EGR son las siglas en inglés de Exhaust Gas Recirculation (que en español sería Recirculación de Gases de Escape). Así que, como su nombre indica, esta pieza del motor se encarga de redirigir parte de los gases de escape que todavia contienen partículas de combustible sin quemar y los introduce de nuevo a la admisión para que se terminen de quemar. Por eso, esta pieza suele encontrarse cerca de los colectores de escape y de la admisión del motor, aunque también puede encontrarse desplazada y utilizar tuberías para reconducir los gases. Con este proceso de volver a introducir en el motor los gases del escape, lo que se consigue es que se reduzcan las emisiones de gases contaminantes (sobre todo las emisiones de óxidos de nitrógeno NOx que son sumamente perjudiciales para la salud). Su función es especialmente importante en los motores diésel, ya que en comparación con los motores gasolina producen más emisiones contaminantes. ¿Cómo funciona la válvula EGR? Como ya hemos comentado, la EGR se encarga de introducir en la cámara de combustión parte de los gases de escape. Pero es la ECU (centralita) del motor la que calcula la cantidad de estos gases que se tienen que volver a introducir al motor. Esto lo calcula en función de los sensores de temperatura del motor, de régimen de vueltas del motor y de la carga de aceleración y con esos datos actúa sobre la EGR abríendola o cerrándola para permitir el paso de los gases de escape de nuevo hacia la admisión. Si la ECU detecta que los parámetros de los sensores son los adecuados, se accionará la apertura de la válvula EGR. En función del tipo de EGR, podemos hablar de válvulas neumáticas (se abren por medio de un actuador de vacío) o electrónicas (utilizan un actuador eléctrico). Las segundas son por lo general las más eficaces y las que utilizan la mayoría de coches en la actualidad. Cuando la válvula EGR está abierta, permite el paso de los gases de escape al motor donde se mezclan con los gases frescos de la admisión, que entran en menor medida que si la válvula EGR permaneciese cerrada. De este modo en las explosiones se genera menos calor y en consecuencia se reducen las emisiones de NOx. Sin embargo, el funcionamiento de la EGR acaba restando potencia al motor, ya que los gases de escape contienen menos oxígeno que los del colector de admisión. Por eso cuando pisamos a fondo el acelerador, la válvula EGR permanece cerrada para que la mezcla de aire y combustible contenga la máxima cantidad de oxígeno posible y se produzca una explosión más potente. Principales problemas y averías Las averías en las EGR son algo relativamente común, y más en los motores diésel que en los gasolina. Los motores diésel circulan a bajas vueltas y generan más carbonilla, y es esta carbonilla la que se va depositando sobre las paredes interiores de la EGR y puede llegar a bloquerla. También se puede ir depositando sobre las paredes del colector de admisión, disminuyendo progresivamente su diametro e impidiendo finalmente el paso del caudal de aire necesario. Una EGR averiada produce falta de potencia en el motor, problemas de arranque en frío o tirones, además de mayores emisiones de humos. Aunque la válvula no funcione correctamente, se puede seguir circulando, pero los sensores del motor detectarán el problema y el coche entrará en modo "protección" y nos avisará con la luz correspondiente en el salpicadero.