Hasta hace poco, el punto G era nombrado sólo por y para las mujeres. Recientemente,
estudios científicos han demostrado que los hombres también lo tienen, ¿Sabes dónde?,
¿Cómo encontrarlo?, ¿Ellos lo tienen localizado? ¡Descúbrelo!
Pero, cualquier masaje, suave o intenso de la próstata, debe realizarse con sumo
cuidado. Habitualmente esos masajes se realizan desde la periferia hasta la zona
central. Exprimiendo la próstata de esa manera se puede conseguir la expulsión
del líquido prostático que se parece en parte al semen; emisión que sólo
vagamente puede recordar a una eyaculación (por la escasa fuerza con la que
sale el fluido).
Existen ocasiones en las que el hombre se encuentra muy excitado (estando con
su pareja, por ejemplo) y es posible que el masaje desencadene una contracción
del músculo que rodea a la próstata, con lo que el líquido prostático se
proyectará al exterior a presión, como sucede en las eyaculaciones.
Incluso es posible que tales contracciones despierten de un modo reflejo las del
resto de los músculos genitales masculinos (deferente, vesículas seminales,
recto, pene), y estimulen el reflejo eyaculatorio completo. Dado que tales
contracciones musculares suelen vivirse como muy placenteras, el sujeto podrá
sentir sensaciones próximas al orgasmo o un orgasmo completo, según las
circunstancias. Pero el orgasmo no está garantizado en esta actividad.
Lo que sí resulta más frecuente es que el estímulo simultaneo del pene (vaginal,
oral, manual...) y de la próstata acumulen sensaciones y ocasionen en el
momento del orgasmo un placer ¿diferente¿. Algunos lo definen, simplemente,
como ¿extraño¿; otros más optimistas lo describen como algo ¿fantástico¿. Pero
tales declaraciones dependen mucho de la subjetividad de cada persona y del
momento. A los hombres se les puede proporcionar más placer o un placer
diferente acariciándoles la zona anal y la próstata.
Los orgasmos estimulando el punto G masculino son diferentes