Anda di halaman 1dari 3

Diego Andrés Sáenz Rodríguez & Daniel Eduardo Becerra – Teoria del arte.

Reseña: Entrevistas a Ai Weiwei


Dada la libertad del artista contemporáneo de incursionar en diferentes medios y modos
de expresión, muchas veces logra ser complejo identificar el artista del empresario, del
pedagogo, del entretenedor, de la celebridad, del activista. Las artes contemporáneas
parecen haber captado el ritmo del mundo moderno y es por eso que el artista no siempre
se satisface en una o pocas técnicas de expresión para poder comunicar su mensaje,
sabe que su agitado entorno funciona no sólo como fuente máxima de su creatividad sino
también como materia misma para su obra, es el devenir de la vida misma que condiciona
esta materia hacia un fin práctico: el comunicar una idea en un mundo que esgrime a
gritos respuestas contundentes, por la idiosincrasia alborotada de esta posmodernidad
que está bombardeada de información e imágenes que al parecer sólo les son delegadas
una función específica y contundente, se necesita que estas nuevas obras logren un alto
nivel de sensibilidad pero de practicidad, como una daga silenciosa pero venenosa y
efectiva. Es por ello que el artista aún en épocas contemporáneas no logra ser un ser
suficientemente independiente y encasillado en esta sociedad hiperconectada.
A pesar de que este mundo globalizado nos ayuda a enlazarnos, a compartir nuestras
culturas, a hacer más eficientes en los intercambios de lenguaje, ideas, opiniones, modos
de vivir y estilos de vida, esto sólo parece representar lo que superficialmente es la
globalización entre nuestra gran pandemia de información y cultura global, pues es algo
que sólo se da virtualmente en la comodidad de nuestros hogares, lugares donde no
carecemos de esas grandes necesidades básicas que si bien no nos faltan en la
comodidad de nuestra nación, en nuestro hogar que llamamos casa o patria, hay un gran
fenómeno que parece ignorar todo lo que la globalización que ya hemos nombrado ha
tratado de construirnos, esto en la realidad pareciera que tanto las culturas como los
grandes intercambios no parecen ser bienvenidos completamente pues existe un
problema que refleja la necesidad misma del ser humano de emigrar hacia otras partes
del mundo por ese sueño anhelado de pertenecer o simplemente por necesidades
básicas para poder vivir, al parecer el actor migrar es en este momento sinónimo de vivir o
en el mayor de los casos sobrevivir. La migración se ha vuelto una condición del ser
humano mismo, puesto desde que se tiene conocimiento de la existencia de este ser
humano, ha sido un errante que se ha desplazado por naturaleza.
Y es que este es el caso del artista chino Ai Weiwei que pareciera destinado desde sus
inicios a ser una voz en contra al desplazamiento forzado viviéndolo él en primera
persona, Ai es uno de los artistas contemporáneos más aclamados de nuestros días pues
ha logrado procesar un concepto muy claro que afecta hoy más que nunca a nuestro
mundo, y son las crisis migratorias que sean en las diferentes partes del mundo tanto en
Israel como en palestina, como en Siria, Europa y en todos los continentes, la migración
ilegal da la satisfacción o en el mayor caso la insatisfacción de poder tener al menos algo
de paz y tranquilidad o una mejor vida entre sus principales actores, por culpa de las
guerras o de las grandes miserias que vivieron en estos migrantes en sus naciones de
origen, Ai logra relatar a través de sus obras este flagelo de ser despojado de sus
libertades, ser expulsado de su propio hogar, todo desde su tierra natal, China. Una
nación que mantuvo azotada a sus habitantes pues nació en el año de 1958 época donde
el maoísmo está en su más álgido punto a 10 años de haberse fundado la república
popular de China, una época de constantes violaciones a los derechos humanos como lo
es la libertad de expresión la libertad de pensamiento, la censura y las detenciones
arbitrarias que eran pan de cada día y los trabajos forzados en los campos de arroz
condenaban al pueblo chino a una desgracia aterradora. naciendo en la capital Beijing, es
hijo del poeta y miembro del partido comunista Ai quing, quién improbablemente lo
acusaron de ser un infiltrado que apoya ideas contrarias al partido comunista, junto a Ai
que apenas teniendo un año y junto a toda su familia serán enviados a un campo laboral
en Beidahuang, en la provincia china de Heilongjiang. Aquí, presenció todo tipo de
atrocidades contra derechos humanos aunque pareciera que estos hechos pasaron a
segundo plano durante su tiempo de regreso a la capital Beijing donde se matriculó en la
academia de cine de Beijing y estableciéndose hacia el año de 1981 en Nueva York,
siendo importante prácticamente desde su nacimiento, estos sucesos inspiraron su
espíritu a actuar con la reciente crisis de inmigración mundial.
Ai estando en la gran manzana solidifica su carrera artística ya que fue beneficiario del
programa TOELF y logro permitirle una educación en San francisco California y
Pensilvania. Al estar en Nueva York Ai es fuertemente influenciado por las corrientes
contemporáneas de las artes como el pop estadounidense que todavía reinaba en aquella
época, y las innovadoras técnicas de la instalación, el performance y el vídeo arte que
hasta entonces llevaban una corta edad de alrededor de 20 años, Ai se incorpora de
manera genuina dentro del arte contemporáneo.
Posteriormente en 1993 cuando decide volver a Beijing, abre su propio estudio, tomando
un rumbo muy conceptual, integrando la fotografía con las instalaciones y el performance,
sello artístico de Ai hasta la actualidad. Es aquí donde Ai retrata a una China que cae
vertiginosamente en la globalización desarrollada durante esta época y que desvanece en
cierta medida a la china tradicional mediante fotografías tales como ‘Estudio de la
perspectiva’( 1997) y más notoriamente ‘Dropping a Han-dinasty urn’ (1996), una serie
fotográfica se un performance donde se ve representado con vasijas tradicionales chinas
que pinta y posteriormente rompe en un acto para mostrar el rechazo del gobierno chino a
su historia y cultura. Por otro lado, usa artesanías o antigüedades para realizar esculturas
compuestas por la unión de tablas, sillas, puertas o bicicletas.
En 2008 ocurre un suceso que enluta a China, un terremoto en la provincia de Sichuan
que cobra la vida de decenas de miles de personas y debido a la precaria infraestructura
en escuelas primarias de esta región, el terremoto también se lleva la vida de 5385 de
estos estudiantes. Ai actuó a través de su arte e hizo una serie de obras que reflejaban la
desidia estatal, lo que llevara al gobierno chino en encarcelar a Ai durante 81 días,
pasando tortura psicóloga y privando lo de toda libertad básica, lo que lo convierte en un
abanderado de la lucha por la libertad de expresión y contra la censura, bajo el pretexto
de haber cometido ‘delitos económicos’.
El trabajo de Ai Weiwei se puede dividir en 3 fases: la cotidianidad, la censura y la
inmigración. Ejemplos de cada una en el mismo orden serían Forever Bicycles (2005), He
Xie (2008) y Human Flow (2017). Este último es su primera largo documental, en este
filme traduce una manera muy peculiar no quede la crisis humanitaria de las migraciones
a casar la yarda donde dicen trae secciones como siria y palestina y Europa. Esto
entrelazados con sus instalaciones donde utiliza los chalecos y las valsas donde los
inmigrantes en el mediterráneo sobrevivieron a este flagelo de llegar vivos a su destino,
muestras de ello son las obra ‘Law of the Journey’ (2016).
Ai Wei Wei procura que su arte sea una fuente directa de todas las injusticias que
atraviesan el mundo como sociedad, ya sea con la libertad de prensa o las migraciones
por culpa de los factores humanos, este artista propone un modelo personalizado de su
propia obra y como plásticamente podemos los seres humanos representar ese flujo que
nos atañe como sociedad.

Anda mungkin juga menyukai