentes líneas que se le indican. La finalidad de ambos ejercicios es detectar
anomalías graves de los movimientos oculares.
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- Análisis visual
Procesos léxicos
Ruta visual
Ruta fonológica
Pruebas complementarias
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Tiene como finalidad el asegurarse de que el trastorno está centrado específicamente en
la ruta visual o en la fonológica y no es estadios posteriores.
Es muy importante apreciar en ambas pruebas, el tipo de errores que cometen las
personas ya que cada trastorno implica unos errores típicos determinados por el
mecanismo alternado.
Procesos sintácticos
Procesos semánticos
Desde la perspectiva hasta ahora expuesta por Cuetos (1999) exponemos las actividades
más adecuadas para cada proceso. En líneas generales, y sea cual sea el problema lector,
el procedimiento a seguir es siempre el mismo, a saber: primero averiguar con la mayor
precisión posible qué mecanismo o mecanismos son los responsables del déficit;
segundo, diseñar las estrategias específicas, y más adecuadas, para la recuperación de
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esos mecanismos. Estas estrategias de recuperación se basna principalmente en la ayuda
de claves externas que se van eliminando gradualmente a medida que el sujeto avanza.
Los problemas que pueden surgir en este proceso son básicamente por déficit en las
rutas de acceso al léxico, esto es, por mal funcionamiento de la ruta visual o fonológica.
Para estos sujetos, y para todos los que tienen dificultades en recordar las asociaciones
grafema-fonema, Bradley (1980) citado por Cuetos (1999) aconseja un método basado
en la utilización de letras de plástico o de cualquier otro material sólido. Se trata de
letras en forma de script de distintos colores. La recomendación de usar este tipo de
letras se debe a que tienen una serie de ventajas importantes sobre las escritas: son más
manipulables, más motivantes para el niño, que las ve como un juego; estimulan más
sentidos, ya que el niños no sólo las ve sino que además las toca, etc. Además tienen la
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ventaja adicional de ser coloreadas, lo que ayuda a la memorización y al establecimiento
de reglas de asociación. Por ejemplo, las vocales son todas del mismo color, lo que
permite ver rápidamente si cada sílaba que se está construyendo contiene al menos una
vocal.
Los sujetos con problemas en el procesador sintáctico reconocen sin dificultad las
palabras que componen una oración, pero fracasan a la hora de asignarles los
correspondientes papeles gramaticales. Cuando se trata de oraciones con restricciones
semánticas que sólo tienen una posible interpretación su ejecución será correcta, pero
cuando se encuentran con oraciones reversibles no saben qué papeles realizan cada uno
de los sintagmas nominales existentes en la oración. El objetivo principal que pretenden
las recuperaciones es, por consiguiente, conseguir que asignen los correspondientes
papeles gramaticales a los componentes de la oración sin valerse de ayudas semánticas.
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Una de las razones por las que un sujeto puede fallar en este proceso es porque no
consigue extraer el significado de las oraciones, al no saber distinguir los elementos
importantes de los secundarios. En estos casos el objetivo de la recuperación se centrará
en enseñarles a identificar la importancia relativa que tienen las distintas unidades del
texto. Y la mejor manera de alcanzar este objetivo es la de destacar las ideas principales
mediante claves externas. Una de las claves más utilizadas es la del subrayado o
coloreado de los conceptos. También son de ayuda los dibujos sobre el texto, los
resúmenes, diagramas, etc. Pero según Anderson (1980) citado por Cuetos (1999), la
clave más efectiva son las preguntas adjuntas, esto es, preguntas sobre las ideas
principales del texto que el sujeto va encontrando, y respondiendo, a medida que lee.
Una segunda razón por la que un sujeto falla en el procesamiento semántico es porque
aun habiendo formado la estructura semántica, no consigue integrarla en sus
conocimientos. En estos casos, se puede comenzar por textos sencillos y de los que
estemos seguros que el lector posee los esquemas suficientes para su comprensión.
Puede resultar difícil conocer con exactitud cuáles son los esquemas que dispone el
sujeto, pero unas preguntas previas a la lectura podrían proporcionar esa información.
También resulta positivo que las primeras lecturas tengan estructuras tengan estructuras
familiares para el sujeto. Puesto que las estructuras que mejor se conocen son las del
cuento, se puede comenzar por los cuentos. Cuando después se pase a la lectura de
textos escolares se le debe enseñar cuáles son sus partes componentes para facilitarle la
comprensión.
Un factor que más fácil la escritura, es que muchas de la tareas que la componen se
terminan automatizando con la práctica. De esta manera, no tenemos que pensar en los
movimientos de manos y dedos que realizamos al escribir a mano porque hemos
formado unos patrones motores para cada letra, grupos de letras e incluso para palabras
enteras (por ejemplo, la firma) que se activan automáticamente cada vez que queremos
escribirlas. Así, igualmente con la práctica, parece surgir automáticamente la forma
ortográfica de las palabras, la colocación de las tildes y hasta es posible que las
estructuras gramaticales de las oraciones que construimos.
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- Planificación del mensaje: antes de ponerse a escribir, el escritor tiene que decidir
qué va a escribir y con qué finalidad. Esto es, tiene que seleccionar de su memoria
y/o del ambiente externo la información que va a transmitir y la forma como la va a
decir de acuerdo con los objetivos que se haya planteado.
- Construcción de las estructuras sintácticas: La planificación se hace a un nivel
conceptual, puesto que de hecho, el mensaje se puede transmitir de formas muy
variadas. Cuando se transmite a través de la escritura, hay que utilizar
construcciones lingüísticas, esto es, estructuras en las que deberemos encajar, las
palabras de contenido (sustantivos, verbos y adjetivos) que transmiten el mensaje.
- Selección de las palabras: a partir de las variables sintácticas y semánticas
especificadas hasta este momento el escribir busca en su almacén léxico las palabras
que mejor encajan en la estructura ya construida, y que expresan el mensaje ya
planificado.
- Procesos motores: En función del tipo de escritura que se vaya a realizar (a mano, a
máquina, etc.) y del tipo de letra (cursiva o script, mayúscula o minúscula, etc.) se
activan los programas motores que se encargarán de producir los correspondientes
signos gráficos.
Lectura y escritura se suelen presentar como unidades inseparables, como las dos caras
de una misma moneda y en cierto modo es correcto que la lectura, sólo se puede realizar
sobre algo que está escrito. Inversamente, se escribe pensando en que alguien (aunque
sea sólo el propio autor) lo va a leer. Pero aparte de esta relación funcional, se ha
querido establecer una relación cognitiva, en el sentido de que los proceso cognitivos
que intervienen en la escritura, aunque en sentido inverso. Basados en este supuesto,
muchos profesores fomentan la lectura a través de ejercicios escritos. Sin embargo,
existen bueno lectores que son pésimos en la escritura o buenos escritores cuya lectura
es defectuosa, siendo ésta situación la prueba más clara de que se trata de actividades
independientes.
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- Una vez que se ha generado la información, se seleccionan los contenidos
resaltantes y se organizan en un plan coherente. Esta organización puede depender
de un orden cronológico de sucesos o de una jerarquía de información.
- En la tercera etapa, se establecen criterios o preguntas a utilizar en el proceso
posterior de revisión, que permite calificar si el texto se ajusta o no a los objetivos
planteados.
Estas estructuras son esqueletos de contenido, puesto que las reglas sintácticas indican
cómo decir el mensaje, pero no qué palabras se va a utilizar. En esta etapa, se debe
prestar atención a dos factores componenciales: el tipo de oración gramatical a utilizar
(pasivo, exclamativo, etc.) y la colocación de las palabras funcionales que servirán de
nexo de unión de las palabras de contenido.
Se inicia a partir del significado que aún se encuentra en forma abstracta. La elección de
la palabra se realiza buscando en el almacén de palabras, aquella que mejor se ajusta al
concepto que se quiere expresar. Realizada la elección la palabra tendrá una forma
lingüística determinada, es decir, ciertos sonidos si se trata del lenguaje oral y ciertos
grafemas si se trata del lenguaje escrito.
Rutas que visualizan los mecanismos que permiten obtener la forma ortográfica o
grafemas de las palabras:
a) Ruta fonológica: Cuetos (1991) menciona que según Luria, a partir del mensaje
que se quiere transmitir, se activa el concepto almacenado en el sistema
semántico. Luego se busca la forma fonológica correspondiente a ese concepto o
significado, en el almacén léxico fonológico. Finalmente, se da la conversión de
los sonidos que componen la palabra, en signos gráficos, mediante el mecanismo
de conversión fonema a grafema. Los grafemas resultantes, se depositan en una
memoria operativa llamada almacén grafémico.
La ruta directa puede ser usada cuando existe una representación en el léxico,
permitiendo obtener la ortografía correcta de las palabras, mientra que la ruta
fonológica, es usada para escribir palabras desconocidas y pseudopalabras.
Los procesos que intervienen en la escritura son los siguientes según Cuetos (1991):
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lingüística adecuada a cada concepto: fonológica, si se va expresar en el
lenguaje oral, y ortográfica, en el escrito.
Procesos motores
Después del almacén grafémico, todavía quedan varios procesos por ejecutar antes
de que esa palabra sea representada mediante un signo gráfico. La primera
operación es la selección del tipo de letra que se va a usar, en función de las reglas
ortográficas, o de estilos propios; es preciso decidir en cada momento, qué letra
concreta de las diferentes formas de que disponemos en nuestra memoria vamos a
utilizar. Las distintas formas en que se puede representar cada letra, se denominan
alógrafos, y se ubican en el almacén alográfico a largo plazo. El siguiente proceso
está destinado a traducir los alógrafos en movimientos musculares que permitan su
representación gráfica. Para ello, es necesario recuperar el patrón motor
correspondiente al alógrafo, en el almacén de patrones de motores gráficos.
Escribir al dictado consiste en pasar de unos sonidos emitidos por una persona que
dicta a unos signos gráficos.
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Rutas:
a) La más utilizada, empieza con el análisis acústico, lo que le permite identificar
los fonemas componentes de las palabras. Una vez identificado los fonemas,
se pasa a reconocer las palabras representadas en el léxico auditivo, aquí se
activa la palabra correspondiente a esos sonidos, con ello sabemos si dicha
palabra es conocida o no, más no su significado. El significado se encuentra en
el sistema semántico, desde el cual se activa la forma ortográfica almacenada
en el léxico ortográfico. Luego esta forma ortográfica se deposita en el
almacén grafémico, desde donde se dará inicio a los procesos motores.
b) La segunda ruta comienza por realizar un análisis acústico del estímulo, luego,
mediante el mecanismo de conversión acústico o fonológico, se recupera la
pronunciación de esos sonidos, que se depositan en el almacén de
pronunciación. El mecanismo de conversión fonema a grafema, transforma
cada sonido en la letra que le corresponde. Estas letras se depositan en el
almacén grafémico listas para se escritas.
c) En la tercera vía, del análisis acústico se activa la correspondiente
representación en el léxico auditivo y desde aquí, se activa la representación en
el léxico fonológico. Esta representación activa a su vez, la representación
ortográfica en el léxico ortográfico, que se va al almacén grafémico.
Rutas:
a) Comienza en el sistema de análisis visual, donde se identifican las letras
componentes de las palabras. A partir de esta letra se activa la palabra
correspondiente en el léxico visual. Esta representación activa a su vez el
significado de las palabras en el sistema semántico, aquí empiezan los procesos
de escritura, desde este sistema, se activa el léxico ortográfico para obtener las
representaciones ortográficas de las palabras, que se depositan en el almacén
grafémico, desde donde se inician los procesos motores. Es la más utilizada.
27
CAPÍTULO 5: LOS TRASTORNOS DE LA ESCRITURA
Aprender a escribir significa llegar a dominar varias destrezas bastante diferentes, unas
puramente motoras, como es la de conseguir una buena caligrafía, otras lingüísticas,
como son la utilización de una ortografía correcta, la colocación de los signos de
puntuación o la unión ordenadas de los componentes de la oración, y otras de tipo
conceptual, como son la de ordenar coherentemente las ideas o la de estructurar
jerárquicamente los componentes del texto. En consecuencia, los objetivos que el
profesor se propone alcanzar cuando comienza a enseñar a escribir deben de incluir el
aprendizaje de todas estas destrezas ya que el niño que comienza a escribir se puede
tropezar con problemas en cada una de ellas (Cuetos, 1991).
Ellis (1984) citado por Cuetos (1991), afirma que el niño se encuentra con tres grandes
dificultades cuando intenta aprender a escribir: la primera de ellas es de tipo motor, ya
que tiene que aprender a dibujar las diferentes letras que componen el abecedario. Para
superar esta dificultad tiene que conseguir una buena coordinación visomotora que le
permita trazar correctamente los trazos y descubrir las pequeñas diferencias que existen
entre algunas de las letras (p y q, d y b, m y n, etc.). La segunda es la ortográfica, puesto
que existen una serie de reglas que imponen restricciones a la forma en que tenemos que
escribir (m antes de p y b; r después de n, l, s; antes de l o r, etc.) y ciertas palabras de
ortografía arbitraria (palabras que se escriben con h o sin ella, con b o con v, con g o j,
etc.) que necesariamente hay que conocer, puesto que en la sociedad en que vivimos se
cuidan mucho las formas ortográficas. La tercera dificultad que señala Ellis es de estilo.
Aunque se suele concebir a la escritura como similar al habla sólo que representada en
forma gráfica, lo cierto en que los estilos del lenguaje oral y el lenguajes escrito son
bien diferentes. Podría proponerse una cuarta dificultad, que es esencial en la escritura:
el aprendizaje de la reglas de correspondencia fonema a grafema.
Retraso en la escritura
Existe un buen número de niños que por alguna razón (escasa escolaridad, falta de
motivación, baja inteligencias, ambiente familiar desfavorable, etc.) sufren retraso en la
escritura. También en estos casos los trastornos se producen por inadecuado
funcionamiento de alguno de los procesos, aunque como en la disgrafías evolutivas, los
más frecuentes se producen en el proceso léxico (Cuetos, 1991)
a) Planificación: los niños que presentan problemas en este procesos son niños que
suelen escribir las ideas según van surgiendo sin esperar a formar una estructura
jerárquica, contrariamente a los que sucede con los escritores más avezados que
realizan una serie de operaciones sobre la información que van recuperando de
la memoria a largo plazo destinadas a rellenar lagunas, resolver inconsistencias,
etc., que terminan por convertir a la escritura en un auténtico proceso de
descubrimiento.
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b) Construcción de la estructura sintáctica: en este proceso los niños que tienen un
lenguaje oral gramaticalmente pobre manifiestan sus deficiencias en la escritura
ya que no conocen otra forma de expresarse. Igualmente los niños que en el
lenguaje oral utilizan una gramática de frases muy simples tendrán mayores
dificultades a la hora de escribir.
c) Procesos léxicos: En este proceso el problema con el que se pueden tropezar los
niño cuando se ponen a escribir es el de encontrar las palabras precisas que les
permitan expresar el mensaje. Es problema puede surgir por dos razones
diferentes, según Cuetos (1991); bien porque su léxico es muy reducido o
porque tienen dificultades para acceder a él.
d) Procesos motores: Cuetos (1991) sostiene que los principales trastornos que
surgen a nivel motor son de tres tipos: 1) referentes a los alógrafos (confusión de
alógrafos, mezcla de letras mayúsculas y minúsculas, mezcla de diferentes
escrituras, adición u omisión de rasgos, etc.); 2) referentes a los patrones
motores (letras mal dibujadas, letras excesivamente grandes o excesivamente
pequeñas, letras muy inclinadas, rasgos de las letras desproporcionados, etc.) y
3) referentes a la organización general (líneas inclinadas, grandes espacios entre
líneas, palabras amontonadas, márgenes demasiado amplios, etc.)
Disgrafía
Disgrafía evolutiva
Se trata de un trastorno que presentan los sujetos que tienen dificultades para aprender a
escribir, siendo su rasgo más distintivo la dificultad léxica y ortográfica, aunque
también pueden aparecer problemas en la planificación del mensaje y en la construcción
de la estructura sintáctica.
Tipología
Igual que con la disgrafía adquirida, en la disgrafia evolutiva nos encontramos con
diversa tipología, aunque en este caso las características diferenciales no suelen ser tan
claras, pues los problemas suelen ser más generalizados (Cuetos, 1991):
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2. Disgrafía superficial por dificultades en el uso de la ruta ortográfica, lo cual se
refleja en la recuperación de alógrafos con rasgos gráficos comunes.
Factores causales
Tal y como hemos señalado anteriormente, uno de los rasgos distintivos del niño
disgráfico evolutivo es la confusión de grafemas que guardan rasgos fonológicos
comunes y grafemas que comparten rasgos gráficos; también es cierto que una de las
razone que durante muchos años se ha atribuido al origen de las disgrafía evolutivas era
el problema de la lateralidad y la confusión derecha/izquierda (Lebrun y cols., 1989;
citados por Cuetos, 1991). Hoy día se defiende más la idea de que el origen de estas
dificultades si sitúa más bien en una falta de maduración del procesador léxico, tanto a
nivel de representación ortográfica como de conversión fonema-grafema, es decir,
léxico e incluso a una sobrecarga de la memoria de trabajo por ser el proceso de
recuperación de grafemas muy lento y tener el niño escasa capacidad de memoria
operativa (Cuetos, 1991).
Disgrafía adquirida
Factores causales
Los factores causales de la disgrafía adquirida están relacionados con una lesión
cerebral, que pudo haber destruido alguno de los mecanismos psicológicos implicados
en la lectura, o tal vez solamente se ha producido un daño, es decir, no los destruye por
completo, con lo cual el paciente manifiesta ciertas dificultades pero sigue haciendo uso
de ese mecanismo. Así, algunos sujetos no son capaces de escribir a mano pero si a
máquina, otros pueden poner en funcionamiento unos mecanismos pero no otros, o
parcialmente alguno de ellos.
Tipología
1. Agrafismo. Este tipo se produce por una lesión en el área de Broca y se caracteriza
por dificultades para crear oraciones gramaticalmente correctas. Sus principales
dificultades son estructurales: a) problemas para colocar ordenadamente las
palabras, como confusión de sujeto y complemento indirecto o directo (p.e.: “María
regaló flores a Pedro” por “Pedro regaló flores a María”); b) omisiones de palabras,
fundamentalmente de las palabras función, es decir, artículos, preposiciones,
conjunciones, etc., y de los afijos que marcan tiempo, número y persona (“Casa muy
grande” por “La casa es muy grande”, y “Marchar ayer” por “Se marcharon ayer”);
c) lenguaje holográfico (“Agua” por “dame agua”), y d) lenguaje telegráfico como
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consecuencia de la característica (b) anteriormente citada (“María fue pronto” por
“María se fue pronto”).
2. Disgrafías centrales: Estos trastornos, del procesador léxico pueden tener diversa
tipología debido a que los componentes léxicos son varios. Así, se puede hablar de:
a) disgráficos superficiales, como aquellos pacientes que escriben correctamente las
palabras regulares y las pseudopalabras pero, por el contrario, cometen errores con
palabras irregulares debido a una lesión cerebral que afecta a la ruta léxica, lo cual
hace que se pierda la capacidad para escribir palabras que no se ajusten a las reglas
de conversión fonema-grafema (Cuetos, 1991); b) disgráficos fonológicos, cuándo
se lesiones la ruta fonológica, lo cual hace que los sujetos sean incapaces de escribir
pseudopalabras, es decir, el sujeto sólo podrá escribir palabras para las que tenga
una representación léxica. Además, estos sujetos cometen errores derivativos, es
decir, errores con los sufijos de las palabras compuestas (“Conducir ir a mucha
velocidad” por “El conductor iba a mucha velocidad”). La explicación que se da a
estas alteraciones es que tanto las palabras funcionales como los afijos se escriben
haciendo uso de la ruta fonológica, ruta dañada en este tipo de pacientes (Cuetos,
1991); c) disgráficos profundos, cuando están dañadas ambas rutas y, por tanto, se
presentan dificultades para escribir palabras irregulares por mal funcionamiento de
la ruta ortográfica y pseudopalabras por mal funcionamiento de la misma ruta; de
ahí que uno de los rasgos más llamativos de este tipo de sujetos sea la emisión de
errores semánticos al escribir al dictado o de manera productiva; sobresaliendo de
entre todos los errores aquellos en los cuales sustituyen palabras dentro de la misma
familia semántica (“La margarita olía muy bien” por “La rosa olía muy bien”), y d)
disgrafía semántica, caracterizada por escribir al dictado palabras de ortografía
arbitraria sin conocer su significado, lo cual supone acceso al almacén ortográfico
pero sin acceder al sistema semántico previamente, sino que llegan a él desde el
fonológico.
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CAPÍTULO 6: DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS DE
LA ESCRITURA
Existen varias formas de evaluar los procesos de planificación, aunque pensamos que
una de las mejores es pedir a los alumnos que escriban una redacción sobre un tema
conocido, un cuento o una historia. Otra forma que requiere menor esfuerzo es pedirle
que escriba una sencilla historia que se forma con tres o cuatro viñetas que le ayudan a
estructurar la información, o simplemente se le puede dar un dibujo en el que
intervienen algunos personajes para que escriba lo que está sucediendo.
Procesos sintácticos
Para evaluar los procesos de construcción de oraciones, podemos realizar las siguientes
actividades: ordenar las palabras para formar una oración, construir oraciones dad una o
más palabras, presentar un dibujo y pedirle que complete oraciones referentes a ese
dibujo e identificar la oración verdadera de las propuestas utilizando distintos tipos de
oraciones (pasivas, de relativo, etc.). Por otro lado, para evaluar la utilización adecuada
de los signos de puntuación se pueden utilizar diversos procedimientos, aunque
destacamos dos: colocar los signos correspondientes en un texto sin puntuar y escribir
un texto al dictado en el que el profesor marca muy bien las pausas y la entonación.
Procesos léxicos
Después de los ejemplos presentados, podemos imaginar que la forma de evaluar la ruta
fonológica y la ruta visual sea distinta. En el caso de la ruta fonológica, la mejor forma
de evaluarla es pedir al alumno que escriba pseudopalabras con distintos tipos de
estructuras silábicas, puesto que la única forma de escribir pseudopalabras es utilizando
esta vía, al no tener una representación ortográfica de la misma. Por ejemplo, escribir al
dictado pseudopalabras.
Por su parte para evaluar la ruta léxica proponemos que nos digan el significado de
palabras homófonas, seleccionar una palabra para completar una frase, o escribir al
dictado palabras de ortografía arbitraria o que responda a una regla ortográfica,
actividad esta última que se ha utilizado con mayor frecuencia en los clásicos dictados.
Procesos motores
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puede pedir que escriba a máquina o con letras de plástico y compararnos su ejecución
con la escritura a mano. Si no tiene errores en la escritura a máquina, pero comete
numerosos errores en la representación gráfica, las dificultades serán propiamente
motoras. Como complemento en la evaluación de los patrones motores más periféricos,
se le pude evaluar a través de dibujos o pruebas clásicas de coordinación visomotora
que incluyen dibujo de formas, puteado, picado, etc., para ello se puede utilizar pruebas
de coordinación visomotora como la de Bender u otras de psicomotricidad.
Escritura reproductiva
Por su parte, cuando el escritor copia algo que le dictan, también lo puede hacer a través
de vías diferentes:
1. Escritor experto que copia al dictado una palabra conocida accediendo al
significado.
2. Escritor experto que copia al dictado por primera vez una palabra almacenando
su significado
3. Escritor novato que copia al dictado una palabra conocida o desconocida
accediendo o almacenando su significado, según el caso.
Escritura productiva
En cuanto a planificación, son tres las etapas de dicho proceso: a) se genera información
sobre el tema que se va a escribir mediante búsqueda en la memoria a largo plazo
(MLP); b) tomando como guía el tema del que se va a escribir, se seleccionan lo
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contenidos más relevantes de los recuperados de la MLP, que se organizan en un plan
coherente y finalmente, c) se establecen criterios o preguntas que serán utilizados en el
proceso posterior de revisión para juzgar si el texto se ajusta o no a los objetivos
planteados.
Para la colocación de las palabras función, disponemos de una serie de claves o normas:
el sintagma nominal requiere de la presencia de un artículo, el complemento
circunstancial de una preposición o de un adverbio, la oración subordinada de un
pronombre, etc. Por otra parte, las palabras funcionales desempeñar un importante papel
en determinar el mensaje de la oración, por encima incluso de factores sintácticos.
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Características del tratamiento
Cuando se trata de trastornos producidos por lesión cerebral es importante conocer con
la mayor precisión posible no sólo qué déficit presenta el paciente a tratar sino también
cuáles son las habilidades que mantiene intactas. Cuando se trata de niños conviene
conocer, además de sus características (motivación, personalidad, memoria, etc.), su
nivel con otras habilidades intelectuales (lenguaje oral, lectura, razonamiento, etc).
En primer lugar, hay que precisar con exactitud cuál es el problema. Después, una
vez que se conozca el déficit, las ayudas para su superación vendrán determinadas
por el tipo de déficit: si es falta de información, proporcionándosela. Por ejemplo,
antes de pedirle que nos escriba una redacción sobre la vida de los hombres
prehistóricos, proporcionarle algunas ideas y conocimientos relativos al tema. Si un
afásico no es capaz de recordar algún suceso de su vida, refrescárselo antes de
pedirle que escriba sobre él. Si es en la organización de los conocimientos donde se
produce el fallo, ayudarle, al menos las primeras veces, mediante estímulos externos
a guiar su pensamiento. Determinadas expresiones tales como “entonces”, “a partir
de ese momento”, etc., o preguntas sobre cuestiones que todavía no ha descrito le
obligan a buscar la información adecuada y le ayudan a continuar el relato. Con la
práctica irá interiorizando esos estímulos y produciendo mensajes él solo sin ayuda
externa.
En otros casos, el problema es que el sujeto genera la información desordenada,
según le va surgiendo, sin atenerse a ningún criterio lógico. En este caso el objetivo
principal a conseguir es que logre ordenar de alguna manera lo que va a escribir y
para ello el ejercicio más útil consiste en pedirle que escriba todos los
acontecimientos que se le ocurran sobre la historia que tiene que desarrollar, cada
uno en una hoja diferente. Después se le pide que ordene las hojas para que
constituyan la historia.
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2. Recuperación de los procesos sintácticos
También en estos casos hay que precisar cuáles son las claves sintácticas en las que
está fallando (si en el uso de las palabras de función, si en la clave orden de las
palabras, etc.). Después, como en la planificación, las ayudas externas servirán de
base para restaurar el mecanismo deteriorado.
En los casos más extremos se debe comenzar por oraciones muy simples, tales como
las que utilizan los niños que comienzan a hablar, compuestas sólo por sujeto y
predicado. Después, ya la estructura utilizadas de sujeto, verbo y predicado.
También para estos casos es efectivo el procedimiento de completar oraciones a las
que se omitido algunas palabras. Se comienza por omitir sólo una o dos palabras de
la frase para ir aumentando gradualmente el número de palabras omitidas a medida
que el sujeto progresa.
El escribir sin consultar el léxico es bastante frecuente en los niños que muchas
veces cometen faltas de ortografía en palabras para las que poseen representación
léxica. Esto sucede porque no acuden al léxico sino que las escriben mediante las
reglas de conversión fonema-grafema. Prueba de ello es el hecho bien conocido de
que cometen muchas más faltas de ortografía cuando escriben espontáneamente que
cuando escriben al dictado porque saben que se evaluará su ortografía. Es preciso,
por consiguiente, acostumbrarlos a consultar el léxico mediante ejercicios de
escritura de las palabras, bien sea a través de la copia, emparejamiento dibujo-
palabras, o cualquier otra forma. Cuantas más veces escriba una palabras más
consistente será su representación léxica y menor será su umbral de activación.
También en los procesos motores existen diferentes clases de problemas que exigen
distintas actividades de recuperación. Así para la tarea de elección de los alógrafos
es conveniente comenzar con un solo tipo, en general las minúsculas para ir
introduciendo de forma muy gradual, primero las mayúsculas en determinadas
ocasiones (nombres propios, inicio de frase, etc.) y luego el resto de los alógrafos.
Para la reeducación de los patrones motores, como lo que se trata es de repetir los
movimientos una y otra vez para que el sujeto llegue a automatizarlos, los ejercicios
más pertinentes son los de caligrafía, unión de letras ya punteadas, escritura en la
pizarra, representaciones con los dedos en el aire, et
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CONCLUSIONES
o Podemos encontrar en la lectura los procesos perceptivos, los procesos léxicos, los
procesos sintácticos y los procesos semánticos. Estos determinan la lectura como
un proceso mucho más complejo
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REFERENCIAS BILIOGRÁFICAS
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