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COMO SE INTERPRETA LA SOCIEDAD DE CONOCIMIENTO EN LOS

PROCESOS FORMATIVOS

Para ser considerados como una sociedad del conocimiento debemos trajinar bastante
sobre los cambios normativos en materia educativa, no es sencillo, pero las rutas están
planteadas con mucha claridad, destinar mayor inversión en el capital humano, propulsar
la investigación científica y crear entornos favorables para desarrollar los cambios y la
innovación.
Como dice Tobón, La educación tradicional centrada en contenidos sigue predominando en
el mundo. Sin embargo, en la actualidad carece en gran medida de pertinencia dado que
estamos en otro contexto social, el paso a la sociedad de la información y el reto de construir
y consolidar la sociedad del conocimiento.
Este término se utiliza con mayor frecuencia en el ámbito académico, económico y
educativo, como un conjunto de convicciones que deberíamos perseguir, las “sociedades
del conocimiento” son el nuevo paradigma del desarrollo social y económico. ¿Pero qué
son exactamente? En su revista internacional de ciencias sociales, la UNESCO las define
como aquellas sociedades “inspiradas en el saber”. Con ese interés central, las sociedades
del conocimiento realizan importantes inversiones en educación, innovación y desarrollo de
nuevas tecnologías. Su uso de las tecnologías de la información y comunicación es
intensivo, no solamente para mejorar la comunicación interpersonal, sino también –y sobre
todo– para desarrollar nuevos saberes. Esta tendencia solo comenzó a cambiar hace
solamente unas décadas, debido al considerable avance de las tecnologías de
comunicación de masas, entre otros factores.
Las economías y sociedades basadas en el conocimiento se consideran más avanzadas
que las economías y sociedades industriales y están muy por delante de sus pares basadas
en actividades primarias, como la agricultura y la minería. En este mundo cambiante, las
sociedades del conocimiento son las más capaces de desarrollar ciudadanos y
organizaciones capacitadas para incursionar rápidamente a situaciones cambiantes y
generar propuestas innovadoras dando nuevos valores al producto. Por eso apuestan con
fuerza a actividades económicas que no implican mayor inversión de recursos económicos
como los servicios altamente especializados y las industrias de alta tecnología que generan
mucho valor agregado como el desarrollo de software y la biotecnología. En esa línea,
Manuel Castells, destacado sociólogo y economista español, señala que los dos
paradigmas que definen la sociedad del conocimiento actual son internet y la ingeniería
genética. Frente al aluvión de datos que rodea al mundo tecnológico, Castells cree que la
tecnología es el indicador del cambio social y cultural, y que internet sería medio y expresión
de ese cambio. La brecha digital entre países, la implantación de la sociedad de la
información en España y varios apuntes de alto voltaje sobre el modelo que representa
internet son algunos de los temas que aborda.
Por consiguiente, es evidente que, más que depender de los recursos naturales que tienen
precios variables y están sujetos a una serie de cambios fluctuantes de controlar, las
sociedades y economías del conocimiento dependen de su gente. No es casualidad, por
ello, que los países que más han avanzado en esta transición –países como Finlandia,
Noruega e Israel, por citar algunos ejemplos tengan los sistemas educativos más
avanzados, tanto en los niveles escolares como en la formación técnica y universitaria.
¿Cómo se llega a ser una sociedad del conocimiento? No es un camino sencillo, pero la
ruta es clara: hay que invertir cada vez más en el capital humano, impulsar la investigación
científica y crear un entorno favorable para el desarrollo de iniciativas innovadoras. Toma
tiempo, pero vale la pena y, con seguridad, es la mejor manera de asegurar el crecimiento
en un mundo cada vez más competitivo.
Por otro lado, las organizaciones muchas veces citadas como ejemplos del trabajo basado
en el conocimiento como consultorías, los bancos de inversión, los corredores de bolsa, los
laboratorios de software o las agencias publicitarias no lo son por sus exigencias laborales
específicas o sus productos como organizaciones basadas en conocimiento. De entrada,
los conocimientos y experiencias requeridos para la producción de ropa y de acero no son
menos intensos que el conocimiento requerido para las actividades en las organizaciones
mencionadas. Tampoco se puede definir la sociedad del conocimiento a través de la
inmaterialidad de sus procesos económicos
Por lo tanto, el proyecto formativo es un documento donde se explica un método didáctico
orientado a que los alumnos aprendan, construyan y desarrollen las competencias del perfil
adecuado, por medio de la planificación y ejecución de acciones para resolver problemas
concretos del ámbito formativo.

Bibliografías.
 Revista Internacional de Ciencias Sociales de la UNESCO, Nuevos Paradigmas y
Praxis Globales, 1982.
 Manuel Castells, La sociedad de la Información, 2000.
 www.ecured.cu/Sociedad_del_conocimiento.

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