Otros problemas que exigen contar es dudoso que tengan una so-
lución con una fórmula cerrada sencilla, por ejemplo contar cuántos
primos hay menores que N (véanse en [8] algunas “fórmulas exactas”),
y por ello es natural rebajar nuestras exigencias buscando una fórmula
sencilla lo más aproximada posible. En relación con esto Gauss conje-
turó en 1849 que
Z N
dt
(1.2) π(N ) := #{primos ≤ N } ∼
2 log t
donde ∼ indica que el error relativo tiende a cero cuando N → ∞. Este
resultado es el célebre teorema de los números primos probado indepen-
dientemente por J. Hadamard y por C.J. de la Vallée-Poussin en 1896
(véase [4] para la prueba moderna y [12] y [10] para simplificaciones
notables), casi 40 años después de que B. Riemann escribiera su famosa
memoria en la que esboza una demostración a partir de propiedades
analı́ticas de cierta función meromorfa.
donde se ha integrado por partes llegando a una integral fea pero de-
cente a la que el profesor de Cálculo
RN I no pondrı́a ninguna objeción. En
promedio [x] es x − 1/2 y 2 0 x(x − 1/2) dx = (4N 3 − 3N 2 )/6, por
tanto Z N
2N 3 + 3N 2
S2 = +2 xf0 (x) dx
6 0
Integrando se obtiene
∞
1 X sen(2πkx)
[x] = x + +C
π k=1 k
donde C es la constante de integración. Comparando los promedios de
[x] − x y del sumatorio se deduce C = −1/2. La fórmula falla cuando
x ∈ Z porque las ondas suaves no pueden localizar una discontinuidad
con precisión infinita, pero a fin de cuentas parece superfluo querer
hallar la parte entera de números que ya son enteros.
Con esta fórmula la suma puramente aritmética
b
X
[g(n)]
n=a
Utilizando (3.1),
∞ Z
X ∞
S= φ(x)e2πi(f (x)−kx) dx.
k=−∞ −∞
todas las raı́ces de la unidad las cuales suman cero (después de añadir
el 1), se tiene Gq (p) = −Gq (1).
Por otro lado es sencillo probar Gpq (1) = Gp (q)Gq (p) simplemente
escribiendo k = λp + µq. Entonces la ley de reciprocidad cuadrática
equivale a la igualdad
donde, como antes, emc indica un error menor que una constante. El
siguiente trozo de longitud n/4 de la suma (4.2) se puede pasar al rango
0 ≤ k < n/4 porque para n impar,
n−1
2 2
2
−k k + 21 n
= − + un entero.
n n 4
Además la simetrı́a k ↔ n − k o k ↔ −k módulo n prueba que la
contribución de los otros dos trozos es idéntica. En suma,
Z n/4 Z n/4
2πix2 /n −n 2
Gn (1) = e dx + i e2πi(x−1/2) /n dx + emc .
−n/4 −n/4
Si ampliamos
R ∞ la2πix
integración a todo R sólo se pierde una constante y
2
gracias a −∞ e dx = (1 + i)/2 se obtiene
1+i √
Gn (1) = (1 + i−n ) n + emc .
2
La relación nGn (1) = Gn3 (1) que se deduce escribiendo k = a + bn2
en (4.2) implica que si |emc | ≤ K entonces |emc | ≤ K/n e iterando se
concluye emc = 0. Con este regate aritmético la fórmula anterior se
transforma en la flamante evaluación exacta
1+i √
Gn (1) = (1 + i−n ) n
2
para n impar, de donde se deduce a través de (4.3) la ley de reciprocidad
cuadrática (4.1).
CONTAR CON LOS DEDOS Y CON INTEGRALES 7
Sin abrir todavı́a los ojos, multiplicando por e2πity , integrando y usan-
do (5.5),
Z ∞
ψ(ey )
(5.6) −1= F (1 + 2πit)e2πity dt.
ey −∞
6. Aproximación diofántica
Si α 6∈ Q se sabe que n2 α está equidistribuido módulo uno, en par-
ticular si k · k representa la distancia al entero más cercano entonces
kn2 αk para n = 1, 2, 3, . . . da lugar a una nube de puntos que tiene
una distribución uniforme en [0, 1/2]. Sin embargo se desconocen las
propiedades finas de esta distribución. Estamos interesados en saber si
(6.1) #{n ∈ Z+ : kn2 αk < n−σ } = ∞
con una constante dada 0 < σ < 1. Si uno prefiere una cuenta finita
puede endurecer un poco el problema y acotar inferiormente, quizá en
una sucesión creciente de valores de N ,
(6.2) H(N ) = #{1 ≤ n ≤ N : kn2 αk < N −σ }.
Para cualquier función 0 ≤ φ ≤ 1 buena con soporte en [−1/2, 1/2]
se tiene
XN X∞
φ N σ (n2 α + m) .
H(N ) ≥
n=1 m=−∞
De nuevo preferimos sumar integrando con (2.2)
N Z ∞
X
φ N σ (n2 α + x) δp (x) dx
H(N ) ≥
n=1 −∞
X N
X −1
σ−2 −1
≤ N 2N + 2 mı́n(2N, k2mrαk ) .
1≤m≤N σ r=1
10 FERNANDO CHAMIZO LORENTE