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SEMINARIO DIOCESANO SANTO TOMÁS DE AQUINO

PRIMERO DE TEOLOGÍA
TEOLOGÍA PASTORAL
PROFESOR: PBRO. DIEGO LEÓN ARROYAVE ZAPATA
ESTUDIANTE: CARLOS DANIEL MAZO VÁSQUEZ
ENSAYO SOBRE EL CONCILIO Y LA EMERGENCIA DEL LAICADO
FECHA: 13 DE JUNIO DE 2013

LA RESPUESTA DEL LAICO TAMBIÉN CONSTRUYE IGLESIA

Al hablar del concilio vaticano II, lo primero que a muchos se nos viene a la mente,
es la persona del Papa Juan XXIII, por lo que significó para el concilio, pues fue él
quien lo convocó, teniendo un profundo amor por la Iglesia, queriendo darle un
reavivamiento y convirtiéndola en un movimiento evangélico dinámico una Iglesia1
que por ese entonces aunque era muy prolífica en vocaciones sacerdotales, daba
un papel muy superficial, por no decir que básicamente nulo a los laicos; el
Concilio Vaticano II, se tomó muy en serio la participación de los laicos dentro de
la misión de la Iglesia, y por eso hubo grandes aportes en cuanto la construcción
del papel que el laico debe jugar en la Iglesia.

El Vaticano II desde la visión de Juan XXIII, parecía darle a la Iglesia un nuevo


enfoque, que para muchos quizá debió haber parecido una utopía, para otros un
remedio a un mal que aquejaba a la misma Iglesia y que del quizá no hubiera
salido de no ser por la ayuda del Concilio Vaticano II.

Dentro de las grandes orientaciones que se quiso dar al concilio, estaban la de dar
a la fe católica, un papel más participativo y positivo dentro de la sociedad, y es
aquí donde precisamente se va a desempeñar el laico, pero queda abierta de igual

1
LUCCHETTI BINGEMER, María Clara. El Concilio y la emergencia del laicado. Revista Internacional
Concilium. P 407
manera, una pregunta problematizadora que va a ser el eje temático por así
decirlo de ensayo: ¿Qué significa el laico para la Iglesia?

Antes del concilio Vaticano II, ya se vislumbraba de cierta manera el afán de los
laicos por obtener una mayor participación en la vida y en la misión de la Iglesia,
por eso la Iglesia dentro del Concilio Vaticano II, va como a tomar partido en esta
cuestión del laicado y por eso es que Lumen Gentium en el cap. 4 y el decreto
Apostolicam Actuositatem (AA) van a traernos múltiples reflexiones sobre la
importancia que el laico tiene para la Iglesia hoy en día2.

No obstante todo esto, es preciso mirar de igual manera, como hay cierta disputa
entre los consagrados y los laicos, ya que los consagrados no veían en el laico, un
agente de evangelización, sino alguien en grado menor.

Para los consagrados, laico era el que no era sacerdote, monje, religioso 3; es aquí
donde la nueva mentalidad conciliar va a entrar en acción y se va a empezar un
cambio de mentalidad lento pero firme.

Para demostrar la igualdad que existe entre el laico y el consagrado, me quisiera


remitir al texto de 1 Cor. 12, 4-6: Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el
mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de
operaciones, pero es el mismo Dios que obra en todos4.

El Concilio precisamente ha querido demostrar que todo el Pueblo de Dios es uno


porque todos estamos bautizados, eso nos hace cristianos a todos, nos hace
comunidad; no súbditos o meros servidores, sino todos hermanos en Cristo.

Todo el pueblo de Dios es sacerdotal gracias al bautismo, la Iglesia es la que nos


congrega en asamblea, en donde todos somos ungidos por el Espíritu Santo5.

Por eso hoy, no se puede hablar de que unos son más que otros; hablamos de un
sacerdocio de Cristo, del que todos participamos.

2
LUCCHETTI BINGEMER, María Clara. Op. Cit. P. 407
3
Ibíd p. 409.
4
Biblia de Jerusalén.
5
LUCCHETTI BINGEMER, María Clara. Op. Cit. P. 411
Claro está también que no podemos menospreciar el trabajo del presbítero, pues
por gracia de Dios ha colocado hombres que tienen el poder sagrado del orden
para ofrecer el sacrificio y perdonar los pecados, y desempeñaran públicamente,
en nombre de Cristo, la función sacerdotal a favor de los hombres, para que todos
formemos un solo cuerpo6, en donde no todos tenemos la misma función7; por
medio de los presbíteros, nos hacemos participes y nos asociamos al misterio
pascual.

Pero también a lo largo de la historia y analizándolo bien, nos damos cuenta que
la palabra sacerdocio tiene una dicotomía que si bien tienen un aspecto teológico,
podríamos decir que descalifica al sacerdocio común del que todos participamos,
rebaja dignidad al sacramento del bautismo , y crea una noción distorsionada de lo
que es la Iglesia como sacramento de salvación.

Queda ahora la pregunta de ¿si el sacerdote se ocupa de lo sagrado, de que se


ocupa el laico? La respuesta a simple vista, no parece muy sencilla, y aunque no
lo es, el Concilio Vaticano II en Lumen Gentium, trata de dar respuesta
precisamente desde lo secular.8 El laico es el que se va cono lo profano y deja lo
sagrado para los religiosos, y aunque L.G trate de imprimirle un nuevo aire, la
designación del laico seguirá un ámbito jurídico que se valdrá de la negación de lo
que es el laico: el laico es el no clérigo, el no religioso, y por eso no se le ha dado
ningún carisma especial, o vocación determinada.

Pero eso no deja ningún impedimento, para que el Vaticano II llame al apostolado
a los laicos, no sin dejar de llamarlos a la santidad, invitando a ponerse en servicio
unos con otros9, y como apostolado da como pauta general el crecimiento del
reino de Dios, con testimonio de vida.

6
CONCILIO VATICANO II. Presbyterorum Ordinis. #2. Editorial San Pablo. 2006. P. 341. Colombia
7
Rom. 12, 4 : “Pues, así como nuestro cuerpo, en su unidad, posee muchos miembros, y no desempeñan
todos los miembros la misma función.”

8
LUCCHETTI BINGEMER, María Clara. Op. Cit. P. 413
9
CONCILIO VATICANO II. Lumen Gentium. # 32. p 49
Pero el apostolado del seglar o del laico no se agota ahí, sino que debe trascender
mucho más allá, el laico no debe apartarse del mundo ni alejarse de él, debe estar
en el mundo, en lo que le ofrece, pero fervientes en el Espíritu que es en último
término quien nos hace ejercer el apostolado en el mundo a manera de fermento.

Hoy podemos encasillarnos en muchas cosas y no ver las cosas como son, pero
los laicos son también participes en la edificación del cuerpo de Cristo, todos
somos llamados a un apostolado que se da desde la fe la esperanza y la caridad 10
y aunque sea una sola la misión todos estamos en la obligación de hacer crecer el
Reino de Dios desde diferentes carismas y virtudes; quizá los seglares no hacen
pastoral propiamente, solo lo hacen mediante la catequesis y la lectura de la
Palabra de Dios, pero todos debemos asimilar el concilio e ir más allá darnos
cuenta de que nuestro apostolado es el servicio, el todos consagrados y seglares;
es en último término el Espíritu Santo quien actúa en los laicos para edificar el
cuerpo de Cristo mediante la caridad, mediante la construcción de una sociedad
justa y libre, una sociedad con inclusión, en donde a familia sea el centro y la
escuela del apostolado.

Hoy muchos laicos estudian teología para dar razón de un fe que no se queda
más allá, sino que gracias a la renovación conciliar ayudan a otras personas a que
sigan y amen a Jesucristo y a escuchar el Espíritu11.

Por eso hoy más que nunca necesitamos escuchar esa vos conciliar que nos
anima a no quedarnos callados en una iglesia que también precisa de nosotros, en
donde todos trabajamos para que los demás conozcan, amen y celebren a Cristo.

10
CONCILIO VATICANO II. Apostolicam Actuositatem. # 7. P 384
11
LUCCHETTI BINGEMER, María Clara. Op. Cit. P. 416

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