P. ANGEL DE LA INMACULADA, O. C. D~
'y cómo estas virtudes, que no son sino las cualidades nativas de los
niños, lejos de marchi~arse con los años, van evolucionando con-
tinuamente y en sentido homogéneo, al par que los pequeños de-
fectos de la infancia natural (inconsideración, imprudencia) des-
aparecen muy pronto de ella sin que logren echal' raíces en su alma.
En una palabra: Teresita fué niña en el alma y en el cuerpo: mas
su infancia natural y espiritual se desarrollaron en sentido inverso.
La evolución de la infancia natural fué regresiva, y Teresa murió
cuanclo apenas dejaba de ser niña por la edad. La evolución de la
infancia espiritual fué progresiva: sus virtudes de niña, sobrenatu-
ralrzadas, crecieron de día en día merced a la acción de la gracia
y a la voluntad decidida de quien desde sus tres años nada negó
a Jesús.
N o se trata, pues, de dar una explicación naturalista, a 10 Tai-
ne, de la infancia espiritual de Teresa. Tampoa.o se pret~ncJ¡e con-
vertirla en uno de esos personajes de la 'leyenda áurea, santos des-,
de la cuna al sep~lcto, sino de dar una explicación muy natural
y obvia de su vida, virtudes y pensamientos, tal como se encUen-
tran compendiaclos en su caminito, teniendo en cuenta el modo
ordinario de obr'ar de la Providencia, y sin olvidar que Teresa, "la
~liña mimada d:e Jesús", vino al mundo con una misión propia a
realizar.
Una demostración acabada de nuestro punto de vista exigiría
el desarrollo de sus dos facetas, las que hemos denominado antes,
en analogía al lenguaje de la escuela, a priori y a posteriori. Mas
porque los reducidos límites a que hemos de ceñirnos en el artícülo
no permiten hacerlo con la extensión requerida, expondremos nues-
tro punto de vista solamente bajo el primer aspecto· (ro).
***
Teresita tuvo un temperamento moral excelentemente dispues-
to para la vÍl'tud; temperamento que, al desarrollarse bajo el in-
fluj o de las circunstancias y de la gracia divi11la, ctebió hacerlo en
orden a la infancia espiritual.
Para comprobar esta afirmación nos bastará recorrer su auto-
o biogüfía, el epistolarió de sus familiares y los proc.esos de su hea-
,1 tificación, indicando al ~ismo tiempo cómo Teresa reconoce el in-
(10) 1\delÍlás, porque i'lI. i'lI. PHTLTPON, O. P., en su obra Sainte Thél'ese de Li-
sieux (194'ff), aunque con distinto !'in, más ~mplio que el nuestro, lla estudiarlo en
sus lineas generales la evolución de .la espiritualidad de Santa Teresita. Forzosamen-
te esta seg'unda parte l1abr1a de tener alg-unos puntos de contacto ¡con la obra ele
M. M. Pllilipon, por.lo que, aun sin estar ele sobra un estudio más detallado y con-
I creta en lo que a la, infancia espiritual se refiere, carecerá ele muy.ol' interés.
ORIGINALIDAD DE LA INFANCIA ESP~RITUAL DE SANTA TERESITA' 331
(11) H. A., 1, 3.
(I~) El. A., 1, 26.
(13) H. A., IrI, ~9; V, 17-18; VI, 13; VII, 10; VIII, 20; E, IV,.C.
(14) El. A., 1, 14; 1, 27,
(IS) [J. A., 1, 27.
(16) li. ,l. V("llBl' los {'Il[lÍ!lllof 1 al IV, y ell espcctnl, V, 26.
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