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Facultad de Ciencias Básicas

Programa
c de Matemáticas

Vol. I , No 1, (2014)
Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25

Los textos escolares y el error en matemáticas

Textbooks and mathematical errors

Walter O. Beyer K.1


1 Instituto
Pedagógico de Caracas- Venezuela
E-mail: nowarawb@gmail.com

Received / Recibido: 22/12/2013. Accepted / Aceptado: 15/04/2014

Resumen
El presente trabajo es un estudio acerca de los errores, malentendidos y obstáculos en la enseñanza/aprendizaje de las
matemáticas, enfatizando su presencia en los textos escolares. Sin entrar en una teorización profunda de las nociones
de error y malentendido se definirán ambos, mostrando similitudes y diferencias entre ellos. Asimismo, se estudia
el constructo obstáculo, poniendo atención a los obstáculos didácticos. Se presentan una serie de situaciones en las
cuales aparecen errores, malentendidos y obstáculos. Se muestra la posibilidad de categorizar los errores, a cuyo fin
se presentan varias clasificaciones. Se seleccionó un grupo de textos escolares usados en Venezuela y de ellos fue
extraı́da una selección representativa de situaciones de aprendizaje, las cuales son analizadas a la luz de los elementos
discutidos con anterioridad en el trabajo. Como resultado de la revisión de los textos se obtuvo un cúmulo de errores,
fundamentalmente aquellos de tipo conceptual están presentes en ellos. En algunos temas, como el relacionado con las
medidas, esto puede dar una explicación parcial de los deficientes resultados que muestran los estudiantes de ese paı́s
en este tema del currı́culum. Finalmente, se exponen algunas estrategias para enfrentar los errores y los malentendidos,
alternativas que se distancian enormemente de la clásica penalización; ası́ como se muestra también la posibilidad
de construcción de situaciones didácticas partiendo de los errores, convirtiendo a éstos en una oportunidad para el
aprendizaje.

Palabras claves: Errores en el aula, malentendidos, concepciones erróneas, obstáculos didácticos, errores en textos
escolares.
Abstract
The present work is a study about errors, misunderstandings and obstacles in math’s teaching and learning, emphasi-
zing their presence in textbooks. Without going into a deep theorization of the notions of error and misunderstanding
we define both, showing similarities and differences between them. Also, the construct obstacle is studied, paying
attention to the didactical obstacles. A number of situations in which errors appear and misunderstandings and obs-
tacles occur are presented. The possibility to categorize errors is shown, for which purpose several classifications are
presented. A group of school textbooks used in Venezuela was selected and of them was extracted a representative
selection of learning situations, which are analyzed in the light of the elements discussed above at that work. As a
result of the revision of these texts a wealth of errors was obtained, fundamentally those of conceptual type are present
in them. For some topics, such as the related to measures, this can give a partial explanation for the poor results that
show students in the country on this curricular subject. Finally, some strategies are discussed to face the errors and
misunderstandings, alternatives that are distanced greatly from classical penalty; and it also we show the possibility
of construction of teaching situations starting from errors, turning them into an opportunity for learning.

Keywords: Errors in the classroom, misunderstandings, misconceptions, didactical obstacles, errors in textbooks
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 2

1. Introduction
Hay quienes se han propuesto recopilar errores
Ya son un lugar común las constantes quejas
presentes en el medio escolar, algunos con fines
en torno al bajo rendimiento en matemáticas por
investigativos y otros con fines meramente di-
parte de los docentes, de los padres y aún de la
vulgativos. En particular, varias obras escritas
sociedad en general. Pero, ¿Es acaso el bajo ren-
por docentes españoles se dedican a esto último.
dimiento, manifestado usualmente mediante las
Ası́, Diez Jiménez (1970) recoge en su libro di-
malas calificaciones de los alumnos, el único y
versos errores a los cuales tuvo acceso mediante
el más acusante de los problemas que confronta
su labor docente. En otro libro del mismo tenor,
la enseñanza/aprendizaje de las matemáticas?
Tapia Rodrı́guez (s/f), hay una nueva colección
¿Cuál es el nivel real de aquellos que aprueban
de errores producidos en la actividad escolar.
la asignatura? ¿Manejan estos últimos realmente
el aparato conceptual de la disciplina? ¿Cuáles
Por su lado, Claudi Alsina, destacado didacta
son las fuentes de los errores y de las concep-
de la matemática catalán, se decidió a recolectar
ciones erróneas que manejan los estudiantes?
una buena suma de errores matemáticos cometi-
¿Cómo enfrentar estas situaciones?
dos por individuos famosos de diferentes ámbi-
tos, desde periodistas, pasando por polı́ticos y
Las respuestas posibles a estas y otras interro-
hasta de reconocidos cientı́ficos, colección que
gantes son temas que han ocupado a los estu-
dio lugar a su obra Asesinatos matemáticos (Al-
diosos de la problemática educativa, pueden ser
sina, 2010).
diversas y aún admitir distintas interpretacio-
nes; todo ello de acuerdo con las concepciones
En el Prólogo de la obra (Alsina, 2010) se pre-
que de la educación, sobre la sociedad y acerca
gunta “¿Y quién comete estos errores?”, a lo cual
de la matemática tenga quien aborde los proble-
él se responde:
mas antes planteados.
Polı́ticos, médicos, economistas, periodistas, técnicos, cientı́ficos,
profesores, estudiantes, cocineros, ciudadanos de a pie... e incluso
Una de las manifestaciones más palpables de los propios matemáticos. Los disparates numéricos están presentes
en todos los ámbitos de la vida, afectan a todos (como la gripe) sin
los problemas que confronta una persona con su
distinción de clases... pues todos somos usuarios de las matemáticas.
comprensión del conocimiento matemático tiene
que ver con la aparición de lo que comúnmente Y para confirmar la afirmación anterior de Alsi-
se llaman errores. Estos se muestran o aparecen na veamos los siguientes casos.
en diversos contextos: en las pruebas y exáme-
nes; en los cuadernos de los alumnos; en estu- El 7 de noviembre de 1940, en Tacoma (EE.UU.),
dios e investigaciones. Pero, en el aula los errores el puente recién construido allı́ colapsó al poco
no están restringidos sólo a la actuación de los tiempo de haber sido inaugurado debido a pro-
estudiantes: también los docentes los cometen y blemas en su diseño, a pesar de que su diseñador
aún los libros de texto los tienen en abundancia. habı́a sido Leon Moisseiff, un experto internacio-
Podemos agregar que en los medios de comu- nal en el tema. El puente colapsó debido a vi-
nicación masiva (TV, prensa, etc.) es altamente braciones inducidas por el viento: entró en re-
frecuente el encontrarnos con ellos. No escapan sonancia, según se señala en muchos libros de
a ello los discursos de los polı́ticos y aún las fı́sica. Aunque, de acuerdo con el ingeniero Ber-
obras de los intelectuales. tero (2002) “no fué, sin embargo, un caso de reso-
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nancia sino una consecuencia del fenómeno ae- tidos por alumnos y recopilados por varios do-
roelástico conocido posteriormente como flameo centes, para luego abordar los errores que apare-
torsional”(p. 1). En todo caso hubo una falla en cen en los textos escolares.
su diseño que ocasionó el desastre y tras la cual Entre los errores que compiló Diez Jiménez
se encuentran las matemáticas. (1970) están unos que aparecen bajo el subtı́tu-
Otro caso paradigmático lo constituye el hundi- lo de Disparates anotados por otros compañeros;
miento del RMS Titanic el 15 de abril de 1912, de éstos extraemos tres:
luego de colisionar con un iceberg. Este navı́o,
“Medida de un ángulo.- Se mide con el
calificado de ser imposible que alguna vez su-
kilómetro”(op. cit., p. 124). “Área del triángulo.-
friera un percance que condujera a su hundi-
Es igual a la cuarta parte de la mitad de su lado
miento, sin embargo sucumbió en su primer via-
por la semisuma de la raı́z cuadrada de
je y todo parece apuntar a que hubo fallas en su
3”(Ibı́d.). “¿Qué es la hipotenusa? - Lo que
diseño, lo cual causó a fin de cuentas el desas-
está entre los dos paletos”(op. cit., p. 127).
tre con las lamentables pérdidas humanas. Nue-
vamente tras bambalinas están las matemáticas. Más adelante, en la misma obra y bajo un
Más recientemente, el 23 de septiembre de 1999, subtı́tulo similar, encontramos:
la NASA sufrió la pérdida de la cápsula Mars
“¿Qué es logaritmo? - logaritmo o silogismo es
Climate Orbiter, la cual debido a un error de na-
una hipérbola, pero menor”(op. cit., p. 139).
vegación se estrelló en Marte. La causa indicada
“Ángulos opuestos por el vértice.- Son los que
fue que un equipo usó unidades inglesas (e. g.,
son iguales, pero desiguales”(Ibı́d.).
pulgadas, pies y libras) mientras que otro equipo
usó unidades métricas para una operación cla- El autor del texto del cual hemos tomado los ex-
ve de la nave espacial con la consiguiente pérdi- tractos anteriores era profesor de ciencias natu-
da de varios millones de dólares invertidos en el rales cuando hizo su recopilación. Al comienzo
proyecto. del libro, en el Prólogo a la primera edición, la
cual data de 1965, presenta una catalogación de
2. El error en las aulas escolares: una primera los errores encontrados, luego de realizar algu-
aproximación nas reflexiones sobre la actividad docente basa-
das en su experiencia. Son de interés las palabras
A pesar de lo antes señalado, pareciera ser que
con que inicia el Prólogo de la edición consulta-
en las aulas de nuestros centros de estudios es
da (la 3a ):
en donde el error campea con su presencia. Allı́,
Podrı́a iniciar de un modo muy clásico este prólogo -comentario a la
generalmente una vez cometido por el alumno
Antologı́a del disparate- aludiendo a los sentimientos contrapuestos
es penalizado por el docente; mas cuando es co- que en mı́ ha suscitado. Leı́do solo, o acompañado, la sarta de
disparates se ensarta con las carcajadas del lector y de los oyentes.
metido por el enseñante no es penalizado y muy
Cuando la risa cesa y la reflexión sobreviene, nos inunda la
rara vez es rectificado por éste. preocupación y hasta la tristeza, porque esos disparates provienen
de exámenes y reválidas de nuestros alumnos presentes y futuros.
En este trabajo miraremos ambas caras del asun-
(Diez Jiménez, 1970, p. 7)
to, pero enfatizaremos en los errores, malenten-
didos y obstáculos que genera el propio docente, Por su lado, en su libro Tapia Rodrı́guez (s/f)
bien sea en su clase o a través del material escri- muestra expresiones similares a las anteriormen-
to, como es el caso de los libros.Para comenzar, te expuestas por Diez Jiménez (1970). A conti-
de seguidas presentamos algunos errores come- nuación se consideran algunas.
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“¿En qué consiste el Teorema de Pitágoras? En mo si de un paralelepı́pedo se tratara: largo x an-


que los catetos saben sumar lo mismo que las cho x altura. Este profesional desconocı́a absolu-
hipotenusas”(Tapia Rodrı́guez, s/f, p. 37). tamente cómo calcular el volumen de un cilindro
“¿Cuáles son los números reales? Los que se elı́ptico, para luego transformar esta cantidad en
pueden ver y tocar. [...] ¿Qué es un tetraedro? litros. Cometı́a en sus cálculos un error de alre-
Cuatro triángulos equidistantes”(op. cit., p. 38). dedor del 21,5Un segundo caso, casi anecdótico,
“¿Qué es la trigonometrı́a? Es la parte de las se refiere al tamaño de cierto caimán. El habitan-
matemáticas que sirve para medir los cuerpos te de los llanos venezolanos es por tradición algo
tres veces”(op. cit., p. 39). exagerado en muchas de sus apreciaciones, algu-
nas vinculadas a mitos y creencias transmitidas
“¿Cuáles son los números enteros? Los que no oralmente. Ası́, existe en los llanos una conseja
se fraccionan fácilmente”(op. cit., p. 41). acerca de un caimán, que algunos sitúan en el rı́o
Apure y otros en el Arauca, según la cual dicho
La muestra anterior de respuestas obtenida en
saurio tiene una enorme longevidad y una longi-
España, pensamos, no serı́a muy distinta si hi-
tud desmesurada. Se le atribuye un largo de 10,
ciésemos en algún otro paı́s una recopilación si-
12 y hasta 30 metros. La primera referencia a es-
milar de las contestaciones proporcionadas por
te asunto se la escuchamos a un alumno nuestro
los estudiantes a preguntas semejantes a las que
que se formaba para ser profesor de matemáti-
formularon los autores antes citados. Sirva la lis-
cas. La segunda oportunidad ello era parte de
ta antes presentada como una motivación al te-
la conversación entre un señor mayor y un jo-
ma que se pretende discutir aquı́.
ven, siendo este último quien insistı́a en el mons-
truoso tamaño del animal. La tercera vez apare-
3. Los gazapos más allá de las aulas
ció la historia dentro de dos discursos polı́ticos.
En franco apoyo a lo expresado por Alsina (2010) Sin embargo, revisando los estudios biológicos
podemos agregar algunas situaciones que he- se encuentra que, por ejemplo, el caimán del Ori-
mos podido recopilar en diversos contextos. El noco llega a alcanzar una longitud máxima de 6-
primer caso se refiere al ámbito familiar en don- 7 metros y esto en ejemplares muy longevos que
de está involucrado un camión cisterna similar es bastante difı́cil de encontrar por la caza indis-
al que se muestra en la Figura (1) criminada a la que es sometida la especie.
Una nueva situación digna de ser referida acon-
teció el domingo 16 de octubre de 2011, en el pro-
grama televisivo Quién quiere ser millonario. A
un concursante, con tı́tulo de Licenciado en Ad-
ministración, se le planteó la interrogante con las
alternativas que se muestran en la Figura (2)
Figura 1: Imagen de un camión con cisterna en for-

ma (aproximada) de cilindro elı́ptico

Es el caso que se requirió conocer, con cierto ni-


vel de exactitud, la capacidad de tal cisterna. Un
ingeniero de cierta empresa, que habı́a contrata-
do el camión, insistı́a en calcular el volumen co-
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de las mismas. Es necesario precisar un poco


ciertos términos, amén de tratar de establecer su
etiologı́a, para en una subsiguiente etapa pue-
dan considerarse los modos de enfrentar dichas
circunstancias -cuando acontecen en el ámbito
educativo- y cómo éstas pudiesen ser emplea-
das -en muchos casos- como punto de partida
Figura 2: Pregunta y alternativas de respuesta en para establecer interesantes discusiones con los
programa televisivo alumnos y diseñar apropiadas y novedosas si-
tuaciones de aprendizaje.
El concursante no supo la respuesta y acu-
dió al comodı́n vota la audiencia. La vota- Gómez Alfonso (1995) expone que en la en-
ción arrojó los siguientes resultados: 43 % se- señanza tradicional, especialmente en la orien-
leccionó la alternativa A (grados centı́grados); tada por el conductismo, el error era algo sin in-
11 % seleccionó las alternativas B o C (metro y terés para el acto educativo y que por lo tanto era
onza); y el 46 % escogieron D (el milibar). Vale ignorado; pero que los nuevos puntos de vista,
decir, el 54 % desconocı́a nuestro sistema de uni- especialmente aquellos de tipo constructivista le
dades de medida. Los casos presentados, confor- han dado relevancia, proponiendo que los erro-
mados por situaciones no escolares, muestran a res deben ser analizados para diagnosticar las
las claras un mal manejo de las matemáticas, dificultades de los alumnos y poder remediarlas
muy asociado al analfabetismo numérico; pero o pueden ser explotados para generar experien-
también corroboran los resultados obtenidos en cias nuevas de enseñanza. Ası́, trabajos como el
1998 a través del Sistema Nacional de Medición de Radatz (1979) van orientados en la primera
y Evaluación del Aprendizaje (SINEA). dirección; mientras que investigaciones como la
de Borasi (1986) se enfocan encaminadas hacia la
segunda vı́a. El error puede ser apreciado desde
4. Errores, disparates, malentendidos y distintas visiones: la filosófica, la psicológica, la
obstáculos: ¿Qué son? didáctica, etc. Desde el punto de vista filosófico
cabe incluso la pregunta: ¿Existe realmente el
Aunque no se centrará aquı́ la discusión en la
error?
teorización acerca de las distintas concepciones
que sobre los errores han tenido educadores,
Apelando al filósofo Ferrater Mora (1974) encon-
filósofos, psicólogos y otros estudiosos, no obs-
tramos que de acuerdo con Zenón de Elea (490-
tante han de ser aclarados algunos puntos y es
430 a.C.), uno de los presocráticos,
necesario hacer una ligera diferenciación entre
solamente puede hablarse del ser. Del no ser no puede enunciarse
errores y malentendidos. nada. Por lo tanto, el error es imposible. Una proposición que no sea
verdadera no puede recibir el nombre de proposición; es, a lo sumo,
un conjunto de signos carente de sentido [negrillas añadidas] (p.
Si se quisiera hacer un mı́nimo de análisis al tipo 139).

de respuestas erróneas, dadas por estudiantes,


Otro punto de vista es el sostenido por Aristóte-
profesionales, polı́ticos, etc., no basta simple-
les. Ası́, para este pensador
mente catalogarlas todas como errores o como
a veces nos equivocamos en la posición de los términos pero que
disparates o lograr un mecanismo clasificatorio también erramos en el juicio expresado sobre ellos. Como según

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Aristóteles nosotros vemos las cosas particulares por medio del que hay que sustituir, corregir, rectificar”(op. cit.,
conocimiento de lo general el error es posible sin excluir el
p. 124). Estas reflexiones de Vallota (1994), aun-
conocimiento, pues el conocimiento se refiere a lo general, en tanto
que el error alcanza lo particular [negrillas añadidas] (op. cit., pp. que expuestas en el campo de la filosofı́a tienen
139-140).
-si se asume este punto de vista cartesiano- enor-
mes implicaciones para la didáctica.
Tomemos como punto de partida la existencia
En el campo educativo los errores están asocia-
del error aseverada en la manida frase Errare hu-
dos básicamente con la obtención de respuestas
manum est, colocada en el epı́grafe del presente
incorrectas a una cuestión dada o a la aplicación
trabajo.
de métodos inapropiados para la solución de un
problema. No obstante, pudieran asociarse tam-
Vayamos primero a la definición de dicciona-
bién a la comprensión incompleta o imprecisa de
rio. Según el Larousse (1982) “error.es “equi-
un concepto o noción matemática.
vocación”, y tiene como sinónimos: “des-
A los didactas les ha llamado poderosamente la
cuido, inexactitud, errata, falta, lapsus, ye-
atención la consistencia con que algunos estu-
rro, aberración.”Mientras que “malentendido.es
diantes aplican ciertos procedimientos incorrec-
un “equı́voco, mala interpretación, mal enten-
tos, ası́ como la regularidad en la aparición en di-
dimiento, incomprensión.”Por otra parte, un
ferentes poblaciones de ciertos errores. Algunas
“disparate.es un “hecho o dicho disparatado [va-
de estas regularidades son expuestas por Smith
le decir, contrario a la razón].”También signifi-
(1981). Un ejemplo del primer caso es el siguien-
ca “contrasentido y desatino”. Popularmente se
te. Una alumna considera que la figura de la iz-
usan los vocablos gazapo y pifia como sinóni-
quierda tiene 0 diagonales, mientras que la de la
mos de error. A su vez, un obstáculo es un “im-
derecha (la cual es simplemente una rotación de
pedimento”, siendo sinónimos “barrera”, “di-
la primera) posee 4. Esta alumna tiene una con-
que”, “freno”, “valla”, entre otros. Por su lado
fusión entre el concepto de diagonal y el de lı́nea
Vallota (1994) expresa que “hemos de recono-
oblicua. Sin embargo, ella consistentemente apli-
cer que el error es un hecho. ¿Cómo se explica
ca su concepción errónea.
el error? ¿Cómo se justifica? ¿Cómo se lo distin-
gue? ¿Cómo se lo evita, si es evitable? Estos son
los temas que Descartes desarrolla en la Medita-
ción IV”(p. 110).
Profundizando un poco más en la idea carte-
siana sobre el error, Vallota (1994) señala que Figura 3: Un rectángulo y rotación del mismo un

“La posibilidad de error se puede clarificar como cierto ángulo

un problema epistemológico-psicológico, ubica-


do en el plano humano”(p. 119). Agrega que La situación descrita es una simplificación de un
dentro de la concepción cartesiana “el error es caso de estudio reportado por Pimm (1990). En
algo diferente a la ignorancia, el error es una pri- lo que se refiere a errores que regularmente apa-
vación. Privación es ausencia de algo, pero de al- recen en poblaciones disı́miles están los casos en
go que deberı́a estar”(op. cit., p. 123). Asimismo, que los alumnos escriben ( a + b)2 = a2 + b2,
“pensar el error como privación significa no so- omitiendo el término 2ab en el desarrollo del
lamente que para superarlo hay que llenar un cuadrado o colocan Log( ab) = ( Loga)( Logb), se-
vacı́o, lo que serı́a eliminar la ignorancia, sino leccionando una operación incorrecta en el lado
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derecho de la igualdad o escribir sen( x + y) = Siguiendo a Godino (1991) tenemos que


sen( x ) + sen(y). Forman parte de una familia de un “obstáculo” es una concepción que ha sido en principio eficiente

errores. Y son considerados por algunos como para resolver algún tipo de problemas pero que falla cuando se
aplica a otro. Debido a su éxito previo se resiste a ser modificado o
errores sistemáticos. Estos errores los denomina ser rechazado: viene a ser una barrera para un aprendizaje posterior.

Maron (1979) la ley distributiva universal de los Se revela por medio de los errores especı́ficos que son constantes y
resistentes. Para superar tales obstáculos se precisan situaciones
estudiantes. didácticas diseñadas para hacer a los alumnos conscientes de la

Estas situaciones son producto de diversos facto- necesidad de cambiar concepciones y para ayudarles en conseguirlo
(p. 134).
res, entre los cuales están el excesivo uso (¿abu-
so?) de la linealidad, la descontextualización con Continúa diciendo Godino (op. cit.): “observa-
la que se enseñan las funciones (logarı́tmicas, mos que, frente a la teorı́a psicológica que atri-
trigonométricas,...), la falta de significado ma- buye los errores de los alumnos a causas de tipo
temático de la simbologı́a empleada, por sólo ci- cognitivo, se admite aquı́ la posibilidad de que
tar los más resaltantes. Sobre el tema de los erro- tales errores pueden ser debidos a causas epis-
res Brousseau (1994) expresa que: temológicas y didácticas, por lo que la determi-
La epistemologı́a genética ha ofrecido en ese sentido los argumentos nación de este tipo de causas proporciona una
más serios y más cercanos al conocimiento, pero otros trabajos son
primera vı́a de solución [negrillas añadidas]”(p.
necesarios para utilizar sus aportes. Frecuentemente, los errores del
alumno son interpretados por el docente como una incapacidad para 135). La Didáctica Fundamental postula la exis-
razonar en general o, al menos como un error de lógica: en un
tencia de diversos obstáculos:
contrato didáctico amplio, el docente se hace cargo de las
representaciones, del sentido de los conocimientos. Pero, en
condiciones más estrictas, simplemente es llevado a señalar dónde la Ontogenéticos: son debidos a las carac-
respuesta del alumno se contradice con los saberes anteriores,
terı́sticas del desarrollo del niño.
evitando con cuidado todo diagnóstico sobre las causas del error.
Éste, reducido a su aspecto más formal, tiende a convertirse ya sea
Didácticos: resultan de las elecciones
en un “error de lógica “su razonamiento es incorrecto o en la
ignorancia de un teorema o de una definición. (pp. 84-85) didácticas hechas para establecer la situa-
ción de enseñanza.
Notamos aquı́ que el papel del error en el au-
la forma parte intrı́nseca del contrato didácti- Epistemológicos: intrı́nsecamente relacio-
co. Contrariamente a algunas de las ideas an- nados con el propio concepto. Se pue-
tes expuestas los didactas adscritos a la corriente de evidenciar por medio de un análisis
denominada Didáctica Fundamental, Brousseau histórico que tal tipo de obstáculo debe ser
entre ellos, han partido de la noción de obstáculo considerado como parte del significado del
de Bachelard y la han incorporado al campo de concepto.
la didáctica. También aquı́ notamos la génesis de
La idea de obstáculo epistemológico es tomada
una idea didáctica partiendo del campo filosófi-
del filósofo Gastón Bachelard, quien en su obra
co. Si se adopta como herramienta de análisis el
La formación del espı́ritu cientı́fico plantea es-
modelar el sistema didáctico mediante los cons-
ta noción como la explicación para la aparición
tructos aportados por la Didáctica Fundamental,
inevitable de algunos errores.
hay que apelar a la noción de obstáculo en lugar
de considerar la idea de error tal como es toma-
5. El caso de un verdadero disparate (en un
da por otras corrientes de la Educación. Un tra-
texto escolar)
tamiento profundo de esta noción se encuentra
en Astolfi (1999). Aquı́ sólo presentamos algunas A tı́tulo de ejemplo, y como preámbulo para una
ideas de carácter general acerca de dicha noción. discusión más detallada en el presente trabajo de
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las incorrecciones en las obras escolares, mostra- 1cm. = 10mm.


mos a continuación la digitalización de dos pági- 1m. = 100cm.
nas de un manual escolar (Rodrı́guez, 1987, pp. 1dm. = 100mm.
133 y 135). Se trata de un texto para el 4o Grado 1m. = 1000mm.
de Educación Básica. El tema tratado “Medidas (op. cit., p. 134)
de longitud” (Capı́tulo 17).
Algo similar puede apreciarse en la página 135,
justo debajo de la tabla. Es decir, en la tabla
(p. 133) se lee que 1 metro son 0 decı́metros, 0
centı́metros y 0 milı́metros; y de seguidas nos
dicen que 1 metro es igual a 10 decı́metros; igual
a 100 centı́metros y a 1000 milı́metros.

¿Alguna semejanza con el alumno español que


responde que los ángulos opuestos por el vértice
“son los que son iguales, pero desiguales”? Evi-
Figura 4: Dos páginas de un texto escolar de dentemente ninguna. ¡Un disparate, pero den-
Rodrı́guez (1987) tro de un libro de texto! Para colmo de males,
en la página 138 se propone la siguiente activi-
Como se puede apreciar en la Figura 4, en la par- dad:
te inferior de la página 133 se coloca un cuadro
de equivalencias (“Relaciones entre el metro y
los submúltiplos”), según el cual, en la fila 1 se
lee que a 1 metro le corresponden 0 decı́metros,
0 centı́metros y 0 milı́metros: a todas luces un
absurdo. Si leemos las siguientes filas no obte-
Es inmediato preguntarse: ¿Qué alumno podrı́a
nemos mejor resultado. En la página 135, nueva-
bajo estas circunstancias tener una comprensión
mente aparece un cuadro. Esta vez para las “Re-
de este tema? ¿Qué puede hacer un docente si
laciones del metro y sus múltiplos”. Aquı́, si lee-
un alumno llena la tabla propuesta en la Activi-
mos en la primera fila se tiene que 1 kilómetro
dad con puros ceros? El estudio de los aspectos
son cero hectómetros; equivale a cero decáme-
vinculaos a la medida es uno en los que se ma-
tros y a cero metros. Las siguientes filas siguen el
nifiesta a las claras la forma atropellada en que
mismo patrón. ¿Qué pensar al respecto? De ma-
se enseñan muchos tópicos matemáticos. Y es
nera optimista pudiera creerse que se trata de un
por ello que muchos ejemplos aquı́ presentados
error tipográfico. ¡Pero no! En el resto de los cua-
tienen que ver con esta temática; y, además, en
dros que se presentan, incluso para otras unida-
estudios realizados (como el del SINEA) resal-
des de medida en capı́tulos subsiguientes -como
ta por el bajo nivel de logro. A pesar del discur-
las de peso- se sigue haciendo exactamente lo
so teórico que podemos encontrar en los docu-
mismo. Pero, en la página 134, en sus primeras
mentos curriculares, bien sea de tipo cognitivis-
lı́neas, se señala que:
ta o bien sea de tipo constructivista o ecléctico,
1m. = 10dm. el método de enseñanza empleado tradicional-
1dm. = 10cm. mente en este tópico se reduce a seguir un proce-
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dimiento mecánico, muchas veces representado


mediante una escalera, por la que se asciende o
desciende, y de acuerdo al caso se divide o mul-
tiplica.
Figura 5: Dos representaciones de triángulos en
distintas posiciones

6. Las representaciones prototı́picas y los ma-


Una representación como la del lado izquierdo
lentendidos
es la que se muestra usualmente en los textos
escolares. Muy infrecuente es la aparición de la
De seguidas se le dará un poco más de precisión representación del lado derecho en los libros de
a la noción de malentendido para que queden in- estudio de los alumnos. La del lado izquierdo
dicadas de manera clara sus diferencias con res- es la representación prototı́pica. ¿Qué problemas
pecto a la noción de error, y a la vez las inter- puede generar (¿genera?) la representación pro-
relaciones entre ambas. Una fuente notable de totı́pica de los triángulos? En primer lugar, pue-
malentendidos -desde nuestra óptica- lo cons- de fijar (¿fija?) en el alumno la idea equivocada
tituyen las gráficas y algunos otros tipos de re- (un malentendido) de que siempre los triángu-
presentaciones que Beyer (2006) denomina pro- los se apoyan en una de sus bases y que ésta
totı́picas. También coincidimos con Adda (1987) está situada de manera horizontal. Esto hace que
quien señala que la fuerte imbricación entre sig- para muchos alumnos la representación del la-
nificante y significado es una fuente de erro- do derecho no corresponda a un triángulo. El
res los cuales “nacen de malentendidos entre el alumno va interiorizando, de manera equivoca-
maestro y el alumno provocados por los efectos da, que una propiedad intrı́nseca de los triángu-
parásitos de la comunicación didáctica en la en- los es estar en esa posición y no en otra como la
señanza de las ás” (p. 1). Un ejemplo de lo afir- del lado derecho. En segundo lugar, en la gene-
mado por Adda (1987) lo encontramos en un ralidad de los casos los autores de textos escola-
alumno que entendı́a “máximo como un divi- res optan por colocar o bien triángulos rectángu-
sor” en lugar de “máximo común divisor”. Esta los, o bien triángulos isósceles y hasta equiláte-
situación me fue reportada por la Dra. Lelis Páez ros. Nuevamente se agregan caracterı́sticas que
(comunicación personal, marzo de 1994). En otra corresponden a triángulos particulares como si
oportunidad otro profesor nos hizo similar co- fuesen parte integrante de la noción general de
mentario de otro alumno que le ocurrió exacta- triángulo. En tercer término, los triángulos se re-
mente esto mismo. Es decir, la confusión no es presentan en la inmensa mayorı́a de los casos sin
infrecuente. El hecho se debı́a a una dicción de- relleno. Entonces, ¿cuál es el sentido de la noción
ficiente del docente, aunado esto a que el mis- de área para tal figura? ¿Por qué sı́ diferencia-
mo mencionaba la expresión en forma oral pe- mos la circunferencia del cı́rculo rellenando es-
ro no la colocaba en forma escrita. Pasemos a te último y por qué no hacemos lo mismo entre
estudiar un poco las representaciones prototı́pi- el borde del triángulo y la región encerrada por
cas, los posibles malentendidos que pueden sur- ese borde? Por si se abriga alguna duda de que
gir como consecuencia de ellas y sus potenciales esto ocurre, mostramos a continuación varios ex-
efectos. Ası́, por ejemplo, en la Figura 5 que mos- tractos de textos suficientemente representativos
tramos a continuación aparecen dos triángulos. de las observaciones antes formuladas. Comen-
9
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 10

cemos con un extracto sobre el tema Teorema de tado, prevalecen las representaciones prototı́pi-
Pitágoras tomado de Amelii y Lemmo (1994, p. cas, tanto en la posición del triángulo como en
234), autores cuyos libros han tenido un uso re- la ausencia de relleno. Aunque en descargo de
lativamente extendido. estos autores ellos presentan algunos (muy po-
cos) triángulos en posición no prototı́pica, pero
sin relleno. Una situación similar se presenta en
ás superiores con la noción de ası́ntota. La re-
presentación prototı́pica adoptada por los libros
corresponde generalmente a la consideración de
representaciones gráficas de hipérbolas, caso en
el cual la recta y la curva de la cual ésta es ası́nto-
Figura 6: Extracto de Amelii y Lemmo (1994), p.
ta nunca se cortan. Pero, esto no es parte de la
234
noción de ası́ntota. Para comprobarlo basta el si-
guiente ejemplo.
Como se puede observar, el triángulo mostra-
do posee una base horizontal, aunque en este sen( x )
f : R∗ → R f ( x ) =
caso se rellena no es lo usual en este texto. Sin x
embargo, ya en la siguiente página (y salvo en La representación gráfica de la función y su res-

un anexo de ésta, en todas las páginas siguien- pectiva ası́ntota horizontal se muestran a conti-

tes) los triángulos aparecen con la lı́nea base ho- nuación:

rizontal, pero sin relleno. Justamente, este tex-


to escolar usa casi exclusivamente representa-
ciones prototı́picas para los triángulos. Veamos
otro ejemplo de lo que presentan Ameli y Lem-
mo (op. cit., p. 235):

Figura 9: Representación gráfica de una función


cuya ası́ntota la corta infinitas veces
Figura 7: Extracto de Amelii y Lemmo (1994), p.
235 Como puede observarse, no sólo la curva y su
ası́ntota se cortan, ¡sino que lo hacen infinitas
Pasemos a otro texto, el de Flores de Tovar y veces! Puede apreciarse en las situaciones antes
otros (1988, pp. 146 y 148). planteadas que, estrictamente hablando, no exis-
te en ellas un error matemático como tal. Ası́,
cuando un autor de texto está trabajando el te-
ma de triángulos y los representa en forma pro-
totı́pica no existe ninguna incorrección á pro-
Figura 8: Extracto de Flores de Tovar y otros piamente dicha; pero, sı́ está generando en el
(1988), pp. 146 y 148 alumno un patrón de representación que éste in-
terpreta equivocadamente como el patrón gene-
Nuevamente, como en el caso del texto preci- ral de representación de dichos objetos: he ahı́ el
10
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 11

malentendido. Y de allı́ al error, hay sólo un pa- una proposición á no son suficientes para garan-
so. Análogamente ocurre con la situación plan- tizar la validez de ésta en general, y ello obliga a
teada referida a las ası́ntotas: las representacio- la realización de una prueba con cierto nivel de
nes prototı́picas generan en muchos casos ma- formalidad, la cual es variable de acuerdo con
lentendidos, y éstos dan frecuentemente paso al el nivel educativo en el cual se esté. La docente
error. Otro caso de mal entendido se genera con muestra que la propiedad que se quiere demos-
el cero. Algunos autores de texto y algunos do- trar es válida para los casos expuestos: ergo lo
centes lo incluyen en el conjunto de los números realizado por ella no es una demostración, sino
naturales; mientras que otros lo excluyen, todo una verificación de algunos casos.
ello sin explicación alguna. El problema se ge-
nera cuando un alumno en un año escolar se le Como la docente hace pasar esta verificación co-
enseña de una de estas maneras y en el siguiente mo si fuese una demostración, estamos ante la
de otra. presencia de un grave error metodológico. Los
alumnos tendrán una idea errónea de lo que es

7. Cuando es el docente el que se equivoca: una demostración, la cual se verá potenciada an-

¿Quién repara el error? te experiencias similares con otros docentes y


con libros de texto que hagan lo mismo. Lamen-
Una profesora en servicio, formada como do- table y difı́cilmente este error es reparado algu-
cente en ás y con postgrado en su especialidad, na vez, más aún cuando los alumnos son rara
a la cual tuvimos la oportunidad de observarle vez expuestos a la experiencia de tener que de-
su clase, para demostrar que la función definida mostrar como consecuencia de los procedimien-
por f ( x ) = 2x es creciente razonaba ası́: tos memorı́sticos y algorı́tmicos a los cuales son
sometidos casi todo el tiempo.
−1 < 0 ⇒ 2(−1) = −2 < 2(0) = 0
1 < 2 ⇒ 2(1) = 2 < 2(2) = 4
8. Algunos resultados reportados por el estu-
2 < 3 ⇒ 2(2) = 4 < 2(3) = 6
dio del SINEA

Entonces, como cuando x < y, se tiene f ( x ) < En general, el común de la población tiene es-
f (y), la función es creciente. casas nociones acerca de las medidas, y en las
En guı́as elaboradas por la misma docente ella pruebas aplicadas por el SINEA fue justamente
reincide en este procedimiento. Si bien es cierto este tópico el que salió peor librado. En SINEA
que la función trabajada es creciente, la demos- (1998a) se reporta, en las Conclusiones, que
tración que se pretende hacer de ello no es tal.
en relación con el tópico de Medida, en ambas pruebas, los alumnos
Sólo ha verificado para unos pocos casos que si se encuentran también en el nivel de No Logro. El análisis de las
respuestas pone en evidencia que no han adquirido los
x < y, entonces f ( x ) < f (y).
conocimientos, ni disponen de las herramientas mı́nimas para
establecer relaciones entre múltiplos y submúltiplos, de cada una de
las unidades de medida contempladas en los programas oficiales (p.
La situación planteada guarda un interés parti-
148).
cular, por cuanto una de las competencias im-
portantes dentro del campo de la á consiste en Esto es lo que se obtuvo al realizar el estudio pa-
ser capaz de realizar demostraciones. Pero, por ra la Primera Etapa de la Escuela Básica (Prime-
otra parte, un precepto básico en las demostra- ros tres años de escolaridad). Si vamos al segun-
ciones es que los casos particulares de validez de do corte, en 6o Grado que marca el final de la Se-
11
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 12

gunda Etapa, los resultados no son más alenta- equivalencia entre hectárea y metro cuadrado.”
dores. Se señala en SINEA (1998b) que “en los (SINEA, 1998b, p. 131) Para la pregunta 4) “el
tópicos Medida y Organización y Representa- manejo de la equivalencia entre el metro y el
ción de Datos, el mayor porcentaje en todos los kilómetro” (op. cit., p. 132). Como puede apre-
Estados se ubicó en el nivel de No Logro.” (p. 29) ciarse las dificultades señaladas para la correcta
Se agrega que solución de los problemas propuestos son esen-

en relación con el tópico de Medida, los alumnos se encuentran


cialmente las mismas. Si nos ubicamos cuantita-
también en el nivel de No Logro. El análisis de las respuestas pone tivamente, los resultados para dichas preguntas
en evidencia que no han adquirido los conocimientos, ni disponen
de las herramientas mı́nimas para establecer relaciones entre
son:
múltiplos y submúltiplos, de cada una de las unidades de medida
contempladas en los programas oficiales (p. 139).

Es decir, se arriba exactamente a la misma con-


clusión que en el informe anterior; y esto ¡pa-
ra alumnos con tres años más de escolaridad! Es destacable que, desde el punto de vista cuan-
En conclusión: los alumnos en su gran mayorı́a titativo, los resultados del segundo informe sean
son incapaces de resolver problemas sencillos de peores que los del primero. Creemos que los
conversión. Tomemos dos ejemplos de cada uno datos son elocuentes con respecto a lo que se
de los informes del SINEA antes citados. está planteando. Adicionalmente al reporte del
SINEA hay varios interesantes estudios realiza-
1. “Rosa compró dos metros de tela roja y
dos por educadores matemáticos venezolanos
medio metro de tela azul, ¿cuántos medios
como los de Solı́s de Cabello (1982), Cardelle Ela-
metros de tela compró?” (SINEA, 1998a, p.
war y Ruiz Bolı́var (1983), Páez (1986), Andone-
103)
gui (1992) que aportan al análisis de esta temáti-
2. “Luis recorre 29 kilómetros para ir al tra- ca.
bajo. ¿Cuántos metros recorre Luis?” (SI-
NEA, 1998a, p. 104) 9. Errores y malentendidos (revisitados): Una
precisión necesaria
3. “La hacienda del abuelo de Ana mide 2
hectáreas y media. ¿Cuánto mide la ha- Ya en las páginas precedentes se han hecho di-
cienda en metros cuadrados?” (SINEA, versos señalamientos en torno a las incorreccio-
1998b, p. 131) nes que pueden ser encontrados en el uso de las
matemáticas en ámbitos muy diversos que abar-
4. “¿Cuántos metros hay de la Escuela a la ca-
can desde el ciudadano común hasta llegar a in-
sa de Pedro, si la distancia es de 12,3 km?”
dividuos formados en áreas cientı́fico-tecnológi-
(SINEA, 1998b, p.132).
cas. Esto conduce irremisiblemente a formularse
Entre las dificultades detectadas se señalan: Pa- las siguientes interrogantes: ¿Cuándo ocurre un
ra la pregunta 1) “la equivalencia entre me- error en matemáticas? ¿Cuándo ocurre un ma-
tro y medio metro” (SINEA, 1998a, p. 103). Pa- lentendido? ¿Por qué ocurre el error? ¿Qué im-
ra la pregunta 2), “desconocen la relación en- portancia le podemos atribuir a los errores? Co-
tre el kilómetro y el metro. Desconocen que un mo ha podido apreciarse, dentro del universo de
kilómetro es mayor que un metro” (op. cit., p. las incorrecciones existe una gama bastante ex-
104). Para la pregunta 3) “la aplicación de la tensa. ésta va desde el caso en el cual un alumno
12
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 13

escribe 4-7 = 3, omitiendo el signo menos en la demostraciones erróneas proporcionadas por los
respuesta y proporcionando, por ende, un resul- estudiantes. Además, es necesario hacer una pri-
tado incorrecto; hasta la aparición de expresio- mera distinción entre las fallas de tipo operativo
nes como 3x = 6 = x = 2 en donde la persona y aquellas cuyo origen está en una pobre ad-
emplea de manera incorrecta el segundo signo quisición de conceptos y propiedades. Ambas,
de igualdad, sustituyendo con él la implicación en principio, son cualitativamente distintas. Ası́,
que deberı́a ligar la expresión 3x = 6 con la ex- por ejemplo, retomando la situación reportada
presión x = 2, luego de realizada la operación de por Pimm (1990), ésta se corresponde con una
dividir ambos lados de la primera igualdad por confusión entre dos conceptos matemáticos: el
3. En este ejemplo se nota una pérdida total de de diagonal y el de lı́nea oblicua. Es importante
sentido para el signo de igualdad, ası́ como de destacar aquı́ que la niña en cuestión era absolu-
la propiedad transitiva que posee esta relación. tamente consistente en sus respuestas al emplear
Este tipo de situación la hemos visto repetidas la noción que ella suponı́a era la de diagonal, lo
veces: en un comercial de TV de una cadena de cual fue determinado por el investigador que
ropa; en un juego didáctico presentado en un reporta el caso. Este tipo de errores se suscita
congreso educativo en la Universidad Central como consecuencia de un modelo de enseñanza-
de Venezuela en 2012 y reiteradamente en un an- aprendizaje pobre, de tipo memorı́stico y centra-
tiguo libro de Aritmética Comercial (Iradi, 1874). do en lo operativo, con poca atención hacia lo
conceptual. No se discuten a fondo los concep-

En la situación en la cual falta el signo menos tos, discusión que deberı́a estar acompañada de

precediendo al número 3 la respuesta incorrecta ejemplos y contraejemplos para una mejor com-

podrı́a haber sido originada por un simple “des- prensión de los alumnos.

cuido” (por una distracción o por cansancio) de


la persona al resolver la operación; pero, tam- Las anteriores situaciones conforman ejemplos
bién podrı́a ser el no haber aprendido la suma de lo que en el presente trabajo está catalogado
de números enteros o un conocimiento deficien- como error. Por otro lado, retomado la situa-
te de ésta. Con la sola observación de la respues- ción reportada por Páez (comunicación perso-
ta escrita en el papel o en la pizarra no se puede nal, marzo de 1994), ésta es un caso tı́pico de lo
discriminar si se trata de un desconocimiento que catalogamos (siguiendo a Adda, 1987) co-
del procedimiento o esto es producto de una mo un malentendido. Por una o diversas causas
omisión involuntaria. La segunda situación pre- posibles (mala dicción del profesor, exceso de
sentada ocurre con mucha frecuencia. A todas ruido, distracción del estudiante, mala audición
luces estamos ante un error. Este es un caso en el del alumno, o alguna combinación de las ante-
cual el error no es de fácil erradicación, más aún riores) el alumno entiende que el docente dice
por la circunstancia de que el resultado obtenido “máximo como un divisor” en lugar de “máxi-
al final (x = 2) es la solución de la ecuación dada mo común divisor”. El elemento trascendente
inicialmente. tiene que ver con la predominancia del lenguaje
oral por sobre el escrito en nuestros salones de
Las dos situaciones antes planteadas permiten clase, por lo cual el alumno a lo mejor nunca
hacer ver que el docente debe tomar actitudes habı́a visto escrita la expresión “máximo común
diversas ante los resultados, procedimientos y/o divisor”. Por ejemplo, en Beyer (2003, 2006) se
13
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 14

analiza con más detalle esta situación. Esto últi- cuales son pre-requisito para un conoci-
mo nos indica que también debemos distinguir miento dado.
entre las categorı́as error y malentendido.
Errores debidos a asociaciones incorrectas
o rigidez de pensamiento.
Pero, un asunto más de fondo es el que trata con
la etiologı́a del error; vale decir el estudio de las Errores debidos a la aplicación de reglas o
causas que los originan. Esto conduce indefec- estrategias irrelevantes.
tiblemente a realizar investigaciones profundas
El autor pudo detectar en innumerables ocasio-
cuyos resultados permitan subsanar los errores
nes en cursos de probabilidad y estadı́stica las
y a la vez profundizar en el conocimiento ma-
dificultades que presentaban los alumnos con
temático de nuestros alumnos. Ello a su vez con-
expresiones tı́picas de esta área de las matemáti-
duce a atribuirle a los errores una importancia
cas como “al menos”, “a lo sumo”, en proble-
didáctica que, entre otras cosas, conduzca a di-
mas con enunciado verbal. Corresponden estos,
señar interesantes y novedosas situaciones de
pues, a la categorı́a Errores debidos a dificulta-
aprendizaje para los estudiantes. Por supuesto
des del lenguaje. De la misma ı́ndole son aque-
que la ocurrencia del error y su etiologı́a pueden
llos que ocurren por mala interpretación de la
ser analizadas de diversas maneras, dependien-
simbologı́a como es el caso del mal uso de los
do del lente teórico que se emplee para ello. Sin
cuantificadores por falta de comprensión de los
embargo, un primer paso para su estudio es es-
mismos. Otra clasificación es la propuesta por
tablecer una taxonomı́a de los mismos.
Movshovitz-Hadar y otros (1987). Las categorı́as

10. Algunos comentarios acerca de la clasifi- que proponen son:

cación de errores
Datos mal usados.
¿Tendrán todos los errores las mismas carac-
Lenguaje mal interpretado.
terı́sticas o es posible categorizarlos? Al respec-
to podemos señalar que existen muchas clasi- Inferencia lógicamente inválida.
ficaciones posibles para categorizar los errores.
Teorema o definición distorsionada.
Ya se ha señalado al inicio de este artı́culo que
Diez Jiménez (1970) realiza un procedimiento Solución no verificada.
empı́rico, no muy técnico, para catalogar los
Error técnico.
errores que recopila. Una categorización intere-
sante, desde la óptica de la Teorı́a del Procesa- Ası́, por ejemplo, si un alumno al resolver un
miento de la Información, es la que nos presenta problema sobre rectángulos en el cual no se in-
Radatz (1979, p. 168). Las categorı́as que nos pro- dique el tipo de rectángulo y asuma sin nin-
porciona este autor son las siguientes: guna base que éste es de una clase particular

Errores debidos a dificultades del lenguaje. (rectángulo, equilátero, isósceles, etc.) cae en el
caso de Datos mal utilizados; mientras que el
Errores debidos a dificultades en obtener
caso de la niña que confunde diagonal con lı́nea
información espacial.
oblicua corresponde, de acuerdo con esta clasifi-
Errores debidos a la deficiente maestrı́a cación, a una definición distorsionada.
con herramientas, hechos y conceptos los
14
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 15

En opinión de Rico (1995) esta última catego- CASO 1:


rización se funda más en el conocimiento ma-
temático que en el procesamiento de la informa- Consideremos en primer término la conocida
ción. Por su lado, Gómez Alfonso (1995) centra Aritmética de Baldor. En la sección numera-
más la atención en clasificar los procedimientos da 579 (Baldor, 1940, p. 495; Baldor, 1955, p.
erróneos que los propios errores que cometen los 536; Baldor, s/f, p. 436) al resolver un proble-
alumnos al realizar cálculos mentales, lo cual le ma sobre densidades se escribe como respuesta:
4,74Kgs
conduce a considerar: 0,79Kgs = 6ls., capacidad de la vasija.

Extrapolaciones: consiste esto en extraer


Se comete, pues, un error en la manipulación de
pasos de un método válidos dentro de un
las unidades de medida. Como puede apreciar-
contexto e insertarlos dentro de otro méto-
se, si se dividieran dos cantidades expresadas
do en el cual no funcionan.
en la misma unidad de medida, la cantidad re-
sultante serı́a adimensional. El error radica en
Generalizaciones: Extensiones de métodos
este caso que ya desde el inicio de la solución
completos a situaciones para las cuales no
se escribı́a la densidad sin unidades (“Siendo la
funcionan.
densidad del alcohol 0,79”) y luego se magnifica
Centramientos: Interferencias que le ocu- el error al hacer la división antes señalada.
rren al resolutor en un paso o resultado in-
termedio y que desvı́an el proceso del ca- En la sección Ejercicio 272 el enunciado 36 reza
mino correcto. ası́: “¿Qué velocidad es mayor, 50 millas por ho-
ra u 80 Kms. por hora?” (Baldor, 1940, pp. 507 y
Si nos enfocamos por la visión de la Didácti-
740; Baldor, 1955, p. 551; Baldor, s/f, p. 447) En
ca Fundamental habrı́a que considerar la idea
ambas ediciones se da por respuesta “50 mill.”
de obstáculo con sus tres tipos: ontogenéticos,
Lo cual es incorrecto ya que la milla no es una
didácticos y epistemológicos, a los cuales ya alu-
unidad de velocidad.
dimos con anterioridad en el presente escrito.

Un hecho que llama poderosamente la atención


11. La presencia del error en los textos escola- es que estos errores han permanecido en el tiem-
res de matemáticas po a través de las diversas ediciones de la obra
como ha podido constatarse revisando tres edi-
Si examinamos los textos escolares de matemáti-
ciones de la misma.
cas es posible que nos encontremos muchas sor-
presas. Una de ellas es hallar en muchos de ellos
CASO 2:
un buen número de errores, algunos de los cua-
les incluso son de tipo conceptual. Muchos más
Tomemos un libro de fines de la década de los
son los malentendidos; y mayor aún son las de-
50. Aunque, en general, la obra tiene pocos erro-
ficiencias didácticas presentes en una buena can-
res no está exenta de ellos. En el libro se plantea
tidad de textos en uso en las aulas venezolanas.
la siguiente situación:
A continuación se mostrará una selección de al-
gunos de ellos. “Un barco recorre 8 millas y 8 nudos y otro 6
millas y 14 nudos. ¿Cuál es la distancia
15
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 16

recorrida entre los dos?” (Pascual Rodrı́guez, categorı́a Teorema o definición distorsionada.
1957, p. 26).
CASO 4:
La incorrección está en el mal empleo de las uni-
dades por cuanto un nudo es una unidad de
A continuación copiamos textualmente el si-
velocidad (representa una milla náutica por ho-
guiente desarrollo, tomado de un texto elabora-
ra, vale decir 1852 metros por hora), mientras
do por Rincón y Gómez (1994):
que la milla es una unidad de distancia. Esto
convierte al problema en irresoluble.

CASO 3:

Tomemos por ejemplo un libro muy emplea-


do en la educación venezolana, el de Mendiola
(1982). En dicha obra, escrita para la Educación
Media (Ciclo Básico), se encuentra la siguiente Figura 10: Extracto de la página 129 de Rincón y
definición: Gómez

“FUNCIóN INYECTIVA A elementos diferentes


¿Qué podemos detectar aquı́? ¿Qué consecuen-
del dominio le corresponden imágenes
cias didácticas puede acarrear esta situación?
diferentes en el rango.
Observamos que la actividad planteada es una

Rango ( f ) ⊂ B (op.cit, p,144). suma de fracciones con distinto denominador.


Los autores realizan un proceso mediante el cual
Aquı́ B representa el conjunto de llegada. Si se pretende amplificar ambas fracciones y redu-
se analiza la definición proporcionada, se no- cirlas a un común denominador. Sin embargo,
ta que la afirmación Rgo f B no es un equiva- dicho proceso está plagado de errores: mal uso
lente simbólico de lo dicho en palabras en las de la igualdad, noción equivocada de cómo se
lı́neas precedentes. Además, la inclusión del ran- amplifica una fracción confundiéndolo con la
go en el conjunto de llegada B siempre ocurre, multiplicación de una fracción por un número
es una propiedad que cumplen todas las fun- entero.
ciones, y no una propiedad diferenciadora entre
una función arbitraria y una que sea inyectiva. Justamente son los mismos errores que con alta
En consecuencia, la definición dada en el texto frecuencia cometen los estudiantes; pero, ¡esta
es errónea. Ası́, por ejemplo, la función definida vez están plasmados en el libro de texto! Anali-
por f(x)=sen(x), considerada de R en R cumple cemos con más detalle la situación:
con lo señalado en el recuadro, pero evidente-
mente no es inyectiva. Los autores escriben:

3 3∗3
En otra de sus obras (Mendiola, 1991) se reite- ∗3 =
4 4∗3
ra la misma situación: ¿Qué puede decirse? Si
Esta igualdad no es cierta por cuanto
empleamos la categorización de Movshovitz-
3
Hadar y otros (1987) estamos en presencia de la ∗3
4
16
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 17

significa multiplicar la fracción por tres lo


cual darı́a como resultado

9
4

mientras, el lado derecho corresponde a una


amplificación de la fracción, obteniéndose la
fracción

9
12 Puede apreciarse, con la selección de extractos
de la obra, los cuales no recogen sino una pe-
equivalente a la original. El mismo error se queña parte de los errores y malentendidos pre-
reitera al tratar de amplificar el segundo suman- sentes en ella, que éstos muestran a las claras
do de la adición planteada. Asimismo, los auto- las profundas deficiencias conceptuales que son
res escriben: transmitidas a los alumnos; el desconocimien-
to en el uso correcto del lenguaje matemático;
3 2 3 ası́ como que el alumno quede con la percepción
+ = ∗3
4 3 4 de que la matemática está compuesta por un
conjunto de afirmaciones, reglas y propiedades
Luego, al escribir lo que citamos en la lı́nea de
autocontradictorias e incoherentes.
arriba, el signo de igualdad está mal emplea-
do ya que el resultado del lado izquierdo evi-
CASO 6:
dentemente no es igual al del lado derecho. Es
sumamente común encontrar este mal empleo
Consideremos otro libro el cual ha sido amplia-
del signo igual en muchos estudiantes, cuando
mente usado por el profesorado venezolano. Se
éstos al realizar operaciones sobre una expre-
trata de una obra de Brett y Suárez (2002) pa-
sión, transformándola, utilizan el signo = como
ra el 9o Grado de Educación Básica (actual 3o de
un conector en lugar del signo ⇒ que simboliza
Educación Media, de acuerdo con la última re-
“implica que” o “se deduce que”.
forma). El libro, de manera similar a otros anali-
zados tiene un sinnúmero de errores conceptua-
CASO 5:
les y de cálculo; malos usos de la nomenclatura
del sistema internacional de medidas y del len-
En esta oportunidad tomamos un texto para guaje matemático; profusión de ambig´’uedades
la Tercera Etapa de Educación Básica. Se tra- y de explicaciones confusas, por sólo citar algu-
ta de una obra de Amelii y Lemmo (2003) pa- nas de las falencias y errores de dicho texto. Al
ra 7o Grado el cual está plagado de situaciones trabajar con los números reales encontramos lo
erróneas. En aras de la brevedad de la presenta- siguiente:
ción lo haremos mediante una tabla.

17
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Caso (b): Adición de dos números racionales. Dados los números error. Por último, se coloca como conclusión que
racionales 5/3 ; 1/4 , hallar la suma.
los números irracionales forman un conjunto ce-
5/3 + 1/4 = (20 + 3)/12 = 1, 666...; 1/4 = 0, 25
1, 6 + 0, 2 = 1, 8 con aproximación a las décimas. rrado para la adición, lo cual es absolutamente
1, 66 + 0, 25 = 1, 91 con aproximación a las centésimas.
falso, para lo cual basta adicionar cualquier irra-
1, 666 + 0, 250 = 1, 916 con aproximación a las milésimas.
Sin aproximar 5/3 + 1/4 = (20 + 3)/12 = 23/12 (es el valor real) En cional con su opuesto (que también es irracio-
conclusión... La adición de dos irracionales es un racional. (Brett y
nal) lo cual da cero que es un número racional.
Suárez, 2002, p. 24)
En otra parte del texto, se indica: “el dominio de
Como puede apreciarse, en la tercera lı́nea del la función pertenece al conjunto de los números
extracto hay un error de cálculo ya que 23/12 reales”. Hay aquı́ un mal empleo del lenguaje
no es igual a 1,666... El resultado de esta opera- matemático y una falla conceptual al confundir
ción es: 1,91666... Pero, obviando dicho error de la relación de pertenencia con la de inclusión.
cálculo, lo más grave es la afirmación que le si-
gue. La cual se resalta en negrillas dentro de un
recuadro con fondo para hacerla lo más visible CASO 7:
posible y con una mano señalándola. Podrı́amos
darle a los autores el beneficio de la duda y supo-
ner que allı́ hubo simplemente un error de trans-
Consideremos a continuación una situación
cripción y lo que se querı́a decir es que el con-
planteada en un texto para el 6o Grado (Salazar,
junto de los números racionales es cerrado para
Navarro y López, 2000). En la obra en cuestión
la adición. Sin embargo, esto se desvanece al ob-
se proporciona, en la página 165, una informa-
servar lo que sigue en dicha página y que trans-
ción acerca de la preferencia de ciertas frutas por
cribimos a continuación.
parte de los alumnos y se pide construir un dia-

Caso (c): Adición de dos irracionales. Dados los irracionales 3; grama de barras y uno de lı́neas para dicha si-
√ √ √
8 , hallar la suma. 3 = 1, 732; 8 = 2, 828
1, 7 + 2, 8 = 4, 5 con aproximación a las décimas. tuación. Seguidamente se presenta la tabla que
1, 73 + 2, 82 = 4, 55 con aproximación a las centésimas. mostramos a continuación:
1, 732 + 2, 828 = 4, 560 con aproximación a las milésimas.

En conclusión... La adición de dos irracionales


es otro irracional.(Brett y Suárez, 2002, p. 24)

Si analizamos esta segunda parte encontramos


un mal empleo de la igualdad al señalar que
cada una de las raı́ces dadas es igual a lo que
se escribe en el lado derecho, desdiciendo de lo
que se intenta hacer debajo, ya que se trata sólo
de una aproximación y ası́ debiera estar indica-
do empleando el sı́mbolo de aproximadamente
igual y no el de igualdad.

Por otra parte, en ambos extractos se pretende


llegar a conclusiónes generales a partir de meras En la respuesta proporcionada encontramos las
verificaciones de unos casos particulares: craso siguientes gráficas:
18
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 19

lado, ha de investigarse el fenómeno para de-


terminar los posibles factores de su producción,
ası́ como desarrollar estrategias que permitan
subsanarlo. Por otro lado, el error y también los
malentendidos al ser estudiados pueden dar pis-
tas importantes o ser generadores de ideas que
permitan el diseño de actividades didácticas,
Figura 11: Diagramas mostrados en Salazar, Nava-
son una importante oportunidad para aprender.
rro y López, 2000, p.165
En la literatura didáctica podemos encontrar un
buen número de situaciones erróneas explora-
Puede apreciarse aquı́ que los autores confun-
das didácticamente.
den un diagrama de barras con un histograma,
objetos que conceptualmente son distintos, colo-
Ası́, por ejemplo, Borasi (1986) en un pequeño
cando los nombres de las frutas sobre un conti-
pero interesante escrito nos conduce a explorar
nuum, cuando esta variable es simplemente una
situaciones como las siguientes:
etiqueta (variable nominal). La anterior confu-
sión conduce al segundo error: tratar de cons-
truir un diagrama de lı́neas lo cual no tiene sen-
tido en la situación dada ya que ni siquiera exis-
te un ordenamiento entre las categorı́as (frutas): Figura 12: Dos simplificaciones erróneas que con-

éstas pudieran colocarse en cualquier posición ducen a resultados ciertos

por lo que tendrı́amos 4! posibilidades para ello.


En ambos casos se ha cancelado, por un auto-
matismo de escritura adquirido, un dı́gito del
12. Los errores como fuente para el diseño de
numerador con el mismo dı́gito que aparece en
actividades didácticas
el denominador, desconociendo que la concate-
¿Cuál debe ser nuestra actitud ante los errores? nación de las cifras no indica un producto. Lo
¿Tienen alguna utilidad didáctica? La respuesta curioso es que los resultados en ambos casos son
a estas interrogantes juega un papel de gran im- los correctos. Podrı́amos interrogarnos acerca de
portancia en la actividad docente y es un buen cuántos números de dos cifras (distintas) meno-
indicador del estilo y de las concepciones que res que 100 cumplen tal propiedad. El desarrollo
maneja el profesor. de esta actividad conlleva a estudiar con pro-
fundidad el sistema de numeración posicional,
La escuela tradicional opta por la penalización. amén de tener que resolver ecuaciones con solu-
Pero ¿a quién se penaliza? En general, la pe- ciones enteras.
nalización recae sobre el alumno; y como hemos
mostrado a través de las lı́neas anteriores, éste es Trabajo similar realiza Allen (1970) al explo-
tal vez uno de los menos responsables de tal si- rar dos soluciones incorrectas dadas por alum-
tuación. La presencia del error debemos asumir- nos. Retomemos de seguidas el caso de la
la como algo consubstancial al hecho educativo. alumna que tenı́a la confusión entre diagonal
Pero, ello no implica asumir una actitud pasiva y lı́nea oblicua el cual hemos citado anterior-
ante su presencia, sino todo lo contrario. Por un mente. Nuevamente existe aquı́ la oportunidad
19
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 20

para efectuar un trabajo didáctico profundo, algunas respuestas son un contrasentido, como
más allá de clarificar los conceptos para algún la que señala que los ángulos opuestos por el
alumno que sufra una confusión semejante a la vértice “son los que son iguales, pero desigua-
chica del caso reportado. Ası́, por ejemplo, una les”, ya que algo no puede ser simultáneamente
pregunta que puede surgir es cuántas diagona- igual y desigual; en otros casos ha de realizarse
les tiene una figura dada. ¿Existirá una fórmu- un examen más detallado antes de calificarlas
la o mecanismo para contar el número Dn de como un mero disparate. Por ejemplo, si con-
diagonales de un polı́gono dado el número de sideramos la respuesta dada a la pregunta de
lados? qué es un tetraedro, aunque ésta es incorrecta, ya
que ésta no es la definición de tetraedro, porque
Esta pregunta conduce a la combinatoria. Su- no lo caracteriza; pero, no obstante un tetraedro
pongamos que nuestro polı́gono tiene n lados. cumple con esas condiciones por cuanto presen-
Como cada diagonal queda definida por dos ta cuatro triángulos (cada una de sus caras lo es)
vértices, hemos de calcular las combinaciones y la distancia entre éstos es cero, vale decir son
de n elementos tomados dos a dos: Cn, 2. Pero, equidistantes. En consecuencia, la afirmación de
al hacer esto estamos incluyendo los lados del que hay cuatro triángulos equidistantes en el te-
polı́gono que también están determinados por traedro no es un disparate.
un par de vértices. Hemos pues de calcular el
número Cn, 2 y luego restarle n (el número de A primeras luces es pertinente preguntarse si en
lados). Obtenemos que el número de diagonales un plano o en el espacio se podrı́a crear una
viene dado por: disposición de cuatro triángulos equidistantes y
que tal construcción no sea un tetraedro. Para
n ( n − 1) n ( n − 3) poder estudiar la situación planteada es nece-
Dn = Cn,2 − n = −n
2 2
sario, en primer término, tener clara la noción
Podemos seguir en esta dirección y preguntar- de distancia entre dos conjuntos. Partamos del
nos en cuántas regiones queda dividido nues- plano y construyamos una primera configura-
tro polı́gono si trazamos todas las diagona- ción con tres triángulos equidistantes con dis-
les. ¿Habrá una fórmula general para ello? ¿In- tancia mayor que cero. Para ello consideramos
fluirá el hecho de que nuestro polı́gono sea re- un triángulo equilátero T de lados de longitud d.
gular? ¿Habrá casos en los cuales se intersequen Consideremos además otros tres triángulos (su-
tres diagonales? ¿Podemos evitar esto? ¿Cuáles pongámoslos equiláteros y congruentes) T1 , T2 y
son las condiciones para que ocurra esto último? T3 , los cuales adosamos al triángulo T (ver Figu-
Y ası́, un sinfı́n de preguntas cuyas respuestas ra (13)).
además de acrecentar el conocimiento matemáti-
co permite también adquirir otras destrezas co-
mo la resolución de problemas y las competen-
cias para hacer demostraciones.

13. Un disparate interesante

Figura 13: Configuración con tres triángulos equi-


Volvamos a la muestra de situaciones compila-
distantes (a distancia d)
das por Diez Jiménez (1970). Si bien es cierto que
20
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 21

Sea T4 un triángulo congruente con los anterio- del triángulo queden sobre las prolongaciones
res. ¿Existirá en el plano una configuración tal de dos aristas del tetraedro incidentes en dicho
que el nuevo triángulo sea equidistante a los tres vértice (ver Figura (16)).
anteriores? El problema planteado es cómo agre-
gar un cuarto triángulo que sea equidistante a Una vez realizado el procedimiento anterior po-
los tres anteriores. demos desprendernos del tetraedro y prescindir
del triángulo T los cuales hemos empleado co-
mo herramientas auxiliares y ası́ hemos logrado
una configuración espacial conformada por cua-
tro triángulos equidistantes (separados por una
distancia no nula). Aunque la configuración en-
contrada no es un tetraedro, curiosamente, nos
hemos apoyado para su construcción en un te-
Figura 14: Interpretación de la construcción desea-
traedro.
da

Si el triángulo T4 se ubicará en el mismo plano


en el cual está la figura antes construida no serı́a
posible resolver el problema. Sin embargo, na-
da nos compele a restringirnos al plano. A con-
tinuación daremos la idea general de una cons-
trucción de cuatro triángulos equidistantes que
conforman una configuración en el espacio de
Figura 16: Esquema para construir la configura-
tres dimensiones y en la cual la distancia no es
ción
nula. Consideremos un tetraedro regular de aris-
tas de longitud d. Podemos entonces suponer
Retomemos el problema en el plano. Cambie-
que T es una de sus caras. Supongamos que di-
mos las condiciones: supongamos que el cuarto
cho tetraedro se apoya en la cara T y hagamos
triángulo no es congruente con los tres anterio-
con T una construcción como la mostrada en la
res. Podemos ahora considerar la construcción
Figura (13).
que se muestra en la Figura (17).

Figura 15: Configuración base para la construcción

Coloquemos ahora T4 de forma que uno de sus


vértices coincida con el vértice superior del te-
Figura 17: Configuración de cuatro triángulos
traedro (aquel que está fuera del plano que con-
equidistantes en el plano
tiene al triángulo T), de forma que los lados
21
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 22

Podemos ahora formularnos la interrogante: La masificación de la producción editorial ha ido


¿Habrá alguna otra configuración de cuatro aparejada con un enorme incremento de los erro-
triángulos equidistantes? Como puede apre- res en los libros producidos. La revisión de obras
ciarse, a partir de la respuesta equivocada del escolares de diferentes épocas ha permitido de-
alumno hemos construido una actividad ma- tectar que a medida en que los libros son más
temática. Mediante actividades como ésta en- recientes se ha ido incrementando el número de
tran en juego, entre otras cosas, el papel de las errores presentes en ellos ası́ como la gravedad
definiciones en matemática, ası́ como también el de los mismos. Más aún, ha podido apreciarse la
de la demostración. aparición y proliferación de verdaderos dispara-
tes.
Hemos hecho la anterior construcción con bas-
tante informalidad. Necesitarı́amos probar, en- Más allá de las incorrecciones matemáticas,
tre otras cosas, que efectivamente los cuatro buena parte de las obras adolecen de calidad
triángulos de esa configuración son equidistan- didáctica, notándose que ellas no se incorpo-
tes. ran los grandes avances producidos en la inves-
tigación en Educación Matemática. El análisis
14. Algunas conclusiones de aspectos importantes para la formación ma-
temática de los alumnos da como resultado el
En primer lugar hay que señalar que el mues-
que en la presentación de muchos tópicos hay
trario de errores presentado es suficientemente
abundante presencia de obstáculos didácticos.
elocuente, y además bastante preocupante, de la
situación que hemos discutido en este escrito.
En muchos de los objetos matemáticos estudia-

En diferentes estudios, realizados en Venezue- dos en los libros hay gran presencia de represen-

la, podemos encontrar inventarios de situacio- taciones prototı́picas. En buena parte de las em-

nes similares y algunas otras que no se han presas editoriales ha habido poco interés por la

presentado aquı́ en lo que respecta a los erro- calidad académica de sus productos, notándose

res cometidos por los alumnos. Por ejemplo, en que en diversas ediciones -las cuales se anun-

Beyer (1994, 1999, 2003, 2006), Serrano (2004, cian como revisadas- persisten la mayorı́a de

2005a, 2005b); como también en estudios he- los errores encontrados en las ediciones ante-

chos en otras latitudes, como en Mancera (1998). riores de las mismas. Se nota, pues, poco cuido

La comparación entre diversos estos y otros es- y escaso esmero en la revisión de las obras por

tudios permite aseverar que existe una amplia parte de quienes supuestamente se han ocupado

gama de errores los cuales aparecen con alta fre- de ello dando además la impresión de que no

cuencia y en diversidad de paı́ses. Si revisamos se trata de expertos en contenidos y en los as-

las situaciones planteadas en el presente traba- pectos didácticos. Puede afirmarse que para las

jo ellas son bastante disı́miles; pero, a pesar de empresas editoriales y para buena parte de los

ello tienen algo en común: hay incorrecciones autores privan sólo el aspecto mercantilista de la

matemáticas presentes en todas y cada una de producción en franco desmedro de los aspectos

ellas y además todas tienen que ver con la in- educativos.

comprensión matemática del alumno.


El estudio de las obras escolares ha permitido
22
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 23

determinar la escasa formación matemática y de los alumnos; la realización de trabajo indivi-


didáctica de buena parte de los autores, con el dual con algunos estudiantes; el estı́mulo a que
agravante de que en muchos casos un autor o los estudiantes discutan entre ellos las solucio-
equipo de éstos produce obras para todos los nes que obtienen ası́ como los pasos en los pro-
grados y años de la enseñanza, desde prima- cedimientos de obtención de dichas soluciones;
ria hasta la educación media y, una vez agotada el énfasis en la comprensión de los conceptos;
la edición, básicamente se procede a hacer re- educar el sentido crı́tico de los alumnos.
impresiones de las mismas, manteniéndose las
mismas mucho tiempo en el mercado. Ha de agregarse que el tema de los errores es
uno de esos tópicos que debiera ser abordado

Ha existido mucha lenidad en lo que concierne por los docentes de aula como tema de investi-

a la revisión de las obras por parte de los orga- gación.

nismos competentes del Estado venezolano a los


fines de permitir el uso de los libros de texto en Como ha podido apreciarse a lo largo de esta ex-

el sistema educativo del paı́s. Más aún, en un posición, no cualquier libro de texto es necesa-

momento dado incluso dejaron de hacerse las riamente bueno como elemento de apoyo para

revisiones correspondientes. A lo antes señala- el docente en su labor didáctica. éstos deben ser

do hay que agregar que tampoco la comunidad escogidos por el docente de acuerdo con ciertos

académica (matemáticos, educadores matemáti- criterios y asumiendo una postura crı́tica ante

cos, cientı́ficos, etc.) ni los gremios profesorales ellos.

han tomado cartas en el asunto, dejando pasar


una serie de situaciones reñidas con la calidad Referencias

de la educación que el paı́s se merece. [1] Adda, J. Erreurs provoquees par les representations.
CIEAEM 39. Publication Université de Sherbrooke (Ca-
nada). Documento miemografiado, 6 p.
Otro elemento importante es el que tiene que
[2] Allen, M. C. (1970). Two incorrect solutions explored
ver con la concepción que los docentes tienen correctly. The Mathematcs Teacher, 53(3), 257-258.
del error. Se ha mantenido a través del tiempo [3] Alsina, C. (2010). Asesinatos matemáticos. España:
Ariel.
la visión tradicional de penalizar el error tanto
[4] Amelli, Ma . R. y Lemmo, J. (1994). Arco Iris Básico. Ma-
en la formación de los futuros docentes como
temática 9. Caracas: Librerı́a Editorial Salesiana, S. A.
en la praxis de aula una vez que se aborda el [5] Amelli, Ma . R. y Lemmo, J. (2003). Arco Iris Básico. Ma-

campo profesional. A futuro es necesario despe- temática 7. Caracas: Librerı́a Editorial Salesiana, S. A.
[6] Andonegui, M. (1992). Aportes a un marco teórico para
nalizar el error y convertirlo en una oportunidad
el análisis de errores en el aprendizaje de la matemática.
de aprendizaje para el estudiante y en una fuen- Ponencia presentada en el II Encuentro de Profesores
te generadora de actividades didácticas para el de Matemática de las Regiones Nor-Oriental, Insular y

profesor. Guayana. Maturı́n.


[7] Astolfi, J. P. (1999). El “error”, un medio para enseñar.
Sevilla, España: Dı́ada Editora.
Puede señalarse que hay muchas técnicas las [8] Baldor, A. (1940). Aritmética Teórico-Práctica. La Haba-

cuales coadyuvan al trabajo fructı́fero en la co- na: Cultural.


[9] Baldor, A. (1955). Aritmética Teórico-Práctica. La Haba-
rrección de errores. Entre éstas cabe mencionar:
na: Cultural.
el uso efectivo de contraejemplos; el enfatizar el [10] Baldor, A. (s/f). Aritmética Teórico-Práctica. La Haba-
reconocimiento de patrones abstractos por parte na: Cultural.

23
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 24

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24
Walter O. Beyer K. / Matua Revista Del Programa De Matemáticas I (2014) 1–25 25

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dagógico de Caracas.

Para citar este artı́culo: Walter O. Beyer K. 2014, ”Los textos escolares y el error en matemáticas”. Dis-
ponible en Revistas y Publicaciones de la Universidad del Atlántico en:
http://investigaciones.uniatlantico.edu.co/revistas/index.php/MATUA.

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