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DOMINGO..

9 ¡MARZO M LA VANGUARDIA' ESPAÑOLA Fáfino SI

LA NORIA DE LOS DOMINGOS


LA OBRA RECIENTE DE JOSÉ GÜINOVART

UNA MEDALLA DEL TRABAJO


En su ciudad natal, Tarazona, le fue entregada a Paco Martines 8orte
2NTE el arta da vanguardia ca- la Medalla del Trabajo. Ma parece bien que, por un motivo sentimental, fue-
be preguntarse, a veces, cuál se Tarazona, la vieja ciudad aragonesa, que quiere y admira a Paco Martí-
es BU razón da ser. En especial, nez Soria, la que gozara de ese privilegio, aunque, con todos loe respetos,
quienes nunca han meditado «obre Paco, sin disminuir su carlflo para con la ciudad que le vio nacer, se siente
la esencia del arte y buscan en él y es un barcelonés más. Y este homenaje debía haberse celebrado en Barce-
representaciones ds cuanto les ro- lona, porque nuestra capital está en deuda con Martínez Soria.
dea; montañas, casay, personas y Creo que existen muchos homenajes, demasiadas medallas. Persona
objetos, «saben» que hay una pin- que se precie un poquito, debe tener y lucir su pasado. En este terreno
tura «abstracta», y la admiten, en quizás es hora de hacer algo de marcha atrás, porque la carrera por ver
ocasiones, pero dudan dí su licitud. quién colecciona más medallas ea Impresionante, y los hay Incluso que las
Sin embargo, no comprenden que tienen de lejanos países que jamás visitaron, a loa que nunca sirvieron. La
el artista figurativo jamás traslada abundancia de medallas está planteada a escala mundial. De mis tiempos de
al lienzo algo real, sino que produ- lo que se ha dado en llamar periodismo de calle, recuerdo la llegada a la
ce unos «equivalente» plásticos» Estación Término de Barcelona de una personalidad forastera que traía una
gue dan la ilusión de lo que se maleta llena de medallas para Ir renovándolas en cada una de sus apari-
considera realidad. Y, sin embargo, ciones en público.
la realidad verdadera es lo que el Pero si en la vida civil existe una medalla digna de admiración y de
pintor pone en la tela: materia, respeto, esa es la del Trabajo, porque viene a compensar fidelidad constan-
imagen y conceptos, incluso senti- cia, dedicación, que bien merece, cuanto menos la vanidad de poseerla.
mientos: color, pasta pictórica, s" Y ésta es la que se entregó en Tarazona a Paco Martínez Soria.
gerencia de espacio, líneas, formas. La trayectoria de Paco Martínez Soria en el ejercicio de esa noble profe-
En una palabra: «estructuras». De sión de actor es ejemplar, y a ella ha dedicado no sólo su trabajo, sino,
ahí que muchos pintores, al cabo además, su fe y su entusiasmo. Creo que Barcelona y los amantes del teatro
de cierto tiempo de empezar a tra- en Barcelona están en deuda con Martínez Soria, porque en loa tiempos en
bajar, adquiriendo conciencia d® lo que de verdad el teatro estaba en crisis en nuestra ciudad, cuando el "Co-
que es verdad en su arta y lo que media" cambiaba el telón por la pantalla; cuando la piqueta se cernía sobre
is ilusión, propenden a abandonar el viejo "Calderón", cuando desaparecía el "Cómico", cuando el "Español"
*sta última y «se vuelvan» abs- y el "Poliorama" eran cines, cuando no existía el "Moratín", ni el nuevo "Cal-
tractos. Tal fue el caso da José Gu)~ derón", entonces, en medio de ese enorme bache, de esa crisis, solo, como
novart, aferrado a la figuración clamando en el desierto teatral barcelonés, Paco Martínez Soria era el único
(una figuración tan poética como que, sin tapujos, mantenía un teatro. He vivido con Paco aquella época de
realista, o más lo primero que lo trabajo, de angustia; la llegada de los lunes debiendo afrontar pagos, y
jegundo), y qju© terminó, en los Martínez Soria, con una seriedad comercial no demasiado frecuente en las
años 1955-1960, por «pasarse a la bambalinas, sin "caballos blancos", cumplía sus compromisos.
abstracción». Su condición estruc- Y más aún: soñaba con remozar el viejo Talla, con dotar a la ciudad
tural, más espontánea qua sistemá- de un local digno que dejara constancia de su obra, y asi surgió lo que
tica, quedó determinada, «a la pri- hoy es uno de los mejores teatros de nuestra capital, anclado en el viejo
mera fase, que acaba hacia 1962, Montmartre barcelonés, el Paralelo, construido con esfuerzos, con sudor,
por la creacíÓE de unas amplias con ilusión. No sé si, Incluso, colaboró en poner ladrillos o en atornillar las
áreas expresivas, en las que el co- puertas del teatro, cosa que no me extrañaría lo más mínimo.
lor (un color, aparee® unido a un
material determinado (p. ej. óleo), El secreto de los éxitos de Paco Martínez Soria está en algo a lo que
mientras que las otras áreas pre- quizá se le ha prestado poca atención. No se trata de su entrega total y ab-
sentan colores-materia distintos. soluta —que eso son ya muchos los artistas españoles que lo hacen—, sino
Con ello, cada matiz posee una tex- al nivel a que trabaja, que si geográficamente es el escenarlo, el espectador,
tura propia, un espíritu y calidad en muchas ocasiones, cree adivinar que Martínez Soria ha abandonado las
diferentes, y la armonización de candilejas, ha cerrado el libro del apuntador, y ha venido a situarse en la
esas estructuras íue mi pasión du- butaca de nuestro lado. Martínez Soria no es actor de escenario, alno del
rante unoa años, incorporando a patio de butacas, y por eso alcanza, llega y llena al público.
veces objetos an «eollages, como ea
tu interesante «Homenaje a Valdéc Creo que el esfuerzo de Martínez Soria merece un reconocimiento de los
Leal», en pardos y ocres. estamentos de la ciudad que hasta ahora no ha existido. 81 nació en Tara-
Más tarda, la estructura s® le ira- zona, y le entregaron allí la Medalla del Trabajo, puede admitirse, sin em-
puso como relieve, como materia bargo, que Paco es un barcelonés más, como oriundo de esa popular ba-
diferenciada. Empezó a recortar rriada de Gracia, en la que comenzó a lucir su visión clara del teatro, alen-
lienzos, a darles dobl« fondo, a pin- tando a grupos de aficionados a los que capitaneó, hasta pasar al campo
tar por el revés da las telas, de- profesional y, piedra a piedra, función a función, consiguió esa merecida au-
jindo visto el armazón de madera, reola que posee hoy. Quizás uno de los Inconvenientes de Paco es la clase
o a unir trozos de tabla a las pin-
tura», tratándolas con fuego en par- de teatro que practica, destinado a que el publico sonría, y los serlos del
tí. Incluso hizo obras enteramente mundo, los tristes de este universo que nos alberga, que descubran la Amé-
wadas «i madera, parte como fon- rica teatral en el juego escánloo de las bajas pasiones, M M I O han perdo-
do y parta como relieve, contras- nado jamás.
tado lt calidad-color (unida a la No obstante, a Martínez Soria hay que reprocharte» es ectuai falta de
Mtructura) de las diíerentes zonas. asiduidad con el público barcelonés; temporadas demasiado cortas pueden
Finalmente, con el conocimiento
de las amplias libertades que se desvincularle de Barcelona, y esto no es bueno.
han tomado los artistas desde Paco Martínez Soria actor, padre de familia numerosa, abuelo más nu-
Rauschenberg, ha llegado a reunir meroso todavía, tiene un hijo religioso, escolapio, al que conocimos siempre
elementos semifígurativos sobre por Paquito. Paquito oficia la misa dominguera en las Baleas» del Ruteo de
un somier de malla metálica, com- San Juan, a las nueve y media de la mañana. En el momento del sermón se
poniendo un «jemplar tHomenaje a produce un impresionante silencio, y el padre escolapio desgrana su oratoria
Picasso», en el cual, voluntaria- precisa, justa, emotiva. La fama oratoria del religioso he trascendido por la
mente, Guinovart, sin abandonar ciudad y el templo se llena de fieles. Con todos loe respetos y con tai mejor
»u propio mundo, m aproxima al de las amistades, puedo decir que el reverendo padre escolapio Paco Mar-
del gran creador de «Las señoritas
de Avignon». El hecho da que Pi- tínz Soria agota las localidades, el domingo por la mefiejia, en te Igteela de
casso interese más a Guinovart que GuinovaH, homenaje a Picasso, 196$ las Salesas.
Faiutrier, Pollock o Wols —que no
otra cosa suponemos significa, el El color es un poderoso auxiliar valedero, sin haber llegado aún Momwl f@.ES1AS
homenaje en cuestión—, i n d i c a para él, pues lo domina como pocos —como en el caso señero de Ta-
que, pese a sua audacias de proce- pintores barceloneses, en lo que al pies— a una amplia valoración in-
dimiento, en el fondo, Guinovart contraste se refiere. Ya sabemos ternacional. No se trata aquí de
se sigue considerando un pintor li- que otros prefieren la monocromía diferenciar categorías, sinc» de se-
gado a la gran tradición, cuya ci- o la bicromía; pero Guinovart sue- ñalar hechos. Y que su obra posee
ma se halla justamente en la obra le basar sus acordes cromáticos en un valor intrínseco lo demuestra
de Picasso. Más aún, que desearía tres o cuatro colores, y nunca re- su marcada diferenciación, y la co-
en Cataluña (como Antonio Saura sultan ingratos ni excesivos, antes herencia de su evolución, menos
en Madrid) ser acaso el prosecutor al contrario, se complementan en fija que la de un Vila Casas, por
de modo muy distinto, de la crea- imágenes que, sin ellos, tendrían ejemplo, pero mucho más ligada en
ción picassiana, que ha dado tantos
maloa imitadores y muy pocos se-
menor justificación, pues el color
crea la forma y sus estructuras. En
sus etapas que la de otros artistas
—que alternan experimentalismo
PEDEO KOVERA
guidores de calidad. Guinovart tie- la textura, Guinovart, en general, con vacilación o con confusión de NECESITA NUEVOS
ne dotes, sobre todo en el uso de manifiesta menos invención, preci- caminos— y que, a fuerza de avan-
esa» materia-color que hemos espe-
cificado, y su pasado figurativo (de
samente porque el período informa-
lista le sugirió menos que a otros,
ces y retornos, ya no se sabe qué
significan, aué buscan ni en dónde
DEPOSITARIOS PARA
diez años de vigencia) le permite siendo probablemente el italiano están, estilísticamente hablando. SUS MARCAS DE
«altar con facilidad de un continen- Alberto Burri —con sus estructuras La obra de Guinovart, digna, gra-
te pictórico al otro, o bien unirlos de repetición o netamente diferen- ve, grandiosa a veces, animada VINOS EMBOTELLADOS
tn «íntesig valedera. Por tanto, su ciadas—, quien más pudo «aconse- siempre, merece ser tomada en
obra reciente, al margen de obras jarle» hacia el horizonte que le es consideración. EN LAS ZONAS DE:
francamente tridimensionales que propio. Guinovart, con Ráfoís Ca- BARCELONA
ton auténticas «escultopinturas», samada, Hernández Pijuán, Vila Juan-Eduardo CIRLOT
tiende a constituir variaciones so- Casas, Bosch y otros, es uno de los • BADALONA - S. ADRt A - MONTeATV TMMMU A H .
bra el motivo de les yuxtaposicio- exponentes de la actual Escuela De la Academia del Faro LLA - MASNOU - PREMIA De MAR» VILASSAR DE
MAR - S. CELONI - GUALBA - VALL60R6UINA
nes aludidas. barcelonesa, en lo que tiene de más de San Cristóbal CAMPINS - LA BATLLORIA - STA. FE - 3RAN0LLERS
PAtAU - CANOVELLJES - LUCA-CORRO . PARETS
L ' AMETLLA - STA. EULALIA DE RONDANA • LES
FRANQUES.ES . LA ROCA• CALDES DÉ MONTBU1
SENTMENAT - S. FELIU BE CODINES • MANRESA
ARCAS PABA CáUMLES ffi CARDONA - SURIA - BER6A- LA PO8LA DE ULLET
CÁMARAS ACORAZABAS a
_. G I R O Ñ A
UTÉS v
FIGUERES-LA JUNQUERA . PORTBOU . SELVA
MUEBLES DE MAR - LLANCA-BANYOLES -BESALtf «STA.CO-
PARA LOMA DEFARNERS-SILS-VIDRERES-AMER-AN-
OFICINAS 6LES- RIPOLL- R1BE.S - CAMPDEVANOL - CAM-

mam. PRODON - S . JOAN DE LES ABADESSES- LA


BISBAL • PALAMOS • PALAFRU6ELL- LLAFRANCB
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