La orientación sexual es diferente del género y de la
identidad de género.
La orientación sexual tiene que ver con quiénes te atraen y
con quiénes quieres tener una relación romántica, emocional y sexual. Es diferente de la identidad de género. La identidad de género no se relaciona con quién te atrae, sino con quién ERES: hombre, mujer, intergénero, etcétera.
Esto significa que ser transgénero (sentir que tu sexo
asignado es muy diferente del género con el que te identificas) no es lo mismo que ser gay, lesbiana o bisexual. La orientación sexual tiene que ver con quién quieres estar, mientras que la identidad de género se relaciona con quién eres.
Hay varios tipos de identidad relacionados con la orientación
sexual:
Las personas que se sienten atraídas a un género
diferente (por ejemplo, mujeres que se sienten atraídas por hombres, y hombres que se sienten atraídos por mujeres) por lo general se consideran “heterosexuales”. Las personas que sienten atracción por personas del mismo género se suelen considerar “homosexuales” o “gais”. Las mujeres gay prefieren el término “lesbiana”. Las personas que sienten atracción tanto por hombres como por mujeres se suelen autodenominar “bisexuales”. Las personas que sienten atracción por diferentes posibilidades de identidad de género (hombre, mujer, transgénero, intergénero, intersexual, entre otras) pueden autodenominarse “panasexuales” o queer (“cuir”, según una adaptación al español). Las personas que no están seguras de su orientación sexual pueden decir que están “en duda” o que son “curiosas”. Las personas que no sienten ningún tipo de atracción sexual por nadie suelen llamarse “asexuales” a sí mismas.
¿Cómo surge la orientación sexual?
No se sabe con exactitud por qué algunas personas son
lesbianas, gais, heterosexuales o bisexuales. Según algunas investigaciones, es posible que la orientación sexual sea, en parte, el resultado de factores biológicos que comienzan antes del nacimiento.
La orientación sexual no es una elección y no se puede
cambiar. Las personas no deciden a quiénes se sienten atraídas, y ni la terapia, ni los tratamientos, ni las persuasiones pueden cambiar nuestra orientación sexual. Tampoco se puede hacer que una persona sea gay. Por ejemplo, darle a un varón juguetes tradicionalmente fabricados para niñas, como muñecas, no lo convertirá en gay.
Muy probablemente hayas comenzado a darte cuenta de
quién te atraía cuando eras muy chiquito. Esto no significa que tuvieras deseos sexuales, sino que podías identificar a las personas que te parecían atractivas o que te gustaban. Muchas personas dicen que sabían que eran lesbianas, gais o bisexuales incluso antes de la pubertad.
Si bien la orientación sexual se suele establecer en las
primeras etapas de la vida, no es nada raro que el deseo y la atracción cambien con el paso del tiempo. Esto se denomina “fluidez”. Muchas personas, incluso los científicos e investigadores sexuales, consideran que la orientación sexual es como una escala que va de completamente gay a completamente heterosexual. Muchas personas no están en los extremos, sino en un punto en el medio.
¿Qué significa “salir del clóset”?
“Salir del clóset” se refiere al proceso que atraviesan las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero y en duda para aceptar su orientación sexual o su identidad de género y compartir dicha identidad abiertamente con otras personas.
Salir del clóset requiere mucha valentía y es algo
extremadamente personal que es diferente para cada uno. En este proceso, tus emociones pueden ir desde el miedo y la ansiedad hasta la euforia y el alivio.
No existe una única forma correcta de salir del clóset. Abrirte
y ser honesto sobre tu orientación sexual puede hacerte sentir mejor que ocultarla, pero hay que tener en cuenta muchos factores antes de hablar del tema.
Salir del clóset es un proceso. Por lo general, el primer
paso es asumir lo que te pasa. Esto sucede a medida que reconoces tu orientación sexual y comienzas a aceptarla. El siguiente paso puede ser hablar con tu familia, amigos y las personas de tu comunidad; esto puede suceder de inmediato o más adelante. También puedes decidir hablar abiertamente con algunas personas en tu vida y no con otras. Salir del clóset no es algo que se hace una sola vez. Dado que muchos suponen que todas las personas que conocen son heterosexuales, salir del clóset puede ser un proceso constante. Cada vez que una persona lesbiana, gay, bisexual, transgénero o en duda conoce a alguien nuevo (amigo, compañero de trabajo, enfermero, médico, etcétera), debe decidir si quiere declararse ante esa persona y cómo y cuándo hacerlo. Elegir salir del clóset depende de la situación. Este proceso puede ser liberador y acercarte a las personas que quieres, pero también puede ser estresante o, incluso, arriesgado o peligroso. Puede que te sientas más seguro si no te declaras abiertamente en algunas situaciones. No tienes por qué hablar del tema todo el tiempo y en todos lados. Puedes decidir qué es lo mejor para ti. Salir del clóset puede tener sus beneficios y sus riesgos. Si estás considerando la posibilidad de hacerlo, tienes mucho en qué pensar. ¿Declararte abiertamente significa correr el riesgo de perder el apoyo emocional o económico de tu familia? ¿Es posible que salir del clóset te ponga en una situación de peligro físico? ¿Es posible que tu familia intente presionarte para que seas alguien que no eres? Si tu respuesta a cualquiera de estas preguntas es “sí”, quizá sea mejor que esperes hasta que estés en una situación diferente o hasta que tengas más apoyo.
Tú —y solo tú— eres quien manda en lo que respecta a
declararte abiertamente. Tú decides cómo, dónde, cuándo y con quién hablar con franqueza sobre tu orientación sexual (y tu identidad de género). Quizá te sientas más seguro si comienzas a hablarlo con otras personas que también se identifiquen como lesbianas, gais, bisexuales, transgénero o en duda. Puedes hacerlo en línea; en centros comunitarios; en clubs o grupos de lesbianas, gais, bisexuales, transgénero o en duda; o con algunos amigos íntimos. ¿De qué se tratan la homofobia y la discriminación en base a la orientación sexual? La homofobia es el miedo, el odio, la desconfianza o la incomodidad frente a las personas lesbianas, gais o bisexuales. La “bifobia” es el miedo, el odio, la desconfianza o la incomodidad frente a las personas que son específicamente bisexuales. De manera similar, la transfobia es el miedo, el odio, la desconfianza o la incomodidad frente a las personas transgénero, intergénero o que no siguen las normas de género tradicionales.
Aunque la transfobia, la bifobia y la homofobia son similares,
no son lo mismo. Tanto las personas heterosexuales como las homosexuales pueden ser transfóbicas y bifóbicas, y alguien puede ser transfóbico sin ser homofóbico ni bifóbico.
La homofobia puede tomar diferentes formas, lo que incluye
actitudes y creencias negativas, aversión o prejuicios contra las personas bisexuales, lesbianas o gais. Por lo general, se basan en un miedo irracional y en malentendidos. La homofobia de algunas personas puede tener origen en creencias religiosas conservadoras muy arraigadas. Algunas personas pueden tener creencias homofóbicas si se las inculcaron sus padres o familiares.
Los homofóbicos pueden utilizar lenguaje ofensivo o insultos
para referirse a las personas lesbianas o gais. Los bifóbicos les pueden decir a las personas bisexuales que “solo buscan atención” o que, en realidad, son infieles por naturaleza. En sus formas más extremas, la homofobia y la bifobia pueden hacer que las personas tengan comportamientos intimidantes, abusivos o violentos con las personas bisexuales, lesbianas y gais. Algunas personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero o en duda sufren discriminación por su orientación sexual o por su identidad de género. Esta discriminación puede provenir de instituciones religiosas, empresas o del gobierno. Por ejemplo, parejas del mismo sexo a las que no se les permite casarse; personas a las que despiden de un empleo por ser lesbianas, gais, bisexuales, transgénero o en duda; o personas a las que no se les permite acceder a ciertos tipos de vivienda.
Las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero o en
duda y sus aliados han luchado por la igualdad de derechos y siguen haciéndolo, en especial en lo que se refiere a la igualdad en términos de matrimonio, de empleo, de vivienda y de cuidado de la salud, y a la protección frente a crímenes motivados por el odio (violencia contra personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero o en duda por ser quienes son).
¿Qué es la homofobia internalizada?
La homofobia internalizada se relaciona con las personas homofóbicas que experimentan atracción por personas de su mismo sexo. A veces, alguien puede tener actitudes y creencias negativas sobre aquellos que se sienten atraídos por personas del mismo sexo y, luego, volver esas creencias negativas contra sí mismo, en vez de aceptar sus propios deseos. Esto puede implicar que se sientan incómodos con sus propios sentimientos de atracción hacia personas de su mismo sexo y que los desaprueben; que nunca acepten esa atracción; o que nunca se identifiquen como lesbiana, gay o bisexual.
Las personas que lidian con homofobia internalizada pueden
sentir la necesidad de “demostrar” que son heterosexuales, exhibir un comportamiento muy estereotipado de mujer u hombre heterosexual o, incluso, discriminar y amedrentar a las personas abiertamente gais.
¿Qué es la divulgación no deseada?
La divulgación no deseada es el acto de revelar la orientación sexual de otra persona sin su consentimiento. Si compartes información sobre la orientación sexual de otra persona en contra de sus deseos, te arriesgas a afectar su vida de manera muy negativa al hacerla sentir avergonzada, enojada o vulnerable.
Además, puedes ponerla en riesgo de ser discriminada y de
sufrir violencia. Si alguien comparte su orientación contigo, recuerda que es información muy personal y que es un honor que hayan confiado en ti tanto como para contarte. Consulta siempre cuánto de esa información puedes compartir con otras personas y respeta sus deseos.
¿Qué puedo hacer para ayudar a detener la
homofobia? Nadie tiene derecho a discriminar o a amedrentar a otra persona, ni tampoco a herirla física o emocionalmente. Hay varias cosas que puedes hacer para ayudar a detener la homofobia, la bifobia y la transfobia, entre ellas, las siguientes:
Nunca uses lenguaje ofensivo o negativo para describir
a las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero o en duda. Presta atención a cómo incluso el lenguaje cotidiano (como decir “eso es tan gay”) puede lastimar a otras personas. No creas en los estereotipos sobre las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero o en duda, ni tampoco hagas suposiciones sobre ellos. Habla en favor de la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales, transgénero o en duda, sin importar tu orientación ni tu identidad sexual. Esto es ser un aliado. Diles a las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero o en duda que eres un amigo y un aliado. Edúcate en la problemática de las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero y en duda. Respeta la decisión de las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero y en duda sobre cuándo declarar su orientación sexual. Únete a la alianza de gais y heterosexuales de tu escuela o inicia una. La GLSEN (Gay, Lesbian and Straight Education Network, Red de Educación para Gais, Lesbianas y Heterosexuales) puede ayudarte con esto. Recuerda que ser lesbiana, gay, bisexual, transgénero o estar en duda es solo una parte de la vida y de la identidad compleja de una persona. Muestra tanto interés en las parejas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero o en duda de tus amigos o familiares como mostrarías en la pareja de un heterosexual. Si te sientes lo suficientemente seguro, habla cuando otra persona tenga conductas homofóbicas o bifóbicas, como cuando hacen bromas insultantes, usan lenguaje negativo o amedrentan u hostigan a alguien por su orientación o su identidad sexual.
Decide si es seguro abordar el tema. Algunas cosas que
debes tener en cuenta: ¿Piensas confrontar a un extraño en público o a un amigo o familiar en privado? ¿Prefieres hablar en este momento o dejar el problema para más tarde, cuando estés a solas con esa persona? ¿Es más seguro para ti dejarlo pasar y olvidarte del tema? Haz preguntas y mantén la calma. Por lo general, las personas no saben que el lenguaje que están utilizando es insensible. Evita insultar y explica por qué te parece que sus palabras son ofensivas. Las personas que se identifican como lesbianas, gais o bisexuales pueden experimentar hostigamiento o discriminación por parte de personas a las que les dan miedo este tipo de identidades o que no se sienten cómodas con ellas.
Las personas que se identifican como lesbianas, gais o
bisexuales pueden experimentar hostigamiento o discriminación por parte de personas a las que les dan miedo este tipo de identidades o que no se sienten cómodas con ellas.