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[El Dios personal]

[Ulrich Beck]

[Rodrigo Bernal, Esther Muga, Ruth de los Santos]


Máster Análisis Sociocultural de la Comunicación y el Conocimiento

RESUMEN INTRODUCTORIO

En El Dios personal, Beck expone las relaciones entre las religiones y la


globalización. La era posmoderna o de segunda modernidad favorece la
posibilidad a las religiones de distanciarse de sus vínculos geográficos y
aspiraciones monopolizadoras de emprender un camino común, coexistiendo
unas con otras, bajo el espíritu del cosmopolitismo.
En la obra reflexiona sobre el individuo, sobre el cristianismo, el judaismo, el
Islam, los ateos y de cómo la globalización y el proceso de individualización
influyen en las nuevas concepciones religiosas, llegando al concepto de Dios
personal.

IDEAS PRINCIPALES

El autor comienza mostrándonos el caso de Etty Hillesum (una joven judía


holandesa) que habla a Dios con inmediatez, sin inhibición. Se trata de un Dios
personal, un Dios libre de teologías, dogmas, historia… “Si Dios no me ayuda
tendré yo que ayudar a Dios. Quiero ayudarte, Dios, a que no me abandones”.
Etty Hillesum no acepta la identidad judía. Tampoco se convierte al cristianismo.
Practica una forma radical de Dios personal: sin sinagoga, sin iglesia, sin
comunidad de fe. En su diario habla a Dios como a sí misma. Encuentra consuelo
y dignidad (no seguridad) en la intimidad con su Dios personal.

Según Beck, el “Dios personal” sólo puede practicarse, vivirse, etc. si Dios se
convierte en algo “personal”: si Dios, mundo y hombre pueden dejar de pensarse
como una unidad, si lo “religioso” puede sacarse del espacio público y volverse
hacia el interior. El Dios personal es una especie de Dios humanizado que está
con nosotros. Las distintas formas de creer en el “Dios personal” simbolizan la
victoria de la doctrina de la Iglesia, que afirma la libertad de religión y conciencia.
El individuo se construye su techo religioso individual a partir de sus experiencias
religiosas. Es él quien decide su fe.

La individualización religiosa y pertenencia comprometida a una Iglesia no se


excluyen entre sí, más bien pueden complementarse. La pertenencia
individualizada a la iglesia adopta formas tan contradictorias que no existe un
modelo convencional de relación con la religión.

Sobre la secularización, Beck se basa en dos supuestos:


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1. La modernización es un proceso universal que lleva resultados similares en


todo el mundo.

2. La secularización está indisolublemente unida a la modernización. La


secularización se considera (o consideraba) un requisito constitutivo de la
democracia y la modernidad.

La paradoja de la secularización: la secularización da poder a la religión y a la vez


se lo quita.
La principal autoridad de la fe reavivada es el yo soberano: La
secularización no significa el hundimiento de la religión y la fe, sino la formación
y difusión generalizada de una religiosidad que remite progresivamente a la
individualización:
Pluralización mediante el fortalecimiento de las religiones no-cristianas:
La pluralización de las religiones ha sustituido la secularización lineal en el día a
día de la gente y en todos los demás ámbitos de la sociedad y la política. Un
ejemplo serían las diferencias en el caso del Islam entre Europa y EEUU.
Mediatización en masa de la religión: el fenómeno Benedicto.
Se da una contradicción en la reanimación de las religiones en Europa:
1. Por un lado el desmoronamiento de la Iglesia (cada vez va menos gente a
misa)

2. Por otro lado la expansión explosiva de la Iglesia (interés mediático entre


las masas del Papa): elección y entronización de Benedicto XVI:
“acontecimiento cosmopolita”.

Otro ejemplo de la “potencialidad” de las emociones religiosas fue la “guerra de


caricaturas” que se produjo cuando un periódico danés caricaturizó a Mahoma, lo
que provocó protestas en la Franja de Gaza, Libia, Egipto, Arabia Saudí, Yemen,
Pakistan, Siria, El Líbano e incluso Rusia.

Modernidad múltiple, secularización múltiple: igual que hay múltiples


modernidades hay múltiples secularizaciones.

Beck se plantea la pregunta ¿Qué quiere decir religión?

- La definición de religión según el diccionario (sustantivo): dispone el


ámbito religioso según la lógica del esto-o-lo-otro (se puede creer o no
creer, pero cuando se es miembro de una comunidad de fe no se puede
pertenecer a otra. Sólo se puede elegir un Dios –monoteísmo- excluyendo
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a todos los demás).

- Religioso (adjetivo): tanto-esto-como-lo-otro. Ser religioso no implica


formar parte de un grupo u organización determinados, más bien implica
una determinada actitud respecto a las cuestiones existenciales del ser
humano en el mundo.

Religión es globalización desde el comienzo: la cuestión del múltiple y


contradictorio régimen de fronteras religiosas pertenece a la definición misma de
religión desde el comienzo.
La clave característica de la religión: fusionar fronteras, superar
fronteras, trazar fronteras. Las religiones pueden, al mismo tiempo, tender
puentes allí donde existen jerarquías y fronteras entre las personas. Y abrir
abismos allí donde no los había.
Pueden darse 3 supuestos:
1. Las grandes religiones superan jerarquías sociales y fronteras entre
naciones y etnias.

2. Están en condiciones de hacerlo porque generan un universalismo


religioso frente al que todos los límites naciones y sociales pierden
significado.

3. De ahí surge el peligro de sustituir las barricadas étnicas, nacionales y de


clase por barricadas entre verdaderos o falsos fieles.

Y plantea tres ejemplos: colonialismo, matrimonio mixto, cosmopolitismo


católico
- Colonialismo: el colonialismo occidental moderno se aproxima más que
cualquier otro movimiento colonizador al objetivo de la preponderancia
global del cristianismo universal.

- Matrimonio mixto: la visión imperial de la construcción del mundo


(inclusión de los “buenos”, exclusión de los “malos”) se pone claramente
de manifiesto en la denominada “guerra de los matrimonios mixtos” que
enfrentó a clérigos y protestantes.

- Cosmopolitismo católico: representa el derecho de aquellos a los que se


les niegan todos los derechos, es una misión que también han hecho suyas
las comunidades cristianas de diversas confesiones comprometidas con el
cosmopolitismo.

- Definición de cosmopolitización: erosión de las claras fronteras que


separan mercados, Estados, civilizaciones, culturas, y, sobre todo, los
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universos vitales de los diversos pueblos y religiones, así como la situación


resultante de ella, es decir: la confrontación involuntaria a escala mundial
con el Otro extraño.

- Diferencia entre globalización y cosmopolitización: la globalización tiene


lugar “ahí fuera”, la cosmopolitización sucede en “el interior” de lo
nacional, de lo local, de la identidad…

Con el cosmopolitismo religioso se sienta un principio de tolerancia general.


Cosmopolitismo religioso descriptivo: aspira a proporcionar una nueva
perspectiva a la sociología y a las ciencias humanas, una perspectiva que haga
posible observar los contradictorios fenómenos de la supresión, pluralización y
construcción de nuevas fronteras en el ámbito religioso.
Cosmopolitismo religioso normativo: pugna por hacer del principio de
tolerancia religiosa general objeto de reflexión y praxis.
(Ambos cosmopolitismos no tienen necesariamente que coincidir).
Sociedad cosmopolita. “Segunda modernidad”. Presenta rasgos novedosos:
1. Interdependencia de gentes y pueblos en todo el planeta.

2. Desigualdades crecientes en el espacio global

3. Formación de nuevas organizaciones supranacionales en los ámbitos de la


economía.

4. Nuevos conceptos normativos como los Derechos Humanos.

5. Nuevos perfiles y riesgos globales.

6. Nuevas formas de guerra, de crimen organizado a escala global y


terrorismo.

7. Nuevas formas de coexistencia, conflicto y cooperación entre las grandes


religiones.

Asistimos a una “globalización interior” en los universos vitales y en las


instituciones nacionales y locales, que modifica las condiciones de la construcción
social de identidad.
De la relación de cosmopolitización e individualización:
Cosmopolitización e individualización son dos momentos de la modernización
reflexiva. Ambas son formas de destradicionalización. La cosmopolitización es la
cara externa y la individualización, la cara interna de la transformación de lo
religioso.
La cosmopolitización presupone la desnacionalización y la desterritorialización de
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las religiones y la individualización de éstas al convertirse la fe en algo opcional.


La individualización es un requisito para la coexistencia de las religiones. Las
diversas formas de “Dios personal” practican una separación de poderes del “Dios
personal” subjetiva, que puede contribuir al apaciguamiento del potencial de
violencia de las religiones.

Para Beck, el malentendido radica en la discusión en torno a los conceptos de


individuo, individualismo e individualización que se asocian a intereses o
sentimientos egoístas. Beck deshace este planteamiento ya que la
individualización significa el cultivo del arbitrio propio de todos los seres sin
diferencias, concepto propio de la modernidad y del cristianismo.
Habría que diferenciar individualismo y egoísmo. El egoísmo es una actividad
personal, mientras que la individualización es un profundo fenómeno
macrohistórico y macrosociológico que puede o no plasmarse en cambios y en
actitudes personales.
La individualización institucionalizada es el resultado de la luchas histórica
por la tolerancia religiosa, por los derechos fundamentales y por lo derechos
humanos que garantizan al individuo.
La idea de la sacralidad del individuo es la base de la individualidad que significa:
el hombre se ha convertido en un Dios para el hombre. Basados en la semejanza
del hombre con Dios. Un ejemplo de un Dios personal es Amnistía Internacional,
representa una iglesia moderna del dios personal.

Según Beck, la individualidad es una invención del cristianismo más primigenio. El


cristianismo se ha dirigido desde el comienzo al individuo y eso lo hace más
moderno que el resto de religiones. Y sin embargo es a su vez el más intolerante.

Es necesaria una dialéctica común a todas las religiones donde se preguntes


¿Cómo te las has, tú cristianismo, judaísmo, musulmanes… con el Otro religioso,
el Otro intra-religioso (herejía), el Otro ético y el Otro inter-religioso (hinduismo,
budismo…)?
Se puede diferenciar entre las diversas religiones según su manera de abordar la
relación entre individualización y colectivización, según lo eclesializadas o no que
estén.

La religiosidad o espiritualidad del Dios personal sería en el caso extremo, la


orgullosa autoconciencia de ser, ante Dios y para Dios, un ser humano
institucional, no vinculado ni a la Iglesia ni a la comunidad.
La problemática surge con la diferencia entre Iglesia y fe individual. El problema
fundamental del cristianismo en el mundo es delimitar qué es todavía
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cristianismo y qué no lo es, y quién lo decide.

La invención del Dios personal se puede localizar en Lutero. La individualización


uno tuvo lugar dentro de la religión. La invención del Dios personal es el núcleo
de la revolución luterana: es quien consigue la herejía de cimentar la libertad de
la fe subjetiva frente a la ortodoxia eclesiástica. El individuo queda libre de las
ataduras y autoridad de la tradición eclesiástica, une subjetivación e
individualización de Dios con el monopolio monoteista de Dios.

Sebastian Castellio criticó a fondo la institución básica de la intolerancia


cristiana, apelando al principio elemental de la fraternidad y el amor al prójimo.

El Dios personal es una religión en la que el hombre es al mismo tiempo creyente


y Dios.

El modelo de tolerancia de John Locke, según Beck, se basa en “cree en lo


que quieras pero no se lo machaques a los demás”.
La separación de privacidad y publicidad marca el espacio de despliegue legítimo
de la libertad religiosa del individuo y lo hace de mutuo acuerdo entre el Estado y
los ciudadanos, que siguen representando sus respectivas convicciones religiosas,
seculares o antirreligiosas. El modelo de Lock de tolerancia presupone una
confesionalización, individualización y privacidad de la religiosidad, que el
judaísmo, el Islam y el catolicismo ortodoxo no comparten. A Lock hay que
reprocharle su ceguera confesional.

Hay dos formas históricas diferentes pero comparables de instituciones de la


individualización: la confesión cristiana y los derechos sociales. Tras la Segunda
Guerra Mundial, el Estado del Bienestar, sobre todo en los 60 y 70, verifica la
teoría de la individualización junto con el establecimiento de los derechos civiles y
políticos fundamentales en el siglo XIX, su limitación y su deslimitación en el siglo
XX.

GK Chesterton dijo: “Desde que los hombres ya no creen en Dios, no es que no


crean en nada, es que creen en todo”.
Beck expone tres procesos:
- La institucionalización d la oportunidad de decir individualizadamente.
- La institucionalización de la obligación de decir individualizadamente.
- Las tendencias des-individualizantes.

¿Dónde hay un metacambio provocado por la individualización institucionalizada


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y qué consecuencias tiene para la religión? La familia. Hasta los 60 la imagen


de la familia normal era una pareja adulta con hijos. Los adultos eran de sexos
diferentes, casados hasta que se morían y con una división clara del trabajo: el
hombre trabaja y la mujer se responsabiliza del hogar y la familia. Otra formas de
vida eran consideradas desviadas. Este sistema se ha transformado radicalmente.
No ha desaparecido pero su papel y sus formas se han desnaturalizado. Lo que
antes era desviado ahora es lo normal. Ahora se impone la diversidad. Divorcio,
parejas de hecho, homosexuales… Se deposita en el individuo la posibilidad de
optar por una de las muchas. Hoy los principios que dominan a todos los países
son:
- el desarrollo del capital humanos (formación)
- la autorresponsabilidad del individuo
- la integración en el mercado de trabajo
Es la reproducción institucional del individuo institucionalizado.

Se produce un régimen de miscelánea de los nuevos movimientos. Ha habido una


caída y ascenso de la religión. Por ejemplo, no se va a la iglesia pero se lleva a los
hijos a colegios religiosos. Es el politeismo subjetivo del Dios personal, donde hay
sitio para muchos dioses. Según una encuesta 2 de cada 3 adolescentes
franceses no van a misa, pero han visto El pequeño buda, Siete años en el Tibet o
Único testigo entrando en contacto con otras religiones. Existen nuevas formas
de religión por Internet, el cine, la tv… que contribuyen al cambio del panorama
institucionalizado.
Paralelamente a la individualización religiosa se da en todo el mundo una
deslocalización y destradicionalización de las grandes religiones obligadas a
responder tanto a la expansión global de la modernidad como a los desafíos
espirituales que resultan de ella.
Beck define las relaciones que se plantean con:
- La antimodernidad, que es excluyente. Ej. Al Qaeda
- La posmodernidad, que trata de unir.
- La 2ª modernidad, que lleva a una coexistencia pacífica.

Plantea la definición de cosmopolita: cambiar la perspectiva religiosa,


interiorizar la conversión, practicar el tanto-esto-como-lo-otro, ser capaz de ver la
propia religión y la propia cultura con los ojos de la religión y la cultura de los
Otros.

Llegados este punto queda claro que las religiones son gigantescas empresas de
derribo y construcción de muros que operan a escala supranacional desde hace
cientos de años. Capaces de superar cualquier frontera étnica o nacional están
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muchas de las veces asociadas a los sistemas de dominio. En tal sentido, las
religiones operan como una gran máquina globalizadora generando controversias
entre la necesidad de “crecer” y “expandir” la verdad y entre la necesidad de
conservar sus fieles. La destrucción de estas fronteras nacionales ha generado un
marco de construcción de fronteras religiosas que se escapan y desacoplan a la
“sociedad nacional”, y si estas líneas fronterizas se disuelven, creamos así un
nuevo esquema una nueva plataforma donde las religiones entran en contacto y
se relacionan diferentes “universalismos.
Por lo tanto la cuestión principal es preguntarse: ¿qué significa en el siglo XXI
“interreligiosidad”, cómo se resuelven este contacto y ósmosis de las
religiones?
Digamos que se produce un choque de universalismos, que genera una de estas
controversias en las que Beck se detiene. Frente a una práctica donde se
disuelven ideas, se produce otra cara donde se demonizan a los fieles de otros
credos denominándoles infieles o falsos fieles, cuya dignidad humana está por
discutir.
La asociación de nación, religión y violencia caracterizó el siglo XIX y culminó en
las guerras del XX. La sociedad del riesgo no sólo no elimina estos terrores, sino
que los incrementa y los generaliza, imponiéndose como única salida que la paz
pueda sustituir a la verdad. Se necesitando por tanto un cambio de perspectiva
que asuma que la religión desempeña un papel clave en la política mundial, con
una crítica a la religión nacional y la legitimación de la religión como actor
movilizador y modernizador de la sociedad del riesgo mundial.

Este choque de religiones, o más bien, de universalismos religiosos en la


constelación cosmopolita, no se produce en un lugar indefinido de lo abstracto o
lo global, sino en lo más íntimo de la vida personal: El alma. El individuo se
convierte entonces en el escenario de la lucha por la dignidad humana por
encima de Estados, países, naciones, clases, o castas. Paradójicamente, seguimos
pensando en clave moderna sin darnos cuenta. Beck nos dice, que la razón de
ello, es que tenemos una visión del mundo esencialista. Pensamos y actuamos
en categorías de frontera y ciudadanía nacional; “Un país”, “un pasaporte”, “una
identidad nacional”. La realidad, es que estas categorías en la constelación
cosmopolita resultan poco útiles y falsas. Para captar adecuadamente la realidad
necesitamos un realismo cosmopolita que sea capaz de imprimir una mirada
cosmopolita enfocada a cómo las fronteras se suprimen, permeabilizan y se
difuminan al mismo tiempo. Pero aún es más, hay que diferenciar también una
mirada cosmopolita escépticamente realista, y una concepción normativa del
cosmopolitismo. Hay que desarrollar y hacer ver qué y cómo la constelación
cosmopolita no impulsa automáticamente la aparición de cosmopolitas sino más
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bien de fundamentalistas anti cosmopolitas, surgiendo la pregunta: ¿hasta qué


punto empieza, más allá del desencantamiento y la secularización lineal, una
historia de la religión como artífice de una reforma de la modernidad amenazada?
En este sentido nos encontramos en la encrucijada del fundamentalismo y de dar
un giro cosmopolita. De hecho, esta cosmopolitización de las religiones es el
origen de la misma resistencia contra ella. El más claro ejemplo es el conflicto de
las viñetas de Mahoma, donde se convirtió una constelación espacial
aparentemente delimitada nacionalmente en un escenario de conflicto
suprafronterizo de alcance comunicativo mundial.
La controversia se amplía aún más en la pretensión universalista de la
modernidad occidental y la revelación cristiana cuestionadas. Las causas son por
un lado, el desacoplamiento de modernidad y occidentalización, que deja
Occidente sin el monopolio de la modernidad, y por otro, el encontronazo de las
certezas de la revelación cristiana con las certezas de signo opuesto de la
revelación islámica, u otros cuyo efecto de contacto y ósmosis trastoca los
fundamentos de los respectivos credos.
La constelación cosmopolita y esta disponibilidad de universos simbólicos
culturales, política y religiosamente de lo más variado, facilita que los
monoteísmos en pugna por su identidad colectiva recurran a orientaciones
ideológicas totalitarias.
La mirada cosmopolita nos enseña, que, si bien la cosmopolitización es
irreversible, el anti cosmopolitismo se impone. Estos fundamentalismos que
estamos viendo, no son una herencia de antaño, ni tiene las mismas
características que los fundamentalismos originarios. Estamos hablando de
fundamentalismos modernos, en parte reflexivo-modernos, que se sirven de la
constelación cosmopolita (medios de comunicación de masas, internet, fragilidad
de la sociedad civil occidental) para llevar a cabo sus fines. Estos
fundamentalismos se caracterizan por:
Un intento de restablecer la incuestionabilidad: Al producirse una ósmosis y
entrar en contacto diversas religiones, se produce en consecuencia una pérdida
del canon de las certezas, exigiendo comparaciones, respuestas, y justificaciones
allí donde hasta ahora predominaba una auto certeza circular.
Por decirlo de otra manera, la constelación cosmopolita fuerza a reflexiones
donde antes no las había, y los fundamentalismos reaccionan con un intento de
volver a una incuestionabilidad de sus certezas religiosas, anulando la reflexión
crítica de su fe.
El Totalitarismo de la inmediatez divina: los fundamentalismos reducen a la
fe subjetiva ciega para alejarse de la perspectiva racional científica. Desde esta
perspectiva no existiría un conocimiento natural de Dios, por lo que hay que
excluír la Teología del círculo de las ciencias.
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La demonización de los no creyentes y fieles de otros credos. “Las más


grandes esperanzas y las más amargas decepciones de la humanidad parten del
mensaje de salvación de las religiones universales (puertas adentro promesa de
salvación; puertas afuera, amenaza de desventura).” Sin embargo en todas las
religiones se mantiene una lógica actual; esto es la demonización del otro
religioso o la demonización de la modernidad secular, atea. Ante la decisión de
optar por la verdad o por la paz, el fundamentalista se decide por la verdad,
cueste lo que cueste, con esa día de negar cualquier tipo de reflexividad o puesta
en duda racional, lo que nos traslada un panorama preocupante y un espacio
bastante contradictorio. Mientras las religiones ofrecen una ética para tender
puentes con el otro religioso, a su vez también abren distancias y temores.
Tal es el caso del máximo representante de la Iglesia Católica; el Papa Benedicto
XVI que opta más por mantener las pretensiones absolutistas de verdad
(irreflexividad) que mantener el propio deber cristiano (“bendito sea quien funda
la paz”) respecto a los cristianos de otras confesiones. La lucha contra el
relativismo, hace que la Fe gane al entendimiento.
La última característica de estos fundamentalismos es la utilización de las
redes y las operaciones transnacionales que ampliamente ya hemos hablado
de ellas. Estos fundamentalismos, estandartes del anti cosmopolitismo están
paradójicamente obligados a participar del cosmopolitismo. De ahí su peligrosidad
e incoherencia. Para entenderlo, véase el terrorismo islámico de Al-Qaeda, sólo
sería posible en virtud del cosmopolitismo mundial. El mismo cosmopolitismo que
este fundamentalismo rechaza convirtiéndose en un cosmopolitismo
anticosmopolita.

Beck nos orienta al final de su ensayo a que dos principios de tolerancia habrán
de definir el nuevo marco normativo del cosmopolitismo religioso: Primero, un
principio de tolerancia étnico-nacional de las religión donde la frase de San
Agustín lo definiría claramente: “Ama el pecador no porque sea un pecador sino
porque es un hombre”, lo que viene a expresar es por encima de todo un
reconocimiento de la persona que debe desacoplar el ser de lo que hace y cree, y
de la posición social que ocupa. “Tenemos que odiar en los pecadores lo que les
hace pecadores y amar en ellos lo que les hace hombres”. Y segundo, un
principio de tolerancia interreligiosa de la religión. Se hace necesario reconocer
la no beligerancia de los medios empleados en la labor misionera, desistir del
objetivo de ella y reconocer al mismo tiempo a los fieles de otros credos y
también, por supuesto, a los no creyentes. Este principio, podría basarse en la
siguiente formulación “convertir sí, catequizar no”.

ALGUNA REFLEXIÓN
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Beck con su planteamiento y desarrollo acerca de la situación actual de la


religión, quizás es excesivamente optimista. Para el autor el mundo
contemporáneo favorece la posibilidad de las diferentes religiones del mundo
distanciarse de sus vínculos geográficos y aspiraciones monopolizadores para
emprender un "camino común" y creemos que todavía ese camino está lejos de
ser alcanzado.

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