El suicidio se encuentra entre las primeras causa de muerte en la adolescencia, con una tendencia
creciente. La conducta suicida incluye: tentativas de suicidio, ideación suicida y conducta
autolesiva, la detección y el diagnóstico de intervención son procesos esenciales, así como el
desarrollo de programas y estrategias de prevención.
Aspectos biológicos: Heredabilidad genética, disfunción del eje hipotálamo- hipófisis y glándula
suprarrenal, influencia de hormonas sexuales.
Aspectos psicológicos: Las personas con estilos cognitivos negativos suelen tener ideas
distorsionadas acerca de sí mismas, del mundo que les rodea y del futuro; tienden a sentirse
responsables de cualquier evento negativo de sus vidas y sus expectativas de futuro suelen ser
desesperanzadoras.
Aunque los criterios para diagnosticar los trastornos depresivos son los mismos en niños y
adolescentes, el cuadro clínico puede variar considerablemente según el nivel de desarrollo del
niño. Las manifestaciones clínicas se pueden englobar en tres tipos de síntomas:
Síntomas afectivos: Humor triste o irritable, pérdida de interés (apatía), pérdida o disminución de
la capacidad para experimentar placer en actividades donde previamente disfrutaba (anhedonia),
aislamiento social, síntomas de angustia y ansiedad. El DSM-V incluye el “animo irritable” entre los
criterios diagnósticos del TD en niños y adolescentes, debido a que muchos niños carecen de
madurez emocional y cognitiva suficiente para identificar y organizar correctamente sus
experiencias emocionales. El sueño y el apetito suelen alterarse menos que en los episodios
depresivos de un adulto.
Fuente
J. Royo Moya, N. Fernández Echeverría. (2017). Depresión y Suicidio en la infancia y la
adolescencia. Revista Pediatría Integral XXI (2): 116 e1- 116e6
Recuperado de:
http://www.codajic.org/sites/www.codajic.org/files/Depresi%C3%B3n%20y%20suicidio%2
0%20en%20la%20infancia%20y%20adolescencia%20.pdf