Anda di halaman 1dari 2

DEPRESION Y SUICIDIO EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA

La presencia de trastornos depresivos en la infancia y la adolescencia, supone un importante


problema de salud pública por su alta prevalencia y por el incremento en la morbilidad y
mortalidad psicosocial.

El suicidio se encuentra entre las primeras causa de muerte en la adolescencia, con una tendencia
creciente. La conducta suicida incluye: tentativas de suicidio, ideación suicida y conducta
autolesiva, la detección y el diagnóstico de intervención son procesos esenciales, así como el
desarrollo de programas y estrategias de prevención.

En la etiología de la depresión existe suficiente evidencia acerca de la interacción de los aspectos


biológicos, psicológicos y ambientales.

Aspectos biológicos: Heredabilidad genética, disfunción del eje hipotálamo- hipófisis y glándula
suprarrenal, influencia de hormonas sexuales.

Aspectos psicológicos: Las personas con estilos cognitivos negativos suelen tener ideas
distorsionadas acerca de sí mismas, del mundo que les rodea y del futuro; tienden a sentirse
responsables de cualquier evento negativo de sus vidas y sus expectativas de futuro suelen ser
desesperanzadoras.

Aspectos ambientales: experiencias de abandono y abuso, sucesos vitales adversos (pérdidas


significativas para el niño, muerte, divorcio o separación parental), entornos familiares
disfuncionales (niveles elevados de conflicto y violencia intrafamiliar, historia de consumo,
enfermedad psiquiátrica de alguno de los progenitores).

Aunque los criterios para diagnosticar los trastornos depresivos son los mismos en niños y
adolescentes, el cuadro clínico puede variar considerablemente según el nivel de desarrollo del
niño. Las manifestaciones clínicas se pueden englobar en tres tipos de síntomas:

Síntomas afectivos: Humor triste o irritable, pérdida de interés (apatía), pérdida o disminución de
la capacidad para experimentar placer en actividades donde previamente disfrutaba (anhedonia),
aislamiento social, síntomas de angustia y ansiedad. El DSM-V incluye el “animo irritable” entre los
criterios diagnósticos del TD en niños y adolescentes, debido a que muchos niños carecen de
madurez emocional y cognitiva suficiente para identificar y organizar correctamente sus
experiencias emocionales. El sueño y el apetito suelen alterarse menos que en los episodios
depresivos de un adulto.

Síntomas físicos: Inquietud psicomotriz o inhibición (enlentecimiento, letargia, mutismo),


fatigabilidad, molestias físicas inespecíficas, alteraciones del apetito como aumento o disminución
de este.

Síntomas cognitivos: disminución en la capacidad de atención y concentración, fallos de memoria,


indecisión, baja autoestima, ideas de inutilidad, ideas de muerte o suicidio; en los niños se
presenta con mayor frecuencia ideas delirantes congruentes con el estado de ánimo, asi como
fenómenos alucinatorios.

Prevención: se puede actuar preventivamente en tres niveles:

1. Reconociendo los factores de riesgo, como la existencia de antecedentes de trastornos


afectivos en los padres o hermanos, la adversidad social, traumas en la infancia.
2. Promoviendo relaciones estables desde los primeros años y fomentando la autoestima,
así como las mejores condiciones para el desarrollo emocional y cognitivo de los niños.
3. Aumentando la capacidad de detección precoz una vez que se ha iniciado el episodio
depresivo. En este contexto, la formación de los profesionales en salud mental es básica
para que sean capaces de identificar sus síntomas.

Fuente
J. Royo Moya, N. Fernández Echeverría. (2017). Depresión y Suicidio en la infancia y la
adolescencia. Revista Pediatría Integral XXI (2): 116 e1- 116e6
Recuperado de:
http://www.codajic.org/sites/www.codajic.org/files/Depresi%C3%B3n%20y%20suicidio%2
0%20en%20la%20infancia%20y%20adolescencia%20.pdf

Anda mungkin juga menyukai