En términos geológicos, una placa es una larga y rígida plancha de roca sólida, la palabra tectónica,
proviene de la raíz griega “construir”, uniendo éstos dos términos se obtiene la frase placas
tectónicas, que hace referencia a como la superficie terrestre está construida de placas. La teoría
de la tectónica de placas, establece que la capa más superficial de la tierra, fue fragmentada en
una docena de placas menores que actualmente se mueven relativamente una de otra, producto
de la manifestación superficial de la energía interna, antes de que surgiera la teoría de la tectónica
de placas, mucha gente ya creía que los continentes de hoy en día son los fragmentos de un
gigantesco “supercontinente” que existió millones de años atrás, éste concepto fue propuesto por
Alfred Wegener en el año 1920, donde propone que una vez todos los continentes formaron una
sola estructura.
Este continente fue disgregado hacia los últimos 200 Millones de años atrás abarcando los
periodos Triásico, Jurásico, Cretácico y el Cenozoico. La teoría de la deriva continental se apoya en
el modelo de movimiento general de la litosfera, que fue la antecesora de la teoría de tectónica de
placas.
De acuerdo con la teoría de la deriva continental, el supercontinente “Pangea”, comenzó a
disgregarse alrededor de 225 a 200 millones de años atrás y eventualmente se fragmentó en
continentes como los que conocemos hoy en día.
La teoría de la deriva de los continentes se basó, al principio, en el encaje que se observaba entre
las líneas de costa a ambos lados del Atlántico. Este encaje había sido observado y publicado por
Snider en 1858 en su libro “La creación y sus misterios revelados: un trabajo que explica
claramente todas las cosas incluyendo el origen de los primitivos habitantes de América”. Es
destacable que el ajuste de las costas propuesto por Snider en 1858 (Fig.) es perfecto, algo que ni
siquiera con los modernos ordenadores se ha conseguido todavía. No obstante, como ya se
mencionó antes, el principal defensor e impulsor de la teoría de que los continentes se han
movido unos con respecto a otros a lo largo de la historia de la Tierra fue un meteorólogo alemán
llamado Alfred Wegener. La coincidencia de las costas atlánticas fue también inspiradora para
Wegener quien, a partir de la idea inicial, se dedicó después de la 1ª Guerra Mundial a recopilar
argumentos y pruebas en favor de que los continentes habían estado juntos en el pasado y, en
1922, publicó su famosísimo libro “El origen de los continentes y océanos”. Los argumentos de
Wegener eran de cinco tipos principales: geodésicos, geofísicos, geológicos, paleontológicos y
paleoclimáticos.
Puede apreciarse cómo, una vez que ambos continentes son llevados a la que se supone
su posición inicial (hace 200 Ma), escudos y cinturones pasan de uno a otro mostrando una
correlación perfecta. Las estructuras y formaciones geológicas de otros continentes pueden ser,
asimismo, correlacionadas, lo que sirve para reconstruir sus posiciones iniciales. Para este tipo de
argumentos, así como para los de tipo paleontológico, Wegener se basó en el trabajo y las ideas
del geólogo sudafricano A.L. Du Toit, expresadas en su publicación de 1921 “La glaciación
carbonífera en Sudáfrica”.
Así como también existen evidencias fósiles que sugieren la existencia de asociaciones de
floras y faunas fósiles similares, en áreas continentales que hoy están muy alejadas entre sí y
aisladas por anchos mares. La explicación que los paleontólogos daban a esas asociaciones
comunes se basaba en la teoría de los puentes intercontinentales, franjas de tierra que habían
estado emergidas en algunos momentos y que habían permitido el paso de gran número de
especies de unos continentes a otros.
Especialmente llamativa era la presencia en Sudamérica y Africa de una asociación de flora y fauna
Permo-Carbonífera (360-250 Ma) similar que había sufrido, además, una evolución semejante.
Wegener hacía particular hincapié en la extensión de la flora de Glossopteris y de la familia de
reptiles Mesosauridae.
A partir de hace unos 180 Ma, en el Jurásico, comenzó la última dispersión continental.
Primero, hasta hace unos 120 Ma, se separaron, por un lado, Sudamérica, Africa, la Antártida, la
India y Australia, que formaban la gran masa continental denominada Gondwana y, por otro,
Laurasia, continente compuesto por Norteamérica, Europa y Asia (el continente Norteamericano
se suele denominar Laurencia a partir de una cadena de montañas que se formó hace unos 1.000
Ma en su parte oriental: las Montañas de Laurencia).
El geólogo A. Holmes propuso al final de la década de los veinte que la deriva se debía a la
actuación de corrientes de convección térmica en el manto, una idea apoyada por el geofísico
Vening Meinesz, uno de los pocos que aceptó la teoría. La figura muestra la hipótesis de Holmes,
según ella, las corrientes de convección ascendentes y divergentes provocarían la separación de la
masa continental siálica (rayada) y entre las masas separadas se produciría la efusión de rocas
basálticas formando una capa simática (gris oscuro). Las corrientes descendentes y convergentes
llevarían hacia abajo parte de la capa simática, la cual se transformaría en eclogita (negro) por
efecto de la presión.
En 1961, R.S. Dietz introdujo el concepto de la expansión del fondo oceánico, basándose en una
idea original de H.H. Hess., Hess intuyó que la corteza de los océanos se formaba de manera
continua en las dorsales, la corteza se formaría porque en las dorsales el manto peridotítico saldría
a la superficie en las dorsales y se hidrataría, serpentinizándose, lo cual no es correcto, como más
adelante veremos. Pero lo importante es que, una vez formada, la corteza se iría separando
progresivamente de la dorsal, a medida que se formaba nueva corteza oceánica en ella.
La figura de la derecha muestra la
formación de corteza en la dorsal a
partir de material del manto y el
alejamiento progresivo hacia los
dos lados de la dorsal que sufre la
corteza recién creada.
Una vez establecido el mecanismo por el que los continentes se separan, surge
inmediatamente el problema del mantenimiento del perímetro de la Tierra: si se crea corteza
oceánica de forma continua, la corteza debe ser destruida en algún sitio para mantener el
perímetro constante.
Los geofísicos Wadati y Benioff habían descubierto en los años cincuenta que los focos de
los terremotos producidos en las profundas fosas oceánicas que bordean el Pacífico se distribuían
en profundidad en una banda cuyo buzamiento era de unos 45° y que alcanzaba una profundidad
de 700 km.
En realidad, el buzamiento de la zona en la que se localizan los focos varía de unos 20°, como en el
caso de la fosa de Perú-Chile, hasta 90° en la fosa de las islas Marianas (figura). Se denominan
zonas de Benioff o de Wadati-Benioff a estas zonas donde la corteza oceánica se consume.
También se conocen como zonas de subducción, un término que significa que algo es conducido
hacia abajo.
El movimiento se efectúa sobre la astenosfera, que es una zona del manto donde las rocas tienen
un pequeño porcentaje de fusión parcial, por lo que estas se encuentran en un estado comparable
al de un líquido muy viscoso. Las placas son, por tanto, fragmentos de litosfera terrestre, cuya
forma es la de un casquete esférico de forma irregular, que se mueven sobre la astenosfera. Su
espesor es el de la litosfera y varía, según se trate de litosfera continental u oceánica, unos 80 y
120 Km promedio, respectivamente
La mayor parte de las placas incluyen litosfera continental y litosfera oceánica. Así, la placa
americana incluye toda América y la mitad occidental del Atlántico, la peninsula de Kamchatka, la
parte nororiental de Siberia y la isla norte de Japón, la placa africana se compone de Africa y la
parte suroriental del Atlántico y la occidental del Índico, la placa euroasiática comprende Europa,
casi toda Asia y la parte nororiental del Atlántico, la placa índica o australiana incluye Australia, la
parte sur de Asia y el Océano Indico y la placa antártica consta de la Antártida y el Océano
Antártico. Sólo la placa pacífica no tiene litosfera continental y se compone exclusivamente de la
litosfera oceánica del Pacífico (fig.).
Las zonas donde dos placas están en contacto se denominan límites de placa, pudiendo
éstos ser de tres tipos: las dorsales oceánicas, donde se crea la litosfera oceánica, las zonas de
subducción, donde se destruye y el tercer tipo que son las denominadas fallas transformacionales.
En la figura se observan los distintos tipos de bordes y el movimiento relativo de las placas, las
flechas indican la dirección de movimiento.
Las dorsales oceánicas son unas alineaciones montañosas alargadas en cuyo centro se
produce la creación y expansión del fondo oceánico, forman una red cuya longitud total es de
unos 60.000 Km., es decir, una vez y media el perímetro terrestre, el tercio restante es corteza
oceánica que se encuentra formando las llanuras abisales, a unos 5.500 m de profundidad media,
la dorsal mesoatlántica, a semejanza de las otras dorsales, es una cadena montañosa sumergida
que se eleva entre 2.500 y 3.500 m sobre la llanura abisal, lo que implica que en su centro alcanza
una profundidad de unos 2.500 m., en el centro del abombamiento existe en muchas dorsales una
especie de incisión o valle alargado que se denomina zona de rift o simplemente rift, palabra que
significa grieta.
El rift es en realidad una fosa tectónica limitada por una serie de fallas normales, su
anchura es de unos 20 ó 30 Km. y su profundidad con respecto a los bordes es de varios cientos de
metros. Se sabe que las dorsales llamadas lentas, como la del Atlántico, que crean 3 a 4 cm. de
corteza oceánica hacia cada lado al año, tienen zona de rift, pero que las rápidas, como las del
Pacífico oriental con una velocidad de expansión de hasta 18 cm./año, carecen de él.
Para comprender los procesos de diferenciación que ocurren bajo las dorsales, es
necesario que el lector tenga una idea conceptual de lo que significa diferenciación magmática,
más adelante se abordará el tema con mayor detalle, pero es necesario explicar el concepto en
éste momento.
Los procesos de diferenciación del magma líquido tienen que ver con los gradientes de
presión y de temperatura que se producen en una cámara magmática, se supone que en una
cámara magmática, tenemos acumulación de magma líquido, y existen fuertes diferencias entre
las condiciones que existen en el techo y en la base de la cámara magmática, por lo que
generalmente, los minerales de mayor temperatura (hierro, magnesio y calcio) cristalizan primero
y tienden a ubicarse en el fondo de la cámara magmática, luego queda un líquido residual
empobrecido en hierro magnesio y calcio, pero rico en sílice, sodio, potasio y aluminio, el que se
irá acumulando en la parte superior de la cámara magmática. Existen una serie de procesos
relacionados con lo anteriormente descrito, pero creemos que ésta breve explicación bastará para
comprender lo que viene a continuación.
En párrafos anteriores se mencionó que en el caso de las dorsales oceánicas tenemos un
manto empobrecido en elementos de baja temperatura de fusión y con mayores cantidades de
hierro, magnesio, cromo y níquel, por lo que debido a su poca diversidad, los procesos de
diferenciación que se dan en éste ambiente son también muy pocos, la mayor diferenciación
ocurre en relación a los cúmulos del fondo de la corteza oceánica, ahí, se produce un
asentamiento gravitacional, formándose Peridotitos y Dunitas, Peridotitas que serían de Olivino-
Piroxeno y Dunitas que son de Olivino- espinelas, ésta es la máxima cristalización que se produce.
En el diagrama AFM y en la figura, tenemos el campo de los gabros, que sería el magma
que cristaliza bajo superficie en los bordes de la cámara magmática, el campo de los diques, que
cristaliza al penetrar el magma en las fracturas que corren paralelas a la cordillera de expansión y
el campo de las lavas que son principalmente basaltos, como se observa tenemos una tendencia a
la diferenciación desde rocas más ricas en magnesio a rocas más ricas en hierro, solamente en las
lavas tenemos tendencia a acumular cierta cantidad de álcalis, pero no se trata de una
diferenciación muy grande.
Entonces, en ambiente dorsal tenemos una poca diferenciación entre gabros y lavas, como
la mayoría de las dorsales están a 2000 o 3000m bajo el nivel del mar, bajo presiones de 250 300
atm, no es posible encontrar rocas muy cercanas a las rocas ácidas.
En las dorsales rápidas, como la del pacífico, (fig. B) las lavas almohadilladas son más
escasas, siendo frecuentes las lavas muy fluidas (llamadas pahoehoe) que cubren grandes
extensiones y rellenan irregularidades en la topografía submarina, muy características de estas
dorsales son las surgencias hidrotermales,
emanaciones de agua caliente (entre 60°
y 400°C) alrededor de las cuales se
concentra una intensa vida animal, las
surgencias más calientes llevan en
disolución gran cantidad de sulfuros, lo
que les da el aspecto de fumarolas de
humo negro.
El proceso de
formación de la corteza
oceánica combina la fusión
parcial del manto en la
zona central de la dorsal y
el ascenso de los magmas
basálticos producidos, con
el hecho de que la litosfera
ya creada se va separando
progresivamente, se
establece entonces un
sistema de celdas
convectivas en la
Astenósfera que permite
sacar la energía desde el
interior, y se produce una corriente ascendente por esa celda convectiva, y una situación de
descompresión en la base de la litosfera, la cual va a provocar la formación de magma de tipo
toleítico, pobre en sodio y potasio y todos los elementos de gran radio iónico (álcalis), el nombre
que recibe éste tipo de magma es Toleítico de fondo oceánico.
El descenso del fondo oceánico con la edad de la corteza explica unos curiosos edificios
volcánicos troncocónicos denominados guyots, que son acumulaciones de material basáltico
culminados en una meseta plana que a menudo tiene restos de antiguos arrecifes coralinos, de
hecho son volcanes que se formaron cerca de la dorsal debido a un gran aporte de magma
basáltico localizado en algunos puntos del rift o sus proximidades, se elevaban originalmente más
de 2.500 m sobre el fondo oceánico en el centro de la dorsal, por lo que su parte superior quedó
expuesta a la erosión, lo que explica su superficie plana, a medida que se creaba nueva corteza, los
volcanes se iban alejando al tiempo que se sumergían, al principio, desarrollaron arrecifes, hasta
que la profundidad de su meseta superior era excesiva para el progreso de la vida de los corales.
Los guyots más antiguos pueden encontrarse hoy con su meseta a más de 2.500 m de
profundidad, emergiendo de las llanuras abisales. (fig.)
Si esta celda convectiva se desplaza bajo un continente este va a ser fragmentado como ocurre en
África del este actualmente, y es lo que ocurrió en América y África hace unos 100 millones de
años, actualmente esta situación se produce en el mar rojo, aproximadamente bajo la línea de
profundidad de los 500 metros corresponde a corteza oceánica.
Un ejemplo claro de
formación de cordilleras
mesodorsales, se encuentra en el
mar Rojo, en la figura se observa
éste entre la placa de Arabia
Saudita y la placa Africana (ambas de
corteza continental), ésta es una
situación de formación de corteza
oceánica a partir de la separación de
las placas y el posterior
elevamiento de la litósfera,
producto de esto se forma una
cordillera mesodorsal a lo largo de
la zona de rift. Se han descubierto
zonas de mineralización en el
centro del mar rojo, existen
diversos yacimientos de Pb, Zn en la
costa y depósitos fumarólicos de
manganeso; además la estrechez
del mar impide que sus aguas participen de la distribución mundial de corrientes, con lo que no se
renuevan y, por tanto, permanecen estancadas, esto permite la conservación de la materia
orgánica, que no se oxida, formándose los llamados sapropeles (acumulaciones de materia
orgánica en descomposición), ricos en hidrocarburos y principal fuente del petróleo. Además, las
surgencias hidrotermales aportan componentes metálicos al fondo del mar, desarrollándose
depósitos minerales, esencialmente de sulfuros, finalmente, si el mar queda aislado y está en un
clima árido, probablemente producirán depósitos evaporíticos.
La mayor parte de lo que conocemos sobre la corteza oceánica proviene del estudio de las
ofiolitas, que son rocas de origen supuestamente oceánico emplazadas sobre los continentes.
La capa 3 está formada por gabros, rocas intrusivas básicas, en realidad, los gabros de esta
capa se consolidan en gran parte por acumulación gravitatoria de cristales en el fondo de una
cámara magmática, por lo que se describen a menudo como acumulados. Su espesor suele ser de
unos 3 o 4 Km.
Arco Continental
Orógeno de Colisión
Arco de Isla
El tipo de convergencia que ocurre entre las placas depende de la clase de litosfera
implicada, la convergencia puede ocurrir entre una placa oceánica y una continental, entre dos
placas oceánicas, o entre dos placas continentales, la convergencia de una placa oceánica bajo una
continental es llamada por un griego y definida por un geólogo japonés como subducción tipo
Chilena (Arco continental), y subducción tipo Mariana (Arco de Isla), cuando este tipo de
subducción se realiza bajo corteza oceánica.
En el caso de la subducción Tipo Chilena, la placa que subducta es joven, en algunos casos
subducta unos pocos kilómetros después de ser creada, empieza a descender bajo el continente
rápidamente, sobre todo en la parte sur donde la placa de Nazca esta siendo formada por la dorsal
de Chile que esta muy cercana a la costa.
La situación de choque entre estas dos placas provoca un alzamiento, donde fragmentos de
corteza oceánica y sedimentos oceánicos son agregados en este sector a la placa oceánica y al
continente que esta avanzando y provoca la formación de un prisma de acreción, este
levantamiento, junto con el levantamiento del lado continental provocado por la compresión
genera una cuenca ante arco (figura), que es una cuenca marina. Hoy en día tenemos esta
situación desde Valparaíso hacia el norte en casi todo el norte chico. La situación en este caso
genera grandes terremotos que alcanzan a 9.6 grados según las nuevas escalas (algo así como el
terremoto que ocurrió en el sur de Chile en el año 60).
Una vez dentro del manto, la corteza oceánica subductada se funde parcialmente, debido
al cambio de temperatura, pero también a que contiene bastante agua, lo que favorece la fusión,
los magmas producidos atraviesan el manto y acaban llegando a la corteza, donde extruyen
formando un cinturón de volcanes muy activo, los magmas del arco volcánico son básicos,
intermedios y ácidos, formándose estos últimos en la corteza continental por fusión inducida por
el calor que aportan los magmas básicos, el magmatismo en ésta zona es típicamente
calcoalcalino, es decir, rico en calcio, y las rocas más características, si bien no las más abundantes,
son las andesitas, algo más ricas en sílice que los basaltos, los depósitos más propios de esta
situación son los pórfidos cupríferos.
Estos arcos están formados por una gran acumulación de material volcánico y plutónico,
así como por sedimentos que provienen de la erosión del edificio volcánico, pero tienen en
general una raíz de corteza continental, están separados del continente por unas cuencas
oceánicas, llamadas cuencas marginales o traseras de arco (“back arc basins”) de hasta 2.000 km
de anchura, compuestas por litosfera oceánica joven creada en su propia dorsal (Fig.). Fuera de la
existencia de estas cuencas, los arcos de islas tienen esencialmente las mismas características
descritas más arriba, comunes para todas las zonas de subducción.
Para entender la formación de los arcos de islas debemos mencionar cuales son los
mecanismos que mueven las placas. En principio, se consideran cuatro mecanismos posibles (Fig.).
El mecanismo (b) sugiere que las placas se mueven porque la parte ya subducida es un
peso que tira del resto de la placa, es un mecanismo razonable, dado que la litosfera oceánica
pesa más que la astenosfera y que parte de la misma se transforma en eclogita, que es aún más
pesada. Se considera por tanto que este mecanismo ayuda a la subducción, pero, evidentemente,
no puede iniciarla.
El mecanismo (c) propone que las placas se mueven por deslizamiento gravitatorio de la
litosfera oceánica sobre la astenosfera. Actualmente, se considera como el mecanismo más válido,
puesto que el límite inferior de la litosfera está ligeramente inclinado hacia el lado opuesto al rift
oceánico en parte por el abombamiento ligado a las dorsales y en parte por su engrosamiento
progresivo con la edad.
Finalmente, (d) propone que es la presión del magma que pugna por salir en el rift lo que
mueve o contribuye al movimiento de las placas.
Figura nº Desplome de la litosfera oceánica en una zona de subducción causado por su propio
peso y migración consiguiente de la fosa hacia el mar abierto.
Volviendo al origen de los arcos de islas, la hipótesis más aceptada es que se forman a
partir de márgenes continentales activos que se separan del continente por creación de una
cuenca oceánica estrecha por detrás. La separación se produce por la migración de la fosa hacia el
mar abierto, la cual se debe al peso de la litosfera oceánica (Fig.). En efecto, la subducción se inicia
cuando la litosfera oceánica es suficientemente gruesa como para poder romper su unión con la
litosfera continental. Esta última no se hunde porque pesa menos que la astenosfera debido a que
la corteza continental es más gruesa y muy ligera. Una vez producida la rotura e iniciada la
subducción, la tendencia al hundimiento es muy grande, dado que no hay ligaduras que la
retengan y, además, porque la parte ya subducida es un peso que tira del resto de la placa hacia
abajo. La litosfera va como desplomándose, con lo que la zona donde se localiza la flexión que
limita las partes subducida y no subducida emigra hacia el mar abierto y, con ella, la fosa. Por
procesos que no se comprenden aún bien, esta migración arrastra parte del margen activo,
desarrollando la cuenca marginal por detrás de él.
La razón de que en el Pacífico occidental haya un gran número de arcos de islas y que, en
cambio, falten en el Pacífico oriental, debe estar relacionada con la apertura del Atlántico: El
avance hacia el oeste de la placa americana ha provocado la subducción de gran parte de la
litosfera oceánica del Pacífico, por lo que la dorsal de éste océano no está en una posición
centrada (Fig.), sino muy al este y parcialmente subducida ella misma. La litosfera oceánica del
Pacífico oriental es, por tanto, joven, con lo que no resulta probable su desplome, con la
consiguiente separación del arco volcánico y formación de una cuenca marginal.
En el caso de los arcos de isla (Marianas, Aleutianas) el ángulo de subducción es muy
fuerte alrededor de 60º.La subducción bajo corteza oceánica, con éste fuerte ángulo es muy
rápida, la placa se introduce topándose con la astenósfera a no mucha profundidad (debido a que
la corteza oceánica es mucho más delgada que la continental), alrededor de 80 Km.,
produciéndose a ésta profundidad la deshidratación de la placa que subducta, pasando el agua a la
astenósfera y provocándose la fusión parcial, lo que va a provocar, en la parte superior, la
formación de una serie de cuerpos volcánicos (edificios volcánicos) que serán alimentados por
éste magma hidratado que se produce a poca profundidad en la astenósfera, producto de esto el
magma básico (que viene originalmente con la placa subductante) no alcanza a diferenciarse en su
totalidad, formándose rocas con bajo contenido en sílice sodio y potasio, el tipo de magmatismo
en éste caso recibe el nombre de toleíticos de arco de isla.
En la figura se tiene un típico arco de isla intraoceánico del Pacifico occidental donde se
distingue la zona de subducción, un prisma de acresión, donde la fosa de las Marianas alcanza una
profundidad de 11915 m (una presión de 1100 atm aproximadamente).
Los depósitos propios de esta situación de arco de isla tipo mariana son los depósitos tipo
Kuroko, que significa “mena negra” en japonés, y que corresponde a depósitos de sulfuros macizos
de cobre, plomo y zinc (La esfalerita, blenda y la galena generan una roca de color oscuro negro,
de hay su nombre). En este ambiente existen también (en aquellos arcos de islas mas
evolucionados), pórfidos cupríferos con una características un poco distinta de los que nosotros
tenemos en Chile, ésta zona de expansión tras arco hace que el arco de isla sea empujado contra
la fosa por lo tanto, la posición de la fosa va cambiando a medida que la expansión tras arco
empuja al arco, y éste se va alejando del continente.
Cuando dos continentes convergen, ninguno de ellos subducta, porque las rocas
continentales son relativamente ligeras y, como dos icebergs que chocan, resisten el movimiento
hacia abajo, la corteza tiende a juntarse para ser empujada hacia arriba o de lado. La colisión de la
India en Asia hace 50 millones de años hizo a la placa eurasiática sobreponerse a la Indica y dar
origen a ésta gran cadena montañosa. Después de la colisión, durante millones de años la
convergencia lenta y continua empujó hacia arriba el Himalaya y la meseta tibetana a sus actuales
alturas. La mayoría de este crecimiento ocurrió durante últimos 10 millones de años. El Himalaya,
con altitudes de 8.854 m sobre nivel del mar, forma las montañas continentales más altas del
mundo.
Fig nº La colisión entre las placas indias y eurasiáticas ha empujado hacia arriba el Himalaya y la
meseta tibetana. Debajo: Secciones transversales de la historieta que demuestran a éstas dos
placas antes y después su colisión. Los puntos de referencia (cuadrados pequeños) demuestran el
levantamiento de un punto imaginario en la corteza terrestre durante este proceso.
La larga cadena de los Himalayas se estira 2.900 kilómetros a lo largo de la frontera entre
la India y El Tíbet, ésta inmensa cordillera comenzó a formarse hace 40 o 50 millones de años
atrás, cuando colisionaron dos grandes masas rocosas: La India y Eurasia, conducidas por el
movimiento de las placas, como se dijo anteriormente; ambas placas tienen densidades muy
similares, por lo que no se logra la subducción.
Hace alrededor de 225 millones de años, la India era una isla grande, situada en la costa
australiana; un mar llamado Tethys, separaba la India del continente asiático, cuando el Pangea se
rompió hace unos 200 millones de años, la India comenzó a viajar hacia el Norte, conducida por el
movimiento de las placas con una velocidad de 9 metros por siglo aproximadamente.
Fignº El viaje de 6,000 Km. de la India (placa Indica) antes de su colisión con Asia (placa
eurasiática) hace cerca de 40 a 50 millones de años (véase el texto). La India estaba situada al sur
de la línea del ecuador, cerca del continente de Australia.
El Himalaya y la meseta del Tíbet, al Norte se han levantado rápidamente, en los últimos
50 milllones de años, montañas como el Everest se han levantado más de 9 Kilómetros, y lo que es
más impresionante, ¡El Himalaya continúa levantándose más de un centímetro por año!, un índice
de crecimiento de 10 Km. en un millón de años, si esto es así ¿Porqué no está el Himalaya aún más
arriba?, los científicos creen que más que crecer, el Himalaya se está expandiendo hacia los lados,
lo que daría lugar a un cierto hundimiento debido a la gravedad.
Fig nº La puesta de sol en las cumbres nevadas del monte Everest, desde la aldea de Lobuche
(Solu-khumbu), Nepal. (fotografía por el li de Gimmy Park.)
Fallas Transformacionales
Las fallas transformacionales son desgarres aproximadamente verticales que representan límites
de placa transcurrentes (una placa se desliza horizontalmente con respecto de la otra) y, conectan
dos límites de placas iguales o distintos, ya sean convergentes o divergentes. Una serie de casos
posibles se ha representado en la figura siguiente.
Las fallas transformacionales
más comunes son las que unen
dos segmentos de una dorsal
oceánica, puede apreciarse que
cualquiera de las dorsales está
en realidad formada por una
serie de segmentos en los cuales
se crea corteza, separados por
fallas transformacionales
paralelas a ella, en realidad
existen muchas más, una cada 50
o 100 km aproximadamente, la
mayoría de estas fallas son
cortas, dislocando la dorsal unas
pocas decenas de km. sin
embargo hay algunas, como las
de la zona ecuatorial del
Atlántico, que muestran
dislocaciones de varios cientos
de km a casi 1.000 Km.
Las fallas
transformacionales tienen
actividad sísmica poco profunda,
suelen estar marcadas por surcos en el fondo oceánico, sobre todo las mayores, y a lo largo de
ellas se han dragado rocas profundas con metasomatismo de hidrógeno, transformadas a
anfibolitas y serpentinitas, los surcos no se forman, evidentemente, por erosión, dado que ésta es
casi inexistente en el fondo oceánico. La hipótesis más aceptada es que cuando un segmento de
dorsal se acaba contra una falla transformante, está en contacto con litosfera oceánica más vieja y,
por tanto, fría, entonces, el gradiente geotérmico en esa zona es menor que en el resto de la
dorsal y el material fundido se enfría a más profundidad, con lo que el propio fondo oceánico se
genera más profundo.
Las anfibolitas son rocas de la corteza oceánica que han sido metamorfizadas y deformadas, a
partir de los basáltos y gabros oceánicos, adquiriendo una foliación. La figura muestra un modelo
para su formación por el movimiento transcurrente de la falla, se formarían a ambos lados de la
falla entre los segmentos de la dorsal pero, a medida que la expansión progresa, sólo se
encontrarían en uno de los lados.
Las serpentinitas son rocas ultrabásicas hidratadas, es decir, que han sufrido un metamorfismo
hidrotermal. Estas rocas del manto y otras típicas de la corteza oceánica inferior, como gabros,
pueden afloran debido a que a veces se produce una cierta convergencia entre los dos labios de la
falla transformante, y esa convergencia puede crear fallas inversas que levanten la corteza
oceánica de uno de los dos lados.
Una de las fallas transformacionales de mayor longitud en el planeta es la falla de San Andrés
(figura), a ella están asociados una serie de eventos sísmicos en América del Norte, lo que se
explicará en mayor detalle en la sección de Procesos Endógenos.
Estos tres bordes permiten la evolución de la litósfera del planeta. En la figura, todas las líneas
sencillas corresponden a fallas transformacionales que unen 2 bordes, las líneas paralelas son
bordes de divergencia con creación de corteza oceánica, las líneas con triángulos negros
corresponden a zonas de convergencias o zonas de subducción, los triángulo indican la dirección
de inclinación del plano de Wadatti-Benioff (superficie que concentra los hipocentros sísmicos), los
puntos corresponden a terremotos y a volcanismo (a medida que se aleja de la fosa los terremotos
son más profundos), todo éste sistema al parecer es óptimo para evacuar la energía interna de los
planetas.